rincón d El autor Rumbo a Ciudad Gótica · 2017-02-01 · miércoles 29 de abril del 2015 el...

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MIÉRCOLES 29 DE ABRIL DEL 2015 OPINIóN El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta. Rumbo a Ciudad Gótica EL ‘OUTSIDER’ Y EL CRIMEN ORGANIZADO - ALFREDO TORRES - Presidente ejecutivo de Ipsos Perú C uando en abril del 2011 Ollanta Humala ganó la primera vuelta de las elec- ciones presidenciales, la interpretación predomi- nante entre políticos y analistas fue que el 32% que había votado por él lo había hecho por sus ideas naciona- listas y de “izquierda”. Las encuestas, sin embargo, decían otra cosa: entre las razones del voto por el coman- dante EP (r) Humala, el 38% de sus electores declaraba que era porque “pondría orden / mano dura” mien- tras que solo el 24% decía que lo hacía “para que cambie el modelo econó- mico”. La respuesta era coherente con la percepción de los tres principales problemas del país de entonces: la delincuencia (47%) y la corrupción (38%) prevalecían sobre proble- mas económicos como el desempleo (36%) o el costo de vida (27%). Humala lo entendió así y uno de sus primeros actos de gobierno fue convocar al Consejo de Seguridad Ciudadana. Lamentablemente, solo asistió a dos sesiones y pron- to se hizo evidente que no tenía ni el liderazgo ni la estrategia necesa- rios para poner orden en el país. Ca- si cuatro años y siete ministros del Interior después, la situación se ha agravado: las principales razones de desaprobación a su gestión son la corrupción y la delincuencia, y la preocupación ciudadana al respec- to es mayor. Ahora, en la tradicio- nal pregunta de Ipsos sobre los tres principales problemas del país, se ha ampliado la brecha entre la de- lincuencia (63%) y la corrupción (52%) sobre el desempleo (23%) y el costo de vida (13%). La reciente publicación del Ba- rómetro de las Américas, LAPOP –un estudio en 25 países que en el Perú realiza el IEP con Ipsos– pone en perspectiva los resultados nacio- nales. Para empezar, confirma que no es un tema de percepción sino de realidad: el Perú ocupa el primer lugar en la tasa de victimi- zación por delincuencia en la región. El 31% de los pe- ruanos ha sido víctima de un delito en los últimos 12 me- ses. A su vez, el 26% ha sido víctima de la corrupción. En ambos casos, muy por encima de los promedios regionales, que son 17% y 19%, respectivamente. En segundo lugar, las cifras nos advierten que la situación podría empeorar porque todavía la mayor parte de los delitos en el Perú son robos sin arma. En otros países, la violencia es mayor. Por ejemplo, el 15% de los peruanos reporta haber sabido de un asesinato en su vecin- dario en los últimos 12 meses, muy por debajo de Brasil (51%) o Ve- nezuela (43%). En este campo, los datos de la encuesta están en línea con los indicado- res oficiales de homicidios intencionales por cada 100 mil habitantes. La cifra en el Perú es de 9,6, lejos de la de- teriorada Venezuela, donde es de 53,7. Los peruanos matamos menos, pero con el incremento del narcotráfico y el sicariato esta si- tuación está cambiando para peor. Por último, el Barómetro confir- ma la grave des- confianza que sienten los peruanos hacia sus instituciones. El caso más grave es la confianza en el sistema judicial, en que ocupamos el últi- mo lugar en la región con 34%. La confianza también es reducida en la policía (39%), lejos de Chile (64%), pero también de Ecuador (59%) y Colombia (49%). El contraste es sig- nificativo. No hay ninguna razón es- tructural para que nuestros vecinos andinos tengan una policía confia- ble y nosotros no. La historia demuestra que cuando los individuos se sienten inseguros son más propensos a apoyar líderes au- toritarios, restricciones de la libertad e incluso abusos contra los derechos humanos. Además, cuando el Estado es corroído por su ineptitud para combatir el crimen y por la corrupción, la población tien- de a tomar la justicia por sus propias manos y se socava la confianza in- terpersonal. A su vez, propues- tas simplistas como el ingreso de las Fuerzas Armadas para combatir el crimen reciben un apoyo generalizado y la demo- cracia corre peligro. En el 2011, Humala logró encar- nar la demanda por mano dura. Pa- ra el 2016, ante el avance del crimen organizado, esa expectativa se ha incrementado. Resulta fundamen- tal que los candidatos democráticos presenten estrategias convincentes para enfrentar con éxito a ese mons- truo de dos cabezas conformado por la criminalidad y la corrupción. Ade- más, es indispensable que protejan a sus organizaciones de la infiltra- ción del narcotráfico. Si no logran encarnar el liderazgo que el electo- rado reclama contra el delito, no se sorprendan si se cuela en la segunda vuelta un ‘outsider’ autoritario y po- pulista que ofrezca mano dura, pero que, como en las películas de Ciudad Gótica, venga financiado por el cri- men organizado. ILUSTRACIóN: GIOVANNI TAZZA REALIDAD Los peruanos matamos menos, pero con el incremento del narcotráfico y el sicariato esta situación está peor.

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miércoles 29 de abril del 2015 el comercio .A25

Opinión

El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Rumbo a Ciudad Gótica ¿Y si en un año nos

arreglamos?

el ‘outsider’ y el crimen organizado

- AlfredO TOrres -Presidente ejecutivo de Ipsos Perú

c uando en abril del 2011 Ollanta Humala ganó la primera vuelta de las elec-ciones presidenciales, la interpretación predomi-

nante entre políticos y analistas fue que el 32% que había votado por él lo había hecho por sus ideas naciona-listas y de “izquierda”. Las encuestas, sin embargo, decían otra cosa: entre las razones del voto por el coman-dante EP (r) Humala, el 38% de sus electores declaraba que era porque “pondría orden / mano dura” mien-tras que solo el 24% decía que lo hacía “para que cambie el modelo econó-mico”. La respuesta era coherente con la percepción de los tres principales problemas del país de entonces: la delincuencia (47%) y la corrupción (38%) prevalecían sobre proble-mas económicos como el desempleo (36%) o el costo de vida (27%).

Humala lo entendió así y uno de sus primeros actos de gobierno fue convocar al Consejo de Seguridad Ciudadana. Lamentablemente, solo asistió a dos sesiones y pron-to se hizo evidente que no tenía ni el liderazgo ni la estrategia necesa-rios para poner orden en el país. Ca-si cuatro años y siete ministros del Interior después, la situación se ha agravado: las principales razones de desaprobación a su gestión son la corrupción y la delincuencia, y la preocupación ciudadana al respec-to es mayor. Ahora, en la tradicio-nal pregunta de Ipsos sobre los tres principales problemas del país, se ha ampliado la brecha entre la de-lincuencia (63%) y la corrupción (52%) sobre el desempleo (23%) y el costo de vida (13%).

La reciente publicación del Ba-rómetro de las Américas, LAPOP –un estudio en 25 países que en el Perú realiza el IEP con Ipsos– pone en perspectiva los resultados nacio-nales. Para empezar, confirma que no es un tema de percepción sino de realidad: el Perú ocupa el primer

o igo, en tiendas políticas y en charlas al paso, que muchas cosas tendrán que esperar a un próximo gobierno, a un nuevo Congreso, a un nue-

vo humor nacional. Que Tía María ya fue, porque sus opositores no pasarán por alto que Humala la pegara de antiextractivista en su campaña y hoy sea condescendiente con quienes ponen miguelitos en manos de despistados campesinos. Que la unión civil ya fue, porque en el Congreso la necedad y pacatería otoronguil hacen mayoría sim-ple. Que la reforma del Estado ya fue, que la lucha frontal contra la corrupción ya fue, que las facultades legislativas ya fueron.

Lo que perturba de esta resignación es que se presume realista y práctica, pero el pragmatismo no tiene que ser derrotista. Un año de humalismo como saldo es bas-tante para cumplir metas, establecer pla-nes, comprometer presupuesto para inver-sión pública; y todo esto como acto de puro gobierno dentro del marco legal existente, sin respaldo congresal necesario. Huma-la también quiere ver –cual Castañeda– su nombre en las placas de grandes obras.

Tía María y la unión civil son proyectos entrampados en una correlación de fuer-zas que en el año que queda no cambiará en lo esencial; de ahí el pronóstico amar-go, pero todo lo demás puede seguir su curso normal sin temor a que sea bloquea-do. En algunos casos, podría acelerarse. Lo ya legislado tiene que ser reglamentado; lo ya aprobado tiene que ser ejecutado. Y en el terreno de las facultades legislativas invocadas por Cateriano (y que congresis-tas oficialistas intentaron temerariamente empaquetar con el voto de confianza), el gobierno tiene la dorada oportunidad de presentarlas a la opinión pública, para ga-nar, a través de ella, la venia del Congreso.

Eso falta en la política peruana: un go-bierno con vocería firme, que salga a ha-blar de futuro y no se agote en replicar de-nuncias y ofrecer investigaciones a modo de excusa. Que demuestre que gobierna con una ruta y que en el tramo final meterá pie en el acelerador. Obama, por ejemplo, tiene a su Congreso en contra,pero apro-vecha esa correlación desfavorable para hacer pedagogía política en su electorado. Pues la coyuntura favorece el cambio de actitud: Ollanta, ayer mismo, probó lo fácil y pertinente que es tomar unos minutos de cadena nacional para lanzar un mensaje positivo: el restablecimiento pleno de la re-lación con Chile.

Cateriano ha demostrado que no es El-mer Gruñón ni un peón de Palacio. El pues-to lo faculta y lo obliga a ciertas prerroga-tivas que la más bisoña Ana Jara no supo tomar. Por ejemplo, el diálogo personali-zado con las tiendas políticas (a diferencia de las estériles mesas redondas de Jara), lo han preparado para obtener las facultades. Mientras Humala las comunica a la pobla-ción, él las puede dialogar con los partidos.

Históricamente, los años electorales de fin de gestión no son temporadas muertas. Las aprobaciones presidenciales suben y la oposición se concentra en dar una cara propositiva a sus electores potenciales. Fi-nalmente, los pocos meses de la transfe-rencia suelen ser de importantes acuerdos entre quien se va pensando en su posteri-dad (y en evitar la judicialización de sus cuitas) y quien llega lleno de ambiciones. Para que no digan que los opinólogos so-mos pájaros de mal agüero.

lugar en la tasa de victimi-zación por delincuencia en la región. El 31% de los pe-ruanos ha sido víctima de un delito en los últimos 12 me-ses. A su vez, el 26% ha sido víctima de la corrupción. En ambos casos, muy por encima de los promedios regionales, que son 17% y 19%, respectivamente.

En segundo lugar, las cifras nos advierten que la situación podría empeorar porque todavía la mayor parte de los delitos en el Perú son robos sin arma. En otros países, la violencia es mayor. Por ejemplo, el 15% de los peruanos reporta haber sabido de un asesinato en su vecin-dario en los últimos 12 meses, muy por debajo de Brasil (51%) o Ve-nezuela (43%). En este campo, los

datos de la encuesta están en línea con los indicado-res oficiales de homicidios intencionales por cada 100 mil habitantes. La cifra en el Perú es de 9,6, lejos de la de-teriorada Venezuela, donde

es de 53,7. Los peruanos matamos menos, pero con el incremento del narcotráfico y el sicariato esta si-tuación está cambiando para peor.

Por último, el Barómetro confir-ma la grave des-

confianza que sienten los peruanos hacia sus instituciones. El caso más grave es la confianza en el sistema judicial, en que ocupamos el últi-mo lugar en la región con 34%. La confianza también es reducida en la policía (39%), lejos de Chile (64%), pero también de Ecuador (59%) y Colombia (49%). El contraste es sig-nificativo. No hay ninguna razón es-tructural para que nuestros vecinos andinos tengan una policía confia-

ble y nosotros no.La historia demuestra

que cuando los individuos se sienten inseguros son más

propensos a apoyar líderes au-toritarios, restricciones de la

libertad e incluso abusos contra los derechos humanos. Además,

cuando el Estado es corroído por su ineptitud para combatir el crimen y por la corrupción, la población tien-de a tomar la justicia por sus propias manos y se socava la confianza in-

terpersonal. A su vez, propues-tas simplistas como el ingreso de las Fuerzas Armadas para

combatir el crimen reciben un apoyo generalizado y la demo-

cracia corre peligro. En el 2011, Humala logró encar-

nar la demanda por mano dura. Pa-ra el 2016, ante el avance del crimen organizado, esa expectativa se ha incrementado. Resulta fundamen-tal que los candidatos democráticos presenten estrategias convincentes para enfrentar con éxito a ese mons-truo de dos cabezas conformado por la criminalidad y la corrupción. Ade-más, es indispensable que protejan a sus organizaciones de la infiltra-ción del narcotráfico. Si no logran encarnar el liderazgo que el electo-rado reclama contra el delito, no se sorprendan si se cuela en la segunda vuelta un ‘outsider’ autoritario y po-pulista que ofrezca mano dura, pero que, como en las películas de Ciudad Gótica, venga financiado por el cri-men organizado.

Fernando vivasPeriodista

Asaltantes de caminos

El habla culta un día como hoy dE...

- mArThA hildebrAndT - 19maRtes 24 de febReRo del 2015Incendiar la pradera. En la edición del 23/1/2014 del diario limeño El Comercio, se lee esta declaración de Daniel Abugattás: “No le vamos a dar materia prima a la oposición para que incendie la pradera”. Esta locución verbal, no documentada en el DRAE (2014) ni en el oficial Diccionario de americanismos (2010), significa ‘acabar con la calma o tranquilidad’. Su origen está en el título de una carta escrita en 1930 por Mao Zedong para criticar ideas pesimistas al interior del Partido Comunista: “Una sola chispa puede incendiar la pradera”.

Se sabía de un lugar en el camino que une Lima con Lurín, Chilca y otros pun-tos de la provincia donde se apostaban cuadrillas de bandoleros y salteadores, como al inicio de la República, para des-valijar a los pasajeros que por allí transi-tan. Anoche, en Piedra Liza cuatro indi-

viduos armados de carabinas y garrotes asaltaron a Francisco Rueda y Manuel Tumay que venían de Chilca a Lima. Fue-ron llevados a una carpa donde estaba el jefe de los bandidos y los torturaron luego de quitarles ropa y dinero. La poli-cía investiga.

¿Quién nos detiene?- CArlOs AdriAnzén CAbrerA-

Decano de la Facultad de Economía de la UPC

e n esta ocasión me referi-ré al modelo keynesiano, ingeniosa y popular pieza de teoría utilizada para justificar la intervención

estatal. Explicarle a un gobernante lati-

noamericano que soltar más dinero o elevar el gasto público funciona... no es algo muy difícil. Nuestros mandatarios creen esto sin recibir o exigir mayores digresiones lógi-cas. Eso de que si yo intervengo to-do funcionará mejor les fascina. Por ello, básicamente escogen colabo-radores dizque tecnócratas.

Hoy, frente a una significativa y recurrente caída de las exporta-ciones, la idea keynesiana simplo-na sobre que esta se explicaría por una caída de los precios externos y que se corregiría inflando el gasto estatal implica una pócima incor-

porada a escala de dogma indiscutible. No importa mucho que no esté funcio-nando. Abundan los pre-textos a aludir para justifi-car los fracasos.

Semanas atrás comentá-bamos lo discutible de la conexión entre la caída de la inversión priva-da –posterior al papelón presiden-cial frente al proyecto Conga– y el ruido político.

Por ruido político, se tomaban esas acusaciones de corrupción dirigidas sobre la pareja presiden-cial y un otrora socio financiero de esta, pero el atribuir a este ruido el colapso de la inversión privada ol-vida un detalle: no somos Suiza y nunca lo fuimos. El ruido político es algo tan nuestro como la maza-morra morada o los fracasos futbo-lísticos. Quienes hacen negocios

con nosotros deben saber cómo son nuestras perfecti-bles instituciones.

Pocos días después se op-tó por culpar a las trabas a la inversión privada. Esto has-ta que percibieron que estas

provenían de diferentes planos del propio gobierno y que estaban se-lladas de incapacidad e ideología. Y aceptando tácitamente que no te-nían mayor interés o capacidad de hacer nada significativo... pasaron al siguiente pretexto.

El último ha sido achacar a los empresarios su falta de deseo por invertir (a pérdida) en un am-biente poco amistoso: repleto de regulaciones laborales, permisos superpuestos, irrespeto al orden público y hasta con un dólar distor-sionado.

Nótese que en el ámbito de los

permisos las cosas han llegado a tal nivel de inoperancia o ridícu-lo que hasta se exigen estudios de impacto ambiental a los agricul-tores. Eso sí: solo a los formales y de exportación.

Tengámoslo claro: a las ex-portaciones peruanas las hun-de nuestra baja competitividad complicada por errores cambia-rios, laborales y fiscales. A las in-versiones privadas, lo anterior más sus trabas superpuestas.

No es el ruido político ni la apatía empresarial. Tampoco son los precios externos (abundan las naciones que no dejaron de crecer cuando estos alguna vez se les derrumbaron). Nos detiene una larga sucesión de errores de política económica. Todo corre-gible a menos que no queramos hacerlo.

mirada dE fondo

ilustración: giovanni tazza

Director General: FRANCISCO MIRÓ QUESADA C.

Director Periodístico: FERNANDO BERCkEMEYER OLAECHEA

Directores fundadores: Manuel Amunátegui [1839-1875] y Alejandro Villota [1839-1861]

Directores: Luis Carranza [1875-1898] -José Antonio Miró Quesada [1875-1905]

-Antonio Miró Quesada de la Guerra [1905-1935] -Aurelio Miró Quesada de la Guerra [1935-1950]

-Luis Miró Quesada de la Guerra [1935-1974] -Óscar Miró Quesada de la Guerra [1980-1981]

-Aurelio Miró Quesada Sosa [1980-1998] -Alejandro Miró Quesada Garland [1980-2011] -Alejandro Miró Quesada Cisneros [1999-2008]

-Francisco Miró Quesada Rada [2008-2013]-Fritz Du Bois Freund [2013-2014]

rincón dEl autor

ReAlidAdlos peruanos matamos menos,

pero con el incremento del narcotráfico y el sicariato esta

situación está peor.