Roberto saller project man woman

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ROBERTO SALLER PROJECT MAN-WOMAN BLACKOUT 2010 En castellano el título de esta colección hubiera podido ser “Bésame mucho”. Se trata de 12 cuadros dobles. Dobles por que cada uno de ellos tiene una versión en luz y otra en tinieblas, con la particular y paradójica particularidad de que las tinieblas revelan y las luces ocultan detalles que ayudan a la interpretación. Se trata de cuadros de besos, de besos netamente heterosexuales, entre hombre y mujer. Explosión nos muestra a un galán y una dama al estilo del cine de Hollywood de los años 40 o 50. La versión tenebrosa nos muestra los dibujos técnicos que explican el funcionamiento de un motor a explosión. Roberto Saller parece seguir a Chuck Berry, quien ya había establecido, en su célebre canción Maybelline, una asociación entre el amor y la velocidad. Esta asociación prosigue en Brakes (“Frenos”), pieza protagonizada por una pareja muy a go-go y sesentosa y no exenta de cierto humor negro. Los dobles sentidos fálicos impregnan Necktie, Rifle, Anchor Mine y Death Cup. De hecho, en este último el doble sentido es bastante claro, con la alusión al hongo Amanitta phalloides, el más venenoso y peligroso. Roberto Saller parece decirnos que el amor es un dulce peligro. O un dulce veneno, idea que parece repetirse en Potassium Cyanide (¡“Cianuro de Potasio”, nada menos!) en donde los papeles parecen invertirse pues la mujer, en este caso una enfermera, se diría que es la envenenadora. ¡Nueva versión comic de Lucrecia Borgia! Con estas y con las otras piezas que conforman la colección –como la encantadora y psicodélica Hairdryer-, Roberto Saller nos ofrece su versión del más enigmático y poderoso de los sentimientos humanos.

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ROBERTO SALLER

PROJECT MAN-WOMAN BLACKOUT 2010

En castellano el título de esta colección hubiera podido ser “Bésame mucho”. Se trata de 12 cuadros dobles. Dobles por que cada uno de ellos tiene una versión en luz y otra en tinieblas, con la particular y paradójica particularidad de que las tinieblas revelan y las luces ocultan detalles que ayudan a la interpretación. Se trata de cuadros de besos, de besos netamente heterosexuales, entre hombre y mujer.

Explosión nos muestra a un galán y una dama al estilo del cine de Hollywood de los años 40 o 50. La versión tenebrosa nos muestra los dibujos técnicos que explican el funcionamiento de un motor a explosión. Roberto Saller parece seguir a Chuck Berry, quien ya había establecido, en su célebre canción Maybelline, una asociación entre el amor y la velocidad. Esta asociación prosigue en Brakes (“Frenos”), pieza protagonizada por una pareja muy a go-go y sesentosa y no exenta de cierto humor negro.

Los dobles sentidos fálicos impregnan Necktie, Rifle, Anchor Mine y Death Cup. De hecho, en este último el doble sentido es bastante claro, con la alusión al hongo Amanitta phalloides, el más venenoso y peligroso. Roberto Saller parece decirnos que el amor es un dulce peligro. O un dulce veneno, idea que parece repetirse en Potassium Cyanide (¡“Cianuro de Potasio”, nada menos!) en donde los papeles parecen invertirse pues la mujer, en este caso una enfermera, se diría que es la envenenadora. ¡Nueva versión comic de Lucrecia Borgia!

Con estas y con las otras piezas que conforman la colección –como la encantadora y psicodélica Hairdryer-, Roberto Saller nos ofrece su versión del más enigmático y poderoso de los sentimientos humanos.