Rojas La Restauracion Nacionalista

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  • La restauracinnacionalistaInforme sobre educacin

    RICARDO ROJAS

    PresentacinDARO PULFER

    unipe: EDITORIALUNIVERSITARIA

  • Captulo VII

    Bases para una restauracin histrica

    PLANTEADA EN TALES TRMINOS la cuestin, creera no completar este Informe, sino avanzara el esbozo de soluciones concretas. Segn la teora expuesta en el ca-ptulo I, la historia no se ensea solamente en la leccin de las aulas: el sentido his-trico, sin el cual es estril aqulla, se forma en el espectculo de la vida diaria, enla nomenclatura tradicional de los lugares, en los sitios que se asocian a recuer-dos heroicos, en los restos de los museos, y hasta en los monumentos conmemo-rativos, cuya influencia sobre la imaginacin he denominado la pedagoga de lasestatuas. Pero stos son elementos didcticos extraos a la escuela, bien que todogobierno esclarecido deber tambin utilizarlos en la formacin de la nacionali-dad. Dentro del aula, el maestro los aprovechar con frecuencia, pero de acuerdocon el plan que el Estado le imponga.

    Ese nuevo plan, como primera elaboracin de los estudios histricos desde elpunto de vista de una educacin nacional, no puede formularse sin grave peligro.Nuestro curso de historia universal, sin material didctico y con programas co-piados de los manuales extranjeros, debe, desde luego, ser desechado. Pero ima-ginar otro nuevo, sustrayndose a nuestra rutina de cincuenta aos y a la presti-giosa influencia de Europa, es, en cambio, aventurarse por caminos desconocidos.De ah que yo, al proyectar sus lineamientos generales, lo propongo slo comopunto de partida de una controversia que el destino de nuestra educacin vienereclamando desde hacemedio siglo. Son nuestros mismos profesores quienes de-bern ponderarlo en encuestas, polmicas y congresos. Entre tanto, el autor ofreceen su descargo: el haber respetado la duracin actual de los estudios, el nmerode las asignaturas y la distribucin de los horarios. La restauracin que preco-niza no exigir trastornos de forma, pues trtase de una renovacin de espritu,ya facilitada por la buena orientacin de los planes actuales.

    1. LA CRISIS MORAL DE LA SOCIEDAD ARGENTINA1. TIENE SU REMEDIO EN LA EDUCACIN

    La crisis moral de la sociedad argentina, hemos visto, slo podr remediarse pormedio de la educacin. Crisis de disciplinas ticas y civiles, segn el cuadro des-

  • cripto en el primer captulo, es sobre todo en las escuelas donde deberemos res-taurarla. La desnacionalizacin y el envilecimiento de la conciencia pblica hanllegado a ser ya tan evidentes, que han provocado una reaccin radical enmuchosespritus esclarecidos de nuestro pas. Acaso en la lucha que se inicia, hemos de verllegar a algunos hasta las exageraciones ms absurdas. Explicables en toda con-troversia, espero ms beneficio de ellas que de la funesta indiferencia que comen-zamos a abandonar. Cuidemos sin embargo, que nuestro afn moralizante no seconvierta en fanatismo dogmtico y nuestro nacionalismo en regresin a la bota depotro, hostilidad a lo extranjero o simple patriotera litrgica. No preconiza el autorde este libro una restauracin de las costumbres gauchas que el progreso suprimepor necesidades polticas y econmicas, sino la restauracin del espritu indgenaque la civilizacin debe salvar en todos los pases por razones estticas y religio-sas. No puede proclamar tampoco, en regresin absurda, la hostilidad a lo ex-tranjero, quien tiene por la cultura de Europa una vehemente admiracin. Estamanera de nacionalismo quiere, por el contrario, tanto como lo queran Alberdi oSarmiento, campeones aqu del cosmopolitismo, que vengan sus capitales, sushombres y sus ideas. Pero quiere que una hbil poltica econmica radique en elpas el mayor beneficio de esos capitales. Quiere que el hijo del inmigrante sea pro-fundamente argentino, por el discernimiento cvico que le d nuestra educacin;que razone su patriotismo; que haga fecundo para la nacin el instinto y orgullocriollos con que ya lo diferenciara de sus padres la poderosa influencia territorial.Quiere que el espritu argentino contine recibiendo ideas europeas, pero que lasasimile y convierta en sustancia propia, como lo hace el britano glotn con la dulcecarne de las ovejas pampeanas. Quiere que cuando se planteen conflictos entre uninters econmico argentino y un inters extranjero, estemos por el inters ar-gentino.1 Quiere que el hijo del italiano no sea un italiano, ni el hijo del ingls uningls, ni el del francs un francs: a todos los desea profundamente argentinos.2

    Quiere que el patriotismo y el sentimiento nacional dejen de consistir en el cultode los hroes militares y de la bandera, para consistir en todo esfuerzo generosa yconcientemente realizado en favor del territorio, del idioma, de la tradicin o de lahegemona futura del pas. Quiere que la educacin nacionalista sea el hogar de esaconcepcin, y que prepare a la juventud para las ms nobles funciones de la ciu-dadana. Quiere que la ciudadana llegue a constituir por s sola una aristocraciamoral.

    Acaso era esto lo que deseaban los fundadores de 1864 y lo que despus de1890, segn lo hemos visto en el captulo anterior, buscaron por tan malos cami-nos nuestros reformadores.

    222 LA RESTAURACIN NACIONALISTA

    1. Si los actuales conflictos econmicos fuesen choques con el inters universal, sera lgico que el inters

    argentino cejara; pero suelen ser luchas de un inters nacional contra otro inters nacional.

    Entre la proteccin al durmiente de quebracho, hachado en rbol argentino por un brazo argentino y para

    un propietario argentino, y el durmiente de hierro, fundido con hierro ingls, por obreros ingleses y para em-

    presas inglesas, no cabe ninguna vacilacin.

    2. La escuela colonial tiende a prolongar en el criollo hijo del inmigrante, la nacionalidad de sus padres. Ataca

    por consiguiente, el patrimonio moral de nuestra nacionalidad. Nos roba o nos desva futuros ciudadanos con

    perjuicio para ellos mismos, que muchas veces fracasan o se retardan en la lucha por la vida, debido a una

    incompleta adaptacin que suele comenzar por el desconocimiento del idioma nacional.

  • Los educadores argentinos vuelven hoy a proclamar el viejo anhelo naciona-lista; y esto hace pensar que el momento podr ser propicio a la renovacin queeste Informe plantea.

    El doctor Nan en el Ministerio de Instruccin Pblica, que me encomendaraeste trabajo, llama a concurso para un catecismo cvico con propsitos de evan-gelizacin democrtica, revelando con ello la preocupacin de intereses morales,antes casi del todo abandonados.3

    El doctor Ramos Meja, desde el Consejo Nacional de Educacin, acenta enla Capital, foco de cosmopolitismo, y en los territorios, colonizados de extranje-ros, la orientacin patritica, de sus escuelas, antes abrumadas de ciencia pre-suntuosa.4

    Varios inspectores de educacin denuncian la existencia de escuelas antiar-gentinas en las provincias de Entre Ros, Santa Fe, Buenos Aires, y la denunciaalarma al gobierno y a la prensa, antes tan despreocupados, que el mal avanz alamparo de su silencio.5

    La ltima Conferencia pedaggica, en la conclusin V, que el ministro Gon-zlez cita en su decreto de 1905, declara que: la educacin debe ser patritica, afin de propender a la formacin y conservacin del sentimiento solidario y del ca-rcter nacional.6

    El ltimo congreso de la Asociacin de Maestros de la Provincia de BuenosAires, formula anloga declaracin, caracterizndose en su reciente asamblea deLa Plata por el calor nacionalista de sus discursos.7

    El presidente del Consejo de Educacin de la Provincia de Buenos Aires, pre-sntase a inaugurar el mencionado congreso y dice: Logro la oportunidad feliz,ya que se encuentran aqu reunidos maestros de casi todos los distritos de la Pro-vincia, para recordar una vez ms la obligacin de hacer escuela argentina, de le-vantar sobre todos los sentimientos el de nacionalidad.8

    En la Universidad de La Plata, la ltima conferencia de profesores, al votarlos temas propuestos, ha declarado que: La cultura cientfica exige como base ycomplemento la cultura literaria y filosfica, lo cual significa adherirse a las so-luciones del moderno humanismo.9

    223CAPTULO VII. BASES PARA UNA RESTAURACIN HISTRICA

    3. Decreto del 7 de septiembre de 1908. (Vase el primer nmero del Boletn de la Instruccin Pblica.)

    4. En otro pargrafo de este captulo, volveremos sobre la accin nacionalista del Consejo bajo su actual

    Presidencia.

    5. V. Monitor de la Educacin, La Nacin, La Prensa, etc., mes de diciembre de 1908, segn se ha visto en el

    captulo anterior.

    6. Planes y Programas (op. cit., p. 21).

    7. V. El Buenos Aires, El Da, El Tribuno, etc. (La Plata, diciembre de 1908). Crnicas de esta Asamblea, reu-

    nida bajo la presidencia del doctor Julio A. Rojas.

    8. V. La Prensa (14 de diciembre de 1908). En el mismo discurso significativo por la importancia del funcio-

    nario, y de la Provincia de Buenos Aires, ha hablado de un civismo que contrarreste la tendencia disolvente

    del numeroso elemento cosmopolita que afluye a nuestras playas. Hace pocos meses un ministro de Go-

    bierno en Crdoba ha dicho cosas anlogas, despertando protestas entre los extranjeros de la ciudad. Como

    se ve, una conciencia anticosmopolita empieza a formarse an entre los elementos gobernantes que no sue-

    len caracterizarse por su exaltacin.

    9. Segunda asamblea general de Profesores de la Universidad de la Plata (vanse pp. 16 y 28). De acuerdo

    con esta sancin se ha creado en dicha institucin una ctedra de Letras a la que he tenido el honor de

  • En la Universidad de Buenos Aires, la Facultad de Filosofa y Letras adoptaigualmente la orientacin nacionalista compatible con los altos estudios univer-sitarios, instituyendo premios de Historia y Filosofa, realizando excursiones ar-queolgicas, recogiendo en museos sus hallazgos, requisando archivos, fomen-tando en la escasamedida de sus recursos, el estudio de los orgenes nacionales.10

    Todo eso quiere decir que, en los ms altos centros de nuestra cultura peda-ggica inciase ya, orgnicamente, la reaccin tanto tiempo esperada: el Ministe-rio, superior autoridad educacional y resorte de la educacin secundaria normaly especial; el Consejo Nacional que gobierna la enseanza primaria en la Capital,en los territorios, y subsidiariamente en las provincias; el Consejo de BuenosAires, que gobierna en ese vasto estado cosmopolita; la Universidad de La Plata,que es una de nuestras ms grandes empresas cientficas y patriticas; y la Fa-cultad de Filosofa, que deber formar nuestros educadores y nuestros investiga-dores.

    Slo nos resta esperar que este movimiento no se malogre, como se malogra-ron otros anlogos en 1864 y 1890. No nos conformemos con el sentimentalismopoltico rumbosamente pregonado a la puerta deministerios y parlamentos, pues,de pginas anteriores se concluye que el anhelo de fundar una Escuela argentinafue desde los tiempos de la organizacin nacional constantemente formulado pornuestros estadistas y pedagogos; pero, que con igual constancia, la realidad redujoaquel anhelo a simple frmula oratoria, pues la obra del ltimo reformador trai-cion las inclinaciones sentimentales, en el detalle tcnico, casi siempre copiadodel extranjero.

    Para volver a la realidad este Informe propone:1. Hacer de las humanidades un grupo de asignaturas coherentes, afirmando

    la unidad de su fin intelectual y tico, a pesar de su divisin en asignaturas par-ciales;

    2. Imprimir a estas ltimas, por medio de la filosofa y de la historia, un ca-rcter ms bien educativo que instructivo, fundando disciplinas intelectuales ycvicas, de acuerdo con cada grado de educacin;

    3. Dar preferencia, en la extensin de los estudios, al conocimiento del pro-pio territorio, de la propia tradicin, del propio idioma, de los deberes inheren-tes a la vida argentina;

    4. Estudiar los pueblos extraos, no por la vanidad de conocerlos, sino en lamedida que han contribuido a nuestra formacin o que podranms tarde influiren nuestro desarrollo;

    5. Producir una adaptacin de todo ese caudal de conocimientos a lo singu-lar de nuestra posicin histrica y geogrfica, a fin de redimirnos del funesto ma-nual extranjero que siempre nos tiraniz.

    ser llamado por la Universidad, y otra de Historia que ser inaugurada por don Rafael Altamira. La versa-

    cin del seor Altamira, la tendencia moderna y prctica que ha dado a los estudios histricos en la Uni-

    versidad de Oviedo, son garanta de la orientacin que ha de dar a este curso. En cuanto al mo, he pro-

    curado tambin, desde el primer da, darle un carcter histrico y prctico, a la vez que de constante

    sugestin idealista.

    10. V. Ordenanzas de esta Facultad, y otros folletos de planes y programas publicados por la misma en 1907 y

    1908.

    LA RESTAURACIN NACIONALISTA224

  • CAPTULO VII. BASES PARA UNA RESTAURACIN HISTRICA 225

    6. Orientar la enseanza as organizada hacia la formacin de una concien-cia argentina ms homognea, y de un ideal colectivo de hegemona espiritual enel continente.

    La obra que determina esas clusulas es lo que, desarrollado en toda su com-plejidad, llamo la restauracin nacionalista dentro de la educacin. Esa obra nopodr realizarse, desde luego, sin la reconstruccin del pasado argentino, la adap-tacin de la historia universal a esta nueva perspectiva, la renovacin demtodoshasta ahora mecnicos y estriles, la provisin del material didctico necesariopara ello, y la comprensin de esta nueva faz de la cultura por parte de los profe-sores llamados a realizarla.

    Atribuyo a esta ltima idea una capital importancia. Cualquier reforma ennuestra enseanza histrica, si se la quiere eficaz, deber comenzar por la inicia-cin del personal docente en los nuevosmtodos y propsitos. Una encuesta seraen tal caso indispensable. La renovacin que preconizo es, como he dicho, ms deespritu que de forma, y necesitar, por consiguiente, el concurso de concienciasconvencidas y voluntades entusiastas. Esto no podr conseguirse sin una previacontroversia de ideas. La encuesta permitira, adems, conocer las opiniones rei-nantes en nuestro personal docente acerca de esta cuestin. Las preguntas queellos deberan responder se hallan consignadas en las pginas 134, 135 y 136, deeste Informe, extradas de un cuestionario de los seores Langlois y Seignobos,que agotan el interrogatorio. Resultara pleonstico agregar que, maestros y pro-fesores deberan subordinar sus respuestas a la ndole de nuestra enseanza y alas necesidades de nuestro pas, tal como cada uno de ellos las considerase, en li-bertad absoluta. Permtome creer que el personal docente de la Capital se expe-dira en favor de la nueva pedagoga, as en el mtodo didctico como en el pro-psito poltico. Acerca de los colegios de provincia, nada me es dado conjeturar;pero si el resultado fuese en su mayora negativo, se podra empezar la reformapor un curso de vacaciones para la exposicin de la materia, como se dio, con otromotivo, a los profesores de ciencias.

    El complemento de la encuesta sera la reunin de una Conferencia Pedag-gica. Insprase esta medida en el mismo deseo de ponderar por la controversiacualquier reforma, y de sustraerla a la esterilidad del kase administrativo. En elcaptulo V, he dado el nombre de los diferentes congresos e instituciones peda-ggicas que han dictaminado sobre estas mismas cuestiones en los Estados Uni-dos. A nuestra conferencia concurriran delegados de los Consejos de Educaciny las Universidades, y, naturalmente, los profesores de las aulas secundarias, nor-males y especiales. Propongo esta asamblea, a pesar de los que suelen hostilizar-las por su inocuidad legislativa, porque su verdadera funcin no es la de promul-gar reformas sino la de controvertir opiniones, consistiendo su indiscutibleventaja en la sola remocin de ideas que implica todo debate. Esta conferencia,pues, discutira los resultados de la encuesta; y sera de Humanidades, y no deHistoria solamente, porque debera expedirse sobre los programas sintticos ysobre la manera de disciplinar el espritu argentino por medio de los estudios deCastellano, Historia, Geografa, Literatura, Instruccin Cvica, Filosofa y Moral,tal como este Informe teoriza su sistema poltico de las humanidades modernas.Una controversia previa hara or en el pas a otros que se hubiesen preocupadode estos mismos problemas, y llevara una inquietud saludable a espritus que

  • antes no hubiesenmeditado sobre tales cuestiones. La discusin revelara fuerzasnuevas y creara el ambiente necesario. En cuestiones de educacin el pas nece-sita confiar menos en sus inteligencias simplemente jurdicas. Aprovechada laleccin dolorosa y la experiencia de medio siglo, concertemos la frmula de lanueva educacin oyendo a la pericia de nuestros tcnicos, y despus realicmoslacon el concurso de todos. La elaboracin ha de ser lenta y difcil; pero nuevas in-teligencias se han formado en el pas para consumarla. Inteligencias jvenes sehan nutrido, lejos del faustomundano y de los rumores polticos. Con el concursode todos ellos, podr la nacin elaborarla y practicarla, libertndonos del dudososabio extranjero que a veces nos aconsej, y del terrible personaje curul, eterna-mente en disponibilidad, con su ciencia y su gloria infusas, lo mismo para unapresidencia honoraria que para un jurado de ganadera o para una reforma deeducacin.

    2. LAS REFORMAS ANTERIORES HAN SIDO LEGISLATIVAS2. Y EXTERNAS

    Para el futuro sistema tenemos varias conquistas realizadas: la supresin del latn,el espritu laico de nuestra enseanza, el tiempo suficiente que concedemos a lashumanidades modernas, la autonoma de las ctedras histricas, la organizacinexterna de los grados y tipos de educacin. Nos resta ahora hacer que nuestra es-cuela sea nuestra, por la conexin de los programas, por la elaboracin argen-tina de los temas, por la sustitucin de los libros, por la dotacin del material di-dctico, por la formacin de un profesorado estable y entusiasta, por cuantoconstituye una verdadera educacin nacional. A hacer posible la realizacin deesa idea tiende este Informe en las siguientes Bases:

    1. La enseanza primaria tiene por fin principal la formacin1. del ciudadano, lo cual implica, necesariamente, la lucha contra1. el analfabetismo; pero sta sola no realiza su propsito principal

    Al decir la formacin del ciudadano, exprsase la preparacin del sujeto pararealizar su destino de hombre en determinadas condiciones de tiempo y delugar. Esta condicin de lugar es el ambiente fsico y moral de su nacin; esacondicin de tiempo, es el estado actual de su evolucin histrica, debiendo en-sersele, por el estudio del pasado, el ideal que su patria podr realizar en loporvenir, y l, ciudadano, dentro, de la patria. De ah la imperiosa necesidad dela Geografa, la Historia, la Moral y el Idioma propios, que son la realizacinde esa idea en el plano de la educacin. La escuela primaria necesita dar unaslida preparacin de Castellano, por ser sta una de las materias en que elmaestro tendr que defenderla de la corrupcin cosmopolita. Tiene un alto valorpoltico el idioma, no slo como signo de la nacionalidad, sino como instru-mento de sus tradiciones. La corrupcin bablica de una lengua es cosa muydistinta de los cambios inherentes a su propia evolucin vital. La formacin or-gnica de nuevos vocablos, la suma de acepciones nuevas a las ya conocidas, la

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