Román Montero de Espinosa, escritor del XVII: apostillas biográficas

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Román Montero de Espinosa, escritor del XVII: apostillas biográficas por F r é d é r i c SERRALTA (Uiiversidad de Tbulouse-Le Mirail) En un artículo publicado hace ya no pocos años (1) tratamos de diseñar la interesante figura literaria de Ro- mán Montero de Espinosa, poeta cortesano y dramaturgo de Palacio a la par que oficial de los ejércitos de Felipe IV. Nacido en 1615, Román Montero formó parte del mundillo in- telectual de la corte y destacó en varias ocasiones como proveedor de comedias palaciegas, ganador de premios l i t e - rarios en las Academias de la capital, etc. Incluso duran- te los veinte años, de 1640-1641 a 1660, que dedicó al servicio del rey en Flandes y en Milán, publicó tratados en prosa y relaciones de viajes reales, así como poesías religiosas que llegaron a reeditarse varias veces en la segunda mitad del siglo XVII. En el artículo aludido, al (1) F. Serralta, Román Montero de Espinosa, soldat et écrivain du XVIIe siècle (notes bio-bibliographiques) s en Cahiers du Monde Hispani- que et Luso-Brésilien (Caravelle), Toulouse, Institut d'Etudes Hispa- niques, n° 17, 1971, pp. 87-109.

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Román Montero de Espinosa,

escritor del XVII:

apostillas biográficas

por Frédéric SERRALTA(Uiiversidad de Tbulouse-Le Mirail)

En un artículo publicado hace ya no pocos años (1)tratamos de diseñar la interesante figura l i teraria de Ro-mán Montero de Espinosa, poeta cortesano y dramaturgo dePalacio a la par que oficial de los ejércitos de Felipe IV.Nacido en 1615, Román Montero formó parte del mundillo in-telectual de la corte y destacó en varias ocasiones comoproveedor de comedias palaciegas, ganador de premios l i t e -rarios en las Academias de la capital, e tc . Incluso duran-te los veinte años, de 1640-1641 a 1660, que dedicó alservicio del rey en Flandes y en Milán, publicó tratadosen prosa y relaciones de viajes reales, así como poesíasreligiosas que llegaron a reeditarse varias veces en lasegunda mitad del siglo XVII. En el artículo aludido, al

(1) F. Serralta, Román Montero de Espinosa, soldat et écrivain duXVIIe siècle (notes bio-bibliographiques)sen Cahiers du Monde Hispani-que et Luso-Brésilien (Caravelle), Toulouse, Insti tut d'Etudes Hispa-niques, n° 17, 1971, pp. 87-109.

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cual remitimos para más amplia información, se recogíanlos datos bibliográficos referentes a las obras de Monte-ro, así como las aportaciones biográficas proporcionadaspor el expediente de petición del hábito de la orden deAlcántara (que le fue otorgado en 1660) y por alguna queotra poesía de tipo personal. Pero tuvimos que dejar bas-tante impreciso todo lo relativo a° su casamiento y al na-cimiento de su hijo (aproximadamente situados entoncesentre los años 1640 y 1642), y sin puntualizar de ningunamanera la fecha de su muerte, por no haber encontrado tex-to que la señalara. Nuestros conocimientos sobre el parti-cular se pueden redondear ahora merced a cuatro nuevosdocumentos notariales y de estado civil : las capitulacio-nes matrimoniales, el recibo de dote, el testamento y fi-nalmente el acta de defunción de Román Montero de Espino-sa .

La escritura de capitulación es, como se sabe, uncontrato pre-matrimonial establecido y firmado ante unescribano por ambos otorgantes, en el cual se comprometena casarse (so pena de tener que pagar al otro cierta can-tidad el que no cumpliere lo prometido) y determinan elimporte de la dote y demás ingresos o rentas de la novia,así como el de las arras aportadas por el novio. El do-cumento relativo a Román Montero consta en el registron° 4835 del Archivo Histórico de Protocolos de Madrid,escribano Francisco Rodríguez, fol. 962-963 r°, con fechadel 26 de Agosto de 1640. En él se especifica la filia-ción del interesado, ya consignada en nuestro artículo dereferencia, y se añade que era por aquellas fechas, comolo fue su padre hasta su muerte en 1635, "gentilhombre decámara del Excelentísimo Señor Almirante de Castilla" (2).Su esposa. Bernardina Rodríguez, de diecinueve años deedad (nacida pues probablemente en 1621), era hija de An-drés Rodríguez y doña María Moran, ambos difuntos, y tam-bién servía en la misma casa como "dama de la Excelentí-sima Señora Duquesa de Medina de Rioseco, mujer del dichoSeñor Almirante" (3). La fecha de la boda no consta en el

(2) Documento citado, fol. 962 r°. Aquí y en adelante modernizamosortografía y puntuación.

(3) Id.

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texto, pero tuvo que ser muy próxima, y no posterior almes de septiembre del mismo año de 1640 (4). A continua-ción aparece el inventario de los bienes y rentas que "ladicha Bernardina Rodríguez promete y se obliga de llevary que llevará en dote y casamiento al dicho matrimonio"(5),así como la mención de los mil ducados añadidos por RománMontero en virtud de condiciones y fórmulas obviamente de-rivadas del derecho visigótico (6). Finalmente se cancelael documento con la firma de ambos otorgantes .

Un dia después, el 27 de Agosto de 1640, y en elmismo registro citado, fol. 970-977 v°, se firma la cartade recibo de dote expedida por Montero, que añade pocosdatos biográficos dignos de consideración. Uno de ellos,sin embargo, puede explicar el porqué del viaje a Siciliaque emprendió el matrimonio poco tiempo después (7) :parte de la dote la constituía una importante donaciónhecha por el Almirante de Castilla y su mujer bajo la for-ma de una libranza pagable en sus estados de Módica (8),ciudad de la provincia de Siracusa en dicha isla, hoy ita-liana. La ajetreada carrera militar de Román Montero pudoempezar, pues, a impulsos de las mismas necesidades econó-

(t) "Lo primero arabos a dos se obligan y prometen de que se casarány velarán, debajo de las bendiciones nunciales ísicj y según como lomanda la Santa Madre Iglesia< dentro de ocho o quince días...", endocumento citado, fol. 962 r°.

(5) Doc. cit., fol. 962 r°.

(ô) "Lo tercero el dicho don Román Montero desde luego promete y man-da a la dicha doña Bernardina Rodríguez, en arras y proternuncias yen aumento de dote, por ser, como es, principal, y por su virginidady limpieza, mil ducados de a once reales cada uno en vellón...", endoc. cit., fol. 962 v°.

(7) Véase artículo citado, p. 91.

(8) "ítem más, recibo en el dicho dote mil ducados de plata doble quelos dichos excelentísimos señores Almirante y Duquesa de Medina, sumujer, han dado y hecho merced para ayuda al dicho dote a la dichami esposa y mujer, por haber sido su ama y criada, por los buenosservicios que les ha hecho, de que el dicho señor Almirante me ha da-do libranza dellos librados y consignados en sus estados de Módica..."en la carta de dote, fol. 975 r°

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micas que aparecerán repetidas veces en el transcurso desu vida.

No quedaría sin embargo muy remediado el joven es-,cr i tor con el dinero de la dote cuando, año y medio des-pués de su boda, se queja en un romance autobiográfico dela escasez de sus recursos económicos (9), sobre todo,añade, teniendo en cuenta que le acaba de nacer un hijo,precisamente en el barco que le llevaba a Sici l ia (10).La identidad de este hi jo, nacido pues en 1641 o cuandomás en 1642, es una de las informaciones que proporcionael tercer documento notarial util izado en estas páginas :el testamento de Román Montero. Pero, antes de estudiarlo,y para entender mejor alguna de sus disposiciones, convie-ne volver brevemente a la carta de dote, y subrayar que -los t re in ta y nueve mil ochocientos sesenta reales quereconoce el novio haber recibido, parte en "vestidos, ro-pa blanca, cosas de oro y plata" (todo el lo minuciosamen-te detallado y valorado), parte en promesas de pago, in-cluyendo lo que él mismo añade en concepto de arras, cons-tituyen los "bienes dotales" de su mujer, los cuales, se-gún la legislación, eran no enajenables y res t i tu ib les encualquier caso de disolución del matrimonio, incluso porla muerte del marido (11).

De la muerte de Roman Montero, precisamente, nosabíamos nada hasta ahora. Recordemos que después de sus

(9) "Y más cuando, al exprimir / la hacienda, no sacan jugo". Véaseartículo citado, p. 106.

(10) "Con que, labrador dichoso, / gracias doy al sacro yugo : / enMadrid gocé la flor / y cogí en el mar el fruto, / infante que alprimer grito / que dio al dejar el menudo, / en la cuna fue embreada /donde no cesa el arrullo". Véase artículo citado, p. 105.

(11) " . . . los cuales me obligo de tener siempre en pie y de manifies-to , conservados como bienes dotales, y no los desiparé ísic], vende-ré ni enajenaré, daré, trocaré ni cambiaré ni obligaré a ninguna deudacevil ísicl ni criminal, crimines [sic] ni excesos que tenga y tuviere,y cada y cuando que el matrimonio sea disuelto y apartado entre mí yella, por muerte, divorcio, apartamiento del o por otro cualquier casode los que el derecho permite, me obligo de la dar y que la daré a ladicha mi esposa y mujer...", en la carta de dote, fol. 976 r°.

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largas campañas militares había vuelto en 1660 a Madrid,donde, entre participaciones en fiestas palaciegas, acade-mias literarias y demás actividades propias de los inge-nios cortesanos, conoció su mas fecundo período creador,repentinamente interrumpido para nosotros en 1664 a fal-ta de datos biográficos . Pues bien : menos de cuatro añosmás tarde, el brillante poeta y militar, incapaz inclusode firmar por encontrarse en cama baldado y medio paralí-tico, otorgó en su domicilio de la madrileña calle de laBallesta, parroquia de San Martín, ante el escribano Juande Reales, su "carta de última y postrimera voluntad",que hoy figura en los papeles de dicho escribano, regis-tro n° 9438 del Archivo Histórico de Protocolos de Madrid,fol. 1 a 8 v° .

El testamento de Román Montero de Espinosa, fecha-do en 1 de Enero de 1668, es un testimonio impresionantede la pobreza y del total desbarajuste económico en quefinalizó la vida del escritor. A pesar de lo tradicional-mente repetitivo de sus formulaciones, a continuación lopublicamos íntegro, para que el lector pueda descubrirprogresivamente los datos reveladores de un panorama detotal desolación. Por lo visto, lo único que Montero te-nía para repartir eran sus deudas. Un indicio de ello esque su testamentario principal, el licenciado Blas Rodrí-guez de Carrión, hermano de su mujer, ni siquiera realizódespués de su muerte el consabido inventario de los bienes(que después se solían vender en pública subasta), proba-ble señal de que muy poco habría que liquidar. Otro indi-cio es que, para las "mandas forzosas" (nombre de la obli-gación legal de dejar algo de limosna, para redención decautivos y demás obras pías), el moribundo sólo reservóla ridicula cantidad de cuatro reales. Y después, posi-blemente más para descargo de su conciencia que con vistasa una problemática devolución, Montero enumera lo que hayque reembolsar, primero a su mujer (los "bienes dotales"aludidos antes), y luego a tantos conocidos o allegados,cuyo nombre a veces olvida, así como el importe de su deu-da, quizás debido a su achacoso estado mental pero acasotambién porque son demasiados para recordarlos. Había re-cibido dinero prestado en Cádiz, en Sevilla para los gas-tos de su hijo Luis Montero de Espinosa (12), en Milán,

(12) El hipotético viaje a Sevilla de Román Montero en 166t, que evo-

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en Flandes, y sobre todo en Madrid... Se lo habían presta-do a veces sobre su palabra, pero otras veces sólo lo ha-bía conseguido empeñando objetos y prendas de su casa yde su vestuario personal : "una calderilla de plata consu badileja", "un coleto a la moda", "un ferreruelo de es-carlata guarnecido de plata", "una carabina de dos bocas",e incluso cosas que mucho valor simbólico habían de tenerpara el titular de un hábito de caballero :"un manto capitu-lar de burato de la orden de Alcántara","una venera de orode filigrana y un jacinto en medio de la orden de Alcánta-ra"... Debía, por supuesto, el alquiler de su casa; debíaa mercaderes y tenderos; debía a su cunado, Blas Rodríguezde Carrión, hasta el punto de que le suplica que se lo per-done, "pues de quien lo ha de cobrar es su propia sangre"(13),

Al mismo tiempo que la obligada pregunta (¿ cómopudo Montero contraer tantas y tantas deudas ?), va sur-giendo para el lector de su testamento la clarísima res-puesta, según se encuentra con menciones como las siguien-tes : "... una pérdida que hicimos...", "... una caja quegana a don..., "diferentes ocasiones procedidas del jue-go...". Ahí está la explicación : mucha o poca, la hacien-da inicial de Román Montero había ido desapareciendo enlas casas de juego. En conformidad con la imagen litera-ria del soldado en el siglo XVII, se entregaba por lo vis-to con mucho afán a los placeres de la baraja. Es muy po-sible que las diversas casas a que alude ("en casa de An-tonio Palavesín...", "que acude a casa de Pablo Vicencio )sean precisamente garitos madrileños. Incluso no sería na-da extraño que el mismo Montero tuviera —privilegio delos militares retirados— su propia casa de juego. En efec-to, una de las cláusulas de su testamento deja constanciade que debía a dos personas diferentes, una de ellas el"Arrendador de naipes", un total de dieciséis "mazos de

cábamos en el artículo citado, p. 95, parece confirmado por la estan-cia de su hijo en dicha ciudad, en la cual, por lo demás, existíauna rama importante de los Montero de Espinosa. Véase Lutgardo Gar-cía Fuentes, Cien familias sevillanas vinculadas al tráfico indiano(1650-1700), en Archivo Hispalense, Sevilla, Diputación Provincial,2a época, año 1977, tomo LX, núm. 185, pp. 1-53, y especialmente p.15.

(13) Alusión al heredero de Román Montero, su hijo Luis Montero deEspinosa, que era sobrino carnal de Blas Rodríguez de Carrión.

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naipes". Según información amablemente proporcionada pornuestro colega J.P. Etienvre, que lleva a cabo en la Uni-versidad de Caen interesantísimas investigaciones sobreel juego en el siglo XVII, un mazo correspondía nada menosque a dos docenas de barajas (y valía en 1685, dicho seade paso, catorce reales); o sea, que Montero debía lafriolera de 384 barajas, lo cual, por frágiles y poco du-raderos que fuesen entonces los naipes, tal vez resulteexcesivo en manos de un simple particular. Pero para elcaso es igual : aficionado o profesional. Montero se ha-bía arruinado con los naipes cuando, enfermo y agotado,dictó su testamento el 1 de Enero de 1668.

Tres dias después, el 4 de Enero, según el actade defunción conservada en los registros de la parroquiade San Martín, murió, poco antes de cumplir los 53 años,don Román Montero de Espinosa, Caballero de la orden deAlcántara, que había sido Sargento Mayor de caballeríaen los estados de Flandes, Teniente de Maestre de CampoGeneral en el estado de Milán, poeta celebrado y comedió-grafo real.

APÉNDICE

1) Testamento de Román Montero (Archivo Histórico deProtocolos de Madrid, registro n° 9438, escribano Juan.deReales, fol. 1 a 8 v°) .

Testamento que otorgó don Román Montero de Espino-sa, Caballero de la orden de Alcántara, en Io de Enero de1668.

En el nombre de Dios Todopoderoso, amén. Sépasepor esta carta de testamento, última y postrimera volun-tad, como yo, don Román Montero de Espinosa, Caballero dela orden de Alcántara, vecino desta villa de Madrid, hi-jo legítimo de Mateo Montero de Espinosa y de doña AnaMaría del Castillo, mis padres difuntos, naturales quefueron, el dicho mi padre del lugar de Lantueno junto ala villa de Reinosa en las montañas de Burgos, y la dichami madre del lugar de Solórzano en dichas montañas, estan-do enfermo en la cama de la enfermedad que Dios nuestroSeñor ha sido servido de me dar, mas en mi buen juicio,memoria y entendimiento natural, creyendo, como firme y

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verdaderamente creo, en el misterio de la Santísima Tri-nidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas distin-tas y un solo Dios verdadero, y en todo aquello que creey confiesa la Santa Madre Iglesia de Roma, debajo de cuyafe y creencia ha vivido y protesto vivir y morir como ca-tólico cristiano, y temiéndome de la muerte, que es cosanatural a toda criatura viviente, por tanto, tomando co-mo tomo por mi intercesora y abogada a la Serenísima Rei-na de los ángeles. Madre de nuestro Señor Jesucristo, pa-ra que interceda con su Divina Majestad cuando deste mun-do vaya me quiera perdonar mis culpas y pecados, y a hon-ra y servicio suyo, hago y ordeno mi testamento en la ma-nera siguiente :

Lo primero encomiendo mi alma a Dios nuestro Señorque la crió y redimió con su preciosa sangre, y el cuer-po mando a la tierra de que fue formado.

Que cuando la voluntad de nuestro Señor fuere dellevarme desta presente vida mi cuerpo sea enterrado enun ataúd y de secreto, según y en la conformidad que seestila con los caballeros de mi orden, en el convento,iglesia, parte y lugar que pareciere al Licenciado BlasRodríguez de Carrión, mi señor y hermano. Y en cuanto ala dispusición y demás acompañamiento que se hubiere dehacer el día de mi entierro, lo dejo a la elección de mistestamentarios.

Que el día siguiente de mi entierro se me diga unamisa cantada de réquiem con su vigilia y responso, comosi estuviera mi cuerpo presente, lo más temprano que sepueda por la mañana.

Que se digan cien misas de alma por la mía en alta-res previlegiados, y otras cien misas por las almas demis padres, deudos, y personas a quien tenga algún cargosatisfactorio de que no me acuerde, y se pague de limosnapor cada una a razón de dos reales.

A las mandas forzosas, con redención de cautivosy órdenes acostumbradas, a todas ellas mando cuatro rea-les , con que las aparto del derecho que pueden tener amis bienes y hacienda.

Declaro que al tiempo y cuando me casé con doñaBernardina Rodríguez de Carrión, mi mujer, en la escritu-

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ra de capitulación matrimonial que entre ambos se otorgoen veinte y seis de Agosto del año de mil y seiscientosy cuarenta ante Francisco Rodríguez, escribano que fuede Su Majestad, la susodicha ofreció traer a mi poderla hacienda que la tocase de las legítimas de Andrés Ro-dríguez de Carrión y doña Maria Peciria Moran, sus padres,como una de sus herederos, y mil y quinientos ducados enbienes muebles y alhajas de entre casa, y mil ducados deplata en una libranza dada por el excelentísimo señor Al-mirante de Castilla, que santa gloria haya, sobre sus es-tados de Módica, y yo le ofrecí en arras y donación prop-ter nuncias mil ducados, y en veinte y siete de dicho mesy año, ante el dicho escribano, otorgué a su favor cartade pago y recibo de dote de veintiocho mil ochocientosy sesenta reales que montó el dinero y bienes que tenía,y con los mil ducados de arras hace todo treinta nuevemil ochocientos y sesenta reales, sin que entrase en estocosa alguna de la hacienda que la tocó por mejora y heren-cia de los dichos sus padres, que a la sazón paraba enpoder del dicho Licenciado Blas Rodríguez de Carrión, micuñado, como tutor y curador que era de la dicha Bernardi-na Rodríguez, su hermana y mi mujer, y no me la entregópor entonces por haberme yo casado sin ser sabidor el su-sodicho de nada, y lo que trujo en dote la dicha mi mujerera de lo que por sí misma había granjeado y adquirido eltiempo que sirvió a los excelentísimos señores Almirantede Castilla y Duquesa de Medina de Rioseco, su mujer, se-gún se contiene en la dicha carta de pago y recibo de doteque está en su poder, a que me refiero, y respecto de queno estoy cierto de la cantidad fija que después de haber-me casado me entrego el dicho Licenciado Blas Rodríguez,me remito a lo que dijere o a la carta de pago que le didello, y por libre de la tutela por donde constara para quelo que fuere se le haga bueno a la dicha mi mujer de mihacienda, juntamente con lo que importaren siete u ochoaños que cobré los ducientos ducados de plata que el dichoexcelentísimo señor Almirante ofreció por causa honoro-sa (14) a la dicha mi mujer de renta durante los días desu vida, para más aumento de su dote y para que tuvieseefecto el matrimonio, situándoselos en sus estados de Mo-

(lt) Sic, probablemente por "causa onerosa" ("la que supone algún gra-vamen o desembolso").

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dica, en el reino de Sicilia, que me los pagó, desde queme casé hasta que Su Excelencia murió, don Jerónimo deAguilar, su mayordomo y tesorero que fue, y a los librosde la contaduría de su excelencia, a que me remito, pordonde se ajustará el tiempo que lo cobré fijamente, yasí se ha de verificar uno y otro sin que haya pleitosni disensiones, por haberlo recibido, y también lo deldicho Blas Rodríguez, y ser todo deuda líquida que sedebe hacer bueno a la dicha doña Bernardina de lo máspronto de mi hacienda, y de la demás que quedare se hande pagar, si hubiera para ello, por su antelación, lasdeudas siguientes :

A D. Diego del Pino, racionero de la santa iglesiade la ciudad de Córdoba, setecientos y veinte reales dea ocho que le resto debiendo de mil que me envió de cré-dito en un correspondiente suyo de quien los cobré, ypagué después diez doblones de a ocho al dicho don Diego;habiendo venido a esta corte le socorrí con cien realesde a ocho para irse a Córdoba... Y por ser en tan buenaocasión la buena obra que me hizo con el préstamo, deseola recompensa y así encargo a mis testamentarios se lesatisfagan los dichos setecientos y veinte reales de aocho.

Declaro debo al señor don Baltasar Mercader, cas-tellano del castillo de Milán y Maestre de Campo Generalde su ejército, mil ducados de plata, sin lo que más omenos dijere Su Excelencia, que habiendo servido debajode su mano en Milán y en Flandes, recibiendo della muchosbeneficios en diferentes partes, el mejor ajuste de lacuenta es remitirme a lo que declarare Su Excelencia, ylo que fuere mando se le pague.

Declaro que en diferentes ocasiones que he habidomenester a don Francisco de Ayala, caballerizo de Su Ma-jestad, para que me preste dinero, le he hallado siempre,y ajustando las cantidades que le debo reconozco hacen unaconsiderable que montará ducientos ducados de a dos, pocomás o menos, y por la satisfación que tengo de su verdadquiero que lo que dijere se le pague.

Declaro debo al dicho Licenciado Blas Rodríguezde Carrión, mi señor y hermano, de una cobranza que hi-ce por él, según lo que había de haber en ella, cinco oseis mil reales, de que yo me hago cargo por haberlos co-

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brado por entero, y de otras partidas que, por el amistady parentesco, embaraza el nombre de deudas a los socorros,y así le suplico que lo uno y lo otro me lo perdone, puesde quien lo ha de cobrar es su propia sangre.

Declaro debo a don Diego de Ibarra, Almirante Gene-ral que fue de la armada real, cincuenta doblones de a dosque me prestó estando en la ciudad de Cádiz; mando se lepaguen.

Asimismo debo a don Josef Coel, difunto, y en sunombre a sus herederos, cincuenta doblones de a dos querecibí por su orden en Cádiz de mano de don Cristóbal deAranda; mando se le paguen.

Asimismo debo al Sargento Mayor don Martín de Borjaveinticuatro doblones de a dos, menos lo que él dijere,por no acordarme si he pagado algo a cuenta, y lo que fue-re mando se le pague.

Declaro debo a don Bernardo Verdugo veinticinco do-blones de a dos que me ha prestado; mando se le paguen.

Asimismo debo a don Juan de Marchena dos mil realesde vellón que me prestó; es mi voluntad se le paguen.

Declaro debo a la hacienda de Jerónimo de Porras ya Juan Rodero, mercaderes, por cuya cuenta corre la tiendadel susodicho, la cantidad que constare por uno o dos pa-peles que ha de haber firmados de mi mano; mando se paguelo que fuere.

Declaro debo a Juan Verdejo Cabrera, mercader de se-das, dos mil reales de vellón poco más o menos, como pare-cerá por un papel en que me obligué a su paga; mando sedé satisfación de lo que fuere.

Asimismo debo a don Juan de Losa dos doblones de aocho que me prestó; mando se le paguen.

Asimismo debo a Sebastián de Valderrama dos doblonesde a ocho que me ha prestado; es mi voluntad se le paguen.

Declaro debo al Licenciado don Gil Ramírez un do-blón de a ocho que me ha prestado; mando se le pague.

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Asimismo debo a don Bartolomé de Goicochea un do-blón de a ocho, y tiene en su poder por prenda una calde-rilla de plata con su badileja; mando se le pague entre-gándola.

Asimismo debo a don Gaspar Sotelo de Ortega un do-blón de a ocho, y tiene en resguardo un manto capitularde burato de la orden de Alcántara; mando que entregándo-le se le pague.

Declaro debo a Cristóbal, que no me acuerdo de suapellido, y fue criado de don Martín de Terrazas, un do-blón de a ocho, y tiene por prenda un coleto a la moda;mando se le pague y lo entregue.

Declaro debo al Licenciado don Diego Láinez diezy siete reales de a ocho sobre una venera de oro de fili-grana y un jacinto en medio de la orden de Alcántara quele entregó de mi orden y por mía don Juan de Mojica y Oso-rio, a quien debía yo sobre ella seis doblones de a dos,y ahora siete reales de a ocho por haber recibido él losdiez y siete del empeño, y así es mi voluntad que uno yotro se pague a los referidos, entregando el dicho Licen-ciado la venera.

Declaro debo a don Francisco de Castro sesenta y unreales de a ocho; es mi voluntad se le paguen.

Asimismo debo a don Andrés de üribe dos doblones dea dos en que le aboné una caja que ganó a don Pedro de Vi-llacir; mando se le paguen.

Asimismo debo a don Dionisio de Zuazo, difunto, loque el susodicho hubiere declarado en su testamento, queme parece serán diez u doce doblones de a ocho que proce-den de una pérdida que hicimos en casa de Antonio Palave-sín, y lo que fuere mando se pague a sus herederos u tes-tamentarios.

Declaro debo a don Francisco Mayoli, caballero mí-lanés que acude a casa de Pablo Vicencio, dos doblones dea ocho que me prestó sobre un ferreruelo de escarlataguarnecido de plata, y asimismo le debo sobre mi palabracuatro doblones de a ocho; mando se le pague todo entre-gando el dicho ferreruelo.

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Asimismo debo a don Francisco de Gamboa, guarda-joyas de la Reina nuestra señora, ciento y cincuenta du-cados de vellón que me ha prestado; mando se le paguen.

Asimismo debo a los herederos de Sigmón de FonsecaPina, difunto, cinco doblones de a ocho que me prestó elsusodicho; es mi voluntad se paguen.

Asimismo debo a un caballero mallorquín que no meacuerdo de su nombre seis doblones de a ocho; mando sele paguen.

Declaro debo a la hacienda y testamentaria de donAlonso de Arce, difunto, la cantidad que el susodicho hu-biere dejado declarada en el testamento cerrado que otor-gó ante el infrascrito escribano, y la que fuere mandose pague.

Asimismo debo a don Agustin del Rincón la cantidadde maravedís que el susodicho dijere, que a cuyo efectome remito a su declaración que hiciere, a que se ha de es-tar, y lo que fuere mando se le pague.

Declaro debo a don Juan Vela dos doblones de a dos;mando se le paguen.

Asimismo declaro que no me acuerdo si debo algunacantidad a don Alonso de Miranda y a don Alonso de Mendo-za su sobrino, respecto de las cuentas que hemos tenido,y así me remito a lo que los susodichos dijeren, y si lesdebiere algo mando se les pague lo que a cada uno tocare.

Asimismo declaro que de diferentes ocasiones proce-didas del juego tengo por fijo que don Fernando de Ávilame alcanza en seis o siete doblones de a ocho; mando sele pague lo que él dijere.

Declaro que a Juan López de Aguilar le he debidodiferentes cantidades de maravedís que me ha prestado, yjuzgo que de resto de sus pagamentos le soy deudor de al-gunos residuos que no sé lo que importan, y así me remitoa lo que el susodicho declarare, y lo que fuere manào sepague.

Declaro debo a Jusepe Lome, criado de Antonio deEspinosa, veintinueve reales de a ocho; mando se le paguen.

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Asimismo debo a don Pedro de Villalobos diez mazosde naipes, o lo que el susodicho dijere más, y lo que to-do importare es mi voluntad se le pague.

Asimismo debo al Arrendador de naipes, que es deAragón y no se como se llama, seis mazos de naipes que meha dado; mando se le pague lo que montaren.

Declaro debo a los herederos de Francisco de Torres,teniente que fue de caballos de mi compañía, veinticincodoblones de a dos que el susodicho me entregó cuando murióen Flandes para que se los diese a un^pariente suyo quehasta ahora no ha parecido, y se habrá de haber buscadoen la villa de Los Santos, junto a Alcalá; mando se paguena la persona a quien tocaren.

Declaro debo al dueño de la casa en que al presentevivo, en la calle de la Ballesta, cuatrocientos y cincuen-ta reales procedidos de sus alquileres hasta doce de Mar-zo que vendrá deste año de sesenta y ocho; mando se le pa-guen.

Asimismo declaro que he tenido diferentes cuentascon don Jerónimo de Aguilar, y porque no sé el estado queal presente tienen me remito a lo que el susodicho dijere,y así mando que si le debiere algo se le pague, y si a mí,se cobre.

Declaro debo a Felipe de Oñate, alguacil desta cor-te, cien reales de vellón que me ha prestado; es mi volun-tad, se le paguen.

Asimismo debo a don Sigmón de Nestares dos mil rea-les de vellón, de que tengo hecho papel a su favor firma-do de mi mano; mando se paguen entregándole.

Asimismo debo a don Diego de Figueroa, caballero dela orden de Alcántara, ocho escudos de oro; es mi voluntadse le paguen.

Declaro que don Josef de Nestares tiene conmigo di-ferentes cuentas de haber asistido a don Luis Montero deEspinosa, mi hijo, en Sevilla, y no me acuerdo la cantidadque le deberé, y porque será verdad lo que el susodichodijere me remito a ello, y es mi voluntad se le pague loque fuere.

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Asimismo debo a don Francisco Portero de Vargasdiez doblones de a ocho sobre una carabina de dos bocasy dos llaves; mando se paguen entregándola.

Asimismo declaro que no me acuerdo fijamente si algu-na persona o personas me están debiendo cantidad de mara-vedís, y si acaso por descargo de sus conciencias lo de-clararen desde ahora para cuando llegue el caso les remi-to y perdono lo que así fuere y manifestaren; y tambiénno estoy cierto si además de los débitos que llevo decla-rados se me quedan algunos por referir, por cuya causapido y suplico a las personas a quien los debiere me losperdonen, y el tiempo que he faltado en corresponder aello, por no haber podido hasta ahora cumplir con misobligaciones, según mi corta hacienda y caudal que tengo.

Y para cumplir y pagar este mi testamento y lo enél contenido, dejo y nombro por mis albaceas y testamen-tarios al excelentísimo señor marqués de Mortara y aldicho Licenciado Blas Rodríguez de Carrión, mi hermano,y al padre Basilio Varen, de los clérigos menores, resi-dente en el convento de San Felipe Neri desta corte, y adon Josef Malo de Soria y a don Alfonso de Bayona y a losdichos doña Bernardina Rodríguez de Carrión, mi mujer, ydon Luis Montero de Espinosa, mi hijo; a todos juntos ya cada uno in solidum doy mi poder cumplido bastante co-mo de derecho se requiere para que después de como seafallecido entren en mis bienes y hacienda, haciendo in-ventario y tasación dellos, y los vendan y rematen enpública almoneda o fuera de ella, y de su valor cumplany paguen lo aquí expresado, que el poder que se requiereles doy para que usen del todo el tiempo que fuere nece-sario aunque sea pasado el año de mi fallecimiento.

Y cumplido y pagado todo lo susodicho, en el rema-nente que dejare de todos mis bienes y hacienda, mueblesy raíces, derechos, acciones y semovientes, y otros queme pertenezcan y pertenecer puedan en cualquier manera,en todos ellos instituyo, dejo y nombro por mi universalheredero al dicho don Luis Montero de Espinosa, mi hijolegítimo y de la dicha doña Bernardina Rodríguez de Ca-rrión, mi mujer, para que los goce y herede para siemprejamás con la bendición de Dios y la mía.

Y revoco y anulo y doy por ningunos y de ningún va-lor ni efecto otros cualesquier testamentos, codicilios.

1Î4 Frédéric SERRALTA Criticón, 28, 1984

poderes para testar y otras dispusiciones que antes destahaya hecho y otorgado, así por escrito como de palabra,que quiero que ninguno dellos valga ni haga fe, en juicioni fuera del, salvo éste que otorgo ante el presente es-cribano, que quiero valga por mi testamento y codicilio,última y postrimera voluntad, en la vía y forma que mejorhaya lugar de derecho, en fe de lo cual lo otorgué así enla villa de Madrid, a primero día del mes de Enero del añode mil y seiscientos y sesenta y ocho, siendo testigos Pa-blo Francisco, Juan Martínez de Narbona, Martín de Ocariz,Bernardo de Albiz y Carlos Cortisela, residentes en estacorte, y el otorgante, que yo el escribano doy fe conozco,no firmó, aunque sabe, por estar baldado y tener ramo deperlesía (15); a su ruego lo firmó un testigo.

Por testigo : Bernardo de Albiz Ante mí : Juan Reales.

2) Acta de defunción de Román Montero (Libro de difuntosn" 7 de la parroquia de San Martín, Julio de 1659 a Octu-bre de 1668, fol. 688 v°-689 r°).

Sn Phe Neri En 4 de Henero de 1668 murió D. Roman862 Montero de espinosa Calle de la Ballesta

Reçiuio los santos sacramentos testo en 1deste ante Juan Reales escriu". R . testatamentarios [4-¿C] el Lizdo Blas Rodriguezde Carrion Calle de Alcalá casas propiasy a Dona Bernardina de Carrion sumuger mando duçientas Missas enterrose en e l Rossario Viejo que llamanSan Phelipe Neri.

(15) 0 sea, que Román Montero se encontraba afectado por una paráli-sis incipiente ("ramo" significa aquí "enfermedad imperfecta o que noha llegado a ser conocidamente tal").

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3) Firma de Román Montero (en la carta de dote, 27 deAgosto de 1640, Archivo Histórico de Protocolos de Madrid,registro n° 4835, escribano Francisco Rodríguez, fol.977 v°),