Rorty Consecuencias Del Neopragmatismo

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    Departamento de Historia y Filosofa de la Ciencia,la Educacin y el Lenguaje

    Autor: Rodrguez Espinosa, Gabriel

    Director: Gabriel Bello Reguera

    UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA

    Consecuencia del neopragmatismo.El aspecto critico de Richard Rorty

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    CONSECUENCIAS DEL NEOPRAGMATISMO.EL ESPECTRO CRTICO DE RICHARD RORTY

    Tesis doctoral de: D.Gabriel Rodrguez Espinosa

    Dirigida por: Dr. Gabriel Bello Reguera

    Cdigos UNESCO: 7102.04 - 7204.03 - 7207.01 - 7208.00

    Defendida ante Tribunal el da 31 de enero de 2003 en el Saln de Grados de laFacultad de Filosofa de la Universidad de La Laguna, con la calificacin deSobresaliente cum laude.

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    A la memoria de mi padre,Jos Julio Rodrguez Junco

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    Al estudiar un filsofo, la actitud adecuada consiste en

    no profesar adoracin ni desprecio, sino ms bien unaespecie de simpata hipottica, hasta que sea posible verlo que deba creerse de sus teoras, y solamente entonces

    pasar a la actitud crtica, que debe parecerse en loposible al estado de nimo de una persona que abandonalas opiniones que hasta ahora profesaba. El desprecioimpide la primera parte de este proceso; la adoracin, lasegunda.

    BERTRAND RUSSELL

    No me afectan las crticas de pobres almas perdidas queme escriben abusivas cartas de doce pginas a un espa-cio, repletas de diagramas que muestran la naturalezadel universo. Pero s que me conciernen las crticas de

    autores como Habermas, McCarthy, Nancy Fraser, yotros, porque son capaces de redescribir mi propia

    posicin en trminos que me obligan a decir: "Oye,debe haber algo aqu, porque as descrito quedo muymal".

    RICHARD RORTY

    Un libro, un texto, es un tejido de relaciones.

    OCTAVIO PAZ

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    NDICE

    Agradecimientos i

    Abstract iii

    Presentacin (texto de la defensa) v

    I.- Introduccin: el espectro crtico 1

    I.1.- Objetivos y metodologa: efectos de lectura y espectro crtico 1

    I.2.- Sobre los dos sentidos del trmino "espectro" 6

    I.3.- Estructura del trabajo: contextos de comprensin y

    ordenacin del espectro crtico 8

    II.- Contextos de comprensin 13

    II.1.- Cada y resurreccin del pragmatismo norteamericano 13

    II.2.- El giro lingstico de la filosofa 21

    II.3.- La barrera del Atlntico y la fractura "analtico"/"continental" 30

    II.4.- La izquierda norteamericana del s. XX:

    de la "izquierda reformista" a la "izquierda cultural" 37

    II.5.- Rorty como texto y contexto 51

    III.- Filosofa analtica y epistemologa 53

    III.1.- Del anlisis lgico al conductismo epistemolgico 53

    III.2.- Quine: entre el holismo y el naturalismo 56

    III.3.- Davidson: teoras de la verdad y filosofa analtica 58

    III.4.- Williams: del absolutismo cientfico al relativismo tico 61

    III.5.- Putnam: el realismo "internalista" y la imagen moral del mundo 65

    III.6.- Searle: la Tradicin Racionalista Occidentaly la educacin universitaria 70

    III.7.- Toulmin: la crtica de la razn epistmica 77

    III.8.- Taylor: Rorty en la tradicin epistemolgica 81

    III.9.- Conclusin: la superacin axiolgica de la epistemologa 86

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    IV.- Hermenetica 89

    IV.1.- Del conductismo epistemolgico a la hermenetica 89

    IV.2.- Pragmatismo y hermenetica: Dewey, Heidegger y Gadamer 93

    IV.3.- Caputo y Guignon: en defensa de Heidegger 104

    IV.4.- Taylor: la comprensin y la verdad en las cienciasnaturales y sociales 115

    IV.5.- Madison: sobre la herencia de Nietzsche 121

    IV.6.- Vattimo: hermenetica y la reconstruccin de la racionalidad 125

    IV.7.- Conclusin: la comprensin antiautoritaria de la hermenutica 132

    V.- Deconstruccin 135

    V.1.- De la hermenetica a la deconstruccin 135

    V.2.- Derrida y la deconstruccin: identidad y diferencia 141

    V.3.- La filosofa como escritura: anormalidad, falta de seriedady cuasi-trascendentalidad 148

    V.4.- Culler: la sobreinterpretacin como teora 154

    V.5.- Norris y Gasch: Derrida y el discurso filosfico 163

    V.6.- Crichtley: deconstruccin, tica y democracia 169

    V.7.- Derrida: deconstruccin y emancipacin 177

    V.8.- Conclusin: la deconstruccin como autocreacin 181

    VI.- Pragmatismo y pragmtica universal 185

    VI.1.- Ida y vuelta al pragmatismo 185

    VI.2.- El pragmatismo de Dewey: metafsica y darwinismo 187

    VI.3.- La discutida herencia de Dewey 195

    VI.4.- West: pragmatismo proftico 201

    VI.5.- Bernstein: humanismo pragmtico no fundacionalista 210

    VI.6.- Apel: teora de la verdad y fundamentacin ltima 231

    VI.7.- Habermas: pragmtica, validez y universalidad 238

    VI.8.- McCarthy: verdad, racionalidad y poltica 249

    VI.9.- Conclusin: el pragmatismo y la filosofa postmetafsica 259

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    VII.- Crtica feminista 263

    VII.1.- Feminismo contra ironismo liberal 263

    VII.2.- Feminismo y pragmatismo 266

    VII.3.- Fraser: de la escisin romntica al anlisis de la desigualdad 270

    VII.4.- Leland, Commay y Burrows: los lmites de la conversacin 274

    VII.5.- Lovibond y Amors: feminismo y racionalismo ilustrado 276

    VII.6.- Conclusin: la poltica feminista y la emancipacin 282

    VIII.- Conclusiones 285

    VIII.1.- Ms all de la "lectura normalizada": Rorty como mediador 285

    VIII.2.- Desplazamiento axiolgico y secularizacin de la filosofa 287

    VIII.3.- Identidad filosfica, profesionalismo y lite cultural 290

    VIII.4.- Sustituciones y tensiones 292

    Bibliografa 295

    Libros de Rorty traducidos al castellano 295

    Libros y artculos de Rorty 296

    Bibliografa de apoyo 305

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    AGRADECIMIENTOS

    Al Dr. Gabriel Bello Reguera, por haber aceptado dirigir este trabajo y por su enormepaciencia y buen nimo en los aos que ha costado terminarlo.

    A todos los profesores de la Facultad de Filosofade la Universidad de La Laguna,especialmente a la profesora Dra. Mara Jos Guerra Palmero, por su magisterio yapoyo personal.

    A mis compaeros becarios y doctorandos David Prez Chico, Moiss Barroso yMirtha Hernndez, siempre dispuestos a discutir algn aspecto de mi trabajo.

    Al profesor Richard M. Rorty, por su exquisita cortesa y su completa disponibilidad

    durante los tres meses de mi estancia en la Universidad de Virginia.

    Al personal de la Biblioteca Universitaria, por las facilidades que me dieron pararetirar libros y por su flexibilidad en los plazos de devolucin.

    Al personal de la Secretara del Departamento de Filosofa y del Vicerrectoradode Investigacin y Postgrado, por haberme resueltolas siempre enojosas cuestiones

    burocrticas con celo y simpata.

    A la Universidad Internacional Menndez Pelayo, a la Fundacin Mapfre-Guanarteme, al Programa Intercampus de intercambio con universidadesiberoamericanas, al Deutsche Akademische Austausch Dienst y al Programa deFormacin de Personal Investigador del Ministerio de Educacin, por habercolaborado en mi formacin acadmica e intelectual con becas y cursos durante misestudios de Tercer Ciclo.

    A Fifay a Mnica.

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    ABSTRACT

    keywords: Rorty, pragmatism, hermeneutics, deconstruction, moral philosophy

    This Ph. D. Dissertation is a critical reconstruction of recent exchanges andreactions to the the philosophical work by the neopragmatist Richard Rorty. I want toevaluate the main themes and most controversial issues of his later work, in order toreconsider his place among the most influential living philosophers. I have followed a

    pragmatic or hermeneutic method, while I try to reconstruct the "problematic situation"or the "horizon of understanding" in which Rorty is placed by tracing the "effects" ofhis contributions in the various trends of the contemporary philosophy. This is the veryconceptual and textual framework of the dissertation, the so-called Rortys critical

    spectrum.

    I try to focus the discussion themes with four interpretative keys of somefeatures of recent philosophy, culture and politics in the U.S., i.e.: i) the return of the

    American pragmatism, a long-awaited comeback after its extinction from thephilosophy departments in North America after World War II; ii) the linguistic turnofcontemporary philosophy, stated in three thematic steps: logics (logical positivism and

    analytic philosophy), pragmatics (American pragmatism, universal pragmatics) andrethorics (hermeneutics and deconstruction); iii) the conflict betwen "analytic" and"continental" philosophy in American universities, with its cultural and educationalconsequences; and iv) the development of the American leftduring the XX century -theOld Left of the twenties, the New Left of the sixties, and the Cultural Left of thenineties. Rorty is strongly related to all these events, so his work can be used as text aswell as contextof these as well as other interesting debates.

    The discussion of the critics begins in the third chapter with AnalyticPhilosophy (Quine, Davidson, Williams, Putnam, Searle and Toulmin), and the maintopic will be Rortys problematic rejection of epistemological problems (realism,

    representation, truth, objectivity) and its replacement for hermeneutical and politicalones (interpretation, solidarity, self-creation, intersubjectivity). In the Hermeneuticssection I review many critics annoyed by Rortys readings of Heidegger and Gadamer(Caputo, Guignon, Taylor, Madison, Vattimo), which seems to be not accurate at alland strongly misleading. In the Deconstruction section I summarize Rortysinterpretation of Derrida and his polemics with american literary and cultural criticsabout the uses and abuses of the French thinker (Culler, Norris, Gash, Crichtley, andDerrida himself). In the Pragmatism section the discussion gets into Deweysinheritance as well as the modern improvements of the pragmatic philosophy in Europe(West, Bernstein, Apel, Habermas and McCarthy). Finally the Feminist Theorysection(Fraser, Leland, Commay, Burrow, Lovibond, Amors) deals with Rortys proposal of

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    pragmatism as a non-philosophical basis of the feminist movement in culture andpolitics, and the critical responses received, most of them harsh and skeptical about thetrue nature of Rortys political beliefs.

    In the Conclusions, I defend that Rortys key movement can be defined as anaxiological displacement from truth to solidarity in contemporary philosophy, that is,the progressive substitution of ontological and epistemological criteria (necessaryvalidity) for ethical-political ones (contingent valuation) when we are justifying ourscientific beliefs, moral values or political institutions. The point here is a newunderstanding of truth and rationality as a set of concrete social practices and ritualsrather than the ahistorical and universal matrix of any human inquiry. In a sense, Rortycontinues the modern movement of secularization of the Western thought, fromtheology and metaphysics to politics, from the Absolute Reality to the Human Being.

    Rorty designs a sort of negative metaethics, deconstructive and therapeutic, byreplacing basic concepts of ethical theory: i) contingent evaluation for necessaryvalidity when discussing our norms and values; ii) redescriptive competence or

    semantic authority for moral concioussness as public members of a comunity and asprivate individuals; iii) higher loyalty for moral obligationor universal justice in anysystem of beliefs or human group in which we can identify ourselves; iv) non-humiliating persuasionfor moral argumentationin the discussion of public and privatevalues; and v) edification for rational foundation as the object of ethics, as well asliteratureforphilosophy as its pedagogical and educational environment.

    But Rortys philosophy still lefts many difficulties and ambiguities unsolved: i)thepublicand the private, a distinction that pervades all his ethical thought and bearsmany problems on moral language and action; ii) the ethnocentric and theethnoperipheral, or "we" against "they", a problematic assimmetry that goes againstRortys wish for more opened and inclusive political communities; iii) thepolitical andthephilosophical, as two distict realms wich Rorty wants to keep unmixed but are bothin the core of the pragmatists view of democracy; iii) the literary and the experienced,as long as the moral identity is developed in a literary and idiosincratic medium -namely the Academy, the intellectuals, the Great Works of Literature- and the moralself goes more complex and sofisticated as it turns elitist and bourgeoise. The realeconomic and political humiliation in the everyday experience apparently finds no

    place in Rortys thought. Furthermore, his optimism in American democraticinstitutions is a little bit too enthusiastic, according to the recent events in domestic andinternational politics.

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    PRESENTACIN(texto de la defensa)

    I

    El objetivo de esta tesis es la reconstruccin crtica de varias polmicas entorno a la figura del intelectual norteamericano y filsofo neopragmatista Richard

    Rorty, con el fin de evaluar los aspectos ms relevantes de su pensamiento y

    reconsiderar su papel en la filosofa reciente.He seguido un mtodo que podra caracterizarse como pragmtico o

    hermenetico, dado que pretendo reconstruir la "situacin problemtica" o el"horizonte de comprensin" en el que se desenvuelve Rorty y desde el que interpela a

    sus interlocutores, a travs de los "efectos" de sus intervenciones en los ms variadosescenarios de la filosofa contempornea: los programas neokantianos universalistas(Apel, Habermas, McCarthy) y comunitarismos de raz neoaristotlica y hermenetica(Taylor, MacIntyre), las distintas aportaciones de la filosofa tardoanaltica (Searle,

    Putnam, Williams, Toulmin), los mltiples feminismos (Lovibond, Fraser, Amors) yvariados postmodernismos (Lyotard, Vattimo, Derrida y epgonos), incluso los compa-

    eros de viaje pragmatistas que frecuentan la filosofa europea (Bernstein, West). Estees el marco conceptual y el espacio textual de la tesis, lo que denomino el espectrocrticode Rorty.

    Por eso la he titulado Consecuencias del neopragmatismo. Adems de evocarun conocido libro suyo, quiero indicar que los efectos de la filosofa neopragmatistahan de ser rastreados en la recepcin crtica y polmica; son "efectos de lectura" que

    proliferan por doquier en artculos y libros de los ms variados filsofos y estudiosos,disconformes con sus peculiares interpretaciones de pensadores clsicos o contempo-rneos, molestos por el tono a veces ingenuo y otras irnico, pero tambindeliberadamente provocativo de sus propuestas, o indignados con su rechazo al

    profesionalismo en la filosofa y al radicalismo en la poltica y la ciencia social.Efectos que influyen en la percepcin acadmica y pblica y en las derivas msrecientes de la obra de Rorty, y que configuran su identidad intelectual y poltica, ascomo las de sus contendientes.

    Desde una perspectiva pragmtica o hermenetica, es ingenuo aspirar a unacomprensin "pura", "originaria" o "primera" de un autor, a una percepcin de laobra no mediatizada por las lecturas y relecturas planteadas desde cierta tradicin ola comunidad de investigadores. Es decir, en este caso es obligatorio referirse al con-texto en el que Rorty formula sus planteamientos, a las respuestas recibidas y a lasconsideraciones ulteriores de nuestro autor.

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    Por cierto, una de las metforas ms celebradas y discutidas de Rorty es la quetoma de Oakeshott: considerar a la filosofa como "una voz ms en la conversacin dela Humanidad". Esta "conversacin" no es sino una redefinicin de la "investigacin"

    pragmatista descrita ahora en trminos casi hermeneticos. No debemos entoncesempezar por escuchar su voz en la conversacin filosfica actual? Si nos circunscri-bisemos exclusivamente a sus textos, aislando los nudos conceptuales y discutiendolas coherencias y contradicciones internas, no saldramos de monologismo solipsista

    propio de erudiciones pretritas, ni podramos comprender qu problemas de la filo-sofa contempornea pretende Rorty resolver o disolver. Oiramos una sola voz, y no laconversacin entera.

    Uso el trmino espectro crtico en un sentido alegrico, tomado de lasciencias fsicas, porque utilizo al neopragmatista como eje para ordenar y desplegardistintas problemticas filosficas contemporneas, organizadas por tradiciones o

    movimientos intelectuales. Rorty es un interesante mediador y divulgador de lascuestiones que ocupan a la filosofa a ambos lados del atlntico, y la reconstruccinhistoriogrfica de la veta polmica de su pensamiento ayuda a esbozar una idea globalde las lneas maestras del pensamiento filosfico finisecular.

    Pero tambin hablo del "espectro" en un sentido escatolgico, dado que en estainvestigacin aparecen frecuentemente los demonios que la crtica dice que Rorty hainvocado irresponsablemente, como el historicismo, el relativismo, el irracionalismo yel nihilismo; el fantasma de Nietzsche, cuyo ltimo avatar parece ser Derrida. O losque Rorty dice haber desenmascarado y exorcisado en el mismo corazn de la filosofaoccidental: el esencialismo, el representacionalismo, el trascendentalismo y el univer-

    salismo; los espectros de Platn, Descartes y Kant. En muchas ocasiones, estas y otrasapariciones quimricas hechizan el trabajo crtico por completo hasta tornarlo en algo

    parecido a una caza de brujas o un auto de fe. Una revisin atenta del espectro puedeservir para purgar la lectura rortyana de sus excesos retricos y tambin para resituaralgunas de las crticas ms viscerales y exasperadas.

    II

    Para evitar en la medida de lo posible las dificultades expositivas que acarrea

    este procedimiento de reconstruccin textual e historiogrfica, comienzo por unacontextualizacin previa del mbito de discusin a partir de ciertas claves exegticas,pequeas historias o narrativas de algunos hechos de la filosofa, la cultura y lapoltica en el s. XX en los Estados Unidos. Estas narrativas comprenden:

    i) el retorno del pragmatismo americano tras su relativa desaparicin de la escenafilosfica de los Estados Unidos tras la II Guerra Mundial, en parte por la hegemonadel positivismo lgico y la filosofa analtica en las universidades norteamericanas,

    para constatar su irreductible pluralidad y esfervescencia actual y las diferencias entreel pragmatismo clsico (Peirce, James, Dewey) y el neopragmatismo contemporneo(Rorty, pero tambin Bernstein, West, Putnam o Fish), as como su presencia en deba-

    tes contemporneos de enorme calado como la polmica entre modernos y

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    postmodernos, entre liberales y comunitaristas, o los desafos del feminismo y delmulticulturalismo;

    ii) el giro lingstico de la filosofa, narrado en tres momentos: el giro lgico-epistmico (positivismo lgico y filosofa analtica), pragmtico (pragmatismo ameri-cano, pragmtica de los actos de habla y pragmtica universal) y retrico(hermenetica y deconstruccin), explicitando en todo caso en qu manera Rorty

    participa de los tres virajes dentro del mbito de la teora tica;

    iii) el conflicto entre la filosofa "analtica" y "continental" en los Estados Unidos, lallamada barrera del Atlntico, como dialctica sustantiva de la historia reciente dela filosofa norteamericana, con consecuencias filosficas, pero tambin sociales,

    pedaggicas y curriculares, que Rorty y otros pensadores se esfuerzan por mitigar oreconducir;

    y iv) el discurso de la izquierda norteamericana en el s. XX: desde los primerosmovimientos socialistas y la gestacin de programas socialdemcratas como el NewDeal, hasta la radicalizacin de la New Leftdurante los aos sesenta y el surgimientode una Izquierda Acadmica desligada de la poltica institucional y democrtica ydedicada a la crtica cultural, duramente fustigada por Rorty.

    Tras estos contextos de comprensin, en los que se aventuran ya algunostpicos del pensamiento de Rorty, entro en la reconstruccin historiogrfica del espec-tro crtico, con los autores en cuestin agrupados por "movimientos", "tradiciones","escuelas" o "estilos" filosficos contemporneos. Esta manera de organizar elespectro slo pretende facilitar la cohesin temtica y expositiva del trabajo, y portanto se basa en un a veces tenue "aire de familia" antes que en criterios analticostajantes.

    Durante la exposicin de espectro y en las conclusiones tambin defiendo unainterpretacin particular de la filosofa de Rorty. A mi parecer, el neopragmatismo

    plantea un desplazamiento axiolgico de la verdad a la solidaridad, esto es, lasustitucin de los criterios ontolgicos o epistmicos de valoracin intelectual (verdad,racionalidad, validez, objetividad, fidelidad) por otros de tipo tico-poltico, moralesen ltimo trmino (solidaridad, dilogo, acuerdo, autocreacin, lealtad). Se puede

    decir que Rorty propone abandonar la nocin de validez necesariaen favor de la msdbil valoracin contingente en la evaluacin y justificacin de nuestras creencias,mediante el recurso a prcticas conversacionales histricas y cambiantes, producto delazar, la tradicin y la negociacin, antes que a leyes ahistricas inmutables yabstractas fundamentadas en algn tipo de racionalidad o universalidad.

    As, creo que las propuestas ms conocidas y criticadas de Rorty, como susugerencia de abandonar lo que llama la filosofa "epistemolgicamente centrada" ysu apuesta por una filosofa hermenetica, no fundacionalista y "teraputica", msprxima a la crtica literaria que a la ciencia; o su defensa etnocentrista de las demo-cracias noratlnticas, recuperando el sentimiento de optimismo patritico para la

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    izquierda norteamericana, han de ser ledas como articulaciones filosfico-polticas deeste desplazamiento axiolgico.

    III

    A continuacin expondr brevemente el recorrido historiogrfico y textual porel espectro, as como su ncleo crtico. En el segmento dedicado a la filosofa analticaaparecen mltiples reticencias frente a la polmica liquidacin rortyana de la episte-mologa y su viraje hacia la hermenetica. Aunque los protagonistas indiscutibles son

    filsofos de la tradicin analtica, tambin hay otros que precisamente acusan a nues-tro autor de no haberse despegado lo suficiente de esta escuela, de seguir preso de sus

    supuestos y aporas. Las temticas de metafilosofa, epistemologa o filosofa dellenguaje y de la mente parecen dominantes, con discusiones acerca de la relevancia

    del realismo para la prctica cientfica y la vida acadmica, o las insuficiencias de lateora pragmtica de la verdad. Pero an as los crticos insisten en las consecuenciasmorales y polticas de los planteamientos anti-representacionalistas delneopragmatismo para la cultura en general y la filosofa en particular. Es decir: Rortytiene xito en desplazar el mbito de la discusin desde cuestiones epistemolgicas aotras de tipo axiolgico, como la justificacin filosfica de los currculosuniversitarios, la supuesta necesidad de una teora tica fundamentada en la filosofadel lenguaje o de la ciencia, o la pertinencia de las posturas universalistas orelativistas para la discusin y resolucin de problemas morales.

    De ah paso a narrar el periplo de Rorty por la hermenetica, esto es, las crti-cas que tienen como objeto su lectura de dos pensadores europeos de amplia penetra-cin en los Estados Unidos: Heidegger y Gadamer. Para Rorty, la hermenetica vienea sustituir a la epistemologa como el nuevo territorio comn de la filosofa a finalesde siglo, en el sentido que configura un modelo alternativo de intelectual y de culturahumanstica. Pero su lectura antifundacionalista de este movimiento filosfico, cifradaen una imagen antiautoritaria y secularizada de la indagacin intelectual,despreocupada de la verdad, de la racionalidad o de la universalidad, le traermltiples crticas de estudiosos que consideran que traiciona tanto el espritu como laletra de esta tradicin. Una vez ms, la clave del viraje de Rorty est en lainterpretacin de la hermenetica como el vaciamiento de la idea de autoridad

    epistemolgica o moral, y por tanto la apertura dialgica hacia la constitucin futurade comunidades progresivamente ms incluyentes y libres.

    Todava dentro de la filosofa postnietzscheana, tambin abordo el tratamientoque da Rorty a Derrida y sus polmicas con la deconstruccinnorteamericana. Si bien

    suele presentar al filsofo francs como compaero de viaje en el abandono de lafilosofa representacionalista, esto es, del logocentrismo, y se apoya en propuestasderridianas fundamentales en filosofa del lenguaje y metafilosofa, no duda en

    polemizar con el filsofo francs y otros pensadores afines acerca del estatus filosficode la deconstruccin, su vinculacin con las jerarquas y oposiciones que pretendeinvertir, y sobre todo sus implicaciones sociales y polticas dentro y fuera de la acade-

    mia. Para Rorty, Derrida ejemplifica el movimiento desfundante y privatizador de la

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    tarea filosfica, dedicada ahora a la autocreacin irnica e imaginativa, antes que a ladescripcin de problemas fundamentales de la tradicin filosfica occidental. Por esoencuentra contraproducente presentar a la deconstruccin como un nuevo paradigma

    de anlisis filosfico o como una herramienta de accin poltica, en todo casoinoperante y superflua para el reformismo democrtico y la poltica de izquierdas.

    Y as llegamos al movimiento del que Rorty se considera partcipe, elpragmatismo, en sus versiones contemporneas a ambos lados del Atlntico: elpragmatismo americano, sobre todo el de orientacin tico-poltica, as como lapragmtica universal o trascendental de la tica del discurso. Los temas de discusinsern aqu bastante variados: la polmica interpretacin de Dewey, los efectosperversos de una filosofa que renuncia a la idea normativa de racionalidad, o lainteligibilidad de la nocin de "validez universal" aplicada a los enunciados ticos y

    polticos. Rorty se muestra partidario de desvincular el pragmatismo de cualquier

    preferencia epistmica por las ciencias naturales o sociales, y en su lugar retomar yactualizar la filosofa de Dewey para la profundizacin en el compromiso pblico conlas instituciones y prcticas liberales y democrticas, sustituyendo los criteriosepistemolgicos de certeza, racionalidad o de validez por los criterios pragmticos deeficacia en la construccin de una idea edificante y comunitaria de la solidaridad

    pblica.

    Para terminar, discuto las crticas cosechadas por la repetida oferta de Rortyde poner su neopragmatismo al servicio de la teora feminista. Este movimiento

    poltico e intelectual funciona como una especie de banco de pruebas para la filosofaneopragmatista, por enfrentarse al problema prctico de los dficits de reconocimientode las mujeres en las sociedades liberales. Las crticas se concentrarn en la escisinentre lo pblico y lo privado, las restricciones impuestas a la articulacin terica delactivismo poltico, as como su filiacin liberal de guerra fra y su compromiso conlas instituciones polticas occidentales. Para la crtica feminista, ya sea de corteuniversalista o diferencialista, Rorty fracasa por ignorar la influencia efectiva de lasteorizaciones fuertes en el cambio o reforma de las prcticas sociales injustas, conlo que su feminismo desteoretizado es difcilmente utilizable en programas pblicos deautodeterminacin moral y emancipacin poltica. El desplazamiento axiolgico setransformara en una vulgar apologa del statu quo.

    IV

    Casi todo el espectro suscribe ciertos supuestos fundamentales, salvando lasenormes diferencias filosficas que separan a los participantes en los distintos debates.

    As, hay un acuerdo casi generalizado acerca de la necesidad de una teora filosficade la verdad y de la racionalidad, libre de residuos metafsicos, que permita elaboraruna concepcin del lenguaje, del agente y de la comunidad sobre la que asentar

    propuestas de tipo tico y poltico que posibiliten el cambio social. Tambin varioscrticos hacen hincapi en la importancia de la filosofa como matriz fundamental deinterpretacin y estructuracin de la cultura y para el desarrollo de una idea

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    normativa de Humanidad, y el peligro que conlleva renunciar a alguno de estossupuestos, so pena de caer en la irresponsabilidad intelectual y moral.

    Rorty, por su parte, procede a desplazar o dislocar estos supuestos. La verdades descrita como simple justificabilidad en un contexto determinado, lo que suponerechazar cualquier nocin absoluta, trascendental o intrnseca de "verdad" y "reali-dad", y por tanto renunciar a fundamentar filosficamente el conocimiento, lamoralidad o el arte. Las teoras filosficas son consideradas irrelevantes e inocuas

    para la elaboracin y aplicacin de programas polticos, y se apuesta por lahibridacin de la filosofa con otros discursos acadmicos y culturales, como la crticaliteraria o la antropologa, en la creacin imaginativa de nuevas comunidades cadavez ms inclusivas y menos humillantes. Por ltimo, se postula el distanciamientoirnico frente a las propias creencias filosficas y la disolucin de la misma idea

    formal y universal de "obligacin moral" en la solidaridad pblica y la autocreacin

    privada.

    Y es que Rorty no niega que existan la verdad o la realidad, ni que la filosofapueda tener querencias polticas, ni que la historia intelectual de occidente no puedaser entendida sin la antao reina de las ciencias, ni que ciertos comportamientosintelectuales puedan ser moralmente reprochables, esto es, crueles. Pero tampoco creeque estas y otras cuestiones hayan de ser asumidas tal y como lo plantean sus crticos.

    En este sentido, las acusaciones de relativismo, irracionalismo o esteticismo extravansu objetivo, en tanto en cuanto nuestro autor se desembaraza de los mecanismos filos-ficos y axiolgicos que sustentan estas posturas y las contrarias.

    Por lo general, casi todos las oposiciones que maneja en sus textos (realidad yapariencia, conmensuracin y conversacin, epistemologa y hermenetica,

    sistematicidad y edificacin, metafsico e ironista, lenguaje serio y no serio) se refierena este mismo desplazamiento axiolgico de la verdad a la solidaridad. Porque nocreemos que deban ser consideradas como dicotomas en sentido estricto, es decir,como un sistema de oposiciones binarias de tipo lgico o semntico, mutuamenteexcluyentes, con contenidos proposicionales contradictorios. La preferencia por el

    segundo trmino es una marca del desplazamiento, esto es, una anulacin pragmticade la oposicin binaria.

    Lo que persigue Rorty es la paulatina disolucin de los lmites disciplinaresentre el conocimiento, la moral y el arte en favor de un modelo indiferenciado devaloracin contingente. Este motivo ya est en Dewey y sus esfuerzos para dar con unateora de la indagacin o de la valoracin que pudiera referirse indistintamente alestudio de la naturaleza, a la resolucin de dilemas morales, a la creacin artstica o ala comunin religiosa. Pero por otra parte, da un paso ms all al desembarazarse dela misma nocin de teora, es decir, de cualquier criterio normativo a la hora de deter-minar la verdad o racionalidad de los proyectos cientficos, polticos o culturales. Lava para este desplazamiento no puede ser una argumentacin racional, del mismomodo que su resultado no puede ser una teora nueva. El carcter negativo,teraputico o deconstructivo del trabajo filosfico de Rorty tiene aqu un sentido claro:

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    evitar el retorno a la filosofa sustantiva, entendida siempre como una actualizacininoportuna de la metafsica.

    Y tambin tiene una dimensin romnticay trgica, que por otro lado es propiadel pragmatismo clsico. La imagen cervantina del "caballero pragmatista" luchandocontra gigantes que resultan ser molinos de viento es usada por varios crticos delespectro. El neopragmatista deja de confiar en la posibilidad de caracterizaradecuadamente las propiedades intrnsecas de la realidad, y pasa a concentrarse en laautocomprensin y determinacin de la propia identidad y la accin en dos mbitos:como miembro pblico de una comunidad cada vez ms amplia de ciudadanos (sujeto

    poltico), y como individuo privado inmersos en la tarea de redescribirse y autocrearseprivadamente (agente moral). Rorty combina pero no confunde la imaginacinquijotesca con el practicalismo sanchesco. La imposibilidad de aunar bajo un nicomanto terico la sublimidad y la decencia, el compromiso solidario con los otros y el

    compromiso personal con uno mismo, es un corolario natural del abandono del pro-yecto metafsico. En ambos casos, el individuo es instado a proceder reflexivamente apartir de los materiales disponibles, como la identidad biogrfica o la comunidad depertenencia, sin ningn tipo de respaldo exterior que dote de coherencia, sentido ounidad a la existencia humana.

    Por otro lado, los sectores ms virulentos y exasperados del espectro, aquellascrticas que esgrimen acusaciones de conservadurismo poltico, relativismo cultural,irracionalismo vulgar e irresponsabilidad moral, las que recurren frecuentemente a lacaricatura, el exabrupto y el anatema, quedan anuladas o contrarrestadas en milectura. Rorty no es un renegado de la filosofa, ni una bestia negra del pensamiento

    progresista, ni un sofista frvolo y malintencionado que nos lleva a la catstrofeintelectual y moral. Estas estrategias retricas retratan ante todo al que las formula, y

    suponen un claro ejemplo de contradiccin preformativa: para descalificar alneopragmatismo, se utilizan exactamente las mismas tcnicas de manipulacinemotiva y descripcin sesgada de las que se acusa a Rorty. Es evidente que estemovimiento es del todo ilegtimo en pensadores que se reclaman partidarios de laargumentacin racional y del lenguaje serio e ideolgicamente neutral de la crtica

    filosfica.

    Entiendo que las propuestas de Rorty para una cultura post-filosfica son un

    trasunto del movimiento moderno de secularizacincultural, y por eso sus reflexionesticas y polticas son aplicables fundamentalmente a las sociedades laicasoccidentales, con lo que el etnocentrismoes otra consecuencia evidente de este despla-

    zamiento axiolgico. En ltimo trmino pretende eliminar el barniz teolgico que anreviste a la filosofa moderna, desvelar las races mitolgicas y la nostalgia de loabsoluto que encubren algunos programas filosficos contemporneos. En varioslugares sugiere que ciertos filsofos escriben sobre la "Verdad" o la "Racionalidad" enun sentido redentor, teolgico, tal y como los pensadores medievales escriban sobre"Dios". As pues, podemos entender el discurso neopragmatista como una apuesta porel agnosticismo antiautoritario y liberal, frente al gnosticismo testa que se divisadetrs de varias teoras de la verdad, de la realidad o del lenguaje en algunos

    pensadores contemporneos. Su desdn hacia las pretensiones mesinicas y

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    cosmolgicas del ltimo Heidegger van en esta direccin, as como su preferencia porel Derrida ms personal e inclasificable, o sus crticas a lo que considera subterfugiossub specie aeternitatis como la validez universal de Habermas o el realismo post-

    ontolgico que subyace a la "imagen moral del mundo" de Putnam.

    Por ello la filosofa debe abrogar sus pretensiones de convertirse en el rbitrodefinitivo de la Weltanschauung occidental, y contentarse con su ms modesto papelde mediadora entre conversaciones plurales e indecidibles. Si la privatizacin de lascreencias religiosas posibilita la aparicin de instituciones democrticas y garantiza lalibertad en la autocreacin individual, la privatizacin de las creencias filosficas

    puede suponer un paso ms en el afianzamiento de una autopercepcin discursiva yplural de las sociedades occidentales. Esta es la ventaja a largo plazo que Rortyencuentra en la filosofa pragmatista.

    Por otra parte, creo que los ataques de Rorty al "profesionalismo" filosficotienen ms alcance que la simple crtica a ciertas escuelas por fomentar elcorporativismo exclusivista, o el lamento nostlgico por la desaparicin del intelectual

    pblico de perfil deweyano, comprometido con la sociedad de su tiempo y activomilitante en programas polticos y culturales. El abandono de la epistemologa implicaque la formacin filosfica ha de ser concebida como un proceso dialgico deconstruccin de la propia identidad moral, de edificacin o maduracin. Considerar la

    filosofa como gnero de escritura es pensar al filsofo como miembro de una comuni-dad reducida que lee y escribe imaginativamente sobre un conjunto heterogneo ycambiante de libros, y que en contadas ocasiones puede generar cadenas de efectos enotras comunidades ms amplias.

    En sus polmicas lecturas de pensadores del pasado y del presente, Rorty tanslo lleva a la prctica su propuesta de considerar la indagacin textual como unproceso de continua recontextualizacin, al servicio de los intereses de solidaridad yautocreacin. La fidelidad no puede ser un objetivo hermenutico, del mismo modoque la neutralidad axiolgica y la bsqueda de la certeza trascendental en el texto noestn en la agenda del pragmatista.

    Para terminar, har un repaso breve de las consecuencias del desplazamientoaxiolgico propuesto en el mbito de la teora tica, as como de las tensiones o

    problemas ms importantes que quedan sin resolver.Se puede decir que Rorty esboza una suerte de metatica negativa,

    deconstructiva o contingente, crtica con el proyecto moderno de anlisis yfundamentacin racional del discurso moral, mediante la sustitucin de conceptosfundamentales del "lxico ltimo" de la teora tica, dado que el desplazamientoaxiolgico desarticula de alguna forma la divisin metodolgica entre metatica, ticanormativa y moralidad prctica. Si, como Rorty pretende, la moralidad y la prudenciano son sino distintos grados de contingencia axiolgica, el lxico tradicional de lateora tica ha de ser reformulado. Al hilo del desplazamiento de la verdad hacia la

    solidaridad, algunas de las sustituciones sugeridas seran:

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    i) la validez universal por la valoracin contingente, en tanto que criterio paradeterminar la pertinencia e importancia del discurso, sobre todo en sus efectos deinclusividad comunitaria y percepcin del sufrimiento ajeno;

    ii) la conciencia moralpor la competencia redescriptivao autoridad semntica, en dosmbitos interrelacionados: como miembro comprometido con una sociedad libre ycomo individuo librado a la contingencia en la formacin de su identidad privada;

    iii) la obligacin moraly lajusticiapor la lealtad ampliadahacia sujetos y grupos encuyos valores e instituciones uno pueda reconocerse;

    iv) la argumentacin moralo justificacin normativapor lapersuasin no humillanteen la interpelacin moral y la reelaboracin discursiva de los valores;

    v) la fundamentacin racional por la edificacin o educacin moral como objetivoltimo de la tica, y en ltimo trmino la filosofapor la crtica literariacomo mbito

    pedaggico y formativo idneo.

    En cuanto a las tensiones, los elementos ms problemticos de su pensamientoseran:

    i) Lo pblico y lo privado. Lejos de ser una simple mxima prudencial para evitar quelas ansias de redescripcin privada se interpongan en el compromiso pblico de

    solidaridad, esta distincin atraviesa aspectos metaticos y ticos fundamentales, yplantea una dualidad problemtica en cuanto al lenguaje y la accin morales. Elagente moral aparece escindido en dos procedimientos de valoracin diferenciados yen algn caso inconsistentes.

    ii) lo etnocntrico y lo etnoperifrico. La determinacin del "nosotros" frente al "ellos"genera una asimetra problemtica, que de por s mina el esfuerzo de inclusividadcreciente. El holismo y el nominalismo declarados excluyen la posibilidad deencontrar un conjunto de valores o prcticas ms bsico o fundamental, o simplementems consensuado, en torno al que se articule el modelo de comunidad vinculante.

    Nunca queda claro ese "nosotros", por lo que existe la posibilidad de la perpetuacinde la exclusin arbitraria de los "otros" (mujeres, minoras tnicas o sexuales, etc.)

    iii)lo poltico y lo filosfico. Aunque pretenda mantener separadas ambas esferas, noshayamos ante un problema similar al de lo pblico y lo privado. No sabemos si estadistincin es poltica, con lo que el discurso filosfico que la hace plausible seratotalmente superfluo, o propiamente filosfica, con lo que caera en una flagrantecontradiccin. Si la filosofa careciese totalmente de relevancia cultural sera en efectoingenuo utilizarla con fines polticos. Pero Rorty pretende redefinir su papel, y noexcluirla totalmente de la vida intelectual, poltica y moral de occidente.

    iv) lo literario y lo vivencial. La construccin de la identidad moral se desarrollasiempre en un entorno formativo literario, textual, vinculado a un colectivo dado, el de

    los intelectuales. El modelo de agente moral puede ser ms o menos complejo y

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    sofisticado, en la medida en que se vuelve elitista y restrictivo. La humillacin real enentornos extraliterarios, como los econmicos, parece que slo puede ser abordadadesde premisas literarias, y no cientficas o tericas.

    As mismo, su reivindicacin del patriotismo y su optimismo infundado en lasinstituciones y prcticas de la democracia norteamericana parece excesivo, vistos losrecientes acontecimientos internacionales y las aventuras imperialistas y criminalesque estn an por llegar.

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    I.- INTRODUCCIN: EL ESPECTROCRTICO

    I.1- Objetivos y metodologa: efectos de lectura y espectro crtico

    Richard Rorty es un filsofo tan popular como controvertido, y a lo largo deestas dos ultimas dcadas sus escritos han generado una voluminosa bibliografa crtica.Su original combinacin y confrontacin del pragmatismo norteamericano con el

    pensamiento europeo contemporneo ha venido a superar los tpicos problemas decomunicacin entre las distintas "tradiciones" que componen el variado panorama de lafilosofa de finales del s. XX. Rorty ha participado de manera destacada en los debatesactuales ms sealados sobre cuestiones metafilosficas, epistemolgicas, ticas y

    polticas, y podemos sin duda incluirlo en la lista de los pensadores ms importantes ydiscutidos de hoy en da. Prcticamente la totalidad de su obra ha sido traducida alcastellano, lo que indica el inters que despierta en los pases de habla hispana.

    Porque de todos es sabido que Rorty asume siempre posiciones arriesgadas,

    demasiado llamativas como para ser ignoradas, y siempre susceptibles de crtica.Tenemos variados ejemplos de esto en sus reiterados llamamientos al abandono de lanocin de "verdad" o "mtodo" y de lo que llama la filosofa "epistemolgicamentecentrada" -como la metafsica o cierta filosofa analtica- y su apuesta por una filosofano fundacionalista y teraputica, ms prxima a la crtica literaria que a la prcticacientfica. O en su polmica defensa etnocntrica del las instituciones de las demo-cracias noratlnticas, y su recuperacin de un sentimiento de optimismo patritico esta-dounidense y de fe en el reformismo de raz socialdemcrata. O en su defensa de unaneta delimitacin entre lo pblico y lo privado, entre la responsabilidad hacia los otrosy el compromiso con uno mismo.

    Estas y otras propuestas son presentadas con un tono aparentemente ingenuo eirnico y a veces conscientemente provocativo, con lecturas e interpretaciones cuandomenos aventuradas de filsofos clsicos y contemporneos -su peculiar versin de la"tergiversacin vigorosa" [strong misreading] del crtico literario Harold Bloom-adems de no pocas ambigedades y tensiones conceptuales y una actitud antipro-fesional y antiacadmica que parece exasperar a algunos de sus interlocutores.

    As que en la ltima dcada hemos podido constatar una suerte de frente crticoanti-Rorty en distintos escenarios de la filosofa contempornea: en el debate entre

    programas neokantianos universalistas (Apel, Habermas, McCarthy) y comunitarismosde raz neoaristotlica y hermenetica (Taylor, MacIntyre), en los escritos de

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    destacados pensadores tardoanalticos (Searle, Putnam, Hacking, Toulmin), en losmltiples feminismos (Lovibond, Fraser, Amors) y variados postmodernismos(Lyotard, Vattimo, Derrida y epgonos), e incluso entre los mismos compaeros de

    viaje neopragmatistas (Bernstein, West); todos han encontrado ocasin para discutircon Rorty, criticar algunos de sus planteamientos o simplemente descalificar suspropuestas. En nuestro pas tambin ha habido crticas bastante manifiestas y belicosas,muchas veces a la zaga de alguno de los autores citados.

    Esto ser lo que a partir de ahora denominaremos el espectro crtico, el espacioconceptual y textual de nuestro trabajo. Porque el cometido de esta investigacindoctoral es la exposicin y discusin del pensamiento de Rorty, y en especial de susaportaciones a los debates ms recientes en filosofa moral y poltica, desde lasrespuestas crticas de sus contemporneos.

    No es usual iniciar una investigacin acadmica acerca de un pensador por lasrespuestas que ha recibido, ms bien al contrario: parece ms apropiado comenzar porla obra del autor para despus pasar a sus crticos, exponer primero las causas y pasarluego a los efectos. Somos conscientes de los peligros de esta inusual aproximacincrtica. En cierto modo invierte la linealidad "natural" o causal del discurso expositivo.Tambin corremos el riesgo de solapar o repetir autores y temas, por las inevitablesreiteraciones y lagunas de un espectro crtico muy heterogneo. O puede quedar difu-minado el objetivo concreto de la investigacin, por la profusin de nombres, proble-mas y textos que a lo mejor no tienen relacin directa con lo que se quiere discutir.

    Pero creemos que nuestra aproximacin es harto ms fructfera e iluminadoraque otras, y permite hacer una lectura seria, compleja y quiz novedosa de este autor.En principio, este procedimiento nos ayuda a contextualizar su pensamiento,reconstruir la "situacin" u "horizonte" en que se desenvuelve y desde el que interpela asus contertulios, a travs de los "efectos" o consecuencias que su lectura ha provocadoen distintos ambientes filosficos. A partir de ah podremos cumplir objetivos expo-

    sitivos(reconstruccin de las aportaciones de Rorty a la filosofa contempornea), exe-gticos(interpretacin del estado de la cuestin en determinados debates, pertinenciade ciertas lecturas de y sobre Rorty) y crticos(localizacin de problemas y tensionesen la obra rortyana a partir de sus comentaristas y detractores). La referencia aconceptos fundamentales del pragmatismo y la hermenetica no es gratuita: creemos

    que pueden dar cobertura terica y metodolgica a nuestro trabajo. Por ello nos deten-dremos brevemente en algunos rasgos comunes de estos dos movimientos filosficos, afin de justificar la pertinencia de nuestro enfoque.

    La mxima pragmtica de evaluacin por consecuencias, una de las seas deidentidad del pragmatismo norteamericano, nos exhorta a evaluar el significado de losenunciados -cientficos, estticos, ticos, religiosos, etc.- por las consecuencias oefectos prcticos que de ellos se deriven, por la forma en la que modifiquen elcomportamiento futuro. Varios motivos confluyen en esta ansia practicalista de los

    pragmatistas: la crtica de la "falacia intelectualista" cartesiana (Peirce) y del dualismoimplcito del empirismo anglosajn (James, Dewey), la admiracin por la praxis

    cientfico-experimental y la vocacin pblica, comunitaria y reformista de la indaga-

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    cin intelectual. En todo caso, los tres filsofos manejan la misma nocin de lenguaje:un sistema de disposiciones, prcticas o hbitos lingsticos cuyos efectos modelan laconducta humana y amparan los comportamientos cooperativos en el seno de una

    comunidad de hablantes-actores.

    Este supuesto metalingstico influye claramente en la nocin pragmatista deinvestigacin: Peirce desarrolla su teora de la verdad como lmite de probabilidad deconsenso entre los investigadores; James somete a crtica la nocin monista ydeterminista de "verdad" y apela a una "corriente de consciencia" historizada,

    pluralizada y comunitaria; y finalmente Dewey critica el paradigma veritativista de la"bsqueda de certeza" y plantea su propio modelo de investigacin transdisciplinar,aplicable tanto a la ciencia como a la tica y la poltica, donde los problemas seinstituyen y resuelven intersubjetiva y pblicamente modificando la situacin

    problemtica de partida, y dando lugar indefectiblemente a nuevas situaciones

    problemticas. En todos los casos, la indagacin intelectual parte de la efectualidad dellenguaje en la experiencia, y necesariamente se remite a ella. Ah estara la raigambre

    prctica, y por tanto tica, del pragmatismo1.

    En lo que se refiere a la hermenetica, Gadamer acua el principio de lahistoria efectual para dar cuenta de ciertas especificidades de las Geisteswissens-chaften, en la que la comprensin es posibilitada y mediada por los efectos histricosdel uso del lenguaje dentro de una distancia temporal, por la facticidad de una tradicinarticulada textualmente que configura nuestra comprensin del mundo. En las cienciasdel espritu tiene que darse una identificacin unitaria de "saber y efecto". La tarea de lahermenetica filosfica es hacer consciente dicha efectualidad, hacer explcitos los

    prejuicios desde los que se hace la reflexin, devolver a la experiencia su complejidadpre-metdica y pre-cientfica en una lgica comunicativa de preguntas y respuestasimbricada en un horizonte de comprensin, en una tradicin discursiva y polmica, y

    por tanto en una comunidad de intrpretes. En una conversacin, en suma. Tambin lahermenetica es ante todo un ethos: el principio de la historia efectual es una exigenciaterica no slo para la interpretacin y comprensin, sino tambin para la aplicacin,tercer momento hermenetico2.

    En ambas tradiciones hay muchos puntos en comn, y este ser uno de losmotivos ms recurrentes en los textos de Rorty, y volveremos en varias ocasiones sobre

    ello a lo largo de nuestra investigacin. Pero ahora nos interesan fundamentalmente losaspectos que podramos denominar metodolgicos, los referidos a la manera msadecuada de comprender la obra de un pensador. Tanto para el pragmatismo como parala hermenetica, la indagacin intelectual tiene por objeto el estudio de los efectos dellenguaje, ya sea como teora cientfica, tratado filosfico, programa poltico, mito reli-gioso u obra de arte, en distintos mbitos de la experiencia humana. Pero esa misma

    1 Peirce (1965:200-223), James (1907:36-53), Dewey (1903a:3-39), (1925b:3-21), (1939). Cfr. tambinAlexander (1995:131-154), Bello (1989:66-73), Bernstein (1992a:323-331), Murphy (1990:33-38,63-77),Prez de Tudela (1988:65-80), Thayer (1968:349-365,419-431), West (1989:3-8,43-54,71-111).

    2

    Gadamer (1975:370-383,415-458), (1986:63-80), Vattimo (1991:9-12).

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    indagacin se convierte a su vez en un efecto ms que configura la experiencia3. Ennuestro caso, los efectos sern efectos de lectura plasmados en disputas filosficas,investigaciones acadmicas, discrepancias polticas o simples descalificaciones en

    peridicos o revistas; el conjunto de respuestas y contra-respuestas que la lectura deRorty ha provocado en entornos acadmicos y ms all de ellos.

    En el estudio de una situacin problemtica u horizonte hermenutico de estetipo -un cuerpo textual muy discutido- es ingenuo aspirar a una comprensin "pura","originaria" o "primera", a una percepcin de la obra no mediatizada por las lecturas yrelecturas planteadas por otros crticos, por la tradicin o comunidad de investigadores.Esto, que tan obvio nos parece para los grandes pensadores de la tradicin occidental,tambin se cumple en el caso de filsofos contemporneos como Rorty. En su caso, la

    produccin intelectual abarca un perodo de tiempo ms o menos largo (cerca de treintaaos), est compuesta mayoritariamente de artculos o papers de diversa temtica, y

    con una vocacin decididamente polmica tanto con contemporneos como con losclsicos ms ilustres y venerables.

    Es decir: la situacin problemtica de la que partimos o el horizonte quepretendemos reconstruir no slo incluye a Rorty, sino tambin a los pensadores querelee tan aventuradamente, y a los crticos que discrepan de sus interpretaciones, y a losdistintos pblicos a los que se dirige. Si no consideramos adems del contenido de sus

    propuestas el contexto en el que estas se plantean, las respuestas que provocan y lasconsideraciones ulteriores de nuestro autor, corremos el riesgo de sesgar y parcializar lainvestigacin por situar las polmicas en una especie de limbo intelectual al margen dela conflictiva realidad acadmica y poltica en la que se desarrollan. Por el contrario,atender en un primer momento a los efectos del pensamiento rortyano, a la recepcincrtica y las rplicas que ha provocado, cumple los requisitos de la investigacin tal ycomo la hemos apuntado: sita e identifica el problema, lo pone en perspectiva, nosdota de una tradicin o comunidad de investigadores que permite analizar la deriva desus planteamientos: la influencia de las crticas en su obra, las matizaciones o cambiosde postura por la presin crtica, las concesiones a los crticos, etc. El horizonte seampla, se vuelve ms voluminoso y complejo, pero tambin ms interesante.

    Y es que los efectos de lectura han de ser entendidos en clave de formacin yreelaboracin de la identidad intelectual de los pensadores en liza: los crticos escri-

    birn para identificarse (los menos) o des-identificarse (los ms) con Rorty,reconstruyendo tanto sus propias identidades filosficas como asignndole a nuestroautor una identidad determinada, que es la que evaluaremos repasando el espectrocrtico. De la misma manera, Rorty construye su identidad asimilando y redirigiendolos efectos de escritura de los pensadores que glosa y discute, clsicos o contempor-neos, y poniendo en juego nuevos efectos que llegarn a los crticos4.

    3Derrida tambin insiste en que la funcin de la escritura es producir efectos. Cfr. Derrida (1984:354).

    4 Bello (1990:11) indica que la recontextualizacin que hace Rorty de distintos pensadores supone "laconstruccin de un modelo axiolgico de identidad [...] la funcin identificadora que de hecho le sirve

    para construirse su comunidad de pertenencia o identidad filosficas". Cfr. tambin Bello (1992:226-227), Del guila (1992:50). Este acercamiento antimetodolgico y redescriptivo a la filosofa tiene dos

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    Una de las metforas ms celebradas y discutidas de nuestro autor ha sidoaquella tomada de Oakeshott: considerar la filosofa como "una voz ms en la conver-sacin de la Humanidad"5. Como argumentaremos posteriormente, creemos que esta

    "conversacin" rortyana no es sino una redefinicin de la "investigacin" deweyanadescrita ahora en trminos casi hermeneticos. No parece adecuado empezar oyendosu voz en la conversacin filosfica occidental? Si nos circunscribisemos exclusi-vamente a nuestro filsofo, aislando los nudos conceptuales de sus obras y discutiendolas coherencias y contradicciones internas, no saldramos de monologismo solipsista

    propio de erudiciones pretritas, ni podramos comprender qu problemas de lafilosofa contempornea pretende resolver o disolver. Oiramos una sola voz, y no laconversacin entera. Tomando seriamente en cuenta las sugerencias rortyanas sobre lainvestigacin filosfica como recontextualizacin y sobre el carcter conversacionaldel discurso filosfico, no podemos sino seguir la va de la confrontacin argumentati-va con otros pensadores para desentraar los nudos conceptuales de su obra6. Es en el

    contraste entre sus propuestas y las de sus crticos dnde ms claramente podemosdefinir aquellas y stas, dnde podemos comprender las claves del pensamientorortyano, y los autores en los que se apoya.

    Con esto no queremos decir que aceptemos y asumamos la posicin de Rorty,ni que nuestro nico referente metodolgico sea la "recontextualizacin" tal y comoste la entiende. Basta con observar el trabajo de cualquier filsofo contemporneo, sus

    procedimientos y mtodos en la docencia o la investigacin, para constatar cmo atravs de la confrontacin y revisin de diversos autores y temas se termina por cons-truir un horizonte crtico que permite iluminar y cuestionar no ya la posicin de algunoen particular, sino las problemticas generales que recientemente atraviesan el discursofilosfico de la modernidad tarda -y que tornan la argumentacin en algo harto msatractivo que la mera discusin local de tal o cual pensador.

    La parfrasis que aqu hacemos del conocido texto de Habermas no es casual, ysirve de excelente ejemplo para constatar como un filsofo relevante perfila su pensa-miento revisando y criticando a sus congneres, embarcndose en disputas y pol-micas, jaleando a sus crticos para la profundizacin y matizacin de sus tesisrespectivas. De esta manera consigue no slo precisar muchas cuestiones que ataen asu programa filosfico-normativo de articulacin y fundamentacin de una tica comu-nicativa, sino hacer un retrato magistral del paisaje filosfico de finales del siglo XX.

    efectos claros: a) obliga a toda crtica a ser, a su vez, "recontextualizadora", y b) transforma el cuestiona-miento de las tesis rortyanas en excursos ad hominem: al criticar al Dewey de Rorty, por ejemplo,realmente criticamos la identidad filosfica y poltica de Rorty. Cfr. Hall (1994:5-10,212-221).

    5 Rorty (FEN:351-355). El concepto es de Oakeshott (1959), y nuestro pensador lo vincula a la"conversacin" gadameriana, e indirectamente a la "investigacin" deweyana.

    6 Rorty (ORV:13-153). Sobre la necesidad y pertinencia de recontextualizar y "malinterpretar" a losclsicos para mantener viva la herencia pragmatista, cfr. Rorty (1985:47). Bochner y Waugh(1995:211,223-228) ven en la filosofa rortyana una sustitucin de la descripcin(escribir-sobre) por lanegociacino interpelacin (hablar-con), que refleja el paso efectivo de la filosofa de la conciencia a la

    filosofa de la comunicacin.

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    Con unas pretensiones muchsimo ms humildes aqu queremos emular este procedi-miento, recurriendo a los crticos para intentar profundizar en la filosofa de este pensa-dor estadounidense.

    I.2.- Sobre los dos sentidos del trmino "espectro"

    Vamos a usar el trmino "espectro crtico" para referirnos a la heterognearespuesta crtica a Rorty, a los efectos de lectura de su obra, a los autores que hanencontrado ocasin de leerlo y criticarlo por escrito. Nuestro vocablo tiene dos sentidosque se relacionan alegricamente con este trabajo, y que no est de ms clarificar paraevitar malentendidos o errneas atribuciones de intencin.

    En las ciencias naturales, el "espectro" describe la dispersin de fenmenosondulatorios como la luz, el sonido, la radiacin, etc., en un conjunto de gamas ofrecuencias. As, hablamos de "espectro cromtico" para describir la gama de coloresen una paleta, "espectro lumnico" para referirnos al rango de rayos de luz entre elinfrarrojo y el ultravioleta descompuesto por un prisma translcido, "espectroelectromagntico" para representar las radiaciones electromagnticas de un campo, etc.Los espectros pueden ser continuos, y as nos ayudan a concebir elementos no

    percibidos individualmente por su necesaria intercalacin dentro del rango espectral,como aquel matiz del azul que se adivina al ordenar todas las gradaciones del color enun espectro, segn el conocido ejemplo de Hume. Pero tambin podemos concebirlosdiscretamente, con saltos e interrupciones que han de ser explicados o rellenados a

    posteriori, como parece suceder con la energa en ciertas versiones de la mecnicacuntica.

    En el trazado de nuestro espectro crtico particular aparecern ambas caracters-ticas: comprenderemos mejor algunas objeciones contrastndolas con otras contrarias o

    paralelas, relacionndolas y sopesndolas en el contexto de la discusin y por tantoreconstruyndolas en un sentido distinto al que tendran en solitario, y tambin localiza-remos y diagnosticaremos las lagunas o puntos en blanco que Rorty o la crtica ha

    podido dejar pasar.

    El segundo sentido, el escatolgico y ms usual, tambin tiene cierta relevancia

    para nuestra exposicin. Con esto no queremos abdicar de la filosofa para ingresar enlas dudosas huestes de la parapsicologa y el ocultismo. De todas maneras, losfantasmas y apariciones hayan tenido un lugar destacado en muchos relatos yargumentaciones fundacionales a lo largo de la historia de la filosofa: el "daimn" quesusurraba de continuo en el odo de Scrates, las espectrales sombras que encantaban aaquellos pobres prisioneros de la caverna platnica, el geniecillo perverso quemalvolamente confunda a Descartes, el fantasma que recorra la Europa de Marx, olos inquietantes modelos de la reciente filosofa de la mente -la "metfora del ordena-dor" o el "cerebro en la cubeta", versin ciberntica del trickstercartesiano.

    Nuestros espectros sern menos fascinantes, pero igualmente turbadores. Como

    por ejemplo los que muchos crticos de Rorty dicen que irresponsablemente ste ha

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    invocado: los espritus del "historicismo", "relativismo", "irracionalismo" y "nihilis-mo"; la frivolidad intelectual, la ingenuidad poltica o -peor an- un escandalosocinismo que slo conduce a la catstrofe. El fantasma de Trasmaco o de Nietzsche,

    cuyo ltimo avatar parece ser Derrida. Tambin los que el norteamericano dice haberdesenmascarado y anatematizado en la misma raz del pensamiento filosfico canni-co, los espectros de Platn, Descartes y Kant: "fundamentalismo", "esencialismo","representacionalismo", "trascendentalismo", "universalismo"; los intentos de poner las

    bases del conocimiento o la moral ms all de la contingente experiencia humana.Estas dos reuniones de espectros, pensadores y conceptos, constituyen la vertiente

    polmica ms clara del pensamiento rortyano, y su exposicin ser un objetivofundamental en este trabajo.

    Porque creemos que muchas lecturas e interpretaciones de Rorty parecenhechizadas por alguno de estos espritus y han contribuido a la popularizacin de una

    lectura "estndar o normalizada" del neopragmatismo que es necesario explicitar ycriticar; una imagen que algunas veces roza la caricatura ingeniosa y otras muchas caeen el anatema moral. Richard Bernstein, compaero pero tambin crtico pertinaz denuestro autor, afirma que:

    [Rorty] ha sido acusado de ser "autocomplaciente", "frvolo", "pedante", "voyeur","insensible", e "irresponsable". Vapulear a Rorty se ha convertido rpidamente en unanueva industria cultural.7

    En nuestra exposicin del espectro crtico tenemos que dar cuenta de esta"nueva industria cultural", que expresa no slo proposiciones o crticas filosficas, sinotambin actitudes polticas y morales. Antes decamos que en este juego de efectos de

    lectura se plantea no slo la identidad de Rorty en tanto que filsofo, sino tambin lasidentidades de sus crticos. La segunda acepcin de "espectro" que aqu manejamosresume ciertos procesos identificatorios que emplean los crticos de Rorty, y que steutiliza a su vez para desvincularse de la tradicin filosfica moderna. La identidadfilosfica de los contendientes es, en ltimo trmino, lo que est en juego en este

    proceso conversacional que en ciertas ocasiones se troca en una lamentable "caza debrujas".

    7Bernstein (1990:34). Hall (1994:1-2,9) diagnostica el "resentimiento" de muchos crticos de Rorty como"falta de condescendencia" hacia su uso indiscriminado de la irona. Cfr. tambin Kolenda (1990:xi-xv),Reese-Schfter (1991:9-10). Como ejemplo de exasperacin en nuestro espectro podemos citar lasobservaciones de Apel sobre la falta de pertinencia de las "citas aparentemente cnicas y provocadoras"de Rorty, y la necesidad de "no dar ninguna oportunidad" a una "filosofa llena de efectos literarios" deraigambre nietzscheana, en alusin explcita a Rorty y compaa (Apel, 1990:84n,95). Bello (1990:24n-25n), (1997:60n) cita tambin a Apel y al mejicano Ernesto Sosa como ejemplos de esta exasperacin,mostrando como las jaculatorias morales se disfrazan de "seriedad" filosfica, y nos recuerda otrosilustres casos de "argumentacin" ad hominem que buscan la estigmatizacin o descalificacin de un

    pensador. Cfr. tambin Bello (2001:86-87).

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    I.3.- Estructura del trabajo: contextos de comprensin y ordenacin del espec-tro crtico

    Para evitar o minimizar en la medida de lo posible las dificultades conceptualesy expositivas que acarrea nuestro modus operandi, tenemos que hacer un recuentoordenado de los autores que en algn momento han confrontado sus posiciones con lasdel filsofo norteamericano. Es decir, tenemos que configurar de alguna manera elespectro, clasificarlo previamente siguiendo algunos criterios que nos faciliten la tareade revisin y exposicin y hagan comprensible su lectura.

    Rorty ha sugerido una tipologa para describir las crticas a cualquier filsofooriginal, y que no podemos dejar de citar por ser perfectamente aplicable a su caso. As,existiran crticos de tercera filaque centran sus ataques en acusaciones de "frivolidad

    intelectual o corrupcin de la juventud"; crticos de segunda filaque se centraran endestacar la "ambigedad en el uso de trminos" o "vaguedad en las conclusiones"tomando al autor en cuestin de forma aislada, estricta y literal y defendiendo la "sabi-dura convencional" de la crtica filosfica tradicional; y finalmente crticos de primera

    fila, que, superando la literalidad y restriccin de los anteriores, "se abren su caminoprofundamente hacia las esperanzas y miedos del filsofo que critican", "se maravillande la originalidad de los pensadores criticados", y redefinen y optimizan la obra destos ignorando deliberadamente los "huecos en los argumentos" y "los infortunadosefectos colaterales" de aspectos menores de su obra, para finalmente dar cuenta de laimposibilidad o ineficacia de la filosofa del autor para resolver las cuestionesfundamentales que ste ha planteado y que el crtico considera necesarias8.

    Obviamente no vamos a seguir esta sugerente clasificacin, aunque nosencontraremos con estos tres tipos de crticos en el anlisis del espectro, a veces bajo lamisma firma. Volvamos, pues, a los conceptos pragmtico-hermeneticos de situaciny horizonte, que podemos sintetizar en el ms prosaico de contexto. El abordaje de losdistintos asuntos polmicos que van jalonando la trayectoria intelectual de Rorty escomplicado: son muchos los autores y las temticas. Adems la discusin ser hastacierto punto ininteligible si la exponemos "en fro", sin aportar las claves que indiquen

    por qu este asunto es problemtico, desde que perspectiva aborda la cuestin, haciaque audiencias dirige su discurso y cules son los resultados que pretende conseguir. Esdecir, tenemos que tener en mente tanto la temtica de la discusin como el movimien-

    to o tradicin al que se adscribe el crtico.

    De hecho creemos que muchas de las crticas a Rorty, sobre todo aquellas quevienen a confluir en lo que hemos denominado "lectura estndar o normalizada", tienenque ver con alguna forma de lectura descontextualizada y por tanto desenfocada y mal

    8 Rorty (1987:11-12). Este breve artculo es una resea de Habermas (1985), donde se introduce estacuriosa clasificacin para mostrar como el francfortiano es un "crtico de primera fila", aunque conmuchas concesiones a los modos de los "crticos de segunda" -y lamentablemente tambin a los "detercera", sobre todo en la tpica caracterizacin peyorativa de los posties (post-estructuralistas, post-

    analticos, post-fenomenolgicos, post-modernos, etc.).

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    orientada. Al ignorar en qu contexto y a qu pblico se dirige cuando formula algunasde sus tesis ms provocativas (contextos y pblicos tanto filosficos como polticos yculturales en el ms amplio sentido), los crticos pueden tergiversar el sentido de sus

    afirmaciones, y extraer conclusiones equvocas. Para evitar estos "efectos perversos" ennuestra lectura, y a modo de introduccin al espectro crtico, queremos aportar ciertasclaves que ayuden a entender el desarrollo del pensamiento rortyano, su descrdito dela filosofa analtica, su matriz disciplinar original, y su viraje hacia la tradicin nor-teamericana por antonomasia, el pragmatismo, as como hacia la filosofa europeareciente.

    Expondremos dichas claves como pequeas historias o narrativasde algunoseventos de la filosofa, la cultura o la poltica en el s. XX, en especial en los EE.UU.Este procedimiento no es novedoso, y muchos crticos de Rorty suelen emplearlo paradar su propia opinin de como se ha desarrollado tal o cul problema, y porqu est

    equivocado al tratarlo as. Antes citbamos el caso de Habermas, que dedica variaspginas a exponer los cambios en la auto-percepcin de la tarea crtica desde Kanthasta la actualidad, o a narrar la evolucin del par identidad-diferencia en la filosofametafsica y postmetafsica, o a examinar la evolucin de un concepto de realismo

    pragmatista y postkantiano y de naturalismo dbil postdarwiniano desde Peirce hasta lafilosofa analtica ms reciente9, todo ello con la finalidad explcita de contextualizar,desarrollar y precisar sus objeciones a los planteamientos neopragmatistas, y con elloafirmar su propia identidad como garante de la continuidad de la modernidad, ese"proyecto inacabado". Con ello gana en eficacia crtica y claridad expositiva.

    En nuestro espectro hay muchos otros ejemplos: Apel recurre ocasionalmente asu propia biografa para explicar por qu es necesaria una teora de la racionalidad quesustente una tica fundamentada trascendentalmente y universalista. MacIntyre recorrela historia de la filosofa para mostrar, contra Rorty, que sta tena una unidad temticay vital antes de la "catstrofe" de la modernidad. Y el analtico Nicholas Rescher se ira la historia del pragmatismo para sealar el modo en que James malinterpret a Peirce,muy similar a la manera en que Rorty malinterpreta al pragmatismo post-quineano. Entodos estos casos, la historia se articula en clave narrativa antes que argumentativa, ysiempre con una funcin explicativa y justificatoria de la crtica10. Nuestro autortambin construye y reconstruye distintas narrativas histricas para justificar sus plan-teamientos, ya sea en filosofa como en poltica o literatura, y les prestaremos bastante

    atencin

    11

    .

    9Cfr. Habermas (1988:155-186), (1993:1-23), (1999:10-18, 32-40), respectivamente

    10 Apel (1990:70-117), MacIntyre (1982:83-96), (1993:140-144), Rescher (1991:337). Sobre larelevancia de la articulacin de narrativas para la filosofa actual, cfr. Bernstein (1992a:18-27,31-33),(1996:54). Este autor cita a Gadamer, Ricoeur, Arendt, Taylor, MacIntyre, Nussbaum y Rorty comopensadores que consideran que "la narrativa y el relato son centrales para cualquier intento de filosofaradecuadamente". Un ejemplo de contextualizacin de la obra de Rorty puede verse en la monografa deHorster (1991:9-26), con la finalidad expresa de hacerla comprensible para el pblico alemn.

    11

    Por ejemplo Rorty (CP:126-138,297-318), (1989c), (1990a), (EH:15-22), (1994l), (FNP:13-106). Parauna defensa del papel de las narraciones en la filosofa, cfr. Rorty (1984a), (1996j:457-8). Hall (1994:11-

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    Hemos seleccionado, pues, cuatro narrativas, claves o contextos que nosservirn de hiptesis interpretativas y facilitarn la exposicin y discusin del espectrocrtico, y que desarrollaremos en el captulo II de esta tesis doctoral, a saber:

    II.1) la resurreccin del pragmatismo, centrndonos en su pluralidad y en lasdiferencias entre el pragmatismo clsico (Peirce, James, Dewey) y el neopragmatismocontemporneo (Rorty, Bernstein, West o Putnam), y su protagonismo actual endebates contemporneos como el de la postmodernidad, la crtica comunitarista alliberalismo o las mltiples aportaciones de la reciente teora feminista.

    II.2) el giro lingstico de la filosofa en el s. XX, narrado en tres momentos: el girolgico-epistmico (positivismo lgico y filosofa analtica), pragmtico (pragmatismoamericano, pragmtica de los actos de habla y pragmtica universal) y retrico(hermenetica y deconstruccin);

    II.3) el conflicto entre la filosofa "analtica" y "continental", como dialcticasustantiva de la historia reciente de la filosofa norteamericana, con consecuenciasfilosficas, pero tambin sociales, pedaggicas y curriculares;

    II.4) el discurso de la izquierda norteamericana en el s. XX: la "izquierda lrica" (aosveinte), la "vieja izquierda" (aos treinta y cuarenta), la "nueva izquierda" (aos sesentay setenta) y la "izquierda acadmica" (aos ochenta y noventa).

    Estas narrativas no son excluyentes entre s, ms bien al contrario. Difcilmentepodra entenderse el declive del pragmatismo norteamericano entre los aos cuarenta yochenta si no es por la progresiva hegemona de la filosofa analtica en los EE.UU., oel antagonismo beligerante entre sta y la "filosofa continental" europea con la que el

    pragmatismo poda ser ms afn. Por otra parte, el giro lingstico de la filosofa es unfactor que a la vez une y separa la filosofa a ambos lados del Atlntico; el asunto

    principal en las crticas de Carnap a Heidegger, as como en la polmica entre Searle yDerrida, no es otro que el lenguaje.

    En el plano poltico, cierto pensamiento izquierdista norteamericano se dirigede continuo a la "filosofa continental", ya sea Foucault y Derrida como a la teoracrtica de Habermas, para actualizar sus propuestas tericas y prcticas. Las

    aportaciones de los diversos feminismos son muy significativas a este respecto, dondelas relaciones entre identidad y lenguaje se vuelven cada vez ms explcitas, comotambin en los debates entre liberales y comunitaristas (los lenguajes thiny thickde lamoralidad como expresin del conflicto entre derechos o normas formales y virtudes ovalores concretos) o entre modernos y postmodernos (ininteligibilidad de las "grandesnarrativas", competencia tica y competencia comunicativa, supuestos irracionales oconservadores del discurso anti-moderno, etc.).

    23) habla de una "gran narrativa" rortyana sobre el origen y destino de la modernidad, que le ayuda a

    satisfacer el requisito hegeliano de articular filosficamente su propia poca.

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    Hay tambin otros factores comunes en estas claves. Casi todas son especfi-camente filosficas (exceptuando la cuarta, netamente poltica) aunque no se sustraen arendimientos histricos, sociolgicos y polticos. Casi todas abarcan cronolgicamente

    la totalidad del s. XX. Y en casi todas podemos ver la huella de Rorty, una partici-pacin directa en la gnesis y posterior desarrollo de las polmicas y sus resultados adistinto nivel.

    Porque a Rorty se le reconoce casi unnimemente como uno de los principalesimpulsores y renovadores del pragmatismo, y como tal es frecuentemente citado en losdebates sobre la postmodernidad o el liberalismo, adems de haber ofrecido variasveces su neopragmatismo a la causa feminista, sin mucho xito a tenor de lasrespuestas cosechadas. Tambin populariz el trmino "giro lingstico" en lacompilacin de ensayos homnima y ha investigado sus implicaciones dentro y fueratanto de la filosofa analtica como continental. Por ltimo, es una de las voces recono-

    cidas de la izquierda liberal o socialdemcrata norteamericana, interlocutor y fustigadorde la izquierda "acadmica", "cultural" o "radical". Rorty es tanto textocomo contextoen este trabajo: de ah que hayamos insistido tanto en la recepcin crtica, en los efectosde sus escritos.

    As pues, en tanto que referidas a cuestiones recientes y an no cerradas, estasnarrativas son discutibles, y de hecho discutidas por el pensamiento neopragmatista ysus crticos. No hay unanimidad sobre la existencia de un "movimiento postmoderno"que pueda dar cobertura a propuestas filosficas, polticas, estticas y culturales de muydistinto signo. Tampoco sobre la evolucin de la tradicin pragmatista, o sobre lasactualizaciones de Dewey por parte de filsofos contemporneos, ya sea Rorty u otros.El "giro lingstico" es un fenmeno plural y multidireccional, difcil de datar y muchomenos de adscribir a tales o cuales pensadores. Adems, el mismo carcter genrico,meramente orientativo o contextualizador de estas claves impone el esquematismo y la

    brevedad, y dejar la discusin algo ms detallada para los aspectos ms relevantes, esdecir, aquellos que involucran directamente al neopragmatista. As que nuestro relatoser las ms de las veces sucinto, ms doxogrfico que argumentativo o crtico, y seapoyar exclusivamente en la bibliografa consultada.

    Una vez hayamos expuesto estos contextos de comprensin, pasaremos aestudiar el espectro crtico resultante. Nuestra primera divisin aludir a "movi-

    mientos", "tradiciones", "escuelas" o "estilos" filosficos contemporneos, sobre losque Rorty ha escrito y desde las que muchos crticos le han respondido. A partir de esteprimer ordenamiento por "aire de familia", iremos directamente a los crticos, presen-tndolos brevemente y exponiendo su querelle particular con el filsofonorteamericano:

    Cap. III.)Filosofa analtica y epistemologa. En este segmento del espectro aparecernlas crticas por la polmica "deconstruccin" rortyana de la filosofa analtica y episte-molgica y su viraje hacia la hermenetica. Aunque los protagonistas indiscutiblessern filsofos de la tradicin analtica, tambin veremos a otros que precisamenteacusan a nuestro autor de no haberse despegado lo suficiente de esta tradicin, de

    seguir preso de sus supuestos y aporas. Las temticas de metafilosofa, epistemologa o

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    filosofa del lenguaje y de la mente parecern dominantes, pero an as insistiremos enlas consecuencias tico-polticas de sus planteamientos antirepresentacionalistas,nefastas para muchos de estos crticos.

    Cap. IV.) Hermenetica. En esta parte examinaremos las crticas que tienen comoobjeto la lectura rortyana de dos pensadores europeos de amplia penetracin en losEstados Unidos: Heidegger y Gadamer. Para Rorty, la hermenetica viene a sustituir ala epistemologa como koinde la filosofa a finales de siglo y tambin a configurar unnuevo modelo de intelectual y de cultura humanstica. Pero su lectura postfilosfica yantifundacionalista de la hermenutica, cifrada en una imagen de la filosofaantiautoritaria y secularizada, despreocupada de la verdad, de la racionalidad o de launiversalidad, le traer mltiples crticas de estudiosos que consideran que traicionatanto el espritu como la letra de ambos pensadores alemanes.

    Cap. V.)Deconstruccin.Todava dentro de la filosofa postnietzscheana, revisaremosla interpretacin que hace Rorty de Derrida y sus polmicas con la crticadeconstructiva norteamericana. Si bien presenta al filsofo francs como compaero deviaje en el abandono de la filosofa representacionalista (logocentrismo), y se apoya en

    propuestas derridianas fundamentales en filosofa del lenguaje y metafilosofa, Rortypolemizar con Derrida y otros discpulos acerca del estatus filosfico de ladeconstruccin, su vinculacin con las jerarquas y oposiciones que pretende invertir, ysobre todo sus implicaciones sociales y polticas dentro y fuera de la academia.

    Cap. VI.)Pragmatismo norteamericano y pragmtica universal. Esta parte del espectroir hacia versiones actuales del pragmatismo a ambos lados del Atlntico: el

    pragmatismo deweyano, sobre todo aqul orientado hacia temas tico-polticos, ascomo la pragmtica universal o trascendental de la tica del discurso. Los temas dediscusin sern aqu bastante variados: la polmica interpretacin rortyana de Dewey,los efectos perversos de la filosofa no fundacionalista o la inteligibilidad de la nocinde "validez universal" aplicada a los enunciados ticos y polticos.

    Cap. VII.) Feminismo. Avanzando ms an en la crtica poltica nos iremos a lasrespuestas que ha cosechado la oferta de Rorty de poner su neopragmatismo al serviciode la teora feminista. Las crticas se concentrarn en la escisin entre lo pblico y lo

    privado, las limitaciones que Rorty impone a la teorizacin y crtica de las prcticas

    polticas, as como a su moderacin poltica y su justificacin de las institucionesliberales.

    Para terminar, en el cap. VIII.) abordaremos las conclusiones de esta tesisdoctoral, en la que enunciaremos sumariamente los rasgos fundamentales del

    pensamiento de Rorty en relacin con sus crticos.

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    II.- CONTEXTOS DE COMPRENSIN

    II.1.- Cada y resurreccin del pragmatismo norteamericano

    "El pragmatismo vuelve a ser respetable de nuevo". As comienza el primerartculo publicado por Rorty1, donde alude a la desaparicin casi total de la escenafilosfica norteamericana de este movimiento intelectual en los aos previos a la

    muerte de Dewey, en 1951, y su posterior recuperacin, primero en las contribucionesde Quine a la filosofa analtica, despus en la obra de Rorty y muchos otros, hastaterminar en la actual popularidad de la filosofa pragmatista en Europa y Amrica. Este

    proceso ha sido glosado por casi todos los historiadoresde la tradicin pragmatista2, yaqu vamos a presentar un breve resumen.

    Varios son los factores que contribuyen al particular y largo Guadiana delpragmatismo americano entre los aos cuarenta y sesenta. Bernstein describe la cadaen desgracia del pragmatismo en los siguientes trminos:

    En 1948, la voz de Dewey era apenas oda por los filsofos profesionalesnorteamericanos; la brutal verdad es que pese a la enorme influencia de Dewey duranteel primer cuarto del siglo veinte, no se le tom nunca ms en serio como filsofo. Ms

    bien era visto como un pensador de mente confusa, que quiz tena el corazn en susitio, pero no la cabeza. El profesionalismo acadmico haba triunfado en la filosofa, ycon l fueron marginados no slo Dewey, sino los filsofos asociados a la "edaddorada" de la filosofa en Norteamerica, incluyendo a Peirce, James, Mead, Santayana,Royce, y Whitehead.3

    Quiz la influencia de Dewey en esos primeros veinticinco aos del siglo XXfue excesiva. El filsofo de Vermont era la figura omnipresente de la filosofa nortea-mericana y no haba polmica en la que no participase (con Lovejoy, con Lippmann,con Holmes, con Russell, con Santayana, con Stevenson, con Trotsky, con Lewis, etc.)Por otra parte, el pragmatismo era muchas veces presentado como la filosofa

    tpicamente norteamericana, el american way of lifellevado al pensamiento, y en este

    1Rorty (1961a:197).

    2 Bernstein (1986:1-20), (1992a:323-340), (1992b), (1995:54-67), Borradori (1991:5-9), Diggins(1994:386-426), Fisk (1985:23-30), Klopplenberg (1996:100-108), Kolenda (1982:57-62), Langsdorf ySmith (1995:1-3), Murphy (1990:79-81), Putnam (1992b:5-7), Putnam (1994b), Rajchman (1985),Turnbull (1982:223-238), West (1989:182-184), Westbrook (1991:537-539). Cfr. tambin Rorty (CP:23-29,130-132,241-248); Rorty (1991c:6-8), Rorty (1994l), Rorty (1995d:68-71).

    3Bernstein (1986:2).

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    sentido hubo un deslizamiento gradual de la discusin estrictamente filosfica hacia elpatronazgo cultural y la propaganda liberal oficial. Dice Rorty:

    Alrededor de 1945, los filsofos americanos estaban, para bien o para mal, aburridos

    de Dewey y del pragmatismo. Estaban hartos de que se les dijese que el pragmatismoera la filosofa de la democracia norteamericana, y que Dewey era la gran figuraintelectual nacional de su siglo, etc. Queran algun manjar nuevo en el que hincar sudentadura filosfica.4

    Otra de las caractersticas del pragmatismo es su pluralidad interna y suvocacin multidisciplinar, sobre todo si nos centramos en sus tres representantes msdestacados. Si bien Peirce desarrolla sus propuestas desde una personal lectura de Kant,sobre todo en los mbitos de la lgica, la epistemologa y la semitica, James se irhacia la psicologa y la filosofa de la religin, mientras que Dewey -hegeliano en su

    juventud- extender su obra hacia todas las reas de la filosofa (lgica y epistemologa,tica, esttica, etc.) y de las ciencias sociales (psicologa, sociologa, antropologa,

    pedagoga, ciencias polticas, etc.), pero sin vocacin de sistema, simplementetraduciendo sus diversas convicciones filosficas antidualistas a todas las reas inte-lectuales de las que se ocup. Y muchas veces con una engorrosa falta de claridad5.

    La herencia del pragmatismo se diluy por distintas disciplinas. Mientras queCharles H. Cooley -discpulo de James- y sobre todo George Herbert Mead -colega deDewey- desarrollaban una vertiente de pragmatismo ms sociolgica que filosfica, elinteraccionismo simblico6, Charles Morris se concentr en filosofa del lenguaje,

    procediendo a una fusin de facto de pragmatismo y filosofa analtica que influiradecisivamente a Quine7. El tambin discpulo de Dewey Sidney Hook intent vincularen sus escritos pragmatismo, naturalismo, marxismo y filosofa analtica (buscando sinxito la aprobacin de su maestro), dando un sesgo polticamente cada vez ms radicalal pensamiento pragmatista8, que culminara en el precursor pragmatista de laNew Left,C. Wright Mills9. Con respecto a la difusin internacional del pragmatismo, en Europa

    4Rorty (1995d:69). Para las polmicas de Dewey con otros filsofos e intelectuales, de Russell a Trotsky,cfr. Diggins (1994:250-279, 339-347), Westbrook (1991:136-148,342-343,523-532), Kloppenberg(1996:106-107) y el volumen recopilatorio de Schilpp y Hahn (1939).

    5 Sobre la ambigedad y falta de claridad de Dewey, cfr. Westbrook (1991:xiii), Rorty (1986c),Rodrguez Espinosa (1996a:253).

    6

    Thayer (1968:232-268), Diggins (1994:365-371).7 Quine (1981:36-38). Sobre la convergencia entre pragmatismo y filosofa analtica, cfr. Bello (1990:-35n), Bernstein (1992b:820-823) y Dusell (1993:199n).

    8 Sobre Sidney Hook como filsofo y activista poltico, cfr. Diggins (1991:158-164, 199-200), Diggins(1994:389-406), Kurz (1990 passim), West (1989:114-124), Westbrook (1991:460-477). Hook fue amigode los padres de Rorty, y ste confiesa que de nio se meci ms de una vez sobre sus rodillas (Rorty,ORV:35n). Sin embargo, Rorty no puede sino estar en desacuerdo tanto con la deriva marxista de Hookcomo de su intento de vincular el pragmatismo con la tradicin analtica y epistemolgica, aunquerespalde tanto su anticomunismo de raz socialdemcrata como el afn integrador de su trabajo. Cfr.Rorty (1995f:2-3,5-9).

    9Diggins (1992:224-227), West (1989:124-138).

  • 7/22/2019 Rorty Consecuencias Del Neopragmatismo

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    Peirce y Dewey no fueron tan ledos y discutidos como lo fue James: Schiller, Sorel,Papini o Unam