Rosa Precaria

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ROSA PRECARIAEditorial El Grito, Sicuani Per, 1940Contiene 85 de sus primeros poemas de amor.

INTRODUCCIONEsos, eran das de inquietud y de extraos agitamientos. Mi corazn adolescente, enfermo de quimeras, a manera de un ave se lanz en el vuelo tempestuoso del Amor, y es as como han nacido mis primeros versos a los embrujos turbadores de la Venus eterna que pasa encantando la vida. Es el aliento de Ella, que hecha un alma pasa por estas pginas. Aquel aliento repleto de esencias embalsam mi espritu, como bien hiciera un rosal prdigo en un jardn epitalmico. Ella, no es la musa que canta, ya en las auroras bermejas teidas de lampos ilusionantes; ya en las tardes acuarias, tmidas y recelosas o en las noches vestidas de rayos de luna y de encantos de Paz, con una voz vaivnica que a un tiempo es un madrigal dulce y una elega acre y desesperada.Misterios de la Vida!Yo, ante ella, no he sido ms que un eco atento a la msica de sus labios; una cuerda fiel a sus manos de marfil: un libro a la insinuacin febril de su Pensamiento. Junto a ella, mi corazn fue un incensario; mi alma un ara y mi Vida, todo un huerto sagrado, presto a tributar perfumes y flores. Por ella, si he tenido breves dichas, si he tenido amarguras y angustias, fui feliz.He saboreado el nctar de sus labios gloriosos de dulzura y apurado tambin la embotante hiel de sus acciones --- pero callo; no es mi deseo hacer un reproche porque s que es una bajeza ante el deber sagrado del Silencio. Y, he aqu; van los versos del "REMANSO DE AMOR" ingenuos en la candorosidad de su pasin, como esas linfas cristalinas que se arrastran susurrando ignotas jaculatorias, al pie florido de un jardn de violetas y tulipanes.Son mi ofrenda primera a la excelsitud gloriosa de su belleza no bien retratada.Dirase un manojo de florecillas baadas en lgrimas en vez de roco.De l se escapa invisible como una fragancia, toda mi alma ensangrentada en el Amor.Luego, bravos y turbulentos, arrojando espumas que son como guijarros, rugiendo angustias profundas, vuelcos nostlgicos, reclamos desesperados; vienen los versos de los "TORRENTES DE DESESPERACION".Acaso en sus aguas turbias rueda mi corazn gritando aquel nombre fugitivo de la Amada?All, mi alma desangrada clama a manera de un rprobo en medio de una noche poblada de fantasmas. Sin embargo, de vez en vez hay sosiegos y descansos lenitivos, para agotar muchos sudores de cansancio, y es quizs, en esos ratos, que surge en el silencio una armona de nostalgia impresa de quejumbres ya pausadas. Debiera ruborizarme, pero no: no lamento aquel AMOR que tuvo de comedia y de tragedia, ni detesto aquella sombra que amalgam la ma en el lazo candente de la Pasin. Y he aqu, que van a recorrer el mundo de las almas.Habr espritus emotivos para acogerlos y sentirlos al encanto de una tarde o una noche exttica de bellezas. Habr tambin otros que los arrojarn con vituperios de exilio, all, a las regiones a que no alcanzaran sus ojos mundanales. Mas no me turbo, y quedo ac envuelto en la prpura de mi dolor, mirando cmo se alejan en un vuelo blanco de cisnes portadores de Armona y de Belleza, a los jardines excelsos de la Poesa-Enero de 1940

Venus Victrix - Remanso de AmorSon sus formas: secretas ondas de misterio;en ella estn urdidas todas las cadenciasen suaves amalgamas. Ella es un imperiode intocadas grandezas, de dulces magnificencias.Es un urea fontana de espigas luminosassu cabellera blonda de ondas tumultuosas,en cuyos regios surcos florecen los peinadosbajo el sol rubio de los das atesorados.Amplia la tersa frente como un halo de lunahecha de sueos tiernos, donde slo naveganensueos de quimera, cual si en una lagunanavegasen azules visiones inconclusas.Prpados ojerosos: rosales amarillosbesando los cristales de sus msticos ojos;son todo, dulce azul de sugestionantes brillosen los anhelos castos, y hasta en los enojos.Galilea nariz, labios de frescor tempranoen cuyas hostias, los nctares campestresmelifluos se enconden, y cuyo perfume arcanoes la suave esencia de todas las rosas silvestres.Cuelo delgado y fino, medio transparentecomo un friso templario para una flor eternahecha de magnolias o lises, de nieve o de cristal,ebria de una blancura de Venus sempiterna.Vrgenes senos: nforas de sangre inmaculada,temblando temerosos cual nades heridos;son mrmoles sagrados de una vestal o de un hadaenjoyando un corazn, como un base de perfumes preferidos.Manos como alas. Es el querube en los suelosarrastrando su imagen hecha para el dolor...pobre alma terrenal! Cundo subir a los cielos?y, camina y camina en busca de un dulce amor...

EllaIPasa silenciosadejando slo el vago perfume de su cuerpo;me parece que es ella de violetas un huertoy, enfermo de aromayo la sigo a escondidas como se sigue un rayoy cuando entre las sombras se confunde, lo que hagoes aspirar todala olorosa fragancia que deja en los senderos.

IIContempla los confines,en ellos sus pupilas clava profundamente,y a donde miro, veo sus ojos esplendentescual astros de zafir;cegado de locura, vuelvo a mirarla apenasy , hallo en sus limpios ojos las regiones etreasmagnficas lucirque no s, ciertamente, dnde se encuentra el cielo.

SU MIRADAYo no s que tiene en su mirada.Hay un fuego que devora el alma.Hay un abismo obscuro y profundo.Donde se extrava el corazn.Cuando la noche anda silenciosaYo advierto su mirada pasar,Hirindome la carne y la vidaCual si fuera un agudo pual.Anoche, la so hoguera viva,Era incensario mi corazn,Me sent el ms feliz de la tierra.Ya que era suyo mi pobre corazn.

Yo la viTemblaba, abandonadaen un rincn callado,y sobre su cabello difuso como una ondala lmpara jugaba.Hoy fui a verla y la encontr divina;tena en su desnudezel oro y la nieve amalgamadosen elegante satn.Todo su cuerpo era un vaso de mrmol,en l, como una flor,descansaba su cabeza de diosaen sacra adoracin.Eran sus manos lirios hiperbreosalgo como el cristal,desmayados sobre sus senos ampliosen una cruz ritual.De pronto eclipsose la blanca lunaen fnebre crespn,entonces la vi diluirse en la nadacomo una extraa visin...