Rosalía de Castro

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Page 1: Rosalía de Castro

ROSALÍA DE CASTROROSALÍA DE CASTRO(1837-1885)

Page 2: Rosalía de Castro

Lugar máis hermosonon houbo na terraque aquel que eu miraba,que aquel que me dera.

Lugar máis hermosono mundo n'hacharaque aquel de Galicia,¡Galicia encantada!

Galicia frorida,cal ela ningunha,de froles cuberta,cuberta de espumas,

de espumas que o marecon perlas gomita,de froles que nacenó pé das fontiñas.

De valles tan fondos,tan verdes, tan frescos,que as penas se calmannomáis que con velos;

que os ánxeles nelesdormidos se quedan,xa en forma de pombas,xa en forma de niebras.

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Del rumor cadencioso de la onday el viento que muge;del incierto reflejo que alumbrala selva o la nube;del piar de alguna ave de paso;del agreste ignorado perfumeque el céfiro robaal valle o a la cumbre,mundos hay donde encuentran asilolas almas que al pesodel mundo sucumben.

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Ya no mana la fuente, se agotó el manantial;ya el viajero allí nunca va su sed a apagar.

Ya no brota la hierba, ni florece el narciso,ni en los aires esparcen su fragancia los lirios.

Sólo el cauce arenoso de la seca corrientele recuerda al sediento el horror de la muerte.

¡Mas no importa!; a lo lejos otro arroyo murmuradonde humildes violetas el espacio perfuman.

Y de un sauce el ramaje, al mirarse en las ondas,tiende en torno del agua su fresquísima sombra.

El sediento viajero que el camino atraviesa,humedece los labios en la linfa serenadel arroyo que el árbol con sus ramas sombrea,y dichoso se olvida de la fuente ya seca.

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Hora tras hora, día tras día, entre el cielo y la tierra que quedan eternos vigías, como torrente que se despeña pasa la vida.

Devolvedle a la flor su perfume después de marchita; de las ondas que besan la playa y que una tras otra besándola expiran recoged los rumores, las quejas, y en planchas de bronce grabad su armonía.

Tiempos que fueron, llantos y risas, negros tormentos, dulces mentiras, ¡ay!, ¿en dónde su rastro dejaron, en dónde, alma mía?

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Las campanas

Yo las amo, yo las oigocual oigo el rumor del viento,el murmurar de la fuenteo el balido del cordero.

Como los pájaros, ellas,tan pronto asoma en los cielosel primer rayo del alba,le saludan con sus ecos. Y en sus notas, que van repitiéndose

por los llanos y los cerros,hay algo de candoroso,de apacible y de halagüeño.

Si por siempre enmudecieran,¡qué tristeza en el aire y el cielo!,¡qué silencio en las iglesias!,¡qué extrañeza entre los muertos!

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ORILLAS DEL SAR

VII Ya que de la esperanza, para la vida mía,triste y descolorido ha llegado el ocaso,a mi morada oscura, desmantelada y fría,tornemos paso a paso,porque con su alegría no aumente mi amargurala blanca luz del día.

Contenta el negro nido busca el ave agorera;bien reposa la fiera en el antro escondido,en su sepulcro el muerto, el triste en el olvidoy mi alma en su desierto.

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IIYo no sé lo que busco eternamenteen la tierra, en el aire y en el cielo;yo no sé lo que busco, pero es algoque perdí no sé cuándo y que no encuentro,aun cuando sueñe que invisible habitaen todo cuanto toco y cuanto veo.

Felicidad, no he volver a hallarteen la tierra, en el aire ni en el cielo,¡aun cuando sé que existesy no eres vano sueño!

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En el alma llevaba un pensamiento,una duda, un pesar,tan grandes como el ancho firmamentotan hondos como el mar.

De su alma en lo más árido y profundo,fresca brotó de súbito una rosa,como brota una fuente en el desierto,o un lirio entre las grietas de una roca.

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