Rudolf Steiner- El Evangelio Segun San Juan[1]

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    RUDOLF STEINER

    EL EVANGELIOSEGUN SAN JUAN

    Doce conferencias pronunciadas en Hamburgo(Alemania) del 18 al 31 de mayo de 1908

    Versin castellana deFrancisco Schneider

    Ttulo original alemnDas Johannes-Evangelium

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    Nota del traductor

    Dentro de la larga serie de conferencias de RudolfSteiner sobre los cuatro Evangelios del NuevoTestamento, este ciclo sobre el Evangelio segn San Juanocupa un lugar destacado. Representa un grandiosocuadro del cristianismo esotrico, cuyo ntimo

    significado se ilustra por lo que se expone con relacin ala figura de Lzaro. Se nos revelan aspectos esencialesdel profundo secreto que detrs de esta individualidad seesconde. Adems, somos conducidos a la comprensindel impulso de Cristo para toda la futura evolucin de lahumanidad.

    En cuanto a los pormenores que con respecto a laevolucin de la Tierra se describen, hacemos notar que

    estas conferencias fueron pronunciadas antes de lapublicacin de la CIENCIA OCULTA de Rudolf Steiner.

    Todo el texto se basa en apuntes taquigrficos queluego fueron dados a la publicacin sin revisin previa departe del autor.

    Para formarse un juicio competente sobre sucontenido, es preciso haber adquirido los conocimientosfundamentales de la ciencia espiritual de orientacinantroposfica. Por otra parte, el lector libre de prejuiciosencontrar nuevos y profundos conocimientos relativos altema en particular.

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    I

    LA SABIDURIA DEL LOGOS

    Estas conferencias sobre el Evangelio segn SanJuan han de perseguir un doble fin; por un lado, el de profundizar, en diversos sentidos, los conceptos de laciencia espiritual y, por otro lado, el de llegar acomprender el gran documento del Evangelio de Juan,precisamente a travs de las ideas que a nuestra alma sepresentarn. Tngase bien presente que las conferenciashan de orientarse en ambas direcciones, de modo que nosolamente se tratar de disertaciones sobre el Evangelio,sino que ellas nos permitirn penetrar en profundosmisterios de la existencia. Al respecto, hemos derepresentarnos de qu naturaleza debe ser laconsideracin cientfico-espiritual, cuando ella se

    relacione con alguno de los grandes documentoshistricos que por las distintas religiones fueron dados almundo. Podra creerse que el representante de la cienciaespiritual, al hablar del Evangelio de Juan, lo hiciera enel sentido en que comnmente se suele proceder; esdecir, basarse en tal documento con el fin de registrar lasverdades correspondientes, apoyndose en la autoridadde los documentos religiosos mismos. Pero esto no puedeser de modo alguno la tarea de la cosmologa cientfico-espiritual; sta ha de proceder de una manera muydistinta. Para cumplir con su misin frente al esprituhumano de nuestro tiempo, la ciencia espiritual debermostrar que el hombre, si aprende a emplear sus fuerzasinteriores y sus facultades de la percepcin espiritual,podr penetrar en los misterios de la existencia, en lo que

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    detrs del mundo sensorial se halla en los mundosespirituales. El hombre moderno debe ser consciente de

    que a fuerza de su propio conocimiento y empleando susfacultades interiores, podr penetrar en los misterios de laexistencia y comunicarse con las fuerzas y entidadescreadoras del universo. De tal suerte, ser posible arribara los misterios del Evangelio de Juan, en formaindependiente de toda tradicin y de cualquierdocumento histrico. Con toda claridad podramosexpresarlo, diciendo: si por algn evento se perdierantodas las Escrituras religiosas, pero conservndose en elhombre las facultades que actualmente posee, stas lepermitiran, no obstante, penetrar en los misterios de laexistencia, y llegar a conocer las fuerzas y entidadescreadoras, divino-espirituales, ocultas detrs del mundofsico. La ciencia espiritual ha de apoyarse en estasfuentes del conocimiento, independientes de toda clase

    de documentos. Y se llegar a reconocer el verdaderovalor de las Escrituras religiosas despus de haberinvestigado, en forma independiente de ellas, losmisterios divino-espirituales del mundo. Pues as se estlibre e independiente de aquellos documentos; y en ellosse reconoce lo que, por investigacin directa, se encontr.Podemos estar seguros de que, para quien haya tomadotal camino, las Escrituras jams perdern nada de suvalor, ni se sentir, frente a ellas, menos respeto yveneracin. Comparmoslo con algo distinto, con el finde ver claramente de qu se trata.

    Podra decirse: Euclides, el antiguo gemetra fueel primero en darnos la geometra, la que ahora cadaescolar aprende, a partir de cierto grado de la enseanza primaria. Pero aprender geometra no est

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    necesariamente sujeto a aquel libro de Euclides, sino quela mayora de la gente aprende la geometra elemental,

    sin conocer para nada ese primer libro en que Euclidesdeposit los elementos bsicos de la geometra. Seaprende geometra independientemente del libro deEuclides, porque ella se origina en una facultad delespritu humano. Pero despus de haberla aprendido, y alconocer, posteriormente, el gran libro de geometra deEuclides, se sabr apreciarlo debidamente, pues en l seencuentra lo ya adquirido y se aprende a justipreciar laforma en que los conocimientos correspondientesaparecieron por primera vez. Y as como el escolaraprende geometra sin saber nada de aquel primer librode Euclides, as tambin es posible encontrar, en virtudde las fuerzas latentes en el hombre, los grandes hechosdel mundo, a que se refiere el Evangelio de Juan, sinsaber nada de este documento.

    Quien se acerque al Evangelio de Juan, dotado delsaber relativo a los mundos superiores, podr decirse:Qu es lo que aqu se presenta dentro de la historiaespiritual de la humanidad? Los misterios ms profundosde los mundos espirituales, ocultamente se hallandepositados y fueron dados a la humanidad, en este libro.Y nuestros conocimientos de las verdades acerca de losmundos divino-espirituales, nos permiten entoncesapreciar debidamente la caracterstica divino-espiritualdel Evangelio de Juan. En ello reside realmente elacercarse de la justa manera a semejantes documentosque tratan de hechos espirituales. Frente al representantede la ciencia espiritual, hay investigadores quelingsticamente comprenden todo el contenido desemejantes documentos como el Evangelio de Juan,

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    quiere decir los fillogos; y con relacin al contenido detales libros, tambin los telogos, en cierto modo, no son

    sino fillogos. Tomemos una vez ms la comparacincon la geometra de Euclides, para contestar la preguntaquin ser el mejor intrprete: aquel que de su manerasabe traducir bien, mediante palabras, sin tener idea delos conocimientos de geometra? En tal caso, el resultadoser bastante curioso. En cambio, el traductor que sabe degeometra, aunque comprenda poco de filologa, sabrapreciar el libro de la justa manera. Tal es la posicin delrepresentante de la ciencia espiritual, frente a muchosotros investigadores. Por s misma, la ciencia espiritualda a conocer los conocimientos que de los mundosespirituales se encuentran en el Evangelio de Juan, de unmodo similar a como el gemetra se sita frente al librode Euclides. Huelga responder a la objecin de que deesta manera uno pueda imaginarse cosas que el

    documento no contiene; pues quien comprende sucontenido, no precisa inventar nada que en el Evangeliono exista. Al igual que otros documentos, el Evangelio deJuan no pierde nada de su valor, ni de la veneracin quese le debe, cuando se llega a conocer su verdaderocontenido: para quien haya penetrado en los misterios delmundo, este Evangelio aparece como uno de los msimportantes documentos de la cultura espiritual humana.

    Considerando exactamente el contenido delEvangelio de Juan, podemos preguntar: Cmo seexplica que, si para el investigador de la ciencia espirituales un documento tan trascendental, precisamente lostelogos, especialmente llamados a explicarlo, loreleguen, cada vez ms, a segundo plano, frente a losotros Evangelios? Hablaremos de ello previamente, antes

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    de entrar en las contemplaciones sobre el Evangeliomismo.

    Sabido es que con respecto al Evangelio de Juanse arraigaron ideas y modos de pensar bastante curiosos.En tiempos antiguos, este Evangelio fue venerado comouno de los documentos ms profundos y mssignificativos sobre la naturaleza y el sentido de su obrarsobre la Tierra del Cristo Jess, y a nadie, dentro delcristianismo, se le hubiera ocurrido negarle el carcter deun importante testimonio histrico de losacontecimientos de Palestina. Esto cambi en los tiemposmodernos; y justamente los que se consideran los msfirmes representantes de la investigacin histrica, sonlos que ms socavaron el fundamento de aquel conceptoacerca del Evangelio de Juan. Ya van siglos que seempez a fijar la atencin en las contradicciones entreunos y otros Evangelios; y principalmente entre los

    telogos, despus de diversas vacilaciones, se lleg adecir: hay muchas contradicciones en los textos, y no seconcibe por qu en los cuatro Evangelios se describen detan distinta manera los acontecimientos de Palestina. Sedeca: Si tomamos los relatos segn Mateo, Marcos,Lucas y Juan, resultan datos tan distintos sobre estos yaquellos hechos, que no se puede creer que todo loenunciado concuerde con los hechos histricos. Talopinin se formaron los investigadores de estas cosas.

    En la poca reciente se form el concepto que lostres primeros Evangelios permiten llegar a ciertaconcordancia en cuanto a la descripcin de losacontecimientos de Palestina, pero que el Evangelio deJuan difiere bastante de los relatos en los otros tres. Asse lleg a la conclusin que con respecto a los hechos

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    histricos, hay que dar ms crdito a esos tres Evangeliosy que el de Juan merece menos credibilidad; y con el

    tiempo se lleg a pensar que el Evangelio de Juan no fueescrito con la misma intencin que aquellos tres. Sedeca: estos ltimos slo quisieron registrar loacontecido, mientras que la intencin del autor delEvangelio de Juan fue muy distinta. Por diversas razones,finalmente se lleg a creer que este Evangelio fue escritorelativamente tarde (Ms adelante volveremos a hablar deesto.) Muchos creen que el Evangelio de Juan fue escritono antes de la tercera o cuarta o, quizs, en la segundadcada del segundo siglo de nuestra era; quiere decir, enun tiempo en que el cristianismo ya haba tomado unadeterminada forma y que ya tena estos o aquellosadversarios. Se deca entonces: el autor del Evangelio deJuan fue un hombre que ante todo se empe en dar untratado doctrinario, una especie de apoteosis, algo as

    como un escrito apologtico en defensa del cristianismofrente a las corrientes que en contra de l haban surgido.De modo que no habra sido su intencin describirfielmente los hechos histricos sino exponer sus pensamientos propios y su relacin personal con elCristo. Son muchos los que en tal sentido no ven en elEvangelio de Juan sino una especie de poesa religiosa,escrita por motivos lrico-religiosos, inspirados por surelacin personal con el Cristo; y para entusiasmar ysuscitar tambin en otros el mismo modo de pensar.Puede ser que la gente no lo confiese con palabras tanextremas. Sin embargo, si se estudia la literatura, severificar que se trata de una opinin muy difundida quehabla al alma e incluso concuerda con el sentimiento demuchos de nuestros contemporneos.

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    Desde hace algunos siglos, se ha ido formando enla humanidad, cuyo modo de pensar se tom cada vez

    ms materialista, cierta aversin a un concepto deldevenir histrico como el que se nos presenta en lasprimeras palabras del Evangelio de Juan. Hay que tenerpresente que esas primeras palabras no admiten sino lainterpretacin de que en Jess de Nazareth, quien vivi alprincipio de nuestra era, se haba incorporado una entidadespiritual de suprema jerarqua. El autor del Evangelio deJuan, de acuerdo con toda su naturaleza, no pudo, alhablar de Jess, sino comenzar con lo que l llama elVerbo, o el Logos; y as tuvo que decir: En elprincipio era este Verbo, y por el Verbo fueron hechastodas las cosas. Por el Verbo o por el Logos. Sitomamos estas palabras en todo su significado, hemos dedecir que el autor de este Evangelio se ve precisado aconceptuar como Logos el principio del mundo, lo ms

    sublime a que el espritu humano puede elevarse, y adecir: Todas las cosas fueron hechas por este Logos, lacausa primitiva de las cosas. Y a continuacin de ellodice: El Logos fue hecho carne, y habit entrenosotros. Esto no quiere decir otra cosa que: vosotroshabis visto al que habit entre nosotros, y slo lecomprenderis si veis en El el mismo principio por elcual fue hecho todo cuanto existe en torno vuestro comovegetales, animales y seres humanos. Sin desviarse enuna interpretacin artificiosa habr que decir que en elsentido de este documento un principio de supremajerarqua una vez se ha hecho carne: Comparemos lo quesemejante idea exige del corazn humano, con lo que hoyen da uno que otro telogo sostiene. Esto puede leerse enlibros teolgicos y orse en conferencias: ya no apelamos

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    a un principio metafsico; preferimos al Jess segn losrelatos en los tres primeros Evangelios, pues ah tenemos

    al hombre sencillo de Nazareth, el que se parece a losotros hombres.En cierto modo, esto se ha hecho un ideal de muchostelogos quienes tienden a colocar todo lo histrico en unmismo nivel con los sucesos humanos en general. Lesmolesta que se eleve sobre los dems un hombre tansublime como el Cristo del Evangelio de Juan; y por ellohablan de ste como de la apoteosis, de la deificacin deJess, el hombre sencillo de Nazareth quien les agrada,porque esto les permite decir: Tambin tenemos a unScrates y otros genios. Ciertamente, Jess se distinguede aquellos otros; no obstante, existe la norma de un serhumano comn, cuando se puede hablar del hombresencillo de Nazareth. Actualmente, este trmino ya seencuentra en numerosas obras teolgicas como asimismo

    en libros de teologa universitaria, donde se trata de la asllamada teologa racionalista. Esto tiene que ver con el pensar materialista que en la humanidad ha venidoformndose desde hace siglos y que se basa en lacreencia que slo existe y que slo importa lo fsico-sensible. En los tiempos de la evolucin en que la miradaan se alzaba a lo suprasensible, el hombre poda decir:En cuanto a la apariencia exterior, esta o aquella personalidad histrica acaso pueda compararse con elhombre sencillo de Nazareth, pero El es nico en sugnero en cuanto a lo espiritual e invisible que en estapersonalidad vivi. En cambio, cuando se haba perdidola mirada y la visin de 1o invisible y metafsico,igualmente se perdi la medida para todo lo quesobrepasaba el tipo promedio de la humanidad; y esto se

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    evidenci principalmente en cuanto al aspecto religiosode la vida. No hay que engaarse: el materialismo

    penetr primero en la vida religiosa. Para la evolucinespiritual de la humanidad, el materialismo es muchomenos peligroso en lo que se refiere a los hechosexteriores de la ciencia natural que en lo relativo alconcepto de los misterios religiosos.

    Para dar un ejemplo hablaremos sobre el conceptorealmente espiritual de la Comunin, latransubstanciacin de pan y vino en carne y sangre; yveremos que tal concepto espiritual de la Comunin noaminora en nada su valor y significancia. Lo que vamos aconocer, ser un concepto espiritual, en concordancia conel antiguo modo de pensar cristiano, cuando hasta laprimera mitad del medioevo todava reinaba entre loshombres un pensamiento ms espiritual. En aquel tiempomuchos an conceban en el sentido que vamos a

    exponer, las palabras: esto es mi cuerpo; esto es misangre. Pero tal concepto espiritual necesariamente tuvoque perderse en el curso de los siglos; las causas lasllegaremos a conocer. Hubo en el medioevo una extraacorriente que penetr en el nimo de la humanidad msprofundamente de lo que podra creerse; ya que la actualhistoriografa no puede informarnos sino muy pocoacerca de cmo las almas se desarrollaron y qu fue loque vivenciaron. A mediados de la Edad Media hubo enlas almas cristianas de Europa una corriente que penetr profundamente; pues de parte autoritativa se le habadado una nueva interpretacin a la eucarista, dndole unsentido materialista. Las palabras: esto es mi cuerpo;esto es mi sangre slo se entendan entonces como unproceso material, una transformacin material de pan y

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    vino, en carne y sangre. Se empezaba a pensar en sentidogroseramente material, lo que antes se haba concebido

    espiritualmente. El materialismo iba penetrando en lavida religiosa mucho antes de invadir la ciencia natural.

    Otro ejemplo no es menos significativo. No hayque pensar que en el medioevo alguna interpretacincompetente del Gnesis haya tomado los seis das de lacreacin en sentido de nuestros das astronmicos de 24horas. Un maestro teolgico competente no lo hubiera ni pensado; pues ellos saban lo que se dice en lasEscrituras; supieron dar el justo sentido a las palabras dela Biblia. Hablar de das de 24 horas con respecto alGnesis, realmente no tiene ningn sentido. Qu quieredecir un da? Es el tiempo que emplea la Tierra, frente alSol, en dar una vuelta sobre su eje. nicamente se puedehablar de das en sentido actual si se toman en cuenta lascondiciones que actualmente determinan la relacin

    recproca y el movimiento del Sol y la Tierra. Pero segnel Gnesis, estas condiciones no existieron sino a partirdel cuarto perodo, del cuarto da de la creacin; demodo que slo a partir de entonces hubo das en elsentido de ahora, puesto que slo en el cuarto da seestablecieron las condiciones relativas a da y noche.Pero llegaba el tiempo en que ya no se saba que lasEscrituras se refieren al sentido espiritual de da y noche,y en que el correr del tiempo slo se conceba por das ensentido fsico. Anteriormente, el telogo pensaba de otramanera. Ante todo deca a s mismo que no en vano sedice esto o aquello en importantes pasajes de los antiguosdocumentos religiosos. Tomemos, como ejemplo, elversculo 21 del segundo captulo del Gnesis: Y JehovDios hizo caer un profundo sueo sobre Adn, y se qued

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    dormido. Antiguamente, se daba a este pasaje especialimportancia. Quien tenga cierto conocimiento acerca del

    desarrollo de fuerzas y facultades espirituales, sabr quehay distintos estados de conciencia del hombre, y que loque actualmente en cuanto al hombre en generalllamamos sueo, no es sino un estado transitorio el queen el futuro, tal como ahora ya existe en los iniciados, setransformar en un estado de conciencia en que elhombre, libre de su cuerpo, percibir el mundo espiritual.Por esta razn se explicaba: Dios hizo caer un profundosueo, y el hombre percibi lo que con los rganossensorios fsicos no era capaz de percibir. Se trata de unsueo clarividente; y lo que se relata, reproduce loexperimentado en estado de conciencia superior. Es porello que sobre Adam cae sueo. As se lo explicabaantiguamente, y se deca que en un documento religiosono se hara mencin de que Dios hizo caer un profundo

    sueo sobre Adam, si ste ya anteriormente hubieracado en un sueo. Se nos hace ver que se trata del primersueo, y que antes el hombre viva en estados deconciencia en los cuales perciba constantementeprocesos espirituales.

    Ahora se trata de explicar que en tiempos pasadoshubo interpretaciones totalmente espirituales de lasEscrituras y que, lo que en la Biblia actualmente escombatido por los racionalistas, ha sido introducido porel sentido materialista, cuando ste surgi; de modo queel sentido materialista cre lo que ahora l mismocombate. En estos hechos hemos de buscar la causa dehaberse perdido la verdadera, genuina y real comprensinde los documentos religiosos. Si la ciencia espiritualcumple con su misin de revelar los secretos que se

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    hallan detrs de la existencia fsica, se verificar que esossecretos se describen en los documentos religiosos. El

    materialismo trivial exterior, considerado ahora tanpeligroso, no es sino el ltimo paso del materialismo queacabo de describir. La Biblia fue lo primero que seinterpret en sentido materialista; sin ello, la cienciaexterior, como en el caso de Haeckel, jams hubierallegado a una explicacin materialista de la Naturaleza.La base sentada en los siglos XIV y XV con relacin a loreligioso, dio sus frutos en el siglo XIX en la ciencianatural; y esto condujo a que ahora resulta imposiblellegar a la comprensin del Evangelio de Juan, a no serque se penetre en los fundamentos espirituales; y slo lafalta de comprensin puede conducir a menospreciarlo.Los que no lo comprendieron, afectados por su pensarmaterialista, vieron este Evangelio bajo la luz que acabode describir. Por medio de un simple parangn explicar

    en qu sentido el Evangelio de Juan se diferencia de losotros tres.Imaginmonos que en la falda de una montaa, a

    cierta altura, encuntranse tres personas, y que cada unade ellas desde el punto en que se halla, haga un dibujo delo que percibe abajo. Los tres dibujos saldrn diferentesuno de otro, segn el lugar en que cada uno de los tresest ubicado; no obstante, cada uno dar el fiel aspectorespectivo, de acuerdo con cada punto de vista. Mas a la persona que llegue a la cumbre, se presentar otroaspecto muy distinto, y su dibujo tambin saldr distinto,conforme a su distinta ubicacin. En forma anloga, sepresentan los aspectos a cada uno de los tres evangelistas,Mateo, Marcos, Lucas, contrarios al que se presenta aJuan quien lo describe desde otra posicin. Causa

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    asombro lo que al respecto aportan los eruditos parahacer comprender el Evangelio de Juan; cosas que seran

    tan fciles de analizar, si nuestro tiempo no fuese taninclinado al autoritarismo. Ciertamente, la fe en lainfalibilidad de la ciencia ha llegado a su puntoculminante.

    Para el telogo de orientacin materialista, ya apartir del comienzo del Evangelio de Juan, se presentandificultades para explicarlo. La sabidura del Logos oVerbo causa gran dificultad a estos telogos. Ellos sedicen: Quisiramos que todo fuera sencillo, simple yhasta ingenuo; pero este Evangelio nos habla de cosasfilosficas tan profundas como lo son el Logos, la vida,la luz. Es costumbre del fillogo preguntar por el origende esto o aquello; y esto tambin se practica con relacina obras modernas, como por ejemplo el Fausto deGoethe. Se averigua en qu se origina este o aquel

    motivo; a qu se debe, por ejemplo, que Goethe empleeel trmino gusano. 1 De un modo parecido se preguntaen dnde obtuvo Juan el concepto del Logos, ya quelos otros evangelistas, quienes se dirigen a la sencillarazn humana, no se expresan en forma tan personal. Yse arguye que el autor del Evangelio de Juan fue unhombre de cultura griega, que un escritor griego comoFiln de Alexandra, tambin habla del Logos; y que, porlo tanto al referirse en crculos griegos a algo sublime, se

    1 N. d. T.: Esto se refiere a los siguientes versos del monlogo deFausto, en la 1 parte:

    A los dioses no me asemejo!Fue sentimiento demasiado hondo.Al gusano puedo compararme,

    que vive en suelo polvoriento.

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    hallaba del Logos; motivo suficiente para que Juan lohaya acogido. Esto se considera como prueba de que el

    autor del Evangelio de Juan no se apoyaba en la mismatradicin que los autores de los otros tres, sino que sedejaba influir por la cultura griega, modificando loshechos conforme a ello; y que justamente las primeras palabras de dicho Evangelio: En el principio era elVerbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios danprueba de que el concepto Logos, empleado por Filn,penetr en el espritu del autor del Evangelio de Juan yejerci su influencia sobre su composicin.

    A semejante gente habra que llamar la atencinsobre el comienzo del Evangelio de Lucas: Habiendomuchos tentado a poner en orden la historia de las cosasque entre nosotros han sido ciertsimas, como nos loensearon los que desde el principio lo vieron por susojos, y fueron ministros del Verbo, me ha parecido

    tambin a m, despus de haber entendido todas las cosasdesde el principio con diligencia, escribrtelas por orden,oh muy buen Tefilo.

    Lucas comienza diciendo que lo que se va arelatar, ha sido transmitido por los testigos oculares quefueron ministros del Verbo. Suena extrao que Juan lohubiera acogido de la cultura griega, y que Lucas, quesegn esa opinin perteneca a la gente sencilla, tambinhable del Logos. Hasta los hombres autoritariostendran que darse cuenta de que aquellos resultados real.mente no se deben a razones exactas, sino a prejuicios: esel pensamiento unilateral materialista que cre la opininque al Evangelio de Juan haya que situarlo de la maneracaracterizada al lado de los otros tres. Lo que en elEvangelio de Lucas se dice de los testigos oculares,

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    significa que en los tiempos antiguos se hablaba delLogos como de algo generalmente conocido. Esto hemos

    de tenerlo bien presente para poder penetrar en loprofundo de las primeras frases ejemplares del Evangeliode Juan. En sentido actual de qu hablaba quienentonces empleaba la palabra Logos o Verbo?

    Ni la interpretacin terica, ni la explicacinconceptual abstracta conducirn a la idea del Logos, sino penetrando, realmente a fuerza del nimo, en lossentimientos de quienes hablaban del Logos. Ellostambin perciban el mundo a su rededor; pero no bastacon que el hombre contemple lo que le rodea; lo queimporta es de qu manera lo relacione con lossentimientos del corazn y del nimo; en qu sentidoconsidere esto o aquello como superior o inferior,conforme a lo que las cosas le digan. Todos dirigimos lamirada hacia los reinos de la Naturaleza: a los minerales,

    vegetales, animales y al ser humano. A ste loconsideramos como el ser ms perfecto, al reino mineralcomo el menos perfecto. Dentro de los distintos reinos dela Naturaleza distinguimos, adems, seres superiores yseres inferiores; y en el curso del tiempo, estossentimientos tomaron distintos aspectos. Los quehablaban en el sentido del Evangelio de Juan, ante todosentan una cosa muy significativa: mirando hacia abajo,a los seres inferiores del reino animal, y paseando lamirada hacia arriba, basta el hombre, se pona la atencinen algo bien definido de tal evolucin; y el adicto a lasabidura del Logos deca: hay algo que en sentido msprofundo evidencia la primaca del ser superior ante elinferior: la capacidad de hacer resonar hacia afuera,mediante la palabra, lo que vive en el interior; de

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    comunicar, por la palabra, el pensamiento al mundocircundante. Tal adicto a la sabidura del Logos se

    hubiera expresado as: Mira el animal inferior; quedamudo; no expresa su dolor, ni su placer. Si observamoslos animales inferiores vemos que ellos dan chillidos uotros sonidos parecidos; pero esto es el resultado delraspar o rozar de los rganos fsicos que producensonidos parecidos a los de la langosta. Cuanto msascendamos tanto ms se evidencia el desarrollo de lacapacidad para que lo interior y las experiencias del almapuedan manifestarse por el sonido. Se deca, pues, que elhombre se eleva sobre los dems seres, porque l escapaz no solamente de expresar con palabras su alegra ysu dolor, sino de formular mediante palabras y deexpresar en pensamientos lo espiritual que va ms all delo personal. Pero hubo un tiempo anterior al hombreactual, dotado de la capacidad para hacer resonar en

    palabras su ms ntima experiencia, un tiempo anteriormuy distinto; y slo despus de un perodo muy largo,nuestra Tierra lleg a su estado actual de desarrollo. Siexaminamos esos estados anteriores, no encontramos alhombre en su conformacin de ahora, ni tampoco seresque de su interior puedan hacer resonar lo queexperimentan. Nuestro mundo comienza con seresmudos, y slo paso a paso aparecen en nuestro escenarioterrestre seres capaces de hacer resonar hacia afuera loms ntimo de su vida: poseedores de la palabra. Sinembargo, lo que en el hombre se manifiesta por ltimo as se decan los adictos a la sabidura del Logos es loque en el mundo mismo estuvo primero. Hay querepresentarse que en estados terrestres primitivos elhombre an no exista en su conformacin de ahora; pero

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    exista en forma muda, y paso a paso se desarroll hastatransformarse en un ser dotado del Logos o Verbo. Esto

    le fue posible debido a que desde el comienzo existi, ensu realidad superior, lo que en el hombre apareci enltimo lugar, el principio creador. El principio divinocreador del comienzo es lo que del fondo del alma sale aluz. La palabra que resuena desde el alma, el Logos, yaexisti en el comienzo; y el Logos dirigi la evolucin demanera tal que final-mente se form un ser en que Eltambin pudo manifestarse. Lo que en el tiempo y en elespacio aparece al final, es lo que en espritu existiprimero. Para ms claridad podramos compararlo con losiguiente.

    Tmese y obsrvese una flor. Esta corola o estacampanilla qu era hace poco tiempo? Era una semillaque ya contena como posibilidad latente estacampanilla blanca. Si en la semilla no hubiera existido

    esta posibilidad de desarrollo, no podra haberse formadoesta flor. Y la semilla de dnde proviene? Tiene suorigen en otra flor de esta especie. La flor precede a lasemilla; y as como la flor precede al fruto, as tambin lasemilla de la cual se form esta flor, se desarroll de otra planta igual. De esta misma manera, el adicto a lasabidura del Logos contemplaba al ser humano y deca:si en la evolucin nos remontamos a estados anteriores,encontramos al hombre mudo, no dotado del verbo; peroas como la semilla proviene de la flor, as tambin elmudo hombre-germen proviene del Dios dotado delVerbo que existi en el principio. As como el lirio de losvalles produce semilla, y sta vuelve a producir el lirio,as tambin el Verbo creador divino crea al mudohombre-germen; y cuando el Verbo divino-creador

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    penetra en el mudo hombre-germen, con el fin de brotaren l, resuena del hombre-germen el primitivo Verbo

    divino-creador. Remontndonos en la evolucin de lahumanidad, damos con un ser imperfecto; y la evolucintiene el sentido de que al final, como flor, aparezca elLogos o Verbo que revela la interioridad del alma. Al principio aparece el hombre mudo .como semilla delhombre dotado del Logos, y ste (el hombre) provienedel Dios dotado del Logos. El hombre tiene su origen enel hombre mudo, no dotado del verbo; perooriginariamente, en el principio est el Logos, o e lVerbo. El conocedor de la sabidura del Logos, ensentido antiguo, es as conducido al Verbo divino-creadorque es el principio de la existencia, como al comienzo lodice el autor del Evangelio de Juan: En el principio erael Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.

    Ahora dnde est el Verbo? Ahora tambin

    est: y el Verbo est con el hombre! y el Verbo es unacosa humana! As el autor del Evangelio de Juan enlazaal hombre con el Dios; y vemos, efectivamente, a1comienzo de este Evangelio, una enseanza fcilmenteconcebible para todo corazn humano.

    Con esta conferencia introductoria, he tratado deexponer generalmente, ms bien con el calor delsentimiento, cmo antiguamente un adicto a la sabiduradel Logos vivenci semejantes palabras del Evangelio deJuan. As, habiendo suscitado en nosotros el estadoanmico de aquel tiempo en que se escuchaban esas palabras por primera vez, nos ser tanto ms fcilpenetrar en el profundo sentido de este Evangelio.

    Por lo dems, veremos que nuestra cienciaespiritual es, en verdad, una reproduccin del contenido

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    del Evangelio de Juan, y que ella nos da la capacidadpara comprenderlo plenamente.

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    II

    CRISTIANISMO ESOTERICO

    Las primeras palabras del Evangelio de Juanefectivamente tocan los ms profundos misterios delmundo. Esto se evidencia cuando se contemplan lascorrespondientes verdades cientfico-espirituales; y sernecesario recurrir a los conocimientos espirituales msprofundos para que esas palabras se nos presenten en su justo aspecto. Para ello, hemos de recordar brevementealgunas verdades elementales de la concepcinantroposfica, y luego compenetrarlas de perspectivasms amplias hacia importantes misterios csmicos.Representmonos brevemente la naturaleza del serhumano, como ella, segn el concepto de la cienciaespiritual, se nos presenta desde el despertar a la maana

    hasta la noche, cuando el hombre vuelve a dormirse.Sabemos que el ser humano es integrado por cuerpofsico, cuerpo etreo o vital, cuerpo astral y el yo. Peroestos cuatro principios del ser humano no existen en elconjunto que normalmente les atribuimos para el estadode vigilia, sino nicamente durante este mismo estado devigilia. Ante todo debemos tener presente que en lanoche, durante el sueo, el hombre es, en el fondo, un serde naturaleza bien distinta, pues esos cuatro principios(Wesensglieder) se hallan entonces enlazados de unamanera totalmente distinta de la del estado de vigilia.Cuando el hombre duerme, el cuerpo fsico y el etreohllanse tendidos sobre el lecho; el cuerpo astral y el yoestn, en cierto modo, desprendidos de su unin con loscuerpos fsico y etreo; se encuentran no en sentido

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    espacial, sino en sentido espiritual fuera de cuerpofsico y cuerpo etreo; de modo que durante la noche, el

    hombre es un ser que en realidad se compone de dospartes; una que ha quedado en el lecho, y la que se hadesprendido de los cuerpos fsico y etreo. Ahora bien,ante todo hay que tener presente que en todo el tiempoque dura el sueo de la noche, el cuerpo fsico y eletreo, que quedan en el lecho, no podran existir, comotales, si los abandonara lo que los compenetra durante elda, o sea lo que vive en el cuerpo astral y en el yo; y esaqu donde hemos de penetrar ms profundamente en losmisterios del mundo.

    Con respecto al cuerpo fsico hay que tener encuenta que este cuerpo, al que vemos con los ojos, al quetocamos con la mano, ha pasado por un procesoevolutivo muy largo, en el decurso de toda la evolucinde nuestro planeta Tierra. Adems, los que conocen algo

    de esta materia, saben que anteriormente nuestra Tierraha pasado por otros estados evolutivos. As como hayencarnaciones anteriores del hombre, as tambin hayincorporaciones anteriores de un planeta. Todo en elmundo grande, el universo, y en el mundo chico, obedecea la ley de la reincorporacin. Nuestra Tierra, antes de sereste planeta, haba pasado por un estado el que llamamosla antigua Luna, puesto que la Luna actual es una partedesprendida de aquel antiguo planeta; de modo quehablamos no de la Luna actual, sino de un planeta similara nuestra Tierra. Y como hay un perodo que corre entreuna encarnacin del hombre y un nuevo nacimiento, astambin hay un tiempo transcurrido entre el planeta alque denominamos antigua Luna y la incorporacin delplaneta Tierra. Lo mismo hemos de decir con respecto al

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    estado Sol de nuestro planeta, pues un estado al quellamamos Sol, precedi al estado lunar de nuestro

    planeta, y al estado solar precedi el estado Saturno. Demodo que la mirada retrospectiva abarca a tresincorporaciones anteriores de nuestro planeta.

    En el antiguo Saturno le fue dado a nuestrocuerpo fsico humano su primitiva predisposicin. Fue unprimer germen del cuerpo fsico humano, muy distinto,por cierto, del actual cuerpo fsico; y en ese antiguoSaturno, fuera del cuerpo fsico, todava no existi nadade lo que hoy forma parte del hombre. Slo cuandoSaturno se haba convertido en Sol, es decir durante lasegunda incorporacin de nuestro planeta Tierra, seaadi al cuerpo fsico el cuerpo etreo que loimpregnaba y compenetraba; con la consecuencia de queel cuerpo fsico fue sujeto a una transformacin; tomotra forma y obtuvo otra caracterstica de su existencia.

    Durante la incorporacin solar de nuestro planeta Tierra,el cuerpo fsico se halla, pues, en el segundo grado de suexistencia. Cmo pudo llegar a l? Por el hecho de que,mientras que en Saturno tena an calidad de mquina, deautmata, en el Sol, en cambio, se tom en cuerpointeriormente viviente, al compenetrarlo el cuerpo etreo;ste transform al cuerpo fsico. En la Luna, el cuerpoastral penetr en el conjunto de cuerpo fsico y cuerpoetreo. Nuevamente se transform el cuerpo fsico,llegando a su tercera conformacin; el cuerpo etreo a lasegunda. Finalmente, sobre la Tierra se aadi el yo a loscuerpos fsico, etreo y astral; y el yo nuevamentetransform al cuerpo fsico, con lo cual ste lleg aconstituirse en su complicada estructuracin de ahora.Por consiguiente, lo que hoy se nos presenta como

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    cuerpo fsico humano, es un organismo muchas vecestransformado cuya actual complejidad se debe a que ha

    pasado por cuatro estados evolutivos. Si decimos quenuestro actual cuerpo fsico se compone de las mismassubstancias y fuerzas fsicas y qumicas que los mineralesen lo externo del cosmos, tambin hemos de tenerpresente que, no obstante, existe una enorme diferenciaentre dicho cuerpo y el mineral. Hablando de una maneraelemental, caracterizamos la diferencia entre el cuerpofsico humano y el cuerpo fsico de un mineral, de uncristal de roca, por ejemplo, diciendo: el cristal de roca,siempre que no llegue a ser destruido por accin externa,conserva su forma; no as el cuerpo fsico humano quepor s solo no puede mantener su forma; sta slo semantiene intacta por el hecho y durante el tiempo que enl se encuentren un cuerpo etreo, un cuerpo astral y unyo. En el instante en que estos ltimos se separen de l, el

    cuerpo fsico empieza a ser algo totalmente distinto de loque es entre el nacimiento y la muerte: se desintegra,porque obedece a las leyes de las substancias y fuerzasfsicas y qumicas; mientras que el cuerpo fsico delmineral se conserva.

    Algo parecido ocurre con el cuerpo etreo. Alhaberse separado el cuerpo etreo, cuerpo astral y el yo,del cuerpo fsico, inmediatamente despus de la muerte,se desprende tambin, un poco ms tarde, el cuerpoetreo de su unin con el cuerpo astral y el yo, paradisolverse en el ter del universo, al igual que el cuerpofsico se desintegra en la tierra. Del cuerpo etreosubsiste entonces, unido con el ser humano, aquelextracto del cual hemos hablado en otras oportunidades.As podemos decir que en cierto modo el cuerpo fsico

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    del hombre es de igual valor que el reino mineral que noscircunda; sin embargo, hemos de tener presente la gran

    diferencia que existe entre el reino mineral y el cuerpofsico humano. Si se ha dicho que en Saturno nuestrocuerpo fsico an no estaba compenetrado de cuerpoetreo, cuerpo astral y yo, se podra argir que el cuerpofsico realmente era entonces del valor de un mineral.Empero, hemos dicho que a este estado antiguo en que sehallaba en Saturno, sucedieron tres transformaciones delcuerpo fsico. Pero el mineral, tal como hoy lo tenemos,como mineral sin vida, tampoco puede existir de talmanera que nicamente tenga en s mismo un cuerpofsico. Tngase presente que para nuestro mundo fsico escierto que el mineral nicamente tiene un cuerpo fsico;sin embargo, no es una verdad absoluta. Al igual quenuestro cuerpo fsico se nos presenta con su cuerpoetreo, cuerpo astral y yo, as tambin el mineral posee

    no solamente el cuerpo fsico, sino tambin cuerpoetreo, cuerpo astral y yo; slo que estos principiossuperiores de su naturaleza se hallan en mundossuperiores. El cuerpo etreo del mineral est en el asllamado mundo astral; su cuerpo astral est en el asllamado mundo celeste, o devacn; su yo est en unmundo espiritual, superior a aqul. De modo que elcuerpo fsico humano se diferencia del cuerpo fsico deun mineral por el hecho de que aqul en su estado devigilia, en este mundo fsico, tiene en s mismo su cuerpoetreo, su cuerpo astral y su yo; el mineral, en cambio, notiene en s mismo su cuerpo etreo, cuerpo astral y yo.Sabemos que fuera de nuestro mundo tambin existenotros: al mundo que percibimos con nuestros sentidos lo

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    compenetra el mundo astral, y a ste el devacn que sesubdivide en un mundo devacn inferior y otro superior.

    Frente al mineral, el ser humano se halla ensituacin privilegiada, puesto que tiene en s mismo susotros tres principios. No as el mineral, sino que hemosde decirnos que en el plano fsico el mineral no es un sercompleto. No es posible, por ejemplo, encontrar en lanaturaleza exterior, la ua de un dedo humano, como unente que exista por s mismo, porque, para poder crecer lees indispensable el organismo humano, sin ste no puedeexistir. Si nos imaginamos un ser pequeito que con susojos ve nicamente las uas de un hombre, sin ser capazde percibir el resto del organismo humano, ese pequeoser, atravesando con la vista lo dems del espacio a sualcance, nicamente vera aquellas uas humanas. As,comparativamente, los minerales no son sino las uas delos dedos, y para considerarlos en su totalidad, hay que

    ascender a los mundos superiores, donde se hallan sucuerpo etreo, cuerpo astral, etc. Todo esto hay quetenerlo bien presente, para comprender que en la realidadespiritual superior no puede haber ser alguno que notenga, de alguna manera, cuerpo etreo, cuerpo astral yyo. Ningn ser fsico puede existir sin este requisito.

    Ahora bien, entre todo lo expuesto hasta ahora,hay, en realidad, cierta contradiccin. Hemos dicho quedurante la noche, cuando duerme, el hombre es un sertotalmente distinto de lo que l es en su estado de vigilia,estado que resulta plenamente comprensible, puestenemos ante nosotros el ser humano constituido por suscuatro principios. No as cuando contemplamos, encuanto a su ser fsico, al hombre que duerme; esto es,cuerpo fsico y cuerpo etreo, en el lecho; cuerpo astral y

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    yo hllanse afuera. La contradiccin radica en que setratara de un ser abandonado por su cuerpo astral y yo.

    La roca no duerme, su cuerpo etreo, cuerpo astral y yono la compenetran; sin embargo, quedan con ellaconstantemente en la misma unin. En cuanto al hombre,todas las noches le abandonan el cuerpo astral y el yo;quiere decir que durante la noche el hombre sedesentiende de sus cuerpos fsico y etreo; los abandonaa s mismos. Este hecho no siempre se considera losuficiente: que todas las noches se produce latransformacin de que el hombre, como ser espiritual, sedespide de sus cuerpos fsico y etreo, los dejaabandonados a s mismos. Pero ellos no pueden existir por s mismos; pues ningn cuerpo fsico, ni etreo,puede existir de por s; hasta la roca tiene que hallarsecompenetrada de sus principios superiores; de modo quees fcilmente comprensible que es totalmente imposible

    que durante la noche nuestro cuerpo fsico y cuerpoetreo queden en el lecho, sin cuerpo astral y yo. Peroqu es lo que ocurre? Nuestro cuerpo astral y nuestro yono se hallan entonces en los cuerpos fsico y etreo; peroen su lugar hay en ellos otro yo y otro cuerpo astral. Heaqu que el ocultismo dirige nuestra atencin a laexistencia divino-espiritual, a entidades espiritualessuperiores. Durante la noche, mientras nuestro yo ycuerpo astral estn fuera del cuerpo fsico y cuerpoetreo, obran en stos el cuerpo astral y el yo deentidades superiores divino-espirituales. Y esto tiene suorigen en lo siguiente.

    Si consideramos toda la evolucin de lahumanidad a partir del estado saturniano, a travs de losestados solar y lunar, hasta nuestra Tierra, se podra

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    argir que en Saturno slo existi el cuerpo fsicohumano, sin cuerpo etreo, cuerpo astral y yo humanos.

    Pero aquel cuerpo fsico no pudo tener existencia por ssolo, as como actualmente la roca no existe por s;tambin en aquel estado el cuerpo fsico slo pudo existirpor hallarse compenetrado de cuerpo etreo, cuerpo astraly yo de entidades divino-espirituales. Ellas lo habitaban ysiguieron habitndolo. Cuando en el Sol se aadi alcuerpo fsico un cuerpo etreo propio, este pequeocuerpo etreo humano en cierto modo se mezcl con elanterior cuerpo etreo de las entidades divino-espirituales; as como tambin en Saturno el cuerpo fsicose hallaba compenetrado de entidades superiores.

    En base a la justa comprensin de lo expuesto,llegaremos a comprender mejor al ser humano actual; yesto nos permite reiterar y comprender lo que desde unprincipio se ense en el esoterismo cristiano. Al lado del

    cristianismo exotrico siempre se ha cultivado, tambin,el cristianismo esotrico. Muchas veces me he referido aque San Pablo, el gran apstol del cristianismo, con sufervoroso gran talento oratorio obr para ensear a los pueblos el cristianismo, pero que, al mismo tiempo,fund una escuela esotrica cuyo dirigente fue Dionisioel Areopagita a quien se hace referencia en Los Hechosde los Apstoles. En esa Escuela cristiano-esotrica deAtenas, directamente fundada por San Pablo, se ense lams pura ciencia espiritual. Y en base a lo expuesto enlas consideraciones precedentes, contemplaremos ahoralo que all se enseaba.

    En esa Escuela cristiano-esotrica tambin sedeca: el hombre, tal como l se nos presenta en su estadodiurno de vigilia, se constituye de cuerpo fsico, cuerpo

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    etreo, cuerpo astral y el yo; si bien no se usabanexactamente las mismas palabras; pero esto no es lo

    principal. Adems se explicaba en qu punto de suevolucin se halla el hombre actualmente; pues estehombre constituido por los referidos cuatro principios no permanece en el estado en que l nos aparece. Paraconsiderar en sentido puro al hombre constituido por loscuatro principios, hemos de representarnos no su estadoactual, sino que debemos remontarnos en su evolucinhasta el lejano perodo de Lemuria. En el perodolemuriano, al ser humano, que entonces estabaconstituido por cuerpo fsico, cuerpo etreo y cuerpoastral, se sum, adems, el yo. As se puede decir, ensentido puro: el hombre se compona de cuerpo fsico,cuerpo etreo, cuerpo astral y yo. Pero a partir deentonces, todos los hombres pasaron por muchasencarnaciones; y el sentido de esta evolucin consiste en

    que, pasando de encarnacin en encarnacin el yo ha detransformar los tres principios de su naturaleza,comenzando con la transformacin del cuerpo astral. Enningn hombre de desarrollo comn se halla un cuerpoastral igual a como fue en la primera encarnacinterrenal; antes del obrar del yo. A partir de esa primeraencarnacin el yo transform, desde la interioridad,ciertas representaciones, sentimientos y pasionesoriginariamente inherentes al ser humano; y deencarnacin en encarnacin, el yo contina el trabajo detransformacin. Resulta pues que actualmente no poseesimplemente los cuatro principios, cuerpo fsico, cuerpoetreo, cuerpo astral y yo, sino que, dentro del cuerpoastral posee por el trabajo del yo, una parte que ha sidocreada por el yo mismo. Actualmente en todo hombre el

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    cuerpo astral se divide en dos partes: una que ha sidotransformada por el yo, y la otra, no transformada. Esta

    transformacin contina, y para cada ser humano llegarel tiempo en que todo su cuerpo astral ser el resultado dela creacin por el yo. Segn la sabidura oriental, la partedel cuerpo astral transformada por el yo, se llama Manas;en Occidente: Yo espiritual. De modo que, hablando delos cuatro principios, podemos distinguir: cuerpo fsico,cuerpo etreo, cuerpo astral, el yo y, como quintoelemento, la parte transformada del cuerpo astral, Manaso Yo espiritual. El hombre seguir con este trabajo detransformacin de s mismo. La Tierra pasar por nuevasincorporaciones y, paso a paso, el hombre adquirir loque ya ahora el iniciado puede adquirir: la capacidad detrabajar para transformar tambin al cuerpo etreo. Enrealidad el hombre en general ya est trabajando en ello,y la parte ya transformada por el yo, se llama Budhi o

    Espritu vital. Por ltimo el hombre transformar, por eltrabajo de su yo, al cuerpo fsico; y la parte astransformada, se llama Atman u Hombre-Espritu.

    Si paseamos la mirada hacia lejanos tiempos porvenir, se nos presentan otras formas planetarias, otrasincorporaciones de la Tierra; y al haber pasado por losestados planetarios que en el ocultismo llamamos Jpiter,Venus y Vulcano, el hombre habr llegado a un gradoevolutivo mucho ms elevado; habr transformado enManas o Yo espiritual, a todo su cuerpo astral; en Budhio Espritu vital, a todo su cuerpo etreo; y en Atman uHombre- Espritu, a todo su cuerpo fsico.

    Comparemos una vez: el hombre como se nospresentar al final de la evolucin de nuestra Tierra conel hombre en su origen. En el principio slo existi el

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    cuerpo fsico del hombre, compenetrado de cuerpoetreo, cuerpo astral y yo, pero estos ltimos

    pertenecieron a entidades divinas, que lo habitaban. Alfinal de toda la evolucin de la Tierra, el hombre estarcompenetrado de su yo; y el yo mismo vivir en elcuerpo astral como Manas o Yo espiritual; como Budhi oEspritu vital, compenetrar enteramente al cuerpoetreo; y el cuerpo fsico estar totalmente compenetradode Atman u Hombre-Espritu; todos ellos creados por elyo. Una gigantesca diferencia entre el principio y el finalde la evolucin del hombre! Pero si contemplamos bienesta diferencia, se esclarece lo que deliberadamente hellamado una contradiccin: el estado de sueo; todo locomprenderemos, precisamente, por la forma en que loexplica el esoterismo cristiano. Hemos de ver claramentequ es lo que como cuerpo fsico se nos presentarcuando la Tierra haya llegado al fin de su evolucin. No

    es de modo alguno el cuerpo fsico actual, sino lo que porel trabajo del yo, llegar a ser: resultar totalmenteespiritualizado, como as tambin los cuerpos etreo yastral. Empero, tambin antes de su espiritualizacin porel yo, el cuerpo fsico ya estuvo espiritualizado. Inclusola roca, como queda dicho, se halla ahora compenetradaespiritualmente de cuerpo etreo, cuerpo astral y el yo, principios que, viviendo en mundos superioresespirituales, pertenecen a la roca. De modo que elcristianismo esotrico dice con razn: ciertamente, lo quehoy tenemos ante nosotros como cuerpo fsico humano,es algo que el hombre no es capaz de dominar; puestoque an no ha llegado al fin de su evolucin, cuando eltrabajo del yo llegue a transformar hasta el cuerpo fsico.Tampoco es capaz de dominar lo que el hombre tiene en

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    el cuerpo etreo; slo llegar a dominarlo cuando laTierra se encuentre en su estado planetario de Venus.

    Dominar estos dos principios, cuando haya desarrolladoBudhi y Atman. Pero semejantes cuerpos fsico y etreodebern dominarse de una manera espiritual; y lo que asu tiempo el hombre mismo podr dar a los cuerposfsico y etreo, ya tiene que estar en ellos; ya ahora tienenque hallarse en los cuerpos etreo y fsico, las partesespirituales que a su tiempo el yo les podr dar. En elcomienzo, cuando el hombre se hallaba en Saturno, losprincipios espirituales ya estuvieron en el cuerpo fsico,como asimismo cuando el hombre se hallaba en el Sol; ypermanecieron en l. El esoterismo cristiano dice, conrazn: actualmente ya se halla en el cuerpo fsico humanolo que en l estar cuando el hombre haya llegado a lacumbre de su evolucin; pero lo tiene como Atmandivino, entidad divino-espiritual. Y en el cuerpo etreo ya

    se halla Budhi, pero como Espritu vital divino. Hemosdicho que el cuerpo astral se divide en dos partes; una ala que el hombre ya domina, y la otra a la que an nodomina. En esta ltima parte tambin se halla Yoespiritual, pero como entidad divina. nicamente en laparte del cuerpo astral en que el yo ha trabajado desde laprimera encarnacin, poseemos el Yo espiritual humano.As se nos presenta el hombre.

    Para caracterizar al hombre en su estado devigilia, hemos de decir: el cuerpo fsico como lo tenemosa la vista, no es sino su aspecto exterior; por dentro es loque llamamos ser tmico, entidad superior divino-espiritual. Lo mismo ocurre con el cuerpo etreo:exteriormente l es el principio que mantiene laintegridad del cuerpo fsico; por dentro es Espritu vital

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    divino; e incluso al cuerpo astral le compenetra el Yoespiritual divino. nicamente la parte transformada es

    algo que el yo se ha conquistado dentro de todo esteconjunto.

    Consideremos ahora al hombre que estdurmiendo: ya no existe aquella contradiccin. Elhombre, como cuerpo astral y yo, hllase afuera. Todaslas noches, el hombre tranquilamente deja su cuerpofsico y su cuerpo etreo. Si abandonara al cuerpo fsicosin que seres divino-espirituales velasen por suintegridad, volvera a encontrarlo destruido, a la maanasiguiente. Lo fsico divino-espiritual y lo etreo divino-espiritual permanecen en los cuerpos fsico y etreocuando stos estn en el lecho, hallndose afuera elcuerpo astral y el yo. Aqullos estn compenetrados deesencialidad tmico-divina y bdhico-divina.

    Echemos ahora una mirada retrospectiva sobre el

    comienzo de la evolucin terrestre, al perodo en que delser humano el yo an no haba transformado nada.Cuando el hombre estuvo por entrar en su primeraencarnacin, el yo an no se haba unido con los tres principios, cuerpos fsico, etreo y astral. Del estadolunar, estos tres principios vinieron a la Tierra; y en stael yo se uni con aqullos. Sin embargo, en ellos sehallaba el Yo divino; slo gracias a ste pudieron existir:el cuerpo astral estaba compenetrado de un Yo espiritualdivino; el cuerpo etreo de un Espritu vital divino; elcuerpo fsico de fuerza tmico-divina u Hombre-Espritu.

    Volvamos la mirada aun ms atrs: a los estadosevolutivos Luna, Sol y Saturno. En este ltimo, elEspritu vital divino que ahora, durante la noche, habitaen el hombre que se halla en el lecho, dio forma al cuerpo

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    fsico humano en su calidad mineral; durante el estadosolar lo form en su calidad vegetal; durante el estado

    lunar pudo formarlo en cuanto a su capacidad para sentir placer y dolor, pero sin poder decir yo, a s mismo.Despus de estos grados evolutivos inferiores, pasemosahora a la evolucin terrestre en sentido propio.

    Durante ella, el cuerpo fsico humano, a travs desu ulterior transformacin, deber perfeccionarse anms de lo que fue anteriormente. Qu es lo que antesan no haba alcanzado y que el espritu divino habaretenido en su esfera? Qu es lo que ste an no le habaconfiado al cuerpo humano? Es la facultad de hacerresonar desde su interior su ser anmico. En la Luna elcuerpo humano, en su nivel evolutivo del animal, eramudo; la capacidad para hacer resonar hacia afuera lointerior, an se hallaba con Dios; no se lo haba confiadoa su propio ser. Si bien hay animales capaces de producir

    sonidos, se trata de algo distinto; ellos se encuentran enestados totalmente distintos: producen sonidos, porcierto, pero en virtud de la divinidad en ellos. Expresarcon palabras su ser anmico interior, esto es algo que slosobre la Tierra le fue conferido al hombre; antes loshombres eran mudos.

    Considerando todo lo que acabo de exponer, podemos decir que toda la evolucin fue dirigida yencauzada de tal manera que la palabra, la facultad dehablar, originariamente era con Dios, y que Dios primerocre las condiciones previas para que el aparato fsicoobtuviese la capacidad para hacer resonar desde elinterior esta palabra. Como la flor en la semilla astambin existi en Saturno, como germen, el hombre queresuena y que habla, el hombre dotado de la palabra y del

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    Logos. Pero el resonar se hallaba oculto en el germen;slo del germen se desarroll, al igual que la planta se

    halla oculta en la semilla, y de ella se desarrolla.Volviendo la mirada sobre el cuerpo fsico humanodurante el estado planetario de Saturno, preguntmonos:Cul es el origen primitivo de este cuerpo fsicohumano, y qu fue lo imprescindible sin lo cual nohubiera podido pasar por toda la evolucin?

    Proviene del Logos o del Verbo, pues ya enSaturno este cuerpo fsico humano fue dirigido demanera tal que ms tarde se convirtiera en un ser dotadodel hablar, en un testigo del Logos. El que el cuerpohumano tenga ahora esta forma, se debe a que el Verbofue la base de toda la Creacin. Desde un principio todoel cuerpo humano tuvo la predisposicin para quefinalmente pudiese brotar de l la palabra. Por esta razn,el cristiano esotrico se dice a s mismo: en el Verbo o en

    el Logos hemos de reconocer al arquetipo del cuerpofsico humano; desde el principio, en este cuerpo fsicoobr el Logos o el Verbo; y ste todava sigue obrando enaqul. Cuando el cuerpo fsico, abandonado por el yo,hllase en el lecho, el Logos divino obra en los principiosabandonados por el hombre.

    Consideremos ahora la ulterior evolucin. ASaturno sigui el estado planetario Sol, en que al cuerpofsico se sum el cuerpo vital humano. Mientras que enSaturno el cuerpo fsico fue una especie de mquina, deautmata, pero compenetrado y mantenido por el Logos,en el estado solar se sum el cuerpo vital, y en l obr elEspritu vital divino. En Saturno, el cuerpo humano esexpresin del Logos; Saturno pasa, y en el Sol, alincorporarse nuevamente el cuerpo humano, se le suma el

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    cuerpo vital, compenetrado por el Espritu vital. En elSol, el Logos llega a ser vida, al elevar al hombre a un

    nivel superior. En la Luna se aadi al hombre el cuerpoastral; ste, incluso actualmente, aparece a la concienciaclarividente como una aura que envuelve al hombre. Esun cuerpo luminoso, si bien invisible para la concienciaactual; pero es, para la visin clarividente, luz espiritual.Y la luz fsica no es sino luz espiritual transformada.Tambin la luz solar fsica es la incorporacin de la luzcsmica, espiritual-divina. En nuestro mundo actualexiste la luz que para el hombre irradia desde el Sol. Perohay otra luz que irradia desde la luz interior del hombre:en el estado lunar, el cuerpo astral del hombre todavaresplandeca para los seres en torno de l. De modo queen la Luna se sum el cuerpo astral luminoso a loscuerpos fsico y etreo humanos.

    Consideremos ahora todo el decurso de la

    evolucin. En el Saturno tenemos el cuerpo fsico comoexpresin del Logos; en el Sol se le suma el cuerpoetreo como expresin del Espritu vital:el Logos llega a ser vida. En la Luna se aade el cuerpoluminoso: la vida llega a ser luz. As se nos presenta laevolucin del cuerpo humano.

    El hombre, cuando descendi a la Tierra, fue unser creado por las entidades divino-espirituales, y existi porque en sus cuerpos fsico, etreo y astral vivi elLogos que fue vida y que lleg a ser luz. Y sobre laTierra para el hombre y en el hombre, se aadi el yo.Pero ste capacit al hombre, no solamente para vivir enla luz, en la vida, sino para contemplarlo todo desdeafuera, situarse frente al Logos, a la vida, a la luz. A

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    consecuencia de ello, todo se convirti en lo material, sehizo existencia material.

    Habiendo llegado hasta aqu con nuestropensamiento, hemos fijado, con cierta exactitud, el puntoen que en la prxima conferencia comenzaremos parahacer ver cmo del hombre emanado de la divinidad, seha desarrollado el hombre actual dotado del yo, puesantes de este ltimo haba existido su predecesor divino.

    Lo que el hombre ha conquistado con el trabajode su yo, lo arranca todas las noches de los cuerpos fsicoy etreo; pero lo que en l siempre estuvo, permanece enl y sigue manteniendo esos dos cuerpos, cuando elhombre infielmente los abandona y se desentiende deellos. All est aquella primitiva entidad espiritual-divina.

    Todo lo que con los trminos del esoterismocristiano hemos tratado de exponer como profundomisterio de la existencia, sabidura bien conocida para los

    ministros del Logos de los primeros tiempos, elEvangelio de Juan lo expresa con precisin y conpalabras lapidarias. En su versin correcta, esas primeras palabras traducen los hechos que acabo de exponer.Contemplmoslo todo de nuevo para comprendercorrectamente su valor.

    En el principio era el Logos, como imagen primordial del cuerpo fsico humano, y como origenesencial de todas las cosas. Todos los animales,vegetales, minerales se crearon ms tarde; en Saturno, detodo ello, realmente no existi nada sino el hombre. En elSol se agreg el reino animal; en la Luna, el reinovegetal; y en la Tierra, el reino minera1. En el Sol, elLogos devino vida; en la Luna devino luz; y sta apareciante el hombre dotado del yo. Pero el hombre debi

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    aprender a conocer lo que el Logos haba sido y la formaen que finalmente se manifest. En el principio era el

    Logos; despus devino vida; ms tarde, luz, y la luz viveen el cuerpo astral. La luz resplandeci en el interiorhumano, en las tinieblas que carecan del conocimiento.La existencia terrenal ha de conducir al hombre asobreponerse a las tinieblas en su interior, para llegar aconocer la luz del Logos.

    Palabras lapidarias o, quiz, difciles decomprender, son las primeras palabras del Evangelio deJuan. Pero no hay que esperar que lo ms profundo delmundo se expresara con palabras triviales. No resultaextrao, un desdn de lo sagrado, decir que paracomprender un reloj hace falta penetrar profundamenteen la esencia de la cosa; pero que para la comprensin delo divino en el mundo basta emplear la ms simpleinteligencia humana? Es muy triste que en nuestros

    tiempos, con respecto a lo profundo de los documentosreligiosos, se diga: para qu estas explicaciones tancomplicadas, si todo puede considerarse de un modosimple y sencillo? Pero nadie penetrar en el verdaderosentido de las palabras con que comienza el msprofundo de los Evangelios, sino quien tenga la intenciny la buena voluntad de contemplar los grandes hechos dela evolucin del mundo. Y ahora vamos a traducir lasprimeras palabras del Evangelio de Juan que son, a lavez, una expresin de la ciencia espiritual:

    En el principio era el Verbo, y el Verboera con Dios, y el Verbo era Dios (o divino). Esteera en el principio con Dios. Todo tiene su origenen l; y sin este Verbo nada de lo creado se cre.

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    En l estaba la vida, y la vida devino la luz de loshombres. Y la luz resplandeci en las tinieblas;

    mas las tinieblas no la comprendieron.

    El Evangelio explica, despus, cmo las tinieblas,paso a paso, llegarn a la comprensin.

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    III

    LA MISION DE LA TIERRA

    En la conferencia anterior nos hemos referido al profundo contenido que se halla escondido en lasprimeras palabras del Evangelio de Juan. Resumiendo loexpuesto, podemos decir: el autor de este Evangelioalude a la evolucin del hombre en lejanos tiempospasados, y que en sentido del esoterismo cristiano todotiene su origen en el Verbo, en el Logos que ya en elantiguo Saturno obraba como fuerza creadora,convirtindose en vida durante el estado solar de nuestraTierra, y en luz durante su estado lunar. Y lo que elhombre, en el decurso de esos tres estados planetarios, bajo la influencia de fuerzas y entidades divino-espirituales, haba llegado a ser, fue compenetrado por el

    yo, cuando la Tierra haba entrado en su actual estadoplanetario. De la antigua Luna arrib a la Tierra, comouna especie de semilla, un ser constituido por cuerpofsico, procedente del Verbo primordial divino; cuerpoetreo o vital, procedente de la vida divina; cuerpo astral, procedente de la luz divina. Durante la existenciaterrestre se encendi en el interior de este ser la luz delyo. La triple corporalidad, cuerpos fsico, etreo y astral,fue entonces capaz de expresar el yo soy, por lo que encierto modo, a la evolucin de la Tierra la podemosllamar la evolucin del yo soy, de la conciencia de smismo, del hombre. Y este yo soy, la capacidad de laplena conciencia de s mismo, slo lleg a manifestarselenta y paulatinamente, en el curso de la evolucin de lahumanidad. Hemos de ver claramente cmo fue la

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    caracterstica de esta evolucin que al hombre lentamentele condujo a la plena conciencia de s mismo.

    El perodo evolutivo de nuestra Tierra, al quellamamos la antigua Lemuria, es el tiempo ms antiguoen que dentro de la existencia terrestre apareci elhombre en la forma en que ahora existe. En el perodolemuriano tuvo lugar por primera vez lo que llamamos laincorporacin del yo, de la verdadera, ms ntimanaturaleza del hombre. Despus sigui el perodo atlanteen que la humanidad, en su mayor parte, habit elcontinente atlante, territorio desaparecido por el diluvio yque hoy forma el fondo del Ocano Atlntico. Lamemoria del cataclismo atlante pervive en leyendas decasi todos los pueblos. Durante el tiempo postatlante yhasta en nuestra poca, el ms ntimo ser del hombrepas por encarnaciones sucesivas. Lo que precedi a laprimera incorporacin de nuestras almas, en el perodo

    lemuriano, lo consideraremos ms tarde.Hemos visto que para conocer el decurso de laevolucin, debemos remontarnos a tiempos muyantiguos, porque el hombre se desarroll lenta ypaulatinamente hasta llegar a su existencia actual. Ques lo que en el ocultismo, en sentido cientfico-espiritual,llamamos nuestra existencia actual?

    Lo que llamamos nuestra existencia actual, es elestado de conciencia en que el hombre de nuestrostiempos se halla desde el despertar a la maana hasta eldormirse a la noche, perodo durante el cual el hombre,con sus rganos fsicos exteriores, percibe el mundo quele circunda. Desde el dormirse a la noche hasta eldespertar a la maana, l no ve las cosas en torno suyo.Esto es as porque para las condiciones evolutivas

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    actuales, la interioridad del hombre, o sea el yo y elcuerpo astral, se hallan durante las horas del da, sobre el

    plano fsico, en el mundo fsico; de modo que el cuerpoastral y el yo pueden hacer uso de los rganos fsico-sensorios, percibir con el odo y la vista las cosas fsicasdel mundo. Desde el dormirse hasta el despertar, el yo yel cuerpo astral estn fuera del mundo fsico, sobre elplano astral, separados de los ojos y odos fsicos, demodo que no perciben lo que hay en torno suyo. Esteestado del alternar entre la vigilia y el sueo, no sedesarroll sino lenta y paulatinamente; no existi cuandoel hombre, en el perodo lemuriano, pas por su primeraincorporacin fsica. En aquel tiempo, el yo el cuerpoastral slo estaban poco tiempo de ningn modo tantocomo hoy dentro del cuerpo fsico; y debido a que elhombre se hallaba ms tiempo fuera de su cuerpo fsico,y slo un breve tiempo en estado de vigilia, toda la vida

    durante el perodo lemuriano era bien distinta de ahora.Slo paulatinamente sobrevino que el hombre durante lanoche estuvo totalmente inconsciente, excepto lossueos, de modo que la duracin de los estados deconciencia diurno y nocturno era muy distinta; y todoslos hombres posean una opaca conciencia clarividente.Durante la noche, hallndose en el mundo espiritual,fuera del cuerpo fsico, perciban lo espiritual a sualrededor, aunque no tan claramente como hoy, duranteel da, vemos las cosas fsicas. Pero no hay que compararesa percepcin antigua con los sueos de ahora. Elensueo de ahora no es sino un dbil remanente deaquella antigua clarividencia. Es cierto que el hombreperciba imgenes de la misma ndole que las que ahora

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    se perciben en los sueos; pero esas imgenes tenan unsignificado real. A continuacin, vamos a aclararlo.

    En los tiempos antiguos, cuando el hombre,durante una pequea parte de las 24- horas mucho msbreve que ahora viva con su conciencia diurna, sloperciba los objetos fsicos exteriores como envueltos enuna neblina; y el modo actual de percibirlos no se produjo sino muy lentamente. En horas del da, elhombre reciba las primeras vagas impresiones de losobjetos fsicos, envueltos en neblina, de una manerasimilar a como ahora, en una noche nebulosa se percibeel alumbrado de las calles como dentro de una aureolaluminosa. As fue entonces la primera captacin de losobjetos fsicos; y cuando el hombre se dorma, no sesumerga en la inconsciencia sino que durante el sueo lesurgan imgenes en colores y con contornos. En tornodel hombre haba entonces un panorama, en comparacin

    con el cual el ms viviente mundo onrico de nuestrotiempo no es sino una opaca reminiscencia. Esasimgenes reproducan hechos anmicos y espirituales delambiente. Por ejemplo, cuando en aquel tiempo primitivo, un hombre se acercaba, durante su estadonocturno, a un ser daino, no lo vea como hoy lo vemos;al len no lo vea como figura leonina, sino que laapareca una imagen en colores y contornos queinstintivamente le adverta: all hay algo que te hacedao, que te come; debes evitar el peligro. Lo que seperciba en la noche eran reflejos reales de lo espiritual-anmico en torno del hombre. Todo lo espiritual-anmicose perciba en la noche; y lentamente la evolucincondujo a que, cada vez por un tiempo ms largo, elhombre se sumerga en su cuerpo fsico: la noche se hizo

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    ms corta, el tiempo diurno ms largo. Y cuanto ms seafirmaba el habitar del hombre en su cuerpo fsico, tanto

    ms desaparecan las imgenes clarividentes nocturnas ysurga la actual conciencia diurna. Pero no hay queolvidar que la verdadera conciencia del propio ser que elhombre debe adquirir durante su existencia terrenal, slola conquistar por el sumergirse en el cuerpo fsico. Enlos tiempos pasados, el hombre no tena la sensacin deun ser independiente sino de partcipe de las entidadesdivino-espirituales, en las cuales tuvo su origen. Como lamano es un miembro del organismo, as tambin se sentael hombre, como parte de la conciencia divino-espiritual,del Yo divino, cuando an posea la opaca clarividencia.Aquel hombre no hubiera dicho yo soy, sino Dios es,y yo en El.

    Cada vez ms, vamos a comprender que a laTierra que haba pasado por tres etapas anteriores de su

    evolucin, le qued reservada una misin especfica. Nohay que pensar que los distintos estados planetariospudiesen considerarse como de igual valor, uno al ladode otro. Dentro de la creacin divina no puede haberninguna repeticin de lo anterior; y cada estadoplanetario tiene su bien determinada misin. La misinde nuestra Tierra consiste en que los seres humanos queen ella viven, deben desarrollar el elemento del amorhasta la suprema perfeccin. Cuando la Tierra hayallegado al fin de su evolucin, el amor debercompenetrarla enteramente. Tengamos presente lo quesignifica decir que la Tierra es el estado planetario para eldesarrollo del amor.

    En la ciencia espiritual decimos que la antiguaLuna precedi a la Tierra. Como etapa planetaria, la

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    antigua Luna tambin tuvo su misin; no la de desarrollarel amor, sino que debi ser el planeta o cosmos de la

    sabidura.2 Anteriormente a su estado actual, nuestroplaneta haba pasado por la etapa de la sabidura. Unacontemplacin lgica, bien simple, lo puede ilustrar. Siobservamos la Naturaleza con todos sus seres; nomeramente con el intelecto, sino con las fuerzas delcorazn y del nimo, encontraremos sabidura que laimpregna. A esta sabidura hay que concebirla como unaespecie de substancia espiritual que forma la base detodo. Observando cualquier cosa; por ejemplo, el huesodel muslo, veremos que all no hay una masa compacta,sino un sutil conjunto de barras que forman unamaravillosa, bien ordenada estructura; y si averiguamosen qu ley se basa su construccin, verificaremos queobedece a la ley que permite el despliegue del mximo defuerza mediante el mnimo empleo de material, con el fin

    de sostener la parte superior del cuerpo. Nuestraingeniera an no ha llegado a la perfeccin paraconstruir tan ingeniosa estructura como esta obra de lasabidura que reina en todo el universo. Sabidura divinacompenetra toda la Naturaleza; la sabidura humana nollegar a ella sino paso a paso; con el tiempo alcanzar ensu interior lo que la sabidura divina incorpor a los

    2 N. d. Tr.: El original alemn dice aqu: Weisheit. Para traducir estapalabra, por lo general se emplea el trmino sabidura, derivado delverbo saber; pero en este caso no da el sentido correcto. En lo quesigue se explica clara. mente de qu se trata; y si, por falta de untrmino ms adecuado decimos sabidura, el lector no tendrdificultad en captar el verdadero sentido, segn la exposicin deRudolf Steiner: substancia espiritual que forma la base de todo.

    La palabra griega sophia lo expresa mejor que el trmino

    sabidura.

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    secretos de la Tierra. Mas en el mismo sentido en que lasabidura se prepar en la Luna, de modo que ahora se

    encuentra en toda la Tierra, as tambin se prepara elamor sobre la Tierra. La mirada clarividente retrospectivaa la antigua Luna, podra ver que no en todo reinaba talsabidura; en muchas cosas no la haba, y slo en el cursode toda la evolucin lunar se les impregnaba la sabidura.Cuando la Luna haba llegado al fin de su evolucin, todose hallaba compenetrado de sabidura. Sobre la Tierra, lasabidura interior no penetr en el hombre, sino con elyo, pero el hombre debe desarrollarla paso a paso. Ascomo en la Luna se desarroll la sabidura para que ahoraexista en las cosas, as tambin se desarrolla ahora elamor. Primero, en su forma inferior, la sensual, el amorsurgi en el perodo lemuriano, pero en el transcurso dela evolucin terrestre, por el obrar de los hombres, siellos cumplen con su misin, llegar a espiritualizarse,

    cada vez ms, hasta que al final de esta evolucin toda laexistencia terrenal quedar compenetrada de amor, talcomo ahora ya est compenetrada de sabidura. La Tierrapasar entonces a un futuro estado planetario, llamadoJpiter, y los seres que sobre l caminarn, como hoy loshombres sobre la Tierra, sentirn, en todos los seres elaroma del amor infundido por ellos mismos, durante suexistencia terrenal; lo sentirn de la misma manera comoahora se encuentra la sabidura en todas las cosas. Elhombre desarrollar entonces, por las fuerzas de suinterior, el amor, como ahora, paso a paso, desarrolla lasabidura. El gran amor csmico, que ahora comienza suexistencia sobre la Tierra, compenetrar entonces lascosas.

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    El sentido materialista slo cree en la sabidurahumana, no en la csmica. Al principio de la evolucin

    terrestre, la sabidura csmica era tan grande como lahumana lo ser al final. En los tiempos en que todo sedenominaba con ms exactitud, se llam inteligencia a lasabidura subjetiva en el hombre, en contraste con laobjetiva sabidura csmica. El hombre no presta atencina que aquello que l va inventando en el curso de laexistencia terrestre, las entidades divino-espirituales ya lohaban conquistado durante la existencia lunar, y luegoinfundido a la Tierra. Tomemos un ejemplo parailustrarlo.

    A los escolares ya se les ensea el gran progresoque significa el invento del papel; pero las avispas ya loproducen desde hace muchos miles de aos; pues susnidos se componen exactamente de la misma substanciaque el papel fabricado por el hombre; y se produce de la

    misma manera, pero por un proceso vital El alma grupalde las avispas, como parte de la substancia divino-espiritual, invent el papel mucho antes. El hombrerealmente siempre queda rezagado detrs de la sabidurauniversal. En principio, la Naturaleza ya contiene todocuanto el hombre pueda inventar en el curso de laevolucin terrestre. Pero lo que el hombre realmente dara la Tierra, es el amor que se desenvolver desde sunaturaleza ms sensual a la ms espiritualizada. Esta es lamisin de la evolucin de la Tierra; ella es el cosmos delamor.

    Empero, hemos de preguntar: Qu es lo que hacefalta para el amor; para que un ser pueda amar a otro? Esnecesario que ese ser tenga plena conciencia de s mismo,que sea independiente. Ningn ser puede amar a otro, en

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    toda la extensin de la palabra, si tal amor no se da alotro ser libremente. Mi mano no ama a mi organismo;

    slo un ser independiente, desenlazado del otro ser,puede amarlo. Para alcanzarlo, el hombre debi devenirun ser dotado del yo; el yo debi infundirse a la triplecorporalidad humana, para que la Tierra pudiese cumplir,por medio del hombre, con su misin del amor. As secomprender lo que dice el esoterismo cristiano: delmismo modo que las otras fuerzas, incluso la sabiduradurante la existencia lunar, descendieron de los dioses,as tambin fluye en la Tierra el amor; y el portador delamor no puede ser sino el yo independiente que sedesarrolla en el curso de la evolucin terrestre. Pero elhombre debe prepararse lentamente para todo ello,incluso para su actual gnero de conciencia. Si ya en elantiguo perodo lemuriano el hombre, sumergindose ensu cuerpo fsico, hubiera percibido la plena realidad

    exterior, no le hubiera sido posible infundir en s mismoel amor, tan rpidamente. Paso a paso haba queconducirle hacia su misin terrenal. La primeraenseanza del amor le fue dada en el tiempo de suconciencia opaca, antes de poseer la plena conciencia des mismo, la clara conciencia diurna, para percibir losobjetos en torno suyo. Durante todo el tiempo en que elhombre an no tena la conciencia de s mismo sino laantigua conciencia clarividente, nebulosa, y el alma seencontraba muchas horas fuera del cuerpo ya se leinfundi el amor. Representmonos, una vez, el alma delhombre antiguo que an no haba alcanzado el nivel de laplena conciencia de s mismo.

    Al dormirse a la noche, no se produca un sbitotrnsito del estar despierto al dormirse; surgan imgenes

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    de vivientes ensueos las que guardaban, no obstante,una viviente relacin con el mundo espiritual. Quiere

    decir que al dormirse, el hombre se asimilaba al mundoespiritual, y el Espritu divino haca fluir en la opacaconciencia los primeros grmenes del amor. Durante lanoche fluye primero en el hombre lo que en el curso de laevolucin terrestre debe revelarse por el amor. El Diosque trae a la Tierra la verdadera misin, primero semanifiesta durante la noche a la opaca concienciaclarividente, antes de revelarse a la clara concienciadiurna. Despus se va acortando, lenta y paulatinamente,el tiempo en que el hombre se halla en el opaco estadoclarividente, la conciencia diurna ocupa ms tiempo, laaureola de los objetos se disminuye, y stos tomancontornos ms firmes. Antes, el hombre vea el sol y laluna con una gran corona y todo como sumido en unamasa nebulosa; slo lentamente se aclara ese aspecto y se

    perfilan los contornos de las cosas. Lo que el hombrepercibe exteriormente cuando el sol enva sus rayos a latierra, de modo que la luz le revela toda la existenciaterrestre, minerales, vegetales y animales, lo experimentacomo la revelacin de lo divino. Lo que para la claraconciencia diurna se hace visible y lo que en una ampliaextensin forma la tierra es, en sentido del cristianismoesotrico, la revelacin material exterior de lointeriormente espiritual. Si dirigimos la mirada hacia elsol, o sobre lo que vemos sobre la tierra: todo es larevelacin de lo divino-espiritual. El cristianismoesotrico lo llama el Logos o el Verbo. Pues, ascomo el hombre ha llegado a pronunciar en s mismo lapalabra, as fueron creados, primero, por el Logos, losreinos animal, vegetal y mineral. Todo es una

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    incorporacin del Logos; y as como nuestra almainvisiblemente impera en nuestro interior y crea su

    cuerpo exterior, as tambin todo lo anmico crea en elmundo el apropiado cuerpo exterior, y se manifiesta atravs de lo fsico. Ahora bien, dnde est el cuerpofsico del Logos a que se refiere el Evangelio? Tratemosde comprenderlo bien. En su forma ms pura, el cuerpofsico exterior del Logos aparece en la luz solar exterior.Ella no es meramente luz material, sino que para la visinespiritual es la vestimenta del Logos al igual que elcuerpo fsico humano es la vestimenta del alma. No es posible conocer al prjimo si le consideramos de lamisma manera como hoy da la mayora de los hombresmira al sol; pues en tal caso no tomamos en cuenta loanmico-espiritual del hombre, su alma que siente, piensay quiere, sino solamente su cuerpo fsico. Para penetrarhasta lo espiritual de la luz solar hay que considerarla

    como si partiendo de lo fsico del hombre, llegramos aconocer su interioridad. Como nuestro cuerpo con elalma, as se relaciona la luz solar con el Logos. En la luzsolar fluye espritu a la tierra, y, si concebimos el espritudel sol, no meramente el cuerpo solar, comprenderemosque este espritu es amor que fluye a la tierra. La luzfsica del sol no solamente hace brotar las plantas que sinella se secaran, sino que con la luz solar fsica fluye a latierra el amor de la divinidad; y los hombres debenacoger este amor de la divinidad, desarrollarlo yretribuirlo. Esto no les fue posible sino convirtindose enseres dotados del yo, conscientes de s mismos. Slo aspueden retribuir el amor.

    Cuando al principio el hombre permaneca solobrevemente en su vida diurna, no perciba nada de la luz

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    que al mismo tiempo encenda el amor. La luzresplandeca en las tinieblas; mas las tinieblas no

    comprendan nada de ella; y si la luz que tambin es elamor del Logos nicamente se le hubiera revelado alhombre durante las pocas horas del da, l no la hubieracomprendido. Sin embargo, en la opaca concienciaclarividente flua al hombre el amor.

    Contemplemos ahora un importante gran misteriodetrs de la existencia. Hemos de decirnos que en ciertomodo la evolucin terrestre fue dirigida de tal maneraque durante un tiempo, a travs de la opaca concienciaclarividente, el amor flua en el hombre,inconscientemente, y preparaba su interior para laacogida del amor durante la plena y clara concienciadiurna. Con el tiempo, la Tierra se convirti en el cosmosque debe cumplir la misin del amor. El Sol enva susrayos a la Tierra. Y as como el hombre habita la Tierra

    y, paso a paso, hace suyo el amor, seres superioreshabitan el Sol, el que ha llegado a una existenciasuperior. El hombre vive sobre la Tierra, y quien habitala Tierra es un ser que durante la evolucin terrestreacoge el amor. El que en nuestro tiempo habita el Sol, esun ser que enciende el amor y lo hace fluir a la Tierra.Los habitantes de la Tierra no podran acoger ydesarrollar el amor, si los habitantes del Sol, con losrayos de la luz, no les enviasen la sabidura madura. Conla luz solar que fluye a la Tierra, se desarrolla sobre stael amor. Esto es una absoluta verdad. Las entidades queson tan sublimes que hacen fluir el amor, hicieron del Solsu escenario. Al final de la evolucin de la Luna hubosiete entidades principales, capaces de hacer fluir elamor. Tocamos aqu un profundo misterio que nos es

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    revelado por la ciencia espiritual: al comenzar laevolucin terrestre existi el hombre en su niez el que

    debi acoger el amor y el yo. Por otra parte est el Solque se haba desprendido y ascendido a una existenciasuperior. Sobre l pudieron desarrollarse siete principalesEspritus de la Luz los que, al mismo tiempo, fueron losseres espirituales dadores del amor. Solamente seis deellos fijaron su morada en el Sol; y lo que fsicamentenos llega con la luz solar, comprende en s mismo lasfuerzas espirituales de amor de esos seis Espritus de laLuz, o Elohim de la Biblia. Uno de los siete se separ ytom otro camino, para beneficio del hombre; y comomorada eligi la Luna, no el Sol. Este Espritu de la Luzque por su propia voluntad renunci a pasar al Sol,decidindose por la Luna, no es sino aquel que en elAntiguo Testamento es llamado Yav o Jehov. ElUno que como morada eligi la Luna, es aquel quien

    desde la Luna hizo fluir a la Tierra, la sabidura madura,con lo cual prepar el amor. He aqu el profundo misteriodetrs de las cosas.

    La noche pertenece a la Luna, y le perteneca enmayor grado cuando en aquel antiguo tiempo el hombrean no reciba con la luz directa del Sol la fuerza delamor. Reciba entonces por reflejo de la luz lunar, lafuerza de la sabidura madura. Esta fuerza le flua por laluz lunar, durante el tiempo de la conciencia nocturna.Por esto se le llama a Yav regente de la noche, el queprepar al hombre para recibir el amor que ms tarde,durante la plena conciencia diurna, debi surgir. As senos presenta el antiguo tiempo en que espiritualmentetuvo lugar lo que los cuerpos celestes solamente nossimbolizan: por un lado el Sol, por el otro la Luna.

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    Dentro de determinado tiempo la Luna nos refleja lafuerza solar; es la misma luz que tambin el Sol nos

    enva. En los tiempos antiguos Jehov reflejaba as lafuerza de la sabidura madura, la fuerza de los seisElohim; la haca fluir en los hombres durante el tiempodel sueo nocturno, y en ellos preparaba la capacidadpara recibir ms tarde, paso a paso, la fuerza del amor, enla clara conciencia diurna. Durante sta, cuando el yo y elcuerpo astral estn en los cuerpos fsico y etreo, todo elsistema humano es baado por los rayos del Sol. Yasabemos que en aquel tiempo antiguo la noche era para elhombre mucho ms larga y de efecto mucho msprofundo. Durante la noche, el yo se halla totalmente enel mundo astral, y el cuerpo astral se sumerge en elcuerpo fsico, pero toda su naturaleza se halla, noobstante, en el seno de lo espiritual-divino; pero el Sol nole puede enviar su luz, directamente, ni encender en l la

    fuerza del amor; influye en l, a travs de Jehov, la Lunaque refleja la luz solar. La Luna es smbolo de Yav oJehov; y el Sol es el smbolo del Logos, la suma de losotros seis Elohim. Es profunda verdad de los Misteriosque durante largo tiempo Yav le infundi al hombre lafuerza del amor, inconscientemente, en la conciencianocturna. As se prepar el hombre para que l mismo,paso a paso, pudiera sentir el Logos, la fuerza del amor.Cmo fue posible, y cmo sucedi? Aqu llegamos alotro aspecto del misterio.

    Hemos dicho que el hombre era llamado adesarrollar, sobre la Tierra, el amor consciente de smismo. Para ello deba tener, durante la clara concienciadiurna, un gua, un maestro que ante l estuvieseperceptible. El amor slo se le infunda durante la noche

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    en la conciencia opaca; pero con el tiempo deba producirse, como un hecho efectivo, la posibilidad de

    percibir fsicamente el ser del amor. Cmo pudorealizarse esto? nicamente por el hecho de que el serdel amor divino, el Logos, se convirtiera en un serterrenal, se hiciera carne para hacerse perceptible a lossentidos del hombre sobre la Tierra. Debido a que elhombre desarroll en s mismo la percepcin