Sabino-el Proceso de Investigacion

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r Nuestro propósito es ofrecer una obra que pueda resultar de utilidad para to- dos aquellos que se inician .en trabajos de investigación, para quienes aún no han desarrollado una experiencia consi- derable en esa fascinante actividad. En especial, nuestro interés se dirige a los estudiantes de las universidades latino- americanas quienes, sal"o en contados casos, no pueden disponer de una bi- bliografía muy extensa sobre el tema EL VACIO ACTUAL en estudios de este tipo escritos y pensados en caste- llano. resu Ita evidente; SON ESCASAS las obras existentes, y menos aún las que presentan uh . panorama completo . -- - ., ...... . ·, ·', . - - BL PBOGBSO ·DI . IIIVBSTIGAGIO. Cl) e o El Cid Edrt:.or

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texto sobre investigación

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Nuestro propósito es ofrecer una obra que pueda resultar de utilidad para to­dos aquellos que se inician .en trabajos de investigación, para quienes aún no han desarrollado una experiencia consi­derable en esa fascinante actividad. En especial, nuestro interés se dirige a los estudiantes de las universidades latino­americanas quienes, sal"o en contados casos, no pueden disponer de una bi­bliografía muy extensa sobre el tema EL VACIO ACTUAL en estudios de este tipo escritos y pensados en caste­llano. resu Ita evidente; SON ESCASAS las obras existentes, y menos aún las que presentan uh . panorama completo .

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El Cid Edrt:.or

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A. SABINO

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El Cid Editor

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el cid editor c.a. apartado 600010 caracas- 106 venezuela tel. 32-1390

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Iuis marsón (

impreso en colombia printed in colombia

el depósito que marca la ley 11.723 3.000 ejemplares

Nan-in, un maestro japonés del período Meiji, recibió a un profesor universitario, quien vino a pregun­tarle acerca del Zen.

Nan-in sirvió el Llenó la taza de su visitante y continuó vertién­dolo. El profesor observó cómo la taza se rebosaba, hasta que no pudo contenerse más y gritó:

"La taza se rebosa. ¡Ya no cabe más!".

"Como esta taza", dijo Nan-in, "usted rebosa de sus propias opinio­nes y especulaciones. ¿Cómo puedo enseñarle Zen a menos que primero vacíe su taza?" 1.

1 Tomado de Nada Sagrado (textos Zen), Garbizu y Todtman Ed., Caracas, 1976.

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PROLOGO

Cuando hace ya cuatro años publicamos nues= tro libro Metodología de Investigación no sospe­chábamos, sinceramente, la favorable acogida que iba a recibir. Nuestro modesto trabajo fue adoptado como bibliografía obligatoria por casi todas las universidades venezolanas y hoy, gra­cias a los esfuerzos de El Cid Editor, se está di­fundiendo ya en el ámbito continental.

Pero han pasado cuatro años y, en ese lapso, es mucho lo que hemos podido trabajar sobre el tema, en el contacto fecundo y permanente con los estudiantes, en el desarrollo de diversos tipos de investigaciones. Las observaciones y co­rrecciones a la obra se han ido acumulando, en la búsqueda siempre de una exposición más com­pleta, más didáctica, más provechosa. Pensa­mos, inicialmente, ir incorporando a cada nue­va edición los aportes que surgían de nuestra práctica, para presentar un trabajo siempre re­novado y ampliado. Pero, al no poder hacerlo, el cúmulo de agregados y modificaciones a in­troducir se ha incrementado de un modo tal que nos ha obligado a tomar una solución más ra­dical: escribir un nuevo libro. Naturalmente, por la prop,ia índole del tema, es imposible en este caso hablar de una refonnulación total, por cuan­to la metodología de investigación debe incluir necesariamente ciertos elementos, algunos pun­tos y exposiciones que no pueden ni deben sos­layarse. Por eso hemos adoptado el criterio de

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por sí en condi-

...,._...u ..... -...v, ofre-una gum, una orientación que pueda esti­

mular y clarificar el trabajo de quienes inten­ten comprender mejor el mundo que los rodea.

Para facilitar las tareas de estudio hemos in­cluido algunos ejercicios, en las páginas finales, cuya resolución puede dar al lector alguna idea de sus progresos en este campo. Del mismo mo-

la bibliografía anotada posibilitará una am-¡J.u .• u,. ... d.V.L!. de horizontes, un cotejo de en-

materiales no siempre coincidentes, quien se aplique a la tarea de consultarla.

La realidad latinoamericana está ávida de ver­daderos científicos que sean capaces· de escla­recer los grandes problemas de nuestro Nos sentiríamos satisfechos a través de modestas páginas, de nuestro pequeño aporte

pudiéramos contribuir a tan vasta

Por

1978.

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EL PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO

1.1. ¿Es el conocimiento un problema?

No lo parece así, a primera vista. Estarnos tan habituados, en nuestra vida cotidianat en nuestro trabajo, en todo lo que decimos o pen~ samos a manejar una cantidad tan grande de conocimientos que, por eso, el conocimiento se nos presenta como algo inmediato, como lo que se sabe acerca de nuestro mundo, como algo natural casi, que no cuesta esfuerzo adquirir. Todos sabemos que la Tierra es esférica, que el pico Bolívar es la elevación mayor de Venezue­la, que el átomo se compone de un núcleo Y electrones que Colón arribó a América un 12 de octubre d~ 1492. Todo parece muy sencillo has­ta aquí: lo dicen los manuales escolares y los periódicos lo repite la gente, nadie intenta ne­garlo. Pe;o nuestra perspectiva cambia radical­mente si, de pronto, hacemos un sencilla pre­gunta: ¿cómo es que sabemos todo esto? ¿Como sabemos que es verdad, si no hemos podido com­probarlo directa y personalmente? Y aun más, aún cuando lo coro probáramos en apariencia ¿podríamos estar seguros de lo que vemos, oímos o sentimos? Porque el Sol parece girar alrededor de nuestro planeta, y sabemos que eso no es cie!­to; la materia presenta un exterior inerte, y sin

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embargo está cargada de una tremenda energía en su interior, y asf con todo.

Al llegar a este punto es que podemos, enton­ces, vislumbrar que existe un problema alrede­dor de lo que es el conocer, el saber algo acerca de los objetos que nos rodean y acerca de nos­otros mismos. Y este problema radica funda­mentalmente en que los seres humanos necesi­tan para desarrollar su vida y responder a sus inquietudes, de un conjunto amplio de conoci­mientos pero, por otra parte, la verdad no se muestra directa y llanamente a nuestra percep­ción, debe ser buscada, encontrada por medio de un trabajo indagatorio que tiene como refe­rente los mismos objetos de los que intentamos conocer algo.

Surge entonces una primera distinción que es preciso resaltar, particularmente para los es­tudiantes: no debemos confundir una afirmación (que puede ser cierta o falsa, no importa en este caso) respecto a un hecho o a un objeto, con el proceso mediante el cual se ha obtenido el conoci­miento cuyo resultado es esa afirmación. En otras palabras, aquello que dice un profesor o que leemos en un libro o un periódico digamos, por ejemplo, que la economía suiza crece a un ritmo del 4% anual, es una afirmación, cierta o falsa, que nosotros podemos recordar y utilizar; es, por tanto, un conocimiento, que recibimos si se quiere de un modo pasivo, y que incorporamos y rela­cionamos con otros que poseemos de antemano. Pero resulta evidente que alguien, una o más personas, son los responsables de esa afirma­ción; alguien, de algún modo, ha estudiado la economía suiza¡ para seguir con nuestro ejem­plo, y ha determinado por algún medio que su

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crecimiento anual es del 4 % y no del 3 % o del 5 %, ¿cómo lo ha hecho? ¿de qué recursos se ha valido para saberlo? Este es el punto que nos interesa. Aquí, cuando comenzamos a pre­ocuparnos acerca del modo en que se ha adqui­rido un conocimiento es que aparecen múltiples problemas, que iremos esbozando -pueS la na­turaleza de nuestra obra no nos permite exten­dernos demasiado en este punto- en las pági­nas siguientes. (Ver especialmente Cap. 2).

1.2.

Aclarar este punto significa, en realidad, cubrir las motivaciones y las circunstancias que han hecho del hombre un ser preocupado cons~ tantemente por conocer el Inundo que lo rodea, sus leyes y relaciones, su sentido y su devenir.

Desde que la especie humana cmnenzó a crear cultura, es decir, a modificar y remodelar el ambiente que la rodeaba para sobrevivir y desa­rrollarse, fue necesario también que el hombre comprendiera la naturaleza y las mutaciones de los objetos que lo rodeaban. Tareas que a nues­tros ojos resultan tan simples como edificar una vivienda precaria, domesticar animales o traba .. jar la tierra sólo pudieron ser emprendidas a la luz de infinitas . y cuidadosas observaciones del medio; el ciclo diario y anual, la reproducción de vegetales y animales, el estudio del clima y de las tierras y la geografía fueron, indudable .. mente, preocupaciones vitales para nuestros re .. motos antecesores, por cuanto de esta sabiduría dependía la supervivencia misma de la especie.

El conocer, entonces. surgió indisolublein.ente

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ligado a la práctica vital y al trabajo de los hombres, como un instrumento insustituible en ese mismo proceso de trabajo. Pero, según las más antiguas narraciones que poseemos, el' pen­~amiento de esas lejanas épocas no se circuns­cribió exclusivamente al conocimiento instru­mental, aplicable directamente al mejoramiento de las condiciones materiales. Junto con éste surgieron simultáneamente las preocupaciones

comprender el sentido general del cosmos y de la vida; la toma de conciencia del hombre frente a su propia muerte supone la adopción

una actitud que lleva el sello de ia angustia frente al propio destino, frente a lo desconocido que no se puede abarcar y entender. De allí sur .. gieron los primeros intentos de elaborar expli­caciones globales de toda la naturaleza y con ello el fundamento, primero de la magia, de las explicaciones religiosas más tarde, y de los sis­temas filosóficos en un período posterior.

Si nos detenemos a estudiar algunos de los libros sagrados de la antigüedad, y hasta los mi­tos de los pueblos ágrafos o las obras de los pri­meros filósofos, veremos, en todos los casos, que aquí aparecen sintéticamente pero sin un orden riguroso tanto razonamientos lúcidos y profun­dos como observaciones prácticas y empíricas, sentimientos y anhelos junto con intuiciones, a veces g~:gja,Jes y otras veces profundamente des­acertadas.- Todas estas construcciones del inte­lecto -donde se vuelcan también toda la pa­sión y el sentimiento de quienes las construye­ron- deben verse como parte de un proceso más que como receptáculo de infinidad de errores por cuanto ellas demuestran que las primeras aproximaciones en la búsqueda de la verdad

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siempre son difíciles: en la historia del pensa­miento nunca ha sucedido que alguien haya de pronto alcanzado la verdad pura y completa sin antes pasar por el error; muy por el contrario, el análisis de muchos casos nos daría la prueba de que siempre, de algún modo, hay que pasar por conocimientos falaces, por ilusiones e im­presiones engañosas antes de poder ejercer so­bre ellas la crítica que luego permita elaborar un conocimiento más objetivo y satisfactorio.

Lo anterior implica decir que el c6nocimiento es, más que nada, un proceso, no un acto único o algo que se alcanza bruscamente y de una vez; y es un proceso no sólo desde el punto de vista histórico en que nos hemos situado hasta aquí, sino que también lo es en lo que respecta a cada caso particular, a cada descubrimiento, teoría o hipótesis _q\..le se elabore. A partir de ~9c: anterior será posible apreciar con más exacti­tud el propósito de nuestro libro, que tiene por objeto presentar una visión de conjunto del proceso mediante el cual se obtiene el conoci­miento científico, es decir, la investigación.

1.3.

Hemos hecho alusión, en lineas anteriores, a sistemas religiosos y filosóficos, al pensamiento mágico, y a otras manifestaciones que, decía­mos, no se pueden desestimar pese a sus errores sino que deben ser comprendidas como parte de un proceso gradual de afinnación de un saber más válido. Ahora bien, no se trata sólo de esto; si concebimos al hombre como a un ser com· plejo, dotado de una capacidad de raciocinio

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pero ~ambién de una afectividad veremos que este tiene, por lo tanto, muchas maneras dis .. tintas de aproximarse a un objeto de su interés. Ante ?na cadena montañosa, por ejemplo, pue­d~ deJarse llevar por sus sentimientos y mara­VIllarse de la majestuosidad del paisaje, o bien puede tratar de estudiar su composición mineral y sus relaciones con las zonas vecinas; puede embargarse de una emoción indefinida que le haga ver en lo que observa la obra de un dios o de un destino especial para sí y el universo o también puede situarse frente a ello evaluan~ do sus posibilidades de aprovechamiento mate­rial contemplándola como un recurso para sus fines.

El producto de cualquiera de estas actitudes propo:ci?nará, en todos los casos, algún tipo de conocimiento. Porque un buen poema puede de­cirnos tanto acerca del amor o de la soledad como un completo estudio psicológico y una no­vela puede mostrarnos aspectos de un cultura, un pueblo o un momento histórico tan bien como el mejor intento sociológico. No se trata de. desva~oriza.r aq~í, . naturalment_e, el pensa .. miento científico, n1 de poner a competir entre sí a diversos modos de conocimiento. Precisa­mente lo que queremos destacar es lo contrario: q?~ hay div~rsas apr?ximaciones igualmente le­g~timas hacia un mismo objeto, y que lo que diCe el poema no es toda la verdad, pero es algo que no puede decir la psicología porque se trata de una percepción de naturaleza dife­rente, que se refiere a lo que podemos conocer por el sentimiento o la emoción no por medio de la razón. '

Desde este punto de vista, entonces, preten-

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1.4. El co:n{)Cirlrlie~nto ""''""'""'*"if·•""r~ y sus caJrac:teJris1~ic~ts

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ser vista como una de las actividades que el hombre realiza, como un conjunto de acciones encaminadas y dirigidas hacia un determinado fin, que no es otro que el de obtener un cono­cimiento verificable sobre los hechos que nos rodean. Como toda actividad humana, la labor de los científicos e ir1 vestigadores está natural­mente enmarcada por las necesidades y las ideas de su tiempo y de su sociedad. Los valores, las perspectivas culturales, y el peso de la tradición juegan un papel sobre toda actividad que se emprenda, y de un modo menos directo pero no por eso menos perceptible también se expre­san en la producción intelectual de una época los diversos intereses de las clases que componen la sociedad, el tipo de organización que dicha sociedad adopte para la obtención y transmisión de conocimientos y el papel material que se otorgue al científico dentro de su medio.2 Con­siderando estos factores será preciso definir a la ciencia como una actividad social y no sola­mente individual, pues de otro modo corremos el riesgo de imaginar al científico como a un ente abstracto, como un ser que no vive en un medio determinado, y perderemos entonces de vista el carácter inevitablemente histórico que tiene todo conocimiento científico.

Entrando más de lleno en la determinación de las ~~=t:r@-cterísticas principales del pensamien­to científico habremos de puntualizar que éste se ha ido gestando y perfilando históricamente, por medio de un proceso que se acelera nota-

2 Cf. Tilich, Iván, Crisis de la Institución Escolar, en Cuadernos de Educación N° 6, Laboratorio Educa­tivo, Caracas, 1975.

2 Proceso 17

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blemente a partir de la época del to,a y distinguiéndose de lo que algunos autores denominan "conocimiento vulgar".4 La diferene cia que la Ciencia tiene con el pensar o menos espontáneo que preside la vida vVU.I.U,.I.UIJ'A""'¡

"el mundo del manipular" 5 al decir de Kosic, es, antes que nada, el rigor que ..., ......... ~ ............ ~, imponer a su pensamiento. Al igual que la filo­sofía, la ciencia trata de definir con la mayor precisión posible cada uno de los co1nc~Wl&OS utiliza, desterrando así las ambigüedades guaje cotidiano. Nociones como las de "crisis económica", "vegetal", "estrella", por ejemplo, que son frecuentes en el lenguaje corriente tiee nen en éste, sin embargo, límites bien impre~ cisos. No puede suceder así en el dominio de la investigación: si llamamos "crisis" a toda turbación que una nación tiene en su economía sin distinguir entre los diversos tipos de menos que ocurren nos será imposible construir una teoría que pueda describir y explicar lo que son precisamente las crisis porque nuestro len~ guaje será nuestro principal enemigo; de allí la necesidad de conceptualizar con el mayor rigor posible todos los elementos que componen nues= tro razonamiento, pues ésta es la única via que permite que el mismo tenga a su vez un signi= ficado concreto y determinado.

Otras cualidades específicas de la ciencia, que la permiten distinguir con bastante nitidez del

3 Véase para este aspecto a Geymonat, Ludovico, El Pensamiento Científico, Ed. Eudeba, Bs. As., 1972.

4 Nos referimos a M. Bunge, op. cit. 5 En Dialéctica de lo Concreto, Ed. Grijalbo, Méxl-.

co, 1967, ps. 26-37 (passim).

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cotidiano y de otras fonnas ae conoci­miento (según veíamos en 1.3.) son las si­guientes:

esta palabra tiene su origen en es decir en aquello que se estudia, sos

cual :se desea conocer o saber La objetividad significa el intento por obtener un conocimiento que concuerde con la realidad del objeto, que lo describa o explique cual es, y no como nosotros desearíamos que fuese. Ser objetivo es tratar de encontrar la realidad del objeto o fenómeno estudiado, elaborando propo­siciones que reflejen sus cualidades. Lo contra­rio es la subjetividad, las ideas que nacen del prejuicio, de la costumbre o de la tradición, las meras opiniones o impresiones. Para poder lu­char contra la subjétividad es preciso que nues­tros conocimientos puedan ser verificados por otros, que cada una de las proposiciones que se hacen sean comprobadas y demostradas en la realidad, sin dar por aceptado nada que no pue­da sufrir este proceso de verificación.

Si una persona sostiene: "hoy hace más calor que ayer" y otra lo niega, en principio, no po­demos decir que ninguna de las dos afirmacio­nes sea falsa o verdadera. Probabler.aente am­bas tengan razón en cuanto a que sienten más o menos calor que el día ante1ior, pero eso no puede significar que en realidad, objetivamente, la temperatura haya aumentado o decrecido. Se trata de afirmaciones no científicas,. no verifica­bles, y que por eso deben considerarse como subjetivas. Decir, en cambio, "ahora la tempe­ratura es de 24°C", es una afirmación que, de ser verificada, adquiere carácter de científica, y que puede considerarse entonces objetiva.

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El problema de la objetividad no es tan sim­ple como podría dar a entender el anterior e jem­plo sacado del mundo físico. En todas nuestras apreciaciones va a existir siempre una carga de subjetividad, de prejuicios, intereses y hábi­tos mentales, que heredamos de nuestra cultura y de los que participamos muchas veces sin sa­berlo. Este problema se agudiza más cuando nos referimos a problemas que más directamen­te nos conciernen, como los de las ciencias so­ciales, asuntos políticos, etc., en todos los cua­les puede decirse que de algún modo somos a la vez los investigadores y los objetos investiga­dos. Por eso no debemos decir que la ciencia es objetiva sino que intenta, pretende, ser objetiva, tratando de alcanzar un fin que, en plenitud, es inaccesible.

Racionalidad: es otra característica de suma importancia para definir la actividad científica, que se refiere al hecho de que la ciencia utiliza la razón como arma esencial para llegar a sus resultados. Por eso los científicos trabajan siem­pre con conceptos, juicios y razonamientos y no son sensaciones, imágenes o impresiones. Los enunciados que se realizan son combinaciones lógicas de esos elementos conceptuales que deben ensamblarse coherentemente, evitando las con­tradicciones internas, las ambigüedades y las confusiones que la lógica nos enseña a superar. La racionalidad aleja a la ciencia de la religión y de todos los sistemas donde aparecen elemen: tos no-racionales, y donde se apela a principios explicativos extra o sobre-naturales; y la separa también del arte donde cumple un papel secun­dario, subordinado a los sentimientos y sensa­ciones.

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Sistematicidad: la ciencia es sistemática, or­ganizada en sus búsquedas y en sus resultados. Se preocupa por construir sistemas de ideas or­ganizadas racionalmente y de incluir todo cono­cimiento parcial en totalidad cada vez más am­plias. N o pasa por alto ningún problema o co­nocimiento sino que, por el contrario, pretende conjugarlos dentro de teorías y leyes más ge­nerales. La sistematicidad está ligada con la siguiente característica que examinaremos.

Generabilidad: La preocupación científica no se interesa tanto por ahondar y completar el conocimiento de un solo objeto individual, como por lograr que cada conocimiento parcial sirva como puente para alcanzar una comprensión de mayor alcance. Para el investigador, por ejem­plo, carece de sentido conocer todos los detalles constitutivos de un determinado trozo de mine­ral; su interés se encamina preponderantemente a establecer las leyes o norma.s generales, que nos describen el comportamiento de todos los mi­nerales de un cierto tipo. De este modo, tra­tando de llegar a lo general y no deteniéndose exclusivamente en lo particular, es que las cien­cias nos otorgan cada vez explicaciones más va­liosas para comprender la totalidad de nuestro mundo.

Falibi1iifad: La ciencia es uno de los pocos -si no el único- sistema elaborado por el hombre, qu reconoce su propia capacidad de equivocarse, de cometer errores. En esta conciencia de sus limitaciones es donde reside su verdadera capa­cidad para autocorregirse y superarse, para echar por tierra todas las elaboraciones conocí-

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das cuando se comprueba su falsedad. 6 .Gracias a ello es que nuestros conocimientos se renue­van constantemente y que vamos hacia un pro­gresivo mejoramiento de nuestras explicaciones. Al reconocerse falible todo científico abandona la pretensión de haber alcanzado verdades abso­lutas y finalesj y por el contrario sólo se plan­tea que sus conclusiones son "provisoriamente definitivas", válidas solamente mientras no pue­dan ser negadas o desmentidas. En consecuen­cia, toda teoría, ley o afirmación están- sujetas, en todo momento, a la rev1sión, lo que permite perfeccionarlas y modificarlas para hacerlas ca­da vez más objetivas, racionales, sistemáticas y generales.

Este carácter abierto que tiene la la aparta considerablemente de cualquier dogma o verdad revelada con pretensiones de infalibili­dad, y es la que le proporciona una nítida ven­taja para explicar hechos que esos dogmas no interpretan o explican.

1.5. de las

Siendo tan vasto el conjunto de fenómenos que nos rodean, tan polifacéticos y distintos, Y teniendo en cuenta que cada tipo de problema requiere el empleo de métodos y técnicas es­pecíficas -de acuerdo a los objetos a investí-

6 Recomendamos, para todo este punto, consultar a Mario Bunge, La Investigación Cient.ífica, su Estra­te¡ia y su Filosofía, Ed. Ariel, Barcelona, 1969. ·

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gar-, es que la ciencia se ha dividido en varias ramas, de acuerdo al tipo de hechos estudiados.7

Las ciencias que se ocupan de objetos ideales Y en las que se opera deductivamente como la~ matemáticas o la lógica, son llamad~s ciencias fo~les.. La~ c_iencias físicas y naturales, son las c1enCI9:s factwas, pues se interesan por obje­tos matenales, e incluyen la física la química la biología, etcétera. Si bien los se~es humano~ t~mbién pud~eran incluirse como objetos de este tipo de ciencia, cuando nos referimos a sus con­ductas, manifestaciones sociales y culturales e~?étera, ne~esitamos utilizar una conceptualiza~ cwn muy diferente a la de las ciencias físicas por lo que es frecuente abrir una tercera cate: goría, la de las ciencias humanas donde entran la psicología, la antropología, la ~conomía, etcé­tera. Debe comprenderse que esta clasificación es apenas un esbozo esquemático de todas las disciplinas existentes, y que muchos problemas reales no admiten un tratamiento unilateral sino que sólo pueden resolverse mediante un es­fuerzo interdisciplinario. Así, el tratar de deter­minar el "sistema socio-económico" de una so­cidad es una tarea a la vez sociolóaica política his~órica y .económica; los proble~as de la ge~ nétiCa requieren un abordaje doble químico y biológico, etcétera. '

Por otra parte, según el tipo de interés que orienta la búsqueda de conocimientos, las cien­cias pueden dividirse en puras o aplicadas.

Las ciencias puras son las que se proponen conocer las leyes generales de los fenómenos es-

7 Recomendamos aquí a M. Kedrov y A. Spirkln, op. cit.

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tudiados, elaborando teorías de amplio alcance para comprenderlos, y que se desentienden -al menos en forma inmediata -de las posibles aplicaciones prácticas que se pueda dar a sus resultados. Las aplicadas, por su parte, concen­tran su atención en estas. posibilidades concre­tas de llevar a la práctica las teorías generales, y destinan sus esfuerzos a resolver las necesida­des que se plantean la sociedad y los hombres. De estas últimas ciencias surgen las técnicas concretas que se utHizan en la vida cotidiana. Ejemplo: de las ciencias físicas, que son puras, surgen las ramas de la ingeniería mecánica, elec­trónica, etc.; de la biología y la química la me­dicina, y así en todos los casos. No hay ciencia aplicada que no tenga detrás suyo un conjunto sistemático de conochnientos teóricos "puros", y casi todas las ciencias puras son aplicadas constantemente a la resolución de dificultades concretas.

La división entre ciencias puras y aplicadas no debe entenderse como una delimitación rígida entre dos campos opuestos y sin conexión. Toda ciencia es pura solamente en el sentido de que no se ocupa directamente por encontrar aplica­ciones, pero eso no impilca que su problemática pueda disociarse del resto de las preocupaciones de la sociedad. Entre ciencias puras y aplica= das existe una constante dialéctica, una interre~ !ación dinámica, de tal modo que los adelantos puros nutren y permiten el desarrollo de las aplicaciones, mientras que éstas someten a prue­ba y permiten revisar diariamente la actividad y los logros de las ciencias puras.

24

EL

2.1. y

En el proceso de conocimiento es posible en­col!trar siempre estos dos elementos, sujeto y ObJeto, entre los cuales se dan relaciones de sin­gular complejidad. Por entendemos a la persona o grupo de personas que elabora el co­nocimiento; el conocimiento es siempre conoci­miento . pa~a alguien, pensado por alguien, en la conciencia de alguien. Es por eso que no po­demos imaginar un conocimiento sin sujeto sin que sea percibido por una determinada con~ien­cia. Pero, d~ la misma manera, podemos decir que el conoCimiento es siempre conocimiento de algo, de alguna cosa, ya se trate de un ente a?,stra~t?-ideal como up número o una proposi­cwn logiCa, de un fenomeno material o aun de la misma conciencia; en todos los casos a llo que es conocido lo denominamos el del conocimiento.

La relaé'iÓn que se articula entre ambos minos arriba señalados es dinámica y constante. Por una parte podemos decir que el sujeto debe situarse frente al objeto como algo externo a él, colocado fuera de sí, para poder examinarlo. Hasta en el caso de que quisiéramos analizar nuestras propias sensaciones y pensamientos

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heríamos hacer esa operación, es decir debería­mos objetivarnos ("desdoblarnos" en una acti­tud reflexiva) para poder entonces situarnos ante nosotros mismos como si fuéramos un obje­to más de conocimiento. Este problema, la ne­cesidad de objetivar elementos propios del sujeto para poder conocerlos es uno de los que hacen más compleja toda investigación que se desen­vuelve dentro de las ciencias sociales y de la conducta.

Esta delimitación o separación no es más que el comienzo del proceso pues, una vez-producida, el sujeto debe ir hacia el objeto, acercarse al mis­mo, para tratar de captar y asimilar su realidad. Es decir que el sujeto investigador debe "salir de sí", abandonar su subjetividad, para poder realizar su intención de comprender cómo es el objeto, de aprehenderlo. De otro modo permane­cerá encerrado en el límite de sus conceptos pre­vios, de sus anteriores conocimientos, y no ten­drá la posibilidad de alcanzar la objetividad, pues sólo podrá desarrollar su pensamiento pero fuera del contacto con la realidad externa.

Este acercamiento del investigador hacia su objeto puede considerarse como la operación fundamental) la esencia misma de la investiga­ción, pues es el que lo vincula con la realidad, el que le permite conocerla. Para que tenga un sentido completo el investigador debe, en todo caso, volver otra vez hacia sí mismo a fin de elaborar los datos que ha recogido, reinterpre­tando al objeto a la luz de su contacto con él.

Sujeto y objeto quedan así como dos términos que sucesivamente se oponen y se compenetran, se separan y se acercan, en un movimiento que se inicia por la voluntad del investigador que

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desea el conocimiento, y que en realidad continúa repetidamente, porque el sujeto debe acercarse una Y. otra v~~ hacia lo que está investigando, para Ir adqu1nendo un conocimiento cada vez más profundo y completo sobre ello.

Es desde este punto de vista que debemos en­focar entonces el problema de la objetividad, que tratábamos en el capítulo anterior (ver 1.4 ). Para que nuestro conocimiento fuera en reali­dad objetivo debería suceder que el sujeto de la investigación se despojara a sí mismo completa­mente de toda su carga de valores, deseos e int~r~ses, que ~e convirtiera en una especie de esp~n.tu puro, liberado de toda preocupación psi­cologwa por la naturaleza del conocimiento que irá a obtener. Como el lector puede comprender fácilmente, esto no es posible. El sujeto de la investigación es siempre un sujeto humano y no puede dejar de serlo. Se puede llegar, e-d. el meJor de los casos, a utilizar instrumentos, má­quinas y otros dispositivos como complementos tecnológicos en la investigación; tales elemen­tos serán capaces de recoger datos, de ordenar­los y procesarlos, sin duda. Pero lo que no serán capaces de efectuar son las operaciones propia­mente epistemológicas de plantearse un proble­ma, seleccionar el tipo de datos capaces de resolverlo, e interpretar el valor y el sentido de los datos recogidos por las máquinas. Y es más podríamos decir que una cierta dosis de subje~ tividad no sólo es inevitable en un trabajo de investigación, sino que es además indispensable. Porque para plantearse un problema de este tipo, para querer saber algo se necesita una voluntad, una preocupación por conocer la ver­dad y esclarecer la duda que no puede ser sino subjetiva.

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afirmar, por supuesto, que ninguna de nuestras proposiciones pueda comprobarse o demostrarse. Si dijésemos que todo es subjetivo, que ningún conocimiento puede obtenerse por cuanto en to­dos ap~rece jugando un cierto papel la subje­tividad y el error, estaríamos cayendo también en una posición dogmática, aunque de signo inverso. Rechazar de plano todo conocimiento por falaz es lo mismo, en el fondo, que aferrarse a todo conocimiento obtenido y revestirlo con el atributo de verdad suprema. Nuestra posición implica entonces recusar ambos términos extre­mos, aceptando la falibilidad de toda afirmación pero sin por eso negar que a través de estas afir~ maciones falibles es que precisamente se va ne­gando a la verdad, nos vamos aproximando a ella.

2.2. El papel de la tooria

El conocimiento puede ser definido como una reproducción conceptual de la realidad,2 y como tal como una elaboración que se produce en el cerebro de los hombres, como una formulación intelectual. Si decimos que todo conocimiento es conocimiento para un sujeto, admitimos en­tonces que en dicho sujeto el conocimiento se presenta bajo la forma de pensamiento, es decir, bajo una forma que en un sentido amplio po­demos llamar teórica. Su contraparte son los fenómenos de la realidad, los objetos exteriores o exteriorizados (ver supra, 2.1) sobre los cuales se detiene el pensamiento.

2 V. Koslk, op. clt.

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Por esta misma razón es que no concebimos la existencia de un conocimiento lisa y llana­mente objetivo y es que afirmamos que todo conocimiento no deja de ser un producto tam­bién social y, como tal, producto de una cultu­ra, de una época y de hombres concretos. De allf que resulte algo pedante afirmar que el conocimiento científico es objetivo, y que resul­te más adecuado sostener que la ciencia se preo­cupa constantemente por ser objetiva, por tra­tar de llegar a serlo, sin que se pueda plantear nunca que haya arribado a la objetividad. De· otro modo estaríamos negando el propio carác­ter falible del conocimiento, su posibilidad de caer en el error y estaríamos entonces preten­diendo tener un conocimiento absoluto, comple­tamente cierto y válido hasta el fin de los tiem­pos, con lo cual nos alejaríamos del pensamiento científico.

Insistimos en lo anterior no sólo porque cree­mos necesario remarcar el carácter no dogmá­tico del conocimiento científico sino porque ade­más esto es necesario para comprender plena­mente la naturaleza dinámica y procesal de la actividad misma cognoscitiva. Este carácter procesal implica evidentemente que ningún co­nocimiento puede concebirse como definitivo; pero aquí es preciso advertir sobre otro problema --apuesto--~! anterior- que es necesario abor­dar para no caer en una posición completamente escéptica.1 Porque si bien rechazamos que la verdad definitiva pueda hallarse _eso no significa

t Cf. J. Hessen, Teoria del Conocimiento, Ed. Lo­sada, Bs. Aires, 1975, Cap. I y II.

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Puede establecerse de algún modo, por ello, que entre teoría y práctica se presenta una in­teracción del mismo tipo que la que observába~ m os entre sujeto y objeto. El pensamiento sólo se concibe como pensamiento de alguien, y la teoría no es otra cosa que el pensamiento orga­nizado y sistemático respecto de algo. El objeto, por otra parte, es siempre un conjunto de he­chos (entendiendo esta palabra en un sentido amplio, que incluye los mismos pensamientos), de objetos que se sitúan en el ex:terior·de la con­ciencia. Por este motivo la relación entre teoría y hechos va a ser la expresión, en otro plano diferente, de la misma relación que examinába­mos anteriormente.

Pero no debe pensarse que la relación entre ambos términos es de tipo mecánico o simple. Hay ciertas vertientes epistemológicas -positi­vistas, o emparentadas con el positivismo- que sostienen que los hechos se reflejan directamen­te en la conciencia y que por lo tanto todo el trabajo intelectual se reduce a organizar y siste­matizar tales percepciones para poder elaborar la teoría correspondiente. Sin embargo, esto no es así, en la medida en que el proceso de conocí .. miento no es una simple y pasiva contemplación de la realidad; esta misma realidad sólo se revela como tal en la medida en que poseemos un ins­trumental teórico para aprehenderla que -en otras palabras- poseemos los conceptos capaces de abordarla. Parece evidente, por ejemplo, que si tomamos un tre>zo de hierro y lo manipulamos de diferentes maneras, podremos obtener una variada gama de conocimientos sobre dicho mi­neral; o que si estudiamos la historia de las ins­tituciones de un país conseguiremos también una

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de su evolución política y social. Pero que no hay que perder de vista aquí es que hemos podido efectuar tales investigaciones en primer lugar porque ya tenemos un concepto de "hierro" y de "instituciones políticas" sin el cual sería imposible detenerse en su estudio, y en segundo lugar, porque hemos -directa o in­directamente- intervenido sobre tales objetos, ya sea manipulándolos físicamente o comparándo­los con otros, de diversas épocas y lugares.

Como se ve teoría y práctica están unidas entre sí no solamente por un lazo directo, como si la teoría fuese la simple representación ideal de los hechos; por el contrario, un hecho sólo se configura como tal a la luz de algún tipo de conceptualización previa, capaz de aislarlo de la infinita masa de impresiones y fenómenos que lo rodean. Esta operación de aislamiento, de se­paración de un objeto respecto al conjunto que lo rodea, resulta imprescindible. Pero asf como es de necesaria para comenzar el análisis puede convertirse en peligrosa si se detiene en ese

Por cuanto es que esa operación de abstracción tiene un carácter instrumental: el hecho aislado es un hecho neto y definido para nuestra conciencia, para nues­tro análisis pero, si queremos alcanzar su coro­pensión, debemos reconocer de todos modos que en la realidad ese hecho se como parte de un conjunto) de una, a la debe ser reincorporado y relacionado ser explicado y recobrar su sentido.

2.3. La ciencia y su mc~toao

Siendo la ciencia un tipo peculiar y específico

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de conocimiento, de acuerdo a lo que apreciá­bamos en 1.4, que se caracteriza por buscar cier­tas características (objetividad, precisión, etc.), es preciso ver ahora cuál es el modo en que un conocimiento de este tipo puede alcanzarse. El camino que permite acceder a esto es lo que se llama el método científico, que puede conce­birse como un modelo general de acercamiento a la realidad, una especie de pauta o matriz que es muy abstracta y amplia> y dentro de la cual caben los procedimientos y técnicas más espe~ cíficos que se emplean en las investigaciones.

El método, en este sentido, se vincula directa­mente con la lógica interior del proceso de des­cubrimiento ciel)tífico, y a él le corresponden no solamente orientar la selección de los ins-· trumentos y técnicas específicos de cada estu~ dio sino también, fundamentalmente, fijar los criterios de verificación o demostración de cada caso.

Antes de entrar a detallar algo más este pro­blema, como veremos más adelante, es preciso abordar una pregunta que desafía a todos quie­nes trabajamos en esta problemática. Se refie­re a decidir si existe un método científico, un método que sea la pauta general que guía todas las investigaciones científicas y que garantiza, de algún modo, el carácter del conocimiento ob­tenido. Formulada en estos términos la pregun­ta, nuestra respuesta no puede ser otra que un no categórico. Y eso porque aceptar la existen­cia de un método con tales atributos implicaría entonces que hacer ciencia seria un proceso me­cánico: sólo bastaría formular un problema de investigación, aplicar el método correcto, y ob-

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tener el resultado. Sabemos, por supuesto, que no es así. La investigación es un proceso crea­tivo, plagado de dificultades imprevistas y de acechanzas paradójicas, de prejuicios invisibles y de obstáculos de todo tipo.

El método, como camino que construye el pen­samiento científico, se va constituyendo, en realidad, junto con ese mismo pensamiento, in­disolublemente unido. Es falsa la imagen que nos presenta el método como un todo acabado y cerrado, por cuanto él está indisolublemente unido a la misma elaboración teórica, de la que depende pero a la cual, a su vez, permite for­mular.

Si examinamos más detenidamente algunas de sus características, en cuanto a método cien­tífico en sí, tendremos la posibilidad de com­prender más adecuadamente lo arriba expuesto.

Uno de los elementos más significativos en todo el pensar científico (aunque no exclusivo de él) es el esfuerzo por la rigurosidad en la conceptualización, tal como lo veíamos en el anterior capitulo. Decíamos que, sin un trabajo riguroso en este sentido, era imposible formular con precisión hasta la más simple observación que pudiera ser base para cualquier desarrollo teórico elaborado. Pero aquí podemos compren­der enseguida que conceptualizar implica ya to­mar una_posición frente a la realidad que es­tamos ánálizando; si concebimos la realidad social como el escenario de clases sociales en pugna tendremos que -forzosamente- utilizar un método tal que sea capaz de aprehender la naturaleza y las proporciones de ese conflicto; si pensamos que lo fundamental es encontrar las raíces del equilibrio social, y concebimos a

3 Proceso 33

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la sociedad como un todo armónico de diferen­tes conglomerados y estratos nuestro método d~l mismo modo, atenderá p¡incipalmente a 1~ busqueda de las razones de ese equilibrio. Des­pués de esta somera observación podrá apreciar­se que escoger un tipo u otro de conceptuali­zación implica ya de partida asumir una cierta perspectiva teórica, y que ello tiene indudables repercusiones en cuanto a la tarea de método a desarrolla~. Por contraparte; un método que pone de relieve las tensiones dinámicas o el equilibrio tendrá por consecuencia la elabora­ción. de proposiciones teóricas que destaquen prec1sa~~nte tal~s fa?etas de lo social. Así pues, la relacion teona-metodo queda sucintamente presentada como una unidad compleja, donde ~o hay en verdad u_n término que pueda ser situado con entera Independencia del otro y donde las relaciones entre ambos resultan c~m­ple jas y dinámicas.

Otro aspecto inseparable de toda labor de creación científica es el que se refiere a la veri­f~~ación. Como form9; general toda investiga­c~on parte de un conJunto de ideas y proposi­Ciones que versan sobre la realidad (sobre he­c~os o fenó~eno~ .Y sus descripciones y explica­c~ones); el cientifiCo, por más que esté persua­dido ,de la verdad de estas proposiciones, no las pod~a sostener .h.asta que, de algún modo, hayan podido ser verificadas en la práctica. Ello su­pone entonces, que todo problema de investiga­ción debe ser explicitado en tales términos que P~,rmitan su verificación, es decir, su comproba­c~on o rechazo mediante la prueba de la prác­tic8: .. ~icho dé .u.n modo más concreto, una pro~ pos1c10n es venfiCable cuando es posible encon-

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un de hechos, previamente deli-mitados, que sean de determinar si es o no verdadera. sostenemos que el peso específico del mercurio es 13,6 veces mayor que el del agua estan1os en presencia de una pro­posición verificable, por cuanto es perfectamen­te factible¡ por n1edio de una sencilla experien­cia, determinar que la afirmación se cumple. En cambio al decir "Dios creó al mundo" no estan1os frente a una afirmación científica, por cuanto es imposible refutar o corroborar lo di­cho mediante datos de la experiencia.

tercer elemento creemos preciso in-como integrante, en todos los casos, del

or1DCE~dE~r científico, es el uso sistemático de la o razonamiento deductivo. Inferir

significa sacar consecuencias de un principio o supuesto, de modo tal que dichas conclusiones deban ser asumidas como válidas si el princi­pio también lo es. Así, ejemplo, si se conocen algunas características generales de la disposi­ción ósea de los vertebrados es posible recons­truir totalmente el esqueleto de un ictiosaurio a· partir de algunas pocas piezas, o es factible deducir la hipótesis de la expansión del uni­verso por el corrimiento de las franjas espec­trales dé la luz de las galaxias hacia el rojo según analogía con otros cuerpos observado~ en la Tierra, etcétera. La inferencia opera ge­neralmente durante la investigación de la si­gu~ente manera: una vez formulada una hipó­tesis (ver cap. 4) se deducen de ella ponibles consecuencias prácticas que son luego, a su vez, sometidas a verificación. La hipótesis misma no prueba, no se confirma, sino las consecuencias deducibles de ella. A este tipo de razonamiento

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operacional se le llama "modelo hipotético de­ductivo".3

No nos atreveríamos a señalar, en un trabajo introductorio como éste, otras características que pudiesen considerarse universalmente como integrantes del método que la ciencia usa para ir construyéndose. Existen, en verdad, muchos autores que pretenden conceptualizar al método como a una especie de camino seguro y cerrado, tal como lo decíamos más arriba. Pero el lec­tor comprenderá fácilmente que -además de los argumentos que ya señalamos- tal cosa no puede ser cierta por cuanto un método así nos garantizaría la resolución casi automática de todos los problemas; no habría entonces nin­guna SJ.ificult~d metódica y ~1, conoCimiento pro­g~esar!~ en linea recta, haCiendose ociosa toda discuswn acerca de su carácter y de su validez cos~ que, evidentemente, no. corresponde a la realidad.

2.4. Método y metodologías

Conviene distinguir, llegado a este punto, en­tre los dos conceptos del título por cuanto ellos se suelen utiliz~r indistintamente, provocando no pocas confusiones y errores de consideración.

Si por método entendemos, como indicába­mos, una aproximación de orden necesariamen­t~ ~pistemológico, que se entrelaza con la misma l?gi?a del pel}Sar científico y con las notas dis­~Intlva~ de este, se comprenderán fácilmente

3 .V· Popper, Karl R., La lógica del descubrimiento científico.

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sus estrechas relaciones con la Teoria, y el he­cho mismo de que -de algún modo- Método y Teoría deban irse construyendo paralelamen­te. Pero en cambio es preciso delimitar otro campo del trabajo investigador, un campo mu­cho más concreto y limitado, que se refiere es­pecíficamente a la operatoria de este pr.oceso, a las técnicas, procedimientos y herramientas de todo tipo que intervienen en la marcha de la investigación. A este aspecto es el que deno­minaremos metodología de la investigación, Y el mismo constituirá el eje central de nuestra obra. De allí que creamos preciso situar con cierta nitidez el ámbito en que se mueve la metodología, para poder luego pasar a desarro­llar sus problemas desde un ángulo coherente y crítico.

Si definimos a la metodología cor~.~.o el terreno específicamente instrumental de la investiga­ción, veremos que sus relaciones se dan, del modo más directo, con otros dos elementos de los que ya hemos hablado: el Método, en un sentido amplio, y el Objeto de estudio. En pri­mer lugar, Método y Metodología deben man­. tener siempre la más estrecha colaboración y la correspondencia más estricta, por cuanto la metodología debe traducir -en el plano opera­tivo y concreta-- las orientaciones generales que define~el método; de otro modo éste que­daría desvirtuado y la relación entre teoría y práctica se deformaría completamente. Por otra parte, la n1etodología, como recurso instrumen­tal destinada a rescatar los datos de lo feno­ménico debe, indudablemente, adaptarse a esto, es decir, en otros términos, al objeto. Tales re-

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laciones básicas quedan esbozadas e!l el e~quema que ofrecerrws enseguida a la consrderacwn del lector:

TEORIA METO DO

En este esquema (que, como todo es siempre una fonna de la realidad en formas rígidas, y que por r l<;> tanto debe tomarse más por su valor pedagogwo que como una verdad en sí) observamos que el . ceso de investigación se produce como un moVI~ miento que enlaza teorí3; y .práctica . qlfe presenta, entre ambos termrnos, la medraci?n de una doble instancia: método y metodologia. Si el conocimiento, que asume en gene~al . la forma de teoría, se encamina hacia la practica para constituirse y para confirmarse, este pro= ceso no se produce de una manera esponta_nea y simple sino que debe r~girse por ~etern1~na­das pautas para que ad9uwra U? caracter c~en­tífico. A ello nos refenmos baJo la denom~na­ción de método, como elemento capaz de one:r:­tar la formación de los concept?s y d~ la t~_ona misma. aunque siempre determinad? tambien e influido por aquélla. Pero metodo, col?-o

general, como epistemoJ.ogía en fin, no puede encarar por sí mismo t<;>da la t~rea práctica del invest~gador; ~s.te precisa de onen­taciones mucho mas específicas que ~ean capa= ces de abordar la realidad que estudia en toda

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su multifacética compleJidad. Para ello es que habrá de diseñar instrumentos y técnicas de trabajo que sean a la vez la continuación o "traducción" del método en un plano más con­creto, y que tengan además la virtud de adap­tarse a las particularidades del objeto en es­tudio.

Algunos ejemplos nos ilustrarán mejor sobre lo anterior. Supongamos que poseemos una teoría de lo social que pone de relieve, como punto central el conflicto de intereses y la con­siguiente lucha entre las diversas clases en que se divide la sociedad; de allí podremos elaborar una formulación de método que sea capaz de destacar la formación de intereses antagónicos en el cuerpo social, su necesario enfrentamien~ to, y el carácter contradictorio y dinámico de todo el conjunto societal. Hasta aquí, el mé~ todo podría ser idéntico para cualquier socie­dad en estudio pero, si queremos confirmar al­guna de las proposiciones de nuestra teoría, se­rá evidente que la metodología a implementar será düerente si queremos estudiar la sociedad brasileña contemporánea, las tribus teutónicas del siglo VI, o el contacto intercultural entre los europeos y los habitantes de la Gran Sa~ bana. La metodología tendrá entonces que adaptarse a consideraciones de tiempo y de espacio, de mayor o menor complejidad de los objetos en estudio, y asf sucesivamente. Del mis­mo modo podríamos hablar de las diferencias de técnicas que se requieren para analizar las consecuencias de la Teoría de la Relatividad bien se trate de sus manifestaciones en los pro­cesos nucleares o de los fenómenos cósmicos.

Situado así el terreno particular que ocupa la

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metodología, y teniendo en cuenta el carácter dinámico de toda búsqueda de conocimiento, es decir, de toda investigación, es que pasaremos a abordar en el próximo capítulo una visión ge­neral de este proceso, tratando de delimitar sus etapas o fases principales, para luego ir desarro­llando, sucesivamente, cada una de ellas con mayor detenimiento.

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LA INVESTIGACION CIENTIFICA

3.1. Fases fundamentales de la investigación

Concebida la investigación científica como el proceso mediante el cual· un sujeto (el investi­..gador) se encamina hacia los hechos para ob­tener respecto a ellos un conocimiento científi­co, es decir, de cierta naturaleza y caracterís­ticas, será preciso ahora analizar los lineamien­tos generales de dicha actividad para poder lue­go encaminarnos hacia una visión más porme­norizada.

La labor investigadora, como proceso encami­nado a la obtención de conocimientos científi­cos, deberá contemplar en su desarrollo los pro­blemas tratados precedentemente. Es decir, no será otra cosa que el desenvolvimiento concreto del acercamiento del sujeto hacia el objeto que se desea conocer, por un lado, o la confronta­ción de la teoría elaborada con la práctica co­rrespondiente para crear a su vez nueva teoría, por el Jltr;O.

A partir de tal enfoque será posible distin­guir en todo el proceso, que es en esencia una continuidad, algunas grandes fases o momen­tos, donde se va dando forma al camino con .. creto que debe recorrer el científico.

Existe un primer momento en que el investi-

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gador debe ordenar y sistematizar sus inquie .. tudes, sus preguntas, y elaborar organizada­mente los conocimientos que constituyen su punto de partida. Es el momento en que se produce la delimitación o distinción entre su­jeto y objeto, ya que allí el investigador se ocupa por definir qué es lo que quiere saber y respecto a qué hechos. Igualmente puede con­siderarse como la fase en que se plantea explí­citamente la "teoría inicial" de la que hablá­bamos, antes de partir hacia la , v~ficación práctica. Es en este momento en que se plan­tean los problemas básicos de todo trabajo, don­de hay que atender preponderantemente a la racionalidad de lo que formulamos y a la cohe­rencia lógica de nuestro marco teórico. Por es­tas razones hemos adoptado la denominación de momento lógico para referirnos a esta parte ini­cial del proceso.

A partir de este punto el investigador debe tratar de fijar su estrategia ante los hechos a estudiar, es decir, debe formular un modelo ope­rativo que le permita acercarse a su objeto y conocerlo tal cual es. Del mismo modo debe indicarse que, en este segundo momento, es preciso encontrar métodos específicos que per­mitan confrontar teoría y práctica. La preocu­pación mayor durante toda esta fase es la de elaborar sistemas lo más objetivos posibles de comprobación; y el nombre con que la designa­mos es, por todo lo anterior, momento metodo­lógico.

Luego, ya elegidos los métodos o estrategias generales que han de servir para ejecutar nues­tro trabajo, se hace necesario abordar las for­mas y procedimientos concretos que nos perrni-

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tan recolectar y organizar las informaciones que habrá de proporcionarnos la realidad. A esta tercera fase la denominamos momento y desde un punto de vista más general no se distingue mayormente de la anterior; no obs­tante, por tratarse de trabajos considerable= mente diferentes en la práctica de la investiga­ción, hacemos la distinción que nos ocupa.

Finalmente) cuando el investigador ya dispo­ne de. los datos que le proporcionan los objetos en estudio, se abre una nueva fase, caracteri­zada por su propósito de realizar una nueva ela­boración teórica, en función de esos datos dis­ponibles. Se vuelve así de la práctica a la teo­ría, del objeto al sujeto, cerrando el ciclo del conocimiento, aunque no definitivamente, la nueva teoría alcanzada sólo podrá ~'"'"'"'""''"' como un superior punto arranque desenvolvimiento de nuevas investigaciones.

Estos efectuados en continuidad del proceso investigador son útiles para ver cómo los problemas episte:rnológicos recen en la práctica concreta científica. Pero no son todavía lo muy amplios y generales, para de guía a quien se vea frente a la necesidad de efectuar un trabajo de este tipo. Por tal motivo enca­raremos ahora la tarea de W'l:'l.-.U . .!.'L..a.::J dentro del ,..,....,,,.,.L,.,.A

anterior como un se-

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cretas que generalmente se realizan en todo pro­ceso de investigación, para lo cual hemos con­feccionado el esquema que proponemos al lec­tor. No obstante, antes de pasar a explicar sus elementos y su lógica interior, es necesario for­mular dos importantes advertencias para evi­tar que se tome equivocadamente su sentido:

1) Todo esquema sobre el proceso de inves­tigación corre el peligro, especialmente para quien no ha realizado todavía labores prácticas de investigación, de convertirse en una especie de modelo formal restrictivo, en un molde rí­gido procedimental de corte casi burocrático. En realidad la labor científica es un trabajo donde la libertad y la creación cumplen un papel central: no hay, ni puede haber, ninguna receta que nos garantice un resultado positivo para nuestro trabajo por cuanto las dificulta­des y los imprevistos son tantos que impiden alcanzar una planificación completa del proce­so. La práctica nos enseña que investigar es una tarea casi artesanal 1 en la que es preciso unir el pensamiento riguroso a la imaginación, la disciplina de trabajo a la "inspiración" en dosis variables según las circunstancias. Por eso, cualquier esquema que se presente no tie­ne más que el valor de una simple sugerencia encaminada a estimular el pensamiento siste­mático, de una especie de indicación general que sólo pretende ser una guía para que el es­tudiante que se inicia en este campo pueda

1 Cf. S. Wright Mills, La Imaginación Sociológica Ed.. Fondo de Cultura Económica, México 1967 cap' sobre la artesanía intelectual. ' ' ·

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tener en cuenta los principales factores y as­pectos que intervienen en. el proceso.

2) Revisando la bibliografía que existe so­bre el problema se advierte que en cada caso los diferentes autores confeccionan diversos es­quemas de pasos sucesivos que intentan des~ cribir l~s etapas del proceso. Varían, eso sí, en la cantidad de pasos aunque la secuencia ge­neral manifiesta casi siempre un cierto parale­lismo, inevitable por la misma lógica de la investigación; diferencias importantes se en­cuentran, en esta comparación, en lo relativo al número de pasos, al énfasis puesto en cada uno, y, a veces, en el orden establecido. La clasificación que ofrecemos enseguida al lector no ¡;>retende ser la única ni la mejor posible; es simplemente el resultado dé nuestra obser­vación en este campo e intenta poner de relieve algunos aspectos fundamentales que hemos per-cibido en nuestra práctica. Se distingue de la que presentan casi todos los autores por una ca­racterística específica: no es lineal. Pretende­mos con ello poner de relieve el carácter diná­mico y procesal de la investigación de modo tal que no se conciba al proceso como teniendo un principio y un fin tajantes y delimitados nítidamente, sino más bien como un continuo trabajo, donde cada investigación particular es parte~ esfuerzo mucho mayor en el desarro­llo de los conocimientos científicos. Por otro lado se observará que el modelo plantea etapas paralelas en su desenvolvimiento; esto tiene por objeto demostrar que no hay verdaderamente un orden único en el trabajo sino que existen tareas a desarrollar paralelamente, que se com­plementan y determinan mutuamente.

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El primer elemento anotado, la definición de un área temática implica la selección de un campo de trabajo, de un área teórica y empí­rica donde habremos de situarnos; para expli­carnos mejor ejemplificaremos diciendo áreas temáticas son las migraciones internas, los semiconductores, las partículas subatómicas, la inflación, las enfermedades contagiosas, etcé­tera. Es decir se trata de campos del saber que tienen unidad interna pero que abarcan una problemática mucho más reducida las dis­ciplinas de las que forman parte, y aun de las especialidades en las que pudieran situarse.

Toda investigación versa, naturalmente, sobre algún área del conocimiento, ya sea que ésta pertenezca a una o más disciplinas científicas (en el último caso se trata, obviamente, de es­tudios interdisciplinarios). Pero una investiga­ción puede definirse también como un esfuerzo que se emprende para resolver un problema, claro está, un problema de conocimiento. En este sentido conviene señalar que un de conocimiento es algo que se desea y que aún no se sabe (o no se ha decir, un punto a resolver de ...... 'bll .... ..,,~ ... -dagación acerca de la realidad. Para ejemplifi­car diren1os que no es un problema social, o un problema práctico, según quiera encarárselo. El problema que debe forn1ularse para la inves­tigación es el de ¿por qué se producen los acci= dentes de tránsito? Con base a su respuesta es que podrá resolverse el problema práctico, pero es preciso hacer de partida esta distinción para disipar frecuentes equívocos. Como se habrá observado, la formulaCión de un problema asu­me generallnente l_a forma de una pregunta,

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de algún interrogante básico cuya respuesta sólo se podrá obtener después de realizada la investigación. Dicho de otro modo, el objetivo fundamental de la investigación es resolver pre­cisamente dicho problema (encontrar la res­puesta) y su éxito deberá medirse entonces -antes que nada- por la claridad, pertinen­cia y precisión de dicha respuesta.

La siguiente etapa (N9 3) incluye la tarea de fijar objetivos específicos para el trabajo a desa­rrollar, aclarando qué fines se considera posible alcanzar concretamente y surge de la necesidad de contar con un tema de estudio preciso y bien delineado qué, por sus proporciones, pueda ser investigado en correspondencia con nuestros recursos teóricos y materiales.

Una vez precisado así el objeto de nuestro trabajo habrá que abocarse a la tarea de cons­truir un referente teórico para nuestro proble­ma. Ello significa contar con el bagaje concep­tual y de teorías ya elaboradas al respecto, pero reelaboradas para los fines específicos de nues­tro caso. Implica por lo tanto la revisión y organización de los conocimientos previos dis­ponibles sobre el tema y asimismo la explici­tación de las formulaciones teóricas que el in­vestigador acepta o desarrolla por sí mismo. En todo caso esta etapa está estrechamente ligada a la N9 2, y en los hechos se van desenvolvien­do ambas simultáneamente en muchos casos. A estas primeras cuatro fases del trabajo corres­ponde el momento lógico inicial del que hablá­bamos anteriormente.

Se observará que en nuestro esquema, a partir de la etapa N9 3 se produce una bifurcación g~e implica la realización de trabajos simul-

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táneos o, al menos, paralelos. Nuestro objetivo al hacerlo así ha sido remarcar que todo pro­blema y aun más todo objeto de investigación se presenta ante nosotros bajo una doble faz: pm; un lado (línea de abajo) como una colec­ción de hechos, de fenómenos empíricos; por otra parte, como un conjunto de conceptos y de proposiciones relativos a esos hechos o fenó­menos (línea de arriba). Con esto se rescata la circunstancia de que la investigación debe aten­der doblemente a la naturaleza de lo que se cons­tituye como "objeto" en tanto éste no es sólo un elemento puramente empírico sino que está precisamente constituido como resultado de nues­tra labor de conceptualización y elaboración teórica.

El elemento N9 5, el que llamamos diseño con­creto, cumple entonces la función de comple­mentar el marco teórico: si éste proporciona el marco conceptual y referencial para el proble­ma, el diseño tiene por misión determinar la forma en que el problema habrá de ser verifi­cado: establecerá el criterio general de compro­bación, el sistema de aproximación a la reali­dad especüica considerada, la estrategia gene­ral a utilizar. Junto con el paso N9 6 pertene­cen a lo que hemos denominado antes el mo­mento metodológico -propiamente dicho- de la investiga9~ón.

Los aspectos N9 6 y 7 son la continuación operativa del marco teórico y del diseño res­pectivamente, como se aprecia en nuestro grá­fico; la operacionalización significa la búsqueda de indicadores más concretos -empíricos- ca­paces de traducir y permitir encontrar en la práctica los conceptos teóricos y las variables

4 El proceso 49

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definidas anteriormente; las técnicas de reco­lección de datos~ son la implementación instru­menta] del diseño escogido. Ambos elementos se sintetizan en la confección de determinados instrumentos de recolección de datos. Los ins­trumentos (como, por ejemplo, cuestionarios, pautas de observación, etc.) tienen una forma y un contenido. La forma, es decir, si se trata de entrevistas, cuestionarios, pautas, etc., etc., estará determinada por las técnicas concretas escogidas; el contenido -es decir, ql:íé'A1lregun­tar, qué observar- será el resultado de la ope­racionalización efectuada. De este modo ambas líneas, empírica y teóricaj confluyen en este elemento, con el cual habremos así de conseguir los datos capaces de constituir una respuesta para nuestro problema inicial. Pero esos datos se obtienen en bruto y necesitan, por tanto, de un trabajo de clasificación y ordenación que habrá de hacerse teniendo en cuenta las pro­posiciones sobre las que se asienta la investiga­ción. Esta tarea (NQ 10) cierra la fase técnica del proceso, que incluye también a las tres an-teriores. .

Finalmente, con estos datos ya procesados adecuadamente, habrá que retomar la labor pro­piamente teórica para poder obtener de ellos la respuesta al problema planteado: será preciso analizar críticamente la información, proceder a sisten1atizarla y sintetizarla, y arribar a con­clusiones finales de acuerd 1 a los datos dispo­nibles. Con esto se cierra -aunque sólo en apa­riencia- el proceso, y decimos así por cuanto ninguna investigación "resuelve" completamen­te los problemas formulados. Generalmente la respuesta es sólo parcial, o hay ciertos elemen-

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tos de confusión o, en el mejor de las casos, la respuesta eficaz a un problema implica la apa­rición de varios otros nuevos problemas a inves­tigar. El ciclo se reiniciaría así a partir del se­gundo elemento, de un modo circular e inaca­bable, como lo es en verdad la tarea del hom­bre por develar los interrogantes del mundo que _lo rodea y de su propia práctica.

Estas explicaciones tal vez parezcan ahora demasiado oscuras para quien se acerca por vez primera a un texto de metodología. Tienen un simple valor indicativo pues su desarrollo es, precisamente, el contenido de esta obra, que iremos haciendo a lo largo de los capítulos res­tantes.

Antes de proceder de esta manera nos deten­dremos brevemente en otro aspecto, de sumo interés para quien se proponga abocarse a la investigación científica.

3.3. El sujeto investigador

Generalmente se presta poca atención, en los escritos sobre metodología, a las dificultades y trabas que surgen del lado del sujeto. Porque parecería entonces que sólo se trata de resolver los problemas que la misma complejidad del objeto plantea. pero asumiendo implícitamente que el sujeto investigador está libre de presen­tar por si mismo un problema. Recomendamos por eso, al lector, la obra de Gastón Bachelard 2

que se ha preocupado esencialmente por ver los

2 Especialmente La Formación del Espíritu Cientí­fico, Ed. Siglo XXI, México, 1976, v. pp., 7 a 22 y 248.

51

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obstáculos epistemológicos que el mismo sujeto incorpora a su trabajo científico y que surgen de su psicología y de su formación ideológica.

-- AhOra bien, en- cuanto a nuestra particular visión de las cualidades que todo investigador -principiante o no- requiere para desplegar un trabajo efectivo y de calidad, podríamos decir que, es indispensable dejar en claro que el investigador no es una clase especial y dife­rente de hombre, con algo así como una "ins­piración genial" o cosa semejante. Por el con­trario, aunque hayan existido y existan verda­deros superdotados que se ocupan de la ciencia, la mayoría de los buenos investigadores y mu­chos de los excelentes, no son otra cosa que hombres largamente educados en la disciplina de la ciencia, gente que se "ha hecho" investi­gadora mediante la voluntad y el. estudio y cuya tarea es la de "proponer teorías y ponerlas a prueba".3

Naturalmente, quienes poseen una inteligen­cia más brillante o una intuición más aguda tienen mayores posibilidades de alcanzar re­sultados de importancia. Pero eso no cierra las puertas a la mayoría de los que, día a día, van levantando el edificio de la ciencia. Y aun aque­llos que tienen a su favor mayores dotes natu­rales no pueden escapar a esa necesidad de tra­bajar pacientemente, sistemáticamente, con per­severancia y continuidad, porque sin ello no es posible llegar a ningún resultado provechoso. Muchas investigaciones son lentas y dificulto­sas, plagadas de tareas tediosas y de inconve-

3 Ver K. Popper, op. cit., p. 5.

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nientes que pueden producir el desánimo; sólo una firme determinación por conocer la verdad y exponerla, una voluntad sin desmayos orien­tada hacia esta tarea, nos convierte en un ver­dadero investigador.

Pero, complementándose con lo anterior, es necesario poseer y cultivar un espíritu libre, una mentalidad creadora y abierta a todas las posi­bilidades, porque el conocimiento científico se opone a toda actitud dogmática, y porque los hechos son muchas veces más fantásticos que cualquiera de nuestras proposiciones. Sólo una inteligencia que duda de todo y se pregunte ante todo, una imaginación libre, nos preparan para construir teorías e hipótesis que muchas veces resultan verificadas por la realidad. Una síntesis entre un despiadado espíritu crítico y una imaginación sin trabas parece ser el mo­delo que nos ofrecen los más grandes científi­cos y pensadores de todos los tiempos.

Existen otras capacidades complementarias de importancia que no queremos dejar de men­cionar: los conocimientos generales sobre mu­chas ramas del saber, la capacidad para traba­jar en equipo, el placer siempre presente_ por conocer, el entrenamiento en la lectura sistemá­tica, crítica y cuidadosa, etc., son cualidades valiosas que todo estudioso debe cultivar y tra­tar de desarrollar en sí mismo. Por último di­remos qatY'iá experiencia práctica en la misma acción investigadora resulta una ayuda impor­tantísima, por lo que nunca debemos abando­nar este campo apresuradamente sino insistir en él hasta llegar a convertirnos en auténticos y experimentados investigadores.

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PLANTEAMIENTO DE LA INVESTIGACION

4.1. Selección y formulación

Hemos afirmado anteriormente que la ciencia puede considerarse, ante todo, como una activi­dad social, específicamente ligada a la búsque­da y obtención de conocimientos. Este carácter social que posee se evidencia, preponderante­mente, en el momento en que el investigador inicia su trabajo, es decir, cuando éste decide qué va a investigar y por qué motivos ha de hacerlo. Es allí cuando, en efecto, se expresan las preocupaciones, los hábitos, los intereses y las inquietudes que mueven a los hombres en su vida social.

El científico que intenta profundizar el cono­cimiento de cualquier aspecto de la realidad que lo circunda no deja de ser, naturalmente, un hombre tan concreto como cualquiera de los otros, como el administrador, el político, el ar­tista o el funcionario. Está sujeto a las mis­mas normas, los mismos valores e ideologías que afectan a. sus contemporáneos, que ejercen una influencia inconsciente y difusa que, por eso mismo, es más difícil de reconocer. Es por esta razón que su elección del problema a es­tudiar no ha de ser arbitraria sino que, por el

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contrario, habrá de reflejar las particulares cir­cunstancias que él y su sociedad viven.

La afirmación anterior debe entenderse"en un sentido general y no mecánico, pues esas cir­cunstancias sociales que mencionamos admiten siempre un amplio campo de libertad y plan­tean una variedad inmensa de problemas. Sos­tener otra posición significaría eliminar total­mente el margen de autonomía que posee el trabajo científico, y postular un reduccionisn1o inaceptable por lo manifiestamente falso.

Existen innumerables formas en las que pue­de surgir un problema de investigación; puede ser que por nuestro contacto o trabajo para al­guna institución, organización o empresa en­contremos conveniente aclara._:t_rugunos puntos -ya sean éstos teórico-prácticos o estrictamen­te teóricos- que iráll_a_ ayudar al -desenvolví-­mierl.to-ae la misma. Así, por ejernplo, puede resultarnos una valiosa ayuda conocer cuál es el nivel ~oc~o-económico y el tipo de aspiracio­nes academiCas de los alumnos de una univer­sidad, si ésta se está planteando desarrollar un plan extensivo de becas, o puede resultarnos útil profundizar sobre las relaciones que existen entre motivación y aprendizaje, si estamos in­teresados en elaborar nuevos rnétodos pedagó­gicos. Esta es la forma más directa en que la práctica sugiere puntos relevantes para la aten­ción del investigador. También puede suceder que una persona con amplia experiencia en al­gún tipo de actividad sienta en algún momento la .necesidad de sisten1atizar e integrar la mis­ma a la luz de determinados marcos teóricos· en este caso la experiencia previa del investí~ gador se constituye en la más )m portante fuente

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de datos emp1ncos a ser tenida en cuenta. En otras circunstancias lo que atrae la atención del estudioso es algún tema ya tratado pero sobre el cual advierte vacíos o errores que es posible subsanar mediante un trabajo cientí­fico. Asi, las falencias observables en la teoría clásica del subdesarrollo llevaron a muchos científicos sociales latinoamericanos a un inten­so trabajo de elaboración y profundización. Otra posibilidad, muy rica para sugerir temas de in­dagación, es la de estudiar cómo ciertos. fenó­menos ampliamente conocidos teóricamente se expresan en determinada realidad específica. Del mismo rriodo las _analogías que presentan hechos __ aparentemente muy distantes son a ve­ces fuente de interrogaciones, fe_cundas en ha­llazgos de significación.

Esta lista de posibles formas en que puede presentarse un problema al investigador no tie .. ne la intención de ser exhaustiva ni completa. Más bien pretende dar una idea de la amplitud de situaciones en que puede ser encontrado un tema que tenga la suficiente importancia como para justificar una investigación científica. Por otra parte, debemos advertir a todos aquellos que comienzan a realizar trabajos de este tipo, que no sólo los "grandes temas" o los proble­mas de actualidad merecen nuestra atención. Muchas veces el trabajo que se realiza sobre campos del conocimiento aparentemente poco fecundos o de escasa relevancia, cobra de pronto importancia, ya sea porque son necesarios para completar o definir una teoría general o porque la vida misma plantea inesperadamente su va­lor. En este sentido cabe recordar cómo el desa­rrollo de algunos problemas matemáticos pura-

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mente -feoricos fue indispensable para que A. Einstein formulara su teoría de la relatividad generalizada, o la forma en que, en los· últimos años, cobraron vigencia los anteriores y poco conocidos estudios que se realizaban sobre eco­logía.

Una vez seleccionada el área de investigación sobre la que habremos de trabajar es preciso recapitular la información que poseemos sobre ella y pasar a formular en sí mismo el proble­ma a investigar. Como decíamos en 3.2 un problema de investigación !!9,v~~"'Jg mismo qu.~, un problema práctico sino un desafío en el plano del conocimiento y afirmábamos, tam­bién, que un problema queda expresado en­tonces bajo la forma de alguna o algunas pre­guntas básicas a ser respondidas. Determinar con exactitud y claridad tales preguntas es esencial y difícilmente podrá exagerarse la im­portancia de esta tarea; eso se comprenderá distintamente si pensamos que, si la pregunta es oscura, imprecisa o poco congruente resul­tará imposible encontrarle una satisfacción que sea más clara o menos confusa que ella misma. No en vano se dice que formular correctamente un problema es alcanzar ya la mitad de su respuesta.

¿Cómo puede lograrse esta adecuada formu­laciónt .. ~ primer lugar, para hacerlo, es ne­cesario conocer el tema a estudio con la mayor profundidad asequible. N o será imprudente tratar de sistema tizar las ideas y diversas po­siciones que existan al respecto con lo que nos introduciremos, evidentemente, en la siguiente tarea: la de construir un marco teórico. Eso es saludable y en nada debemos temer el saltar

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el orden del mod-elo de investigación pues éste, como decíamos, no es más que una simple guía 1 que sólo debe respetarse en tanto no entrabe la marcha de la investigación misma. En se­gundo lugar será conveniente hacer un auto­examen de los propósitos que nos orientan: definir, con la mayor sinceridad posible, qué sabemos ya, qué deseamos saber, qué elemen­tos presentan dudas y puntos sin aclarar del tema seleccionado. Por último, será prudente en todo caso someter a un análisis lógico a nues­tras proposiciones, para vigilar su consistencia interior, su correspondencia o no con otros ele­,mentos teóricos ya conocidos, etcétera.

4.2. Tipos de investigación

Una vez seleccionado un problema que me­rezca la atención del investigador se hace im­prescindible formular la siguiente pregunta: ¿Cuál es el objeto de estudiar el problema X? Dicho de otro modo, es preciso determinar, en esta fase inicial del trabajo, los objetivos básicos que persigue nuestra investigación, tarea que debe ser realizada con rigurosidad y en forma explícita. Hemos observado que en algunos casos, los objetivos que se designan para un trabajo escapan, por su naturaleza puramente empírica, a los que corresponden a una investigación. Debe recordarse que hacer ciencia es tratar de aportar nuevos conocimientos sobre algún as­pecto de la realidad, por lo que toda investiga­ción puede definirse como el intento de conocer algo, de averiguar algo, de saber algo. No es investigación, por lo tanto, la prueba de :un nuevo método de ventas a domicilio, ni la pro-

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gramación del contenido curricular de una cierta carrera, ni la redacción de un material de divulgación con fines pedagógicos. En cam­bio, si deseamos saber cuáles de los sistemas de ventas que se utilizan son más eficientes, o si queremos determinar cuáles son las ventajas y desventajas que perciben los alumnos en un cierto currículum, estaremos haciendo, induda­blemente, algún tipo de investigación, pues en estos . casos nuestra intención es ampliar nues­tros conocimientos sobre una cierta esfera de problemas.

Una investigación puede hacerse para satis­facer una amplia variedad de necesidades; pue­de ocurrir que nuestros estudios se encaminen directamente a conocer los aspectos que nos permitirán resolver mejor una situación con­creta, a obtener elementos necesarios para luego actuar sobre ella en un sentido específico. En otros casos, un estudio se justifica simplemen­te por la necesidad de esclarecer algún proble­ma que resulta de interés dentro del mundo científico, por más que no se vislun1bren apli­caciones directas para sus resultados. Cuando a_nalizamos los fines que, en este sentido, per­sigue nuestro trabajo, nos estamos refiriendo a sus objetivos extrínsecos o externos, porque se refieren a la utilidad que, fuera del ámbito es­trictamente científico, van a tener las conclu­siones que saquemos. Desde este punto de vista las investigaciones suelen clasificarse en dos grandes tipos: puras y aplicadas.

Son investigaciones puras aquellas que no persiguen una utilización inmediata para los conocimientos obtenidos, aunque ello no quie­re decir. de ninguna maneraJ que estén desli-

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¡;adas de la práctica, o que sus resultados, even­tualmente, no vayan a ser empleados para fi­nes concretos en un futuro más o menos pró­ximo. Por ejemplo, las indagaciones que va­rios científicos realizaron sobre la estructura atómica de la materia fueron hechos como tra­bajos de investigación pura, pues no se veía, para las mismas, aplicaciones concretas. No· obstante, pocos años después, surgieron diver­sas formas de emplear dichos conocimiento, algunas de ellas terroríficas como las bombas atómicas.

La investigación aplicada persigue, en cam­bio, fines de aplicación directos e inmediatos. Tal es el caso de cualquier estudio que se pro­ponga evaluar los recursos humanos o natu­rales con que cuenta una región, para poder elaborar posteriormente un plan de desarrollo para la misma, o las investigaciones encami­nadas a conocer las causas que provocan una enfermedad, con el fin de proteger la salud.

La investigación pura y la aplicada no son dos fonnas contrapuestas y desligadas entre sí. Tal como veíamos cuando hablábamos de los posibles tipos de ciencia (ver 1.5) también en este caso existe una complementación muy es-

. trecha, de modo tal que una forma de trabajo no puede concebirse ni entenderse plenamente sin el concurso de la otra.

Debemos aclarar, además, que ambos tipos de investigación son modelos ideales, pero que muchas veces se realizan estudios que tienen aspectos combinados, por lo que dicha clasifi­cación debe entenderse preferentemente como un recurso analítico para estimular al inves­tigador a clarificar sus objetivos, más que como

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una disyuntiva ante la cual hay que optar por una u otra alternativa.

Pero los fines de una investigación deben también especificarse en cuanto al tipo de co­nocimiento que el científico espera obtener al finalizar su trabajo. Nos estamos refiriendo, en este caso, a los objetivos internos o intrín­secos de la investigación, o sea a la calidad de los hallazgos que pretendemos alcanzar. Para ello es necesario preguntarse ¿qué es lo que deseamos o podemos llegar a saber sobre nues­tro tema en estudio? Es decir, ¿buscamos un simple conocimiento de tipo general, que nos aproxime al conocimiento del problema?, ¿de­seamos una descripción, más o menos comple­ta, de una determinada realidad o nos inte­resa saber por qué las cosas se producen de

· una cierta manera y no de otra? En este mo­mento el investigador debe esforzarse por pen­sar con la mayor claridad lógica y, no está demás decirlo, con la mayor honestidad inte­lectual posible, para poder definir cuáles son sus propósitos y objetivos reales, y para evaluar hasta qué punto será posible alcanzarlos.

Los tipos de investigación que más frecuente­mente se plantean a los investigadores, desde el punto de vista de los objetivos intrínsecos, no son más que respuestas generalizadas a las preguntas Jprmuladas anteriormente. Ellas son: 1

• fr~......--

. a) Exploratorias: Son las investigaciones que pretenden darnos una visión general, de tipo aproximativo, respecto a una deter-

1 V. Selltiz, Jahoda, Deutsch y Cook. Métodos de Investigación en las Relaciones Sociales, Ed. Rialp, Madrid, pp, 67 a 69 y p. 100.

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minada realidad. Este típo de investiga­ción se realiza especialmente cuando el tema elegido ha sido poco explorado y reconocido y cuando aún, sobre él, es di­fícil formular hipótesis precisas o de cierta generalidad. Suelen surgir también cuan­do aparece un nuevo fenómeno que, pre­cisamente por su novedad, no admite todavía una descripción sistemática o cuando los recursos que dispone el inves­tigador resultan insuficientes ! coomo para emprender un trabajo más profundo. Tal es el caso de los estudios que, mediante sondas, se realizan sobre los planetas del sistema solar, o de las investigaciones que actualmente se efectúan para alcan­zar algunos conocimientos primarios so­bre parapsicología.

b) Descriptivas: Su preocupación primor­dial radica en describir algunas caracte­rísticas fundamentales de conjuntos ho­mogéneos de fenómenos, utilizando cri­terios sistemáticos para destacar los ele­mentos esenciales de su naturaleza. De esta forma se pueden obtener las notas que caracterizan a la realidad estudiada. Las mediciones y relevamientos que reali­zan los geógrafos son, por ejemplo, típi­cas investigaciones descriptivas; otros ejemplos de este tipo de trabajos los en­contramos en las tareas que efectúan las agencias internacionales de las Naciones Unidas, cuando presentan informes sobre el crecimiento demográfico, el comercio internacional y otros muchos temas. ·

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e) Explicativas: Son aquellos trabajos don­de nuestra preocupación se centra en de­terminar los orígenes o las causas de un determinado conjunto de fenómenos, don-· de el objetivo es conocer por qué suceden ciertos hechos, a través de la delimita­ción de las relaciones causales existentes o, al menos, de las condiciones en que ellos se producen. Este es el tipo de in­vestigación que más profundiza nuestro conocimiento de la realidad, porque nos explica la razón, el por qué de las cosas, y es por lo tanto más complejo y deli-

\ cado, pues el riesgo de cometer errores aumenta considerablemente. Sobre su base puede decirse, se construye el edifi­cio de la ciencia, aunque no por esta ra­zón deban desdeñarse los tipos anterio­res, ya que los mismos son, casi siempre, el paso previo indispensable para poder luego intentar una explicación.

Los tipos precedentes de investigación tampo­co pueden concebirse como totalidades cerradas y excluyentes. En realidad se puede hablar de una cierta gradación desde los tipos más sim­ples de trabajo -exploratorios- hasta los co­nocimientos más esenciales, que surgen de las investigaciones explicativas, pasando por las investigaciones que nos proporcionan descrip­ciones sistemáticas y detalladas. Un estudio descriptivo puede ser la continuación de otro exploratorio, aunque evidentemente esto no puede darse en un sentido inverso ya que es necesario alcanzar un conocimiento relativa­mente amplio de una situación antes de inten-

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tar describirla orgánicamente. Del mismo modo ocurre con las investigaciones explicativas. . La tarea i~vestigadora sobre un problema no

tiene por que reducirse a uno solo de estos cam­pos de acción, pues hay casos en que pueden llevarse a cabo trabajos exploratorio-descripti­vos o descriptivos-explicativos, de acuerdo a la na t?r~leza del problema y del estado de los co­nocimientos en esa área temática.

4.3. Delimitación temática

La delimitación del tema a investigar es una etapa ineludible en todo proceso de obtención de conocimientos, porque nos permite reducir r:uestro problema inicial a dimensiones- prác­tiCas ~entro de las cuales es posible efectuar los estudiOs correspondientes. En otras palabras delimitar un tema significa enfocar en térmi~ ~o~ concretos nuestras áreas de interés, espe­ciflCar sus alcances, determinar sus límites.

Para poder hacerlo es necesario tener en pri­mer lugar, una idea cabal del estado a~tual de l?s conocimientos en ese campo, conocer los úl­timos avances significativos al respecto y los puntos que requieren de un mayor esfuerzo para su elucidación y clarificación. Se requiere en­ton~es una r~visión bibliográfica lo más amplia posible, acudiendo especialmente a revistas cien­tífic8;s, informe~ y . mon?grafías, materias que refleJan con mas dinamismo que los libros los adelantos que se producen.

ur:a vez_ situado el investigador en la pers­pe.c~Iva , s~nalada puede ya, con elementos de JUICIO soll,dos, defini~ en concreto el campo en que habra de trabaJar. Es error común en los

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Ul.O.·.I..I.IJ\~0 el dejar poco clarificado este cam­po, por lo que en las subsiguientes etapas se encuentran frente a dificultades verdaderamen­te insolubles, al estar investigando varias cosas a vez sin precisar hacia dónde deben con­

sus esfuerzos. Si, por ejemplo, estamos en el tema general de las necesario delimitar específicamente

en que contexto habremos de movernos. difícil averiguar, en el curso de un sólo trabajo, los motivos que llevaban a la gente a cambiar de residencia dentro del Imperio Romano, de la época de la conquista de América y de quie­nes se desplazan de un país a otro dentro de la Europa actual. Es decir, el tema de las mi­graciones admite la posibilidad de ser estudiado en ámbitos geográficos e históricos marcada­mente diferenciados, que muchas veces requie­ren de un instrumental metodológico también diferente, por lo que debe ser delimitado con­cretamente para poderlo abordar con éxito.

Esta delimitación habrá de efectuarse en cuanto al y al espacio para situar nues­tro problema en un contexto definido y homo­géneo. Así, en nuestro ejemplo, podríamos re­ferirnos a las migraciones internas en Venezue­la a partir de 1937, y especificar además que habremos de estudiar con 1nayor atención aqué­llas que se producen con rumbo a Caracas a partir de""1'§{68, o cualquier otra delimitación semejante.

Pero no basta sólo con delimitar estas coor­denadas de espacio y tiempo. Los motivos que impulsan a la gente a migrar son muy varia­dos, y diferentes de acuerdo a las característi­cas sociales de los migrantes. Existe un aspec-

5 El proceso 65

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to puramente psicológico del pecto social, ocupacional, económico, como una problemática particular de los grantes según su origen rural o urbano, su sexo, y demás condiciones. de entre posibÜidades un área específica y concreta, que posea una relativa homogeneidad, e indicar con qué profundidad vamos a encararla, es lo que llamaremos delimitar el tema en cuanto su contenido.

Se trata de una tarea que realizar cuando no se tienen mientas previos sobre el tema. sario que el visión de la te de las obras de interés desde un

Con esto y se

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EL MARCO

5.1. Concepto

Hemos precisado ya que ningún hecho o fe­nómeno de la realidad pueden abordarse sin una adecuada conceptualización; es evidente que dicha tarea sólo puede ir desenvolviéndose a medida que penetramos en la naturaleza del propio objeto estudiado, pero también resulta obvio que, ante cada problema de investigación, ya se poseen algunos referentes teóricos y con­ceptuales, algunas ideas e informaciones, por más que éstas tengan todavía una índole difusa y asistemática. También hemos afirmado que en el planteamiento de una investigación es de suma importancia adquirir una clara noción de aquello que se va a investigar, establecer sus objetivos internos y externos, y definir lo más posible el campo sobre donde habrá de desarro= liarse nuestro trabajo.

Teniendo en cuenta todas estas consideracio­nes, y recordando el esencial carácter teórico­práctico del proceso de conocimiento, es que podrá juzgarse entonces la importancia de abor­dar el trabajo de investigación teniendo como punto de partida una sólida perspectiva teórica. El rnarco teórico, también llamado marco refe­rencial (y a veces, aunque con un sentido más

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restringido, denominado asimismo marco con .. ceptual) tiene por propósito precisament~ eso: dar a la investigación un sistema coordinado y coherente de conceptos y proposic~ones que permitan abordar el problema. Es decir; ~e t:.;a­ta de integrar al problema dentro de un ambito donde éste cobre sentido; así, si nos preocupa conocer las causas de la llamada delincuencia juvenil, habrá que distinguir diversos planos de aproximación: el dado por el nivel puramente psicológico, el psico-social, el económico, el le­gal, etcétera. Será necesario tan1bién, esbozar la concepción que tenemos de la sociedad y del fenómeno en estudio; será muy diferente par­tir de apreciar en este hecho una conducta dis­funcional, por ejemplo, que afecta a individuos impropiamente integrados a sus grupos de re­ferencia o, por el contrario, ver en el problema una expresión má..s del carácter represivo del derecho, que afecta a quienes más la socieda~ les niega la posibilidad de resolver sus necesi­dades, precisamente por su carácter clasista y opresivo. No quiere decir esto que debamos optar obligadamente por alguna de las dos aproximaciones del ejemplo, pues son inconta­bles los marcos teóricos que podrían elaborarse para el problema. Sólo queremos mostrar aquí lo importante que resulta para orientar todo el trabajo, la posición y la conceptualización ~e­neral que se asun1an, pues de éstas dependeran los frutos del mismo. De allí que explicitar lo anterior significa poner en claro para el propio investigador sus postulados y supuestos y reper­cute en forma favorable sobre la coherencia del trabajo.

El cometido que cumple el marco teórico es

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pues, el de situar a nuestro problema dentro de un conjunto de conocimientos -los más só­lidos posibles-, de tal modo que permitan orientar nuestra búsqueda y nos ofrezcan una conceptualización adecuada de los términos que utiliza~os. Por esta razón, el punto de partida para construir un marco de referencia lo cons­tituye nuestro conocimiento previo de los fenó­menos que abordamos, así como las enseñan­zas que extraigamos de todo el trabajo de revi­sión bibliográfica.

Puede suceder que el marco teórico de un trabajo no aparezca en forma explícita en el mismo, aunque es normal que toda investiga­ción de cierto nivel plantee estas referencias teóricas en sus capítulos iniciales. Cuando no se las formulan es po:cque estamos aludiendo a un sistema referencial lo suficientemente co­nocido como para que el mismo no requiera de una exposición detallada, ya que se puede su­poner, razonablemente, que los lectores lo cono­cen suficientemente. Este es el caso de teorías como las de la composición atómica, de princi­pios generales de la genética, etc., ampliamente difundidas y comprobadas, y también el de to­dos aquellos estudios que aceptan una ideología o corriente de pensamiento de por sí definida, como el psicoanálisis, el estructuralismo, el fun­cionalismo~f marxismo, etcétera. En todo caso conviene P' siempre manifestar claran1ente esta adhesión, pues de ese modo pueden evitarse malos entendidos o confusiones, que en nada favorecen la seriedad de un trabajo.

En otras ocasiones, cuando se trata de una investigación donde el marco referencial se re-

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duce, en realidad, a algunas pocas nes, éstas pueden insertarse 8:1 comienzo bajo sin merecer una aclaración mayor.

En cambio cuando se trata de una del autor, se está reflejando una actitud analítica frente a los hechos en duciendo un elemento de confusión te allí donde nuestra claridad debería ser De ser así, es muy probable que la total del trabajo se resienta, rencia y rigurosidad.

Tal vez la mayor preocupación de todo tífico esté relacionada con la indagación causas que originan los fenómenos. El tigador desea responderse a como ¿por qué algunos árboles crecen en . húmedos y otros en zonas secas?, ¿por eXIs-te la burocracia?, ¿por qué las radiaciones micas producen problemas genéticos? ···~~""""""'-­trar las causas, las razones que producen minados hechos o reg1.;1laridades entre los he= chos, es encontrar una explicación para los mos incluirlos dentro de leyes generales gul~n su comportamiento y de ese hacen inteligibles.

Si encontráramos que un cierto se produce siempre que estamos en de la condición C, y que si ésta no se sente nunca ocurre F, estaríamos en nes de afirmar que C es la causa de F es el efecto de C. Este es el tipo de más estricto que puede vincular nos y recibe el nombre de relación vU<'U..::l'"' ...

lación de causa-efecto.

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Este tipo de relación se en las c.ien~ cias naturales (frecuentemente, con menos cla­ridad de lo que se supone) pero raramente en las ciencias humanas o sociales. Siempre un trozo de hierro (a presión constante) alcan­za los se funde, y siempre que se funde es porque ha alcanzado dicha temperatura.

En el área de las ciencias humanas tenemos que, en primer lugar, los fenón1enos ocurren en un marco muy complejo de variables interrela­cionadas de tal modo que al acontecer el fenó­meno en estudio, no sólo percibimos la presen­cia de una, dos o tres variables, 1 sino de una rnultiplicidad de ellas, que a su vez se modifi­can e influencian entre si.

Muchas veces se alude al carácter histórico, irrepetible, de todos los acontecimientos huma­nos, pretendiendo que por esta razón sea im­posible abstraer a partir de ellos leyes genera­les. Como lo expresa M. con mucha claridad, este es un argumento poco sólido pues, en esencia, los hechos físicos son también irre­petibles. Si fundimos una barra de hierro ese hecho, en si mismo, es también irrepetible pues podemos volver a hacer esa misma operación con otro trozo de metal o con el 1nismo trozo después de un tiempo pero se tratará, como es fácil apreciar, de hechos muy similares, casi idénticos, pero nunca del mismo hecho.

Lo que sucede es algo muy diferente; ocurre que, en cada operación en que se repite el expe­rimento, el investigador puede controlar con relativa precisión el comportamiento de las mu­chas otras variables que podrían intervenir:

5.4.

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controla la presión, la composición química del material a fundir, la composición de la atmós­fera, el tamaño del objeto, etcétera. Este tipo de control que consiste en aislar el fenómeno de la influencia de los muchos factores que no nos interesan como posibles causas es lo que es prácticamente imposible de realizar en todo el campo de lo social, precisamente porque todo hecho en el que intervienen seres humanos es de una inmensa complejidad en comparación con los del mundo puramente físico.

Si postuláramos que las crisis económicas se producen cada vez que la oferta de bienes y servicios excede a la demanda en una cierta proporción (para el caso de una economía ca­pitalista), encontraríamos que esta relación no puede adoptar la forma cerrada de un modelo causal. Si bien es cierto que ambas variables es­tán estrechamente ligadas dentro de una eco­nomía de libre cambio, no podemos negar que existen muchas otras influencias y circunstan­cias que inciden decisivamente sobre él. Así, el tipo de regulación o control que pueda ejercer el Estado sobre la economía, la magnitud de la tasa de inversión, el tipo de tecnología emplea­do, factores psicosociales, políticos, etc., inter­vienen en forma bastante directa para que se desencadene o no una de esas crisis clásicas. Son variables capaces de estimular, reducir, desencadenar o impedir dicho fenómeno, según su peso relativo. La comparación de algunas cri­sis históricamente producidas nos permite com­prender la amplitud de todas estas posibilidades: no son muy semejantes los procesos y las cir­cunstancias que rodean a la crisis mundial de 1929, la de Inglaterra en 1830, Rusia en 1905 o Alemania en 1923.

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Como las explicaciones de tipo causal resul­tan inadecuadas, por su rigidez, para· los fenó­menos sociales, es que los científicos dedicados a estas disciplinas se han preocupado especial­mente por el problema epistemológico que con­siste en suplantar un modelo de causalidad mecánico por otro que rescate la especificidad de lo social.

En este sentido son varias las posiciones que existen. Desde la aceptación de modelos esta­dísticos, propiciada ya por Emilio Du~k~eim desde el siglo pasado,2 hasta las proposiciones del marxismo son evidentes los intentos por fle­xibilizar la noción de causalidad. Debemos destacar tambjén aquí que las ciencias físicas han abandonado ya, en gran medida si no to­talmente los modelos mecánicos de explicación, ' . a partir del comienzo de este siglo y gracias a la obra de Einstein, Max Planck y Heisen­berg. En todo caso es preciso tener en cuenta que la noción estrecha de causa ha sido suplan­tada con ventaja por el concepto más abierto de determinación. Decir que A determina a B significa tan sólo expresar que ejerce una in­fluencia, que es capaz de modificar o alterar el comportamiento de B. No diríamos asi que A es causa de B, -por cuanto B puede estar de­terminado además por muchos otros elemen­tos- si~fque A lo determina en alguna m~­dida. IJecir que el subdesarrollo o que el capi­talismo es la causa de los cinturones de mi­seria que se han establecido alrededor de las ciudades latinoamericanas resulta, a nuestro

2 V. Las Reglas del Método Sociológico, Ed. La Plé­yade, Bs. Aires, 1976, cap. V.

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juicio, una aseveracwn forzada y poco adecua­da. Proponer, en cambio, que· dichas áreas "marginales" se generan como consecuencia de algunos elementos de la economía capitalista, y que el subdesarrollo o la dependencia determi­nan de algún modo la emergencia y explosión del fenón1eno, resulta por cierto mucho más cercano a la realidad, e implica una visión más rica y matizada del problema. En el primer caso tenemos una aparente precisió~n que sólo esconde una formulación en esenci'lf-vacía; en el segundo, pese a la posible ambigüedad, te­nemos una propuesta rnás atinada y a partir de la cual será posible llegar a un afinamiento teórico que nos otorgue la precisión deseada.

Para orientar al lector en este con1plejo te­rreno es que veremos seguidamente una clasi­ficación de los distintos tipos de condiciona­miento que, desde el punto de vista estricta­mente lógico, es posible hacer.

5.3. de determinación

Para estudiar la forma en que diversos ele­mentos pueden determinarse entre sí conven­drá, en primer lugar, analizar los diferentes tipos de condicionamiento que pueden existir entre un hecho y otro hecho. Estos tipos de condicionamiento pueden adoptar diversas for­mas, de las cuales presentamos los cuatro más importantes. 3

3 Para un examen más completo sobre este asunto, cf. Selltiz et al, op pp. 100 a 115. y en gene.ral todo el cap. IV.

74

Condiciones necesarias: son aquellas sin cuales es imposible que ocurra un determi­

fenómeno. Es imprescindible, necesario, estén presentes para que se produzca el

aunque esto no quiere decir que cada se encuentren, el mismo deba ocurrir.

que en un país pueda realizarse general de trabajadores es condi-

necesaria que éstos, previamente, hayan un cierto grado mínimo de organi­

Por supuesto no siempre sucede que habiendo trabajadores organizados éstos pravo-

una huelga general, es más, lo normal es eso no ocurra; pero para que suceda es ne­

cesario que exista la condición mencionada.

tencia.

es una condición necesaria, para que sociedad aparezca una clase ociosa, que

del trabajo arroje un cierto exce­allá del límite mínimo de subsis-

Condiciones suficientes: se refieren a cir­que, siempre que aparecen, desen­

cadenan el suceso en estudio, aunque no es ne­cesario que ellas estén presentes para produ­

pues otras condiciones diferentes podrían su parte ocasionarlo. V.g., es condición su­

para producir la muerte, que se para­lice durante un cierto período el funcionamien­to del corazón, pero el deceso de una persona

producirse por muchas otras razones di-

) Condiciones son aquellas que favorecen de una manera decisiva el su­ceso investigado, y que generalmente suelen

aunque no alcancen un determinis-

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mo que pueda considerarse como necesario o suficiente. Para que se produzca el hecho "re~ volución social" la condición "miseria genera­lizada" puede considerarse como un factor fuer­temente contribuyente; sin embargo, no es ne­cesario, pues pueden producirse revoluciones como la inglesa del siglo XVII en que esta con­dición no se encontraba; por otra parte, tam­poco podemos afirmar que es suficiente, pues en la India actual está presente,. sin se ha­ya producido el fenómeno revolucionario.

Es conveniente aclarar que las condiciones contribuyentes suelen tener una' variada inci­dencia sobre el objeto condicionado, pudiendo contribuir en mayor o menor medida a que éste se produzca. El investigador deberá, pues, no sólo determinar el tipo de condicionamiento que enlaza a los fenómenos sino que, en este caso, tendrá que prestar atención a la fuerza con que se presenta.

d) Condiciones contingentes: son circuns­tancias que, favoreciendo la ocurrencia del he­cho estudiado, se refieren más bien a contingen­cias, eventualidades particulares, que en algu­nos casos pueden determinarlo, aunque en otros casos puedan no presentarse en absoluto. El embargo petrolero decretado por los países ára­bes en 1973 fue una contingencia que favoreció notablemente el aumento de precios de ese pro­ducto pero, es preciso recordar que ese aumento ya podía preverse por otras múltiples razones, y que se hubiera efectuado de todos modos, aun cuando no mediara el embargo árabe. La con­tingencia señalada, en este caso, es una cir­cunstancia que opera en el marco de otros _mu-

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chos hechos, y que les da una forma definida en un momento dado.

Solamente en aquellos casos en que se pueda sostener que una condición es a la vez necesaria y .suficiente para que ocurra algo, es que po­demos decir que estamos en presencia de la cau­sa del hecho. Como manifestábamos más arri­ba, e es causa de F cuando siempre que se senta e aparece F, y cada vez que ocurre es que e está presente.

las

Una vez que alcanzamos un conocimiento re­lativamente amplio del tema a investigar, de sus antecedentes, aspectos principales y enfo­ques más usuales, debemos abocarnos a aislar, dentro .del problema, los factores más importan­tes que existen en él. Para ello habremos de delimitar los principales campos y los subpro­blemas diferenciales que se plantean, ordenán­dolos lógicamente y relacionándolos de acuerdo a su propia naturaleza. De allí surgirán las características y factores básicos que forman parte del problema, y a través de los cuales po­demos explorarlo, describirlo o explicarlo.

Por ejemplo, si se trata de un problema de comercialización, los aspectos fundamentales que deberemos estudiar serán la oferta, la de­manda, "'~(tipo de producto, las regulaciones que afectan al mercado, y otros factores de similar significación; si se trata de un trabajo de tipo etnográfico, nos interesará diferenciar las formas de tecnología empleada, la organi­zación del trabajo, el tipo de estructura fami­liar, los ritos, ceremonias, formas religiosas, et­cétera.

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mo que pueda considerarse como necesario o suficiente. Para que se produzca el hecho "re~ volución social" la condición "miseria genera~ lizada" puede considerarse como un factor fuer­temente contribuyente; sin embargo, no es ne­cesario, pues pueden producirse revoluciones como la inglesa del siglo XVII en que esta con­dición no se encontraba; por otra parte, tam­poco podemos afirmar que es suficiente, en la India actual está presente,. sin que se ya producido el fenómeno revolucie>rrario.

Es conveniente aclarar que Ia:s condiciones contribuyentes suelen tener una· variada inci­dencia sobre el objeto condicionado, pudiendo contribuir en mayor o menor medida a que éste se produzca. El investigador deberá, pues, no sólo determinar el tipo de condicionamiento que enlaza a los fenómenos sino que, en este caso, tendrá que prestar atención a la fuerza con que se presenta.

d) Condiciones contingentes: son circuns­tancias que, favoreciendo la ocurrencia del he­cho estudiado, se refieren más bien a contingen­cias, eventualidades particulares, que en algu­nos casos pueden determinarlo, aunque en otros casos puedan no presentarse en absoluto. El embargo petrolero decretado por los países ára­bes en 1973 fue una contingencia que favoreció notablemente el aumento de precios de ese pro­ducto pero, es preciso recordar que ese aumento ya podía preverse por otras múltiples razones, y que se hubiera efectuado de todos modos, aun cuando no mediara el embargo árabe. La con­tingencia señalada, en este caso, es una ~ir­cunstancia que opera en el marco de otros !fiU·

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chos hechos, y que les da una forma definida en un momento dado.

Solamente en aquellos casos en que se pueda sostener que una condición es a la vez necesaria y suficiente para que ocurra algo, es que po­demos decir que estamos en presencia de la cau­sa del hecho. Como manifestábamos más arri­ba, C es causa de F cuando siempre que se senta C aparece F, y cada vez que ocurre es que e está presente.

5.4. Un recurso las

Una vez que alcanzamos un conocimiento re­lativamente amplio del tema a investigar, de sus antecedentes, aspectos principales y enfo­ques más usuales, debemos abocarnos a aislar, dentro .del problema, los factores más importan­tes que existen en él. Para ello habremos de delimitar los principales campos y los subpro­blemas diferenciales que se plantean, ordenán­dolos lógicamente y relacionándolos de acuerdo a su propia naturaleza. De allí surgirán las características y factores básicos que forman parte del problema, y a través de los cuales po­demos explorarlo, describirlo o explicarlo.

Por ejemplo, si se trata de un problema de comercialización, los aspectos fundamentales que deberemos estudiar serán la oferta, la de­manda, el tipo de producto, las regulaciones que afectan al mercado, y otros factores de similar significación; si se trata de un trabajo de tipo etnográfico, nos interesará diferenciar las formas de tecnología empleada, la organi­zación del trabajo, el tipo de estructura fami­liar, los ritos, ceremonias, formas religiosas, et­cétera.

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Estos factores encontrados deben ser poste­riormente elaborados y estudiados, hasta que podamos ~llegar a formularlos en forma de cuali­dades o características que se entrelazan en el fenómeno a investigar, y que son la expresión concreta del marco teórico dentro del cual se lo estudia.

Cuando es posible, llegado a este punto, en­contrar que nuestro marco teórico puede ser esquematizado como un conjunto de elementos interdependientes a los cuales es posible medir (de alguna forma), convendrá apelar a la no­ción de variable para organizar nuestros con­ceptos. No todos los problemas podrán ser en­focados de esta manera, y tampoco es lícito afir­mar que en toda investigación sea conveniente el uso de tales instrumentos lógicos de análi$ sis. Pero, en aquellos casos en que sea posible llegar a un grado tal de aislamiento de los fac­tores involucrados en el problema, reeulta indu~ dable que un esquema de variables nos permi­tirá desarrollar mejor nuestro enfoque teórico, haciéndolo ganar en precisión y en claridad.

Por variable entendemos a cualquier carac­terística o cualidad de la realidad que es sus­ceptible de asumir diferentes valores; es decir que puede variar, aunque para un objeto deter­minado que se considere pueda tener un valor fijo. Cuando nos referimos a una característica estamos hablando de una cualidad, cualquiera que ella sea, que pueden tener los objetos en estudio, pero nunca a esos mismos objetos. Una mesa no puede ser, en sí, una variable, pero si nos referimos a la altura de una mesa estamos efectivamente en ·presencia de una variable, :pues una mesa puede tener una altura de 0,40

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de m o de otro valor. que esa cualidad de la mesa altura), asumir diferentes valores: es por lo tanto una variable. N o quiere decir eso que la altura una. determinada mesa deba variar, sino el genérico de "altura de una mesa"

variar de un caso a otro.

caso--, es una

La palabra "valor"' hemos v.l.l . .liJL.vVJU.V

ta aquí, debe entenderse en un ""''"''--'"AU.V

y no en el n1ás reducido de valor o magnitud numérica. De este modo, el color de un objeto es para nosotros también un cierto valor, si con­sideramos la variable "color del objeto". Si de­cimos, por ~.rnplo, "color de una fruta", en un trabajo táxonómico sobre botánica, esta cuali­dad -el color- puede evidentemente variar de un objeto a otro ya que puede haber frutas amarillas, verdes, rojas, etcétera. Estos diferen­tes colores serán, en este caso, los distintos va­lores que puede asun1ir la variable de referen­cia. Suele llamarse a estas variables, sobre las

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cuales no puede construirse una serie definida, variables para ......... .:., ....... Ji.~ las de aquéllas que sí admiten una mérica de medición y que se tanto,

Todos los valores que puede llegar a tener una variable pueden concebirse como una serie, que podemos concebir como una sucesión o menos ordenada de posibilidades. Tales series son de dos tipos básicos:

a) cuando entre uno lor existen infinitas posibilidades Ejemplo, la altura de una un objeto, el rendimiento cétera.

b) Discretas: cuando dichas posiCIOnes in­termedias carecen de sentido pues la variable se modifica a saltos entre un valor y otro, y no en forma paulatina. Ejemplo, la cantidad de hijos que posee una persona, el número de ses que intervienen en una asamblea interna­cional, etcétera. En estos casos podemos hablar de un cierto valor 5, 6, 7, o cualquiera otra magnitud entera, pero es absurdo referirse a

países o 1,8 hijos. Debemos sin embargo, que si tiene sentido y se emplea usual­_mente efectuar promedios sobre estas des, de modo que pueda cierto grupo social el promedio familia es de 3,4 por ejernplo, variable no deja de ser discreta.

Un caso particular de una serie constituye aquel en que la misma mente dos posibilidades. Ejemplo de ello categorías como "muerto-vivo" o con o

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sin salida al mar", donde no cabe otta opción que las dos mencionadas. En tal caso la varia­ble se denomina dicotómica.

Una variable puede ser continua y sin em .. bargo, de acuerdo a nuestras posibilidades con­c::etas de medición, medirse sobre una escala discreta. Esto no quita su carácter esencial sino que refleja más bien nuestra incapacidad para efectuar una discriminación más exacta o la fa1t3: de interés del investigador por datos más precisos, por no considerarlos de mucha rele­vancia para los fines del trabajo.4

5.5. Variables y dimensiones

Suc~d: que en la p::áctica muchas de las ca­racte~Istlcas que nos Interesan estudiar no son taz: simples como las de algunos ejemplos an­tenores. Resulta muy sencillo medir y compa­rar la variable "cantidad de hijos que posee ~na persona", pero nos enfrentamos a una di­fi~u~tad ~ayor si pretendemos conocer el "ren­di~luent.o de un estudiante o el grado de pa­tnarcahsmo que presenta una sociedad.

Cua.ndo nos hallamos frente a variables de este tipo, q~e son complejas de por sí ya que resumen o Integran una multiplicidad de as­pectos diversos, debemos recurrir a subdividir o d.escomponer a la variable en cualidades más simples y por .lo tanto más fáciles de medir. A estas s_ub-cualldades que en conjunto integran la variable las llamamos dimensiones de la · misma.

4 V. lnfra, 8.2.

6 El proceso 81

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Por dimensión entendemos a un componente significativo de una variable que posee relativa autonomía. Nos referimos a componentes por­que estamos considerando ya a la variable co­mo un agregado complejo de elementos que nos dan un producto único, sintético. Así, en nues­tro ejemplo, el patriarcalismo de una sociedad puede considerarse como una síntesis de un cierto tipo de organización familiar, determina­dos valores de conducta individual y pautas de­finidas de organización económica. Para dar un ejemplo más simple, tomado del campo de las ciencias naturales, podemos afirmar que el tamaño de un objeto, digamos una mesa, no es solamente su altura, largo o ancho, sino una resultante de es~as tres dimensiones que, en total, nos determinan su tamaño.

Cuando en la definición anterior hablábamos de relativa autonomía lo hacíamos para desta­car que las dimensiones pueden presentar dife­rentes valores unas respecto a otras, pero siem­p~e dentro de ciertos límites de congruencia. SI el largo de un objeto se modificara al variar su altura no estaríamos en presencia de dos di­mensiones de una misma variable sino frente a dos variables diferenciadas, una de las cuales estaría influyendo sobre la otra. En cambio, al tratarse de conceptos independientes entre sí los consideramos como elementos autónomos que permiten integrar una variable. Natural­mente la independencia que puede haber entre dimensiones no es absoluta ni total, puesto que hay un mínimo y un máximo dentro de ·los cuales pueden variar los valores de las dimen­siones sin llegar a producir una situación in­coherente y a que, por otra parte, siempre van

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~ tener entre sí algún tipo de relación, pues Integran una totalidad mayor. Por esta razón especificamos que se trata de una relativa auto­nomía, y no simplemente de autonomía.

. Una misma cualidad puede-considerarse co­mo una variable o como una dimensión de una variabl~ mayor, .según el enfoque y propósitos que .guien cada Investigación.5 Si, por ejemplo, nos Interesa conocer y distinguir a las personas de acuerdo a su nivel socio-económico esta va­ria?le tendrá, a su vez, dos dimension'es distin­guible~: el nivel social, y el nivel económico. P~r? SI estamos estudiando el ingreso de las fa­TI!Ias debet?o~ t;;anejar el mismo concepto de nivel economi.co COJ:?O u~~ variable en sí y

no como una Simple dimenswn, y aun podemos v~rnos en la necesidad de descomponer esta va­nable en algunas dimensiones que la integren.

En. gene~al podemos afirmar que una cuali­dad Interviene como variable en una investi­gación cuando nos es útil relacionarla como un todo con otra u otras variables; en cambio, de­bemos tomarla sólo como una dimensión cuan­do su sentido como cualidad aislada sea poco significante y deba agruparse con otras cuali­dades para poder ser relacionada. Dentro de cada trabajo cada cualidad deberá asumir un papel fijo de variable o de dimensión sin variar este ca1~ác~7r a todo lo largo del mis~o, pues de otro momf se producirían evidentes confusiones y contradicciones lógicas.

Posteriormente cada una de las variables y

5 No debemos perder de vista el carácter instru­mental que tiene la conversión de los conceptos en variables.

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dimensiones que hemos aislado deben ser defi­nidas con la mayor rigurosidad posible, asig­nándoles un sentido unívoco y claro -dentro de lo posible- para evitar que se originen am­bigüedades, distorsiones y disputas terminoló­gicas.

5.6. Relaciones entre variables

Luego de haber precisado los factores que intervienen en un problema, de ha~Plos defi­nido y de haberlos analizado hasta determinar el tipo de condicionamiento que los une (según ya hemos visto), habremos obtenido un conjun­to de variables relacionadas entre sí, condicicr nadas de una cierta manera particular. De­bemos entonces organizar estas relaciones ob­servadas, de modo tal que podamos construir un esquema coherente que nos exprese el cua­dro general del problema.

Para ello partiremos del núcleo inicial de todo esquema de variables, es decir del caso elemen­tal en que encontremos que la variable B se halla condicionada por la variable A. No nos interesa ahora especificar la forma concreta de este condicionamiento, sino expresar esa rela­ción simple entre ambas variables. Si supone­mos que la alimentación que se recibe en la infancia (variable A) afecta, o determina, o influencia, al nivel de inteligencia posterior (va­riable B), podemos expresar esta relación di­ciendo que las variaciones de B dependen, en cierta medida por lo menos, de lo que ocurra con la variable A. Llamaremos entonces a la variable A variable independiente y a la varia­ble B, dependiente, pues sus valores dependen de A.

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. Estas relación simple puede graficarse como s1gue, para exponer sintéticar.nente lo ya dicho:

A --------------~ B (V. indep.) (V. depend.)

La variable A es .!Jamada independiente, pues dent~o de la relaCion establecida, no depende de runguna otra, aunque pudiera resultar de­pendiente si estudiáramos otra relación. Por ejemplo, la variable "nivel socio-económico" tie· ne una relación evidente con la calidad de la alimentación que se recibe. Si llamamos e a esta nueva variable obtendremos el siguiente esquema:

C--------....),A

dond~ ahora A juega el papel de variable de­pendiente y C asume el papel de independiente. ~s perfectamente posible agrupar las dos rela­ciones planteadas en . un solo esquema, que agrupe a las tres cualidades consideradas. De esta forma tendríamos:

e ---------4 A ---------4 B

(V. indep.) (V. interv.) (V. depend.)

La variable A resulta ahora dependiente res­pec~o a e, pero independiente respecto a B. La designaremos entonces con el nornbre de inter-

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viniente, pues es un factor que interviene entre C y A, modificando o alterando con su propio contenido las relaciones que pudieran existir entre esos dos aspectos.

Adem~ de estas tres posiciones básicas que las vanables pueden adoptar al relacionarse existe una cuarta posibilidad, que se refiere a las características del universo que ejercen una influencia de tipo difuso y general sobre todo el conjunto de los hechos investigados. Desig­naremos a este tipo de variables con el nom­bre de contextuales, porque nos indican preci­samente el medio, el ámbito general donde se desarrollan los fenómenos que se estudian. Los valores presentes en una sociedad, el tipo de estructura económica y conceptos que tienen en general, este nivel, son las más de las vece~ considerados como variables contextuales.

Los esquemas de variables que acabamos de mostrar son los más simples que cabe concebir, constituyen por así decir la "yélula básica" con que luego se estructuran sistemas más comple­jos. Es normal que una variable no sólo afecte a otra más sino a varias simultáneamente, así como que una variable dependiente sea influida por dos, tres o más variables independientes. Es­te tipo de entrelazamiento corresponde mucho más a los temas de la realidad social, donde no es raro poder distinguir 10 ó 20 variables jugan­do en un cierto problema. Un esquema como el siguiente puede ilustrar una relación típica:

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B

G --------------~•

5. 7. Concepto de hipótesis

Cuando afirmamos que existe una cierta rela­ción e!ltre dos varia,bl~s estamos suponiendo que una cierta caractenstiCa de la realidad afecta o determina o influye sobre otra. Si enunciára­mos esta relación de un modo explícito e~ta- · riamos afirmando que, supuestamente , eXiste una determinación entre aspectos de la ~ealidad y, de un ""'l?J>JÍO más general; :p,odríamos decir que hem?~ lleqh~ una propos1c10n que describe o expllclta algun campo de fenómenos en estudio. A este tipo de proposiciones se las denomina hipótesis, ya que son enunciados que pueden o no ser confirmados por los hechos, pero a partir de los cuales se organiza la tarea de investiga­ción. Poder llegar a comprobar o rechazar la hi-

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pótesis que se ha elaborado previamente, con~ frontando su enunciado teórico con los hechos empíricos, es el objetivo primor~ial de todo es­tudio que pretenda explicar algun campo de la realidad.6

"La hipótesis es la técnica men~!ll m~s ~m­portante del investigador y su funcwn principal es sugerir nuevos experimentos o nuevas obser­vaciones", apunta con razón W. Beveridge~7 Y añade, para resaltar el valor ~e, est~ "!l~rramien­ta metodológica, que una h1potes1S' 1)úede. ser muy· fértil sin ser correcta, ya que su, c.apac1dad pa.ra ·sugerir diferentes pruebas y analls1s de la realidad suele resultar de mucha utilidad para

· detectar nuevos fenómenos hasta entonces pa­sados por alto. Lo important~ ~s ~a activida,d que se realiza al confrontar hipotes1s con ferro­menos empíricos, pues en ella radie~ una de. las notas más importantes de todo el sistema Cien-tífico.

Para que una hipótesis cumpla con su come­tido esencial debe reunir una serie de caracte­rísticas primordiales, entre las que pueden des-tacarse: 6

-Clara conceptualización, que permita iden­tificar sin lugar a dudas cada uno de los términos que involucra y que destierre_, has-.

6 V. Selltiz et al, op. cit., pp. 52 a 58. 7 w. I. B. Beveridge, The Art of Scientific Investi­

gation, W. W. Norto:J?- & Company, Inc., New .York, 195,7. Tomado de La hipotesis, Cuadernos de Ep1stemolog1a N<? 35, Univ. de Buenos Aires, 1967, p. 5.

s V. Goode y Hatt, Metodología de la Investigación Social, Ed. Trillas, México, 1970, pp. 80 a 82.

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ta donde sea posible, toda vaO'uedad en el enunciado. o

-Referentes empíricos, que posibiliten encon­trar hechos concretos sobre los cuales se podrá luego corroborarla o refutarla.

-Especificación clara respecto a las cÓndicio-nes en que puede someterse a prueba.

-Relaciones conceptuales y objetivas con los conocimientos disponibles en ese momento, para cada campo de la ciencia.

Por otra parte debemos apuntar que las hi­pótesis pueden pertenecer a diferentes órdenes de niveles, es decir que abarquen problemas más o menos generales o específicos. "Las hipótesis de nivel superior son aquellas que sólo figuran como premisas del sistema y las de nivel infe­rior son las que sólo figuran como conclusiones del sistema; las de los niveles intermedios son las que aparecen como conclusiones de deduc­ciones de nivel elevado y sirven de premisas para I~s d:ducciones de hipótesis de bajo nivel", cons­tltuyendose un todo articulado que abarca desde las proposiciones de mayor generalidad hasta las más particulares. 9

Pueden existir tipos diferentes de hipótesis, de acuerdo al signüicado de lo que ellas expresen, y que variarán en relación al tipo de investigación que se es_té realizandQ.to

9 Richard B. Braithwaite, Scientific Explanation, Harper y Brothers, New York, 1970. Tomado de La Estructura de los Sistemas Científicos, Cuadernos de Epistemología, N<? 35, Universidad de Buenos Aires, p. l.

lO Cf. Goode y Hatt. op. cit., p. 78.

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Los estudios de tipo exploratorio carecen mu· chas veces de hipótesis ~pues su objetivo puede ser el de llegar a tener los conocimientos mínimos del problema que permitan formularlos. O pue­den llegar a ser tan poco precisas, en estos casos, como cuando afirmamos que "existe algún tipo de problema social en tal grupo", o que los pla­netas poseen algunas características, sin decir cuáles son éstas.

Los trabajos de índole descriptiva generalmen­te presentan hipótesis del tipo "todos los X po­seen, en alguna medida, la característica Y". Por ejemplo, podemos decir que todas las nacio­nes poseen algún comercio· internacional, y de­dicarnos a describir, cuantificando, estos hechos. También, y ya con un grado más alto de com­plejidad, podemos hacer afirmaciones del tipo "X pertenece al tipo Y", lo cual se ejemplificaría si asignáramos a una cierta región determinados patrones de poblamiento urbano, o estructuras socio-económicas, etcétera. En estos casos· des­cribimos clasificando el objeto de nuestro inte­rés, e incluyéndolo en un tipo ideal complejo de orden superior.

Por último podemos construir hipótesis del tipo "X produce (o afecta) a Y", donde estaremos en presencia de una relación entre variables, de la forma que mostrábamos en los ejemplos del pun­to 5.6.

Finalmente debemos advertir que sólo en los casos de investigaciones explicativas, como el úl­timo mencionado, es necesario explicitar clara­mente cuáles son nuestras hipótesis de traba­jo. En las investigaciones descriptivas y, con más razón, en las exploratorias, es posible omitir las hipótesis, ya que en muchos casos éstas son tan

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amplias y poco definidas que dicen muy poco a quien lee el informe de investigación.

5.8. Cómo fonnular un marco teórico

El lector deberá comprender, antes que nada, que -por la indole compleja de esta tarea- es imposible traúiruna vía única para construir el marco teórico de todas las investigaciones. Exis­ten obvias diferencias según los casos particula­res que le otorgan mayor o menor importancia a esta parte del trabajo, o que la hacen más o menos dificultosa. En una investigación donde el objetivo fundamental es, v.g., determinar el grado de adaptación de una especie a una zona más desértica que la de origen, los problemas del marco teórico pueden resolverse_ con bastante simplicidad y no ocupan un lugar muy prepon­derante en el conjunto de las operaciones de in­vestigación. En otro caso, en cambio, estos pro­blemas pueden ser los esenciales y a ellos habrá que dedicar la mayor parte del esfuerzo intelec­tual y del tiempo disponible; tal sería e~ caso, p. ej., de un estudio que intentase determinar el carácter clasista de la educación, o la influen­cia de la ideología burguesa sobre la práctica del derecho. Teniendo en cuenta lo anterior es que nos limitaremos solamente a ofrecer algunas po­cas orierrtrt"-diones generales que pueden resultar de interés~ y que en parte sintetizan lo ya ex-puesto. . .

En primer lugar resulta de gran utilidad que el investigador, al comenzar a estudiar su tema, se empape de todo lo desarrollado sobre la ma­teria por medio de una sistemática y amplia con-

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sulta bibliográfica, apelando naturalmente a bi­bliotecas, archivos, centros de investigación, et­cétera. Esta recapitulación no habrá de ser pasi­va; será conveniente que sobre lo estudiado, se formulen anotaciones esquemáticas, se comparen puntos de vista, se establezcan análisis y síntesis.

Luego de lo anterior, y ya examinado el pro­blema desde un punto de vista general, será con­veniente enfatizar la clarificación de los concep­tos a emplear: elaborar definiciones -=.:_aun cuan­do provisionales-, delimitar signifi@W.Ós, preci­sar nociones vagas o confusas, no sólo será con­veniente sino en verdad imprescindible.

Qontango ya con estas herramientas concep­tuales convendrá determinar si los conceptos involucrados pueden o no tomarse como varia­bles; en caso afirmativo habrá que analizarlos individualmente para encontrar sus posibles di­mensiones y sus necesarias relaciones. Si no es así, igualmente, resultará útil intentar esque­matizar sus relaciones de modo tal que con base en esas simplificaciones pueda alcanzarse una visión sintética a desarrollar después. Esta úl­tima tarea analítica es la que nos permitirá for­mular explícitamente las hipótesis del trabajo; decimos explícitamente porque conviene tener en cuenta que en muchos casos las hipótesis permanecen latentes o implícitas para el inves­tigador ya desde el comienzo mismo del pro­yecto.

Por último recomendamos realizar la mayor parte de esta tarea por escrito, ya sea que es­tos borradores y apuntes iniciales corran luego el destino de ser desechados como simple ins-

. trumental de una fase del trabajo, o que -con-

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venientemente organizados y redactados- pa­sen a integrar el cuerpo expositivo final de la obra. En todos los casos ir escribiendo nues­tras sucesivas aproximaciones al problema tiene el valor inestimable de otorgarnos un punto de apoyo para la crítica y la autocrítica, para la sistematización de las ideas y para evadir inne­cesarias confusiones.

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PROBLEMAS DE VERIFICACION

6.1. El diseño de la investigación

Según exponíamos en 3.2 existe un paralelis­mo entre la formulación de un marco teórico para la investigación y la delimitación de un diseño para la misma; si la primera tarea tiene por finalidad analizar el objeto en tanto que construcción teórica, para permitir una clara aproximación conceptual, la elaboración del di­seño se ocupa, por contraparte, del abordaje de ese mismo objeto en tanto que fenómeno em­pírico para lograr confrontar así la visión teó­rica del problema con los datos de la realidad. Por ello es que hablamos de un momento es­pecíficamente metodológico de la investigación, porque en este punto las preocupaciones esencial­mente lógicas y teóricas de la fase anterior ce­den el paso a los problemas más prácticos de la verificación, del diseño de la prueba.

Si el conocimiento es un proceso intrínse­camente teórico-práctico, donde las ideas. e hi­pótesis deben ser confrontadas permanentemen­te con los hechos empíricos para poder afirmar­las o negarlas. se comprenderá entonces la im­portancia de trazar un modelo conceptual y operativo que nos permita efectuar tal cometido. El diseño de la investigación se ocupa precisa-

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mente de tal necesidad: su objeto es proporcio­nar un modelo de verificación que permita con­trastar hechos con teoría y su forma es la de una estrategia o plan general que determine las operaciones necesarias para hacerlo. Es decir que, si por ejemplo nuestra labor teórica nos lle­va a suponer que la esquizofrenia tiene un ori­gen orgánico, tendremos que elaborar un méto­do para poder comprobar si tal afirmación se corresponde o no con la realidad. Definir qué pruebas de laboratorio, qué observaciones y qué datos son los pertinentes para llegar a esa com­probación es lo que llamamos elaborar un dise­ño; o sea que en este plano lo importante no es ya qué investigar sino cómo hacerlo. De allí que hablemos de un momento específicamente me­todológico.

Nos hemos referido ya a que todo trabajo científico se define como tal primordialmente por el método que adopta, tanto para su plan­teamiento como para su ejecución y análisis, más que por la verdad o falsedad de sus resul­tados o por el tema sobre el que se desarrolle. De lo mismo se infiere que, sin un plan cohe­rente y racional de trabajo, sin una estrategia general orientada a la correcta. selección de las técnicas de recolección y análisis de los datos, estamos lejos de trabajar científicamente. El diseño es,.JJ.l').t método específico, una serie de ac­tividades sucesivas y organizadas, que deben adaptarse a las particularidades de cada inves­tigación, y. que nos indican las pruebas a efec­tuar y las técnicas a utilizar para recolectar y analizar los datos. Es una estrategia general que el investigador determina una vez que ya se ha alcanzado una claridad teórica suficiente y

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que orienta y esclarece las etapas que habrán de acometerse posteriormente.

Seguidamente pasaremos a revisar los tipos bá­sicos de diseños de investigación que se utilizan en el trabajo científico. Debemos aclarar, sin embargo, que cada investigación posee un diseño propio, peculiar, y que por eso sólo nos referi­!emos en lo siguiente a abstracciones, a tipos Ideales puros, pero teniendo en cuenta que cada estudio concreto puede apartarse m~~ menos de estas líneas generales, empleándÓlas tan sólo como referencias (véase, para mayor claridad, 6.5).

6.2. Diseños más usuales

En función del tipo de datos a ser recogidos para llevar a cabo una investigación es facti­ble categorizar a los diseños en dos grandes ti­pos básicos: diseños bibliográficos y diseños de campo.

Los diseños de campo son los que se refieren a los métodos a emplear cuando los datos de in­terés se recogen en forma directa de la reali­dad, mediante el trabajo concreto del investiga­dor y sus equipos; estos datos, obtenidos direc­tamente de la experiencia empírica, son llama­dos primarios, denominación que alude al hecho de que son datos de primera mano, originales, producto de la investigación en curso sin ínter­mediación de ninguna naturaleza.

Cuando, a diferencia de lo anterior, los datos a emplear han sido ya recolectados en otras in­vestigaciones y son conocidos mediante los in­formes correspondientes nos referimos a dato~

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secundarios, porque han sido obtenidos por otros Y nos llegan elaborados y procesados de acuerdo a los fines de qu~enes ini~ialmente los maneja­ron. Com~ estas Informacwnes nos llegan siem­pre a traves ~e documentos escritos, pues esa es la forma uniforme en que se emiten los infor­me.s científicos, llamamos a los diseños que tra­baJan con estos datos diseños bibliográficos.

No esc~pará al lector que se trata de dos tipos de trab~JOS notab~emente diferentes, ya que no es lo m~smo estudiar directamente los objetos de la realidad que analizar, sistematizar o rein­terpretar datos ya recogidos en el curso de otros. e~t~di~s; To~a ~a estructura del trabajo, su pla­nifiCacwn, tecniCas y procedimientos, variarán profundamente de acuerdo a esta demarcación .

. Debe~os añadir, sin embargo, para que esta diferencia no aparezca de un modo demasiado radical, que to~o trabajo bibliográfico no deja por eso de referirse a la misn1a experiencia em­pírica porque los datos que nosotros tomamos como secundarios han sido datos primarios pa­ra el investigador inicial, por más que nos lle­guen como formulaciones ya analizadas y sin­tetizadas. De modo que el contacto con la prác­tica subsiste, aunque en este caso se trate de un contacto transferido, indirecto.

Ha surgido la duda, a veces de si los tra­bajos bibliográficos pueden considerarse en un sentido estricto como verdaderas investigacio­nes; se aduce que al faltar el contacto directo entre el estudioso y su mundo empírico lo úni­co que podrá éste hacer es reelaborar' conoci­mientos ya obtenidos, sin aportar mayormente al respecto. Creemos que esa es una visión muy estrec!la d~ las posibilidades que ofrece el traba-

7 El proceso 97

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jo bibliográfico, pues el investigador que des­arrolla este modelo puede reallnente concebir y resolver problemas nuevos. Si tomamos datos de un censo sanitario, por ejemplo, y analiza­mos sus resultados de acuerdo a indicadores ma­cro-económicos y pautas sociales generales, po­dremos obtener un conocimiento muy rico res­pecto a la relación entre tales factores; estare­mos en condiciones de formular y corroborar hi­pótesis de un mayor nivel de generalidad, y ha­bremos alcanzado un conocimiento sintético, in­terdisciplinario, de suma utilidad. Negar que ello constituya una investigación es reducir de­masiado el alcance de este término y negar el valor y la originalidad de los estudios de tipo sintético, relacional y de mayor nivel teórico.

Por último, es preciso anotar que los diseños de campo tampoco pueden basarse exclusiva­mente en datos primarios. Siempre será nece­sario ubicar e integrar nuestro problema y nues­tros resultados dentro de un conjunto ma­yor (marco referencial), para cuya elaboración siempre, o casi siempre, se realizan consultas o estudios de tipo bibliográfico. En síntesis, la distinción entre diseños de campo y bibliográ­ficos es esencialmente instrumental, aplicable a la metodología necesaria para el desarrollo de los mismos, pero no interviene en determinar el carácter científico de la investigación y no in­valida la indispensable interacción entre teoría y práctica.

6.3. Diseños bibliográficos

. El hecho de trabajar con materiales ya ela-

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horados, de tipo secundario, determina lógica­mente las principales ventajas e inconvenientes de estos diseños.

El principal beneficio que se obtiene median­te ·este diseño es que posibilita al investigador cubrir una amplia gama de fenómenos, ya que no sólo debe basarse en los hechos a los cuales él mismo tiene acceso sino que puede extender­se para abarcar una experiencia inmensamente mayor. Esta ventaja se hace particularmente valiosa cuando el problema requiere de datos dispersos en el espacio, que sería imposible ob­tener de otra manera. Un investigador no pue­de ir recorriendo todo el planeta en busca de datos de producción o población, para hacer luego análisis comparativos; pero si tiene a su alcance una bibliografía adecuada no tendrá mayores obstáculos para contar con toda la in­formación de referencia. El diseño bibliográfico también es indispensable cuando hacemos es­tudios históricos; no hay otro modo, en general, de enterarnos de los hechos pasados si no es apelando a una gran proporción de datos se­cundarios.

Esta ventaja nítida que proporciona, en cuan­to a la amplitud de los temas que es posible examinar mediante la bibliografía, tiene la con­trapartida de una dificultad que puede llegar a ser muy~§if?;nificativa. según los casos. Si nues­tras fuentef3 han recogido o procesado defectuo­samente su material primario, ya sea por error, subjetivismo o intencionadamente, todo nuestro trabajo habrá de apoyarse sobre bases falsas, sobre una serie de errores iniciales que nosotros trasladaremos y amplificaremos. La duda sobre la calidad del material secundario está siempre

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presente y, por más que utilicemos procedimie~­tos específicos para tratar de solventarlo, es di­fícil decir que podemos trabajar c.on estos datos con entera seguridad. Para reducir este :rr;9;rgen de duda conviene asegurarse de las condiCiones concretas en que han sido ob~enidos 1?~ datos, estudiar en profundidad cada Inf~r~acwn p9;r~ descubrir incoherencias o contradicciones, utili­zar a la vez varias fuentes distintas, cotejándo­las cuidadosamente, etcétera. Todos estos recur­sos nos permiten incrementar nuestro-1n9:rgen de confianza hasta niveles razonables, SI los aplicamos sistemáticamente y con rigor.

N o existe un camino preestablecido para el manejo de la información bibliográfica. A pe­sar de esto, y de la amplia variedad de en!o­ques y estilos de trabajo que se conocen, sena­laremos algunas tareas básicas que, de todas maneras, es conveniente cumplir.

1 ) La etapa inicial consiste en conocer y explorar todo el conjunto de fuentes capaces de sernos de utilidad. Estas fuentes pueden ser libros, artículos científicos, revistas, publica­ciones y boletines di vers?s, y e.n general toda la rica variedad de matenal escnto que frecuen­temente puede encontrarse sobre un tema. La mejor manera de tener un :pan?rama respec~o a todo este universo de publicaciOnes es acu~u a bibliotecas, utilizando lo~ ficher9s de que e~­tas disponen. Una alternativa complemen~a~Ia consiste en la consulta a expertos o espeCialis­tas en el asunto, que suelen tener un bu~n. co­nocimiento del material existente. Por. último cabe señalar que todo libro o trabajo serio cons­tituye una ayuda en este sentido, porque gene-

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ralmente se incluye en cada obra una serie de citas, referencias bibliográficas y listas de mate­rial consultado que colaboran con este objeto.

2) En segundo lugar es necesario leer todas las fuentes disponibles. N o es preciso leer com­pletamente cada uno de los trabajos a consultar sino utilizar un tipo de lectura discriminatorio, que nos permita conocer en profundidad los as­pectos esenciales, y someramente los restantes. De acuerdo a los resultados de esta lectura es que se podrá ir ordenando todo el material se­gún los diversos puntos y subpuntos a tratar.

3) Posteriormente se deberá proceder a la re­colección misma de los datos, que se hará me­diante fichas, tal como veremos en el parágrafo 9.7. De cada fuente se extraerán los aspectos concretos que, supuestamente, podrán ser de uti­lidad en la investigación, ya sea por medio de fichas textuales, de contenido, o mixtas.

4) Estas fichas deben ordenarse de acuerdo a sus contenidos, para lo cual es indispensable contar, a esta altura, con un esquema o plan de cómo habrá de ser el informe final.

5) Seguirá entonces el cotejo o comparación de las fichas obtenidas, procediéndose luego al análisis de cada punto, observando los aspectos de contacto y oposición- que haya, y tratando de evaluar su confiabilidad.

6) Por último se sacarán las conclusiones correspondientes y se elaborarán nuestros pun­tos de vista respecto a cada parte del estudio, teniendo especial cuidado en esclarecer la pro­blemática que previamente nos habíamos plan­teado en la fase inicial de la investigación.

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Los pasos enumerados antes constituyen, evi­dentemente, una guía ideal que no debe limi­tarnos en nuestra actividad investigadora, que por definición debe entenderse como una ac­ción libre y creadora, antidogmática y no for­malista. Las etapas señaladas pueden ser de suma utilidad para alcanzar una sistematiza­ción adecuada y para permitir un desarrollo or­denado y armónico de la investigación pero, co­mo todas las indicaciones de este tipo, deben ser ejecutadas con la mínima fl~X!-bilidad q.u.e per­mita alcanzar resultados positivos y onginales.

6.4. Diseños de campo

Son los que, como hemos indicado en 6.2, se basan en datos primarios, obtenidos directamen­te de la realidad.

Su innegable valor reside en que permite cer­ciorarse al investigador de las verdaderas con­diciones en que se han conseguido los datos, posibilitando su revisión o modificación en el caso de que surjan dudas respecto a su calidad. Esto, en general, garantiza un mayor nivel de confianza para el conjunto de la información obtenida. No obstante presentan la clara difi­cultad de su reducido alcance: son muchos los tipos de datos que no se pueden alcanzar por esta vía, ya sea por limitaciones espaciales o de tiempo, por problemas de escasez de recursos o por muchas otras razones. Las investigacio­nes de campo quedan así reducidas a un sector mucho más pequeño de la realidad, aunque éste se puede abordar con mayor precisión y segu­ridad.

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De la gran variedad de métodos posibles se ha logrado establecer algunos tipos estandarizados, que son los que se utilizan con mayor frecuen­cia aunque no por ello agotan todas las posibili­dades. Se trata de tipos puros, que como tales no se aplican prácticamente salvo en contadas ocasiones, resultando más efectivo y útil combi­narlos de acuerdo a las características de cada trabajo que se emprenda.

Los diseños básicos de campo más frecuentes son los que seguidamente se tratarán:

-El diseño experimental

-El experimento post-factc

-El diseño "encuesta"

-El diseño panel

-El estudio de casos

6.4.1. Diseño experimental

Resulta difícil exagerar la importancia que ha tenido este método de investigación dentro del desarrollo de la ciencia, ya que es prácticamen­te a partir de su utilización orgánica que las ciencias nattJ.;rales comienzan a superar las an­tiguas explicaciones sobre el mundo,. b.~sadas en la revelación, el dogma, o la mera opinwn. Gr~n parte de los conocimientos hallados en los ul­timas tres siglos se deben al empleo del. ex:p~­rimento, y sobre él se han 9-e~arrollado ?Ig!nfl­cativas aportaciones tecnolog1eas y practicas . . Por supuesto que lo anterior no pretende redu-

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cir la ciencia a la experimentación, por más va­liosos que sean sus resultados, ya que éste es un método aplicable a algunos tipos de proble­mas, especialmente en el campo de las ciencias naturales, y no a otros como los que se plantean muchas veces en la sociología, la antropología, la psicología, la economía, etcétera.

En esencia, un experimento consiste en some­ter un objeto en estudio a la influencia de cier­tas variables, en condiciones contro,~g~s y co­nocidas por el investigador, para ól5Servar los

·resultados que la variable produce en el objeto. La· variable a cuya influencia~ se somete el obje~ to en estudio reCibe el nombre de estímulo.

En otras palabras, si tomamos un objeto X, .por ejemplo un trozo de algún metal, y lo ha­cemos sufrir esfuerzos mecánicos (presiones, tensiones, etc.), medidos por nosotros, podremos alcanzar un conocímiento muy seguro y muy claro respecto a la resistencia de ese material; si observamos que siempre se produce una frac­tura al aplicar una fuerza de un cierto valor estaremos en condiciones de afirmar que es esa fuerza la que produce la ruptura, pues en el experim·ento se han controlado -haciéndolas constantes-, todas las otras variables que hi­potéticamente hubieran podido producir el mis­mo resultado. Para sostener esta conclusión es preciso que otro trozo del mismo material, que no haya sido sometido al esfuerzo de referencia, no se haya fracturado, pues de otro modo la fractura podría obedecer a alguna causa que no hemos controlado o previsto, y no al estímulo que hemos introducido.

Cuando a través de un experimento se pre­tende llegar a la causa de un fenómeno se pro-

104

cede ~el modo siguiente: sea Z el fenómeno en estudw, que en condiciones no experimentales se presenta. frente a los factores A, B, e y D. Nuestra. pnmera prueba consiste en controlar -reduciendo a un valor 0- cada uno de estos· factores, para observar qué ocurre con los res­tantes. Así tendríamos, en un ejemplo:

A, By C producen z A, By C no producen z B, C y D producen z A, C y D producen z

. De. estas cuatro pruebas efectuadas podemos Infenr, al menos, que C es necesario para que se pr9duzca Z. Si comp~obáramos además que con solo el factor C, y eliminando los restantes Z ta~~ién ocurre., podríamos afirmar que e e~ cond1c10n necesana y suficiente del hecho z en otras palabras; su causa. Naturalmente qu~ el ejemplo planteado es de una extrema sencillez pues sabemos que puede haber condicionamien~ tos de diversos tipos, por lo que en la práctica las situaciones experimentales que ocurren no son tan nítidas ni simples, e implican un traba­jo frecuentemente intenso, ya sea porque son mu~has las variables a controlar, por la com­pleJidad de sus relaciones, o por las dificultades que pueden presentarse para medir cada uno de los factores en juego.

Cuando nuestros objetos en estudio son ba­rras de metal, moléculas, virus o ratas no tene­

.mos prácticamente ninguna limitación en cu~n-

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to a las posibildades de inventar estímulos di­versos a nuestro antojo. No escapará al lector que muy diferent~ es . el caso de experimentar con objetos sociales, ·es decir concretamente con personas, grupos o instituciones. Las limitacio­nes de la experimentación en el campo de las ciencias sociales hacen que este método sólo pueda usarse en, ~ontados casos, p~es ~iversas consideraciones eticas y humanas Impiden su realización. Si quisiéramos conocer los efectos que la desnutrición aguda ejerce sobre la agre­sividad de los grupos humanos deberíamos bus­car otras formas de comprobación ajenas al ex­perimento, pues no podemos aplicar, por razo­nes obvias, el estímulo "desnutrición aguda" a un conjunto humano. Ningún fin científico jus­tifica actitudes· que puedan lesionar a otros hombres, ya sea en lo físico o en lo moral., ~ay otra cantidad de experimentos que son teonca­mente posibles, pero que en la práctica ningún investigador tiene la opción de realizar, por más que en este caso no sean problemas morales o humanos los que están en juego. Se trata aquí de que, para modificar ciertas variables, sería. necesario alterar todo el curso de la sociedad o poseer una suma de poder económico o político inmenso. Un investigador social no puede su­primir el uso de automóviles en la sociedad ac­tual para registrar el cambio que esto produce en otras variables, ni puede cainbiar las regula­ciones legales vigentes; tampoco puede cambiar los términos económicos de los mercados o lle­var a la ruina a una empresa, etcétera, etcéte­ra. Sin embargo, hechos de esa naturaleza de­berían ser ejecutados para comprobar algunas hipótesis, mediante la experimentación.

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Siendo el experimento el método que nos per­mite extraer más sólidas y exactas conclusiones, las limitaciones que éste posee dentro de las ciencias humanas explican en gran parte la po­ca rigurosidad que éstas manifiestan en sus conclusiones. Las ciencias de la naturaleza pue­den desarrollarse con mayor libertad y sobre ob­jetos y variables generalmente más simples, lo que explica su mayor desenvolvimiento.

El diseño experünental, por las razones ex­puestas anteriormente, sólo se utiliza para algu­nos problemas de psicología social (ejemplo, me­dición de actitudes, influencia de la propaganda, de tipos de liderazgo, etc.), de sociología del tra­bajo (ej.: cambio en condiciones de producción, tipos de organización), de técnicas pedagógicas (experimentos sobre nuevas técnicas de ense­ñanza o modalidades de aprendizaje, etc.), y en algunos otros casos como el estudio de merca­dos, problemas clínicos de psicología, etcétera.

Existen diversos patrones de acuerdo a los cuales se realizan los experimentos en ciencias sociales. Explicaremos los tres más comunes, que son: 1

a) "Antes y después con un solo grupo": El objeto en estudio queda constituido por un gru­po social, generalmente reducido, previamente definido~~ cuanto a sus características funda­mentales. Supongamos que nos interese medir el efecto de una buena iluminación sobre la pro­du<:!tiv_idad de los trabajadores. Para ello toma­,ríamos un grupo de trabajadores que estén

1 Para mayores referencias consultar Selltiz et. al., op. cit., p. 133, así como Goode y Hatt, op. cit.

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realizando sus tareas con una iluminación me­diocre y mediríamos (antes del experimento) su productividad. Luego introduciríamos el estímu­lo, en este caso una mejor iluminación, para después volver a medir la productividad del gru­po. Si encontramos alguna diferencia significa­tiva en esta variable podemos atribuirla al cam­bio de las condiciones de iluminación. Este es el esquema más simple de experimentación y tropieza con la dificultad de que 1~ ~!llodifica­ciones que puedan producirse en la Variable me­dida pueden tener su origen en el estímulo o, tal vez, en alguna otra variable que no hemos tenido en cuenta. Con una repetición suficien­temente grande de experimentos, sin embargo, podemos lograr resultados muy confiables con este esquema tan simple.

b) "Solamente después con dos grupos": en este caso debemos constituir dos grupos, que se denominarán grupo experimental (destinado a recibir el estímulo) y grupo de control (que nos sirve de punto de referencia para apreciar las variaciones que se produzcan en el anterior). Como es necesario efectuar las mediciones com­parando los resultados entre ambos grupos éstos

-deben ser, en todas· las características de rele­vancia que sea posible controlar, lo más seme­jantes posible, ya que no iguales. Esta tarea de igualación de los grupos se denomina homo­geneización, y para llevarla a cabo se apela a procedimientos de muestreo. En este tipo de ex­perimento no se realizan mediciones antes de la aplicación del estímulo. Luego se aplica éste solamente al grupo experimental y se mide 'fi­nalmente a ambos grupos. Siendo los grupos

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previamente homogeneizados se puede inferir que toda variación significativa que encontre~ mos entre ellos obedecerá a la influencia del es­tímulo aplicado.

e) "Antes y después con un grupo de con­trol": se basa en los mismos principios que el método anterior, pero con la diferencia de que aquí las mediciones se hacen antes y después del estímulo a ambos grupos. Ello nos previe­ne contra los posibles defectos de la igualación y nos permite también tener en cuenta la in­fluencia de cualquier situación que pueda origi­nar variaciones simultáneas en ambos grupos, y que de otro modo no detectaríamos. Entre es­tas situaciones siempre es preciso tomar en cuen­ta la alteración que nuestras mediciones, o el posible conocimiento de hallarse en situación experimental, puedan originar sobre la conducta de los grupos. -

Esquemáticamente este modelo se puede re­presentar así:

Medición Medición inicial Estímulo final

Grupo experimental sí sí sí Grupo de control sí no sí

Si llamamos GE al valor de la medición ini­cial para el grupo experimental y GC al valor de la misma para el grupo de control, y de­signamos con GE' y GC' a los valores respecti­vos de las mediciones finales para ambos gru­pos, el efecto "e" producido por el estímulo, pue­de calcularse de la siguiente manera:

a == (GE' - GE) - (GC' - GC)

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Los esquemas antedichos son los más simples que se emplean; existen modelos que se denomi­nan "Antes y después con dos grupos de con-

. trol", "Antes y después con tres grupos de con­trol", y otras variaciones sobre estos modelos básicos. Estas formas más sofisticadas resultan más eficientes para medir influencias no consi­deradas previamente, para descartar errores de medición y dan lugar a conocimientos más pre­cisos y valiosos en general, aunque su aplica­ción es más costosa y delicada.

6.4.2. Experimentos post-jacto

Experimento post-facto quiere decir, simple­mente, experimento que se realiza después de los hechos. Por su método no se trata de un verdadero experimento, pues en él el investiga­dor no controla ni regula las condiciones de la prueba, pero sí puede considerárselo como tal si nos atenemos al procedimiento lógico de que se vale, que es en un todo idéntico al de los ex­perimentos propiamente dichos.

Consiste en tomar como experimentales situa­ciones reales que se hayan producido, trabajan­do sobre ellas como si efectivamente se hubieran dado bajo nuestro control. Si en un país tene­mos dos regiones geográficas A y B, por ejem­plo, que en cuanto a una serie de variables tie­nen un comportamiento similar y ocurre un hecho en una sola de ellas, digamos la apertu­ra de una carretera troncal, las modificaciones que se produzcan en ésta y no en la otra pueden ser atribuidas al hecho de referencia, pues ha sido el único factor de peso que hubo en un

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caso y no en otro, y porque consideramos que ambos objetos de estudios eran, previamente, homogéneos. En este ejemplo, podemos a tribuir un incremento del comercio, o un cambio de P?-Utas sociales de comportamiento, a los efec­tos directos o indirectos del mayor contacto que supone esa vía de comunicación.

Como se ve, nuestro razonamiento en nada difiere del que hacíamos en el punto anterior; sólo los hechos son diferentes en el experimento post-facto, pues son hechos es:pontáneos, inc~n­trolados. Por esta última razon sus conclusiO­nes pierden validez respecto a las de un expe­rimento en sentido estricto, aunque pueden to­marse como ciertas si las n1ediciones se han he­cho con cuidado y se contemplan todos los prin­cipales factores intervinientes.

Es imposible exagerar 1~ im_Portan~ia que es­te diseño tiene para las ciencias sociales Y, hu­manas: casi todo el trabajo de comparaciOnes históricas tendientes a determinar diversas le­yes económicas y sociales se basa en u_na ló~ica de este tipo a pesar de que muchos Investiga­dores lo usen "inconscientemente", como un re­curso lógico que parece natural y. no ar:ne:ita ser explayado. Del mismo modo es ~nsustituible en cualquier aproximación a la sociedad global y al estudio de su estructura, dado que .Po,r .ser lo social una realidad evidentemente histonca, siempre?s(iodrán encontrar situaciones c?mpa­rativas donde aplicar este modelo. Asi, por ejemplo, el estudio de las crisis e?onómicas, de las etapas del desarrollo, de las div~rs~s forma­ciones sociales y otros problemas similares he­chos por diversas escuelas del pensamiento .so­cial llevan tácitamente la impronta de este tipo de diseño.

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6.4.3. Encuestas

El diseño encuesta es exclusivo de las ciencias sociales, y parte de la premisa de que, si quere­mos conocer algo sobre el comportamiento de las personas, lo mejor, lo más directo y simple, es preguntárselo a ellas.

Se trata de requerir infonnación a un grupo socialmente significativo de personas acerca de los problen1as en estudio para luegq,.J:11ediante un análisis de tipo cuantitativo, sacar las con­clusiones que se correspondan con los datos re­cogidos. Cuando se recaba información a todas las personas que están. involucradas con el tema en estudio este diseño adopta el nombre de Censo. Los Censos, por las dificultades materia­les que implica su realización, son casi siempre trabajos de envergadura, que sólo pueden ser acometidos por los Estados o por instituciones de muy amplios recursos. Son sumamente úti­les porque a través de ellos tenemos una infor­mación general de referencia, indispensable pa­ra casi cualquier trabajo de indagación social posterior. Por la gran cantidad de personas a entrevistar no es factible en ellos obtener una información muy detallada, pues se convertiría en trabajos desproporcionadamente difíciles de ejecutar y analizar.

En su lugar se emplean las encuestas por muestreo, donde se escoge mediante procedi­mientos estadísticos, una parte significativa de todo el universo, que se toma como objeto a in­vestigar. Las conclusiones que se obtienen pa­ra este grupo se proyectan luego a la totalidad del universo, teniendo en cuenta los errores ;muestrales que se calculen para el caso. De esta

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fonna los hallazgos obtenidos a partir de la muestra pueden generalizarse a todo el universo con un margen de error conocido y limitado pre­viamente por el investigador.

El método de encuestas ha alcanzado gran popularidad en los últimos años entre los in­vestigadores sociales, lo que ha llevado a que muchas personas confundan encuestas con in­vestigación social, como si fueran una misma cosa, siendo que en realidad la encuesta es sólo uno de los métodos posibles de estudio de la realidad social y que presenta, como todos los métodos, sus puntos a favor y en contra.

Este diseño ha logrado difundirse gracias a una serie de ventajas muy importantes, entre las que merecen señalarse:

1) Su conocimiento de la realidad es prima­rio, directo, y J?Or lo tanto menos engañoso. Al acudir directamente a la gente, a los actores so­ciales, para conocer su situación, conducta u opinión, nos precavemos contra una multipli­cidad de distorsiones y nos ponemos a salvo de interpretaciones que pueden estar altamente teñidas de subjetividad.

2) Como es posible agrupar los datos en for­ma de cuadros estadísticos se hace muy simple la mensuración de las variables en estudio. De esta manera se pueden cuantificar una serie de variables operando con ellas con mayor preci­sión y permitiendo el uso de correlaciones y otros elementos matemáticos; se supera así una de las dificultades básicas de la investigación so­cial que es su limitada rigurosidad y la alta po­sibilidad de errores por un tratamiento poco exacto de los fenómenos.

8 El oroceso 113

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3) La encuesta es un método relativamente económico y rápido de trabajo. Si se cuenta con un equipo de entrevistadores, codificadores y tabuladores convenientemente entrenado re­sulta fácil llegar rápidamente a una mulÚtud de personas y obtener una gran cantidad de da~os .en poco tiempo. Su costo, para los casos n1as Simples, es sensiblemente bajo.

En los últimos años, después del relativo abu­so precedente, la mayoría de los investigadores ha comprendido que este diseño resulta de valor para determinado tipo de problemas pero que, en otros casos, aparecen una serie de inconve­nientes serios que les restan validez como dise­ño. Las desventajas más frecuentemente reco-nocidas son:

1) La encuesta recoge la visión que la gente tiene acerca de sí misma; no puede dudarse de que ésta es siempre una imagen distorsionada y muy subjetiva y que para algunos temas puede ser deliberadamente falsa o imprecisa. No es lo mismo lo que las personas hacen, sienten o creen, que )o que ellas mismas dicen que hacen creen o sienten. Existen algunos recursos para reducir este problema; los principales son: omi­tir algunas preguntas que sabemos la mayoría no desea o no puede contestar con veracidad, buscar formas indirectas de constatación, pres­tar cuidadosa atención a la presentación perso­nal del encuestador, etcétera. Estos recursos sin embargo, son poco eficaces para destruir ra~ dicalmente la duda antes señalada.

2) La encuesta nos relata los hechos socia­les desde el punto de vista de sus actores; pue-

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de, en este sentido, llegar a una cierta profun­didad y sistematicidad, pero se muestra poco apta para reconocer las relaciones sociales, ya sean éstas interpersonales o institucionales.

3) El diseño encuesta resulta estático. Tien­de, de por si, a proporcionarnos una especie de imagen fotográfica de un determinado proble­ma, pero no nos indica sus tendencias a la va­riación y n1enos aún sus posibles cambios es­tructurales. Esta consideración reduce notable­mente su eficacia predictiva, salvo para fenó­menos de bastante simplicidad.

4) El tratamiento de la información es es­tadístico, lo que supone agrupar a todas las r~spuestas dándole a cada una igual peso rela-

- ~~~o. Ell? puede resultar muy democrático y util en ciertos casos, pero casi nunca se corres­ponde con la realidad de los hechos sociales donde el liderazgo y la asimetría de las posicio~ nes sociales están altamente generalizadas.2

De los comentarios expuestos puede inferirse cuál es el campo de mayor utilidad de este di­seño. Las encuestas resultan apropiadas casi siempre para estudios de tipo descriptivo, aun­que no tanto para los explicativos. Son inade­cuadas para profundizar ciertos aspectos psico­lógicos ~~~~co-sociales profundos pero muy efi­caces para: problemas menos delicados, como los del mercado masivo, las actitudes electorales, etcétera. Resultan poco valiosas para determi­nar tipos de liderazgo y en general todos los

2 Cf. C. Wright Mills, La Imaginación Socioló­gica, F. C. E., México, 1967.

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problemas que se refieren más a las relaciones y estructuras sociales que a las conductas más simples o a los comportamientos, actitudes y opiniones masivas, donde sí adquieren mayor eficacia.

La lógica de la verificación mediante encues­tas se basa naturalmente en la correlación es­tadística que presenten las distribuciones de fre­cuencias (o los porcentajes) de dos o más va­riables sobre las cuales se supone que existen relaciones de determinación. De esté-modo se puede inferir si existe o no una asociación en­tre los valores de las mismas, con lo cual queda establecida una cierta relación. Determinar, más allá de esto, el tipo de relación que se ha detectado y el grado de influencia que ejerce una sobre otra requiere de otras nuevas prue­bas, y no siempre se está en con~iciones de realizarlas exclusivamente por med1o de este diseño.

6.4.4. El panel

El diseño llamado panel surge como una res­puesta frente al panorama demasiado estático que ofrecen las encuestas y pretende superar esta dificultad a través de la repetición de me­diciones normalizadas.

En un sentido general se puede llamar panel a toda sucesión de mediciones, que se hacen en condiciones regulares, y que se aplican a deter­minar los valores de una variable, para un cier­to objeto. En este sentido el panel es una for­ma de presentación secuencial de datos de cu~~1-quier tipo, que tiene la ventaja de proporc1o-

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narnos información acerca de sus variaciones en el tiempo. Para que los datos puedan resultar verdaderamente valiosos es esencial que las me­diciones se efectúen siempre en las mismas con­diciones y empleando para todos los casos un mismo instrumento de recolección de datos. Es­to permite la exacta comparación de los resulta­dos y posibilita hacer análisis de tendencias y otras inferencias de ese carácter.

Mucha información económica, v.g., se presen­ta en esta manera, ya que carece de sentido ha­blar del producto territorial bruto de un país o de su tasa de inversión si no ubicamos estos datos dentro de una perspectiva histórica. Lo mism? ocurre par~, otras variables como el por­centaJe de, poblacion urbana, el analfabetismo, etc., que solo adquieren verdadera significación cuando se consulta·· su tendencia evolutiva.

En, un sentido más específico un panel es algo as1 como una encuesta repetida; un mismo cuestionario que se administra a una misma muestra para observar la evolución y las modi­~icaciones de las respuestas, y lograr así una Idea tendencia! respecto a las variables estudia­das. Si bien no se alcanza una apreciación to­talmente dinámica, al menos se logran sensi­bles progresos respecto a las encuestas por sí solas. Las entrevistas deben realizarse en lap­sos prefijados y regulares y debe prestarse es­pecial atención a cualquier perturbación que pueda originar el trabajo de recolección.

Una dificultad que plantea este diseño es lo q.ue se denomina mortandad del panel y que con­siste en la progresiva reducción de la muestra por diversas causas: traslados, fatigas, y otros problemas. Al reducirse el número total de en-

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trevistados el error muestra! aumenta progre­sivamente, lo cual puede repercutir negativa­mente sobre la calidad de los resultados.

El otro problema que se asocia a los paneles mediante encuestas es lo que se denomina sa­turación del panel, y que consiste en una espe~ cíe de actitud de rechazo progresivo por parte de los entrevistados. Después de ser sometidos a responder tres, cuatro o cinco veces a las mis­mas preguntas la gente tiende a cansarse de ellas: surgen respuestas estereotipadas, de mala voluntad, apresuramiento para responder, etc., lo que incrementa sensiblemente los errores.

Pr ra reducir el efecto de estos fenómenos se puede utilizar un diseño semi-panel, donde la n1uestra a entrevistar es suplantada en parte de medición a medición. Para ello debemos selec­cionar un número determinado de sub-muestras, lo más parecidas posibles en todos sus aspectos fundamentales. Sean esas muestras las mues­tras A, B, C, D, ... N. Si efectuamos un reem­plazo de submuestras por tercios nuestro esque­ma de medidas sería:

SUB-MUESTRAS A ENTREVISTAR

D

Estos reemplazos reducen la mortandad del panel y eliminan práctical?ente todo efecto de saturación. Sin embargo, Sl las muestras no lle-

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gan a ser sensiblemente iguales sus mediciones pierden casi todo el rigor que c~racteriza a este diseño. Por eso es necesario efectuar algunas mediciones paralelas para controlar adecuada­mente la composición muestra!.

6.4.5. Estudios de caso

La no~a peculiar. de este diseño la constituye el estudiO profundizado y exhaustivo de uno o muy_ pocos objetos de investigación, lo que per­mite obtener un conocimiento amplio y detalla­do del mismo, casi imposible de alcanzar mee diante los otros diseños considerados.

Se basa en la idea de 1ue si estudiamos con atención cualquier unidad de un cierto univer­so, estaremos en condiciones de conocer algunos problemas generales del mismo; por lo menos tendremos una perspectiva, una reseña general que orientará provechosamente una búsqueda posterior, más sistemática y orgánica. Esta su­posición se muestra como válida en la gran ge­neralidad de los casos, aunque desde un punto de vista lógico resulta inconsistente. V.g., si nuestro interés es conocer la estructura y el funcionamiento de las universidades, podemos partir del supuesto que todos los objetos que pertenec~~ la categoría "universidad", tienen algunas características en común, que precisa­mente los permiten ubicar dentro de esa cate­goría general. Si estudiamos una universidad cualquiera podremos, entonces, reconocer esas líneas comunes o por lo menos obtener un pun­to de partida para ello. No estaremos a cubier­to, lógicamente, de la posibilidad de que la uni-

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versidad elegida para el estudio del caso sea un caso absolutamente anormal dentro de su espe­cie, lo que nos llevaría a una perspectiva, total­mente errada para sacar conclusiones mas am­plias.

La limitación mayor de estas investigaciones es, de acuerdo a lo visto, la casi absoluta impo­sibilidad de generalizar o extender a todo el universo los hallazgos obtenidos, por lo que re­sultan poco adecuadas para formulf!.!:~""'explica­ciones o descripciones de tipo generar

Su ventaja principal estriba en su relativa simplicidad y en la economía que supone, ya que puede ser realizado por un investigador in­dividual o por un grupo pequeño, y porque no requiere de técnicas masivas de recolección co­mo las encuestas y otros métodos.

De acuerdo a lo anterior la utilig-ªd mayor de los estudios de ~caso se percibe cuando empren­demos estudios exploratorios. Son muy flexi­bles y adecuados para las fases iniciales de una investigación sobre temas complejos, para for­mular hipótesis de trabajo o reconocer cuáles son las principales variables involucradas en una situación. Para el ejemplo anterior podríamos obtener un conocimiento bastante completo acerca de las funciones y componentes de una estructura universitaria, de sus mecanismos de gestión y decisión, de los problemas básicos que rodean su desarrollo, etcétera, etcétera. Mas nos será imposible pretender que estas característi­cas son comunes a todas las universidades, o que son las más frecuentes y generales dentro de ese campo de actividad, pues el caso seleccio-nado puede ser completamente atípico. ·

Estas deficiencias del diseño reducen su va-

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!idez ~ lo~ estudios . exploratorios o a aquellas Invesh&·acwnes particulares en que el objeto d.eterminado dentro de un tipo ideal, ya cono­cido y elaborado previamente. Si poseyéramos un marco teórico que nos permitier~ afirmar que existen tres grandes tipos distintos de uni­versidades, y deseáramos ubicar una universi­dad concreta dentro de alguno de ellos ten­dríamos, que ap~lar. a un estudio de caso, pues resultana lo mas simple y apropiado a la si­tuación.

Por otra parte, si conocemos previamente el universo de los objetos a ser investigados, y si en vez de tomar un solo caso estudiamos una cierta variedad de ellos, tres o cuatro por ejem­plo, será posible superar en cierta medida los inconvenientes anotados y extraer conocimien­tos más valiosos y confiables. Para ello debemos seleccionar los casos de interés de acuerdo a ciertos criterios, según el tipo de problema en estudio, como por ejemplo:

-Bu.scar casos típicos: se trata de explorar obJetos que, en función de la información previa, parezcan ser la mejor expresión del tipo ideal de la categoría. Es preciso defi­nir concretamente el tipo ideal de referen­cia y luego ubicar un caso que responda a este modelo. De esta forma podremos conseguir una apreciación más profunda sobre todo el conjunto implicado.

-Seleccionar casos extremos: se puede to­mar alguna de las variables involucradas y escoger casos que se ubiquen cerca de los límites de las mismas. Así podríamos

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considerar una universidad muy antigua y otra de reciente creación, o una grande y otra pequeña, etcétera. La ventaja de uti­lizar casos extremos reside en que de este modo, probablemente, podamos tener una idea de los límites dentro de los cuales nuestras otras variables pueden oscilar. (En este caso podrían ser el tipo de or­ganización, el nivel académico, etc., que po­drían estar correlacionadas de algún modo con la antigüedad o el tamaño de las casas de estudios.)

-Tomar casos marginales: se trata aquí de encontrar casos atípicos o anormales para, por contraste, conocer las pautas de los ca­sos normales y las posibles causas de desvía~ ción. Es una forma que la medicina y la psiquiatría han usado frecuentemente, ana­lizando los casos patológicos para, por opo­sición, llegar a determinar en qué consiste un individuo sano. Es muy conveniente, cuando es posible, confrontar casos desvia­dos o marginales con casos típicos, toman­do un caso de cada una de estas caracte­rísticas.

Si hemos tenido la precaucwn de seleccionar nuestros casos adecuadamente, mediante estos u otros criterios, es muy posible que las apre­ciaciones que podamos formular al cabo de nues­tro estudio posean un valor bastante alto, y que ellas pu-ed~n ser generalizad8:s. a .todo el universo tan solo con leves mod1flcacwnes o adiciones.

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6.5. El diseño concreto de la investigación

El lector que nos haya acompañado hasta aquí podrá quizá tener la idea de que en cada i11vestigación sea necesario optar por algu~o. ~e los tipos de diseño antes detallados. Tal VIswn del problema es completamente equivocada. Los tipos de diseño que hemos señalado son apenas modelos puros, abstracciones sobre los diseños concretos que hay que utilizar en cada caso. En la práctica cada investigación es una unidad coherente desde el punto de vista lógico y metodológico; en ella existe un diseño, pero no como aplicación de tal o cual modelo abs­tracto sino como resultado de su propia es­tructu'ra interior, de sus propuestas teóricas y de sus dificultades empíricas. A partir de ellas es que se abstraen los tipos enunciados ant~s que por eso sólo tienen el valor de una guia para el estudiante y no de un listado taxa­tivo de posibilidades. De hecho, ellos pueden combinarse y complementarse, adoptar formas inéditas y variaciones específicas según las ne­cesidades de cada trabajo. Del mismo modo, tales posibilidades son sólo algunas -las más aplicadas- de las que pueden concebirse.

Lo importante no es conocer toda la lis~a de posibles diseños sino apelar al razonamiento lógico y a 1~ experiencia para determinar, antes de recore~é;t~u los datos, qué información nos proporcionará un determinado método y qué re­levancia y confiabilidad puede asignársele.

Por ejemplo, un estudio que se hace sobre un solo caso puede estar antecedido por toda una sección bibliográfica y recoger gran parte de los datos a través de encuestas por mues-

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treo, si el caso a investigar es una institución o comunidad que integran varios centenares de individuos. Una encuesta puede ser profun­dizada, en algunos aspectos de primordial in­terés, realizando estudios de caso sobre una sub-muestra de la misma, a la que a su vez se podrá analizar con una secuencia tipo panel. O un experimento se puede repetir a intervalos sucesivos (panel), o pueden utilizarse encues­tas para medir las variables en un e._xEerimento post-facto, etcétera. f r -r

En fin, las posibilidades resultan muchas y casi infinitas, por lo que es recomendable que el lector se ejercite en este campo, ensayando posibles respuestas a problemas de diferentes características.

6.6. El proyecto de investigación

Una vez seleccionado el diseño concreto a emplear en la investigación se hace imprescin­dible poner en claro las formas específicas que éste habrá de adoptar, y las operaciones nece­sarias para su consecución.

A esta actividad la denominamos reseña de procedimientos y para realizarla es preciso de­tallar:

-Los pasos necesarios para llevar a cabo el diseño de investigación, ordenada y explíci­tamente.

-Las variables a medir y el papel que adop­tarán en relación a las otras variables que intervienen.

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-Los esquemas lógicos de comprobación y la interpretación que pueden dársele a diver­sos resultados posibles.

-Los recursos materiales y humanos nece­sarios.

-CUalquier otro elemento que pueda revestir importancia para la demarcación concreta de las tareas a ejecutar.

Con esta reseña específica de procedimientos estaremos a cubierto de desagradables sorpre­sas que surgen de la improvisación y podremos planificar de antemano un trabajo que frecuen­temente se hace complejo y hasta tedioso.

La reseña de procedimientos debe ser com­pletada, para mayor claridad, con un esquema previo, provisional, de presentación de la in­vestigación. Este esquema tiene por objeto pro­porcionar una visión general de cómo va a re­sultar, en conjunto, nuestro trabajo, orientando y clarificando sobre sus posible omisiones, inco­herencias o contradicciones.

Debe constar, cuando existen datos a proce­sar estadísticamente, del plan de cuadros a pre­sentar, y en general del esquema de capítulos o partes que desarrollarán el contenido del tra­bajo.

Un plan de cuadros no es otra cosa que la especificación de los datos que habrán de ir en cada uno, si es posible con su título e indica­ciones, con las variables que figurarán en él, y en el orden posible de presentación final.

El esquema de presentación deberá contener no sólo los capítulos o partes principales sino

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también el detalle de los puntos que incluye cada uno, con especificación de su contenido probable.

Se entiende que estos esquemas son de índole tentativa y que por lo tanto están sujetos a una cantidad de revisiones posteriores; lo im­portante no es eso sino el poseer, de antemano, una guía, un elemento orientador que haga posible una actividad más organizada y que evi­te posibles trabajos innecesarios- o repetitivos.

Estas tareas pueden desarrollarse antes o des­pués de encarar la operacionalización, que a continuación veremos, pero es fundamental que estén concluidas antes de abordar la recolec­ción de datos, pues de otro modo trabajaremos a ciegas durante toda esa etapa. Con ellas se habrá estructurado) en lo básico, lo que suele llamarse el proyecto de investigación que in­cluye las etapas señaladas hasta aquí, y que nos permitirá realizar con efectividad las siguientes actividades. más técnicas, del trabajo.

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7

EL MUESTREO

7 .l. La operacionalización

Junto con la definición y especificación del diseño a desarrollar en la investigación, la ope­racionalización constituye el problema de ma­yor importancia a resolver en la fase que he­mos denominado metodológica (ver 3.1.). Esta tarea consiste en hacer operativos, es decir n1a­nejables, posibles de trabajar con ellos, a los conceptos y elementos que intervienen en el problema a investigar. Constituye por lo tanto el eslabón indispensable que permite verificar en la práctica las proporciones del marco teó­rico elaborado, la actividad que posibilita acer­carse a la realidad para adquirir la información necesaria que concretamente nos habrá de re­sultar de utilidad.

La importancia de una correcta operaciona­lización se expresa por si misma: si nuestras variables no pueden ser medidas y evaluadas en la realtctátl, o si lo que medimos y evaluamos no se corresponde con nu'estras formulaciones iniciales, todas nuestras conclusiones estarán vacías de contenido empírico o, a lo sumo, ex­presarán una realidad divergente de la que nos interesa conocer. En otras palabras, la investi­gación perderá todo sentido, y derivará en un

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mero ejercicio de especulación o en una serie de confusiones, imprecisiones y errores, que le res­tarán carácter científico. De aquí que el inves­tigador deba atender cuidadosamente a la co­rrecta realización de esta etapa, para evitar desperdiciar todo el esfuerzo hecho hasta el momento.

La estrecha relación que existe entre opera­cionalización y tipo de diseño se origina en que, de acuerdo al tipo de método generft:l_a utilizar (diseño) se requerirá con mayor pteponderan­cia uno u otro tipo de datos, operacionalizar de una cierta manera o de otra. Inversamente, de acuerdo a las posibilidades concretas de ope­racionalizar en uno u otro sentido las variables y el universo considerados, es que será más o menos adecuado un cierto tipo de diseño. ·Por esta razón, ambas tareas deben encararse casi simultáneamente, atendiendo a las repercusio­nes que las decisiones en un aspecto puedan acarrear en el otro. La separación que hace­mos en este texto es, por lo tanto, algo artifi­cial, y responde más a propósito de ordenamien­to del material que a la dinámica real del pro­ceso de investigación.

En cuanto a los elementos que es necesario operacionalizar pueden dividirse en dos grandes campos, que requieren un tratamiento diferen­ciado por su propia naturaleza: el universo, y las variables. La operacionalización del univer­so consiste en reducir a proporciones factibles de investigar al conjunto de las unidades que nos interesan, en otras palabras a la tarea de encontrar una forma de obtener información relevante sin necesidad de acudir a la medicion de todo el universo pGsible de datos. Es el as-

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pecto cuantitativo de la operacionalización y para resolverlo, habrá de apelarse entre otras' a la estadística, mediante las técnicas de mues~ treo. La operacionalización de las variables es por el contrario, de naturaleza básicamente cua~ lita ti va, y_ tiene por objeto encontrar en la prác­tica los indicadores a través de los cuales se· expresan concretamente las variables. En este capí~lflo nos ocuparemos del problema de ob­te~cion de mu~stras, dejando para el subsi­guiente lo relativo a la búsqueda de indicado­res para las variables. Antes, sin embargo será necesa;io clarificar algunos conceptos con{o los de umdad, dato, etc., que encararemos segui­damente.

7 .2. Datos y unidades

Por dato entendemos cada uno de los elemen­tos de información que ha de ser recogido du­rante el desarrollo de la investigación, y en base a los cua~es, en su conjunto, podrán ex­traerse conclusiones de relevancia en relación al marco teórico elaborado.

Cualquie~ información, por más pequeña y fragmentaria que sea, puede considerarse como un dato, siempre y cuando sea capaz de escla~ recer, de algún modo, los problemas que nos planteamos en un estudio. Saber, por ejemplo, que la persona N. N. opina que las pruebas nu­cleares deben ser proscriptas es un dato .. Esa información, por sí sola, carece' prácticamente de valor, pues poco podemos conocer respecto a las reacciones que despiertan las pruebas de

9 El proceso 129

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armas atómicas con ese único dato. Pero el valor del dato reside no en su alcance . indivi­dual, en lo que nos dice en sí mismo, sino en su posibilidad de ser integrado en conjuntos ma­yores. Es sólo ahí, cuando agrupamos mu­chos datos, cuando, en nuestro ejemplo, con­sultamos a muchas personas respecto a la opi­nión que tienen sobre el tema, que cada dato individual se hace valioso dentro de una pers­pectiva más general. Así podemos llegar a enun­ciar que un determinado tanto por ciento de las personas están en contra de esos ensayos nu­cleares, y comparando esta posición con otras sobre temas similares llegar a un conocimiento generalizado sobre algún campo del saber.

En el caso anterior cada dato provenía di­rectamente de alguna pregunta que se formu­laba a personas determinadas. En ese sentido puede decirse que cada una de estas personas se constituye en el origen, en la fuente de los datos obtenidos. Estas fuentes, que pueden ser personas, observaciones directas de situaciones, libros, documentos, etc., son las que llamamos unidades de datos, y a su conjunto, a la suma de todas las unidades, se le da el nombre de universo.

En general toda investigación puede conside­rarse como una búsqueda de los datos apropia­dos que permitan resolver ciertos problemas del conocimiento, obtenidos a través de un conjun­to de unidades que constituyen el universo den­tro del que opera la investigación.

Es de primordial importancia en todo tra­bajo, entonces, definir con claridad el tipo y las características concretas de los datos reque­ridos. Para conocer el comportamiento de una

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variable es preciso conocer los datos específi­cos que nos, ilustren acerca del mismo; para eso se debera encontrar cuáles son los datos capaces de hacerlo, operacionalizando las varia­ble~ en estudio mediante el hallazgo de indi­cadores apropiados.

En cuanto a las unidades que intervienen en la, investigación, p~ede ocurrir con ellas que su numero sea excesivo, lo que no permite un examen sistemático de todas ellas. Para resol­ver este inconveniente se acude a la operacio­nalización del universo mediante la extracción de muestras, tal como veremos a continuación así como a otras técnicas selectivas que n~ desarrollaremos.

7 .3. Universo y muestra

En el caso de que nuestro universo esté com­puesto por un número relativamente alto de unidades s~rá prácticamente imposible, por ra­zones de tiempo y de costos, y porque no es en realidad imprescindible, examinar cada una de las unidades que lo componen. En vez de realizar esa fatigosa tarea procederemos a ex­traer una muestra de ese universo, o sea un conjunto de unidades, una porción del total, que nos represente la conducta del universo total., UnaAmuestra, en un sentido amplio, no es mas que eso, una parte respecto al todo constituido por el conjunto llamado universo.

Sin embargo, no todas las muestras resul­tan útiles para llevar a cabo un trabajo de investigación. Lo que se busca al emplear una muestra es, evidentemente,_ lograr que, obser-

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vando una porcwn relativamente reducida de unidades, podamos obtener conclusiones seme­jantes a las que lograríamos si estudiáramos el universo total. Cuando una muestra cumple con esta condición, es decir, cuando nos re­fleja en sus unidades lo que ocurre en el uni­verso, la llamamos muestra representativa. Sus conclusiones son susceptibles de ser generali­zadas al conjunto del universo, aunque para ello debamos añadir un cierto margen de error en nuestras proyecciones. Casi todas ~as mues­tras que se utilizan en las investigaciones son muestras representativas no obstante que, en algunos casos, se empleen muestras no-repre­sentativas. Ello ocurre cuando no se pretende hacer un trabajo muy riguroso, cuando se bus­ca conocer a penas algunos indicios generales de un problema, o cuando el tiempo impida otra forma de trabajo más estricta. De ninguna manera es lícito, sin embargo, proyectar estos conocimientos de tipo sumario hacia el univer­so, puesto que sólo deben tomarse como sim­ples aproximaciones previas para estudios más sistemáticos.

No puede saberse nunca a priori si una mues­tra que se ha sacado es o no representativa, pues para saberlo con absoluta certeza sería necesario investigar todo el universo y luego comparar ambos resultados. Como esto resulta tan absurdo como encender todos los fósforos de una caja para saber si son buenos, lo que se hace es acudir a procedimientos matemáticos que son ca paces de decirnos con qué nivel de confianza trabajamos ante una muestra deter­minada. El estudio de estos procedimientos co­rresponde al campo de la estadí§tica. No es el

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objeto de nuestro trabajo desarrollar temas que por su complejidad han sido tratados extensa­mente en trabajos especializados. Simplemente nos remitiremos a dar una idea general de los principales tipos de muestras que se utilizan y de las técnicas que permiten obtenerlas.l '

Una primera división que suele hacerse en­tre las muestras consiste en separarlas en mues­tras probabilísticas y no probabilísticas. En las del prjmer tipo la característica fundamental es que todo elemento tiene una determinada pro?~bilidad de integrar la muestra, y esa pro­babilidad puede ser calculada matemáticamen­te con precisión. En las muestras no proba­bilísticas no ocurre lo mismo, y el investigador procede en cierta forma a ciegas, pues no pue­de tener idea del error que puede estar intro­duciendo en sus apreciaciones.

Las muestras no probabilísticas más utiliza­das son las llamadas accidentales, por cuotas e intencionadas.

Una muestra accidental es aquella que se ob­tiene sin ningún plan preconcebido, resultando las unidades escogidas producto de circunstan­cias fortuitas. Si, por ejemplo, entrevistamos a los primeros cincuenta transeúntes que pa-

. san por una cierta calle, estaremos en presencia de una muestra accidental; esas personas pó- · drán representar o no al conjunto de la pobla­ción, ya que de acuerdo a la hora, el lugar ele­gido u otras circunªtancias, serán un reflejo más o menos fiel del universO. En este caso~

1 Para todo este capítulo es sumamente importan­te consultar a Johan Galtung, Teoría y métodos de la Investigación Social, Ed. Eudeba, Buenos A.ires, 1971, ps. 49 a 75.

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el investigador no puede saberlo, por lo que sus resultados no podrán proyectarse, con con­fiabilidad, a ese universo.

Una muestra por cuotas consiste en prede­terminar la cantidad de elementos de cada ca­te~oría que habrán de integrarla. Así podemos asignar una cuota de 50 hombres y 50 mujeres a una muestra de 100 individuos, asumiendo que esa es la distribución de la población total. Por más que esa presunción llegue a ser válida no deja de existir cierta arbitrariedad en esa determinación, por lo que la rigurosidad esta­dística de las muestras por cuotas se reduce considerablemente.

Una muestra intencionada escoge sus unida­des no en forma fortuita sino completamente arbitraria, designando a cada unidad según ca­racterísticas que para el investigador resulten de relevancia. Estas muestras son muy útiles y se emplean frecuentemente en los estudios de caso, por más que la posibilidad de generalizar conclusiones, a partir de ellas, sea en rigor nula. ( Cf. 6.4.5.)

7 .4. Muestras aleatorias

Las muestras aleatorias tienen todas en co­mún que cada uno de los elementos que com­ponen el universo tiene una probabilidad co­nocida y determinada de ser seleccionado en la muestra. Para que esto suceda así es necesario proceder mediante ciertas técnicas a la extrac­ción de la muestra, que nos garanticen proba­bilidades determinadas para cada elemento. Los procedimientos para la obtención de muestras aleatorias son los siguientes:

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7.4.1. Al azar simple

Este procedimiento consiste en elaborar una lista con todas las unidades que configuran el universo, numerando correlativamente a cada una de ellas. Luego, mediante cualquier siste­ma de azarificación (tabla de números al azar, bolilleros, etc.) se vari sorteando estos números hasta completar el total de unidades que de­seamos que entren en la muestra. De este mo­do, la probabilidad que cada elemento tiene de aparecer en la muestra es exactamente la misma.

Este método nos garantiza una selección com­pletamente aleatoria pero resulta muy lento y costoso pues nos obliga a confeccionar listas com­pletas de todas las unidades. Además se requie­re realizar una por una la selección de todas ellas, lo que puede llegar a ser fatigoso. Por este motivo sólo se emplea el sistema del azar simple cuando los universos son relativamente pequeños, cuando, por diversas causas, es po­sible conocer taxativamente cada una de las unidades, y cuando además la muestra no tiene dimensiones muy amplias. Este método no será adecuado sí, por ejemplo, queremos sacar una muestra de todas las personas analfabetas que existen en un país, pues por su número y por lo indeterminado de su situación nos será im­posible C9,!).~ccionar la lista de todas las que existen. En cambio, si nuestra intención es la de extraer una muestra del universo de todos los alumnos que ingresan a una universidad en un determinado año, podrá considerarse un mé­todo adecuado, ya que se trata de una canti­dad menor de unidades, que además están re­gistradas ya en listas pertinentes.

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7.4 .2. Al azar sistemático

Su idea básica es similar a la de la técnica anterior, partiéndose también, en este caso, de un listado completo de las unidades que inte­gran al universo. Luego, en vez de proceder a escoger una por una las unidades por los métodos ya señalados se efectúan las siguien-tes operaciones: 1

a) se calcula la constante K, que"" resulta de dividir el número total de unida;des del universo por el número de unidades Que ha-brán de integrar la muestra: ¡-

N K==-

n Donde:

N== número total de unidades que componen el universo.

n==número total de unidades que integrarán la muestra.

b) Una vez calculado el valor de K se efec­túa un sorteo para elegir un número que sea inferior o igual a su valor. Como primera unidad a integrar la muestra se elige aquella que, en la lista general, posea idéntico núme­ro de orden al sorteado. Si designamos con A a este primer valor, la segunda unidad esco­gida será la que lleve el número A+K, la ter­cera corresponderá a A+ 2K, y así sucesiva­mente.

Supongamos un universo constituido por 2.8~0 elementos; del que deseamos obtener una mues­tra de 70 casos. Tenemos entonces:

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N== 2.800;

2.800

n == 70

K== == 40 70

Ahora, mediante cualquier procedimiento, bus­camos al azar un número entero cuyo valor fi­gure entre los límites de 1 y 40. Sea el número escogido, en este caso, el 32. Entonces las urii­dades que pasarán a formar parte de 'la mues­tra serán las que lleven los siguientes números de orden:

19 unidad 29 unidad 39 unidad

32 + 40 32 + 80

32 == 72 == 112

última unidad (70~) 32 + 2.760 ==2.792

7.4.3. Muestras por conglomerados

Esta técnica tlene utilidad cuando el univer­so que se requiere estudiar admite ser subdivi­dido en universos menores -en partes del mis­mo-- de características similares en cuanto a su composición que las del universo total. Cuan­do es posible asumir esta alternativa se pro­cede a subdividir el universo en un número fi­nito de conglomerados. Entre ellos se procede a escoger algunos que serán los únicos que se procederá a investigar. Esta elección puede realizarse ya sea por el método del azar simple o del azar sistemático. Una vez cumplida esta

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etapa. puede efectuarse una segunda selección, dentro de cada uno de los conglomerados ele­gidos, para llegar a un número aún más redu­cido de unidades muestrales.

La ventaja de esta técnica es que obvia la tarea de confeccionar el listado con todas las unidades del universo, lo cual, como ya veía­mos, es imposible de hacerse en muchos casos. Su desventaja mayor radica en que al efectuar­se el muestreo en dos etapas los errores mues­trales de cada una se van acumulando, dando un error total mayor que para los métodos des­critos anteriormente.

Suele utilizarse cuando queremos extraer muestras de los habitantes de un conjunto geo­gráfico amplio, v. g., una gran ciudad o un conjunto de aldeas, por lo que se procede a ton1ar cada aldea o grupo de manzanas como un conglomerado independiente.

7.4.4. Muestras estratificadas

A la inversa de lo que sucedía en el caso an· terior, este método supone que el universo pue­da desa¡gteg~rse en sub-conJuntos menores, ho­mogéneos internamente, per9 heterogéne~s en­tre si. Es como si fragmentaramos el universo en estratos o categorías de unidades, diferen­ciándolos de acuerdo a alguna variable que re­sulte de interés para la investigación. Cada uno de estos estratos se toma luego como un universo particular, ya de tamaño más redu­cido y sobre él se seleccionan muestras según cualquiera de los procedimie:r;to~ ya indic~dos. Est~ sjstema resulta muy practico y confiable

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aunque también aquí el error total se incre­menta respecto a los métodos de azar simple o sistemático.

Por ejemplo, si quisiéramos estudiar las acti­tudes políticas de ios estudiantes de una univer­sidad, podríamos subdividi.rlos en estratos de acuerdo a tipo de estudios que cursen, asumien­do que estas actitudes van a ser diferentes en­tre quienes siguen Ingeniería, Letras, Medicina, etcétera. ·

Existen otras posibilidades de extracción de muestras, aden1ás de las que surgen de la com­binación de los tipos ya enunciados, así como diversos problemas técnicos que se plantean en su aplicación y desarrollo. Preferimos, sobre este tema, remitir al lector a los tratados especia­lizados que versan sobre tales problemas, por cuanto su explanación excedería los lúnites de nuestro trabajo.

7 .5. Tamaño de la muestra y error muestra!

Cuando una muestra es aleatoria o probabi­lística es posible calcular para ella el error muestra!. Este error indica el porcentaje de in­certidumbre, o riesgo que se. corre de que la muestra escogida no sea representativa. Es de­cir, si tr~jamos con un error calculado en 5 por cleñto, significa que existe 95 . por ciento de probabilidades de que el conJunto muestra! represente adecuadamente al univer­so del cual ha sido extraído.

A medida que incrementamos el tamaño de la muestra el error tiende a reducirse, pues la muestra va acercándose más al tamaño del uni-

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verso. Del mismo modo, para una muest~a ded terminada, su error será meno~ cuanto mas ped

ueño sea el universo a partir del cual se la ~a seleccionado. Así, para un universo de 19.000 casos una muestra de 200 unidades tendra un error' mayor que una de 300; una muestra de 200 casos, por otra parte, te;ndr~ un error m~d yor si el unive,rso de referencia tiene 10.000 uni: dades que si este posee solamente 2.000. Debe m os advertir que el error muestral' n!:lnca pu ... e­de concebirse como un porcenta~é;rdel tamano de la muestra respecto al del uruverso. ~a va­riación de los errores al variar estas cantidades se da proporcionalmente, pero no d~ acuerdo a ecuaciones lineales. Por ello es preciso calcular en cada caso el error que podemos cometer, el porcentaje de riesgo, de acuerdo a los datos con­cretos disponibles.

Para fijar el tamaño de la .muest.ra adecuado a cada investigación es preciso pnmero det~r­minar el porcentaje de error que estamos d~s­puestos a asumir. Una vez he9h? esto deberan realizarse las operaciones estad1sticas c~rrespon­dientes para poder calcular el tamano de la muestra que nos pernüte situarno~ dentro del maraen de error aceptado. Es decir que no se fija primero el número de unidade.s de la n:ues­tra para luego proceder a determinar el nesgo que se corre, sino a la inve~~a, se pone un límite a este riesgo y en func10n de eso se ~e­fine el tamaño de la muestra que nos garantiza no sobrepasarlo.

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8

INDICADORES E INDICES

8.1. Operacionalización de las variables

El resultado del marco teórico es un conjunto de proposiciones orgánicas que sitúan dentro de una perspectiva más amplia al problema en estudio; dichas proposiciones incluyen general­mente una hipótesis a ser verificada y un con­junto de variables o conceptos mediante los cua­les es posible el análisis de los fenómenos in­vestigados. Tenemos, por otra parte, un diseño específico para la investigación que nos indica la forma en que los conceptos mencionados deben ser puestos en contacto con los hechos empíricos, dentro de un método que asegure la mayor confiabilidad y validez posibles. Llegado a este punto nos resta, sin embargo, otra tarea, que se hace indispensable para poder recoger los datos que verifiquen nuestra hipótesis. Se trata de la operacionalización de las variables, que definimos como el proceso que sufre una variable (o un concepto en general) de modo tal que a ella se le encuentran los correlatos empíricos que permiten evaluar su comporta­miento en la práctica.

Si nos interesa conocer por ejemplo, si exis­ten o no prejuicios raciales dentro de una po­blación, será necesario encontrar algunos ele-

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mentos que nos indiquen la presencia de ellos. Los prejuicios no se pueden "ver" directamente, y sólo pueden ser percibidos cuando se expresan a través de hechos empíricos. Seleccionar estos hechos, estos elementos fácticos a partir de los cuales se podrán obtener los datos que permitan describir el comportamiento de las variables, es lo que se llama operacionalización de las va­riables o de los conceptos teóricos. Este proble­ma se resuelve mediante el hallazgo de indica­dores, que no son otra cosa que esos elementos que nos permiten medir prácticamente el com­portamiento de las variables. En nuestro caso los indicadores de los prejuicios raciales serán la existencia de matrimonios interraciales, la igualitaria distribución de los empleos entre personas de las diferentes comunidades étnicas, las restricciones al uso de elementos comuni­tarios, las actitudes que se expresan en el trato cotidiano, en las publicaciones, etcétera, etcéte­ra. De entre todos estos indicadores deberemos escoger aquellos que resulten de mayor rele­vancia para medir el concepto en cuestión, y que se adecuen más a los medios de que dispo­nemos.

Para poder llegar a operacionalizar una va­riable es necesario partir primeramente de la definición teórica que ya se ha elaborado, y de las dimensiones que se le han encontrado a la misma en caso de tratarse de una variable coin pie ja. Para proceder a la medición de la variable es preciso elaborar otra definición, ya totalmente ~oncreta, de la misma. Esta defini­ción hará referencia a sus indicadores, a los ele­mentos que nos indican su valor de una manera práctica. Se pasará sólo· entonces a !a medi-

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c1on de estos indicadores, que nos darán una idea exacta del valor de la variable.

Así, si desde el punto de vista teórico pu­diéramos definir las migraciones como el des­plazamiento permanente de la población ( def. teórica), nuestra definición operacional se refe­rirá a los saldos netos de las diferencias censa­les descontado el crecimiento vegetativo. Se trata, como se ve, de la misma idea, presentada ahora de una forma operacional tal que permi­te encontrar rápidamente los datos empíricos correspondientes.

La tarea de búsqueda y selección de indica­dores es una tarea delicada, que exige al inves­tigador mucho cuidado, y que sólo puede reali­zarse con éxito cuando éste posee una experien­cia suficiente. Sucede a veces que existen mu­chos indicadores posibles para una misma va­riable y resulta difícil encontrar cuáles son los más apropiados para describirla. En otros casos los indicadores encontrados no son fáciles de medir y deben ser suplantados por otros menos confiables, pero más asequibles a los medios disponibles por el investigador. Suele observar­se, en otras situaciones, que algunos de los indi­cadores encontrados no miden exactamente la variable en cuestión sino algún aspecto conexo o colateral, que en realidad posee menor rele­vancia. ~ª'~ discernir y actuar adecuadamer;te frente a esta tarea, que es eminentemente prac­tica, se requiere entonces de una aguda intui­ción y, más que nada, de sólidos conocimientos sobre el tema investigado. De otro modo se co­rre el grave riesgo de caer en posturas subje­tivas, echando por tierra todo el trabajo teórico hecho previamente.

143

Page 74: Sabino-el Proceso de Investigacion

Del mismo modo que las variables son sus­ceptibles de ser operacionalizadas, a través de los indicadores correspondientes, las hipótesis elaboradas teóricamente como relaciones entre variables pueden también sufrir el mismo pro­ceso. Así, para comprobar o refutar una hipó­tesis ésta debe ser "traducida", puesta en tér­minos operacionales. Para ello se operacionali­zan cada una de las variables que intervienen en la hipótesis, definiendo sus indicadores. Lue­go se procede a relacionar las defifrle1ónes ope­racionales de las variables entre si, del mismo modo en que se hacía al formular la hipótesis general o teórica. Así se obtiene una hipótesis operacional, que puede ser directamente com­probada o refutada en la práctica.

8.2. Problemas de medición

Aun en los planteamientos teóricos más abs­tractos es preciso tener en cuenta algunos pr<r blemas de medición de los conceptos involucra­dos. Porque si afirmamos) v. g., que a mayor desarrollo del capitalismo se incrementa la im­portancia de las llamadas "nuevas clases me­dias", nos surgen enseguida algunas preguntas metodológicas evidentes: ¿Cómo determinamos que hay más o menos desarrollo capitalista? ¿cómo evaluamos la importancia de cierta clase dentro del conjunto social? Se necesita enton­ces de algún criterio para evaluar en concreto el comportamiento de los factores mencionados lo cual equivale -desde el punto de vista lógi­co-- a un problema de medición que no es en esencia diferente al que se presenta cuando que-

144

remos medir la longitud de un objeto físico cual­quiera.

La idea de medición, de medida es intrín­secamente comparativa. Medir algo' es determi­D:~r cuantas veces una cierta unidad de medi­~wn, llam~da patrón de medida, cabe en el ob­Jeto f1: medir. Para meoir la longitud de un obje­to í'isiCo nosotros desplazamos una regla o cin­ta, grad~ada en base al patrón de medida, so­bre el mismo, observando cuantas unidades (en este caso _centfmetr~s o metros) abarca el objeto en cuestion. Es decir que comparamos el objeto' con nu,estro patr~n de medición para determi­nar cuantas fraccwnes del mismo incluye.

La medición de variables no físicas resulta en esencia, un proceso idéntica al anterior. La' di­ficultad reside en que las variables de este tipo no pueden medirse con escalas tan sencillas como las lineales y en que, por otra parte, no· existen para su comparación patrones de me­dida universalmente definidos y aceptados. Si deseamos medir el peso de un objeto podremos expresar el valor del mismo en kilogramos, li-

. bras o cualquier otra unidad que, de todas ma­neras, tiene un equivalente fijo y constante con l~s otras que se utilizan. En cambio, para me­dir el grado de autoritarismo de un dirigente no existe ni una unidad ni una escala general­mente reconocidas, por lo que el investigador se ve obligado a elegir alguna de las que se ha­yan utilizado en otros trabajos o, lo que es más frecuente, a construir una adaptada a sus ne­cesidades específicas. Resulta visible, además, que el grado de autoritarismo no es una varia­ble simple como el peso o la longitud, sino una resultante compleja de una multitud de accio-

lO El j!lroceso -- 145

Page 75: Sabino-el Proceso de Investigacion

nes y actitudes parciales. Por esta razón, medir un concepto como el del ejemplo implica reali­zar una serie de operaciones que no tienen lu­gar en el caso de variables como el peso o la longitud: será necesario definir las dimensiones que integran la variable, encontrar indicadores diversos que la reflejen, y construir una escala apropiada para el caso.

Una escala puede concebirse como un conti­nuo de valores ordenados correlativamente, que puede admitir un punto inicial y otro final. Si evaluamos el rendimiento académico de estu­diantes podemos asignar el valor cero al míni­mo rendimiento imaginable al respecto; al ma­yor rendimiento posible podemos atribuirle un valor de 100 puntos (o de 20, 10, 7, 4, según nos resulte más práctico). Con estos dos valo­res tendríamos ya marcados los límites de nues­tra escala; para concluirla de confeccionar será necesario asignar a los posibles rendimientos intermedios puntajes también intermedios. Con ello estaremos ante una escala capaz de medir la variable rendimiento académico, a través de los indicadores concretos de los trabajos pre-sentados por los estudiantes, de sus pruebas, exámenes, y otras formas de evaluación posibles.

Para que una escala pueda considerarse como capaz de aportar informació'n objetiva debe reunir los dos siguientes requisitos básicos:

a)

146

Confiabilidad: se refiere a la consisten­cia interior de la misma, a su capacidad para discriminar en forma constante en­tre un valor y otro. "Cabe confiar en una escala -anotan Goode y Hatt- cuando produzca constantemente los mismos re-

sultados al aplicarla a una misma mues­tra",1 es decir cuando siempre los mis­mos objetos aparezcan valorados en la misma forma.

'b) Validez: indica la capacidad de la escala para lnedir las cualidades para las cua­les ha sido construida y no otras pareci­das. Una escala confusa no puede tener validez, lo mismo que una escala que esté midiendo, a la vez e indiscriminadamen­te, distintas variables superpuestas. "Una escala tiene validez cuando verdadera­mente mide lo que afirma medir".2

Existen diferentes tipos de escalas de acuer­do a la rigurosidad con que han sido construi­das, y al propio comportamiento de las varia­bles que miden. Se acostumbra a clasificarlas en cuatro tipos generales que son los siguien­tes: escalas nominales, ordinales, de intervalos iguales, y de cocientes o razones.

Escalas nominales son aquellas en que sólo se manifiesta una equivalencia de categorías entre los diferentes puntos que asume la va­riable. Es como una simple lista de las dife­rentes posiciones que puede adoptar la variable, pero sin que en ella se discrimine ningún tipo de orden o de relación. Si en una investiga­ción sob:te~roducción agrícola queremos deter­minar los cereales que se cultivan en una cierta región, tendremos una variable que se designa­rá como "cereal cultivado" en cada unidad. Los

1 Ver Goode y Hatt, op. cit., p. 289. 2 Idem, p. 292.

141

Page 76: Sabino-el Proceso de Investigacion

distintos valores que esa variable reconoce se~ rán, concretamente: trigo, maíz, centeno, etcé­tera. Entre estos valores no cabe ninguna je­rarquía, no se puede trazar ningún ordena­miento. Sin embargo, a la enunciación explí­cita de todas estas posibilidades la considera­remos como una escala, pues de algún modo es útil para medir, para determinar en qué posi­ción se halla la variable en cada caso.

Escalas ordinales: distinguen los diferentes valores de la variable, jerárquizándol~-de acuer­do a un rango. Establecen que existe una gra­dación entre uno y otro valor de la escala, de tal modo que cualquiera de ellos es mayor que el precedente y menor que el que le sigue a continuación. Sin embargo no dejan en claro cuál es la distancia entre un valor y otro, de tal modo que ésta queda indeterminada. En otras palabras, sólo nos esclarecen sobre el ran~ go que las distintas posiciones guardan entre sí. Un ejemplo de ello sería el caso de la va­riable "escolaridad": podemos decir que una persona que ha tenido 2 años de instrucción escolar ha recibido más de ésta que quien sólo tiene un año, y menos que quien posee tres. Sin embargo no puede afirmarse válidamente que la diferencia entre quien posee 2 años de instrucción y quien ha recibido un año es igual a la diferencia entre quienes han recibido 16 y 17 años de educación formal. Por tanto, como no podemos determinar la equivalencia entre las distancias que separan un valor de otro, de­bemos concluir que la escala posee solamente la categoría ordinal.

Las escalas de intervalos iguales, además de poseer la equivalencia de categorías y el orde-

148

namiento .interno entre ellas, como en el caso de l~s or~nales, tiene~ la característica de que la distancia entre sus Intervalos está claramen­te determinada, y que éstos son iguales entre sí. Un ejemplo típico de las escalas de interva­los iguales está dado por las escalas termomé­t~cas. Ent:e 23 y 24 grados centígrados, por eJemplo, eXIste la misma diferencia que entre 45 y 46 grados. Muchas otras escalas, como la~ que surgen de test psicológicos, de rendi­miento, etc., son de este tipo. La limitación que poseen es que no definen un cero absoluto, un valor cero que exprese realmente la ausen­cia completa de la cualidad medida. Por ello ~o se pueden establecer equivalencias matemá­ticas como las de proporcionalidad: no puede afirmarse que 24°C es el doble de temperatura que 12°C, porque el cero de la escala es un valor arbitrario y no se corresponde con la au­sencia absoluta de la variable que se mide.

Por último tenemos las escalas de cocientes llamadas también de razones. En ellas se con~ servan todas las propiedades de los casos ante­riores pero además se añade la existencia de un valor cero real, con lo que se posibilitan las operaciones aritméticas como la de obtención de ra~ones o cocientes. Esto quiere decir que, por eJemplo, un valor de · 20 en una escala de este tipo es el doble de un valor de 10, o las dos terceras partes de un valor de 30. Un caso de escalas de cocientes es el de las de longitud, o el de las de peso, intensidad de corriente eléc­trica, etcétera. Difícilmente las variables que se emplean en las ciencias humanas son medidas con escalas de razones, pues son contados los casos en que los valores de las variables pueden

- 149

Page 77: Sabino-el Proceso de Investigacion

ser definidos con la exactitud y precisión nece-· sarias. Las ciencias económicas son las que, en este campo, pueden exhibir un mayor desarrollo.

Por último queremos apuntar un par de ca­racterísticas que deben ser tenidas muy en cuen­ta a la hora de confeccionar una escala de me­dición. Nos referimos al hecho de que, cuando construimos una escala cualquiera, los interva~ los que marquemos deben ser mutuamente ex­cluyentes, de modo tal que cada dato recogido pueda ser incluido en una. y sólo en una, de sus categorías. Nunca se debe pues comenzar un intervalo con el mismo valor con que se fi­naliza el anterior, porque en ese caso aparece­rán datos que pueden incluir con igual razón en cualquiera de ambos. Del mismo modo, cuando se trata de categorías verbales, no pue­de haber imprecisiones que puedan producir el mismo fenómeno. Una escala donde se inclu­yen las siguientes categorías:

l. - Música bailable 2. -Música folklórica 3. - Música clásica 4. -Música moderna etcétera

es una escala donde las categorías no son mu­tuamente excluyentes, pues hay música folkló­rica que es a la vez bailable¡ música clásica que es moderna o bailable, etcétera.

Otro hecho que debemos considerar es que una escala necesita ser exhaustiva, es decir que en ella puedan ubicarse todos los valores posi­bles de la variable a medir. En el caso de que

150

resulte difícil construir una escala con todas estas posibilidades será preciso agregar el códi­go "otros", para resumir allí toda la informa­ción que no sea correcto agrupar en las restan­tes. posiciones.

8.3. Los índices. Su utilidad

Supongamos que se desee evaluar el compor­tamiento de una variable, para la cual, una vez elaboradas las definiciones correspondientes se hayan encontrado diversos indicadores capaces de expresar los valores que asume en diversos objetos. A través de cada indicador se podrán obtener los datos pertinentes, que deberán ser llevados a escalas adecuadas para ordenarlos. Por cada indicador que utilicemos será necesa­rio adoptar o construir una escala adecuada, que cuantifique las observaciones. Esta podrá ser del tipo más simple, como la escala dicotó­mica "si-no", "0-1", de dos valores solamente, o más compleja, con varias posiciones posibles, lo que aumenta su sensibilidad o grado de discri­minación frente a los fenómenos medidos. Si es posible, se tratará de utilizar una escala de cocientes, o de intervalos iguales; en el caso de que no se pueda llegar a tanta precisión se adoptarán ~,calas ordinales, o aun nominales, dado el cascr:' De acuerdo a los datos obtenidos llegaremos á evaluar en cada escala el compor­tamiento que, en el objeto de estudio, sigue cada indicador. No obstante, ello todavía no nos permite medir claramente la variable, pues no nos entrega más que información fragmentaria, parcial, que debe ser integrada o sintetizada

151

Page 78: Sabino-el Proceso de Investigacion

para llegar a un valor único, final, que exprese lo que en realidad ocurre con la variable. Para lograrlo es que los valores de los indicadores se suman en forma ponderada, obteniéndose un valor total que se denomina índice, y que es el que a la postre nos permite una claridad sobre el problema en estudio.

Para esclarecer prácticamente este punto nos remitiremos a dar un ejemplo detallado, mos­trando cómo se opera par:a llegar al valor del índice ponderado.

Nuestra variable puede ser: "Exposición a los medios de comunicación masivos", definida ope­racionalmente como la intensidad del contacto que un individuo o grupo posee con tales me­dios. Como existen varios medios importantes de comunicación de masas en nuestra sociedad, los indicadores se _referirán al grado de exposi­ción a que se está sujeto en cada medio. J?es .. pués de un análisis del problema, nuestro hip_o­tético investigador podra llegar a la conclus1on de que los principale.s medios. de comunic9;ción son los cuatro siguientes: Cine, TV, radio Y periódicos. Existen otros medios que también podrían ser incluidos, como la propaganda mu­ral, las revistas, etc., pero en este caso hemos decidido dejarlos de lado porque parecen de me­nor importancia que los anteriores. Esta deci­sión puede ser objetada, pero es necesario com­prender que en una investigación concreta de­ben tmnarse en cuenta sólo los indicadores de mayor relevancia, pues de otro modo se, enca­rece sensiblemente el trabajo, se hace mas lar­go y complejo y, como ya se ha comprobado, no se cambian -significativamente las conclu­siones finales.

152

Designados ya esos cuatro medios de comuni­cación como los más importantes habrá que es­pecificar los indicadores que se adecuan a cada uno de ellos. Así, tendríamos:

Para el cine: Frecuencia mensual de asistencia al cine.

Para la radio: Promedio de horas semanales escuchadas.

Para la TV: Promedio de horas semanales vistas.

Para los periódicos: Promedio semanal de periódicos leídos.

La razón de preferir estos indicadores sobre o~r?~ posibles surge de que cumplen con la con­diCIOn de ser perfectamente factibles de deter­minar, y de qu~, según la experiencia, parecen ser los que meJor configuran la conducta res­pecto a cada caso.

Ahora deberíamos construir una escala que _:res_ulte útil para medir cada indicador. Tome­mos, para comenzar, el caso del cine. Concep: tualmente podríamos discrin1inar aquí tres po­siciones: la de quienes no están expuestos para nada a la influencia de este medio, la de quie­nes reciben una exposición media, y la de quienes reciben un alto grado de influencia. Estas tres ideas deben ser homologadas con conductas definidas cuantitativamente, buscando un equi­valente entre los conceptos indicados y las con­ductas correspondientes. Para concluir es ne­cesario buscar una equivalencia numérica den­tro de la escala confeccionada. Tendríamos así:

153

Page 79: Sabino-el Proceso de Investigacion

Conceptos

N o está expuesto al cine

Exposición media

Exposición alta

Conductas

Valores esca­lares

Va menos de una vez al mes al cine (en promedio) o

Va de una a cuatro veces al mes al cine 1

Va más de cuatro veces al mes al cine 2

Esta escala de tres posiciones puede ser con­vertida fácilmente en una escala de O a 100, mediante una proporción simple, como luego ve­remos. Debemos advertir que los valores y los conceptos señalados no de jan de tener un cierto grado de arbitrariedad, es decir, de subjetivi­dad. La escala podría tener más o menos po­siciones, y las conductas equivalentes podrían variar según nuestro enfoque. Aquí, lo que pri­va es el criterio del investigador, basado indu­dablemente en su experiencia sobre el tema, y complementado naturalmente con consultas a otros especialistas o a trabajos anteriores sobre el Inismo problema. De todos modos siempre nos quedará un remanente de duda en cuanto a la validez y Ja confiabilidad de la escala, aunque éste se puede reducir mediante n1ediciones re-petidas, correlación con otros indicadores y otros procedimientos técnicos.

Para cada uno de los otros medios de comu­nicación tendremos que realizar una tarea se­mejante. A modo de ejemplo presentaremos las siguientes escalas:

154

PARA LA RADIO

Valores esca-

'conceptos Conductas lares

N o está expuesto Menos de una hora sema-nal de audición O

Exposición débil: De 1 a 3 hs. semanales de escucha espo- audición 1 rádicamente

Exposición me- De más de 3 hs. a 10 hs. di a: escucha re- semanales de audición 2 gularmente

Exposición alta: Más de 10 hs. semanales de escucha fre- audición 3 cuentemente

PARA LA TV

Valores esca-

Conceptos Conductas lares

N o está ex12y~to Menos de una hora semanal o Exposición débil De 1 a 3 horas por semana 1

Exposición media De 3Y2 a 10 hs. semanales 2

Exposición alta De 10y2 a 20 hs. semanales 3

Exposición muy Más de 20 hs. por semana 4 alta

155

Page 80: Sabino-el Proceso de Investigacion

PARA LOS PERIODICOS

Conceptos

No está expuesto

Exposición débil

Exposición media

Exposición alta

Conductas

Valores esca­lares

Menos de un periódico leído por semana O

De 1 a 4 periódicos semana-les leídos 1

De 5 a 8 periódicos~etnana-les leídos 2

Más de 8 periódicos sema-nales leídos 3

Estamos ahora en posesión de cuatro escalas, una para cada indicador, que son c~pa.c~s de discriminarnos las conductas de los Individuos de acuerdo a situaciones típicas, señaladas por los conceptos teóricos. Para llegar al índice, que es el verdadero valor que nos ilustra acerca de la variable, será preciso hacer dos oper~ciones más: 1) igualar las escalas entre sí, llevandol8:s a un máximo común, y 2) ponderar los indi­cadores.

Para igualar las escalas conviene tomar un valor único, con el cual haremos coinctdir el máximo de cada una de ellas. Sea este valor 100, muy usado en estos casos por su practi­cidad. Entonces, la escala de exposición al cine, que tenía un máximo de dos puntos, tendrá ahora un máximo de cien. Su mínimo seguirá teniendo un valor de cero. El punto intermedio hallado, cuyo valor es de un punto, será, pro­porcionalmente, de 50 en la nueva escala. .Grá­ficamente tendríamos:

156

Escala original

+ + + o 1 2

Escala equivalente

+ + + o 50 100 Como se ve) se trata de la misma escala en

realidad, sólo que se ha cambiado el valor nu. mérico de sus puntajes. Para la radio y perió­dicos las proporciones serían:

Valor inicial

o 1 2 3

Para la televisión:

Valor inicial

o 1 2 3 4

Valor equivalente

o 33 67

lOO

Valor equivalente

o 25 50 75

lOO

El segundo paso, la ponderación de indicado­res, parte del problema de que, desde el punto de vista general de importancia de la exposición a cada medio de comunicación, la influencia

_de_ cada uno de ellos es dispar. Es decir que

157

Page 81: Sabino-el Proceso de Investigacion

una exposición muy alta a la TV y baja en los otros medios, es n1ayor de todos modos que una exposición muy alta al cine y muy ·baja en los restantes. Eso porque cualitativamente la in­fluencia de la exposición a la TV es mayor que la que proporciona el cine, por su más alto im­pacto sobre el público. Ponderar no significa otra cosa que asignar pesos, pesar la influencia relativa que cada indicador tiene respecto a la variable tomada en su conjunto. Para hacerlo otorg~rémos valores numéricos cualesquiera a cada indicador, pero cuidando que la relación interna entre ellos nos refleje su mayor o menor importancia dentro del conjunto. Siguiendo con nuestro ejemplo podríamos asignar los si­guientes valores relativos, que llamaremos coefi­cientes de ponderación.

Para la TV Para periódicos Para radio Para el cine

10 7 4 3

Para finalizar con nuestro ejemplo, ilustra­remos con un caso concreto la forma en que se hace el cálculo del valor ponderado, del indice que nos mide la variable como un todo. Supon­gamos que una persona (o un grupo), haya ex­presado que:

-Va al cine dos veces, promedio, por mes. -Escucha unas 4 ó 5 horas de radio por se-

mana. -Ve unas 2 horas diarias de televisión (14

semanales).

158

-Lee un periódico por día ( 7 semanales).

Las operaciones a realizar quedan resumidas en el siguiente cuadro:

Valor Coefi-en la Valores cien tes escala equivalentes de ponde-

Medios original (1) ración (2) (1) X (2)

TV 3 75 10 750 Cine 1 50 3 150 Radio 2 67 4 268 Periódicos 2 67 7 469

Totales 24 1637

El valor del índice ponderado se halla enton­ces mediante la siguiente sencilla operación:

1.637 I = ---- = 68,2

24

Este es el valor que, en suma, nos interesa. El índice ponderado nos está expresando que, para la persona o promedio de personas conside­rados, existe~ un grado de exposición de 68,2 sobre un,/vmáximo posible de 100 y un mínimo posible de O puntos. Tal valor, dado que la es­cala va de O a 100, puede traducirse a porcen­tajes, diciendo que la exposición a los medios de comunicación de masas es, para este caso, de un 68 por ciento de la máxima posible.

159

Page 82: Sabino-el Proceso de Investigacion

9

9.1. Indicadores, técnicas e in:strul'l~r.ttcW3

Si tenemos presente el modelo de investiga .. ción por el que nos estamos guiando (véase 3.2) se percibirá que, una vez obtenidos los indica­dores de los elementos teóricos y definido el di .. seño de la investigación se hará necesario e,s .. tructurar las técnicas de recolección de datos correspondientes para así poder construir los instrumentos que nos permitan obtener tales datos de la realidad.

Un instrumento de recolección de datos es, en principio, cualquier recurso de que pueda valerse el investigador para acercarse a los fe .. nómenos y extraer de ellos información. Ya adelantábamos que dentro de cada instrumen­to concreto pueden distinguirse dos aspectos diferentes: una forma y un contenido. La forma del instrumento se refiere al tipo de aproxima­ción que establecemos con lo empírico, a las nicas que utilizamos para esta tarea; una ex­posición más detallada de las principales es la que se ofrece al lector en este mismo capitulo~ En cuanto al contenido éste queda expresado en la delimitación de los datos concretos que necesitamos conseguir; se realiza, por lo tanto,

160 11 El proceso 161

Page 83: Sabino-el Proceso de Investigacion

Ya hemos hablado (ver 6.2) de que por su naturaleza los datos pueden subdividirse en dos grandes grupos según su procedencia: datos primarios y datos secundarios. Los datos pri­marios son aquellos que se obtienen directa­mente a partir de la realidad misma, sin sufrir ningún proceso de elaboración previa. En otras palabras, son los que el investigador o sus auxi­liares recogen por sí mismos, en contacto con la realidad. Los datos secundarios, por otra par­te, son registros escritos que proceden también de un contacto con la práctica, pero que ya han sido recogidos, y muchas veces procesados, por otros investigadores. Las técnicas de recolec­ción que se emplean en uno y otro caso son bien disímiles¡ como es fácil 'de comprender, puesto que en un caso nos enfrentamos a la compleja y cambiante realidad y en el otro nos vemos ante un cúmulo de materiales dentro de los cuales es preciso discernir con criterio los más pertinentes.

Sin embargo, datos primarios y secundarios no se oponen entre si, sino que más bien están encadenados indisolublemente: todo dato secun­dario ha sido primario en sus orígenes, y todo dato primario, a partir del momento en que el investigador concluye su trabajo, se convierte en dato secundario para los demás.

En la experiencia cotidiana también apela­mos constantemente a ambos tipos de fuentes. Supongamos, por ejemplo, que hemos arribado

162

por primera vez a una ciudad, en la que que­remos llegar a determinados sitios. Para poder lograr nuestro objetivo podemos ir tomando no­ta de las calles que atravesamos de la ubica­ciqn de los monumentos, plaza~ y comercios principales, de modo tal que podamos formar­nos una idea que nos sirva de referencia para ubicarnos. También podemos preguntar a los .habitantes del lugar acerca de nuestros _puntos de interés, dirigiéndonos a quienes suponemos pueden estar mejor informados. En ambos ca­sos estaremos recogiendo datos primarios, en el primer caso mediante la técnica de la observa­ción, en el segundo con el auxilio de las entre­vistas. Por último podemos acudir a la infor­mación que nos proporcionan planos, mapas o guías turísticas; en este caso las fu&ntes de nuestros datos serán material previamente com­pilado y organizado por otras personas, por lo que los mismos serán secundarios.

Este sencillo ejemplo tomado de la experien­cia común no difiere, en esencia, de lo que ocu­rre al recoger datos para una investigación científica. Aquí nuestros procedimientos no han de ser más que desarrollos y perfeccionamientos, mucho más sistematizados y rigurosos natural­mente, de las técnicas rudimentarias del

9.3. de

Siendo los datos primeros aquellos que ..,"''t;.""·.u. del contacto directo con la realidad empírica, técnicas encaminadas a recogerlos tendrán

necesariamente, toda la variedad y ...... "', .. u.<.!,..,. compleja de situaciones que se n'll·t~~0'"'­

en la vida real.

163

Page 84: Sabino-el Proceso de Investigacion

Dentro de estas técnicas mencionaremos, en lugar, la de la observación, por ser fun­

aaument!U en todos los campos de la ciencia. La consiste en el uso sistemático de

sentidos orientados a la captación de awere!mf)~ estudiar. Es por ello

cuyos primeros apar­A través de sus

la realidad que lo ro-or~~aniza intelectualmente.

siste-mayas y lo-

sec:ret«lS del movimiento cel~es~~ observando

les de casos concretos que finalmente Mendel pudo formular las leyes sobre la herencia. Los ejemplos podrían repetirse para todas las cien­cias, para todas las épocas. Es que el uso de nuestros sentidos, que permanentemente em­pleamos, es una fuente inagotable de datos que, tanto para la actividad científica como para la vida práctica, resulta de primordial valor.

Para todo el conjunto de las ciencias huma- · nas existe además otro procedimiento de uso 1nuy generalizado y de aplicaciones diversas. Se trata de la entrevista, que en esencia consiste en una interacción entre dos personas, una de las cuales -el investigador- formula determi­nadas preguntas relativas al tema en investi­gación, mientras la otra -el investigado-- pro­porciona verbalmente o por escrito la informa­ción que le es solicitada.

Existen además otros procedimientos de reco­lección de datos primarios, entre los que figu­ran el llamado cuestionario de autoaplicación, los test, los diagramas sociométricos, las escalas

164

Y diferencíales semánticas, etcétera. Sin em­bargo, por más que en sus desarrollos técnicos puedan. ser manejados como procedimientos in­depe~dientes, veremos más adelante que tienen s~ onge~, e~ última i;nstancia, en las dos prin­cipales. t.e?nicas menciOnadas, pues constituyen en definitiva sólo derivaciones o usos particula­res de las mismas. (Ver 9.6 y 9.7, donde se ex­ponen tales técnicas).

9.4. La observación científica

Decíamos que la observación puede definirse como el uso sistemático de nuestros sentidos en la búsqueda de los datos que necesitamo~ para resolver un problema de investigación. Di­cho de otro modo, observar científicamente es percibir activamente la realidad exterior orien­tándonos hacia la recolección de datos 'previa­mente definidos como de interés en el curso de una investigación. La observación que se realiza cotidianamente, como parte de nuestra experien­cia vital, no puede ser considerada como cientí­fica pues no está orientada hacia objetos preci­sos de estudio, no es sistemática, y carece de con­troles o de mecanismos que nos pongan a cu­bierto de errores de subjetividad\ conf_usiones, etcétera. De todos modos ese cúmulo de observa­ciones que -1m premeditadamente- ha hecho to­da persona, tiene un valor para el investigadór: puede servir de punto de partida, de referencia inicial, para enfrentar luego el problema de rea­lizar una observación verdaderamente científica.

La. ventaja principal de esta técnica, en el

165

Page 85: Sabino-el Proceso de Investigacion

campo delas ciencias .del h~mbre 1 radica .en ~ue los hechos son percibidos directamente, sin run· guna clase de intermediación, colocándonos ante la situación estudiada tal como ésta se da natu­ralmente. De este modo la subjetividad propia del mismo objeto de estudio (que en este caso son también seres humanos), no juega para nada en los datos recogidos, con lo que se elimina una distorsión que es típica de las entrevistas.

Su principal inconveniente reside en la presencia del observador puede provocar, sí sola una alteración o modificación en la con­ducta de los observados, destruyendo la espon­taneidad de los mismos y aportando datos, por lo tanto, poco fiables. Todos los seres humanos, al saberse observados, tienden naturalmente a en .. cubrir su conducta, pues hay muchas activida­des opiniones y actitudes que podemos tener en pri~ado, pero nunca cuando sent~?~ que esta­mos siendo objeto de una observacu.m, cuando nos situamos casi como si actuáramos en públi­

tratemos de escuchar la delSCC)nCICH1os mantienen en

la calle, o en cualquier otro lugar público. Si nos acercamos, y si ellos perciben que nuestro inte .. rés es escuchar lo que están diciéndose, lo más probable es que disminuyan su tono de voz, que manifiesten álgún grado de turbación o de enojo, y aun es posible que cesen en absoluto de con­versar. Este tipo de reacción ante la prE~sencjla de terceros debe en cuenta siempre se pretenda utilizar esta técnica; para evitar

166

~ ........ A .......... ,.,.., se han elaborado dos procedí­....................... ' .II,J opuesto~, que dan origen a dos tipos también diferenciados de observaciones

Por un para evitar inhibiciones o altera-ciones en la conducta de los sujetos observados, se de lo más desapercibido posible,

de manera que el observador no aparezca con contornos nítidos ante los observa­dos, sino bien como parte del "telón de fon .. do" de la situación. Si logramos esto mediante un comportamiento discreto y cuidadoso confun­diéndonos con el público en general, co~ actitu­des y posturas que eviten que la atención caiga sobre nosotros, lograremos observaciones confía-

y de buena calidad. Este es el tipo de ob .. servación que suele llamarse .,.,...,..,.,...,¡..,.

~ ' posible de que las personas no s~ s~entan. observadas se orienta hacia un proce­dirruento Inverso: en este caso el observador en vez de. pasar desapercibido, trata de integrars~ en

acci?n de los observados, de participar en ella como s1 se ~pe un miembro más del grupo

acCion. Por ello se denomina a técnica observación prun;u~I~mt;.e,

resulta útil y viable de conocer o situaciones

modo un cierto carácter pú .. lo menos nó pertenecen estricta­

me.nte a conductas privadas. Es factible mediante este procedimiento conocer há­bitos de compra, situándonos estratégicamente en los puntos de venta, relevar formas de com~

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portamiento político, mediante la as.istencia· a actos de esa naturaleza, y conocer diversos as­pectos de la conduct,a ~ás manifi.esta de las per­sonas observadas: habitos de vestimenta,. de co~­currencia a lugares públicos, de trato social, etce­tera etcétera. Casi siempre sus resultados apun­tan 'a los aspectos más superficiales o visibles de la realidad social, aunque no por ello pueda ne­garse su importancia.

La observación simple puede adqu~~ir,}a~bién un carácter indirecto, si apelamos arauxlliO de diversos instrumentos capaces de registrar as­pectos auditivos o visuales del problen;ta de inte­rés El uso de vidrios polarizados, de Cintas mag--­netofónicas, filmadoras, cámaras de tele~isi~~~ etcétera es de indudable valor por la conflablli .. dad de ~us registros, por su exactitud, y es con­veniente utilizar estos auxiliares siempre y cuan­do las circunstancias lo permitan. En las cien­cias naturales gran parte de los datos re?ogidos provienen de estos ins.trument~s, .que actuan co­mo amplificadores o Intermedianos entre nues­tros sentidos y los objetos investigados, y que permiten tener acceso a informaciones que de otro modo estarían vedadas para nosotros. Por supuesto, la presencia de tales medios auxiliares debe plantearse de modo tal ,q~e no. perturbe la acción o situación que se esta Investigando, por­que de lo contrario sus efectos serían más bien contra producen tes.

La observación participante, por otra parte, im­plica la necesidad. de un trabajo ~asi si~mpre más dilatado y cuidadoso, pues el Investigador debe primeramente integrarse al grupo, comun~­dad o institución en estudib, para, una vez a:lli, ir realizando una doble tarea: desempeñar algu-

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nos roles dentro del conjunto, a la par que ir recogiendo los datos que procura conseguir. Es preciso por lo tanto confundirse con las personas sobre las que recae la observación, como si se fuera una más de ellas, pero sin abandonar la actitud observadora. Con esto se consigue ser testigo de los hechos "desde adentro", y el obser­vador no sólo puede percibir las formas más ex­teriores de la conducta sino también experimen .. tar en carne propia las actitudes, los valores y los comportamientos. Se añade así toda una di­mensión emocional, una carga de sentimientos vividos directamente que redunda en el enrique­cimiento de los datos obtenidos y que permite reunir un cuerpo de información variado y com­pleto, que por otra parte siempre es más confia­ble que el que se obtiene por medio de entrevis­tas, ya que los hechos se observan a medida que se producen, y tal como se producen.

La observación participante puede llamarse na­tural cuando el observador pertenece al conjunto humano que investiga. Si un estudiante quiere hacer observación participante entre estudiantes, prácticamente no necesita hacer ningún esfuer­zo para lograr su cometido, pues ya es estudian­te. En este tipo de trabajo la observación se fa­cilita grandemente, pues el observador no requie­re ni de un entrenamiento especial ni de una actitud cuidadosa frente a los actos que pro .. duce.

La observación participante, en cambio, se de­nomina artificial, cuando la integración del ob­servador a! grupo se hace con el objeto de des­arrollar un trabajo de investigación. Cuando la distancia social entre observador y observado es poca la adecuación no es difícil. Así, en el caso

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de que quisiéramos observar la. conducta de ~n grupo de jóvenes de clase media que se dedica al teatro, podríamos utilizar a algún observador que también fuese joven, y del mismo origen so­cial, que tuviera inclinaciones por el arte, aunque no practicara, específicamente, el teat~C?· Sus propias características personales le facilitarían la entrada e integración al grupo, que se haría considerablemente más dificultosa en el caso de que su distancia social respecto a él fuese mayor. No obstante, aun en esas circunstancias puede utilizarse la observación participante, cuando no se conciba otra técnica capaz de dar iguales re­sultados. Hay etnólogos que han pasado períodos de hasta cuatro y cinco años conviviendo en co­munidades de la selva o de regiones aisladas, puesto que no había otra forma factible de co­nocer a fondo los mecanismos sociales y cultura-les de dichos pueblos. . .

Para llegar a ser observador participante ~o se necesita llevar a cabo exactame~te las mis­mas tareas que realizan los otros mwmbr?s del grupo; en lugar de ~llo puede hacerse un 1nten~ to de encontrar algun otro papel que s~a a.cep­table, sin que divulgue la. ,verdad~r~ f1~alldad de observador. La observacwn participante pue­de variar desde una afiliación total ~~. grupo hasta una participación limitada, condiCionada, tanto en cuanto al tiempo como en cuanto a las funciones asumidas.2 En todos los ca,sos ~~ ob~ servador que asuma este papel debera cuidarse de su aspecto personal, de sus gestos y adema­nes, de las palabras y opiniones que expresa,

2 Cf. Goode y Hatt, op. cit., ps. 148-152.

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para no aparecer ante los otros como un par­ticipante anómalo, porque esto ·puede generar hacia él una actitud de desconfianza o un trato atípico, que pueden llegar hasta a distorsionar completamente las acciones grupales.

Entre la observación simple y la participante no existe una línea demarcatoria precisa y fija. La observación sin participación puede llegar a ser muchas veces "cuasi participante",3 cuando el observador, accesoriamente, realiza algunas de las actividades colaterales en que participa el grupo o conjunto en estudio.

En cuanto a las desventajas principales de la observación participante debemos mencionar las siguientes: el excesivo compromiso que adopta el observador frente al grupo puede llegar a pr~ vocar una identificación tan intensa que altere su objetividad y distorsione su percepción; adop· ta, dentro del grupo investigado, una sola de las posiciones posibles, por lo que se restringe su posibilidad de captarlo como una totalidad y, por último, debido a que el comportamiento del grupo es autónonw frente a los deseos del in· vestigador, se coloca éste en un rol que puede llegar a ser pasivo frente a los sucesos.

Hasta aquí nos hemos referido al "obser .. vador" como si siempre se tratara de una per­sona i~dividual. En la práctica, sin embargo, y cuando ~{>asible y existen medios para ello, es conveniente efectuar las tareas de observa­ción colectivamente, para poder tener una ma­yor cobertura de los sucesos, y pa:~ evitar los siempre posibles errores de percepcwn. Los da­tos pueden ser así confrontados o cotejados lue-

pp. 152 a 154.

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go de su obtención, para enmendar errores o su­perar los _yª'~~os que pt!_edan existir. Cuan~o. los sucesos de inferés -se -aan dentro de colectiVIda­des pequeñas o muy sensibles es preferible re­ducir el número de observadores, pues una pre­sencia colectiva puede causar más daños que beneficios.

Por último debemos distinguir entre las ob­servaciones que se hacen de situayiones produ­cidas espontáneamente, en la IT}~a vida so­cial, de las que se llevan a cabo en situaciones controladas, experimentales, ya preparadas. En este último caso se facilita grandemente la ta­rea de seleccionar y registrar datos de valor.

9.4.2. Registro y formalización de la observación

La tarea de observar no puede reducirse a una mera percepción pasiva de hechos, situaciones o cosas. Hablábamos anteriormente de una percep­.. ción "activa", lo cual significa concretamente un ejercicio constante encaminado a seleccio-nar, organizar y relacionar los datos referentes a nuestro problema. No todo lo que aparece an­te el campo del observador tiene importancia y, si la tiene, no siempre en el mismo grado; no todos los datos se refieren a las mismas varia-_ -bles o indicadores, y es preciso estar alerta para discriminar adecuadamente frente a todo este _conjunto posible de informaciones. ~ Resulta además indispensable registrar toda observación que se haga, para poder llegar lue­go a organizar todo lo percibido en un conjun­te coherente. Para ello es inevitable tomar al­gún tipo de notas, d~ a_pu!!_tes que vayan regís-

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trando todo lo percibido. Los medios más co­múnmente utilizados para registrar informacio­nes son: cuadernos de campo, diarios cuadros de trabajo, gráficos, mapas, etcétera. Sin entrar en detalles acerca de su uso y de sus particula­ridades, debemos reconocer que todos ellos son auxiliares valiosos pues nos permiten ir sistema­tizando y registrando un cúmulo de datos tal que,. en ningún caso, podríamos confiar a la me­mona.

Sin embargo, el problema del registro puede llegar a ser sumamente delicado cuando se tra­t~ de la observaci?n de fenómenos de tipo so­Cial. En muchas circunstancias es prácticamen­te imposible tomar notas durante el transcurso mismo de la observación, pues ello originaría sospechas, recelo, etc., con lo cual se echaría por tierra todos los cuidados tomados. En esos ca­so~ c~~viene recurrir a notas rápidas, casi ta­quigraficas, para reducir en lo posible tal difi­cultad. En situaciones extremas no habrá remedio que confiar en la memoria con todas las limitaciones que esto inevitable~ente ne. En tales casos lo recomendable es por. escr~to todo lo recordado apenas la s1tuac1ón de observación sin dilación _También se allana este _~conveniente los ?bservadores son varios, pues pueden tar Independientemente sus informes para luego compararlos entre sí. . En cu~u~~o a los datos a registrar aparecen va­

r~~s posiJ:nlldades .. Es posible adoptar una posi­cwn fleXIb~e, recogiendo sólo aquellos datos que van apareciendo, anotando las impresiones gene­rales, que causan los sucesos, de una manera es­pon tan ea y poco organizada. Cuando así pro-

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cedemos hablamos de una observación no-es­tructurada o no-formalizada, que tiene la venta­ja de su gran adaptabilidad frente a sucesos inesperados y la capacidad de no pasar por alto ningún aspecto importante que pueda produ­cirse.

Cuando, por el contrario, establecemos de an­temano toda una pauta de observación que nos explicita detalladamente qué datos deberemos recoger llamamos a la observación est1uctu.rada o formalizada. Aquí la ventaja principal es que recogemos datos que pueden cuantificarse más fácilmente, debido a su homogeneidad, y que podemos tener la certeza de que no hemos ol­vidado de registrar ninguno de los aspectos prin­cipales. Su desventaja radica en su poca flexi­bilidad frente a circunstancias no previstas, pe­ro que pueden llegar a ser de sumo interés para la investigación.

Naturalmente que pueden realizarse observa­ciones serniestructuradas, detallando más o me­~nos la pauta de observación según las necesida­des y posibilidades. La habilidad y experiencia de un investigador se aprecian también en su capacidad para confeccionar el instrumento más adecuado a cada circunstancia.

9.5. La entrevista

La entrevista, desde un punto de vista gene .. ral, es una forma especifica de interacción so­cial. El investigador: se sitúa frente al investi-: gado y le formula preguntas, a partir de cuyas respuestas habrán de surgir los datos de interés. Se establece así un diálogo, pero un diálogo pecu-

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liar, asimétrico, donde una de las partes bus~ ca recoger informaciones y la otra se nos pre­senta como fuente de estas informaciones.

La ventaja esencial de la entrevista reside en que son los mismos actores sociales quienes nos proporcionan los datos relativos a sus conduc­tas, opiniones, deseos, actitudes, expectativas, etc., etc., cosas que por su misma naturaleza es casi imposible observar desde fuera. Nadie me­jor que la misma persona involucrada para ha~ blarnos acerca de todo aquello que piensa y sien­te, de lo que ha experimentado.

Pero existe un inconveniente de considerable peso, que reduce y limita sus alcances. Cual­quier persona entrevistada podrá hablarnos de aquello que le preguntemos, pero siempre nos dará la imagen que , tiene de las cosas, lo que cree que son, a traves de toda su carga subje­tiva de intereses, prejuicios, estereotipos, etcé­tera. La propia imagen que el entrevistado tie­ne de sí mismo podrá ser radicalmente falsa y en todo caso, estará siempre idealizada de algúr{ modo, distorsionada, mejorada o retocada según factores que no es el caso analizar, pero que no podemos determinar.

Este problema nos obliga a dejar fuera de es­ta técnica a un campo considerable de proble­mas y de. temas que, por lo anterior, son explo­rados meJ9-~or medio de otros procedimientos que resultarr más confiables. Por otra parte nos obliga a utilizar, a veces, caminos indirectos me­diante pre·guntas que alcancen nuestro objetivo elípticamente, mediante todo tipo de rodeos. Es clásico el ejemplo de que las personas nunca contestan la. verdad respecto a sus ingresos sonales en dinero ya sea disminuyéndolos (ante

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el temor de estar frente a algún fnspector de impuestos), o aumentándolos (con fines de os­tentación social). Tal como en este cas__Q el lec~ tor podrá imaginar una amplia variedad de pre­guntas a las que los entrevistados sólo ~?S pro~ porcionarían respuestas inexactas o falsifiCadas, cuando no una reacción adversa que interrum­pa toda comunicación.

Para que una entrevista obtenga éxito es pre­ciso prestar atención a una serie d~ f.~c~or~s apa­rentemente menores, pero que en ~¡a practica S?n decisivos para un correcto desarrollo .del ~rabaJO. Así, es importante que toda la apanencia ext~­rior del entrevistador resulte adecuada al medio social donde habrá de formular sus preguntas¡ evitando innecesarias reacciones de temor, agre­sividad, etcétera. El entrevistador, aparte de este aspecto formal, deberá ser una persona de por lo menos una cultura media, que comprenda el valor y la importancia de cada dato recogido, y la función que su trabajo desempeña en el con­junto de la investigación. Tendrá que ser men­talmente ágil, no tener prejuicios marcados fren­te a ninguna categoría de personas y, sobre todo, ser capaz de dejar hablar libremente a los demás, dejando de lado todo intento de convencerlos, apresurarlos, o agredirlos por sus opiniones.

La entrevista deberá realizarse a las horas n1ás apropiadas según las características de la mues­tra, teniendo en cuenta que su posible no afecte la confiabilidad de sus datos.

Queremos destacar que las entrevistas no son excluyentes frente a las técnicas de obs2rvaciór: vistas antes (9.4), ya que ambos procedimien­tos pueden ser combinados sin ninguna di­ficultad, tratando precisamente de compfmsar

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sus ventajas y desventajas, y logrando así una información mucho más cierta y amplia.

Parece apropiado, además, despejar aquí la confusión que siempre vincula a entrevista con encuesta, como si se tratara de la misma cosa. Acerca de ello debemos decir, una vez más, que la encuesta es un modelo general de investiga­ción, un diseño o método, que se apoya funda­mentalm~nte en la técnica de recolección que es la entrevista, aunque también utiliza obser­vaciones y da tos secundarios. Por otra parte pue­den realizarse entrevistas en otros tipos de di­s~ños, como estudios de caso, experimentos, etc., Sin que por ello estemos en presencia de una encuesta.

Pasando ahora a la clasificación de los diver­sos tipos de entrevistas diremos que ellas pue­den ordenarse como una serie de acuerdo prin­cipalmente a un elemento: sd grado de estruc­tur8;ción ? formalización. Este concepto tiene aqu1 el mismo valor que el que le asignábamos al estudiar la observación científica (v. 9.4); de ese modo, las entrevistas más estructuradas se­rán aquellas que predeterminan en una mayor medida las respuestas a obtener, que fijan de antemano sus elementos con más rigidez, mien­tras que las entrevistas informales serán pre­cisamente las que discurren de un modo más es­pontáneo, más libre, sin sujetarse a ningún cá­non preestablecido. Ordenadamente los distin­tos tipos de entrevistas (que desarroÍiaremos en los subpuntos siguientes) pueden representarse en el esquema de la pág. 165.

9.5.1. Entrevistas no estructuradas

Dentro de ellas tenemos diversos tipos, que

12 El proceso 177

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varían en cuanto a sus y grado de estruc~ turación. De un modo general una entrevista no-estructurada (o también no formalizada), es aquélla en que no existe una estandarización formal, habiendo por lo tanto un margen más o menos grande de libertad formular las preguntas y las respuestas.4 formas más conocidas son las que exponemos a conti­nuación del cuadro

TIPOS DE ENTREVISTAS ¡ Entrevistas >"o,mallzadas

Entrevistas por Pautas

{ Entrevistas Focallzadas

Entrevistas Informales

4 Ver Ander Egg, Ezequiel, Introducción a las Téc­uicas de Investigación Social, Ed. Humanitas, Buenos Aires~ 1972, pp. 109 y ss.

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Entrevista informal: es la modalidad menos estructurada posible de entrevistas ya que la misma se reduce a una simple conversación so­bre el tema en estudio. Lo importante no es aquí definir los límites de lo tratado ni na?-. .... c,<:•

a algún tipo de esquema previo, sino "hacer ha­blar" al eJitrevistado, de modo de obtener un panorama de los problemas más salientes, de los mecanismos lógicos y mentales del respon­dente, de los puntos básicos para él. Es de gran utilidad en estudios exploratorios y recomenda~ b_le cuando se trata de abordar realidad~s poco conocidas por el investigador. También suele· utilizarse en las fases iniciales -aproximati­vas- de investigaciones de cualquier naturale­za, recurriendo a informantes claves que pueden ser expertos sobre el tema en estudio, líderes formales o inforn1ales, personalidades destaca­das, etcétera. Lo principal aquí es dar la com­pleta sensación al entrevistado de que puede hablar libremente, alentándolo y estimulándolo cautamente, para evitar influirlo con nuestras actitudes.

Entrevista focalizada: es prácticamente tan libre y espontánea como la anterior; pero se ca­racteriza por tratar sobre un único tema. El entrevistador deja hablar al entrevistado, propo­niéndole apenas algunas orientaciones pero, cuando éste se desvía del tema original y se desliza ha-cfá otros distintos, el entrevistador vuelve a ce.ntrar la conversación sobre el pri­mer asunto, y así repetidamente. Se emplean normalmente en situaciones experimentales, con el objeto de explorar a fondo alguna experiencia vi vida en condiciones precisas. También es la forma más utilizada cuando nuestros informan·

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tes son testigos presenciales de hechos de in­terés, por lo que resulta adecuado a la vez in­sistir sobre los mismos, pero dejando entera li­bertad para captarlos en toda su riqueza. Esto ocurre también cuando se trata de testigos his­tóricos, etcétera, etcétera. Requiere una gran habilidad para conducirla sin caer en formas más estructuradas, pero respetando el foco o centro de interés temático.

Entrevistas por pautas: son aquellas, ya algo más formalizadas, que se guían por~1:rña lista de puntos de interés, que se irá explorando en el curso de la entrevista. Los temas deben guar­dar una cierta relación entre sí. El entrevista­dor, en este caso, hace muy pocas preguntas directas, y deja hablar al respondente siempre que vaya tocando algún tema de los señalados en la pauta. En el caso qe que éste se aparte de ellos o que no toque alguno de los puntos en cuestión el investigador llamará la atención so­bre ellos, aunque tratando siempre de preservar la espontaneidad de la interacción. Se usa en situaciones parecidas a las anteriores y cuando se presentan casos en que los sujetos investiga­dos prefieren más un desarrollo flexible que uno rígido por sus propias actitudes culturales o por otras razones.

Todas estas formas de entrevistas, que tienen en común su poca formalización, poseen la ven­taja de permitir un diálogo más profundo y rico, de presentar los hechos en toda su compleji­dad captando no sólo las respuestas a los temas elegidos sino también actitudes, valores, formas de pensar que subyacen en el entrevistado. Su principal inconveniente radica en que es poco práctico sistematizar un gran número_ de entre-

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vistas de este tipo, organizándolas estadística­mente, pues pueden tener muy pocos puntos de col'l:t~cto entre sí. Otra dificultad que no debe O?lihrse es su costo, pues involucran la presen­cia de personal especializado durante tiempos relativamen.te largos. Los problemas de registro pueden ser Importantes, pues existe un gran nú­mero de pal~bras que es casi imposible registrar en su totalldad. Pueden utilizarse grabadores p~ra solv~n~ar este i~convenie:r:te, auque es pre­ciso determinar previamente si la presencia de ~ales aparatos puede llegar o no a cohibir a los Informantes.

9.5 .2. Entrevistas formalizadas

Estas se desarrollan en base a un listado fijo de preg~ntas, cuyo orden y redacción permane­ce Invanable, y que comúnmente se administra a ~n gran nú:nero de entrevistados para su pos­tenor tratamiento estadístico. Por este motivo es la forma de recolección de datos más ade­cuada para el diseño encuesta, tanto que a ve­ces provoca confusiones entre instrumento ·y método.

Entre sus ventajas principales mencionaremos su rapidez, su posibilidad de ser administradas por personas con mediana preparación, etc., to­do lo cual redunda en su bajo costo. Otra ven­taja ev~d~nte es su posibilidad de procesamiento matemat1co, ya que al guardar homogeneidad sus respuestas resultan comparables y agrupa­bles. Su desventaja mayor estriba en que redu­cen grandemente el campo de información re­gistrado, ya que se limitan a una lista taxativa de preguntas.

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Esta lista de preguntas, que es el instrumento concreto de recolección empleado en este caso, recibe el nombre de cuestionario, y puede ser administrado sin que necesariamente medie una entrevista (ver 9.6). Debe ser cuidadosamente redactado, evitando repeticiones, preguntas con­fusas o de doble sentido, y tratando de conser­var un orden lógico lo más riguroso posible.

Pueden lograrse entrevistas con cuestionarios que resulten más o menos estructurados, según el tipo de preguntas que allí se incluyan. Para ello suelen dividirse las preguntas en dos grandes tipos: a) de alternativas fijas; b) de final abierto.

Las preguntas de alternativas fijas, llamadas comúnmente cerradas, formalizan más el cues­tionario, pues en ellas sólo se otorga al entre­vistado la posibilidad de escoger entre un nú­mero limitado de respuestas posibles. Si se pre­gunta "¿Cree Ud. en los OVNIS, sí o no?", es­taremos ante una típica pregunta cerrada. No importa la cantidad de alternativas ofrecidas, sean éstas dos, tres, o veinte, si el respondente no puede elegir una respuesta que esté fuera de la lista, la pregunta se habrá de considerar ce­rrada. Hay que tener sumo cuidado en la re­dacción de estas alternativas, procurando espe­cialmente que ellas sean exhaustivas y mutua­mente excluyentes, tal como ocurría para la con-fección de escalas (consultar 8.2 mayor in--formación al respecto).

Las preguntas de final abierto, llamadas sim­plemente abiertas, proporcionan una variedad más amplia de respuestas pues ellas pueden ser expresadas libremente por el respondente. Su redacción debe ser también muy cuidadosa para

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evitar respuestas confusas o erróneas. Un ejem­plo de este tipo sería preguntar "¿qué opina Ud. acerca de los OVNIS?"; como puede verse, la respuesta aquí puede ser infinitamente variada seg~n la opinión de cada persona consultada: La información que se obtendrá será mucho más completa y valiosa con esta pregunta que con la del ejemplo anterior, pero el trabajo de proce­samiento de los datos, en compensación habrá de ser también mucho mayor. '

Una vez que se redacta el conjunto de pregun­tas que constituyen un cuestionario es necesario revisar éste una y otra vez para asegurarse de su consistencia y eliminar los posibles errores u omisiones. En muchos casos se acostumbra a realizar lo que se llama una prueba piloto, que consiste en administrar el cuestionario a un conjunto reducido de personas para calcular su duración, conocer sus dificultades y corregir sus defectos, antes de aplicarlo a la totalidad de la muestra.

Durante las entrevistas se utilizan frecuente­mente ayudas visuales (fotografías, esquemas tarjetas con frases o palabras, etc.), que contri~ huyen a veces a obtener conocimientos más com­pletos y que, en otros casos, cumplen la función de preservar la objetividad, evitando que la for­ma en que se pronuncia o describe algo intro­duzca un rasgo subjetivo en las respuestas.

9.6. El cuestionario autoadministrado

Decíamos antes que el cuestionario, instru­mento indispensable para llevar a cabo entre-­Vistas formalizadas, puede, sin embargo, usar-

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se independientemente de ~stas. En ~al c~so se entregará al respondente dicho cuestionan~ pa­ra que éste, por escrito., ~o;nsi~ne J?Or sí mismo las respuestas. Por la similitud de .Instrumentos empleados esta técnica puede consi~erarse como una derivación o forma muy particular de la entrevista aunque es claro de que no se trata de una entrevista, pues no existe a~lí el elemento de interacción personal que la define.

La ventaja principal de tal procedinúento ra­dica en la gran economía de ti~m:Wo-_1' personal que implica, ya que los cuestlol}anos pueden enviarse por correo, dejarse en algun lugar apro­piado, o pueden administrarse a grup?s reunidos al efecto. Otra ventaja es que la calidad de los datos obtenidos se incrementa pues, .al . desapa­recer la situación de interacción, se eliminan las posibles distorsiones que la presencia de éste pue­de traer, ya sea por !a forma ~e. ~a~lar, de .enfa­tizar palabras u oraciOnes, de dirigir Inc~nsciente­mente las respuestas, o ya sea por s.u :n:I~ma pre­sencia física, que puede retraer o Inhibir al en­trevistado.

Su desventaja está en que se impide d~ esta forma conocer las reacciones reales del Infor­mante ante cada pregunta, lo que de otro m~do resulta perceptible mediante la ob~ervacion. También las confusiones y malentendid?s. pue­den multiplicarse, pues no exist~ la posibilidad de consultar sobre dudas o de onentar una res­puesta hacia su mayor profundización o c~ncre­tización. Otro inconveniente es que, en ciertos casos, el responden te puede consult~r. con otras personas antes de expresar ~us opi~o~e~, co!l lo que se pierde la espontaneidad e IndiVIduali­dad in1prescindibles.

184

Su empleo se hace útil en aquellos casos en que es factible reunir de una sola vez a un cier­to número de personas (como en el caso de es­cuelas, centros laborales, etc.), contando con el asesoramiento de algún' personal que se ubique para responder las dudas y ejel1!I?lificar casos confusos. También se-hace conveniente este sis­tema cuando, por el tipo de información, pueden haber omisiones o falsedades deliberadas ante un entrevistador. Tales casos se presentan en cues­tionarios sobre salud, problemas sexuales, expe­riencias con drogas, comisión de delitos, etc. Si además hacemos de la respuesta algo anónimo los problemas más graves al respecto habrán de­saparecido. Antes de finalizar queremos agre­gar que muchas personas adoptan una actitud irresponsable o pierden el interés frente a cues­tionarios autoadministrados, lo que es otro fac­tor negativo para esta técnica.

9. 7. Otras técnicas para recolectar datos primarios

Las ciencias sociales han desarrollado ya una gran variedad de instrumentos y técnicas en­caminadas a la recolección de datos, que difie­ren en bastante medida de las ya descriptas. Pero, en esencia, tales procedimientos no pueden considerarse sino como derivaciones específicas de las técnicas anteriores, como veremos segui­damente. ------

Un instrumento sumamente interesante por sus aplicaciones a la Dinámica de Grupos es el sociograma, diseñado por F. Moreno. Consiste en un gráfico en que se expresan _las atraccio-

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J·les y repulsiones que los miembros de un deter­~ninado grupo sienten entre sí, siendo por ello <le suma utilidad para detectar fenómenos tales como liderazgo, existencia de sub-grupos inter­nos, anomia, etc. Se construye pidiendo a cada miembro que señale las personas que más con­genian consigo y las que menos le atraen. Esta información se recoge mediante el uso de breves cuestionarios de dos o tres preguntas y luego es procesada para construir el diagrama corres­pondiente, donde se señalan con símbolos apro­piados las relaciones establecidas.

Los test psicológicos emplean una varfe .. dad de técnicas específicas, que se combinan se­gún los objetivos deseados. Una gran propor­ción de ellos acude a la formulación de pregun­tas ya anotadas en algún cuestionario a propia­do, que es el test mismo, y que se autoadmi­nistra. En otros casos se propone a las personas o grupos la realización de ciertas actividades pautadas, observándose su desarrollo. Se regis­tra el tiempo empleado en su ejecución, las reac­ciones que se producen, la forma de desempeño de roles, etc. Desde un punto de vista general estos test se pueden considerar como observacio­nes realizadas en condiciones artificiales, pre~ paradas y definidas de antemano. Para el caso de analfabetos existen instrumentos similares, pero que se desenvuelven exclusivamente por medio de la técnica de la entrevista. ·

Las técnicas proyectivas se basan en presen-. tar algún estímulo definido a los sujetos en es­tudio, para que ellos expresen libremente, a partir de estos estímulos, lo que piensan, ven o sienten. Generalmente se trata de dibujos, man­chas, fotografías, etc., aunque también se apela

186

a vec~s, a estímulos verbales o auditivos. La re­cole~cwn de da~os, normalmente, se hace por medio de entrevistas poco formalizadas.

Otras técnicas fie .interés son las escalas y los . . semanticos, que pueden combinarse

exuosamente con las entrevistas formalizadas. Para el caso de las escalas se pide al entrevis­tado qu~ .sitúe su opinión o actitud en una es­cala gráfica, que adopta, vg., la siguiente for­ma:

a favor en contra

Se trata de un segmento, de dimensiones fijas y conocidas, sobre el cual deberá marcarse al­gún signo que indique la posición en que el en­trevistado se sitúe. En el caso gel ejemplo una posición totalmente favorable coincidirá con· el extremo izquierdo y una totalmente desfavora­ble con el derecho. Midiendo luego la distancia en centímetros que separa a la marca hecha por el respondente respecto a uno cualquiera de los extremos se podrá obtener un valor numérico, que corresponde a un punto determinado de la escala. También es posible marcar en el seg­mento las posiciones intermedias o utilizar cual­quier otro recurso gráfico que no sea un simple segmentq;~~aras serias o alegres, termómetros, rectángulos, y todo aquello que puede reflejar una gradación, y que resulte atractivo a la vez que preciso. En los diferenciales semánticos lo que aparece en cada posición son oraciones que señalan conductas o actitudes típicas entre las cuales el entrevistado podrá escoger la que más se le adapta.

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9.8. Los datos secundarios

Los datos secundarios suelen encontrarse diseminados, ya que el material escrito corrien­temente se dispersa en múltiples archiv~s J: fuen­tes de información. Pese a esto las bibliotecas son la mejor opción que se presel!ta al i~vestiga­dor, en especial en cuan~o se. refiere ~ libros, re­vistas científicas y boletines Informativos. Tam­poco _deben deja!s~ de reg~~trar (;}tFes ~ug.ares que pueden reunir Informacion de este t.Ipo. ar­chivos y bibliotecas privadas, de organ:smos e instituciones estatales o de empresas, librerías, puestos de venta de periódicos, etc.

Las bibliotecas ofrecen tres tipos de ficheros que si son adecuadamente usados, proporcionan un ~uadro completo de la información existente sobre un tema.

Los ficheros por autor están ordenados alfa­béticamente según el nombre de cada uno de ellos con lo que es posible informarse de toda la bibli~grafía que puede consultarse sobre un de­-terminado autor. Los ficheros temático~ orde­nan las obras de acuerdo a sus temas, segun una lista internacional y normalizada de temas, lo que nos posibilita un cuadro comp.leto ~e 18;S obras existentes sobre el asunto de Interes; . Fi­nalmente existen ficheros ordenados alfabetiCa­mente de acuerdo a los títulos de los. libros, lo que hace factible encontrar los trabaJos de au-tores cuyos nombres no recordamos.. . ,

Habiendo llegado a conocer la Informacwn disponible. que result~ .oportuna pa~a nuestras investigaciones, el proXImo paso .sera el de leer .rápidamente la misma para calibrar su grado

188

de interés y pertinencia, efectuando una prime­ra selección.

Es muy probable que, al ir revisando las obras, encontremos en ellas aspectos de interés que debamos o podamos emplear más adelante. Pa­ra recoger esta información, el instrumento de recolección de datos que se utiliza es la ficha.5

Las fichas suelen dividirse, según sus caracte­rísticas, en cuatro tipos diferentes: bibliografías, textuales, de contenido y mixtas. Todas ellas constan de algunos elementos comunes, que po­sibilitan su posterior inclusión en los trabajos de investigación. Estos son:

-Nombre del autor o autores

-Título de la obra

-Editorial que la publicó

-Lugar y año de la edición.

Las fichas de tipo bibliográfico son una sim­ple guía para recordar cuáles libros o trabajos ban sl_do consultados o existen sobre un tema, y sólo poseen los cuatro elementos citados ante­riormente. Las fichas textuales, además de poseer tal encabezamiento, constan de párrafos o trozos seleccionados que aparecen en la obra, o de esu tadísticas, cuadros, etcétera. Estos fragmentos se repiten exactamente tal como han sido escri­tos, sin la menor alteración, para respetar el tra­bajo creador de quie:t?- estamo_s c~tando. Las fra-

s V. para una descripción más detallada Troncone P., El Seminario, Ed. El Cid, Buenos Aires, 1978, y Montero M. y Hochman E., Notas Sobre Investigación Documental, Ed. U. C.V., Caracas, 1975.

189

Page 97: Sabino-el Proceso de Investigacion

ses presentadas en las citas textuales deben en­cerrarse entre comillas. Las fichas de co1tltc:~ntllto. aparte de poseer los datos de re!erencia cmp.un~s a toda ficha, consisten en resumenes o s1ntes1s de párrafos, capítulos o aun de la 9bra toda. Es conveniente incluir en ellas el numero de las páginas o capítulos resumidos, así como ~1 ín­dice general de la obra o un extracto del mismo. Estas fichas también se denominan fichas de re­sumen. Las fichas mixtas se elaboran integran­do a la vez información textual y de libre crea­ción del investigador. Resultan las n1ás útiles y adaptables, aunque su realizaci~n exige algo más de criterio que la de las antenores.

Debemos advertir que las fichas pueden cons­truirse en forma libre, adecuándolas a nuestros fines de trabajo, siempre y cuando anotemos de cada trabajo sus referencias básicas y seamos fieles al transcribir o sintetizar a lo.s autores consultados. Es importante también manejar el material con orden y prolijidad, porque de otro modo las tareas de ordenamiento de los datos y de análisis se hacen muy difíciles y enm gorrosas; esto no quiere deci; que debamos. c~n­vertir la tarea de recoleccion de datos biblio­gráficos en una actividad formalista, recargada de minuciosidades que en nada aportan al desa­rrollo de un trabajo.

Una vez concluido el trabajo de fichado de las fuentes se estará en condiciones de conti­nuar con las operaciones p1:~pias del diseño b,i­bliográfico: cotejo y evaluacwn de fuentes, ana­lisis, síntesis y redacción (ver 10.5, donde se continúa con este proceso).

190

10

LOS DATOS SU PROCESAMIENTO

10.1. El pro~cesam.Jien1oo de

Conviene recapitular brevemente el pro.ceso que la investigación ha seguido hasta aquL Ini­ciada como la formulación de un problema que de algún modo desafía los conocimientos del in­vestigador habrá de recorrer luego un largo ca­mino donde será preciso atender sinlultánea­mente a dos niveles: el teórico y el empírico. Para el primero ·de ellos nuestro trabajo se re­sumirá en la construcción del llamado marco teórico que, convenientemente operacionalizado, nos ilustrará respecto a los datos que es pre­ciso obtener para satisfacer los interrogantes iniciales. En cuanto al nivel empírico nuestra aproximación a la realidad quedará estructu­rada en un cierto tipo de diseño, implementado en determinadas técnicas de recolección de da­tos que habx:An de indicarnos cómo conseguirlos. El instrumeñto de recolección de datos sinteti­zará ambos planos y será la herramienta con­creta que nos proporcione los datos requeridos.

Finalizadas las tareas de recolección el inves­tigador quedará en posesión de un cierto nú­mero de datos, a partir de los cuales será po­sible sacar las conclusiones generales que apun-

191

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ten a esclarecer el problema formulado en los inicios de la jnvestigación. Pero esa masa de datos, por sí sola, ;to nos ~irá _nada, no. no.s permitirá obtener ninguna sintesis de valor ~I, previamente, no ejercemos sobre .ella una sene de actividades tendientes a organizarla, a poner orden en todo su conjunto. Estas acciones son las que integran el procesamiento de los datos.

La primera división que deb~remos ~acer . en todo el conjunto de datos obtenido~,~ra de tipo bien elemental) separando de un lado la infor­mación que es de tipo numérica de la informa­ción que se expresa verbalmente, mediante pa­labras. Los datos numéricos quedarán como ta­les ya sean registros parciales, mediciones de va~iables, etc., aunque se procesarán para lograr su clara y rápida comprensión por el lector. El objetivo final es construir con ello~ ~ua~ros es­tadísticos, promedios generales y. grafiCos Ilustra­tivos de tal modo que se sinteticen sus valo~es y puedan, a partir de ellos, extraerse enuncia­dos teóricos.

Los datos que poseen una forma verbal podrán sufrir dos destinos diferentes: podrán tratar de ser convertidos en datos numéricos o quedarán tal como estaban, como información no cuanti­ficada. Puede ser que sea necesario agrupar las respuestas a una pregunta abierta de un cierto cuestionario (datos de tipo verbal), para hacer con ellas una tabla de valores que nos indique la frecuencia de cada una de las respuestas. O, simplemente, tales respuestas se dejarán tal co­mo se presentan, seleccionando de entre. ell~s las más expresivas y significativas. El cnte.no a adoptar dependerá de circ:unstancias .c~:r:cre­tas: de los objetivos del trabaJo, de la posibilidad

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de cuantificar cada variable, del tamaño del universo o muestra considerados, etcétera. En todo caso se nos abrirán, ante cada grupo de datos verbales, estas dos posibilidades de proce­samiento, entre las que deberemos optar.

Una vez adoptado un crite1io frente a cada categoría de datos disponibles se podrán abor­dar ya, con mayor claridad acerca de nuestros objetivos, las tareas básicas del procesamiento. En primer lugar será preciso hacer una revisión detallada de todos los datos obtenidos, atendien­do en especial a su coherencia. Si se trata de cuestionarios o de pautas de observación, de re­gistros de test, sociogramas, o de cualquier otro instrumento de recolección, habrá que examinar cada uno de ellos para analizarlos internamen­te, descubriendo posibles inyongruencias, omisio­nes o errores, y enmendándolos si cabe hacerlo. Es decir, se revisará sistemáticamente toda la masa de información disponible, juzgando su calidad y el grado de confianza que merece ca.da una y seleccionando aquellas que pueden In­cluirse en el informe de investigación; aquellas que deben corregirse o modificarse en algo (acu­diendo, llegado el caso, a una nueva recolección de datos) y las que, por sus graves deficiencias, deberán ser excluidas sin más.

Para cada tipo de datos se procederá enton­ces como sigue:

-Los datos numéricos se procesarán agrud pándolos en intervalos; se tabularán; se construirán con ellos cuadros estadísticos, calculándose además las medidas de ten .. dencia central o de dispersión que parezcan necesarias.

13 El proceso 193

Page 99: Sabino-el Proceso de Investigacion

-Los datos verbales que se desea presentar como numéricos sufrirán una prim_era ope­ración que se denomina codificación; luego se trabajarán como los anteriores, tabulán­dose, volcándose a cuadros y haciéndose los cálculos corres pon di en tes.

-Los datos verbales que habrán de maned jarse en forma puramente conceptual y no maten1ática seguirán el proceso que indica­remos cuando tratemos el parágrafo rela­tivo a datos secundarios (ver 10.5 ).

siguiente esquema resume aproximadamen­te lo que hasta aquí hemos manifestado:

DATOS PROCESOS

Construc-Codifi- Tabu- clón de cación lación cuadros

Nmnérlcos • ~ ~ •• " o •••• ' •• No Sí Sí

{A transformarse en numéricos ... Sí Sí Sí

Ver-bales Que permanecen

como informa-ción verbal ..... No No No

10.2 Codificación

El objetivo de este procedimiento es el de agru-

194

par numéricamente los datos que se expresan en forma verbal, para poder luego operar con ellos como si se tratara, simplemente, de datos cuan ti tati vos.

Para lograrlo se habrá de partir de un cúmu­lo de informaciones que tengan una mínima homogeneidad, con lo cual se hará factible in­tegrarlas. Pueden tratarse de cientos de respues­tas a una misma pregunta, o de una variedad de posibles situaciones observadas mediante un mismo ítem de una pauta de observación. En ambos casos existirá una determinada variedad de respuestas o de observaciones que represen­ten las elecciones o los comportamientos de los objetos de estudio.

El primer paso a dar frente a todos estos da­tos es realizar una revisión atenta de un grupo reducido de todas ellas, para poder encontrar una tipología de respuestas posibles en concor­dancia, por otra parte, con las formulaciones teóricas que guían la investigación, y con los criterios adoptados en la etapa de operaciona­lización. A cada categoría de respuesta habre­mos de darle un código particular, un número o letra diferente, que servirá para agrupar tras de sí a todas las respuestas u observaciones que sean idénticas o que, al menos, aparezcan como equivalentes. Luego procederemos a señalar a cada uno-4e los cuestionarios o pautas con el código que, le corresponde en cada caso, con lo que quedará sintetizada la respuesta que con­tiene.

Supongamos que hemos preguntado, por me­dio de entrevistas estructuradas hechas a una muestra, la opinión que tienen las personas res-

195

Page 100: Sabino-el Proceso de Investigacion

pecto a las Naciones Unidas. Si la pregunta ha sido abierta cada respondente se habrá expla­yado, sintetizando su visión al respecto en algu­nas frases. La codificación nos permitirá agru­par· sus respuestas, para poder evaluar cuáles son las opiniones más salientes al respecto. Nuestros códigos, por ejemplo, podrán ser:

1 . Es una institución que garal}~i~ª' (o pre­serva, o protege) la paz munrual.

2. Es una institución que debería ser refor­mada.

3 . Es útil por los servicios que presta a los países menos desarrollados.

4. Es inoperante, ineficiente, etcétera.

5. No sabe; no puede opinar, etcétera.

Por supuesto que podrían elaborarse otros códigos, categorizando más detalladamente o en menos grupos de respuestas. Casi siempre que se encuentran expresiones que tienen un mismo sentido pero que se expresan a través de pa­labras-diferentes se unüican con un mismo có­digo; excepcionalmente, cuando no sólo intere­sa la idea sino además los aspectos lingüísticos con que ésta se manifiesta, es necesario buscar un código para cada respuesta tomada textual­mente. Los casos difíciles de ubicar, de res­puestas que pudieran situarse en más de una categoría, etc., sólo pueden ser resueltos consul­tando con el marco teórico planteado inicial-

196

mente. Cuando aparecen respuestas ambiguas­extrañas o simplemente anómalas, es convenien~ te agruparlas en el código "otras respuestas" para no abrir demasiadas categorías simultá~ neamente.

Una vez d~finidos estos códigos, y ya marca­dos los cuestionarios o pautas con los mismos e~ta:emos en condiciones de proceder a la sub~ siguiente etapa, la de tabulación.

10.3. Tabulación

La palabra tabulación deriva, etimológicamen­te, del latfn, y significa hacer tablas, listados de dat?~ q~~ permitan su agrupamiento y su contabllizacion. Para ello es preciso ir contando cada una de las respuestas que aparecen distri­buyéndolas de acuerdo a las categorías o códigos estructurados.

Para desarrollar esta tarea deberán confec­cionarse planillas u hojas de tabulación donde figuren los códigos en base a los cuales se ha­~rán de di~tribuir.los datos, y espacios para se­nalar, mediante signos convencionales, las uni­dades que se van contabilizando. Mostraremos esquemáticamente, una planilla de tabulación;

Pregunta NQ .... :

¿QUE OPINA USTED RESPECTO A LAS NACIONES UNIDAS?

197

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1) 2) 3) 4)

Códigos Respuestas Total

Total general ..... . ----Total de entrevistas ... ----

En la columna de códigos se anotarán cada uno de los que se hayan establecido en el pro­ceso de codificación de la variable si ésta no se presentaba inicialmente en forma c?antifica~ da. Si no es así, irán directamente los Intervalos establecidos para la distribución. En el espacio reservado a las respuestas se colocará, por cada cuestionario que se tabule, un signo en la ca­tegoría que corersponda según la respuesta que en él aparezca. Una. yez tabu~a~os todos los cuestionarios (en relacwn a esa uniCa pregunta, pues cada pregunta o punto de observación re­quieren una tabulación por separado), se con­tarán las respuestas anotadas en cada casillero, expresándose en números en la columna que dice "Total".

Este proceso puede realizarse, muy, r.ápida­mente mediante computadoras electrorucas o manu~les. Para ello es necesario preparar ade­cuadamente los instrumentos de recolección, con casilleros especiales para que las máquinas los procesen.

El resultado de la tabulación será este cómpu­to ordenado de las respuestas. Sin embargo, las tablas obtenidas, no serán aptas tod8:vía pa~a presentarse al público, ya que deberan sufrir todavía algunas transformaciones de forma que

198

permitan su mejor comprensión, como veremos en la sección correspondiente (10.4). Las tablas que resultan de la tabulación deben considerar­se, pues, como un material de trabajo, como un producto preliminar todavía no acabado.

10.3.1. Tabulación de dos variables

Las explicaciones que hemos visto hasta aquí se han referido al caso más simple de la tabu­lación, es decir el que se ocupa del procesa­miento de una sola variable (podríamos decir, también, de un solo indicador). Existe muchas veces el interés de presentar simultáneamente las mediciones correspondientes a dos variables, en especial para tratar de percibir si se presenta algún tipo de relación o influencia entre ellas.

, Para alcanzar este objetivo se emplea una ta­bulación llamada cruzada, o de doble entrada, que consiste en la contabilización de las res­puestas a una pregunta discriminándolas de acuerdo a las de otra variable diferente.

Nuestra planilla de tabulación quedaría aho­ra de la siguiente manera, si pretendiéramos tabular los datos del ejemplo anterior cruzán­dolos con los de la variable edad:

Preg. .. .. ; .. x preg. . ..... :

OPINION RESPECTO A LA ONU, SEGUN EDAD

199

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Edades

Códigos

Código 1

Código 2

Totales

Hasta de 26 Más de

25 años a 39 años 40 años Total

B

A

Si el primer cuestionario q~e tomáramos. f~e­ra de una persona de 23 anos, cuya opinion sobre el tema debiera incluirse en el código NQ 2, tendríamos que hacer una señal en la casilla o celda que hemos marcado con la letra A. Lue­go tomaríamos otra respuesta, p. ej., la .de u?a persona de 37 años cuya respuesta pudiera In­corporarse al código NQ 1; haríamos así otra marca, esta vez en el casillero señalado con una B. Es decir que, antes de efectuar la mar!!a que nos permite ir contando cada caso tendna­mos que ubicar al mismo de acuerdo a las dos categorías que intervienen en nuestra tabla. Cuando completáramos todos los casos de la muestra estaríamos en posesión de un cuadro de doble entrada, capaz de informarnos de si las opiniones frente al tema se ven afectadas por la edad de los entrevistados o si, por el con­trario, se distribuyen de modo uniforme cual­quiera sea la edad de éstos.

10.3.2.- Total de las respuestas tabuladas

Cuando tabulamos respuestas a preguntas

200

abierta~ ? cerradas, pero que permiten eleccio­nes :rpúltlples, el total de respuestas obtenidas podra .ser mayor, menor o igual al del total de entreVIstados. Esto, q~e P?ede resultar sorpren­dente~ no se debe a mngun error sino a consi­deraciones muy simples. En primer lugar, pue­de suceder que algunas personas no respondan a alguna determinada pregunta, por lo que el to­tal de respuestas sería entonces menor que el de respondentes. O puede suceder un fenóme­no que produce resultados contrarios: algunas personas tal vez den dos respuestas diferentes para una misma pregunta, siempre que ellas, no sean contradictorias entre si.

Veamos lo dicho con un ejemplo: Suponga­mos ql!-e hemos entrevistado a 50 personas que han :rrugrado desde el campo a, la ciuc:U!d, y que uno de los puntos requeridos ha sido la causa que provocó esa migración. Algunas de ellas podrán decir que han migrado por motivos de trab~jo, otros po: problemas de salud, para pro­seguir sus estudios, para reunirse con el resto de su ~amilia, etcétera. Pero puede haber algu­nos migrantes que se hayan dirigido a la ciudad para estudiar y trabajar a la vez, o por motivos de salud, pero también con el objeto de reunir­se con sus familiares. Existirán múltiples posi­bilidades al respecto, incluso la de que algunos de ellos se nieguen a expresar sus respuestas o eludan la pregunta de diversas maneras. Des~ pués del trabajo de codificación podríamos obte~ ner la siguie:Qte lista de motivos de migración:

1: Moti vos económicos 2: Motivos de salud

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Page 103: Sabino-el Proceso de Investigacion

3: Deseos de reunirse con familiares 4: Deseos de proseguir estudios 5: Otros motivos

Si del total de 50 personas encuestadas han respondido solamente 46, pero si hay varias de ellas que han expresado más de un motivo como causa de su presencia en la ciudad, podría pre­sentársenos la siguiente situación:

Total de entrevistados . . . . . . . . . . 50 Total respondentes a la pregunta 46

Motivos indicados

Económicos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27 De salud . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 Familiares . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12 Educacionales . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11 Otros . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3

Total de respuestas . . . . . . . . . . . . . 55 Como vemos, estamos frente a tres cantida­

des distintas que nos indican diferentes co­sas: una es el total de gente consul~~da, otra el de las que efectivamente respondw, y otra el total de las respuestas dadas, teniendo siem­pre presente que cada persona ha .I?odido ~ar más de una respuesta. La tab~lacwn nos n~­dica que han sido 27 los entreVIstados . que di­jeron haber migrado por razones de t1po eco­nómico, 2 por problemas de salud, etc.

Cuando se trate de tabular respuestas de elecciones múltiples debe tenerse en cuenta que

202

hay que tabular separadamente estos tres ele­mentos, contando por un lado el total de cues .. tionarios, el total de quienes no responden, y el total correspondiente a cada código o intervalo.

10.4. Cuadros estadísticos

Decíamos que luego de terminar con la tabu­lación de toda la información contenida en nues­tros instrumentos de recolección de datos es preciso presentar los resultados hallados de mo­do tal que resulten fácilmente inteligibles, aun para lectores no especializados. Para lograrlo es preciso adoptar el criterio de presentar los datos en la forma más clar.c.. posible, explicitan­do cualquier elemento que pudiera dar origen a confusiones o dobles interpretaciones, orde­nando toda la información de la manera más rigurosa.

Esta actitud debe comenzar por el correcto ti­tulado de cada cuadro. Ello significa que el titulo de cada cuadro debe contener todas las características de la información que se pre­senta, y en forma concreta, especifica y no di­fusa. Si hiciéramos la pregunta "¿dónde piensa usted ir en sus próximas vacaciones?", el cua­dro estadístico correspondiente deberla titular­se, sencillam:ente: "Lugares a donde los entre­vistados pie,nsan ir en sus próximas vacacio­nes". No podemos hablar ambigüedades aquí, poniendo, por ejemplo: "Lugares preferidos por los entrevistados", pues no siempre la gente acu­de de vacaciones a los sitios que más prefiere; tampoco se podría encabezar la información con el título "Lugares donde pasan sus vacaciones

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Page 104: Sabino-el Proceso de Investigacion

los entrevistados", pues una persona puede te­ner decidido concurrir a un cierto sitio pero luego no hacerlo por diversas razones.

Cuando en un cuadro aparecen dos variables deberá mencionarse primero aquella que supo­namos dependiente y luego la independiente. Así quedaría, v.g.: "Opinión de los ent~evistad~~ :frente al control de la natalidad, segun edad . Si existen más variables se respetará la misma regla, anotando para el caso menci?:Í!ªJio: "Opi­nión de los entrevistados frente al control de la natalidad según sexo y edad".

Después de encontrar un título adecuado pa .. ra el cuadro, la tarea siguiente es convertir en porcentajes las cifras reales (llamadas absolu­tas) que hemos obtenido de la tabulación. Ello permite, por una parte, tener una mejor idea de lo que puede representar una parte frente al todo; es muy claro lo que significa que 23 por ciento de la gente prefiere X y no Y. En cambio no percibimos tan bien el valor re­lativo de 171 resEuestas favorables a X sobre un total de 7 43 e os. De la misma manera, la práctica de la p rcentuación permite, de una rápida ojeada,. percibir diferencias y similitu­des, apreciar variaciones y tendencias. Por ello su uso es constante en prácticamente todos los cuadros estadísticos.

El valor total en función del cual se hace el cálculo de los porcentajes (en el ejemplo an­terior, 743), se llama base del porcentaje. Cuan ... do tal base es un número demasiado pequeño no se suele porcentuar, pues hacerlo nos podría inducir a una idea falsa sobre la exactitud de la información: no podemos decir que 83,3 por ciento de los integrantes ·de una muestra

204

poseen ~utomóvil por el simple hecho de que, s?bre seis personas consultadas, haya cinco que SI lo posean. Por eso, cuando la base es menor d.e 15 o de 20 casos (el límite se fija conven­CIOnalmente) se presenta la información en ci­fras absolutas y no relativas.

Puede ocurrir que, en un mismo cuadro, apa­rezcan diferentes bases, algunas de las cuales pueden llegar a ser menores que las cifras fija­das como mf.ni~as. Por más que esto suceda, nunca, en rungun caso, deben presentarse en un mismo cuadro columnas en porcentajes y en absolutos simultáneamente. O se presentan to­das en absolu~as o todas en porcentajes, o si ello no es posible, se confeccionan dos cuadros diferentes, porque de otro modo se induce direc­tamente a una confusión al lector.

Las cifras presentadas deben tender a redon­dearse en lo posible, pues resulta muy poco cla­ro leer que hay 32,87 por ciento de una cier­ta categoría, y 67,13 por ciento de la contra­ria. Mucho más simple es hablar de 33 por ciento contra 67 por ciento. Por supuesto que, cuanto mayor sea la muestra, más aceptable es incluir valores decimales en las cifras presenta­das. Si la~ bases son pequeñas, el hacerlo pue­de dar la Idea de que se está pretendiendo mos­trar un grado de exactitud que resulta falso, exagerado.

Cuando se trate de un cuadro que expone una pregunta de elección múltiple, la base del por­centaje será siempre el total de personas que responden, y no el total de respuestas existen­te, pues eso es lo que tiene más sentido lógico.

205

Page 105: Sabino-el Proceso de Investigacion

10.4.1. Cuadros con una sola variable

Se trata del caso más simple que puede pre­sentarse, y no plantean ninguna dificultad se­ria para su construcción. Simplemente se trata de presentar una columna ordenada de valores, de acuerdo a ciertos modelos formales conven­cionales. Existen dos modelos básicos de pre­sentación, que ejemplificamos seguidamente: a) Cuadro NQ ... :

EDADES DE LOS ENTREVISTADOS

Total de la muestra . . . . . . 250 Total respondieron . . . . . . . . 247

% Hasta 25 años . . . . . . . . . . . . 34 De 26 a 39 años . . . . . . . . . . . 42 De 40 y más años . . . . . . . . . 24

Aquí las bases se colocan en la parte superior de la columna, subrayándose para indicar que sobre ellas se han calculado los valores porcen-tuales.

b) Cuadro NQ, .. :

EDADES DE LOS ENTREVISTADOS

Hasta 25 años ........... . De 26 a 39 años .......... . De 40 y más años ........ .

Total de la muestra ..... .

34 42 24

(247)

250

En este modelo la base del porcentaje aparece

206

al pie de la columna encerrada entre parénte­sis, y el total de la muestra se anota aparte.

Cualquiera de estos dos formatos es correcto. Su utilización depende de la voluntad del au­tor· y, en gran parte, del modelo que sea usual en cada institución, localidad, etc. 10.4.2. Cuadros con dos o más variables

Son los que presentan el comportamiento si­multáneo de más de una variable, pretendiendo mostrar sus interrelaciones recíprocas. Surgen de tabulaciones cruzadas (ver 10.3.1) y se lla­man de doble, triple entrada, según la cantidad de variables incluidas en ellos.

En cuanto a su diseño es universalmente acep­tado que la variable supuestamente indepen­diente se coloca horizontalmente, mientras que la dependiente se sitúa en la vertical.

Daremos un ejemplo sencillo para ilustrarlo. Sea la variable independiente la edad, que se supone ejerce algún tipo de influencia sobre las opiniones que la gente tiene frente al problema X. Nuestro cuadro quedaría así:

OPINION FRENTE AL PROBLEMA X, DE ACUERDO A EDADES

Opiniones Edades

Hasta 25 24 a 40 40 y más Total ;.J;,'"":"·

Total entrevistas 83 103 61 247 % % % %

A favor 17 28 44 28 Neutral 23 22 25 23 En contra 52 47 20 42 No sabe No contesta 8 3 11 7

207

Page 106: Sabino-el Proceso de Investigacion

Para el caso de cuadros que posean tres o más variables el criterio que se adopta es situar a la variable dependiente, como antes, en la vertical, mientras que las independientes o intervinien­tes se sitúan en la horizontal. Debemos agregar que, salvo excepciones muy poco frecuentes, nunca se utilizan cuadros de más de tres entra­das, pues el análisis y la comprensión de cua­dros más complejos se hace realmente difícil, incluso para gente especializada. .

Damos a continuación un eje:rrípfó4

de cómo pueden disponerse las distintas variables para el caso de un cuadro de triple entrada.

10.4.3. Gratificación

La gratificación es una actividad derivada de la anterior, y consiste en expresar visualmente los valores numéricos que aparecen en los cua­dros. Su objeto es permitir una comprensión global, rápida y directa, de la información que aparece en cifras. Es sumamente útil, especial­mente, cuando nos dirigimos a lectores con po­ca preparación matemática, aunque siempre es recomendable por el valor sintético que posee.

Raramente se grafica toda la información que se presenta en una investigación, pues ello se­ría un trabajo dilatado, que no se justifica ma­yormente; lo corriente y más aconsejable es graficar sólo aquellos elementos de tipo general

208

o ......

Page 107: Sabino-el Proceso de Investigacion

'que más se adecuen y requieran una expresión de este tipo.

Para llevar adelante esta tarea existe una in­finidad de formas posibles que incluyen, entre las más conocidas, los gráficos de barras, los historiogramas, los gráficos de "pastel", las es­calas gráficas, etc. El criterio del investigador -junto con sus conocimientos matemáticos­serán los encargados de determinar cuál es el gráfico más apropiado para cada conjunto de datos.

10.5. Procesamiento de

Incluiremos en este punto las operaciones que es necesario realizar con aquellos datos verbales que no pretendemos cuantificar, sino que ma­nejaremos en forma puramente conceptual (ver 10.1 ). Por lo general la mayoría de estas infor­maciones se recolecta mediante fichas, a las que nos referiremos de ahora en adelante, aun­que las consideraciones que exponemos son vá­lidas, en general, para todo tipo de información verbal.

Partimos. entonces, de una masa de datos, donde se supone que se encuentra toda la in­formación necesaria para desenvolver la inves­tigación. Estos datos, sumados a la experiencia del investigador, permitirán elaborar y desarro­llar planteamientos que satisfagan los interro­gantes iniciales.

La primera labor que se requiere es ordenar esta masa de datos, clasificarla de modo que puedan permitir una inspección sistemática y _profundizada. Tal clasificación sólo puede ha-

210

cerse en base a un esquema general del traba­jo, al listado ordenado de capítulos y de puntos que, en la etapa del diseño, ya se habrá elabo­rado ( cf. 6.6). Este esquema nos' permitirá agru­par el material de acuerdo a los temas que se tratan, y en función del marco teórico que orien­ta al trabajo en general.

Cada una de las fichas se agrupará entonces con las otras que se refieren al mismo punto de la investigación. Una vez así clasificadas es­tarán en condiciones de ser cote jactas entre si y analizadas, de acuerdo a los métodos que se expondrán en el capítulo siguiente.

211

Page 108: Sabino-el Proceso de Investigacion

11

LA CONCLUSION DE LA INVESTIGACION

11.1. El análisis de los datos

La información procesada según yimo~ en e~ capítulo anterior tiene un valor Inestimable. de ella dependerá, por cierto, que puedan o no resolverse las preguntas iniciales formula~as por el investigador. Pero, no obstante, esa In­formación no nos "habla" por sí misma, no es ca paz por sí sola de darnos las respuestas de­seadas hasta tanto no se efectúe sobre ella un trabajo de análisis e interpreta~ió~ .. Desde un punto de vista lógico analizar significa descom­poner un todo en su~ partes const~t~tivas para su más concienzudo examen; la actiVIdad opu~s­ta y complementaria a ésta es la lla~ada sm­tesis, que consiste en explorar las relaCiones en­tre las partes estudiadas y proceder !1 recon~­truir la totalidad inicial. Lo dicho tiene apli­cación directa en la metodología de investigS:­ción: si nuestro objeto es siempre una totali­dad (por más que también pueda decirse que es parte de un todo mayor) integrada con sus propias leyes y su propia estructura interior, los datos en ese sentido, no son más que sus ele­mentbs integrantes, las partes aisladas que sólo cobran sentido por la síntesis que pueda inte-

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grarlos. El procesamiento implica ya un agru­pamiento de los mismos en unidades coheren­tes; estas unidades, entonces, necesitarán de un estudio minucioso de su significado y de sus relaciones, para que puedan así luego ser sin­tetizadas en una globalidad mayor. Estas tareas constituyen, por lo tanto, las necesarias últi­mas etapas del trabajo y son fundamentales, por cuanto sin ellas sería imposible encontrar un sentido a toda la labor previamente reali­zada.

El análisis de los datos no es una tarea que se improvisa, como si recién comenzara a pen­sarse en él luego de terminar de procesar todos los datos. Por el contrario, el análisis surge más del marco teórico trazado que de los datos con­cretos obtenidos (en cuanto a su estructura y p~utas generales), y todo investigador que do­mine su tema y trabajo con rigurosidad debe­rá tener una idea precisa de cuáles serán los lineamientos principales del mismo antes de co­menzar a recolectar datos. Se podrá definir así, con suficiente antelación, qué datos serán capa­ces de rec~z~r e; afirmar una hipótesis, qué resultados IndiCaran una u otra conclusión. Es­ta actividad, llamada por algunos autores aná­lisis anticipado, 1 es fundamental para evitar sorpresas lamentables, como p. ej. la de encon­trarse con que no tenemos suficientes datos al final del procesamiento, o de que los que po­seemos no nos sirven en realidad de mucho.

Para desarrollar la tarea analítica hay que tomar cada uno de los datos o conjuntos horno-

1 Cf. Selltlz et al, op. cit.

213

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géneos de datos obtenidos, interrogándonos acer­ca de su significado, explorándolos y examinán­dolos , mediante todos los métodos conocidos, en un trabajo que requiere paciencia y minucio­sidad.

De acuerdo al tipo de dato que se esté ana- _ !izando se procederá de un modo u otro, según técnica y procedimientos que inmediatamente veremos.

11.1.1. Datos cuantitativos

Este tipo de operación s~ ,. efectú~, . natural­mente, con toda la informacion numenca resul­tante de la investigación. Esta, luego del pro­cedimiento sufrido se nos presentará como un conjunto de cuad~os, tablas y :n:;edidas, a las cuales habrá que pasar en limpio, calculando sus porcentajes y otorgándoles forma definitiva.

Para cada cuadro que se haya obtenido será preciso evaluar el comportamiento de cada va­riable que aparezca en él, precisando la forma en que actúa individualmente. Lueg.o. se obser­varán las relaciones que pueden perCibirse entre una y otra variable, si el cuadro es de doble entrada, tratando de precisar la forma en que una afecta a la otra. Si se trata de un cuadro de tres variables será conveniente examinar pri­mero los valores totales, pues en ellos se ve el funcionamiento de cada variable como un todo, para luego pasar a confrontar, por pares, las influencias que parecen existir entre variables.

Daremos a continuación un sencillo ejemplo de un cuadro de doble entrada:

214

OPINION FRENTE AL PROBLEMA X DE ACUERDO A SEXO '

Sexo Opinión Femenino Masculino Total

% % % A favor 53 52 53 En contra 46 30 38 No responden 1 18 9 (Total casos) (830) (822) (1.652)

¿Qué obs~rvamos aqu.í? Tomemos en primer · lugar la vanable dependiente como un conjunto: vemos que la mayoría de los entrevistados está a favor de X, aunque existe un porcentaje nada despreciable que se expresa en contra. La pro­porción de r~spuestas favorables supera, sin em­bargo, la mitad del total. Si analizamos ahora las opiniones vertidas de acuerdo a su distribu­ción según sexo .(variable independiente) vere­mos que: a) para las respuestas favorables exis­te un porcentaje similar tanto entre los hom­bres e o~ o entre las mujeres (52 y 53 por ciento, respectivamente); b) las respuestas contrarias r: X son sensiblemente mayores entre las mu­Jeres; e) ello obedece a que, entre la parte mascu­lina de la muestra, son mucho mayores las per­sonas que po responden, tal vez por no tener una posictóri definida frente al problema. To­mando las mujeres como conjunto diremos que la mayo~ía de ellas están a favor, aunque el porcentaJe en contra de X es casi tan grande como el otro: 46 frente a 53 por ciento. Entre los hombres, en cambio, si bien se mantienen _proporciones semejantes de respuestas favora-

215

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bies,-el porcentaje en contra es menor ~~r au­mentar aquí, relativamente, la proporc1on de quienes no se definen.

Como verá el lector lo que hemos hecho no es más que una simple relación, una descripción detallada, de todo lo que puede verse en el cua­dro. Este es un ejemplo idealmente simple, y en él nos ha interesado mostrar más el proce­dimiento a emplear que hacer un verdadero análisis del. cuadro, por eso nuestro análisis no se remonta más que a lo simplemente.--aprecia­ble a primera vista. Para efectuar un auténtico trabajo de análisis sería previamente indispen­sable conocer con exactitud el marco teórico de la investigación, lo que equivale a decir el por qué' de haber obtenido los datos referidos. Sólo a la luz de esos supuestos teóricos es que los datos cobran un sentido pleno y_,_por _lo tan~o,

. puede realizarse U.n análisis- profundo y signifi­cativo de los datos obtenidos. En la práctica, es corriente encontrar que el análisis estadístico se hace mucho más complejo; en este libro no creernos adecuado desarrollar las técnicas ma­temáticas y lógicas de análisis más allá de unas indicaciones generales, pero el lector interesado podrá consultar con provecho las obras de es­pecialistas en la materia, como Paúl F. Lasars­feld, J. Galtung y otros.

Siguiendo con el proceso analítico diremos que es preciso calcular, cuando se trata de datos obtenidos a partir de muestras, los niveles de significación de las diferencias que aparecen en­tre porcentajes, o entre promedios. Pueden apa­recer diferencias entre porcentajes que sólo pue­dan atribuirse, estadísticamente, a errores mues­trales, por lo que antes de_ afirmar algo ~s _pre-

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ciso conocer los límites dentro de los cuales estas diferencias son estadísticamente significativas.

Cuando ya se hayan hecho todas estas activi­dades el análisis de las cifras, en un sentido estricto, habrá concluido. Antes de pasar a la la?or de síntesis es necesario registrar por es­cnto todos los hallazgos del análisis, para cada cuadro examinado. A partir de ellos es que se podrán extraer .conclus~ones más generales, por lo que no conviene deJarlos sin registrar.

11.1.2. Datos cualitativos

Se refiere al que procedemos a hacer con la información de tipo verbal que, de un modo general, aparece en fichas.

Una vez clasificadas éstas, tal como refería­mos en el capitulo anterior (ver 10.5), es pre­ciso tomar cada uno de los grupos formados pa­ra analizarlos. El análisis se efectúa cotejando los datos que se refieren a un mismo aspecto y tratando de evaluar la fiabilidad de cada in­fo~ación: Si los datos, al ser comparados, no arroJan mnguna discrepancia seria, y si cubren todos los aspectos previamente requeridos ha­brá que tratar de expresar lo que ellos nos dicen redactando una pequeña nota donde se sinteti­cen los hallazgos. -Si, eii cambio, las fichas aportan ideas o datos divergentes será preciso primeramente determi­nar, mediante la revisión del material, si se ha co­metido algún error en la recolección. Si no ha sido así será necesario ver si la discrepancia se origina en un problema de opiniones o posicio­;nes contrapuestas o si, por el contrario, obede-

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ce a alguna manera diferente de categorizar los datos o a errores de las propias fuentes que estamos citando. En todo caso será convenien­te evaluar el grado de confianza que merece cada fuente, teniendo en cuenta su seriedad, sus antecedentes y referencias, y toda otra in­formación que pueda resultar de valor al res­pecto. Ya adoptada una posición frente a las discrepancias encontradas será el momento de pasar a registrar los hallazgos, nuestras opinio­nes personales, etc., con lo cual estaremos en condiciones de pasar a hacer la síntesis.

11.2. La síntesis

Con la síntesis e interpretación final de todos los datos ya analizados previamente puede de­cirse que se cierra el proceso de investigación, aunque teniendo en cuenta que la misma, con­siderada como intento de obtención de conoci­mientos, es siempre una tarea inacabada, que debe continuar por fuerza en otras investiga­ciones concretas (recomendamos volver a leer los puntos 3.1 y 3.2)

Sintetizar es recomponer lo que el análisis ha separado, integrar todas las conclusiones y análisis parciales en un conjunto coherente que cobra sentido pleno, precisamente, al integrar­se como un todo único.

La síntesis es, pues, la conclusión final, el resultado aparentemente simple pero que englo­ba dentro de sí a todo el cúmulo de aprecia­ciones que se han venido haciendo a lo largo del trabajo, y que sólo puede ser interpretado cabalmente según los lineamientos del marco

21~

teórico, de acuerdo a los interrogantes y los objetivos planteados al comenzar.

Para alcanzar este resultado se deben tomar en consideración todas las informaciones ana­lizadas, utilizando para ello las notas ya elabora­das donde se manifiestan los hallazgos hechos.

En el caso de cuadros estadísticos se proce­derá a comparar los hallazgos de cada cuadro con los de otros que tengan relación con ése. De este modo se irán obteniendo conclusiones cada vez menos parciales, que abarcarán cada vez más datos. Se podrán confeccionar cuadros resumen, que sinteticen la información más importante que se halla dispersa en otros, para poder presentar un panorama más claro a nues­tros lectores. Se procederá, sólo entonces, a ex­traer las conclusiones finales, que reflejen el comportamiento global de las variables de in­terés. En función de ellos redactaremos nuestra síntesis, lo que conviene hacer primero escueta­mente, anotando sólo lo esencial. Esta primera síntesis debe ser ordenada y precisa, para lo cual podrá ser conveniente numerar nuestras conclusiones correlativamente, teniendo presen­te el planteamiento inicial del trabajo.

Para el caso de los datos secundarios se ha de proceder como si se tratara de componer o montar el trabajo general, a partir de los ele­mentos,~patJ:ciales de que disponemos. Es un tra­bajo eminentemente constructivo, que ha de

. hacerse parcialmente, para cada punto o capí­tulo, viendo qué se puede afirmar en cada caso, de qué elementos de apoyo disponemos y cuá­les son las conclusiones del caso.

Será aconsejable, también, para esta informa­ción bibliográfica, redactar conclusiones esque-

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máticamente, primero en forma parcial y luego cada vez más amplias, hasta llegar a elaborar la síntesis final del trabajo. Para ello es nece­sario que observemos la correspondencia de cada uno de los puntos ya analizados, observando en qué medida se complementan u oponen, y de qué modo pueden ser organizados en un con-junto coherente.

Resta, luego de todo lo anteri?r, :pyoceder a redactar el informe de la investigaCion. Pasa­remos ahora a ver algunos aspecto~'esenciales de esta última tarea.

11.3. La exposición de la investigación

Es una característica importante de toda la actividad científica poner al alcance de la comu­nidad científica -y por supuesto del público en general- los a vanees realizados en cada rama del saber. Esto sólo se logra publicando en for­ma ordenada trabajos que permitan compren­der la naturaleza y objetivos de cada investi­gación y las conclusiones a las que se ha arriba­do. Por lo tanto podemos decir que la redacción del informe final, que es el instrumento que cumplimenta este objetivo, no es una mera for­malidad de realización casual o aleatoria, sino una parte constitutiva de todo el trabajo cien-tífico.

N o debe pensarse que la estructura de dicho informe reproduce los pasos que el investigador ha dado en el curso de su trabajo, en su orden y progresión. No, la lógica que conduce la in­vestigación admite un planteamiento flexible, con frecuentes interrupciones, vueltas atrás, et-cétera.

220

El informe, en cambio, debe poseer su propia lógica interior, presentando clara y ordenada­mente los resultados del trabajo, y debe tener ~na estructura. ~al que permite su comprensión s1n mayores dificultades. Es corriente al res­pecto que se hable de la diferencia entre un~ método de investigación y un método expositivo aunque en este último caso la palabra método ~o parece totalmente adecuada, por las confu­siones que puede acarrear. En todo caso lo im­por.tante . es :~conocer que el camino que sigue la Investlgacion no puede ser el mismo que la forma o estructura de la exposición de sus re­sultados. La información que habrá de presen­tarse debe estructurarse de tal manera que dé la sensación al lector de estar ante una orde­nada secuencia lógica, haciendo que los hechos se encadenen entre sí y recuperando la indis­pensable visión de totalidad que es preciso res­catar de la realidad.

El conte~i~o del informe de investigación no puede ser fiJado de modo esquemático para to­dos los casos, aunque hay algunos elementos que deben necesariamente estar presentes pa­ra no, ~fectar la seriedad del trabajo. Ellos sor:, ?asiCamente, los que permitan precisar los obJetivo~ .Y el sentido de la investigación, el mé­~odo .utilizado, las matrices teóricas en que se In~cnbe y .las fuentes y 1os hechos que nos per­mitan arnbar a determinadas conclusiones.

En virtu~ .~e lo ant~rior puede esquematizar­s~ la ex~osiCIO~ de la Investigación en tres sec­Ciones diferenciadas:

1 ) Una sección preliminar donde aparecen los propósitos de la obra, donde se pasa revista

221

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a los conocimientos actuales sobre la materia Y se definen las principales líneas del tema a desarrollar. Junto con este material se agrupan general:r_nente justificaciones respecto a la im­portfl:nc;a del tema elegido y otros planteamien­tos s.I~ulares, y to?o ello se incluye en la intr0 .. ducc:wn del trabaJo. También en esta primera parte aparecen generalmente dedicatorias agra­decimientos, exposiciones sobre hechos p~rticu­lares 9ue rodearon al trabajo y, eventualmente el índiCe general. '

2) El cuerpo central del informe donde se desarrolla propiamente el tema, se exponen en detalle las consideraciones teóricas que guían la investigación, se exhiben los hallazgos que se han hecho, analizándolos e interpretándo­los. Consta generalmente de varios capítulos que se van orientando de tal modo que las tran­siciones entre uno y otro sean mínimas, y que se enlazan de acuerdo a un orden general de exposición. Este puede ir de lo más general ha­cia lo más particular, o desde lo más abstracto a lo más concreto, o inclusive puede adoptar formas distintas y hasta opuestas. Lo impor­tante en todo caso es que se alcance la mínima y necesaria coherencia que permita integrar a la obra como un todo orgánico y a partir de la cual se pueda reconstruir la realidad en su uni­dad y multiplicidad. Esta es la parte más lar­ga de la obra y debe corresponder al desenvol­vimiento anunciado ya en la introducción.

3) Una sección final donde se incluyen la síntesis o conclusiones generales del trabajo, el índice o índices de la obra y los anexos o apén­dices. En estos anexos a parecen la mayoría de

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los cuadro~ e~ta~lísticos! mapas, textos comple tos que sena Incomodo Interpolar en el infonne Y todo otro material que por su extensión o su~ c~ra~terísticas deba figurar en él, pero que fa­tigana al lector si se lo intercalase en su desa­r~ollo. Algunos autores dejan para esta parte final las citas bibliográficas, que otros -como nosotros- preferimos colocar al pie de página.

Por supuesto que la estructura concreta de cada obra varía de acuerdo a la extensión de la misma, al tema tratado, y a la metodología e?lpleada en la investigación. Las obras cortas ti.er;.en esquemas más simples, y a veces no se diVIden en capítulos sino en tres o cuatro par­tes, v. g.: 1) Introducción; 2) Análisis de los datos; 3) Síntesis; 4) Anexos. Las obras ma­yores prese!ltan siempre una estructura articu­lada de capítulos, que admiten-a su- vez divisio­nes menores en puntos y sub-puntos. En cuanto a los temas podemos decir que algunos de ellos requieren de mayor desarrollo metodológico que otros, o de una presentación más analítica 1nás sinté~ica, etcétera. Si la metodología utiÚzada ha sido uno de los problemas principales a re­salve~ .(por las dificultades encontradas), o si es onginal, poco usada, etc., conviene desarro­l~arla separadamente, como un capítulo espe­cial. En c~o contrario podrá incluirse como un aspecto mas a tratar en la introducción. Tam­bién es preciso tener en cuenta el lector medio hacia el cual pensamos dirigirnos para delinear un lenguaje y una forma de presentación ade­cuados a cada circunstancia, especialmente en cuanto a la exposición de los aspectos más téc­nicos del trabajo.

223

Page 114: Sabino-el Proceso de Investigacion

Por último queremos decir que no existe una sola forma correcta de presentar un trabajo; según el estilo y la preferencia de cada autor será posible organizar esquemas diferentes. To­dos son válidos, creemos, si son completos, rigu­rosamente ordenados y facilitadores de la lectu­ra y comprensión.

11.4. Recomendaciones sobre la redacción del informe

Resulta difícil, al respecto, tratar de formular procedimientos o técnicas que resuelvan esta tarea, pues no se trata de una actividad mecá­nica sino esencialmente creadora.

Algunas observaciones prácticas al respecto corresponden a problemas puramente gramati­cales, que no es del caso explanar aquí, pues son comunes a la expresión escrita en general. No obstante, como fruto de la experiencia con­creta de quien escribe estas líneas, creemos pertinente hacer algunas recomendaciones que aconsejamos seguir a quienes no están dema-

. siado familiarizados con tal tarea. Ellas son_: a) No tratar de redactar el trabajo de pri­

mera intención: muy pocas personas tie­nen la habilidad y el suficiente dominio del idioma como para redactar prolija­mente un informe -sobre un tema más o menos complejo- sin apelar a borra­dores, múltiples correcciones y diversos ensayos. Pretender eludir esta tarea pue­de resultar, en casi todos los casos, algo frustrante. Por eso aconse jamas que, co­mo primer paso, se intente una redacción

224

provisional, en la que la preocupación central no va a resultar la forma sino el hecho de que aparezcan todos los aspec­tos a exponer, preferiblemente con clari­dad y sencillez. Después de un cierto tiempo -que permite tomar algo de dis­tancia con lo escritC>--- conviene retomar lo ya hecho, revisarlo y en1prender una nueva redacción, que habrá de ser más cuidadosa y donde nos preocuparemos más por la forma, el estilo y la correc­ción gramatical. Esta labor puede ser ejecutada dos, tres, cuatro o más veces, según las dificultades que se encuentren, hasta que podamos encontrarnos satis­fechos con lo alcanzado.

b) No tratar de seguir un orden rígido en la redacción: no existe ninguna necesidad, ni teórica ni práctica, de que la redac­ción siga el mismo orden que el informe. Probablemente haya en el trabajo algu­nos aspectos que, antes de la finalización del mismo, ya puedan adoptar una forma definitiva; puede haber otros que, aun­que situados al comienzo del informe, deban esperar algo más para ser redac­tados en forma completa y acabada. En este sentido la experiencia indica que la rigidez sólo constituye una pérdida de esfuerzos y de tiempo. Por ejemplo, la Introducción de un estudio suele ser es­crita después que el resto del informe~ pues resulta más sencillo hacerlo cuando se tiene a la vista todo el resto de lo es­crito, ya que eso permite tomar una pers­pectiva más definida.

15 El proceso 225

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e) Cuidar minuciosan1ente la lógica interna: redactar bien no es sólo una tarea gra­matical sino, y casi podríamos ?e.cir fu~­damentalmente, un trabajo de logiCa ai?ll­cada. Sólo lo que se tiene claro en el In­telecto puede ser llevado ~ la pala~ra con claridad. Podríamos decir que, sin una redacción lógicamente consistente! un tra­bajo científico se desmerece sena~ente, pues arroja dudas acerca de la propia ca­pacidad de razonamiento del autor.

d) Emplear un lenguaje adecuado al tema: un informe de investigación debe poder ser comprendido por cualqu~er lector q?e posea la mínima base teonca necesana. Por lo tanto debe expresarse en forma clara y sencilla, directa, omitiendo pa~a­jes confusos, demasiado extensos, o~acio­nes que pueden, interpretarse , e!l mas de un sentido, etcetera. Lo esteti~o. , en la ciencia es la claridad y la precisiOn, no la oscuridad o la vaguedad en el lengua­je. Por último queremos recalcar que nun­ca se debe tratar de impresionar al lector mediante la utilización de términos gran­dilocuentes o expresiones rebuscadas. La idea más complicada que pueda conce­birse admite siempre una exposición sen­cilla, pues la oscuridad en la expres~~n es casi siempre efecto de la confus~on mental. Quien trata de sorprender o Im­pactar a los lectores cuando escribe de­muestra ser un pobre científico, y arroja sobre sí la sospecha de su poca capacidad como investigador.

226

12

PALABRAS FINALES

N o queremos termina~ nuestra exposici~n sin hacer algunos comentarlOs generales relatiyos a la metodología científica. El lector habra po­dido observar que, pese a la rígida temática, hemos tratado de escapar en todo lo posible a los esquemas cerrados, a las fór~ulas de e~ga­ñosa simplicidad, a una preceptiva que pudiera convertirse en dogmática. Porque la metodolo­gía de investigación no puede pretender conver­tirse en algo más que una aplicación de los principios fundamentales del método y éste, para la ciencia, no sólo no puede ser dogmático sino que debe ser -por el contrario- una garantía contra todo dogmatismo. De otro modo estaría­mos conspirando contra los propios fines que se propone la ciencia: un conocimiento qu~ in­tenta ser objetivo pero que reconoce humll~e­mente su propia falibilidad no puede constrwr­se con métodos y metodologías presuntuosamen­te infalibles.

La metedt>logía, como el conocimiento mismo, es permanente construcción, .es cr~aci~~ y . ac­tividad· no existe fuera de la InvestigaCion VIva, del trabajo de la gente preocupada intensamen­te por conocer y, debemos agregar, no existe tampoco fuera del error, del permanente supe­rar los escollos que los objetos y nosotros mis­mos imponemos a esa voluntad de conocimiento.

227

Page 116: Sabino-el Proceso de Investigacion

Por eso, si alguna recomendación final debié­ramos hacer a quienes se inician en este cam­po, optaríamos por decir qu~ s~lo t:abaja~d~ es que se aprende. No hay n1ngun libro, r:I este ni el mejor imaginable, que puedan realizar el milagro de generar un investigador. La me~odo­logía por sí sola no tiene n~ng~n valor, ~ngu­na importancia; no es una ciencia por s.I m1.sma, es sólo una guía para poder hacer ciencia, y es intentando producirla que surgen .~~"~4 proble­mas de método; y allí, en todo caso .:_como ele­mento de consulta, como referencia, como estí­mulo- pueden ser de utilidad los libros como el presente. Nuestra experiencia docente nos indi­ca que sólo después de cometer muchos e.rrores un estudiante alcanza a comprender las Incon­sistencias que hay en sus proyectos, y puede iniciar trabajos más serios y fundamentados. Por eso no hay que desanimarse ante los intentos frustrados, ante las complicaciones imprevistas, ante los caminos que de pronto muestran no conducir a ninguna parte. Son inevitables.

A veces surge la pregunta, evidentemente lí­cita y pertinente, de si realmente se justifica tanto esfuerzo como se hace para el desarrollo de la ciencia, si sus resultados tienen realnlen­te un valor, una utilidad para este mundo sa­cudido todavía por guerras, hambre y miseria. La inquietud es más aguda, aún, cuando de las ciencias sociales se trata. Nosotros no partici­pamos de la ingenua ideología que ve en cada avance de la tecnología moderna un fruto capaz de hacer mayor la felicidad de la humanidad. Creemos, por el contrario, que la tecnología ~s también un producto social y que, por ese mo­tivo, ha estado y está al servicio de los grupos

228

ec~nómicos más poderosos, de los grandes capi­tali.stas y de ~os . intereses de los estados, que casi nunca cOinciden con los intereses de las grandes mayorías de la población. Pero no por aceptar lo anterior nos parece que haya que paer en la posición contraria, la de negar de plano y a priori todo valor al trabajo científico. Porque hacerlo significaría renegar del princi­pal recurso que tiene el hombre para compren­der su realidad y para transformarla: el pensa­miento crítico, el pensamiento libre.

Tal vez debiéramos ser más modestos cuan­do evaluamos los logros del trabajo intelectual: no pidamos lo que éste, sanamente, no puede llegar a dar. En cambio sí trabajemos para que sobre su base, se combatan a todos los oscuran­tismos y dogmatismos, para que de sus frutos sal~an arm~s contra la sinrazón, el prejuicio y la Ignorancia.

229

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EJERCICIOS

Los siguientes ejerciCios pretenden constituir una guía para que el lector vaya poniendo a prueba su capacidad de asimilación de los con­tenidos que sucesivamente van desarrollándose en el texto. Pueden plantear algunas dificul­tades en su resolución que, con una cierta base teórica, y con una cierta dosis de inventiva y de creatividad, serán superadas por una mayo­ría 'de los lectores. Su ordenamiento obedece al mismo concepto con que se han ordenado los capítulos, y su índole varía de acuerdo a las características de los puntos expuestos. Reco­mendamos resolverlos a medida que se vaya con­cluyendo la lectura de cada capítulo.

Capítulo 1:

1 . Exprese cómo la Geografía, ciencia bási­camente descriptiva, alcanza generalidad en sus enunciados.

2. Dentro de la clasificación de las ciencias, ¿dónde ubicaría Ud. la Historia Social? ¿Dónde la Parapsicología; la Lingüística; la Geología?

3 . ¿Cuáles son las ciencias puras de que se alimenta la Ingeniería Electrónica? ¿ Cuá­les aplicaciones cree Ud. que tiene la So­ciología?

230

4. Distinga, para algunos de los siguientes conceptos, las diferencias que se estable­ce~ ~ntre lenguaje científico y lenguaje cotidiano:

-Clase Social -Cultura -Metal -Energía -Te ji do (en biología) -Vegetal

5. Mencione alguna novela que haya leído d?nde. pueda ,h~ber encontrado una apro­XImaci~n estet~ca a los conflictos políti­cos latinoamencanos. Trate de analizar el tex~o ~iter~~io y compararlo con algún trabaJo cient1f1co que trate el misrno tema.

Capítulo 2:

1 . ¿ C~áles son las relaciones entre SUJeto y obJeto que se plantean, a su juicio, en la práctica literaria? Trate de encontrar las principales diferencias entre esta activi­dad y la investigación científica desde el punto de vista que hemos señ~lado.

Capítulo

l. Siguiendo el esquema propuesto en 3.2 trate de imaginar qué ocurriría con los resultados de la investigación si:

a) Las técnicas de recolección de datos no se adecuan al diseño formulado.

231

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b) El Instrumento de recolección de da­tos no recoge completamente lo plan­teado en la operacionalización.

e) El tema no ha sido delimitado con precisión.

2. Si al procesar los datos nos damos cuenta que éstos son insuficientes para respon­der a las preguntas iniciales ¿cuál o cuá­les de las tareas previas cree Ucl~Jiue está en el origen de este inconveniénte?

3. ¿En qué cree que puede perjudicar la im­paciencia a un investigador?

Capítulo 4:

1 . Trate de encontrar un tema que tenga relación con su práctica cotidiana, y que sea susceptible de convertirse en proble­ma de investigación. En base al mismo puede ir ejecutando luego todas las etapas del proceso de investigación que se irán exponiendo.

2. De qué tipo sería una investigación titu­lada "Causas físico-químicas de la heren­cia en la especie NN".

3. Trate de dar una delimitación adecuada, en cuanto espacio, tiempo y contenido, al siguiente problema propuesto: "Estruc­turas socio-económicas existentes en La­tinoamérica".

4. Dé un ejemplo de una investigación apli­cada que sea descriptiva.

232

Capítulo 5:

l.

2.

3.

4.

5.

6.

7.

~ormule un ejemplo de una variable con­tinua y de una discreta.

Cuáles serían las principales dimensiones de 1~ variable "Tipo de organización", su­poniendo que estamos haciendo una in­vestigación donde nos interesa ver la for­ma que las empresas productivas adop­tan al respecto.

Relacione las variables- siguientes: a) Sal­do d: 113; Balanza Comercial; b) Conflic­t?s sindiCales; e) Inflación; d) Masa de circ.u~~nte. O~dene las mismas, defina su posicion relativa ~eterminando si apare­~en com<? dependientes, intervinientes o Independientes, y trace el esquema co­rrespondiente.

~jempli~ique una relación en que dos va­nabi:s Independientes afecten a una de­pendiente.

~é un ejemplo de una condición necesa­ria para que el fenómeno "guerra nu­clear", se produzca.

La ruptu~a. ,o daño ~el nervio óptico ¿es una c?ndicion de que tipo para producir el fenomeno "ceguera"?

Para el tema escogido en el ejercicio 3.1: haga una delimitación apropiada· formu-1~ el marco teórico que permita estu­diarlo.

Page 119: Sabino-el Proceso de Investigacion

Capítulo 6:

l. Formule una hipótesis en que estén pre­sentes las dos variables siguientes: domi­nio de las técnicas de estudio; capacidad de aprendizaje.

2. Describa detalladamente las operaciones que habría que realizar para efectuar un experimento donde se tratara de compro­bar la siguiente hipótesis: "La concen­tración de una persona eleva la velocidad de su lectura".

3.

4.

5.

6.

Dé un caso de algún experimento post­tacto que se pudiera plantear en temas histórico-sociales.

¿Cuál o cuáles serían los diseños reco­mendables para estudiar el comporta­miento de las personas en actos políticos masivos?

Formule un diseño para el tema elegido en 4.1.

¿Por qué sería adecuado adoptar un di­seño bibliográfico para estudiar las cau­sas que llevaron a las guerras de la inde­pendencia latinoamericana del pasado siglo?

Capítulo 7:

l. Defina Ud. el universo que habría que estudiar para una investigación acerca

234

2.

3.

de las preferencias en marcas de bebidas alcohólicas ..

¿Qué método de extracción de muestras elegiría para encontrar una de 500 adul­tos que viven en zonas rurales?

Para estudiar el comportamiento de ~ife­rentes sindicatos, teniendo como unidad de dato a sus afiliados, ¿qué muestra es preferible: una por conglomerados o una estratificada?

Capítulo 8:

l.

2.

3.

4.

5.

Construya una hipótesis operacional en base a la hipótesis teórica que aparece en el ejercicio 6.1.

Dé un ejemplo de una escala ordinal, de otra nominal y de otra de cocientes.

Determine tres indicadores para la varia­ble "eficiencia en el puesto", para un tra .. bajo de operario manual en una cinta de montaje.

Pondere los indicadores del ejemplo an­terior, construyendo el índice correspon­diente. _fr#.»-'f~,l'

Operacionalice los elementos del proble­ma definido en el ejercicio 4.1.

Capítulo 9:

1 . Realice una observación no estructurada

235

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/

del comportamiento de las personas fren­te a un puesto de venta de periódicos, tendiendo a determinar sus hábitos de compra.

2. Efectúe una observación participante en­tre sus compañeros de estudio o de tra­bajo, tendiente a detectar fenómenos de liderazgo. No olvide registrar los datos obtenidos.

3. Confeccione una pauta de ótfsérvación que pudiera usarse para registrar las reac­ciones de estudiantes durante un examen escrito.

4. Trate de diseñar un cuestionario para de­terminar el nivel socio-económico de las personas.

5 . Construya un cuestionario adecuado para la medición de los hábitos de consumo de cigarrillos.

6. Intente realizar una entrevista focalizada con alguna persona de su conocimiento. Como "foco" puede emplear algún proble­ma de su experiencia cotidiana o de la ac­tualidad política internacional.

7. Confeccione fichas mixtas de los capítu­los 2, 5 y 8 del presente libro.

Capitulo 10:

l. Diseñe una planilla para efectuar la ta­bulación cruzada de estos dos indicado-

res: marca de automóvil usada y razones de preferencia por la marca usada.

2 . Construya un cuadro de doble entrada según las variables del ejercicio anterior. Póngale un título apropiado y trate de imaginar datos que, razonablemente, pu­dieran haberse recogido para una mues­tra de un total de 1.200 usuarios de auto­móvil.

3. Construya un gráfico que permita apre­ciar los datos del ejercicio anterior.

Capítulo 11:

l. Realice el análisis de los datos que apa­recen en el cuadro del punto 10.4.2 de la presente obra.

2. Determine el esquema o estructura del in­forme de investigación que convendría pre­sentar para publicar la investigación rela­tiva al tema elegido en 4.1.

3. Tome dos libros que usted haya leído y examine la estructura de sus capítulos y puntos. Observe los aspectos positivos y negativos que pudieran encontrarse.

236 237

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BmLIOGRAFIA

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2'40

INDICE

PROLOGO .......................... · ... 7

l. EL PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO

1.1. ¿Es el conocimiento un problema? 10 1.2. Orígenes del conocimiento 12 1.3. Diferentes tipos de conocimiento . 14 1.4. El conocimiento científico y sus

características . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16 1.5. Clasificación de las ciencias 22

2. EL l\J!ETODO CIENTIFICO

2 .l. Sujeto y objeto . .. .. .. .. .. .. .. . 25 2.2. El papel de la teoría .. . . .. .. . .. 29 2.3. La ciencia y su método . . . . . . . . . . 31 2.4. Método y metodologías . . . . . . . . . 36

3. LA INVESTIGACION CIENTIFICA

3.1. Fases fundamentales de la investi-gación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41

3.2. Un modelo del proceso de investi-gación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43

3.3. El sujeto investigador . . . . . . . . . . 51

4. PLANTEAMIENTO DE LA INVESTI­GACION

4 .l. Selección y formulación del pro-blema . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 54

4.2. Tipos de investigación . . . . . . . . . . 58

16 El proceso 241

Page 123: Sabino-el Proceso de Investigacion

4.3. Delimitación temática

5. EL MARCO TEORICO

5.1. Concepto ...................... . 5.2. El problema de la causalidad .. . 5.3. Tipos de determinación ........ . 5.4. Un recurso analítico: las variables 5.5. Variables y dimensiones ........ . 5.6. Relaciones entre variables ...... . 5. 7. Concepto de hipótesis ......... . 5.8. Cómo formular un marco teórico .

6. PROBLEMAS DE LA INVESTIGACION

6.1. El diseño de la investigación .. . 6.2. Diseños más usuales .......... . 6.3. Diseños bibliográficos ......... . 6.4. Diseños de campo .............. .

6.4.1. Diseño experimental ...... . 6.4.2. Experimentos post-jacto .. . 6.4.3. Encuestas ................ . 6.4.4. El panel .................. . 6.4.5. Estudios de caso ......... .

6.5. El diseño concreto de la investi-gación ........................ .

6.6. El proyecto de investigación

7. EL MUESTREO

7 .1. La operacionalización .......... . 7.2. Datos y unidades .............. . 7.3. Universo y muestra ............ .

242

64

67 70 74 77. 81 84 87 91

94 96 98

102 103 110 112 116 119

123 124

127 129 131

7 .4. Muestras aleatorias . . . . . . . . . . . . . 134 7.4.1. Al azar simple . . . . . . . . . . . . 135 7.4.2. Al azar sistemático 136 7.4.3. Muestras de conglo,;~~dd¿~ ·. 137 7.4.4. Muestras estratificadas . . . . 138

7.5. Tamaño de la muestra y error muestra! . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 139

8. INDICADORES E INDICES

8.1. Operacionalización de las variables 141 8.2. Problemas de medición 144 8.3. Los índices. Su utilidad· · .' .' .' .':: : 151

9. INSTRUMENTOS DE RECOLECCION DE DATOS

9 .l. Indicadores, técnicas e instrumen-tos

9.2. Dat~~ p;i~~~i~~ y. ~~~~~d~;i~~·::: 9.3. Recolección de datos primarios ... 9.4. La observación científica

9.4.1. Observación simple ·Y· p~~ti-cipante .................. .

9.4.2. Registro y formalización de la observación

9.5. Larz,entrevista .. · · · · · · · · · · .................... 9.5.1. Entrevistas no estructuradas 9.5.2. Entrevistas formalizadas ...

9.6. El cuestionario autoadministrado 9.7. Otras técnicas para recolectar da-

tos primarios .................. . 9.8. Los datos secundarios .......... .

160' 162 163 165

167

172 174 177 181 183

185 188

243

Page 124: Sabino-el Proceso de Investigacion

10. LOS DATOS Y SU PROCESAMIENTO

10.1. El procesamiento como parte de la investigación . . . . . . . . . . . . . . . . 191

10.2. Codificación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 194 10.3. Tabulación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 197

10.3.1. Tabulación de dos varia-bles . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 199

10.3.2. Total de las respuestas ta-buladas . . . . . . . . . . . 200 ·

1 O .4. Cuadros estadísticos . . . . . . . . . . . 203 10.4.1. Cuadros con una sola va­

riable . . . . . . . . . . . . . . . . . . 206 1 O .4 .2. Cuadros con dos o más va­

riables . . . . . . . . . . . . . . . . . . 207 10.4.3. Gratificación . . . . . . . . . . . . 208

10.5. Procesamiento de datos secunda-rios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 210

11. LA CONCLUSION DE LA INVESTI· GACION

11.1. El análisis de los datos ....... . 11.1.1. Datos cuantificativos ... . 11.1.2. Datos cualitativos ...... .

11.2. La síntesis ................... . 11.3. La exposición de la investigación 11.4. Recomendaciones sobre la redac-

ción del informe ............. .

212 214 217 218 220

224

12. PALABRAS. FINALES . . . . . . . . . . . . . . 227-

EJERCICIOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . -230 -

BIBLIOGRAFIA . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . .. .. 239

244

Impreso en los Talleres de Gráficas Modernas BOGOTA- COLOMBIA

Julio de 1989 ·