Salieron al encuentro de Jesús diez hombres leprosos que le Salieron al encuentro de Jesús diez hombres leprosos que le

gritaron:gritaron: « ¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!»« ¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!» ..

Dijo Jesús:

“ ¿No quedaron limpios los diez? ¿ No ha habido quien volviera

a dar gloria a Dios sino este extranjero?”.Y le dijo: “ Levántate y vete; tu fe te ha salvado”.

(Lc 17,15-19)

San Francisco de Asís sentía una repugnancia irresistible ante ellos .

En nuestros días, los leprosos son los excluidos de la sociedad cuya presencia pretendemos ignorar.

Necesitamos que la gracia nos toque el corazón para acoger de forma afectiva y efectiva

a los que se nos cruzan en el camino de cada día.

Y que éstos pueden guardar en su corazón Y que éstos pueden guardar en su corazón un sentimiento religioso sorprendente.un sentimiento religioso sorprendente.

El relato de Lucas está lleno de lecciones que no debemos olvidar:

La misericordia de Dios acoge también La misericordia de Dios acoge también a judíos y samaritanos.a judíos y samaritanos.

Nos recuerda el valor de la oración confiadaNos recuerda el valor de la oración confiada que nace de la fe en el Mesías Jesús.que nace de la fe en el Mesías Jesús.

Nos exhorta a recobrar el valor de la gratitud,Nos exhorta a recobrar el valor de la gratitud, tantas veces olvidado en nuestro mundo.tantas veces olvidado en nuestro mundo.

Subraya la dignidad y la compasión de JesúsSubraya la dignidad y la compasión de Jesús, ,

el profeta definitivo.el profeta definitivo.

Como los leprosos, también nosotros imploramos la misericordia que sana y salva.

La oración ha de reflejar la honda verdad de nuestra condición personal.

Pero también la conciencia explícita de nuestra miseria.

Esta súplica se dirige también hoy a Jesús.Esta súplica se dirige también hoy a Jesús.A ese Jesús que con frecuencia es ridiculizado A ese Jesús que con frecuencia es ridiculizado

en exposiciones blasfemas.en exposiciones blasfemas.

Súplica que, por humillada y despreciada que sea, refleja en su debilidad la compasión de su Señor.

Y ofrece la paz y la salvación que ella ha recibido.Y ofrece la paz y la salvación que ella ha recibido.

Señor JesúsSeñor Jesús, que te compadeces de nuestra miseria , que te compadeces de nuestra miseria cuando invocamos tu gracia y tu perdón, cuando invocamos tu gracia y tu perdón,

danos un corazón compasivo para que seamosdanos un corazón compasivo para que seamos testigos creíbles de tu salvación.testigos creíbles de tu salvación. Amén. Amén.

José Román Flecha Andrés Palabra del Señor, Salamanca , Editorial.Secretariado Trinitario,2007

Presentación: Antonia Castro Panero