Salió ayer de San Juan la fra- -...

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EL MUNDO, SAN JUAN, P. R. JUEVES 15 DE DICIEMBRE DE 1938. EL LAÜO BUENO ••• Por DAMON RUNYON El Mflor Jet Turp ntt Mcrlbt: Ei ti mido Mftor: La otrt noche cuando llegué dtl trabajo a cata, Mlldred Swanson •itaba allí, y le digo: —Hola, Mlldred, ¿cómo oitá Hunk? —"No cómo Mta, y no rao Importa", rao contestó. Bueno, yo idamente preguntaba. «Cómo es- tá» tú, entonces? —Estoy muy mal. Entonce* entra mi «apota Ethtl, y dlet: —Oh, Jot, aquí está Mlldred. —SI, la vto. —Ella ht dejado t Hunk para siempre y por todo. Y yo digo: —¿Qué es lo que pasa ahora? Y Mlldred dice: —Oh, no pasa nada. Solamente qut Hunk pre- fiere tirar su dinero tn los caballos en vez de dar- me lo necesario, y yo aguanté todo lo qut pudt y luego sencillamente mt levanté y lo dejé. Y yo digo: —Para slemprt y por todo, ¿eh? —Asi es, para sitmprt y por todo. Oamon Ruayo» _Bueno, Mlldrtd. siento ssbtr eso. Me dolería qut esta vieja muflequita mía mt dejara. En toncas lt digo a Ethel: —Querida, ¿qué hay dt un gran baso? Y Ethtl dice: —Seguro qut si, Joe. Entonces Mildred dlct: —Oh, Joe, no tic .íes que preocuparte porque Ethtl pueda dejarte alguna vez, porque nelle en tstt mundo tiene tan butn carácter como o ts un nejor proveedor. Y yo digo: —Oh, él putdt str muy antipático cuando quiere. Yo nunca tt vi Irritado. Joe. —Mildred, eso ts porqut soy tan feliz con Ethel aquí. ¿Por qué razón tn ti mundo tendría yo qut sentirme irritado? Entóneos lt digo a Ethel: —Dame otro beso, y entonces vayamos a comer. Estoy tan ham- briento qut mt comería un caballo con pelo y todo. Ethtl, llévame a tsa carne con repollo. Y, Mildred. vtntt conmigo y deja dt preocu- parta por Hunk un rato. Hunk es bueno, pero mt parece qut él putdt str malo de soportar dt vez tn cuando. Ethtl dlct: —Oh, Joe, siento tanto qut no haya carne con repollo esta noche. —¿Por qué no? Mt partea qut tsta ts nocht dt carne con repo- llo, a menos qut yo naya confundido las fachas. —Asi ts, Jot. Es nocht dt carne con repollo, pero Mildred llegó precisamente antes dt yo comenzar a preparar la comida, y tila ttnla qut contarme do su disgusto con Hunk, y yo mt interesé tanto que olvidé todo le demás. —Butno, aguarda un minuto, Ethtl. jama vtr esto claro. ¿Quie- res dedr que olvidaste preparar mi carne con repollo tn una nocht dt carnt con repollo? Asi ts, Joe. —¿Quieres decir qut ahora no hay carne con repollo preparada para mi, ni tampoco patatas hervidas con cascara y todo? —Butno, Jot, putdo abrir una lata de habichuelas o algo, o tal vez podemos salir y llevar a Mildred con nosotros. —Mira, Ethel, cuando hay noche de carnt '•on repollo yo comienzo a pensar en ella dtsde el mediodía. Escasamente pienso tn otra cosa el resto del dia. Sitmprt pienso que esa fué una manera dt hacerme un favor tu mamé, ensenándote a cocinar carne con repollo. Pero lle- go a casa tan feliz como una almeja, y ¿con qué mt encuentro? En- cuentro a Mildrtd Swanson y no encuentro carne con repollo. —Pero, Jot, no hay razón para sentirse asi por una tontería como la dt no haber carnt con repollo. —¿Y llamas a aso una -tontería, dt veras? Eso es una cosa bastan- te grandt para hacer que un Individuo se vaya del hogar. Entonce* Mlldred comenzó a reírse, y dlct: —Eso ts gracioso. Y yo prtgunto: —¿Qué es gracioso? —Pues, qut tso es lo que dice Hunk. Me parece qut los hombres son todos igualas. Yo estaba sentada en casa anoche, pensando tn un abrigo de pieles qut puedo conseguir por ochenta y seis dólares, y se mt olvidó hacer la comida, y Hunk se encolerizó cuando llegó a casa, y tso comenzó nuestro disgusto y fué causa dt qut yo mt futra. —Mt pareció qut dijiste qut fué porqut él no tt daba lo necesario. —Asi es. El no quiso darme para el abrigo dt pieles. N —Butno, mira Mildred» tienes bastante osadía vinitnde a mi casa con tus dificultades y ocupando el tiempo de mi espesa y hacién- dola olvidarse de preparar mi carnt con repollo. Mt has dañado todo el día, y suerte para ti iut no eres un hombre. Y Ethel dice: —Oye. Jot Turp, no puedes hablar asi a mi amiga. Y lt contesto: —Ethtl, yo le hablarla asi a cualquiera cuando mt hacen perder mi carne con repollo. Ethel entonces dice: Salió ayer de San Juan la fra- gata "Almirante Saldanha" Después de una emocionante despedida que selló la amistad de Brasil y Puerto Rico.—Tar- dará cerca de un mes en llegar a Río de Janeiro Por Samuel X. BADILLO Da ana emocionante despedida, tn la cual participaron laa auto* ridadei gubernamental** y milita- res dt la Isla y cientos dt perso- nas da todas clases sociales, fut- ren objeto aytr por la mañana loa marinos brasileños dt la fragata "Almirante Saldanha". La hermo- sa tmbmareación, considerada co- mo una de las mejores de su cla- se en el mundo, despegó del mue- lle remolcada y cortó minutos des- pués las aguas dt la bahía dt San Juan con la misma gallardía con qut surcara las aguas dt las dos Amérlcas antas de sufrir la enca- lladura que la retuviera en nues- tro puerto varios meses. Los nauta* del Brasil no pudie- ron ocultar su emoción cuando lle- la hora de la partida. La ban- da del Regimiento ejecuté "La Bo- rinqueño", mientras muchos ros- tros se llenaban de lágrimas. Cuan- do ti remolcador qut ha de auxi- liar a la fragata en su travesía comenzó á moverse, por órdenes dt su capitán, Arthur Montelro Gulmaraea, la banda interpretó el himno nacional de Brasil. La ofi- cialidad de la nave, pulcramente uniformada, y la tripulación, se cuadraron militarmente a obre el puent* y «aludaron. Lo* milita- res portorriqueño*, presidido* por el coronel Wright; el cón*ul de Bra •11 en la Isla, don Víctor Bratg- ger; y el pueblo, entre él un hu- milde muchacho limpiabotas que habla tenido de cliente generoso a uno de los oficiales dt la "Sal- danha", respondieron cuadrándose sobre ti muelle y saludando tam- bién militarmente. Ya alejándose la nava dtl mutile, la banda vol- vió a ejecutar, tsta vtz ti himno nacional dt Estados Unidos. El capitán Perry dt.Almtida ae ade- lantó a la borda y saludó otra vez con tu oficialidad, repitiéndose la Un brindis lnteramerlcano: momentos en que el coronel Wright (Isqulerda), el cónsul de Brasil en Puerto Ri- co, don Víctor Braegger; y el capitán Washington Perry de Al meida, brindaban por el progreso de loa pue- blo* americanos, antea de abandonar el puerto de San Juan, en viaje de regreso al Brasil. El que escribe estas lineas llevó a las páginas dt EL MUNDO ca- da uno dt los- capítulos dt la odi- sea de los nautas de Brasil tn ro dt esa desgracia Iba surgiendo, lenta pero seguramente, un espí- ritu de fe en América qut valla más qut todas las navas dtl mundo los arrecifes de Isla de Cabras los embates del oleaje y del tiempo I enfurecidos, se convirtió en un «Im- 1 bolo de América, da la América -Mlldred, aguarda un minuto en lo que cojo mi sombrero y mi M agruparon en la puerta de'San abrigo, y nos iremos a casa de mi mamá. Y yo la digo: —Bueno, puede Irte, que a mi no me importa. En ese momento sonó el teléfono, y ara llamando a Mildred, y al poco rato volvió Mlldred sonriendo dt oreja a oreja y dijo: —Era Hunk, y todo tata bltn. El acertó un ganador hoy, y va a proveerme dt aqutl abrigo dt pieles. Bueno, Jot y Ethtl, volveré a varios. Y ye lt dijt: —Ño, al tt vto yo primero. Ethtl comenzó a llorar y dijo: —Me voy para casa da mamá yo sola, de todas maneras. Echó a caminar hada la puerta, y entonce* se detuvo y dijo: —Oh, Joe, sabea que mamá tiene carne con repollo esta noche también, ai te das prisa. —Eatoy prácticamente corriendo ahora. Ethel. En el camino hacia la casa de su mamá Ethel dice: —Joe, ¿sabes una cosa? —No. ¿Qué es? —Odio a Mildred Swanson. —Ethel, puedes Incluir a Hunk también. Sinceramente suyo, Joe TURP (Copyright, lesa. Km* Pea turas Synaicate. Ine. Dártenos dt publicidad exclusivos para EL MUNDO en Puerto Rico.) Con la misma gallardía con que navegara antes de la encalladura, la "Al mirante Saldanha" abandonó ayer el puerto de San Juan. emocionante escena del muelle. Po- co después la nave salia mar afut- ra, después dt rtsponder a loa sa- ludos dt citntoa de personas t,ue Esta noche en el Teatro Tapia Esta noche, juev.es, a las ocho y cuarenta y cinco, st pondrá tn la tsetna dtl Teatro Tapia de San Juan la emocionante y graciosa comedia "A Murder haa bten Ar- ranged". dtl conocido autor Em- lyn Williams, representado por un grupo escogido de los miembros del "Llttle Theatre of Puerto Rico". Las representaciones que en ve- ces anteriores ha ofrecido ti Lit- tle Theatre a la culta sociedad de San Juan han sido objeto dt fa- vorables comentarios, y ea por ts- ta motivo qut podamos augurar qut la obra qua presentarán esta noche, asi como también mañana viernes, alcanzará un éxito rotun- do, Los miembros que tomarán par- te destacada en el reparto son los siguientes: Beatrice Jasper aeftorita Do- rothy Frlsble; James North Lt. Willlam Hendrlckson; The Woman señora Bessie Howell; Misa Gro- za seftorita Conchita Rexach: Sis Charles Jasper seftor Luis Dastas: Maurlct Muilins seftor Rudy Lund: Mrs. Wragg sefto- rita Ethtl Stevens; Cavendish doctor Frederick C. Bissel. Todo indica que la función dt tata nocht aera otro de loa mu- chos éxitos que ha tenido el Llt- tle Theatre of Puerto Rico. KATE. AVISO A nuestros cliente» y amigos que deseen remitir alguna mercancía para Estados Unidos les ofrecemos nuestra cooperación para enviar sus paquetes por Express o Correo. Dénos sus órdenes temprano y tendré- mos mucho gusto en servirles. COLMADO CARVAJAL Alien 41 - Tels. 1900.1901-1902.1903 , Juan, en El Morro y en las azo- teas dt laa residencias cercana* a la bahia. Un gran abrazo Antea de aarpar la "Saldanha". su salón de recepciones fué esce- nario de una página inolvidable para las relaciones interamerica- nas. Visiblemente emocionado, el capitán Washington Perry de Al- meida expresó el agradecimiento de sus hombres por las deferencias de que fueron objeto en la Isla. —Yo lamento —dijo—'abandonar esta tierra de promisión, y créan- me que lo lamento coraron aden- tro. Ustedes nos han rodeado de cariños y de afectos y nos hicie- ron olvidar nueatra desgracia. Eso, difícilmente, putdt olvidarse. ¡Cuan to se lo agradecemos! Regresaré a mi tierra y sugeriré a mi gente muchas ideas grandes y muchoa proyectos hermosos que he apren- dido de ustedes. Puerto Rico ha de gozar de una gran prosperidad; ustedes tienen ambiente y tienen hombres para lograrla. Eatadoa Unidos y Brasil han de afianzar más su amistad a travéa de esta página de amor americano que han escrito en nuestros corazones us- tedes los portorriqueños. El Jefe de las fuerzas armadas insulares, coronel Wright. corres- pondió, también emocionado, a la sincera alocución del capitán AI- melda. Se levantaron copaa y se brindó por la felicidad de loa pue- i hlos americanos. Fué un espec- táculo hemoao cuando, frente a frente, el gallardo marino brasile- ño y el bizarro militar noteame- rlcano se despidieron militarmen- te. El último en. salir del salón fué el cónsul de Brasil en Puerto Rl- co, el distinguido caballero don Víc- tor Braegger. Llegado al momen- to de desdedirse del capitán Al- meida, ambos quisieron repetir el saludo militar, pero no lo logra- ron. Más pudo la emoción, qut loa confundió en un prolongado abrazo. No st habló una sola palabra, pe- ro ti gesto fué más elocuente que la expresión dt todos los vocablos del Unlverao Juntos. Fué un gran abrazo. El abrazo de Brasil y Puer- to Rico. Presenciaron la escena don Alberto Lee y don Miles H. Falrbank. e¡ue pusieron su óbolo en esta página de América. Mensaje troacendente La "Almirante Saldanha" va sur- cando las aguas antillanas. El tu- nea próximo estará tn Trinidad: unoa días máa tarda en Belén, ya tierra baallefta; luego pernoctará an Pernembuco. Treinta día* a partir dt hoy estará en la capital brasileña, Río de Janeiro. La fra- gata, en al. constituye un mensa- je vital pare América. Un men- saja qua habrán de esparcir las aguas que ella surque como un tributo a la paz y al progreso del mundo. Un mensaje que soñó Bo- lívar cuando, en busca de un Ideal que algún dia habría de encon- trar, trepó loe Andes y en sus cuna- brea vanelo ti "sorocha" y conquis- la libertad. / aguas portorriqueñas. A medida que pasaban los dias la desgracia material de la hermosa nave de la Marina de Guerra brasileña Iba ad- quiriendo caracteres trágicos. Pe- juntas. Quince días después de la encalladura ya se hablan cruzado mensajes fraternales entre perso- nalidades de los dos continentes. Y la fragata férrea, resistiendo sobra La Junta de Relaciones Obreras POR CAYETANO COLL CUCHI que lucha por ser la última trin- chera de la paz del mundo. La "Almirante Saldanha" debía anclarse eternamente en el medio de los mares americanos para que, como el Cristo de los Andes en la tierra firme, sirva de símbolo a la confraternidad Interamericana. La Unión de Dependlentea y Em- pleados de Muelles pretende apo- derarse, no ya del llderato, sino del monopolio de las organizaciones obreras. Con motivo del nombra- miento por el gobernador Winshlp de los miembros que han de com- poner la Junta de Relacionea obre- ras insular, la Unión de Dependien- tes y Empleados, no conforme con las personas seleccionadas, amena- za con ignorar completamente la existencia de la Junta y persistir en llevar sus querellas, cuando éstas ocurran, ante la Junta Nacional. Dt paso, la emprende contra la Federación Libre de los Trabaja- dores e incidentalmente contra el Partido Socialista. Esta Unión se creó, durante la pasada huelga de estibadores, al calor del Consejo Insular de Unio- nes, sin pensar que negarla el mo- mento en que, fielea al viejo pro- verbio español, loa empleados y de- pendientes unionadoa tratarían de desplazar a las demás organizacio- nes: "de fuera vendrá quien de tu casa de echará". Al menos, si ésta no es la realidad podemos ver cla- ramente que es la intención. La Unión de Dependientes y Emplea- dos, importándole poco el alcance y trascendencia de lo que significa una huelga general, tratarla en cualquier momento, por todos los medios a su alcance, para satisfa- cer sus ambiciones o laa ambicio- ne* personales de aus miembros, de crear un nuevo movimiento huelgario cuyos desastres en nues- tra economía son evidentes. No voy a censurar ni aplaudir los nombramientos. Él legislador puso en las manos del Ejecutivo la se- lección de los miembros de la Jun- ta, sin calificaciones de ninguna clase, excepto la confirmación por el Senado. Será el Alto Cuerpo el que en definitiva y última Instan- cia llegue a un acuerdo o desacuer- do con al Gobernador. Lo que si voy a censurar acremente es el he- cho de adoptar actitudes revolu- cionarias, que siempre han resul- tado contraproducentes y perjudi- ciales a todos los Intereses envuel- tos en el asunto. Quizás la legisla- ción más importante de la pasada Legislatura fué el eatatuto crean- do la Junta da Relacionea Obreras Insular. El senador Bolívar Pagan, que para demoartar aua preocupa- ciones a inquietudes proletarias no se come un patrono asado todos loe dias, sino que reflexiva y sabia- mente trata de influir con au pres- tigio- y su llderato en lt obra le- gislativa, obteniendo slemprt cuan- to puede, y muchas veces más de lo que puede, en beneficio de las organizaciones del trabajo, creyó, con sobrada razón que, aun supo- niendo que la Junta Nacional tu- viera jurisdicción sobre Puerto Ri- co, su alejamiento en Washington y log. múltiples asunto* t sometido*. a su consideración en el Continen- te, Jamás permitirían que una que- rella o disputa, cuyo conocimiento fuera da la competencia de la Jun- ta, pudiera resolverse con la pre- mura y conocimiento con que se resolverla por un organismo simi- lar funcionando en San Juan de Puerto Rico. Seguramente, a esto* fines, el Senador obtuvo la apro- bación de su ley. que es una co- pia exacta de la ley Wagner. Aquí, como en el Norte, no hace la ley distinciones de ninguna clase en cuanto a selección y nombramien- to. No es la -Junta de Relaciones Obreras una especie de tribunal de arbitraje que compulsoriamente obligue a patronos y trabajadores a acatar sus decisiones cuando me- dien disputas o estallen huelgas. El' propósito primordial do la ley con- siste en definir la política del go- bierno de los Estados Unidos, que hoy es también la política del pue- blo de Puerto Rico, de que convie- ne a loé grandes Intereses indus- triales que tanto el trabajador co- mo el patrono, en sus relaciones del trabajo, observen una conduc- ta ecuánime y honrada, dando ca- da cual al otro lo que legítimamen- te le pertenece en estos aftos de ni- velación social. La Junta tiende a impedir que los patronos, por la fuerza económica que representan, impongan a los trabajadores con- diciones en su labor, no solamen- te onerosas, sino también humillan- tes. Por otra parte, también impi- da que los trabajadores, abusando del poder de una huelga ilegitima, y amenazando la ruina de la in- dustria, obliguen a los patronos a cesiones que no son equitativas. Este es el principio fundamental 1 sobre e! cual trabajó en los Esta- dos Unidos y trabajará en Puerto Rico la Junta dt Relacione* Obre- ras. Toda dificultad puesta en su camino, lo mismo por patronos que por trabajadores, es un atentado contra la felicidad del pueblo en general. La ley portorriqueña tiene un defecto, quizás conscientemente, aunque sin poder evitarlo, llevado a ella por su propio autor: la fal- ta de asignación suficiente para hacer de la Junta un organismo da trabajo constante y efectivo. Las apremiantes necesidades del Teso- ro Insular, las cuales, dicho sea de paso, no son tan apremiantes ro- mo diariamente se proclama por loa oficiales del Gobierno, obliga- ron, : sin duda, al Presidente del Partido Socialista a suprimir de la ley las asignaciones, haciendo los cargos honorarios y no proveyen- do a los gastos de la junta, ni al pago de sus empleados; pero me consta personalmente, por Impre- siones recibidas del propio gober- nador Wlnship. que fué la inten- ción del -Ejecutivo asignar los em- pleados necesarios da la Comisión I GESTIONES DEL GOBERNADOR WASHINGTON, D. C, di- ciembre H. (P. V.l— infór- mase extraoficialmente que el gobernador Winship llega- a Nueva York el domingo por la noche, procedente de Macón (Georgia), y perma- necerá allí hasta el marte» por la noche cuando regresa- a Macón. Créese que el via- je es en conexión con los efec- tos de la Ley de Horas y Sa- larios sobre la industria de la aguja en Puerto Rico. Pre- viamente el Gobernador ha consultado con los trafican- tes de Nueva York, tratando de mitigar las consecuencias dr dicha legislación contra la industria portorriqueña. SANIDAD RECOMIEN- DA AL PUBLICO Que hierva el agua del acueducto de San Juan Deb'do a un aparante aumento en la incidencia de la fiebre tifo- idea en San Juan y Rio Piedras du- rante las últimas semanas, especial- mente en lo que del mes de di- ciembre, y en vista de que las con- diciones del acueducto no son sa- tisfactorias, se aconseja a todos los habitantes que se suplen de agua del acueducto de San Juan, que hiervan la misma antes de su uso para consumo humano. Dr. M. MORALES MUÑOZ, Oficial Médico de Sanidad de San Juan. de Mediación y Conciliación para iniciar los trabajos dt la Junta, por lo menos durante loa primeros meses, y hasta, que ae demostrara su indudable conveniencia. Esta obra magna del senador Pagan re- quiere cooperación, no obstrucción. El propio Senador ha manifestado públicamente su inconformidad con loa.nombramientos. Desde al pun- to de vista tn que st coloca ti ilus- tra legislador, no cabe discutir la razón que le asiste. Paro no por ello incita a que s* desconozca la Jurisdicción de la Junta, aun nom- brada fuera de au agrado, sino iue públicamente prometa presentar tn la próxima sesión legislativa aque- llas enmiendas que fueran apro-- piadas para calificar loa nombra míen tos en forma adecuada. Los trabajadores de los muelles, dicho sea con* el mayor respeto posible para la Unión de Depen- dientes y Empleados, no constitu- yen todo el 'cuerpo de organizacio- nes proletarias, ni siquiera una ín- fima parte. Ante la Junta de Re- lacione* del Trabajo podrán llevar-. (Continúa en la página 12, Col. 1) Francisco Otero Jr. senten- ciado a diez años de prisión El Jurado de la Corte Federal lo halló culpable de vender narcóticos Franclaeo Otero Jr. ocupó el ban- quillo de loa acuaadoa en la maña- na de ayer en Ja Corte Federal, y estuvo declarando por aapaclo da dos hora*, an rtladón con la acu- sación que se le ha formulado por supuestas violaciones a la ley con- tra narcótlcoa. El Ledo. Donald Dtxttr, de la dtftnsa, y al fiscal A. Cecll Snyder, «ometiaron al acu- aado a un fuerte Interrogatorio. El acusado negó haber visto a Charle* Millar ti día 1T de noviem- bre del corriente año frente al edi- ficio dtl Negociado del Telégrafo. Afirmó habtrlo vleto al día aiguien- tt por la nocht, tn las Inmedla- clonaa del edificio Pietrsntonl. Re- cinto Sur, diciendo qua recibió una llamada telefónica dt Millar por >a tarde, quitn la dijo que tenia algo Importante que comunicarle tsa nocht, y lo citó para ese altio, de- trás del edificio dtl diarlo "El Ira- parcial". "Conocía a Charlea Mllltr dtsde hacia seis ano*", dijo el acusado, "y amboa éramos íntimos amigos; yo acostumbraba ir a su caía en MayagQes; en muchas ocasiones en San Juan él me habla pedido dine- ro prestado y tn una ocasión cuan- do vino dt Mayaguez lt presté un dinero." La defensa intenta presentar evi- dencia tendiente a probar q. fué an esa ocasión que Millar trató de ha- cer un "rancho" al acusado, a Inten- probar q. la declaración prestada el día anterior por Miller ara com- pletamente falsa; o en otras pala- bras, intentó la dfeensa establecer la incapacidad de Miller como tes- tigo, a lo que se opuso el fiscal. E! juez sostuvo la objeción advirtlen- do a la defensa que el procedimien- to a seguir era presentar pruebas que demostraran la Incapacidad del testigo. Continúa el Interrogatorio de 'a defensa y Otero admite que estuvo la noche del 18 de noviembre en *\ aitlo indicado, respondiendo a la cita que le habla hecho Miller por teléfono, sin anticiparle Miller de qué setrataba. —Yo bajaba por la calle que que- da al lado del Teatro Municipal, frente al edificio del periódico, y al llegar al final de esa calle ol una voz que me decía "Pancho". Yo sa- ludé a la persona que me llamaba. que resultó ser Miller; le pregunté qué era lo que le pasaba y para qué me quería. Estaba en ese mo- mento hablando con Miller, siendo como las siete de la noche, cuando salieron como seis o siete agents3 de Aduana que estaban por allí es- condido* y me gritaron: "¡Usted está arrestado!" —Entonces yo le dije al señor Moore que por qué hadan eso, y pregunté a qué se debía mi arres- to, ya que yo no estaba haciendo nada. Sin explicaciones, procedie- ron a registrarme y no me encon- traron nada encima. Me llevaron a un automóvil donde mt metieron y me pusieron las "esposas". —¿Antes de acercarse loa agen- tes de Aduana hizo usted alguna venta de drogas a Miller?—pregun- la defensa. —No. señor, en ningún momento. —¿Recibió usted algo allí que le entregara Miller? —No, señor. —En aquel momento, ¿entregó usted algo a Miller? —No. Ellos me cogieron; me pu- sieron las "esposas" y me lleva- ron al automóvil. Iba guiando Smith, uno de los agentea. Me lle- varon a la Aduana junto con Miller y nos pusieron a los dos en habita- ciones apartes. Entonces vino un empleado y le entregó un paquete a Mr. Moore. El me preguntó que si yo conocía aquello. Yo le dije que no lo habla visto antes. Me dijo Moore que queria registrar mi caja y yo le dije que lo hiciera por su cuenta. Entonces me llevaron a «rl casa en Santurce, y Moore entró allí conmigo y seguía un hombre de apellido Maldonado. (Este re- sultó ser después Acevedo). Yo le presenté a mi señora que estaba en la sala y a otra señorita que estaba de visita. Ellos entraron * mi habitación y registraron todo; cuando quisieron registrar el rope- ro, yo lo abrí y les dije que esta- ban en libertad de registrarlo. —¿Encontraron allí drogas?—pre- guntó la defensa —No encontraron nada—respon- de el acusado. El acusado dijo entonces que Moore al no encentrar nada le dijo que todo estaba bien, saliendo de la casa, pero que se lo llevaron para departo en la Cárcel de Dis- trito, donde durmió esa noche. —¿Cuando salió Moore- de *su casa, tenia algún paquete en" las manas?—preguntó la defensa. —No—dijo el acusado. —¿Estaba usted con "esposas"? —Si. —¿Confesó usted a Moore en al- gún momento que usted era trafi- cante en drogas? —No, eso no podía ser, puesto qua yo ara empleado federal—afir- enfáticamente el aeuaado. —¿Usted dijo en alguna ocasión que Ramón Moreno era trafican'* en drogas? —No. —Cuando usted estsba en la car- ga! esa noche, usted llamó a su es- posa, por teléfono. ¿Qué lt dijo? —Yo lt dije que esa noche no po- día ir a mi casa a dormir porque aataba arrestado. —¿En algún momento dijo usted a au esposa que uated habla con- fesado a Moore? —No, eao no ea cierto. Yo le dije a mi esposa que no me esperara porque eataba arreatado y nada más. Le advertí que eso habla sido un "rancho" qua me hablan hecho. El acusado negó haber recibid-) de manoa de Ramón Moreno en se- tiembre 7 loa narcótlcoa. El aeuaado dijo que estaba en Arecibo para esa fecha trabajando con el Departamento del Interior: que empezó a trabajar el día 1* de setiembre y allí estuvo hssta el dia 13 dt octubre de este año. En relación con el préstamo que obtuvo del Banco Popular, el acu- sado dijo que lo habla hecho con el objeto de ayudar a au primera esposa, que vive en Pon ce. —Yo tengo rala hijoa en Pone*, dt mi primer esposa, y tila ts far- macéutica y yo hice el préstamo para ayudarla a ella porque ha- bla quedado suspendida dt empleo y autldo,— dijo ti acusado.— Pen- saba que con taa cantidad ella po- día abrir una pequeña farmacia, pero como eataba ain sueldo tuve que gastar la mitad del dinero pa- ra pagar mía gastos. En Arecibo yo vivía con mi segunda esposa. El acusado dijo que en Arecibo vlvia en la misma casa de su Jefe, el ingeniero Elias Fernández, y demás compañeros de trabajo; que au ha- bitación quedaba bastante retirada de la del ingeniero y que en nin- gún momento éste encontró fras- qultos con substancias narcóticas en su maleta. El fiscal Snyder aometló a Ote- ro a fuerte interrogatorio, expli- cando el acusado la compra de los frasqultos vacíos en la droguería y también la forma en que fué arres- tado por los agentes mientras ha- blaba con Charles Miller. Dijo que en la Aduana no lo registraron, si- no que allí él mismo entregó su cartera y la libreta del banco que llevaba encima; dijo que no podia haber ocultado nada dentro del au- tomóvil puesto que estaba con las manos atadas. El acusado hizo un relato completo, a preguntas del fiscal, sobre la forma en que fué llevado a su hogar, donde so prac- ticó un registro por Moore y Aceve- do. Dijo que al terminar el regis- tro los agentes no encontraron na- da; que ellos actuaron por su cuen- ta, sin orden de allanamiento. Di- jo el aeuaado que con el dinero del préstamo le envió $50 a su pri- mera esposa que vive en Ponce y que el resto lo tuvo que pagar pa- ra gastos suyos porque hacia más de un mes que no cobraba su suel- do. El acusado negó haber hecho confesión alguna al agente Moore en la Aduana. .Dijo que estaban los dos solos y que en ningún momen- to' hizo confesión alguna. Declaró que fué esa noche a la cárcel y vio allí a Moreno delante de Moriré y otros agentes pero que no acusó a Moreno de haberla entregado las supuestas drogas. Prestaron declaración también la esposa del acusado y la joten Dora Escalona, quienes se hallaban en la sala del hogar donde se practicó el registro por los agentes. Ambas dijeron que terminada la inspec- ción los agentes salieron con las manos vacias. Dos compaftepps de trabajo de Otero en Arecibo prestaron decla- ración, afirmando que para la fe- cha en que se trata de conectar al acusado con la entrega de las dro- gas por Moreno, o sea el día 7 de septiembre, en San Juan, el acusa- do estaba trabajando en Arecibo. Un testigo que declaró que vio cuando arrestaron a Otero en las inmediaciones del Edifielo Pietran- tonl, dijo que no vio que le ocupa- ran drogas o nada a Otero en aquel momento. Creyó que ae trataba del arresto de un .prófugo porque vio salir un grupo de personas qua aa le tiraron encima para arrestarlo. Este te«t!go dUo que ob*ervó cuan- do Otero hablaba con Miller y qu» en ningún momento vio que le en- tregara Miller nada a Otero y que éste tampoco le pagara dinero al primero. La señora Carmen Pinto Vda. da Santana declaró que en la noche del 18 de noviembre, cuando esta- ban arrestando a Otero, ella ba- jaba por el Recinto Sur hacia la (Continúa en la página 12. col. 3) BICICLETAS "MAJESTIC" Desde $25.00 en adelante para niñas, niños, mujeres y hombre*. DI CONTADO Y A PLAZOS Co* rodilla mecánica, dos vtloci- ***», ipoodomtrar, freno delon- i¿£* hnk *' «M» e °" «©Pondo, lo arrima palabra en bicicleta. Lucas Blanco & Co. *•<:««* Sor # Nú*m. 35 Son Jgan, P. R.

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EL MUNDO, SAN JUAN, P. R. — JUEVES 15 DE DICIEMBRE DE 1938.

EL LAÜO BUENO •••

Por DAMON RUNYON El Mflor Jet Turp ntt Mcrlbt:

Ei ti mido Mftor: La otrt noche cuando llegué dtl trabajo a cata, Mlldred Swanson

•itaba allí, y le digo: —Hola, Mlldred, ¿cómo oitá Hunk? —"No sé cómo Mta, y no rao Importa", rao contestó.

— Bueno, yo idamente preguntaba. «Cómo es- tá» tú, entonces?

—Estoy muy mal. Entonce* entra mi «apota Ethtl, y dlet: —Oh, Jot, aquí está Mlldred. —SI, la vto. —Ella ht dejado t Hunk para siempre y por todo. Y yo digo: —¿Qué es lo que pasa ahora? Y Mlldred dice: —Oh, no pasa nada. Solamente qut Hunk pre-

fiere tirar su dinero tn los caballos en vez de dar- me lo necesario, y yo aguanté todo lo qut pudt y luego sencillamente mt levanté y lo dejé.

Y yo digo: —Para slemprt y por todo, ¿eh? —Asi es, para sitmprt y por todo.

Oamon Ruayo» _Bueno, Mlldrtd. siento ssbtr eso. Me dolería qut esta vieja muflequita mía mt dejara.

En toncas lt digo a Ethel: —Querida, ¿qué hay dt un gran baso? Y Ethtl dice: —Seguro qut si, Joe. Entonces Mildred dlct: —Oh, Joe, no tic .íes que preocuparte porque Ethtl pueda dejarte

alguna vez, porque nelle en tstt mundo tiene tan butn carácter como tú o ts un nejor proveedor.

Y yo digo: —Oh, él putdt str muy antipático cuando quiere. Yo nunca tt

vi Irritado. Joe. —Mildred, eso ts porqut soy tan feliz con Ethel aquí. ¿Por qué

razón tn ti mundo tendría yo qut sentirme irritado? Entóneos lt digo a Ethel: —Dame otro beso, y entonces vayamos a comer. Estoy tan ham-

briento qut mt comería un caballo con pelo y todo. Ethtl, llévame a tsa carne con repollo. Y, Mildred. vtntt conmigo y deja dt preocu- parta por Hunk un rato. Hunk es bueno, pero mt parece qut él putdt str malo de soportar dt vez tn cuando.

Ethtl dlct: —Oh, Joe, siento tanto qut no haya carne con repollo esta noche. —¿Por qué no? Mt partea qut tsta ts nocht dt carne con repo-

llo, a menos qut yo naya confundido las fachas. —Asi ts, Jot. Es nocht dt carne con repollo, pero Mildred llegó

precisamente antes dt yo comenzar a preparar la comida, y tila ttnla qut contarme do su disgusto con Hunk, y yo mt interesé tanto que olvidé todo le demás.

—Butno, aguarda un minuto, Ethtl. Dé jama vtr esto claro. ¿Quie- res dedr que olvidaste preparar mi carne con repollo tn una nocht dt carnt con repollo?

—Asi ts, Joe. —¿Quieres decir qut ahora no hay carne con repollo preparada

para mi, ni tampoco patatas hervidas con cascara y todo? —Butno, Jot, putdo abrir una lata de habichuelas o algo, o tal vez

podemos salir y llevar a Mildred con nosotros. —Mira, Ethel, cuando hay noche de carnt '•on repollo yo comienzo

a pensar en ella dtsde el mediodía. Escasamente pienso tn otra cosa el resto del dia. Sitmprt pienso que esa fué una manera dt hacerme un favor tu mamé, ensenándote a cocinar carne con repollo. Pero lle- go a casa tan feliz como una almeja, y ¿con qué mt encuentro? En- cuentro a Mildrtd Swanson y no encuentro carne con repollo.

—Pero, Jot, no hay razón para sentirse asi por una tontería como la dt no haber carnt con repollo.

—¿Y llamas a aso una -tontería, dt veras? Eso es una cosa bastan- te grandt para hacer que un Individuo se vaya del hogar.

Entonce* Mlldred comenzó a reírse, y dlct: —Eso ts gracioso. Y yo prtgunto: —¿Qué es gracioso? —Pues, qut tso es lo que dice Hunk. Me parece qut los hombres

son todos igualas. Yo estaba sentada en casa anoche, pensando tn un abrigo de pieles qut puedo conseguir por ochenta y seis dólares, y se mt olvidó hacer la comida, y Hunk se encolerizó cuando llegó a casa, y tso comenzó nuestro disgusto y fué causa dt qut yo mt futra.

—Mt pareció qut dijiste qut fué porqut él no tt daba lo necesario. —Asi es. El no quiso darme para el abrigo dt pieles. N —Butno, mira Mildred» Tú tienes bastante osadía vinitnde a mi

casa con tus dificultades y ocupando el tiempo de mi espesa y hacién- dola olvidarse de preparar mi carnt con repollo. Mt has dañado todo el día, y suerte para ti iut no eres un hombre.

Y Ethel dice: —Oye. Jot Turp, no puedes hablar asi a mi amiga. Y lt contesto: —Ethtl, yo le hablarla asi a cualquiera cuando mt hacen perder

mi carne con repollo. Ethel entonces dice:

Salió ayer de San Juan la fra- gata "Almirante Saldanha"

Después de una emocionante despedida que selló la amistad de Brasil y Puerto Rico.—Tar- dará cerca de un mes en llegar a Río de Janeiro

Por Samuel X. BADILLO Da ana emocionante despedida,

tn la cual participaron laa auto* ridadei gubernamental** y milita- res dt la Isla y cientos dt perso- nas da todas clases sociales, fut- ren objeto aytr por la mañana loa marinos brasileños dt la fragata "Almirante Saldanha". La hermo- sa tmbmareación, considerada co- mo una de las mejores de su cla- se en el mundo, despegó del mue- lle remolcada y cortó minutos des- pués las aguas dt la bahía dt San Juan con la misma gallardía con qut surcara las aguas dt las dos Amérlcas antas de sufrir la enca- lladura que la retuviera en nues- tro puerto varios meses.

Los nauta* del Brasil no pudie- ron ocultar su emoción cuando lle- gó la hora de la partida. La ban- da del Regimiento ejecuté "La Bo- rinqueño", mientras muchos ros- tros se llenaban de lágrimas. Cuan- do ti remolcador qut ha de auxi- liar a la fragata en su travesía comenzó á moverse, por órdenes dt su capitán, Arthur Montelro Gulmaraea, la banda interpretó el himno nacional de Brasil. La ofi- cialidad de la nave, pulcramente uniformada, y la tripulación, se cuadraron militarmente a obre el puent* y «aludaron. Lo* milita- res portorriqueño*, presidido* por el coronel Wright; el cón*ul de Bra •11 en la Isla, don Víctor Bratg- ger; y el pueblo, entre él un hu- milde muchacho limpiabotas que habla tenido de cliente generoso a uno de los oficiales dt la "Sal- danha", respondieron cuadrándose sobre ti muelle y saludando tam- bién militarmente. Ya alejándose la nava dtl mutile, la banda vol- vió a ejecutar, tsta vtz ti himno nacional dt Estados Unidos. El capitán Perry dt.Almtida ae ade- lantó a la borda y saludó otra vez con tu oficialidad, repitiéndose la

Un brindis lnteramerlcano: momentos en que el coronel Wright (Isqulerda), el cónsul de Brasil en Puerto Ri- co, don Víctor Braegger; y el capitán Washington Perry de Al meida, brindaban por el progreso de loa pue-

blo* americanos, antea de abandonar el puerto de San Juan, en viaje de regreso al Brasil.

El que escribe estas lineas llevó a las páginas dt EL MUNDO ca- da uno dt los- capítulos dt la odi- sea de los nautas de Brasil tn

ro dt esa desgracia Iba surgiendo, lenta pero seguramente, un espí- ritu de fe en América qut valla más qut todas las navas dtl mundo

los arrecifes de Isla de Cabras los embates del oleaje y del tiempo

I enfurecidos, se convirtió en un «Im- 1 bolo de América, da la América

-Mlldred, aguarda un minuto en lo que cojo mi sombrero y mi M agruparon en la puerta de'San abrigo, y nos iremos a casa de mi mamá.

Y yo la digo: —Bueno, puede Irte, que a mi no me importa. En ese momento sonó el teléfono, y ara llamando a Mildred, y al

poco rato volvió Mlldred sonriendo dt oreja a oreja y dijo: —Era Hunk, y todo tata bltn. El acertó un ganador hoy, y va a

proveerme dt aqutl abrigo dt pieles. Bueno, Jot y Ethtl, volveré a varios.

Y ye lt dijt: —Ño, al tt vto yo primero. Ethtl comenzó a llorar y dijo: —Me voy para casa da mamá yo sola, de todas maneras. Echó a caminar hada la puerta, y entonce* se detuvo y dijo: —Oh, Joe, tú sabea que mamá tiene carne con repollo esta noche

también, ai te das prisa. —Eatoy prácticamente corriendo ahora. Ethel. En el camino hacia la casa de su mamá Ethel dice: —Joe, ¿sabes una cosa? —No. ¿Qué es? —Odio a Mildred Swanson. —Ethel, puedes Incluir a Hunk también.

Sinceramente suyo, Joe TURP

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Con la misma gallardía con que navegara antes de la encalladura, la "Al mirante Saldanha" abandonó ayer el puerto de San Juan. emocionante escena del muelle. Po- co después la nave salia mar afut- ra, después dt rtsponder a loa sa- ludos dt citntoa de personas t,ue

Esta noche en el Teatro Tapia

Esta noche, juev.es, a las ocho y cuarenta y cinco, st pondrá tn la tsetna dtl Teatro Tapia de San Juan la emocionante y graciosa comedia "A Murder haa bten Ar- ranged". dtl conocido autor Em- lyn Williams, representado por un grupo escogido de los miembros del "Llttle Theatre of Puerto Rico".

Las representaciones que en ve- ces anteriores ha ofrecido ti Lit- tle Theatre a la culta sociedad de San Juan han sido objeto dt fa- vorables comentarios, y ea por ts- ta motivo qut podamos augurar qut la obra qua presentarán esta noche, asi como también mañana viernes, alcanzará un éxito rotun- do,

Los miembros que tomarán par- te destacada en el reparto son los siguientes:

Beatrice Jasper — aeftorita Do- rothy Frlsble; James North — Lt. Willlam Hendrlckson; The Woman — señora Bessie Howell; Misa Gro- za — seftorita Conchita Rexach: Sis Charles Jasper — seftor Luis Dastas: Maurlct Muilins — seftor Rudy Lund: Mrs. Wragg — sefto- rita Ethtl Stevens; Cavendish — doctor Frederick C. Bissel.

Todo indica que la función dt tata nocht aera otro de loa mu- chos éxitos que ha tenido el Llt- tle Theatre of Puerto Rico.

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Juan, en El Morro y en las azo- teas dt laa residencias cercana* a la bahia. Un gran abrazo

Antea de aarpar la "Saldanha". su salón de recepciones fué esce- nario de una página inolvidable para las relaciones interamerica- nas. Visiblemente emocionado, el capitán Washington Perry de Al- meida expresó el agradecimiento de sus hombres por las deferencias de que fueron objeto en la Isla.

—Yo lamento —dijo—'abandonar esta tierra de promisión, y créan- me que lo lamento coraron aden- tro. Ustedes nos han rodeado de cariños y de afectos y nos hicie- ron olvidar nueatra desgracia. Eso, difícilmente, putdt olvidarse. ¡Cuan to se lo agradecemos! Regresaré a mi tierra y sugeriré a mi gente muchas ideas grandes y muchoa proyectos hermosos que he apren- dido de ustedes. Puerto Rico ha de gozar de una gran prosperidad; ustedes tienen ambiente y tienen hombres para lograrla. Eatadoa Unidos y Brasil han de afianzar más su amistad a travéa de esta página de amor americano que han escrito en nuestros corazones us- tedes los portorriqueños.

El Jefe de las fuerzas armadas insulares, coronel Wright. corres- pondió, también emocionado, a la sincera alocución del capitán AI- melda. Se levantaron copaa y se brindó por la felicidad de loa pue-

i hlos americanos. Fué un espec- táculo hemoao cuando, frente a frente, el gallardo marino brasile- ño y el bizarro militar noteame- rlcano se despidieron militarmen- te.

El último en. salir del salón fué el cónsul de Brasil en Puerto Rl- co, el distinguido caballero don Víc- tor Braegger. Llegado al momen- to de desdedirse del capitán Al- meida, ambos quisieron repetir el saludo militar, pero no lo logra- ron. Más pudo la emoción, qut loa confundió en un prolongado abrazo. No st habló una sola palabra, pe- ro ti gesto fué más elocuente que la expresión dt todos los vocablos del Unlverao Juntos. Fué un gran abrazo. El abrazo de Brasil y Puer- to Rico. Presenciaron la escena don Alberto Lee y don Miles H. Falrbank. e¡ue pusieron su óbolo en esta página de América.

Mensaje troacendente

La "Almirante Saldanha" va sur- cando las aguas antillanas. El tu- nea próximo estará tn Trinidad: unoa días máa tarda en Belén, ya tierra baallefta; luego pernoctará an Pernembuco. Treinta día* a partir dt hoy estará en la capital brasileña, Río de Janeiro. La fra- gata, en al. constituye un mensa- je vital pare América. Un men- saja qua habrán de esparcir las aguas que ella surque como un tributo a la paz y al progreso del mundo. Un mensaje que soñó Bo- lívar cuando, en busca de un Ideal que algún dia habría de encon- trar, trepó loe Andes y en sus cuna- brea vanelo ti "sorocha" y conquis- tó la libertad. /

aguas portorriqueñas. A medida que pasaban los dias la desgracia material de la hermosa nave de la Marina de Guerra brasileña Iba ad- quiriendo caracteres trágicos. Pe-

juntas. Quince días después de la encalladura ya se hablan cruzado mensajes fraternales entre perso- nalidades de los dos continentes. Y la fragata férrea, resistiendo sobra

La Junta de Relaciones Obreras POR CAYETANO COLL CUCHI

que lucha por ser la última trin- chera de la paz del mundo.

La "Almirante Saldanha" debía anclarse eternamente en el medio de los mares americanos para que, como el Cristo de los Andes en la tierra firme, sirva de símbolo a la confraternidad Interamericana.

La Unión de Dependlentea y Em- pleados de Muelles pretende apo- derarse, no ya del llderato, sino del monopolio de las organizaciones obreras. Con motivo del nombra- miento por el gobernador Winshlp de los miembros que han de com- poner la Junta de Relacionea obre- ras insular, la Unión de Dependien- tes y Empleados, no conforme con las personas seleccionadas, amena- za con ignorar completamente la existencia de la Junta y persistir en llevar sus querellas, cuando éstas ocurran, ante la Junta Nacional. Dt paso, la emprende contra la Federación Libre de los Trabaja- dores e incidentalmente contra el Partido Socialista.

Esta Unión se creó, durante la pasada huelga de estibadores, al calor del Consejo Insular de Unio- nes, sin pensar que negarla el mo- mento en que, fielea al viejo pro- verbio español, loa empleados y de- pendientes unionadoa tratarían de desplazar a las demás organizacio- nes: "de fuera vendrá quien de tu casa de echará". Al menos, si ésta no es la realidad podemos ver cla- ramente que es la intención. La Unión de Dependientes y Emplea- dos, importándole poco el alcance y trascendencia de lo que significa una huelga general, tratarla en cualquier momento, por todos los medios a su alcance, para satisfa- cer sus ambiciones o laa ambicio- ne* personales de aus miembros, de crear un nuevo movimiento huelgario cuyos desastres en nues- tra economía son evidentes.

No voy a censurar ni aplaudir los nombramientos. Él legislador puso en las manos del Ejecutivo la se- lección de los miembros de la Jun- ta, sin calificaciones de ninguna clase, excepto la confirmación por el Senado. Será el Alto Cuerpo el que en definitiva y última Instan- cia llegue a un acuerdo o desacuer- do con al Gobernador. Lo que si voy a censurar acremente es el he- cho de adoptar actitudes revolu- cionarias, que siempre han resul- tado contraproducentes y perjudi- ciales a todos los Intereses envuel- tos en el asunto. Quizás la legisla- ción más importante de la pasada Legislatura fué el eatatuto crean- do la Junta da Relacionea Obreras Insular. El senador Bolívar Pagan, que para demoartar aua preocupa- ciones a inquietudes proletarias no se come un patrono asado todos loe dias, sino que reflexiva y sabia- mente trata de influir con au pres- tigio- y su llderato en lt obra le- gislativa, obteniendo slemprt cuan- to puede, y muchas veces más de lo que puede, en beneficio de las organizaciones del trabajo, creyó, con sobrada razón que, aun supo- niendo que la Junta Nacional tu- viera jurisdicción sobre Puerto Ri- co, su alejamiento en Washington y log. múltiples asunto*tsometido*. a su consideración en el Continen-

te, Jamás permitirían que una que- rella o disputa, cuyo conocimiento fuera da la competencia de la Jun- ta, pudiera resolverse con la pre- mura y conocimiento con que se resolverla por un organismo simi- lar funcionando en San Juan de Puerto Rico. Seguramente, a esto* fines, el Senador obtuvo la apro- bación de su ley. que es una co- pia exacta de la ley Wagner. Aquí, como en el Norte, no hace la ley distinciones de ninguna clase en cuanto a selección y nombramien- to.

No es la -Junta de Relaciones Obreras una especie de tribunal de arbitraje que compulsoriamente obligue a patronos y trabajadores a acatar sus decisiones cuando me- dien disputas o estallen huelgas. El' propósito primordial do la ley con- siste en definir la política del go- bierno de los Estados Unidos, que hoy es también la política del pue- blo de Puerto Rico, de que convie- ne a loé grandes Intereses indus- triales que tanto el trabajador co- mo el patrono, en sus relaciones del trabajo, observen una conduc- ta ecuánime y honrada, dando ca- da cual al otro lo que legítimamen- te le pertenece en estos aftos de ni- velación social. La Junta tiende a impedir que los patronos, por la fuerza económica que representan, impongan a los trabajadores con- diciones en su labor, no solamen- te onerosas, sino también humillan- tes. Por otra parte, también impi- da que los trabajadores, abusando del poder de una huelga ilegitima, y amenazando la ruina de la in- dustria, obliguen a los patronos a cesiones que no son equitativas. Este es el principio fundamental 1 sobre e! cual trabajó en los Esta- dos Unidos y trabajará en Puerto Rico la Junta dt Relacione* Obre- ras. Toda dificultad puesta en su camino, lo mismo por patronos que por trabajadores, es un atentado contra la felicidad del pueblo en general.

La ley portorriqueña tiene un defecto, quizás conscientemente, aunque sin poder evitarlo, llevado a ella por su propio autor: la fal- ta de asignación suficiente para hacer de la Junta un organismo da trabajo constante y efectivo. Las apremiantes necesidades del Teso- ro Insular, las cuales, dicho sea de paso, no son tan apremiantes ro- mo diariamente se proclama por loa oficiales del Gobierno, obliga- ron, :sin duda, al Presidente del Partido Socialista a suprimir de la ley las asignaciones, haciendo los cargos honorarios y no proveyen- do a los gastos de la junta, ni al pago de sus empleados; pero me consta personalmente, por Impre- siones recibidas del propio gober- nador Wlnship. que fué la inten- ción del -Ejecutivo asignar los em- pleados necesarios da la Comisión

I

GESTIONES DEL GOBERNADOR

WASHINGTON, D. C, di- ciembre H. (P. V.l— infór- mase extraoficialmente que el gobernador Winship llega- rá a Nueva York el domingo por la noche, procedente de Macón (Georgia), y perma- necerá allí hasta el marte» por la noche cuando regresa- rá a Macón. Créese que el via- je es en conexión con los efec- tos de la Ley de Horas y Sa- larios sobre la industria de la aguja en Puerto Rico. Pre- viamente el Gobernador ha consultado con los trafican- tes de Nueva York, tratando de mitigar las consecuencias dr dicha legislación contra la industria portorriqueña.

SANIDAD RECOMIEN- DA AL PUBLICO

Que hierva el agua del acueducto de San Juan

Deb'do a un aparante aumento en la incidencia de la fiebre tifo- idea en San Juan y Rio Piedras du- rante las últimas semanas, especial- mente en lo que v» del mes de di- ciembre, y en vista de que las con- diciones del acueducto no son sa- tisfactorias, se aconseja a todos los habitantes que se suplen de agua del acueducto de San Juan, que hiervan la misma antes de su uso para consumo humano.

Dr. M. MORALES MUÑOZ, Oficial Médico de Sanidad de San Juan.

de Mediación y Conciliación para iniciar los trabajos dt la Junta, por lo menos durante loa primeros meses, y hasta, que ae demostrara su indudable conveniencia. Esta obra magna del senador Pagan re- quiere cooperación, no obstrucción. El propio Senador ha manifestado públicamente su inconformidad con loa.nombramientos. Desde al pun- to de vista tn que st coloca ti ilus- tra legislador, no cabe discutir la razón que le asiste. Paro no por ello incita a que s* desconozca la Jurisdicción de la Junta, aun nom- brada fuera de au agrado, sino iue públicamente prometa presentar tn la próxima sesión legislativa aque- llas enmiendas que fueran apro-- piadas para calificar loa nombra míen tos en forma adecuada.

Los trabajadores de los muelles, dicho sea con* el mayor respeto posible para la Unión de Depen- dientes y Empleados, no constitu- yen todo el 'cuerpo de organizacio- nes proletarias, ni siquiera una ín- fima parte. Ante la Junta de Re- lacione* del Trabajo podrán llevar-. (Continúa en la página 12, Col. 1)

Francisco Otero Jr. senten- ciado a diez años de prisión El Jurado de la Corte Federal lo halló

culpable de vender narcóticos Franclaeo Otero Jr. ocupó el ban-

quillo de loa acuaadoa en la maña- na de ayer en Ja Corte Federal, y estuvo declarando por aapaclo da dos hora*, an rtladón con la acu- sación que se le ha formulado por supuestas violaciones a la ley con- tra narcótlcoa. El Ledo. Donald Dtxttr, de la dtftnsa, y al fiscal A. Cecll Snyder, «ometiaron al acu- aado a un fuerte Interrogatorio.

El acusado negó haber visto a Charle* Millar ti día 1T de noviem- bre del corriente año frente al edi- ficio dtl Negociado del Telégrafo. Afirmó habtrlo vleto al día aiguien- tt por la nocht, tn las Inmedla- clonaa del edificio Pietrsntonl. Re- cinto Sur, diciendo qua recibió una llamada telefónica dt Millar por >a tarde, quitn la dijo que tenia algo Importante que comunicarle tsa nocht, y lo citó para ese altio, de- trás del edificio dtl diarlo "El Ira- parcial".

"Conocía a Charlea Mllltr dtsde hacia seis ano*", dijo el acusado, "y amboa éramos íntimos amigos; yo acostumbraba ir a su caía en MayagQes; en muchas ocasiones en San Juan él me habla pedido dine- ro prestado y tn una ocasión cuan- do vino dt Mayaguez lt presté un dinero."

La defensa intenta presentar evi- dencia tendiente a probar q. fué an esa ocasión que Millar trató de ha- cer un "rancho" al acusado, a Inten- tó probar q. la declaración prestada el día anterior por Miller ara com- pletamente falsa; o en otras pala- bras, intentó la dfeensa establecer la incapacidad de Miller como tes- tigo, a lo que se opuso el fiscal. E! juez sostuvo la objeción advirtlen- do a la defensa que el procedimien- to a seguir era presentar pruebas que demostraran la Incapacidad del testigo.

Continúa el Interrogatorio de 'a defensa y Otero admite que estuvo la noche del 18 de noviembre en *\ aitlo indicado, respondiendo a la cita que le habla hecho Miller por teléfono, sin anticiparle Miller de qué setrataba.

—Yo bajaba por la calle que que- da al lado del Teatro Municipal, frente al edificio del periódico, y al llegar al final de esa calle ol una voz que me decía "Pancho". Yo sa- ludé a la persona que me llamaba. que resultó ser Miller; le pregunté qué era lo que le pasaba y para qué me quería. Estaba en ese mo- mento hablando con Miller, siendo como las siete de la noche, cuando salieron como seis o siete agents3 de Aduana que estaban por allí es- condido* y me gritaron: "¡Usted está arrestado!"

—Entonces yo le dije al señor Moore que por qué hadan eso, y pregunté a qué se debía mi arres- to, ya que yo no estaba haciendo nada. Sin explicaciones, procedie- ron a registrarme y no me encon- traron nada encima. Me llevaron a un automóvil donde mt metieron y me pusieron las "esposas".

—¿Antes de acercarse loa agen- tes de Aduana hizo usted alguna venta de drogas a Miller?—pregun- tó la defensa.

—No. señor, en ningún momento. —¿Recibió usted algo allí que le

entregara Miller? —No, señor. —En aquel momento, ¿entregó

usted algo a Miller? —No. Ellos me cogieron; me pu-

sieron las "esposas" y me lleva- ron al automóvil. Iba guiando Smith, uno de los agentea. Me lle- varon a la Aduana junto con Miller y nos pusieron a los dos en habita- ciones apartes. Entonces vino un empleado y le entregó un paquete a Mr. Moore. El me preguntó que si yo conocía aquello. Yo le dije que no lo habla visto antes. Me dijo Moore que queria registrar mi caja y yo le dije que lo hiciera por su cuenta. Entonces me llevaron a «rl casa en Santurce, y Moore entró allí conmigo y ]« seguía un hombre de apellido Maldonado. (Este re- sultó ser después Acevedo). Yo le presenté a mi señora que estaba en la sala y a otra señorita que estaba de visita. Ellos entraron * mi habitación y registraron todo; cuando quisieron registrar el rope- ro, yo lo abrí y les dije que esta- ban en libertad de registrarlo.

—¿Encontraron allí drogas?—pre- guntó la defensa

—No encontraron nada—respon- de el acusado.

El acusado dijo entonces que Moore al no encentrar nada le dijo que todo estaba bien, saliendo de la casa, pero que se lo llevaron para departo en la Cárcel de Dis- trito, donde durmió esa noche.

—¿Cuando salió Moore- de *su casa, tenia algún paquete en" las manas?—preguntó la defensa.

—No—dijo el acusado. —¿Estaba usted con "esposas"? —Si.

—¿Confesó usted a Moore en al- gún momento que usted era trafi- cante en drogas?

—No, eso no podía ser, puesto qua yo ara empleado federal—afir- mó enfáticamente el aeuaado.

—¿Usted dijo en alguna ocasión que Ramón Moreno era trafican'* en drogas?

—No. —Cuando usted estsba en la car-

ga! esa noche, usted llamó a su es- posa, por teléfono. ¿Qué lt dijo?

—Yo lt dije que esa noche no po- día ir a mi casa a dormir porque aataba arrestado.

—¿En algún momento dijo usted a au esposa que uated habla con- fesado a Moore?

—No, eao no ea cierto. Yo le dije a mi esposa que no me esperara porque eataba arreatado y nada más. Le advertí que eso habla sido un "rancho" qua me hablan hecho.

El acusado negó haber recibid-) de manoa de Ramón Moreno en se- tiembre 7 loa narcótlcoa.

El aeuaado dijo que estaba en Arecibo para esa fecha trabajando con el Departamento del Interior: que empezó a trabajar el día 1* de setiembre y allí estuvo hssta el dia 13 dt octubre de este año.

En relación con el préstamo que obtuvo del Banco Popular, el acu- sado dijo que lo habla hecho con el objeto de ayudar a au primera esposa, que vive en Pon ce.

—Yo tengo rala hijoa en Pone*, dt mi primer esposa, y tila ts far- macéutica y yo hice el préstamo para ayudarla a ella porque ha- bla quedado suspendida dt empleo y autldo,— dijo ti acusado.— Pen- saba que con taa cantidad ella po- día abrir una pequeña farmacia, pero como eataba ain sueldo tuve que gastar la mitad del dinero pa- ra pagar mía gastos. En Arecibo yo vivía con mi segunda esposa.

El acusado dijo que en Arecibo vlvia en la misma casa de su Jefe, el ingeniero Elias Fernández, y demás compañeros de trabajo; que au ha- bitación quedaba bastante retirada de la del ingeniero y que en nin- gún momento éste encontró fras- qultos con substancias narcóticas en su maleta.

El fiscal Snyder aometló a Ote- ro a fuerte interrogatorio, expli- cando el acusado la compra de los frasqultos vacíos en la droguería y también la forma en que fué arres- tado por los agentes mientras ha- blaba con Charles Miller. Dijo que en la Aduana no lo registraron, si- no que allí él mismo entregó su cartera y la libreta del banco que llevaba encima; dijo que no podia haber ocultado nada dentro del au- tomóvil puesto que estaba con las manos atadas. El acusado hizo un relato completo, a preguntas del fiscal, sobre la forma en que fué llevado a su hogar, donde so prac- ticó un registro por Moore y Aceve- do. Dijo que al terminar el regis- tro los agentes no encontraron na- da; que ellos actuaron por su cuen- ta, sin orden de allanamiento. Di- jo el aeuaado que con el dinero del préstamo le envió $50 a su pri- mera esposa que vive en Ponce y que el resto lo tuvo que pagar pa- ra gastos suyos porque hacia más de un mes que no cobraba su suel- do. El acusado negó haber hecho confesión alguna al agente Moore en la Aduana. .Dijo que estaban los dos solos y que en ningún momen- to' hizo confesión alguna. Declaró que fué esa noche a la cárcel y vio allí a Moreno delante de Moriré y otros agentes pero que no acusó a Moreno de haberla entregado las supuestas drogas.

Prestaron declaración también la esposa del acusado y la joten Dora Escalona, quienes se hallaban en la sala del hogar donde se practicó el registro por los agentes. Ambas dijeron que terminada la inspec- ción los agentes salieron con las manos vacias.

Dos compaftepps de trabajo de Otero en Arecibo prestaron decla- ración, afirmando que para la fe- cha en que se trata de conectar al acusado con la entrega de las dro- gas por Moreno, o sea el día 7 de septiembre, en San Juan, el acusa- do estaba trabajando en Arecibo.

Un testigo que declaró que vio cuando arrestaron a Otero en las inmediaciones del Edifielo Pietran- tonl, dijo que no vio que le ocupa- ran drogas o nada a Otero en aquel momento. Creyó que ae trataba del arresto de un .prófugo porque vio salir un grupo de personas qua aa le tiraron encima para arrestarlo. Este te«t!go dUo que ob*ervó cuan- do Otero hablaba con Miller y qu» en ningún momento vio que le en- tregara Miller nada a Otero y que éste tampoco le pagara dinero al primero.

La señora Carmen Pinto Vda. da Santana declaró que en la noche del 18 de noviembre, cuando esta- ban arrestando a Otero, ella ba- jaba por el Recinto Sur hacia la (Continúa en la página 12. col. 3)

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