Genuina alabanz

aSalmo 33

Principio. •Alabar a Dios es uno de

los mayores privilegios que tenemos los hijos

de Dios.

El mandato divino. • Alegrarse, de manera demostrativa,

en el Señor Sal 33:1.• La alabanza se hermosea en quienes

lo hacen con la actitud correcta.

¿Con qué alabar a Dios?.

• Con nuestra voz Sal 33:2.• Con diversidad de instrumentos

musicales Sal 33:2.

¿Cómo alabar a Dios?. • Con cantico nuevo: Nuevo en el

sentido de la actitud con que se canta, como si fuera la primera vez que se hace Sal 33:3.• Alabar a Dios de la mejor manera

que se pueda hacer.

¿Por qué tenemos que alabar a Dios?. • Porque Sus promesas y mandatos

son verdad Sal 33:4.• Porque su fidelidad se demuestra es

Su obra a favor de sus hijos.

¿Por qué tenemos que alabar a Dios?. • Porque Su amor y fidelidad son

eternas Sal 33:5.• Su fidelidad es la garantía que Dios

cumplirá sus propósitos en nuestra vida

¿Por qué tenemos que alabar a Dios?.

• La creación, que demuestra el poder de Dios, es la garantía de la fidelidad de Dios Sal 33:6-7.• Si Dios creó todo lo existente con la

palabra de Su poder, entonces cumplirá todo lo que de Su boca salío a favor de nosotros.

¿Quiénes tienen que alabar a Dios?.

• Todos los seres humanos deben alabar a Dios, aunque no todos lo hacen Sal 33:8.• De modo especial, la iglesia en

general y el creyente en particular debe alabar a Dios.

La soberanía de Dios. • La soberanía de Dios determino el

propósito y diseño de toda lo existente en el universo Sal 33:9.• Nada puede cambiar los propósitos

y diseños divinos.

La soberanía de Dios. • Los planes humanos, por buenos

que sean, han de fracasar Sal 33:10.• ¿Por qué? Porque solo la perfección

divina determina lo mejor para el mañana.

La soberanía de Dios. • Los propósitos y diseños divinos

están establecidos en la Palabra de Dios Sal 33:11.• Nada de lo que Dios ha determinado

cambiará, siempre serán los mismos.

La soberanía de Dios. • La mayor felicidad de una persona

es ser parte del pueblo elegido por Dios Sal 33:12.• Pero no olvidemos, los privilegios

van a la par de las responsabilidades.

Conclusión. •Alabemos al Señor por lo que Él es y no solo movido por las

circunstancias.