Salud y confianza inversionista IV - Para qué la reforma

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La Salud y la Confianza Inversionista Cuarta Parte ¿Para qué se hizo la reforma? Un asunto que todavía genera interrogantes es por qué justo ahora, con un campaña electoral en ciernes, el gobierno expidió estas medidas que lo han puesto en una difícil posición frente a la opinión pública ¿fue un error, un mal cálculo o una necesidad? Hemos dicho hasta ahora que la “emergencia social” no resuelve el problema financiero del Sistema. Existe ya un amplio consenso respecto al carácter estructural de esta crisis; ella sólo podría resolverse cambiando el esquema de aseguramiento por uno basado en mecanismos de tributación progresiva, seguramente acompañada de la creación de un único fondo público nacional, que posibilitara no sólo la redistribución, la solidaridad y la universalidad, sino la sostenibilidad del mismo. Empero, una reforma de tal magnitud requiere de una acción política que genere cambios profundos del ordenamiento institucional y económico. Esta perspectiva es imposible en las actuales circunstancias, por razones relacionadas con la adscripción ideológica dominante, que supone que el mercado es el mejor mecanismo de coordinación social, y porque la política económica del actual gobierno, la “confianza inversionista”, como dice Armando Montenegro, nos ha llevado “al reino de las normas hechas a la medida” : exenciones tributarias que llegan a los 8 billones de pesos; subsidios a los sectores más pudientes (Agro Ingreso Seguro y otros), déficit fiscal del 3,5 de PIB, en parte originado por el manejo clientelista de la gestión social del alto gobierno; contratos de estabilidad política y tributaria que han congelado impuestos a las empresas hasta por veinte años, uso de información privilegiada, etc.,. En este escenario encaja perfectamente una reforma hecha a la medida de las EPS en la que el costo recae sobre el bolsillo de la población. De paso en esta época electoral el gobierno se quedó con el manejo de la chequera no sólo de los recursos captados por

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Artículo sobre decretos de reforma a la salud, Rafael Malagón y Amanda Granados. Cuarta y última parte.

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La Salud y la Confianza InversionistaCuarta Parte

¿Para qué se hizo la reforma?

Un asunto que todavía genera interrogantes es por qué justo ahora, con un campaña electoral en ciernes, el gobierno expidió estas medidas que lo han puesto en una difícil posición frente a la opinión pública ¿fue un error, un mal cálculo o una necesidad?Hemos dicho hasta ahora que la “emergencia social” no resuelve el problema financiero del Sistema. Existe ya un amplio consenso respecto al carácter estructural de esta crisis; ella sólo podría resolverse cambiando el esquema de aseguramiento por uno basado en mecanismos de tributación progresiva, seguramente acompañada de la creación de un único fondo público nacional, que posibilitara no sólo la redistribución, la solidaridad y la universalidad, sino la sostenibilidad del mismo. Empero, una reforma de tal magnitud requiere de una acción política que genere cambios profundos del ordenamiento institucional y económico. Esta perspectiva es imposible en las actuales circunstancias, por razones relacionadas con la adscripción ideológica dominante, que supone que el mercado es el mejor mecanismo de coordinación social, y porque la política económica del actual gobierno, la “confianza inversionista”, como dice Armando Montenegro, nos ha llevado “al reino de las normas hechas a la medida”: exenciones tributarias que llegan a los 8 billones de pesos; subsidios a los sectores más pudientes (Agro Ingreso Seguro y otros), déficit fiscal del 3,5 de PIB, en parte originado por el manejo clientelista de la gestión social del alto gobierno; contratos de estabilidad política y tributaria que han congelado impuestos a las empresas hasta por veinte años, uso de información privilegiada, etc.,. En este escenario encaja perfectamente una reforma hecha a la medida de las EPS en la que el costo recae sobre el bolsillo de la población. De paso en esta época electoral el gobierno se quedó con el manejo de la chequera no sólo de los recursos captados por el aumento de los impuestos indirectos ($800 mil millones), sino de las transferencias que, según los dispuesto en el decreto 132, ahora irán a una fiducia, sin situación de fondos en los municipios y departamentos.Los Decretos sellan un pacto entre un grupo de inversionistas privados, quienes hábilmente han utilizado el “timing”, que se produjo a raíz de la Sentencia T 760 de la Corte Constitucional, para presionar una reforma ajustada a sus conveniencias, y un gobierno, proclive a la repartición discrecional de rentas y compra de lealtades, que sin duda, van a jugar de cara al periodo electoral.