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SALVADOR NOVO: "QUE AL ESPEJO TE ASOMES, : DERROTADO" los, Ministro de Educación Pública, no engaña a nadie: para él una verdadera revolución debe ser, fundamentalmente, simetría humanista, recupera- ción y difusión de la cultura clásica, la escuela con- cebida como misión apostólica. El aprovecha mag- níficamente el impul so de la lucha que modificó al país y propone, en sustitución de las lecciones que pud ieran inferirse de los ejércitos campesinos y sus victorias sobre el mundo feud al, una patria nueva, íntima y públ ica a la vez que, al mezclar los impul- sos de López Velarde y Diego Rivera, produzca una nueva armonía. Que todo coadyuve: la pintura mural, que evoca al Renacimiento, y la lectura de los clásicos, que reinstaura el humanismo en un medio de analfabetas. En los veintes, el vértigo se va aquietando : la ca- pital de la República recobra la tranquilidad, la capa dirigente concentra drásticamente el poder, el sector intelectual acomoda y reorienta sus desig- nios en función del patrocinio del Estado y de la hostilidad social. No es fácil ser intelectual y escri- tor en un medio dom inado por el antintelectualis- mo y todavía sacudido por exigenc ias de hiperviri- lidad . El machismo, antes de ser show y artificio es- , cénico par a las mayorí as desposeidas, ha sido re- querimiento vital. "Si me han de matar mañana, que me maten de una vez". Se muere con gracia y elegancia ante el pelotón de fusilamiento, sin de- rramar la ceniza del puro . Se mata en plena convic- ción resarcidora. La cultur a es lo prescindible y lo ornamental y los cultos son enemigos emboscados, traidores naturales a su sexo, su país y sus conoci- dos. Estos rituales de la Mascul inidad sin Tacha, imprescindibles en una época que ha exaltado. el arrojo físico como primera condición de sobrevi- vencia, dotan al antintelectualismo de conviccio- nes y razón de ser y le dejan a los escritores sólo dos ' salidas: el llamado "exilio interno" (vivo aquí pero' pienso y escribo con ánimo internacional) y una fe en el elitismo como saber de salvación: para todos a condición de que todos sean unos cuantos. Laso- ciedad mexicana en los veintes y los treintas no le halla un mayor sentido o ubicación a los escritores y, en todo caso, reserva su interés para lo "extra- ño" y muy visible, el arte público de los muralistas, recibido al principio con encono y burlas, pero rá- pidamente sacralizado. En una capital todavía pe- queña, los escritores son un núcleo localizado, cu- yas publicaciones alcanzan cuando mucho a mil personas, y que han perdido casi toda la influencia social de que como gremio habían gozado. El en su trono. yo en mi sil/a De manera comprensible, la mayoría de los jóve- nes intelectuales valiosos se adhieren a la causa del ministro Vasconcelos. Es su oportunidad de apro- vechary volver legible la revolución que los ha azo- rado o aterrado. A Novo , por ejemplo, la Revolu- ción le parece un episodio sangriento y ocasional- mente divertido. En su diálogo con Carballo, é l.. Sin duda, pero también la biografía de Novo es particularmente iluminadora en lo tocante a las re- laciones entre los jóvenes excepcionales y la atmós- fera cultur al de un país recién estremecido por una formidable y brutal revolución. Relata el interesa- do: "Nacido en la ciudad de México en 1904, hijo único de Andrés Novo Blanco, español. y de Ame- lia López Espino, mexicana , desde muy niño se afi- cionó a lo que entonces pasaba por poesía. Esta in- clinación receptiva pudo bien nutrirse en los mode- los académicos que fueron el alimento y la norma del adolescente que de los seis a los doce años, en Torreón , huía por la puerta de los libros a una rea- lidad revolucionaria que rodeaba su soledad sin juegos ni amigos... (Después) me reintegré a un México que había de revelarme a Darío ya un mo- dernismo que arrollara a mis viejos pequeños dio- ses" . El caso de Novo no es único. En la década del veinte una batalla cultural consiste en huir "por la puerta de los libros" de la realidad ininteligible, en cambiarle el signo y despojar de su esencial violen- cia a los acontecimientos recientes. José Vasconce- Entrevistado por Emmanuel Carballo, Novo des- cribe a Torres Bodet y, de paso, se ubica : En su ensayo sobre Yukio Mishima, Gore Vidal presenta una hipótesis: "pudiese ser que el fenóme- no actual, el escritor que conv ierte a su vida en su arte, sea el más útil de todos ". ¿Util en qué sentido? ¿Como ejemplo , admonición, espectáculo, capaci- dad de incorporar a la biografía elementos de la es- tética o viceversa? Util, digamos, con la utilidad de la experiencia límite. Si no con la intensidad de Jo- sé Vasconcelos o con la rara congruencia de Carlos Pellicer, Salv ador Novo intentó, desmedidamente, convertir su vida en objeto literario o prov ción artística, hacer de su vida la refinada, sagaz, Iróni- ca travesí a de un intelectual que se propuso ser fi- gura popular, de un hombre marginal que insistió en situarse en el centro de la vida social , de un es- critor notable que condicionó e incluso redujo su obr a al tamaño de la imagen que de él mismo se fue haciendo. Como Wilde, Novo pudo haber dicho reiteradamente: " Puse mi genio en la vida y mi ta- lento en mis obras", lo que en última instancia no es sino la creencia en la vida como creación artísti- ca. Como en Wilde, en Novo el personaje es parte esencial del trabajo literario. A diferencia de Wil- de, la sociedad que lo persiguió termina recono- ciéndolo -y, por lo mismo, enterrándolo- en vi- da. Jaime no ha tenido vida, ha tenido desde peque- ño biografía. Yo, por el contrario, he tenido vi- da. La biografia de un hombre como yo heriría las "buenas costumbres ". Vida y biografía Carlos Monsi váis es, sin duda , uno de los crít icos más comple- tos de la realidad sociocultural mexicana. Amorperdido (ERA) su última recolección de artículos, crónicas y ensayos . Re- cientemente publ icó A ustedesles consta, una antología de la crónica en México con un magnífico estudio prelim inar . Mon- siv áis ha colabor ado de mucho tiempo acá en la Revista de la Universidad y fue miembro de su comité de redacción a princi- pios de 1977.

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SALVADOR NOVO:

"QUE AL ESPEJOTE ASOMES,:DERROTADO"

los, Ministro de Educación Pública, no engaña anadie: para él una verdadera revolución debe ser,fundamentalmente, simetría hum anista , recupera­ción y difusión de la cultura clásica, la escuela con­cebida como misión apostól ica. El aprovecha mag­níficamente el impulso de la lucha que modificó alpaís y propone, en sustitución de las lecciones quepudieran inferirse de los ejércitos campesinos y susvictorias sobre el mundo feudal, una patria nueva,íntima y públ ica a la vez que , al mezclar los impul­sos de López Velarde y Diego Rivera, produzcauna nueva armonía. Que todo coadyuve: la pinturamural , que evoca al Renacimiento, y la lectura delos clásicos, que reinstaura el hum anismo en unmedio de analfabetas.

En los veintes, el vértigo se va aquietando: la ca­pital de la República recobra la tranquilidad, lacapa dirigente concentra drásticamente el poder, elsector intelectual acomoda y reorienta sus desig­nios en función del patrocinio del Estado y de lahostilidad social. No es fácil ser intelectual y escri­tor en un med io dom inado por el antintelectualis­mo y todavía sacudido por exigenc ias de hiperviri­lidad . El machismo, antes de ser show y artificio es- ,cénico para las mayorías desposeidas, ha sido re­querimiento vital. "Si me han de matar mañana,que me maten de una vez". Se muere con gracia yelegancia ante el pelotón de fusilamiento, sin de­rramar la ceniza del puro. Se mata en plena convic­ción resarcidora. La cultura es lo prescindible y loornamental y los cultos son enemigos emboscados,traidores naturales a su sexo , su país y sus conoci­dos. Estos rituales de la Mascul inidad sin Tacha,imprescindibles en una época que ha exaltado. elarrojo físico como primera condición de sobrevi­vencia, dotan al antintelectualismo de conviccio­nes y razón de ser y le dejan a los escritores sólo dos 'salidas: el llamado "exilio interno" (vivo aquí pero 'pienso y escribo con ánimo internacional) y una fe enel elitismo como saber de salvación: para todos acondición de que todos sean unos cuantos. Laso­ciedad mexicana en los veintes y los treintas no lehalla un mayor sentido o ubicación a los escritoresy, en todo caso , reserva su interés para lo "extra­ño" y muy visible, el arte público de los muralistas,recibido al principio con encono y burlas, pero rá­pidamente sacralizado. En una capital todavía pe­queña, los escritores son un núcleo localizado, cu­yas publicaciones alcanzan cuando mucho a milpersonas, y que han perdido casi toda la influenciasocial de que como gremio habían gozado.

El en su trono. yo en mi sil/a

De manera comprensible, la mayoría de los jóve­nes intelectuales valiosos se adhieren a la causa delministro Vasconcelos. Es su oportunidad de apro­vechary volver legible la revolución que los ha azo­rado o aterrado. A Novo, por ejemplo, la Revolu­ción le parece un episodio sangriento y ocasional­mente divertido. En su diálogo con Carballo, él..

Sin duda, pero también la biografía de Novo esparticularmente iluminadora en lo tocante a las re­laciones entre los jóvenes excepcionales y la atmós­fera cultural de un país recién estremecido por unaformidable y brutal revolución. Relata el interesa­do: "Nacido en la ciudad de México en 1904, hijoúnico de Andrés Novo Blanco, español. y de Ame­lia López Espino, mexicana , desde muy niño se afi­cionó a lo que entonces pasaba por poesía. Esta in­clinación receptiva pudo bien nutrirse en los mode­los académicos que fueron el alimento y la normadel adolescente que de los seis a los doce años, enTorreón, huía por la puerta de los libros a una rea­lidad revolucionaria que rodeaba su soledad sinjuegos ni amigos ... (Después) me reintegré a unMéxico que había de revelarme a Darío ya un mo­dernismo que arrollara a mis viejos pequeños dio­ses" .

El caso de Novo no es único. En la década delveinte una batalla cultural consiste en huir "por lapuerta de los libros " de la realidad ininteligible, encambiarle el signo y despojar de su esencial violen­cia a los acontecimientos recientes. José Vasconce-

Entrevistado por Emmanuel Carballo, Novo des­cribe a Torres Bodet y, de paso, se ubica :

En su ensayo sobre Yuk io Mishima, Gore Vidalpresenta una hipótes is: "pudiese ser que el fenóme­no actual, el escritor que conv ierte a su vida en suarte, sea el más útil de todos". ¿Ut il en qué sentido?¿Como ejemplo , admonición, espectáculo, capaci­dad de incorporar a la biografía elementos de la es­tética o viceversa? Util, digamos, con la utilidad dela experiencia límite. Si no con la intensidad de Jo­sé Vasconcelos o con la rara congruencia de CarlosPellicer, Salvador Novo intentó, desmedidamente,convertir su vida en objeto literario o prov ciónartí st ica, hacer de su vida la refinada, sagaz, Iróni­ca travesí a de un intelectual que se propuso ser fi­gura popular, de un hombre marginal que insistióen situarse en el centro de la vida social , de un es­critor notable que condicionó e incluso redujo suobra al tamaño de la imagen que de él mismo se fuehaciendo. Como Wilde, Novo pudo haber dichoreiteradamente: " Puse mi genio en la vida y mi ta­lento en mis obras" , lo que en últim a instancia noes sino la creencia en la vida como creac ión artísti­ca. Como en Wilde, en Novo el personaje es parteesencial del trabajo literario . A diferencia de Wil­de, la sociedad que lo persiguió termina recono­ciéndolo -y, por lo mismo, enterrándolo- en vi­da.

Jaime no ha tenido vida, ha tenido desde peque­ño biografía. Yo, por el contrario, he tenido vi­da. La biografia de un hombre como yo heriríalas "buenas costumbres".

Vida y biografía

Carlos Monsi váis es, sin duda , uno de los crít icos más comple­tos de la realidad sociocultural mexicana . Amorperdido(ERA)e~ su última recolección de artículos, crónicas y ensayos . Re­cientemente publ icó A ustedesles consta, una antología de la

crónica en México con un magnífico estudio prelim inar . Mon­siv áis ha colaborado de mucho tiempo acá en la Revista de laUniversidad y fue miembro de su comité de redacción a princi­pios de 1977.

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precisa sus imágenes del movimiento armado:-¿Qué me dice de Francisco Villa?-Sus hordas mataron a un tío de mi madre. Estafue, en Torreón, a ver a Villa. "Ya lo mataronmis muchachos -le dijo-, ni modo. En com­pensación, a tu marido le perdonaremos la vidaaunque sea gachupín" .-¿Conoció a Madero?- A los seis años me llevaron a verlo, como hoyllevan a los niños a contemplar los changos alzoológico de Chapultepec.- ¿Y a Carranza?-En Torreón, mi padre, y yo con él, fuimos a undesfile en el que participaba Carranza, ese pre­cursor del cine y la televisión . Fue para mis ojosun día de fiesta. ¡Había tan pocas diversiones!-¿Qué recuerdos guarda de Obregón?-Al " Caudillo" me lo presentaron, cuando ibaa asumir de nuevo la presidencia, en casa deldoctor Puig: se celebraba una posada. Como va­riedad me pidieron que imitase algunas personasconocidas. Imité a Bernardo Gastélum, uno delos íntimos delgeneral. Se puso furioso. Me iba acorrer de la burocracia. El día que lo mataron,yo respiré,- Hábleme del Jefe Máximo.- A. Calles lo conocí en Jalapa durante una co-mida íntima. El en su trono, yo en mi silla.

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Horror, diversión, espectáculo, temor, lejanía. De­trás de estas sensaciones primarias que desata laRevolución Mexicana se mueven, seguramente,miedos y desconfianzas de clase, repugnancia ante .las hordas que es deseo de un orden que afiance eldesarrollo (el proceso) de una cultura, desdén o en- .cono ante la nueva clase dominante, los generala':tes y licenciados cuya barbarie es signo inequívocode carencia de espíritu. Para combatir la incerti­dumbre, Vasconcelos no vacila en aliarse con el ge­neral Obregón, como tampoco dudan los escrito­res en servir a un Estado cuyos orígenes tanto les re­pugnan. El primer movimiento cultural de quienesintegrarán en la historia literaria el grupo llamadode los Contemporáneos es de "recuperación de laconfianza". Del ideario de Vasconcelos no aceptanel bolivarismo (con la excepción de Pellicer), ni lagrandilocuencia mesiánica; lo que les interesa es sufe animadísima en la cultura, su aceptación de losclásicos y del humanismo como espacio del com­portamiento intelectual. A esta empresa se agreganCarlos Pellicer, Jaime Torres Bodet, Xavier Villau­rrutia, Salvador Novo, Jorge Cuesta, GilbertoOwen, Bernardo Ortíz de Montellano, EnriqueGonzález Rojo. Ellos le entregan al naciente Esta­do sus dones literarios y ese Estado les correspondecon seguridades, primero, y a la postre, con hono­res que no excluyen la Rotonda de los HombresIlustres.

México en la década del veinte. Una regla dejue­go: la precocidad que, en el caso de Novo, es señalde arraigo, definición primera y limitación costosa.Ni él ni sus compañeros tienen otra. La geronto­cracia del porfirismo ha desaparecido y la fermen­tadora y exigente novedad disemina generales, go­bernadores y poetas de 20, 21 Y 25 años. Pellicertiene 25 años cuando publica su asombroso Colo- .res en el mar y Ramón López Velarde deja, a los 33años, una obra única. En 1925, Novo publica En­sayos, libro deslumbrante de prosa y poesía, queprologa un poema de Peliicer :

Salvador, salvarás a aquella pobre gentede la filosofía. Serás el Presidentede la luna. Impondrás los automóvilesmarca Chapín para familias gordas.¡Oh, Novo Salvador!inaugurarás el garage del amorcon películas incaico siberianas.Serás el único y su propiedaden medio de una cosa destartalada.

El programa poético de Novo es clarísimo: rela­ción burla/deseo con la posteridad, uso del humorpara reconciliarse con y distanciarse de la realidad,creencia en la ciudad como modo de vida a escudri­ñar y agotar. Ensayos revela un prosista dedicado ala "redención" de la trivialidad y a la experiencia"erótica" de la prosa. En Ensayos se incluyen los

25 GRABADOS DE POSADA

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xX poemas, cuya tesis implícita no deja lugar a du­das : poesía es, también, lo no consagrado, aquellocuya legitimidad artística devendrá de la metamor­fosis de las cosas comunes o de la convicción de loinsólito: sardinas, máquinas noisy Steinway, pelí­culas de Pararnount, calamares en su tinta, un ma­sajista de N ueva York, redes telegráficas para ju- .gar tenis, ombligos para los filatelistas. Novo es-cada adjetivo anticipa un programa- sentencio­so, alegre, melancólico, espontáneo:

Es necesario viajar en tranvía,cultivar el sentido de lo paraleloy no tropezar con nadie nunca.

Una capacidad metafórica se ejerce para divertir ypasmar, aliando lo desusado y lo regocijante. Tresejemplos:

a) Y que mañana la ciudadrumie el chicle solar en sus paredes

b) Los magueyes hacen gimnasia suecade quinientos en fondo.

e) Las nubes, inspectoras de monumentossacuden las maquetas de los montes.

Hay que recordar las ideas entonces predominan­tes de poesía: la intimidad sonora, la esencia relam­pagueante de la cosa pública, el lujo acústico de

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Darío: I~ contención moralizadora de EnriqueGonzalez Martínez, la serenidad programática deAmado Nervo, las profecías de los simbolistas (los''' lagos, corazones, plenilunios, halagos, sinrazo­nes, junios"). Novo asimila y desecha con rapidezestas conminaciones, pregona los haIlazgos de la.nueva poesía anglosajona y, ya en su primer libro,opta por otro camino: una poesía sin prestigio acu­mulado. No es fácil ver ahora los riesgos de estaelección, pero al desistir de su antiguo rol de viden­tes y transmisores universales de sensibilidad, lospoetas renuncian al gran público ya acumulado y,desde la casi inexistencia de lectores, inauguran unnuevo espacio para la poesía, ya no el de la emo­ción colectiva o colectivizable sino el del diálogoestrictamente individual.

Novo es apasionadamente vanguardista. A lapoesía moderna, que en México inauguran JoséJuan Tablada, López Velarde y Pellicer, Novo con­tribuye con textos que no se toman en serio, o me­jor, que no aceptan la trascendencia, que no creen 'que la literatura sirva para fines distintos del en­cuentro casual y agradable de una obra y un lector.Esto también lo distancia de las pretensiones delarte-por-el-arte. A N ovo no le interesa crear obje­tos estéticos, sino reconstruir sensaciones y atmós­feras, moverse en un espacio entre la frivolidad y lacarga cultural, alejarse de cualquier "fijación delvértigo" prefiriendo disolver en agudezas las enso­ñaciones descriptivas:

El aire se serenay seguimos buscando casa.

Fray Luis de León y el nomadismo citadino. El. temperamento clásico y la urgencia cotidiana. XXpoemas es sucesión de juegos de artificio donde elritmo, la prosodia, la acumulación de imágenes,sirven a un propósito: intentar la singularidad poé­tica a partir de un doble reconocimiento: de la tra­dición y de la modernidad. Que se enteren de lapresencia de una poesía distinta, que no comerciacon el sentimentalismo ni los valores regionales nilos Grandes Conceptos ni la Sensibilidad al Uso.Contaminación o intuiciones ultra ístas, devociónpor las imágenes que se niega a ser usada por la de­clamación, culto por la circunstancia que se evadede ' cualquier ansiedad ante el juicio del porven'ir..En este sentido, Novo comparte el desistimientobellamente descrito por Renato Leduc:

No haremos obra perdurable.No tenemos de la moscala voluntad tenaz.

Según Novo, los X X poemas "concretan una form~

propia que se ha liberado de los moldes en que mivoz adquirió, sin embargo, contornos perdurables:Estos poemas se podrían colgar como cuadros:.ante todo son visuales":

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Post natal total inmersiónpara la ahijada de Colóncon un tobillo en Patagoniay un masajista en Nueva York.(O su apendicitisabrió el canal de Panamá)Caballeriza para el mar continetófagodoncellez del agua playerafrente a la luna llena.Cangrejos y tortugaspara los ejemplares moralistas;langostas para los gas,trónomos .Santa Elena de Poseidóny garage de las.sirenas .

Una poesía, por así decirlo, librada a sus propiasfuerzas, sin apoyos en la exhortación o el consejo,sin estímulos para los "ejemplares moralistas", lospatriotas de tiempo completo o los fanáticos de la'musicalidad del verso. En su ampliación de territo­rios poéticos, Novo renuncia al modernismo, des­prende lecciones de la nueva poesía nortearnerica-

.na (Sandburg, Vachel Lindsay, Edgar Lee Mas­ters, los imagistas), saquea procedimientos de lapublicidad y reconoce como suya una tradición, laóptimamente encarnada en Wilde y Jean Cocteau,cinismo y dandismo, no hay amistad o poema que'no puedan perderse con tal de lograr una buena

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frase, gusto por la paradoja y el reto, identificaciónde tendencia artística y estado de ánimo, golpeteoparódico y exhibición de riesgosas y prohibidascostumbres, deseo de asombrar y sarcasmo ante elánimo romántico. En Novo, la poesía, la prosa y elestilo vital se funden y se mezclan irreparablemen­te. No tiene caso desdecirse actuando de modo dis-

. tinto a la moral expuesta en poemas, ensayos y ar­tículos.

Archipiélago de soledades

En la historia literaria de México, los Contemporá­neos son un interregno entre el caos revolucionarioy la cultura oficial. Se mantienen en tanto tenden­cia por un periodo no mayor de quince años (1921­1935 aproximadamente) y los co~gregan la admi­ración mutua y la incomprensión ajena . La frasegideana que eljoven Villaurrutiá le repite incesantealjoven Novo: "Hace falta perderse para recobrar­se", cobra un sentido enorme en ese paisaje de ter­tulias en librerías, ediciones mínimas, plaquettesde poesía que le representanal autor un gran es­fuerzo económico, evocaciones mitológicas de lacultura francesa, miedo a repetir el triste destino delos escritores porfiristas sometidos a la protecciónde Victoriano Huerta. "Perderse para recobrarse":aceptar el virtual anonimato, gozar de la clandesti­nidad de la literatura experimental, saberse vivospor opuestos a un medio que, en caso de saber susintenciones, los odiaría o los despreciaría.

El mayor espacio cultural disponible son las revis­tas (los suplementos vendrán en los cuarentas) yallíse reconcentran los jóvenes literatos, a ellas seconfían riesgos y conformidades. La Falange. Con­temporáneos. U/ises. Los nombres son programas,incitaciones, respuestas enfát icas a la hostilidad delmedio. Los nombres son estrategias de conducta.Novo, Villaurrutia, Cuesta , Owen, José Gorostiza,Ortíz de Montellano o Pellicer desean ser plena y

.radicalmente contemporáneos, es decir, quierenapartarse de la anacrónica cultura prevaleciente enMéxico, aceptar lo estimulante en donde lo hallen ;marginarse de conquistas selladas por el chovinis­mo, reaccionar contra el estruendo prevaleciente ylas épicas reales o fingidas. En su torno, revolucio­narios, burócratas y periodistas desconfían entra­ñablemente -con razones y sin ellas- de intelec­tuales y poetas y anhelan perpetuar el aislacionis­mo que la lucha armada provocó. La cultura y es-pecialmente 'el saber literario, son gustos práctica- ~mente secretos, lenguajes soterrados cuyo códiceestá contenido en los libros de Claudel, Cocteau,Jules Supervielle, Ezra Pound, Eliot, Gide, Cum­mings, Crane, Breton. Para los jóvenes escritores,traducir es romper el cerco, difundir la nueva poe-sía internacional es oponerle nuestro porvenir anuestra ignorancia. El verdadero tiempo perdidoes aquel en que nos hemos desvinculado de lasfuentes de la cultura occidental, en que le hemos

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cedido a la realidad del país el espacio intr ánsferi­ble de la imaginación.

Los campos de la recuperación: la poesía, el pe­riodismo, las artes plásticas, el teatro. En los vein­tes o en los treintas, las puestas en escena de Lenor­mand, Cocteau, Eugene O'Neill o Giraudoux sonactos teatrales, culturales y políticos. Nos interesaun país no sólo determinado por las complacencias"castizas" . Hay que poner al día a México y vivifi­car es fundar cineclubes y es creer en el cine comoexpresión artística y es ejercer la crítica de artesplásticas para alentar carreras pictóricas (RufinoTamayo, Carlos Mérida, Agustín Lazo , María Iz­quierdo, Manuel Rodríguez Lozano, AbrahamAngel) alejadas de la hegemonía del muralismo.

Al embate o al cerco ant intelectual se respondecon una visión de la cultura que impugna con acri­tud el chovinismo y el nacionalismo cultural. Enese tiempo el elitismo es, de modo nada paradóji­co, una empresa crítica que mantiene a un grupo encontacto con las corrientes internacionales, propo­ne cánones de calidad y alienta un imprescindibledesarrollo. No por relativismo, sino por que así sedio este proceso, hay que reivindicar una parteconsiderable del " elitisrno" del grupo de Contem­poráneos. Si su conservadurismo político no lespermitió entender el complejo y accidentado pro­ceso del país (que por otra parte muy pocos intelec­tuales entendían). su vocación crítica, su rigurosaselección de influencias o afinidades y su talento li­terario le agregan obras definitivas a la cultura na­cional y, al determinar, con tal precisión, la índolede sus rechazos, favorecen un contínuo esclareci­miento de la tradición. En su polémica con AbreuGómez, Jorge Cuesta es inapelable:

El nacionalismo equivale a la actitud de quienno se interesa sino con lo que tiene que ver inme­diatamente con su persona; es el colmo de la fa­tuidad. Su principio es: no vale lo que tiene unvalor objetivo, sino lo que tiene un valor paramí. De acuerdo a él, es legítimo preferir las no­velas de don Federico Gamboa a las novelas deStendhal y decir: don Federico para los mexica­nos, y Stendhal para los franceses. Pero hágaseuna tiranía de este principio: sólo se naturaliza­rán franceses los mexicanos más dignos, esosque quieren para México no lo mexicano sino lomejor . Por lo que a mí toca, ningún Abreu Gó­mez logrará que cumpla el deber patriótico deembrutecerme con las obras representativas dela literatura mexicana . Que duerman a quien no­pierde nada con ella; yo pierdo La cartuja deParma y mucho más.

El drástico rechazo del pasado cultural de Méxicono es -en la perspectiva que nos concede su obra­el verdadero mensaje del texto de Cuesta (si algo,estos escritores inician una recuperación crítica delcánon nacional). E! mensaje de Cuesta es otro: espreciso oponerse a la influencia totalizadora de la

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cultura de la Revolución Mexicana, y crear y forta­lecer un espacio exento de la reverencia obligada alEstado que surge y a sus instituciones redentoris­tas. Tras el discurso antinacionalista, se despliegala resistencia a un orden normado por el oportu­nismo . Si la pobreza del medio sólo les permite vi­vir de la burocracia, preservarán de tal devastaciónel gusto por leer y hacer literatura. Entre descansoy descanso de las oficinas escriben y aceptan pagarprecios altísimos. El primero: el desgaste que parasus obras, entendidas en el sentido europeo, supo­ne el periodismo cultural y el político (Novo, Cues­ta, Villaurrutia). El segundo: con vertirse en símbo­los del "descastarniento", de la renuncia a los valo­res de la nacionalidad. No otro es el contexto en lostreintas del episodio de la revista Examen, suprimi­da por publicar un texto "obsceno" de Rubén Sa­lazar Mallén (un fragmento de novela) . Esta con­troversia de "moral pública" se convierte en unacampaña furiosamente puritana contra los Con­temporáneos que, presionados, terminan por re­nunciar a sus empleos gubernamentales.

Que al espejo te asomes, derrotado

En todo ese proceso, No vo es actor irremediable yprincipalísimo, el escritor admirado y la VíctimaPropiciatoria del fácil ingenio mach ista. El perso­naje que él imaginó y el personaje que imaginen sevan uniendo y fortaleciendo con los ataques, elchoteo, las ridiculizaciones. Al mito Novo lo cons- .truyen en partes casi iguales su talento y el enconoque despierta su singularidad, su admirable senti­do del idioma y el sarcasmo dir igido contra sí mis­mo, su cultura y el precio que debe pagar al exhi­birla. Su mayor contribución a la causa de los Con­temporáneos es la provocación (la " decepción delas costumbres" según frase de Cuesta). Novo pro­voca con la act itud extranjerizante, las cejas depila­das , el indiscreto make-up,la suavidad de la voz, laavidez sensual nunca encubierta que lo lleva a diri­gir a los 19 años El Chafirete, (Organo del Sindica­to de Choferes) y le lleva a publicar a los 27 losfragmentos de la siempre inconclusa novela Lotade Loco, la historia del desempeño de una taquí­grafa enterada de los enredos de su enamorado consu propio hermano. En 1931, es novedoso y provo­cador un relato gay:

Adelaida había observado que sus afeites noeran de su uso exclus ivo. La oblea de terciopelocon que ella acariciaba sus mejillas estaba a ve­ces sucia , negra , compacta, como si la hubieran 'usado para limpiar una perspiración masculina.Su rouge también y su rimmel. Disminuían de­masiado aprisa para el uso que ella sola les daba,y hubo de advertir una mañana que su hermanose levantó, por casualidad, temprano, que al ~e­

dedor de sus ojos había el cerco negro de cenizasque deja el rimmel después de una noche.

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En 1933, Novo publica cinco libros. El primero,Espejo, es "la autobiografía de mi infancia. Intentéliquidar, por medio de la poesía, el residuo de misaños primeros". En Espejo prosigue la influencia(la contaminación) de la poesía norteamericana,ese otro tiempo poético que es el prosaísmo y, espe­cialmente, la estrategia predilecta de Novo, la iro­nía (distanciamiento de la realidad, reducción a es­cala de' la pompa y burla de insuficiencias o dema­sías). En Novo la ironía nos ahorra cualquier tru­culencia y exhibe su intimidad con salvedades: hayque preservar el autoescarnio como encomiendafraternal , hay que permitirse decir, recapitulando,"la vida pervirtió mis dones y entorpeció mi sensi­bilidad" (con el desenfado conque se acusará a símismo de seguir "como el Marco Polo de O'Neill,en su medida, el deplorable camino de un baratotráfico con la inteligencia que lo ha mimetizado aun ambiente en que la prosperidad engorda y em­brutece"). Como la mayoría de los seres marg ina­les de su índole, Novo se adelanta al insulto siendoel primero en proferirlo contra sí mismo, nulificalos ataques asumiéndolos en su más dura y obsesi­va instancia: "Los que vestimos cuerpos como tra­jes envejecidos/ a quienes basta el hurto o la limos­na de una migaja/ que es todo el pan y la únicahostia" .

Para entender' el mundo, entidad degradada ydegradable, la ironía acude al Yo que puede darse

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el lujo de la arrogancia porque sabe que su puntode partida es la abyección. A pesar suyo, la ironíade Novo es un método perfectamente ideologizadoen donde coexisten la visión peyorativa y el orgullode la marginalidad, el desafío y la culpa, la exhibi­ción y el ocultamiento como empresas dolorosas alas que suaviza o disfraza la retórica.

Otro libro de 1933, Nuevo Amor. "La poesía hasido para mí... aquella introspección dolorosa oebria de júbilo que abandonó los juegos de inteli­gencia de mis XX poemas para forjar, con la sangrey los huesos de mi pasión más pura, el breve y mag­nífico Nuevo amor". Novo le declara a Carballo:

En tanto que en los XX poemas no aparecencomposiciones amorosas, ya que todas son ex­trovertidas y cerebrales, en Nuevo amor surgedesbordada la poesía y los sentimientos alcan­zan la madurez. Entraña al acorde -que no alacuerdo- de la vida con 'su expresión artística.Estos poemas son la experiencia fresca, mediata,directa de lo que están expresando: no son re­construcciones de estados de ánimo ni de viven­cias. Para mí. ieso es importante.

Como en las obras de Cavafis, Hart Crane, LuisCernuda, Xavier Villaurrutia, Porfirio Barba Ja­cob, en los mejores poemas de ese gran libro que esNuevo amor actúa poderosamente un sentido demarginalidad genuina. Esto no agota los significa- 'dos o la riqueza de los textos, pero la disidencia se­xual y moral explica vertientes, insistencias, deso­laciones C? incluso .un hálito de falso y verdaderopatetismo: la confesión elevada al rango de revela­ción largamente esperada. Terriblemente conscien­te de su trabajo literario, Novo consigna las queconsideraba vert ientes de su poesía: "La circuns­tancia, el humorismo y la desolación". Tal recuen­to, esencialmente justo, se beneficiaría con agrega­dos: hace falta mencionar la malevolencia (que noperdona el posible candor de los lectores), la expe­rimentación técnica, el despliegue analógico queevita el "tono desgarrado" y expiatorio; convieneprecisar el estilo del humor y sus orígenes proba­bles y evidentes ; falta también la heterodoxia conque, inequívocamente, Novo ejerce una poesía so-cial. .

En los siete u ocho poemas perfectos de Nuevoamor, el personaje literario de Novo se desvanece.Ni vanidad, ni gusto por la paradoja, ni frivolidad,ni ironía como el rostro que oculta a la máscara.Novo se enfrenta a su condición amorosa e intentaapresarla, más allá del recuento y la vivencia, comoalgo definitivo, los momentos de lucidez que justi­fican toda la iniquidad de la experiencia: "Ya nonos queda sino la breve luz de la conciencia/ y ten­dernos al lado de los libros" . Si un poema como"Elegía" ("Los que tenemos unas manos que nonos pertenecen/ grotescas para la caricia, inútilespara el taller o la azada/ largas y fláccidas comouna flor privada de simiente/ o como un reptil que

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entrega su veneno/ porque no tiene nada más queofrecer... Los que tenemos una mirada culpable yamarga/ por donde mira la Muerte no lograda delmundo... Los que hemos rodado por los sigloscomo una roca desprendida del Génesis") sólo seentiende cabalmente a la luz de los riesgos y las di­ficultades de la condición homosexual de esa épo­ca, el acento desolado del conjunto de Nuevo amorexpresa el acoso, la desesperación, la atracción le­tal del objeto del deseo, el amor que es la concien­cia de la imposibilidad del amor, la transfiguracióndel desastre: "Al poema confío la pena de perder­te" o "Tú, yo mismo, seco como un viento derrota­do". La condición marginal es un fracaso previo,la épica del incumplimiento, la pena inabarcable decontemplar desde la frustración los días felices quejamás se vivieron .

Que eso se corresponda o no con la realidad bio­gráfica de Novo es ·10' de menos. Lo que importa esuna condición de la época : el requisito para abor­dar literariamente la marginalidad es hacerlo desdelas perspectivas de la soledad y la frustración. Noes concebible una relación feliz entre "anormales"y para publicarse, la novela de E. M. Forster, Mau­rice, escrita en 1913, deberá aguardar sesenta añosa causa de su final feliz. Cumplido el requisito de lainfelicidad manifiesta, Novo consigue en la poesía 'lo que se le niega socialmente: su emotividad y su

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sexualidad, así para ello deba volver casi metafísicasu sexualidad:

Junto a tu cuerpo totalmente entregado al míojunto a tus hombros tersos de que nacen las rutasde tu abrazo,de que nacen tu voz y tus miradas, claras y remo­

tas,sentí de pronto el infinito vacío de su ausencia..

Desvaída, difuminada, la sexualidad persiste demanera simbólica y alusiva. Lo que el coito evocaes la sensación de ruptura, para lo que sirve elvínculo erótico es para invocar las ataduras amo­rosas. Novo insiste en borrar la sexualidad especí­fica:

Pero ese cuerpo tuyo es un dios extrañoforjados en mis recuerdos, reflejo de mí mismo,suave de mi tersura, grande por mis deseos,

máscaraestatua que he erigido a su memoria.

(De "J unto a tu cuerpo")

El pesimismo vence y desvanece a la emotividad.Gide lo ha dicho: "Lo más profundo es la piel".Esto no es asumible en una cultura en donde la piel(el cuerpo) es referencia casi oculta y en la cual,para que la disidencia (en este caso, homosexual)emerja hace falta expresarla condenatoriamente:vaciedad, fuga, desolación, temor a esa vejez infle­xible y tajante que se inicia en el exacto momentoen que disminuyen los atractivos sexuales. Novo vaa fondo: en Nuevo amor no es tanto el heterodoxosexual, sino el ser ansioso de la plen itud que le nie­gan tanto los prejuicios dominantes como el perso­naje que encarnó para evadirse de esos prejuicios.Por eso, declarará: "Cuando ya no valía la penaejercitar este tema tal como aquí lo practiqué -mevolví viejo y horroroso- abandoné la poesía amo­rosa" . E insiste: "Después de esos poemas ya no te­nía para qué escribir otros" .

Pero los escribe. Poemas proletarios de 1934con­tiene cinco textos magistrales: "Del pasado remo­to" y cuatro biografía/epitafios a la manera deSpoon River Anthology de Edgar Lee Masters:"Cruz, el gañán", "Gaspar, el cadete", "Roberto,el subteniente" y "Bernardo, el so ldado" , sketchesde vidas convencionales y socialmente insignifican­tes, En 1935 publica Never ever y Frida Kahlo, asal­tos vanguardistas de alta calidad que carecen de lalogradísima vehemencia anterior.

Escudo y arma innoble

En 1955, Novo formula su "Poética",¿Pude yo ser poeta'? De niño, y aún de joven, locreí, lo soñé. Luego, la vida pervirtió mis dones yentorpeció mi sensibilidad. La poesía hacia los

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demás -la flor espontánea - dejó el sitio al frutovano y amargo de la diaria prosa .Fuga, realización en plenitud, canto de jubilosoamor, escudo y arma innoble; todo esto ha sidopara mí la poesía. En ella, ahora que no me atre­vo a abordarla, me refugio. Cuanto en ella teníaque 'expresar, ya lo he dicho. Y, sin embargo,como en mi viejo poema,

siento que la poesía no ha salido de mí

La persecución de los burócratas machistas obligaa Novo en el sexenio de Cárdenas a salir del gobier­no para concentrarse en el periodismo y la publici­dad. Se inicia su fortuna económica y, al mismotiempo, 'su asimilación por parte de una sociedadque lo admira en la misma medida en que lo teme ydesprecia. Novo el iconoclasta y el heterodoxo vacediendo el sitio a Novo, el comensal imprescindi­ble de las cenas burguesas. De su pasado anárquicoquedan las muestras que recogerá el volumen lla­mado Sátira , las Invectivas queved ianas contra susenemigos, el esplendor verbal usado en la querellaad hominem. De nuevo , la elección del género satí­rico se explica como técnica de autodefensa. Frentea chistes, desprecios, rechazos y murmuraciones, elsoneto escarnecedor; frente al retrato despiadado yhomófobo en el mural de Diego Rivera, la serie La

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Diegada que celebra una farsa íntima. Hasta el fi­nal Novo sostendrá ese placer de provocar, quetambién induce al escándalo con la despiadada re­ferencia de sí:

Escribir porque sí, por ver si acasose hace un soneto más que nada valga;para matar el tiempo, y porque salgauna obligada consonante al paso.Porque yo fui escritor y éste es el casoque era tan flaco como perra galga;crecióme la papada como nalga,vasto de carne y de talento escaso.¡Qué le vamos a hacer! Ganar dineroy que la gente nunca se entrometaen ver si se lo cedes a tu cuero.Un escritor genial, un gran poeta...Desde los tiempos del señor Madero,es ,tanto como hacerse la puñeta.

Otra vez, se paga muchísimo por el derecho a la li­bre expresión . Cernuda prefiere el retraimiento dela dignidad; Cavafis, la tortura y la tranquilidaddel erotismo recordado; Novo, el alborozo ante lapropia decadencia, el juego de ser el retrato de 00­rian Grey de la poesía noble y el puro instinto lite­rario de su primera juventud. De hecho, en su seriede sonetos homosexuales de 1955, celebra no el de­seo sino 1!1 muerte y la consunción del deseo:

Que al espejo te asomes, derrotado;que veas tu piel, otrora acariciada,escurrir por tu cuerpo deformado.Que todo se acabó. Que la soñadadicha Que en un instante inesperadoesperas que me lleve la chingada

Novo, fundamentalmente lúcido, se empeñó en ex­traer de su vida conclusiones melodramáticas y, entanto personaje literario, incurrió con frecuenciaen la autocompasión al creerse ya incapaz de soste­ner a la medida de sus ambiciones una imagen detriunfal e implacable modernidad. Una y otra vezse despeña en la queja contra el paso del tiempo yllega a cantarle al hijo no tenido:

Yo recibí legado ,eslabón y simientea eternizar la vida destinado...Pero heme aquí , ya al borde,a la or illa del Tiempo y la ceniza, ~eco sin voz, con ella desgarrada;depósito de siglos en derrota,muerte triunfal en árido balance,consumada traición, desistimientodel Divino mandato 'que urdió en amor el río de mis venassecas hoy -por mi culpa- para siempre.

(De " Mea culpa", fechadoel 8 de enero de 1968).

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La culpa de no seryaescritor; de no cumplir la pro­mesa que fue, de no poseernunca por entero el res­peto social, se vuelve obsesión dominante de la fi­gura del Establishment. Lue~~. de t:'ue~~ amor lapoesía ha dejado de ser para el . realización en ple­nitud" y ya no le da oportunidades de expresar-sin incurrir en lo que él considera ridículo- susexualidad y su emotividad. No importa: antes decumplir 30 años, Novo ha escrito poemas admira­blesy ha dejado una obra rara en su perfección, suhumor y su impecable amor por la derrota.

Temperamentos y caracteres

En El joven, un texto autobiográfico y urbano delos 18 años, Novo concluye: "Lo que hice hoy -di­jo el joven soltando suszapatos- no tendrá ya ob­jeto mañana. Hay cosas invariables, que gustansiempre. Tengosueño.Siempre megustará dormir.Pero mañana se habrá muerto alguien. Hay esta­dísticas como leyes -no leyes mexicanas- que secumplen siempre.Yopuedo ser alguien y morirme.¿Qué es un siglo para San Pedro? Sería divertidoque yo resultara objeto de investigaciones. Se meacusa de ser muy alto. ¿Y por qué no habían deequivocarseloseruditos?". Y líneas antes ha dicho:"Siguió caminando. Todo lo conocía. Sólo que suciudad leera un libro abierto por segunda vez,en elque reparaba hoy más, en el que no se había fijadomucho antes. Leía con avidez cuanto encontraba.¡SU ciudad! Estrechábala contra su corazón. Son­reía a sus cúpulas y prestaba atención atado".

"Ya en 1922 -acepta Novo en 1929- estaba yomaduro para empleos. Podría dar clases, podríahacer traducciones" . El todo lo acomete y en "estecotejo del valor propio con el éxito ajeno que en­gendra místicos" se decide por el periodismo. Allíalterna el ensayo breve con.el artículo que realzaun tema "insignificante" con la crónica encarniza­damente subjetiva delescritoren una sociedad bur­guesa. Gracias al periodismo, el personaje Novo seinstaura triunfalmente. Lo sigue un público cre­ciente que se incorpora a la difusión de la leyendamemorizando frases lapidariasy los nunca muy se­cretos epigramas. Novo explica s.u éxito:

Lagimnasia que entraña escribir a tantos roundscon límite de tiempo en los periódicos mientrasaspira a convertir a quien la practica en un atle­ta, puede también con facilidad conducir a laacrobacia. Mi estilo se hizo claro y ágil; pero di­ferí, engreído en el columpio, el acometer la em­presl;! más ardua de una obra menos efímera.Biello era malo para mí, resultó en cambio buenopara las revistas y periódicos en que colaboraba.Mi ejemplo fue seguido y el nivel de las colum­nas se elevó considerablemente. No desconozcoel hecho de que antes de mí, y después, los escri­tores hayan compartido la elaboración lenta,

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oculta y heroica de su verdadera obra, con el pe­riodismo: la maternidad clandestina con la pros­titución pública. Simplemente confieso, relativa­mente arrepentido, que a mí me arrastró la pros­titución, circunstancia de la que me consuela laesperanza de haberla un poco ennoblecido.

André Gide, quizás la influencia moral por exce­lencia del grupo de Contemporáneos, lo dictami­nó: "No hay que exponer nunca ideas, a no serbajo la forma de temperamentos y caracteres".Novo elige,en crónicas y ensayos, un temperamen­to, el suyo propio, y una suma de caracteres: lospertenecientes o relativos a la Ciudad de México.Para Novo, en sus crónicas semanales, la ciudadesel minucioso placer de intimar, mediante promesade vigilante discreción, con una sociedad en auge.Los caracteres circundan y devoran el tempera­mento, pero no sin que éste se asegure honores yadmiración genuina, y no sin que la provocación seconvierta en institución.

A la distancia, las crónicas de Novo resultan in­dispensables, no tanto para conocer una época (suparcialidad lo impide), sino' para situar la auto­complacencia burguesa según versionesde un tem­peramento cuya malevolencia progresivamentedisminuída se transmite siempre en prosa magnífi­ca. Ya no procede, por lo demás, el antiguo desafio.Elelitismode losveintes, dinámico yestimulante,setorna el atrasado y pomposo e1itismo que corona yornamenta a sociedad y Estado. Los palurdosque se burlaban de los exquisitos son sustituídospor políticos y tecnócratas fascinados con los rocesy los acompañamientos de la cultura, indispensa­ble telón de fondo. Al multiplicarse, los happy fewde los veintes se diluyen o hacen rentable su felici­dad minoritaria . Novo, ya sin presiones, se consa­gra entre crónicas desarmadas y erudición sabrosa­mente dicha, al dominio escénico de quienesen un·tiempo lo proscribieron. El, despiadada e injusta­mente, describe su proceso:

Llevouna especiede veinte años de escribirparael público. Primero, era el poeta joven que pro­metía mucho. Luego, seguía prometiendo. Des­pués, se descubrió mi capacidad, tanto de tra­bajo cuando de mordacidad, y poco a poco, fuicomercializando mis aptitudes, como un pulpoque extiende sus tentáculos. El colmo fue vaciaren una columna cotidiana hasta los cracks quecorrientemente me ocurren en la conversación.Era como cobrar hasta por reírme, si no hubieraacabado por ser hasta reírme por cobrar. (EnHoy, septiembrede 1943). . .

Cierto, la "diaria prosa" de Novo, su quehacer pe­riodístico y cultural, no son nunca~"fruto ~ano y.amargo" . En 1925, un joven de 21 anos publicaE~­sayos, que incluyeademás de poemas, una recopi­lación de artículos en la tradición inglesa de TheSpectator y Charles Lamb, con la idea de 9ue el tra­tamiento prosísticoes lo fundamental, redimeo arn- .para o descubre la importancia de los temasy le da

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pleno sentido al hecho de ocuparse de los anteo­jos, el baño, las camas, el radio, las barbas, la le­che, el divorcio, las ventajas de no estar a la moda.Los modernistas también trasladaron al periodis­mo su convicción de que la prosa lo era o lo justifi­caba todo, pero, a diferencia de ellos, Novo no sepropone crear un texto manifiestamente literario,joya prosódica a la que una lectura en voz alta con­ferirá su exacta dimensión. El quiere darle al ar­tículo o al pequeño ensayo un ritmo diferente, yano derivado de la poesía o de las aspiraciones del"logro acústico", el ritmo de un texto ceñido a unamodernidad que combina información , erudición,inteligencia, calidad prosística, cultura clásica,vida cotidiana, actualidad tecnológica. Siglo deOro y The New Yorker. Quevedo y la nueva poesíaanglosajona. Un elemento uni fica esta capacidadpara combinar y entreverar: la ironía, una burlaque solicita la correspondiente mala fe del lector, yque se inspira en los clásicos Wilde y Shaw.

El resultado es de una sorprendente originali­dad. Las influencias son rápidamente asimiladas ylos lectores agradecen la ampliación de puntos devista, motivos de conversación, fraseos sardónicos.En un medio regido por la cultura de la RevoluciónMexicana y por la obsesión de "construir unpaís nuevo", alguien elige con insolencia las posi­ciones de la "frivolidad" y lúcidamente, prefigura

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ocios y complacencias de la sociedad inminente.Esta actitud ya no abandonará a Novo. Otras reco­pilaciones -En defen sa de lo usado (1938) YLas lo­cas. el sexo y los burdeles (1970)- reiteran el pro­pósito: agregarle amenidad a la erudición, ingenioa la exposición de la vida cotidiana, peso cultural alos asuntos considerados insignificantes.

Que a los lectores les interese, les divierta, los re­tenga el vagabundeo mental de un escritor burguésque desatiende las exhortaciones de la Historia yprocede al margen de cualquier sensación de crisis .Novo, básicamente sedentario, considera posibleretornar con ganancias a un género por excelenciadel XIX: la crónica de viajes, y lo intenta en cuatrolibros: Return Ticket (1928), Jalisco. Michoacán(1933), Continente vacío a Sudamérica (1935), Estey otros viajes (1951). ¿Qué puede haber de intere­sante o rescatable en una salida a Quer étaro? El es­píritu de observación, la excelencia literaria . Novotransfiere sus dotes narrativas a la crónica, se entu­siasma ante seres y situaciones y crea un personajemuy convincente (él mismo) usando sólo anotacio­nes externas: su éxito social,su ingenio perdurable,su gusto por la buena mesa , su memoria que esla de un testigo atento y ubicuo, de cuyo registronadie escapa y cuya curiosidad es infatigable.

Una sección, de entre las muchas que Novo pro­dujo, es el mejor vehículo para sus cualidades: "Lasemana pasada" en el semanario Hoy. Allí Novo,auxiliado por un equipo de jóvenes y ambiciososreporteros, pone al día un género admonitorio ypropagandístico: el artículo político. Influido porlas crónicas parisinas de Janet Flanner (Genet)para The New Yorker y por su percepción del he­cho político como texto narrativo, Novo equilibrasu capacidad de síntesis informativa con una malafe siempre estimulante así responda con frecuenciaa perspectivas conservadoras. En la recopilaciónde "La semana pasada", La vida en México en elperiodo presidencial de Lázaro Cardenas, (selecciónde José Emilio Pacheco), un estilo o un punto devista se muestra en un momento de absoluta bri ­llantez, no mellado incluso por lo controvertiblede algunas posiciones. Sus resúmenes biográficos,sus descripciones de la administración cardenista,sus incursiones en la política mundial son todavía,puntos de referencia.

Al término del radicalismo estatal, Novo se en­trega a la morosidad de la vida burguesa y a unacrónica muy personal, o muy social como se prere­fiera que, primero en Hoy y luego en Mañana, eligepara verterse el recurso del "Diario" o las "Cartasa un amigo". Cada vez más satisfecho de su pro­greso, y más convencido de los beneficios de la res­petabilidad, Novo se decide por una falsa y verda­dera confesión intimista. Tiene un público a su dis­posición: el que acepta la trayectoria y el tedio deuna capa dirigente como sus propios progreso y al­borozo. Las recopilaciones disponibles (La vida en.México en el periodo presidencial de Manuel Avila

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torio de concordia cultural que nos regala la esta­bilidad polít ica .Ningún día sin línea, ningún día sin reconocimientosLa complejidad del estilo de Nov,o ~o lo vuelve m~t­

nos legible. Lo que en verdad lo limita es el empenode adquirir una "obra lícita" , el deseo de "entraralos hogares", lo que lo lleva a ocultar su 'p~oduc. ·

ción más personal, por ejemplo las me~ortas de suvida privada que hoy circulan clandestina y profu­samente y que , desde el título bíblico, La e~tatua desal, rinden una versión entre culpa ble y épica de lafijeza homosexual, el castigo que le sobreviene aquien detuvo su camino ascendente y se dio vueltapara contemplar, altanero, la destrucción de la~

ciudades de la lIan ura. Novo , por razones muy en­tendibles (atizar una mala fama es incurrir en ries­gos múltiples) pospone la publicación de La esta­tua de sal y con eso renuncia de algún modo al ejer­cicio de su prosa más viva y per sonal.

A Novo la persecución le est imula y la tolerancialo anacroniza . Finalmente es un simbolo "exótico"del mal comportamiento, una seña l tan pintorescacomo admirable. En el régimen del presidente Ale­mán es jefe de teatro del Instituto Nacional de Be­llas Artes, patrocina autores, promueve su respeta­bilidad, escribe y dirige teatro infantil. Su persona­je se sedimenta: será dr amaturgo (muy desigual),actor ocasional , restaurantero , figura indispensa­ble. A su lado comen los a ltos funciona rios y élsonríe, recuerda o escribe epigra mas, comenta lasexcelencias de la comida azteca, hace anotacionesirónicas, toma notas mentales par a su siguiente arotículo . Es un escritor burgués que goza muchosiéndolo. Se le distingue sin cesar: un homenajemultitudinario al cumplir 60 años , Premio Nacio­nal de Letras, Cronista ofic ial de la Ciudad de Mé­xico . Agradecido, Novo suprime su marginalidad'hasta donde le es pos ible y publica obras erudi­tas, donde el antiguo desacralizador examina y re­verencia a la tradición . Por lo demás, terminan en­marcándolo el cin ismo dism inuido de su personajey su horror ante la tragedia de envejecer. En suspoemas últ imos, él confiesa el patetismo y la grote­cidad de quien ya no puede ser deseado.

La gratitud ante el reconocimiento oficial es par­te de una lógica del sometimiento. No vo, orgullosode la amistad del presidente Díaz Ordaz, condenael mov imiento estudiantil de 1968 y recibe la con­sagración del escándalo, esta vez el repudio moral.El desiste de su singularidad y se sumerge en la ron­da de honores, cenas, visitantes ilustres, ceremo­nias conmemorativas , entrevistas rituales, apari- _ciones en televisión. A su muerte, en 1974, No voparece petrificado y su obra en vías de embalsa­miento . En los años siguientes, los lectores han res­catado lo que allí hay de actual y deslumbrante,.desdibujando al personaje oficial y leyendo con re­novado o inédito placer al gran escritor que, alarriesgarse hasta el límite, se perdió en la respetabi­lidad y se recuperó en el placer de la escritura.

Camacho, La vidaen México en el periodopresiden­cial de Miguel Alemán) exhiben, dentro de su tran­quila suficiencia, un modo de vida que arrastranconsigo la pequeñez y la pretención de la ciudad. Ysin embargo, la honestidad literaria de Novo, sudeseo de encontrar y difundir el goce que le provo­ca su conocimiento inmejorable de una sociedad, leconfieren a estas crónicas la doble seducción de ve­rificar el tránsito de un personaje y las limitacionesde una élite.

En 1948, Novo gana un concurso del Departa­mento Central con un libro fundamental en su bi­bliografia: Nueva Grandeza Mexicana, nítido en­cuentro de un personaje mitificable y una crónicamítica, donde la distancia entre el Yo y la Ciudadse cubre con entusiasmo triunfal. Al desarrollismoalemanista, Novo corresponde con un recorridopor una capital que es una sociedad cerrada, poruna ciudad que es una velada inolvidable, por unazona de anécdotas, amistades y conocimientos pri­vilegiados que es, para los lectores de entonces, elúnico mundo disponible. La tradición es un cono­cimiento hogareño y nada hay en la ciudad amena­zador, hostil o en verdad desconocido. La UnidadNacional es también la confianza en el crecimientourbano. Este México de personajes y lugares, don­de cada quien ocupa un lugar fijo, es, sin duda, unatrampa ideológica que le da apariencia de bonho­mía a un capitalismo feroz, que es también el terri-

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