San Jerónimo Joachim Patinir (1480-1524) · 1MS retniducciones al griego clásico de Constantino...

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San Jerónimo Joachim Patinir (1480-1524) La traducción es para lodos nosotros, hombres de letras, con la dosis de placer y dolor que conlleva... una hermosa y constante escuela de virtud Valéry Larbaud studio

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San JerónimoJoachim Patinir (1480-1524)

La traducción es para lodos nosotros,hombres de letras, con la dosis de placer

y dolor que conlleva... una hermosay constante escuela de virtud

Valéry Larbaud

studio

Teresa Martínez

LAS RETRADUCCIONES AL GRIEGO CLASICODE CONSTANTINO LASCARIS

TERESA MARTÍNEZ MANZANO

I. MAESTROS BIZANTINOSTRADUCTORES

La literatura griega clásica que ha so-brevivido hasta nuestros días es un legadoque debemos en gran parte a la labor delos filólogos bizantinos, que la copiaron ensus manuscritos, la conservaron en susbibliotecas, la interpretaron y parafrasea-ron, la depuraron de las corruptelas origi-nadas durante su transmisión textual ytambién la tradujeron. Este inmenso trabajofilológico, que se vio interrumpido enOriente cuando el imperio bizantino su-cumbió definitivamente ante la invasiónturca en 1453, se continuó en Italia, lugar alque se habían trasladado prestigiososeruditos bizantinos en su huida de Bizancio.Las líneas que siguen abordan un aspectode uno de los últimos eslabones del inter-cambio cultural entre el Oriente griego y elOccidente latino, a saber, el llevado a cabodurante el Renacimiento italiano del s. XV através de las traducciones de clásicos gre-colatinos.

Los contactos que existieron entre la lite-ratura griega y la latina desde los primerossiglos de nuestra era hasta finales del s. XVhan sido objeto de estudios pormenoriza-dos.1 A modo de premisa hay que señalar

1 Así, por ejemplo, sobre la influencia ejercidapor la literatura latina sobre la griega hasta el si-glo IV puede consultarse V. Reichmann: Römi-sche Literatur in griechischer Übersetzung, Leip-zig, 1943 (Philologus. Supplementband, 34, 3).Para los textos patristicos latinos en versionesgriegas es fundamental el estudio de E Dekkers:«Les traductions grecques des écrits patristiqueslatins» en Sachs eruditi, 5, 1953, pp. 193-233.Sobre los fundamentos griegos del humanismoitaliano nos informa A. Pertusi: «Italo-Greci e Bi-zantini nello sviluppo della cultura italiana cfell1

Umanesimo» en Vichiara, 1, 1964, pp. 292-308.Finalmente, una visión clarificadora de los inter-cambios culturales entre Oriente y Occidente

que en la Edad Media occidental nunca de-saparecieron del todo los conocimientos degriego; así pues, es falso el mito de que enOccidente se perdió absolutamente el co-nocimiento de la lengua y literatura griegasdurante el Medievo, y de que éste se recu-peró sólo con la llegada de los doctos bi-zantinos tras 1453, ya que en Italia, sobretodo en la Italia meridional, en la alta EdadMedia, se leían, copiaban y traducían tex-tos griegos.2

Igualmente, tampoco es cierto que losbizantinos no se interesasen durante todala Edad Media por la lengua y literatura lati-nas. Es sobre todo en época de los Paleó-logos (1259-1453) cuando aumenta en Bi-zancio el interés por la teología latina ytambién por la literatura profana escrita enlatín.3 El máximo exponente de este interés

desde los comienzos del Imperio Bizantino hastasu desaparición nos la ofrece H Hunger: «Grie-chische Buchproduktion in Italien im 15. Jahrhun-dert Voraussetzungen und Anfänge», en Kommu-nikation zwischen Orient und Okzident Alltagund Sachkultur. Internationaler Kongress Kremsan der Donau, 6-9 Oktober 1992, Viena, 1994, pp393-423, en especial pp. 393-403 .

2 Cf. A. Bravo Garcia: «Los textos griegos enla alta Edad Media: Notas sobre las copias y tra-ducciones hechas en Italia», en Antonio HolgadoRedondo (ed.): Excerpta Philologica. Revista deFilología Griega y Latina de la Universidad de Cá-diz, Sacra I, 1, Cádiz 1991, pp 69-92. Con todo,tampoco hay que sobrevalorar el papel desempe-ñado por Occidente en la conservación de lostextos griegos clásicos, como en su día señaló J.Irigoin: «L'Italie méridionale et les textes anti-ques», en Jahrbuch der Österreichischen Byzan-tinistik, 18, 1969, pp. 37-55.

3 Para las resonancias de la literatura latina enBizancio sirve de referencia bibliográfica la exce-lente contribución de M. Gigante: «La cultura lati-na a Bisanzio nel secólo XIII», en La Parola delPassato, 17, 1962, pp. 32-51. Sobre la recepciónde algunos autores en particular valgan de ejem-plo las dos comunicaciones de J. Irmscher:

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1MS retniducciones al griego clásico de Constantino Láscaris

a comienzos de la época de los Paleólogoses el filólogo bizantino Máximo Planudes(1255-1305). Planudes fue probablementeel mejor conocedor de la literatura latinaclásica en Bizancio. Hombre de interesesdiversos y vasta cultura, Planudes tradujoliteratura tanto profana como teológica, sinque se observe en su labor un programafijo de traducción, a diferencia de sus suce-sores Demetrio Cidón (1324-1397), ManuelCalecas ( t 1410) o Jorge Genadio Escola-rio (1405-c. 1472), que tradujeron exclusi-vamente literatura escolástica y religiosa.Entre las traducciones de Planudes secuentan, las obras de San Agustín, Boecio,Cicerón, Macrobio, Ovidio y Juvenal entreotros.4

El interés que en el s. XIV despertó la li-teratura latina en personajes del rango deNicéforo Gregoras o del ya mencionadoDemetrio Cidón se vio frenado por las es-peciales circunstancias políticas y religio-sas que definen al Imperio Bizantino y queobligaron a estos eruditos a limitar de algúnmodo sus estudios latinos para no ser ta-chados de católicos, malos patriotas oenemigos de la ortodoxia.5

La historia de la interrelación entre lasletras griegas y las latinas toma un rumbodistinto, claramente propicio para el cultivode ambas, en la Italia del s. XV. Maestrosbizantinos de la llamada primera genera-ción (esto es, que ejercieron su influenciasobre todo en la primera mitad del sigloXV), como Manuel Crisoloras (c. 1350-

«Cicero und Byzanz», en Acta sessionis Cicero-nianae diebus 3-5 mensis Decembris a 1957 Var-soviae habitae, Varsovia, 1960, pp. 161 y ss., y«Nachklänge der byzantinischen Cicero-Re-naissance», en AW del 1 Congresso Internaziona-le di Studi Ciceroniani. Roma. Aprile 1959, 11vols., Roma, 1961, pp. 227 y ss., así como el ar-tículo de W. O. Schmitt: «Cato in Byzanz», enKlio, 48, 1967, pp. 330 y ss.

4 Sobre la intensa labor traductora de Planudeses de obligada referencia el trabajo de W. O.Schmitt: «Lateinische Literatur in Byzanz. DieÜbersetzungen des Máximos Pianudesund diemoderne Forschung», en Jahrbuch der Österrei-chischen Byzantinischen Gesellschaft, 17, 1968,pp. 127-147.

5 Cf. W. O. Schmitt, o. cit, p. 145.

1415), Juan Argiropulo (1393/94-1487) yJorge Trapezuntio (1395-1472), y los suce-sores de éstos, Teodoro Gaza (c. 1400-1475), Demetrio Calcondilas (1423-1511) yConstantino Láscaris (1434-1501), por citara algunos de los más ilustres, impartieronclases de griego por toda la geografía ita-liana, desde Milán a Mesina en Sicilia, yasea en universidades, en círculos humanis-tas o en escuelas y academias fundadaspor ellos mismos. La conjunción de su la-bor docente y filológica con el movimientohumanista italiano, volcado absolutamenteen la recuperación de la antigüedad greco-latina y en el descubrimiento de códices decontenido clásico, no tardó en dar extraor-dinarios frutos.6

De entre toda la labor humanística y filo-lógica de estos maestros -y con el objetode ir delimitando el tema de nuestras lí-neas- se hace necesario destacar aquí losresultados de su actividad traductora: Alconstantinopolitano Manuel Crisoloras de-bemos no sólo la primera traducción al latínde la República de Platón, sino también engeneral la implantación de un nuevo méto-do en las labores de traducción.

El cretense Jorge Trapezuntio destacó,por su parte, por ser un extraordinario lati-nista y uno de los primeros traductores allatín de la literatura griega clásica. Entresus traducciones se cuentan las de Platón,Aristóteles, Tolomeo y los Padres de laIglesia. Formado como latinista en Padua,en la escuela de Guarino de Verona y Vi-ttorino da Feltre, Trapezuntio ocupó en Vi-cenza una cátedra de latín y fundó en Ve-

Sobre el humanismo griego en la Italia del s.XV véase el ya clásico trabajo de D. J. Geanako-plos: Byzantium and the Renaissance. GreekScholars in Venice. Studies in the Dissemination ofGreek Learning from Byzantium to Western Euro-pe, Hamden-Connecticut, 1973, así como D.Harlfinger (ed.): Graecogermania. Griechischstu-dien deutscher Humanisten. Die Editionstätigkeitder Griechen in der italienischen Renaissance(1469-1523), Weinheim, 1989 (Austellungskatalogder Herzog August Bibliothek, 59, Wolfenbüttel), yel completo estudio de reciente aparición de N. G.Wilson: From Byzantium to Italy. Greek Studies inthe Italian Renaissance, Londres, 1992.

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Teresa Martínez

necia una academia donde se enseñabalatín y griego.

Teodoro Gaza, nacido en Tesalónica,adquirió sus excelentes conocimientos delatín en Mantua gracias a Vittorino da Feltrey trabajó con otros destacados humanistasitalianos y bizantinos, como Leonardo Bru-ni, Lorenzo Valla, Poggio Bracciolini, Gio-vanni Aurispa y Juan Argiropulo, en la rea-lización del proyecto del Papa Nicolás V deuna traducción sistemática al latín de losescritos griegos antiguos.7 A Gaza debe-mos, entre otras, las traducciones del Delos animales de Aristóteles, de la Historiade lau plantas de Teofrasto, de los Aforis-mos de Hipócrates y de la Batracomioma-quia.

De las palabras del insigne impresor detextos griegos Aldo Manuzio al príncipe Al-berto Pío de Carpi se pueden extraer inte-resantes conclusiones sobre el método deaprendizaje del griego por parte de los hu-manistas italianos. En la carta que sirve de

7 Leonardo Bruni fue el traductor más fructíferode la primera mitad del s. XV; tradujo a Plutarco,Demóstenes, Esquines, Jenofonte y Platón. Sumayor fama la ganó, sin embargo, como traductorde la Ética Nicomáquea y de los escritos políticosy económicos de Aristóteles. El ideal de estilo deBruni era la elegantia: buscaba la gracia y eladorno en el texto original y, si éstos no apare-cían, los añadía en la traducción Por eso no re-sulta extraño que Aristóteles, en la traducción la-tina hecha por Bruni, impresionase a los contem-poráneos, entre ellos a Eugenio IV, más que enlas traducciones medievales desprovistas de todobrillo La siguiente mención -que no pretende serexhaustiva- de algunos humanistas italianos ysus traducciones de autores griegos al latín, pue-de dar una somera visión de la fiebre traductoraen el s XV: Poggio latinizó a Jenofonte, DiodoroSículo y Luciano; Filelfo a Aristóteles y a Plutarco;Valla vertió al latín a Esopo, Jenofonte, Heródoto,partes de Hornero y Tucídides por encargo de Ni-colás V, para el que también Perotti latinizó a Po-libio y Guarino a Estrabón; Ermolao Bárbaro tra-dujo la paráfrasis de Aristóteles de Temistio; Po-liziano vertió a Hornero, Epicteto, Herodiano yPlutarco; finalmente Ficino tradujo a Platón, Ploti-no, Porfirio, Proclo y otros filósofos tardíos, sobretodo platónicos, herméticos y gnósticos; de he-cho, las latinizaciones de Ficino fueron durantesiglos la verdadera fuente del conocimiento dePlatón en Europa.

prefacio al tercer volumen de la edición al-dina de Aristóteles (1497), que conteníaobras zoológicas, Aldo invita al príncipe acomparar el griego con la versión latina deGaza, de gran éxito, y dice:

créeme, no hay ningún libro griego del quenuestros compatriotas y compañeros deprofesión puedan aprender griego mejor,gracias a Teodoro. Así es como ErmolaoBárbaro, Pico, Hierónimo Donato y Polizianoaprendieron griego.

De esta afirmación de Aldo se puedendeducir dos hechos, el primero que el mé-todo utilizado por los humanistas era el decolocar el texto griego frente a frente conuna versión latina, y segundo, que la tra-ducción que Gaza hizo de los escritos zoo-lógicos aristotélicos fue la obra que sirviópara este propósito.8

Muestra de la gran destreza de Gazacomo latinista y grecista es el hecho de querealizó no sólo traducciones del griego allatín, sino también del latín al griego; enconcreto el Sueño de Escipión, de Cicerón,que había sido anteriormente traducido porPlanudes, y el De Senectute, del mismoautor, fueron vertidos al griego por el tesa-lonicense.9

8Cf. Wilson, o. cit., p. 10.9 La edición crítica de la traducción de Planu-

des fue preparada por M. Gigante: «CiceronisSomnium Scipionis in Graecum a Maximo Planu-de translatum» en La Parola del Passato, 13,1958, pp. 173-194. A su vez, la traducción de Ga-za del De senectute ha aparecido recientementeen una cuidada edición crítica: cf. G. Salanitro(ed.): Theodorus Gaza: M. Tullí Ciceronis liber desenectute in graecum translatus, Leipzig, 1987 (sepuede consultar la reseña de P. Eleuteri a estaedición en Lexis, 11, 1993, pp. 265-267). Lascontribuciones de G Salanitro: «Teodoro Gazatraduttore di testi classici» y G Bevegni: «II Desenectute nella traduzione greca di Teodoro Ga-za: riflessioni e confronti», ambas en M Cortesi yE. V. Maltese (eds): Dotti bizantini e libri grecinell' Italia del secólo XV Atti del Convegno inter-nazionale Trento 22-23 ottobre 1990, Ñapóles,1992, pp 219-226 y 227-230, desarrollan condetalle diversos aspectos de la labor traductora deGaza

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Las retraducciones al griego clásico de Constantino Láscaris

II. LA ACTIVIDAD TRADUCTORADE CONSTANTINO LÁSCARIS

De entre los eruditos bizantinos emigra-dos a Italia en el s. XV, la figura de Cons-tantino Láscaris era una de las más signifi-cativas y, a la vez, menos conocidas hastahace poco.10

Constantino Láscaris nació en Constanti-nopla en 1434. Emigró a Italia después de1453 y enseñó en Milán, Ñapóles y Mesina.En esta última ciudad permaneció más de30 años, hasta su muerte en 1501.

El legado manuscrito de alrededor decien códices griegos de este constantino-politano, fundador de una prestigiosa es-cuela en Mesina (Sicilia), forma parte hoydía de los fondos de la Biblioteca Nacionalde Madrid y está con ello ligado a la historiade las colecciones de manuscritos griegosen España. Este fondo, que ha merecidohasta ahora poca atención por parte de losinvestigadores, nos reserva, sin embargo ycomo veremos en seguida, algunas sor-presas.

Una de las actividades en absoluto in-vestigadas de Láscaris es la de traductor,tanto del griego al latín como del latín algriego. Migne hace referencia a cuatro tra-ducciones del griego al latín que Láscarisparece haber emprendido11 y que tienen encomún el ser textos de carácter religioso.Se trata de la carta apócrifa de la VirgenMaría a los ciudadanos mesineses (1467),de la que éstos todavía hoy se vanaglo-rian,12 los Hechos de los Apóstoles Pedro y

10 Una extensa monografía de reciente apari-ción sobre su vida y obra se encuentra en T. Mar-tínez Manzano: Konstantinos Laskarís. Humanist,Philologe, Lehrer, Kopist, en la serie editada porA. Kambylis: Meletemata. Beiträge zur Byzanti-nistik und Neugriechischen Philologie, vol. IV,Hamburgo, 1994.

1 1J. P. Migne: Patrologiae cursus completus,Series Graeca (PG), vol. 161, col. 911-914.

12 Se trata de una leyenda con incondicionalespartidarios y detractores: cf. A. de Rosalía: «Lavita di Costantino Lascaris», en Archivio StoricoSiciliano, serie III, 9, 1957/58, pp. 21-70, en espe-cial p. 43 (con abundante bibliografía): «Per dove-re di gratitudine, e certo anche per capacita dierudito, il nostro grecista rinvigori quella leggenda,

Pablo (1490),13 la Vida de Santa Ágata ylos Himnos a la Virgen María del patriarcaSergio de Constantinopla.14 E. Legrandatribuye a Láscaris dos traducciones más,la Carta fundacional del Monasterio de losSantos Pedro y Pablo de Agros (1478) y elDiploma del conde Roger (1499).15 A estainformación hemos de añadir aquí la quenos suministra el reciente Catálogo de loscódices griegos de la Biblioteca Nacionalacerca del Matr. 4644, copiado por Láscarisen Mesina en el año 1490, cuyos ff. 103-105v y 107-108v contienen un officiumaquae benedictae in ss. Theophaniis queposiblemente fue traducido al latín por Lás-caris.16

traducendo in latino, o addirittura scrivepdo di suo,la lettera che i Messinesi vantavano e vantano an-cora come indirizzata ad essi direttamente dallaDeipara». La edición de la carta aparece en la PG161, col. 912, n. 19. Para otros supuestos docu-mentos falsificados por Láscaris y vertidos al latínvéase G. Ferrau: «La vicenda cultúrale», en Lacultura in Sicilia net Quattrocento, Roma, 1982, enespecial, pp. 28-29 (citado por M. B. Foti: // mo-nastero del S.mo Salvatore in lingua Phari. Pro-poste scrittorie e coscienze cultúrale, Mesina,1989, p. 123, n. 22).

13 El texto griego y su traducción latina fueroneditados en la PG 161, col. 929a-932a

14 Esta última traducción, al parecer inédita,está contenida en el cod. 418 de la Biblioteca de-lla Badia de Montecassino (mbr. mise. XVI, ff.398-401) y en el Vat. lat. 4442: cf. P. O. Kristeller:Her Italicum. A finding list of uncatalogued or in-completely catalogued humanistic manuscripts ofthe Renaissance in Italian and other libraries, vol.I-VI, Londres-Leiden, 1965-1992, vol. I, p. 394b yvol. II, p. 327a.

15 Cf. E. Legrand: Bibliographie hellénique auXVe et XVIe siècles, vol. I, Paris, 1885 (Reimpr.Bruselas, 1963), pp. LXXXVI-LXXXVII.

16 Cf. G. de Andres: Catálogo de los códicesgriegos de la Biblioteca Nacional, Madrid, 1987, p.188. Asimismo, el f. 106 de este manuscrito con-tiene una carta en latín «Sobre el origen y la ra-zón de este oficio» cuya traducción haya quizásque adscribir también a Láscaris. De gran interéspara los paleógrafos es el hecho de que los ff.103-108v del Matr. 4644 muestran con muchaprobabilidad la escritura latina de Láscaris. Lostextos latinos de este códice merecerían, en cual-quier caso, un estudio detallado.

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Este tipo de textos que acabamos demencionar no son los que comúnmente seutilizarían en el marco de una actividad do-cente; si lo podrían ser, en cambio, lostextos latinos que Láscaris tradujo al griegay que son el tema central de nuestra expo-sición: se trata de un más que curiosoejemplo de retraducción al griego de untexto originalmente en griego pero conser-vado en una redacción latina: dos anotacio-nes de la mano de Láscaris en el Matr.4621 nos informan de que los dos extractosgriegos de obras de Plutarco que estáncontenidos en ese manuscrito fueron toma-dos y traducidos al griego por el propioLáscaris a partir de un ejemplar latino. Esdigno de mención el hecho de que lo quetenemos aquí no es una vulgarización o unromanceamiento, sino una traducción a ungriego que podríamos denominar clásico.

El primer extracto aparece en los ff. 12-21 del matritense y lleva por título «De losescritos de Plutarco, acerca de antiguashistorias a las que consideran mitos» (F.KTGCIV TOO ílXouxápxou nepi rca^auov ioxopuôv,aç u.60ooç fiyoôvTou). El texto, que a primeravista no resulta fácilmente identificable conninguno de los escritos de Plutarco, no esotro que el de las Comparaciones menores(Parallela minora), también conocido comoSobre historias paralelas de griegos y ro-manos™ En la última línea, Láscaris ase-gura haber vertido el tratado de Plutarco algriego a partir de una versión latina: HK TOÍJ

tamviKof) Kcovaxavxtvoc ó Aámcapic |iExr|-vsyKsv eiç xô éA,A.r|viKÓv.

Sobre Parallela minora diremos en pocaspalabras que se trata de un escrito falsa-mente atribuido a Plutarco, en el cual elautor coloca al lado de una serie de acon-tecimientos de época antigua otros másmodernos, esto es, acaecidos en épocaromana. El título que conserva la traduc-ción de Láscaris, Acerca de antiguas histo-

17 El título griego Xiivaycoyn ioxopuôv napaXkí]-Kai ' EM.TJVIKCÜV, Ilepi KapákXr\-

X.(ov 'PconaÜKCOV Kai 'EXAT|VIK(ÛV O ÀiTyyfjaF.iç 7ta-pak\v¡k.oi, 'EM.T|viKai Kai Pco(iaÏKa varía segúnse trate de los códices Fvz de Plutarco, de loscódices planudeos de Plutarco o de los códicesdel catálogo de Lamprias, respectivamente.

rías a las que consideran mitos, se corres-ponde, efectivamente, con el proemio deeste tratado, en el que se aclara que lashistorias antiguas consideradas por la ma-yoría como invenciones, debido a su con-tenido paradójico y mítico, han tenido unparalelismo en época romana. La obritaesta plagada de citas de autores y obras, lamayoría de las cuales parecen ser falsas eintroducidas en el texto para dar mayorcredibilidad a éste.18

El segundo extracto de Plutarco conteni-do en el Matr. 4621 aparece en sus ff. 24-34 y viene precedido del título Del sabioPlutarco, acerca de las virtudes de las mu-jeres (ÈK Toi) noepofj IRonxúpxou nspi àpKioivyuvaiKcov). Igual que en el caso anterior,Láscaris se sirvió de un ejemplar latinocomo modelo para realizar su traducción,tal como se desprende de sus palabras enel f. 34: Kai xaûxa ¿K XOÛ ?amviKof> K L TÔ£ÀXr|VlKÔV |I8Tf|V8yKK KcOVOTdVTÍVOC Ó AÚQ-

Kapiç.El tratado De mulierum virtutibus

(FuvaiKcov àpKxai) relata diversas hazañas,veintisiete en total, llevadas a cabo pormujeres y agrupadas según hubiesen sidorealizadas por pueblos, por parejas o ensolitario. Con la narración de estos hechosheroicos Plutarco quería demostrar que laApKT-fj del hombre y de la mujer no sonesencialmente distintas. Este escrito influyódecisivamente en el tratado de BoccaccioDe Claris mulieribus y en general en el Re-nacimiento y época moderna.19

18 A éste y otros asuntos relacionados con eltratado de las Comparaciones menores dedicó unextenso artículo F. Jacoby: «Die Überlieferungvon Pseudo-Plutarchs Parallela minora und dieSchwindelautoren», en Mnemosyne, serie III, 8(1939-1940), pp 73-144.

19 De esta opinión es G. Voigt Die Wiederbele-bung des classischen Alterthums, vol I-II, Berlin,1960, en especial vol. I, p. 167 K. Ziegler: Plutar-chos von Chaironeia, Stuttgart, 1949, p. 315,considera, en cambio, muy dudoso que Boccacciohaya tenido en consideración el escrito plutar-quiano a la hora de redactar su propio catálogode mujeres virtuosas. Para la repercusión de estetexto de Plutarco en otras literaturas puede con-sultarse V. Hahn: De Plutarchi mulierum virtutumvestigiis apud scriptores Potónos, Morawski, 1922,

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IMS retraducciones al griego clásico de Constantino Uíscaris

La bibliografía sobre las dos retraduccio-nes de Plutarco que nos ocupan es escasa.El primero en llamar la atención sobre ellasfue el ilustre bibliotecario Juan de Iriarte ensu catálogo de 1769 de los manuscritosgriegos de la Real Biblioteca de Madrid(hoy Biblioteca Nacional).20 RecientementeGuzmán Guerra dedicó un estudio a la tra-ducción del tratado Sobre las virtudes delas mujeres, en el cual, a la vez que consta-taba que lo que tenemos aquí es un extrac-to o resumen del texto original, se hacíaeco de la utilidad que supondría para noso-tros el disponer del modelo latino que utilizóLáscaris para poder estudiar las aptitudesde éste en la labor traductora.21

Conviene aquí -antes de pasar a otroapartado- dedicar unas líneas al manuscri-

pp. 87-101. A modo de orientación para el lectorpodemos añadir que los dos tratados Par. min. yDe muí. virt. pertenecen al grupo de los denomi-nados por Ziegler antiquarische Schriften. En estegrupo se cuentan también Aetia romana, Aetiagraeca, Regum et imperatorum apophthegmata,Apophthegmata lacónica y De fluviis.

J. de Iriarte: Regiae Bibliothecae Matritensis• codices graed manuscript!, vol. I, Madrid, 1769, p.

259. También J. M. Fernandez Pomar: «La colec-ción de Uceda y los manuscritos griegos deConstantino Láscaris», en Ementa, 34, 1966, pp.211-288, en especial, p. 254, hizo una brevemención de las dos versiones plutarquianas deLáscaris.

21 A. Guzmán Guerra: «De virtutibus mulierumversis in graecum ex texto latino a C. Lascari. ElManuscrito 4621 (78) de la Biblioteca Nacional deMadrid», en Estudios sobre Plutarco. Obra y tra-dición. Actas del f symposion español sobre Plu-tarco, Fuengirola, 1988, Málaga, 1990, pp. 265-270, en especial p. 266. La traducción del tratadoSobre las virtudes de las mujeres corresponde,efectivamente, al tipo de excerpta o resumen:Láscaris ha prescindido del prólogo explicativoque precede al texto de Plutarco y ha suprimidotres grupos de mujeres (las Licias, las Salmatidasy las de Pérgamo), siendo en su traducción 24, yno 27, los conjuntos de mujeres que realizan ac-tos heroicos. La traducción de Paralela minoraparece atenerse, en cambio, -por lo que hastaahora hemos podido comprobar- a criterios demayor fidelidad al texto original. En qué medidahay que atribuir esta fidelidad o falta de ella almismo Láscaris o a la traducción latina que lesirvió de modelo, es algo que está por estudiar.

to madrileño que contiene las dos versio-nes de Plutarco: El Matr. 4621, todo él au-tógrafo de Láscaris y escrito en su mayorparte en Mesina hacia 1490, es uno de loscódices de más relevancia para quien seinterese por la obra literaria del bizantino.No en vano están contenidos en él nume-rosos escritos de nuestro humanista(principalmente de carácter historiográfico)entre los que hay que destacar epigramas ycartas de Láscaris a contemporáneos su-yos, anotaciones de tipo gramatical, mito-lógico y prosopográfico tomadas del léxicoSuda, notas cronológicas y listas de empe-radores, sentencias de varios filósofos ex-traídas de Diógenes Laercio, tratados sobreteoría musical, así como resúmenes de lahistoria universal elaborados por el propioLáscaris a partir de las Crónicas de JorgeMonaco y de las Historias de Juan Sci-litzes.22

El hecho de que la firma de Láscarisaparezca en este manuscrito en un grannúmero de ocasiones23 evidencia una ple-na conciencia de autoría a la vez que unorgullo justificado por la obra escrita, y noshace pensar que las dos retraducciones dePlutarco a que nos venimos refiriendo nofueron copiadas en el matritense de una

22 En el manuscrito, entre las dos traduccionesde Plutarco elaboradas por Láscaris, aparecen enblanco los ff. 21v-22v, mientras que en el f. 23rv~están contenidas algunas anotaciones gramatica-les, histórico-cronológicas y literarias.

Véanse, para el caso, todas las suscripcio-nes que se encuentran en el manuscrito: f 2Któvaxavxívoi) TOC Aaoxápecoc, Eiç SeoöcopovGavóvxa, Kcovaxavxívou; f. 4 KcovoTavtîvoç óAdoxapiç Feopyícp eú Ttpáxxeiv; f. 20 F.K XOV>X.axiviKoC Kcûvaxavxîvoç ó Aáoxapic u£xf|veyKEveiç xô eM^viKOv; f. 34 KCÚ xaûxa ÈK XOC ^axiviKodeiç xà ÉAÀT|VIKÔV u£XT|veyKe Ktûvaxavxîvoç óAáoxapic; f. 37 Ilepi aocpcov àvôpcov ßpaxuxarn,aúvo\(/ic 8K xoC Eoúoa èicypacpeîaa GTCOUÔTÎKcovaxavxívoi) xoC Aaoxápecoc; f. 99v TáoeKcovoxavxîvoç ó Aáoxapic auvayiíoxe tov ZoúoavU£XEA.0(ÖV Kal éE, áXlcov rcXeíaxa 7tpoa0eiç Kai7iávxa OTiouôfj éKeívou éypáqni; f. 100v Eyxei-piôïov Kcovoxavxívoi) xoC Aaoxápecoc; f. 101'A7io<p0éyuiixa Kai oi)ußouA.ai 5ia(pópcov èK rfjçßißÄ.ou Aioyévouç Aaepxíou OTtouôfj Kcova-xavxívou Guvaxoeîaai; f. 140 üep i 'Aôàu. aúvov|/icioxopicbv; f. 176 Kcovaxavxîvoç ó Aáaxapic.

14 îeronymus

Teresa Martínez

manera casual, sino que su autor las inser-tó intencionadamente en este códice, comohabía hecho con otras obras suyas, las queel consideraba más significativas, persona-les y logradas.

III. LOS CONOCIMIENTOS DE LATÍNDE LÁSCARIS

El hecho de que las traducciones lasca-rianas de Plutarco hayan sido realizadas apartir de una versión latina nos obliga apreguntarnos cuáles eran los conocimien-tos reales de latín que tenía Láscaris. Lasescasas noticias que poseemos acerca dela existencia en la biblioteca del bizantinode ejemplares latinos, de su interés por laliteratura latina y de su competencia comolatinista proceden en su mayor parte de lospropios escritos de Láscaris y de los testi-monios de alumnos y conocidos suyos.Analizaremos a continuación estos testi-monios, para poder así enjuiciar la labortraductora de nuestro humanista desde unaperspectiva más razonada y crítica.

En lo referente al tema de la bibliotecalatina de Láscaris hay que constatar queésta permanece hasta el momento en lamás absoluta oscuridad. Si bien es verdadque la diversidad de intereses del constan-tinopolitano hace más que probable que sucolección privada de manuscritos se hubie-se compuesto también de códices latinos,lo cierto es que el examen codicológico decuatro ejemplares de la Biblioteca Nacionalde Madrid relacionados bien con la SalaCapitular de Mesina, bien con la colecciónde Uceda, no ha arrojado en este sentidoluz alguna.24 Quizá el estudio detallado de

24 Se trata de los Matritenses 7813 (Cicerón),7816 (Nonio Marcelo), 8250 (Prisciano) y 8464(Quaestiones grammaticales anonymae). Fernán-dez Pomar puso los dos primeros códices en re-lación con la Sala Capitular de Mesina (cf. La co-lección de Uceda, o. cit., p. 259, n. 4); los otrosdos ejemplares pertenecieron a la colección delDuque de Uceda (cf. L. Rubio Fernández: Catálo-go de los manuscritos clásicos latinos existentesen España, Madrid, 1984 e Inventario general demanuscritos de la Biblioteca Nacional, XII (7001 a

otros códices latinos del fondo de Uceda dela Biblioteca Nacional de Madrid y del fondodel monasterio de San Salvador, hoy día enla Biblioteca Universitaria de Mesina, des-cubra huellas de la mano de Láscaris queconfirmen el uso de estos códices por partede nuestro erudito.

La presencia, o en este caso mejor au-sencia, de manuscritos latinos en la biblio-teca de Láscaris nos lleva directamente aanalizar el posible interés que despertabaen el bizantino la literatura latina clásica. Eneste sentido hay que señalar que la exis-tencia en su colección de obras latinas enversión griega testimonia, al menos, unacierta curiosidad y apertura mental denuestro humanista frente al pensamientooccidental.25 Así, el Matr. 4790 contiene ensus ff. 100-116v el ciceroniano Cato Maiorvel De senectute en la traducción griega deTeodoro Gaza. Al final, por mano de Lás-caris, se lee zzkoq TOÍJ rcepl ynp(<>çKlKKpíüVOC, Ö (IKTfjVKyKK (M)K(')S(i)p()Ç Ó I fX.Çr|Ç

eiç xf|v yXXdöa qxovqv. A su vez, los tratadosde Pedro Hispano Summulae Logicae y deTomás de Aquino De sophismatibus en laredacción griega de Jorge Genadio Escola-rio están contenidos en los ff. 1-51 y 56-83del Matr. 4643, un códice que tambiénperteneció a Láscaris.26

Sobre las lecturas que hizo Láscaris deescritores latinos podemos extraer algunasconclusiones a partir de las indicacionesque el propio humanista hizo al respecto ensu obra. Así, el pasaje de una carta dirigidaa su alumno Jorge Valla, en la que se ex-plican los diferentes significados de la pa-

8499-), Madrid, 1988) a cuyos fondos fueron a pa-rar los manuscritos de Láscaris

25 Así opina R. Moscheo: «Scienza e cultura aMessina tra'400 e'500: eredita del Láscaris e filo-logia mauroliciana», en Nuovi Annali delta Facoltàdi Magistern dell' Università di Messina, 6, 1988,pp. 595-632, en especial pp. 602-603.

26Al principio de los tratados leemos IléxpouxoC IoTtavoO X-oyud] auvoTraicr) |if.0£p|iT|Vfiu0eÎG(ieiç TTjv éXAáSa (pa>VT|v 7tapà xoC acxpoC í'ecupyíouTOO £ x ° ^ a P Í ° u Èv BuÇavxi« y ÈK XG)V aoquanáxcovTOO áyíou 0a>nâ |i£0ep|ir|vei)0évxû)v napà xoC7ipoeipTi(i£vou Fecopyíov) xoC L^o^apíou, respecti-vamente.

i erony mus (2.ompluteos¡s 15

Las retraducciones al griego clásico de Constantino Liscuris

labra «deber» (KaOrpcovía) nos hace supo-ner que Láscaris conocía el De officiis deCicerón: según Láscaris, muchos de losantiguos escribieron sobre los asuntos éti-cos, económicos y políticos en la filosofíapráctica, entre ellos el Chipriota Zenón deCitión, Cleantes, Esfero de Borístenes, Pa-necio Rodio y otros, «de los que extrajo susideas Cicerón, el mayor retor de los latinos,que las vertió a su propia lengua y las dis-puso a su modo, con lo que hizo a los lati-nos un regalo útilísimo».2

Otro autor latino al que Láscaris mencio-na en diversos escritos gramaticales esPrisciano. En efecto, al explicar en unaocasión el problema de si la efe griegacambia siempre a e larga entre los latinos,nuestro humanista se expresa en los si-guientes términos: «Y así ocurre según laopinión del sabio Prisciano, razón por lacual también los sabios latinos pronuncianla palabra ëpnnoç de un modo paroxítono, yno proparoxítono. Y a menudo los latinosconservan la pronunciación griega, si bienno la grafía. Así por ejemplo dicen ephime-rida, no ephemerida. Y paráclitos, no para-cletos. Y eleisom, no eleeson»28

Todavía está por demostrar si las Institu-tiones grammaticae de Prisciano han ejer-cido o no algún tipo de influencia en la teo-ría gramatical de Láscaris.29 En este senti-

à<p' cov àpvaafifivoç Kucépcov, ó xfov Autivrovpf|TCOp, Ka i UKTKVKyKCOV F.ÎÇ TT|V fiUDXOD

auviá^ac xè Kaxà TÔV éauxofi xpÓ7tov, xoTçAaxivoiç Xpï\\xi 7toX.iioMpeA.fic È8copf|aaxo. Cf.Martínez Manzano, Konstantinos Laskaris, o. cit.,p. 172. Para las fuentes de este pasaje puedecompararse también Cic. Acad. Post I, 37 y Definibus, IV, 56 (Stoic. I, Fr. 231 y 232). Una nuevaalusión al De officiis aparece en un tratado deLáscaris sobre cuestiones gramaticales, en dondeéste afirma: «KaxopGcouxt corresponde propiamen-te al perfeçtum officium o tectum, tal como opinatambién Cicerón. Lo que los latinos llaman officia,nosotros lo llamamos KaOfpcovxa». Cf. id., ib., p.116.

28Cf. id., ib., p. 114.29 El prestigio de que gozó Prisciano entre los

griegos en época medieval y renacentista vieneconfirmado por el hecho de que el tratado de Má-ximo Planudes Ilepi auvxa^ecoc xrôv xoO XóyoDu£pâ>v no es otra cosa que una versión al griego

do hay que mencionar aquí un pasaje delproemio de la gramática griega del bizanti-no, en el cual éste asegura haber compues-to el segundo libro de su gramática, el queaborda la sintaxis del verbo, «según la teo-ría de los latinos».30 No resulta claro cómohay que interpretar esta frase y es por elloque quizá haya que corregir la lectura delmanuscrito (¡autógrafo!) raía AUTÎVOUÇ porla, en principio, menos dificultosa mía TOI'Cmtkauniq atestiguada en otros códices. Pe-ro si queremos conservar la lección origi-nal, entonces podemos pensar que Lásca-ris se refiere, entre otros, a Prisciano.31

Dejando ahora de lado la literatura latinapropiamente clásica y medieval que pudohaber leído Láscaris y atendiendo a la lite-

del manual de este gramático latino (cf. C. Wen-del: «Planudes», en Real Encyclopédie, vol. XX,2, 1950, col. 2202-2253, en especial col 2209)Asimismo, la gramática de Jorge Trapezuntio lle-va por título De partibus orationis ex Priscianocompendium (cf Graecogermania, o cit., p. 11)Por otra parte, recordemos que la sistematizaciónde la flexión nominal que aparece en la gramáticagriega de Manuel Crisoloras está basada en tra-tados gramaticales latinos, como ya demostró APertusi: «ILPOTIIMATA. Per la storia e le fonti de-lle prime grammatiche greche a stampa». en Italiamedioevale e umanistica, 5, 1962, pp 321-351, enespecial pp. 345-349.

30 Cf. Martínez Manzano, Konstantinos Laska-ris, o. cit., p. 199, y también el colofón de la edi-ción aldina de la gramática de 1512: KTI tci/i TÓ7tfipi ODvxá f̂ia)c Tfôv pí|u/íxn)v KIÍTÚ AUI ÍVOI. ,

31 A este .respecto es interesante el hecho deque el códice Matr. 4615, escrito en su mayorparte por Láscaris, contiene en sus ff. 2-9v un ex-tracto, en latín, del primer libro de las InstitutionesGrammaticae de Prisciano La afirmación de Lás-caris en el epílogo de su gramática de que «lositalianos no son capaces de aprender la lenguagriega por medio de los tratados antiguos y nin-guno de ellos ha podido llegar a ser alguna vez unesmerado gramático por causa de su lengua fo-ránea y porque conviven mientras son jóvenescon los familiares lugareños» parece contradecirlo expuesto en las líneas anteriores sobre la in-fluencia de Prisciano y otros gramáticos latinos enlas gramáticas griegas tardías: Lógicamente he-mos de entender que Láscaris se refiere aquí asus contemporáneos, y no a los gramáticos lati-nos antiguos y medievales (cf Martínez Manzano,Konstantinos Laskaris, o cit., p 223).

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Teresa Martínez

ratura occidental prerrenacentista, hay quellamar la atención sobre el testimonio deGelli, uno de los eruditos participantes enlas discusiones literarias y políticas que te-nían lugar en los Orti Oricellari florentinos,según el cual Constantino Láscaris consi-deraba que Boccaccio no era inferior a losexcelsos escritores griegos:32

/ have heard it said that M. Constantino Las-cari that Greek whom the moderns hold insuch high esteem, used to say at table in theRucellai gardens in the presence of manygentlemen of whom some, perhaps, are yetliving, that he thought Boccaccio inferior tonone of the Greek writers in eloquence andstyle, and held his hundred tales to be asgood as any hundred productions of his ownpoets.

Las palabras de Gelli ha de ser tomadas,sin embargo, con cierta precaución, ya quepodrían referirse al famoso coleccionista demanuscritos y embajador de Lorenzo deMedid, Janos Láscaris, y no a nuestroConstantino.33

Todo lo dicho hasta ahora puede ayudar-nos a discernir con mayor conocimiento decausa sobre la competencia de Láscariscomo latinista. Existen varios indicios quenos hacen suponer que el grado de cono-cimiento que el bizantino tenía del latín eraalto: en el prefacio de su tratado sobre losescritores sicilianos Láscaris declara ha-berse dedicado en Italia al aprendizaje dela lengua latina, y lo hace con las siguientespalabras: «enseñé las letras griegas a mu-chos alumnos y aprendí las latinas cuanto

Transcribo la versión inglesa de este testi-monio ofrecida por D Cantimori: «Rhetoric andPolitics in Italian Humanism», en Journal of theWarburg Institut, 1, 1937-38, pp. 83-102, en es-pecial p. 100.

33 De todos modos, la existencia de contactoshumanísticos por parte de Láscaris con los círcu-los de la elite cultural florentina, e incluso la hipó-tesis de la estancia del bizantino en la ciudad delos Medici, se vería, en mi opinión, confirmadapor el códice Riccard. 78, copiado por Láscaris al-rededor de 1476 y que lleva la marca de posesión«Cosmi oricelliani KUÍ TO)V cpí̂ mv».

mis fuerzas me permitieron».34 Su alumnoFrancesco Faraone se refiere al maestrocomo un «hombre expertísimo en ambaslenguas».35 A ello se añade el hecho deque en Mesina, ya antes de 1481, Láscarisera no sólo profesor de griego, sino tam-bién de latín, como atestiguan varios do-cumentos publicados por Rosalia.36

Muy elocuente en cuanto al pesimismoque dominaba la experiencia docente deLáscaris en la ciudad siciliana es un pasajede su carta autobiográfica a Jorge Valla, enel que el bizantino se queja de la falta deinterés con que sus alumnos le obsequianpor sus enseñanzas de latín y griego: «Losabades y los monjes, aunque cumplen suspagos, aborrecen las letras. Los ciudada-nos sicilianos están bien instruidos en losvicios y desprecian las dos materias».37

Cf. V. M. Amico: Memorie per serviré aliastoria letteraria di Sicilia, t. I, parte IV, Palermo,1756, pp. 5-15, en especial p. 5

35 Cf. C. Bianca: Stampa, cultura e société aMessina alla fine del '400, vol. l-ll, Palermo 1988,p. 431 (Centro di Studi filologici e linguistici sici-liani).

3 Estos'documentos se refieren a Láscariscomo «in lingua greca et latina precepturi» cf.Rosalia: La vita di Costantino Láscaris, o cit., p.38. Tampoco hay que descartar la posibilidad deque nuestro humanista haya escrito algunos tra-tados en latín. De hecho, algunos opúsculos su-yos, como el ya mencionado sobre los escritoressicilianos (editado en la PG 161, col. 915d-928d)nos han sido transmitidos solo en latín

37 La carta completa, en latín, que fue editadapor J. L. Heiberg: «Beiträge zur Geschichte GeorgVallas und seiner Bibliothek», en XVI Beiheft zumZentralblatt für Bibliothekswesen, Leipzig, 1896,pp. 61-62, continúa en un tono algo más concilia-dor: «He tenido algunos italianos de diversasprovincias, entre los cuales, de entre tus discípu-los, a Pietro Bembo y a Angelo Miguel, patriciosvenecianos y expertos en ambas lenguas, y a al-gunos calabreses medio bárbaros con los cualeshe leído muchas obras y a los que he convertidoen eruditos». Pietro Bembo (1470-1547), perte-neciente a una noble familia veneciana, nombradoen 1530 bibliotecario de San Marco y posterior-mente cardenal, es conocido por su pericia comoescritor de un perfecto latín ciceroniano y por sucontinuo llamamiento al uso arcaizante del idio-ma. Bembo viajó siendo muy joven desde Vene-cia a Sicilia, donde permaneció dos años (1492-

ieronymus ^omplutensis 17

Lis rctraducciones al griego clásico de Constíinhno Láscans

Pero, si en la escuela de Mesina se en-señaba latín, cabe preguntarse con quémedios se hacía, ya que, con la excepciónde algún extracto de tipo gramatical o teo-lógico, los textos clásicos latinos, y en latínen general, están ausentes en la bibliotecade Láscaris. Quizá haya que buscarlos,como ya señalamos antes, en los fondosdel monasterio mesinés de San Salvador,pero lógicamente los ricos fondos de estabiblioteca monástica estarían constituidosfundamentalmente por textos litúrgicos yreligiosos. La ausencia de textos latinosunida al aislamiento geográfico y cultural deMesina con respecto a la península itálicanos llevan a deducir necesariamente que ladisponibilidad de obras de la literatura lati-na adecuadas para unas clases para niñosy adultos era muy escasa y que, por consi-guiente, la enseñanza del latín en la escue-la de Láscaris debió tener un papel secun-dario con respecto a la del griego.38

1494) en compañía de su amigo, el también pa-tricio Angelo Gabrieli para aprender griego en laescuela de Láscaris. El rápido progreso de Bemboen el conocimiento y uso de la lengua griega sehace manifiesto en un discurso en griego (IlepiTOI) p*or|0fiîv xoîç xeov 'EM.f|Vû)v ^óyoic) compues-to tempranamente, a principios de 1494, en Mesi-na y leído muchos años más tarde (alrededor de1539) ante el Senado veneciano, en el cual Bem-bo abogaba por el fomento de los estudios grie-gos en Italia. Esta oratio, conservada en los autó-grafos Ambros. N 126 sup. y Lond. Harl. 5628,permanece todavía inédita: cf. A. Pertusi: «L'umanesimo greco dalla fine del secólo XIV agliinizi del secólo XVI», en Storia della cultura véne-ta. Dal primo Quattrocento al Concilio di Trento,Vicenza 1980 3/I, pp. 177-264, en especial pp.185-188

38 Sin embargo, varios alumnos de Láscaris seconvirtieron posteriormente en renombrados lati-nistas y gramáticos. Entre ellos habría que citar aCristóbal Escobar, Francesco Giannelli, AntonioMaurolico, Nicolo Valla y Urbano Valeriano, (esteúltimo, autor de la primera gramática griega com-puesta en latín), así como a los ya mencionadosFaraone, Bembo y Gabrieli. Sobre la escuela y losalumno.s de Láscaris son imprescindibles los tra-bajos de N. D. Evola: «Scuole e maestri in Sicilianel secólo XV», en Archivo Storíco Siciliano, Ser.Ill, 10, 1959-1960, pp. 35-60, en especial pp. 44-54 y G. Miradjia: Per la storia di Sicilia nei secoliXV, XVI e XVII. Notizie bibliografiche, Palermo,

Sobre cuál fue el método utilizado porLáscans para aprender latín, las noticiasson parcas, por no decir nulas, y hemos derecurrir, una vez más, a nuestra principalfuente de información para todo lo relativoal bizantino, que son los propios manuscri-tos. La existencia de ejemplares de Lásca-ris que presentan glosas interlineares lati-nas de su mano, nos permite lanzar la hipó-tesis de que estos códices fueron utilizadospor el maestro en sus clases de lenguasclásicas o de que él mismo se sirvió, paraaprender latín, del tradicional método deglosar los vocablos griegos con sus co-rrespondientes latinos sobre la línea.39

1907, pp. 6-9, con el título «Sulla scuola di CLáscaris a Messina».

39 Con este método de la versión interlinear,que consiste en anotar encima del texto su signifi-cado y ocasionalmente también su pronunciación,adquirieron sus conocimientos de griego algunosde los primeros humanistas italianos que, una vezindependizados de sus maestros griegos, se hi-cieron cargo de la organización del los estudiossegún su propio arbitrio. Mientras que algunos,como Guarino y Filelfo, habían estudiado enGrecia, otros -tal es el caso de Ficino y Polizia-no- adquirieron sus sólidos conocimientos degriego en la patria. Sobre el modo de proceder deestos humanistas italianos en el aprendizaje delgriego ha escrito interesantes consideraciones HRüdiger: «Die Wiederentdeckung der antiken Li-teratur im Zeitalter der Renaissance», en DieTextüberlieferung der antiken Literatur und der Bi-bel, Nördlingen, 1961 (2a reimpr. Munich, 1988),pp. 511-580, en especial pp 566-570 Bien cono-cidas son las dificultades que tuvo que superarAmbrosio Traversari en su estudio autodidacta delgriego, pues no disponía de ninguna gramática Élmismo explica su laborioso proceso de aprendiza-je de la siguiente manera: «Yo poseía un salteriogriego que me era bien conocido por razón de lapráctica religiosa; comencé a compararlo con eltexto latino, a anotarme los verbos, sustantivos yotras partes de la oración, a aprender de memoriael sentido de cada palabra y a constatar, en lamedida de lo posible, el significado de todos losconceptos; después pasé a los Evangelios, a lascartas de San Pablo y a los Hechos de los Após-toles y trabajé con ellos hasta que me fueron muyfamiliares, ya que estos libros contienen una can-tidad considerable de vocablos y son del todoexactos, cuidados y no están mal traducidos. Fi-nalmente quise leer también los libros de los pa-ganos aunque no los entendía fácilmente»

18 i erony mus

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Un ejemplo muy demostrativo de lapráctica de la versión interlinear en los ma-nuscritos de Láscaris lo constituye el códiceRiccardiano 78, que contiene sentenciastomadas de Eurípides, Sófocles, Esquilo yHesíodo acompañadas de glosas interli-neares de Láscaris que traducen los térmi-nos griegos al latín. Es muy probable quetengamos ante nuestros ojos un manuscritoque sirvió a Láscaris como instrumento detrabajo en sus clases o con el que él mismose entregó a la enseñanza del latín. Igual-mente no debe pasamos desapercibida laexistencia de otros dos códices de gran in-terés para el asunto que nos ocupa: elMatr. 4560, copiado por Andrónico Galesio-tes y Cosme Trapezuntio, contiene los 24libros de la ¡liada y muestra numerosasglosas interlineares de Láscaris, griegas ylatinas, que están basadas en la traducciónde la lliada de Leonzio Pilato. Lo mismocabe decir del Matr. 4565, que contiene laOdisea y cuyas glosas de la mano de Lás-caris se basan en la obra del traductor degriego que estuvo al servicio de Petrarca yBoccaccio.40

Hemos hablado más arriba del uso quese hizo, con fines al aprendizaje del griego,de la traducción latina de Teodoro Gaza delos escritos zoológicos de Aristóteles. Otroejemplo ilustrativo de este método de con-frontación del texto latino con el originalgriego nos lo ofrece un pasaje del prólogode Aldo Manuzio precisamente a la primeraedición de la gramática de Láscaris del año1494-95, en el que el ilustre impresor yeditor afirma: «le he añadido [al texto grie-go] una traducción latina línea con línea pordecisión propia, pensando que sería máscómodo y útil para los que empiezan aaprender el griego. Que tengan considera-ción, quisiera yo, quienes desean estos en-sayos sin la traducción latina, ya que hequerido imprimir la gramática de griego deLáscaris para los incultos y los que no sa-ben nada».41

40Cf. Kristeller: Iter Italicum, o. cit., vol VI, p.592ab.

41 Cf., para el texto latino, Aldo Manuzio editore,Dediche. Prefazioni. Note ai Testi. Introduzione di

IV. PLUTARCO EN EL RENACIMIENTO

Retomamos ahora las dos retraduccio-nes de Plutarco del Matr. 4621 y lo hace-mos con unas breves consideraciones so-bre la presencia y recepción de la obra delfamoso biógrafo griego en el panorama li-terario del Renacimiento italiano.

Ante todo hay que decir que, mientrasque en la alta Edad Media los materialesclásicos se tomaban normalmente defuentes secundarias a través de antologías,florilegios y manuales, a partir del s. XIV ysobre todo del XV se pudo leer a los auto-res grecolatinos en sus obras originales yen muchos casos completas. Este hechose vio favorecido por la llegada a Italia decódices traídos, en primera instancia, porlos humanistas italianos que realizaronviajes de inspección a Oriente y, después,por los sabios griegos huidos de Bizancio.

El Quattrocento italiano se caracterizapor una afición sin precedentes por Plutar-co, que se refleja en la elaboración de múl-tiples epítomes, traducciones latinas y vul-garizaciones de su obra. Sirvan de lema alo que sigue las elocuentes palabras deGianvito Resta: «Quella di Plutarco e IV-manesimo è una storia ancora quasi del tu-tto inesplorata, un'avventura affascinanteper riccnezza di motivi e di sorprendenti in-contri che attende di essere ricostruita e na-rrata»42

C. Dionisotti. Testo latino con traduzione e note acura di G Orlando, vol. l-ll, Milán, 1975, vol. I, p.3. Asimismo, en el proemio a la segunda ediciónde la gramática del año 1500-1503 se expresa Al-do en los siguientes términos: «le he añadido [a lagramatical una traducción latina para que puedaser separada del griego e intercalada en éste fá-cilmente según el deseo de cada uno», cf. id., ib.,vol. I, pp 37-38.

42 Cf. G. Resta: «Antonio Cassarino e le suetraduzioni da Plutarco e Platone», en Italia Medio-evale e Umanistica, 2, 1959, pp 207-283, en es-pecial p. 226 La bibliografía sobre Plutarco en elRenacimiento es abundante; destaquemos aquí labreve contribución de D P. Lockwood: «Plutarchin the 14th Century. New Evidence concerning theTransition from Middle Age to Renaissance», enTransactions and Proceedings of the AmericanPhilological Association, 64, 1933, pp. LXVI-LXVII,

îeronymus19

Las retraducciones al griego clásico de Constantino Láscaris

Al parecer fue Coluccio Salutati el hu-manista responsable de la introducción del«filósofo de las Vidas» entre los autorespredilectos del Humanismo italiano.43 Elprimer escrito de Plutarco traducido en oc-cidente fue el Ilepi âopyr|oiaç, que en susmúltiples versiones latinas recibió diversostítulos, como De cphibenda ira, De furorisabstinentia, De ira sedanda y De ira mode-randa. El descubrimiento de esta traduc-ción, llevada a cabo en Aviñón en 1373 porel griego Simón Atumano -aun con ser éstauna versión poco lograda, que tuvo que serrevisada posteriormente por Salutati-,arroja nueva luz en la primera etapa delestudio humanístico del griego y en la rápi-da transición de la Edad Media al Renaci-miento.44 Mención especial merece tam-bién aquí la primera traducción a lenguamoderna de las Vidas Paralelas, y anteriortambién a las primeras traducciones lati-nas, que fue la versión aragonesa promo-vida por Juan Fernández de Heredia.45 .

y, sobre todo, las investigaciones de R. Weiss:«Lo studio di Plutarco nel Trecento», en La Parolanel Passato, 8, 1953, pp. 321-342 y G. Resta: Leepitomi di Plutarco nel Quattrocento, Padua, 1961.Interesantes acercamientos a las razones de lapopularidad de Plutarco en el Renacimiento seencuentran en V. R. Giustiniani: «Sulle traduzionilatine delle Vite di Plutarco nel Quattrocento», enRinascimento, Serie II, 1, 1961, pp. 3-62, en es-pecial pp. 7-9. En el terreno de las traduccionesde Plutarco conservadas en bibliotecas españolashay que tener presente el trabajo de A BravoGarcía: «Sobre las traducciones de Plutarco y deQuinto Curcio Rufo hechas por Pier Cándido y sufortuna en España», en Cuadernos de FilologíaClásica, 12, 1977, pp 141-183.

43Cf. Weiss: «Lo studio di Plutarco nel Trecen-to», o. cit., p. 333 y ss.

44 Así lo afirma Lockwood: «Plutarch in the 14thCentury», o. cit, p. LXVII. Un muestreo compara-tivo de las distintas versiones latinas de un mismopasaje del De cohibenda ira (en concreto se con-sideran las versiones de Atumano, Salutati, Plati-na, Cassaríno y Erasmo) nos lo ofrece Resta:«Antonio Cassarino», o cit., pp 240-242.

45 Sobre esta vers ión véanse , por e jemplo, JLasso de la Vega : «Las t raducc iones caste l lanasde las Vidas de Plutarco», en Estudios Clásicos,6, 1961-62, pp. 465-532 y L Clare: «La premièret raduct ion en Occ ident des Vies Parallèles de

La buena acogida de las Vidas en elmovimiento humanista italiano se debió aque la concepción de las individualidadesreflejada en éstas se correspondía a laperfección con la mentalidad y la personali-dad de los hombres del Renacimiento. Eneste sentido resulta reveladora la observa-ción de Wilson de que, en general, la histo-ria del mundo antiguo se conoció en la Italiadel s. XV no tanto a través de traduccionesde Heródoto o de Tucídices, como a travésde las versiones de las Vidas de Plutarco.46

La influencia de Moralia en el s. XV nofue tan grande como lo fue la de las Vidas.Con todo, las obras de carácter ético del deQueronea se adaptaban muy bien al idealeducacional de la época; ello explica que latraducción que realizó Guarino en 1410 delescrito «Sobre la educación de los niños»(De liberis educandis), que circulaba porentonces falsamente bajo el nombre dePlutarco y que tan gran influencia ejerció enla tradición europea posterior, alcanzaseuna amplísima difusión a la vez que una ri-ca transmisión manuscrita.

Varios humanistas italianos imitaron enla primera y segunda mitad del s. XV lasbiografías plutarquianas. Pier Cándido De-cembrio, Palla Strozzi, Guarino, LeonardoGiustiniani, Giovanni Aurispa, LeonardoBruni, Jacopo Angelí Scarperia, FrancescoFilelfo y otros tradujeron al latín numerosasVidas, en especial las de los romanos, asícomo algunos tratados de Moralia. Tam-bién diversos bizantinos iniciadores delnuevo humanismo, como Jorge GemistoPleton, Teodoro Metoquites, el cardenalBessarión o Manuel Crisoloras, se caracte-rizaron por su simpatía hacia Plutarco.47

Plutarque», en Bulletin de l'Association GillaumeBude, 1968, pp. 405-426

46Wilson: From Byzantium to Italy, o. cit., p. 16.47 Con ayuda de los trabajos de H Wegehaupt:

Plutarchstudien in italienischen Bibliotheken,Progr, Cuxhaven, 1906, R. R. Bolgar: The Classi-cal Heritage and its Beneficiaries, Cambridge,1954, con un útil apéndice «Greek Manuscripts inItaly during the 15. Century; The Translations ofGreek and Roman Classics before 1600», en es-pecial pp. 485-487, y, sobre todo, M. Manfredini:«Codici plutarchei di umanisti italiani», en Annali

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Teresa Martínez

Los escritos morales y las biografías para-lelas alcanzaron a través de las traduccio-nes gran influencia literaria del s. XVI enadelante.48

En vista del panorama que acabamos deexponer no parece, por tanto, que la elec-ción que hizo Láscaris del filósofo de lasVidas para entregarse al ejercicio de tra-ducción fuese arbitraria, sino, más bien,condicionada por la predilección que el Re-nacimiento sentía por este autor.49 A lapregunta de por qué nuestro humanistatradujo precisamente los escritos De Mulie-rum virtutibus y Parallela minora, ciertamen-te de menor interés que otros tratados deMoralia, no se encuentra fácil respuesta,pero no hay que descartar a priori circuns-tancias accidentales que hicieran, quizás,caer en manos de Láscaris un ejemplar la-tino de Plutarco que nuestro humanista seapresuró a traducir con independencia desu contenido. Esta explicación se haceplausible, sobre todo si tenemos en cuentael aislamiento cultural en que vivjá Mesina,sede de la escuela de Láscaris, donde fal-

della Scuola Normale Superiore di Pisa, serie III,17, 4, 1987, pp. 1001-1043, podemos hacemosuna idea de cuáles eran los manuscritos plutar-quianos que circulaban en el s XV en manos dehumanistas italianos y bizantinos. No faltan, porotra parte, razonadas críticas al estudio de Bol-gar, ya que su apéndice sobre las traducciones delos clásicos a las lenguas romances omite lapráctica totalidad de los romanceamientos al es-pañol y al catalán: cf. A. Gómez Moreno: Españay la Italia de los Humanistas, Madrid, 1994, pp.17-18. Las insuficiencias de este trabajo en otrosaspectos ya habían sido puestas de manifiestopor Resta: «Antonio Cassanno», o. cit., p. 224, n.1 y D. 225, n. 2.

4 Erasmo y Felipe Melanchton cultivaron, entreotros, los estudios plutarquianos: el primero tradu-jo al latín el De adulatore et amico y losApophthegmata Lacónica, mientras que el segun-do compuso una versión del De liberis educandis:cf. Graecogermania, o. cit., p. 214.

49 La popularidad de que gozaba Plutarco se veconfirmada por el hecho de que en el epistolariode Láscaris, éste se sirve de motivos y citas delde Queronea como recurso estilístico Puedenconsultarse a este fin los aparatos de fuentes dela edición de las cartas lascarianas en MartínezManzano, Konstantinos Laskaris, o. cit., pp. 160 y166.

taban libros y buenas bibliotecas, asuntosobre el que el mismo Láscaris nos pro-porciona noticias,50 de manera que, antesque pensar que Láscaris tenía un programafijo de traducción y que hizo una selecciónde los títulos plutarquianos que podían sermás apropiados para sus contemporáneos,me inclino a pensar que el constantinopoli-tano vertió al griego aquéllos que pudo en-contrar y que podían ser, desde luego, decierto interés para él y para sus alumnos.

Láscaris era poseedor de una importantecolección de manuscritos griegos quenuestro humanista, tanto por su interés bi-bliófilo como por la necesidad de textosque su escuela de griego comportaba, tratóde enriquecer, ya fuera fomentando élmismo y pagando la copia de códices, yaadquiriéndolos o pidiéndolos prestados. Deesto último son ejemplo dos listas de desi-derata conservadas en el Matr. 4579 y en elOxon. Barocc. 76. En concreto, en los desi-derata del códice oxoniense, Láscaris solici-ta diversas obras de historiadores, entre losque se encuentra Plutarco, autor al que elbizantino se refiere con las palabras «DePlutarco quiero las Vidas y cada una de lassentencias y las obras morales, en total 80tratados».51

En la colección del bizantino había tresmanuscritos plutarquianos, pero ningunode ellos contenía Parallela minora ni Demulierum virtutibus: Todas las Vidas estánconservadas en el Matr. 4685, un códice depapel oriental del s. XIII que pertenecióprobablemente a los fondos de la catedralde Mesina o que quizás fue adquirido porLáscaris en Grecia. Parecidas caracterís-

50 Por ejemplo en la suscripción del Matr. 4558(f 86): F.fy:jpàq>r\ |.ir|vôç ¡cnivíou K' TOC ,ai>7rr|'êioviç itnö KfovoxavTÍvoví xoC Aaojcápeínc cvMF.OOT|VTI TTJÇ XiKfiXiaç, KV r\ KCÜ ßißÄ.mv KaiypoKpsmv ËvSfiia; o en la carta a Jorge Valla, endonde dice «sine libris»: Cf. Heiberg, Beiträge zurGeschichte Georg Vallas, o. cit., pp 61-62.

51 El texto completo de estos desiderata puedeleerse en Martínez Manzano, Konstantinos Laska-ris, o. cit., p. 264.

52 Las únicas huellas de la mano de Láscarisson los custodios y alguna anotación aislada So-bre este códice de gran importancia para la

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Lis rctmduccioncs al griego clásico de Constantino Liseuris

ticas codicológicas presenta el Matr. 4690,datado en el s. XIII y escrito en papeloriental, que contiene 40 tratados de Mora-lia y fue adquirido y completado por Lásca-ris en Milán, como el mismo afirma en lasuscripción del f. 312: Kcovaxavxívou xoGAaoKápsfoc Kifpa év Me8ioA.ávq) c¡)vr|9ev KaiTë/Uua)9év. El tercer manuscrito que he-mos de considerar es el Matr. 4692, copia-do por Lascaris y otros tres copistas enMilán en 1460 (cf. la suscripción en el f.134: Kcovaxavxívou xoG AaaKápecoc íecrjuaKai KÓTTOC év MeSioA,áva) èicypacpèv siei ,au^')y que contiene seis tratados morales.54

De los datos aquí expuestos se despren-de que Lascaris quiso hacerse con la obracompleta de Plutarco, pero que ello no lefue posible. Quizás por esta razón, al llegara sus manos dos tratados plutarquianos enlatín que precisamente le faltaban, decidióverterlos al griego clásico.

transmisión textual de las Vidas existe abundantebibliografía, pero fue Ch. Graux el primero en lla-mar la atención sobre su valor: cf. «De Plutarchicódice manuscripto Matritensi iniuria neglecto»,en Revue de Philologie, 5, 1881, pp. 1-57.

53 La restauración consistió en la adición de fo-lios sueltos y de nuevos cuadernillos (por ejem-plo, los ff. 168-178). El f. 1 rv, de papel occiden-tal, contiene un pinax de mano de Lascaris con larelación de los 40 tratados contenidos en el ma-nuscrito (TÚVC^; xrâv év9á§e r|6iKct>v toC ocxpcoxáxou

54 De entre los códices lascarianos que se en-cuentran en otras bibliotecas europeas hay quehacer referencia aquí al Bernensis 579, cuyos ff.48-57 («mano 6») fueron identificados por D.Harlfinger como de Lascaris: cf. Aristoteles Grae-cus. Die griechischen Manuskripte des Aristoteles,untersucht und beschrieben von P. Moraux, D.Harlfinger, D. Reinsch und J. Wiesner, I, Alejan-dría-Londres (Peripatoi, 8), Berlín-Nueva York1976, p. 57 y Martínez Manzano: KonstantinosLaskaris, o. cit., p. 288. Estos folios contienen lostratados plutarquianos De amicorum multitudine yDe fortuna, que ya aparecían en el arriba mencio-nado Matr. 4690. Otras obras de Plutarco estáncontenidas en el autógrafo de Lascaris Neapolita-nus II A 19; sobre este manuscrito véase D. Gu-tiérrez: «La biblioteca di san Giovanni a Carbona-ra di Napoli», en Analecta Augustiniana, 29, 1966,pp. 59-206, en especial p. 99.

V. EL TEXTO LATINO BASEDE LAS DOS RETRADUCCIONES

DE PLUTARCO

El descubrimiento del texto latino quesirvió a Lascaris como modelo para realizarsus dos retraducciones al griego de Plutar-co nos permitiría ahondar tanto en la peri-cia traductora de nuestro humanista comoen su técnica de traducción. La tarea sepresenta a primera vista llena de dificulta-des, debido a la abundancia de traduccio-nes renacentistas y, a la vez, a la falta demanuales que nos permitan localizar estastraducciones así como a los traductores,los manuscritos y las ediciones, de unamanera sistemática y cómoda.

La ingente labor que supone la recopila-ción de las traducciones medievales y re-nacentistas de autores clásicos grecolati-nos ha sido emprendido por P. O. Kristeller,si bien falta todavía mucho para que secomplete el volumen dedicado en su Catá-logo de Traducciones Medievales y Rena-centistas a las versiones de Plutarco.55

Afortunadamente, otra útilísima obra deKristeller, su Iter Italicum o «Lista de ma-nuscritos humanistas del Renacimiento de-ficientemente catalogados»,56 nos hapermitido conocer la autoría de las traduc-ciones latinas del De mulierum virtutibus yde Parallela minora, así como el estado desu transmisión manuscrita. En efecto, eltratado Sobre las virtudes de las mujeresfue vertido a la lengua latina por el huma-nista italiano Alamanno Rinuccini (1426-1499), en cuya casa mantenía encuentrosdiarios la Accademia Fiorentina, fundadaen 1454. Rinuccini es el traductor, entre

En la breve crónica «Mediaeval and Renais-sance Latin Translations and commentaries», enScriptorium, 6, 1952, pp. 103-104, P. O. Kristellerpresentaba el proyecto «Catalogus translationumet commentariorum: Mediaeval and RenaissanceLatin Translations and commentaries. Annotatedlists and guide», Washington, 1960-1986, que vaya por su sexto volumen.

6 Kristeller: Iter Italicum. A finding list of uncata-logued or incompletely catalogued humanistic ma-nuscripts of the Renaissance in Italian and otherlibraries, o. cit.

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Teresa Martínez

otras obras, de la Consolación a Apolonio yde las Vidas Paralelas de Nicias/Craso yAgis/Cleomenes de Plutarco, así como dela Vida de Apolonio de Tiana de Filóstrato ydel A Nicocles de Isócrates.57

La traducción de Rinuccini, datada el 15de febrero de 1464/65, fue dedicada al no-ble español íñigo Dávalos,58 protegido deAlfonso V el Magnánimo. En edición mo-derna sólo nos es accesible el prefacio,datado en Florencia el 7 de marzo de 1464y publicado por Giustiniani (cf. Lettere deorazioni, o. cit., pp. 197-199).

Sobre este humanista cf. V. R. Giustiniani:Alamanno Rinuccini, Colonia-Graz, 1962 (For-schungen und Materialien zur Geschichte des flo-rentinischen Humanismus Studi italiani, 5), enespecial, pp. 163-166 y V. R. Giustiniani (éd.),Alamanno Rinuccini, Lettere ed orazioni, Floren-cia, 1953. Sorprende que en una carta dirigida asu hijo y datada en 1473, Rinuccini hable -entérminos muy parecidos a los utilizados por elpropio Láscaris en su gramática- de la progresiónque debe guiar al aprendiz de griego a partir deun manual de gramática a la prosa simple y des-pués a la poesía. Después de haber estudiado losrudimentos elementales de la lingüística el hijodebe, según él, elegir el texto de un orador o unhistoriador para leer Tras ellos vienen los poetasporque su estilo es un lenguaje prácticamente di-ferente debido al número de dialectos que em-plean: La anécdota la recoge Wilson: FromByzantium to Italy, o cit, p. 117 En principio noparece descartable la idea de que hayan existidocontactos humanísticos entre Rinuccini y Lásca-ris, teniendo en cuenta que ambos fueron con-temporáneos y pudieron haber coincidido en Flo-rencia o Milán.

58 Sobre este personaje se encuentra bibliogra-fía en Resta: «Antonio Cassarino», o. cit., p. 249,n. 3.

59 Son cuatro los manuscritos que contienen laversión de Rinuccini del De mulierum virtutibus, sibien en dos de ellos la transmisión es fragmenta-ria: Bolonia, Biblioteca Universitaria, ms. 2760 (cf.Giustiniani, Lettere ed orazioni, o. cit., p. 197);Florencia, Biblioteca Ricardiana, ms. 907 (N III16); ff. 113-114 (cf. Iter I, p. 208b, cart. misc. XV),Ravena, Biblioteca Ciassense, ms. 332 (cf. Iter II,p. 83a, cart. XV-XVI), ff. 106v-124 y Olomouc(Checoslovaquia), Státní Archiv, ms. CO 358 (cf.Iter III, p. 158a, cart. XV), ff. 1-3 y ss. El incipit dela traducción es: «Cogitanti mihi de mulierum virtu-tibus, o Clea, longe ab opinione Thucydidis estaliena sentential is enim optimam censet de cuius

En lo que se refiere a la traducción latinade las Historias paralelas de griegos y ro-manos, su autor no es otro que el famosohumanista italiano Guarino de Verona(1374-1415), sobre el que sigue siendofuente básica de información la monografíade R. Sabbadini.60 A Guarino debemos di-versas traducciones de Hornero, Luciano,Estrabón e Isócrates, pero es a Plutarco aquien el veronés dedicó la mayor parte desu trabajo filológico. Al final de su carreraGuarino había traducido al menos 13 bio-grafías y algunos tratados de Moralia, in-cluido el espurio Sobre la educación de losniños. Una carta de Guarino recientementedescubierta y datada entre 1458 y 1459 pa-rece indicar que sus traducciones de Plu-tarco eran más numerosas de lo que hastaahora se suponía.61 De la traducción deGuarino de Parallela minora sabemos quefue realizada en Verona en 1424. Su pre-facio está dedicado a Jacobo (o Giacomo)Lavagnola (cf. Sabbadini, La scuola, o. cit.,p. 130).62

laude aut vituperatione quam minimus apud exte-ros habeatur...»; su desinit «Tune se iam mor-tuum arbitraretur, et is quidem eo pacto quod vitaereliquum fuit miserabiliter duxit: mulier vero egregieadmodum regni cura suscepta, malorum finem ci-vibus suis imposuit. Finis. Die 15 februaríi1464/65». El incipit del prefacio es: «Cum multasint generosissime princeps»; su desinit: «Vale.Florentie Vil idus martias MCCCCLXIIII». Segura-mente en la versión de Rinuccini está basada lavulgarización llevada a cabo por Lucantonio Ri-dolfi para Maria Albizzi de 'Dei, datada en Lyon en1542 e intitulada Delle virtu et fatti notabili delledonne. Esta vu lgar izac ión aparece en el ms. 1535(1458) del Fondo A s h b u r n h a m de la Bibl iotecaLaurenziana de Florencia (cf. Iter I, p. 86b) y en elms. 471 (V 2 6) del Fondo C a m p o r i de la Bibl iote-ca Estense de Modena (cf. Iter I, p 388b)

60 R. Sabbadin i : La scuola e gli studi di GuarinoGuarini Veronese, Catan ia , 1896.

61 Cf A. C a m p a n a : «Una lettera inédita diGuar ino Veronese e il P lutarco med iceo délia bo-ttega di Vespas iano» , en Italia medioevale eUmanistica, 5, 1962, pp. 171-178, en especia l , p176.

62 Cont ienen la vers ión de Guar ino los s igu ien-tes manuscritos: Florencia. Biblioteca NazionaleCentrale. Fondo Magliabechiano. ms. Magl VIII 7(cf. Iter I, p. 132a, cart. misc. XV) ff. 81-92v;Mantua. Biblioteca Comunale. ms. E I 39 (cf. Iter

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Lis rctnidiiccioncs al griego chísico de Constantino Lisciiris

Una vez presentado el material manus-crito en que están transmitidas las versio-nes latinas que Rinuccini y Guarino hicieronde los dos tratados plutarquianos que nosocupan, no parece descartable el que po-damos dar con el ejemplar latino concretoque utilizó Láscaris para la elaboración desus retraducciones, y que podría mostrarglosas o anotaciones de su mano.63

I, p. 274a, cart. misc. XV); Milan. Biblioteca Am-brosiana, ms. O 5 sup. (cf. Iter I, p. 336a, mbr.XV), ff. 1-25; Milán. Biblioteca Ambrosiana, ms. R21 sup. (cf./fter I, p. 340a, cart, mise XV), ff. 190-205v; Ciudad del Vaticano. Biblioteca ApostólicaVaticana. Fondo Chigi. ms. Chis. A V 131 (cf. IterII, p. 478b, cart. misc. XV), ff. 123-138; San Da-niel de Friuli. Biblioteca Civica Guarneriana. ms.87 (cf. Iter II, p. 567b, cart mise XV), Graz. Uni-versitätsbibliothek, ms. 1259 (cf. Iter III, p. 16b,cart. misc. XV), ff. 212-224; Brno (Checoslo-vaquia), Universitni Knihovna (ahora Státní Véde-cká Knihovna). ms. Mk 29 (olim II 162) (cf. Iter III,p. 154b, cart. misc. XV),, ff. 196-244v; Dublin.Trinity College, ms. C. 2. 17 (cf. Iter III, p. 194a,cart, y mbr. misc. XV), ff. 104v-121v; Londres.Robinson Trust. Manuscritos de la antigua colec-ción Phillipps. ms. s. n., aparentemente parte delms Phillipps 3542 y ahora en parte en la Bibliote-ca de la Universidad de Notre Dame ms. 43. (cf.Iter IV, p. 230a, cart. misc. XV), ff. 46-54; Man-chester. University Library of Manchester, ms. 3f32 (cf. Iter IV, p. 241b, cart. misc. XV), ff. 50-59v.El incipit de la traducción es; «Complurimi sunt quivetustissimas historias ob rerum gestarum admira-tionem fictiones et fabulas esse existiment»; sudesinit «Plutarchi mutue comparationes grecorumac romanorum barbarorumque succinte descripteexpliciunt per Mortahum exschpte». El prefaciocomienza con las palabras; «Cum te Polianusager suavissime Jacobe».

63A priori, tampoco resultaría muy complicado,con ayuda de ediciones críticas de las dos versio-nes de Rinuccini y Guarino, averiguar qué ma-nuscritos griegos sirvieron, a su vez, a estos doshumanistas como modelo para sus traduccionesdel «De muí. virt.» y de «Par min » No nos ayu-dan en este sentido los trabajos de Jacoby: DieÜberlieferung von Pseudo-Plutarchs Parallela mi-nora, o. cit., y M. R Dilts: «A fragment of Plu-tarch's Parallela Minora in Vat. gr. 141», en Scrip-torium, 22, 1968, p. 271, ni tampoco la recienteedición de W. Nachstädt, W. Sieveking y J.Titchener del «De mul. virt.» y de «Par. min »(Plutarchus. Moralia II, Leipzig, 1971), que abor-dan únicamente la transmisión griega del texto dePlutarco y no su recepción. Lo mismo cabe decir

El hecho de que Láscaris haya traducidoa la vez dos tratados como las Compara-ciones menores y las Virtudes de las muje-res, que no eran excesivamente populares(aunque ambos formaron parte, después,de la vulgata latina de Moralia en el s. XVI)ni tenían tampoco una transmisión textualcomún (no hay ningún códice en el que secontengan las versiones de Rinuccini yGuarino juntas) nos lleva a pensar que elmodelo latino utilizado por el bizantino paraescribir sus retraducciones no fue quizásun manuscrito (o dos), sino un incunableque contenía las dos traducciones de Ri-nuccini y Guarino. Ciertamente, a la luz delos datos que exponemos a continuación,parece que esta hipótesis es la más acep-table.

En efecto, la editio princeps de la tra-ducción de Rinuccini del «De mulierumvirtutibus» apareció en Brescia el 23 demarzo de 1485 en la imprenta de Bonino deBonini: es el incunable 13144 Hain.64 Cu-riosamente la traducción de Guarino de«Parallela minora» fue editada por primeravez en la misma imprenta, seis días des-pués que la de Rinuccini, el 29 de marzo de1485: se trata del incunable 13150 Hain.65

Pero hay un hecho más significativo to-davía, y es que el incunable 13142 Hain-Reichling,66 impreso en Venecia por Ber-

de A. Garzya, G. Giangrande y M. Manfredini: Su-lla tradizione manoscritta dei «Moralia» di Plutarco.Atti del Convegno salernitano del 4-5 dicembre1986 a cura di I. Gallo, Salerno, 1988.

64 Cf. L. Hain: Repertorium Bibliographicum inquo libri omnes ab arte typographica inventausquead annum MD typis express!, vol. Il, pars II, p. 130(v. también el Brit. Mus. Cat., vol. 7, p. 968). F 1 a(c. sign. aii). «Plutarchi Philosophi de virtutibusmulierum traductio per Alamanum Ranutinum ci-vem Florentinum». F. 33 b: «Impressum Brixiaeper Boninum de Boninis de Ragusia. 1485 die 23Marzo».

65 F. 1 a (c. sign, a): «Guar inus Veronens is deBrevibus Clarorum hominum inter se content ioni-bus a Plutarcho collectis nuper in lat inum conver-s i s . l acobo lavagnolo S.D.F». 14b: «Finis Im-pressum Brixiae per Boninum de Boninis de Ra-gusa. 1485 die 29 Marzo».

66 «De Claris mul ier ibus lat. Ranutio interprete.Acced Plutarchi Paral lela» (esto es, «minora»).Cf. también Brit Mus Cat., vol 5, p. 551 . El ¡n-

24îeronymus

Teresa Martínez

La empresa de ia edición y análisis sin-táctico y estilístico de las dos retraduccio-nes de Láscaris, que me propongo llevar acabo en colaboración con Antonio GuzmánGuerra, profesor titular de griego de laUCM, se revela de por sí de gran interés,primero por tratarse de dos textos inéditosy segundo porque estos textos parecen serel resultado de una seria labor filológica.Para terminar, conviene recordar cuál pue-de ser la «utilidad» y las conclusiones quede este estudio se pueden obtener.

Es evidente que un texto doblementetraducido, o retraducido, no puede aportargrandes mejoras a la constitución del origi-nal; en este sentido es vano, a mi juicio, elintento de buscar en las retraducciones deLáscaris posibles conjeturas o lecturasinéditas que nos permitan establecer conmás seguridad y entender mejor el textooriginal de Plutarco. La importancia de lasdos versiones lascarianas estriba, en cam-bio, en que éstas pueden informarnos so-bre otros aspectos enmarcados en el ámbi-to de la filología y de indudable valor parala supervivencia de la obra de un autor, yque se resumen en tres puntos:

a) Transmisión textual. Las dos traduc-ciones de Plutarco tomadas de un modelolatino valen como ejemplo de las vicisitu-des que puede sufrir una obra en sutransmisión textual. Pero aun tratándose deun caso muy curioso de transmisión, hayque señalar que no es el único de estas ca-racterísticas: El códice Laurentianus Plu.LV, cod. Vil, Nr. VIII, en papel del s. XV,contiene en sus ff. 212-237 un texto acom-pañado de algunos escolios y glosas inter-lineares cuyo título reza: íHA-oaipátou'HpœïKà |i£T6vex0évxa ànô xfjç 'vraXœvôiaXéKTOU Tipôç xf|v 'EAAáSa (pcûvfiv napa TOOoocpcüiáiou Kai [imcapíiou ÈKSÎVOU KUpoGMaÇiu.ou îoû IRavoú8r|. Se trata, por tanto,de una traducción al griego (no sabemosqué tipo de griego) del Heroico de Filóstra-to a partir de un ejemplar latino, traducciónque el escriba atribuye erróneamente aMáximo Planudes.70

70 Como ya señaló Schmitt: «Lateinische Litera-tur in Byzanz», o. cit., p. 146. Cf. para el manus-

b) Tradición. Es indudable que de la po-pularidad de que goza un autor en una de-terminada época depende su posterior su-pervivencia y repercusión. La afición por unautor se refleja, por ejemplo, en las nume-rosas copias que se hacen de sus obras yen la inclusión de éstas en los programaseducativos del momento. Las dos traduc-ciones de Láscaris son una prueba más dela simpatía que el Renacimiento mostróhacia Plutarco.

c) Traducción. Uno de los caminos a tra-vés de los que se materializa la tradición deun autor es el de la traducción, que lo haceaccesible a un público más amplio. El es-tudio de las dos retraducciones a que noshemos venido refiriendo puede aportar da-tos interesantes sobre la teoría y la prácticade la traducción, así como sobre el uso quese hacía de las traducciones en el s. XV.Sobre esto añadiremos unas breves notas,con las que terminamos:

El humanismo no produjo una auténticateoría de la traducción, pero sí contamoscon indicaciones sobre el tema, que de-muestran que poco a poco se fue produ-ciendo una concienciación sobre esta pro-blemática.71 Los tres tipos de traducción, laliteral, la literaria y la exegética, están re-presentados entre los humanistas italianos:Así, Leonzio Pilato hace uso de la traduc-ción al pie de la letra en sus versiones de

crito A. M. Bandini: Catalogas codicum manuscrip-torum Bibliothecae Mediceae Laurentianae, acce-dunt supplementa tria ab E. Rostagno et N. Festacongesta necnon additamentum ex inventahis Bi-bliothecae Laurentianae depromptum. Accuravit F.Kudlien, vol. l-lll, Florencia, 1764-1770 (reimprLeipzig, 1961) vol. II, p. 247, I A. Fabricius: Biblio-theca graeca, Hamburgo, 1808 (reimpr Hildeshe-im, 1967) vol XI, p 693 y R Förster:«Mittheilungen aus Handschriften», en Philologus,42, 1884, p. 164 (que da una signatura que nocoincide con la de Bandini «Cod. CCLXXXVIIbomb-4. s. XIV»).

71 Uno de los pocos textos cuatrocentistas queconsidera de forma teórica la técnica de traduc-ción es el «Sobre la traducción correcta» de Leo-nardo Bruni, vertido ahora por primera vez al es-pañol por A. Guzmán Guerra, cf. Miguel ÁngelVega (ed.): Textos clásicos de teoría de la tra-ducción, Madrid, Cátedra, 1994, pp. 94-104.

ft ieronymus (2<>niplutens¡s 25

Lis rctniduccioncs ¿ilgriego clásico de Constantino IJscaris

Hornero; otros practicaban traducciones li-terarias (según el sentido) con Esopo, Lu-ciano y Plutarco, autores que aparte de serestimados como moralistas se considera-ban fáciles; por su parte, Poggio Braccioli-ni, Marsilio Ficino y Niccolo Perotti se dedi-caron a parafrasear libremente y no teníanningún reparo en hacer recortes o añadi-dos, cuando éstos les parecían apropiadospara el entendimiento del texto.

Manuel Crisoloras fue uno de los prime-ros griegos auténticamente bilingües quese dio cuenta de las diversas posibilidadesde la traducción. Al parecer, Crisoloras da-ba poco valor a la traducción literal(«conversio ad verbum») puesto que éstalleva a desfigurar el sentido del original (lapráctica de la traducción literal llevada acabo en la Edad Media ya había sidoabiertamente criticada por Petrarca y Dan-te). Por el contrario, consideraba correctotraducir según el sentido («ad sententiamtransferre») siempre que el traductor seobligase a no transformar de ningún modoel uso griego, pues cuando éste se trans-forma la traducción se convierte en exege-sis («exponentis officio uti»)72

La edición de las dos retraducciones las-cananas y su estudio comparativo con elmodelo latino contribuirán a conocer mejorla puesta en práctica de la teoría sobre tra-ducción, la calidad literaria de las dos ver-siones, su fidelidad con respecto al modelo,la competencia y estilo literario de su autor,así como la correspondencia de giros enuna y otra lengua, el grado de contamina-ción lingüística existente y el tipo de griegoque se entendía por «clásico» a finales dels. XV.73

En último lugar, hay que atender al usoque se hacía de las traducciones. Efecti-vamente, éstas se utilizaban como métodopara aprender una lengua extraña, y elloaclara también la gran cantidad de intentoshumanísticos de traducción del griego. Setrataba, en la mayoría de los casos, de tra-bajos de ejercicio o de paráfrasis embelle-cidas, que estaban lejos de ser fidedignastransmisiones del texto original. Habrá queconsiderar, pues, la posible utilización porparte de Láscaris de las traducciones comopuesta en práctica para sus alumnos de losconocimientos teóricos del griego, o comomodo de ejercitación para él mismo de susconocimientos teóricos del latín, si bien esverdad que la escasez de traducciones las-carianas que conservamos y el hecho deque en su gramática el bizantino no dé nin-guna indicación respecto del posible uso delas traducciones para aprender una lengua,hablan más bien en contra de esta teoría.

72 Sobre el método de traducción de Crisolorasremito nuevamente a Wilson: From Byzantium toItaly, o. cit., p. 11.

Habrá que estudiar con detenimiento los ca-sos de asíndeton, las construcciones braquilógi-cas, el orden anormal de palabras, los errores deconfusión en la concordancia de géneros, etc. Aeste respecto, y a pesar de no contar con el mo-delo latino, Guzmán Guerra pudo extraer variasconclusiones sobre construcciones sintácticas enla traducción griega originadas por la sintaxis lati-na, como, por ejemplo, el empleo abundante del

adverbio ö9ev (que se interpreta como una imita-ción de un tipo de expresión latina inde, unde) enproporción superior al sintagma ÈK TOÚTOU, másgenuinamente griego, o el empleo también abun-dante del genitivo absoluto (rasgo que se interpre-ta como una influencia del uso del ablativo abso-luto latino): cf. «De virtutibus mulierum versis ingraecum», o. cit., p. 269.

26ieronymus ompliitciisis

Uis ret reducciones ítigrie&o clásico de Constantino üísc:m

Hornero; otros practicaban traducciones li-terarias {según el sentido) con Esopo, Lu-ciano y Plutarco, autores que aparte de serestimados como moralistas se considera-ban fáciles, por su parte Poggio Braccíoli-n¡. Marsilio Ficino y Niccolo Perotti se dedi-caron a parafrasear libremente y no teníanningún reparo en hacer recortes o añadi-dos, cuando éstos les parecían apropiadospara el entendimiento del texto.

Manuel Crisoloras fue uno de ios prime-ros griegos auténticamente bilingües quese dio cuenta de las diversas posibilidadesde la traducción. Al parecer, Crisoloras da-ba poco valor a la traducción literal(«conversio ad verbum») puesto que éstalleva a desfigurar el sentido del original (lapráctica de ta traducción literal llevada acabo en la Edad Media ya había sidoabiertamente criticada por Petrarca y Dan-te). Por el contrario, consideraba correctotraducir según el sentido («ad sententiamtransferre») siempre que el traductor seobligase a no transformar de ningún modoel uso griego, pues cuando éste se trans-forma la traducción se convierte en exege-sis («exponentis officio uti»).72

La edición de las dos retraducciones las-carianas y su estudio comparativo con elmodelo latino contribuirán a conocer mejorla puesta en práctica de la teoría sobre tra-ducción, la calidad literaria de las dos ver-siones, su fidelidad con respecto al modelo,la competencia y estilo literario de su autor,así como la correspondencia de giros enuna y otra lengua, el grado de contamina-ción lingüistica existente y el tipo de griegoque se entendía por «clásico» a finales del. y i i 73

72 Sobre el método de traducción de Crisolorasremito nuevamente a Wilson From Byzantium toItaly, o cit.. p 11

'Habrá que estudiar con detenimiento los ca-sos de asíndeton, las construcciones braquilogi-cas, el orden anormal de palabras, los errores deconfusión en la concordancia de géneros, etc Aeste respecto, y a pesar de no contar con el mo-delo latino, Guzman Guerra pudo extraer varias

la traducción griega originadas por la sintaxis lati-na, como, por ejemplo, el empleo abundante del

En último lugar, hay que atender al usoque se hacía de las traducciones. Efecti-vamente, éstas se utilizaban como métodopara aprender una lengua extraña, y elloaclara también la gran cantidad de intentoshumanísticos de traducción del griego. Setrataba, en la mayoría de los casos, de tra-bajos de ejercicio o de paráfrasis embelle-cidas, que estaban lejos de ser fidedignastransmisiones del texto original. Habrá queconsiderar, pues, la posible utilización porparte de Láscaris de las traducciones comopuesta en práctica para sus alumnos de losconocimientos teóricos del griego, o comomodo de ejercitación para él mismo de susconocimientos teóricos del latín, si bien esverdad que la escasez de traducciones las-cananas que conservamos y el hecho deque en su gramática el bizantino no dé nin-guna indicación respecto del posible uso delas traducciones para aprender una lengua,hablan más bien en contra de esta teoría.

adverbio öflsv (que se interpreta como una imita-ción de un tipo de expresión latina inde, unde) enproporción superior al sintagma èx tofoou, másgenuinamente griego, o el empleo también abun-dante del genitivo absoluto (rasgo que se interpre-ta como una influencia del uso del ablativo abso-luto latino) cf. «De virtutibus mulienim versis mgraecum». o cit , p 269