Sanchez del Pino - Montejo Lopez - 25 años de la anexión de la RDA (I)

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:: portada :: Europa :: 21-10-2015 25 años de la anexión de la RDA. O cómo aquel fascinante suceso determinó nuestras vidas y no para mejor (I) Francisco Sánchez Del Pino/Manuel Montejo López Rebelión "Jaén, Ciudad Habitable" El pasado 3 de octubre, coincidiendo con el 25 aniversario de la llamada "reunificación alemana", el diario El País presentaba una serie de artículos orientada a la alabanza mitificadora que ha caracterizado el relato de dicho fenómeno histórico por parte de los vencedores, incluyendo en el despliegue propagandístico un artículo de opinión que directamente justificaba el actual papel hegemónico que Alemania juega en la Unión Europea, en las raíces de cuya configuración se sitúa la bendita "reunificación". ¿Qué relación puede haber? ¿Resulta descabellado establecer una relación entre aquel suceso y la actual situación europea? En absoluto. Sin la "anexión" de 1990 no hay posibilidad de comprender la UE actual. Conociendo aquella se alumbran muchos de los elementos que caracterizan la actual etapa (desde la integración europea hasta el saqueo de finitivo de Grecia comprometido en el último memorándum ). La lógica que conecta una cosa y la otra es completamente válida. Sólo hay que darle la vuelta a unas premisas cargadas de ideología de la peor especie para llegar a una conclusión radicalmente opuesta a la leyenda que el mencionado diario contribuyó a reproducir hace pocos días. La llamada reunificación alemana podrá ser muchas cosas, pero difícilmente podría caracterizarse como un modelo a seguir. Y esto es especialmente relevante en días en que el "modelo alemán" (con varios significados) se convierte en un recurso reiterado para justificar agresiones que van desde el alargamiento de la edad de jubilación a la devaluación salarial, pasando por la asunción de la precariedad como modelo laboral y los recortes sociales. Con la efeméride coincide también la publicación (mucho más modesta) de otro material de sumo interés: una traducción al español (por parte de "konkreto" para "Jaén, Ciudad Habitable") del libro del italiano Vladimiro Giacché "Anschluss. La anexión. La unificación de Alemania y el futuro de Europa" (2013) . El título resulta bastante revelador: hablar de "anexión" en lugar de "reunificación" significa de por sí un desafío al relato mítico impuesto sobre la incorporación de la RDA a la República Federal Alemana, tanto más provocador en tanto se usa para hacer referencia a la política de un país para el que el concepto de anexión (Anschluss) contiene tan incómodas reminiscencias. La cuestión conceptual no es ninguna tontería: confrontar ese concepto al de reunificación no supone confrontarse a un mito con la motivación de la simpatía hacia un régimen derrotado que, por otra parte, puede ser objeto de fundamentadas críticas (es decir, confrontar otro mito) sino la manifestación de la dificultad de nombrar a un proceso como el que se analiza con un término que alude a un acto soberano de dos sujetos políticos diversos. De eso va el libro en cuestión, con respecto al cual es esta primera parte poco más que un modesto resumen que, sin embargo, no debería excusar su lectura. Para una exposición del proceso algo menos detallada que la de Giacché pero más completa que la aquí se presenta, también se puede (o se debe) acudir al imprescindible trabajo de Rafael Poch en su libro (escrito junto a Ángel Ferrero y Carmela Negrete) La Quinta Alemania (Icaria, 2013). La Anexión (Anschluss) page 1 / 5

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El pasado 3 de octubre, coincidiendo con el 25 aniversario de la llamada "reunificación alemana", eldiario El País presentaba una serie de artículos orientada a la alabanza mitificadora que hacaracterizado el relato de dicho fenómeno histórico por parte de los vencedores, incluyendo en eldespliegue propagandístico un artículo de opinión que directamente justificaba el actual papelhegemónico que Alemania juega en la Unión Europea, en las raíces de cuya configuración se sitúala bendita "reunificación".

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21-10-2015

25 años de la anexión de la RDA. O cómo aquel fascinante sucesodeterminó nuestras vidas y no para mejor (I)Francisco Sánchez Del Pino/Manuel Montejo LópezRebelión"Jaén, Ciudad Habitable"

El pasado 3 de octubre, coincidiendo con el 25 aniversario de la llamada "reunificación alemana", eldiario El País presentaba una serie de artículos orientada a la alabanza mitificadora que hacaracterizado el relato de dicho fenómeno histórico por parte de los vencedores, incluyendo en eldespliegue propagandístico un artículo de opinión que directamente justificaba el actual papelhegemónico que Alemania juega en la Unión Europea, en las raíces de cuya configuración se sitúala bendita "reunificación".

¿Qué relación puede haber? ¿Resulta descabellado establecer una relación entre aquel suceso y laactual situación europea? En absoluto. Sin la "anexión" de 1990 no hay posibilidad de comprenderla UE actual. Conociendo aquella se alumbran muchos de los elementos que caracterizan la actualetapa (desde la integración europea hasta el saqueo definitivo de Grecia comprometido en elúltimo memorándum). La lógica que conecta una cosa y la otra es completamente válida. Sólo hayque darle la vuelta a unas premisas cargadas de ideología de la peor especie para llegar a unaconclusión radicalmente opuesta a la leyenda que el mencionado diario contribuyó a reproducirhace pocos días. La llamada reunificación alemana podrá ser muchas cosas, pero difícilmentepodría caracterizarse como un modelo a seguir. Y esto es especialmente relevante en días en queel "modelo alemán" (con varios significados) se convierte en un recurso reiterado para justificaragresiones que van desde el alargamiento de la edad de jubilación a la devaluación salarial,pasando por la asunción de la precariedad como modelo laboral y los recortes sociales.

Con la efeméride coincide también la publicación (mucho más modesta) de otro material de sumointerés: una traducción al español (por parte de "konkreto" para "Jaén, CiudadHabitable") del libro del italiano Vladimiro Giacché "Anschluss. La anexión. La unificación deAlemania y el futuro de Europa" (2013). El título resulta bastante revelador: hablar de "anexión" enlugar de "reunificación" significa de por sí un desafío al relato mítico impuesto sobre laincorporación de la RDA a la República Federal Alemana, tanto más provocador en tanto se usapara hacer referencia a la política de un país para el que el concepto de anexión (Anschluss)contiene tan incómodas reminiscencias. La cuestión conceptual no es ninguna tontería: confrontarese concepto al de reunificación no supone confrontarse a un mito con la motivación de la simpatíahacia un régimen derrotado que, por otra parte, puede ser objeto de fundamentadas críticas (esdecir, confrontar otro mito) sino la manifestación de la dificultad de nombrar a un proceso como elque se analiza con un término que alude a un acto soberano de dos sujetos políticos diversos. Deeso va el libro en cuestión, con respecto al cual es esta primera parte poco más que un modestoresumen que, sin embargo, no debería excusar su lectura. Para una exposición del proceso algomenos detallada que la de Giacché pero más completa que la aquí se presenta, también se puede(o se debe) acudir al imprescindible trabajo de Rafael Poch en su libro (escrito junto a Ángel Ferreroy Carmela Negrete) La Quinta Alemania (Icaria, 2013).

La Anexión (Anschluss)

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Si importante es la fecha del 3 de octubre (en la que se produce la unión política), la fecharealmente clave para explicar el proceso es la del 1 de julio de 1990, cuando entra en vigor la uniónmonetaria que precede a la política. En la memoria impuesta por elaboraciones edulcorantes dequienes arrollaron en todo el proceso, la reunificación de Alemania tiene que verfundamentalmente con el levantamiento de un pueblo harto de las carencias materiales ylimitaciones democráticas que derribó pacíficamente el comunismo, al igual que en el resto de laEuropa del Este que presentaba regímenes de socialismo real. Sin embargo, lo que resultó al finaltiene muy poco que ver con las motivaciones iniciales de los alemanes orientales movilizados: losmovimientos de oposición se manifiestan por la democratización del Estado pero también por elmantenimiento de la independencia nacional y del carácter socialista de la RDA, impidiendo "laventa de nuestros valores materiales y morales" y la reincorporación de la RDA a la RFA", como seexpresaba el manifiesto "Por nuestro país", encabezado por exponentes de la vida pública de laAlemania oriental y firmado en enero de 1990 por 1,2 millones de personas. En ese tiempo, unsondeo encargado por Der Spiegel revelaba que el 73% de los alemanes orientales optaba por elmantenimiento de la soberanía de la RDA.

El gobierno de la RDA encabezado por Hans Modrow se comprometió con la oposición en unimpulso de reformas que, por desgracia, no llegaría muy lejos ante el golpe de efecto decidido porel canciller federal Helmut Kohl, orientado a desbaratar de inmediato cualquier obstáculo a laincorporación política y de la economía oriental a la República Federal y garantizarse con ello lareelección en unas cercanas elecciones que, hasta entonces, se presentaban una perspectiva nadafavorable. Antes estaban previstas las primeras elecciones en el Este, en las que su partido, la CDU,no albergaba mejores expectativas. El golpe de efecto no sería otro que la propuesta de unainmediata unión monetaria (la extensión del marco occidental al este), lo que generaría, en lapoblación oriental, las expectativas necesarias para desbordar las aspiraciones democráticas de laoposición de la RDA y orientar los anhelos de las masas hacia otros objetivos, bajo el supuesto deque el bienestar de la Alemania occidental vendría de la mano de su moneda. El golpe no pudo sermás efectivo: la CDU arrasó en las elecciones de marzo de 1990 en la RDA, y entre los aplastadospor ese rodillo se encontraba aquella sociedad civil que había organizado y participado en lasmanifestaciones masivas de pocos meses antes contra el inmovilismo de Honecker conquistandoun importante espacio político y social, aquellos y aquellas que se la jugaron y padecieron lademencial actividad de la Stasi. Ahora, la idea de mantener la independencia de la RDA y sucarácter social frente al capital alemán había saltado por los aires ante la perspectiva de un paraísoque vendría de la mano de la conversión de los ahorros orientales.

La forma de dar cuerpo jurídico a la promesa, con la CDU ya en el gobierno de la RDA, fue el"Tratado sobre la unión monetaria, económica y social" entre las dos Alemanias, en cuyanegociación, por la parte occidental, destacaron las personalidades de Hans Tietmeyer (que seríapresidente del Bundesbank desde 1993 y, por ello, uno de los principales negociadores alemanesdel euro) y el más que conocido actual ministro alemán de finanzas (entonces de interior) WolfgangSchauble. Dicho Tratado acordaba la unidad económica y monetaria inmediata, en contra,conscientemente, de todas las recomendaciones, que hacían previsibles las consecuencias de unapérdida irreversible de competitividad de la economía de la RDA al impedírsele devaluar la moneday sufrir, además, un aumento anormal de los precios de las mercancías producidas (finalmente dehasta un 450%) que las dejaba fuera del mercado. Nada de lo que devino fue inesperado; elministro Schauble conocía perfectamente las implicaciones, ajenas a cualquier criterio deconveniencia económica, al igual que un cuarto de siglo después conoció las del últimomemorándum impuesto a Grecia. Entonces y ahora se trataba de una motivación muy clara: hacermorder el polvo. Que uno de los malos de ambas películas sea el mismo protagonista también daque pensar sobre la continuidad y el sentido de acontecimientos aparentemente desconectados.

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Gracias a la unión monetaria los ciudadanos de la RDA pudieron acceder a las mercancíasoccidentales, pero a un precio mucho más alto (el coste de la vida creció un 26,5% en 1991) y acosta de sacrificar su propia producción: de golpe, las empresas de la RDA perdieron el mercado delEste, el del RFA y el mercado interno, invadido por los productos del Oeste. La producción industrialse redujo (en 1991 era 2/3 menor que antes de la introducción del marco) y, como consecuencia, apartir del 1 de julio el número de desempleados creció al increíble ritmo de 40.000 por semana.Realizada esta "unificación", la unificación política era un mero trámite sobre la base de un nuevoTratado sin contrapartidas (y con Schauble otra vez desempeñando un papel de primer orden) queimplicaba, simple y llanamente, "el ingreso de la RDA en el campo de aplicación de la LeyFundamental de la RFA.

La Treuhand y/o el desmantelamiento de todo una economía

Lo gordo no estaba sino por llegar: la liquidación de toda una economía a través de laTreuhandanstalt, la institución fiduciaria, sin obligaciones respecto al Parlamento, a la que se leconfirió la mayor parte del patrimonio de la RDA con el fin de privatizarlo lo antes posible (a pesarde que su propósito, cuando se creó por el gobierno de Modrow, era precisamente el deprotegerlo). La Treuhand se adueñó de las fábricas y empresas estatales que empleaban a 4millones de personas, poniéndose de golpe y porrazo a disposición de un plantel de compradoresque incluía no sólo a empresarios del Oeste con voluntad de apropiarse del mercado (como eldueño de la cadena de grandes almacenes Kaufhof, que fue nombrado, con grandes beneficios,presidente del consejo de vigilancia de la Treuhand), sino también a estafadores con condenas y aespeculadores inmobiliarios que compraban empresas a un precio muy inferior a su valor sólo paravender los terrenos en los que se alojaban después de desmantelarlas, mecanismo por el que seliquidó a una multitud de empresas (y cientos de miles de puestos de trabajo) perfectamentesostenibles.

El simple sueño de eliminar a la competencia estuvo también entre las motivaciones centrales delos monopolistas del Oeste que intervinieron en la operación. Uno de los casos más significados fueel del productor de frigoríficos Foron. Esta empresa estatal de la RDA fabricaba más de un millón deunidades al año y exportaba a treinta países, tanto del Este como del Oeste. En 1992 llegó adesarrollar y producir el primer frigorífico que no contribuía al agujero de ozono ni al calentamientoglobal, llegando a recibir cien mil pedidos rápidamente. En ese momento los productoresoccidentales (Siemens, Bosch, AEF, Miele, Electrolux,...) publicaron un comunicado conjuntopresionando a los concesionarios a no comprar esa mercancía, por lo que, a base de mentiras,consiguieron eliminarla del mercado. Pocos meses después, ellos mismos consiguieron repetir esatecnología y comenzar a venderla. Foron fue privatizada y vendida a un fondo de inversiones que lallevó al abismo. Hoy en día sólo queda un museo en su recuerdo en la ciudad donde operaba.

El proceso fue demoledor: Birgit Beuel, presidenta de la Treuhand después del asesinato del algomás cauto anterior presidente (la trama podría hacer las delicias de cualquier buen guionista deseries o películas policiacas) declaraba con orgullo que "en sólo 4 meses hemos vendido 1.000empresas. La señora Thatcher privatizó solamente 25 en dos años. (...) Ninguna otra institución delmundo habría podido hacer lo que hemos hecho nosotros". En el camino se habían dilapidado milesde millones de marcos de dinero público en gastos injustificables y se habían destruido, hasta 1994,2,5 millones de puestos de trabajo.

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Sin embargo, el desmantelamiento de la economía de la RDA no se agotó con la Treuhand.Mecanismos adicionales menos conocidos contribuyeron, en su medida, a dicho saqueo: una deellas fue la manera de regular las "antiguas deudas" de las empresas respecto al Estado, queconsistió en convertir las deudas de las empresas públicas de la RDA con el banco estatal (querespondían a un circuito de transferencias que nada tenía que ver con la relación capitalista entreentidades independientes) en deudas con los bancos occidentales a cuyos balances se incorporaroncon la privatización del banco estatal, con un valor duplicado por la unión monetaria y con unostipos de interés mucho más elevados. Las consecuencias para las empresas orientales fueron undesastre, pero un negocio delicioso para los bancos occidentales: como ejemplo, el Berlinés Bankadquirió el Instituto de Crédito Berlinés Stadtbank (de la RDA) por 49 millones de marcos, con unacartera de antiguas deudas de !11.500 millones!

Con todo esto, el PIB de Alemania del Este era en 1991 un 44% más bajo que en 1989, y laproducción industrial y las exportaciones un 67% y un 56% menores respectivamente, unabarbaridad sin parangón en país alguno de Europa del Este. Significativo es el crecimientoinversamente proporcional de las exportaciones de la RFA en ese periodo. En 1993 la devastaciónen la antigua RDA era total, habiéndose conseguido convertir a un país industrial y autosuficienteen uno de los territorios más subdesarrollados de la Unión Europea en el plazo record de tres años.En este mismo tiempo se destruyeron 3,7 millones de puestos de trabajo a tiempo indeterminado,sin que la tendencia se detuviera en los años posteriores. El porcentaje actual de desempleados enel Este dobla al del Oeste, y eso teniendo en cuenta que el saldo negativo de movimientos depoblación con el Oeste es de 1,7 millones, un saldo que cuenta a los occidentales que fueron al Estea ocupar puestos de poder y responsabilidad. 4 millones de alemanes del Este (jóvenes y mujeresbien formados en su mayoría) abandonaron su territorio despoblando las ciudades y dinamitandolas posibilidades de futuro y desarrollo del mismo.

Toda esta desolación supuso, por contra, un espléndido festival en la otra parte, que fue bautizadocomo "el boom de la reunificación": los beneficios empresariales aumentaron en un 75%, laeconomía creció a un ritmo de un 4% anual entre 1990 y 1992 (una tasa muy superior a latendencia anterior de la RFA y a la media en un contexto de debilidad coyuntural) y el número deempleados en 1,8 millones, gracias a la conquista del mercado oriental (alemán y europeo) por lasempresas occidentales. Casi la mitad del crecimiento del PIB de Alemania occidental en esos añosse explica por el aumento de las exportaciones a una Alemania oriental que se hace con un déficitcomercial nada menos que del 45%. En realidad, y dado que la compra de bienes producidos en elOeste se financiaba con transferencias del Oeste al Este (transferencias "solidarias"), una vezdestruida la autonomía económica del territorio de la RDA (requisito además para esa conquista), loque de hecho se ha venido produciendo es una masiva transferencia de recursos públicos deasistencia para sostener un consumo que acaba revirtiendo en el sector privado alemán. Una cargapara el Estado y para los contribuyentes alemanes, pero un enorme beneficio para sus capitalistas.

¿Y la unión política?

Vladimiro Giacché realiza en su libro un detallado estudio de los hechos e implicaciones de lallamada "reunificación alemana", no sólo de tipo económico sino también político y cultural. Para loque aquí se trata, es suficiente un resumen (no obstante incompleto) del tratamiento del aspectoeconómico, si bien no resulta poco interesante hacer una muy breve mención a algunas de las

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consecuencias políticas el proceso implicó para los ciudadanos de la RDA, consecuencias algo másque anecdóticas y que permiten reforzar el cuestionamiento de la idea de una "reunificación" e,incluso, aproximarse a términos, como el de colonización, que utilizaran ex-altos cargos de laAlemania del Este.

Tras la unión política se encausó penalmente (bajo el derecho de la RFA) a 105.000 ciudadanos dela RDA (que habían actuado con arreglo a otras leyes) por diversas formas de "cercanía al sistema",quedando en nada en la mayoría de los casos, pero con efectos terribles sobre sus carreras y suvida cotidiana. Para ello se aplicó un plazo demencial de prescripción de delitos (diez vecessuperior al aplicado a los nazis), llegando a reconocerse incluso la vigencia de delitos imputadosdurante el periodo hitleriano (como los de pertenecer a una organización ilegal en aquel periodo).139 jueces y fiscales fueron condenador por "retorsión del derecho", cuando actuaban conforme auna legalidad distinta, y en la administración, la ciencia, la educación y la cultura las depuracionesadquirieron dimensiones descomunales, en muchas ocasiones contra personas que habían sido,precisamente, opositoras políticas en la época de la RDA.

Jueces, profesores (el 70% en la universidad), militares, etc., eran relevados de sus puestos ysustituidos por occidentales en una dinámica propia de una pura y simple ocupación colonial. Elsistema educativo fue destruido para sustituirlo sin más por el occidental, sin criterio educativoalguno y dando lugar a sucesos hechos verdaderamente estrambóticos: cuando en el año 2000,Alemania salió mal parada del primer informe Pisa, ministros, pedagogos y periodistas viajaron aFinlandia a conocer los secretos del éxito de su sistema. Debió de ser divertido, y un pocoembarazoso, que los finlandeses contestaran que uno de sus principales referencias venían de lasenseñanzas de pedagogos de la RDA. Si no se hubiera eliminado al grueso de la intelectualidad porrazones puramente políticas, de borrar un país entero de la Historia, seguramente podría haberseevitado un ridículo innecesario.

La relación que pueda establecerse entre aquel acontecimiento de hace un cuarto de siglo yfenómenos actuales dentro de la UE tiene básicamente dos vertientes que tienen que ver entre sí:una causal y otra de semejanza. La última, dado el paralelismo de recetas aplicadas para favoreceral capital alemán (frente a los países del sur de Europa) a partir de la unión monetaria europea yconsecuencias de las misma. La primera, en la medida en que la Alemania reunificada alterara lasrelaciones de fuerza dentro de la UE y facilitara la secuencia de una dinámica expansiva ventajosaque ya contaba con un experimento previo "de éxito". De eso se tratará en la continuación.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de CreativeCommons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

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