Sandra Carreras - 15 Anos de Laberinto Democratico NUSO

download Sandra Carreras - 15 Anos de Laberinto Democratico NUSO

of 18

Transcript of Sandra Carreras - 15 Anos de Laberinto Democratico NUSO

  • 7/23/2019 Sandra Carreras - 15 Anos de Laberinto Democratico NUSO

    1/18

  • 7/23/2019 Sandra Carreras - 15 Anos de Laberinto Democratico NUSO

    2/18

    30NUEVASOCIEDAD 160

    desacuerdo no deriva meramente de diferencias de datos e interpretaciones,

    sino que fundamentalmente es resultado del modo como ha sido planteada

    la cuestin. Por eso, para salir del atolladero en que parece haber cado el

    debate pese o debido a su prolfica produccin terica y sus notorios mri-

    tos en la recopilacin de informacin, puede ser til volver sobre la historia

    de una agenda de investigacin que viene ocupando a la comunidad cientfi-

    ca desde hace 15 aos y que no solo se refiere al subcontinente latinoameri-

    cano, sino que forma parte de una discusin internacional ms amplia.

    In dubio prodemocracia

    Los aos 80 fueron testigo de un notable movimiento poltico en varios pa-

    ses latinoamericanos. En 1979 el gobierno democrticamente electo del pre-

    sidente Jaime Rolds reemplaz a las autoridades militares en Ecuador. En

    1980 Belande asumi la presidencia del Per, que hasta entonces tambin

    haba estado controlada por los militares. En 1982 Hernn Siles Suazo se

    hizo cargo del gobierno de Bolivia en calidad de presidente constitucional.

    En 1983 los militares argentinos entregaron el gobierno al presidente civil

    Ral Alfonsn. En 1984 el Pacto del Club Naval y las elecciones de noviembre

    sellaron la restauracin de la democracia en Uruguay. En 1985, como resul-

    tado de una larga transicin negociada, Jos Sarney asumi la presidencia

    de Brasil. En 1989 el general Stroessner fue desplazado del poder y su suce-

    sor anunci la puesta en marcha de la liberalizacin poltica en el Paraguay.

    A fines de ese ao Patricio Aylwin, el candidato de la oposicin democrtica,triunf en las elecciones chilenas. Todos estos cambios despertaron el inters

    del pblico en general, y sobre todo el de los especialistas, impulsando una

    copiosa produccin cientfica orientada a describir y analizar los procesos en

    curso, proponer una conceptualizacin adecuada de los mismos, y tambin a

    valorarlos normativamente, aunque este ltimo aspecto no siempre fuese

    reconocido en forma explcita.

    Desde un principio, la gran mayora de los investigadores se proclam tribu-

    taria de una definicin de la democracia en el sentido deprocedural minimum,

    dejando as de lado una parte ms que considerable de las teoras democr-ticas modernas. Ms que de naturaleza terica, la decisin fue pragmtica:

    por esa va se buscaba separar la democracia en tanto rgimen de carcter

    exclusivamente poltico de sus implicaciones y/o condicionamientos sociales

    y econmicos. Para fundamentar esta opcin los distintos autores se remi-

    tan y siguen hacindolo a las obras de Robert Dahl, creador del concepto

    de poliarqua, a la que defini como un orden poltico caracterizado por alto

    grado de inclusivness y contestation, dos dimensiones que en la prctica setraduciran en la presencia de siete instituciones: 1) funcionarios electos, 2)

    elecciones libres y sin fraude, 3) sufragio inclusivo, 4) el derecho a presentar-

    se a eleccin para los cargos pblicos, 5) libertad de expresin, 6) fuentesalternativas de informacin, 7) libertad de asociacin1.

    1. Cf. Dahl 1971, p. 1; 1989, p. 220. En la primera de estas obras Dahl inclua una octava

  • 7/23/2019 Sandra Carreras - 15 Anos de Laberinto Democratico NUSO

    3/18

    31NUEVASOCIEDAD 160

    Lamentablemente, en la literatura abundan ejemplos de una utilizacin no

    siempre cuidadosa de los conceptos de Dahl2, de modo que un lector crtico

    tiene por momentos la impresin de que este autor se ha convertido en el

    ms citado y menos ledo de los tericos modernos. Por eso conviene recordar

    aqu que Dahl siempre se preocup por subrayar la diferencia conceptual

    entre democracia y poliarqua argumentando que

    ... es importante mantener la distincin entre democracia, en tanto sistema ideal, y los

    acuerdos institucionales que pueden considerarse como una especie de aproximacin a ese

    ideal. Y la experiencia demuestra, creo, que cuando se usa el mismo trmino para designar

    las dos cosas, una confusin innecesaria y discusiones semnticas sin relevancia sustantiva

    obstaculizan el anlisis.3

    De haberse seguido este consejo, probablemente se hubiera evitado una se-

    rie de confusiones. Casi 20 aos ms tarde Dahl consideraba todava necesa-

    rio aclarar que

    ... todas las instituciones de la poliarqua son necesarias para la mejor realizacin posible

    del proceso democrtico en un pas. Afirmar que las siete instituciones son necesarias no

    implica decir que sean suficientes.4

    Probablemente estimulados por esta ltima observacin, y en atencin a al-

    gunos casos latinoamericanos, una serie de autores han considerado necesa-

    rio precisar la definicin de democracia por la va de explicitar ciertos crite-

    rios que consideran implcitos en la definicin de Dahl y/o agregar distintos

    atributos a su catlogo de instituciones, elaborando de ese modo lo que ha

    venido a llamarse expanded procedural minimum5. La reflexin terica no

    acab all. Entre los principales aportes conceptuales surgidos al calor de los

    procesos de democratizacin de las ltimas dcadas se destaca el concepto

    de transicin, definido como el intervalo que se extiende entre un rgimen

    poltico y otro6. El trmino evoca la idea de movimiento, de trnsito de una

    situacin a otra, y designa ese momento difcil de aprehender en el cual un

    categora: instituciones que aseguren la dependencia de las polticas de gobierno de los

    sufragios o de otras formas de expresin de las preferencias. En la segunda consign expre-

    samente que se refera a derechos, instituciones y procesos efectivos, y no de carcter mera-mente nominal.

    2. El reduccionismo ms frecuente es la falacia electoralista (v. una discusin al respecto en

    Diamond, p. 6). Un notable ejemplo de extensin injustificada de las categoras de Dahl lo

    ofrecen Nohlen/Thibaut, quienes en una obra de gran difusin dentro de Alemania preten-

    den distinguir sistemas democrticos con participacin y/o competitividad restringida,

    cuando es claro que para el torico norteamericano slo los sistemas con alto grado de par-

    ticipacin y competitividad pueden ser calificados de poliarquas; cf. Nohlen/Thibaut, p. 68;

    y Dahl 1971, p. 5.

    3. Dahl 1971, p. 9.

    4. Dahl 1989, p. 222.

    5. Entre los nuevos elementos incluidos o explicitados pueden citarse por ejemplo la inexis-

    tencia de dominios reservados, un grado razonable de poder efectivo de las autoridadesdemocrticamente elegidas, funcionamiento de la accountabilityhorizontal, vigencia delEstado de derecho, etc.; cf. al respecto Collier/Levistky 1997, p. 442.

    6. ODonnell/Schmitter, p. 19. La idea de transicin fue destilada de los procesos de demo-

    cratizacin del sur de Europa y demostr ser de bastante utilidad para el anlisis de varios

  • 7/23/2019 Sandra Carreras - 15 Anos de Laberinto Democratico NUSO

    4/18

    32NUEVASOCIEDAD 160

    rgimen ha dejado de ser lo que era sin haber conformado todava algo nue-

    vo, un hbrido entre el ancien rgimey el nuevo rgimen. Por lo general, seconsidera que las transiciones a la democracia finalizan con la realizacin de

    elecciones libres y la asuncin de un gobierno surgido de ellas7. No puede

    sorprender entonces que tanto el pblico en general como los politlogos ha-

    yan cado reiteradas veces en la trampa de calificar apresuradamente como

    democrticos a regmenes que en realidad no haban tenido an tiempo de

    manifestar sus reglas de funcionamiento8. Cabe subrayar que no es necesa-

    rio abandonar la definicin procesual de la democracia para tomar concien-

    cia de las dificultades que se derivan de este problema conceptual. Por el

    contrario, de lo que se trata es de tomarla en serio, ya que lo que se indica

    aqu es la imposibilidad lgica y prctica de observar importantes reglas y

    procedimientos efectivos de un rgimen poltico los mismos que se postulan

    como criterio de clasificacin en el momento de celebracin de las eleccio-

    nes fundacionales y de la asuncin de un nuevo gobierno. A menos de tener

    la inocencia de creer que tan luego en los pases del se acata pero no se cum-

    ple la jura de una Constitucin es sinnimo de su respeto irrestricto, la

    clasificacin del rgimen en cuestin slo puede emprenderse con seriedad

    despus de haberlo visto funcionar un tiempo prudencial. Sin dejarse ame-

    drentar por tales dificultades conceptuales, muchos polticos y politlogos

    saludaron presurosamente el debilitamiento de los autoritarismos militares

    latinoamericanos y la asuncin de los gobiernos civiles que les sucedieron en

    la dcada del 80 como el comienzo de una era democrtica. A poco andar, sin

    embargo, tanto unos como otros debieron hacerse cargo de una serie de pro-blemas y anomalas. El concepto de consolidacin democrtica, entendido

    en general como un periodo a lo largo del cual se iran eliminando los resa-

    bios autoritarios para alcanzar finalmente regmenes democrticos estables,

    se ofreci entonces como la mejor salida prctica y tambin terica. Sin em-

    bargo, lejos de solucionarse por esa va, el problema conceptual se agudiz,

    pues en la literatura comenzaron a proliferar diferentes acepciones del tr-

    mino consolidacin9.

    En un excelente anlisis, Schedler ha observado que el significado adjudica-

    do a la nocin de consolidacin democrtica depende tanto del punto de vis-

    casos latinoamericanos. En cuando a los procesos de Europa del Este ha predominado, en

    cambio, el concepto ms amplio de transformacin.

    7. Cf. Nohlen 1988, p. 5; Mainwaring/ODonnell/Valenzuela, p. 2.

    8. La idea de que las elecciones fundacionales constituyenper seun indicador suficientede que un sistema determinado ha pasado a integrar la categora de los pases democrticos

    pervive hoy tenazmente, constituyendo un ejemplo de la seria dificultad que se presenta en

    el marco de esta temtica si se quiere abandonar el reino de la doxay asumir inequvoca-mente carcter deepisteme.9. Valgan algunos ejemplos: la consolidacin democrtica ha sido identificada con el proce-

    so de adaptacin-congelacin de las estructuras y normas democrticas que resultan acep-tadas, en parte o en su totalidad, como legtimas por la sociedad civil (Morlino, p. 210), y

    tambin con la elaboracin de las condiciones polticas, econmicas, sociales y socioculturales

    que hagan que la permanencia de la democracia se torne altamente probable. (Nohlen

    1988, p. 5.). Para otros autores, en cambio, la consolidacin ... se refiere al apoyo actitudinal

  • 7/23/2019 Sandra Carreras - 15 Anos de Laberinto Democratico NUSO

    5/18

    33NUEVASOCIEDAD 160

    ta emprico del observador como de su horizonte normativo, es decir de dn-

    de considere que est ubicado y del estado que le parece deseable alcanzar,

    de modo que vara de acuerdo con el contexto y los objetivos que se tengan en

    mente. Es por eso que el concepto puede ser utilizado bsicamente en cinco

    sentidos diferentes: 1) para indicar la posicin de quienes estn preocupados

    porevitar la cadade la democracia, es decir el retroceso de una situacin dedemocracia liberal o meramente electoral hacia un rgimen francamente

    autoritario; 2) la de quienes quierenevitar su erosin, es decir la transforma-cin de una democracia liberal en una meramente electoral; 3) la de quienes

    buscan completarla, es decir pasar de una democracia electoral a una plena-mente liberal; 4) la de quienes estn interesados enprofundizar la democra-cia, es decir en convertir una democracia electoral o liberal en una democra-cia avanzada; y finalmente 5) la de quienes se concentran en la construccinde las institucionesespecficas prestando atencin a las normas y organi-zaciones concretas, caso en que la democracia liberal funciona tanto como

    punto de partida como de llegada. Las dos primeras variantes pueden consi-

    derarse como definiciones negativas, pues apuntan bsicamente a evitar

    la regresinhacia situaciones indeseables, las dos siguientes seran positi-vas, en tanto identifican a la consolidacin con un progresohacia un hori-zonte anhelado, y la quinta sera neutra y autorreferenciada10. Schedler

    termina su anlisis con un consejo: dejar de utilizar el concepto de consoli-

    dacin democrtica para indicar lo que a los autores les gustara que ocu-

    rriera en las nuevas democracias y retornar a la idea original de asegurar el

    nivel de democracia alcanzado contra las regresiones autoritarias. Lo ciertoes que tal consejo tiene muy pocas probabilidades de ser aceptado por las

    comunidades cientfica y poltica, y aunque lo fuera no bastara tampoco

    para solucionar la cuestin, pues el problema fundamental proviene de la

    existencia de muy variadas opiniones acerca de qu es necesario o incluso

    imprescindible para evitar las regresiones. No son pocas las voces que sostie-

    nen que el perfeccionamiento, la profundizacin y la organizacin institucio-

    nal de las democracias constituyen precisamente los medios adecuados para

    evitar las regresiones, una opinin bastante convincente, ya que el afianza-

    miento de cualquier nivel de democratizacin alcanzado resulta inimagina-

    ble sin alguna modificacin en sentido positivo, a menos que se opte poratribuir efectos estabilizantes al mero paso del tiempo.

    El estudio de esta cuestin parece haber entrado entonces en un callejn sin

    salida, del cual no ser posible salir si no se acierta a precisarprimeroenforma clara y distinta qu caractersticas distinguen una democracia conso-

    lidada de una que no lo es, para luegoidentificar los casos correspondientesen el mundo emprico, y analizarpor ltimolos procesos que los condujeron

    sustancial y a la adecuacin del comportamiento a las nuevas instituciones democrticas y

    a las reglas por ellas establecidas (Gunther/Diamandouros/Puhle, p. 3). Hoy se ha hecho

    comn la idea de que la consolidacin democrtica constituye un proceso de varias dimen-

    siones que incluye por lo menos tres componentes: institucional, actitudinal y de comporta-

    miento (Cf. Linz/Stepan, p. 5) Para un modelo de cuatro niveles vase Merkel 1995, p. 38.

    10. Cf. Schedler.

  • 7/23/2019 Sandra Carreras - 15 Anos de Laberinto Democratico NUSO

    6/18

    34NUEVASOCIEDAD 160

    a ese estado, una tarea probablemente ms adecuada a la paciencia de los

    (futuros) historiadores y/o de politlogos dispuestos a encarar la investiga-

    cin de tales fenmenos con cierta distancia temporal que al ritmo acelerado

    de los expertos polticos atados a la tirana de lo inmediato.

    Quizs por eso entre los analistas del presente se han hecho or algunas vo-

    ces que proponen tomar distancia del concepto de consolidacin en el anli-

    sis de los nuevos regmenes polticos latinoamericanos. Ante la evidencia de

    que la mayora de ellos funciona en la prctica de manera notoriamente dife-

    rente a lo que indican sus prescripciones formales, ODonnell ha considerado

    llegada la hora de abandonar la ilusin de que esos pases marchen tarde o

    temprano por la va de las democracias avanzadas. En su opinin no se esta-

    ra frente a casos de institucionalizacin incompleta sino ante la institucio-

    nalizacin de reglas informales, concretamente el clientelismo y el particula-

    rismo. A partir de este diagnstico, ODonnell propone estudiar las distintas

    formas de institucionalizacin de las poliarquas existentes con miras a iden-

    tificar distintos subtipos11. Precisamente a esa tarea se han dedicado con

    gran entusiasmo muchos politlogos en los ltimos aos, a consecuencia de

    lo cual se asiste hoy a una verdadera hiperinflacin de democracias con ad-

    jetivos. Democracia nueva, transicional, no consolidada, dbil, by default,delegativa, no liberal, excluyente, restringida, tutelada, controlada, oligrquica

    y defectuosa son apenas una mnima muestra de los ms de 550 (!) subtipos

    que se han propuesto hasta el momento12. Teniendo en cuenta que a fines de

    1995 existan en el mundo apenas 117 democracias formales y no ms de 76democracias efectivamente liberales13, resulta evidente que la fantasa de

    los tericos supera con creces los datos de la realidad, y que difcilmente pue-

    da alcanzarse claridad por esta va. La inflacin de subtipos ha trado ade-

    ms aparejado un fenmeno que hasta el momento no ha recibido la aten-

    cin que debera: la adjetivacin se emplea muchas veces para denotar

    carencias, y es aplicada a regmenes que en realidad no cubren los requisitos

    mnimos que los autores en cuestin postulan como criterios de identifica-

    cin de un rgimen democrtico. As por ejemplo, la democracia limitada, y

    la oligrquica se caracterizan por no cumplir nada menos que con el requi-

    sito de sufragio universal y libre; la democracia controlada y la de partidonico por no permitir la amplia participacin; la democracia electoral y la

    no liberal por no respetar las libertades civiles; y las democracias tuteladas

    o protegidas por no ser ms que una fachada en un sistema de poder que

    responde a otras reglas efectivas14.

    11. Cf. ODonnell.

    12. Para una revisin de los distintos subtipos de democracia, v. Collier/Levitsky 1996.

    13. Diamond, p. 26.

    14. Para un ordenamiento terico de los ejemplos mencionados, v. Collier/Levitsky 1997.

    Estos autores presentan la elaboracin de tales subtipos como una estrategia para evitar la

    sobreextensin del concepto de democracia, pero de hecho su anlisis pone en evidencia

    que varios constituyen precisamente un excelente ejemplo del conceptual stretching que

    supuestamente se buscaba evitar.

  • 7/23/2019 Sandra Carreras - 15 Anos de Laberinto Democratico NUSO

    7/18

    35NUEVASOCIEDAD 160

    En este punto est uno obligado a preguntarse qu es lo que impulsa a tan-

    tos reconocidos profesionales de las ciencias polticas a persistir en el rtulo

    de democracia para denotar situaciones que no lo son en atencin a los cri-

    terios definitorios ya de por s mnimos propuestos por ellos mismos. Si tal

    actitud responde fundamentalmente a razones ideolgicas y/o psicolgicas

    no es algo que quepa discutir aqu, pero lo que importa destacar es que ella

    se traduce en el afianzamiento de un paradigma interpretativo organizado apriorien torno a un topos que podra caracterizarse como obsesin demo-crtica. Si bien una buena parte de los anlisis es muy clara en destacar

    peligros, dificultades y dficits lo cual por lo dems les ha valido viru-

    lentas crticas de quienes se han sentido obligados a salir en defensa de la

    transicin15 lo hace casi siempre desde una perspectiva fijada al horizonte

    democrtico. De ese modo, la caracterizacin de las situaciones reales des-

    emboca casi siempre en una categorizacin por defecto. En otras palabras:

    los anlisis ms crticos se concentran en constatar qu le falta a los casos

    concretos para ser una democracia cabal, pero poco y nada nos dicen acerca

    de qu son realmente. El fin de muchos regmenes militares y el derrumbe

    espectacular de los sistemas comunistas de Europa del Este parecen haber

    provocado que muchos especialistas orientados por un simptico afn

    democratizador desviaran la vista de la enorme paleta de posibilidades de

    organizacin poltica no democrtica que se abren con la desaparicin de los

    autoritarismos y totalitarismos clsicos. Paradjicamente, eso sucede en mo-

    mentos en que una rica casustica exige ser analizada no en trminos de sus

    defectos democrticos, sino en atencin de sus reglas efectivas.

    Los comparatistas en su hora ms gloriosa

    Con su reconocida capacidad para reducir a las frmulas ms simples los

    problemas y procesos ms complejos, Huntington lanz en 1991 una idea

    que hara escuela: el mundo moderno estaba viviendo su tercera ola de

    democratizacin. Segn l, una ola de democratizacin es un conjunto de

    transiciones de un rgimen no democrtico a uno democrtico que se produ-

    cen en determinado periodo de tiempo y que superan significativamente las

    experiencias en direccin opuesta durante el mismo periodo. La primera olade democratizacin se habra registrado entre 1828 y 1926, la segunda de

    1942 a 1962, y la tercera habra comenzado en 1974 en Portugal. Huntington

    observa tambin que en el pasado se registraron dos contraolas, la primera

    entre 1922 y 1942, y la segunda entre 1958 y 1975, de lo cual se deriva que

    los aos 1922 a 1926, 1958 a 1962 y 1974 a 1975 representaran tanto una

    ola como una contraola, una afirmacin que no solo resulta muy difcil de

    aceptar a los espritus lgicos, sino que adems reduce al absurdo la defini-

    cin de ola propuesta por el autor16.

    15. Tal es el sintomtico ttulo de una publicacin colectiva editada en Alemania con la cola-

    boracin de cientficos de ese pas y de Amrica Latina (Nohlen 1995).

    16. Cf. Huntington, p. 15.

  • 7/23/2019 Sandra Carreras - 15 Anos de Laberinto Democratico NUSO

    8/18

    Pese a tales defectos, la idea de la tercera ola se ha mantenido firme. Los

    especialistas coinciden adems en que la (re)democratizacin de los pases

    latinoamericanos que se puso en marcha en la dcada del 80 se inscribe en el

    contexto de un movimiento mundial. En ese sentido, los datos les dan clara-

    mente la razn. Si en 1974 haba apenas 39 democracias formales en el mun-

    do, en 1995 el nmero de tales regmenes haba ascendido a 117. De acuerdo

    con las estimaciones de Freedom House, los pases considerados libres pa-

    saron de 42 a 76 entre 1972 y 1995 (29% y 39,7% respectivamente del total

    de Estados independientes en cada oportunidad), en tanto que la cantidad

    de regmenes parcialmente libres aument de 36 a 62 (24,8% a 32,5%)17.

    Nunca antes se les haba ofrecido a los comparatistas un campo de experi-

    mentacin tan amplio para observar el funcionamiento de la(s) democracia(s).

    No puede sorprender entonces que en los ltimos aos se haya registrado un

    fuerte aumento de las investigaciones comparativas sobre una amplia varie-

    dad de aspectos relacionados con los procesos de democratizacin en Amri-

    ca Latina y el resto del mundo. Dentro de esa categora general se ocultan,

    sin embargo, investigaciones de muy diverso tipo tanto por lo que toca a su

    metodologa como a su objeto de conocimiento.

    En primer trmino estn los trabajos que pretenden hacer honor al mtodo

    comparativo en su sentido ms estricto. En este marco no se trata de profun-

    dizar en el conocimiento de los distintos casos, sino de utilizarlos como

    sucedneos de laboratorio con el objeto de verificar o falsificar teoras, che-

    quear hiptesis o al menos responder cuestiones que los trascienden de ma-nera amplia. Justamente por eso, su valor heurstico en relacin con los pro-

    cesos latinoamericanos en s es en el mejor de los casos indirecto, aunque

    puede llegar a ser considerable si los autores encaran el tratamiento de cues-

    tiones hasta entonces no tematizadas en relacin con la regin y por lo tanto

    deban abocarse primero a la recopilacin y anlisis de datos primarios. Inne-

    cesario es decir que esta categora est representada exclusivamente por

    grandes proyectos de investigacin generados en instituciones cientficas y/o

    polticas de algunos pases de Europa occidental y sobre todo de Estados

    Unidos18. Un segundo grupo de trabajos es el de las comparaciones intra-

    rregionales que tratan determinadas cuestiones ms o menos comunes a losdistintos pases latinoamericanos en forma general, pero tambin en aten-

    cin a las peculiaridades de cada caso. Pueden abarcar casi todos los pases o

    slo un grupo escogido por lo general en atencin a criterios geogrficos (Am-

    rica Central, el Cono Sur o los Pases Andinos, por ejemplo). Tambin en este

    caso suele tratarse de proyectos relativamente grandes organizados desde el

    Norte, pero que pueden contar con la colaboracin de especialistas latinoa-

    mericanos encargados de algunos estudios individuales19. Los estudios per-

    17. Citado segn Diamond, p. 22.

    18. Como ejemplo pueden citarse entre otros la serie de ODonnell/Schmitter/Whitehead;

    Huntington; Merkel 1994; Merkel/Sandschneider/Segert; Merkel/Sandschneider 1997a y

    1997b) y otros trabajos como Linz/Valenzuela, Haggard/Kaufman, Vanhanen.

    19. Ejemplos de esta categora seran Mainwaring/ODonnell/Valenzuela; Nohlen 1995;

    Tulchin/Bernice; Mainwaring/Scully; Domnguez/Lowenthal.

  • 7/23/2019 Sandra Carreras - 15 Anos de Laberinto Democratico NUSO

    9/18

    tenecientes a este grupo varan bastante en cuanto a su metodologa. Entre

    ellos hay desde meras colecciones de artculos dispares sobre diferentes

    pases enmarcados apenas por un captulo introductorio y un resumen final,

    hasta estudios que, por su rigurosidad y aspiraciones, se acercan mucho al

    mtodo comparativo en sentido estricto pero no trascienden el rea latinoa-

    mericana e incluyen, en cambio, anlisis bastante detallados de los casos

    examinados20. La tercera categora es la de las monografas por pases. En-

    tendidas como estudios de caso, sirven tambin para corroborar o desechar

    asunciones tericas. Se destacan sin embargo por considerar el caso como

    una totalidad y no como una mera coleccin de variables. Por eso, es el tipo

    ms indicado para dar cuenta de causalidades complejas y examinar cmo

    diferentes condiciones pueden combinarse para provocar ciertos resultados,

    sin que el reconocimiento de la importancia de algunas de ellas lleve a consi-

    derar irrelevante la presencia o ausencia de otros factores o a reducirlos a la

    condicin de meras variables intervinientes21.

    Aunque en realidad es ajena al reino de los comparativistas, cabe mencionar

    por ltimo una amplia categora formada por distintos trabajos abocados a

    la descripcin preliminar de aspectos particulares del proceso poltico de un

    pas. Si bien tales informes pueden agruparse en la amplia categora de

    notas periodsticas con citas a pie de pgina, su importancia no debera ser

    subestimada por varias razones. Primero, porque generalmente reflejan, pro-

    ducen y reproducen la informacin de que disponen los actores polticos in-

    ternos y externos en una situacin determinada. Segundo, porque una bue-na descripcin puede ser mucho ms til que una mala medicin. Tercero,

    porque este tipo de informes suele constituir la base de datos para tareas

    de mayor aliento y, en consecuencia, tanto sus errores como aciertos condi-

    cionan fuertemente las conclusiones de investigaciones de mucha mayor en-

    vergadura. Por eso, si bien en tanto trabajos slo descriptivos, es improbable

    que no tengan efectos positivos inmediatos y relevantes para el progreso del

    conocimiento cientfico, sus errores pueden s tener impactos a mediano pla-

    zo negativos graves tanto en el campo poltico como en el acadmico.

    Democraciaenversus democracias deAmrica Latina

    Un defecto que, no sin cierta razn, suele reprochrsele a los estudios de caso

    y a los trabajos monogrficos en general es que exageran las particularida-

    des e ignoran los rasgos que el caso en cuestin tiene en comn con sus veci-

    nos de la regin. Simtricamente, muchos estudios regionales desatienden

    las particularidades y operan con base en supuestas caractersticas comu-

    nes que, analizadas en detalle, revelan ser una sntesis de variables que en

    tanto agregado no da cuenta de ningn caso real, cuando no generalizacio-

    20. Ejemplos a mencionar aqu seran von Haldenwang; Thibaut; Krennerich; Bendel 1996a;

    todos adems comparten el hecho de ser tesis de doctorado en Ciencias Polticas presenta-

    das en universidades alemanas.

    21. Este grupo tambin est poblado tpicamente por tesis universitarias como Birle y Wagner.

  • 7/23/2019 Sandra Carreras - 15 Anos de Laberinto Democratico NUSO

    10/18

    38NUEVASOCIEDAD 160

    nes injustificadas de ciertos rasgos de uno o varios pases a todo el subconti-

    nente22. Esta tendencia, que en lo tradicional ha sido connatural a las inves-

    tigaciones europeas y norteamericanas sobre la otra Amrica, ha superado

    hoy el generalismo y etnocentrismo exacerbados de los comienzos, pero de

    todos modos se mantiene viva. Es probable que tal persistencia resulte, en-

    tre otras cosas, de la estructura institucional de la investigacin regional

    en los pases del Norte y de la estrechez del mercado editorial sobre tales

    temas. Los objetos de estudio nunca son reflejo de supuestas caractersticas

    de la cosa en s, sino una construccin que realizan los propios investigado-

    res. Por eso, no habra en principio problema en proponerse un objeto tan

    vasto como la democracia en Amrica Latina, y por cierto hay quienes con

    mayor o menor fortuna han tratado nada menos que la democracia en el

    mundo. Expresiones tales como la consolidacin democrtica en Amrica

    Latina, el presidencialismo latinoamericano o la cultura poltica latinoa-

    mericana se han transformado en un lugar comn. Sorprende, sin embargo,

    que tales conceptos suelen aparecer en estudios que paradjicamente pre-

    sentan datos empricos que directa o indirectamente ponen en evidencia la

    falta de pertinencia de tales generalizaciones. As por ejemplo, Marta Lagos

    cree poder destilar de las encuestas de opinin los rasgos caractersticos

    de una cultura civil latinoamericana resumible en la metfora de la msca-

    ra sonriente propuesta por Octavio Paz en suLaberinto de la soledad, quienno est de ms aclararlo en esa obra se refera slo a Mxico. Al lector le

    resulta muy difcil reconstruir cmo una investigacin cuantitativa, sosteni-

    da supuestamente sobre un armazn de correlaciones numricas objetivasobtenidas en una nica medicin, logra llegar a la sorprendente conclusin

    de que ... todos los aspectos negativos de la actual situacin poltica no son

    atribuibles a la democracia; esos rasgos negativos son parte de la mscara

    sonriente que Amrica Latina lleva desde hace siglos23. Lo cierto es que los

    datos del Latinobarmetro hablan en trminos muy variables, pues los valo-

    res para los distintos pases divergen notablemente con respecto a varias

    cuestiones, de modo que contra las proposiciones de la autora el lector

    avisado saca sus propias conclusiones, confirmando una vez ms que existen

    notorias diferencias entre la situacin de Uruguay y la de Guatemala, por no

    poner ms que un ejemplo extremo24

    .

    Una alternativa a las generalizaciones arbitrarias es ordenar los distintos

    casos en torno a una o ms variables y presentar un ranking de pases. Una

    operacin clasificatoria de este tipo supone, implcita o explcitamente, un

    juicio de valor respecto de qu es lo principal y qu lo accesorio de un fen-

    meno determinado. No es casual, entonces, que las discusiones ms encendi-

    22. Cf. Menndez Carrin/Bustamante, p. 64.

    23. Lagos, p. 136.

    24. La discrepancia entre los datos presentados por la autora y sus conclusiones pareceresponder a una decisin tomada claramente de antemano: Este ensayo subraya los rasgos

    comunes dejando de lado las diferencias entre los pases por cuestiones de espacio, y conclu-

    ye que existe una cultura poltica y cvica comn que puede ser resumida en la figura de la

    mscara sonriente (Lagos, p. 127).

  • 7/23/2019 Sandra Carreras - 15 Anos de Laberinto Democratico NUSO

    11/18

    39NUEVASOCIEDAD 160

    das en los encuentros de especialistas suelan girar en torno al rango adjudi-

    cado a cada uno de los pases en las tablas comparativas. Por otra parte, la

    construccin de tales tablas no siempre significa una verdadera ganancia en

    el conocimiento. Con frecuencia provocan ms bien una prdida de informa-

    cin, ya que la focalizacin en variables aisladas destruye las configuracio-

    nes que permiten aprehender y dar sentido a la complejidad especfica de las

    situaciones individuales. Todo esto no significa que las comparaciones intra

    o transregionales carezcan de sentido. Al contrario, slo por esa va es posi-

    ble apreciar realmente las especificidades y las diferencias, y por eso pueden

    resultar muy tiles, siempre y cuando la comparabilidad y la especifici-

    dad regional no sean tomadas como un hecho, sino ms bien como cues-

    tiones a considerar dentro del diseo de la investigacin. El problema es

    entonces cmo aprehender un fenmeno tan amplio como los procesos de

    democratizacin ocurridos en Amrica Latina sin perder de vista la comple-

    jidad de cada caso. La nica posibilidad de alcanzar ese propsito, si es que

    efectivamente hay alguna, reside en un esfuerzo colectivo en el que, a dife-

    rencia de lo que ha sido uso hasta el momento, los expertos en los casos in-

    dividuales participen de forma activa desde el comienzo en el proceso de

    elaboracin del marco terico que orientar la investigacin. Slo as podra

    garantizarse que se tomen en consideracin las variables relevantes para

    cada uno de los casos, que no necesariamente sern comunes a todos ellos25.

    Es de suponer que una fuerte presencia de investigadores residentes en los

    pases latinoamericanos, que muy probablemente conozcan en detalle y en

    carne propia muchas ms facetas de su caso de estudio que las que se pue-den aprender en las muy bien surtidas bibliotecas del Norte o en breves

    estadas, tendra efectos positivos para tal empresa.

    Un proyecto de esa naturaleza tropezara con grandes dificultades financie-

    ras y de coordinacin. Hay que destacar, sin embargo, que una publicacin

    editada por Domnguez y Lowenthal ha avanzado concientemente en esa

    direccin. Para facilitar la comparabilidad, los editores les pidieron a los au-

    tores de los estudios por pases que tomaran en cuenta un conjunto de cues-

    tiones comunes para todos, tales como la naturaleza de los procesos electora-

    les, la situacin de los partidos y las instituciones polticas, las relacionesentre los poderes Ejecutivo y Legislativo, entre civiles y militares, y entre la

    Iglesia y el Estado, la vigencia del Estado de derecho y la actuacin del Po-

    der Ejecutivo, el rol de las diferentes organizaciones civiles, el impacto de la

    desigualdad socioeconmica, etc. Por otra parte, les pidieron que subrayaran

    tambin las cuestiones importantes para el pas de que se trataba, tales como

    por ejemplo el impacto de los movimientos tnicos, el narcotrfico o la co-

    rrupcin a gran escala. Por ltimo, se encargaron tambin artculos dedica-

    dos al anlisis general de ciertos aspectos centrales que pueden considerarse

    comunes a varios pases aunque no a todos. El intercambio de los informes

    25. Esta propuesta implica obviamente poner patas arriba el mtodo comparativo en senti-

    do estricto, ya que parte de la asuncin de que es posible comprender un fenmeno indivi-

    dual en sus propios trminos. A lo que se est apuntando en realidad es a la necesidad de

    entrelazar en forma fructfera las aproximaciones nomotticas con las ideogrficas.

  • 7/23/2019 Sandra Carreras - 15 Anos de Laberinto Democratico NUSO

    12/18

    40NUEVASOCIEDAD 160

    preliminares permiti a los generalistas aprovechar la informacin de los es-

    pecialistas y a stos incorporar en sus investigaciones las reflexiones ms

    generales. A tales conversaciones entre los colaboradores se debe que, ms

    all de las inevitables diferencias entre los distintos aportes particulares, el

    resultado general se destaque por su efectividad en enfocar simultneamen-

    te rasgos particulares y tendencias generales, y por su cautelosa evaluacin

    de las tendencias en marcha26.

    Investigacin amplia y estructuracin dbil

    Lo dicho en los apartados anteriores ofrece una idea de la amplitud de aproxi-

    maciones adoptadas en los ltimos aos para analizar el estado de la demo-

    cratizacin en Amrica Latina. No menos amplias han sido las cuestiones

    incluidas en esta discusin. En lneas generales puede decirse que los acen-

    tos temticos han ido a la zaga de los acontecimientos, y que pocas son las

    cuestiones que han podido ser resueltas. Ms bien los temas se han ido suce-

    diendo unos a otros en atencin a su urgencia o actualidad. El anlisis de los

    autoritarismos militares dio as paso, primero, al de los procesos de transi-

    cin y, luego, a los de consolidacin. A partir de este punto, y en lgica corres-

    pondencia con la elasticidad del concepto de consolidacin que ya se mencio-

    n ms arriba, la paleta de temas se abri como un abanico. Una primera

    lnea se concentr en las instituciones polticas, investigando las caracters-ticas formales y el funcionamiento real de las estructuras de gobierno. Se

    discutieron las ventajas y desventajas del parlamentarismo y el presidencia-lismo, y su adecuacin a la realidad de los pases latinoamericanos. Se re-

    flexion sobre las posibilidades y lmites de la ingeniera institucional, as

    como sobre la oportunidad y posibles efectos de las reformas constituciona-

    les en discusin en los distintos pases. Adems, la aceptacin del resultado

    electoral como criterio decisorio para la constitucin del gobierno impuls

    las investigaciones sobre esa temtica y el estudio de las caractersticas de

    los sistemas electorales de los pases latinoamericanos, promoviendo de paso

    un notorio desarrollo de la investigacin por encuestas27. En segundo trmi-

    no, florecieron las investigaciones sobre lospartidos y los sistemas partida-

    rios. Dado que en gran parte de los pases de la regin los aos previos sehaban caracterizado por la predominancia de otro tipo de fuerzas polticas(militares, organizaciones guerrilleras, movimientos poltico-sociales de dis-

    tinto carcter, etc.), el inters por los partidos polticos no haba sido en-

    tonces muy grande. Con el avance de los procesos de democratizacin, los

    partidos pasaron en cambio a ocupar el centro de la escena poltica, y conco-

    mitantemente de la atencin politolgica28. La toma de conciencia de que el

    retiro de los militares del gobierno o el inicio de los procesos de pacificacin

    distaban mucho de implicar abstinencia poltica o subordinacin incondicio-

    nal a las nuevas autoridades civiles hizo necesario dedicar atencin al com-

    26. Cf. Domnguez/Lowenthal.

    27. V. por ejemplo Nohlen/De Riz; Nohlen 1993; Linz/Valenzuela; Hofmeister/Thesing.

    28. V. Cavarozzi/Garretn; Mainwaring/Scully; Bendel 1996a; Merkel/Sandschneider 1997.

  • 7/23/2019 Sandra Carreras - 15 Anos de Laberinto Democratico NUSO

    13/18

    41NUEVASOCIEDAD 160

    portamiento de los militares y la evolucin de sus relaciones con el sistemapoltico29. Las dificultades que tuvieron que enfrentar los pases latinoame-ricanos en la dcada perdida de los 80, orientaron una parte importante de

    la investigacin hacia laevolucin econmica. De un primer diagnstico so-bre la profundidad y amplitud de la crisis se pas luego a la bsqueda de so-

    luciones, al estudio de las reformas implementadas por los distintos gobier-

    nos y al anlisis de sus efectos y posibles consecuencias30. En vista de que las

    maneras diversas de implementacin de las reformas econmicas, as como

    el hecho de que muchas de ellas trajeron aparejada una modificacin de los

    patrones tradicionales de relacionamiento entre el Estado y la sociedad, la

    atencin de los investigadores abarc tambin la temtica de lagobernabili-dady la reforma del Estado31.

    Una vez logrado cierto grado de estabilizacin de las economas y superadas

    las manifestaciones ms agudas de la crisis econmica, se tom nota de la

    existencia de una serie de cuestiones que podran comprometerla a largo

    plazo. Temas desde hace mucho conocidos en Amrica Latina, como la co-rrupcin, la inseguridad jurdicay la debilidad del Estado de derecho, vol-vieron a adquirir actualidad. Igualmente, la temtica de las violaciones a losderechos humanos, una cuestin que muchos polticos y politlogos quisierondar por concluida a fines de los 80, reapareci metamorfoseada en los tpicos

    de elaboracin del pasado e impunidad32. La otra antigua conocida de los la-

    tinoamericanistas, la desigualdad social, no ha perdido actualidad, pero goza

    hoy de menor atencin de la que sola concitar en pocas pasadas. La fuertepresencia del discurso economicista y del poltico-institucional tiende a re-

    ducirla a un factor ms entre los tantos a considerar a la hora de evaluar la

    evolucin econmica y los outputsdel sistema poltico33. En busca de los ac-tores y recursos necesarios para superar los problemas la mirada se volvi

    tambin hacia la difusa categora de sociedad civil. Si alguna virtud ha teni-do esta discusin es la de haber puesto sobre el tapete la enorme variedad de

    actores, algunos ya viejos conocidos y otros no tanto, que suelen agruparse

    en esa categora y las dificultades que ello provoca para la agregacin y ca-

    nalizacin de intereses, con lo cual el anlisis vuelve a entroncarse con el rol

    de los partidos, las instituciones y los dilemas de gobernabilidad34

    . Pero aquno acaban las cuestiones tratadas durante los ltimos aos. La lista incluye

    adems otras tan variadas como la cultura poltica, las campaas electora-

    les, los aspectos simblicos de la relacin entre el sistema poltico y los ciuda-

    danos, el narcotrfico, el terrorismo, la violencia estatal, la criminalidad, la

    poltica de medio ambiente, el impacto de los medios de comunicacin, etc.

    29. V. Varas; Goodman/Mendelson/Rial; Kruijt/Torres-Rivas.

    30. V. Smith/Acua/Gamarra; Wannffel; Cepal 1996; Dombois et al.

    31. V. Laurelli/Rofman; Nohlen 1991; Mayorga; Bodemer; Mols/Thesing.

    32. V. Nolte 1996 y 1998; Ambos; Pritzl.

    33. V. Cepal 1991; Contreras.

    34. V. Bendel 1996b. A ese tema estuvo dedicado en 1997 el congreso de la Asociacin Alema-

    na de Investigacin sobre Amrica Latina (Adlaf). La publicacin de las numerosas ponen-

    cias all presentadas est en preparacin.

  • 7/23/2019 Sandra Carreras - 15 Anos de Laberinto Democratico NUSO

    14/18

    42NUEVASOCIEDAD 160

    Todos los temas han sido tratados dentro y fuera de cada uno de los pases en

    forma monogrfica y/o comparativa, que ha resultado en una riqusima bi-

    bliografa, de la cual los ttulos hasta ahora citados no representan sino una

    nfima parte. En una agenda de investigacin tan amplia han intervenido

    lgicamente varias disciplinas y subdisciplinas: politlogos, economistas, so-

    cilogos, historiadores, juristas, expertos en seguridad, semilogos, cientistas

    de la comunicacin y encuestadores de distinto tipo hicieron su aporte a la

    gran discusin de la democracia en Amrica Latina35. La multitud de disci-

    plinas involucradas no se ha traducido en anlisis o proyectos inter o trans-

    disciplinarios. Los contactos entre ellas se han limitado a la asimilacin de

    conceptos y datos provenientes de otras reas al esquema propio con los con-

    secuentes equvocos. Trminos tales como ajuste estructural, transicin

    democrtica, estabilidad poltica, reforma del Estado y gobernabilidad

    estn en boca de todos sin que buena parte de los usuarios le dedique ningu-

    na reflexin a su significado genuino ni a sus connotaciones especficas en el

    marco de sus disciplinas de origen.

    Lo cierto es que hasta el momento, el resultado general est muy lejos de

    constituir un gran mosaico de formas armnicas. Se trata ms bien de una

    yuxtaposicin de cuadros de distinto tamao e intensidad que a veces se

    complementan, pero en muchas otras se contradicen mutuamente. Quien se

    atreve hoy a internarse en la gran temtica de la democratizacin de Amri-

    ca Latina, descubre a poco andar que ha ingresado en un espacio semejante

    a la biblioteca infinita de Jorge Luis Borges o, si se trata de un lector queprefiere perderse al aire libre, a su jardn de los senderos que se bifurcan.

    El ejemplo de Teseo

    Tarde o temprano, quienes conciente o inconcientemente se han metido en

    un laberinto tratarn de hallar la salida. Una posibilidad es seguir adelante

    y recorrer uno tras otro los pasadizos que vayan abrindose al avance en la

    esperanza de dar finalmente con uno que conduzca a la salida. Esa ser

    seguramente la opcin preferida por los espritus osados, quienes en su afn

    de asir por fin la democracia en Amrica Latina seguramente tropezarncon nuevas y hasta el momento inimaginadas cuestiones que atraparn su

    inters, llevndolos a internarse cada vez ms en un laberinto del cual, en

    realidad, no se sabe a ciencia cierta si tiene o no una salida. Por eso es de

    suponer que los espritus mesurados preferirn otra estrategia. Ellos segui-

    rn probablemente el ejemplo de Teseo, quien armado del hilo de Ariadna no

    tuvo empacho en desandar lo andado y logr as salir rpidamente del labe-

    rinto por el mismo sitio por el que haba entrado. En lo que hace al tema de

    35. Una ausencia notoria entre tantos cientficos sociales es la de los antroplogos, un hecho

    difcil de comprender en pases de gran heterogeneidad cultural como los andinos y varios

    de los centroamericanos. Si tal ausencia responde al desinters de los antroplogos por las

    cuestiones polticas o ms bien a la incapacidad de los especialistas polticos de integrar

    fenmenos culturales de larga data a su campo de anlisis no es una cuestin que la autora

    est en condiciones de responder.

  • 7/23/2019 Sandra Carreras - 15 Anos de Laberinto Democratico NUSO

    15/18

    43NUEVASOCIEDAD 160

    la consolidacin democrtica en Amrica Latina, eso en concreto significara

    dejar de correr tras los acontecimientos que de manera permanente generan

    nuevas preguntas en torno de una cuestin que, as planteada, resulta irre-

    soluble, pues como ha observado Robert Dahl.

    Sea cual fuera la forma que adquiera, la democracia de nuestros sucesores no ser ni podr

    ser la de nuestros predecesores. Ni tampoco tendra que serlo. Los lmites y las posibilidades

    de la democracia en un mundo que apenas podemos entrever sern con seguridad completa-

    mente diferentes de los lmites y posibilidades de la democracia en todo otro tiempo o lugar

    conocidos.36

    Quien decida mantenerse fiel a esta temtica desde una perspectiva ms

    emprica que terica, estar condenado a la observacin de procesos no con-

    cluidos, que por eso mismo no pueden todava ser explicados. La intensidad

    con que se registran ciertos sucesos inmediatos puede ocultar la importan-

    cia de otros mucho ms fundamentales pero de menor visibilidad. Como sa-ben bien los historiadores, los observadores contemporneos de fenmenos

    decisivos raras veces acertaron en su evaluacin o incluso no tuvieron si-

    quiera conciencia de las grandes transformaciones que se desarrollaban ante

    sus ojos. Por eso, quienes estn dispuestos a perseverar en la difcil empresa

    de analizar lo por venir deberan redoblar la cautela en la formulacin de sus

    juicios, y sobre todo las precauciones para no confundir los hechos con las

    interpretaciones que dan de ellos los actores intervinientes.

    Esta insistencia puesta en las dificultades no implica desconocer el valor del

    gran esfuerzo realizado hasta el momento. Hoy sabemos mucho ms que

    hace 15 aos sobre el funcionamiento poltico de las sociedades latinoameri-

    canas. El entusiasmo democrtico de los 80 ha estimulado y orientado como

    un gran faro numerosas investigaciones particulares de las que ha resultado

    un considerable aumento del conocimiento aunque tambin parece haber

    encandilado a muchos navegantes. En ese sentido es til recordar que, antes

    de salir del laberinto, Teseo debi matar al Minotauro, ese ser mitolgico

    mitad hombre mitad animal que lo habitaba. No es exagerado afirmar que el

    laberinto en que se ha transformado el debate de la democratizacin ha sido

    construido tambin en torno a una especie de hbrido mitad cientfico mitad

    poltico. En efecto, en esta discusin participan en calidad de iguales polti-

    cos, asesores, cientficos prcticos y tambin aquellos no orientados hacia la

    accin. Si en las formulaciones de los dos primeros grupos es fcil identificar

    los objetivos e intereses de sus autores, no se manifiestan en forma tan trans-

    parente en las de los cientficos, pero no por ello son menos contundentes.

    Las dos dimensiones del minotauro moderno pueden encarnarse en una sola

    persona. Es as que se ha generado una polmica estril entre autodenomi-

    nados optimistas y mal llamados pesimistas, dos rtulos que careceran de

    sentido en el marco de un debate estrictamente cientfico, en el que los fren-

    tes deberan trazarse en atencin a la pertinencia de los criterios de anlisis

    36. Dahl 1989, p. 340.

  • 7/23/2019 Sandra Carreras - 15 Anos de Laberinto Democratico NUSO

    16/18

    44NUEVASOCIEDAD 160

    propuestos y a la rigurosidad aplicada en la recopilacin e interpretacin de

    los datos.

    Finalmente, es posible que algunos lectores de esta evaluacin crtica espe-

    ren con ansiedad la presentacin de un modelo positivo, y a esta altura se

    pregunten impacientes Where is the beef?. Quien haya asociado la lectura

    de este artculo con un buen plato de carne, se ver lamentablemente desilu-

    sionado. Esta contribucin pretende ser ms bien una especie de dieta vege-

    tariana. Como bien saben los adherentes a la medicina naturista y como est

    comenzando a reconocer tambin la medicina oficial, las curas de desintoxi-

    cacin peridica que liberan al organismo de sustancias nocivas son tanto o

    ms necesarias para la conservacin de la salud que el consumo de protenas

    suficientes.

    Bibliografa

    Ambos, Kai: Straflosigkeit von Menschenrechtsverletzungen. Zur impunidad in sdame-rikanischen Lndern aus vlkerstrafrechtlicher Sicht, Friburgo, 1997.

    Bendel, Petra: Parteiensysteme in Zentralamerika. Typologien und Erklrungsfaktoren,Opladen, 1996a.

    Bendel, Petra: Parteienkrise und Zivilgesellschaft in Lateinamerika,Zum Stand der De-batte, Bonn, 1996b.

    Birle, Peter:Argentinien: Unternehmer, Staat und Demokratie, Francfort/Meno, 1995.Caldern, Fernando y Mario dos Santos: Sociedades sin atajos. Cultura, poltica y reestruc-

    turacin econmica en Amrica Latina, Buenos Aires, 1995.Cavarozzi, Marcelo y Manuel Garretn (eds.):Muerte y resurreccin. Los partidos polticos

    entre el autoritarismo y las transiciones del Cono Sur, Santiago de Chile, 1989.Cepal:Magnitud de la pobreza en Amrica Latina, Santiago de Chile, 1991.Cepal: Quince aos de desempeo econmico. Amrica Latina y el Caribe 1980-1995, Santia-

    go de Chile, 1996.

    Collier, D. y S. Levitsky: Democracy with Adjectives: Conceptual Innovation in Comparative

    Research, The Helen Kellog Institute, University of Notre Dame, 1996.

    Collier, David y Stepen Levitsky: Democracy with Adjectives. Conceptual Innovation in

    Comparative Research en World Politics49, 4/1997, pp. 430-451.Contreras, Carlos (ed.):Reforma poltica, gobernabilidad y desarrollo social, Caracas, 1996.Dahl, Robert:Polyarchy. Participation and Opposition, New Haven y Londres, 1971.Dahl, Robert:Democracy and its Critics, New Haven y Londres, 1989.

    Diamond, Larry: Is the Third Wave of Democratization over? An Empirical Assessment,The Helen Kellog Institute for International Studies, University of Notre Dame, 1997.

    Dombois, Rainer et al. (eds.):Neoliberalismus und Arbeitsbeziehungen in Lateinamerika,Francfort/Meno, 1997.

    Domnguez, Jorge y Abraham Lowenthal (eds.): Constructing Democratic Governance. LatinAmerica and the Caribbean in the 1990s, Baltimore y Londres, 1996.

    Goodman, Louis, Johanna Mendelson y Juan Rial (eds.):Los militares y la democracia. Elfuturo de las relaciones cvico-militares en Amrica Latina, Montevideo, 1990.

    Gunther, R., N. Diamandouros y H.-J. Puhle (eds.): The Politics of Democratic Consolidation.Southern Europe in Comparative Perspective, Baltimore y Londres, 1995.

    Haggard, Stephan y Robert Kaufman: The Political Economy of Democratic Transitions,Princeton University Press, 1995.

    Hofmeister, Wilhelm y Josef Thessing (eds.): Transformacin de los sistemas polticos en

    Amrica Latina, Buenos Aires, 1995.Huntington, Samuel: The Third Wave: Democratization in the Late Twentieth Century,

    University of Oklahoma Press, 1991.

    Krennerich, Michael: Wahlen und Antiregimekriege in Zentralamerika. Eine vergleichendeStudie, Opladen, 1996.

  • 7/23/2019 Sandra Carreras - 15 Anos de Laberinto Democratico NUSO

    17/18

    45NUEVASOCIEDAD 160

    Kruijt, Dirk y Edelberto Torres-Rivas (eds.):Amrica Latina: militares y sociedad, San Josde Costa Rica, 1991.

    Lagos, M.: Latin Americas Smiling Mask enJournal of Democracy8/3, 6/1997, pp. 125-138.

    Laurelli, Elsa y Alejandro Rofman (eds.): Descentralizacin del Estado. Requerimientos y

    polticas en la crisis, Buenos Aires, 1989.Lauth, Hans-Joachim: Dimensionen der Demokratie und das Konzept defekter und

    funktionierender Demokratien en Gert Pickel, Susanne Pickel y Jrg Jacobs (eds.):

    Demokratie. Entwicklungsformen und Erscheinungsbilder im interkulturellen Vergleich,Francfort/Oder, Bamberg, 1997, pp. 33-53.

    Linz, Juan y Arturo Valenzuela (eds.): The Failure of Presidential Democracy: ComparativePerspectives, Baltimore, 1994.

    Linz, J. y A. Stepan (eds.):Problems of Democratic Transition and Consolidation. SouthernEurope, South America, and Post-Communist Europe, Baltimore y Londres, 1996.

    Mainwaring, Scott y Timothy Scully: Building Democratic Institutions. Party Systems inLatin America, Stanford, 1995.

    Mainwaring, Scott, Guillermo ODonnell y Samuel Valenzuela (eds.):Issues in Democratic

    Consolidation: The New South American Democracies in Comparative Perspective, NotreDame, Indiana, 1992.Mayorga, Ren (ed.):Democracia y gobernabilidad. Amrica Latina, Caracas, 1992.Menndez Carrin, Amparo y Fernando Bustamante: Purposes and Methods of Intraregional

    Comparison en Peter Smith (ed.): Latin America in Comparative Perspective. NewApproaches to Methods and Analysis, Boulder, 1995, pp. 59-80.

    Merkel, Wolfgang: Theorien der Transformation: Die demokratische Konsolidierung pos-

    tautoritrer Gesellschaften en Klaus von Beyme y Claus Offe (eds.):Politische Theorienin der ra der Transformation, PVS-Sonderheft, 1995, pp. 31-58.

    Merkel, W. (ed.): Systemwechsel 1. Theorien, Anstze und Konzeptionen, Opladen, 1994.Merkel, Wolfgang, Eberhard Sandschneider y Dieter Segert (eds.): Systemwechsel 2. Die

    Institutionalisierung der Demokratie, Opladen, 1996.Merkel, Wolfgang y Eberhard Sandschneider (eds.): Systemwechsel 3. Parteien im

    Transformationsprozess , Opladen, 1997a.Merkel, Wolfgang y Eberhard Sandschneider (eds.): Systemwechsel 4. Die Rolle von Verbnden

    im Transformationsprozess, Opladen, 1997b.Morlino, Leonardo: Consolidamento democratico: Definizione e modeli enRevista Italiana

    di Scienza Politica16/2, 8/1986, pp. 196-238.Nohlen, D.: Mehr Demokratie in der Dritten Welt enAus Politik und Zeitgeschichte, Su-

    plemento deDas Parlament25/26, 1988, pp. 3-18.Nohlen, D. (ed.):Descentralizacin poltica y consolidacin democrtica, Caracas, 1991.Nohlen, D. (ed.):Handbuch der Wahldaten Lateinamerikas und der Karibik, Opladen, 1993.Nohlen, D. (ed.):Democracia y neocrtica en Amrica Latina. En defensa de la transicin,

    Francfort/Meno, 1995.

    Nohlen, D. y L. de Riz (eds.):Reforma institucional y cambio poltico, Buenos Aires, 1991.Nohlen, Dieter y Bernhard Thibaut: Struktur- und Entwicklungsprobleme Lateinamerikas

    en Dieter Nohlen y Franz Nuscheler (eds.):Handbuch der Dritten Welt. 2 Sdamerika,Hamburgo, 1992, pp. 13-90.

    Nolte, Detlef (ed.): Vergangenheitsbewltigung in Lateinamerika, Francfort/Meno, 1996.Nolte, D.: Der verunsicherte Jaguar. Lateinamerika zwischen wirtschaftlichem Optimismus

    und politischer Skepsis en Klaus Bodemer u.a. (ed.):Lateinamerika Jahrbuch 1997,Francfort/Meno, 1997, pp. 37-57.

    Nolte, D. (ed.):Rechtsreform und Demokratieentwicklung in Lateinamerika, Francfort, 1998.Nun, Jos: La democracia y la modernizacin, treinta aos despus en Gernimo de Sierra

    (ed.):Democracia emergente en Amrica del Sur, Mxico, 1994, pp. 35-58.ODonnell, Guillermo, Philippe Schmitter y Laurence Whitehead (eds.): Transitions from

    Authoritarian Rule: Prospects for Democracy, 4 vols., Baltimore y Londres, 1986.ODonnell, G. y P. Schmitter: Transiciones desde un gobierno autoritario. Conclusiones ten-

    tativas sobre las democracias inciertas, Buenos Aires, 1988.ODonnell, G.: Illusions about Consolidation enJournal of Democracy7/2, 4/1996, pp. 34-51.

    Pritzl, Rupert: Korruption und rent-seeking in Lateinamerika. Zur politischen konomieautoritrer politischer Systeme, Baden-Baden, 1997.

  • 7/23/2019 Sandra Carreras - 15 Anos de Laberinto Democratico NUSO

    18/18

    46NUEVASOCIEDAD 160

    Schedler, Andreas: What is Democratic Consolidation? en Journal of Democracy9/2, 4/1998, pp. 91-107.

    Smith, Willian, Carlos Acua y Eduardo Gamarra (eds.):Latin American Political Economyin the Age of Neoliberal Reform. Theoretical and Comparative Perspectives for the 1990s,New Brunswick y Londres, 1994.

    Thibaut, Bernhard: Prsidentialismus und Demokratie in Lateinamerika. Argentinien,Brasilien, Chile und Uruguay im historischen Vergleich, Opladen, 1996.

    Tulchin, J. y B. Romero: The Consolidation of Democracy in Latin America, Boulder, 1995.Vanhanen, Tatu:Prospects of Democracy. A study of 172 countries, Londres, 1997.Varas, Augusto (ed.):La autonoma militar en Amrica Latina, Caracas, 1988.Von Haldenwang, Christian:Dezentralisierung und Anpassung in Lateinamerika. Argentinien

    und Kolumbien, Mnster/Hamburgo, 1994.Wagner, Christoph: Uruguay: Unternehmer zwischen Diktatur und Demokratie. Eine Studie

    zur Politik, Wirtschaft und der politischen Rolle der Unternehmerverbnde, Francfort/Meno, 1997.

    Wannffel, Manfred (ed.):Ruptura en las relaciones laborales, Caracas, 1995.

    Estudios Interdisciplinarios de Amrica Latina y el Caribe

    1998 Tel Aviv N10

    Poltica y educacin en Amrica Latina

    Estudios Interdisciplinarios de Amrica Latina y el Caribe es una publicacin semestral en espaol,portugus e ingls de la Escuela de Historia de la Universidad de Tel Aviv, Ramat Aviv, P.O.B. 39040(69978), Israel. Fax: (972-3) 640.6229; e-mail: [email protected].

    CUADERNOS AMERICANOS

    Enero-febrero 1999 Mxico N73

    FIN Y COMIENZO DEL MILENIO. Ernesto Zedillo Ponce de Len, Convocatoria Nacional para lacelebracin del Tercer Milenio. Francisco Barns de Castro, La sociedad mexicana frente al TercerMilenio. Ernesto Garzn Valds, A propsito del multiculturalismo. Leopoldo Zea, 1898: derrota prrica.HOMENAJE A CHARLES MINGUET.Leopoldo Zea, Charles Minguet. Charles Minguet, Mi vocacinhispnica. In memoriam Charles Minguet, (Lzignan, 1925-Pars, 1998), por Thomas Gomez, BernardDarbord, Amos Segala, Jean Basti, Emmanuel Le Roy Ladurie, Jean-Paul Duviols, Madeleine Pardo,Christiane Laffite, Anne Potelet, Jeanine Potelet, Joseph M. Farr, Ren Depestre. Joseph M. Farr,Fundamentos de la presencia catalana en Amrica: 1778-1808. Jacqueline Ferreras-Savoye, El paradigma

    de la Naturaleza en el siglo XVIcastellano. Christiane Laffite, La ecologa humana en Amrica Latina,en la literatura y en los medios de comunicacin. Annie Molini-Bertrand, La cochinilla. Jeanine Potelet,En la huella de Humboldt: naturalistas, comerciantes y artistas franceses en Brasil. Hanns-Albert Steger,Estrasburgo, matriz del clasicismo alemn. Hanns-Albert Steger, Con el Rin como frontera y la fronteracomo horizonte: que la Europa de las ideas sea libre! DESDE EL MIRADOR DE CUADERNOSAMERICANOS: Csar A. Salgado, Archivos encontrados: Edgardo Rodrguez Juli o los diablejos dela historiografa criolla. Boris Berenzon Gorn,El padre Temblequede Cacalomacn a Otumba el signodel acueducto. Benjamn Salvo Aguilera, La sombra de Martn Luis Guzmn. Ricardo Szmetan,Este

    pueblo necesita(1934) de Manuel Glvez, un libro olvidado por la crtica. RESEAS: Tzvi Medin,Entre la jerarqua y la liberacin. Ortega y Gasset y Leopoldo Zea, por Marta Portal. Toms CalvoBuezas, La patria comn iberoamer icana; Valores en los jvenes espaoles, por tugueses ylatinoamericanos y Racismo y solidaridad de espaoles, portugueses y latinoamericanospor CarlosJunquera Rubio.

    Cuadernos Americanos.Revista dedicada a la discusin de temas de y sobre Amrica Latina. Suscripcinpor un ao (seis nmeros): US$125. Redaccin y Administracin: 2piso, Torre I de Humanidades,Ciudad Universitaria, 04510, Mxico, DF. Telf.: (525) 622-1902; Fax: 616-2515. Giros: Apartado Postal965 Mxico 1, DF.