Santiago no se fundó el 12 de febrero

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Santiago no se fundó el 12 de Febrero Nuevo descubrimiento de la investigación “El Secreto de la Fundación de Santiago”

Por Alexis López Tapia Director

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Los primeros cinco años de la conquista de Chile por don Pedro de Valdivia, carecen de documentos originales escritos durante ese período. Todo lo que documentalmente creemos saber desde la llegada de los conquistadores al valle del Mapocho, entre 1540 y 1544, fue básicamente escrito de memoria, con posterioridad a los hechos que se relatan.

En efecto, el llamado “Libro Becerro”, las actas de los cabildos de Santiago –cuyo original se quemó el 11 de Septiembre de 1540 junto a la naciente ciudad, y cuya primera parte fue reescrita en 15441–, así como la crónica de Jerónimo de Vivar2 –quien llegó a Santiago en enero de 1545–, e incluso las propias cartas de Pedro de Valdivia al rey, la primera fechada en agosto de ese mismo año, son escritos posteriores a los hechos que relatan.

Lo anterior ha impedido conocer documentalmente -desde fuentes originales y estrictamente contemporáneas-, gran cantidad de hechos relativos a la Fundación de Santiago, que han sido descubiertos o deducidos con mucha posterioridad a que ocurrieran, entre ellos, la existencia de una kancha3o Haukaypata4 y construcciones que formaban parte de un Centro Administrativo incásico, situado en el mismo lugar en que actualmente se encuentra la Plaza de Armas5 y sus calles aledañas, así como los detalles técnicos de los límites, trazado y medidas de la naciente ciudad.

En efecto, como señala el propio escribano Luis de Cartagena, ya al inicio de las nuevamente transcritas Actas del Cabildo de Santiago en 1544: …“se me quemó un libro en que estaban asentados los cabildos y acuerdos que vuestra señoría y mercedes habían hecho, así de la fundación de ella, como en los términos en que se le señalaron, y el repartimiento de solares y chácaras, y medida que han de tener”…

Por ello, no es de extrañar que incluso un dato tan aparentemente certero como la fecha de la fundación de la ciudad, haya sido históricamente cuestionado muchas veces: hoy se celebra el 12 de Febrero de cada año, pero…

En 1810, José Pérez García afirma en su obra “Historia natural, militar y civil y sagrada del Reino de Chile en su descubrimiento, conquista, gobierno, población, predicación evangélica, erección de catedrales y pacificación”6:

“Todos los autores convienen en que fue el año de 1541 el de la fundación de esta primera ciudad, y casi todos discuerdan en el día que se fundó. Unos quieren que fuese el doce de enero7,8 otros el diez y ocho de febrero9, algunos que fue el veinte y uno de este mes10, y los más que fue el día 2411. Uno señala el siete de marzo12, y al fin, otros, que fue el veinte y cinco de julio13.

Monstruosa variedad, que acredita se han escrito los principios de la historia del reino de Chile del archivo de la memoria, y no del de la caja de tres llaves de esta ciudad de Santiago, en que está el libro de la fundación, en el que para cortar opiniones dice14:

“A doce días del mes de febrero, año de mil e quinientos e cuarenta e un años, fundó esta ciudad, en nombre de Dios y de su bendita madre, y del apóstol Santiago, el mui magnífico señor Pedro de Valdivia, teniente de gobernador y capitán general por el muy ilustre señor Francisco Pizarro, gobernador y capitán general en las provincias del Perú por S.M. Y púsole por nombre la ciudad de Santiago del Nuevo Extremo, y a esta provincia y sus comarcanas, y aquella tierra de que S.M. fuere servido que sea una gobernación, la provincia de la Nueva Extremadura”.

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Esta declaración oficial del escribano del Cabildo, aparece ratificada por otra que, bajo juramento, hizo el mismo Luis de Cartagena a 22 de Marzo de 1550, con motivo de una solicitud suya sobre cobro de salarios impagos, en que declaró haber servido en el citado cargo de escribano del Cabildo: “desde doce de febrero del año de mil e quinientos e cuarenta e un años, que ha nueve años i un mes, i hasta el dia de hoy, e mas ocho o diez días”15

En 1905, Tomás Thayer Ojeda –uno de los investigadores más acuciosos de la época de la Conquista–, resumió las discusiones historiográficas precedentes en su rigurosa obra “Santiago durante el siglo XVI”16:

“La ciudad de Santiago del Nuevo Estremo fue fundada en Febrero de 1541. El día de su fundación no se conoce, sin embargo, con exactitud, debido a que el libro de acuerdos del Cabildo, donde se consignó el acta original que recordaba tan fausto acontecimiento, fue quemado por los indios que arrasaron la naciente ciudad, en el asalto del 11 de Septiembre de ese año”.

Habiendo regresado del Perú el teniente general Alonso de Monroy, trayendo, además de los refuerzos para continuar la conquista, un libro en blanco destinado a reemplazar al que había sido destruido, se presentó a 10 de enero de 1544 el escribano del Cabildo, Luis de Cartajena, a esa corporación pidiendo la autorización necesaria para insertar en dicho libro todos los acuerdos tomados en los años precedentes.

Previa esta autorización i asesorado por Juan de Cárdenas, secretario de gobernación, nombrado con tal objeto por el Cabildo, Cartajena procedió a rehacer todas las actas que hasta entonces había conservado escritas en fragmentos de papel, cartas viejas i cueros de ovejas, muchos de los cuales habían sido despedazados o comidos “por los perros”, i dio comienzo a su labor…”

Considerando lo anterior, y luego de revisar exhaustivamente la documentación disponible a principios del Siglo XX, Thayer Ojeda concluye señalando:

“La opinión de los historiadores coloniales [respecto de la fecha de fundación] estuvo igualmente dividida según el criterio o la fuente de información de cada cual.

Siguieron la fecha del 24 de Febrero, Antonio de Herrera, cronista de Indias17; los padres Alonso de Ovalle18, Miguel de Olivares19 i Felipe Gómez de Vidaurre20 i don Pedro de Córdova y Figueroa21.

Optaron por el día 12, Pedro Mariño de Lobera22, el padre Diego de Rosales23, José Antonio Pérez García24 i Vicente de Carballo y Goyeneche25. Esta última, seguida por los historiadores posteriores, ha sido adoptada como aniversario de la fundación de la ciudad. [Las negritas son nuestras].

Algunos autores han hecho descripciones de la fundación de la ciudad de Santiago, las cuales deben ser más o menos fantásticas, puesto que ni existe el acta original de su fundación, ni los primeros cronistas refieren al respecto ninguna noticia digna de especial mención.

Se puede sí aseverar que no es exacto que la traza primitiva fuese un rectángulo que medía ocho cuadras de norte a sur, i diez de oriente a poniente, por ser contraria a la configuración misma del terreno. Su planta fue más vasta aún, i su forma puede compararse más bien con la de un trapezoide cuyos lados paralelos, encerrando un área de menos de media legua de longitud, medían respectivamente cinco y diez cuadras”.

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Pero ¿qué señaló al respecto el propio Pedro de Valdivia?

Pues, ¡en nada menos que en 4 de sus cartas, afirmó que la ciudad se fundó el 24 de Febrero!26 Respecto de estas cartas, –doce en total–, es importante señalar que comenzaron a ser conocidas en Chile sólo a partir de 1844.

En efecto, las cinco primeras fueron encontradas en Madrid por Claudio Gay, quien las publicó en el Tomo I de Documentos de su Historia física y política de Chile (1844). Diego Barros Arana localizó tres más en Sevilla. José Toribio Medina descubrió dos más en 1884 y una tercera en 1928. Y cuando ya se suponía que el tema estaba agotado, apareció en Estados Unidos la carta número doce, que se publicó en 199127.

Veamos qué dice entonces el propio fundador de Santiago al respecto:

1) Carta de Pedro de Valdivia al Emperador Carlos V, en La Serena, a 4 de Septiembre de 1545: “Por el mes de abril del año de 1539 me dió el Marqués la provisión, y llegué a este valle de Mapocho por el fin del de 1540. Luego procuré de venir a hablar a los caciques de la tierra, y con la diligencia que puse en corrérselas, creyendo éramos cantidad de cristianos, vinieron los más de paz y nos sirvieron cinco o seis meses bien, y esto hicieron por no perder sus comidas, que las tenían en el campo, y en este tiempo nos hicieron nuestras casas de madera y paja con la traza que les dí, en un sitio donde fundé esta ciudad de Sanctiago del Nuevo Estremo, en nombre de V.M., en este dicho valle como llegué, a los 24 de hebrero de 1541”.

2) Carta de Pedro de Valdivia a Hernando Pizarro, en La Serena a 4 de Septiembre de 1545: “Aquí poblé esta cibdad en nombre de S.M., y llaméla Sanctiago del Nuevo Estremo, a XX…. de hebrero de 1541…”. [Nota de José Toribio Medina: “En el original se halla esta cifra al final de renglón, que tiene cortado el margen, a cuya causa sólo se ven las dos XX…; de donde ha procedido la lección hasta ahora corriente de que Valdivia señalase aquí el día 20 para la fundación de Santiago. Suplimos la IV, teniendo por seguro que repetiría aquí la fecha del 24 del mes, que nos consta aparece estampada en su carta de ese mismo día al Emperador”].

3) Carta a sus apoderados en la Corte, en Concepción a 15 de Octubre de 1550: “…e fundé la cibdad de Sanctiago del Nuevo Estremo, a los veinte e cuatro de hebrero del año de mil quinientos e cuarenta e uno, formando Cabildo, Justicia e Regimiento” [Las negritas son nuestras].

4) Carta al Emperador Carlos V, en Concepción a 15 de Octubre de 1550: “Pasé diez leguas adelante, e poblé en un valle que se llama Mapocho, doce leguas de la mar, la ciudad de Santiago del Nuevo Estremo, a los XXIIII de hebrero de DXLI ([1]541), formando cabildo e poniendo justicia” [Las negritas son nuestras].

De estas cuatro cartas, queremos destacar que Valdivia, aparte de indicar reiteradamente la fecha 24 de Febrero, utilizando números arábigos, romanos y además, escritos, en las dos primeras realiza una afirmación que aparece como una especie de obviedad, señalando que “fundé esta ciudad de Sanctiago del Nuevo Estremo”: “en nombre de V.M.” y “en nombre de S.M.” ¿Por qué Valdivia indica expresamente al Rey, que la ciudad se funda en “su nombre”?

Por una parte, se trata de la fórmula usual que da cuenta de que la ciudad se funda por la autoridad del Rey, no de Valdivia. Pero ¿por qué señalar lo evidente al propio rey? ¿Qué está diciendo Valdivia “entre líneas”?

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Más relevante aún, en las dos últimas cartas, señala específicamente que ese día 24 de Febrero, “formó”: “Cabildo, Justicia e Regimiento”, y “formando cabildo e poniendo justicia”.

¿Qué significa esto?

Al respecto, José Toribio Medina señala en 1929: “Dos de nuestros escritores, por cierto de los mejor preparados para estudiar el problema, don Tomas Thayer Ojeda y don Crescente Errázuriz, han imaginado que tal discrepancia de fechas en un acto de tan trascendental importancia sólo puede explicarse en la suposición de que la fecha señalada por Valdivia se refiera al día en que se puso por obra el trazado de la ciudad, y el acta al decreto y bando de fundación”28.

Esta curiosa “discrepancia” que como hemos visto ha suscitado más de una discusión a lo largo de nuestra historia, intentó ser resuelta por la imaginación de Benjamín Vicuña Mackenna que sostuvo que el día 12 de Febrero se realizó la ceremonia de Fundación y se levantó el acta, y que el día 24 tomó posesión real del sitio29 30 y se trazó la ciudad posiblemente por el alarife Pedro de Gamboa, pese a que el propio Pedro de Valdivia reiteradamente se adjudica el trazado31 –materia sobre la cual volveremos más adelante-, en todo caso, es sólo un consenso, ya que como afirma José Pérez García: “se han escrito los principios de la historia del reino de Chile del archivo de la memoria”.

Como si lo anterior fuera poco, a la primera de las crónicas escritas en Chile y seguramente la mejor de todas, la Crónica de Jerónimo de Vivar, justamente le falta el folio –es decir, la hoja- número 21, correspondiente al final del capítulo XXVII, todo el capítulo XXVIII donde precisamente debería haberse relatado la fundación de Santiago, y el principio del capítulo XXIX. Esta relevante crónica sólo fue encontrada a mediados del siglo XX, siendo publicada en Chile por el Fondo Histórico y Bibliográfico José Toribio Medina, recién en 1966.

En síntesis, incluso el acto más trascendental que dará origen a Chile, nada menos que la fundación de su ciudad Capital, está cubierto por un manto de dudas, y no existen documentos originales estrictamente contemporáneos a los hechos que lo puedan develar.

Precisado lo anterior, tradicionalmente se ha sostenido que el trazado de la planta de la ciudad fue efectuado por el alarife Pedro de Gamboa, pese a que la necesidad de sus funciones –tal como se consigna en su nombramiento por el Cabildo, el 13 de Marzo de 1541–, está orientada a la regulación de las obras públicas, “alegando que los pobladores necesitaban que sus solares y chacras tuviesen sus medidas señaladas y precisaban de una autoridad para que decidiera la forma cómo habría de repartirse el agua a “los solares y panes” y el sistema para hacer las acequias”32. No obstante, cabe destacar que: “El alarife, pues, al margen del desempeño de su trabajo como veedor, tasador, etc., no llegó a equipararse a la figura del arquitecto en cuanto a conocimiento teórico, en cuanto a capacidad de trazar y diseñar, de modo que, aunque diese algunos pasos hacia la teoría, aunque participase de estas características de buena fama, lealtad, sabiduría, etc., que le eran comunes a los arquitectos vitrubiano y albertiano, en muy contados casos llegó a asimilársele, permaneciendo inmerso en el sistema de aprendizaje propio del gremio”33.

Por ello, es necesario volver a señalar que Pedro de Valdivia –reiteradamente–, se adjudica el trazado de la ciudad, no sólo una vez, sino al menos en tres cartas diferentes34.

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Al respecto, Diego Barros Arana sostiene, sin indicar la fuente, que: “Valdivia procedió a trazar la ciudad. Un soldado español llamado Pedro de Gamboa, que en el Perú había desempeñado el oficio de alarife o director de obras, y que más tarde ensordeció y perdió un ojo peleando contra los indios de Chile, fue el colaborador de Valdivia en estos trabajos”35. [Las negritas son nuestras].

Cabe recordar que Pedro de Valdivia fue educado por el tío de su madre –que posiblemente también fue su verdadero padre36–, el clérigo Diego de Valdivia, lo que explicaría su buena educación humanística, ya que de niño vivió con él en un claustro, en La Serena de Extremadura.

Un antecedente poco conocido de la juventud de Pedro de Valdivia, es que a inicios de 1516, el Rey Fernando de Aragón, esposo de Isabel de Castilla, y abuelo del futuro rey y emperador Carlos V –que a esa fecha tenía la misma edad del futuro conquistador de Chile ya que ambos habían nacido en 1500–, pasó cerca de La Serena de Extremadura, antigua sede del Priorato de la Orden de Calatrava, en dirección al Monasterio de Guadalupe donde se reunirían los capítulos de las órdenes de Calatrava y Alcántara y, según Gerardo Larraín Valdés, habría conocido al joven Pedro de Valdivia, con quien conversó. Poco después, el Rey don Fernando le envió una carta, que el conquistador atesoró por largos años37. El Rey no alcanzó a llegar a Guadalupe, muriendo en Madrigalejo, donde redactó el testamento que posteriormente convertiría a su nieto, el príncipe Carlos, en rey de España, a unos 25 km. de Villanueva de La Serena, el miércoles 23 de Enero de 1516, día de San Idelfonso, hace ya 500 años38.

A esa educación se agregó el conocimiento que adquirió en sus viajes y guerras en Europa, donde entre otras ciudades visitó Pamplona, Luxemburgo, Flandes, Pavía, Marsella, Florencia, Roma y Milán, ciudad en la que estudió durante 2 años “el arte y ciencia de la guerra”39.

Así, “Valdivia aprendió el arte militar de los mejores maestros que existieron en el Renacimiento. Asimiló a fondo “la fortificación de campaña”, que ideara Gonzalo de Córdova; la supremacía de los infantes en el campo de batalla; la mina, que ideara Pedro Navarro; la masa de artillería que –mucho antes de Napoleón–, empleara Cristóbal Lechuga”40. Y es que, en efecto, la educación del conquistador era notoriamente superior a la de otros soldados contemporáneos, de lo que dan cuenta fehaciente sus propias cartas.

De hecho, en la carta dirigida al monarca el 4 de septiembre de 1545, Valdivia le expresó que consideraba como su función la de ser "gobernador en su real nombre para gobernar sus vasallos con autoridad y capitán para los animar en la guerra, y ser el primero en los peligros, padre para los favorecer con lo que puedo y dolerme de sus trabajos, ayudándoselos a pasar como de hijos, y amigo en conversar con ellos; zumétrico (geométrico) en trazar y poblar; alarife en hacer acequias y repartir aguas; labrador y gañán en las sementeras; mayoral y rabadán en hacer criar ganados; y, en fin, poblador, criador, sustentador, conquistador y descubridor"41.

Si bien se ha intentado presentar esta descripción como una simple exageración, sobrevaloración o magnificación de sus propios méritos, lo cierto es que esas fueron, efectivamente, sólo algunas de las labores que el conquistador efectuó personalmente, y es evidente que para muchas o la gran mayoría de ellas, debía contar con los conocimientos necesarios. En particular, es altamente destacable que expresamente señale el hecho de que ha sido “zumétrico en trazar”, indicando con ello que contaba con los conocimientos en geometría que se requieren para diseñar y trazar in situ la planta de una ciudad, sobre lo que volveremos nuevamente más adelante.

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Adicionalmente, los avanzados conocimientos militares de Pedro de Valdivia –diplomacia militar, dominio del campo de batalla, planificación, logística, táctica, estrategia, caballería, infantería, arcabuceros y particularmente, artillería– eran sumamente notables, incluso para sus propios contemporáneos de armas.

De hecho, la intervención de Valdivia en la decisiva batalla de Las Salinas, el 6 de Abril de 1538, como “Maese de Campo” de Pizarro contra Almagro –es decir, el segundo al mando después del Capitán General–, fue fundamental en la derrota de los almagristas. Esa bien ganada fama, llevó al fraile Pedro de La Gasca a exclamar –al saber que Valdivia venía a su encuentro de regreso de Chile para apoyarlo contra el rebelde Gonzalo Pizarro–, “Bien venido este capitán que vale más que los mejores ochocientos hombres que me pudieran venir”.

Finalmente, famosa es la anécdota que relata cómo, en la batalla de Xaquixaguana42, el 9 de Abril de 1548, el general Carvajal, el terrible “demonio andino” al mando de las fuerzas del rebelde Pizarro, al ver la admirable formación del ejército realista, y sin saber que su viejo amigo de las luchas en Italia se encuentra frente a él, hace un comentario histórico: “Esta distribución de tropas sólo la puede haber hecho un hombre en América: Valdivia; o es él el que está aquí, o es el mismo diablo”.

Según algunos autores43, Valdivia fue “uno de los mejores soldados y capitanes en la historia de la conquista”.

Sin embargo, y pese a que por todo lo antes señalado, Pedro de Valdivia evidentemente contaba con los conocimientos necesarios para trazar la planta del naciente poblado, además de la ayuda del alarife Pedro de Gamboa, Santiago es –hasta hoy en día-, una “ciudad desorientada”, ya que como constatamos en la investigación publicada en 2012, su planta se encuentra desviada en al menos 6° respecto del norte geográfico.

El hecho que deseamos destacar es que, teniendo un área naturalmente delimitada para trazar la planta de Santiago, por algún motivo el centro desde el cual se efectuó el trazado –la Plaza de Armas-, nunca estuvo situada en el verdadero centro físico o geométrico del área ocupada por la nueva ciudad.

¿Es este otro error de Pedro de Valdivia y de su ayudante, el alarife Pedro de Gamboa?

Al respecto, existe abundante documentación que nos ha permitido conocer la tradición de la fundación de ciudades en occidente, desde sus remotos orígenes en tiempos míticos. Al respecto, el artículo “El rito fundacional de la Ciudad”, del Doctor en Arquitectura Josep María Gràcia44 señala:

“El rito fundacional de la ciudad en Occidente, concretamente el de la tradición etrusco-latina, ha sido objeto de un importante estudio del profesor J. Rykwert45. El particular rito de fundación de la ciudad se enmarca en el ámbito más general de los ritos de construcción, que engloba la construcción de altares, templos, casas, asentamientos militares y en general cualquier ordenación del territorio por pequeña que esta sea. Las referencias más explícitas al rito fundacional de una ciudad en Occidente han llegado a nosotros a través de los etruscos, de sus herederos los romanos y de los griegos, pero todas las demás tradiciones tienen también sus ritos de construcción que no difieren en contenido los unos de los otros aunque ciertos aspectos "formales" se acomoden a las circunstancias específicas de cada lugar; desde las tradiciones extremorientales hasta las precolombinas pasando por la tradición occidental, el hecho que se persigue es esencialmente establecer en la tierra un centro a partir del cual se repite la cosmogonía, rememorando así el acto divino primordial de creación de toda la manifestación”.

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De este modo, en todas las ciudades fundadas en el período de la Conquista e incluso durante la Colonia, el trazado se realizó a partir de la Plaza de Armas, que tenía en su centro el “Rollo o Árbol de la Justicia” -también llamado y usado como “Picota”-, que además era, en términos muy prácticos, el Gnomon y eje del trazado de la ciudad.

Ese "palo y madero" que tan solemnemente se plantaba en el centro de lo que sería la plaza de armas estaba, en palabras de un escribano, destinado "para Rollo público y concejil para que sirva de arbol de justicia Real de Su Magestad".

En Lima, “desde la fundación de la ciudad estuvo en la plaza con muy poco adorno, cercada de humildes edificios, cuales eran los que al principio se hacían, con la picota en medio, como la puso su fundador el Márquez de Pizarro”46. Lo mismo en Buenos Aires, Mendoza, Cuenca, Cuzco, etc.47

Por cierto, en Santiago fue lo primero que se instaló al centro de la Plaza de Armas, y donde se realizaron las primeras ejecuciones efectuadas en Chile, para castigar a los conspiradores que pretendían asesinar a Valdivia48.

“El 10 de Agosto de 1541 se ajustició por primera vez en Santiago a un español por sentencia de las autoridades españolas. Alonso de la Chinchilla fue colgado al amanecer en un árbol que se alzaba en la ladera poniente del cerro Santa Lucía. En aquel lugar quedó su cuerpo, sacudido durante varios días por el viento invernal. Pastrana, un tal Martín Ortuño y otro conspirador fueron ahorcados a medio día en la Plaza Mayor, con aplausos de unos y lagrimones de otros. Y en que aparentemente dirigía el complot, Martín de Solier, en consideración a sus títulos de nobleza y accediendo a su propio ruego, fue degollado en la sala de adobe que servía de prisión”49.

Aquí como en muchas ciudades de América, el “Rollo o Árbol de la Justicia” –símbolo de la autoridad real, y de la categoría de villa o ciudad del poblado en que se encontraba–, mezclaba sus funciones con la “Picota”, que era el lugar de las ejecuciones y los castigos públicos. “Los primeros planos de ciudades que se conocen son un registro de los derechos adquiridos por conquista, ya que la ciudad fue un botín de guerra. Por eso, lo primero que se hacía al fundar una ciudad era ese reparto sobre un plano, siendo los siguientes pasos: alzar el rollo y árbol de justicia, nombrar a los miembros del cabildo de entre el grupo de afines al jefe de la conquista, y señalar la advocación de la iglesia mayor”50.

Cabe destacar que en España y América, el momento de mayor solemnidad en la fundación de una nueva villa o ciudad era, precisamente, el “alzamiento del rollo”. Era una ceremonia solemne, y por ello estaba preparada con antelación: se tenían preparado el agujero en el suelo, el “mundus”, así como el tronco que se allí se instalaría.

Respecto a la fundación de Santiago, se ha venido sosteniendo largamente que Pedro de Valdivia, el 24 de Febrero de 1541, habría hecho un acto similar al de la toma de posesión en Copiapó, el 24 de Octubre de 1540:

"Hizo las diligencias que en tal caso se requerían —agrega Vivar—, que son ciertas ceremonias hechas en esta forma: armado el general (Valdivia) de todas armas y su adarga embarazada en el brazo siniestro y la espada en su mano derecha y alta, cortando ramas y levantando ciertas piedras, moviéndolas de una parte a otra, diciendo en alta voz que emprendía, y emprendió, y tomaba, y tomó, posesión de aquel valle de Copiapó en nombre de su

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majestad, ansí de aquel valle e indios de él como de toda la gobernación que de allí en adelante tenían; y que si alguna persona o personas había que se lo contradijese o defendiese, que él se mataría (en duelo) con la tal persona o personas y, para efectuarlo, salió a un campo que vecino tenía a esperar al que quisiese salir, diciendo que lo defendería lo que decía con su persona y armas, a pie y a caballo, como demandárselo quisiesen. Si necesario fuese, perdería la vida en servicio de Dios y de su majestad, y pidiólo por fe y testimonio del escribano, el cual así se lo dio”51. [Las negritas son nuestras]

Sin embargo ello no sólo habría sido una redundancia inútil –jurídicamente un nuevo acto de toma de posesión habría sido nulo, porque ya se había efectuado anteriormente y se había levantado el acta correspondiente–, sino que además, no decía relación con la fundación de una ciudad, en este caso, de Santiago. Recordemos de paso, que la ceremonia de posesión no implicó la fundación de Copiapó, que se efectuó mucho después, en 1744.

Por este motivo, la ceremonia de Fundación de Santiago fue diferente a lo que se ha venido señalando, y consistió específicamente en la lectura del Acta de Fundación, la formación de la Tropa y el Cabildo, y fundamentalmente, el alzamiento del “Rollo de Justicia”, que era el Símbolo Real más importante de la nueva ciudad.

Esta acción era la culminación de toda la ceremonia, donde previamente se había plantado la cruz donde se elevaría la Catedral, se había tomado juramento a los alcaldes y regidores del Cabildo, quienes entraban inmediatamente en posesión de sus cargos, y finalmente se levantaba “un palo y madero por Rollo público”, siendo la ceremonia más importante y trascendental en la fundación de toda la ciudad, porque por este medio se representaba la jurisdicción real y municipal, siendo símbolo de la Justicia52.

Cabe destacar que para efectuar este acto se debía contar con previa autorización real, que –en el caso de Pedro de Valdivia–, le había sido concedida por Pizarro, del que el conquistador era su teniente de gobernador al momento de la Fundación.

De hecho, este es el mismo acto que, posteriormente, efectuará Francisco de Aguirre al fundar La Serena, el 26 de Agosto de 1549:

Primeramente Aguirre “tomó por sus manos el palo de la picota y lo puso en medio de la plaza, a donde se suele acostumbrar e poner en todas las demás ciudades pobladas en estos reinos, i puso la mano sobre la cruz de su espada e hizo juramento solemne, como se acostumbra hacer y como caballero hijodalgo, de sustentarla en nombre de Su Majestad y del mui ilustre señor el capitán don Pedro de Valdivia, capitán general de estos reinos por S.M.”53.

Debemos insistir en que los españoles de la época, particularmente aquellos que lideraban la conquista, en general eran sumamente rigurosos a la hora cumplir y aplicar la Ley. De hecho, si Valdivia no hubiese actuado tan rectamente en ese sentido como lo hizo, el resultado del posterior “juicio de cuentas” al que se le sometió en Perú podría haber sido muy diferente.

De allí que –al menos para nosotros–, sea claro y evidente que el terreno sobre el cual se fundó Santiago, a la llegada de los españoles se encontraba aún bajo el dominio de los incas, y no del cacique supuestamente llamado “Huelén Huala” (pato “doloroso”), es decir el cacique o “principal” “Huentén Huala” (“pato elevado”)54.

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De hecho, lo que prueban las actas del Cabildo es que ese cacique debió abandonar esos terrenos a la fundación de Santiago –probablemente porque vivía en torno al centro administrativo incásico y/o en los alrededores del “Cerro la Huaca”, actual Navia-, lo que es totalmente contradictorio con la versión de los historiadores posteriores respecto a que Valdivia le habría “permutado” sus tierras por las del Mitimae de Talagante, mismas que posteriormente motivaron un largo juicio entre Pero Gomez de don Benito –al que se le entregó la tutela del cacique y de su gente-, y Bartolomé Flores, a quien se le había concedido la encomienda de Talagante.

En término sencillos, cuando finalmente, Pero Gómez de don Benito ganó el Jucio a Flores, el Cabildo entregó el actual poblado de “El Principal”, precisamente llamado así por el “principal Guelen Guala y sus indios”55, en Pirque –donde el río Clarillo se une al río Maipo–, por orden de don Pedro de Valdivia, en compensación por las tierras que debieron abandonar al fundarse Santiago56.

Señalado lo anterior, otra consideración expresa de las ordenanzas reales, era que el plano de la ciudad y la adjudicación de propiedades, debían estar preparados antes de la fundación, independientemente de que la traza y amojonamiento de los solares se efectuase posteriormente.

Este hecho también es de suma importancia, ya que nos permite explicar por qué transcurre 1 mes entre el 13 de Diciembre de 1540 –el Solsticio de Verano (invierno en el hemisferio Norte) en calendario Juliano, y además, la fiesta del Capac Raymi en el calendario Inca–, fecha en que Valdivia contempla el emplazamiento de Santiago desde el cerro Santa Lucía invitado por el Gobernador Inca Quilicanta y los principales Caciques del Mapocho, y el 15 de Enero de 1541, en que se traslada al poblado incásico, precisamente a partir de la invitación para fundar la Ciudad sobre el Centro Administrativo y en torno a la kancha que es nuestra actual Plaza de Armas. Luego, transcurre otro mes más hasta el 12 de Febrero, donde se levanta el Acta de Fundación, y finalmente, doce días más hasta el 24 de Febrero, donde se realizó el alzamiento del Rollo y el verdadero Acto de Fundación.

En rigor entonces, podemos sostener que el acto jurídico administrativo –la Escritura del Acta de Fundación en el “Libro de Actas del Cabildo” original–, estuvo separado del Acto, Ceremonia y Ritual de la Fundación, y eso explica las diferencias de fechas que aparecen en el Libro Becerro y las cartas de Valdivia con que iniciamos nuestra investigación. Es la diferencia entre un "Acto Administrativo", en tanto declaración o manifestación de voluntad, juicio o conocimiento expresada en forma verbal o escrita, es decir el Acta; y el hecho, ceremonia o rito, que formaliza al anterior, precisamente como Acto.

Debemos destacar que, muy posteriormente a estos hechos, el 12 de Febrero de 1546, Valdivia debió anular todo lo obrado en cuanto a reparto de encomiendas, e incluso solares al momento de la Fundación, tanto porque el libro del cabildo se había quemado –y con él, el plano del reparto original de solares, asignación de chacras y de encomiendas–, como por el fracaso en obtener rápidamente nuevas tierras para encomiendas en el sur, motivada por la derrota de Quilacoya. Sin embargo, no se anularon todos los títulos, ya que algunos simplemente se ratificaron y otros se reasignaron57. “Y por remediar esto manda el dicho señor gobernador y los señores del dicho cabildo sobreseer, y desde ahora se sobreseen58 todo lo que se ha hecho desde que se comenzaron a repartir y señalar chácaras por cédulas de S.S.”59.

Es decir, lo único que se anuló fue el Acta de Fundación del 12 de Febrero de 1541, y no el Acto de Fundación, del día 24 de Febrero del mismo año. El Acta es nula, el Acto no.

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¿Por qué Santiago se fundó el 24 de Febrero?

Lo que anteriormente hemos expuesto, demuestra de modo incontestable, que Santiago se fundó en los hechos, efectiva y oficialmente, el día 24 de Febrero de 1541.

Producto de que las cartas de Pedro de Valdivia, sólo comenzaron a ser conocidas en 1844, al menos desde 1544 hasta esa fecha –es decir durante 300 años–, los primeros historiadores sólo podían recurrir como fuente escrita únicamente a las reescritas “Actas del Cabildo de Santiago”, donde efectivamente aparece el Acta de Fundación del 12 de Febrero de 1541, y se omite completamente el Acto de Fundación, realizado 12 días después.

Por ello, esa fecha terminó siendo un consenso, aceptado aunque erróneo, que se sigue celebrando como fecha de la Fundación de Santiago hasta el día de hoy.

Lo que efectivamente puede celebrarse entonces el 12 de Febrero, no es el “Acto de Fundación de Santiago”, sino la escritura del “Acta de Fundación”. Eso es lo que se celebra realmente hasta hoy.

No obstante, si nuestras actuales autoridades desean seguir celebrando la escritura del “Acta de Fundación de Santiago”, el día 12 de Febrero, están en todo su derecho, aunque debieran notar que el acta de fundación original de 1541, fue declarada nula el 12 de Abril de 1546.

En otras palabras, el 12 de Febrero se ha venido celebrando un mero Acto Administrativo, que hace 470 años fue declarado insalvablemente Nulo.

La verdadera “Fundación de Santiago” –el acto, no el acta–, se realizó el 24 de Febrero de 1541.

De hecho, el verbo fundar proviene del latín fundare, “asentar, fundar, fundamentar”, que deriva del término fundus “fondo, base o raíz sobre que se asienta una cosa, tierra en la que uno se asienta”.

Y como hemos visto, el verdadero Acto de Fundación, se cumple simbólica y jurídicamente, precisamente con la elevación del “Rollo o Árbol de Justicia”, en la Plaza de Armas, momento en el cual literalmente se “asienta la autoridad del Rey sobre el fondo o raíz de la tierra”, en la ceremonia que Pedro de Valdivia, el Cabildo y las tropas formadas, seguramente acompañadas por las autoridades incásicas y locales y los pobladores del área, fundan la ciudad, “formando Cabildo, Justicia e Regimiento”, el 24 de Febrero de 1541.

Pero ¿por qué Pedro de Valdivia decidió esperar 12 días entre la escritura del Acta de Fundación, y la realización del Acto de Fundación?

Desde la publicación de nuestra investigación original, “La sagrada función del cerro Santa Lucía y la Fundación de Santiago”, en 2012 –donde dimos a conocer que la Plaza de Armas es realmente un “Centro Astronómico” de observación de los Solsticios contra el cerro Santa Lucía en verano, y el San Cristóbal/Plomo en Invierno–, nuestra preocupación fundamental fue tratar de entender este extraño hecho, aparentemente arbitrario e inexplicable.

¿Por qué Valdivia esperó hasta el 24 de Febrero para realizar el Acto de Fundación?

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Una duda razonable es saber cómo los españoles llevaban la cuenta del Calendario. ¿Por qué no pensar que la razón de que no haya coincidencia en las fechas de fundación se deba justamente a que ningún castellano tenía claro en qué fecha estaba? ¿Podría ser que la fecha 24 de febrero fuese un acomodo de Valdivia cuando le escribe al Rey 5 años después, donde ya no importaba demasiado exactamente qué día fue?60

Para responder cabalmente estas dudas, comencemos remarcando un hecho fundamental:

Como hemos señalado, el 13 de Diciembre de 1540, por invitación de Quilicanta y los Caciques del Mapocho, Pedro de Valdivia es invitado a cruzar el río Mapocho y subir a la cumbre del cerro [del cacique] Huentén-Huala. Sabemos que fue el 13 de Diciembre, porque precisamente ese era el “Día de Santa Lucía”, es decir, del Solsticio de invierno en el hemisferio Norte y de verano en el hemisferio Sur, como documentamos ampliamente en nuestra investigación original de 201261. De hecho, el Padre jesuita Alonso de Ovalle, en su “Histórica relación del Reyno de Chile”, publicado en Roma en 1646, ya en la primera página del Capítulo I62, señala: En Chile “El mayor día del año es el de Santa Lucía, y el menor el de S. Bernabé: tienen siempre allí el Sol a la banda del norte, y las sombras a la del sur”.

Lo que nosotros descubrimos en nuestra investigación original, fue que esta fecha correspondía –en nuestro hemisferio–, al Solsticio de Verano en Calendario Juliano: “En efecto, el Solsticio de Verano es el 13 de Diciembre (±2) en el calendario Juliano, 23 (±2) en el calendario Gregoriano, y el Solsticio de Invierno es el 11 de Junio (±2) en el calendario Juliano, 21 (±1) en el Gregoriano”63.

“Cabe aquí recordar que 41 años después de la Fundación de Santiago, en 1582, cuando el papa Gregorio XIII instituyó el calendario gregoriano, el antiguo calendario juliano creado por Julio César había sido utilizado durante más de 1500 años, y las fechas del calendario se había retrasado más de una semana respecto del año solar verdadero. Por eso, en 1540 –que además fue año Bisiesto- el Solsticio ocurría el 13 de Diciembre”64.

“En general, cuando en la Historia de Chile se citan fechas anteriores a 1582, se están dando fechas julianas, y eso suele ser pasado por alto ya que en realidad no tiene mucha importancia, porque habitualmente esas fechas no dicen relación con eventos astronómicos… pero, en el caso particular de ese 13 de Diciembre de 1540, sí tiene mucha importancia. Tiene una importancia capital”65.

Comprender esto también nos permitió sostener que ese día las autoridades incásicas del valle del Mapocho, estaban celebrando el Cápac Raymi, una de las dos fiestas religiosas más importantes de los Incas, y precisamente por ello invitaron a Pedro de Valdivia ese día y no otro, a cruzar por primera vez el Mapocho y subir al cerro que desde entonces se llama Santa Lucía.

“Fue invitado ese día y no otro, porque como hemos visto, el 13 de Diciembre de 1540 –en calendario Juliano, que era en entonces en uso–, corresponde a nuestro 23 de Diciembre en nuestro actual Calendario Gregoriano: era el día del Solsticio de Verano, fiesta incásica del Capac Raymi o “Fiesta de los Caballeros”, un día absolutamente sagrado en el mundo andino, en que el cerro fue precisa y correctamente consagrado a la “Santa que porta la Luz”, Santa Lucía, precisamente la que anuncia la llegada del Solsticio.

Ese día, fue tan importante también para el propio Pedro de Valdivia, que, significativamente, construyó una Ermita a los pies del cerro, precisamente dedicada a Santa Lucía”.66

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Lo anterior es absolutamente relevante respecto de las dudas enunciadas, porque permite establecer que los españoles sabían perfectamente la fecha calendario en que se encontraban, y además, eran capaces de relacionarla con eventos astronómicos, como el Solsticio. También queda constancia de ello en la celebración de la Misa de Nochebuena, y la propia Navidad en la ermita (o la cumbre al menos), del Cerro [del cacique] Huechuraba. Pero no es lo único.

Adicionalmente y de modo fundamental, debemos tomar en cuenta el rol del Escribano Público, Luis de Cartagena, así como de los sacerdotes que venían en la expedición de Valdivia, particularmente el bachiller [abogado] Bartolomé Rodrigo González de Marmolejo, que llegaría a ser el primer Obispo de Chile.

Los Notarios o Escribanos, obligatoriamente, tenían que saber con exactitud la fecha en que se encontraban para expedir los diversos documentos que estaban bajo su control, o para cobrar sueldos atrasados como vimos:

Entre estas normativas, se indica que los documentos expedidos tienen que redactarse:

III) Escatocolo o parte conclusiva del documento con los siguientes elementos:

a) indicación de lugar y fecha cronológica (data tópica y cronológica) por la era cristiana, precedida de "Dada en la (p. ej. Villa de alcalá de Henares) a siete dias del mes de junio, año del nascimiento de Nuestro Señor Iesu-Christo de mill e quinientos e tres años"; y b) validación real (autógrafa) con la firma y rúbrica típica de la soberana: "Yo la Reyna", la autenticación de su secretario: Lope Cochillos, que suscribe y ordena la escrituración y publicación de estas disposiciones regias...”67

Señalado lo anterior, si la adjudicación de fechas a determinados sucesos hubiese sido un acto arbitrario o al menos erróneo por parte de los Escribanos, entonces toda la cronología de la primera etapa de la Conquista de América debería ponerse en duda.

Toda la evidencia señala lo contrario: el conocimiento de la fecha era obligatorio, jurídicamente relevante y vinculante no sólo para el ejercicio de la labor de Escribano, sino además, para la celebración de las diversas fiestas religiosas que tenía el calendario de la época.

Por lo anterior, se puede sostener que no sólo Luis de Cartagena debía estar al tanto de los días corridos en la expedición de Valdivia -obligatoriamente, reitero-, sino además, los religiosos que viajaron en la expedición de Pedro de Valdivia: el bachiller Bartolomé Rodrigo González de Marmolejo, O.P., que como mencionamos, llegaría a ser el primer Obispo de Chile; el padre Juan Lobo; el padre Diego Pérez; y según Claudio Gay, el fraile mercedario Antonio Rondon68, que anteriormente había viajado a Chile en la expedición de Almagro, y que actuó como guía de Valdivia; según Rosales, el licenciado Pozo69, y según otras fuentes, el sacerdote Gonzalo Yañez70.

En el caso particular de estos, además, hay que considerar que determinadas fechas ceremoniales, como la Semana Santa y Pascua de Resurrección, por ejemplo, no sólo se calculaban sobre la base del calendario civil, sino además, considerando determinados hitos astronómicos, como la primera Luna llena de la primavera boreal para el cálculo de la fecha de Pascua, o Computus71. Es decir, los religiosos no sólo debían saber la fecha civil en que se encontraban, sino además, ser capaces de relacionarla con eventos astronómicos sumamente específicos para establecer el calendario litúrgico con precisión.

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Entonces, ¿por qué Valdivia esperó hasta el 24 de Febrero para realizar el Acto de Fundación?

Señalemos primero que el 12 de Febrero de 1541 –en calendario juliano–, fue un día sábado. Es decir, un día propicio para realizar la reunión donde se levantó el Acta de Fundación en el Libro de Actas del Cabildo. Sin embargo, el 24 de Febrero de 1541 –siempre en calendario juliano–, fue un día viernes, o sea “laboral”.

¿Por qué Valdivia escogió precisamente esa fecha, ese día, para realizar el Acto de Fundación de Santiago? ¿Por qué no esperó, por ejemplo, hasta el Domingo 26 y aparte de fundar la ciudad, realizó una Misa de celebración? Toda la evidencia apunta a un solo hecho: el 24 de Febrero, necesariamente, era un día altamente significativo, al menos para Pedro de Valdivia y los fundadores de Santiago.

Nuestra búsqueda de una explicación comenzó intentando verificar si ese día se celebraba alguna festividad religiosa, si ocurría algún evento astrológico o astronómico o algo similar. Pero ninguna evidencia lo ratifica.

La única concordancia de fechas, es con el 24 de octubre de 1540, cuando encontrándose en el valle de Copiapó, Pedro de Valdivia llamó al escribano del rey que formaba parte de su hueste y "tomó posesión en nombre de su majestad" del territorio. Considerando este dato, la cronología de hechos que llevaron a la Fundación de Santiago –en calendario Juliano–, es esta:

• Domingo 24 de Octubre de 1540: acta, acto y misa de “Toma de Posesión” del territorio en Copiapó72.

• Mediados de Noviembre de 1540: Valdivia llega al valle del Mapocho y acampa a los pies del cerro [del cacique] Huechuraba, actual cerro Blanco, donde originalmente piensa en fundar la Ciudad.

• Lunes 13 de Diciembre de 1540: Solsticio de Verano. Valdivia es invitado por Quilicanta a la celebración del Cápac Raymi73 y sube a la cumbre del cerro [del cacique] Huentén-Huala74, desde donde contempla el Centro Administrativo incásico, la kancha, y la “Isla de Santiago”75. Las autoridades incásicas y locales, o al menos un cacique76, le invitan a fundar la ciudad en ese lugar77. Al respecto, el padre Diego de Rosales señala: “Aquí, con la seguridad de este cacique y con la abundancia que hallaron de comida, se recreó la gente y descansó por algunos días, hasta que pasaron al deseado valle del Mapocho, donde se aloxó en la Chimba, a la orilla del río y a la parte del norte, y queriendo hacer allí un fuerte y principio de ciudad, le salió el cacique Loncomilla, que quiere decir cabeza de oro, señor del valle del Maipo, a dar la paz, y le dixo que no poblase la Chimba, que otro mexor sitio avia de la otra vanda del río, a la parte del sur, donde los Ingas avian hecho una población, que es el lugar donde oy está la ciudad de Santiago”78.

• Viernes 24 de Diciembre de 1540: Se celebra la “Misa del Gallo”, en la pequeña ermita de Montserrat, construida sobre la cumbre del cerro [del cacique] Huechuraba, actual Cerro Blanco. Al día siguiente se celebra la Navidad.

• Sábado 15 de Enero de 1541: Valdivia y sus hombres cruzan el río Mapocho y se asientan en el Centro Administrativo incásico de la Isla de Santiago79.

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• Sábado 12 de Febrero de 1541: en el “Tambo Grande” [Kallanka], del Centro Administrativo incásico al norponiente de la kancha, se realiza el Cabildo [reunión] y redacción del Acta de Fundación de Santiago, así como el diseño del trazado de la ciudad y reparto de solares.

• Viernes 24 de Febrero de 1541: en la “Plaza Mayor” –la kancha incásica, actual Plaza de Armas–, “formando Cabildo, Justicia e Regimiento”, Pedro de Valdivia eleva el rollo o árbol de justicia al centro de la Plaza, y funda oficialmente la ciudad de Santiago de la Nueva Extremadura, “en nombre” de Su Majestad, el emperador Carlos V.

De este modo, exactamente 5 meses después de la Toma de Posesión del territorio en Copiapó, Pedro de Valdivia funda Santiago, a la que 11 años después, el 5 de Abril de 1552, el Emperador Carlos V concedió el título de Ciudad y, el Escudo de Armas que ostenta hasta el día de hoy.

Lo que ocurrió luego de la Fundación de Santiago, puede resumirse someramente en tres fechas clave:

• Domingo 8 de Mayo de 1541: Valdivia derrota a Michimalonco en su fortaleza del cerro Mercachas [“La Mesa”] en Los Andes80. Michimalonco se rinde, y entrega los lavaderos del oro del Marga Marga a Pedro de Valdivia, que envía a Gonzalo de los Ríos a Quillota.

• Agosto de 1541: El Cacique Tanjalonco81, –primo de Michimalonco–, se subleva en Quillota y derrota a Gonzalo de los Ríos, que logra escapar. En represalia, Valdivia ordena apresar a Quilicanta y los principales caciques del Mapocho como rehenes.

• Domingo 11 de Septiembre de 1541: Michimalonco y Tanjalonco atacan e incendian Santiago. Inés de Suárez salva la incipiente ciudad, decapitando a Quilicanta y los caciques prisioneros. Se quema el Libro de Actas del Cabildo.

La Historia de Chile, desde ese momento hasta 1544, se “escribió del archivo de la memoria”.

Así, a contar de 1544 en adelante, y al menos hasta 1844 cuando se encontraron las primeras Cartas de Pedro de Valdivia en España, tal como antes hemos señalado: durante 300 años, la única fuente documental –escrita–, que daba cuenta “oficial” de la fecha de fundación de la ciudad, fue el acta reescrita de memoria en 1544, por el escribano Luis de Cartagena, en el Libro de Actas del Cabildo de Santiago, el famoso “Libro Becerro”.

“Los sucesos posteriores a la Fundación de la ciudad, la destrucción de sus registros originales, el gigantesco esfuerzo por subsistir, así como el simple olvido de los detalles, determinaron que estos trascendentales hechos iniciales de nuestra historia, quedaran olvidados y completamente minimizados frente a la magnitud humana e histórica de la conquista de Chile”82.

Por este motivo fundamental, la fecha de la verdadera Fundación de Santiago, el 24 de Febrero, terminó confundida con la fecha de la escritura del Acta de Fundación, del 12 de Febrero, que es lo que erróneamente se ha venido conmemorando hasta hoy, pese a la larga discusión historiográfica al respecto.

Gracias a las Cartas del Pedro de Valdivia, hoy estamos en condiciones de corregir este error “fundamental”.

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Pero, ¿podría sostenerse que Pedro de Valdivia falseó la fecha de Fundación, en sus cartas al Emperador?

No. Toda la evidencia documental antes presentada, la comparación con otras fundaciones anteriores y posteriores, y por si fuera poco, la metodología utilizada para la redacción y envío de las cartas al Rey, indican fehaciente y consistentemente lo contrario. Valdivia no mintió, no tenía necesidad, y no podía hacerlo.

Recordemos que, en torno a las Cartas, incluso hubo burdos intentos por adjudicar su autoría nada menos que al secretario de Valdivia, Juan de Cárdenas o de Cardeña83, mismo al que sus propios contemporáneos –en las actas del “Proceso de Pedro de Valdivia”–, calificaban con estas afirmaciones: “es un hombre como charlatán”, declara Luis de Toledo84; “el dicho Cardeña es un hombre como charlatán”85, confirma Gregorio de Castañeda; y sostiene Diego García de Villalón “este testigo tiene al dicho Juan de Cardeña por charlatán y hombre vano”86.

Al respecto, Crescente Errázuriz sostiene: “Algunos han creído descubrir en estos escritos la pluma del secretario del gobernador, Juan de Cárdenas. Pensamos de distinto modo. Conocemos el carácter del personaje: presuntuoso hasta el extremo, alabancioso, mereció ser calificado de “charlatán”… En las declaraciones del secretario abundan inexactitudes; las cartas del gobernador son admirablemente exactas. Al jactancioso y al charlatán se está vislumbrando en cuanto dice Cárdenas y no se divisa a Valdivia”87. [Las negritas son nuestras]

Y para no abundar en lo evidente, citemos a Mario Ferrecio Podestá, quien sostiene en “El espistolario cronístico valdiviano y scriptorium de la conquista”88: “La producción de documentos escritos es un acto central en la empresa de la conquista; en la forma de actas, ellos otorgaban existencia legal a los diversos hechos; el prestigio de tal virtud irradiaba a todos los testimonios escritos; en la forma de cartas, ellos eran el único nexo que era posible cultivar con la autoridad reconocida, con la fuente de la gracia”…

“La confección de un documento así tiene fuertes exigencias; memorísticas: hay que recordar y recapitular lo acontecido; dosificadora: hay que determinar qué contar y cuánto; composicional: hay que enlazar la materia en forma de un discurso narrativo progresivo”…

Como hemos visto, algunos de nuestros historiadores –con o sin motivos fundados–, han intentado muchas veces minimizar la capacidad, la calidad personal, e incluso los propios logros de Pedro de Valdivia. A nuestro juicio, esos intentos históricos por menospreciar la figura del conquistador no resisten análisis, y pretender entonces que Valdivia habría intentado, “por conveniencia”, falsear la fecha en que efectuó el Acto de Fundación, simplemente es un exceso insostenible.

Lo evidente es que se trata de dos hechos diferentes, realizados en dos fechas distintas.

Reiteremos una vez más, que durante 300 años la única fuente escrita que daba cuenta de la fundación fue el “Libro Becerro”, que únicamente consigna la propia Acta, y que nada dice de la ceremonia oficial posterior. Frente a ella, tenemos el testimonio no de una, sino de cuatro cartas escritas por el propio Pedro de Valdivia, dando cuenta específica y detallada del Acto de Fundación que él mismo encabezó.

El día en que se firmó un documento eventualmente puede llegar a olvidarse, pero el día de una ceremonia oficial que se debió presidir, es simplemente inolvidable.

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Finalmente ¿qué otra autoridad mayor a la del propio fundador puede establecer la verdadera fecha de la fundación de Santiago?

¿Qué otra fuente puede ofrecer mayor certeza y tener más valor documental e histórico que las propias Cartas del Fundador, dando cuenta directa de los hechos a su Rey y Emperador?

Sin embargo, la pregunta más importante aún no ha sido respondida: ¿Por qué Valdivia fundó la ciudad de Santiago el 24 de Febrero?...

Suele suceder que las cosas obvias se dan por entendidas, y por ello, son olvidadas con el tiempo: “Y aquellos hechos que nunca debieron caer en el olvido, se perdieron en el tiempo. La historia se convirtió en leyenda, la leyenda en mito”89. Y así, durante 475 años, hemos venido celebrando la escritura de un Acta, y no el Acto de la verdadera Fundación de Santiago.

El 24 de Febrero era una fecha absolutamente relevante, no sólo para Pedro de Valdivia, sino además, para todo el Imperio Español en esa época, y lo era por al menos tres motivos fundamentales:

Primero: porque el 24 de Febrero de 1525, Carlos I de España, derrotó y apresó al Rey Francisco I de Francia en la Batalla de Pavía, en Italia, y gracias a ello pudo consolidar su título como Carlos V, Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico90. En esa batalla, el propio Pedro de Valdivia, junto a Francisco de Aguirre, combatieron por el Rey bajo el mando de Fernando de Ávalos, Marqués de Pescara. El 24 de Febrero era, entonces, una fecha personalmente memorable para Valdivia.

Segundo: y aún más relevante, 25 años antes de la batalla, el martes 24 de Febrero de 1500, había nacido en Gante, Bélgica, el propio Emperador Carlos V. Ese día, entonces, en todo el Imperio, se celebraba el cumpleaños del Emperador.

Y tercero: confirmando incuestionablemente el profundo sentido y significado de ese día, después de cuatro meses de espera, el 24 de febrero de 1530, en la Iglesia de San Petronio en Bolonia, el Papa Clemente VII coronó a Carlos como Sacro Emperador del Imperio Romano Germánico91, a petición expresa del propio Emperador92 de ser coronado el día en que cumplía 30 años93.

Para concluir, es posible que Pedro de Valdivia estuviese presente en la coronación del Emperador en Bolonia –“donde asistieron los principales nobles del Imperio, desde Castilla hasta Alemania”94–, ya que en agosto de 1428, se encontraba combatiendo en el sitio de Nápoles95, donde murió a causa de la peste bubónica, el general francés Odet de Foix, conde de Lautrec96, como señala expresamente Jerónimo de Vivar97.

Las hostilidades continuaron hasta la total derrota francesa por el ejército imperial en la Batalla de Landriano, el 21 de Junio de 152998. Las tropas españolas permanecieron en Italia, incluso con posterioridad a 153099.

Entonces, por todo lo anterior, y específicamente en consideración a esa doble celebración, Pedro de Valdivia decidió fundar oficialmente la ciudad de Santiago del Nuevo Extremo, “en nombre de Su Majestad”, precisamente el 24 de Febrero de 1541, como un verdadero regalo de cumpleaños, y permanente homenaje a la coronación de su Rey y Emperador.

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Este hecho olvidado y ahora por fin develado, es parte del “Secreto de la Fundación de Santiago”, que este año daremos a conocer ampliamente en la Segunda Temporada de nuestro programa y la nueva revista gratuita “Rutas de Nuestra Geografía Sagrada”100.

Quod erat demonstrandum XII FEBRUARIUS MMXVI

Alexis López Tapia Director

Rutas de Nuestra Geografía Sagrada

PATROCINAN

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El papa y el emperador Este grupo escultórico, de 1540, se encuentra en el palacio de gobierno de Florencia y muestra al

papa Clemente VII colocando la corona imperial sobre la cabeza de Carlos V, el 24 de Febrero de 1530. Es posible que Pedro de Valdivia hubiese asistido personalmente a la coronación.

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Notas Portada: Cuadro “La Fundación de Santiago”, de Pedro Lira. Colección Museo Histórico Nacional. 1 Transcripción del Libro Becerro del Cabildo de Santiago, Archivo Nacional de Chile: “Muy magnífico señor, magníficos y muy nobles señores. Luis de Cartagena, escribano público y de este su cabildo, parezco ante vuestra señoría y mercedes, y digo: que ya le es público, y consta como el día, que los indios de esta tierra se rebelaron y vinieron con mano armada contra esta dicha ciudad, quemaron y pusieron en término de perderse todos los cristianos que en ella estábamos y la defendimos; se me quemó un libro en que estaban asentados los cabildos y acuerdos que vuestra señoría y mercedes habían hecho, así de la fundación de ella, como en los términos en que se le señalaron, y el repartimiento de solares y chácaras, y medida que han de tener, y nombramiento de oficiales, y otras cosas tocantes y competederas (sic) al servicio de su majestad y conservación de la ciudad, vasallos y naturales de ella. Y saben así mismo, como hasta que el capitán Alonso de Monroy, teniente general de vuestra señoría, vino con el socorro de las provincias del Perú, los cabildos y los acuerdos que se hicieron, y cosas tocantes al gobierno de esta dicha ciudad, que habían de estar asentados en otro libro tal cual el que a mí se me quemó, por falta de él y de papel para lo hacer, tenía asentados los dichos cabildos en papeles y cartas viejas mensajeras, y en cueros de ovejas que se mataban, que los unos papeles de viejos se despedazaban, y los cueros me comieron muchos de ellos perros por no tener donde los guardar. E así por esto, como porque después de la venida del dicho capitán vino papel en el navío que trajo de socorros a esta tierra, pido y suplico a vuestra majestad y mercedes, que porque tengo un libro grande para asentar todo lo que se ha hecho en esta dicha ciudad después de su fundación y reedificación, y que se empezaron a hacer cabildos, mande vuestra señoría y mercedes señalar una persona, o dos, o los que fueren servidos, para que vean trasladar e asentar por orden por cada un año por sí, todo lo que se ha hecho desde el principio de este presente año de mil e quinientos e cuarenta y cuatro años; y vuestra señoría y mercedes, después de sacado en limpio y servido y visto por vuestra señoría y mercedes estar en forma y bien, interpongan su autoridad y decreto firmando en fin de cada un año los cabildos y acuerdos que parecieren en mi poder. Y en lo que pareciere haber falta, acuerden de nuevo y lo determinen, para que lo asiente en dicho libro, o pueda dar de ello fe, e haya claridad de todo. E suplico a vuestra señoría y mercedes, que este pedimento y lo que fueren servidos de responder en él, vaya puesto en la cabeza de este libro, para que yo pueda dar cuenta andando el tiempo de lo que fuere necesario saberse de él.- Luis de Cartagena”. 2 Vivar, Jerónimo de; “Crónica y relación copiosa y verdadera de los reinos de Chile”; Fondo Histórico y Bibliográfico José Toribio Medina; edición fascimilar paleografiada; Santiago, 1966. 3 La “Kancha” fue la unidad de composición arquitectónica más común del imperio Inca. Consistía en un cerco rectangular que albergaba tres o más estructuras rectangulares dispuestas simétricamente alrededor de un patio central. Las kanchas alojaban por lo general diferentes funciones ya que conformaban la unidad básica tanto de viviendas como también de templos y palacios; adicionalmente, varias kanchas podían ser agrupadas para formar las manzanas de los asentamientos incas. Un testimonio de la importancia de estas unidades de composición en la arquitectura inca es la ciudad del Cuzco, cuya parte central consistía de grandes kanchas, incluyendo el tempo del sol (Coricancha) y los palacios del Inca. Los más preservados ejemplos de kancha se encuentran en Ollantaytambo, un asentamiento inca ubicado al margen del río Urubamba. Ver Wikipedia. 4 Moyano, Ricardo; “La Luna como objeto de estudio antropológico: el ushnu y la predicción de eclipses en contextos incas del Collasuyu”. Tesis para optar al grado de doctor en arqueología. Escuela Nacional de Antropología e Historia. México, D.F. 2013. La Haukaypata es la “plaza central” de Inca. 5 Ver: Stehberg, R.; Sotomayor, G.; “Mapocho incaico”, Boletín del Museo Nacional de Historia Natural, Chile 61: 85-149 (2012). 6 Pérez García, José Antonio; “Historia natural, militar y civil y sagrada del Reino de Chile en su descubrimiento, conquista, gobierno, población, predicación evangélica, erección de catedrales y pacificación”; Colección de Historiadores de Chile y de documentos relativos a la Historia Nacional. Tomo XXII, XXIII; Santiago, Imprenta Elzeviriana, 1900. 7 Bueno, Dr. Cosme; “Descripción del Obispado de Santiago”, Lima, 1777. También señala: 25 de Febrero; 25 de Julio y 12 de Enero. Disponible en Internet. 8 14 de Febrero, según Gerónimo de Quiroga, “Compendio histórico de la Conquista y Guerras del Reyno de Chile hasta el año 1656”, p. 168, Madrid, 1789. Disponible en Internet. 9 Don Francisco de Aguirre en una oposición a encomienda el año 1668, en 30 de Diciembre. 10 Fray Bernardo de Torres, Crónica augusta del Perú, Tomo II, Libro I, Capítulo 3. 11 Don Antonio de Herrera, déc. 7, Libro I, Capítulo 4. 12 Don Antonio García, en su libro I, Capítulo 7. 13 El Doctor don Cosme Bueno, en su “Descripción del Obispado de Santiago”, Lima, 1777. 14 En el “Libro de la Fundación de la ciudad de Santiago”, a fojas 1°, en Cabildo del 12 de Febrero de 1541. 15 Colección de Historiadores de Chile, Tomo I, Actas del Cabildo de Santiago, pp. 235. 16 Thayer Ojeda, Tomás: “Santiago durante el siglo XVI: constitución de la propiedad urbana i noticias biográficas de sus primeros pobladores”. Santiago de Chile: Impr. Cervantes, 1905. Pp. 5-6 17 Herrera y Tordesillas, Antonio de; "Historia General de los hechos de los castellanos en las Islas y tierra firme del mar Océano"; Madrid: En la Impr. Real, por Juan Flmenco, 1601-1615. 4 v. Tomo IV, página 8. 18 Ovalle, Padre Alonso de; AMDG; “Historica relacion del Reyno de Chile y de las misiones y ministerios que exercita en la Compañía de Jesus”; Roma: Por Francisco Cavallo, 1646. Página 152. 19 Olivares y González, padre Miguel de; AMDG; "Historia militar, civil y sagrada de lo acaecido en la Conquista y Pacificación del Reino de Chile". Primera Parte, 1758.

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La segunda parte esta obra se encuentra casi completamente perdida, salvo por un par de capítulos, desde que le fueran arrebatados todos sus manuscritos al recalar en Lima (1767-1768). En esas circunstancias, cuando pasaba por Perú junto con los otros miembros expulsados de su congregación, el virrey Manuel de Amat y Junient ordenó que se le decomisara sus papeles. 20 Gómez de Vidaurre y Girón, padre Felipe; AMDG; “Historia geográfica, natural y civil del Reino de Chile”; manuscrito de 1789, publicado como libro en Santiago en 1889 (con introducción biográfica y notas por J. T. Medina.) 21 Córdova y Figueroa, Pedro de; “Historia de Chile: 1492-1717”. Santiago, Chile: Impr. del Ferrocarril, 1862. iv, 329 p. 22 Mariño de Lobera, Pedro; “Crónica del Reino de Chile”, Colección de historiadores de Chile y de documentos relativos a la historia nacional. Santiago: Impr. del Ferrocarril, 1861- . 49 v. Tomo VI. 23 Rosales, padre Diego de; AMDG; “Historia general del reino de Chile. Flandes Indiano”, 1674, fue publicada por primera vez por Benjamín Vicuña Mackenna en tres tomos entre 1877 y 1878. Valparaíso, Imprenta El Mercurio. 24 Pérez García, José Antonio. Op. Cit. 25 Carvallo y Goyeneche, Vicente de; “Descripción Histórico-Geográfica del Reino de Chile”, Colección de historiadores de Chile y de documentos relativos a la historia nacional. Santiago: Impr. del Ferrocarril, 1861- . 49 v. Tomo VIII, IX y X. 26 “Colección de Historiadores de Chile y documentos relativos a la historia nacional”. Tomo I. Cartas de Pedro de Valdivia al Emperador Carlos V, Primer Libro de Actas del Cabildo de Santiago, (1541 a 1557). Imprenta del Ferrocarril. Santiago, 1861. Pp. 602-603.: 27 “Cartas de Don Pedro de Valdivia que tratan del descubrimiento y conquista de la Nueva Extremadura”; presentación de Juan Carlos Rodríguez Ibarra; prólogo e iconografía de Miguel Rojas-Mix; transcripción y notas de Mario Ferreccio Podestà; Barcelona : Lumen, 1991. 28 Medina, José Toribio; “Cartas de Pedro de Valdivia”, Sevilla, 1929; Carta al Emperador Carlos V, 4 de Septiembre 1545; pp. 15. Nota 19. 29 Según –literalmente- “imagina” Vicuña Mackenna, en “Historia Crítica y Social de la Ciudad de Santiago”, pp. 24. 30 Aunque según otros autores, como Tomás Thayer Ojeda y Crescente Errázuriz, esta fecha (24 de Febrero) puede señalar el día en que se iniciaron las obras de construcción de la ciudad. 31 Carta al Emperador Carlos V, 4 de Septiembre de 1545: “y en este tiempo nos hicieron nuestras casas de madera y paja con la traza que les di, en un sitio donde fundé esta cibdad de Sanctiago”. Carta a Hernando Pizarro, 4 de Septiembre de 1545: “…que me hiciesen casas primeramente para Santa María y para los cristianos que conmigo venían y para mí; y así las hicieron en la traza que les señalé”. Carta al Emperador Carlos V, 15 de Octubre de 1550: "Yo repartí esta tierra, como poblé la ciudad de Santiago". 32 De Ramón, Armando; “Santiago de Chile, 1541-1991: Historia de una Sociedad Urbana”, Madrid, Editorial MAPFRE, 1992 , 342 pgs. 33 “Los Alarifes en los oficios de la construcción (siglos XV-XVIII)”; Disponible en Internet. 34 Colección de Historiadores de Chile, Tomo I, Actas del Cabildo de Santiago, pp. 235. 35 Barros Arana. Diego; "Historia general de Chile", Tomo I, pp. 178, op. Cit. 36 Larraín Valdés, Gerardo; “Historia de Chile”, Tomo II, pp. 22, op. Cit. 37 Ibíd. T. II, pp. 31. – Larraín Valdés señala erradamente que este hecho ocurrió en 1517, a los 17 años de edad de Pedro de Valdivia. Para entonces, el rey había muerto. 38 Rubio Calzón, Ubaldo; “Fechas es que estuvo en Madrigalejo el rey Don Fernando V, el Católico, y Documentos que firmó”; Disponible en Internet. 39 Ibíd. 40 Larraín Valdés, Gerardo; Op. Cit. T. II, pp. 51. 41 Valdivia, Pedro de; “Carta al rey del 4 de septiembre de 1545”, op. Cit. Este párrafo, a su vez, fue destacado por Carlos Keller en “La Idea Imperial en Pedro de Valdivia”. 42 También “Jaquijahuana”. 43 Larraín Valdés, Gerardo; Op. Cit. Pp. 361. 44 Gràcia Bonamusa, Josep M.; “El Rito fundacional de la Ciudad”, op. Cit. 45 Rykwert, Joseph; “The Idea of the Town”, Faber and Faber Ltd., Londres, 1976. Existe ed. en castellano en Ed. Herman Blume, col. Biblioteca básica de Arquitectura, Madrid 1985. 46 18 de Enero de 1535; Fundación de la Ciudad de Lima. 47 Ferrer González, María José; “Rollos y Picotas en la Provincia de Guadalajara”; disponible en Internet. 48 “El jefe de la conspiración era don Martín de Solier, caballero noble de Córdoba, y uno de los regidores de Santiago que dos meses antes habían desplegado tanto empeño en elevar a Valdivia al rango de gobernador. Sus principales cómplices eran Antonio de Pastrana, el mismo procurador de ciudad, que había escrito los premiosos requerimientos para que Valdivia aceptase el cargo de Gobernador, un yerno de Pastrana llamado Alonso de Chinchilla y otros tres individuos de menor importancia. De los documentos que nos quedan, todos ellos emanados de Valdivia y de sus amigos, aparece que el plan de los conspiradores era dar muerte al Gobernador, apoderarse del buque que hacía construir y dirigirse al Perú”. Barros Arana, op. Cit. 49 Larraín Valdés, Gerardo; op. Cit. Tomo II, p. 188. 50 Padilla Aguilar, María Teresa (Lic. Hist.); “Como aparecieron las ciudades del Nuevo Mundo”; op. Cit. 51 Vivar, Op. Cit. p. 19. 52 Ferrer González, María José; op. Cit. p. 116. 53 Ver: Thayer Ojeda, “Las antiguas ciudades de Chile”, op, cit. p. 209 54 López Tapia, Alexis; “La sagrada función del cerro Santa Lucía y la Fundación de Santiago”, Santiago 2012. 55 "Caciques Principales" o Señores, que representan a toda la encomienda, se les reconoce las eximiciones y privilegios establecidos en las diversas Tasas y leyes de naturales; disponen de tierras propias y de las comunales, abarcando valles enteros (P. ej. Purutún, Limache) en especial cuando se trata de ventas a los españoles. Poseen muchas tierras hereditarias ubicadas discontinuamente, en diversos ambientes naturales, con variados recursos: en valles alejados (Quilpué), en el sector costero, explotación de salinas, etc.

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Disponen de suficientes bienes materiales muebles y ganados, lo que les permitía asumir un status alto y de privilegio ante los demás naturales y los propios españoles, especialmente los más pobres y no encomenderos. Frente a ellos los españoles distinguían a los “Caciques menores”, de parcialidades pequeñas o más alejadas, denominados "principalejos"; aparecen subordinados a los Principales, al parecer desde tiempos prehispánicos o incaicos. 56 López Tapia, Alexis; ¿Por qué el cerro Santa Lucía no se llama “Welén”?, carta abierta publicada en Internet, en el Portal de Radio Bio Bio; 10-10-2014. 57 Ver: Thayer Ojeda, “Las antiguas ciudades de Chile”, op, cit. p. 1 – Cita a “Col. Historiadores de Chile”, Tomo I, pp. 602-603. 58 Sobreseer proviene del latín supersedere, "desistir de la pretensión que se tenía". En términos jurídicos, es cesar en el cumplimiento de una obligación. 59 “Colección de Historiadores de Chile y documentos relativos a la historia nacional”. Tomo I. Cartas de Pedro de Valdivia al Emperador Carlos V, Primer Libro de Actas del Cabildo de Santiago, (1541 a 1557). Imprenta del Ferrocarril. Santiago, 1861. Pp. 602-603. Nota: Al momento de redactar este trabajo, la página 602 de la versión digital de esta obra disponible en "Memoria Chilena", era ilegible por un problema de digitalización. Agradecemos al personal de la Sala Medina, de la Biblioteca Nacional, permitirnos consultar el original que transcribimos aquí:

"Las dos hojas que siguen no tienen lugar en el discurso de este libro, por cuyo motivo se pusieron aquí. Sepan todos los vecinos y moradores de esta ciudad de Santiago del Nuevo Extremo, que cuando el mui magnífico señor Pedro de Valdivia, electo

gobernador y capitán jeneral en nombre de S.M., salió de esta ciudad para ir a descubrir y poblar la provincia de Arauco, dejó órdenes al cabildo de ella, diese y repartiese chácaras y caballerías a las personas que acá quedaban, y algunas de las que con S.S. iban al dicho descubrimiento; y esto hizo S.S., creyendo poblaría en aquella tierra una ciudad, y la podría sustentar con la jente que llevaba, hasta que le fuese socorro; y siendo así, y dando a ella indios de depósito y sus solares y caballerías, a los que entonces iban con S.S., y a los que en esta ciudad dejaba sin de comer para la sustentación de ella, habría acá tierras donde pudiesen darse los vecinos buenas chácaras y caballerías, como es uso, y tendrían el agua que les bastase para las regar.

Y llegado S.S. [a] aquella tierra, y descubriéndola, como la descubrió, viendo la mucha pujanza de los indios y los pocos cristianos que llevaba para poder poblar y sustentar, siendo suplicado, importunado y requerido de toda la jente, diese la vuelta a esta ciudad, hasta que con más pujanza, sabiendo la que ya era menester para poblar y sustentar, tornase S.S. a ir, y él viendo convenía así al servicio de S.M. y pro de sus vasallos y de la conquista de toda la tierra, dió la vuelta con todos ellos a esta dicha ciudad, y llegado a ella, vió que las dichas chácaras y sementeras había y se esperaba haber inconvenientes, y de estos resultarían agravios, porque los que acá quedaron y algunos de los que fueron, tienen mucha cantidad de tierras para sembrar, suertes de agua para la regar, y los más no tienen de esta manera dónde poder sembrar y sustentar.

Y por remediar esto manda el dicho señor gobernador y los señores del dicho cabildo sobreseer, y desde ahora sobreseen todo lo que se ha hecho desde que se comenzaron a repartir y señalar chácaras por cédulas de S.S., refrendadas de Juan de Cardeña, escribano mayor del juzgado, y acuerdo de cabildo sobre ellas; y quieren y mandan, por convenir así al servicio de S.M. y conservación de sus vasallos y de la tierra, para que, como dicho es, se sustenten los caballeros y jentiles hombres que acá estaban, y los que vinieron al socorro de esta ciudad, sin contiendas ni enojos, que todos tengan sus chácaras como las tenían hasta aquí, y suertes de tierras, y siembren como solían sembrar, y se les den sus aguas. Otrosí mandan, que ninguna persona pueda vender ni enajenar la chácara o estancia que tuviere, si no fuere yéndose de esta tierra, o en caso de fallecimiento, que las puedan dejar a sus herederos como bienes propios ganados por sus servicios. Manda se apregone públicamente, porque venga a noticia de todos y ninguno pretenda ignorancia.

Fiman: - Pedro de Valdivia. - Rodrigo de Araya. - Juan Fernández Alderete - Francisco de Villagra. - Por mandado de S.S. y mercedes, Luis de Cartagena, escribano público.

En la ciudad de Santiago del Nuevo Extremo, a doce días del mes de abril de mil y quinientos y cuarenta y seis años, se apregonó públicamente lo arriba contenido, en presencia de mucha jente, siendo testigos Francisco Miñez, y Juan de Cardeña, y Diego Pérez, vecinos de esta ciudad. Luis de Cartagena, escribano público".

60 Stehberg, Rubén; Comunicación Personal - Agradecemos al Dr. Rubén Stehberg, Jefe del Área de Antropología del Museo Nacional de Historia Natural, realizar estas preguntas que nos permitieron aclarar este punto como se expone a continuación. 61 López Tapia, Alexis; “La sagrada función del cerro Santa Lucía y la fundación de Santiago”, pp. 70-71. 62 Ovalle, padre Alonso de; op. Cit., Cap. I. Página 1. 63 La diferencia de días respecto del Solsticio varía en (±2) para el Juliano, respecto de (±1) para el Gregoriano, debido a que el retraso del antiguo calendario no era exacto, siendo de aproximadamente 1 día cada 300 años. 64 La Tierra tiene dos componentes de movimiento principales. El primero es el giro en su eje rotacional; un giro completo tarda un día en completarse. El segundo, es la órbita alrededor del Sol; una rotación orbital tarda un año en completarse. Normalmente hay 365 días en un año, según el calendario, pero resulta que un año auténtico (es decir, una órbita completa de la Tierra alrededor del Sol, también llamado un año tropical) es un poco más largo que los 365 días. En otras palabras, en el tiempo que la Tierra completa un ciclo orbital rota sobre su eje 365,24219 veces. No se sorprenda por esto; no hay razón para pretender que los movimientos rotatorios y orbitales de la Tierra estén sincronizados. Sin embargo, esto hace que el calendario sea un poco más complicado. ¿Qué ocurriría si se ignorasen las 0,24219 rotaciones adicionales al final del año, y simplemente se definiese el calendario con los 365 días? El calendario es básicamente una representación sobre el papel del progreso de la Tierra alrededor del Sol. Si ignoramos ese excedente de día al final de cada año, con el tiempo el calendario se iría retrasando con respecto a la posición de la Tierra alrededor del Sol. En unas pocas décadas, las fechas de los solsticios y los equinoccios se habrían desplazado notablemente., como había ocurrido en 1540. De hecho, en una época todos los años tenían 365,0 días, y como resultado el calendario se «desplazó». En el año 46 antes de Cristo, Julio César estableció el calendario juliano, que incorporaba los primeros años bisiestos de la historia. Se decretó que uno de cada cuatro años tendría 366 días, de forma que la duración de un año era de 365,25 días de media. Así se resolvió básicamente el problema del desplazamiento del calendario. Sin embargo, el problema no quedaba completamente resuelto con el calendario juliano, ya que la longitud de un año tropical no es de 365,25 días, sino de 365,24219 días. Así que aún existe un problema de desplazamiento, aunque tarda muchos siglos en hacerse evidente. Por lo tanto, en 1582, el papa Gregorio XIII instituyó el calendario gregoriano, que era más o menos igual al juliano, pero con otro truco añadido para los años bisiestos: los años que marcan los siglos (aquellos que acaban en «00») solo son bisiestos si además son divisibles por 400. Así, los años 1700, 1800 y 1900 no fueron bisiestos (aunque lo habrían sido según el calendario juliano), y el 2000 sí fue bisiesto.

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Este cambio hace que la longitud media de un año sea de 365,2425 días. De este modo, aunque aún queda un pequeño resto de desplazamiento, el error será de solo 3 días cada 10.000 años. El calendario gregoriano se utiliza hoy en día como calendario normal en la mayor parte del mundo. 65 López Tapia, Alexis; “La sagrada función del cerro Santa Lucía y la Fundación de Santiago”, Santiago 2012. Pp. 71. 66 López Tapia, Alexis; Carta Abierta: “¿Por qué el cerro Santa Lucía no se llama “Welén”. Disponible en Internet en el portal de Radio Bio Bio. 67 Riesco Terrero, Ángel; catedrático de “Paleografía y Diplomática” Universidad Complutense de Madrid. “El Notariado castellano bajomedieval (Siglos XIV-XV): Historia de esta institución y de la producción documental de los Notarios hasta el Reinado de Isabel I de Castilla”. Disponible en Internet. 68 Gay, Claudio; “Historia de Chile”, Tomo I, pp. 126. 69 Rosales, padre Diego de; “Historia General de el Reyno de Chile, Flandes Indiano”. Imprenta El Mercurio, Valparaíso 1877. Pp. 374. 70 Universidad de Chile. Fuentes documentales y bibliográficas para el estudio de la Historia de Chile: “Carta de Pedro de Valdivia al Emperador Carlos V, 4 de Septiembre de 1545”. Disponible en internet. 71 El Computus es el cálculo de la fecha de Pascua por la Iglesia Católica. La Pascua ha de caer en domingo. Este domingo ha de ser el siguiente al plenilunio pascual (la primera luna llena de la primavera boreal). Si esta fecha cayese en domingo, la Pascua se trasladará al domingo siguiente para evitar la coincidencia con la Pascua judía. Ver Wikipedia. 72 Vivar, op. Cit. p. 19. 73 El Cápac Raymi (en quechua, Qhapaq Raymi) era una fiesta religiosa prehispánica en honor al Sol que se llevaba a cabo en el mes de diciembre, donde se realizaban sacrificios de animales, se bebía chicha de jora, se mascaba coca y se bailaba. Corresponde al primer mes del calendario inca. 74 López Tapia, Alexis; “La sagrada función del cerro Santa Lucía y la Fundación de Santiago”, Santiago 2012. 75 Frías Valenzuela, Francisco; “Manual de Historia de Chile”; Ed. Zig Zag; 9ª Edición, Santiago, 1993. Pp. 87, “Fundación de Santiago del Nuevo Extremo (12 de Febrero de 1541), párrafo 2 [SIC].” – El concepto de “Isla de Santiago”, ha sido utilizado por numerosos autores para referirse al triángulo terrestre bordeado por el Río Mapocho; la Cañada, actual Alameda y la actual Avenida Brasil, que durante la colonia era la “Quebrada de Saravia”, lugar por donde el río desbordaba hacia el sur durante sus periódicas crecidas. De este modo, al menos durante los inviernos lluviosos, efectivamente el área fundacional de Santiago quedaba convertida en una verdadera Isla, y las actuales calles Rosas y San Pablo –cajas o brazos secos del río-, igualmente se inundaban. Como señalamos en nuestra investigación de 2012, el área de la Plaza de Armas es el sector más elevado al centro de la Cuenca de Santiago, junto al cerro Santa Lucía. También utiliza y explica el concepto, Tomás Thayer Ojeda en “Santiago durante el siglo XVI”. 76 Mariño de Lobera, Op. Cit.., cap. X 77 Vivar, Op. Cit., Cap. XVII 78 Rosales, padre Diego de; “Historia General de el Reyno de Chile, Flandes Indiano”. Imprenta El Mercurio, Valparaíso 1877, pp. 383. 79 Mariño de Lobera, Op. Cit.., cap. X 80 Coros Vilca, Carlos; “El fuerte de Michimalonco y la batalla contra Pedro de Valdivia”, Revista Chaski del Museo Arqueológico de Los Andes, 2001. 81 Tanjalonko: Cacique principal, Señor de la mitad inferior del Valle de Chile en 1541, según los cronistas Vivar y Mariño de Lobera. En ese año encabezó en Quillota la oposición al dominio español junto a Chingaymanque, desde el pucará del valle, en un lugar montañoso. Tuvo responsabilidad en el primer asalto a los lavaderos de oro de Marga-Marga y la destrucción del bergantín que se construía. Desde antes de la llegada de Almagro había unido sus fuerzas con las de Michimalonko, señor del valle del alto Aconcagua, para desalojar las fuerzas del Inca del área de Quillota y Aconcagua, que debieron replegarse a la cuenca del Mapocho. Entre Marzo-Abril de 1542, luego de construida la casa fuerte de Quillota (situada en Limache), es enviado como rehén a Santiago, donde en castigo por su alzamiento, Valdivia ordenó que le cortasen los pies por la mitad, enviándolo después de regreso a sus tierras. Vivar declara que era señor del área donde estaba emplazada la casa fuerte de Quillota, esto es el actual valle de Limache. En 1555 es mencionado como cacique principal de Quillota al ser encomendado en Vicencio del Monte. La última vez que se le menciona, como señor del valle, es 1561. Debe de haber fallecido por 1564 ,ya que ese año su hijo Pedro Guelguelquelen aparece como cacique principal de la encomienda.(Vivar 1558, Mariño de Lobera, CDIHCH T. 11) 82 López Tapia, Alexis; Op. Cit. Pp. 114. 83 Barros Arana, Diego; “Historia general de Chile”; Santiago, Rafael Jover, II; 1884. 84 Barros Arana, Diego; “Proceso de Pedro de Valdivia y otros documentos inéditos concernientes a este conquistador”, Santiago; 1973. Pp. 85. 85 Ibíd. Pp. 98. 86 Ibíd. Pp. 113. 87 Errázuriz, Crescente; “Historia de Chile. Pedro de Valdivia”; Santiago, Imprenta Cervantes, II, 1912. 88 Ferrecio Podestá, Mario; “El epistolario cronístico valdiviano y el scriptorium de conquista”, 1a. ed. Barcelona: Lumen, 1991. 291 p.; Pp. 42. 89 Tolkien, J.R.R., “El Señor de los Anillos”, Libro Primero, “La Comunidad del Anillo”, Círculo de Lectores, Barcelona, 1991. 90 En el primer tercio del siglo XVI, Francia se veía rodeada por las posesiones de Carlos I de España. Esto, unido a la obtención del título de Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico por parte del borgoñón (1519), puso a la monarquía francesa contra las cuerdas. Francisco I de Francia, que también había optado al título, vio la posibilidad de una compensación anexionándose un territorio en litigio: el ducado de Milán, más conocido como Milanesado. A partir de ahí, se desarrollaría una serie de contiendas de 1521 al 1524 entre la corona Habsburgo de Carlos V y la corona francesa de la Casa de Valois. 91 En realidad, Carlos V era emperador desde hacía once años. En 1519, a la muerte de su abuelo Maximiliano I, fue elegido como su sucesor por los siete grandes electores del Sacro Imperio Romano Germánico. Las intrigas de sus enemigos –desde los reyes de Inglaterra y Francia hasta el papa del momento, el Médicis León X, y otros príncipes alemanes– no pudieron nada frente a los 800.000 florines con los que los ministros de Carlos sobornaron a los electores. El 28 de junio de 1519, reunidos los Príncipes Electores en Frankfurt, eligieron por unanimidad a Carlos de Gante, archiduque de Austria, como nuevo emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Carlos I pasaría a ser conocido desde entonces como Carlos V, aunque sería coronado como tal sólo 11 años después. “Carlos I. Rey de España y Carlos V. Emperador de Alemania (1500-1558)”. Disponible en Internet. 92 Palos, Joan-Lluis; “La Coronación del Emperador Carlos V”; “Grandes Reportajes”, National Geographic España; disponible en Internet. 93 En octubre de 1520 Carlos V había sido coronado en Aquisgrán, pero aún le faltaba recibir otras dos coronas, en esta ocasión de manos del Papa, por un lado la corona de hierro de Lombardía y por otro la definitiva corona imperial que le convirtiera en Emperador con todos los derechos incluido el de nombrar a su sucesor. Carlos V recibió la corona lombarda el 22 de febrero de 1530 y dos días más tarde, el 24 de Febrero, coincidiendo con su cumpleaños, la corona imperial. El ceremonial de la coronación fue espectacular, a la ceremonia asistieron los principales nobles del Imperio, desde Castilla hasta Alemania.

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Carlos V hizo un juramento solemne de convertirse en el defensor de la Iglesia de Roma y del catolicismo. Este juramento, que respeto el resto de su vida, le llevó a guerrear constantemente tanto contra los turcos como contra los protestantes. “Carlos I. Rey de España y Carlos V. Emperador de Alemania (1500-1558)”. Disponible en Internet. 94 Ver nota 93. 95 El asedio de Nápoles es un episodio de la “Guerra de la Liga de Cognac”. En abril de 1528, el comandante francés Odet de Foix, conde de Lautrec, asedió Nápoles, mientras que Filippino Doria organizó el bloqueo naval. La actual colina de Poggioreale antes era llamada “monte de Leutrecco” o, popularmente, “Lo Trecco”. El origen del término “Leutrecco” proviene, a su vez, de la deformación del nombre de Odet de Foix, conde de Lautrec. Éste instaló en esta zona el campamento francés durante el asedio a Nápoles. 96 La muerte de Lautrec ocurrió a causa de la peste bubónica, durante el sitio de la ciudad, el 16 de Agosto del año 1428; en: Herrera, Antonio de; secretario de S.M. y Cronista de Indias; “Comentarios de los hechos de los españoles, franceses y venencianos en Italia, y de otras Repúblicas, Potentados, Príncipes y capitanes famosos italianos, desde el año de 1281 hasta el de 1559”, en Madrid, por Juan Delgado, 1624. Disponible en Internet y en la Biblioteca Digital. 97 Vivar (Op. Cit.) señala que Valdivia: “Hallóse también en Nápoles cuando murió musior de Lutreque [Monsieur Lautrec] y se desbarataron los franceses”. No hemos encontrado referencia alguna a esta cita de Vivar en ninguna cronología del Conquistador. La mayor parte de los historiadores la ignoran, y por ello existe un amplio hiato de 10 años entre su casamiento en 1925, y su viaje a América en 1935. No obstante, este dato es fundamental para detallar la actuación de Valdivia en Italia, donde estuvo al menos en 1525 en Pavía, en 1527 en el “Saco de Roma”, y en 1528 en Nápoles. 98 Herrera, Antonio de; secretario de S.M. y Cronista de Indias; Op. Cit. 99 Herrera, Antonio de; secretario de S.M. y Cronista de Indias; Op. Cit. 100 “Rutas de Nuestra Geografía Sagrada” es un programa de viajes, turismo aventura, sitios patrimoniales, ecología, arqueología e historia, producido por un equipo de especialistas que visitan cada localidad, dando a conocer sus atractivos naturales, turísticos, históricos y arqueológicos, con especial énfasis en los sitios de Geografía Sagrada presentes en el lugar, difundido por Bio Bio Chile TV, Radio Bio Bio. En su Segunda Temporada, el programa tendrá adicionalmente una versión impresa en formato Revista. Dirigido y Conducido por el investigador Alexis López Tapia, Co-Conducción de la periodista Pamela Moragrega y la ingeniero Ambiental, Mariana Palomo; dirección académica del Dr. Jorge Vargas Díaz; dirección de contenidos del arqueólogo Nicolás Ruano Suárez; dirección de investigación del antropólogo Marco Vargas Opazo; producción general de la cineasta Valentina Tuset; asistente de producción, Alejandra Bitrán Benadretti, cineasta; dirección de TV de Julio César Aguirre; asistente de dirección TV, Axel Barra González; asistente de guion, Marcus Felsenstein Flores; dirección de comunicaciones del periodista Mauricio Escobar Hernández; producción audiovisual de Pedro Zárate; post producción Audiovisual de Mauricio Adasme; ingenieros de sonido, Lino Suárez y Francis Jamett; música original de Cristian García Figueroa, Pablo Castillo Ibáñez y Camilo Mejías Huerta. Participan: el Dr. en astrofísica Luis Barrera Salas; el entomólogo e ingeniero forestal Alfredo Ugarte Peña; el biólogo y arqueólogo Douglas Jackson; el geógrafo Paulo Chavarría Sánchez; el arqueólogo Roger Boisien; el biólogo y estudiante de geografía Francisco Ramírez Pacheco; el licenciado en historia, Daniel Escobar Escobar; el historiador Pablo Castillo Ibáñez; el licenciado en Historia, estudiante de Magister en Historia PUCV, Marcos Moncada Astudillo; el arquitecto Carlos Verdugo Rotella; el paramédico e instructor de montaña, Daniel Tarride González; el andinista y técnico en Turismo, Víctor Troncoso Valencia; el administrador público Camilo Mejías Huerta y los arquitectos españoles, Josep María Alujas de Barcelona, y Carlos Sánchez-Montaña de Galicia.

Capítulos de la Primera Temporada:

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