Santucho (1973)_ Por Qué No Separamos de La IV Internacional

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Volver al Archivo Santucho Mario Roberto Santucho Por qué nos separamos de la IV Internacional Agosto de 1973 Redactado: Agosto de 1973. Publicación primera: En argentina, 1973. Digitalización: Diego Burd, 2002. Esta edición: Marxists Internet Archive, nov. de 2002. En su reunión de julio, el Comité Ejecutivo del Partido Revolucionario de los Trabajadores votó, ad referéndum de nuestro VI Congreso la resolución de separarse de la IV Internacional. Para la mejor comprensión por parte de los compañeros lectores sobre esta importante decisión, queremos reunir en esta nota los principales antecedentes de la misma. El V Congreso de nuestra organización votó. entre otras resoluciones, el mantenimiento de la adhesión a la IV Internacional, contra el cual se habían pronunciado varios Congresistas. Posteriormente, para una mejor comprensión del sentido de este voto, el Comité Central encargó al compañero Miguel que resumiera en una minuta los puntos de vista sostenidos por la mayoría en el debate del Congreso, incluyéndose la misma en el folleto de divulgación de sus resoluciones. Tomamos de esa minuta algunos párrafos centrales: "Nuestro punto de vista es que desde la experiencia leninista de la Tercera Internacional, quedó más clara que nunca la necesidad de un Partido Revolucionario Internacional que centralizara mundialmente la lucha contra el capitalismo y el imperialismo, necesidad día a día más apremiante por las características de la época en que

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Santucho (1973)_ Por Qué No Separamos de La IV Internacional

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    Mario Roberto Santucho

    Por qu nos separamos de la IVInternacional

    Agosto de 1973

    Redactado: Agosto de 1973.

    Publicacin primera: En argentina, 1973.

    Digitalizacin: Diego Burd, 2002.

    Esta edicin: Marxists Internet Archive, nov. de 2002.

    En su reunin de julio, el Comit Ejecutivo del Partido Revolucionario de los Trabajadores vot,

    ad referndum de nuestro VI Congreso la resolucin de separarse de la IV Internacional.

    Para la mejor comprensin por parte de los compaeros lectores sobre esta importante

    decisin, queremos reunir en esta nota los principales antecedentes de la misma.

    El V Congreso de nuestra organizacin vot. entre otras resoluciones, el mantenimiento de la

    adhesin a la IV Internacional, contra el cual se haban pronunciado varios Congresistas.

    Posteriormente, para una mejor comprensin del sentido de este voto, el Comit Central encarg

    al compaero Miguel que resumiera en una minuta los puntos de vista sostenidos por la mayora en

    el debate del Congreso, incluyndose la misma en el folleto de divulgacin de sus resoluciones.

    Tomamos de esa minuta algunos prrafos centrales: "Nuestro punto de vista es que desde la

    experiencia leninista de la Tercera Internacional, qued ms clara que nunca la necesidad de un

    Partido Revolucionario Internacional que centralizara mundialmente la lucha contra el capitalismo y

    el imperialismo, necesidad da a da ms apremiante por las caractersticas de la poca en que

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    vivimos, con el capitalismo frreamente centralizado bajo la gida del imperialismo yanqui, la lucha

    revolucionaria desenvolvindose en algunos teatros con contenido y forma internacional (sudeste

    asitico) y la notoria interinfluencia de los distintos procesos revolucionarios, anticapitalistas y

    antiimperialistas que se desarrollan en cada pas, en cada regin y en cada continente".

    "El movimiento trotskysta. es necesario aclararlo, agrupa a sectores heterogneos. Desde

    aventureros contrarrevolucionarios que se sirven de su bandera prostituyndola hasta consecuentes

    revolucionarios".

    "...es necesario tener claro que, efectivamente, la IV Internacional tiene enormes limitaciones y

    una tradicin escasamente reivindicable".

    "Podemos resumirla diciendo que la histrica tarea de mantener vivo el internacionalismo

    leninista, de conservar y desarrollar la teora y la prctica de la revolucin permanente, hubo de ser

    asumida en las condiciones de predominio absoluto del stalinismo, por pequeos crculos de

    intelectuales revolucionarios cuya marginacin real de la vanguardia proletaria y de las masas -pese

    a importantes esfuerzos por penetrar en ellas- impidi su proletarizacin y otorg un carcter

    pequeo-burgus al movimiento trotskysta. Esta realidad determin que el opone de la IV

    Internacional al movimiento revolucionario mundial se limitara al nada despreciable de custodio de

    aspectos esenciales del marxismo-leninismo abandonados y pisoteados por el stalinismo, y lejos de

    jugar un rol prctico revolucionario de importancia, cayera en numerosas oportunidades en puntos

    de vista reformistas, ultraizquierdistas e incluso, sirviera de refugio a toda clase de aventureros

    contrarrevolucionarios, consecuencia y, a su vez, causa de la marginacin de la que hablramos".

    "Mas, el proceso de renovacin y desarrollo a que nos referimos, que demuestra suma pujanza,

    implica necesariamente una transformacin de la Internacional y de sus partidos en una direccin

    proletaria.

    Implica un cambio radical en su composicin social, el abandono progresivo de las

    caractersticas pequeo burguesas todava dominantes, una participacin plena y protagnica en

    distintas revoluciones nacionales. El futuro del movimiento trotskysta depende de la capacidad de

    la Internacional, de sus Partidos nacionales, para asimilar esta transformacin, realizarla consciente

    y ordenadamente."[1]

    Corresponde ahora analizar si la Internacional y sus partidos han sido capaces de asimilar y

    desarrollar esta transformacin. Pero antes nos remitiremos brevemente a los antecedentes de la

    Internacional.

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    EL SURGIMIENTO DE LA IV INTERNACIONAL

    Despus de su expulsin de la Unin Sovitica en 1929, Len Trotsky comenz a dar forma

    internacional a la oposicin que vena desarrollando contra el stalinismo.

    A esta tarea desarrollada por el gran luchador revolucionario, corresponde atribuirle el mrito

    de haber mantenido vivas las banderas leninistas del internacionalismo revolucionario y de la

    democracia proletaria, de haber desarrollado una crtica consecuente y generalmente acertada de

    los graves errores del stalinismo que contribuyeron a la frustracin de la Revolucin en Europa y

    de haber tratado tesoneramente de construir una nueva vanguardia proletaria. Pero tambin cabe

    sealar en ella un error capital; que contribuye decisivamente a la frustracin de ese proyecto de

    desarrollar una nueva vanguardia revolucionaria a escala mundial.

    Len Trotsky, aferrado a las tradiciones revolucionarias del marxismo en Europa, no advirti

    todo el profundo sentido de la definicin de Lenin, acerca de que "la cadena imperialista se rompe

    por su eslabn ms dbil" y no sac todas las consecuencias de su propia teora de la Revolucin

    Permanente. No comprendi, en suma, que el eje de la revolucin mundial se haba desplazado a

    los pases coloniales y dependientes.

    No comprendi que, mientras en Europa la Revolucin se estancaba y retroceda, en Asia, en

    cambio, continuaba en vigoroso ascenso, dirigida por partidos y hombres que, a pesar de militar

    formalmente en la III Internacional Stalinista, supieron mantener viva la teora y la prctica del

    marxismo-leninismo, construir slidas organizaciones proletarias de vanguardia, y ponerse a la

    cabeza de las masas oprimidas de sus pases y conducirlas finalmente a la victoria sobre el

    capitalismo imperialista.

    Sus discpulos chinos, por ejemplo, llamaron varias veces su atencin sobre la correcta

    direccin de la guerra revolucionaria por Mao Ts-Tung, apoyada sobre las masas campesinas

    oprimidas. Pero Trotsky lo esperaba todo de los obreros urbanos y desconfiaba de los ejrcitos

    campesinos dirigidos por el Partido Comunista Chino.

    En Vietnam, existi un partido trotskysta, relativamente fuerte y prestigiado entre las masas, que

    en 1936 concurri a elecciones en Frente nico con el Partido Comunista Indochino. Sin

    embargo, poco despus se produce la ruptura y los trotskystas vietnamitas llegaron a enfrentarse

    abiertamente con el Partido de Ho-Chi-Minh justamente cuando ste comienza a desarrollar la

    guerrilla.

    Trotsky apenas prest atencin a estos importantes hechos, mientras dedicaba un tiempo

    desmedido a las pequeas disputas y problemas de sus partidarios europeos, especialmente

    franceses.

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    "Los grupos minsculos que no pueden ligarse a ningn movimiento de masas no tardan en ser

    presa de la frustracin. No importa cunta inteligencia y vigor puedan poseer, si no encuentran

    aplicacin prctica para una y otra cosa estn condenados a malgastar su fuerza en disputas

    escolsticas e intensas animosidades personales que desembocan en interminables escisiones y

    anatemas mutuos. Una cierta dosis de tales rias entre sectas ha caracterizado, por supuesto, el

    progreso de todo movimiento revolucionario. Pero lo que distingue al movimiento vital de la secta

    rida es que el primero encuentra a tiempo, y la segunda no, la saludable transicin de las disputas

    y las escisiones a la autntica accin poltica de masas."

    "Las disensiones similares a sta, en las que prcticamente es imposible separar lo personal de

    lo poltico, vinieron a ser una dolencia crnica de la mayora, si no de la totalidad de los grupos

    trotskystas; el ejemplo francs fue infeccioso porque, aparte de otras razones. Pars era ahora el

    centro del trotskysmo internacional. Las personalidades, por regla general, tenan tan poco peso,

    los motivos de disensin eran tan insignificantes y las disputas tan tediosas, que ni siquiera la

    participacin de Trotsky les confieren suficiente importancia para que merezcan un lugar en su

    biografa".[2]

    El principal bigrafo de Trotsky refleja as, con toda precisin, las caractersticas del trotskysmo

    en la poca de su surgimiento y que constituira en l un mal endmico. Lo que le falta precisar a

    Deutscher, aunque se desprende claramente de sus palabras, es la raz de clase de estas

    caractersticas. Ellas constituyen una manifestacin clarsima del individualismo pequeo-burgus,

    propio de los intelectuales revolucionarios no proletarizados por el desarrollo del partido. Por esta

    razn encontramos, como seala acertadamente Deucscher, tales caractersticas en los comienzos

    de codo movimiento revolucionario, cuando los intelectuales constituyen la mayora o la totalidad

    de la militancia.

    Pero cuando la vanguardia obrera penetra en sus filas, imprimindole su sello de clase, la

    organizacin y sus componentes no obreros se proletarizan y se produce la "saludable transicin a

    la accin poltica de masas".

    El trotskysmo no pudo concretar tal transicin por las razones ames apuntadas. Mientras

    Trotsky concentraba sus esfuerzos en Europa y "tales frusleras devoraban gran parte de su tiempo

    y de sus nervios", en China, en Vietnam, en Corea, las masas se batan firmemente contra el

    imperialismo, forjando en la guerra sus organizaciones proletarias. Cunto ms til hubiera sido all

    el aporte de Trotsky, su invalorable experiencia, atesorada en aos de militancia revolucionaria,

    templada en la Revolucin de Octubre y la Guerra Civil!

    As, agobiado por el triple peso del retroceso de las masas en Europa, la persecucin stalinista y

    sus propios errores, el trotskysmo sigui desarrollndose al margen de la prctica real de la lucha

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    de clases.

    Y en esas circunstancias surge, precisamente, la IV Internacional, fundada en 1938. Dejemos

    hablar otra vez a Deutscher:

    "Durante todo el verano de 1938 Trotsky se mantuvo ocupado en la preparacin del 'Proyecto

    del Programa' y de las resoluciones para el 'Congreso Constituyente' de la Internacional. En

    realidad ste fue slo una pequea conferencia de trotskistas celebrada en la casa de Alfred

    Rosiner en Perigny, una aldea cercana a Pars, el 3 de setiembre de 1938. Estuvieron presentes 21

    delegados que decan representar a las organizaciones de 11 pases."

    "Naville rindi el 'informe sobre los progresos realizados' que deban justificar la decisin de los

    organizadores en el sentido de proclamar la fundacin de la Cuarta Internacional. Sin

    proponrselo, sin embargo, Naville revel que la Internacional era poco ms que una ficcin:

    ninguno de sus llamados Ejecutivos y Burs Internacionales haba sido capaz de trabajar durante

    los ltimos aos. Las 'secciones' de la Internacional contaban con unas cuantas docenas o, a lo

    sumo, uno? cuantos centenares de miembros cada una."[3]

    Mientras vivi Trotsky, la IV logr mantener cierta unidad de accin. Despus de su asesinato,

    el 20 de agosto de 1940, las disputas y escisiones se hicieron interminables y atomizaron a la

    organizacin.

    No obstante, tras el XX Congreso del PC sovitico, en el que el propio Khruschev denunci los

    crmenes de Stalin, el trotskysmo experiment un cierto reflorecimiento.

    En nuestro V Congreso decamos: "El resurgimiento del trotskysmo a partir de la defenestracin

    de Stalin en la URSS se ha polarizado en la IV Internacional a que pertenecemos, quedando al

    margen la casi totalidad de los grupos aventureros y contrarrevolucionarios que se reivindican

    trotskistas. Reconocidos por el propio Partido Comunista de la Unin Sovitica los aspectos

    negativos de Stalin, ello constituy una dramtica confirmacin de las races sanas y correctas del

    movimiento trotskysta y favoreci dos procesos simultneos: a) la reunificacin de la mayora del

    movimiento trotskysta, entonces muy atomizado, debilitado y desprestigiado, concretada en el

    Congreso de Reunificacin de la IV Internacional de 1963; b) La revitalizacin del trotskysmo por

    la doble va de un nuevo y ms amplio prestigio, que posibilit el ingreso a sus filas de la juventud

    revolucionaria y del traslado del eje de lucha desde el enfrentamiento y denuncia del stalinismo (...)

    hacia la problemtica revolucionaria contempornea". (Minuta citada).

    Las esperanzas que entonces ponamos en la proletarizacin y renovacin del trotskysmo se han

    visto frustradas. Las manifestaciones ms claras de esta frustracin son tres: la composicin de

    clase de la IV, la actividad fraccional desarrollada contra nuestro Partido y el sostenimiento de

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    posiciones tericas que se apartan del marxismo-leninismo.

    PEQUEA-BURGUESA Y FRACCIONALISMO

    La composicin de clase de la IV se puede medir con facilidad por la composicin y orientacin

    poltica de sus dos partidos ms numerosos: el Socialist Warker's Party (SWR Partido Socialista

    de los Trabajadores) norteamericano y la Liga Comunista de Francia (LCF).

    El SWP es un partido que cuenta en sus filas con algunos miles de militantes de origen pequeo-

    burgus, intelectuales, profesionales y estudiantes. Su vinculacin a la clase obrera es escasa o nula

    y su actividad principal se desarrolla en los crculos intelectuales y en los movimientos "marginales",

    como el movimiento de liberacin femenina. Constituyen desde hace muchos aos el ala derecha

    de la Internacional. Por otra parte, no deja de ser significativo en s el hecho de que el Partido ms

    fuerte de la Internacional se haya desarrollado en el pas mas reaccionario del mundo, mientras sus

    fuerzas son insignificantes en todos los pases coloniales y dependientes.

    La LCF es una organizacin de alrededor de 2.300 miembros, un 10 por ciento de ellos

    obreros, otro 20 por ciento empleados o profesionales y el 70 por ciento estudiantes. Su nica

    intervencin importante en !a lucha de clases en Francia se registr en las movilizaciones de 1968.

    Un sector de la direccin de este Partido es precisamente el que desarroll contra nuestra

    organizacin un trabajo fraccional en 1971 y 1972. Sobre esta ltima cuestin no nos

    extenderemos aqu, puesto que ya hemos publicado un folleto informativo sobre el tema.

    Baste sealar que ste culmin con la formacin del grupo que actualmente trata de usurpar e!

    nombre de nuestro Partido y del Ejrcito Revolucionario del Pueblo, aadindoles el aditamento

    "Fraccin Roja".

    Ms importante es tratar aqu las profundas diferencias ideolgicas que reflejan el carcter

    pequeo-burgus de la IV Internacional y constituyen el trasfondo de las actividades contra

    nuestro Partido, al mismo tiempo que marcan la imposibilidad de continuar trabajando por la

    construccin de una organizacin proletaria revolucionaria internacional en el marco de la Cuarta.

    A) DEFINICIN IDEOLGICA

    Para nosotros el socialismo cientfico, la teora revolucionaria del proletariado, ha sido elaborada

    en lo fundamental por Marx y Engels. Lenin ha realizado a esta teora aporres esenciales,

    especialmente la teora cientfica del partido revolucionario, que justifican plenamente la

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    designacin del socialismo cientfico como marxismo-leninismo.

    MaoTs-Tung, Ho-Chi-Minh, Giap, Le Duan, Km-II-Sung, Fidel Castro y el Che Guevara

    han realizado grandes aportes al marxismo-leninismo, en el curso de su experiencia como

    dirigentes de la revolucin en sus pases, sobre todo en lo que hace a la teora de la guerra

    revolucionaria y a la construccin del socialismo. Len Trotsky, tambin ha hecho aporres

    valiosos, especialmente la teora de la revolucin permanente y la caracterizacin de la burocracia

    y del fascismo. Otros aportes menores podemos encontrar en Antonio Gramsci y otros y en todos

    los que con aciertos y errores han luchado y luchamos por el triunfo de la revolucin socialista.

    Pero ninguno de estos aportes justifica ya el cambio de designacin a la teora cientfica de la clase

    obrera.

    Esta no es una mera cuestin de nombres, sino que la IV Internacional, al sostener que el

    trotskysmo "es el leninismo de nuestro tiempo", desvaloriza los aportes de otros revolucionarios y

    maneja el pensamiento de Trotsky en bloque, negando sus errores. Carecen as de orientaciones

    correctas para una serie de cuestiones, especialmente aquellas relacionadas con la lucha armada.

    B) CARACTERIZACIN DE LOS REVOLUCIONARIOS VIETNAMITAS Y

    CUBANOS

    La IV niega el carcter de verdaderos y completos partidos marxista-leninistas a los

    compaeros vietnamitas y cubanos. Nuestros fraccionistas llegaron al extremo de caracterizarlos

    como "partidos de base amplia" al estilo del Partido Socialdemcrata Alemn (!), mientras ponan

    como modelo de construccin de partido en nuestro tiempo a la Liga Comunista de Francia. Esto

    es evidentemente desconocer el abec del marxismo, que basa en la prctica toda caracterizacin.

    Y a nadie puede caber duda alguna sobre lo que vietnamitas y cubanos han hecho en el terreno de

    la prctica revolucionaria.

    C) LUCHA DE CLASES EN EL PARTIDO

    Este es un punto complejo e importante, en el que se entremezclan en un solo haz, los mtodos

    de construccin de una organizacin verdaderamente proletaria, el centralismo democrtico y los

    medios de conocimiento del Partido.

    Empecemos por esto ltimo. Un Partido revolucionario, para ser tal, debe conocer la realidad

    en la que se mueve. La fuente de ese conocimiento, como lo han enseado reiteradamente Marx,

    Lenin y todos los revolucionarios, es la propia prctica, la actividad transformadora del mundo. O

    sea, en el caso de los revolucionarios, la actividad destinada a transformar las estructuras de la

    sociedad.

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    La prctica est, a su vez, orientada por la teora, por el marxismo-leninismo, que no es otra

    cosa que la acumulacin del conjunto de las experiencias prcticas de la Revolucin y de los

    elementos de anlisis cientficos de la sociedad, que surgen del conjunto de la prctica social.

    Pero, a su vez, la teora, el marxismo-leninismo, no es un mtodo abstracto, una herramienta que

    sirva para cualquier uso, al modo en que por ejemplo, se utilizan las notas musicales indistintamente

    para escribir un tango o una zamba.

    La utilizacin correcta de la teora depende del "punto de vista" con que se aplica. Slo

    ubicndose en el punto de vista del proletariado la clase a que corresponde tal ideologa y teora

    cientfica de la revolucin, se puede obtener el resultado correcto.

    Ahora bien, en el curso de la actividad revolucionaria, ante una cuestin cualquiera, surgirn

    entre los compaeros opiniones diferentes. Esto es lgico y justo. Esas diferencias de opinin

    reflejan las diferentes experiencias de cada compaero. Es muy natural que frente a un

    determinado problema no opinen lo mismo un obrero tucumano que uno cordobs, un compaero

    que trabaja en una gran fbrica, que el que lo hace en un pequeo taller, el de un frigorfico que el

    de una planta qumica.

    La confrontacin de esas diferencias de opinin, a travs de una discusin franca, amplia, sin

    trabas de ningn tipo, permitir entonces capear la realidad en todos sus matices, arribar a una

    opinin comn ms justa, ms correcta, ms rica. Por eso se dice que el Partido es el "intelectual

    colectivo" de la Revolucin. Este es el polo de la democracia en el centralismo democrtico, el

    aspecto que permita la elaboracin justa de la lnea partidaria con el aporte de todos los

    compaeros.

    Pero esto es a condicin de que realmente "se quiera" llegar a una opinin comn, que todos los

    que participan en la discusin lo hagan desde "el punto de vista proletario", atendiendo al inters

    superior de hacer avanzar a la Revolucin.

    Cuando la discusin "se empantana", cuando las diferencias se vuelven irreductibles y devienen

    en duros enfrentamientos de tipo personal, entonces esto quiere decir que alguna de las panes "no

    quiere" realmente llegar al acuerdo. Y si no quiere llegar al acuerdo, esto refleja un "inters social",

    un punto de vista "no proletario", que tiene su base material en intereses burocrticos o pequeo-

    burgueses, que son introducidos en la organizacin por sus elementos no proletarios o,

    excepcionalmente, por elementos obreros que se han desclasado. De esta manera esos elementos

    se transforman en correa de transmisin de las presiones de clases hostiles es sobre la organizacin

    del proletariado, de esa manera la lucha de clases en el conjunto de la sociedad se refleja como

    lucha de clases en el seno del lamido.

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    Cuando se llega a este punto, las contradicciones en el seno de la organizacin ya no pueden

    resolverse por la va habitual, la discusin, la autocrtica y la crtica, sino que es necesario

    resolverlas mediante una enrgica liquidacin de estas corrientes no proletarias: primero

    derrotndolas ideolgica y polticamente, para as "curando el mal, tratar de salvar al enfermo", y

    en caso de persistir en sus posiciones antiobreras, expulsadas sin contemplaciones del seno de la

    organizacin como se extirpa un tumor para que no infecte a la mayora sana del organismo.

    No es siempre fcil detectar acertadamente y a tiempo, cundo las diferencias de opinin se

    transforman en lucha de clases en el seno del Partido.

    Es necesario orientarse permanentemente por la opinin de los obreros, consultar el mayor

    nmero de opiniones posible para tener una visin ms amplia y justa de la realidad. Y la piedra de

    toque para diferenciar las corrientes de opinin sanas de las tendencias fraccionistas y

    antipartidarias es precisamente la prctica, el respeto del centralismo democrtico en sus dos

    aspectos: amplia libertad de discusin en la elaboracin, rigurosa disciplina centralizada en la

    accin.

    Si ante un problema ms complejo que otros una minora no tiene argumentos suficientes para

    convencer de sus posiciones a la mayora, y no est a su vez convencida de las posiciones de sta,

    la actitud correcta es acatar la disciplina de la organizacin, continuar desarrollando la militancia

    tenazmente con la lnea que en ese momento detenta la mayora.

    En la prctica, entonces, los compaeros de la minora podrn comprobar la validez de las

    opiniones y si fuera acertada la opinin de la mayora, rectificar la propia suya. Si, por el contrario,

    en la prctica se demostrara como justa la opinin de la minora -lo que ha sucedido a veces en la

    historia de la revolucin- ser entonces en esa misma prctica, ejercida de una manera leal y

    respetuosa de la disciplina partidaria, cmo la minora tendr oportunidad de demostrar la

    correccin de sus posiciones y lograr oportunamente la rectificacin de la lnea.

    Esto es posible, precisamente sobre la base, como hemos sealado, de un comn punto de vista

    proletario, de la intencin de todos, mayora y minora, de servir nicamente a los intereses de la

    revolucin.

    Cuando una de las partes tiene un inters social ajeno al inters de la clase obrera, cuando est

    situada en un punto de vista no obrero, slo entonces cristalizan las diferencias en tendencias

    fraccionistas, se viola la disciplina y la legalidad partidaria y se debita la lucha de clases en la

    organizacin.

    Hasta aqu, en apretada sntesis, la posicin leninista sobre la lucha de clases en el seno del

    partido, que nuestra organizacin ha mantenido terica y prcticamente de manera consecuente.

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    La IV Internacional, por el contrario, opina que esta posicin es "burocrtica", "stalinista", que

    se utiliza el rtulo "pequeo-burgus", para perseguir a los compaeros dentro del Partido.

    Reclaman, en consecuencia, la libertad de constituir permanentes tendencias diferenciadas en el

    seno de la organizacin, que discutirn sus distintas opiniones de manera permanente ante la

    "opinin pblica" del Partido.

    La piedra de toque para caracterizar estas corrientes no es ya para ellos la prctica misma de la

    organizacin, sino el debate permanente, la "continua discusin de ideas" con la nica salvedad de

    un formal acatamiento de la minora a la mayora, llegando incluso a expresar pblicamente las

    diferencias.

    Consecuentemente, nuestros fraccionistas exigan como condicin para ingresar al Partido, un

    elevado nivel terico, a fin de poder participar en sus permanentes debates internos. Trababan as

    el ingreso de cuadros obreros, que, aunque conozcan perfectamente por su prctica sus intereses

    de clase y estn dispuestos a luchar por ellos, a causa de su explotacin no pueden tener grandes

    conocimientos tericos antes de ingresar al Partido y slo en su seno pueden adquirirlos.

    Esta posicin no es marxista, no es materialista dialctica, sino idealista y tiene una raz de clase

    claramente pequeo-burguesa.

    El intelectual pequeo-burgus, que no sufre en carne propia la explotacin y se acerca a la

    revolucin a partir de una posicin humanista, movindose por ideas, tiene una fuerte tendencia a

    enamorarse de las ideas por las ideas mismas, a manejarlas de una manera abstracta en la

    discusin permanente.

    Al obrero, en cambio, que experimenta da a da la explotacin, le interesan la discusin y las

    ideas pero de una manera concreta, como forma de mejorar su prctica para acabar ms pronta y

    eficazmente con la explotacin de su clase y de toda la humanidad.

    D) ELABORACIN TERICA

    Para nosotros, como para todo marxista serio, la teora, en cualquier terreno, slo puede surgir

    de la prctica. Ya Marx sealaba, en sus "Tesis sobre Feuerbach": "Los filsofos no han hecho

    ms que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo."

    (Tesis XI. Publicadas como apndice en eI libro de Engels Ludwig Fewerbach y el fin de la

    filosofa clsica alemana). La teora revolucionaria, en consecuencia, slo puede surgir de la

    prctica revolucionaria y su elaboracin slo se puede realizar en el Partido revolucionario.

    La IV Internacional, por el contrario enfatiza el aspecto del anlisis, sosteniendo que se puede

    conocer y elaborar teora al margen de la prctica y que esa es precisamente la funcin de una

  • 1/7/2015 Santucho (1973): Por qu no separamos de la IV Internacional.

    https://www.marxists.org/espanol/santucho/1973/agosto-b.htm 11/11

    direccin revolucionaria internacional.

    Por cierto que nosotros tambin sostenemos como un deber de internacionalismo revolucionario

    conocer, opinar e "intervenir" en las revoluciones de otros pases, intercambiando experiencias y

    apoyo moral y material, coordinando la lucha contra el enemigo comn. Pero esto slo puede

    hacerse sobre la prctica de la revolucin en el otro pas.

    O sea que, mal podemos opinar nosotros sobre el Congo, por ejemplo, si no existe un Partido

    hermano congols en cuya prctica podamos basarnos para conocer y opinar.

    CONCLUSIN

    Como vemos, todas las importantes diferencias apuntadas hacen a aspectos capitales de la

    lucha revolucionaria. Por otra parte, todas ellas estn ntimamente relacionadas y tienen una nica

    raz de clase: el carcter pequeo burgus de la IV Internacional, su negativa a proletarizarse.

    Teniendo en cuenta esto y todos los dems aspectos que hemos resumido aqu, nuestro Partido ha

    tomado la resolucin que mencionamos al comienzo de esta nota.

    Esta ruptura no debilita sino que fortalece nuestra inquebrantable decisin de luchar por la

    construccin de una nueva Internacional revolucionaria, aportando a esa tarea todo lo que est

    dentro de nuestras modestas fuerzas.

    NOTAS

    1- Destacado por El Combatiente.

    2- Isaac Deutscher, El Profeta Desterrado, pp. 65-66.

    3- Isaac Deutscher, obra citada, pp 379-380. El autor ha tomado los datos de "Los Archivos",

    de Trotsky