SARDIO y Techo de La Ballena

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SARDIO 1958 a 1961Sardio es un grupo de escritores e intelectuales entre los que se cuentan: Adriano Gonzlez Len, Salvador Garmendia, Elisa Lerner, Guillermo Sucre, Rodolfo Izaguirre, etc. Crearon una revista Sardio que sac ocho nmeros desde 1958, luego de la cada de la dictadura de Prez Jimnez, hasta 1960. Testimonio I: Las hasta hace poco imperantes categoras del esteticismo resultan hoy demasiado estrechas y aspticas. Ser artista implica tanto una voluntad de estilo y un ejercicio del alma como una reciedumbre moral y un compromiso ante la vida. Ser poltico equivale a tanto como a ser hombre. Toda indolencia es propicia a la esclavitud y a la humillacin del espritu. Quienes soslayan esta verdad olvidan que ciertas fuerzas oscuras, desencadenadas un momento dado sobre la historia, quebranta siempre la dignidad de toda creacin. Por ello es que cultura y tirana son radicalmente incompatibles.El intelectual es un ser admonitorio y polmico, capaz, en ocasiones, de ir contra la corriente a fin de sealar abismos e injusticias. Toda retrica est hoy en descrdito. Somos ortodoxos en la creencia de que un pas alcanza el pleno ejercicio de la libertad cuando diversifica y potencializa su economa y cuando se sustrae de todo servilismo ante naciones extranjeras. Nos declaramos afiliados tambin de un humanismo poltico de izquierda que lleve a los vastos sectores desasistidos del pas una educacin racional y democrtica. No confundimos universalidad con cosmopolitismo, pero se nos hace evidente que el exceso de color local ha viciado de raz gran parte de nuestras manifestaciones artsticas. La ancdota, el paisajismo, la visin pintoresca de la realidad, no son ms que fraudes a los requerimientos de la poca.Testimonio IILas constantes de nuestra generacinSomos un grupo de escritores y artistas para quienes la creacin es combate con el destino o con la historia y no esa farsa creciente que es la cultura en nuestro pas. La literatura se nos dio como un arma de combate, como ejercicio de una personalidad librrima e incontaminada de requiebros o de eufemismos. La cultura es algo ms que el juego deleitoso de gentes que se rinden mutua pleitesa. Ella es expresin de la historia, espejo de los jbilos y de las tribulaciones del hombre. El reino inquebrantable de la verdad. Posedos por una extraa y nada envidiable capacidad de mimetismo, la mayora de nuestros escritores y artistas han rendido fiel tributo a la cortesana intelectual o a ese otro devorante minotauro del oportunismo poltico o del bienestar egosta, olvidando lo que debe ser nico imperativo del espritu: una vasta y penetrante comunicacin con el universo, los sueos, la grandeza y aun la miseria del hombre. No hemos sido intolerantes ni extremistas por sistema. Si alguna vez hemos querido esclarecer posiciones, no lo hemos hecho por puro deleite o goce en la destruccin o por abordar miserables sitiales de dominio. Por el contrario, hemos desterrado tales escorias morales. En nuestra revista hemos exaltado sin mezquindad, pero tambin sin complacencia, valores que sentimos como verdaderos e influyentes, como Rmulo Gallegos, Alejo Carpentier, Vicente Gerbasi. De Pablo Neruda, ms all de nuestras diferencias, hemos reconocido la dominante grandeza de su poesa en Residencia en la tierra y Canto general. Hemos acogido textos invalorables de Mariano Picn-Salas, Juan Liscano, Miguel ngel Asturias, Gonzalo Rojas. Sensibles a todos los movimientos en que el hombre ha dejado testimonio inquebrantable de la libertad de su espritu o de la grandeza de su sacrificio, al producirse el triunfo de la Revolucin cubana, enero de este ao, la saludamos como la esperanza ms vigorosa de la hoy renaciente democracia latinoamericana.

Techo de la ballena Juan Calzadilla, Francisco Prez Perdomo, Caupolicn Ovalles, Carlos Contramaestre, etc.

El movimiento funcion como equivalente literario y artstico de la violencia armada venezolana de la poca betancourista.Sus acciones imitaron las tcticas de una lucha guerrillera, con sus bruscas acometidas, su repentinismo, el manejo de una exacerbada y combativa imaginacin.

Su produccin literaria nunca es testimonial y siempre es combativa, prefiere la poesa o eltexto breve en prosa, el manifiesto o el artculo de circunstancias.

Unifica las letras y las artes y no se plantea la exigencia historicista ni la permanencia de las creaciones, sino su efectividad del momento, su capacidad de agredir y de soliviantar la estructura cultural vigente.

A diferencia de los materiales que publicarn otros actores de la insurgencia revolucionaria, con carcter testimonial e histrico, basados en las peripecias de la lucha armada, con el objeto de construir estructuras narrativas situndose siempre en las proximidades de unaliteratura testimonio o una literatura-documento.