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2 SECCIÓN 1 CAPÍTULO I, ANTECEDENTES Membranas Biológicas En este trabajo se estudian algunas propiedades físicas de membranas biológicas. Por esta razón, se consideró importante empezar este manuscrito con una discusión sobre la estructura, composición química y funciones de las membranas biológicas. Las membranas biológicas, representadas en la figura 1, son estructuras que se encuentran en todos los niveles de organización celular. La membrana plasmática separa a la célula del medio exterior; los organelos a su vez están también rodeados de membranas o están constituidos por ellas. Muchas de las funciones básicas de la célula ocurren en la membrana o están ligadas de una u otra forma a estas estructuras. Entre estas funciones se puede mencionar: endocitosis, exocitosis, fusión celular, flujo de iones desde y hacia la célula, adhesión celular, reconocimiento específico de moléculas, conversión de energía, entre otros (Lodish et al., 2000). La composición de las membranas biológicas es altamente heterogénea, y se sabe que el soporte básico de las mismas es una doble capa de fosfolípido formada por agregación espontánea. A este soporte se agrega una gran cantidad de proteínas de diferentes tipos, polisacáridos, colesterol, esfingomielina. La bicapa misma está formada por fosfolípidos de diversa naturaleza química (zwiteriónicos y cargados) y de estructura distinta es decir diferentes tipo de cabeza polar, variación en la longitud y grado de insaturación de las cadenas hidrofóbicas (Berg et al., 2002). La composición característica de una membrana particular depende de la funciones que realiza. Así, las membranas de las células del cerebro poseen una composición diferente que las del hígado y esta a su vez que las de los pulmones (Cotterril et al., 2002).

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SECCIÓN 1

CAPÍTULO I, ANTECEDENTES

Membranas Biológicas

En este trabajo se estudian algunas propiedades físicas de membranas

biológicas. Por esta razón, se consideró importante empezar este manuscrito con

una discusión sobre la estructura, composición química y funciones de las

membranas biológicas.

Las membranas biológicas, representadas en la figura 1, son estructuras

que se encuentran en todos los niveles de organización celular. La membrana

plasmática separa a la célula del medio exterior; los organelos a su vez están

también rodeados de membranas o están constituidos por ellas. Muchas de las

funciones básicas de la célula ocurren en la membrana o están ligadas de una u

otra forma a estas estructuras. Entre estas funciones se puede mencionar:

endocitosis, exocitosis, fusión celular, flujo de iones desde y hacia la célula,

adhesión celular, reconocimiento específico de moléculas, conversión de energía,

entre otros (Lodish et al., 2000).

La composición de las membranas biológicas es altamente heterogénea, y

se sabe que el soporte básico de las mismas es una doble capa de fosfolípido

formada por agregación espontánea. A este soporte se agrega una gran cantidad

de proteínas de diferentes tipos, polisacáridos, colesterol, esfingomielina. La

bicapa misma está formada por fosfolípidos de diversa naturaleza química

(zwiteriónicos y cargados) y de estructura distinta es decir diferentes tipo de

cabeza polar, variación en la longitud y grado de insaturación de las cadenas

hidrofóbicas (Berg et al., 2002).

La composición característica de una membrana particular depende de la

funciones que realiza. Así, las membranas de las células del cerebro poseen una

composición diferente que las del hígado y esta a su vez que las de los pulmones

(Cotterril et al., 2002).

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Figura 1. Estructura general de la membrana biológica Fuente: http://www.ugr.es/~ajerez/proyecto/imagenes/t3-2.jpg

Función de la Membrana Celular Las membranas son la estructura celular más común tanto en animales

como en plantas y están involucradas en casi todos los aspectos de la actividad

celular, desde simples funciones mecánicas tales como motilidad, captación de

nutrientes y procesos bioquímicos altamente específicos tales como energía de

transducción, reconocimiento inmunológico, conducción nerviosa y biosíntesis

(Israelachvilli, 1992).

La composición de las membranas celulares es fundamental para los

procesos biológicos por lo que alteraciones importantes de la estructura de la

membrana pueden afectar el balance hídrico y el flujo iónico y por tanto todos los

procesos dentro de la célula. Por otra parte, las deficiencias específicas o

alteraciones de los lípidos que conforman la estructura básica de la membrana

celular (debido a mutaciones, por ejemplo), pueden conducir a situaciones

patológicas tales como la enfermedad de Tangier o la enfermedad de Niemann–

Pick tipo C.

Estructura de la Membrana Celular A pesar de la considerable variación en composición, todos los lípidos de

las membranas tienen una característica importante: son anfifílicos, es decir, una

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parte de la molécula es insoluble en agua o hidrofóbica (la cadena

hidrocarbonada o ácido graso) y la otra parte es soluble en agua o hidrofílica (la

cabeza polar). La polaridad de la cabeza se debe a la presencia de cargas

eléctricas asociadas con el grupo fosfato y la base nitrogenada si está presente

y/o al gran número de grupos oxidrilos. Cuando moléculas anfifílicas como los

fosfolípidos son puestas en solución acuosa se autoarreglan de tal forma que la

parte hidrofílica o “cabeza polar” se pone en contacto con el agua, mientras las

“colas” hidrofóbicas se orientan en dirección al aire o se esconden del contacto

con el agua en diferentes agregados (Cotterill et al., 2002). Este proceso, que

explica la formación y la estructura básica de las membranas, se conoció

gradualmente a partir de las primeras décadas del siglo XX.

El primer modelo propuesto para explicar con una base estructural las

propiedades de la membrana plasmática fue dado por Davson y Danielli en 1935

y consistía en una bicapa lipídica en la cual se encontraban proteínas globulares

adsorbidas que podían atravesar la membrana o estar embebidas en ella, es

decir, con la parte hidrofóbica de la proteína dentro de la membrana y la parte

hidrofílica en el exterior de la bicapa lipídica. Versiones revisadas de este modelo

incluyen el enrollamiento de proteínas globulares en la superficie y la presencia de

poros de proteínas alineadas, las cuales proveen una ruta a través de la cual

pueden pasar el agua, iones o solutos polares. Sin embargo, esta visión fue

solamente una etapa en la formulación del modelo de “mosaico fluido” formulado

por Singer y Nicolson más de tres décadas después (Singer y Nicholson, 1972).

En este modelo se propuso que los lípidos de la bicapa se encuentran en fase de

líquido cristalino, lo cual constituye la matriz de las membranas biológicas. Por

otra parte se consideró la interacción de proteínas periféricas e integrales con la

membrana; en este modelo, la matriz de fosfolípido junto con las proteínas

embebidas forman una especie de solución viscosa bidimensional.

Así, los grupos polares de los lípidos y las proteínas están en contacto

directo con el medio acuoso mientras la porción no polar de ambas moléculas

está asociada a la parte central de la membrana. El modelo de mosaico fluido es

el más comúnmente aceptado y sirve como base para la discusión de las

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propiedades físicas de las membranas, incluyendo las características de

estructura y composición de los lípidos que forman parte de ella, características

que generalmente tienen significado funcional.

La existencia de proteínas globulares embebidas en una bicapa lipídica

tiene un fuerte sustento experimental, especialmente basado en la técnica de

microscopía electrónica de criofractura. Sin embargo, a pesar de la aceptación del

modelo del mosaico fluido, no se descarta la existencia de otros arreglos,

permanentes o temporales: en organelos tales como mitocondrias y cloroplastos,

los lípidos pueden estar organizados dentro de micelas en vez de bicapas (Karp

et al., 1979).

Por otra parte, experimentos que determinan el coeficiente de difusión de

fosfolípido y/o de proteínas han mostrado que los constituyentes de una

membrana tienen gran movilidad. Los movimientos laterales de proteínas dentro

de la bicapa pudieran estar relacionados con alguna forma de ordenamiento de

las proteínas en cortos períodos de tiempo con propósitos específicos

funcionales. Finalmente, cabe mencionar que los movimientos posibles que una

molécula de fosfolípido puede efectuar en una membrana son: traslación, rotación

y el llamado “flip-flop” que es el movimiento por el cual una molécula puede pasar

de una capa de la membrana a la otra, es importante mencionar que esté tipo de

movilidad de las membranas es prácticamente inexistente o altamente improbable

(Cotterill et al., 2002).

Composición de las Membranas

Composición Química de las Membranas Las membranas están compuestas principalmente por lípidos, proteínas y

carbohidratos. Estos constituyentes, así como sus proporciones varían de

acuerdo al tipo de organismo, el tipo de membrana y el tipo de tejido en el cual se

encuentre la membrana; la composición de lípidos de algunos tipos de

membranas se muestra en la tabla 1. Los análisis químicos y las características

de permeabilidad indican que las membranas biológicas son ricas en lípidos tal

como se muestra en la tabla 1. En general, la proporción total de lípido es del

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orden de 25 a 70 % en peso (Robinson et al., 1975). Los fosfoglicéridos son

generalmente la clase de lípidos dominante, especialmente en membranas de

células de origen animal, seguidos por las esfingomielinas y el colesterol. Los

fosfoglicéridos están representados principalmente por fosfatidilcolina (FC),

fofatidiletanolamina (FE), fosfatidilserina (FS), fosfatidilinositol (FI) y

lisofosfatidilcolina (LFC). Los más abundantes son los tres primeros mencionados,

siendo la FC y la FE fosfolípidos sin carga eléctrica neta, y la FS el fosfolípido

cargado eléctricamente más abundante (carga negativa) (Finean et al., 1978).

Tabla 1. Composición de la membrana

Membrana mg lípido/mg de

proteína Lípidos Principales

Fosfolípido/col. mol/mol

Plasmática 0.5 - 1.0 Col, FC, FS, FE, Efm, 0.4 – 1.0

Mielina 3.5 -4.0 FC, FE, Efm, Col 0.7 -1.2

Golgi 1.2 FC, FE, Efm, Col 0.45 – 0.5

Retículo endoplásmico 0.2 - 0.5 FC, FE, FI 0.06 – 0.1

Lisosomal 0.3 FC, FE, Efm, Col 0.5

Mitocondría 0.4 FC, FE, FI 0.1

Nuclear 0.2 – 0.6 FC, FE, FI

Cloroplastos 0.6 Col, FC

Bacterias Gram + 0.3 – 0.5 FE, DFG,

Micoplasma 0.3 Col, FG

Fuente: Neil F. Hadley, 1985 Lípidos de mayor importancia: FC Fosfatidilcolina, FS Fosfatidilserina, FE

Fosfatidiletanolamina, FI Fosfatidilinositol, Efm Esfingomielina, Col Colesterol, DFG Difosfatidilglicerol.

Otros componentes como las esfingomielinas y el colesterol se encuentran

abundantemente en membranas como la plasmática, la del complejo de Golgi y

en las de eritrocitos. En este último caso, el contenido de colesterol es

aproximadamente equimolar al de los fosfolípidos (fosfoglicéridos y

esfingomielinas).

La composición de lípidos en las membranas de las plantas es

básicamente similar a la descrita para células de animales, excepto por la

presencia de cantidades significativas de glicosilgliceroles en las membranas de

cloroplasto.

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Por otra parte, la distribución de lípidos en las membranas biológicas es

asimétrica (Rothman et al., 1977). Los lípidos tales como fosfatidilcolina y las

esfingomielinas se encuentran principalmente en la cara exterior de la membrana

plasmática (o en su equivalente topológico de los organelos). En contraste, los

fosfolípidos que contienen aminas como la fosfatidiletanolamina y la

fosfatidilserina se encuentran preferentemente en el lado citoplásmico de la

membrana. Por poner un ejemplo, las membranas de los eritrocitos contienen

más del 75 % de su fosfatidilcolina en la superficie externa; en dichas

membranas, el 100 % de la fosfatidilserina se encuentra en la monocapa interna,

es decir, del lado del citoplasma (Daleke et al., 2003).

Lípidos que Componen la Membrana Biológica Los principales componentes de las membranas biológicas son lípidos y

proteínas. Los carbohidratos cuentan con alrededor del 10% del peso de la

membrana plasmática e invariablemente están unidos por enlaces covalentes a

lípidos o proteínas. Las cantidades relativas de lípidos y proteínas son muy

amplias como se muestra en la tabla 2, (Pind y Kuksis, 1986). Además de la

variación natural hay variación de la proporción proteína/lípido dependiendo del

método de aislamiento. Hay un número de proteínas las cuales están débilmente

unidas a la superficie de la membrana principalmente por fuerzas electrostáticas y

las cuales es posible extraer de la superficie de la membrana. Los cambios en la

fuerza iónica, pH, o la composición de la solución amortiguadora, (ejemplo, la

adición o eliminación de un quelante tal como el EDTA) son suficientes para

remover las proteínas de la membrana y modificar la relación de peso entre

proteína/lípido. La enorme diversidad de lípidos es una característica remarcada

de las membranas biológicas la razón de esta diversidad es aún materia de

discusión, a pesar de los avance en el conocimiento de la función de los lípidos en

la membrana.

En la tabla 2 se resume de forma respectiva la composición de lípidos del

plasma de mamíferos y membranas subcelulares. Los principales fosfolípidos que

componen las membranas son fosfatidilcolina, fosfatidiletanolamina, y

fosfatidilserina, este último cargado negativamente. Por otra parte se sabe que la

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cadena hidrocarbonada tiene un número par de carbonos, en un intervalo de 14 a

22 átomos, con una predominancia de 16 y 18 átomos de carbono. La gran

mayoría tiene configuración cis. El grado de insaturación puede varias

considerablemente, los más comunes son de entre uno y cuatro insaturaciones

con la cadena insaturada ocupando usualmente la posición sn-2, en la molécula

de glicerol.

Tabla 2. Composición de lípidos de las membranas plasmática y subcelular Porcentaje de Fosfolípidos* Fosfolípidos

(μg/mg

proteína)

Colesterol

(μg/mg

proteína)

PC

PE

PS

PI

PA

CL

LGP**

SM

Membrana de glándula rectal 50.4 35.5 8.4 <1 - - - 5.7 389 n.d.

Membrana de bordes de vellosidades 33.3 35.6 7.4 8.2 1.2 n.d 4.1 10.3 190 50

Receptores colinérgicos de membrana 37 40.5 17 <1 - <1 <1 330(480)*** 135(190)***

Membrana plasmática 39 23 9 8 1 1 2 16 672 128

Mitocondria 40 35 1 5 - 18 1 1 175 3

Microsomas 58 22 2 10 1 1 11 1 374 14

Lisosomas 40 14 2 5 1 1 7 20 156 38

Membrana nuclear 55 13 3 10 2 4 3 3 500 38

Membrana de Golgi 50 20 6 12 <1 1 3 8 825 78

Retículo sarcoplásmico 72.7 13.5 1.8 8.7 <1 <1 - 1 603 12

Nota: Se pueden encontrar más datos de la composición de lípidos de la membrana de eritrocito

en la revisión de Pind y Kuksis 1986.

* Abreviación de fosfolípidos: PC, Fosfatidilcolina; PE, FosfatidilEtanolamina; PS, Fosfatidilserina;

PI, Fosfatidilinositol; PA, Ácido fosfatídico; CL, Cardiolipina; LGP, Lisoglicerofosfolípido; SM,

Esfingomielina

** Valores para LGP en exceso se deben tomar con reserva. Altos contenidos de LGP son

probablemente resultado de la degradación de fosfolípidos durante la preparación

*** Valores para dos diferentes preparaciones

Los ácidos grasos constituyentes de las moléculas de fosfolípidos también

varían dependiendo del tipo de membrana. Por ejemplo, los ácidos grasos de

membranas de células de hígado tienen cadenas largas y son más saturados en

comparación con los encontrados en el resto de las células (Nystrom et al., 1973).

La heterogeneidad de los lípidos es un requerimiento importante de modo

que la membrana pueda realizar adecuadamente su función. Los lípidos

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participan activamente en un número de funciones especializadas; por poner unos

ejemplos:

1. Los lípidos de la membrana forman una bicapa cristalina líquida en la

cual las proteínas están embebidas y funcionando adecuadamente.

Algunos lípidos toman importancia por razones morfológicas. Además

pueden estabilizar regiones específicas de la membrana, por ejemplo

bicapas con alta curvatura o involucradas en la formación de enlaces

con otras membranas.

2. Lípidos específicos se acumulan en regiones determinadas de la bicapa

y puede ser requeridos para optimizar la actividad enzimática

3. Los lípidos participan en el metabolismo con funciones importantes,

otros lípidos pueden estar involucrados en funciones de regulación. Un

notable ejemplo es el fosfatidilinositol y su análogo fosforilado.

4. Existe una creciente evidencia de que los lípidos están involucrados en

algunas funciones especializadas tales como la formación de pequeñas

regiones en la membrana celular denominadas dominios. Tales

regiones están involucradas en procesos como el reconocimiento

celular o la activación de linfocitos T en nuestro sistema inmunológico.

Por otra parte los glicolípidos están implicados en funciones tales como

reconocimiento celular, diferenciación celular y crecimiento celular.

Principales Lípidos de las Membranas Las membranas celulares tienen una composición heterogénea y están

constituidas de manera compleja. Las moléculas que las conforman varían de

membrana a membrana dependiendo de la función que desempeñe la célula o el

organelo en que se encuentren. Los principales constituyentes de las membranas

biológicas son los lípidos, las proteínas y los carbohidratos. A su vez los lípidos

presentan una gran variedad, siendo los fosfolípidos los más importantes desde el

punto de vista estructural. En esta sección describimos las características de los

principales lípidos que constituyen las membranas biológicas con la finalidad de

comprender su importancia y conocer su estructura química.

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Ácidos grasos de cadena larga Los ácidos grasos de cadena larga (AGCL) son constituyentes de todos los

lípidos esterificados y complejos, por ejemplo, de los glicerofosfolípidos y las

esfingomielinas. Los ácidos grasos de cadena larga están unidos por enlaces

ester o amida y son los lípidos más importantes que forman las membranas. Los

ácidos grasos libres representan un bajo porcentaje de las componentes de las

membranas. Por otra parte, los AGCL son ampliamente usados en la industria

como precursores de emulsificantea, aditivos de alimentos y detergentes. En

células eucariotas los AGCL tienen un número típico de átomos de carbono de

entre 14 y 24 y con cero hasta seis dobles enlaces como se muestra en la figura

2. Los dobles enlaces de las cadenas de ácidos grasos mono y poliinsaturados,

usualmente tienen configuración cis.

Ácido octadecanóico trans-9-ácido octadecanóico cis-9-ácido octadecanóico cis-9-cis-12-ácido octadecadienóico cis-9,12,15-ácido octadecatrienóico cis-6,9,12-ácido octadecatrienóico cis-5,8,11,14-ácido Eicosatetraenóico

Figura 2. Ácidos grasos de cadena larga, lípidos de gran importancia en la

formación de lípidos complejos constituyentes de las membranas biológicas.

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Esteroides El sistema fundamental de anillos para todos los esteroides es el

ciclopentanofenantreno, cuya estructura se muestra en la figura 3.

Ciclopentanofenantreno Colesterol

Colate Cenodexicolate

β -Sitosterol Estigmasterol

Lanosterol Ergosterol

Hopano 29 -(1 ´,2 ´,3 ´,4 ´-tetrahidropentil )-hopano )

Bacteriohopanotetrol

22 -hidroxihopano o diplopterol

Tetrahimanol

Ciclopentanofenantreno Colesterol

Colato Cenodexicolato

β -Sitosterol Estigmasterol

Lanosterol Ergosterol

Hopano 29 -(1 ´,2 ´,3 ´,4 ´-tetrahidropentil )-hopano )

Bacteriohopanotetrol29 -(1 ´,2 ´,3 ´,4 ´-tetrahidropentil )-hopano )

Bacteriohopanotetrol

22 -hidroxihopano o diplopterol

Tetrahimanol

Esteroides

Hopanoides

Figura 3. Estructura química de Esteroides y Hopanoides

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Más que esteroides son alcoholes a los que se acordó llamar esteroles. Como es

evidente en su estructura todos tienen el sistema de anillos pero difieren

considerablemente en su cadena lateral, sus características estructurales

periféricas, su estereoquímica y en su número de dobles enlaces en los anillos.

El colesterol se encuentra en la membrana plasmática de las células de

mamíferos aproximadamente en un 30% del total de los lípidos, y también en

lisosomas, endosomas, y el aparato de Golgi. El ergosterol es frecuentemente

encontrado en microorganismos eucarióticos tales como las levaduras.

En las décadas de los 80s y 90s fueron descubiertos una nueva clase de

compuestos penta cíclicos similares al esterol y se nombraron hopanoides. Estos

compuestos son ampliamente distribuidos en bacterias pero también son

encontradas en algunas plantas. Éste compuesto se encuentra en la membrana

bacterial y se ha propuesto que su función es la estabilización estructural de la

membrana, similar a los esteroles en eucariotas. Esteroles y hopaniodes son

moléculas rígidas y preferentemente anfipáticas. Los grupos anfifílicos están en el

lado opuesto de la molécula: esto es, en el grupo 3-hidroxilo en el esterol y en el

poliol en la cadena lateral de los hopaniodes.

Acilgliceroles Es importante mencionar que los acilgliceroles constituyen la estructura

básica de los fosfolípidos que forman parte de nuestro sistema experimental

(SOPC y SOPS). Como se mencionó anteriormente, los ácidos grasos libres se

unen por medio de un enlace éster a un glicerol, el cual a su vez se une al grupo

fosfato en las denominadas cabezas polares, resultando la estructura general de

un fosfolípido. A continuación, mencionaremos las características más

importantes y las estructuras químicas de estos compuestos.

Un gran número de lípidos complejos tienen como parte central de su

estructura el grupo glicerol. El glicerol tiene tres grupos reactivos OH y forman

esteres con ácidos grasos. Dependiendo del número de ácidos grasos que

reaccionen con el glicerol se obtienen monoacil, diacil o triacil gliceroles como se

muestra en la figura 4.

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Los acilgliceroles particularmente los monoacil y los diacilgliceroles son

componentes minoritarios de las membranas biológicas. Los diacilgliceroles

tienen una función importante como parte fundamental de la estructura básica de

las membranas. También tienen funciones más específicas en los procesos

metabólicos; por ejemplo actúan como segundo mensajero en la señal de

transducción. Además, muchas sustancias biológicamente activas tales como

algunas hormonas de neurotransmisores reaccionan con receptores en la

membrana celular y provocan una respuesta hacia el interior de la célula, lo cual

es debido a la conformación de los acilgliceroles.

Esteres de colesterol El colesterol puede ser esterificado con ácidos grasos de cadena larga para

formar éster de colesterol figura 4.

Figura 4. Acil y alquilgliceroles y esteres de colesterol

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Los cuales son mucho más hidrofóbicos que los compuestos de origen. Los

ésteres de colesterol son constituyentes de lipoproteínas del suero. Por ejemplo

las Lipoproteínas de baja densidad (LDL) son ricas en colesteroil éster. Además

los ésteres de colesterol se acumulan en ciertos desórdenes (Small et al., 1977),

tales como la enfermedad por almacenamiento de colesteril ester (Fredrickson

and Ferran, 1978), arterioesclerosis (Small and Shipley, 1974),

hipercolesterolemia (Fredrickson et al., 1978), y la enfermedad de Tangier. Los

esteres de colesterol son componentes menores de las membranas celulares.

Lípidos Complejos Como se ha mencionado, los lípidos complejos son las principales

moléculas constituyentes de las membranas celulares y tiene propiedades

estructurales diversas. Su variedad en cuanto a peso molecular, caga neta, grado

de insaturación en la cola hidrofóbica, etc., confiere propiedades específicas a las

membranas, dependiendo de su composición. A continuación se describirán las

características estructurales de los lípidos más importantes que componen las

membranas celulares; más específicamente, describiremos los lípidos que forman

parte de nuestro sistema experimental para la fabricación de membranas.

Glicerofosfolípidos Los principales lípidos constituyentes de las membranas son de la clase de

lípidos complejos y glicolípidos. Los más comúnmente encontrados son los

glicerofosfolípidos, los cuales son resumidos en la figura 5. Los glicerofosfolípidos

son derivados de sn-glicero-3-ác fosfórico, usualmente con dos ácidos grasos

esterificados en las posiciones 1 y 2 del glicerol.

Los diacilglicerofosfolípidos son los lípidos predominantes en las

membranas celulares de las células eucarióticas y procarióticas. En células el 1,2-

diacil-sn-glicero-3-fosfocolina es el principal constituyente de la membrana celular

animal y el 1,2-diacil-sn-glicero-3-fosfoetanolamina con frecuencia es el principal

constituyente de la membrana bacteriana.

La cardiolipina es el principal fosfolípido componente de la monocapa

interior de la membrana mitocondrial, cloroplasto y de algunas membranas

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bacterianas. El plasmalógeno es un término genérico para glicerofosfolípidos en

los cuales el glicerol se une a un grupo 1-alquenil éter. La etanolamina

plasmalógeno o plasmeniletanolaminas son componentes importantes de mielina

y el retículo sarcoplásmico cardíaco (Gross et al., 1985). El término genérico para

fosfolípidos con solo una cadena hidrocarbonada es lisofosfolípido.

Como se ha comentado, los fosfoglicéridos son generalmente la clase de

lípidos dominante especialmente en membranas de células de origen animal,

seguidos por las esfingomielina y el colesterol.

Los fosfoglicéridos están representados principalmente por fosfatidilcolina

(FC), fofatidiletanolamina (FE), fosfatidilserina (FS), fosfatidilinositol (FI) y

lisofosfatidilcolina (LFC). Los más abundantes son los tres primeros (figura 5),

siendo la FC y la FE fosfolípidos con carga neta igual a cero, y la FS el fosfolípido

cargado eléctricamente más abundante (carga negativa) (Finean et al., 1978). Por

tal razón, se eligieron como sistema de estudio dos lípidos, uno neutro la

Estearoil-2-Oleil-sn-Glicero-3-Fosfatidilcolina (SOPC) y un lípido cargado

negativamente Estearoil-2-Oleil-sn-Glicero-3-Fosfatidil-L-Serina (SOPS), para la

fabricación de las vesículas que se estudiaron en la primera parte de este trabajo.

A pesar de las considerables variaciones en la composición de

glicerofosfolípidos en las membranas celulares, todos ellos tienen una

característica importante: son anfifílicos, es decir, una parte de la molécula es

insoluble en agua o hidrofóbica (la cadena hidrocarbonada) y la otra parte es

soluble en agua o hidrofílica (la cabeza polar). La polaridad de la cabeza se debe

a la presencia de cargas eléctricas asociadas con el fosfato y la base nitrogenada

si está presente y/o al gran número de grupos oxidrilos. La naturaleza anfifílica de

los lípidos de la membrana se puede claramente ilustrar analizando la estructura

de los fosfolípidos utilizados en este trabajo: la fosfatidilcolina (FC) y la

fosfatidilcolina (FS), esquematizados en la figura 5. En la figura se puede observar

la ubicación de las cargas de la FC: positiva (en el grupo colina) y negativa (en el

grupo fosfato), lo cual resulta en una carga neta cero, característica en los

zwitteriones.

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Estructura general de diacilglicerofosfolípidos

3-sn-ácido fosfatídico

3-sn- fosfatidilcolina

3-sn- fosfatidiletanolamina

3-sn- fosfatidilserina

1(3´-sn- fosfatidil)-sn-glicerol

1(3´-sn- fosfatidil)-inositol

1(3´-sn- fosfatidil)-inositol-4-fosfato

1(3´-sn- fosfatidil)-inositol-4,5-bis(fosfato)

1,3-bis(3´-sn- fosfatidil)-glicerol o cardiolipin

Plasmalógenos

1-octadec-1´-enil-2-hexadecanoil-sn-glicero-3-ácido fosforico o ácido plasménico

1-Alquil-1´-enil-2-acil-sn-glicero-3-fosfocolina o colina plasmalógenoo plasmanilcolina

1-Alquil-1´-enil-2-acil-sn-glicero-3-fosfoetanolamina o etanolaminaplasmalógeno o plasmaniletanolaminacolina

Estructura general de diacilglicerofosfolípidos

3-sn-ácido fosfatídico

3-sn- fosfatidilcolina

3-sn- fosfatidiletanolamina

3-sn- fosfatidilserina

1(3´-sn- fosfatidil)-sn-glicerol

1(3´-sn- fosfatidil)-inositol

1(3´-sn- fosfatidil)-inositol-4-fosfato

1(3´-sn- fosfatidil)-inositol-4,5-bis(fosfato)

1,3-bis(3´-sn- fosfatidil)-glicerol o cardiolipin

Plasmalógenos

1-octadec-1´-enil-2-hexadecanoil-sn-glicero-3-ácido fosforico o ácido plasménico

1-Alquil-1´-enil-2-acil-sn-glicero-3-fosfocolina o colina plasmalógenoo plasmanilcolina

1-Alquil-1´-enil-2-acil-sn-glicero-3-fosfoetanolamina o etanolaminaplasmalógeno o plasmaniletanolaminacolina

Estructura general de diacilglicerofosfolípidos

3-sn-ácido fosfatídico

3-sn- fosfatidilcolina

3-sn- fosfatidiletanolamina

3-sn- fosfatidilserina

1(3´-sn- fosfatidil)-sn-glicerol

1(3´-sn- fosfatidil)-inositol

1(3´-sn- fosfatidil)-inositol-4-fosfato

1(3´-sn- fosfatidil)-inositol-4,5-bis(fosfato)

1,3-bis(3´-sn- fosfatidil)-glicerol o cardiolipin

Plasmalógenos

1-octadec-1´-enil-2-hexadecanoil-sn-glicero-3-ácido fosforico o ácido plasménico

1-Alquil-1´-enil-2-acil-sn-glicero-3-fosfocolina o colina plasmalógenoo plasmanilcolina

1-Alquil-1´-enil-2-acil-sn-glicero-3-fosfoetanolamina o etanolaminaplasmalógeno o plasmaniletanolaminacolina

Figura 5. Glicerofosfolípidos más frecuentemente encontrados en las membranas

biológicas.

17

Con respecto a la molécula de FS, podemos decir que es un anión a pH

neutro, debido a que dos cargas se encuentran en la serina (una positiva y una

negativa en el grupo amino y carboxilo respectivamente), además de la carga

negativa ubicada en el grupo fosfato. Así, la carga neta de la molécula es

negativa.

Esfingomielina Uno de los componentes importantes de las membranas biológicas son los

esfingolípidos, los cuales juegan un papel importante tanto en la estructura como

en la función celular. Una de sus funciones es la formación de dominios en las

membranas al interaccionar con moléculas de fosfolípidos y colesterol. Es

importante mencionar que en el presente trabajo utilizaremos mezclas de éstos

tres lípidos en diferentes proporciones para fabricar los modelos de membranas a

los cuales se le determinarán sus propiedades elásticas.

La estructura fundamental común para esfingolípidos es esfinganina, su

análogo insaturado trans-4-esfinganina o esfingosina y se muestra en la figura 6.

El más simple derivado de esfingosina es sicosina en el cual un monosacárido es

enlazado glicosídicamente al hidroxilo de la posición 1 de la esfingosina. Un

ejemplo es 1-O-(D-galactopiranosil)-esfingosina. La acilación del grupo NH2 en la

posición 2 de la esfingosina da como resultado otra estructura fundamental, N-

acil-esfingosina para la cual el nombre genérico es ceramidas.

Cerebrósidos y gangliósidos. Los lípidos esfingosina, sicosina y ceramida

son esfingolípidos; no obstante este nombre es usado tanto para la clase de

cerebrósidos y gangliósidos como para glicolípidos. Como ya se ha mencionado

el esfingolípido importante para este trabajo es la esfingomielina, la cual esta

formado por una N-Acil-esfingocina o ceramida que en su grupo hidroxilo terminal

se une usualmente a la fosfocolina o fosfoetanolamina mediante un enlace éster.

Similar a fosfolípidos, la esfingomielina contiene un grupo fosfodiester; además de

compartir características fisicoquímicas similares los glicerofosfolípidos y las

esfingomielinas encuentran frecuentemente agrupados.

18

Glicoglicerolípidos Dentro de la clasificación de los glicolípidos, se encuentran los compuestos

llamados glicoglicerolípidos; son aquellos que en la posición sn-3 del glicerol

están unido glicosídicamente un carbohidrato, por ejemplo galactosa. Estos

lípidos son los principales constituyentes de la membrana de cloroplastos. Y están

por encima del 5% de los lípidos polares de las plantas, representando uno de los

lípidos más abundantes de la naturaleza

Los glicoglicerolípidos son raros en el reino animal; contienen un grupo

sulfa unido al carbohidrato y son llamados sulfolípidos. También son encontrados

en cantidades significativas en algas azul verdes y bacterias.

Esfingosina

1-O-β-D-galactosile-esfingosina o sicosina

N-Acil-esfingosina o ceramida

Esfingomielina

Esfingosina

1-O-β-D-galactosile-esfingosina o sicosina

N-Acil-esfingosina o ceramida

Esfingomielina

Figura 6. Esfingolípidos estructuras fundamentales y sus derivados

Cerebrósidos Los cerebrósidos se encuentran dentro de los lípidos llamados

glicoesfingolípidos y su estructura fundamental es ceramida en la cual un mono o

polisacárido es enlazado glicosídicamente a su grupo OH terminal, figura 7. Los

cerebrósidos más complejos son llamados oligoglicosilceramidas usando el

nombre común del residuo mono u oligosacárido. Entendiendo que el azúcar está

19

unido glicosídicamente al C-1 del grupo del hidroxilo de la ceramida. Un ejemplo

es el lactocilceramida.

Gangliósidos Sialoglicoesfingolípidos o gangliósidos son una clase de glicoesfingolípidos

complejos que contienen polisacáridos constituidos por una cadena de cuatro

azucares unidos por enlaces glucosídicos al C-1 del grupo del hidroxilo de la

ceramida. Estos son lípidos aniónicos porque la cadena de polisacáridos contiene

una o más moléculas de ácido siálico (ácido-N-acetil neuramínico) negativamente

cargado (figura 7). El ácido siálico está enlazado glicosídicamente a uno de los

residuos del azúcar o de la cadena del oligosacárido.

Los glicoesfingolípidos están presentes en la monocapa exterior de la

membrana plasmática de mamíferos, usualmente como componente menor. Los

glicoesfingolípidos tienen propiedades antigénicas y actúan como receptores para

anticuerpos, lectinas y ciertas toxinas. Glicoesfingolípidos son constituyentes la

membrana de eritrocitos. Se cree que los glicoesfingolípidos se originan en el

sistema membranoso del retículo endoplásmico desde el cual son exportados al

aparato de Golgi.

Lipopolisacáridos Los lípidos X, Y y A que se muestran en la figura 8 son constituyentes de

las moléculas de los lipopolisacáridos, los cuales se encuentran en la parte

exterior de la membrana de bacterias Gram negativas.

Los lipopolisacáridos (figura 9), son glicolípidos responsables de la antigenicidad y

patogenicidad de Escherichia coli y otras bacterias Gram negativas. Las

lipopolisacáridos, son responsables de una gran variedad de actividades

biológicas: entre otras, median la interacción de los microorganismos con la célula

huésped, activan el sistema inmune de mamíferos y tienen actividad endotóxica.

Estas actividades son responsables del gran interés que han despertado los

lipopolisacáridos en las últimas dos décadas. El lípido A provee la porción

hidrofóbica con el cual los lipopolisacáridos se anclan a la membrana de bacterias

Gram negativas. Las estructuras químicas del lípido X y el lípido Y figura 8 se

20

elucidaron recientemente; ambos pueden ser considerados como constituyentes

de la molécula de lípido A. La estructura del lípido A de Escherichia coli se ha

estudiado extensamente y su estructura propuesta tiene una parte a la que se

unen dos residuos de 2-deoxy-2-amino-D-glucopiranosil, los cuales están unidos

por enlaces β1-6

β-D-galactosilceramida

β-D-Gal-(1-4)-β-D-Glc-ceramidaO lactosilceramida

Gangliósido GM1

N-Acetil-α-D-neuraminato

β-D-galactosilceramida-3´-sulfato

β-D-galactosilceramida

β-D-Gal-(1-4)-β-D-Glc-ceramidaO lactosilceramida

Gangliósido GM1

N-Acetil-α-D-neuraminato

β-D-galactosilceramida-3´-sulfato

Figura 7. Estructuras fundamentales y derivados de glicoesfingolípidos

(cerebrósidos y gangliósidos.)

21

Lípido X Lípido Y

Lípido A

Lípido X Lípido Y

Lípido A

Figura 8. Lipopolisacáridos. La estructura química propuesta del lípido A de E. coli

se presenta junto con la estructura química del lípido X y el lípido Y los cuales son

constituyentes del lípido A (glucosalina)

Figura 9. Estructura del 2—3-deoxy-D-manno-ceto-deoxi-D-ácido-manno-octánico

22

En las secciones anteriores se describieron las propiedades estructurales y

funciones más importantes de los lípidos que conforman las principales

membranas biológicas. A continuación, se tratarán las propiedades físicas y

químicas de los fosfolípidos. Dichas propiedades están directamente involucradas

en la agregación y auto-organización de los fosfolípidos, procesos mediante los

cuales forman bicapas, bases estructurales de las membranas biológicas.

Agregación de Fosfolípidos

Los fosfolípidos son el componente principal en las células y membranas

de organelos, lipoproteínas y tensoactivos de pulmón. La interacción de estos

compuestos con el agua es de vital importancia para la formación de estructuras

que desempeñan importantes funciones biológicas. En esta sección se describen

los agregados lipídicos de más importancia, como las bicapas y las micelas. Es

importante mencionar que la formación de agregados no solamente depende de

las propiedades de los lípidos, sino también de su interacción con el solvente, así

como variables como el pH, la fuerza iónica y la temperatura.

La auto-organización de las moléculas anfifílicas (aquellas compuestas por

una cabeza polar y una cola hidrofóbica) permite la formación de una gran

variedad de estructuras. Las fases resultantes pueden dividirse

esquemáticamente como soluciones isotrópicas, fases sólida y fases líquida

cristalina. Las soluciones isotrópicas se caracterizan por tener desorden a corta y

larga distancia, mientras que las fases líquido cristalino o mesofases presentan

orden a largo alcance. En ambos, soluciones isotrópicas y cristales líquidos, el

estado de las cadenas hidrocarbonadas de las anfifílicas se puede describir en

general como líquido; las moléculas tienen gran movilidad dentro del plano de la

membrana. En cristales, formados por debajo de la temperatura de fusión de las

cadenas hidrocarbonadas, el estado es más o menos parecido al sólido.

Las moléculas anfifílicas pueden auto-organizarse en estructuras de formas

diversas como micelas esféricas o cilíndricas, las cuales tienen hacia su interior

las cadenas hidrocarbonadas rehuyendo del agua, mientras que las cabezas

polares están en la superficie en contacto con el agua. Las micelas esféricas se

23

caracterizan por un valor bajo del llamado parámetro de empaquetamiento v/la <

1/3 y una gran curvatura espontánea. El centro hidrocarbonado de las micelas

esféricas tiene un radio similar a la longitud de las cadenas hidrofóbicas de las

moléculas. Las micelas cilíndricas también tienen un interior compuesto por

cadenas hidrocarbonadas, mientras que las cabezas polares están en la interface

con el agua. En este caso, la longitud de la micela es altamente variable, así que

las micelas son polidispersas en tamaño.

Un aspecto que es importante mencionar es que las micelas se forman a

una concentración dada de moléculas anfifílicas, la cual recibe el nombre de

concentración micelar crítica (cmc), concepto que comentamos a continuación.

Concentración Micelar Crítica Cuando moléculas anfifílicas se disuelven en agua, su característica dual

en cuanto a su polaridad (o inversamente, respecto a su hidrofobicidad) hace

que las moléculas espontáneamente formen estructuras. A concentraciones

bajas, lo primero que ocurre es la formación de una monocapa superficial en la

frontera agua-aire cuyo efecto más notorio consiste en disminuir la tensión

superficial del agua. Esta monocapa se forma porque las cabezas polares

penetran al agua pero las colas hidrofóbicas salen hacia el aire (Fennell et al.,

1999). Sin embargo, si se incrementa la concentración de moléculas anfifílicas

en el agua, estas forman agregados esféricos exponiendo sólo la parte polar al

agua y escondiendo la parte hidrofóbica en el interior de los agregados. Tales

agregados se llaman micelas (Tanford et al., 1980a). Los agregados que se

forman primero generalmente son de forma esférica y la concentración a la cual

inician su formación es conocida como concentración micelar crítica o cmc. La

cmc es una de las características más importantes de las moléculas anfifílicas y

depende de la energía libre ganada cuando un molécula anfifílica aislada en

solución forma parte de un agregado (Tanford et al., 1980a).

Dado que las propiedades de las soluciones de moléculas anfifílicas

tales como turbidez, tensión superficial, conductividad, entre otras, cambian

abruptamente cuando se alcanza la cmc, esta concentración se determina

24

siguiendo la evolución de alguna de estas propiedades. (Israelachvili, 1992). De

manera general, y en una primera aproximación al problema, se puede afirmar

que la predisposición para formar micelas de una molécula anfifílica particular

depende fuertemente de su estructura geométrica. Cuando el volumen de la

cabeza polar de la molécula anfifilica es mayor que el volumen de la cola

hidrofóbica, la molécula tiene una forma cónica. La base del cono es la cabeza

polar y el vértice queda hacia la cola hidrofóbica. En esas condiciones, cuando

las moléculas se aglomeran para formar micelas, tienen una tendencia a

cerrarse dejando la parte hidrofóbica en el interior, lo cual favorece la formación

de micelas en agua. Si por el contrario el volumen de la parte hidrofóbica es

mayor que el de la parte polar, el cono está invertido y la tendencia es a

cerrarse dejando en el interior la parte polar, esto favorece la formación de

micelas en un solvente orgánico (ejemplos: decano, iso-octano, entre otros), a

estas micelas se les conoce como micelas inversas (Israelachvili 1992). Existen

otras situaciones en donde la molécula anfifílica no puede ser concebida como

un cono. Por ejemplo, si el área asociada a la cabeza polar y la sección

transversal de la cola hidrofóbica son comparables, la molécula asemeja más

bien a un cilindro. Esto da lugar a un agregado lamelar de baja curvatura, es

decir, a la formación de bicapas o membranas.

Efecto Hidrofóbico. Las moléculas anfifílicas poseen en su estructura química una fracción

hidrofóbica que rehúye del agua, y una fracción hidrofílica que tiene afinidad por el

agua. Los fosfolípidos son de esta naturaleza, en su parte hidrofóbica

generalmente tiene una cadena hidrocarbonada y en la fracción hidrofílica tienen

un grupo derivado del ácido fosfórico. Debido a la baja solubilidad en agua de la

cadena hidrocarbonada y los fuertes enlaces de hidrógeno entre las moléculas de

agua se genera la fuerza atractiva que mantienen unidos a los fosfolípidos en

complejos moleculares.

El efecto hidrofóbico se puede describir más por una atracción entre las

moléculas de agua que por las atracciones entre moléculas de hidrocarbonos

(Hartley et al., 1936). Según esta visión, la energía libre interfacial de atracción

25

entre moléculas de agua es lo que genera la gran dificultad del contacto del agua

con las moléculas los hidrocarbonos. En términos moleculares el agua es un

líquido altamente estructurada con una configuración tetraédrica y con 4 posibles

enlaces de hidrógeno con otras moléculas de agua vecinas lo que forma un

arreglo muy estable. No obstante se pueden formar nuevos puentes de hidrógeno

con un soluto polar pero no con solutos no polares. En contacto con solutos

hidrofóbicos se rompe el ordenamiento de la red molecular en el agua, además

cuando la parte hidrofóbica de una molécula anfifílicas tiene contacto con el agua,

el área de contacto es reducida, reduciendo así la energía libre (Tanford et al.,

1980).

La fuerte inclinación de las moléculas de agua para formar puentes de

hidrógeno entre sí afecta la interacción con moléculas no polares que son

incapaces de formar puentes de hidrógeno. Ejemplos de estas son los

hidrocarbonos y los fluorocarbonos. Cuando las moléculas de agua se ponen en

contacto con dichas moléculas no polares, se enfrentan a un aparente dilema:

cualquiera que sea la forma en que se presente la molécula de agua, parecería

que una o más de sus cuatro cargas tendrá que apuntar hacia la molécula de

soluto inerte y por lo tanto se perderá la formación del enlace de hidrógeno.

Claramente la mejor configuración tendría el menor número de cargas apuntando

hacia la especie no polar de tal forma que las otras cargas puedan apuntar hacia

la fase acuosa y así estar disponible para participar en la formación de puentes de

hidrógeno. Si la molécula del soluto no polar no es muy grande, es posible que las

moléculas de agua formen una red a su alrededor sin ceder ninguno de sus sitios

disponibles para enlaces de hidrógeno. El principal efecto en la interacción del

agua con moléculas no polares es la reorientación de las moléculas de agua de

tal forma que puedan participar en la formación de enlaces de hidrógeno con el

agua del volumen.

Así gracias a la extraordinaria habilidad de coordinación de las moléculas

tetraédricas para enlazarse entre ellas alrededor de casi cualquier molécula inerte

sea la que fuera su forma o tamaño, el aparente dilema mencionado

anteriormente es a menudo fácil de resolver. De hecho ya que las moléculas de

26

agua en estado líquido participan en promedio en aproximadamente 3.0 a 3.5

enlaces de hidrógeno, al parecer alrededor de una molécula de soluto inerte las

moléculas de agua tiene en realidad una mayor coordinación (de cuatro) y por lo

tanto su arreglo puede ser más ordenado que en el volumen del líquido. Esto

frecuentemente es referido como solvatación o hidratación. En el presente no hay

una teoría simple y completa de dichas interacciones soluto-solvente que permita

explicar el efecto hidrofóbico. No obstante, estudios teóricos y experimentales

indican que la reorientación o reestructuración del agua alrededor de solutos o

superficies no polares es entrópicamente desfavorable, ya que se altera la

estructura existente del agua y se impone una estructura más ordenada. También

se observa que para diferentes hidrocarbonos, la energía libre es

aproximadamente proporcional al área superficial de las moléculas. Es claro que,

cuando las moléculas de agua en el bulto tienen un rearreglo de coordinación

para dar cabida a una molécula extraña de soluto el precio es alto; pero cuando

una molécula de agua es completamente sacada de su red de interacción el

precio es aún más alto. La inmiscibilidad de sustancias inertes en agua, y la

naturaleza principalmente entrópica de esta incompatibilidad es conocida como

efecto hidrofóbico (Tanford, 1980). Este efecto es el responsable de que el agua y

el aceite nos se mezclen. También, este efecto explica la formación de micelas y

de membranas biológicas.

Formas y Agregados de Moléculas Anfifílicas. Las moléculas anfifílicas tales como surfactantes, lípidos, copolímeros y

proteínas por su naturaleza dual pueden organizarse espontáneamente en

presencia de agua formando arreglos moleculares de forma esférica o cilíndrica

llamados micelas. Otra estructura posible son las bicapas; estas a su vez, pueden

tener una topología abierta (planos fluctuantes) o pueden formar agregados

cerrados como las vesículas. Las condiciones fisicoquímicas del sistema

(temperatura, concentración, pH, fuerza iónica) determinan cual fase es estable

en un momento dado y cuales son las transformaciones posibles entre ellas.

La explicación a éste comportamiento se hizo desde el punto de vista de

que la autoagregación se llevaba acabo termodinámicamente debido al efecto

27

hidrofóbico. Así que se asumió que en las micelas la cadena hidrocarbonada

estaba completamente confinada en su interior, donde se asumió que no había

agua. El grupo que conforma la cabeza polar se ordena en la superficie del

agregado manteniendo un fuerte enlace con el agua. (Tartar H. V. et al., 1955)

En las micelas el área por molécula de lípido es menor que en las bicapas

las cuales frecuentemente forman estructuras cerradas llamadas vesículas o

liposomas y el área por molécula calculada en las monocapas interna y externa

difieren ligeramente de una estructura lamelar plana.

Por otra parte, un aspecto importante es referente a los anfifilos con dos

cadenas hidrocarbonadas tales como los fosfolípidos, el área de la cabeza sería

la misma si la molécula tuviera una o dos cadenas hidrocarbonadas, pero el área

por cadena sería la mitad si fuera de una sola cadena en lugar de dos (Tanford et

al., 1980) por lo que es claro que la estructura química de los componentes de

una membrana puede modificar de manera importante la forma de los agregados.

Como se había comentado las diversas formas en las que se organizan los

lípidos en agua esta gobernada tanto por las propiedades estructurales de las

moléculas anfifílicas como las propiedades del solvente. Una teoría considera las

propiedades geométricas de los lípidos y su capacidad para agruparse en función

de dichas características relacionando el área óptima de superficie ao, el volumen

de las cadenas hidrocarbonadas v, la longitud crítica de la cadena lc, la longitud

crítica de la cadena es la longitud máxima al cual se puede extender la cadena.

Las cantidades mencionadas anteriormente definen el parámetro crítico de

empaquetamiento v/ao lc que determina la forma que adoptarán las moléculas

anfifílicas ensambladas (Israelachvili, 1980).

Las estructuras predichas son aquellas en las cuales cada molécula de

lípido tendrá un mínimo de energía. Por lo que, sí el valor resultante de la

ecuación del parámetro de empaquetamiento v/ao lc es menor a 1/3 corresponderá

a una molécula en forma de cono, favoreciendo la formación de micelas; si el

valor está entre 1/3 y 1/2 corresponde a una forma de cono truncado,

favoreciendo la formación de micelas cilíndricas y elipsoidales; si los valores están

entre 1/2 y 1 la forma de las moléculas corresponden a cilíndricas, y se formarán

28

bicapas o vesículas, y si el valor es mayor a 1 corresponde a moléculas con

cabezas relativamente pequeñas, formando micelas inversas o una fase

hexagonal invertida. No obstante se sabe que los diacilfosfolípidos tienen una

forma aproximada a los cilindros, así que forman principalmente bicapas es decir

estructuras lamelares. Por otra parte algunos fosfolípidos tales como

fosfatidiletanolaminas insaturadas tienden a formar fases hexagonales, ya que

ellos tienen una cabeza relativamente pequeña en comparación con el volumen

de la región de la cadena hidrocarbonada (Israelachvili, 1980).

Por otra parte para moléculas que se ensamblan para la formación de

micelas esféricas, su área de superficie óptima a0 debe ser suficientemente

grande y su volumen v suficientemente pequeño de tal forma que el radio de la

micela R no exceda la longitud crítica de la cadena lc

Es importante decir que los lípidos que forman bicapas son aquellos que no

se pueden empacar dentro de una estructura micelar debido a su pequeña área

de la cabeza polar a0 o porque su cadena hidrocarbonada es demasiado

voluminosa para caber en agregados pequeños. Para lípidos que forman bicapas,

el valor de v/ao lc se debe encontrar cercano a 1, y esto requiere que para la

misma área de la cabeza a0 y longitud de la cadena lc, su volumen v deba ser

aproximadamente dos veces mayor al de los lípidos que forman las micelas. Por

ello, los lípidos con dos cadenas hidrofóbicas tienen gran propensión a formar

bicapas. Por ejemplo, una cadena de lisolecitina forma pequeñas micelas, aunque

no de forma esférica, mientras que la lecitina,con dos cadenas tales como di-C14 y

di-C16, forma bicapas.

La existencia de la doble cadena hidrocarbonada en la estructura química

de los lípidos también afecta a otras propiedades de los agregados, tanto

estáticas como dinámicas. Esto es debido a que se incrementa la hidrofobicidad

de los lípidos, la cual a su vez reduce drásticamente su cmc. Las estructuras

autoensambladas son con frecuencia altamente dinámicas, con las moléculas en

constante movimiento térmico; además, existe un equilibrio en cuanto al

intercambio de moléculas con los monómeros que permanecen en solución.

29

Por otra parte, las bicapas también pueden formar las estructuras cerradas

conocidas como vesículas. En este caso, se vuelve más favorable el cierre de las

bicapas para generar una forma esférica que una estructura plana infinita. Esto es

debido a que en una bicapa cerrada (vesícula) se eliminan los bordes

energéticamente desfavorables. Así, cuando los lípidos en una bicapa curvada

pueden mantener su área en el valor óptimo, las vesículas son las estructuras

preferidas. Como ya se ha comentado antes, las bicapas planas existen cuando el

valor del parámetro de empaquetamiento es v/ao lc ≈ 1. Para una bicapa curvada

los lípidos de la monocapa externa deben estar disponibles para empacarse en

promedio en conos truncados, lo cual requiere que v/ao lc <1.

Fases Liotrópicas de Fosfolípidos

Nomenclatura Las moléculas anfifílicas como lo son los fosfolípidos tienen gran habilidad

de formar estructuras diversas con gran periodicidad y poco grado de desorden.

Luzzati et al, realizaron un estudio detallado de muchas fases formadas por

moléculas anfifílicas anhídridas e hidratadas.

La nomenclatura más ampliamente usada y aceptada para nombrar las

mesofases liotrópicas es la propuesta por (Luzzati et al., 1999).

En esta nomenclatura el tipo de red se denota con una letra mayúscula, L

para lamelar, H para hexagonal, y Q para cúbica. Se utilizan los subíndices I y II

para denotar si el tipo de fase es normal aceite en agua o inversa agua en aceite.

Además se usa una letra griega como subíndice para denotar la conformación de

la cadena hidrocarbonada: β para fase gel ordenada, α para fase líquida, αβ para

las regiones de coexistencia de fase gel y fase líquida y δ para la conformación de

cadenas helicoidales, además la letra c se usa frecuentemente para denotar un

arreglo cristalino. En la tabla 3 se describen las mesofases liotrópicas.

30

Tabla 3 Principales mesofases liotrópicas Fases lamelar sólida

Tipo Nombre Estructura de la fase 3-D Lc Cristal 3-D 2-D Lc

2D Pβ’ Pδ

Cristal 2-D Gel rígido Listón ordenado

1-D Lβ Lβ’ LβI Lαβ

Gel no inclinado Gel Inclinado Gel interdigitado Gel parcial

Fases fluidas

Tipo Nombre Estructura de la fase 1-D Lα Lamelar fluida 2-D H

Hc R M

Hexagonal Hexagonal complejo Rectangular Oblicuo

3-D Q T R O

Cúbico Tetragonal Romboédrica Ortorrómbico

Nomenclatura para nombrar las mesofases liotrópicas

Fase lamelar sólida Cristales Lamelares. 3-D. Uno o más cristales en fase Lc se forman a bajas

temperaturas y/o hidratación por esencialmente todos los fosfolípidos. Estas fases

pueden presentar un amplio o poco orden en tres dimensiones y son no obstante

cristales verdaderos; algunas veces se presentan anhidros, pero también pueden

contener moléculas de agua.

Cristal Lamelar 2-D. La fase subgel, consiste en una hoja cristalina que no

está regularmente ordenada y se le ha llamado cristal de dos dimensiones

(Blaurock et al., 1986).

Fase Lamelar ordenada 2-D. Existe un número de fases que son

parcialmente desordenadas, y que exhiben un orden traslacional en dos

dimensiones. Todas estas fases están basadas en la modulación de su estructura

lamelar.

31

Fase Pβ´ Gel Rígida. Ocurre a temperaturas por debajo de la fase lamelar

fluida Lα como se muestra en la figura 10 (inciso a) y esto ha sido observado en

fosfatidilcolinas (Tardieu A. et al,. 1973), fosfatidilglicerol a pH neutro, (Watts A. et

al., 1978), fosfatidiletanolamina, (Stümpel J. et al., 1980), y en ácido fosfatídico

(Harlos, K. et al., 1979) a pH altos.

Fase Lamelar ordenada 1-D. En esta fase las moléculas son ordenadas

en las bicapas la cual a su vez se ordena en una estructura de multicapas y están

separadas entre ellas por agua como se muestra en la figura 11. Las bicapas son

paralelas y equidistantes entre sí, el espesor de la capa de agua depende de

factores tales como el contenido de agua, temperatura, tamaño de la cabeza,

polaridad y carga. Respecto a la cadena hidrocarbonada esta puede ser un gel

(β), gel parcial (αβ) o helicoidal (δ).

En la fase gel las cadenas son rígidas completamente extendidas y

empacadas en dos dimensiones en una red hexagonal. Las cadenas

hidrocarbonadas pueden ser paralelas Lβ, como se muestra en el inciso b de la

figura 10, rígidas (Lβ) (inciso c) o interdigitada (LβΙ) (inciso d) (Rank, J. L. et al.,

1980).

La fase Lδ se ha observado en fosfatidilcolina seca (Doucet J. et al.,

1983), en este caso las moléculas están arregladas en forma lamelar pero las

cadenas hidrocarbonadas están en forma helicoidal con un arreglo de red

cuadrada en dos dimensiones. Las cabezas polares están orientadas

perpendicularmente a la bicapa y las cadenas de carbonos están interdigitadas

con las moléculas de la otra monocapa.

Fase fluida 2-D. Las fases fluidas de dos dimensiones mejor establecidas

son las fases de topología hexagonal HI y HII normal y inversa como se muestra

en la figura 12. Las cadenas son fluidas y están contenidas dentro de cilindros tipo

I o normal hexagonal (HI), o el agua está dentro de los cilindros y las cadenas

hidrocarbonadas fluidas llenan el espacio entre los cilindros (HII). La fase HI se

presenta comúnmente en sistemas de tensoactivos simples y no con

diacilfosfolípidos. La fase (HII) se presenta frecuentemente en sistemas de

diacilfosfolípidos como fosfatidiletanolamina, de cabeza pequeñas y débilmente

32

hidratadas así como fuertes interacciones cabeza-cabeza (Seddon et al., 1990).

Se han observado fases similares a HI pero con simetría rectangular u oblicua con

ciertos tensoactivos como el dodecil sulfato de sodio SDS y agua (Kékicheff et al.,

1987).

a) b)

c) d)

a) b)

c) d)

Figura 10. Estructuras de fase gel: a) Gel rígido Pβ’, b) Gel no inclinado Lβ, c) Gel inclinado Lβ’, d) Gel interdigitado LβΙ.

Fase fluida 3-D. En esta fase se puede observar un complejo patrón de

picos de Bragg en la región de bajo ángulo. Lα puede estar en una topología

normal (aceite en agua) o inversa (agua en aceite). La gran mayoría de las fases

líquidas de tres dimensiones hasta ahora descubiertas son de simetría cúbica,

aunque también se han detectado fases de topología inversa tales como:

romboedros, tetragonales, y ortorrómbicos en pocos sistemas de lípidos de baja

hidratación.

33

Aceite

Agua

Aceite

Agua

Aceite

Agua

Aceite

Agua

Figura 11. La fase lamelar fluida Lα en su conformación en agua y aceite

Fase de solución. La estructura de las fases puede ser formada por

fosfolípidos los cuales se pueden autoensamblar por sus propiedades en micelas,

microemulsiones, o la llamada L3 fase esponja. a)

b)

a)

b)

Figura 12. Fases hexagonales normal e inversa a) HI, b) HII

34

Las micelas pueden ser formadas por fosfolípidos de cadena corta

generalmente C6 o C8 o por lisofosfolípidos en agua; las micelas pueden tener una

variedad de formas tales como esferas, tubulares, discos, además se pueden

obtener soluciones de micelas inversas al hidratar fosfolípidos en presencia de

ciertos solventes orgánicos como lo son benceno o clorobenceno (Luisa et al.,

1985). Por otra parte se sabe que las fosfatidilcolinas en presencia de pequeñas

cantidades de agua de 2 a 8 moléculas por lípido y ciertos solventes orgánicos

como los alcanos forman geles rígidos no birrefringentes (Scartazzini R., 1988).

Las microemulsiones por otra parte son soluciones transparentes

microestructuradas formadas por una mezcla de tensoactivo, aceite y agua (de

Gennes P. G., 1982). En algunos sistemas de tensoactivos, se han encontrado

geles rígidos de microemulsiones los cuales presentan una estructura de fase

cúbica, aunque aparentemente esta basada en una monocapa interfacial mas que

en una bicapa como la fase cúbica bicontinua de fosfolípidos (Anderson D. M.,

1990; Scartazzini R. 1988; Radiman S., 1990).

Vesículas de Fosfolípido: Las vesículas son estructuras formadas por lípidos con propiedades

anfifílicas que en presencia de agua o soluciones acuosas interaccionan entre sí y

con el solvente bajo condiciones adecuadas formando bicapas lipídicas que se

cierran atrapando volúmenes de solvente; las formas que toman pueden ser

diversas: esferas, tubulares, mixtas, trenzados, en forma de collar de perlas, entre

otras (Paredes, G. et al. 2006).

En éste sentido en la década de los sesentas se mostró que los fosfolípidos

en presencia de agua formaban espontáneamente estructuras cerradas de

membranas y se propuso la aplicación de las vesículas de fosfolípido como

modelos de membranas biológicas (Bangham A. et al., 1968).

Como es sabido el estudio de las propiedades fisicoquímicas de

membranas tiene un gran interés en la actualidad para entender los fenómenos

básicos de funcionamiento y estructurales de la vida a escala celular. Una de las

interrogantes fundamentales estriba en la elucidación de la relación entre la

función de una membrana y su composición química. Otra interrogante es el

35

efecto de la composición de las membranas sobre la forma característica de los

organelos, células y microorganismos (Hotani et al., 1999). En éste sentido, en

nuestro trabajo nos proponemos estudiar de manera sistemática la relación entre

la composición química de las membranas modelo formadas por mezclas de

fosfolípidos y las formas que adquieren las membranas, lo cual está relacionado

con su función biológica. Por otra parte y paralelamente a este interés

fundamental, existe un gran interés comercial por la aplicación de los agregados

de fosfolípidos en industrias como la alimenticia y la biotecnológica (Gutiérrez et

al., 1999).

Las vesículas multilamelares son agregados esféricos formados por

bicapas lipídicas arregladas de manera concéntrica y equidistantes, separadas

por capas de agua. Las vesículas multilamelares tienen un patrón característico

en la difracción de rayos x, mostrando una serie de picos a bajo ángulo y una

reflección ancha y difusa en la región de ángulo amplio. A bajo ángulo el patrón

consiste en una serie de picos, lo cual es debido al arreglo periódico de las

bicapas.

Las vesículas unilamelares son definidas como agregados esféricos que

constan de una sola bicapa o membrana cerrada que rodea un volumen acuoso.

El patrón de difracción de rayos x de dispersiones diluidas de vesículas

unilamelares es claramente diferente a las presentadas por vesículas

multilamelares ya que se observa, como se comentó una amplia dispersión en vez

de una serie de picos a bajo ángulo.

Las vesículas unilamelares son divididas de manera arbitraria en dos

clases de acuerdo a su tamaño; las vesículas con diámetros mayores a 100 nm

son referidas como vesículas unilamelares grandes y vesículas menores a 100

nm como vesículas unilamelares pequeñas (Hope M. J. et al, 1986). Por otra

parte, a las vesículas con un tamaño aproximado a 20 μm se les denomina

vesículas gigantes; pueden ser tanto unilamelares como multilamelares.

36

Dinámica e Interacción de los Lípidos de Membrana

La matriz de lípidos de casi todos las biomembranas es un líquido cristalino

en estado lamelar caracterizado por la formación de una bicapa estable

principalmente formada por fosfolípidos que mantienes sus propiedades fluidas y

su movilidad molecular. Los grados de libertad en la movilidad de los lípidos están

inherentemente ligados a la elasticidad de la bicapa pero también a las funciones

de la membrana, tales como permeabilidad para solventes, solutos y la acción de

proteínas periféricas y proteínas integrales de la membrana. Mantener la

naturaleza de la fase líquido cristalino de los lípidos requiere una composición

específica de la membrana, rango de temperatura y estado de hidratación (Reiss-

Huson, F., 1967).

El orden y dinámica de los lípidos son estudiados por resonancia

magnética nuclear (NMR), infrarrojo y espectroscopía Raman, espectroscopía de

fluorescencia con marcadores localizados en diferentes regiones de la bicapa,

calorimetría diferencial de barrido (DSC), rayos x y experimentos de difracción de

neutrones, además de simulaciones moleculares. Las simulaciones moleculares

proveen la localización dependiente del tiempo de todos los átomos de la bicapa,

permitiendo la más detallada descripción del movimiento molecular (Pastor, R. W.

et al., 1991)

Proteínas de la Membrana Las proteínas son responsables de una gran cantidad de procesos

dinámicos llevados a cabo en la membrana, dichas membranas lipídicas forman

una barrera impermeable y por lo tanto establecen los compartimientos en la

célula. En particular, ciertas proteínas transportan químicos e información a través

de la membrana.

Las membranas difieren en su contenido de proteínas. La mielina, una

membrana que sirve como un aislante alrededor de ciertas fibras nerviosas, tiene

una baja concentración de proteínas (18%), también cuenta con una

concentración relativamente alta de lípidos que funcionan como aislamiento. En

contraste, las membranas de muchas otras células son muy activas; estas

37

contienen bombas, canales, receptores y enzimas. El contenido de proteínas de

las membranas plasmáticas, de las mitocondrias y cloroplastos, tienen el más alto

contenido de proteínas generalmente el 75%.

Las proteínas de la membrana poseen características especiales que las

diferencian de otras proteínas globulares debido a que frecuentemente contienen

una proporción elevada de aminoácidos hidrofóbicos, en especial en las zonas de

las proteínas que están embebidas en la membrana. (Berg. J. M. et al., 2002).

Interacción de Proteínas con Lípidos La facilidad o dificultad para extraer una proteína de la membrana nos

indica la fuerza de asociación entre ambas. Algunas proteínas de membrana

pueden ser solubilizadas por medios relativamente suaves, tales como extracción

por una solución de alta fuerza iónica (ej. NaCl 1M). Otras proteínas están

fuertemente enlazadas; estas pueden ser solubilizadas usando detergentes o

solventes orgánicos. Las proteínas de membrana se clasifican en periféricas o

integrales con base en su capacidad de disociarse de la membrana. Las proteínas

integrales de membrana interactúan intensamente con la cadena hidrocarbonada

de la membrana lipídica, y agentes que compitan por esta interacción no polar

pueden liberarlas. En contraste, las proteínas periféricas están unidas a la

membrana por interacciones electrostáticas y puentes de hidrógeno con la cabeza

polar de los lípidos. Estas interacciones se pueden romper por cambios en el pH o

fuerza iónica. Muchas proteínas periféricas están unidas a la superficie de las

proteínas integrales ya sea en el interior o exterior de la membrana.

Fluidez de la Membrana Los constituyentes de las membranas biológicas tienen las propiedades de

un líquido bidimensional. Así, las componentes están en movimiento térmico

continuo y pueden difundirse cuando hay gradientes de concentración. La fluidez

es una propiedad que se puede considerar inversa a la viscosidad. La fluidez de

la membrana puede ser interpretada como una medida del movimiento viscoso de

sus constituyentes, tales como las proteínas involucradas en procesos dinámicos

38

como rotación y difusión lateral. Se puede decir que también la viscosidad es una

propiedad que de alguna manera participa en la función de las membranas.

Transiciones de Fase en las Membranas Los lípidos en membranas biológicas pueden existir en un estado de alto

orden cristalino (estado gel) o en un estado menos ordenado de viscosidad

variable (líquido cristalino). El paso de un estado al otro se denomina transición de

fase y ocurre a una temperatura fija para cada fosfolípido particular. Por ejemplo,

una bicapa artificial compuesta por fosfatidilcolina con dos ácidos mirísticos (14:0)

esterificados al glicerol está en estado gel a temperaturas por debajo de 25 ºC.

Cuando la temperatura es elevada por encima de los 25 ºC la bicapa de lípidos

pasa de un gel cristalino a un cristal líquido mucho más fluido (Karp et al., 1979).

En el último estado mencionado las cadenas hidrocarbonadas adquieren

considerablemente más movilidad. Aunque el glicerol y la cabeza polar mantienen

un arreglo regular, existe evidencia de incremento en la movilidad del grupo polar

y de una reorganización del agua alrededor de este grupo durante el cambio de

fase (Chapman et al., 1975a, b). La temperatura a la cual ocurre el cambio de gel

a cristal líquido se llama temperatura de transición. Ésta se puede medir usando

varias técnicas fisicoquímicas incluyendo calorimetría, tal como se describe en la

sección de materiales y métodos.

Experimentos en sistemas artificiales y membranas naturales han mostrado

que la temperatura de transición es dependiente de la longitud de la cadena del

ácido graso, el grado de insaturación de esta cadena, la naturaleza de la cabeza

polar, el estado de hidratación de la membrana, la presencia o proporción de

colesterol y la pureza de los lípidos constituyentes (Chapman, 1975; Chapman y

Wallach, 1968).

Dominios en la Membrana Celular

En los últimos años ha tomado importancia el tema de la organización de

los lípidos y las proteínas de membrana, específicamente aquellos que se han

concentrado en regiones localizadas conocidas colectivamente como

microdominios de membrana. Por esto ha emergido el interés por un específico

39

tipo de regiones conocidas coloquialmente como (dominios) de membrana.

Precisamente, estas regiones son generalmente definidas como dominios ricos en

esfingolípido y colesterol en fase liquido ordenado. Se ha propuesto que estos

dominios están involucrados en una amplia variedad de procesos celulares tales

como, clasificación de proteínas (Simons, K. 1997), señal de transducción

(Zajchowski, L. D., 2002), transcitosis (Simionescu, N., 1983), (Anderson, R. G.

W., 1992), rutas alternativas de endocitosis (Smart, E. J., 1999), internalización de

toxinas, bacterias y virus (Parton, R. G., et al. 1994, Fivaz, M. et al 1999, Shin, J.

S. et al. 2000), proceso de ensamble y liberación en VIH-1 (Ono, A., and Freed, E.

O., 2001), y transporte de colesterol (Oram, J. F. et al., 1996, Smart, E. J. et al,

1996).

La hipótesis de los dominios es que se les ha descrito como estados de

separación discreta en fase líquida ordenada y desordenada que se presenta

cuando las membranas contienen cantidades suficientes de esfingolípido y esterol

(Brown, D. A., 2001). Un dominio se define como una región que está diferenciada

por sus características físicas que lo distinguen de sus alrededores. En las

membranas los dominios se caracterizan por un espacio ordenado de lípidos y

proteínas. Los dominios de las membranas son regiones ricas en colesterol y

esfingolípidos, y son regiones especializadas que tienen un tamaño y propiedades

bioquímicas únicas.

En las características estructurales del colesterol y de los efingolípidos se

encuentra parte de la explicación de su comportamiento en las membranas. La

esfingomielina en un típico dominio de membrana contiene una ceramida como

estructura principal a la cual se une una fosfatidilcolina para formar lo que se

llama cabeza polar. Debido a los grupos amida y oxidrilo de la esfingomielina,

estos lípidos tienen un grupo donador y receptor para la formación de puentes de

hidrógeno. Además, la cadena hidrocarbonada de la esfingomielina, a la cual se

une la amida, es generalmente saturada. Colectivamente estas propiedades

permiten a estos lípidos la facilidad de formar una red de enlaces de hidrógeno.

En contraste, los predominantes glicerofosfolípidos contienen en su estructura

básica una molécula de glicerol al cual se une un ácido graso en la posición sn-1

40

y sn-2 por medio de enlaces ester. Las cadenas hidrocarbonadas de los

fosfolípidos tienes usualmente 16 o 18 carbonos de longitud, frecuentemente

insaturada en la posición sn-2 y tienen solamente la capacidad de aceptar un

enlace de hidrógeno. No obstante se organizan dentro de la membrana de

manera distinta a los esfingolípidos. Los compuestos más abundantes que forman

la cabeza y que están unidos al glicerol por medio del un enlace fosfo-ester son

serina, colina y etanolamina.

La diferencia en organización de los fosfolípidos y esfingolípidos es clara

cuando se compara las temperaturas de transición de fase de estas especies de

lípidos (Brown, R. D. et al, 1998). El comportamiento de fase de la bicapa lipídica

en general depende del empacamiento, el grado de orden y de la movilidad de

sus lípidos constituyentes; las dos fases mas contrastantes son las fases gel y

líquido cristalino. En una mezcla homogénea de lípidos la temperatura de fusión

de la cadena larga de esfingomielina es de 40 ºC en comparación a -3 ºC para 1-

palmitoil, 2-oleil, fosfatidilcolina (POPC). Las insaturaciones que presenta la

estructura de las cadenas hidrocarbonadas impiden la linearidad de la molécula y

la cohesividad del empaquetamiento de estos lípidos. No obstante la temperatura

de transición de fase de fosfatidilcolina (PC) se incrementa dramáticamente de -3

a 49 ºC cuando la cadena monoinsaturada del ácido graso 18:1, es remplazada

por 18:0.

Los fosfolípidos y glicoesfingolípidos en membranas celulares existen en un

ambiente conteniendo varios tipos de moléculas como el colesterol y las proteínas

como se muestra en la figura 13. El colesterol esta intercalado entre cadenas

lipídicas, los cuatro anillos del colesterol permiten una pequeña flexibilidad

conformacional y no se acomoda fácilmente en la matriz hidrocarbonada. El grupo

3-hidróxi del colesterol permite a la molécula orientarse paralelamente a las

cadenas hidrocarbonadas de los lípidos, con el OH en la interfase lípido/agua.

Estas propiedades del colesterol provocan un decremento en la transición de fase

de gel a líquido cristalino tanto de esfingolípidos como de la bicapa lipídica.

(Ipsen, J. H., et al., 1987).

41

El empaquetamiento de los esfingolípidos específicamente esfingomielina y

fosfolípidos lleva a la membrana a una separación de fases. Las regiones de la

membrana ricas en esfingolípidos coexisten con dominios ricos en fosfolípidos. En

una región de la membrana, que esta enriquecida con esfingomielina y colesterol,

se puede esperar una tercera fase, una fase líquida ordenada (Io). Las cadenas

hidrocarbonadas de los lípidos están extendidos y firmemente empacados, como

en la fase gel pero tienen un alto grado de movilidad lateral.

La estructura de las membranas al parecer se mantiene unida o

estabilizada principalmente por interacciones hidrofóbicas entre ácidos grasos

saturados, esfingomielina y glicoesfingolípidos, estabilizados por moléculas de

colesterol intercaladas.

Como se sabe la monocapa externa de los dominios está selectivamente

enriquecida con glicoesfingolípidos; además, otro lípido de gran importancia en su

constitución es la ceramida (Václav, H.et al., 2005).

FL Aniónico

FL Neutro

Ác. Graso Insaturado

Ác. Graso Saturado

ColesterolFosfolípidoAnular

FosfolípidoAnular

Colesterol Anular

RaftTransmembranal

Raft

FL Aniónico

FL Neutro

Ác. Graso Insaturado

Ác. Graso Saturado

ColesterolFosfolípidoAnular

FosfolípidoAnular

Colesterol Anular

RaftTransmembranal

Raft

Figura 13. Representación esquemática de los dominios lipídicos de la membrana

plasmática. El nombre de fosfolípido anular se refiere a la primera molécula de

fosfolípido alrededor del colesterol o proteína. Y colesterol anular se le llama a la

primera molécula de colesterol alrededor de una proteína.

42

Los dominios probablemente existen en la fase líquida ordenada (Io) o en

un estado de propiedades muy similares dado las cadenas hidrocarbonadas

largas y saturadas de la esfingomielina. Los fosfolípidos naturalmente tienen una

cadena insaturada en la posición sn-2, y tienden a tener una menor afinidad por la

fase (Io) y están así excluidos de estos dominios.

Debido a que el colesterol puede promover separación de fases en

mezclas de fosfolípidos y esfingomielina (Sankaram, M. B., et al., 1991), se tiene

la hipótesis que los dominios pueden formarse en membranas celulares con

relativamente bajos niveles de colesterol. Más aún esto explica por que colapsan

los dominios y su función por la disminución de colesterol en las membranas. Es

importante considerar que los lípidos pueden estar asociados a cualquiera de los

tres estados: sólido gel, líquido ordenado, o líquido desordenado. Así, en la

membrana plasmática de las células los tres estados antes citados pueden

coexistir y se puede encontrar un tipo específico de lípido en más de un dominio.

No obstante, no todo el contenido de colesterol y glicoesfingolípido en la

membrana está asociado con los dominios.

Evidencia Experimental de la Existencia de Dominios Los dominios de lípido se detectaron por primera vez en fibroblastos como

grandes matrices proteicas insolubles a detergentes, estos complejos estaban

enriquecidos con glicoesfingolípidos, también se describe la formación de

microdominios de colesterol y glicoesfingolípidos que sirve como plataforma para

el transporte de lípidos y proteínas desde el aparato de Golgi a la membrana

plasmática (Lisanti, M. P. et al., 1988).

Por otra parte, se ha demostrado que el colesterol y la esfingomielina

interaccionan fuertemente en los microdominios de membranas. En estos

estudios se observó que una disminución en la concentración de esfingomielina

de la superficie de la membrana afecta a la biosíntesis y subsecuente localización

del colesterol. Estas observaciones y estudios anteriores ayudaron a argumentar

que es necesaria una interacción entre colesterol y esfingomielina para el proceso

normal de transporte intracelular (Scheek et al., 1997). Por otra parte se demostró

que un 33 mol % de colesterol induce la formación de la fase líquida ordenada en

43

vesículas mixtas de esfingomielina/PC, las vesículas con concentración entre 10 y

13 mol % de esfingomielina tienen una estructura similar a la de las membranas

plasmáticas (Ahmed, S. N., et al., 1997).

Una problemática de los dominios es que son pequeñas islas que no se

pueden observar fácilmente por técnicas comunes de microscopía en la superficie

de una célula intacta. No obstante, al parecer el marcaje de los dominios con

moléculas fluorescentes de anticuerpos o la toxina del cólera han dado resultados

positivos. Esto es debido a que la toxina del cólera tiene afinidad por glicolípidos

encontrados específicamente en los dominios. Esto a su vez nos indica que

probablemente el tamaño del dominios está por debajo de los límites de la

microscopía óptica (Hiscox S. et al., 2002).

Organización de los Dominios El término dominio lipídico incluye a los caveolae, estructuras generalmente

definidas tanto por su morfología y composición rica en caveolina como por sus

microdominios de líquido ordenado (Io). Se han descrito algunas características

comunes de la organización básica de los microdominios en las membranas.

Estas características se ilustran en la figura 14.

Dominio de proteínasDominio de proteínas

Figura 14. Los lípidos de los dominios en la fase líquido ordenada (Io) se

muestran rodeados por lípidos en la fase líquido desordenada (Id). Se muestra

también que el agrupamiento de los dominios de proteínas puede formar dominios

de mayor tamaño al coaleser (A) o pueden unirse al raft de mayor tamaño por

afinidad de las proteínas (B).

44

Comúnmente los dominios son ricos en colesterol y tienen un firme

empaquetamiento de esfingolípidos en la fase líquido ordenado (Io), y una

creciente afinidad por gangliósidos (Hagmann, J. et al., 1982). Además, existe una

variedad de proteínas que están asociadas a las membranas resistentes a

detergentes (MRD). Estas proteínas, las cuales incluyen caveolina-1, -2 y -3,

hemoaglutinina, entre otras, se usan frecuentemente como marcadores de

dominios (Anderson, R. G. W. et al., 2002). Resultados recientes han demostrado

que proteínas transmembranales son frecuentemente encontradas en los

dominios (Claas, C., et al., 2001). Estas proteínas intervienen en diversos

procesos incluyendo fusión de la membrana, agregación de plaquetas,

proliferación y activación de células T y B (Hemler, M. E., et al., 1996). La

superficie citoplásmica de las caveolae están cubiertas con caveolina, una familia

de proteínas entre 21 y 25 KDa que forman una capa de la membrana (Rothber,

K. G., et al., 1992). La caveolae está involucrada en la endocitosis, señal de

transducción, y contiene receptores de tirosina quinasa. Por otra parte, se ha

identificado una pequeña fracción que se denomina lipd shell (concha de lípidos)

(Anderson, R. G. W. et al., 2002). A estas estructuras lipídicas se les llama así por

que contienen una costra o concha de colesterol y esfingolípidos. La predicción de

tamaño de una concha de lípidos que contiene las proteínas membranales y 80

moléculas de colesterol-esfingolípido es aproximadamente de 7 nm. y existen

como unidades móviles en el plano de la membrana.

Función de los Dominios La asociación en la membrana de los lípidos ricos en colesterol y el firme

empaquetamiento de los dominios en la membrana permite la formación de

complejos de señalización. Los dominios contienen una alta concentración de

moléculas de señalización y se han clasificado como centros de señalización. Los

mecanismos por los cuales funcionan estos centros no están completamente

entendidos. Algunas moléculas de señalización como proteínas y lípidos se han

identificados en los dominios, estas incluyen las proteínas transmembranales,

EGF receptor (Furuchi, T. et al., 1998), receptor bradkinin B2, TCR, y BCR

(Haasemann, M. et al., 1998). Los lípidos, esfingomielina, ceramida, fosfoinositida

45

y diacilglicerol, así como la familia de las proteínas Gα, fosfolipasa Cγ, y

adenilatociclasa, entre otros, están asociados a los dominios (Lui, J. et al., 1997).

La asociación de los componentes de los procesos de la señal de

transducción con los dominios tiene importancia funcional y consecuencias en la

regulación. En el caso más simple el receptor puede ser un constituyente del

dominio listo para iniciar la señal en este sitio. Se ha propuesto que los complejos

de receptor-ligando se desplazan fuera del dominio dando como resultado una

baja regulación de la señal. Alternativamente el complejo receptor-ligando puede

desplazarse fuera del dominio asociado con otros complejos para iniciar la

respuesta.

El receptor se puede localizar fuera del dominio, pero el ligando inicia una

señal dentro del dominio seccionando y dirigiendo la señal. En todos estos

mecanismos, los dominios juegan un papel importante controlando y regulando la

señal. Queda por determinar si la composición única de lípido de los diferentes

tipos de dominios es capaz de dar la respuesta de los complejos. En este sentido,

existe evidencia que sugiere que en el caso del canal de potasio, la composición

de lípidos del dominio altera el comportamiento de las proteínas involucradas en

la señal. Ácidos grasos poliinsaturados inhiben la activación de linfocitos T por

desplazamiento de proteínas de los dominios en la membrana (Martens, J. R., et

al., 2000). Los dominios tomaron importancia tan pronto como se encontró que

están involucrados de manera importante en las etapas tempranas de la señales

de inmuno receptores (Václav, H. et al., 2005).

Dominios en Membranas de Plaquetas Las plaquetas presentan de cierta manera un escenario único al ser

sometidas a una translocación, estímulo dependiente de fosfolípidos. En una

simulación se eligieron: trombina, colágeno, ionomicina, fosfatidilserina y

fosfatidiletanolamina para realizar el proceso de translocación desde el interior al

exterior de la membrana. Esta translocación es necesaria en el proceso

hemostático para mediar la formación de un complejo de protrombinasa. Se ha

observado una correlación entre la respuesta de las plaquetas a estimulantes

46

tales como: ADP, epinefrina, trombina, tromboxano A2 y colágenos, y el contenido

de colesterol en la membrana.

No obstante, se ha observado un estímulo dependiente de translocación

del colesterol de la monocapa externa a la interna en una membrana (Boesze-

Battaglia et al., 1996). La base molecular del mecanismo responsable para estas

observaciones es desconocida, pero evidencia reciente sugiere que regiones de

la membrana ricos en colesterol dominios juegan un papel esencial.

En estudios recientes, se utilizó Triton X100 para aislar membranas de

plaquetas resistentes a detergente (DRM). Estas DRM son ricas en colesterol, con

41% del total del colesterol presente. La población de DRM fue heterogénea

consistiendo en vesículas en un intervalo de tamaños de 20 a 1000 nm de

diámetro basado en microscopía electrónica de barrido.

Estos trabajos sugieren que las DRM de plaquetas, en una manera análoga

a otros DRMs están involucradas en la señal de transducción. En trabajos

recientes se ha incrementado la información para respaldar esta hipótesis y más

aún, se tienen criterios esenciales en la caracterización de DRM en plaquetas

específicamente, una descripción detallada de la composición de lípidos DRM de

las plaquetas.

En una serie de estudios (Gousset et al, 2002) se visualizan regiones

condensadas en membranas de plaquetas las cuales se proponen como

dominios. Dichos resultados fueron obtenidos usando la técnica de microscopía

de fluorescencia.

Propiedades Mecánicas de Membranas

Hasta la fecha se ha estudiado ampliamente la composición de la

membrana de células sanguíneas y otras membranas naturales, pero aún quedan

aspectos por estudiar en términos de la participación de sus componentes en las

sus propiedades de cohesión. El análisis de ácidos grasos en la membrana de

eritrocitos muestran que la cadena de los lípidos puede contener

aproximadamente seis dobles enlaces y que aproximadamente el 17% de los

ácidos grasos contienes entre 4 y 6 dobles enlaces (Cooper et al., 1970). En otras

47

membranas de células no plasmáticas tales como los conos de la retina los lípidos

poliinsaturados con al menos seis dobles ligaduras por molécula de lípidos son

relativamente más abundantes (Drenthe et al., 1980). Otro aspecto de la cohesión

en bicapas de gran interés es la dependencia respecto a las insaturaciones

presentes en las cadenas hidrocarbonadas de los fosfolípidos y la influencia del

colesterol en estos lípidos.

Una característica importante del colesterol es que afecta fuertemente la

parte superior de la cadena hidrocarbonada de los lípidos dejándolos menos

disponibles para el cambio de conformación, mientras el centro de la bicapa

generalmente está mas desordenado (McIntosh, 1978). La interacción del

colesterol con los fosfolípidos incrementa la cohesión en la membrana y en

consecuencia su rigidez, por otra parte disminuye su permeabilidad al agua

(Evans, et al 1987).

El colesterol en las membranas artificiales fabricadas con un lípido y

aproximadamente 50% molar de colesterol afecta el comportamiento de las fases

dependientes de la temperatura (Needham, et al 1988).

La cantidad máxima de colesterol que puede ser incorporado en una

membrana lipídica es de aproximadamente 50% en mol. No obstante el límite de

solubilidad del colesterol en una membrana lipídica en fase líquida puede mostrar

una sutil dependencia respecto a la estructura molecular de los lípidos (Needham,

D. et al., 1990).

Estudios en monocapas han mostrado que el área por molécula se

incrementa con el número de dobles enlaces presentes (Demel, et al. 1972).

Moléculas de lípidos en las cuales los dobles enlaces se encuentran solamente en

una de sus cadenas muestran una reducción en el área molecular media cuando

están combinados con colesterol. Sin embargo el efecto de condensación del

colesterol es virtualmente eliminado cuando los lípidos contienen más de dos

insaturaciones en configuración cis por cadena. Estas mediciones se realizaron

en monocapas a una presión de 12 dyn/cm, (Evans y Waugh, 1977). En este

sentido toma interés examinar estos sistemas de membranas altamente

insaturados. Así pues, aunque se sabe mucho sobre sistemas de membranas

48

modelo compuestos de fosfolípidos y colesterol, quedan algunos aspectos

importantes para investigación como lo son las propiedades mecánicas.

Desde el punto de vista de la ciencia de materiales, las membranas de

lípidos se pueden describir en términos de sus propiedades físicas como se

muestra en la figura 15. En esta gráfica típica de esfuerzo vs deformación, se

traza la tensión τ producida por la aplicación de la succión con micropipetas

contra el incremento relativo en el área α de la membrana de la vesícula. Un

incremento en la tensión de la membrana causa un incremento lineal en el área

de la vesícula y se muestra una recuperación perfectamente reversible (elástica)

del área de la membrana al disminuir la tensión. La pendiente de la línea Δτ/Δα�

es el módulo elástico de expansión de área K. Posteriormente al ir incrementando

la tensión en la membrana se produce la falla y la lisis de la vesícula a un

deformación crítica del área y tensión crítica, dando� αc y τlis (τlis =� Kαc).

Figura 15. Gráfica de esfuerzo vs deformación por aspiración con micropipetas de

vesículas de lípidos (SOPC/CHOL 62/38).

Se han usado varias técnicas para cuantificar la elasticidad mecánica en

bicapas lipídicas, siendo las de mejores resultados: la técnica de succión con

micropipetas (Know W. and Evans E., 1981; Evans E. and Needham D., 1987),

microscopía de correlación de fotones y la dispersión dinámica de luz para

K

αc

τ lis Lisis de vesícula

Rigidez Tf

τ din/cm

5

10

15

20

α0.00 0.01 0.02 0.03 0.04 0.05 0

49

vesículas pequeñas bajo presión osmótica (Rutkowski et al., 1991; Hallett et al.,

1993), microscopía electrónica de criofractura de vesículas bajo presión osmótica

(Miu et al., 1993), difracción de rayos x de multicapas deshidratadas (Koening et

al., 1997). De estas técnicas solo el método de micropipetas puede ser usado

para medir la expansión de una bicapa con una resolución mejor a 0.1% en

cambios relativos de área y verificar la reversibilidad de la elasticidad (Rawicz W.

et al., 2000) es decir, que con está técnica se puede medir la reversibilidad de la

elasticidad de las membranas en el proceso de succión de vesículas con

micropipetas ya que al ir disminuyendo la tensión τ� en la membrana su área se

va recuperando de manera lineal manteniendo la misma relación Δτ/Δα, siempre y

cuando no se haya llegado al límite de su elasticidad o punto de falla (lisis). En

contraste a las propiedades elásticas del área, la pequeña rigidez de curvatura de

bicapas se ha derivado tradicionalmente de un detallado análisis de fluctuaciones

térmicas en la forma de las vesículas (Schneider et al., 1984). No obstante el

método de presurización con micropipetas también se puede usar para cuantificar

el módulo de curvatura en vesículas unilamelares; lo cual consiste en medir la

tensión de la membrana ocasionada por las fluctuaciones térmicas de la bicapa

(Evans E. and Rawicz W., 1990).