sectores populares y calidad de vida publicado jujuy aguilar alvarez sbrocco
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SECTORES POPULARES URBANOS Y CALIDAD DE VIDA.
El caso de los loteos económicos en Salta(1).
Maria Angela Aguilar
Sonia Alvarez
Maria Eugenia Sbrocco
1 Publicado en Rabey, M. y Jerez O. (editores); Procesos de Urbanización en Argentina: una mirada antropológica. Red de
Editoriales de Universidades Nacionales y Universidad Nacional de Jujuy, 2000. (ps. 137 a 159). Este trabajo fue presentado en el
1er Congreso Nacional sobre calidad de vida urbana, Rosario, Agosto, 1993 y es parte de los resultados del proyecto de
investigación: Los sectores populares y la ocupación del suelo en la ciudad de Salta: los loteos económicos. (1990 - 93).
El mismo fue financiado por el Consejo de Investigaciones de la UNSa y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y
Técnicas (CONICET), y realizado en el marco del Grupo de Estudios Urbanos y Sociales (GEUS), UNSa.
2
INTRODUCCION
La calidad de vida urbana tiene que ver con la forma y el grado en que se satisfacen ciertas
necesidades consideradas básicas y está asociada a las condiciones del medio ambiente
urbano, a la infraestructura y servicios con los que se cuentan, a la calidad de la vivienda y a la
calidad y cantidad del consumo de la población.
Dentro de este marco, este trabajo tiene por objeto analizar algunos aspectos de la calidad de
vida en los barrios de loteos económicos2 en la ciudad de Salta, a partir del análisis de los
factores ambientales de su localización y de la evaluación de la provisión de los servicios y
equipamientos urbanos. Este análisis se realiza a partir de dos abordajes. Por una parte,
teniendo en cuenta algunos indicadores urbanos que muestran las bajas condiciones de
habitabilidad relativa de estos barrios si se compara con el resto de la ciudad. Se analiza el
proceso histórico desde el origen de los loteos en relación al grado de provisión de
infraestructura y servicios hasta lo que los barrios son actualmente. Por otra parte, este
análisis se complementa con una reconstrucción a partir de historias testimoniales que dan
cuenta de los procesos, luchas y los caminos transitados por sus pobladores. En estas luchas
se va produciendo la transformación de la denominación impersonal, externa y fría de loteo a
la más familiar y creadora de identidades como es la de barrio. Porque en la búsqueda de
mejorar sus condiciones e incorporar servicios básicos fueron construyendo el barrio, a través
de una trama de múltiples historias individuales y colectivas, como las organizaciones
vecinales, que permitieron incorporar progresivamente cierta calidad de vida urbana.
En general, el trabajo muestra que la mayoría de los loteos3 se ponen a la venta sin las
mínimas condiciones de habitabilidad y que si bien las mejoras alcanzadas por muchos de
estos barrios fue debido a la importante intervención estatal en la provisión de medios de
consumo colectivo, la misma responde, en cierta medida, a las presiones que los pobladores
realizan a los organismos del Estado respectivos, sin embargo su poder de negociación tiene
un límite marcado por la evidente distribución regresiva del gasto social a favor de los sectores
sociales de mayores ingresos.
En las ciudades de América Latina, las políticas del Estado, atienden principalmente a las
zonas comerciales y residenciales de sectores medios y altos, los que poseen más
representatividad en las estructuras de poder y, por lo tanto, pueden efectivizar sus demandas
2 Se entiende por loteos urbanos a aquellas zonas de la ciudad cuya urbanización se produjo por un proceso de trasformación
masiva de tierras de uso rural (fincas adyacentes al ejido urbano) en tierras de uso urbano; y a través del cual se incorporaron al
mercado inmobiliario lotes individuales para la producción de viviendas. La subdivisión espacial de los loteos se da, en la mayoría
de los casos, por la agrupación de lotes en manzanas rectangulares y la modalidad de comercialización de estos loteos fue la venta
en cuotas a plazos. Esa particular forma de comercialización permitió a una parte importante de los sectores populares urbanos y
migrantes, el acceso a la tierra urbana para la producción de la vivienda, aunque también y en menor medida sectores medios y
altos adquirieron lotes por esta vía. Dicha modalidad de ocupación del suelo, en la ciudad de Salta, se produjo principalmente entre
los años 1.940 y 1.974. Los loteos ocupan una parte importante del área adyacente al casco más antiguo de la ciudad -que
ocupaba hasta mediados de 1930 aproximadamente 500 has.- y forman parte de su primera expansión cuantitavamente importante
desde su fundación, al anexar 1200 has. de tierras en un período de 40 años. Esta área abarca un radio de entre 4.5 y 5.0 km. en
el sentido Este-Oeste y se extiende hasta 7.0 km. en dirección Norte-Sur.
3 La investigación en la que se basa esta ponencia, tuvo como objetivo principal determinar la importancia que tuvieron los loteos
económicos en la ciudad de Salta para los sectores populares urbanos, como forma de acceso a la tierra y a la vivienda . Si bien
los loteos presentaban elementos comunes en su surgimiento, fue factible observar diferencias, producto de sus localizaciones y
del desarrollo posterior de los mismos. Se hizo necesario entonces, elaborar una tipología que permitiera diferenciarlos y detectar
sus particularidades, para lo cual se distinguieron cuatro estratos: Estrato I- Bajo; Estrato II - Medio-Bajo; Estrato III - Medio y
Estrato IV - medio-alto. Esta estratificación , permitió a su vez, identificar lo que especialmente interesaba -los loteos económicos
urbanos- y dejar fuera del análisis el estrato IV, que por sus características particulares se apartaba de la concepción de loteos
económicos.
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como grupos de presión, en forma más inmediata. Por lo tanto, a la escasez de ingresos de
los pobladores de loteos económicos -que limita la elección del terreno, su localización,
calidad, tamaño y provisión de infraestructura y servicios- se agrega como condicionante las
bajas inversiones del Estado en medios de consumo colectivo cuya provisión se va realizando
en forma parcial y con gran lentitud a través del tiempo, lo que va perfilando la calidad del
ambiente urbano construido en estas localizaciones.
Factores de localización, condiciones ambientales y medios de consumo colectivo en las
zonas ocupadas por loteos
Los factores de localización estudiados tienen que ver con los procesos de segregación
urbana, asociados a las desfavorables condiciones de habitabilidad de los terrenos ocupados,
tanto al inicio como en la actualidad, tales como: la presencia de factores de contaminación
ambiental por la existencia de basurales o industrias contaminantes; condiciones de los
terrenos como proximidad a ríos y zonas inundables; y provisión de infraestructura, servicios y
equipamiento.
Un primer factor de segregación inicial es la mala calidad de las tierras ofrecidas y adquiridas
por sus pobladores, asociada a su localización relativa en la ciudad y a las condiciones
ambientales de las mismas. En el momento de su puesta a la venta varios loteos se
encontraban en terrenos inundables y otros sobre zanjones y canales, constituyendo barreras
naturales al interior de los barrios y tranformándose en focos de contaminación. En los casos
en que los terrenos eran muy desnivelados, los vecinos los fueron rellenando con desechos y
escombros para poder levantar sus viviendas. Los loteos asentados en la ribera del Río
Arenales, en la zona sur de la ciudad, precisaron también rellenos y la construcción de
defensas para evitar inundaciones.
Cuentan los primeros habitantes que los terrenos eran muy desnivelados, había zanjones y canales
naturales, por esta razón la mayoría de la gente debió rellenar de a poco sus terrenos y lo hacía con
basura, tierra, escombros...(del Presidente del Centro Vecinal de Vicente Solá)
Entre los factores de contaminación ambiental, se ha encontrado también una fuerte presencia
de basurales en las inmediaciones de los loteos, asi como algunas industrias contaminantes 4.
Más de la mitad de los casos de loteos estudiados, presentan algún basural en las
proximidades de su viviendas. Los mismos se forman en diferentes lugares como terrenos
baldíos; en lagunas de agua estancada o en canales o zanjones sin entubar que se
trasforman en basureros públicos y no son limpiados por la Municipalidad. También la
existencia de cortadas de ladrillos produce erosiones del suelo y lagunas de agua estancada
con basurales que generan focos altamente infecciosos. Otro tipo de contaminación
relacionada con la localización de fábricas próximas a los loteos es la producida por una
fábrica de ácido bórico y otra de baterías cuyos desechos contaminan el suelo y el agua.
Estas características de localización de los loteos económicos se diferencian de otras
localizaciones urbanas ocupadas por sectores sociales medios y altos y se constituyen
también en indicadores de pobreza, reforzados por la escasa participación del Estado en su
mantenimiento y mejora.
4 Según Hardoy y Satterthwaite (1990) estos serían los problemas ambientales de las ciudades que denominan barriales o
vecinales que comprende los producidos dentro de las zonas circundantes próximas a la vivienda, tales como desperdicios
domésticos y ocasionalmente desechos industriales, falta de servicios municipales que retiren la basura de los hogares; charcos
de aguas residuales que rodean viviendas que carecen de sistemas cloacales y de desagües; entre otros.
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En cuanto a la provisión de medios de consumo colectivo en el origen de los loteos -como la
mayoría de los casos analizados por otros autores- en Salta también fueron puestos a la venta
sin servicio ni infraestructura urbana. Aquí, los organismos responsables no efectuaron el
control sobre el cumplimiento de los requisitos elementales. Las condiciones iniciales de
entrega variaban desde aquellos que fueron entregados con el trazado de calles y la división
de los lotes como lo estipulaba la reglamentación vigente y, eventualmente, con alumbrado
público incandescente, hasta aquellos que se vendieron sin trazado de calles, sin demarcación
de lotes y con el terreno desnivelado. El único requisito cumplido en todos los casos -
indispensable para poder entrar en la categoría de loteo urbano- fue la subdivisión
exclusivamente administrativa para la correspondiente aprobación de los planos. Así un relato
elocuente expresa:
Era vacío todo, solamente estaban loteando para vender, nada más. No tenía nada, no tenía agua, ni
luz, nada, nada. Después que la gente ha empezado a construir todo este barrio, el ómnibus más ha
venido, porque han pedido, antes llegaba como a unas 20 cuadras por ahí.
¿Tenía plaza, escuela, Centro de Salud...? No había nada, nada. No le digo que era un campo? (de
un poblador del Barrio Miguel Ortiz).
Da la sensación como si fueran historias ocultas de sumisión y ejercicio autoritario del poder,
que si bien fueron percibidas por los dirigentes del Centro Vecinal, no se transformaron
siempre en movilización y reclamo por parte de los vecinos para hacer frente a esta
imposición. Pasó como una manifestación más, entre tantas, de una situación de marginación
y acceso desigual al uso de la ciudad. De ciudadanos de segunda.
En la actualidad, la situación de los servicios y equipamiento comunitario de los barrios
comprendidos en estos loteos no alcanza un grado de provisión adecuado, principalmente si
se los compara con otras zonas de la ciudad. Así en un trabajo anterior se constató (Sbrocco y
Alvarez, 1992) que el área con menor provisión de servicios urbanos básicos es la que rodea
la zona de crecimiento progresivo de la ciudad hasta 1940, la que es ocupada por sectores
sociales de menores recursos y que coincide con la forma de subdivisión de la tierra en loteos
y las de ocupación ilegal. Paradójicamente este sector es de ocupación más antigua, en
relación a otras mejores provistas habitadas por sectores medios y altos, en épocas más
recientes.
Por otra parte la diferenciación en la calidad de vida y de la distribución de los ingresos se va
reproduciendo dentro de esta forma económica de acceder al suelo y a la vivienda. En este
universo, el estrato bajo de loteos (ver clasificación en nota 3 supra) es el que se encuentra en
peores condiciones en cuanto a la provisión de los medios de consumo colectivo, disponiendo
en forma efectiva solamente de red eléctrica y de agua, alumbrado público y parcialmente, de
cloacas. Esta carencia contrasta con la disponibilidad de cierto tipo de equipamiento,
justamente por el hecho de ser "pobres", como es el caso de los comedores comunitarios y los
centros de salud 5, que de esta manera se trasforman más en indicadores de pobreza que de
bienestar, sin dejar de servir por ello para la satisfacción de necesidades elementales.
Con respecto al resto del equipamiento y los servicios, la disponibilidad de escuela primaria y
centro de salud a una distancia no mayor a 8 cuadras, es elevada en la mayor parte de los
loteos. El servicio de transporte de pasajeros -si bien por todos los barrios pasan ómnibus-
tienen una frecuencia espaciada y los recorridos, en algunos casos, son indirectos entre las
5 En el caso de Salta esto es así principalmente a partir del Plan Carrillo que, desde 1984, comienza una política preventiva y de
cobertura de los sectores más marginales de la ciudad.
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zonas de la ciudad y por lo tanto muy largos. Por otra parte, al no existir calles pavimentadas al
interior de muchos barrios, los ómnibus no ingresan y las distancias hasta las paradas son
grandes.
En cuanto a los servicios de limpieza, la cobertura de recolección de residuos es buena ya
que la totalidad de los barrios disponen de este servicio con una frecuencia diaria. Esto
contrasta notoriamente con el servicio de barrido y limpieza que la municipalidad debería
realizar porque se paga en forma de tasa conjuntamente con el alumbrado, sin embargo no se
realiza en casi la totalidad de los barrios, inclusive en los que disponen de asfalto. Los
pobladores presentan quejas por la falta de limpieza de las calles y comparan su situación con
lo que sucede en el centro de la ciudad.
Otro equipamiento, directamente asociado con la calidad de vida son las plazas y espacios
verdes. Las plazas aparecen como un gran ausente en más de la mitad de los casos. Además
pueden verse las marcadas diferencias en cuanto a su calidad y mantenimiento,
principalmente entre el centro de la ciudad y los barrios donde residen los sectores medios y
altos y toda la zona periférica, dentro de la cual se encuentran los tres estratos de loteos
económicos.
Con respecto a la infraestructura, la mayoría de los barrios estuvo entre 4 y 34 años sin
infraestructura básica -agua, cloacas y luz- y aún existen barrios completos sin cloacas y otros
con instalación parcial. Se debe señalar además que debido a los escasos ingresos de la
población los pozos ciegos existentes son muy precarios, factor que incide en la
contaminación de las napas subterráneas.
El resto de la infraestructura, se ha provisto parcial y escasamente. De los 37 loteos
relevados, en 23 no disponen de red de gas natural y en varios la instalación es parcial. De
nuevo la escasez de recursos impide acceder a alternativas que compensen su carencia ya
que la compra de garrafas de gas envasado incide considerablemente en los presupuestos,
por lo que la forma más generalizada de cocción de alimentos es el brasero. Esto produce
perjuicios al interior de la familia por los elevados tiempos de cocción de alimentos y de
recolección de la madera; y por otra parte, las zonas naturales que rodean algunos loteos
están sufriendo un proceso de poda de árboles descontrolada y a la par incontrolable, ya que
en general no se ofrecen caminos alternativos para la provisión de energía a un costo
accesible para esta población.
Hasta aquí se ha visto las calidades de habitabilidad al momento del inicio de la construcción
del barrio y los medios de consumo colectivo y condiciones ambientales en la actualidad. En
estos dos momentos alejados en el tiempo se observa que, si bien se ha logrado acceder a la
infraestructura y equipamientos considerados como más esenciales, se encuentran todavía
importantes carencias cuya posibilidad de solución parece encontrarse lejos.
Construcción del barrio: tras la larga búsqueda de lo esencial
Importa conocer cuáles han sido los procesos que han dado lugar a esta progresiva y limitada
mejora de la calidad de vida de estos barrios. Aquí habría que preguntarse si esto ha sido el
fruto de las "ventajas" de la urbanización -entendida como procesos lineales que ocurren a
través de estados de desarrollo sucesivos- por la extensión de las áreas "modernas o
centrales", a las áreas más "atrasadas o desorganizadas" tendiendo a un equilibrio y a una
integración progresiva. Más que etapas sucesivas, lineales y jerárquicas de progresiva
asimilación e integración, parecería que se trata de desarrollos desiguales y desintegrados,
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donde el denominado "caos" sinónimo de pobreza y segregación, se mantienen en el tiempo
y se reproducen por las condiciones en las que viven grandes grupos de población y por la
escasa inversión del Estado en la mejora de esta situación.
En este sentido, las mejoras relativas alcanzadas en los barrios de loteos, no han sido
tampoco el producto de las "bondades de la urbanización" o de la acción espontánea del
Estado. Por el contrario, los protagonistas principales de estas transformaciones, en este largo
tiempo, han sido sus pobladores. Este es un período de significativa importancia para el barrio,
durante el cual se fue gestando su producción y su historia. Las prácticas y estrategias de sus
primeros habitantes y de ciertas organizaciones, principalmente Centros Vecinales, que
surgieron como producto de dichas acciones, resultaron de vital importancia. Esta historia es la
que da cuenta de la forma y las luchas de los vecinos para poder acceder a servicios tan
básicos como la luz y el agua y la que incluye los sacrificios y penurias padecidos cuando se
carecía de ellos.
La luz requirió mucho esfuerzo lograr que la colocaran. Gente de la Villa viajó a Tucumán para pedir
solución. La colocaron en 1967, el gobierno puso el material y los vecinos el trabajo, debieron cavar
los pozos y colocar los postes. Además debieron pagar la conexión. El trámite lo iniciaron enseguida,
pero pasaron 10 años sin luz. En ese entonces usaban velas, mecheros, faroles. (del Secretario del
Centro Vecinal de Villa Primavera).
El orden de demandas, gestión y posterior provisión de la infraestructura en los barrios de
loteos, se fue realizando dando prioridad, a las necesidades más vitales. Primero: luz, agua y
alumbrado público incandescente; en segundo lugar cloacas y por último: gas y pavimento.
Otro tipo de mejoras como la luz de mercurio y el cordón cuneta respondieron principalmente a
políticas implementadas por los organismos públicos correspondientes y en especial en
épocas preelectorales. En el caso de los desagües pluviales si bien ésta no figura entre las
demandas principales, su carencia generalizada es otro factor que incide en la mala calidad de
vida debido a las inundaciones que se producen en las épocas de lluvia durante los meses de
noviembre a abril.
Para comprender mejor este proceso de urbanización, debe destacarse que el período de
tiempo trascurrido entre que comenzaron a ocuparse los loteos y la fecha de instalación de la
infraestructura -total o parcial- presenta variaciones significativas entre los diferentes barrios.
Paradójicamente aquellos que más tiempo debieron esperar fueron los pobladores de los
loteos más antiguos, porque las políticas de ampliación de la infraestructura se iniciaron en
períodos muy posteriores al de la producción de los primeros lotes urbanos por loteos.
Como parte del proceso de poblamiento, se ha observado que en algunos barrios sólo
aquellas familias en extremas condiciones de necesidad se trasladaron en los primeros
tiempos duros y solitarios. Los relatos de una socia fundadora del Barrio Miguel Ortiz, son
ilustrativas al respecto:
...la gente no va ha habitar a los terrenos que ha comprado por la falta de servicios, porque una cosa
notoria fue, cuando se hizo la conexión de agua, hubo más gente, cuando se hizo la apertura de
calles también, cuando tuvimos la luz, también, entonces lógicamente se iba aumentando a medida
que nosotros íbamos progresando en la instalación de servicios y cuando vimos que realmente se
pobló más el barrio, fue cuando se hizo la conexión de cloacas, el enripiado de las calles, y el cordón
cuneta.
Otro caso, el del Barrio Autódromo, comenzó a ocuparse en 1965, el Presidente del Centro
Vecinal manifiesta que en 1970 solamente vivían 50 familias, en 1982 eran 150 -el agua y la
luz la obtienen parcialmente en 1983-, en 1985 el barrio ya se encontraba más poblado y en
1992 vivían 990 familias.
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Fueron entonces, unos pocos los pioneros que comenzaron a construir, a gestar un barrio
mínimamente habitable. Fueron ellos los que unieron sus esfuerzos, se juntaron, se
organizaron para demandar y reclamar por la instalación de lo esencial. Esa historia que
fueron produciendo alrededor de intereses y necesidades comunes, dio origen a la
construcción de la propia identidad barrial. ¿Cómo fueron los primeros tiempos sin agua y sin
luz? Nada mejor que los testimonios de aquellos que lo vivieron:
El agua la sacaban de un pozo por bomba manual, pero estaba contaminada. La gente no hacía
caso y seguía tomando a pesar de haberse distribuido folletos. El 90% de los vecinos hicieron pozos,
el agua estaba a 1 m. o 1,5 mts. Algunos cavaban más profundo y suponían que las condiciones del
agua serían mejores. Utilizaban el agua de pozo para lavar o lo hacían en el río a 7 cuadras. Para
tomar, 1 vez por semana pasaba un camión cisterna (del Secretario del Centro Vecinal de Villa
Primavera).
La carencia de esta infraestructura mínima básica, generó como se ve, serios problemas de
saneamiento, asociados a graves riesgos para la salud, como consecuencia del uso de pozos.
Los que no tenían dinero para construir un aljibe o pozo, usaron por largos años agua de los
ríos cercanos, grifos públicos y provisión por camiones cisterna, ya sea de la Municipalidad o
privados a los que debían pagar el servicio.
Al inicio utilizaban agua del río, donde se bañaban en verano y la Municipalidad les proveía por
camiones cisterna. Les dejaba un tanque por semana y cuando se acababa se pedía otro. Había un
campamento de Vialidad que tenía agua y les daban a ellos. No había grifos.(del Presidente del
Centro Vecinal de Villa Morosini).
Otra forma de provisión de agua es el acarreo -tarea generalmente realizada por mujeres y
niños- que aparte del sobre trabajo que implica para las tareas domésticas, trae altos riesgos
de contaminación por la forma y el tiempo de almacenamiento.
Recién empezamos a vivir los pocos vecinos, prácticamente los aguateros traían en las jardineras, en
tachos de 200 litros el agua y prácticamente comprábamos el agua, y si no podíamos comprar,
entonces traíamos el agua, pero a 3 a 5 cuadras, había grifo público, para allá, más o menos como
400 - 500 metros, y 500 metros hacia la escuela, y sino teníamos que irnos hasta Chachapoyas, y
por lo general los vecinos teníamos tanque de 20 litros, de esos de aceite, y traíamos, así con los
brazos, tirando y sino, nos proveíamos de carritos ya, los vecinos nos prestábamos de esos chiquitos,
para trasladar en eso, y el agua, el agua era muy escasa, a las 7 de la mañana empezaba a caer
como gota. Así es que la gente, hacía una cola inmensa para poder proveerse de agua (de una socia
fundadora del Centro Vecinal de Miguel Ortiz).
Estos testimonios son una muestra patética de las penurias que, durante largos años,
debieron atravesar los primeros pobladores. A veces el contraste resulta terriblemente
marcante en este mundo moderno donde el agua y la luz parecen formar parte entrañable de
la vida de las ciudades.
Para estos pobladores, el tiempo pesaba y conseguir lo que se buscaba era una larga odisea
que parecía no tener fin: la dura tarea cotidiana en busca de lo esencial, horas invertidas en
trabajo, junto a lo cual se inicia la búsqueda de conseguir la instalación de las redes
correspondientes: reunión entre los escasos vecinos, trámites municipales, largas colas,
mañanas enteras de espera, necesidad de un nuevo aprendizaje de la forma y el discurso de
la burocracia, aprendizaje de ese nuevo lenguaje complicado e intrincado para poder ser
oídos, entendidos y atendidos. En estas historias y sus relatos se trasmite una "sensación"
muy particular del paso del tiempo, como si los días, los meses y los años se arrastraran muy
lentamente.
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Evidentemente esta lucha por conseguir la infraestructura vital primero y después -varios años
después- otras también necesarias, ha sido de gran importancia en la organización de las
actividades barriales. La historia de los barrios y de los Centros Vecinales se estructura
inicialmente alrededor del tema de la infraestructura y también de los servicios, principalmente
para conseguir la instalación de la red de agua y luz. En algunos casos como Villa Juanita,
iniciaron sus luchas por la instalación de la red cloacal, por las pésimas condiciones del suelo
en que se localizaron los terrenos.
Los terrenos eran muy arenosos y en cuanto llovía, se corrían los pozos y se caían los baños.
Pensaban que si estuvieran las tuberías de las cloacas no ocurriría. Por esto pidieron las cloacas
antes. Se hacen compras comunitarias para poder comprar los caños. Enterraron los caños y
pasaron 3 años para la inauguración. (de la Secretaria del Centro Vecinal de Villa Juanita)
Fue en general alrededor de este grupo de primeros vecinos que se crean los Centros
Vecinales6. Por lo que se desprende de las entrevistas, la época de mayor participación de los
pobladores en diferentes niveles, es aquella primera cuando las demandas se orientaban a
conseguir esta infraestructura básica. La participación era de diferente carácter: en la gestión y
en el trabajo, puesto que, salvo excepciones los vecinos debieron aportar de alguna manera
para la instalación de la red. Este aporte era de diferentes tipos:
- en dinero. En estos casos los vecinos pagaban parte de los costos de instalación,
generalmente en cuotas y AGAS o la Municipalidad aportaban la mano de obra.
- en materiales. El organismo correspondiente, generalmente para el caso del pavimento o el
cordón cuneta, les solicitaba a cada vecino 30 o 50 bolsas de cemento o, en el caso de las
cloacas, la compra de los caños.
- en trabajo. AGAS, la Municipalidad o la Dirección de Energía de la Provincia aportaban los
materiales y dirigían la obra, los vecinos, la mano de obra. Esta es una forma de "participación"
muy particular y coercitiva y que generalmente no es solicitada a otros sectores sociales para
la obtención de infraestructura.
En algunos barrios los vecinos trabajaron también para la construcción de cierto equipamiento
comunitario. En el caso de Villa Juanita fue para la construcción del Centro de Salud. A este
respecto Nunes se refiere a los procesos participativos que descargan sobre los sectores de
menores ingresos todo el peso de la crisis económica, en la medida en que incluyen trabajo
voluntario y donación de materiales de esos sectores en proyectos municipales que los
benefician. "A pesar de constituir mejoras efectivas de las condiciones de vida, esos procesos
establecen una nítida separación en el interior de la ciudadanía ya que las inversiones públicas
en áreas centrales y ricas no exigen semejante contrapartida"(1990, pág. 21).
La Dirección General de Energía tenía el dinero para comprar el material, pero poco personal... Si
Uds. se arriman necesitamos que caven los pozos. En este caso también había prorrateo, dejaban de
pagar 4 o 5 meses de servicios... Se compró material que luego se entregó a la Dirección de Energía
porque no servía. El resto fue con presupuesto del Estado, la única erogación fue armar los grupos
de trabajo para apoyar a las cuadrillas. Cada fin de semana, los obreros tenían su comida en el
barrio. Había grupos que se encargaban de ir juntando diariamente dinero, verduras, etc.(del
Presidente del Centro Vecinal de Barrio Autódromo).
6 Muchos de los C.V. perdieron la personería jurídica en la época del "Proceso" y en algunos casos perdieron todos sus bienes.
Por esto, varios debieron cambiar sus nombres para reinscribirse: Castañares cambió por Nuestra Señora del Pilar o Miguel Ortiz
por Santa Rita.
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A pesar de las condiciones de sobre trabajo que estas actividades implican, es alrededor de
ellas y de la participación activa en las mismas que fueron gestándose las identidades
colectivas de los barrios, donde la participación solidaria en algunos fue un elemento central,
unos hacen las compras, otros cocinan, otros cavan los pozos.
Finalmente, la relativa calidad de vida conseguida, fue un esfuerzo que ha quedado gravado
en la memoria de aquellos que sufrieron largos años de espera, de búsqueda, de reuniones,
de movilización, de noches con velas, de días sin agua, de mucho trabajo y mucho tiempo
para conseguir el agua indispensable para la subsistencia, de mucho tiempo de espera para
conseguir muy poco. En este sentido, las voces de los pobladores y sus testimonios de vida
muestran que para poder hacer uso de algunos beneficios de la calidad de vida urbana, tienen
que pasar casi el total de su vida útil en condiciones de carencia, situación que se reproduce
continuamente a medida que crece la ciudad.
Se trata entoces, de una calidad de vida relativa, construida codo a codo como resultado de
las luchas de algunos pobladores, no cedida espontáneamente por los "beneficios" anónimos
de una urbanización equilibrada o por las bondades de un estado concesivo. Esta calidad del
espacio urbano que habitan los pobladores de loteos, a pesar de las prácticas llevadas a cabo
a lo largo de décadas y que implicaron una negociación continua con el Estado, aún no
responde a los contenidos de la denominada "modernidad" ni a su patrón de calidad de vida
urbana. Por el contrario, se corresponden más bien con el denominado efecto Mateo -en el
ámbito de las políticas sociales y distributivas- "Al que tiene se le dará y tendrá en abundancia
y al que no tiene, se le quitará lo poco que tenga" (Evangelio según San Mateo).
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