Secuencia de Actividades

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CIIE Fundamentación El presente texto busca problematizar brevemente distintas concepciones en torno a la juventud y sus implicancias políticas. Asimismo, se pretende poner en tensión la organización del dispositivo escolar con la participación política de los jóvenes y su condición de sujetos portadores de derechos. “Adolescencia o juventud. Términos en transición. De acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española, la adolescencia es definida como la “edad que sucede a la niñez y que transcurre desde la pubertad hasta el completo desarrollo del organismo” 1 . Esta imagen de un orden biológico, que nos remite a una idea de transición hacia un estadio de completud, ha sido complementada desde las ciencias sociales a fin de definir más estrictamente a determinado sujeto social, que podríamos también denominar como los “jóvenes”. En este sentido, para analizar al colectivo de la juventud se conformó un paradigma predominante que los entiende, tal como la definición biologicista más arriba explicitada, viviendo “aquella etapa de la vida marcada por lo que ya no se es y lo que aún no se ha logrado ser” (Núñez, 3). Más específicamente, haciendo hincapié en la idea de tránsito que llevaría al sujeto en un movimiento que va de la niñez a la adultez. Esta visión “adultocéntrica”, que tal como destaca Núñez, “percibe a la juventud en transición hacia un estadio considerado superior, genera la pérdida de interés de la condición en sí misma, diluyéndose las especificidades de esta etapa de la vida”. Desde estas ideas, el “adolescente” no está preparado para asumir los 1 http://lema.rae.es/drae/?val=adolescente 1

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Los jóvenes y la participación política. Secuencia de actividades para la materia política y ciudadanía junto con su fundamentación.

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CIIE

CIIE

Fundamentacin

El presente texto busca problematizar brevemente distintas concepciones en torno a la juventud y sus implicancias polticas. Asimismo, se pretende poner en tensin la organizacin del dispositivo escolar con la participacin poltica de los jvenes y su condicin de sujetos portadores de derechos.

Adolescencia o juventud. Trminos en transicin.De acuerdo con el diccionario de la Real Academia Espaola, la adolescencia es definida como la edad que sucede a la niez y que transcurre desde la pubertad hasta el completo desarrollo del organismo. Esta imagen de un orden biolgico, que nos remite a una idea de transicin hacia un estadio de completud, ha sido complementada desde las ciencias sociales a fin de definir ms estrictamente a determinado sujeto social, que podramos tambin denominar como los jvenes. En este sentido, para analizar al colectivo de la juventud se conform un paradigma predominante que los entiende, tal como la definicin biologicista ms arriba explicitada, viviendo aquella etapa de la vida marcada por lo que ya no se es y lo que an no se ha logrado ser (Nez, 3). Ms especficamente, haciendo hincapi en la idea de trnsito que llevara al sujeto en un movimiento que va de la niez a la adultez. Esta visin adultocntrica, que tal como destaca Nez, percibe a la juventud en transicin hacia un estadio considerado superior, genera la prdida de inters de la condicin en s misma, diluyndose las especificidades de esta etapa de la vida. Desde estas ideas, el adolescente no est preparado para asumir los desafos de la vida adulta, se estara preparando. De esta forma, no podra decidir por s mismo sin la tutela del adulto, no podra asumir plenas responsabilidades polticas y cvicas y no podra estar en condiciones de emanciparse plenamente a nivel familiar para formar una familia propia; ni econmicamente, ya que no estara listo para insertarse en actividades productivas (Nez, 3).

La condicin de adulto, como punto de llegada, pareciera ser un lugar de certezas y certidumbres, sin fisuras ni cuestionamientos. Un lugar donde la identidad propia ya estara conformada y el proceso de construccin de la misma finalizado.

Desde la perspectiva analizada, los jvenes, en tanto adolescentes, carecen de algo, les falta algo, para llegar a ser considerados adultos, lo cual los convertira en un colectivo social ms o menos homogneo, en transicin. Elegir llamarlos adolescentes nos posiciona en esta perspectiva ideolgica esencialista que acabo de describir, no carente de implicancias polticas.Como contrapunto a lo anteriormente presentado en relacin a aquello que llamamos adolescencia, es interesante observar cmo se presenta la definicin de juventud en el diccionario. La misma es definida como la edad que se sita entre la infancia y la edad adulta. Si bien es similar a la definicin de adolescencia ms arriba presentada ya que hace referencia a una etapa de la vida; es distinta en tanto deja de lado la postura biologicista, la idea de la falta, la carencia de un desarrollo especfico, para centrarse simplemente en un rango etario. Si bien esto es bastante inespecfico para definir lo que realmente es la juventud y todo lo que ello implica, al menos nos da amplitud para proyectar una imagen distinta y llenarla de contenido. Esto puede resultar interesante en la medida en que podamos rescatar que aquello que consideramos como la juventud es una construccin socio-histrica, poltica y cultural que nada tiene de esencial ni de natural.En este punto es interesante recuperar los aportes de Reguillo Cruz, ya que la autora se dedica a reconstruir el campo disciplinar en torno a los jvenes a travs de un recorrido histrico que nos permite entender de qu manera se ha ido construyendo el concepto de juventud, mostrando las carencias en el estado del conocimiento, y las dificultades que existen para pensar la juventud desde perspectivas no esencialistas. Partiendo de esta base, lo que me interesara retomar es la perspectiva socio-cultural e histrica a partir de la cual ella propone entender a la juventud. Es as que plantear que las identidades sociales no son monocausales, sino que estn complejamente articuladas a un conjunto de elementos sociales, econmicos y polticos. No se puede pensar al sujeto juvenil simplemente dentro de un rango etario, sino que supone mltiples articulaciones que, ancladas dentro de unos rangos de edad, revelan modos particulares de entender, de experimentar y participar en el mundo (2000: 56-57). De esta manera, si la idea que una sociedad se haga de su juventud es una construccin socio-histrico, poltica y cultural, el contexto en el que esos jvenes viven, se socializan y construyen su identidad adquiere gran importancia.Si de acuerdo a estas ideas, lo contextual, resulta determinante para definir aquello que se entiende por el colectivo de los jvenes, es posible seguir utilizando en la coyuntura actual la palabra adolescente para definir la juventud? Qu implicancias poltico ideolgicas se ponen en juego a la hora de elegir un trmino que los defina? Para resolver estos interrogantes, hay que revisar entonces las caractersticas especficas del contexto actual.En su texto sobre la participacin de los adolescentes, Irene Konterllnik destaca que lo que define al colectivo de la juventud actualmente es su heterogeneidad. En el artculo mencionado remarca la incidencia de las condiciones contextuales en las cuales estos jvenes se socializan y van conformando su subjetividad. Es as que la desigualdad, la vulnerabilidad social y la pobreza son destacadas en tanto condicionaran el desarrollo de la vida de los sujetos, todo esto conjugado con la expansin del desempleo, la precarizacin del trabajo, el mercado informal y los bajos salarios. Estas cuestiones mencionadas, causantes de la fragmentacin social existente hoy en da, se encuentran insertas en un mundo en el cual es casi universal el acceso a los estmulos del consumo a travs de los medios masivos de comunicacin y el avance tecnolgico, lo cual modifica pautas de relacin entre las personas (Konterllnik: 2000, 6).

En esta lgica, tanto la familia como las escuelas, agentes privilegiados de la socializacin de los jvenes, se ven desbordadas en sus capacidades para dar un sentido unvoco y articulador que abarque a todos los sujetos por igual. En la sociedad de mercado cada uno est librado a su propia capacidad para hacer su vida. En este sentido, la autora dice que en forma ms acentuada que en dcadas anteriores el marco econmico - social va dibujando aspiraciones, certezas y posibilidades cada vez ms diferenciadas dentro del mismo grupo etario y agrega que la heterogeneidad, producto del acceso diferenciado al mercado y a los servicios, es un primer dato que dificulta hablar de los adolescentes en forma unvoca (Konterllnik: 2000, 6 - 7). Sin embargo, ms all de esta heterogeneidad que se presenta en el colectivo de la juventud, habra un resquicio para pensar cuestiones comunes (la noche, la esquina, la msica). Es as que la autora rescata que se van configurando distintos territorios (espaciales, subjetivos y simblicos) que se expresan a su vez al interior de tendencias, las cuales a veces pareceran comunes ms all de la condicin social (2000, 7).

A lo anteriormente expuesto habra que agregar, que por un lado, estos jvenes que estamos tratando de descifrar han nacido en democracia y han sido testigos de cmo los adultos eligen a sus representantes de forma peridica. Por otro lado, la Convencin sobre los Derechos del Nio, en plena vigencia, los incorpora como interlocutores vlidos, ya que sus opiniones deben ser tenidas en cuenta. Son portadores de derechos y con capacidad para ejercerlos, por lo cual deberamos entenderlos como ciudadanos en sociedades democrticas. En este sentido, hay un corrimiento de esas visiones que pensaban a la infancia y a la adolescencia desde la heteronoma a favor de una perspectiva que entiende a estos sujetos a partir de una idea de autonoma progresiva (Konterllik: 2000, 2 3).

Retomando las preguntas ms arriba expuestas, podramos concluir que la adolescencia, tal como la definimos al principio de este texto, como una etapa de transicin a la adultez marcada por la carencia, la falta de un desarrollo especfico, que le impedira al sujeto joven estar en condiciones de decidir por s mismo, en tanto no es un ser completo, no resultara adecuada para definir hoy al colectivo de la juventud. Tal como lo expresara ms arriba, pensar la juventud desde una perspectiva socio histrica, nos permite corrernos de estas visiones que le quitan protagonismo, o identidad propia a los jvenes. El contexto actual, necesita que empecemos a cambiar el foco a partir del cual nosotros, los adultos, entendemos o miramos a la juventud. Si son sujetos con derechos, si pueden opinar, participar y decidir, no es conveniente que continuemos pensando en torno a la idea de adolescente, no solo porque esta palabra nos pone un lmite a la hora de pensar cuestiones tales como la capacidad de los jvenes de participar y decidir por s mismos, sino porque tambin, polticamente, les quitamos la posibilidad de ser sujetos polticos, y no debiramos olvidar que tienen derechos (y obligaciones) a partir de los cuales podemos considerarlos plenamente como ciudadanos. La categora juventud, amplia e inespecfica, es una mejor herramienta para pensar a los jvenes de hoy en su heterogeneidad y diversidad, sin dejar de lado, tal como la coyuntura actual nos lo exige, su condicin ciudadana. Asimismo, pensar el concepto como una construccin socio histrica nos evita caer en concepciones naturalistas que polticamente pueden llegar a ser peligrosas, ms si tenemos en cuenta la fragmentacin social actual. Escuela, ciudadana y participacin juvenil

El problema de los trminos que utilizamos, no finaliza simplemente en un anlisis de los mismos. Ya que no solo los adultos debemos replantearnos de que manera concebimos al sujeto joven; hay dispositivos por los cuales el colectivo de la juventud transita que son portadores an de una contradiccin que es preciso resolver a los fines de otorgar mayor entidad a lo que decimos con nuestras palabras, para que las mismas no sean solo vocablos, sino tambin actos (coherentes). En este sentido, Reguillo Cruz sostiene que las instituciones sociales que histricamente delinearon lo que sera la condicin juvenil (los dispositivos de socializacin capacitacin de la fuerza de trabajo, y el discurso jurdico que demarca el estatus legal de los jvenes, separados del colectivo de los adultos) y los discursos que de ellas emanan, cierran el espectro de posibilidades de la categora joven y fijan una rgida normatividad que limita la accin de este sujeto social (2000: 51). En este sentido, la escuela, en tanto institucin privilegiada por donde los jvenes transitan obligatoriamente, se encuentra gobernada por la comunidad de directivos, docentes y padres o apoderados, excluyendo a los alumnos en funcin de su minoridad. Es esta realidad compatible con la condicin ciudadana de los jvenes expresada ms arriba? No realmente, aqu existe una tensin entre la organizacin escolar y los jvenes que por ella transitan. Contradiccin que se ve reflejada en el hecho de que es hoy funcin de la escuela, y fundamentalmente de los docentes, construir ciudadana junto a los sujetos que a ella asisten, sin habilitar de manera simultnea espacios de participacin ciudadana reales, que canalicen y procesen las demandas de los sujetos que se ven obligados a pasar por la institucin.Qu sentido tiene plantear o fomentar desde la escuela la participacin juvenil cuando el dispositivo pareciera no estar preparado para abordar cambios consecuentes con las demandas que pudieran surgir de los jvenes en torno a su educacin? En este sentido, los adultos, ms especficamente los que asumimos un rol docente, debiramos tener presente la contradiccin planteada y de momento entender que los jvenes transitan por instituciones, encuentran obstculos u oportunidades de un mundo ya pautado por otros y los sortean como pueden. En estas interacciones van organizando su mundo interno, su subjetividad. Pensarse y organizar ese mundo interno con percepciones y sentidos que los coloquen como sujetos de derecho depende de la posibilidad que tengan de intervenir en el diseo de pautas y normas del mundo en que viven y les tocar ser adultos. Esto es en sntesis el sentido de la participacin es una apuesta a la construccin de una subjetividad independiente, parte activa de la sociedad (Konterllnik: 2000, 2).

Tanto como los trminos que utilizamos, la escuela tambin est en transicin. Plantear la ciudadana juvenil, as como su participacin poltica, implica repensar el dispositivo tal como est planteado (y la toda nuestra organizacin poltica en torno al mismo). Mientras tanto, se torna fundamental crear propuestas que generen en los jvenes alguna certeza en torno a la importancia de su participacin poltica en tanto ciudadanos, a los fines de que ellos puedan nombrar o calificar su condicin ciudadana y para que vislumbren el potencial disruptivo que puede tener su accin.

Adolescentes o jvenes, define un posicionamiento poltico que todo docente debiera tener en cuenta a la hora de llevar adelante su prctica. As como los estudiantes tienen que darse cuenta de su capacidad transformadora, los profesores debemos darnos cuenta del cambio de poca y actuar en consecuencia. No por nada, el diccionario tambin define a la juventud como: energa, vigor y frescura.

Secuencia de actividades

Tema: La poltica y la participacin poltica juvenilClase I

Qu es la poltica? Primer acercamiento al tema indagando en torno a los sentidos que los alumnos le otorgan a aquello que consideran como el fenmeno de lo poltico. Se espera generar un debate en torno a la cuestin planteada y se podra adicionalmente solicitar que escriban un texto de opinin personal sobre el tpico.

Clase II y III

Introduccin de conceptos tericos tales como poltica pluralismo conflicto consenso violencia libertad identidades colectivas participacin poltica. Los mismos pueden ser introducidos a partir de dos visiones contrapuestas tales como las trabajadas por Hannah Arendt y Chantal Mouffle. Se analizarn y debatirn fragmentos de textos, tambin se podra plantear un trabajo prctico, o una gua de preguntas para favorecer la comprensin de los mismos.Clase IV

Qu es la participacin poltica? Los alumnos debern exponer lo que consideran es la participacin poltica y las formas en las que se participa polticamente. Anlisis de los mecanismos tradicionales de participacin poltica de acuerdo a la Constitucin Nacional (CN). El sufragio, la iniciativa popular, la consulta popular, los partidos polticos, los sindicatos. Asimismo se interrogara sobre los centros de estudiantes y la participacin poltica de los jvenes en la escuela. Se propiciar el debate, el anlisis de textos y de la CN.

Clase V y VI (ampliada)

Inicio: presentacin del tema. Breve explicacin de la participacin poltica argentina y de la inclusin de los distintos sectores a la vida poltica del pas en relacin a procesos de luchas ampliatorias de derechos. Se expresarn algunas ideas en torno a la ley Senz Pea, el voto femenino, las dictaduras militares y la represin, la democracia y el voto a los 16.

En un primer momento se invitar a debatir a los estudiantes sobre el derecho a emitir el sufragio a la edad de 16 aos, cuestin que debiera ser relevante para ellos en la medida en que ya poseen la edad para participar. Ley 26.774.Propuesta de trabajo: Anlisis de caso: El voto a los 16. Se les propondr a los alumnos realizar una investigacin en torno a lo que la ciudadana opina sobre el voto a los 16. Para tal actividad, se dividirn en grupos y armaran una encuesta breve, de tres o cuatro preguntas, en base al tpico propuesto. Se les propondr que armen el cuestionario en clase, para poder ser debatido con el profesor, previo a su utilizacin. Para la prxima clase, debern traer al menos 50 encuestas realizadas tanto a jvenes como a adultos, y tambin los resultados estadsticos analizados para ser presentados a sus compaeros. Asimismo se les solicitar que realicen un informe escrito con la informacin recabada y su posterior anlisis.Cierre: se propondrn unos minutos para sacarse las dudas que tengan en torno al trabajo propuesto y se discutirn algunas cuestiones metodolgicas.Inicio: Se retoman las consignas dadas en la clase anterior. Propuesta de trabajo: La clase estar divida en tres momentos. En un principio, se les solicitar a cada grupo que presente los resultados de sus investigaciones. En segundo lugar, se proyectar en clase un video de 10 minutos, del programa 678, donde se muestran los distintos argumentos de diferentes referentes sociales en torno al tema. Se les solicitar a los alumnos que mientras lo miran vayan anotando las distintas opiniones que aparecen en torno al tema del voto joven. http://www.youtube.com/watch?v=6t1sIdy77kc. Por ltimo, divididos nuevamente en grupo, analizarn cada uno un artculo periodstico diferente (entregado por el docente) del cual debern extraer argumentos tanto a favor como en contra.

El relevo de los argumentos, tanto a favor como en contra, tiene como fin construir un cuadro en el pizarrn de forma colectiva, donde se expliciten las diferentes posturas. Cierre: se explicar que la finalidad de la actividad es problematizar aquellas cuestiones que consideran la incapacidad de los jvenes para decidir en funcin de su edad, su condicin de seres incompletos, con poca preparacin, no capacitados para tomar decisiones, su condicin de objeto de manipulacin poltica, botn electoral del oficialismo en contraposicin a un proceso de ampliacin de derechos del cual ellos son hoy los protagonistas.Clase VIILa participacin poltica en la escuela. Se debatirn las formas en que los estudiantes pueden decidir cuestiones de su educacin. La escuela como una institucin no tan democrtica. La herramienta poltica de los estudiantes: el centro de estudiantes. Ley 26.877 de reconocimiento y fomento de los centros de estudiantes. Proyeccin del documental La Toma de Sandra Gugliotta como disparador para propiciar un debate en torno a la organizacin poltica de los estudiantes dentro de la escuela. Los ejes posibles de discusin podra ser: la organizacin, el compromiso, la relacin con los adultos dentro de la escuela, el rol del adulto, los aprendizajes derivados de la experiencia de participacin, la posibilidad de transformar la realidad.

Clase VIII Cierre del tema. En funcin de todas las temticas vistas, se solicitar a los alumnos que escriban un texto de opinin sobre la poltica y la participacin poltica de los ciudadanos, incluyndose ellos dentro de esta categora. Para la realizacin de la actividad podrn tener todo el material utilizado en clase y debern usarlo para la confeccin del propio argumento. La actividad ser evaluada con nota y considerar la capacidad de incorporar conceptos, la problematizacin de los temas vistos, la profundidad del texto argumentativo, la prolijidad, ortografa y presentacin. Anexo de artculos periodsticos

La hora de aprender a participar participando

Por Mariana Melgarejo Antroploga, co-autora de la materia Construccin de Ciudadana

El debate sobre la participacin poltica de los jvenes est en la agenda pblica. Y es destacable que las posturas siempre se dividen hacia los mismos extremos.

La posibilidad de votar a partir de los 16 aos se incluye en otro debate histricamente ms amplio, que ha dividido aguas entre quienes consideran a los jvenes con capacidad y derecho a ejercer ciudadana y quienes conservan una perspectiva del ejercicio ciudadano tutelado. Curiosamente, quienes se oponen a esta medida no dudan en adosarla al pedido de una baja de la edad de imputabilidad, cometiendo un doble error: por un lado, desconocen que un joven ya es imputable a partir de los 16 aos de acuerdo al Decreto Ley 22.278 desde 1980. En segundo lugar, sostienen una representacin de la juventud como peligrosa y negativizada sobre fuertes e histricos prejuicios, tanto de edad como de clase. Desde esta perspectiva, se equipara en el debate una medida que incluira al total de los jvenes con la situacin de un porcentaje minoritario de los jvenes en conflicto con la ley.

Pero tambin hay un desconocimiento meditico no ingenuo de la continuidad que representa esta iniciativa, que se muestra como un debate innecesario, como si hubiera cuestiones mucho ms importantes para la sociedad. Desconocen, por ende, que este proyecto viene enmarcado en una serie de medidas, cuyo sentido ms abarcativo es la ampliacin de derechos como poltica de Estado. Y es posible, sobre todo, reconocer esa continuidad en quienes se oponen histricamente a todo lo que busque promover la participacin poltica de los jvenes, representados en el arco que rene desde la centro-derecha partidaria hasta las posturas ms conservadoras de la iglesia catlica.

Y valgan como ejemplo slo algunos de esos embates ideolgicos.

Recientemente, se plante como discusin si la participacin y la militancia poltica eran o no potestad de los jvenes en la escuela. Las posturas de quienes impugnaron la formacin poltica dentro de los edificios escolares sostuvieron, de manera burda, que no se trataba de impedir la participacin, sino de no dejar entrar ciertas expresiones polticas a la escuela.

Quienes defendemos la postura contraria consideramos que los jvenes tienen formas de participacin social a partir de sus propias prcticas. Y consideramos que la escuela no puede ignorar esas formas de participacin, sino ms bien tomarlas, resignificarlas crticamente y ensear ciudadana a partir de ellas. Impugnar una postura o una opinin que se da dentro de marcos democrticos no parece ser el camino para construir ciudadana. Sin embargo, es bueno tener en cuenta que esta discusin no la empezaron las falaces declaraciones del ministro Bullrich, sino ms bien son la continuidad de otras que empezaron mucho antes, y se han dado en distintos temas.

Valga recordar el debate que provoc la materia de la secundaria bonaerense Construccin de Ciudadana, a cuya crtica dedic Monseor Aguer todo su discurso de la Asamblea Catlica en 2007. Poco despus le toc a otra materia, Poltica y Ciudadana, a la cual se dedicaron varias pginas de diarios (cuya pretensin adoctrinadora fue retomada hace pocos das como antecedente por Ivan Petrella de la Fundacin Pensar, mencionando errneamente su nombre, llamndola Democracia y Ciudadana).

Ms cercano en el tiempo el mismo Aguer, representante educativo del catolicismo, arremeti con furibundas crticas hacia el Programa Nacional de Educacin Sexual Integral, objetando que fuera tomado por las escuelas, aduciendo que deba ser un tema tratado en el seno familiar. (Paradjicamente, muchas escuelas religiosas movilizaron alumnos en micros, en ocasin de hacer campaa en contra de la ley de matrimonio igualitario, llenando las calles de Buenos Aires de chicos que entregaban folletos supuestamente en defensa de la familia. Parece que eso no era considerado hacer poltica en la escuela).

Desde otros sectores asumimos que recibir educacin sexual es derecho de todos los nios, nias y adolescentes, ms all de las decisiones individuales y elecciones religiosas familiares. El Gobierno Nacional lo establece como contenido obligatorio de enseanza, garantizado a partir de la Ley 26.150 y sostenido en el mencionado programa nacional.

Este desconocimiento de la continuidad poltica del debate tiene como efecto inmediato invisibilizar el sentido ideolgico de la construccin de ciudadana que proponen estas medidas. Porque creo que el trasfondo de la discusin es histricamente el mismo: la condicin de ciudadana juvenil y el miedo a la participacin poltica de los jvenes. El terror que produce a estos sectores la juventud movilizada, formada crticamente y aprendiendo a participar participando. El miedo a una juventud que vuelve a querer hacer poltica, que quiere ser parte activa de proyectos que los convocan, que quiere, en sntesis, ejercer ciudadana.

Entonces, si miramos esa continuidad, el problema deja de ser una materia, una agrupacin poltica o votar a los 16. El verdadero problema es que la demanda que se vayan todos empieza a ser claramente reemplazada por tenemos que estar todos. Y ese todos incluye especialmente a los jvenes, que siempre hicieron poltica y fueron protagonistas de cambios sociales, siendo tambin las principales vctimas de los terrorismos de Estado. Por ende, si son y han sido protagonistas polticos, es hora de ampliar su posibilidad de tomar decisiones. Poder votar desde los 16 va claramente en ese sentido.

En mi opinin, es hora de aprender a participar participando.

http://sur.infonews.com/notas/la-hora-de-aprender-participar-participandoLos votos de la juventud

La inclusin poltica

Por Oscar Gonzlez *

Para qu diablos transformar los hogares en infiernos, donde la duea de casa sea demcrata nacional, la cocinera socialista roja, la mucama socialista independiente... (risas), la lavandera radical antipersonalista... (risas) y la institutriz demcrata progresista! (hilaridad). Seores diputados: rindamos el homenaje que merece la mujer argentina, evitndole que conozca y sufra las pequeeces y las miserias de nuestras luchas polticas. Quien esto afirmaba era el diputado conservador Francisco Uriburu en 1932, cuando el Congreso debata la incorporacin del voto femenino impulsado por los bloques socialistas (fue el senador Mario Bravo el que present el primer proyecto), apoyados por legisladores de distintos partidos y la tenaz resistencia de otros. Desde entonces hasta hoy, muchas cosas han cambiado, pero en estos das, a propsito de la iniciativa oficialista de sancionar el voto optativo para los jvenes a partir de los 16 aos, los diarios de negocios y legisladores y dirigentes de la oposicin han vertido argumentos en los que, al igual que en el discurso del diputado Uriburu, laten la discriminacin y el rechazo a los cambios que suelen acompaar la ampliacin de derechos.

El domingo pasado, Clarn public una nota en cabeza de pgina con un gran ttulo: Generacin Ni-Ni: casi medio milln de jvenes que ni estudia ni trabaja. Y la idea se completaba con la siguiente bajada: Historias de adolescentes con vidas marcadas por la pobreza, las drogas y los embarazos. Ahora podran votar. Hace casi un siglo, en 1922, el diputado Juan Jos Frugoni present un proyecto que limitaba el voto femenino a las mujeres mayores de veinte aos y diplomadas en universidades, liceos, escuelas normales, secundarias y especiales, lamentndose de que en cambio, el alcoholista, el vago y el analfabeto tienen el patrimonio del sufragio, con el peligro siempre de convertir las elecciones en bacanales polticas, donde la democracia hace el papel de vulgar ramera. Las semejanzas son notorias: en ambos casos se alude a una incapacidad intrnseca de elegir, ya sea por razones de gnero o por penosas condiciones sociales y culturales.

Horacio Gonzlez, en un texto notable publicado recientemente en Pgina/12, se pregunta si son las leyes las que producen los cambios sociales o si stas receptan las mudanzas que ya estn en marcha. La cuestin viene a cuento porque una de las razones ms acudidas para impugnar el voto a partir de los 16 aos es que a esa edad los jvenes no estn en condiciones de discernir, lo que, si se le da crdito a la crnica de Clarn citada al principio, se agravara en las franjas ms pobres. De ah que varios dirigentes de la oposicin arguyan que es preciso un mejoramiento sustancial de los estndares educativos y de las condiciones de vida de los jvenes para luego concederles el voto. Dicho de este modo, habra que concluir, como lo hizo el diputado Frugoni, que es lamentable que voten los adultos que padecen tales limitaciones, algo que los mensajes de los lectores de La Nacin y Clarn dicen sin eufemismos y con un odio de clase que anula el juicio, atribuyndole al alcoholista, al vago y al analfabeto el amplio apoyo de que goza la presidenta Cristina Fernndez de Kirchner.

Pero nadie en la oposicin parece reparar (o quiz s) en que la inclusin de estos jvenes en el derecho a votar abrira un proceso de debate y de participacin que complementara las polticas inclusivas puestas en marcha en los ltimos aos, especialmente el mejoramiento y modernizacin de los procesos educativos. Y es eso, al igual que en ocasin del debate de los derechos polticos de las mujeres, lo que desata la reaccin conservadora: un universo de nuevos votantes que, aunque en este caso no modificara sustancialmente el mapa electoral, despierta temor porque la historia ensea que a tan temprana edad la rebelda y la iconoclasia estn a flor de piel y crean un terreno frtil para que se geste la voluntad colectiva de cambio. En el fondo, se considera peligroso el despertar de la conciencia crtica en los adolescentes; basta mirar la composicin etaria predominante de los que se rebelan contra las polticas de mercado que laceran Europa, sin olvidar a los imberbes estudiantes chilenos y mexicanos que cuestionan polticas educativas igualmente vinculadas con la depredacin financiera. En todas esas rebeliones sociales, en contra de las advertencias de los detractores vernculos del nuevo proyecto, el despertar de la conciencia crtica y la movilizacin de los jvenes son una traba infranqueable para el clientelismo y la manipulacin poltica.

Los partidos y los dirigentes debieran advertir que en el corazn de la crisis de las representaciones partidarias estn la indiferencia y el desencanto colectivo, porque la poltica traicion todos los mandatos y por muchos aos estuvo enajenada, recluida en los despachos y directorios donde se cuecen repartos de poder, lejos de donde los hombres y mujeres sufren las consecuencias de esa apropiacin de lo que es pblico y asunto de todos y todas.

De modo que el proyecto de ampliacin del sufragio, a la vez que se inscribe en un proceso en curso de mayor participacin ciudadana, es un impulso nacido de la voluntad poltica de generar el protagonismo de los ms jvenes, de incluirlos en el debate de qu significa comprometerse, eligiendo representantes y proyectos, de cul es el sentido histrico y presente de la poltica como herramienta de nobles transformaciones y, sobre todo, de que los cambios progresistas slo son posibles si la construccin del futuro es una tarea social, colectiva, que reclama el compromiso de todos.

* Secretario de Relaciones Parlamentarias. Las citas del debate sobre el voto femenino fueron extradas del libro de prxima aparicin Los derechos polticos de la mujer, de Silvana Palermo, en edicin de la Universidad Nacional de General Sarmiento y la Secretara de Relaciones Parlamentarias de la Jefatura de Gabinete de la Nacin.

Democracia participativa o selectiva

Por Fernando Masucci *

Es comn en el seno de nuestra sociedad mirar y poner de ejemplo las democracias de los pases a los cuales algunos de nuestros compatriotas indican como democracias plenas o maduras. Por lo general, siempre a modo de ejemplo, se mira lo que ocurre en sociedades del denominado primer mundo. En estas democracias, si hay por lo menos un elemento que despierta adhesin es la antigedad del sistema como tal, en la continuidad del funcionamiento de las instituciones, hecho que ha ido forjando ciudadana y participacin en sus habitantes. La conciencia cvica de las sociedades requiere como condicin indispensable la praxis, es decir la participacin que en forma continua, sistemtica y peridica construye experiencia y, sobre todo, elige a quienes delega la administracin de la cosa pblica. En ese sentido vaya pues entonces que, desde el inicio mismo de la humanidad, siempre existieron tensiones y peleas sobre cmo se organizaba y por supuesto sobre quin ostentaba y manejaba el poder. En el Estado antiguo, la participacin estaba indicada para unos pocos a los que, por tener condiciones de privilegio, se les otorgaba el beneficio de ser y decidir por los dems. Despus de grandes luchas arribamos al Estado moderno, y a la democracia como sistema y como forma de vida. Mirando el interior de nuestra corta historia democrtica podemos arribar a la conclusin de que la misma sufri mutilaciones por los distintos quiebres institucionales que provocaron los gobiernos militares.

Por estos das estamos inmersos acaloradamente en el debate sobre si es conveniente o no que se modifique la ley electoral nacional para otorgar derecho poltico a los jvenes de 16 aos de nuestro pas, para que puedan elegir a sus representantes. Debate que, en principio, funciona como un observatorio sobre la mirada de la sociedad y sobre todo de las consecuencias y secuelas de la corta democracia ejercida como consecuencia de los quiebres institucionales. As como aprendimos que la libertad se perfecciona con ms libertad, hoy tambin debemos aceptar que la democracia se perfecciona con ms participacin. Participacin que, desde luego, no puede ser adjetivada sobre quin tiene o no tiene capacidad para ser un ciudadano. La igualdad de vivir en sociedad nos otorga derechos y tambin obligaciones. En ese plano hay que tener muy en claro que una cosa son los derechos polticos, otra los derechos civiles y otra las responsabilidades del Derecho penal. Por estas horas, los jvenes son puestos en laboratorio de estudio sobre sus capacidades fsicas, intelectuales y, lo ms grave an, sobre el abordaje con relacin a volver a criminalizar a la juventud con la delincuencia. Tambin se ha mencionado que esta participacin podra devaluar la calidad de la democracia, como tambin que los jvenes podran ser objetos de manipulaciones poco claras, lo que pondra en riesgo al sistema. En tales argumentaciones, lo que subyace en primer trmino es que hay todava quienes se creen con el derecho de poder decir quin o quines pueden y deben participar, todo un retroceso en la calidad de la ciudadana; de tenerse memoria jams se ofrecera tal tributo a desconocer las luchas populares por alcanzar la igualdad. En segundo trmino aparecen como excusa las condiciones educativas y econmicas que, segn dicen, muestran altos porcentajes de jvenes que no pueden pensar con la responsabilidad que el acto cvico de votar requiere. Desde ese punto, los derechos polticos no admiten diferencias de sexo, religin, ni condicin econmica, y quienes pretenden exigir deberan ellos demostrar sus condiciones. Es mentirosa la preocupacin que dicen tener por la situacin de los jvenes, toda vez que nuestros jvenes son el reflejo de la sociedad que supimos construir y que siempre fue ms cmodo mirar hacia el otro lado. Lo peor que nos puede pasar como sociedad es acostumbrarnos a lo que no debera existir, a ver cosas y pensar que son naturales y parte de la vida cotidiana. Aquellos que recurren a las estadsticas de las condiciones de los posibles votantes y sealan si pertenecen a hogares bajo la lnea de pobreza, si reciben planes sociales, si no leen un texto o no tienen cobertura de salud, etc., etc., sera mejor que bregaran por el fiel cumplimiento de la Ley de Proteccin Integral de los Derechos de las Nias, Nios y Adolescentes (26.061), que todava encuentra resistencia en los mismos que hoy se oponen a que los jvenes puedan participar. Sera oportuno que dejaran de mirar el espejo que slo percibe su propia imagen y se animaran a ser parte de una comunidad plural y participativa.

El proyecto en cuestin no tiene riesgo y siempre ser perfectible. La participacin ciudadana se construye, se elabora, se trabaja, sobre todo se la instala. No es malo que, en el lenguaje de los futuros votantes, palabras como poltica, representacin, gobierno, se constituyan con el tiempo en algo comn. Siempre las primeras veces dejan cosas que corregir, pero tambin, en el ms amplio sentido, queda cargada la experiencia. La reclamada renovacin de la clase poltica depende absolutamente de tener partidos polticos fuertes, que slo se oxigenan con mayor participacin. La ltima dictadura militar se encarg sistemticamente de elaborar un plan en lo econmico, poltico, social y cultural, plan que gracias a la democracia estamos minando da a da. A 36 aos de aquella nefasta y triste historia, el mejor homenaje a los jvenes que participaron y que hoy no estn es votar por la participacin de la juventud en los procesos de formacin de ciudadana pblica. La ampliacin de derechos siempre ser una conquista y nunca un retroceso. La participacin no admite adjetivaciones, admite invitaciones, descarta descalificaciones, promueve igualdades.

* Ex concejal de la ciudad de Crdoba. http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-203021-2012-09-10.htmlGeneracin Ni-Ni: casi medio milln de jvenes que ni estudia ni trabaja

Historias de adolescentes con vidas marcadas por la pobreza, las drogas y los embarazos. Ahora podran votar.

Gastn tiene dos tiros en la pierna desde el ltimo lunes 21. Cosas de barrio, explica. Un amigo suyo se pele con otro en la Villa Hidalgo de Boulogne y al da siguiente l recibi el mensaje: Decle que se cuide . Y le dispararon.

Las balas mataron a Mara (13), que apareci en forma imprevista de un pasillo y tambin alcanzaron a Gastn (17). Tiene una alojada en el muslo y otra en la rodilla. Su pap pag 310 pesos a una enfermera para que le inyectara una vacuna antitetnica. En el hospital de Boulogne no se la dieron porque Gastn tiene domicilio en San Martn. Ahora est acostado en la cama, mirando tele, con su campera Nike que compr usada a 120 pesos, su gorra, su bermuda y las dos balas.

As estar seis meses.

Gastn es uno de los 389.506 jvenes entre 15 y 17 aos censados en 2010 que no estudia ni trabaja, la Generacin Ni-Ni. Hizo la escuela hasta 9 ao y despus no quiso ir ms a clase. Mientras estudiaba, jug en las inferiores de Boca Juniors. Fue un ao. Desde el Club Joven del Bajo Boulogne iba todos los das despus del colegio. Entrenbamos, estudibamos, nos daban de comer y nos traan en micro, dice. Mal o bien, estaba integrado a la sociedad.

Pero Gastn era de River, y entre los colores de la cartuchera, la camiseta millonaria que no ocultaba y alguna calentura dentro de la cancha, al ao siguiente se acab esa rutina, y tambin se acab el colegio. No tuvo ms ganas. Y si bien reparti folletos y alguna vez ayud a su padre saneando afluentes de arroyos que cruzan los countries, pronto, a los 12 13 aos, empezaron los das en los que no haba nada que hacer.

Ni estudiar, ni buscar trabajo ni nada. Vivir sin proyectar nada.

Gastn no tiene celular ni correo electrnico. Entra a la computadora para jugar con videos de la PC. No recuerda haber ledo ningn libro y no conoce a ningn poltico. Slo a la Presidenta. Aparece en su televisor por la tarde, cuando l mira Casados con Hijos o Intrusos.

Votar no le interesa.

Tampoco tiene un sueo para el futuro. Me gustan los noticieros cuenta Gastn, de repente. Por qu? Te enters a quin mataron, a quin no ....

Los fines de semana se interna en Villa Hidalgo, a dos cuadras de su casa. Se queda dos das adentro. Ah encuentra de todo. Fogn, puchero, msica a volumen alto, baile, tambin drogas si quiere. Dos das de corrido. Despus sale y vuelve a su casa, a la tele, o a la esquina. Su contacto con el Estado fue conseguir un Plan Joven, que entrega el municipio, $ 450 durante ocho meses.

Su contacto con la poltica fue Amalia, un referente del barrio que retacea colchones y chapas en tiempos de inundaciones y tiene a sus tres hijos empleados en Desarrollo Social. Yo estuve con ellos en la salita, fui a las marchas, prometan pagar y despus no te pagan. Y andan con la barra de Chacarita y te cagan a palos si no les gusta tu poltica....

Cul es tu poltica?. Gastn piensa un rato: Yo no tengo poltica. Una madrugada, la Gendarmera encontr a Gastn en la esquina, sentado con sus amigos adictos. Le revisaron la ropa y empezaron a pegarle. Por qu les pegs, sali su padre en su defensa.

Porque no sirven para nada, resumi el gendarme.

Entre los NiNi tambin est Johana (17), de la Villa La Cava, de San Isidro. Dej el secundario en el primer embarazo, hace tres aos. Ahora tiene otro beb de 5 meses, que es asmtico. Su pap, que hace changas, y su mam, pensionada, tratan de ayudarla. La Asignacin Universal por Hijo la cobra el padre de los chicos, porque l trabaja en blanco, y ella, adems, no tiene documentos. No me pasa la plata, dice. Johana tiene un smartphone blanco con el que baja msica colombiana a $7 por tema . Cada dos das, le carga una tarjeta $ 20. No cree en los polticos. Pasan antes de las elecciones por la villa, prometen casas y despus no los ves ms.

Alejandro (17) es de La Cava tambin. Antes iba a preguntar en casas y countries si poda cortar el pasto. Ahora no. No estudia, no trabaja y ya es padre. Una vez por semana ve a su hija de un ao, que vive con su mam en Villa Hidalgo.

La saco a pasear en mis brazos, dice. Alejandro tuvo un sueo: ser tenista. Un profesor marc una cancha en un sector asfaltado de la villa, puso una red y le ense a pegar con la raqueta. Nunca ley un libro.

Suea con irse a algn lugar. A cualquier lugar que no sea la villa.

Brian (18) que vive en Boulogne y es hijo de un ferroviario, en cambio, ley la Biblia y buena parte del Cdigo Penal. Dej de estudiar en el secundario. No se me dio, dice. Los sbados toca el rgano en una iglesia evanglica. Abandonados por el Estado, con las vidas ya marcadas, ahora tendrn la oportunidad de votar.

Bibliografa KONTERLLNIK, Irene (2000) La participacin de los adolescentes: exorcismo o construccin de ciudadana en Una escuela para adolescentes. Uruguay. Instituto Ayrton Senna. Disponible en: http://www.iin.oea.org/iin/cad/actualizacion/pdf/1_3/basica/La%20participaci%C3%B3n%20de%20los%20adolescentes,%20Exorcismo%20o%20construcci%C3%B3n%20de%20ciudadan%C3%ADa,%20Irene%20Konterllnik,%20esp.pdf NUEZ, Pedro (2009) La condicin juvenil en la escuela. Demandas de respeto y percepciones de injusticia FLACSO CONICET. Argentina. REGUILLO CRUZ, Rossana (2000): Emergencia de culturas juveniles. Estrategias del desencanto, Buenos Aires, Grupo Editorial Norma.

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Cabe aclarar que la descripcin hecha es bsica y no incluye la complejidad que la temtica implica, ya que es una breve ilustracin de un debate mucho ms rico que excede la finalidad de este trabajo.

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