Schvartz, Claudia (Selección) - Antología de la poesía erótica
Selección Antología
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Selección de poemas para Antología.Alejandra Aguirre
“¿Cuál es la relación de esta escena con el otro orden?”Joaquín Giannuzzi
Mañanas
Por las mañanas permanezco
al acecho de los lobos.
Voraces son sus gritos. Vienen
en pleno día, escindidos, laringe cuajada.
Devoran migas sobre la mesa
cuando apenas, y por lo bajo, sube el sol.
Abierta a dos aguas se desvanece
la rabia y no puedo sino fijarme
brusca, como un animal que arde o tiembla.
Frente a esto oscilo, estatua viviente
en pleno día.
Pavo real
i
Esta primavera goteo sobre el
marco rojo mortecino de la ventana.
Cuelgo mi saliva
y desprendo el hilo que
sostiene -apenas- mi sacón bordó
deshilachado, ya vencido.
ii
Una canaleta verde musgo
se expande entre las venas.
Una canaleta verde musgo
se expande.
iii
Las plumas se confunden en el marco,
en el canto los colores brillan
adheridos al hedor, sus colores,
al agua turbia que contamina
y confunde pegajosa
la vista, gotea.
Sobre el marco rojo
mortecino de la ventana, de nuevo
el frío separa las plumas, caen.
Pozos ciegos
La salitre verde de ese fondo
mar
habita insondable, son inquietas
figuras entre las cejas y la nariz.
Bajo ese rumiar, con la luz sobre él,
moldeando espesas llanuras
o pueblos remotos, es que
el rostro de papá se cubre de sombras.
El uniforme colgado en el placard,
con sus galones y la vaina,
estancan o inundan,
orillas en un pantano.
Son las algas
y las sombras verdes de las algas.
La nube (antología no)
De chica solía pensarme desnuda,
con diminuta figura bajo la nube,
cerrar la puerta del cuarto:
Primera foto:
médanos de arena cubiertos de blanco.
Segunda foto:
la costa enmarcando un fondo azul.
Buscar en el foco, manos
eclipsadas en la guarida,
abandonadas en la repisa.
De saltar entre las formas se trata:
la nariz y su hechicera,
un perro hambriento,
el gordo soplando globos.
todos juegan en mi cielo,
entre guirnaldas puertas adentro.
Salmo 23 (antología no)
Nada me puede faltar,
repito y me abandono.
Abro mis dedos sobre la superficie,
entre pausas los hundo,
los dejo derretirse en el agua,
decir, recuperar con los sonidos
las ondulaciones.
Escucho (frente a la medianera) escucho.
Nada me faltará,
vuelvo a ese rumiar
con el gesto abierto, manos y oídos,
a sostener espacios, buscar
ese poco más, recuperar el aire
que esculpe figuras en el oleaje
incesante, en vivo ese borde.
Escucho (en mi medianera) escucho.
Agua en expansión (antología no)
En la incertidumbre del despertador, me rodean.
Permanezco así con la piel floja, en mí
el aire. Se expande entonces la correntada.
Abandono ese sueño, entre las sábanas
me habitan, ausentes.
Los diamantes cruzan y caen en su cauce.
Este débil latir arrima. Parpadea como un gemido
que no quiere ser visto. El locutor grita
estridente y obliga a dar un paso, fuera de algo,
soltar esa diagonal, fija asimetría, páramo
donde me dejo caer.
Desayunos y memoria
No se puede llegar al alba sino por el
sendero de la noche.
Proverbio chino.
La primera línea cruza persuasiva esa hendidura
de la madera al despertar.
No puedo llegar sino es por fuera de eso que soy
y de ese lento espiral entre mis brazos.
Aferrada,
todavía en vela,
nuestros cuerpos se recuestan junto a mí.
En esta habitación, al despertar,
los sonidos permanecen,
cruzan llanos ondulantes
y en permanente fragilidad.
Diluvio
Que los propios rasgos se diluyan,
perder el nombre, el claro, el uno mismo, el otro.
En uno mismo. Es uno mismo.
Virar de fondo,
rodeado de oscuridad, borrar la foto.
Hacer figuras en el espejo, formas.
Olvidarse en la niebla.
Perderse de vista. Por amor. Abandonarse.
Hoy dibujo hoyos en un papel. (antología no)
Apretados.
No me alcanza el espacio.
Los delineo como quien
confabula mundos irreales,
sólo eso: círculos envueltos
en la espesura del lápiz.
Me cuesta el surco en tanta llanura.