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Selección de candidatos, coaliciones electorales e integración de gabinete en Guerrero 2005 y 2011. Raúl Fernández Gómez 1 Los procesos de selección de candidatos a la gubernatura del estado que han conducido a la alternancia en el estado de Guerrero (2005 y 2011) han estado precedidos de fuertes tensiones, confrontaciones y rupturas al interior de los partidos contendientes, loque ha impactado su composición, acentuándose la conformación de un sistema bipartidista (PRD y PRI) en el que el tercer partido (PAN) ha perdido incluso su registro estatal (2011), mientras que los partidos pequeños de carácter nacional (PANAL, PVEM, PT y PC) subsisten gracias a las coaliciones que los alinean con alguno de los dos predominantes, y los partidos estatales desaparecenuna vez concluida la contienda electoral (PRS en 2005). Una característica de la alternancia en Guerrero es que el partido alternante (PRD) ha sido incapaz de postular como candidato a uno de sus dirigentes, debiendo acudir a externos con militancia y perfilestradicionalmente antagónicos:Carlos Zeferino Torreblanca Galindo, líder empresarial arropado primero por el PAN y PRD como candidato a Presidente Municipal de Acapulco y luego candidato externo triunfante del PRD a la gubernatura del estado en el 2005; y el priísta Ángel Heladio Aguirre Rivero, que fue gobernador sustituto de 1995 a 1999 a raíz de la salida de Rubén Figueroa Alcocer por los sucesos de Aguas Blancas, y senador de la República 2006-2012, por el partido con el que rompió al no ser seleccionado como su candidato a gobernador en 2011.Tanto en el proceso electoral de 2005 como del 2011, la coalición anti-priísta obtuvo una clara ventaja: del 13.1% en el primer caso y del 13.2% en el segundo.(http://www.ieegro.org.mx/ResultadosElect.html) 1 Profesor del Instituto Internacional de Estudios Políticos Avanzados “Ignacio Manuel Altamirano” de la Universidad Autónoma de Guerrero. Participaron en el seguimiento y resumen de la información los alumnos Maritza Isabel Vergara, Teresa de Jesús Córdoba Avendaño y Adrián Espinoza Chapula de la Licenciatura en Ciencia Política y Administración Pública.

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Selección de candidatos, coaliciones electorales e integración de gabinete

en Guerrero 2005 y 2011.

Raúl Fernández Gómez1

Los procesos de selección de candidatos a la gubernatura del estado que han

conducido a la alternancia en el estado de Guerrero (2005 y 2011) han estado

precedidos de fuertes tensiones, confrontaciones y rupturas al interior de los

partidos contendientes, loque ha impactado su composición, acentuándose la

conformación de un sistema bipartidista (PRD y PRI) en el que el tercer partido

(PAN) ha perdido incluso su registro estatal (2011), mientras que los partidos

pequeños de carácter nacional (PANAL, PVEM, PT y PC) subsisten gracias a las

coaliciones que los alinean con alguno de los dos predominantes, y los partidos

estatales desaparecenuna vez concluida la contienda electoral (PRS en 2005).

Una característica de la alternancia en Guerrero es que el partido alternante

(PRD) ha sido incapaz de postular como candidato a uno de sus dirigentes,

debiendo acudir a externos con militancia y perfilestradicionalmente

antagónicos:Carlos Zeferino Torreblanca Galindo, líder empresarial arropado

primero por el PAN y PRD como candidato a Presidente Municipal de Acapulco y

luego candidato externo triunfante del PRD a la gubernatura del estado en el 2005;

y el priísta Ángel Heladio Aguirre Rivero, que fue gobernador sustituto de 1995 a

1999 a raíz de la salida de Rubén Figueroa Alcocer por los sucesos de Aguas

Blancas, y senador de la República 2006-2012, por el partido con el que rompió al

no ser seleccionado como su candidato a gobernador en 2011.Tanto en el proceso

electoral de 2005 como del 2011, la coalición anti-priísta obtuvo una clara ventaja:

del 13.1% en el primer caso y del 13.2% en el

segundo.(http://www.ieegro.org.mx/ResultadosElect.html)

1 Profesor del Instituto Internacional de Estudios Políticos Avanzados “Ignacio Manuel Altamirano”

de la Universidad Autónoma de Guerrero. Participaron en el seguimiento y resumen de la información los alumnos Maritza Isabel Vergara, Teresa de Jesús Córdoba Avendaño y Adrián Espinoza Chapula de la Licenciatura en Ciencia Política y Administración Pública.

La exitosa coalición anti-PRI en la coyuntura político-electoral para triunfar

en 2005 (PRD-PC-PRS contra PRI-PVEM-PT) y para bloquear el regreso del

otrora partido hegemónico en el 2011 (PRD-PC-PT contra PRI-PANAL-PVEM),

muestra sus limitaciones y contradicciones al momento mismo en el que el

candidato triunfante arropado por el PRD integra su gabinete. En el 2005 el PRD

quedó prácticamente fuera del Poder Ejecutivo; y en el 2011 han sido necesarias

abiertas confrontaciones entre líderes perredistas y el gobernador para que los

primeros queden integrados en el gabinete.

En el primer caso (2005), el gobernador “blindó” al poder ejecutivo

sustentando su decisión en la facultad de nombramiento de su equipo que le

otorga la ley; mientras que en el segundo (2011) esta facultad del ejecutivo se vio

acotada por las resistencias y presiones señaladas, lo que ha tendido a

“feudalizar” el aparato público estatal. Por otra parte, esosantagonismos de la

coalición de coyuntura se han expresado, asimismo, en las complicadas

relacionesentre el titular del poder ejecutivo y el partido que lo llevó al poder y sus

facciones parlamentarias, lo que fue evidente hasta el extremo en el gobierno de

Zeferino Torreblanca, y que en de Ángel Aguirre apenas ha tenido hasta ahora

algunas expresiones.

Este ensayo tiene como propósito dar seguimiento y establecer algunas

explicacionessobre el proceso de cambio político que ha vivido el estado de

Guerrero en la última década. Sin negar las evidentes diferencias que existen en

el escenario político estatal, la idea que guía este estudio es que más que el inicio

de un proceso de renovación del sistema político con actores emergentes,

propuestas de avanzada y cultura política democrática, lo que hasta ahora se ha

expresado en Guerrero es el reacomodo de las viejas élites y militancias en el

marco de las estructuras políticas tradicionales. En este sentido, la alternancia ha

significado para la elite política guerrerense, la flexibilización de los espacios

institucionales para su militancia partidaria y para la realización de sus

expectativas de ascenso político. Realismo puro, en el que las utopías sociales se

desvanecen.

1. La alternancia y sus formas.

La alternancia es un concepto que se refiere al cambio de actores políticos en el

poder, es decir, en las posiciones de conducción de instituciones

gubernamentales. Es una modificación que implica la existencia de mecanismos

para el cambio de gobernantes y representantes de un partido a otro. Supone la

existencia de reglas y organismos garantes de ese cambio, así como una cultura

política y cívica sustentada en el principio de la pluralidad, la tolerancia y del

respeto a la voluntad ciudadana mayoritaria.

En principio, podemos decir que la alternancia en el marco de la

democracia implica de parte de los partidos, ofertas distintas y hasta antagónicas

que los ciudadanos reciben, valoran y aceptan o rechazan, lo que se expresa

como orientación de su voto el día de las elecciones. En las sociedades en

transformación la buena alternancia significaría el triunfo de proyectos

democráticos y modernizadores, frente a las ofertas tradicionales y conservadoras.

Mientras que la alternancia en sociedades estancadas o en condiciones de

deterioro, sin proyecto social de cambio, sólo implicaría una sustitución de

facciones conformadas por liderazgos paternalistas y sus clientelas similares,

quienes competirían por el control para el reparto entre los suyos, de los recursos

habituales. “Alternancia vertical” conducida por actores emergentes como

resultado de la producción social en espacios modernos; “alternancia horizontal”

protagonizada por actores tradicionales en sociedades de reproducción,

fragmentadas y/o en declive.

El estado de Guerrero es un espacio histórico caracterizado por una

sociedad atrasada, culturalmente dividida y étnicamente excluyente. En su

economía, lo preponderante son las actividades rurales donde cada vez menos

resiste la agricultura para el autoconsumo, y la agricultura comercial se encuentra

en franco estancamiento y deterioro. El espacio de modernidad lo constituye un

enclave turístico, también con síntomas de decadencia y bajo el impacto de la

creciente inseguridad. Signos claros de la descomposición de anteriores

equilibrios, incluso en la pobreza, son la acentuada emigración y la creciente

importancia de la economía criminal.

En este panorama, la alternancia tiende a ser en Guerrero, como en toda

sociedad de reproducción, la expresión de la competencia entre grupos

tradicionales que en el marco de los partidos y dentro y fuera de ellos, compiten

por el control y el reparto clientelar de los recursos públicos, en su gran parte

provenientes de la federación.

Más allá de estas consideraciones que se refieren a expresiones

modeladas por los factores estructurales, las motivaciones por hacer de la política

o del servicio público una profesión son distintas y ello incluye, por supuesto,

además de las oportunidades y privilegios que pueda ofrecer, la claridad de que

sólo desde los órganos públicos es posible incidir en la transformación del estado.

2. El proceso electoral de 2004-2005 y el inicio de la alternancia.

La vida política en Guerrero ha sido caracterizada como un sistema político

cerrado, con largas décadas bajo predominio priísta, con liderazgos

personalizados, y con expresiones extremas de protesta social que adquirieron su

mayor expresión en la década de los setentas. Caracteriza a la militancia de

izquierda guerrerense una tradición combativa y liderazgos críticos desde la

formación del Frente Democrático Nacional en 1988, agrupación que dio origen al

PRD, partido que en el escenario de Guerrero tuvo un gran impacto político por su

intensa movilización en torno a la candidatura presidencial de Cuauhtémoc

Cárdenas, y por su importante triunfo en las elecciones locales de 1989 cuando

conquistó 12 municipios, alcanzando 30 en las de 2002, 40 en el 2005 (sólo y en

alianza), reduciendo su presencia a 25 en el 2008.

Como antecedente del triunfo del PRD en el 2005 hay que recordar que en

la elección de 1999 para gobernador, en la que existió un virtual empate con el

PRI, hecho que se repitió en las elecciones locales intermedias de 2002 (el PRI

obtuvo el 41.17% de la votación global en la elección de presidentes municipales,

mientras que el PRI logró el 39.39%. En cuanto a los votos totales para la elección

de diputados fue de 39.78% para el PRI y 39.10% para el PRD).

La alternancia en el gobierno de Guerrero en el 2005, fue precedida y

sucedida por expectativas de cambio, potenciadas por la previsible y efectiva

derrota histórica del PRI en la elección para gobernador realizada en febrero de

ese año.

Aunque en un hecho de esta trascendencia inciden diversos factores, me

referiré en especial al que se refiere al proceso interno de los partidos que impactó

en los resultados electorales y luego en la manera como se estructuró el gabinete

del gobernador Zeferino Torreblanca Galindo y las relaciones que se dieron entre

el gobernador y el partido que lo llevó al poder.

2.1. El proceso en el PRI.

En el PRI contendieron por la candidatura los senadores Héctor Vicario Castrejón

y Héctor Astudillo Flores. También el ex gobernador entonces diputado federal

Ángel Aguirre Rivero irrumpió en el juego,aunque de manera ambigua combinando

su propia promoción con la Manuel Añorve Baños. Se apuntó asimismo el

entonces coordinador priísta en el Congreso Estatal, Carlos Sánchez Barrios, -de

quien se mencionó era la verdadera “carta” del gobernador René Juárez Cisneros-

a quien un accidente le sacó del proceso.

La trayectoria política del entonces senador Héctor Vicario se forjó bajo el

impulso del Lic. Rubén Figueroa Alcocer. En esa época el Sen. Héctor Vicario

contaba con un currículo que incluía puestos de alto nivel en el gobierno del

estado, y una diputación local en 1996 de la que solicitó licencia para convertirse

en diputación federal (1997-2000) y de ahí Senador de la República (2000-2007).

Héctor Astudillo contaba en esas fechas con una trayectoria que incluía una

diputación local (1993-1996) y la Presidencia Municipal de Chilpancingo (1996-

1999). Como presidente del CDE del PRI dirigió la campaña a gobernador de

René Juárez Cisneros quien lo impulsó como Senador de la República.

Ángel Aguirre Rivero, diputado federal entonces, había desempeñado

cargos relevantes en la administración gubernamental estatal, donde había

fungido desde secretario particular del gobernador Alejando Cervantes Delgado

hasta Secretario General de Gobierno y Secretario de Desarrollo Económico;

luego diputado federal (1991-1994) y presidente del CDE del PRI, asumiendo la

gubernatura al solicitar licencia el gobernador Rubén Figueroa a causa del caso de

Aguas Blancas. Como gobernador, Ángel Aguirre fue entrando en conflicto con el

ex gobernador Rubén Figueroa lo que se agudizó cuando, en 1998, rompió el

pacto de apoyar la candidatura de René Juárez Cisneros a la gubernatura,

promoviendo la de Manuel Añorve Baños a quien había nombrado, primero,

secretario de Finanzas del gobierno estatal y luego promovido como presidente

municipal sustituto de Acapulco. Al afirmarse la candidatura del PRI del Sen.

Héctor Astudillo, Ángel Aguirre haría pública su adhesión al candidato priísta.

Esta contienda interna en el PRI por la candidatura al gobierno del Estado

puso en competencia a los tres grupos del poder priísta más importantes del

Estado: el de Rubén Figueroa, el de Ángel Aguirre y el de René Juárez, entonces

gobernador. Las diferencias entre los dos primeros, nacidas del abierto

enfrentamiento durante la sucesión de 1999, y las inclinaciones propias del

gobernador en turno, dividieron a la elite priísta en un contexto en el que: 1) ya en

1999 había habido un empate “técnico” entre los candidatos a gobernador: Félix

Salgado Macedonio del PRD y René Juárez Cisneros del PRI, resolviéndose la

controvertida elección en favor del priísta; 2) el PRD y PRI habían salido

empatados en las elecciones locales intermedias del 2002; y 3) el PRI había

perdido ya la Presidencia de la República, instancia que en eventos anteriores

tenía la fortaleza, en Guerrero, de preservar la unidad de los priístas guerrerenses

una vez tomada la decisión en el centro.

En suma, la confrontación del grupo encabezado por el ex gobernador

Rubén Figueroa Alcocer promoviendo la candidatura del Sen. Héctor Vicario,

frente al grupo encabezado por el gobernador René Juárez Cisneros que

impulsaba la del Senador Héctor Astudillo, más el juego del Dip. y ex gobernador

Ángel Aguirre Rivero promoviendo su propia candidatura y/o la de Manuel Añorve

Baños, todo ello propició la fragmentación de los liderazgos priístas, lo que

coadyuvó a la derrota del PRI y a la alternancia en la gubernatura de Guerrero.Los

signos del conflicto interno se expresaron en la imagen de un candidato priísta a la

gubernatura, aprisionado por el pleito en la cúpula y abandonado por sus

liderazgos.

2.2. El Proceso en el PRD.

En el PRD el escenario no fue menos difícil. Se registraron como aspirantes Félix

Salgado Macedonio, que había sido candidato a gobernador casi triunfante en

1999; Ángel Pérez Palacios, antiguo funcionario del gobernador José Francisco

Ruiz Massieu y amigo del Ing. Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano; el Sen. Armando

Chavarría Barrera; y el Dip. Carlos Zeferino Torreblanca Galindo.

La verdadera contienda enfrentó al Dip. federalZeferino Torreblanca,

candidato externo del PRD que había ganado la alcaldía de Acapulco con el apoyo

también del PAN en 1999, con el Sen. Armando Chavarría militante duro del PRD.

Desde un inicio los indicadores señalaron a Zeferino Torreblanca como un

candidato de mayor atractivo ciudadano; a ello coadyuvaba su prestigio como

exitoso presidente municipal de Acapulco y su imagen de dirigente con la

capacidad y sensibilidad para conducir el cambio político en Guerrero. Fortaleció

sus posibilidades al crear una red ciudadana de simpatizantes en la entidad,

paralela y complementaria al PRD.

La dirigencia estatal del PRD y universitarios de la Universidad de Guerrero

(su institución de origen) apoyaron la candidatura del Sen. Armando Chavarría

quien proponía como procedimiento la vía electoral, por el que suponía podrá

ganar la candidatura pues tenía el control del aparato perredista de la entidad y el

respaldo de los universitarios quienes se sumarían al trabajo de proselitismo y

organización. Por su parte, Zeferino Torreblanca rechazó el plebiscito porque,

argumentó, ese procedimiento dejaba fracturas, resentimientos y escisiones, así

como desprestigio frente a la ciudadanía.

De hecho, en la contienda interna se enfrentaban dos proyectos para

Guerrero. Para Armando Chavarría y los perredistas agrupados en torno a su

candidatura, si el PRD estaba en el umbral del triunfo por la gubernatura debería

ser un militante de este partido y no con un externo que, afirmaba, una vez

logrados sus objetivos electorales se deslindaría del partido y los cuadros que lo

habrían llevado al triunfo. Por su parte, Zeferino Torreblanca planteaba la

necesidad de una izquierda que pasara de la protesta a la propuesta; una

izquierda moderna, incluyente. Las demostraciones de fuerza mediante marchas,

así como las encuestas fueron mostrando la fortaleza de la candidatura de

Zeferino Torreblanca y la caída de la de Armando Chavarría, quien poco antes del

plebiscito negoció con el ya seguro candidato Torreblanca: primero, la Secretaría

general de gobierno y 25 posiciones de primer nivel, lo que fue aceptada; luego

una ampliación que también fue aceptada; y finalmente una más que fue

rechazada, quedando rotas las negociaciones. El plebiscito se llevó a cabo el

domingo 15 de agosto de 2004 y Zeferino ganó con una ventaja de 3 A 1. La

jornada se desarrolló sin incidentes de trascendencia. Chavarría reconoció su

derrota y el triunfo de Zeferino Torreblanca. El candidato externo del PRD salió

fortalecido y con el respaldo de perredistas y simpatizantes de la sociedad civil,

que le dieron el triunfo en la constitucional derrotando al PRI por primera vez en su

historia y logrando con ello el inicio de la alternancia de la gubernatura en

Guerrero. Pero la lucha por la candidatura dejó clara la existencia de dos

proyectos, uno portado por el gobernador Zeferino Torreblanca y su grupo,

integrado en lo esencial por sus antiguos compañeros de su agrupación social; y

el otro, encabezado por el dirigente del PRD Armando Chavarría, quien sería

primero su Secretario General de Gobierno y luego dirigente del Congreso del

Estado, quien a la hora de su asesinato se perfilaba como el candidato fuerte del

PRD a la gubernatura de Guerrero para el 2011.

3.El proceso electoral de 2010-2011 y la defensa de la alternancia.

Con la contienda constitucional por la gubernatura del Estado de Guerrero, cuya

jornada electoral se llevó a cabo el domingo 30 de enero del 2011,se inicia el

segundo ciclo de la alternancia iniciada en abril del 2005 y cuyos actores,

procesos y resultados presentamos en la primera parte de este ensayo.

3.1. El gobierno de la alternancia: la fuerza del cambio, las confrontaciones

PRD-Gobierno perredista y la recuperación del PRI

El escenario electoral de la primera elección de gobernador, después de la derrota

histórica del PRI, fue complicado por diversas razones. Por una parte, la coalición

gobernante que logró la alternancia se resquebrajó, lo que se expresó en las

abiertas pugnas y el exacerbado discurso de mutuo descrédito entre el gobernador

“perredista” y la dirigencia estatal y nacional de este partido. Por otra parte, la

contiendase desenvolvió en un escenario en el que los principales partidos (PRD y

PRI) vivieron en su interior intensos momentos de confrontaciones, crisis,

desestructuración, escisiones y migración de cuadros.

Otro hecho que sacudió el escenario político guerrerense, fue el asesinato

del Dip. Armando Chavarría Barrera, líder de la fracción parlamentaria del PRD,

Presidente del Congreso local -cargo que desempeñaba al ser liquidado-, quien se

perfilaba finalmente, como el candidato a gobernador de su partido para la

elección del 2011.

Si el desencadenamiento de la alternancia presupone el inicio de un ciclo

de renuevo de cuadros, perfiles y dirigentes, esto no ha sucedido en Guerrero. Los

principales actores de la reciente trama política, son los mismos que se han

desenvuelto en el escenario guerrerense, al menos en las últimas dos décadas: ex

gobernadores decididos a regresar al gobierno estatal o a lograr un puesto

legislativo federal, aspirantes que no pudieron ser los candidatos de su partido o

que siéndolo fueron derrotados en la interna o en la constitucional, caudillos que

se disputan el cacicazgo mayor, adversarios irreconciliables que ahora luchan del

mismo lado con expresiones fraternas, antiguas hermandades escindidas que

ahora se enfrentaroncon creciente encono. En fin, un escenario complicado y

confuso que no parece proceder de una experiencia de alternancia que anunciaba

un mejor destino político para Guerrero.

El triunfo con un amplio margen de votos que logró el PRD en el 2005, 13

puntos de diferencia a su favor ante el del PRI, expresó los serios desacuerdos y

conflictos al interior de la elite priísta activados por la sucesiones gubernamentales

de 1999 y 2005, pero sobre todo hizo evidente la determinación de la ciudadanía

guerrerense de terminar con la hegemonía del PRI. La reiteración ciudadana de

impedir el retorno del PRI en el 2011, se expresó otra vez con la misma clara

diferencia de 13 puntos en favor, nuevamente, del PRD con otro candidato

externo, ahora de reciente ruptura con el PRI, partido por el que fue funcionario de

alto nivel en la administración pública de Guerrero, diputado federal, gobernador

sustituto y senador de la República. Paradójicamente la determinación de impedir

el retorno del PRI a la gubernatura, sólo fue posible bajo un liderazgo y agrupación

de priístas que decidieron separarse de su partido al quedar al margen de la

candidatura a gobernador.

La euforia del triunfo del PRD y la decisión ciudadana de cambio que se

manifestó en la contienda por la gubernatura en febrero de 2005, se proyectó en

las elecciones locales para las alcaldías y renovación del Congreso del Estado en

octubre de 2005, así como en las elecciones federales del 2006. En las locales, el

PRD logró 22 curules, casi la mitad del cuerpo legislativo, y 40 de las entonces 77

presidencias municipales, entre ellas las más importantes del estado, con la

excepción de Chilpancingo. En las federales de julio de 2006, el PRD conquistó

todos los distritos electorales por mayoría y las dos senadurías de mayoría (Sen.

David Jiménez Rumbo del Polo Guerrerense de Izquierda, y Lázaro Mazón

Alonso de Nueva Izquierda). El PRI no logró ni una diputación federal de mayoría

y obtuvo sólo un senador como partido de primera minoría en la entidad (el Sen.

Ángel Heladio Aguirre Rivero).

Generalmente, la derrota de un partido de larga hegemonía genera

condiciones que favorecen la permanencia y prolongación del partido o coalición

alternante. No es raro que después de algún tiempo el partido alternado regrese,

renovado. Lo raro es que en las elecciones inmediatas el partido alternado

recupere las posiciones perdidas, por una parte, porque la derrota causa la

desorganización interna y alienta migraciones de cuadros y clientelas hacia el

partido triunfante y, por otra, porque la ciudadanía que claramente decide “echar”

al partido antes hegemónico, difícilmente lo reivindica en el corto plazo, pues

prevalece el recuerdo colectivo de los agravios o abandonos sufridos.

En Guerrero fueron suficientes tres años o un poco más, para que en la

elección de octubre de 2008, el PRI regresara fortalecido conquistando 18

escaños en el Congreso del Estado (igual número que el PRD) y triunfara en 40

municipios por sí mismo y en 4 más en alianza con el Partido Verde (en total 45)

entre ellos, los más importantes de la entidad (Acapulco con Manuel Añorve

Baños y su bastión, Chilpancingo, con Héctor Astudillo Flores), mientras que el

PRD obtuvo sólo 25 alcaldías. Así mismo, en las elecciones federales de 2009,

ahora 8 de las 9 diputaciones federales fueron para el PRI y sólo una para el PRD:

el III Distrito Electoral de Guerrero –la Costa Grande- donde logró triunfar

Armando Ríos Piter, quien había sido Secretario de Desarrollo Rural del gobierno

de Zeferino Torreblanca desde 2005, antes subsecretario de la Secretaría de

Reforma Agraria del Gobierno del Presidente Vicente Fox Quezada, y antes aún,

subsecretario de la Secretaría General de Gobierno del gabinete del gobernador

René Juárez Cisneros. En el rápido reposicionamiento del PRI en Guerrero se

reflejó, sin duda, la recuperación y ascenso de este partido a nivel nacional.

En suma, el PRD arrasó en las elecciones locales de 2005 y federales

2006, y se derrumbó en las elecciones federales del 2009, perdiendo en la

elección local del 2008, la gran mayoría de los municipios –entre ellos los más

importantes- y empatando con el PRI en el Congreso del Estado, con lo que

malogró el predominio alcanzado en la elección anterior.

Si como señala una reflexión politológica en una contienda no es la

oposición la que gana, sino la coalición o partido gobernante la que pierde. ¿Por

qué el triunfante PRD retrocedió casi de inmediato? La explicación posible puede

encontrarse en las diferencias que desde el inicio de su gobierno tuvo el

gobernador Zeferino Torreblanca Galindo con el partido que lo llevó al poder,

desacuerdos que se hicieron evidentes en el proceso hacia la sucesión

gubernamental, y que se expresaron en ruptura y mutuas y violentas

descalificaciones al momento en que la dirigencia nacional del PRD determinó y la

dirigencia local aceptó, que su candidato, en coalición con el Partido Convergencia

y el Partido del Trabajo, sería el Senador priista y exgobernador sustituto Ángel

Heladio Aguirre Rivero.

Las primeras desavenencias entre el gobernador y el PRD se expresaron al

momento mismo de su toma de posesión, dado que el Cont. Zeferino Torreblanca

no integró a su gabinete a miembros del PRD -con excepción de las titulares de

las secretarías De la Mujer y De la Juventud que habían sido la primera su

colaboradora municipal y la segunda regidora cuando él fue presidente municipal

de Acapulco. Conformó su equipo de trabajo con personalidades que formaban

parte de la asociación ciudadana de la que provenía, algunos de los cuales habían

sido ya destacados colaboradores del gobierno priista anterior que Zeferino

Torreblanca había derrotado en las elecciones.

En un acto que se apreció como de compromiso necesario con el PRD, el

gobernador nombró Secretario General de Gobierno al Senador con licencia

Armando Chavarría Barrera, con quien había contendido y derrotado en las

elecciones internas de ese partido. En fin, en su apuesta por conformar una

administración pública estatal más ordenada, racional y eficiente –“despolitizada”-

el gobernador optó por un equipo con el perfil correspondiente, integrado por

leales y eficientes colaboradores, varios de los cuales provenían de militancias

distintas y antagónicas a las del PRD.

De los 15 nombramientos, seis fueron recibidos por militantes o personas

de filiación priísta, incluido Ernesto Rodríguez Escalona que fue ratificado como

Secretario de Turismo, quien había sido el candidato del PRI a la alcaldía de

Acapulco en 1999, que el propio Zeferino Torreblanca había derrotado como

candidato del PRD. Empresarios, “tecnócratas” priístas, así como sus compañeros

del Frente Cívico de Acapulco, de similar perfil fueron quienes acompañaron al

gobernador de la alternancia y candidato externo del PRD, durante su

administración.

Haciendo ejercicio de su facultad de nombrar a sus colaboradores como

miembros del gabinete “blindó” al poder ejecutivo del estado. Pero no respetó la

autonomía de los poderes ni la libertad que exigió al PRD para ejercer su

mandato, pues no sólo intervino hasta donde pudo en el Poder Legislativo y

generó una corriente política dentro del PRD para tener influencia en sus

decisiones, iniciativa que fracasó y que fue disuelta donde nació: en la casa de

Gobierno.

3.2. La reforma electoral de 2008, la controversia constitucional por la fecha

de la jornada electoral.

Un evento que vino a contribuir aún más al enrarecimiento del proceso político, fue

la reforma electoral local acordada en 2007 y publicada al calor de decreto

presidencial de ese año que obligaba a los estados a homologar las elecciones

locales a las federales, al mes de julio “del año que corresponda”. En lo referente a

los alcaldes y diputados que serían electos en octubre de 2008, quedó asentado

en la ley reformada que lo serían por tres años y diez meses, por esta única vez;

pero hubo omisión de “período por única vez” para el gobernador que sería electo

“el primer domingo de febrero” (fecha tradicional de elección) de 2011. Por ello, los

partidos Acción Nacional, Convergencia y Del Trabajo demandaron y obtuvieron

de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), una acción de

inconstitucionalidad contra el Gobernador y el Congreso del Estado. La corrección

de la omisión generó un debate entre los partidos que pujaron por la solución más

acorde a sus estrategias frente a la sucesión gubernamental. La primera

propuesta implicaba la elección de gobernador en julio del 2010, lo que significaría

que cohabitarían durante ocho o nueve meses el gobernador constitucional (cuyo

periodo termina el 31 de abril de 2011) y el electo, con las complicaciones de

gobernabilidad que ello acarearía. Las demás propuestas suponían un gobernador

interino designado por el Congreso al término del mandato constitucional del

actual gobernador. Una opción era que gobernara del1º de abril al 26 de octubre

de 2011, es decir, un casi siete meses, y convocara a elecciones a realizarse la

primera semana de julio de ese año. Otra opción era que gobernara desde 1º de

abril del 2011 y convocara a elecciones la primera semana de julio del 2012

(versión del PAN para colocarse bajo el manto de su candidato a presidente de la

República y legisladores federales). Otra más era que quien resultara el electo en

julio del 2011, fungiera como gobernador 4 años y dos meses (las elecciones

locales se homologarían en julio del 2015). Finalmente el Congreso del Estado

aprobó y la SCJN aceptó, que la elección se llevaría a cabo el domingo 30 de

enero del 2011 y que el gobernador así electo lo sería hasta el 2015, año en el

que quedarían homologadas las elecciones locales con las federales intermedias.

Durante los meses de incertidumbre, este escenario generó inquietudes entre los

partidos y los aspirantes mejor posicionados para obtener las candidaturas;

incluso, entre los adversarios del gobernador en su propio partido y en los otros,

especialmente el PRI, se expresó la preocupación de que la “omisión del periodo

del gobernador electo en febrero del 2011” y, por tanto, la solución que implicaba

un gobernador interino designado por el Congreso, podía permitir al gobernador

ejercer su influencia en el Congreso para ser “el fiel de la balanza” y designar a

alguien de su grupo político para dar continuidad a su proyecto de modernización

de la administración pública y de la política.

La incertidumbre de la fecha de elección decidida por la SCJN con el señalamiento

de los tiempos de renuncia a los cargos públicos o de solicitud de licencia en los

elección popular que marca la ley para poder contender por la gubernatura,

sobrecalentó los motores partidistas al asumir la hipótesis de que “el año que

corresponda” sería 2010 (¿“el año que corresponda” se refería a aquél en el que

se inicia la contienda constitucional y se registran y arrancan las campañas de los

candidatos o el de la jornada de la elección?). Una vez establecido que la elección

sería el 30 de enero del 2011,los contendientes se apaciguaron para destinar sus

esfuerzos a definir procedimientos y trabar alianzas internas para la selección de

sus candidatos.

3.3. La selección del candidato a gobernador del PRD.

El segundo momento de desencuentros y crecientes fricciones entre el

gobernador y el PRD, se dio en el largo camino hacia la sucesión gubernamental.

El Secretario General de Gobierno y dirigente perredista, Armando Chavarría, se

desempeñó en ese puesto hasta que presentó su renuncia, a fin de participar

como candidato a diputado plurinominal en la contienda para la renovación del

Congreso local en las elecciones del 2008. La prensa y otros eventos translucieron

una relación complicada entre el gobernador y su Secretario General de Gobierno,

al que se referían como un funcionario acotado. Liberado de su cerco

administrativo, Armando Chavarría desplegó su influencia dentro del PRD como

líder de su corriente, Polo Guerrerense de Izquierda, lo que, además, como

diputado dirigente de su fracción parlamentaria y presidente del Congreso lo

posicionaron como el más viable candidato de su partido a la gubernatura de

Guerrero para la elección del 2011. Su asesinato el 20 de agosto de 2009

sorprendió a la elite política guerrerense yempeoró la relación entre el ejecutivo

estatal y el PRD, que se fue acentuando ante la falta de resultados en las

investigaciones. La muerte de Armando Chavarría en las cercanías del anuncio de

su búsqueda de la candidatura, propició desconcierto en el partido y colocó a los

senadores perredistas, Lázaro Mazón Alonso (de Nueva Izquierda) y David

Jiménez Rumbo (del Polo Guerrerense de Izquierda) en el escenario por dicha

candidatura. El tercer aspirante fue el único diputado federal de mayoría del PRD

en Guerrero, Armando Ríos Piter (neo-perredista ligado al grupo del gobernador).

Hacer política partidista como externo –condición que preservó

deliberadamente el gobernador Torreblanca- era limitante; por lo que el ejecutivo

estatal participó en la creación de la corriente Izquierda Renovadora (diciembre de

2007), en principio para apoyar la candidatura de Jesús Ortega Martínez para la

presidencia del PRD, y luego para incorporar a sus correligionarios locales que

venían de la sociedad civil, así como a algunos perredistas aliados de

circunstancia. Esta corriente, con la que intentó controlar el liderazgo del partido

en la entidad, se confrontó con las otras corrientes, sobre todo con el Polo

Guerrerense de Izquierda, por los puestos de dirigencia del partido, por las

candidaturas al Congreso y a las alcaldías. Al parecer la estrategia de contar con

una corriente al interior del partido falló ante el bloqueo del PGI, puesto que en un

acto gubernamental en la residencia oficial del ejecutivo estataly una vez

ampliamente derrotado el PRD en las elecciones de diputados federales (sólo

gano el PRD 1 y el PRI 8 de mayoría), el gobernador declaró disuelta la corriente

IR, el 26 de julio del 2009, convocando a la formación de un amplio movimiento

social y cívico amplio impulsor de una izquierda moderna. Los responsables de la

debacle fueron dibujados en el discurso del gobernador: los grupos y líderes que

“han secuestrado al partido” y que como en los otros partidos, practican “el

corporativismo, la intolerancia, el populismo y el clientelismo político”. Expresó

ante sus 200 invitados: “No renuncio ni me voy del PRD. Sí en cambio me

deslindo [de esas prácticas]”. En fin, convocó a la creación de un movimiento

amplio y plural, y a dictaminó la desintegración de IR como corriente al interior del

partido, pues el PRD guerrerense no tenía remedio.

En el PRD quedaron como precandidatos: el Sen. Lázaro Mazón Alonso (de

la corriente Nueva Izquierda cuyo líder es Jesús Ortega presidente nacional del

PRD); el Sen. David Jiménez Rumbo (heredero del liderazgo de Armando

Chavarría en el Polo Guerrerense de Izquierda); y el Dip. Armando Ríos Piter

(neo-perredista del grupo del gobernador Zeferino Torreblanca). La trayectoria de

los precandidatos es la siguiente: el Sen. Lázaro Mazón Alonso se formó en

organizaciones de la sociedad civil, fue fundador del PRD y fue dos veces

presidente municipal de Iguala; el Sen David Jiménez Rumbo, fue dirigente de la

federación de estudiantes de la Universidad de Guerrero y diputado local; y el Dip.

Armando Río Piter, cuya trayectoria se mencionó arriba. Los desencuentros entre

el gobernador (“militante externo”) y los senadores precandidatos (perredistas de

cepa) se acentuaron ante el señalamiento de estos últimos, de que el ejecutivo

intervenía en apoyo del diputado Ríos Piter.

En especial, la abierta confrontación se dio entre el Sen. David Jiménez

Rumbo y el gobernador quienes, en tono crecientemente agresivo y público, se

hicieron mutuos reclamos: uno cuestionando el perfil ético, el otro la abierta

intervención en apoyo al diputado Ríos Piter. Un triunfo del Sen. Jiménez Rumbo

en esta etapa del proceso fue la impugnación de la Convocatoria para registro y

procedimiento para selección de candidato aprobada por el PRD, ante el Tribunal

Electoral del Poder Judicial de la Federación, órgano que le dio la razón obligando

al partido a reexpedirla en los términos de sus propios documentos. El Sen.

Lázaro Mazón, a la defensiva y anclado en el centro de su partido, sólo reclamaba

que la candidatura fuera para un perredista (y no para un neo-perredista). El Dip.

Ríos Piter, por su parte, desplegó una febril actividad, con la confianza de que los

vientos le eran favorables. En este escenario de abiertos conflictos, en el que

ninguno de esos actores logró establecer su hegemonía, la suerte del PRD era

catastrófica y su claro destino la derrota. La respuesta vendría del centro: el

dirigente nacional del PRD, en alianza con la dirigencia nacional de los partido

Convergencia (bajo la presidencia del senador con licencia Luis Walton Aburto,

tradicional aspirante a la alcaldía de Acapulco) y Del Trabajo, inspirados en

recientes triunfos por gubernaturas, en especial, el caso Sinaloa, acordaron

coaligarse (el PAN no aceptó) y proponer como su candidato a la gubernatura de

Guerrero al Senador priista Ángel Aguirre Rivero, quien había perdido en la

contienda interna del PRI frente a su familiar, amigo y compañero de grupo,

Manuel Añorve Baños, quien en la elección del 2008 había recuperado el

municipio de Acapulco, que había sido gobernado por el PRD durante casi una

década. La decisión indignó públicamente al gobernador quien con reiterados

desprecios públicos se refirió a la dirigencia estatal del PRD y a los cuadros que

se fueron alineando con la nueva decisión. El Sen.Lázaro Mazón se resignó con la

decisión tomada por su dirigente nacional de corriente y de partido; el Sen. David

Jiménez Rumbo mostró su satisfacción por la medida; sólo el Dip. Armando Ríos

Piter se resistió ante los vientos adversos, radicalizó su discurso como si fuera

perredista histórico, denunció el servilismo de dirigentes y contendientes locales

ante la postulación de un priista e, incluso, asumió un discurso crítico de

descalificación del gobernador Zeferino Torreblanca por “haber renunciado a su

compromiso de cambiar Guerrero desde la izquierda” lo que permitía que los

cacicazgos se infiltraran (Aguirre) “con el activismo y la complacencia de un

presidente de partido en nuestro estado que actúa como abyecto facilitador a la

entrega del partido a los intereses externos”.

En suma, la coalición triunfante y alternante del 2005 pasó de los roces a

una lucha permanente entre el ejecutivo y el partido que lo llevó al poder;

complicada relación que se fue deteriorando en la medida en que el gobernador

intentó asumir la tradicional función de “fiel de la balanza” en el proceso de

sucesión gubernamental. Ante la incapacidad de implantación de una hegemonía

cohesionadora desde el ejecutivo, y frente el “desequilibrio catastrófico” que

desquebrajaba y desintegraba al PRD guerrerense, sólo la intervención directa del

centro y la prescripción como candidato a gobernador de una personalidad

escindida del partido tradicionalmente “enemigo”, el PRD logró contener por lo

pronto su debacle, no sin veladas o abiertas resistencias internas, así como

eldesconcierto de perredistas y ciudadanos simpatizantes.

3.4. Los desencuentros dentro del partido por la candidatura a gobernador.

El cisma “agurirrista” y la nueva derrota del PRI.

La contienda en el PRI por la candidatura al gobierno del estado, realimentó e

intensificó el conflicto al interior del partido. Nuevamente el ex gobernador Rubén

Figueroa alentó al ahora diputado y coordinador de la fracción priísta, Héctor

Vicario; una vez más, también, externó su propósito el ex gobernador y senador

Ángel Aguirre Rivero; asimismo, se mencionó al presidente municipal de

Chilpancingo, Héctor Astudillo; y al Presidente Municipal de Acapulco, Manuel

Añorve Baños, quien había sido la propuesta del Gobernador Ángel Aguirre en la

sucesión gubernamental en 1999 y motivo final del desencuentro en la cúpula

priísta. El ex gobernador René Juárez Cisneros también se movilizó y opinó,

buscando su posicionamiento hacia el 2012.

En el Partido Revolucionario Institucional el proceso fue menos complicado,

pero al final, igual de impactante y desorganizador. El cisma que separó a una

parte de sus cuadros de primer nivel en Guerrero encabezados por el Sen. Ángel

Aguirre Rivero, expresó un nuevo capítulo (tal vez el final de esta serie) de las

diferencias y pugnas al interior de su élite, que ya habían aflorado en el proceso

para gobernador de 1999, y que fueron un factor importante en la derrota del PRI

en el del 2005.

En el origen, formaron un mismo grupo político bajo el liderazgo del

entonces gobernador Rubén Figueroa Alcocer, aunque Ángel Heladio Aguirre

Rivero se inició en el ámbito público como secretario particular del gobernador

Alejandro Cervantes Delgado, en 1981. Ángel Aguirre Rivero realizó una rápida y

exitosa carrera como funcionario público desempeñándose como Secretario

General de Gobierno (1985-1987) y Secretario de desarrollo económico (de 1987-

1990). Luego pasó a la arena política como diputado federal (1991-1994 y 2003-

2006) y senador de la república (2006-2009).

El momento más cercano entre Rubén Figueroa Alcocer y Ángel Aguirre

Rivero fue cuando, siendo presidente del Comité Directo Estatal del PRI en

Guerrero, asumió la gubernatura como interino, presumiblemente bajo la

propuesta del gobernador Figueroa, quien renunció como consecuencia de la

masacre de campesinos en Aguas Blancas. Los desencuentros entre ambos se

iniciaron con la “depuración” de cuadros figueroistas de la administración

gubernamental, y se acentuaron en el proceso hacia la selección del candidato a

la elección de 1999. El acuerdo original de presentar como candidato de unidad a

René Juárez Cisneros, no se cumplió. El gobernador Ángel Aguirre promovió a

Manuel Añorve Baños -con trayectoria en el gobierno federal y en el PRI nacional-

a quien nombró primero Secretario de Finanzas del gobierno estatal y luego

impulsó ante el Congreso para ser designado Presidente municipal sustituto de

Acapulco, frente a la remoción del presidente constitucional Juan Salgado

Tenorio, a raíz de su mal desempeño ante los trágicos acontecimientos

provocados por el huracán Paulina.

En la coyuntura de la contienda interna para la candidatura a gobernador de

1999, se confrontaron el gobernador Aguirre Rivero con su propuesta, Manuel

Añorve Baños, y Rubén Figueroa con René Juárez Cisneros, quien alcanzó la

candidatura por el PRI y ganó la gubernatura al candidato del PRD Félix Salgado

Macedonio, en un resultado muy cerrado y cuestionado. Ángel Aguirre aspiró

nuevamente a la candidatura del PRI a gobernador en el 2004 y en el 2010 pero -

así lo ha externado en esta campaña- fue bloqueado por el grupo Figueroa. Este

juego de bloqueos mutuos se expresó también en el 2004-2005, cuando Ángel

Aguirre se negó a apoyar al entonces candidato del PRI, Héctor Astudillo Flores –

así lo expresó- quien fue derrotado por Zeferino Torreblanca candidato del PRD.

Esas desavenencias, al parecer no se expresaron sólo en no apoyar al candidato

electo, sino jugar en contra. La escisión y migración del Sen. Aguirre y cuadros

priistas relevantes en el estado (seis diputado locales de 18 y dos diputados

federales), expresa la preeminencia aún del liderazgo de Rubén Figueroa al

interior del PRI, frente al liderazgo emergente de Ángel Aguirre que no encontró

condiciones para desbloquear su partido y crecer.

En una década, Aguirre Rivero se preservó visible en el priismo

guerrerense, pero acotado; por el contrario, su familiar y amigo, Manuel Añorve, se

afianzó a nivel central y ahí se ganó, primero, la candidatura a la presidencia

municipal de Acapulco, cuya contienda ganó, y luego la candidatura a la

gubernatura del estado que contó con el respaldo de los ex-gobernadores Rubén

Figueroa y René Juárez, de Héctor Astudillo Flores candidato a gobernador

derrotado en 2005 y quien ganó nuevamente el ayuntamiento de Chilpancingo, y

de Héctor Vicario Castrejón, figueroísta de cepa y coordinador de la fracción

parlamentaria del PRI en el Congreso local. Es suma, la recuperación del PRI a

nivel estatal devolvió al grupo conducido por Rubén Figueroa su influencia en la

elite priista guerrerense, y alejó la posibilidad de avanzar al encabezado por Ángel

Aguirre.

Agotado este terreno para la confrontación de los liderazgos personalizados

de Rubén Figueroa y de Ángel Aguirre,que durante tres lustros se desenvolvieron

al interior del PRI, los enfrentamientos se trasladaron al terreno de la lucha entre

partidos. Difícilmente se podría afirmar que la lucha electoral entre el PRD con

Ángel Aguirre como su candidato y el PRI con Manuel Añorve respaldado al fin por

Rubén Figueroa, expresó una lucha entre las propuestas ideológicas entre los

partidos contendientes. En la reciente contienda se resolvió a favor de Ángel

Aguirre el enfrentamiento entre los liderazgos señalados, y logro evitar la

desorganización y el fracaso rotundo del PRD en el escenario estatal. La coalición

de priístas cismáticos y otros que se quedaron en su partido, con las diferentes

corrientes del PRD y con los partidos Convergencia y Del Trabajo, resultó

imbatible, y la alternancia del 2005 se prolongará por 4 años y medio más.

A diferencia del 2005, en la conformación del gabinete del 2011 el

gobernador Ángel Aguirre integró a sus aliados, pero al pretender seguir

ejerciendo su facultad de nombramiento en los siguientes puestos de la

secretarías, en especial las conducidas por los secretarios de Salud, Lázaro

Mazón, y de Desarrollo Social, David Jiménez Rumbo, éstos contuvieron la

intervención del gobernador llegando al debate público. Quienes habiendo sido

actores o activistas de la coalición encabezada por el PRD y no han encontrado el

espacio al que aspiran en el gobierno del estado, han iniciado críticas al

gobernador Aguirre por la conformación de su administración, señalando su

inclinación por su familia y amigos, pero sobre todo su preocupación por la

incorporación de priístas a su gobierno. La manera como se conformó la coalición,

la cultura política de unos y otros, así como la cercanía de las elecciones del 2012,

concurrentes por primera vez, ha derivado en un complicado proceso, si no de

parálisis, sí de reordenamiento administrativo,en un contexto de “feudalización” de

la administración pública de Guerrero. El gobierno del PRD con el gobernador

Aguirre difícilmente se estabilizará antes de julio o agosto del 2012, pasadas las

elecciones concurrentes. Será de transición y su mejor aporte seria restablecer un

cierto orden en el ámbito político y avanzar en la modernización de las

instituciones.

Algunas conclusiones Generales.

El fin de la hegemonía del PRI en Guerrero tiene en los conflictos internos entre

los liderazgo tradicional y emergente, una de sus causas esenciales.

La alternancia ha desatado los mecanismos tradicionales de control político y

propiciado una mayor autonomía en la participación tanto dentro de los partidos

como entre ellos.

De alguna forma, los grupos inconformes tienen un mayor rango de movimiento

para continuar con sus presiones para la consecución de sus objetivos.

El PRD como partido alternante ha sido incapaz de triunfar con militantes propios y

ha debido recurrir a candidatos externos, que le garantizan la victoria pero no su

plena participación en la administración estatal.

De hecho, las coaliciones que le han dado fortaleza política pasada la contienda,

son el origen de desacuerdos y confrontaciones.

La alternancia finalmente no cumple con su propósito de dar paso a fuerzas

sociales y políticas emergentes impulsoras del cambio y la transformación de

Guerrero.

Se trata de alternancia horizontales, es decir, de cambios para la distribución de

recursos habituales y no de generación de nuevas formas de producción y

organización social.

Todo parece indicar que las elites políticas seguirán fragmentadas y confrontadas,

sin capacidad de consensar o imponer su hegemonía para acordar las mejores

decisiones para sacar adelante y conducir a Guerrero hacia estadios mejores de

vida, productividad y bienestar para la población.

Las fuentes.

Ensayos y textos del autor sobre las elites y los procesos políticos y electorales en

Guerrero.

Elecciones y alterrnancia. Guerrero 2005, México, Nuevo Horizonte Editores,

CEPNA y IIEPA, 2004.

“El impacto de la reforma electoral federal de 1996 en el cambio político en

Guerrero” en Jacqueline Peschard. El federalismo electoral en México, México

Porrúa-UNAM y LXI Legislatura de la Cámara de Diputados, 2008.

Duelo de Priístas (Elecciones en Guerrero 2011) en Revista Voz y Voto, No. 214,

diciembre de 2010.

Fuentes estadísticas y memorias del Instituto Estatal Electoral del Estado de

Guerrero.

Seguimiento cotidiano de información política sobre Guerrero, en la prensa local

con presentación electrónica.

Entrevistas y conversaciones con actores políticos y periodistas de esta fuente.