SEMANA SANTA 1999 · La reconquista de Cartagena por las tropas del Cardenal Belluga precipitaría...

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ECOS DEL NAZARENOSEMANA SANTA 1999

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SAGA.

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Semblanza histórica de los Hermanos Mayores de la Cofradía deNuestro Padre Jesús Nazareno durante el siglo XVIII.Federico Maestre de San Juan Pelegrín . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Hermandades Andaluzas: El peso del Racionalismo.Pedro Javier Gómez Jim nez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

El Discurso del Retablo: Jesús Nazareno, Héroe de la Pasión.Jos Enrique García Soler . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

La Plaza de la Merced y la Procesión del Encuentro, o la adaptaciónburguesa del escenario y espectáculo Barrocos.Jos Francisco López . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Coordinación: José Fco. López, AlfonsoPagán Pérez y Eduardo Vilar Rico.Ilustraciones: Archivo Cofradía N.P.Jesús Nazareno (ACNPJN), Diario SUR(DS), Casaú, Saga. Moisés Ruiz (MR).Impresión: Imprenta Gómez, c/ Jara,22 - Cartagena. Edita: Real e IlustreCofradía de N.P. Jesús Nazareno(Marrajos). Año XX. Depósito Legal: MU-324-1997

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LUZZY - ACNPJN

JOSÉ MIGUEL MÉNDEZ MARTÍNEZHermano Mayor

La Cofradía Marraja ha tenido un año especialmen-te intenso como consecuencia de la presencia de la mis-ma en diversos campos distintos de lo estrictamente pro-cesional. En este sentido quisiera destacar alguna de lasactividades realizadas por considerarlas especialmenterelevantes.

En primer lugar el edificio de la Calle Jara, nuestrafutura sede, si el año anterior fue el de su adquisición,ste ha sido el del inicio de las obras. Se ha hecho la fase

de consolidación estructural, necesaria por el cambiode uso del edificio, y cuando esta publicación vea la luzes posible que se haya finalizado la fase de rehabilita-ción de fachada, cubierta y medianera. Hemos de agra-decer la colaboración recibida de la Consejería de Cultu-ra de la Comunidad Autónoma y de la Sociedad CascoAntiguo de Cartagena S.A.. Falta por realizar la termina-ción interior y equipamiento, para lo que esperamos se-guir contando con la colaboración institucional precisa.

Es de destacar tambi n la presencia en Sevilla denuestra Cofradía en la III Muestra Nacional de ArtesaníaCofrade, Munarco 99, donde se ha podido comprobar elalto nivel en que se encuentra nuestro patrimonio artís-tico, patrimonio que ha podido ser admirado por milla-res de visitantes que pudieron además admirar la belle-za de nuestras incomparables procesiones.

Ha sido presentado este año el libro "La Historia dela Cofradía de N. P. Jesús Nazareno en los siglos XVII yXVIII", del que son autores Vicente Montojo Montojo yFederico Maestre de San Juan Pelegrín. Se trata del cuar-to libro de la Biblioteca Pasionaria y el primero de unaserie de tres que nos permitirá conocer la historia denuestra Cofradía hasta el siglo XX.

Por último quisiera detenerme en algo especialmentetrascendente para todos los marrajos. Me refiero a la apro-bación por la Junta de Mesa de la Cofradía del Regla-mento de Agrupaciones, reglamento que tiene gran im-portancia porque afecta a la totalidad de los marrajos,llena las lagunas existentes en nuestros Estatutos y re-gula el funcionamiento interno de las agrupaciones y su

relación con la Cofradía.

De entre las normas establecidas en el Reglamentoquiero resaltar aquella que establece como necesario serhermano de la Cofradía, ser Marrajo de Patente, parapoder inscribirse en una Agrupación. Dicha norma, quesiempre ha sido muy debatida en el seno de nuestra Co-fradía, da coherencia, pleno sentido y una nueva dimen-sión al t rmino marrajo. Marrajo es lo que nos une, loque nos identifica, lo que nos distingue y lo que nosdiferencia. Marrajo es lo que nos permite afrontar congarantía de xito proyectos que aisladamente cada Agru-pación no podría conseguir, lo que posibilita, en definiti-va, tener la fuerza y pujanza que nuestra Cofradía, lamás antigua de Cartagena y una de las más antiguasde España, se merece.

Esta norma, que por otra parte ya figuraba en el espí-ritu de los Estatutos de la Cofradía pero que nunca sehabía puesto en práctica, será de aplicación a aquellosque soliciten su ingreso en las agrupaciones a partir dela entrada en vigor del nuevo Reglamento. Quizás porello tambi n deberían pensar aquellos hermanos queactualmente integran las distintas agrupaciones pero queno figuran como hermanos de patente en la Cofradía, lanecesidad de inscribirse en la misma, dando con ellocoherencia plena al t rmino Marrajo.

Creo que debemos estar satisfechos con esta decisiónde la Junta de Mesa que ratifica lo que contemplan losEstatutos y que nos permitirá afrontar el futuro con laesperanza de transmitir una Cofradía más grande queaquella que recibimos de nuestros predecesores.

Como Hermano Mayor me enorgullezco de empezarcada uno de los Cabildos que celebramos con las pala-bras «Queridos Marrajos» y me gustaría que cada vezmayor número comprendi ramos el significado de di-cho t rmino.

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ECOS DEL NAZARENO

SEMBLANZA HISTÓRICA DELOS HERMANOS MAYORES DE LACOFRADÍA DE NUESTRO PADRE

JESÚS NAZARENO DURANTEEL SIGLO XVIII.

Este trabajo pretende ser una pequeña ampliacióndel libro recientemente publicado por la Cofradía,titulado “La Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno(marrajos) de Cartagena en los siglos XVII y XVIII”,cuyos autores han sido D. Vicente Montojo Montojo yquien estas líneas escribe. Con el mismo se trata de daruna breve semblanza histórica de aquellas personas quedurante el siglo XVIII ejercieron el cargo de HermanoMayor, el de mayor responsabilidad y prestancia de estaCofradía.

Antonio María MontanaroEra hijo de Juan Bautista Montanaro «Marqués de

Montanaro y Huercavera, Señor de los Alcázares y susalgibes»(1), miembro de una ilustre familia de la Señoríade Génova, y de María Aurelia Leonardis, tambiénnatural de dicha república. Tanto el padre como el hijose dedicaron al comercio al por mayor, ejerciendo de loque en las escrituras de la época se denominaba como«hombres de negocios».

La llegada de Juan Bautista Montanaro a Cartagenafue anterior al año 1680, pues en dicho año fuebautizado en la Iglesia parroquial de esta ciudad NicolásMontanaro, también hijo de Juan Bautista, siendo ahorasu esposa Septimia Ansaldo, segundo de los cuatromatrimonios que a lo largo de su vida realizaríaMontanaro(2) .

Centrándonos en la figura de Antonio MaríaMontanaro cabe decir que era natural de Génova, tal ycomo se indica en numerosas de las escrituras que a lolargo de su estancia en Cartagena suscribió(3). En elaño 1696 lo vemos dirigir un memorial al Concejo deCartagena solicitando ser tenido como vecino de laciudad, en base a «que ha más de veinte años que vivey asiste en esta ciudad y que es casado en ella condoña Francisca Aguado, natural de la de Murcia, yporque quiere continuar como hasta aquí su habitaciónen esta ciudad, le suplica (al Concejo) sea servidodeclararle y admitirle por tal su vecino y que goce delos privilegios de los demás»(4). A lo que el Ayuntamiento

accedió, permitiéndole avecindarse en la ciudad.

Su dedicación a los negocios fue extensa y fructífera.En un primer momento los realizaría al lado de su padre,junto al que aprendería su marcha y funcionamiento,negocios que a lo largo de los años fueron origen delgran enriquecimiento alcanzado por Juan BautistaMontanaro, según se puede observar en una escriturapor la que Nicolás Montanaro hacía postura a una seriede propiedades que habían sido secuestradas a su padrepor haber sido éste partidario del Archiduque de Austriaen la Guerra de Sucesión al trono de España. En dichaescritura(5) se relaciona una importante cantidad debienes, entre los que se cuentan varias haciendas quesuman una extensión de casi 400 fanegas de tierra,varias casas y almacenes, un molino de viento harineroy varios contratos de censo. Esto nos muestra que losMontanaro eran una familia que se había enriquecidocon los negocios.

Antonio María participaría de la misma e importanteactividad mercantil que su padre. Llegó a ser dueño debarcos en los que transportaba sus propias mercaderíasy productos. Así lo vemos otorgar, junto con Pedro PabloMerizano, en el año 1703 un poder al arcediano deTortosa para que vendiese lo que se hubiera podidosalvar de la arboladura, armamento y pertrechos de lasaetia Nuestra Señora del Carmen y Santiago, que habíadado al través en las cercanías de Tortosa, confesándoseellos como los dueños de dicho barco(6).

En 1703 lo vemos que ha constituido compañía decomercio con su hermano Nicolás, la cual sedenominaba “D. Antonio María y hermanos Montanaro,siendo su actividad comercial muy amplia, puesimportaba ropas del extranjero (Francia, Holanda, Italia,etc.) y las distribuía o vendía a pequeños comerciantesdel interior(7), vendía esclavos(8), exportaba lana, barrilla,trigo, etc.

Antonio Maria Montanaro era Hermano Mayor de laCofradía de Jesús Nazareno en el año 1702. Bajo su

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mandato fue cuando la Hermandad contrajo unaobligación económica, mediante la suscripción de uncenso de 200 ducados dados por el Convento de SantoDomingo, con los que poder realizar la obra deampliación de la capilla que en dicho convento tenía laCofradía desde el año 1641(9).

La muerte de Carlos II sin descendencia sería eldesencadenante de la Guerra de Sucesión. La luchaentre los dos bandos a que dio lugar esta cruentaconfrontación bélica desembocaría en España en unaguerra civil. Hubo regiones que se pronunciaronabiertamente por el Archiduque de Austria, adversariode Felipe V en ocupar el trono español. Dentro de lasregiones mayoritariamente partidarias del candidatoBorbón también existirían personas afectas a la causadel Archiduque. Cartagena no se vería exenta de estasluchas y tensiones. Antonio María Montanaro al parecerfue un importante y destacado miembro del bando quepropugnaba que la Corona española fuese ocupada porCarlos de Austria. Una muestra de su influencia dentrodel grupo pro austríaco nos la denota el hecho del poderque le concedió el capitán de un navío genovés paraque gestionase ante el Almirante de la escuadra denavíos ingleses y holandeses que habían ocupadoCartagena, a fin de conseguir se diese por libre su navíoque había sido embargado(10).

La reconquista de Cartagena por las tropas delCardenal Belluga precipitaría la rápida huida de granparte de los que habían tomado partido en contra de

Felipe V. Entre ellos marchó, en el año 1706, AntonioMaría Montanaro, quien se afincó con su familia en lacorte vienesa, no volviendo nunca más a Cartagena(11).

Mateo González López del CastilloEl segundo Hermano Mayor de cuya existencia

tenemos constancia en este siglo es Mateo GonzálezLópez del Castillo, persona dedicada al comercio,aunque su actividad mercantil no debió de ser muyintensa, dada la escasez de escrituras que han sidootorgadas por él que aparecen en los protocolosnotariales. Era natural de Cartagena.

Dentro de la Cofradía «marraja» debió de realizar unaimportante y sentida labor. Ya en el año 1695, cuandose compró una casa a dona Julia Pereti para ampliar lacapilla de la Cofradía, aparece como Mayordomo, cargoque seguía desempeñando en 1702 al extenderse la yacitada escritura de adquisición de 200 ducados a censopara realizar la obra de la ampliación de dicha capilla(12).

Nada más volvemos a saber de su relación con laCofradía hasta que la Hermandad de Nuestro PadreJesús Nazareno da poder a un clérigo regular de SanCayetano, en el año 1715, para que pidiese indulgenciaspara la Cofradía al Papa, siéndole otorgadas en 1716.Entre los cofrades “marrajos” que se relacionan en dichodocumento, Mateo González ocupa el cargo deHermano Mayor(13).

Al parecer, y hasta que futuras investigaciones nos

Hermano Mayor y Junta de Mesa. Año 1940. ACNPJN.

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se le había dado licencia para edificar una ermita enuna hacienda que poseía en el Garbanzal, obligándosea dotarla suficientemente, a adornarla con ornamentosdecentes y a su reparación y reposición de los dichosornamentos(20).

Sabemos que Carlos María Risso era Hermano Mayorde la Cofradía en 1719. En el mes de marzo de este añoel Concejo decide sacar en rogativa por el agua a laimagen de la Virgen del Rosel y a la de Nuestro PadreJesús Nazareno y llevarlas a ambas en procesión alconvento de Santo Domingo, haciéndose allí unanovena a ambas sagradas imágenes. En otra reunión,dentro de ese mes, el Concejo decide hacer otra novena,dada la persistencia de la sequía. Por último, en otrocabildo municipal los ediles comisarios de fiestas dieroncuenta a la Corporación que el Hermano Mayor de laHermandad de N.P. Jesús Nazareno les había dicho queal tener esta Cofradía su fiesta principal el viernes delconcilio, suplicaba al Ayuntamiento que dichasimágenes fueran restituidas a sus casas, a lo que accedióel Concejo(21).

Nicolás de Borja y VivarNació en Antequera. Era hijo de Nicolás de Borja,

regidor perpetuo de Antequera, y de doña Antonia Vivar.Fue padre de 6 hijos llamados Felipe, Juan de Dios,Miguel Nicolás, Teresa y Luisa.

Esta ilustre familia pasó a formar parte de la noblezatitulada al obtener Felipe, hijo primogénito delmatrimonio, el titulo de primer Marqués deCamachos(22).

Nicolás de Borja y Vivar se casó en Cartagena en elaño 1684 con doña Francisca García Tacón y Garro deCáceres. Según la escritura de capitulacionesmatrimoniales doña Juana Victoria Tacón Garro deCáceres, viuda del capitán don Lucas García de Cáceresy Jara, regidor perpetuo que fue de Cartagena, dabacomo bienes dotales una heredad de tierras y casasexistentes en el pago de la Aljorra, valorada en 4.000ducados de vellón. Por su parte Nicolás de Borja dotabaa su futura esposa con bienes valorados en 2.000ducados en calidad de arras posternupcias(23).

Nicolás de Borja participaría activamente durantetoda su vida en diversos negocios comerciales, aunqueal parecer no se le debe definir como comerciante contienda abierta. Su actividad mercantil estuvo enfocadaa la faceta del abasto de productos alimenticios, cuyaregulación en determinados casos estaba sometida alConcejo, quien era el encargado de establecer unosprecios máximos, al tiempo que organizaba yadjudicaba los remates de dichos abastos en públicasubasta. En 1689 Borja remató el abasto del aceite(24),producto que en esa época se encontraba estancado

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puedan dar más luz a lo ocurrido en estos difíciles añosde la Guerra de Sucesión, Mateo González no dejó deimpulsar su fecundo trabajo dentro de la Hermandad,y fruto de él seria la renovación, por parte del SantoPadre, de las indulgencias con que contaba la Cofradía,las cuales, según se dice en la ya citada escritura de1715 "por la ynmemorial antigüedad de dichahermandad, injuria de los tiempos y calamidades deguerras que esta ciudad a padecido, se an perdido yolvidado las gracias yndulgencias que por lo pasadofueron concedidas a dicha Hermandad ....".

Hemos tenido la suerte de encontrar el testamentode este Hermano Mayor, que data del año 1731,definiéndose en él como Hermano Mayor Jubilado dela Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno ydeseando ser enterrado en la bóveda existente en lacapilla de la Cofradía(14).

Carlos María RissoLa noticia más antigua sobre este Hermano Mayor

nos la da una escritura por la que en 1704 su hermanoAngel, hombre de negocios de Cartagena, da poder aCarlos María para que se encargue de regentar susactividades comerciales en Cartagena, pues él debehacer ausencia fuera de esta ciudad debido a lasenfermedades que padece(15). En ese mismo día AngelRisso da a su hermano Carlos María poder para queotorgue su testamento en caso que él falleciese. En estedocumento se dice que ambos hermanos son naturalesde la república genovesa y que Carlos María era hombrede negocios afincado hasta entonces en la ciudad deAlicante(16).

A partir de esta fecha Carlos María Risso trasladósus negocios a Cartagena desarrollando una intensaactividad comercial, siendo relativamente frecuentes lasescrituras en los protocolos notariales y las veces que aél se hace referencia en las actas de las reuniones delConcejo. También es repetidamente apoderado porcomerciantes, sobre todo genoveses, para queintervenga en la recuperación de objetos que se habíanhundido en barcos que naufragaron en las costascartageneras(17), o bien por patrones de barcos paraque interviniese en la venta de los productos quetransportaban, de cuyos negocios aparece comofiador(18).

En cuanto a su entorno familiar, sabemos que sehabía casado en Elche el 9 de mayo de 1712 con doñaJosefa María Cazorla, que era natural de Alicante(19).

A Carlos María Risso se debe la construcción de unaermita en el Garbanzal, quizá germen de la iglesia ahoraexistente en ese barrio unionense. El día 15 de enerode 1731, a través de escritura pública, Risso da cuentaque por el Provisor y Vicario General de este Obispado

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(se vendía en estancos). También en este mismo añole fue adjudicada por el Concejo la renta de la pesca dela almadraba que se calaba en La Azohía(25). En 1691obtuvo licencia municipal para embarcar por el puertode Cartagena y enviar a la ciudad de Málaga 250fanegas de trigo de su propia cosecha(26). En los años1697 y 1703, y en pública subasta organizada por elObispado de Cartagena, quedó como mejor postor dela renta del diezmo de uvas al por mayor, cuyarecaudación iba a parar a las arcas de la Iglesia (27). Porúltimo, y como un ejemplo más de otros muchos quese podrían poner, era arrendador de tierras de propiedadmunicipal(28). El objetivo de Borja era darlas enarrendamiento a agricultores en carácter de aparcería.De esta forma se obtenían, o bien produccionescerealísticas, como trigo y cebada, o se cosechaban lasosa y la barrilla, ambas producciones muy apreciadasen esta época, lográndose de las cenizas de la sosa y labarrilla productos como el jabón, siendo exportadas porel puerto de Cartagena con destino a Francia o Italia(29).

En 1719 Borja era miembro de la Mesa de la IlustreCofradía del Santo Cristo del Socorro, la cual estabaintegrada por 33 hermanos, todos los cuales debían deser «hijosdalgo cavalleros según fuero y costumbres deEspaña en posesión de lustre»(30).

El documento más antiguo que nos muestra a Borjacomo Hermano Mayor de la Cofradía se remonta al año1730. Se trata de un memorial presentado por él alAyuntamiento en el que dice que hallándose en novenapor el agua la imagen de Jesús Nazareno, suplica alConcejo que en razón a la pobreza en que se hallaba suHermandad, le dieran la limosna que creyeranconveniente.

A este Hermano Mayor cupo la alegría de verculminada la obra de la capilla, del retablo y de sudorado, ya en el año 1.731(31). Debió de ser una enormesatisfacción para Borja ver terminada una obra cuyaejecución se había prolongado a lo largo de 36 años yque, de seguro, había costado grandes esfuerzos elculminarla, dada la escasez de medios económicos conque siempre se había visto apremiada la Cofradía. Porfin, fue colocada la imagen de Jesús Nazareno en sunuevo camarín el 6 de enero de 1732, celebrándolo laHermandad con octava, procesión y fiesta. El Concejo,que fue invitado al acto, aceptó poniendo dinero parafuegos(32).

Ignacio de EcheniqueEl Hermano Mayor de la Cofradía del que tenemos

constancia tras Borja tampoco era natural de Cartagena.Se trata de Ignacio de Echenique y había nacido enArizcun, Navarra.

Por el año 1724 se encontraba en Cartagena un tal

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Juan de Echenique, quien, como en el caso de Borja,negociaba con los abastos municipales(33). Este Juande Echenique debió de ser el padre de Ignacio pues enla partida de nacimiento de éste consta llamarse supadre Juan. Ignacio de Echenique se casó en laparroquia de San Sebastián de Madrid el día 27 deseptiembre de 1728, siendo su esposa natural de lacapital de España. Quizá Ignacio viviera en Cartagenadesde muy niño pues en la partida de matrimonio deJuana de Echenique, a la que suponemos su hermana,se indica que ésta era nacida en Cartagena(35).

En 1735 Ignacio de Echenique era Administradorde la Contaduría de Rentas Provinciales y de losServicios de Millones de Cartagena. El cometido de estaContaduría era la administración y cobranza de una seriede impuestos tales como las alcabalas, los cientos y losmillones, que gravaban las compras y ventas y elconsumo de los productos alimenticios. En el caso delas alcabalas también afectaban, además de a losproductos de primera necesidad, ropa, etc a la compraventa de bienes inmuebles. Echenique era el jefe dedicha Contaduría de la Real Hacienda en Cartagena y aél competía a su vez el dar en arrendamiento al mejorpostor la administración y cobranza de los impuestosque debía de gestionar, como era el caso de las llamadascuatro especies(36).

De su mandato como Hermano Mayor tenemos

Imagen primitiva Jesús Nazareno. ACNPJN.

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como única noticia la que se recoge en el acta delcabildo municipal celebrado el 21 de agosto de 1745,según el cual el Concejo vio una carta del Gobernadordel Supremo Consejo de Castilla, en la que, a instanciade Ignacio de Echenique, como Hermano Mayor de laHermandad, se concedía licencia a la misma para lacelebración de varias corridas de toros para con surecaudación atender a la reedificación y atrasos queexpresaba Echenique en su memorial(37).

Juan Martín de IturburúaTampoco Juan Martín de Iturburúa, siguiente

Hermano Mayor que aparece documentado, habíanacido en Cartagena. Aquí se da un caso curioso ycoincidente con Ignacio de Echenique, pues Iturburúatambién era natural del reino de Navarra y tanto el unocomo el otro fueron administradores en Cartagena delas Rentas Provinciales y de los Servicios de Millones.Entre ambos debió de existir una gran amistad, siendotestigo Echenique en la boda de Iturburúa, la cual tuvolugar en Murcia el 26 de diciembre de 1732(38). En dichafecha Iturburúa era Tesorero de la Contaduría de RentasProvinciales.

Como tal Administrador de dichas Rentas seguíadesempeñando las mismas funciones que las yadescritas para Echenique, entre las que también seencontraba la del nombramiento de aforador para lacosecha del vino, siendo propuesto por él dichocandidato al Concejo, para que éste ratificase o pusieselos impedimentos que considerase oportunos a dichapropuesta(39).

Iturburúa es, sin lugar a dudas, el Hermano Mayorde la Cofradía más conocido y aquél que mástestimonios documentales nos ha dejado de sumandato en la Hermandad durante el siglo XVIII. Eldocumento más antiguo se remonta al año 1.752. Setrata de una escritura de obligación por la cual seajustan la Cofradía y un vecino de Murcia para lacelebración en la plaza Mayor de Cartagena de cuatrocorridas de toros, por las que la Hermandad ingresaría5.000 reales. (40) El objeto de estas corridas de torosera el de poder dorar, con sus beneficios, el retablo deJesús Nazareno.

También a su mandato como Hermano Mayor sedebe la celebración del Encuentro de la madrugadadel Viernes Santo, dentro de la procesión del Paso dela Amargura, en la plaza de la Merced, en lugar de laplaza principal o Mayor, donde hasta el año 1760 sehabía venido realizando. En un principio elAyuntamiento se negó al cambio solicitado porIturburúa, pero ante la insistencia de éste, respaldadopor la Cofradía en pleno, el Concejo plegó alas y seavino a una disposición del Corregidor de la ciudad,que satisfacía a las dos partes, como fue la de realizar

el Encuentro en las dos plazas mencionadas(41).

La última noticia documental en la que apareceIturburúa como Hermano Mayor es del año 1.765. Setrata de un memorial presentado al Ayuntamiento enel que pide que éste interese del Obispo de Cartagenala venida de un dominico a predicar en el convento deSanto Domingo la novena que se ejecutaba en el tiempode Cuaresma a Jesús Nazareno(42).

El mayor testimonio que daría Iturburúa de suinmenso amor a Jesús Nazareno y a la Cofradía que enCartagena lo representaba nos lo dejó plasmado en sutestamento. En él indica que la Cofradía le debía unaimportante suma, 10.324 reales y 33 maravedís por«suplementos que hizo en el tiempo que fue HermanoMayor de ésta, para los funerales que se celebraron alos hermanos que iban falleciendo, según se acreditade la cuenta colocada en los libros de dicha Cofradía».A los pocos meses, mediante codicilo o adición a dichotestamento, dice que perdonaba a la Hermandad lamitad de 9.395 reales 29 maravedís a que habíaquedado reducida la suma anterior y que esto lo hacíaa estímulos del amor que ha profesado y profesa a laHermandad de Jesús Nazareno(43).

Por una escritura del año 1761 nos enteramos deque Iturburúa había sido encarcelado y se hallaba presoen el Castillo y Fortaleza de Cartagena, habiendo sidoprivado de toda comunicación con el exterior. Ante esto,y diciendo desconocer en absoluto los hechos quepudieran ser el origen de su encarcelamiento, su esposae hijo dan un poder general para pleitos a dos vecinos yun procurador de los tribunales, los tres de Madrid, y aotro procurador de Cartagena(44). Nada más nos aclaradicha escritura ni ningún otro documento acerca delmotivo de su prisión ni del resultado del proceso enque Iturburúa debió verse envuelto. Sólo futurasinvestigaciones podrán hacer algo de luz sobre esteoscuro episodio de la vida de este Hermano Mayor.

No deja de ser sorprendente la información a quedio origen la apertura del testamento cerrado en quehabía redactado su última voluntad el capitán de altobordo don Agustin de Iturriaga, Comandante del navíode la Real Armada llamado «El Constante». Este buquede guerra, junto a otros de las armadas española yfrancesa participó en el combate del Cabo Sicié, en elque se enfrentaron a una escuadra inglesa. El resultadode la batalla fue indeciso para ambos adversarios, peroen él fallecería Iturriaga. Esto daría lugar a lacorrespondiente tramitación, consecuencia de laapertura de dicho testamento, testificando todasaquellas personas que firmaron como testigos delmismo. Así nos encontramos con la siguiente sorpresa:Son testigos: Ignacio de Echenique, que en esa fechaocupaba los cargos de Administrador de las Rentas

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Provinciales de Cartagena y también Tesorero de laProvisión de la Escuadra de Galeras de España, y enese año debía ser también Hermano Mayor de laCofradía de Jesús Nazareno.

Otro testigo es Juan Martín de Iturburúa, quien enese año era Tesorero de las Rentas Provinciales enCartagena y como sabemos otro significado «marrajo».

También firma como testigo Pedro Encinas, que eraOficial de Libros de la Contaduría de dichas Rentas ytambién hermano «marrajo», a cuya Cofradía legó ensu testamento 400 reales para que fueran puestos acenso para beneficio de la misma.

El cuarto testigo fue Juan Esteban de Astrearena,Factor de la Provisión de la Escuadra de Galeras, dequien desconocemos su pertenencia o no a laCofradía(45).

Se puede sacar en conclusión que una parteimportante de las personas que trabajaban en laContaduría de Rentas Provinciales eran miembros dela Cofradía de Jesús Nazareno y además miembrosdestacados y fervorosos de la misma. Además de loscitados podemos añadir a Manuel José de la Pedraja yCastillo, quien era Escribano de los Reales Servicios deMillones y sus agregados en Cartagena(46).

Antonio CervantesEra natural de Cartagena. Se dedicaba al comercio

y pertenecía a la familia en la que mayor número desus miembros fueron hermanos de la Cofradia de JesúsNazareno. En el año 1770 era Hermano Mayor de laCofradía, año en el que solicitó al Intendente de Marinade Cartagena 76 gorras de terciopelo negro para eladorno de la compañía de “armados» de laHermandad(47).

Pertenecía a una familia de origen campesino,siendo su padre un gran trabajador que se enriqueciócon su trabajo y que de la nada logró hacer unrespetable patrimonio(48). Si observamos el testamentode este señor vemos que también estuvo relacionadoen sus negocios con Ignacio de Echenique, quien ledio comisión para la compra de 16.000 quintales debarrilla(49).

Su madre fue Catalina Victoria, también de familiacampesina, moradora, lo mismo que su marido, en lashuertas entonces existentes en las inmediaciones deCartagena, en San Antón y Los Molinos. Los Victoriatambién darían varios de sus miembros como hermanosde la Cofradía «marraja»(50).

Ya hemos indicado que la familia Cervantes fue laque integró a un mayor número de sus componentesdentro de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús

Nazareno, pues no sólo eran «marrajos» el padre, suhermana Lucía y al parecer todos sus hijos, sino quetambién lo eran los cónyuges de éstos(51).

Su actividad mercantil fue diversa y en algún casocomerció en unión de su hermano Diego(52), o actuócomo fiador de su hermano Tomás para que le fueraconcedido el empleo de maestre de víveres de uno delos jabeques de la Armada(53). Por una serie de escriturasdel año 1773 nos enteramos que Cervantes había fiadoa distintos grupos de personas moradoras en el Campode Cartagena un determinado número de quintales degalletas, cuyo precio le debían reintegrar, en cada caso,en una fecha determinada(54).

Manuel SalomónEn 1772 era Hermano Mayor de la Cofradía Manuel

Salomón, quien volvía a reproducir la solicitud devestuario que en 1770 había hecho Antonio Cervantesal Intendente de Marina, también en este caso destinadaa la compañía de «armados»(55).

De este mismo año es otra petición que a él dirigenun grupo de oficiales de calafate del Arsenal, en la que,a cambio de una serie de condiciones, se comprometíana formar tercio a la Mujer Verónica, tercio en el que seintegrarían hasta 100 penitentes, todos ellos oficialesde calafate del Arsenal. Dicha propuesta fue aceptadaen todos sus extremos por Salomón, quizá deseoso dedar cabida dentro de la Cofradía al mayor númeroposible de personas(56).

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Imagen San Juan (Siglo XVIII). CASAÚ-ACNPJN.

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ECOS DEL NAZARENO

Dada la profesión de Salomón, quien era Ayudantede Construcción en el astillero del Arsenal, es decir,equivalente a ayudante de ingeniero naval, nos es fácilconjeturar que previamente a esta propuesta quizáSalomón tantease a dichos calafates, sus subordinadosde trabajo, y les fuera preparando para hacerles atractivasu integración en la Cofradía.

Dentro del organigrama del Arsenal, Salomón debióde gozar de cierta importancia laboral, pues se le cita alas reuniones que celebraba la Junta del Departamentode Marina de Cartagena, a las que además de 61 asistíanel Comandante General de Cartagena y varios oficialesde Marina de alta graduación. En la reunión que dichaJunta celebró el 24 de septiembre de 1772 se ledenominaba como Ayudante de Ingeniero de Marina,encargado de la construcción y carena de bajeles y otrasobras del Arsenal(57), lo cual nos lo califica como lapersona de mayor categoría dentro de su especialidadlaboral existente en ese momento en el Arsenal. Suasistencia a dichas reuniones se prolongaría hasta el25 de mayo de 1774, siendo sustituido en esa fechapor José Romero, Capitán de Fragata y Comandantedel Cuerpo de Ingenieros(58).

De los años en que Salomón fue Hermano Mayorde la Cofradía nos ha llegado un curioso documentoque nos ha sido transmitido por Federico Casal. En éstese describe con todo detalle una procesión que teníalugar el Jueves Santo dentro del Convento de SantoDomingo antes de la salida y después de la llegada dela procesión y en el que sólo participaban hermanosde la Cofradía y miembros de la comunidad religiosadel convento(59).

Ginés Alcaraz SerranoDe este Hermano Mayor la única constancia que

tenemos es que aparece firmando como tal en unapatente de cofrade, en la que además estampó su firmacomo Secretario de la Cofradía Agustín Carlos Roca,Escribano del número y de Marina de Cartagena.

Ginés Alcaraz Serrano también fue Escribano delnúmero y Juzgado de Cartagena. Era hijo de GinésAlcaraz y de Beatriz Serrano, quienes se desposaronen la parroquia de esta ciudad el 20 de enero de 1743(60).Los tres eran naturales de Cartagena.

Obtuvo el título real de su oficio de Escribano delnúmero el 10 de octubre de 1784. Por él sabemos queAlcaraz había ocupado la escribanía que antes ejercieraJosé Sánchez de Minaya(61).

Alcaraz fue una de las desafortunadas miles devíctimas que ocasionaría en nuestra ciudad la epidemiade fiebre amarilla que la asoló en 1804. La últimaescritura que ratificó con su firma fue otorgada el día 3

de octubre de dicho año(62). Es de suponer que lesobrevendría la enfermedad y que al poco tiempofallecería víctima de ella.

Francisco Ros ConesaLa única constancia que poseemos de que Francisco

Ros Conesa haya sido Hermano Mayor de la Cofradíanos la da él mismo en su testamento, en donde quiereque se dé aviso para que asistan a su entierro a la ceray pendones las Hermandades del SantísimoSacramento y de Jesús Nazareno, de que ha sidoHermano Mayor, de Nuestra Venerable Orden Tercera,de la que lo fue varias veces, y otras que enumera(62).

Pertenecía a una familia de la oligarquía cartagenera.Por sucesivos matrimonios había emparentado con lasfamilias Digueri y García Campero, también integradasen dicha oligarquía. A éstas hay que unir a la de losBaldasano, pues su hija María Josefa se desposó conJosé Baldasano y Pinzón.

Tuvo que ser un espíritu inquieto al que le gustabanlas cuestiones administrativas, pues fue sucesivamenteEscribano del número de Cartagena, cuyo titulo real lefue concedido por Felipe V el 11 de febrero de 1745. Enel cabildo celebrado por el Concejo de Cartagena el día20 de febrero de ese año se le dio posesión de dichooficio, tras el preceptivo juramento por su parte, altiempo que se le exigió la aportación de una fianza,que era exigible a todos los escribanos que no fueranpropietarios del oficio que ejercían(64).

No contento con este oficio, obtuvo el de Contadorde cuentas y particiones del número de Cartagena,oficio que en esta época sólo podían ejercer dospersonas en esta ciudad. El título real del mismo le fueconcedido por Fernando VI en el año 1752(65). Estoscontadores de cuentas y particiones eran los queefectuaban las valoraciones de los inventariostestamentarios y la distribución de los mismos entrelos herederos.

El siguiente paso que dio dentro de su carreraadministrativa fue el de conseguir situarse comocandidato al oficio de Escribano Mayor delAyuntamiento y Secretario del Concejo de Cartagena(66)

hasta que logró sustituir definitivamente en este oficioa Pascual Madrid Tacón, su antecesor, terminando suvida laboral en el ejercicio de este empleo.

Además ocuparía otra serie de oficios y empleos,como los de Familiar del Santo Oficio de la Inquisicióndel Reino de Murcia, o Capitán del Cuerpo de MiliciasUrbanas de Cartagena(67). También adquiriría un oficiode Regidor perpetuo del Ayuntamiento de esta ciudadque él no llegó a ejercer, pues tenía la intención de quelo hiciera su hijo Jacinto, quien en 1777 era Teniente

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MONTOJO MONTOJO, V. y MAESTRE DE SAN JUANPELEGRIN, F., p. 50.AMC, Ac. Cap. 1.730-32, 22-12-1.731 y 12-1-1.732.AMC, Ac. Cap. 1.723-26, 1-2-1.724.APSMG, Libro Matrimonios 1.728~34, f. 110.

APSMG, Libro Matrimonios 1.740-46, f. 148.AHPM, Prot. 6.170, 14-1-1.735.AMC, Ac. Cap. 1.743-45, 21-8-1.745.APSMG; Libro Matrimonios 1.728-1.734.AMC, Ac. Cap. 1.733-1.735, 2-11-1.734; Ac. Cap. 1.752-1.753, 31-10-1.752.MONTOJO MONTOJO; V. y MAESTRE DE SAN JUAN PELE-GRIN, F., p. 52.MONTOJO MONTOJO, V. y MAESTRE DE SAN JUANPELEGRIN, F., pp.85-87.AMC, Ac. Cap. 1.765, 8-1-1.765.MONTOJO MONTOJO, V. y MAESTRE DE SAN JUAN PELE-GRIN, F., pp. 52-53 y 74.AHPM, Prot. 6.108, 31-3-1.761.AHPM, Prot. 5.727, 1.744, pp. 114 v.-117 r.AHPM, Prot. 5.571, 25-1-1.751.MONTOJO MONTOJO, V. y MAESTRE DE SAN JUANPELEGRIN, F., p. 99.MONTOJO MONTOJO, V. y MAESTRE DE SAN JUANPELEGRIN, F., p. 117.AHPM, Prot. 5.945, 20-2-1.752.MONTOJO MONTOJO, V. y MAESTRE DE SAN JUAN PELE-GRIN, F., p. 126.MONTOJO MONTOJO, V. y MAESTRE DE SAN JUAN PELE-GRIN, F., p. 124-126 y 164.AHPM, Prot. 6.061, 11-10-1.770. En este caso les había sidoadjudicado el suministro del carbón de pino necesario para lasherrerías del Arsenal, por un periodo de tiempo de cuatro años.AHPM, Prot. 5.762, 8-11-1.766AHPM, Prot. 5.875, 12-1-1.773; 16-2-1.773; 20-2-1.773; 25-2-1.773; 25-2-1.773; 25-2-1.773; 25-2-1.773 y 27-2-1.773.MONTOJO MONTOJO, V. MAESTRE DE SAN JUAN PELE-GRIN, F., p. 100.MONTOJO MONTOJO, V. y MAESTRE DE SAN JUAN PELE-GRIN, F., p. 94-97.AHMC, Libro de acuerdos de la Junta del Departamento deMarina de Cartagena, Tomo I, 24-9-1.772.AHMC, Libro de acuerdos de la Junta del Departamento deMarina de Cartagena, Tomo II, 25-5-1.774.MONTOJO MONTOJO, V. y MAESTRE DE SAN JUANPELEGRIN, F., p. 82-85 y 88APSMG, Libro Matrimonios 1.740-1.746, f. 151.AMC, Libro de Cartas Reales, 1.770-1.794, p. 75 v.-76 v.AHPM, Prot. 6.330, 3-10-1.804.AHPM, Prot. 6.394, 30-12-1.777.AMC, Ac. Cap. 1.743-1.745, 20-2-1.745.AMC, Ac. Cap. 1.752-1.753, 15-7-1.752.AMC, Ac. Cap. 1.752-1.753, 29-7-1.752.MONTOJO MONTOJO, V. y MAESTRE DE SAN JUAN PELE-GRIN, F., p. 64-65.AMC, Libro de Cartas Reales, 1.765-69, pp. 2r.-5r.

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RUBIO PAREDES, J.M., Observaciones sobre antigüedades

de Cartagena, Cartagena, 1.977, p. 13.RUBIO PAREDES, J.M., Opus cit, p. 12.AHPM, Prot. 5.772, 28-1-1.703. En esta escritura son definidosAntonio María Montanaro y Pedro Pablo Merizano, otro comer-ciante de Cartagena, como hombres de negocios genoveses.AMC, Ac. Cap. 1.696-1.701, 1-9-1.696.AHPM, Prot. 5.809, 6-1-1.714.AHPM, Prot. 5.772, 28-1-1.703.AHPM, Prot. 5.772, 21-5-1.703.AHPM, Prot. 5.772, 5-6-1.703.MONTOJO MONTOJO, V. y MAESTRE DE SAN JUAN PELE-GRIN, F., La Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno (ma-

rrajos) de Cartagena, en los siglos XVII y XVIII, Cartagena,1.999, pp. 42- 43.AHPM, Prot. 5.773, 7-7-1.706.MONTOJO MONTOJO, V. y MAESTRE DE SAN JUAN PELE-GRIN, F., p. 142MONTOJO MONTOJO, V. y MAESTRE DE SAN JUAN PELE-GRIN, F., p. 42-43, 49-50.MONTOJO MONTOJO, V. y MAESTRE DE SAN JUAN PELE-GRIN, F., pp. 44-49.AHPM, Prot. 5.818, 24-11-1.731.AHPM, Prot. 5.772, 2-8-1.704, pp. 214-215.AHPM, Prot. 5.772, 2-8-1.704, pp. 216-217.AHPM, Prot. 6.008, 25-5-1.726: Una serie de comerciantesgenoveses le dan poder para que pleitee en relación al carga-mento de ropa y mercaderías que transportaba el navío «LaEsperanza», que embarrancó en las costas de la Manga el 11de marzo de 1.726.AHPM, Prot. 5.769, 29-5-1.726.APSMG, Libro Matrimonios 1.694-1.714, f. 504.AHPM, Prot. 5.818, 15-1-1.731.AMC, Ac. Cap. 1.719-22, 8-3-1.719; 18-3-1.719 y 28-3-1.719.MONTOJO MONTOJO, V. «La diferenciación social», en His-

toria de Cartagena, t. 8, Cartagena, 1999, en prensa.AHPM, Prot. 5.374, 25-7-1.684.AMC, Ac. Cap. 1.684-1.695, 22-10-1.689.AMC, Ac. Cap. 1.684-1.695, 22-10-1.689.AMC, Ac. Cap. 1.684-1.695, 3-3-1.691.AHPM, Prot. 5.368, 26-4-1.697 y Prot. 5.772, 23-5-1.703.AMC, Ac. Cap. 1.730-1.732, 26-6-1.731.MONTOJO MONTOJO, V. y MAESTRE DE SAN JUAN PELE-GRIN, F., p. 157Constituciones de la Ilustre Cofradía de la Hermandad de

Cavalleros del Santo Christo del Socorro de la ciudad de

Cartagena, Murcia, 1.691, Capitulo V.

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de Fragata de la Armada, pero la pronta muerte de ésteecharía por tierra sus planes. Al final quien lo usaríasería su yerno José Baldasano, a quien se le dio posesióndel mismo en el año 1765(68).

FEDERICO MAESTREDE SAN JUAN PELEGRÍN

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HERMANDADES ANDALUZAS:EL PESO DEL RACIONALISMO

En las últimas dos décadas se ha producido enAndalucía un reverdecimiento del movimiento cofrade,globalmente concebido. Los factores que puedenexplicar el actual auge hemos de buscarlos tanto enlos antecedentes históricos del fenómeno procesionistacomo en el profundo cambio que ha afectado a lasmentalidades en el citado período.

I. ANTECEDENTES TEMPORALESLas cofradías andaluzas agruparon tradicional-

mente en siglos pasados pequeños reductos localesde poder que ejercieron su dirección y patronazgo.Con el advenimiento de la revolución industrial el papelde liderazgo pasó a ser desempeñado por la burguesíacomerciante que encontró en las hermandades unasinstituciones ávidas del trueque de la relevancia socialpor el sustento. Así, en la última mitad del XIX y primertercio del XX, al perder las cofradías su antiguo papelde mutualidad de entierro y quedar capitaneadas porlos nuevos elementos sociales, vieron decrecer elnúmero de sus hermanos a la par que su popularidad,pasando a ocupar un papel de fastuosidad vacía decontenido; utilizadas en sus procesiones como meroescaparate de la potencia económica de los nuevos

adinerados, necesitados de espacios en los que ejercerel poder ejecutivo que su solvencia económica lesimpulsaba a reclamar De este modo, a la entrada delsiglo actual las cofradías se convirtieron en empresasorganizadoras de procesiones de mercenarios,expresión el boato de una Iglesia despegada de lasnecesidades del pueblo.

Tras la guerra civil, el totalitarismo ideológico delnuevo régimen extiende sus tentáculos nacional-catolicistas sobre las hermandades andaluzas, que vana pasar a ocupar una posición de patrocinio político:sus estandartes convertidos en pancartas cargadas desímbolos del régimen, las advocaciones de sus titularesteñidas de trasfondo guerrero y -cómo no- sus puestosde mando ocupados por los nuevos hombres fuerteslocales, fieles a la nueva ideología imperante ydispuestos a imponerla a cualquier precio. En esteperíodo las cofradías toman unos tintes populerosnacidos de la hegemonía ideológica que el régimenva a imponer.

Con estos antecedentes, no resulta extraño que,caído el régimen de Franco, las cofradías emprendan,

Tribuna Principal. Procesión de Málaga. Foto D.S.

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a su vez, un camino descendente en el que se van aencontrar privadas del apoyo económico de lasinstituciones y anquilosadas en unos modos caducos.

Superados los traumas de la transicióndemocrática, el gusto por la estética cofrade se imponedesde unas nuevas claves.

Llegadas al poder las izquierdas en los primerosaños de los ochenta, nos encontramos con la paradojade que este poder político de izquierdas,tradicionalmente enfrentado y opuesto a lasmanifestaciones religiosas externas, ha encontrado enel movimiento cofrade un puntal de apoyo para lacaptación de votos entre los ciudadanos liberales yuna ocasión propagandística, usando las cofradías deforma similar a como lo hicieron las derechas en lostiempos de la segunda república. Indirectamente elloha provocado que entre las conciencias burguesas seacepten estas actuaciones como modelos a imitar.

II. SUPERACIÓN DE LOS TABÚES RELIGIOSOSUn lugar destacado en el ascenso en la

consideración de las hermandades y cofradías tienela superación de los tabúes religiosos, siendo así que,por lo general, en nuestros días se ha impuesto entrelos fieles cristianos una concepción abierta de la fecatólica, desligada de la moral oficial.

Con el Concilio Vaticano II la Iglesia institucionalhizo un importante esfuerzo de adaptación a los nuevostiempos. Sin embargo, el cambio en las concienciasse quedó en agua de borrajas en su aplicación práctica,pues las tintas fueron cargadas (antecedentes no faltan

desde el Concilio de Trento) en las formas, mas no enel fondo. El resultado práctico en Andalucía fue lapretendida imposición en los años 70 una renovación«desde arriba». Así se intentó desde instanciaseclesiásticas una «quema» sistemática de elementostradicionales, pero sólo en las formas y no en el con-tenido: Nada se intentó sobre la estructura jerárquicade las instituciones eclesiales. Se quiso desviar laatención ofreciendo como ofrenda la inmolación dehermandades, como escaparate de una supuestarenovación. Ante esta incorporación de la doctrinadespótica ilustrada, el llamado «pueblo fiel», queaventaja claramente a sus gobernantes en aperturamental y capacidad de adaptación a los nuevosentornos, reaccionó al principio con escepticismo y,desde la pasada década, con rebeldía.

III. EL RACIONALISMO ECLÉCTICO COMOPRESUPUESTO FILOSÓFICO GENERALIZADODesde los años ochenta toma cuerpo entre la

población española la adopción de posturas abiertasen la definición de modelos morales y éticos. Laaquiescencia irref lexiva a los presupuestosinstitucionalizados ha dejado de formar parte -básicamente- de los modos de seleccionar y jerarquizarlas metas y submetas personales y sociales. Estaconcepción pragmática -tácita o no- de la vida da lugar,cuando es utilizada para el afrontamiento de las distintassituaciones que se presentan diariamente a una posturaracionalista y ecléctica. Racionalista por el peso de laciencia y tecnología y ecléctica por la disparidad de lassituaciones a las que ha de ser aplicada.

El fenómeno religioso tradicional es filtrado desde

Jesús Nazareno del Paso. Foto D.S.

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esta posición racionalista ecléctica y deja, de estemodo, de producir el adormecimiento de lasconciencias para crear un efecto estimulante queimpulsa a la participación y creación activa.

IV. EL PESO DE LOS NUEVOSPRESUPUESTOS COFRADESLa adaptación de las hermandades andaluzas a las

nuevas circunstancias políticas, económicas y socialesha dado lugar a algunos cambios significativos,claramente observables externamente y, por ello, handespertado un mayor interés entre la población.

El primero de estos cambios apreciables es labúsqueda de la calidad artística en las realizacionesde imágenes y enseres procesionales.

El segundo de ellos es la consecución deprocesiones más auténticas, en las que se prescindede los elementos mercenarios, se cuida el orden yrespeto del cuerpo de nazarenos y se reducen -y enmuchos casos se eliminan- de los cortejos elementosanacrónicos como militares, presidencias, etc.

El tercer elemento de cambio en las hermandadesandaluzas es la potenciación de las actividadesprosociales: la dedicación de fondos y organizaciónde actividades encaminadas a atender a los másdesfavorecidos.

Estos cambios hacia la autenticidad han despertadoel interés de personas que de otro modo no se hubieran

sentido inclinadas a la participación en la vida dehermandades y cofradías. Las mayores dosis de cohe-rencia, el cuidado y el respeto acercan a las cofradíasa elementos anteriormente críticos.

V. EL RESULTADO: AUGE DELMOVIMIENTO COFRADELa pérdida del pudor a expresar las propias

creencias y gustos artísticos propiciada por el climageneralizado en nuestros días de potenciación delindividualismo, favorece el que los cofrades puedanserlo y manifestarlo sin sentirse afectados por elrechazo de sus iguales. Así, las hermandadesencuentran nuevos adeptos entre poblacionestradicionalmente alejadas. En nuestros días, se valoraen más alto grado la consecución de los interesespersonales que la identificación con un grupo dereferencia.

Entre los jóvenes de los ochenta, la autoafirmaciónse ha convertido en una meta personal situada porencima de la identificación solidaria con el grupo, deeste modo se ha propiciado el gusto por modos que,a priori, pudieran ser considerados trasnochados.

La posibilidad de integrarse en cofradías con unafán renovador, que ha permitido que en nuestrashermandades aparezcan sectores críticos, máspendientes de renovar una realidad que era caduca,que de repetir moldes de los ancestros es otro elementode acercamiento a las hermandades, que -cada vezmás- dejan de ser instituciones autocráticas paraincardinarse en una sociedad en fulgurante evolución

La estética cofrade, al ser dotada de altas dosis decalidad en sus realizaciones, supone en nuestros díasuna escenificación completa que abarca los cincosentidos. En la práctica totalidad de las procesionescofrades se entremezclan elementos suficientes paradespertar la sensibilidad de todos los sentidos, conmúsicos, imágenes, pasos que se pueden tocar,comidas que saborear, inciensos y cera que oler ymuchos estímulos para atraer la vista. Este espectáculototal atrae por su planteamiento sensual.

Las procesiones andaluzas no son ajenas a lallamada cultura del ocio que hoy nos domina. Ysuponen dentro de ella una de las mejores realizacionespor su planteamiento totalizador, como experienciacompleta que no descuida ninguno de los sentidos.

Este conjunto de cambios, considerados todos ellos,nos pueden aportar luz sobre el reverdecimiento delmovimiento cofrade, un fenómeno que no puede serunidireccionalmente causado.

PEDRO JAVIER GÓMEZ JIMÉNEZ

Tribuna Procesiones de Málaga, años 20. ACNPJN.

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EL DISCURSO DEL RETABLO: JESÚSNAZARENO, HEROE DE LA PASIÓN

El hecho de procesionar una imagen de JesúsNazareno con la cruz a cuestas confiere a la CofradíaMarraja de Cartagena un hecho diferenciador por losvalores identificativos de esta advocación de Jesucristocon los mortales que año tras año, y ya son más de350, lo entronizan y pasean por las calles de la ciudad.La consideración de héroe de la Pasión acarrea unasconnotaciones que extenderán la devoción al Nazarenomás allá del hecho procesional, extendiéndose altratamiento que recibirá el resto del año en su otrotrono, la hornacina de la Capilla en la Iglesia de SantoDomingo. La devoción a N.P. Jesús Nazareno partedel siglo XVII, en un momento de inestabilidad temporaly angustia vital ante los avatares de la situación delmomento. Las epidemias, terremotos, las hambrunasy la pobreza pondrán el marchamo al ciudadano de laépoca y le retarán día a día al difícil juego de lasupervivencia en un ambiente hostil y nada controlablepor su parte. Ese oscuro destino era afrontado desde

la soledad y la ignorancia, la impotencia, resignacióny conformismo ante la dura realidad. En estepanorama de escasez de recursos la religión va adesempeñar un papel crucial aproximando al hombrea lo divino como ejemplo a imitar. Un modelo a imitarserá un cúmulo de bondades, virtudes y valoresejemplificantes. La figura de Jesús Nazareno y elsuplicio de la cruz van a ser uno de los más importantesreferentes.

En plena efervescencia del fenómeno cofrade,durante el tránsito del siglo XVI al XVII, Tomas deKempis señala este camino de imitación de Cristocomo modelo a seguir:

«Los que ahora oyen y siguen de buena voluntadla palabra de la cruz, no temerán entonces oir lapalabra de la eterna damnación. La señal de la cruzestará en el cielo cuando nuestro Señor venga a

Detalle parte superior del Retablo. ACNPJN.

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juzgar... Pues así es, ¿Por qué temes tomar la cruz,por la cual van al reino? En la cruz es la salud y lavida. En la cruz es la defensa de los enemigos. Enla cruz está la infusión de la suavidad soberana..Toma, pues, la cruz y siga a Jesucristo, e irás a lavida eterna. Él vino primero, y llevó su cruz, y murióen la cruz por ti, porque tú también la lleves ydesees morir en ella. Porque si murieres juntamentecon Él, vivirás con Él. Y si fueses compañero de lapena, serlo has también de la gloria. Dispone yordena todas las cosas según tu parecer y querer,que no hallarás sino que has de padecer algo porfuerza o de grado, y así siempre hallarás la cruz...Si de buena voluntad llevas la cruz, ella te llevaráy guiará al fin deseado, adonde será el fin delpadecer, aunque aquí no lo sea... ¿Piensas túescapar de lo que ninguno de los mortales pudo?.¿Quién de los santos fue en el mundo sin cruz?.Nuestro Señor Jesucristo, por cierto, en cuantovivió, no estuvo una hora sin dolor de Pasión. Pues¿Cómo buscas tú otro camino sino este camino realde la santa cruz? Toda la vida de Cristo fue cruz ymartirio, y tú ¿buscas para ti la holganza y elgozo?... Yerras, yerras si buscas otra cosa sino sufrirtribulaciones: porque toda vida mortal estáseñalada de cruces. Que, cierto, no está nuestromerecimiento ni la perfección de nuestro estado en

muchas consolaciones y suavidades, mas en sufrirgrandes pesadumbre y tribulaciones. Porque, sialguna cosa fuera mejor y más útil para la saludde los hombres que sufrir adversidades, por cierto,Cristo lo hubiera enseñado por palabra y ejemplo;mas El manifiestamente amonesta a sus discípulosy a todos los que desean seguirle, que lleven lacruz, y dice: «Si alguno quisiera venir en pos de mi,niéguese a si mismo, y tome su cruz, y sígame» (Mt16,24)(1).

Es la exaltación de la Pasión del Nazareno que cargacon su cruz y al que el fiel creyente debe contemplarcomo guía de su conducta y consuelo de susdesgracias mundanas. Se trata de que el hombrepudiera seguir el camino de Cristo mediante el itinerariomístico y sagrado del Vía Crucis y posteriormente dela procesión penitencial, originariamente producto delas clases populares. El paralelismo se observa entreel Nazareno que carga con el madero y el devenir delpueblo, es un pasaje que humaniza al héroe de laPasión y lo acerca al espectador identificándose conél. El Nazareno encarnaba con su sufrimiento caminodel Calvario al hombre de la época que en el marcode ese mundo duro y difícil cargaba también con sucruz; una alegoría de la experiencia colectiva desufrimiento que incita a la reflexión y a la penitencia.

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Cúpula Capilla Cofradía N. P. Jesús Nazareno. ACNPJN.

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Perfectamente trasladables estas circunstancias alperíodo dieciochesco, es en este momento cuando seconstruye la capilla en el convento de San Isidoro.

El Nazareno no se va a limitar ya únicamente asalir en la procesión de la Amargura y a participar enlas rogativas de lluvia. Su entronización en el retablobarroco en 1731 lo va a configurar como el héroe dela Pasión, rodeado de toda una simbología alegóricaa dicha condición.

En la concepción simbólica y cosmológica caberesaltar el papel que desempeña la cúpula que comoflotando en lo alto viene a ser el símbolo tradicionaldel empíreo, con la luz como elemento imprescindible.La interpretación simbólica abierta, asequible paratodos, representada por los emblemas situados bajola cúpula que son los atributos de la Pasión quegravitan sobre la figura entronizada del Nazareno, elcual se sitúa en el camarín central del retablo,flanqueado por el resto de figuras protagonistas de latragedia del Calvario, como San Juan, La Virgen o laVerónica, no son superados, parece ser, por otrasconcepciones simbólicas e intelectuales más ocultas,sino que presenta una lectura abierta y asequible nosólo a las minorías elitistas, que se alejan de complejasestructuras formales. Toda la significación de la capilla

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gira en torno a la imagen del Hijo del Hombrerepresentado en el trance de la Pasión, por cuyosméritos fue liberada la Humanidad del pecado,recibiéndo la «grazia» de alcanzar la vida eterna paratodo aquel que siga su ejemplo de sumisión y martirio.Todo este mensaje queda expuesto a través de lasrepresentaciones pictóricas del retablo: la Crucifixión,el Descendimiento y el Santo Entierro, perfectamenteensamblados con las representaciones que en ViernesSanto realizaba la Cofradía de Jesús Nazareno y a susprocesiones del mismo día. Por otro lado las pechinas,en las que aparecen las figuras de los 4 profetasmayores, parecen querer advertirnos del cumplimientode las profecías por ellos anunciadas. Todo seconcentra en la efigie del Nazareno que instalada ensu camarín parece haber descendido de la bóvedaceleste simbolizada por la cúpula, para darcumplimiento a la profecía(2). Esta cúpula comosistema de cubierta trata de determinar la existenciade un espacio diferente al del resto de la iglesia, tratade magnificar la relevancia espacial de un recintocerrado y autónomo. Asimismo, la exedra central quealborga al Jesús, aparece también como unaestructura arquitectónica autónoma, cerrada y abiertasegún las necesidades, por un bocaporte de maderacon decoración floral y geométrica muy efectista, queseñala la presencia del Cristo y deja bien clara la

Pechina Capilla. ACNPJN. Jesús Nazareno en el Retablo. ACNPJN

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advocación representada. Toda una programaciónestudiada y preparada al gusto contrarreformista ybarroco que presenta a la advocación titular de lacofradía como el personaje central y relevante delentorno de la capilla y su microcosmos, honrado consus atributos pasionarios y flanqueado desde locelestial por los profetas que anunciaron la llegadadel Hijo del Hombre y que en el recinto se puedecontemplar rodeado de una efectista decoración a basede dorados, curvas sinuosas, rocallas y hojarasca,acreditado por las pinturas alegóricas a su Pasión yacompañado por el resto de figuras con las que seescenificaba la tragedia del Vía Crucis, constituyendotodo ello el repertorio temático de penitencia que seescenificaba en el otro entorno escénico, la calle. Laprocesión ofrecía la muchedumbre de los asociados,encerrados en sus túnicas, con el rostro cubierto y lasespaldas al aire para recibir los golpes de flagelo; yentre los penitentes se situaba a los pasos, queconstituían los episodios de la Pasión de Cristo enJerusalén, pues tal cosa es lo que venía a ser unaprocesión de Semana Santa: celebrar la Pasión comosi aconteciera en aquel preciso momento(3).

El Nazareno pasará de su capilla de culto al altotrono rodeado de flores y luces de cera para ser objetode la devoción popular. La imagen es una ayuda quesirve para aclarar el pensamiento de los fieles. El objetoartístico en forma de imagen ofrece más formas derepresentación y expresión que es lo que estimula alos fieles, los instruye, pero sobre todo supondrá unimpulso emotivo.

Este impulso se reforzará con el uso de postizos,como el pelo natural, para conmover, provocando unareacción en los espectadores. Se hace másconvincente el efecto de actualización de losacontecimientos de la Muerte de Cristo. El mismoefectismo se consigue en el retablo. Este, decorado abase de dorados con pan de oro, iluminado por la luzmortecina de las velas, refulgía como una brasa en lapenumbra del recinto, insinuando a la vista del públicocomo una aparición celestial, efecto similar alconseguido en la procesión a base de velas, faroles, yde la ubicación del Nazareno en lo alto de su peana,rodeado de los salmos del Miserere, oraciones delpueblo devoto y severidad de los penitentes. Lavibración de las formas del retablo, lo tupido de sudecoración y la presencia de las imágenes, hasta cincode ellas, confiere a la capilla, de planta cuadrada, dealtos y rígidos muros cortados en ángulo recto, unasensación de movilidad y expansión del espacio delque estructuralmente carece. Se provoca así unilusionismo muy propio del barroco, donde realidad yficción quedaban dudosamente separadas paraensalzar las virtudes del Cristo allí entronizado. Ladecoración pictórica situada sobre la imagen, a modo

de película de la Pasión o reportaje figurativo delmartirio del Nazareno, completará el carácter didácticode la composición en clara referencia a los pasajesmás relevantes de la tragedia, que se va a representarposteriormente en el escenario público de la calle enla procesión. Este retablo docente resalta la imagenmediante la escultura de un Nazareno de origenincierto y de antigüedad más que sobrada y que en laciudad contaba con una devoción muy extendida porsu carácter milagroso, así como representando su ciclobiográfico mediante las pinturas y las imágeneslaterales. El retablo complementa la enseñanzaimpartida en la catequesis y durante el sermón,remachando el discurso oral con el mucho más vívidodiscurso visual, asimilando los recursos escenográfi-cos y de la técnica teatral para intensificar sin efectismoy emotividad, atrayendo por este medio al públicohacia lo religioso y lo sagrado(4). En el centro de laescena la imagen del Nazareno, la figura de culto paralos cofrades, desmarcado del resto de esculturas paraseñalar un mensaje que como el recogido por Kempisserá un modo de vida para los fieles que le siguen. Yaen la calle, tras la escenificación de la Amargura y elEncuentro, el Yacente será el Mesías abatido quetambién contará con la presencia de los atributospropios de su condición como la guirnalda de floresnaturales. Esta señalará su significado fúnebre y a lavez triunfal, junto a la presencia de las tres virtudesteologales, Fe, Esperanza y Caridad(5) como atributosdirectamente relacionados con el personaje de laescena del Sepulcro, a modo de representaciónescultórica de su condición divina y mesiánica.

Una vez más, la contemplación total de los elementosque construyen el entramado cofrade nos lleva acomprender su significado más profundo e integrador,como un modo de enseñanza que desde el retabloimparte las lecciones complementadas de un modoexcepcional y vivencial con la procesión en la calle, todoello dirigido a resaltar y glosar simbólicamente el statuscelestial de esa imagen divina que representa elsufrimiento humano cargando con la cruz.

JOSÉ ENRIQUE GARCÍA SOLER

DE KEMPIS, T.; Imitación de Cristo. B.A.C. Madrid 1975.MARTÍNEZ SOTO, A. M.; La capilla de la cofradía de N.P.

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marco de los siglos XVII y XVIII. 1997. Inédito.MARTÍN GONZÁLEZ, J .J.; El arte procesional del barroco.Cuadernos de arte español.RODRÍGUEZ G. DE CEBALLOS, A.; El retablo barroco.Historia 16.LÓPEZ MARTÍNEZ, J. F.; El cortejo fúnebre de Cristo. Confi-

guración iconográfica del Santo Entierro marrajo.Capirote nº 267.

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Notas:

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ECOS DEL NAZARENO

LA PLAZA DE LA MERCEDY LA PROCESIÓN DEL ENCUENTRO,

O LA ADAPTACIÓN BURGUESADEL ESCENARIO Y ESPECTÁCULO

BARROCOS

El hecho urbano es la consecuencia de lasuperposición sobre un mismo espacio de diferentesculturas que intentan en cada tiempo histórico plasmarsu idea de ciudad. Algunos elementos consiguensobrevivir al tiempo histórico que les dio origen,estableciendo una relación dialéctica con los parámetrosculturales sucesivamente dominantes, en una dinámicade recíproco intercambio. Un espacio urbano, en funciónde su validez atemporal, puede llegar a perpetuarse, almenos en sus líneas generales, aunque sufraimportantes modificaciones que afecten tanto a sucarácter formal como funcional. Tal es el caso de laplaza de la Merced, concebida por la ciudad del Barroco,mantuvo su validez en la ciudad burguesa de finalesdel siglo XIX y su relación con uno de los principalesacontecimientos ciudadanos que se verifican en eseespacio: la procesión del Encuentro en la madrugada

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del viernes santo cartagenero.

Sabido es que el siglo XIX representa, de la mano dela burguesía industrial, comercial y política, un resurgirdel hecho urbano, hasta tal punto que, en aquellasciudades más activas en alguno de estos tres sentidos,va a impregnar con un nuevo carácter el espacioheredado, asumiendo, renovando o arrinconando elpasado hasta que la colmatación haga imprescindibleslos característicos ensanches. Este fue el caso deCartagena que, tras la destrucción derivada de larevolución cantonal, acometería con el fuerte empujede la actividad minera, industrial y comercial, lareconstrucción de la ciudad de acuerdo con losparámetros del eclecticismo y el modernismo. Noobstante esa renovación, la trama urbana va apermanecer en líneas generales invariada, limitándose

Plaza de la Merced, años 20. ACNPJN.

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la renovación a una adaptación de los espaciosheredados a los gustos estéticos de la burguesíadominante. La plaza de la Merced es un claro ejemplode ello. Concebida en el siglo XVII y consolidada en elXVIII con el establecimiento de los mercedarios, estaplaza cartagenera puede simbolizar claramente elcambio de la ciudad convento del antiguo régimen a laciudad de la burguesía triunfante que edifica sus palaciosestratégicamente ubicados como símbolo del dominiode la realidad urbana.

¿Cuánto de barroco quedó en ese, entonces, nuevoespacio urbano burgués? ¿Cómo se produce lainterrelación entre espectáculo y escenario urbanos?¿De qué manera se adapta el espectáculo y cortejoprocesional a la configuración urbana? ¿Cómoaprovechan la arquitectura y el urbanismo la fiestapública para potenciar su significación?

De las permanencias, evoluciones, invariantes yvalidez contemporánea intentaremos hablar en las líneassiguientes.

Origen de la plaza.Corroborando lo que Aldo Rossi definiría como el

valor del locus y las permanencias(1) , la ciudad deCartagena, tras su importante pasado en la EdadAntigua, había logrado sobrevivir a los tiempos difícilesmedievales, si bien que bastante mermada hasta talpunto que era mayor el peso histórico de su nombreque la realidad que presentaba en el siglo XVI. Encualquier caso, para la cultura renacentista y suveneración por el mundo clásico, este capital deantigüedad era suficiente para que, como dijera elhumanista Cascales, «se conozca, estime y califiqueel nombre y ciudad de Cartagena [...]. Por sola esaantigüedad... habían de venir de la última Thule avisitar y venerar estas despedazadas murallas ynobles reliquias de nuestra invicta Carthago»(2).

Afortunadamente, no sólo era historia lo que ofrecíaCartagena en el siglo XVI. El importante desarrollo dela agricultura, la inclusión del puerto en las principalesrutas comerciales y la recuperación de su carácter deplaza fuerte favorecerían un aumento poblacional quellevaría al Concejo en 1601 a promover el ensanche dela población extramuros de la Puerta de San Ginés, haciael Este, en la zona conocida como Hoya de Heredia. Sehizo la traza del ensanche y se construyeron algunosedificios, pero la disminución demográfica ocasionadapor la alta presión fiscal y las ventajas que ofrecían paraestablecerse las tierras abandonadas por los moriscosexpulsados hicieron que se quedase paralizada laedificación(3) . Esta circunstancia pudo ser aprovechadapor el Concejo para comprar en 1632 casas y solarescon destino a configurar una gran plaza pública de laque carecía la ciudad. La reactivación del comercio de

exportación y la designación en 1668 del puerto deCartagena como base de las galeras hizo que sedesarrollara el barrio y se colmatase el espaciocomprendido entre la puerta de San Ginés y la ermitade San José, situada en el istmo del mismo nombre.

En el siglo XVIII, Cartagena consolida su carácter deplaza fuerte al ser designada capital del Departamentomarítimo y Carlos III manda construir un nuevo cinturónde murallas que va a delimitar el perímetro de la ciudadhasta el presente siglo. La nueva muralla cuenta, entreotras puertas, con la de San José, a través de la que seaccedía a la ciudad por el antiguo arrabal de San Diego,así llamado por el convento, y bajando una pendienteque configuraba lo que fue la antigua Hoya de Heredia,se continuaba en línea recta por las calles de San Diegoy del Duque hasta la desaparecida puerta de San Ginés.En el centro de este eje quedaba la plaza creada en elsiglo XVII que, tras el establecimiento en ella en el año1708 del Convento de Nuestra Señora de la Merced,dio en llamarse plaza de la Merced.

La plaza barroca.El convento de La Merced ocupó todo el flanco oeste

de la plaza, a la que concurrían, por su ángulo noroestelas calles de Don Roque y Beatas, enlazando esta últimacon la puerta de la Serreta, situada al norte. Por su flancosur estaba delimitada por el eje de las calles San Diegoy Duque, que conducían hacia el este a las puertas deSan José, salida de la ciudad, y por el oeste hacia laplaza Mayor, centro de la vida política y económica local.A este flanco sur concurrían las empinadas calles quesubían por la falda del cerro de la Concepción hasta laplaza del Hospital, donde se construyeron el HospitalReal y el cuartel denominado de Antiguones por lacercanía a las ruinas del anfiteatro romano. Quedabade este modo la plaza configurada, por su situación enla vaguada a la que concurrían importantes ejes viarios,como un gran colector urbano. Probablemente sea esteaspecto el que más acerque la antigua plaza a unaconcepción barroca del urbanismo. En una ciudad tandensa como la Cartagena intramuros, el contraste entrelas estrechas calles de abigarradas viviendas quedescienden hacia el gran espacio abierto de la plazanos remite al efecto de sorpresa y de planeamiento enejes buscado por la urbanística barroca. No se trata deun barroco escenográfico que habilita la plaza comomarco del palacio del príncipe, sino del barroco hispanoconventual que habilita la plaza como punto de reuniónde la población y escenario de acontecimientosciudadanos, solemnidades, de la fiesta. A tal fin, setrataba de una plaza diáfana, un gran espacio libredominado por el gran volumen del convento e iglesiade la Merced. Era este el espacio donde se celebraría laferia de agosto hasta que, por real decreto de 16 deabril de 1854 fue trasladada a la nueva plaza de SanFrancisco(4) . Tanto por su situación y condición de

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encrucijada, la plaza de la Merced se convirtiórápidamente en lo que Lynch denominaría un nodo enla Cartagena del siglo XVIII (5), disputándole a la plazaMayor el papel de centralidad exclusiva que hastaentonces había detentado. Esta última plaza, situadajunto a las puertas del muelle, era un espacio más bienangosto donde se encontraba el Ayuntamiento, elconvento de monjas franciscanas, el hospital de SantaAna y la cárcel pública. Se trataba por tanto de unespacio en el que confluía el poder civil, los serviciosasistenciales y religiosos y la justicia, a lo que habríaque añadir el núcleo comercial que representaba lacontigua plaza de las Carnicerías. Por contra, la plazade la Merced dominaba la entrada y salida demercancías y personas por la puerta de San José,aportando un amplio espacio en el animado trasiego;contaba además con la cercanía de importantesestablecimientos militares y con el importante foco deatracción que para la sacralizada sociedad barrocaconstituían los conventos de San Diego y la Merced.

Precisamente el convento de la Merced ejercería supapel de tribuna pública al amplio auditorio de la plazaen la memorable misión que predicó en la ciudad elReverendo Padre Fray Diego de Cádiz entre los mesesde abril y mayo de 1787. Ha llegado hasta nosotros lacrónica del acontecimiento realizada por un testigopresencial en la que, entre otras cosas nos habla delpapel fundamental que desempeñó la plaza:

«El miércoles 25 por la tarde hizo el invitatoriode su misión desde un balcón del convento de laMerced [...]. La plaza de la Merced es espaciosa ycon su capacidad proporcionó la concurrencia dela mayor parte del pueblo ahorrando al PadreMisionero salir de su posada. Se había formado conanticipación alrededor de esta plaza una especie devalla de regular anchura que facilitaba aún en losmayores concursos el comercio de gentes y carruajesy se dividía con separación de hombres y mujeres,además del vecindario de esta populosa Ciudad, yde sus arrabales, acudió mucha de ambos sexos desu dilatado y poblado campo y lugares de sujurisdicción, que por lo regular vinieron formandoen devotos rosarios acompañando a alguna imagende María Santísima que traían consigo de modo que,sin embargo de la capacidad de la plaza y la muchagente que se acomodaba en las ventanas y balconesde las casas (pues a los terrados y azoteas se prohibiósubir) era preciso para lograrlo anticiparse desde lanoche antes a prevenir el parage en donde se pudieseestar por la tarde con comodidad, y hubo ocasionesen que no cupiendo en la plaza la gente ocupabalas avenidas y bocacalles de las que desembocabanen esta plaza» (6) .

De la anterior descripción se desprende la filiaciónde la plaza con la idea del espacio coextenso Jesús Nazareno y la Virgen Dolorosa en el Encuentro. ACNPJN.

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característica del barroco. El convento y su iglesiadominan la plaza que se ofrece como unaprolongación de la nave del templo. El barrocohispano sacraliza la calle con actos piadososmultitudinarios y funciones especta-culares en las quese confunden fiesta y piedad religiosa, especialmenteen las procesiones de Semana Santa.

El carácter de preeminencia que había ido adquiriendola plaza de la Merced sobre la plaza Mayor quedó demanifiesto cuando, en 1761, el Hermano Mayor de lacofradía del Nazareno se dirigió al Concejo para comunicarleel deseo de los cofrades de trasladar la representación delPaso de la Calle de la Amargura, que tradicionalmentetenía lugar en la madrugada del viernes santo en la plazaMayor, a la de la Merced «por ser más grande y porque enla primera, demasiado estrecha, se aglomeraba la gentede la ciudad, ya excesiva por la mucha que existía conmotivo de las obras del Real Arsenal, y hacía constarque con tanto concurso, se hacían muchas ofensas aDios Nuestro Señor»(7) .

Dicho Paso de la Amargura - habitual en un buennúmero de ciudades en la época barroca pero quesólo ha llegado a nuestros días en contados casoscomo el de la procesión del Encuentro de Cartagena- constituye quizás el más claro ejemplo deteatralización barroca del escenario urbano mediantela solemnidad religiosa. Debido al éxito popular conque contaba necesitaba de un espacio acorde a lamayor solemnidad y teatralidad que había idoadquiriendo. Necesitaba una plaza concebida comotal desde un principio, como un escenario para lafiesta barroca. A pesar de ello, se negó el Concejo alcambio de escenario, alegando «que en la PlazaPrincipal estaban la Casa Consistorial, el Conventode Monjas Franciscas, el Hospital de Santa Ana yla Cárcel Pública»(8) . Más allá de la defensa de unosintereses particulares, se trataba de la confrontaciónde dos modelos de ciudad. De una parte, el Concejodefendía la imagen de una ciudad donde laespacialidad queda en un segundo plano frente a ladignificación de la escena urbana por la simplepresencia de las funciones más representativas de laciudad. Por contra, en la propuesta de la cofradíasubyace la valoración de la espacialidad en sí mismay su capacidad para crear por sí sola un escenarionoble y majestuoso. Este último planteamiento, elde los cofrades, resulta más acorde con la ideabarroca de ciudad, frente a la defensa de los derechosadquiridos representada por el Ayuntamiento. Laconfiguración de la ciudad mediante un procesomeramente aditivo frente a la espacialidadplanificada y escenográfica del urbanismo barroco.Teniendo esto en cuenta, no contentó la negativa delConcejo a los cofrades quienes f inalmenteconseguirían la autorización al comprometerse a

escenificar el Paso en la plaza de la Merced y en laPrincipal o Mayor, hasta que con el tiempo se redujesetan sólo a la de la Merced, donde se sigue realizandohoy día.

Era ya por tanto la plaza de la Merced el principalespacio urbano, lo que de nuevo se puso de manifiestocon ocasión de la proclamación de la Constitución de1812 y la aplicación de la real orden que disponía elque se le diese el nombre de la Constitución a la plazaprincipal de todas las ciudades. Fue así como la plazade la Merced empezó un animado siglo de cambios derotulación acordes con los cambios políticos.Despedazada en 1814 la placa en la que se leía Plazade la Constitución, fue de nuevo instalada con letrasde oro y una ceremonia con gran pompa y boato el 19de marzo de 1820. Con tal motivo celebraron loscuerpos reunidos de la Marina Nacional delDepartamento de Cartagena una función con granaparato que, heredera de la tradición barroca, seguíavalorando la espacialidad escenográfica de la plaza.

La lápida de Plaza de la Constitución sería sustituídaen 1823 por la de Plaza Real, la que a su vez seríadestrozada a balazos en la revuelta de 1834, tras la quese colocó otra con el nombre de Plaza de Isabel II. En1873, un mes antes del estallido de la revolucióncantonal, se le denominó oficialmente Plaza de laRepública Federal. A principios del presente siglorecibía de nuevo el nombre de Plaza de la Constitución.Fue Plaza de José Antonio tras la guerra civil, hastaque se reconoció oficialmente la ancestraldenominación popular de Plaza de la Merced.

La plaza burguesa.Este concepto de espacio unitario barroco, de gran

escenario libre que todavía se seguía utilizando comotal en el siglo XIX, sería sensiblemente transformado apartir del último cuarto de la misma centuria.

El convento de la Merced desapareció tras ladesamortización de 1835 y en su solar quiso elAyuntamiento construir un gran teatro. Se habríaconfirmado así el cambio de mentalidad de la sociedadsacralizada barroca a la ciudad burguesa. No deja deser significativo el hecho de que se piense en una de lastipologías más características de la arquitectura del XIX,la del teatro, como edificio que habría de dominar elespacio de la plaza. Del convento e iglesia que utilizanla plaza como extensión de su propio espacio y comoteatro se habría pasado a la plaza como antesala delteatro. Del teatro en la plaza a la plaza del teatro. Nadade esto se pudo hacer por la precariedad de las arcasmunicipales, aunque siguió manteniendo este espaciosu relación con el espectáculo y el comercio al serarrendado para teatro de títeres, gallera y almacén. Trasla construcción, de promoción particular, en 1880, de

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un gran edificio en ladrillo, en lo que antaño fuera iglesia,destinado a plaza de abastos - función que nunca llegóa desempeñar - se consagró definitivamente la funciónde ocio al destinarse finalmente al monumentalcinematógrafo Sport.

A partir de 1878 se impuso el modelo decimonónicode jardín glorieta. Desaparecía así el gran espacio libredel urbanismo escenográfico barroco para dar paso alpintoresquismo de caminos vegetales de especiesdiversas y multiplicidad de rincones que acogen yrealzan pequeños monumentos. Se separaba el espaciocentral, glorieta ajardinada, de las calles circundantesdestinadas al tráfico. Se perdía la unidad espacial enfavor de la variedad, de la riqueza de matices que ofrecíael conjunto pintoresco logrado por la conjunción deindividualidades. De este concepto participó laarquitectura circundante que, superando la simplicidady relativa homogeneidad edilicia que presentaba la plazadieciochesca, se lanzó a una competición por remarcarla singularidad dentro de un espacio común, lo que seríaespecialmente evidente en aquellas obras con mayorvoluntad de estilo: el edificio Márquez y, sobre todo, elPalacio Aguirre. Se encontraba Cartagena a finales delsiglo XIX y principios del XX en el máximo apogeo dela actividad minera y las nuevas fortunas de industriales,comerciantes y mineros van a buscar mediante laarquitectura el modo de significarse y organizar con susnuevas residencias un paisaje urbano secularmente

marcado por las construcciones castrenses. Tras ladesaparición de la ciudad convento con ladesamortización, se trataba ahora de imponer eldominio de una rica burguesía sobre la ciudad cuartel.No sólo se construye la casa sino que tambén seconstruye la calle mediante las animadas fachadasprofusamente ornamentadas y la acumulación demiradores y balcones. La calle se convierte en laprolongación del salón, y más en una animada ciudadmediterránea, donde son frecuentes los espectáculoscallejeros del tipo de desfiles militares, fiestas de carnavalo procesiones. Así pues los edificios participan de esavida callejera al mismo tiempo que configuran suescenario.

Es en este contexto en el que surge el palaceteencargado por el rico minero Aguirre al arquitecto VíctorBeltrí. Acabado en 1901, el edificio, partiendo depresupuestos de raigambre eclecticista desemboca enun modernismo inicial patente sobretodo en los motivosdecorativos de colorista cerámica. Su importantevolumen, su estratégica situación en chaflán y la airosacúpula en que remata le hacen convertirse de inmediatoen hito urbano de primer orden y en dominador delespacio en que se inscribe.

Pero, ¿qué queda entonces de la originaria plazabarroca? Chueca Goitia citaba a Lavedan para, de lostres principios que éste señalaba como fundamentales

Procesión del Encuentro. Foto M.R.

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en el urbanismo barroco -a saber, la línea recta, laperspectiva monumental y el programa uniformador-, destacar la perspectiva como el único verda-deramente esencial. Para Chueca, la ciudad barrocase concibe como vista(9) . En este sentido, pareceevidente que se ha mantenido o incluso es a principiosdel XX cuando realmente se materializa este conceptobarroco de perspectiva urbana en el entorno de la plazade la Merced. El palacio de Aguirre, y sobre todo suairosa cúpula de cobrizos reflejos metálicos, dominanvarias perspectivas. En la ciudad que empezaba adesprenderse de sus murallas, la cúpula del palacioera, como hoy día, el hito visual más destacado parael que accedía al centro urbano por el terreno elevadode las antiguas puertas de San José. Su perfil se vaagrandando conforme descendemos la calle SanDiego, hasta ejercer de charnela invitatoria a participardel pintoresco jardín de la plaza. Si para el conventodieciochesco la plaza hacía las veces de prolongaciónde su espacio exterior, como escenario para funcionesreligiosas, para el palacete burgués la plaza seconvierte en su jardín donde encontrar la adecuadacorrespondencia a la colorista fachada en la variadavegetación entre la que sobresalen las palmeras tandel gusto de los interiores modernistas. Funciona portanto el edificio como un elemento de conexión entrela plaza y el eje viario adyacente. Desde la perspectivacontraria, desde el interior de la población hacia laspuertas de San José, ejerce un importante dominiovisual sobre todo el eje viario a pesar de lo abigarradode las construcciones y la acumulación perspécticaen ritmo discontinuo de los numerosos miradores.Siguiendo a Chueca, se podría denominar al ejeformado por las calles San Diego, Duque y CuatroSantos como la perspectiva Aguirre. Además, sucúpula lo hace destacarse entre el abigarrado conjuntointramuros desde posiciones elevadas que enCartagena eran posibles por su topografía accidentadaentre cinco colinas. Participa de este modo el palaciode Aguirre en una especie de competición pordespuntar entre el caserío a la que se entregan lasnuevas construcciones, como la torre del Arsenal(1865), la gran cúpula de la nueva iglesia de la Caridad(1893), las cúpulas del nuevo Ayuntamiento (1907) ola cúpula bulbosa del Gran Hotel (1916).

Con la transformación burguesa de la edilicia, la plazade la Merced abandona cualquier intento de uniformidadbarroca pero, en cambio, gana en poder de dominio deperspectivas urbanas. Se consigue un efecto al gustobarroco si bien con un nuevo lenguaje. Cabría recordaraquí el concepto amplio de lo barroco tal y como lodefendía Eugenio D´Ors, no sólo como una categoríaestilística enmarcada en unas coordenadas espaciotemporales concretas, sino, sobre todo, como unacategoría espiritual recurrente sobre todo, como unacategoría espiritual recurrente(10). En este sentido, no

Jesús Nazareno y la Virgen Dolorosa en el Encuentro. ACNPJN.

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cesiones cartageneras. Cartagena, 1995.

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Notas:

serían pocas las coincidencias entre el barroco y elmodernismo, en cuanto a su exuberancia decorativa oel interés por significarse y ordenar la ciudad.

En cuanto a la función de la plaza, siguió ejerciendode escenario para nuevas prácticas urbanas burguesaso para la tradicional fiesta de origen, esencia y efectosbarrocos, aunque logrados con lenguaje propio de laestética modernista. En efecto, el tradicional Paso dela Calle de la Amargura que los cofrades del Nazarenotrasladaron de la plaza Mayor a la de la Merced en elsiglo XVIII se siguió representando en esta plaza. Pero,¿qué fue entonces del espectáculo barroco si suescenario había cambiado totalmente de característicasespaciales? Ya que las procesiones de Semana Santason una expresión clara de la mentalidad colectiva deun pueblo y una época, la variación de los parámetrosestéticos del colectivo se plasmó de manera decisivaen la forma de entender la retórica procesional. Losobjetivos barrocos de la procesión de Semana Santa,la persuasión, el conmover e impresionar, se siguenalcanzando con unas procesiones que en la transicióndel siglo XIX al XX ganan en majestuosidad con laceremoniosa puesta en escena de sus tercios depenitentes desfilando armoniosamente acompasadoscon la música y los tronos que, convertidos enauténticas arquitecturas efímeras de luz y flor -elementos ambos fundamentales para la estéticamodernista -, crecen hasta elevar las imágenes a laaltura de balcones y miradores. El mismo efecto barrocode aparición divina en el espacio cotidiano de la callepero con un lenguaje nuevo(11) . La sacralizaciónteatralizante del escenario urbano en el Encuentro delNazareno y la Dolorosa, en un espectáculo de origenbarroco que ahora, por sus características de desfile engrandes perspectivas y por las dimensiones de lostronos, se capta en toda su intensidad desde losbalcones y miradores que afloran por doquier en laciudad burguesa. El mismo hecho de que larepresentación del llamado paso del Encuentrodesapareciese en la mayoría de las ciudades queexperimentan un desarrollo continuo durante la épocareferida viene a corroborar la relación existente entre elespectáculo teatral y su escenografía urbana barroca.La evolución del escenario es consecuencia de la mismaevolución de las mentalidades, lo que se traducirá enuna nueva concepción de la Semana Santa.Afortunadamente, en Cartagena, se mantuvo laescenificación, entre otras cosas por la posibilidad quepresentaba la misma procesión de, una vezrepresentado el Encuentro, participar de los mismosparámetros estéticos en que se basaba la nuevaconfiguración estética de la Semana Santa cartagenera.Reforzaba de este modo la procesión de la madrugadasu validez al participar del carácter de teatro en la calley del más acorde con los tiempos de cortejo rítmicolleno de contrastes. Al mismo tiempo, el cortejo

ordenado, eurítmico, de las largas perspectivas depenitentes va a reforzar el valor en cuanto puntos focalesde referencia en el conjunto urbano que adquieren algunosde los edificios más significativos. A la inversa, lasperspectivas de chaflanes coronados con cúpula y lasfugas focales flanqueadas por miradores van a otorgar elmarco urbano más apropiado al «lucimiento» - términohabitual desde entonces - de unas procesiones concebidascon el objetivo de lograr un «gran efecto» estético.

EpílogoProbablemente sea la anual escenificación del

Encuentro del viernes santo una de las pocas prácticasque devuelven hoy por hoy su antigua importancia aesta plaza, por lo que asistimos a una rehabilitaciónefímera anual de este espacio urbano de la mano deuno de sus usos populares más tradicionales. Situadaactualmente en el corazón de la zona más marginal delya de por sí degradado Conjunto Histórico de Cartagena,la plaza ha perdido su valor de centro de atracción anivel global de ciudad, carácter que recuperaanualmente, por unas horas, el viernes santo. Laincorporación de nuevas edificaciones fruto deldesarrollismo de los años 60 y 70, fuera de toda escala,con un volumen de edificación claramente excesivo, elmal estado de conservación de la arquitectura heredadadel fin de siglo del XIX y principios del XX y la presenciade numerosos elementos distorsionantes han acabadopor convertir la plaza en un espacio residual.

Sería deseable que una acertada planificación delnuevo campus universitario en la contigua plaza delHospital, con la revitalización de las calles adyacentesque vienen a desembocar en la de la Merced, le devuelvasu papel de gran colector urbano, de nodo organizadory rector de todo un conjunto. Sólo un espacio vivo nospuede hacer evocar la imagen de gran escenario vitalque corresponde a toda plaza barroca.

JOSÉ FRANCISCO LÓPEZ

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ECOS DEL NAZARENO

La historia de la Capilla de la Cofradíade N. P. Jesús Nazareno contada deforma rigurosa y amena porDiegoOrtiz Martínez, desde susprimeros datos, con la compra de laCapilla en 1642, hasta las últimasrestauraciones acometidas en ella. Endefinitiva, cuatro siglos de historia de laposesión más preciada de la CofradíaMarraja y de su retablo, verdadera joyadel barroco cartagenero.

Un análisis realizado por JoséFrancisco López sobre la gestación yposterior evolución de la fisonomía delas procesiones cartegeneras desdefinales del siglo XIX y principios desiglo XX. Un repaso desde el punto devista estético e iconográficofundamental para comprender laactual fisonomía de nuestros cortejospasionarios.

El profesor Elías Hernández Albaladejorealiza un detalladísimo trabajo quenos acerca a la figura indiscutible delgran escultor José Capuz Mamano,gran innovador de la esculturaprocesional en el primer tercio del sigloXX y su vinculación con la Cofradía deN. P. Jesús Nazareno.

Vicente Montojo Montojo y FedericoMaestre de San Juan Pelegrín glosan lahistoria de la Cofradía durante lossiglos XVII y XVIII.Con un estilo ameno y con gran rigorcientífico nos aproximan a loscomienzos de la Cofradía decana deCartagena.

REAL E ILUSTRE COFRADÍA DE N. P. JESÚS NAZARENO (Marrajos) - PUBLICACIONES

Hermanos Mayores de la Cofradía deN. P. Jesús Nazareno. Diego OrtizMartínez.Jesús Nazareno, escultura de JoséCapuz. En su Cincuenta Aniversario.José Francisco López.Las Procesiones de Cartagena en laPantalla. Alfonso Pagán Pérez.Cofradía Marraja. Memoria 1994.Francisco Mínguez Lasheras.La Tradición Taurómaca de la CofradíaMarraja. Francisco Mínguez Lasheras.El Escudo de la Cofradía de N. P. JesúsNazareno. Diego Ortiz Martínez.Antonio Ramos Carratalá.Pedro Ferrández Flores.

Nuevos datos y documentos sobre laCofradía de N. P. Jesús de Cartagena(Siglo XVII). Vicente Montojo Montojo."La Caída" en el progreso históricode la Cofradía Marraja.Francisco Mínguez Lasheras.González-Moreno,el ClasicismoRenovado. José Francisco López.Cofradía Marraja, Memoria 1995.Francisco Mínguez Lasheras.Los Traslados Marrajos.Diego Ortiz Martínez.La Procesión Marraja en su entornourbano. José Enrique García Soler.De la Archicofradía de Jesús deMedinaceli a la Agrupación de losEstudiantes. Luis Vitaller Prieto.La imagen fundacional de la Cofradíade N. P. Jesús Nazareno. Diego OrtizMartínez.

La Procesión Soñada: Proyectosescultóricos irrealizados en la CofradíaMarraja. Diego Ortiz Martínez.El Encuentro: Miedo y Retórica.José Enrique García Soler.Cofradía Marraja, Memoria 1996.Francisco Mínguez Lasheras.Carmen Conde, Marraja.Francisco Mínguez Lasheras.La Cofradía de N. P. Jesús Nazareno en1702 a través de las escrituras decensos. Vicente Montojo Montojo.El Paso de los Azotes en la Cofradíamarraja. Diego Ortiz Martínez

La Cofradía y la Ermita de SantaLucía, cuatrocientos años de historia.Vicente Montojo Montojo, Federico Maestrede San Juan Pelegrín.El itinerario litúrgico del JesúsNazareno. José Enrique García Soler.Suso de Marcos y la renovación de laescultura procesionil en Málaga.Juan Antonio Sánchez López.Cofradía Marraja. Memoria 1997. GinésFernández Garrido.Historicismo y Modernidad en laescultura de José Capuz.José Francico López.Una aportación al estudio de las artessuntuarias en la Semana Santa deCartagena.Manuel Pérez Sánchez.

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