SEMANAL · Semana Santa, la resurrección de entre los muertos. ... firmo que Jesús no fue...

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SEMANAL www.episcopalnews.com SIRVIENDO A LOS SEIS CONDADOS DE LA DIÓCESIS DE LOS ANGELES ABRIL 3, 2016 Por Carlos Ruvalcaba Un mensaje del obispo primado La historia de Pascua no es un cuento de hadas E n verdad me encantan los cuentos de hadas y disfrutaba leérselos a nuestros hijos cuando eran pequeños. Sin duda eran cuentos de hadas de lo más tiernos, pero había algo bueno en ellos: una manera de confrontar lo rudo de la vida con la genuina esperanza. Pero eran cuentos de hadas. Esta semana que llaman Semana Santa: la recordación de Jesús entrando en Jerusalén y ofreciendo su vida en el acto definitivo de amor sacrificial. El Viernes Santo: la expe- riencia de la traición, la experiencia de los amigos que te abandonan, la experiencia de la injusticia y la maldad, de conspiraciones egoístas y criminales. Y luego, después de la Semana Santa, la resurrección de entre los muertos. Este no es un cuento de hadas. Lo cierto es que incluso mientras habla- mos, esta Semana Santa, lo hacemos no sólo a la sombra de la cruz, sino que lo hacemos a la sombra de los que han sido muertos en Bruselas, de los que han sido heridos y muti- lados, de los que lloran y hacen duelo. Y de un mundo doliente, y no demasiado seguro de cómo seguir adelante. Y este mundo no necesita otro cuento de hadas. El [aconte- cimiento] de esta semana de crucifixión y de la próxima semana de resurrección no es un cuento de hadas. Hace algunos años, en el siglo pasado, George McLeod, el fundador de la Comuni- dad de Iona, había combatido en la primera guerra mundial, una guerra que él llegó a darse cuenta que no tuvo una buena razón para librarse. A él finalmente llegaron a or- denarlo y fundó la Comunidad de Iona, y en un momento dijo esto acerca de esta fe que profesamos como seguidores de Jesús: Sostengo simplemente que la cruz se levante de nuevo en el centro de la plaza del mercado tanto como en el campanario de la iglesia. Rea- firmo que Jesús no fue crucificado en una ca- tedral entre dos velas, sino en una cruz entre dos ladrones, en el muladar de la ciudad, en una encrucijada tan cosmopolita que tuvieron que escribir su causa en hebreo, latín y griego. Era el tipo de lugar donde los cínicos dicen ob- scenidades, los ladrones maldicen y los soldados juegan. Fue allí donde él murió. Y es allí donde los cristianos deben estar y lo que los cristianos deben ser. Esta semana llamada Santa, la estación llamada Pascua, el recuerdo de la muerte y la comprensión de la resurrección, esto no es un cuento de hadas, sino la revelación de una realidad definitiva. Ahora la verdad es que resulta fácil, por convicción consciente o resignación inconsciente, desechar o des- cartar esto como algo ingenuo; bonito, pero ingenuo. Tal vez, partes de nosotros supongo se pregunten, tal vez sobrevive el más fuerte, tal vez los poderosos hacen lo correcto, tal vez es mejor que esté atento a quien lleva la delantera. Sospecho que todos compartimos esos sentimientos alguna que otra vez. La verdad es que la manera en que el mun- do opera con frecuencia no está funcionan- do. No es sostenible. No es el camino que conduce a la vida. Jesús nos ha mostrado el camino. Él nos ha mostrado que el amor ab- negado, el amor sacrificial, el amor de Dios y el amor al otro, es el camino a la vida. Esa es, amigos míos, la realidad definitiva. Y eso no es un cuento de hadas. Cuando Jesús fue ejecutado, fue juzgado y condenado por delitos que nunca cometió. Él dio voluntariamente Su vida. No para sí mis- mo, sino para otros. Y al hacerlo, nos mostró como es el amor. Eso es lo que llamamos el Camino de la Cruz. Y ese Camino es el cami- no de la vida y de la esperanza. Y cuando Él murió, Sus seguidores más cercanos temieron que tal vez el fuerte sí sobrevive. Tal vez los poderosos hacen lo correcto. Y tal vez es me- jor que estemos atentos a quien lleva la delan- tera. Porque tal vez el mundo ha triunfado. Pero tres días después sucedió algo, ines- perado, jamás soñado, imprevisto. Tres días después el mundo de ellos dio un vuelco, lo cual significa que se recuperó. Dios le levantó de los muertos. Y ustedes casi podrían oír la estruendosa voz de Dios en esa resurrección. ¡El amor, al final, el amor vence! ¡Confíen en mí! ¡Síganme! ¡Crean en mí! ¡Esta resurrec- ción es real! ¡Esto no es un cuento de hadas! Vayan pues a este mundo. No tengan mie- do. Y no se avergüencen de ser un pueblo de amor. Y vayan a este mundo y ayúdennos a cambiarlo de la pesadilla que con frecuencia es en el sueño que Dios tiene planeado. Una bendita Semana Santa, una Pascua bendita, y vayan al mundo. Amén. ? Rvdmo. Michael Curry es obispo Presidente y Primado de la Iglesia Episcopal E n mi natal Guadalajara, al igual que seguramente sucede en otras ciudades e incluso países Latino- americanos, tenemos unas tradiciones muy bonitas durante esta temporada de Cuaresma, muchas actividades se realizan para conmemorar estos días de reflexión y una de mis favoritas es el Jueves Santo en que se celebra algo llamado “la visita a los 7 Templos”, cuya finalidad es la de representar la dimensión peregrinante de nuestro caminar con Jesús hacia la muerte, pero más importante, hacia la Pascua. En el centro de la ciudad después del medio día, comienza a reunirse la gente para hacer estas visitas; se pueden contar en miles. También ese día, el Jueves Santo, es tradicional encontrar en los atrios y jar- dines de las iglesias la famosas empanadas de Cuaresma (riquísimos panes rellenos). Recuerdo que muchos atendíamos a es- tas conmemoraciones por lo solemne de la estación, muchos lo hacíamos por cu- riosidad, algunos otros ni creyentes eran y muchos solo lo hacíamos por las empana- das... pero a pesar de que los motivos por los que atendía la gente eran diferentes, siempre prevalecía un común denomina- dor: comunidad... este momento nos daba la oportunidad de caminar juntos... Hoy día, hemos acompañado nueva- mente a Jesús en su camino hasta la cruz, y con el recuerdo de las tradiciones de mi país y mi ciudad me doy cuenta de que los propósitos para nuestras vidas son muy distintos, y los caminos que recorremos para lograrlos han traído a muchos de no- sotros a otro país; las tradiciones se van perdiendo o ya no son lo mismo, incluso tampoco hay empanadas en los atrios y jardines de las iglesias... Pero creo que lo que importa es que aún en otros rincones del planeta, con nuevas tradiciones, e in- cluso un nuevo idioma, una misma fe nos mantiene unidos... y caminando juntos continúa prevaleciendo nuestra unidad como comunidad. Carlos Ruvalcaba. Coordinador del Grupo de Programa de Ministerio Hispano de la Diócesis de Los Ángeles y seminarista en la Escuela Episcopal de Teología en Claremont. Por Michael Curry Las Empanadas de Cuaresma

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SEMANALwww.episcopalnews.com SIRVIENDO A LOS SEIS CONDADOS DE LA DIÓCESIS DE LOS ANGELES ABRIL 3, 2016

Por Carlos Ruvalcaba

Un mensaje del obispo primadoLa historia de Pascua no es un cuento de hadas

En verdad me encantan los cuentos de hadas y disfrutaba leérselos a nuestros hijos cuando eran pequeños. Sin duda

eran cuentos de hadas de lo más tiernos, pero había algo bueno en ellos: una manera de confrontar lo rudo de la vida con la genuina esperanza. Pero eran cuentos de hadas.

Esta semana que llaman Semana Santa: la recordación de Jesús entrando en Jerusalén y ofreciendo su vida en el acto definitivo de amor sacrificial. El Viernes Santo: la expe-riencia de la traición, la experiencia de los amigos que te abandonan, la experiencia de la injusticia y la maldad, de conspiraciones egoístas y criminales. Y luego, después de la Semana Santa, la resurrección de entre los muertos. Este no es un cuento de hadas.

Lo cierto es que incluso mientras habla-mos, esta Semana Santa, lo hacemos no sólo a la sombra de la cruz, sino que lo hacemos a la sombra de los que han sido muertos en Bruselas, de los que han sido heridos y muti-lados, de los que lloran y hacen duelo. Y de un mundo doliente, y no demasiado seguro de cómo seguir adelante. Y este mundo no necesita otro cuento de hadas. El [aconte-cimiento] de esta semana de crucifixión y de la próxima semana de resurrección no es un cuento de hadas.

Hace algunos años, en el siglo pasado, George McLeod, el fundador de la Comuni-dad de Iona, había combatido en la primera guerra mundial, una guerra que él llegó a darse cuenta que no tuvo una buena razón para librarse. A él finalmente llegaron a or-denarlo y fundó la Comunidad de Iona, y en un momento dijo esto acerca de esta fe que profesamos como seguidores de Jesús:

Sostengo simplemente que la cruz se levante de nuevo en el centro de la plaza del mercado tanto como en el campanario de la iglesia. Rea-firmo que Jesús no fue crucificado en una ca-tedral entre dos velas, sino en una cruz entre dos ladrones, en el muladar de la ciudad, en una encrucijada tan cosmopolita que tuvieron que escribir su causa en hebreo, latín y griego. Era el tipo de lugar donde los cínicos dicen ob-scenidades, los ladrones maldicen y los soldados juegan. Fue allí donde él murió. Y es allí donde los cristianos deben estar y lo que los cristianos deben ser.

Esta semana llamada Santa, la estación llamada Pascua, el recuerdo de la muerte y la comprensión de la resurrección, esto no es un cuento de hadas, sino la revelación de una realidad definitiva. Ahora la verdad es que resulta fácil, por convicción consciente o resignación inconsciente, desechar o des-cartar esto como algo ingenuo; bonito, pero ingenuo. Tal vez, partes de nosotros supongo se pregunten, tal vez sobrevive el más fuerte, tal vez los poderosos hacen lo correcto, tal vez es mejor que esté atento a quien lleva la delantera. Sospecho que todos compartimos esos sentimientos alguna que otra vez.

La verdad es que la manera en que el mun-do opera con frecuencia no está funcionan-do. No es sostenible. No es el camino que conduce a la vida. Jesús nos ha mostrado el camino. Él nos ha mostrado que el amor ab-negado, el amor sacrificial, el amor de Dios y el amor al otro, es el camino a la vida. Esa es, amigos míos, la realidad definitiva. Y eso no es un cuento de hadas.

Cuando Jesús fue ejecutado, fue juzgado y condenado por delitos que nunca cometió. Él dio voluntariamente Su vida. No para sí mis-mo, sino para otros. Y al hacerlo, nos mostró como es el amor. Eso es lo que llamamos el Camino de la Cruz. Y ese Camino es el cami-no de la vida y de la esperanza. Y cuando Él murió, Sus seguidores más cercanos temieron que tal vez el fuerte sí sobrevive. Tal vez los poderosos hacen lo correcto. Y tal vez es me-jor que estemos atentos a quien lleva la delan-tera. Porque tal vez el mundo ha triunfado.

Pero tres días después sucedió algo, ines-perado, jamás soñado, imprevisto. Tres días después el mundo de ellos dio un vuelco, lo cual significa que se recuperó. Dios le levantó de los muertos. Y ustedes casi podrían oír la estruendosa voz de Dios en esa resurrección. ¡El amor, al final, el amor vence! ¡Confíen en mí! ¡Síganme! ¡Crean en mí! ¡Esta resurrec-ción es real! ¡Esto no es un cuento de hadas!

Vayan pues a este mundo.  No tengan mie-do.  Y no se avergüencen de ser un pueblo de amor.  Y vayan a este mundo y ayúdennos a cambiarlo de la pesadilla que con frecuencia es en el sueño que Dios tiene planeado.

Una bendita Semana Santa, una Pascua bendita, y vayan al mundo.  Amén. ?

Rvdmo. Michael Curry es obispo Presidente y Primado de la Iglesia Episcopal

En mi natal Guadalajara, al igual que seguramente sucede en otras ciudades e incluso países Latino-

americanos, tenemos unas tradiciones muy bonitas durante esta temporada de Cuaresma, muchas actividades se realizan para conmemorar estos días de reflexión y una de mis favoritas es el Jueves Santo en que se celebra algo llamado “la visita a los 7 Templos”, cuya finalidad es la de representar la dimensión peregrinante de nuestro caminar con Jesús hacia la muerte, pero más importante, hacia la Pascua. En el centro de la ciudad después del medio día, comienza a reunirse la gente para hacer estas visitas; se pueden contar en miles.

También ese día, el Jueves Santo, es tradicional encontrar en los atrios y jar-dines de las iglesias la famosas empanadas de Cuaresma (riquísimos panes rellenos). Recuerdo que muchos atendíamos a es-tas conmemoraciones por lo solemne de la estación, muchos lo hacíamos por cu-riosidad, algunos otros ni creyentes eran y muchos solo lo hacíamos por las empana-das... pero a pesar de que los motivos por los que atendía la gente eran diferentes, siempre prevalecía un común denomina-dor: comunidad... este momento nos daba la oportunidad de caminar juntos...

Hoy día, hemos acompañado nueva-mente a Jesús en su camino hasta la cruz, y con el recuerdo de las tradiciones de mi país y mi ciudad me doy cuenta de que los propósitos para nuestras vidas son muy distintos, y los caminos que recorremos para lograrlos han traído a muchos de no-sotros a otro país; las tradiciones se van perdiendo o ya no son lo mismo, incluso tampoco hay empanadas en los atrios y jardines de las iglesias... Pero creo que lo que importa es que aún en otros rincones del planeta, con nuevas tradiciones, e in-cluso un nuevo idioma, una misma fe nos mantiene unidos... y caminando juntos continúa prevaleciendo nuestra unidad como comunidad.

Carlos Ruvalcaba. Coordinador del Grupo de Programa de Ministerio Hispano de la Diócesis de Los Ángeles y seminarista en la Escuela Episcopal de Teología en Claremont.

Por Michael Curry

Las Empanadas de Cuaresma

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ALREDEDOR DE LA DIOCESIS DE LOS OBISPOS

Editor en Inglés: Janet Kawamoto, [email protected] Editor en Español: Yadira González Meza, [email protected]: Bob Williams, [email protected]

Volumen 3, Número 13

JANE

T KA

WAM

OTO

Desde Bruselas hasta Paquistán y en to-dos lugares en la pasada Semana San-ta, la violencia sin sentido ha surgido,

dejándonos una vez más con dudas de cómo mantener la esperanza y de cómo nutrir la estabilidad cuando tragedias como tales gol-pean.

El ataque Lahora viene semanas después de que una delegación de la Diócesis de Los Ángeles, miembros de nuestro Grupo de Pro-grama en Asociación Global, visitó a nuestro buen amigo, Obispo Samuel Azariah, obispo presidente de la Iglesia de Paquistán, para ayudar a implementar una resolución en la Convención General 2015 llamando a unir lazos con la iglesia y la gente ahí. Esta visita será presentada en un artículo próximo en El Pueblo.

Incluso cuando la esperanza parece lejana, unámonos en oración y acción que ayudará a traer paz, justicia y piedad a este mundo. Debemos continuar trayendo educación, remediar la pobreza y mantenernos con nuestros hermanos y hermanas, Musulmanes de paz y amor, donde sea que ellos desacredi-tan a los extremistas quienes no actúan en su nombre.

Debemos continuar nuestra solidaridad con el Obispo Azariah, quien ha condenado en términos fuertes el ataque terrorista en el Parque Gulshan Iqbal, Lahore, clamando vi-das de inocentes. Su oficina ha publicado esta declaración:

Obispo Samuel Azariah, Obispo Irfan Jamil (Obispo de Lahore) y Obispo Mano Rumalshah (Obispo Emérito de Peshawar) expresan sus profundas condolencias a las familias de los fallecidos y oran por la paz y recuperación rápida de quienes fueron heri-dos en la explosión.

La explosión de Lahore ha tomado las vidas de más de 72 personas y han dejado a 300

heridos, muchos de ellos niños y mu-jeres, cuando un portador de bomba suicida se explotó a sí mis-mo en el parque Gulshan Iqbal en la noche de Pascua. El parque Gulshan Iqbal es uno de los parques más grandes de Lahore, está usu-almente lleno de visitantes los fines de sema-na. Pero estaba una avalancha extraordinaria la noche de Domingo por el gran número de Cristianos que celebraban la Pascua.

Siguiendo a la explosión, el Obispo Presi-dente de la Iglesia de Paquistán visitó a los hospitales para consolar y orar por los heri-dos y analizar la situación.

Obispo Azariah, quien activamente parti-cipa en promover actividades interreligiosas, declaró que tales actos debilitan y lastiman las dificultades y esfuerzos en el traer una relación de paz y armonía entre Cristianos y Musulmanes.

“Es desafortunado que esos terroristas in-humanos identificados a ellos mismos como Musulmanes y al traer tales actos barbáricos dañen a la imagen de su comunidad de fe’ él dijo. ‘En un contexto de su naturaleza, es la responsabilidad primordial de nuestros her-manos y hermanas de la comunidad Musul-mana el identificar, silenciar y eliminar esta minoría. Esta minoría clama ser los verdade-ros Musulmanes, y primordialmente actúa en contra de las enseñanzas del Islam y esto debería ser resuelto.

Meras declaraciones de condenación y frases de las Sagradas Escrituras no son suficientes. Nosotros como nación hemos alcanzado un punto en el que “suficiente es suficiente”. ¿Cuántos más objetivos débiles deben ser sacrificados?

Que la paz permanezca al alcanzar juntos en la compasión y lealtad de Cristo Resucitado, trabajando por cambios positivos, uniendo nuestras manos en sanación. ?

DOMINGO, ABRIL 34:30 p.m. Concierto CoralIglesia de Nuestro Salvador535 West Roses Road, San Gabriel 91775Información: 626.282.5147

LUNES, ABRIL 46:30 p.m. Foro: Diferencia de Desarrollode Niños y Niñas Durante los Años de EscuelaEscuela Episcopal de San Marcos330 E. 16th Street, UplandInformación: 909.920.55657 p.m. Cosmología Big Bang y Creación Divina:La Nueva Física y la Antigua MetafísicaIglesia Episcopal de la Trinidad1500 State Street, Santa Bárbara 93101Información: 805.965.7419

VIERNES, ABRIL 87:30 p.m. Resonando: Un Concierto deGrandes Trabajos de ÓrganoIglesia Episcopal de San Marcos en el Valle2901 Nojoquio Avenue, Los Olivos 93441Información: 805.688.44548 p.m. Música desde Venecia, Leipzig y LondresIglesia Episcopal de San Mateo1031 Bienveneda Avenue, Pacific Palisades Información: 310.454.1358

SÁBADO, ABRIL 92 - 4 p.m. Rituales y símbolos IslámicosIslamic Center of Southern California434 Vermont Avenue, Los Ángeles 90020Información: conta.cc/1Rm8MTo

DOMINGO, ABRIL 103 p.m. Concierto para Albergue de Emergencia de Todos los SantosCentro Catedral de San Pablo840 Echo Park Avenue, Los Ángeles 90026Información: 323.255.68064:30 p.m. Víspera Solemne y Recital de ÓrganoIglesia Episcopal de Santo Santiago3903 Wilshire Blvd., Los Ángeles 90010Informes: 213.388.3015 ó saintjamesla.org

Mayores informes en: www.ladiocese.org

Orando, respondiendo en solidaridad con PaquistánPor J. Jon Bruno