Semblanza de Agusta La Torre

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Poemas y Semblanza

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Dolor y Ejemplo

Lluvia cargada.

Nos guarecemos y leemos…

Dolor en el pecho nudo en la garganta

salir de la tormenta

y si no pasa, pasa

¡Ay!

Hay que defender.

Luna roja

Como su amante sol:

camino acerado rumbo invariable.

Brillante retama

tierno aroma de duraznos

convicción inmarchitable.

Bebemos luz roja día y noche

sancionando de muerte el idealismo

tomamos el motor del desarrollo

y de blanco el revisionismo escisionista.

Gran heroína

no es poquito el recuerdo

un porcentaje de sueños

y la inmensidad de tus hechos.

Perdurable memoria

en las olas del mar.

Y aquí vamos Luna

por el mismo río

en las aguas nuevas

con tu amante sol

bajo el cielo azul.

Anónimo

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Semblanza de Augusta La Torre

En una familia comunista nació Augusta La Torre Carrasco, cuan-do el viento de agosto elevaba cometas y en sus furias arrancaba tejados aunque también florecían tempranamente los duraznos.

La alianza de Oscar R. Benavides con el Apra denominada Fren-te Democrático Nacional había ganado las elecciones de 1945 con el proclamado moralista Bustamante y Rivero como presidente. Era ministro de gobierno y policía Manuel Odría, quien luego a los tres años dio su golpe de Estado reaccionarizando más el Estado.

Así, Augusta desde la niñez sentiría en carne propia la persecución a los comunistas como su padre mientras se construían grandes uni-dades escolares y otras obras públicas con dinero proveniente de la intervención del Perú en la logística para Mac Arthur en la guerra de Corea, donde los del Norte apoyados por el Presidente Mao hicieron retroceder al imperialismo norteamericano y su títere del Sur.

Nació recién acabada la segunda guerra mundial, en el año previo a la fundación de la China independiente y casi en la víspera de la toma del poder central por el Partido Comunista de China luego de culminarse la revolución democrático-nacional e inicio de la revolu-ción socialista.

Era muy tierna cuando Kruschev, renegando de Stalin y de Sta-lingrado, más aún del marxismo-leninismo, planteó las ideas revisio-nistas de Partido y Estado de todo el pueblo y de transición pacífi-ca al comunismo, el cual veía sanchopancescamente como un buen goulash, junto a una mixtificación del planteamiento lenininista de la coexistencia pacífica en defensa del primer Estado proletario.

Así Krushev, contra el internacionalismo proletario daba sustento jurídico internacional público a la represión de las guerras de libera-ción pues las dejaba libradas al terrible derecho interno de las clases

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dominantes; y del imperialismo cuando no del colonialismo, cabién-doles a los chinos la defensa de los principios con el Presidente Mao a la cabeza. Así acabo el campo socialista quedando países socialis-tas junto a los pueblos, naciones y países oprimidos, por un lado y el social imperialismo en el primer mundo con Estados Unidos, por el otro.

Augusta, ya más joven, pudo saber de la Gran Revolución Cultural Proletaria en el país más masivo del mundo.

Esa cuestión es clave para comprender a Augusta porque la lucha de dos líneas internacional del comunismo debía darse en su propia casa, donde junto al descubrimiento de la escisión urdida por el trai-dor que fuera el comisario durante la batalla de Stalingrado sucedería la comprensión de la nueva etapa maoísta surgida en el mundo en lucha y probada antes en un país cuya fuerza revolucionaria principal era el campesinado pobre, como en el Perú, como en Ayacucho.

La familia vivía a dos pasos de la Caja de Depósitos y Consigna-ciones donde los campesinos de la evidente y palpable semifeudali-dad convertidos en obreros solo como cargadores de piedras de sal a la espalda acababan su vida y miserable salario sentados borrachos a la puerta de las tiendas masticando coca y tomando alcohol. Solo podían entrar a dejar su dinero, no eran de una casta para sentarse a la mesa.

Cómo difundir ideas nuevas entre gente envilecida al extremo, cómo cumplir la voz de orden de activar a la fuerza motriz más im-portante de la revolución. Bonito problema en una sociedad donde la gente a las tres de la tarde de viernes santo se arrodillaba donde fuera que estuviese.

Delia Carrasco, madre de Augusta, sustituyó alguna vez a la pro-fesora de transición de una escuela fiscal que viajaba a Tierra Santa cuando murió Juan XXIII. Los pequeños descansaron por un mes de los ladrillos donde la Titular escribía las letras que los alumnos debían seguir con el dedo.

En cambio, recibieron las historias y fábulas que contaba la profe-sora sustituta animando su imaginación. Así habrá sido con sus hijos,

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incluyendo a nuestra heroína, porque nadie ha puesto en duda su ca-pacidad para hablar simple con los pobres del campo sin menoscabar el contenido de los planteamientos.

Cumplió los quince cuando se abría la década del descorrimien-to ideológico de la escolástica que utilizaba la última tecnología para perpetuarse. En efecto desde la radio obispal pontificaba un fascista de sotana la imposibilidad de conocer el mundo, así había misterios privativos de Dios.

El campesinado pobre había tomado ya las tierras del convento de Santa Clara en Pomacocha y se había llevado adelante el Primer Con-greso de la Confederación Campesina del Perú en dicho anexo. Se contaba en Huamanga la historia de que era un sitio tomado por los comunistas que se comunicaban por huaqrapuko haciendo imposible el ingreso sorpresivo de las fuerzas del orden. Años luego, el arzobis-po Alcedo sostuvo haber hecho ahí la primera reforma agraria.

Esa es otra clave en la formación de quien quisiera comprender cómo era Augusta, la cuestión del poder y del campesinado. En efec-to, si el problema primario del Perú era el de la tierra, no podía resol-verse sin resolver el problema del poder político.

Una década y media después se condujo al campesinado a las to-mas de tierras de Toxama y Huancahuacho. En cabeza propia verían los revolucionaristas que no habían resuelto nada y que problema pri-mario no es el problema principal aunque estuvieran unidos.

Indios leídos iban a las asambleas y conferencias en el mismo Ayacucho a tomar partido por el pensamiento de Mariátegui y por el pensamiento Mao Tse Tung. Entre los estudiantes había salido “Pen-samiento y Accion”, donde se fundamenta que la materia lo es todo y es conocible así como la mayor reaccionarización estatal demoliberal.

Augusta se vinculó desde muy joven al pueblo y estudio Educa-ción en la Normal de Ayacucho. Se casó joven con el mayor animador de la lucha ideológica y política, campeón de los comunistas, el profe-sor universitario Abimael Guzmán de quien solo se supo públicamen-te cuando en 1969 las paredes de Huamanga amanecieron pintadas denunciando su condición.

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En medio de la lucha de junio por la gratuidad de la enseñanza el 69 el gobierno ordenó el arresto del profesor, lo cual fue encomenda-do a un alumno suyo, policía que estudiaba en la Universidad de Hua-manga. Este se le acercó cuando aquel salía con Augusta, su esposa, y cortésmente le dijo que debía acompañarlo.

No hubo planeamiento visible ni discusión, él le dio a su esposa la agenda y libros que traía y ella las recibió para no soltarlos. El policía atisbó a decir que no y entonces el profesor pregunto si los libros tam-bién iban presos. Ella se llevó las actas y el maestro fue preso.

La batalla por su libertad junto a la de todos los dirigentes del pue-blo de Ayacucho la encabezó Augusta aprendiendo y enseñando que la batalla legal es desigual pero necesaria y que incluye a la opinión pública que forman los periódicos. El Comercio le hizo una memora-ble entrevista.

La lucha legal no es principal o no significa nada si no acompaña a la lucha de clases de las masas. Ella encabezó a los organizadores del entierro de los muertos hechos por el Estado congregando miles de personas. La norma que restringía la educación gratuita fue derogada.

No se puede hablar de las flores del durazno sin hablar del durazno, santuyuqmi nisuptiqui, agosto huayralla chayaycamuptinqa. Ella nunca descansó en el servicio al proletariado principalmente, animó la or-ganización de la mujer adscribiéndose a su emancipación conjunta con la clase y combatió el separatismo feminista que quiere dividir a quienes la historia demanda estar juntos formando las tormentosas bases del cielo, del futuro.

No por ello transigió con el patriarcalismo o machismo o como se le quiera llamar. Entre revolucionarios no debe haber filisteísmo en el tema de la mujer, hay que combatirlo. La mujer no es de propiedad y debe respetársele. Así también combatió la idea del mamífero de lujo y la pintadita de flores sobre las uñas como una ociosidad, parte de las ideologías burguesa o feudal de opresión contra la mujer.

Cuando se debía invertir el triángulo haciendo una base de obre-ros y campesinos donde antes había más estudiantes e intelectuales

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estuvo en primera fila cuando acaeció la muerte del presidente Mao Tse Tung y el golpe de Estado de Hua Kuo Feng, enviado de Teng. Ella fue la primera partidaria de Guzmán cuando dijo que si había muerto el tigre no debían pasearse las hienas pues había que defender al Maoísmo aún a riesgo de hacerlo solos en el mundo.

Rimariña Warmi, vocero de las mujeres proletarias primero se hizo en Ayacucho, luego fue nacional, la Biblioteca Nacional de la Aveni-da Abancay pudo testimoniar su blandir de la teoría proletaria de la emancipación de la mujer y otros sitios, incluso Tacna, la preparación del congreso femenino popular que encabezó.

La alfombra roja que se hallaba bajo sus pies acogió a todos quie-nes quisieran luchar por un Perú nuevo en un mundo nuevo. El mo-vimiento femenino se convirtió en un gran semillero del proletariado, de su posición, su punto de vista, su método y también, por qué no decirlo, de su incorporación consciente y firme desde su extracción.

Entre Ayacucho, Apurímac y Huancavelica, la región quechua por excelencia, no hay poblado o anexo que no recuerde su paso y su or-ganización, su sabiduría, belleza y sencillez. Bien puesto el nombre de Norah como alter ego del Sol para quien ayudó e impulsó el ajus-te orgánico a lo político vinculando su vida a la transformación de la necesidad del pueblo, pues ya nunca se repetirá el malsano tiroteo impune sobre los cuerpos de los pobres por reclamar sus derechos.

Testigo presencial soy del inmenso cariño que la familia La Torre profesa a mi defendido, esposo de la compañera Augustita, doctor Abimael Guzmán; quien es tenido como ilustre miembro de la familia hasta el día de hoy.

Manuel Fajardo

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Tu HistoriaNo te conocí

me contaron de tus ojosde tus huellas en los Andesde tus viajes al Orientede la pasión de tu historia comunistay tu prédica Augustaentre las masas.

Supe ademásde tu caminoel mismo sendero de su viday la luz luminosade tu almala de Él y su mirarque vivió en tus puños levantados.

Quisiera que supieraslo mucho que te tengoen tus agostosy que marcho como túcon Él a la cabezaen mis jornadasde menta y hierbabuena.

Marcia

Lima, 29 de agosto 2015