Semblanza de Monseñor Pedro Villegas Ramírez (5) (1)

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Semblanza de Monseñor Cruz Pedro Villegas Ramírez 1927 – 2012 Segundo Aniversario Luctuoso 19 de mayo de 2014 Para entender la vida y obra del padre Monseñor Cruz Pedro Villegas Ramírez, primero hay que recorrer el Instituto Kino. Y para comprender los frutos de este complejo, primero hay que conocer a los niños, ver el hogar estudiantil, las preparatorias, los campos donde juegan, el comedor y más allá: la universidad. El pequeño Cruz Pedro Villegas Ramírez tuvo una infancia feliz en Guaymas, muy buenos padres, buenos hermanos, de niño fue invitado a ser monaguillo, fue cuando conoció al padre Francisco Navarrete (hermano de don Juan Navarrete y Guerrero), y empieza a sentir el deseo de ser como él. En ese entonces Pedro era un niño de escasos años, pero grandes aspiraciones. Siempre que acudía a misa, le sorprendía ver a ese padre, en el púlpito, que a los cinco minutos tenía llorando a sus fieles. Para él no era vocación, solo tenía el deseo de imitarlo porque era muy inteligente, muy buen orador, era aún muy niño, y no entendía mucho lo que hablaba, pero siempre tenía llorando a toda la iglesia. Además, tenía mucha visión social, fundó asilos para niños y para ancianos. Esa admiración y deseo por ayudar a los demás, pronto se convirtió en algo sólido: vocación. Así, a los 13 años les pidió a sus papás que lo mandaran a Hermosillo al seminario. Al llegar al seminario se fortaleció su vocación cuando conoce a don Juan Navarrete. La historia del instituto Kino nació siendo capellán de la iglesia, entre todas las obras asistenciales de Hermosillo en las que estaba, había un asilo de tuberculosos, ahí había una señora moribunda, llamada Hortensia, que antes de exhalar su último suspiro hizo prometerle al joven sacerdote que la había asistido espiritualmente, los últimos seis meses de su vida que se haría cargo de los tres hijos que dejaría huérfanos, hasta convertirlos en hombres de bien. Aunque era un joven sin patrimonio, aceptó a los niños huérfanos, creo que con la ayuda de la providencia. Los hospedó en un campanario de la iglesia que aún estaba construyendo; en ese entonces un muchacho de 24 años de edad con mucha vitalidad, gran generosidad y decisión se hizo cargo de tres niños: la pequeña Edelmira de 7 años, Rafael y Francisco, de 8 y 9. Fue difícil emprender tan loable labor social, precisamente porque era muy joven, pero lo hacía con mucho entusiasmo, con mucha energía, y pronto formó un equipo de personas que le ayudaron. A partir de su entusiasmo, decisión y sensibilidad social. Los elementos con los que empezó a trabajar fue darles afecto, buena

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La vida y obra del padre Pedro Villegas

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Semblanza de Monseñor Cruz Pedro Villegas Ramírez

1927 – 2012

Segundo Aniversario Luctuoso

19 de mayo de 2014

Para entender la vida y obra del padre Monseñor Cruz Pedro Villegas Ramírez, primero hay que recorrer el Instituto Kino. Y para comprender los frutos de este complejo, primero hay que conocer a los niños, ver el hogar estudiantil, las preparatorias, los campos donde juegan, el comedor y más allá: la universidad.

El pequeño Cruz Pedro Villegas Ramírez tuvo una infancia feliz en Guaymas, muy buenos padres, buenos hermanos, de niño fue invitado a ser monaguillo, fue cuando conoció al padre Francisco Navarrete (hermano de don Juan Navarrete y Guerrero), y empieza a sentir el deseo de ser como él.

En ese entonces Pedro era un niño de escasos años, pero grandes aspiraciones. Siempre que acudía a misa, le sorprendía ver a ese padre, en el púlpito, que a los cinco minutos tenía llorando a sus fieles.

Para él no era vocación, solo tenía el deseo de imitarlo porque era muy inteligente, muy buen orador, era aún muy niño, y no entendía mucho lo que hablaba, pero siempre tenía llorando a toda la iglesia. Además, tenía mucha visión social, fundó asilos para niños y para ancianos.

Esa admiración y deseo por ayudar a los demás, pronto se convirtió en algo sólido: vocación. Así, a los 13 años les pidió a sus papás que lo mandaran a Hermosillo al seminario. Al llegar al seminario se fortaleció su vocación cuando conoce a don Juan Navarrete.

La historia del instituto Kino nació siendo capellán de la iglesia, entre todas las obras asistenciales de Hermosillo en las que estaba, había un asilo de tuberculosos, ahí había una señora moribunda, llamada Hortensia, que antes de exhalar su último suspiro hizo prometerle al joven sacerdote que la había asistido espiritualmente, los últimos seis meses de su vida que se haría cargo de los tres hijos que dejaría huérfanos, hasta convertirlos en hombres de bien.

Aunque era un joven sin patrimonio, aceptó a los niños huérfanos, creo que con la ayuda de la providencia. Los hospedó en un campanario de la iglesia que aún estaba construyendo; en ese entonces un muchacho de 24 años de edad con mucha vitalidad, gran generosidad y decisión se hizo cargo de tres niños: la pequeña Edelmira de 7 años, Rafael y Francisco, de 8 y 9.

Fue difícil emprender tan loable labor social, precisamente porque era muy joven, pero lo hacía con mucho entusiasmo, con mucha energía, y pronto formó un equipo de personas que le ayudaron. A partir de su entusiasmo, decisión y sensibilidad social. Los elementos con los que empezó a trabajar fue darles afecto, buena

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alimentación y hacerles atractiva la vida. Los llevaba a pasear, a Kino, a ranchos, a Guaymas.

El padre Villegas siempre fue un hombre visionario, siempre pensando en dar al grupo de niños a su cargo, una educación y atención integral al grupo de niños crecía cada vez.

Un año después, el sacerdote generoso, inspirado en el lema “Paupertas est tuum asillum”, que significa “La pobreza será tu baluarte del desarrollo”, y la figura del misionero Eusebio Francisco Kino. Inauguró una institución de asistencia que brindaría casa, comida y educación a todos los niños desamparados con su nombre: Instituto Kino.

Después, a mediados de la década de los sesenta fundó el Hogar Estudiantil Kino una casa donde, bajo el lema “Por un espíritu cuya dignidad preciso para ser” muchachos que venían a la capital a estudiar y no tenían un lugar donde quedarse. Se le brindaba techo y comida a cualquier estudiante pobre que se acercara. Ahí también “me fue muy bien, sacamos muchos profesionistas –decía él con esa alegría y ese orgullo propio de un padre que ha sacado adelante a sus hijos, y ahora recibe los frutos de su educación”.

En el año 1976, Monseñor Pedro Villegas cumplía veinticinco años de sacerdote y le hicieron un donativo de regalo. Con ese donativo empezó a construir una de sus mayores ilusiones, construir preparatoria y una universidad para que sus estudiantes tuvieran una educación completa.

Observando el desarrollo de los niños y al darse cuenta que la educación de los pequeños quedaba incompleta, porque no contaban con recursos para pagar una carrera profesional, decidió cerrar el círculo de esa ayuda integral, y consiguió más recursos y, para 1985 ya habían empezado a operar la escuela Preparatoria Kino y la Universidad Kino. Hoy la Universidad Kino cuenta con catorce licenciaturas, siete maestrías y un doctorado.

“Un niño que entra aquí adquiere el derecho de hacer todos sus estudios hasta que salga de la universidad, y si aquí en Hermosillo no hay una escuela que tenga la carrera que él quiere, lo mando fuera: a México, Guadalajara, en donde haya. Así saqué muchos muchachos del Tec de Monterrey, cuando no había la carrera aquí, y otros médicos de la Autónoma de Guadalajara”. -Decía con una convicción de fe-

Hoy en día, un niño que llega al Instituto Kino a iniciar sus estudios elementales puede permanecer ahí y completar toda su vida escolar, hasta verse convertido en un profesionista.

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