Seminario Completo
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ÍNDICE
LESIÓN POR AGENTES FÍSICOS......................................................................................2
Quemaduras Térmicas............................................................................................................2
Acción del Calor sobre el Organismo (Golpe de Calor)......................................................17
Acción del Frío sobre el Organismo.....................................................................................22
Lesiones producidas por el Aire Comprimido y la Descompresión Brusca.........................26
Accidentes Eléctricos...........................................................................................................30
Radiodermatitis....................................................................................................................46
LESIONES POR ARMA BLANCA....................................................................................53
Heridas incisas o cortantes...................................................................................................55
Heridas punzantes o penetrantes..........................................................................................59
Heridas corto-punzantes.......................................................................................................63
Heridas inciso-contusas........................................................................................................67
Heridas dislacerantes............................................................................................................68
Lesiones punzocontusas.......................................................................................................69
LESIONES POR ARMA DE FUEGO.................................................................................70
LESIONES POR AGENTES QUÍMICOS..........................................................................96
LESIONES POR AGENTES BIOLÓGICOS......................................................................99
CONCLUSIONES..............................................................................................................105
BIBLIOGRAFÍA................................................................................................................107
1
LESIONES POR AGENTES FÍSICOS
QUEMADURAS TÉRMICAS
Las quemaduras son las lesiones resultantes de la acción de agentes físicos, químicos y
biológicos, que al actuar sobre los tejidos dan lugar a reacciones locales o generales cuya
gravedad está en relación con su extensión y profundidad. Diversos agentes etiológicos
producen lesiones de esta naturaleza, entre los que pueden citarse:
1. Agentes físicos: calor, electricidad, calor radiante, radiaciones.
2. Agentes químicos: sustancias cáusticas y corrosivas.
3. Agentes biológicos: seres vivos (insectos, medusas, peces, batracios, ciertas plantas,
etc.).
Formas etiológicas
La etiología médico-legal más frecuente es la accidental, aunque a veces se dan casos
homicidas o suicidas.
Los accidentes afectan sobre todo a niños y ancianos cuando ocurren en el medio
doméstico. En otras edades están en relación, a menudo, con el consumo de alcohol y
drogas o con el hábito de fumar en la cama. Tienen también gran importancia los accidentes
de tráfico con incendio del vehículo y los accidentes laborales, y, de forma esporádica, los
incendios de locales públicos (cines, discotecas, etc.), en los que se produce un importante
número de víctimas, lo que les confiere proporción de catástrofe colectiva.
En los casos suicidas y homicidas se suelen utilizar líquidos inflamables.
Más frecuente es quemas un cadáver o regiones de él (genitales externos, rostro, manos)
con objeto de hacerlos desaparecer o dificultar las pruebas del delito o la identificación.
El suicidio por quemaduras es raro, predominando entre enajenados mentales. Estos casos
han recibido la denominación popular de suicidio “a lo bonzo”.
Clasificación clínica
2
Sigue siendo utilizada la clasificación clásica de DUPUYTREN, que establece diferentes
grados según la respuesta que se produce en la región quemada.
Quemaduras de primer grado
Se denominan eritemas y consisten en un enrojecimiento de la piel resultante de la
vasodilatación capilar local. Se acompañan de prurito y dolor por la irritación nerviosa.
La lesión queda localizada en la epidermis y sólo es visible en el vivo. Cuando aparece en
el cadáver, tiene una forma lineal y es periférica a quemaduras más graves, debiendo
interpretarse como un signo de vitalidad de aquellas.
Quemaduras de segundo grado
Vienen definidas por la formación de vesículas o flictenas resultantes de la licuefacción del
cuerpo mucoso de la dermis. Hacia este espacio se produce una liberación de histamina y
de plasma que rellena las flictenas e infiltra el tejido vecino, dándole un aspecto edematoso.
A menudo estas flictenas se desgarran antes de la muerte; en tal caso, el corion dérmico
denudado forma una placa apergaminada amarillonegruzca o grisparda, recorrida por una
red vascular y, a veces, sembrada de equimosis.
Quemaduras de tercer grado
En ellas hay destrucción parcial de la piel, originando la lesión conocida como escara, que
interesa la dermis y el tejido conjuntivo subyacente. La lesión presenta un aspecto
blancogrisáceo o grispardo y se apergamina en el cadáver. Al curar deja características
cicatrices elevadas, radiadas, queloideas a veces y retraídas, produciendo importantes
desfiguraciones y trastornos funcionales.
Quemaduras de cuarto, quinto y sexto grado
En ellas se produce una total destrucción del tejido, llegando a la carbonización que
afectará, según el grado, la dermis y epidermis, tejido celular subcutáneo y envolturas del
tejido muscular, así como los vasos, nervios y cavidades serosas. En un grado extremo llega
a afectar los huesos.
3
Características de las quemaduras por los distintos agentes térmicos
Junto a las características generales, comunes a todos los agentes productores de
quemaduras térmicas, cada uno de ellos origina lesiones con rasgos diferenciales que
conviene conocer aun someramente.
Llama y materias inflamadas
Producen en general quemaduras anchas, extensas y de superficie irregular y mal
contorneada. Las quemaduras de llama, sobre todo, tienen a menudo una dirección de abajo
arriba. Desde el punto de vista anatomopatológico pueden dar origen a los diversos grados
de las quemaduras, lo que dependerá del tiempo de actuación de la llama. No obstante, es
excepcional que queden limitadas al grado de eritema, pues, a poco que dure el tiempo de
actuación, ya se pasa a la formación de flictenas. Lo más característico es la presencia
simultánea de los tres grados: necrosis central, flictenas y, en la periferia de las lesiones, un
reborde eritematoso.
De otra parte, el contacto de la llama es el único, junto a los cuerpos en ignición, que
produce la carbonización profunda de los tejidos.
Un rasgo muy típico de esta clase de quemaduras es su acción sobre los vellos y cabellos,
que abrasan y carbonizan, cosa que no ocurre con otros agentes etiológicos. Finalmente,
estas quemaduras respetan de ordinario los sitios que están apretados por algunas piezas de
los vestidos (cinturón, ligas, cuello). El examen de las ropas es también muy significativo.
Gases en ignición
Determinan quemaduras muy extensas, pero poco profundas, que respetan en general las
partes cubiertas por los vestidos. Sus límites son poco definidos y producen, como la llama,
la carbonización de vellos y pelos. Su pronóstico es más grave por la extensión que por la
profundidad. Un dato muy importante viene dado por el hecho de que las vías aéreas
superiores pueden ser invadidas (el lesionado “traga” el gas en ignición), lo que aumenta
considerablemente la gravedad: edema de glotis, diversas complicaciones inflamatorias
pulmonares, etc.
Vapores a elevadas temperaturas
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Entre las quemaduras por vapores a elevadas temperaturas tienen la mayor importancia las
producidas por el vapor de agua. En general no produce quemaduras de grado elevado: sólo
llega a la producción de flictenas, pero su extensión puede ser muy grande. Afecta incluso
zonas cubiertas, por empapar los vestidos. En el cadáver la escara es blanca y blanda,
aspecto que exige hacer el diagnóstico diferencial con las quemaduras producidas por
cáusticos alcalinos.
Líquidos calientes
Estas quemaduras adoptan las formas de surcos, canales y grietas, que resultan de los
regueros o chorreones de los líquidos sobre la piel. La dirección de estos surcos es siempre
descendente y por ello indican la posición en que estaba el cuerpo cuando cayó sobre él el
líquido caliente. Algunas veces dibujan lesiones radiadas por las salpicaduras del agente
lesivo. La profundidad de la lesión suele ser mínima. Los vellos y pelos no están nunca
afectados. Finalmente, a diferencia de otras quemaduras, suele acentuarse la gravedad por
el contacto prolongado de los vestidos impregnados por el líquido caliente; en cambio, no
son tan profundas en las regiones que están al descubierto.
Sólidos al rojo
Los cuerpos sólidos al rojo, o en fusión, dan lugar a quemaduras limitadas, que al principio
reproducen fielmente la forma del agente térmico. La profundidad de la lesión depende del
grado de calor del sólido y del tiempo de aplicación, pudiendo originar profundas
quemaduras, aunque limitadas en su extensión. A veces quedan incrustaciones en el tejido
quemado, procedentes de la sustancia fundida, que se ven a simple vista. Los pelos de la
zona quemada no están abrasados o carbonizados en su totalidad, sino más bien retorcidos
sobre su eje y desorganizados en parte.
Calor radiante
Las radiaciones, dependiendo de su naturaleza, de su intensidad y del tiempo que estén
actuando, pueden producir quemaduras de cualquiera de los grados enumerados.
Al efecto de la propia quemadura pueden sumarse trastornos bioquímicos y metabólicos
muy severos.
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Muerte por quemaduras
El peligro para la vida que representan las quemaduras no reside tanto en su profundidad
como su extensión. Aun las de primer grado, si ocupan una extensión superior a un tercio
de la superficie cutánea, pueden ser mortales. Los niños son aún más susceptibles.
LUND y BROWDER han hecho mapas del área corporal que, con la ayuda de unas tablas,
permiten calcular la extensión superficial afectada. Pero si no se dispone de ellas, puede
recurrirse a la regla de los nueves, propuesta por WALLACE. Según esta regla, la
superficie corporal se divide en áreas que representan un 9%, o un múltiplo de 9%, de la
superficie corporal total. Estas áreas son:
Cabeza y cuello 9%
Cara anterior del tronco 18%
Cara posterior del tronco 18%
Cada extremidad inferior 18%
Cada extremidad superior 9%
Periné 1%
Patogenia
La muerte por quemaduras puede ser rápida o diferida.
1. Muerte rápida. Es la de mayor interés médico-legal. En ella se pueden diferenciar una
muerte inmediata, en la que, en la autopsia no hay más lesiones que las quemaduras, y
otra tardía, en la cual la víctima sobrevive unas horas y aun algunos días.
Esta sobrevivencia da lugar a que se organicen una serie de lesiones y a la aparición de
los siguientes síntomas: somnolencia, trastornos de la inteligencia, delirios, convulsiones
e hipotermia. La muerte se debe al shock o a la toxemia por desintegración de las
proteínas; la toxemia persiste hasta 72-96 horas.
En el cadáver se encuentran las siguientes lesiones: equimosis subserosas y, sobre las
mucosas, lesiones renales precoces por degeneración de los tubuli contorti e hiperemias
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viscerales, sobre todo en el cerebro, acompañadas de edema cerebral. La sangre acusa a
veces importantes modificaciones: coagulada, espesa, de color sepia
(metahemoglobinemia). Se ha indicado como típica de esta clase de muerte la presencia
de una pequeña ulceración duodenal, que incluso puede estar perforada, cuyo punto de
partida se encuentra en las equimosis subserosas.
Cuando la muerte sucede en el foco de un incendio, puede deberse a:
a) Las quemaduras.
b) Las lesiones de aplastamiento por una salida desordenada o por el derrumbe de la
estructura.
c) La precipitación desde edificios incendiados.
d) El espasmo de glotis ante la irritación producida por los gases inspirados.
e) La intoxicación, debida fundamentalmente al C0 o a otros gases contenidos en el
humo de la combustión, como el dióxido y tetraóxido de nitrógeno, que se liberan
cuando se queman materiales plásticos del tipo de las películas de celulosa y el cuero
artificial. También puede desprenderse CNH o isocianatos al quemarse estos mismos
materiales, la seda y la lana naturales o los poliuretanos artificiales. Asimismo, se
desprenden en ocasiones compuestos de azufre e hidrógeno, y la acroleína, que es
una sustancia muy irritante que se libera cuando se queman frases neutras o
materiales que contienen glicerina.
f) El shock neurógeno, en el que influye el miedo, aunque este diagnóstico sólo cabría,
una vez excluidos rigurosamente todos los otros mecanismos de muerte.
Fácilmente se comprende que un mecanismo no excluye los otros, por lo que en cada
caso es necesario aclarar el mecanismo de la muerte y, a ser posible, el orden de
sucesión de las diversas lesiones presentes.
2. Muerte diferida. Cuando transcurren varios días antes de la muerte, la sepsis suele ser el
factor más importante. El fracaso respiratorio derivado de la irritación de las vías
respiratorias con la aparición de una neumonitis química o de un cuadro de distrés
respiratorio, la bronconeumonía, el fracaso hepático, hemorragias intestinales por las
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erosiones en tubo digestivo, así como el fracaso renal agudo pueden también ser causa
de muerte en estos casos.
Carbonización cadavérica
Cuando la acción de la llama o materias inflamadas se mantiene suficiente tiempo sobre el
organismo, puede llegarse a la carbonización del cadáver. Ésta puede ocurrir al aire libre,
en hornos, en el interior de un vehículo o en los edificios incendiados. En los dos primeros
casos los fines son a menudo criminales, buscándose la desaparición del cadáver como
prueba del delito.
La carbonización dentro de un vehículo está relacionada habitualmente con los accidentes
de tráfico, en los que tras el choque se produce el incendio.
En los incendios accidentales de edificios suele tratarse de un sujeto vivo que fallece en el
foco del incendio, carbonizándose después. Pero otras veces se trata de incendios
provocados intencionadamente para hacer desaparecer o desfigurar el cadáver; este tipo es,
sin duda, el de mayor importancia médico-legal.
Hábito externo de los cadáveres carbonizados
Ante todo debe señalarse un efecto general de condensación de los tejidos, que da lugar a
una reducción de volumen de órganos y miembros, y aun de la totalidad del cadáver, lo que
da la apariencia de pertenecer a una persona mucho más joven.
El cadáver aparece en actitudes peculiares, llamadas de combate o de boxeador,
consecuencia de un fenómeno puramente físico, debido a la rigidez muscular por el calor.
Con un ligero predominio de la musculatura flexora sobre la extensora.
La superficie externa del cuerpo asume un color negro, carbonizado. La piel está seca y
resuena como un tambor al golpearla con el dedo; presenta soluciones de continuidad, sobre
todo a nivel de los pliegues de flexión o articulares. Contrasta, en cambio, la existencia de
zonas cutáneas indemnes, correspondientes a las protegidas por las partes más apretadas de
los vestidos. Las soluciones de continuidad presentan los bordes limpios, habiendo sido
tomadas erróneamente alguna vez por heridas cortantes. Hay, por último, chamuscamiento
y desaparición de los vellos y cabellos.
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Todo este conjunto da al hábito externo de los cadáveres carbonizados un aspecto muy
característico.
Si la carbonización ha sido suficientemente profunda, llegan a abrirse las cavidades
torácica, abdominal y craneal, con salida de vísceras. Las superficies de sección son
regulares y limpias, sin dentellones. A su nivel están ausentes las reacciones vitales de los
tejidos. Puede haber también amputaciones espontáneas de brazos y pernas en la unión,
generalmente, del tercio superior con los dos tercios inferiores.
En el rostro desaparecen los surcos nasogenianos y la boca queda abierta, mientras que los
dientes quedan móviles y friables, asomando al exterior por la retracción de los labios. En
el ojo la córnea toma un color opalescente que simula un iris azul, posible causa de error en
la identificación; el cristalino, por coagulación, simula una catarata.
Examen visceral
Cuando no hay abertura de las cavidades esplácnicas, las vísceras internas se encuentran
notablemente bien conservadas, en contraste con lo que podía esperarse, dada la intensidad
de las lesiones externas. Ello permite descubrir las lesiones traumáticas internas causantes
de la muerte y aun de afecciones patológicas preexistentes.
El corazón y los músculos aparecen como cocidos. El primero, sobre todo si está herniado
por la abertura torácica, se encuentra lleno de sangre coagulada.
Los huesos se hienden y fracturan en sitios típicos: en las extremidades, los señalados para
las amputaciones espontáneas, y en el tórax y cráneo son la causa de la abertura de dichas
extremidades. El cráneo estalla, demostrando el estudio histológico de los bordes la
ausencia de rupturas vasculares y de infiltrado hemorrágico, así como de cualquier otro
signo de vitalidad. Las meninges se retraen y puede acumularse sangre entre la duramadre y
el hueso, simulando un hematoma extradural (hematoma extradural por calor, descrito por
SACH).
Hallazgos de autopsia en la muerte por quemaduras
Examen externo
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El examen debe ser completo y detenido. Del mismo deben extraerse los elementos
suficientes que conduzcan a establecer los siguientes extremos:
1. Identificación del cadáver.
2. Diagnóstico de las quemaduras, su gravedad por la extensión y/o la profundidad, el
agente etiológico, el mecanismo de producción y el posible origen suicida, homicida o
accidental.
3. Diagnóstico diferencial preciso entre quemaduras vitales y posmortales.
4. Reconocimiento y correcta interpretación de los artefactos y lesiones posmortales, con
apariencia de ser vitales:
a) Soluciones de continuidad de la piel frente a heridas incisas.
b) Flictenas (quemaduras de segundo grado) frente a ampollas o vesículas de
putrefacción.
c) Estallido del cráneo por el calor frente a fracturas craneales vitales.
d) Acumulación de sangre entre duramadre y pared por el calor frente al auténtico
hematoma extradural.
Examen interno
1. Búsqueda e signos viscerales que expliquen la causa de la muerte:
a) Signos de asfixia por intoxicación (CO, gases irritantes y humos)
b) Signos indicativos de fracaso hepático o renal, de sepsis o de trastornos
hemodinámicos o nerviosos. Otras lesiones viscerales.
El pulmón suele presentan congestión, edema y hemorragias, cuando parecen trombos o
embolias, suelen tener un origen vital.
La mucosa gástrica presenta alteraciones de forma casi constante. Su superficie aparece
irregularmente destruida con la formación de ulceras de génesis muy rápida, pero cuyo
mecanismo de producción aun no es bien conocido, aunque se pone en relación con
mecanismo nervioso de origen central.
En general están afectadas las células de todos los órganos, que muestran una
degeneración que llega hasta la atrofia y se distribuyen en focos próximos a los vasos. El
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tejido conectivo presenta infiltrados inflamatorios, que, según el tiempo de
sobrevivencia, pueden aparecer en fase destructiva o iniciando una cierta reparación.
Durante mucho tiempo se había observado una necrosis hepática centrolobulillar en
casos mortales tras una sobrevivencia variable, esta lesión se había asociado ala
toxemia, pero experiencias recientes muestran su relación con el tratamiento
anticoagulante aplicado en estos casos. El daño renal también se agrava por causa
yatrógena cuando se utilizan acido tánico, nitrato de plata, cloruro férrico o compuestos
mercuriales, como antisépticos en los vendajes de las quemaduras.
2. Análisis complementarios. Deben ser:
a) Toxicológicos: Han de investigarse el coeficiente de intoxicación oxicarbonada, la
presencia de tiocianato o cianuro, compuestos azufrados, alcohol, medicamentos y
otras drogas.
b) Bioquímicos: Estos irán dirigidos a establecer trastornos metabólicos en relación con
la causa de la muerte.
c) Microbiológicos: En relación con procesos infecciosos coadyuvantes o directamente
responsables de la muerte.
d) Histológicos.
Problemas médico-legales de las quemaduras
Diagnósticos de las quemaduras
El diagnóstico de las quemaduras verdaderas no reviste de ordinario grandes dificultades,
ni en el vivo ni en el cadáver. La única de las lesiones que puede inducir a error es la
flictena. Así, las ampollas de pénfigo del recién nacido se han tomado a veces por
quemaduras, del mismo modo se han confundido, en una observación apresurada, las
ampollas de la putrefacción con quemaduras de segundo grado. Basta hallarse prevenido
contra este error para no cometerlo. Con todo, en los niños es hasta cierto punto difícil
evitar la confusión con algunas dermitis, raras por lo demás.
Diagnóstico del agente etiológico
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Han sido ya señalados los caracteres propios de las quemaduras producidos por cada uno de
los agentes térmicos. Estos caracteres permiten habitualmente el diagnóstico del agente
causal cuando el reconocimiento se hace precozmente. Si se inician los fenómenos
infectivos o inflamatorios, la diferenciación es muchas veces imposible.
Diagnóstico de las quemaduras vitales y posmortales
El diagnostico se fundamenta en la aparición de signos que demuestran una reacción vital
de los tejidos y son diferentes según el grado de la lesión.
1. El eritema: tiene escaso interés en la práctica, pues, aunque solo se produce en las
lesiones vitales, desaparece después de la muerte, lo que impide aprovechar aquella
característica. La aureola rojiza, verdadero eritema, que rodea las quemaduras de
segundo y tercer grado, persistiendo después de la muerte como resultado de la
coagulación de la sangre bajo la influencia del calor. Sólo tiene valor si se encuentra en
regiones no hipostáticas.
2. Las flictenas: La valoración de estas lesiones ha llevado a numerosas discusiones. Hoy
se conoce que pueden formarse con la aplicación de calor, en el cadáver reciente,
cuando este esta infiltrado de agua o es edematosos, o cuando el agente utilizado es agua
hirviente. PIGA PASCUAL las produjo experimentalmente en piel aislada del cadáver a
la que inyectaba previamente 3 o 4 ml de agua. En todos estos casos pueden formarse
flictenas o vesículas que contengan incluso una pequeña cantidad de líquido, signos que
en una primera etapa se interpretó como de indudable vitalidad. CHAMBERT propuso
como signo de certeza investigar la naturaleza albuminoidea del exudado, que sería
positiva en los caso vitales, esta prueba hoy se ha ampliado con el estudio de la
composición bioquímica del exudado hacia la presencia de proteínas, iones como el Ca,
Cl, etc. o leucocitos. Junto a ello se debe valorar la areola inflamatoria alrededor de la
vesícula, la inflamación de su base y el dibujo sobre ella de una red vascular muy
dilatada y de color oscuro. La presencia de pues en ella, además de indicar vitalidad,
demuestra una sobrevivencia de más de 36 horas. La vesícula post mortem carece de
areola y, si contiene líquido, será en escasa cantidad, no es albuminoidea ni contiene
cloro, cualquier reacción inflamatoria está ausente.
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Histológicamente se comprueban los signos de congestión y exudado celular, así como
la inflamación, si está presente, y gran número de equimosis puntiformes en la base. Este
estudio histológico e s imprescindible en el caso de que las flictenas se hayan desgarrado
y se haya derramado el líquido flictenular.
3. Las escaras: es característica de su origen vital la presencia del eritema periférico. La
red vascular dibujada en la superficie de la escara de color oscuro, inyectada de sangre
coagulada, tiene la misma interpretación. Otras reacciones vitales a nivel más profundo,
como vasodilatación, aflujo leucocitario, exudación, etc. Son asimismo de carácter vital.
Actualmente son motivo de investigación reacciones histoquímicas celulares y
comportamientos locales de distintas enzimas celulares.
4. Fracturas craneales: pueden producirse post mortem por la acción del calor. MORITZ
distingue dos mecanismos distintos:
a) El calor produce un rápido incrementos de la presión intracraneal, que provoca el
estallido óseo con desplazamiento de los fragmentos hacia fuera.
b) Se produce por el calor la rápida desecación del hueso con contracción de la tabla
externa del cráneo, la fractura tiene forma estrellada y no existe desplazamiento.
El examen macroscópico de los bordes de la fractura puede ofrecer datos de interés, pero
para el diagnóstico de vitalidad suele ser imprescindible el estudio histológico del hueso.
Las fracturas vitales suelen aparecer deprimidas y con lesión en la masa cerebral
(contusiones o laceraciones), en los bordes del hueso aparecen un infiltrado hemorrágico
y microfracturas perpendiculares a la línea de fractura principal. Ya se ha mencionado la
hemorragia extradural producida por la concentración de calor en un punto concreto del
cráneo: la sangre se acumula entre la duramadre y el hueso y sale el díploe y del seno
venoso, tiene un color oscuro o “sucio”.
Data de las quemaduras
El cálculo de la antigüedad de las quemaduras puede tener una gran importancia médico-
legal. Las siguientes indicaciones suelen ser útiles:
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1. Las quemaduras recientes que ofrecen el aspecto indicado en la descripción y no
presentan pues, ni tumefacción o edema considerable, datan con toda probabilidad de
menos de 36 horas.
2. Cuando hay pus bajo las costras o en la superficie y ha desaparecido la zona de
rubicundez inflamatoria que rodea la lesión, esta tiene más de 36 horas, pero no excede
de algunos días.
3. A las costras superficiales de las quemaduras de tercer grado se desprenden
generalmente al cabo de 1 semana. Las más profundas pueden tardar unos 15 días y se
acompañan de gran supuración. Una superficie roja de granulación. Libre de costras
cuando ha habido destrucción de la piel en todo su espesor, indica una antigüedad
siempre superior a 2 semanas.
4. Toda antigüedad que exceda de este plazo podrá estimarse por la cantidad de tejido de
granulación, su profundidad y la extensión de la formación, de la periferia al centro, pero
ello dentro de unos límites sólo aproximados.
Determinar si el sujeto ha vivido en el foco del incendio
Vivir dentro del foco del incendio equivale a haber respirado en su interior, inhalando el
humo y los productos de la combustión, e incluso la llama. Si esto se demuestra, se elimina
la simulación de accidentes con la carbonización de un cadáver.
El diagnóstico se basa en los siguientes datos:
1. La presencia de los productos de la combustión (negro de humo y cenizas) en las vías
respiratorias y digestiva, pero no sólo en la boca y primeras porciones de tales vías
(faringe, parte alta de esófago, laringe), sino en partes profundas.
2. La existencia de lesiones de quemaduras en las base de la lengua, epiglotis, faringe y
laringe. En ocasiones, cuando el incendio fue muy vivo, con grandes llamas, se
comprueban hasta en bronquios.
3. La demostración de carboxihemoglobina (compuesto de la hemoglobina con el
monóxido de carbono) en la sangre del corazón y vasos profundos. Proporciones
superiores al 10% indican que el sujeto respiró CO en el foco del incendio. El color rojo
carmín de la carboxihemoglobina puede hacerse marrón con el calor; el cambio se
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produce hacia los 65°C y está influido por el pH del medio en que se encuentra la
carboxihemoglobina y la duración del calentamiento. SHAPIRO lo ha observado in vitro
cuando se calienta en un tubo a 80°C la sangre que contiene carboxihemoglobina.
La afinidad del CO por la hemoglobina permite que reaccione con la sangre contenida
en cavidades abiertas o derrames sanguíneos periféricos, aun tratándose de un cadáver,
por lo que a estos niveles no se valorará la presencia de carboxihemoglobina.
Una posibilidad a tener en cuenta es que la carboxihemoglobina haya desaparecido,
regenerándose la oxihemoglobina, en el caso de que el sujeto haya sobrevivido lo
suficiente después de haber sido extraído del foco del incendio.
Si la muerte sucede rápidamente por un mecanismo de shock neurógeno primario, los
niveles de carboxihemoglobina pueden ser muy bajos, lo cual no se opone a la muerte
del sujeto en el foco del incendio. En estos casos el estudio histopatológico del pulmón
se hace imprescindible. DURIGON ha descrito lesiones descamativas en el epitelio
bronquial junto a áreas en las que la capa basal aparece desnuda y nosotros (LUNA y
CASTELLANO) hemos encontrado un cuadro de alveolitis edematosa muy
característico en un cadáver carbonizado por bonzonización.
Determinar la causa de la muerte
Esto implica muchas veces la diferenciación del accidente con el crimen, ya que en este
caso lo habitual es quemar un cadáver para ocultar el delito.
Se basa en la comprobación de lesiones traumáticas que expliquen la muerte con
independencia de las quemaduras, lo que es posible, porque los efectos de la llama suelen
agotarse en la superficie de la piel, con lo que los órganos internos aparecen conservados
por la cubierta cutánea carbonizada. Se pueden encontrar en ellos, por consiguiente, las
lesiones y hemorragias producidas por instrumentos contusos, punzantes, armas de fuego,
huellas de estrangulación, etc. Del mismo modo, en delitos relacionados con la libertad
sexual seguidos de homicidio, se puede encontrar esperma en cavidad vaginal y anal, el
cual debe ser cuidadosamente recogido para su identificación en el laboratorio.
De otra parte, no hay que olvidar la posibilidad de lesiones de etiología accidental: caída
desde un piso superior, desplome de una viga o piedra sobre la cabeza, aplastamiento por
un tabique derrumbado, pisoteamiento por la multitud en pánico, etc. Por tanto, ante
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cualquier lesión traumática se debe pensar si ha podido producirse por estos mecanismos, o
si su naturaleza, localización, intensidad, etc. obligan a excluirlos.
Identificación de los cadáveres carbonizados
Debe recordarse la disminución de volumen que experimenta el cadáver para no confundir
la edad de un modo notable. El sexo se aprecia fácilmente por la conservación de los
órganos internosm lo que siempre permite comprobar la existencia del útero, aunque la
carbonización haya hecho desaparecer los genitales externos. La identificación individual
debe intentarse con la ayuda de la radiología, sobre todo de cráneo (morfología de los
senos). El estudio directo y mediante ortopantografía de la dentadura puede ser definitivo si
se disponía de pruebas similares anteriores al fallecimiento. Los objetos personales, restos
de vestidos, etc., que resistan a la combustión, pueden ser también de gran utilidad.
Tiempo necesario para quemar un cuerpo
Se trata de una cuestión que a veces es interesante resolver para aclarar algún punto oscuro
de la instrucción sumarial. La respuesta depende de los medios o instrumentos utilizados
para realizar la combustión, y si bien hay indicaciones aproximadas en la literatura médico-
legal, para poder dar una respuesta satisfactoria a este interrogante se debe realizar una
comprobación experimental directa con los mismos medios que se supone que han sido
utilizados.
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ACCIÓN DEL CALOR SOBRE EL ORGANISMO (GOLPE DE CALOR)
Se estudian aquí los efectos que el calor, bien sea de procedencia industrial o atmosférica,
produce sobre el organismo. De forma genérica se denomina golpe de calor a estos efectos,
aunque según la fuente de irradiación calórica se pueden producir algunas lesiones
directamente relacionadas con ella. Atendiendo a la aparición de estas lesiones, en relación
con el mundo laboral, se distinguen las siguientes:
1. Edema por el calor. Aparece en los pies y tobillos, por un mecanismo no bien conocido,
en los primeros días de exposición al calor.
2. Deshidratación. Se produce como consecuencia de la pérdida constante de agua. Los
síntomas son: sed intensa, disminución de la emisión de orina, sudoración intensa y
pérdida de Cl; pueden producirse accidentes por la hipocloremia.
3. Calambre de calor por cloropenia. Son calambres musculares que afectan los flexores
de los dedos, músculos de la boca y pared abdominal, con disminución de Cl y Na en la
orina y gran concentración de proteínas séricas.
4. Accesos de excitación. Se manifiestan como accesos de cólera que se ponen en relación
con la disminución de Cl, sobre todo en obreros que, al incorporarse al ambiente de
calor, ingieren gran cantidad de líquidos, orinando en exceso, en contra de las
recomendaciones recibidas.
Todos estos cuadros tienen importancia laboral y su interés desde el punto de vista forense
radica sólo en las incapacidades a que pueden dar lugar.
Los efectos del calor de mayor importancia desde la perspectiva médico-legal son aquellos
que pueden ser causa de muerte, que debe ser considerada como violenta por el origen
“externo” que el calor tiene respecto a la víctima. Estos cuadros son: la insolación y el
golpe de calor:
1. Insolación. Se produce por los rayos del sol, debido a la radiación ultravioleta. En este
supuesto se originan:
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a) Lesiones locales. Debidas al calor focalizado sobre la cabeza y el sistema nervioso
central. Tienen como signo principal la hiperpirexia, junto a las quemaduras en las
zonas expuestas.
b) Lesiones generales. Debidas a la deshidratación y su repercusión sobre el sistema
cardiocirculatorio.
2. Golpe de calor. Recibe también el nombre de acaloramiento. Es debido a los efectos de
la alta temperatura (superior a 35 °C y mantenida, según DALLA VOLTA),
generalmente en lugares cerrados. En este caso se producen sobre todo lesiones
generales, como la afectación del sistema cardiocirculatorio en primer plano.
ANDERSON diferencia tres cuadros producidos por el calor:
1. El edema o síncope por el calor (no mortal).
2. El agotamiento por el calor (raramente mortal).
3. El golpe de calor, más severo. El riesgo de producción aparece cuando la temperatura
rectal se incrementa por encima de 40 °C. A los 43 °C la función cerebral y la renal
están seriamente comprometidas.
Etiología
Ambas modalidades de calor, la atmosférica y la industrial, suelen tener una etiología
accidental. La primera se trata de actividades que se ejercen a la intemperie en países de
climas extremos, con altas temperaturas e intenso sol en verano; ejemplos frecuentes
ocurren también en paradas y maniobras militares, maratones, etc. La segunda sucede en
industrias en cuyos recintos funciona una importante fuente de combustión; es el caso de
las fundiciones, altos hornos, calderas de barcos, etc.
En su aparición se han descrito dos tipos de factores individuales:
Factores intrínsecos
Son la raza, la edad, la constitución física, el ejercicio corporal (con producción de calor
endógeno) y aquellas patologías que hagan al individuo más vulnerable al disminuir su
resistencia física, como la tuberculosis o las drogodependencias. También la avitaminosis C
18
agrava el cuadro, lo que hace aconsejable la administración de vitamina C como preventiva
del golpe de calor.
Factores extrínsecos
Dependen de las características físico-químicas del ambiente:
1. La humedad que, al aumentar su intensidad, hace más difícil la transpiración sudoral, lo
que repercute en el equilibrio termorregulador.
2. La aireación. Cuando no hace aire, éste es caliente y húmedo, o es escasa la ventilación,
el riesgo de accidente aumenta.
3. La vestimenta. Si los vestidos impiden la transpiración y ventilación o son más
absorbentes del calor, facilitan la producción de accidentes.
4. El consumo de bebidas es preventivo del golpe de transpiración; si estas bebidas tienen
un débil contenido alcohólico, favorecerán la evaporación. No obstante, en general se
debe tener en cuenta que el alcohol etílico proporciona en su metabolización 7,2 cal/g de
alcohol endógeno, que se sumarían al calor exógeno que recibe el individuo por la
radiación, viéndose de esta manera aumentando el riesgo.
Sintomatología del golpe de calor
Se presenta bajo dos formas clínicas:
Forma asfíctica. Se inicia bruscamente con pérdida de conciencia y caída al suelo. Los
síntomas fundamentales son respiratorios: cianosis y paro respiratorio, que se acompañan,
de forma sucesiva, por taquicardia, taquipnea y, finalmente, paro cardiaco. A veces
aparecen convulsiones localizadas o generales.
Forma apoplética. El comienzo es más lento, desaparece la sudoración y hay aumento
transitorio de orina. Esto se acompaña de cefalea intensa, mareos, vértigos, náuseas, delirio
y convulsiones, desembocando en un coma.
La vida se compromete cuando la temperatura rectal supera los 40 °C y reviste verdadera
gravedad cuando supera los 43 °C.
Mecanismo de muerte
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Se han propuesto las siguientes hipótesis en cuanto al mecanismo de muerte:
1. Fracaso renal agudo. Se une a los factores de hipoxia isquémica y coagulación
intravascular diseminada (HART y cols.). Por su parte KEW y cols. y RUBEL e ISHAK
encuentran una degeneración grasa hepática, junto a los mismos signos de coagulación
intravascular diseminada, rabdomiólisis, etc.
2. Autointoxicación, con liberación de sustancias H desde la piel sobrecalentada, lo que
llevaría al colapso vascular por hipotensión (MALMEJAC y NEVENE).
3. Pérdida de sales, sobre todo ClNa, lo cual llevaría al colapso (BKODQUIN).
4. En pacientes con antecedentes de enfermedad coronaria se ha producido un infarto de
miocardio, que en algún caso ha sido el responsable del fallecimiento (KEW y cols.,
ANDERSON y cols.).
5. Asimismo, antecedentes de arteriosclerosis cerebral han favorecido la producción de
hemorragias cerebrales.
Hallazgos de autopsia
La gravedad de las lesiones va a depender de la temperatura sufrida por el cuerpo y del
tiempo transcurrido bajo sus efectos antes de producirse la muerte. En general afecta todos
los órganos y tejidos.
Examen externo
1. Quemaduras. Suelen ser leves: eritemas y flictenas, que afectan sobre todo los labios y
ojos (córnea, conjuntiva, etc.).
2. Fenómenos cadavéricos. La hipertermia existente, cuando se produce el fallecimiento,
aumenta en los primeros 30-90 min, dando lugar a una curva de enfriamiento específica,
en relación con la causa de la muerte. La rigidez constituye una excepción a la ley de
Nysten, ya que es muy precoz, muy intensa y muy duradera.
Examen interno
1. Sangre. Es frecuente el hallazgo de una intensa coagulación intravascular diseminada. Si
ésta no se ha producido, la sangre aparece fluida, de color oscuro y con modificaciones
20
de la viscosidad, leucopenia, hemólisis, hiperazoemia, hipocloremia y disminución de la
reserva alcalina.
2. Corazón. Presenta intensa rigidez y equimosis epicárdicas y subendocárdicas.
ANDERSON y cols. han encontrado un alto riesgo de infarto de miocardio concurrente
con el golpe de calor en pacientes con antecedentes de insuficiencia coronaria. KEW y
cols., en su casuística de 26 casos de golpe de calor, han encontrado alteraciones de
isoenzimas en suero, trastornos en el ECG y elevación de la LDH; dos de estos pacientes
fallecieron, encontrándose histopatológicamente edema intersticial y degeneración de las
fibras musculares.
3. Cerebro. Aparece gran congestión con estasis de los senos venosos y edema. En
meninges hay hemorragias puntiformes y en la sustancia blanca, enarenado
hemorrágico. A veces se encuentran hemorragias cerebrales y cerebelosas de intensidad
variable. Es frecuente la afectación de las células de Purkinje.
4. Pulmón. Gran congestión y, con frecuencia, edema con espesa espuma en tráquea y
bronquios. Equimosis subpleurales.
5. Hígado. Congestión del parénquima hepático con degeneración grasa, degeneración de
los hepatocitos y focos de necrosis cuando ha habido sobrevivencia, junto a esto pueden
aparecer zonas de regeneración hepática.
El diagnóstico exige la investigación de las circunstancias ambientales (fuentes de calor
industrial o atmosférico) y la exclusión de otros mecanismos de muerte.
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ACCIÓN DEL FRIO SOBRE EL ORGANISMO
El frio o las bajas temperaturas pueden tener una procedencia natural o atmosférica, y
artificial o industrial.
Los casos más frecuentes se producen por las bajas temperaturas en épocas invernales o en
zonas de suficiente altitud y también por sumersiones en agua fría. Pero, junto a esto, están
las muertes por confinamiento en cámaras frigoríficas.
Etiología
Por lo general es accidental. Constituyen grupos de riesgo los vagabundos mal nutridos, a
menudo alcohólicos y mal abrigados, que duermen a la intemperie en las frías noches
invernales. También se ha descrito históricamente, como forma colectiva, en los ejércitos
en retirada. Son asimismo frecuentes los accidentes deportivos en montañero que por
lesiones traumáticas o desorientación permanecen en altitudes considerables sufriendo los
efectos de las bajas temperaturas. Finalmente, como se acaba de indicar la reclusión en
cámaras frigoríficas (mataderos, industrias frutícolas) ha originado lesiones constitutivas de
accidentes laborales.
Este mismo mecanismo se ha utilizado con fines suicidas y más raramente homicidas. Es
un mecanismo frecuente en la muerte dolosa del recién nacido exponiéndolo al frio de la
intemperie.
Lesiones producidas por el frio
En la acciones del frio sobre el organismo influyen condiciones físicas que acompañan al
frio y condiciones individuales de la víctima. La suma de estas condiciones determina la
capacidad de resistencia al frio en un caso determinado.
1. Condiciones físicas del frio. Las más importantes son el viento y la humedad; cuando
estos dos factores van unidos se aumenta sensiblemente los efectos nocivos del frio.
2. Condiciones individuales de la víctima. Entre las de mayor trascendencia figuran: la
edad(los niños y ancianos tienen mayor sensibilidad y la intoxicación alcohólica que
presenta un factor de agravación por la vasodilatación periférica que produce. También
lo son los de estados depresivos por enfermedad, agotamiento o inanición.
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Los efectos pueden concretarse en lesiones locales y generales.
Efectos locales
Se les ha llamado heladuras o congelación y se diferencian:
1. Heladuras o congelación de primer grado. En estos casos el vaso produce vaso
constricción con palidez o insensibilidad, a la que pronto sigue una reacción
hipodérmica con rubor y picor (perniosis o sabañones).
2. Heladuras o congelación de segundo grado. La piel toma color rojo violeta y se forman
vesículas de contenido claro o sanguinolento. Si las vesículas se rompen se forman una
costra amarillenta debajo de la cual cicatriza la lesión rápidamente; en algunos casos se
forman ulceraciones tórpidas.
3. Heladuras o congelación de tercer grado. Si el frio es más intenso o prolongado, se
llega al tercer grado o gangrena con la formación de costras negruzcas, espesas y
adherentes; si se desprenden dejan ver un fondo supurante. La necrosada la que se
observa ya después de una semana, progresando rápidamente en profundidad el surco de
eliminación.
Efectos generales
La exposición al frio da lugar a una disminución del metabolismo en todos los órganos,
disminuyendo el aporte de sangre a los tejidos y la disociación del oxígeno de la
hemoglobina y mioglobina. Esto de manifiesta en el sistema nervioso central por una
somnolencia y sopor letárgico que pueden simular una muerte aparente. Los efectos sobre
el corazón son muy importantes. Ha encontrado un fallo progresivo cardiaco siendo muy
alto el riesgo de fibrilación ventricular cuando la temperatura baja de 28 °C siendo ésta a
menudo la causa de la muerte Bonnet se refiere a una sucesión sintomática que pasaría por:
1. Temblor generalizado o parcial
2. Crisis hipertensiva por violenta vasoconstricción periférica
3. Coriza espasmódica o frigore
4. Disminución de la sensibilidad general y de la sensorial
5. Hipotermia
6. Bradicardia
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7. Astenia progresiva
8. Marcha ebriosa y claudicante
9. Somnolencia
10. Coma y muerte
A veces en sujetos sobrevivientes surgen complicaciones de tipo respiratorio (neumonías y
bronconeumonías) o renales (nefritis).
La resistencia al frio puede ser muy variable en la exposición a ambientes frios(nieve,
cámaras, etc.) puede durar hasta 3 a 12 horas, mientras que la sumercion en aguas muy
frias puede producir la muerte en periodos muy cortos de 5 a 10 minutos.
Hallazgos de autopsia
Las lesiones que se encuentran en las autopsias pueden dividirse en dos grupos:
Lesiones de congelación
Por si mismas no indican la muerte por el frio, ya que se ven también en los cadáveres
expuestos al frio después de la muerte. Consisten en lo siguiente: la piel esta dura y
quebradiza, el tejido adiposo se endurece y adquiere la consistencia de sebo, y la sangre y
los derrames patológicos se congelan. En la piel que aparece anormalmente placida se
observa cutis anserina y retracción del pene y del escroto. La rigidez cadavérica persiste de
modo casi indefinido.
Lesiones verdaderas de la muerte por frio
No existen lesiones específicas de la muerte por el frio HIRNOVEN en un estudio de 12
casos ha encontrado como signos más demostrativos el color rosado o purpura de la piel,
las livideces y el intenso edema de cara, manos y pies.
Por lo que respecta a las principales vísceras, se encuentran los siguientes hallazgos:
1. Pulmones. Espuma sanguinolenta en tráquea y bronquios, núcleos apopléticos
intrapulmonares. El edema pulmonar no carcinogénico es un hallazgo bastante
frecuente.
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2. Estómago. Erosiones en submucosa e incluso hemorragias.
3. Cerebro. El signo más llamativo es la anemia cerebral.
Todos los autores dan gran importancia a los signos de congelación de algunas partes
periféricas del cuerpo (orejas, nariz, dedos de pie) los cuales por indicar una reacción vital,
constituyen en más seguro indicio de la acción del frio sobre el vivo.
Como complemento de la autopsia tiene un gran interés la investigación del alcohol etílico,
drogas de abuso y medicamentos. Parece ser que bajo los efectos de estas sustancias la
muerte se produce con mayor rapidez. También los niveles de catecolaminas en sangre
están más elevados que en otras causas de muerte, indicando la situación de estrés que
supone para el organismo el intento de adaptación a las bajas temperaturas.
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LESIONES PRODUCIDAS POR EL AIRE COMPRIMIDO Y LA
DESCOMPRESIÓN BRUSCA
Ciertas actividades laborales tiene que realizarse necesariamente bajo intensas presiones.
La ley de enfermedades profesiones recoge como actividades con riesgo de provocar
enfermedades por trabajos con aire comprimido las siguientes: trabajos subacuáticos en
cajón, con escafandra y con o sin aparato respirador individual; intervenciones en medio
hiperbaro, y fracaso de los sistemas de presurización durante vuelos de gran altitud.
En la práctica las actividades más comunes son los trabajos de cimentación de puentes,
túneles debajo del agua, etc. Mediante el dispositivo de la campana neumática, con el cual
se desaloja e agua del terreno comprendido dentro de la misma a favor de una intensa
compresión del espacio de aquella. También el buzo que trabaja a grandes profundidades
esta una elevada presión, correspondiente a la capa liquida que gravita sobre él. Es también
el caso de los pescadores en la modalidad de pesca submarina, cuando realizan
inmersiones profundas.
Las lesiones tienen una etiología accidental. Se producen en todos los casos, bien por los
propios efectos de la presión o al volver el individuo a las condiciones normales de presión
(al abandonar la campana o al emerger a la superficie) cuando la descompresión se realiza
de un momento brusco.
Sintomatología
Los cuadros que se producen pueden ser:
Accidentes mecánicos
1. Barotraumatismo del oído y de los senos craneales.
2. El cólico del buceador o escafandrista.
3. La supresión pulmonar, por la variación de voluntad de los gases contenidos en las
cavidades.
Accidentes tóxicos
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Uno de los factores que influyen en la toxicidad de gas es la presión parcial que tiene. Los
trabajadores son sometidos a presión pueden sufrir accidentes tóxicos por:
1. Nitrógeno. Se manifiesta con síntomas que se han denominado narcosis del nitrógeno,
con inducción de euforia y trastornos del equilibrio.
2. Gas carbónico, esta intoxicación aparece cuando el aire que se respira es impuro.
Aparecen cefaleas, congestión facial y vómitos.
3. Oxígeno. Sucede cuando el gas que se respira el aire, el oxígeno se vuelve toxico a una
presiona potencial de 2kg/cm. Los síntomas son calambres, taquicardia, vómitos,
convulsiones y pérdida de conciencia.
4. Helio. Sustituye el nitrógeno en los trabajos que realizan a profundidades superiores a
600m produce vértigos, temblor intencional, náuseas y alteraciones
electroencefalografías semejantes al trazado del sueño.
Accidentes par la descompresión
1. Dolores lentos, pulsátiles y profundos en los huesos y articulaciones de las extremidades
que provocan la adopción de una postura de flexión.
2. Ahogos con sensación de quemazón en faringe, tráquea y región retrosternal,
acompañados de tos, limitación de los movimientos respiratorios y cianosis. Edema
agudo de pulmón en los casos extremos.
3. Manifestaciones cutáneas caracterizadas por picor y erupciones maculosas.
4. Crepitaciones subcutáneas y profundas (enfisemas)
5. Manifestaciones neurológicas: vértigo, cefalea, paraplejia súbita.
6. Manifestaciones circulatorias: colapso cardiaco
7. Manifestaciones digestivas: dolor epigástrico; dilatación de los gases intestinales que
rechazan el diafragma, dando lugar a una disnea de gran intensidad.
Como se ve se trata de un conjunto de manifestaciones polimorfas que no siempre se
presentan juntas en el mismo sujeto y que en orden a la gravedad pueden ser:
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1. Cuadro leve: caracterizado por dolores articulares y musculares, disnea, cianosis,
vértigos y cefalalgias, entre otros casos. La recuperación es rápida y completa.
2. Cuadro grave: aparecen colapso cardiaco, edema agudo de pulmón, enfisema cervical
con síntomas asfícticos, síndrome hematomiélico con parálisis flácida, abolición de
reflejos y retención de heces y orina. Puede producir al fallecimiento o a secuelas
muchas veces, severas.
Secuelas
Las escuelas con permanentes y dependen del órgano más afectado. Generalmente son de
tipo neurológico o psiquiátrico, manifestándose como monoplejías o paraplejias o en forma
de cuadros psicóticos. La afectación de las articulaciones con manifestaciones artróticas no
es rara.
Patogenia de las lesiones por descompresión brusca
En la patogenia de estos accidentes se acepta la teoría de la embolia gaseosa. En los sujetos
que trabajan bajo grandes presiones están muy aumentados los gases sanguíneos, pues su
solubilidad esta en proporción directa a a presión en que se encuentran en la atmosfera que
les rodea. Al producirse la descompresión brusca la solubilidad disminuye
instantáneamente y se liberan estos gases de forma repentina, provocando la formación de
burbujas gaseosas en el seno de la sangre y de los tejidos, de los gases disueltos en la
atmosfera, el más peligroso es el nitrógeno por que se reabsorbe muy lentamente dando
lugar a la formación de embolias gaseosas. La gravedad de las lesiones dependerá de la
cantidad de gases liberados; de ahí las variaciones clínicas reseñadas.
Algunas de las consecuencias del trabajo que se desarrolla sometido a intensas presiones
están contempladas como enfermedad profesional, bajo el titulo enfermedades causadas
por el aire comprimido. Los cuadros clínicos con derecho a reparación por el seguro son los
siguientes:
1. Cuadros embólicos de cualquier localización
2. Cuadros crónicos trombóticos o residuales postembólicos de cualquier localización y
especialmente:
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a) Lesiones óseas
b) Distrofias articulares
c) Lesiones del sistema nervioso central
d) Parálisis de los miembros
e) Psicosis
Cuando la patología sobrevenida a consecuencia de la alta presión o la descompresión
brusca no se corresponda fielmente con estos cuadros y se demuestre que se ha producido
como consecuencia o por causa del aire comprimido, tendrá consideración de accidente de
trabajo, con posibles consecuencias en el campo de la responsabilidad si no se han
observado las medidas de seguridad exigidas por la legislación vigente.
Se impone por lo tanto que la práctica de la autopsia judicial que establezca la causa de la
muerte.
Hallazgos de autopsia
La autopsia en estos casos debe ser cuidadosa y dirigida a demostrar la presencia de
embolias gaseosas en los diferentes órganos y tejidos. CALDER (1987) ha utilizado la
radiología con buenos resultados para demostrar las burbujas gaseosas en las vísceras.
Mediante arteriografía se puede observar el gas en la arteria pulmonar, mientras que, según
HAYDON, se requiere la tomografía axial computarizada para evidenciar las embolias
gaseosas en el cerebro. La radiología es una prueba complementaria de gran interés siempre
que se cuente con las experiencia `para saber interpretar los posibles artefactos.
Un signo de gran importancia es la presencia de enfisemas subcutáneos.
Tiene asimismo interés cualquier otra patología crónica o intercurrente que haga al
individuo más vulnerable.
Se debe comprobar siempre que las circunstancias que han incurrido en el accidente
justifican el mecanismo patogénico de la liberación de gases en el torrente circulatorio.
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ACCIDENTES ELÉCTRICOS
Se dice que un cuerpo tiene carga positiva cuando predominan en el los protones sobre los
electrones y carga negativa cuando por el contrario predominan los electrones sobre los
protones. Cuando dos cuerpos de distinta concentración electrónica se unen por un
conductor, los electrones al pasar de un átomo a otro dan lugar a la corriente eléctrica.
La electricidad puede ser industrial o atmosférica; se denomina electrocución a la muerte
producida por la primera, mientras que se llama fulguración a la muerte consecutiva a la
electricidad atmosférica.
Electrocución
Agente etiológico
El agente etiológico en la electrocución es la electricidad industrial
Según sus características se divide en las siguientes variables:
1. Por su tensión:
a) Baja tensión (110 – 220 V) es la utilizada para la iluminación y aparatos domésticos.
b) Media tensión (500-800 V) se utiliza en la industria.
c) Alta tensión (500-5.000 V) usada en los ferrocarriles, etc.
2. Por el sentido de los electrones:
a) Continua: cuando el sentido es siempre el mismo.
b) Alterna: cuando los electrones oscilan en un sentido(fase positiva) y en el contrario
(fase negativa). Una fase negativa y otra positiva integran un ciclos por segundo
constituye la frecuencia.
3. Por la frecuencia
a) Baja frecuencia
b) Alta frecuencia
La corriente alterna estándar tiene entre 25 y 50 ciclos/seg si la frecuencia se aparta
sensiblemente de estos límites (por debajo de 10 o por encima de 1.000 ciclos/seg.), la
peligrosidad disminuye considerablemente.
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4. Por el periodo: se llama periodo al intervalo de tiempo comprendido entre dos
magnitudes iguales pertenecientes a un valor que varía periódicamente. En función del
periodo se distinguen: a) corriente bifásica. B) corriente trifásica. y C) corriente
polifásica.
Sin embargo en lo esencial, los efectos de la corriente eléctrica sobre el organismo son
idénticos, si bien con una mayor peligrosidad de la corriente alterna para un mismo voltaje.
Por otra parte, cuando se produce una descarga eléctrica el individuo que la recibe se
convierte en conductor, ofreciendo una resistencia.
Según la ley de Ohm:
Intensidad de la corriente (amperios) = Tensión eléctrica (voltios)
Resistencia (ohmios)
En consecuencia serán tanto mayores los efectos generales de la corriente cuando mayor
sea el voltaje y menor la resistencia de la piel, que es la capa con la que contacta la
corriente eléctrica. Si la piel esta mojada o deteriorada, los efectos de la corriente son
mucho más intensos.
A su vez, el paso de la corriente eléctrica a través de un conductor genera calor, siendo este
proporcional a la resistencia que el conductor opone, al cuadrado de la intensidad y al
tiempo durante el cual pasa el conductor, la producción de calor por este mecanismo es
llamado efecto joule.
Cuando la electricidad llega a la superficie del cuerpo no sigue el camino más corto, son
aquel en el que ha encontrado menor resistencia, generalmente la sangre, por la que llega al
corazón y al rombo encefálico las variedades del contacto permiten distinguir:
1. El contacto con un solo polo con derivación de la corriente. Esto sucede cuando la
víctima toca el conductor y a través de su cuerpo la corriente deriva hacia la tierra en la
que descarga.
2. El contacto bipolar o por “cortocircuito”. En este caso el cuerpo de la víctima no está
en contacto con la tierra, pero se conecta a su vez entre dos conductores.
31
3. El contacto a distancia o por “arco eléctrico” o “arco voltaico”. Aquí la fuente de
corriente eléctrica no está en contacto con el cuerpo de la víctima, sino que en un
momento determinado se establece un conductor que la vehiculiza formándose un arco
voltaico. Esto ocurre cuando la tensión es reducida. Como ejemplo en este mecanismo,
JELLINEK describió la electrocución de un individuo al orinar sobre un cable de alta
tensión.
Hemos conocido recientemente un caso producido cuando un trabajador manejaba una
grúa debajo de un tendido de alta tensión, pero a cierta distancia de él; en un momento
determinado salto la descarga desde el cable a la grúa, derivándose a tierra y
electrocutando al conductor.
Etiología
Es una causa de muerte relativamente frecuente.
Suicida
El suicidio por electrocución es raro, en relación a otros medios autolesivos. Solo se han
descrito algunos casos en que el suicida se rodea con el alambre conductor, dando pues el
paso a la corriente. Otro procedimiento consiste en introducir instrumentos eléctricos en la
bañera (lámpara, secador, afeitadora, etc.). Se trata casi siempre de alienados.
Homicida
Es excepcional. Algún caso se ha descrito arrojando a la víctima sobre la fuente de
corriente (cable, riel eléctrico, etc.).
En cambio se han señalado lesiones mortales (quemaduras) originadas por la aplicación
intencional de corriente eléctrica. BONNET distingue, entre otras variedades, las
masoquistas, fetichistas, eróticas, sevíticas, etc. Entre ellas habría que añadir el uso de la
descarga eléctrica con fines de tortura.
Accidental
Es el caso más frecuente en la práctica médico-forense.
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En general se produce el contacto con un único conducto originándose la derivación a
tierra.
Se trata casi siempre de imprudencias, más frecuentes en niños cuya curiosidad natural les
lleva a introducir los dedos en los enchufes o a tocar, o chocar, un conducto aislado
defectuosamente. Entre las mujeres predominan los accidentes con electrodomésticos y de
forma llamativamente frecuente con secadores de pelo, en peluquerías o en el propio
domicilio. Entre los varones jóvenes los más frecuentes son los accidentes laborales con
conductores de tensiones bajas o medias.
No son raros los accidentes que tienen como móvil el hurto de cables de cobre; el accidente
se produce al cortar los cables electrificados con un objeto metálico.
PELLEGRINI describió los accidentes derivados del uso de corrientes de bajo voltaje con
fines de estimulación erótica.
Judicial o Suplicio
En algunos estados de Norteamérica, la electrocución es una forma legal de ejecución. Por
la forma de estar instalado en circuito, se denomina a este procedimiento “silla eléctrica”.
Patogenia
La acción de la corriente eléctrica es altamente compleja; en ella se pueden reconocer
efector térmicos, mecánicos, químicos, etc., no siempre separables, ni identificables, en la
victima. Con independencia de su naturaleza íntima, los efectos de la electricidad sobre el
organismo pueden agruparse en dos apartados: efectos locales y efectos generales.
Efectos locales
Se deben al calor que desarrolla la corriente a su paso por el cuerpo. Este calor según el
efecto Joule, es mayor ahí donde se ofrece mayor resistencia. Esto sucede en los puntos de
entrada y salida de la corriente eléctrica, y está en relación directa con la intensidad de la
corriente y con el tiempo que ésta está actuando. Si la superficie de contacto es muy
extensa, los efectos locales disminuyen, pudiendo llegar a ser imperceptibles.
Efectos generales
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En estos efectos intervienen otros factores, además de las características de la corriente ya
comentadas, figuran entre ellos:
1. Duración del paso de la corriente: el tiempo durante el cual pasa la corriente a través del
cuerpo es de gran importancia. Por ello, cuando una descarga de alto voltaje despide a la
víctima, es frecuente que las lesiones revistan poca gravedad.
2. Aislamiento del cuerpo: si la víctima se encuentra aislada, la corriente no atraviesa el
cuerpo y el accidente eléctrico no tiene lugar. Cuando el contacto con la tierra es bueno,
y el paso y salida de la corriente están facilitados por la humedad del cuerpo, vestidos y
zapato, los efectos de la corriente aumentan de forma considerable
3. Trayecto de la corriente: se admite en general que los puntos de entrada y salida de la
corriente tienen gran importancia al condicionar la trayectoria. Parece demostrados que
los efectos directos sobre el corazón o sobre los centros bulbares solo tienen lugar si
estos órganos se encuentran en el camino que lleva la corriente.
4. Factores individuales de la víctima: entre otros, ha puesto de relieve la importancia de la
personalidad biológica del electrocutado, lo que explicaría que, en circunstancias
aparentemente iguales, unas veces se produzcan accidentes mortales y otras no. Entre
ellos destacan los siguientes:
a. Factores predisponentes: predisponen en el accidente eléctrico ciertas tareas comunes
debidas a causas triviales, como sobrecalentamiento, insolaciones, hambre, sed,
fatiga, emociones, etc. de mayor importancia son algunas enfermedades llamadas
“pre eléctricas” como inflamaciones pulmonares, nefritis o cardiopatías. de gran
importancia también las variaciones de la piel en las distintas personas y aun en una
misma persona según condiciones diferentes. En cambio, se desconoce el influjo que
puede tener el sexo, la edad o la raza.
b. Factores psíquicos: es la explicación en parte a la resistencia a los accidentes
eléctricos de los instaladores y electricistas profesionales, los cuales, sin embargo,
sufren graves accidentes cuando reciben una descarga estando distraídos. También se
ha señalado un aumento de los accidentes de estos profesionales cuando se alcanza un
cierto nivel de fatiga psíquica.
Lesiones originadas por la electricidad
34
Lesiones locales
1. Marca eléctrica: es también llamada “lesión electro específica” de JELLINEK. Cuando
la resistencia de la piel ha sido muy pequeña, aparece macroscópicamente insignificante
por lo que hay que buscarla con gran atención e incluso con lupa en toda la superficie
corporal. Fue descrita magistralmente por JELLINEK, atribuyéndole unas características
que se esquematizan a continuación
a) Reproduce el objeto conductor causante de la marca.
b) Su color es blancoamarillento y su consistencia, firme. Aparece como incrustada, a
modo de la huella que dejaría un sacabocados, por lo que los bordes sobresalen y el
centro está deprimido.
c) Hay ausencia de rubicundez e inflación; es indolora.
d) La placa se elimina con escasa secreción, de una vez no por fragmentos.
e) La cicatrización es fácil, favorable. El tejido cicatrizal neoformado no tiene tendencia
retráctil.
f) Los pelos de la región están indemnes y retorcidos en forma de sacacorchos.
g) La profundidad de la lesión es variable. En los casos extremos se producen enormes
destrucciones que sobrepasan incluso el plano óseo y llegan a hacer desaparecer
porciones completa de una extremidad.
En el transcurso de la curación se sobrepasan de ordinario los límites de la lesión
primitiva, tanto en extensión como en profundidad, eliminándose los tejidos afectados en
forma de necrosis aséptica (gangrena), `proceso en el cual se afectan zonas que parecían
indemnes al principio. En esta degeneración los vasos están friables, se desgarran con
facilidad y constituyen un serio obstáculo para la ligadura. Los huesos también se
eliminan de forma indolora, desprendiéndose al retirar el apósito
Parece indudable que todo esto se acompaña de un proceso de deshidratación, que
pasaría por tres fases: coagulación, desecación y finalmente destrucción por
volatilización
35
A estas tres fases corresponden los siguientes estados anatomopatológicos: poroso,
anfractuoso y cavitario.
a) Estado poroso: al microscopio se observa numerosos alveolos irregulares, adosados
los unos a los otros, algo que recuerda las imágenes radiológicas pulmonares en panal
de miel. Entre los alveolos, o mejor dicho formando las paredes alveolares, existen
tabicamientos de coloración amarillenta. Haciendo el examen con un ligero aumento
se observan filamentos argentados que cruzan elegantemente, formando puentes o
arcos, por la superficie de piel quemada (PIGA PASCAL). Las masas musculares
tienen un color pálido de carne cocida y se deshilachan en numerosos hacecillos.
b) Estado anfractuoso: representa una modalidad anatomopatológica, en la cual las
alteraciones están más marcadas que en el estado anterior. Los alveolos tienen mayor
tamaño y algunos tabiques aparecen rotos o desaparecen en su totalidad. En palabras
de PIGA el anterior aspecto de esponja muestra formas de esponja gastada y rota.
c) Estado cavitario: es una fase terminal con un aspecto como de cráter, que refleja la
profunda carbonización de los tejidos.
La evolución de la marca eléctrica suele pasar por tres fases sucesivas: escarificación,
eliminación y cicatrización. Las lesiones superficiales dejan cicatrices que son notables
por su regularidad, flexibilidad y ausencia de bridas o adherencias profundas. La
reparación es más difícil cuando se afectan planos profundos, musculares, tendinosos e
incluso óseos; en este caso las retracciones y deformidades suelen ser la regla.
2. Quemaduras: pueden tener tres orígenes: el calor que desarrolla el efecto Joule, las
chispas eléctricas que se desprenden cuando el cuerpo de la víctima actúa como un arco
voltaico o el incendio de los vestidos cuando este se produce. En estos casos, las
quemaduras son análogas a las producidas por cualquier otra fuente de calor, pudiendo
aparecer en cualquiera de sus grados: eritema, vesícula, escara, etc. Como puede afectar
a distinta profundidad, si llegase a hueso puede fundirlo y cuando se enfría adepta
formas de esférula blanca, huecas y de tamaño variable; son las llamadas “perlas” de
fosfato tricálcico o “perlas óseas” de JELLINEK.
36
3. Metalizaciones: consisten en la impregnación superficial de la piel por pequeñas
partículas metálicas fundidas y vaporizadas en la zona que rodea el punto de entrada de
la corriente, que en ocasiones reproducen la forma del objeto metálico de donde
proceden. Desaparecen a los 4 o 5 días con las descamación cutánea, pudiéndose
identificar mediante procedimientos histoquímicas o histológicos
4. Salpicaduras: son partículas metálicas de mayor tamaño que las metalizaciones, que en
número reducido se distribuyen de forma dispersa.
5. Pigmentaciones o precipitados: Están formados por partículas pulverulentas o grumosas
arrancadas al cuerpo conductor o procedentes de la destrucción del material aislante del
cable.
Lesiones generales
1. Signos focales. El mecanismo de muerte por asfixia transmite al electrocutado un
aspecto externo que puede corresponder con:
a) El electrocutado azul (intensa cianosis).
b) El electrocutado blanco (sin cianosis).
c) Falso hongo de espuma: cuando emerge por boca gran cantidad de espuma
procedente de la gran congestión y edema pulmonar origen del mecanismo asfíctico.
2. Signos cutáneos. Aparecen generalmente en forma de contusiones debidas a la caída al
suelo de la víctima y los golpes que se producen a consecuencia de las convulsiones por
la tetanización generalizada.
3. Los signos óseos. Por el mismo mecanismo anterior se pueden producir fracturas de las
extremidades superiores o inferiores, así como de la columna vertebral.
4. Lesiones viscerales. Existe una opinión generalizada sobre el carácter inespecífico de las
lesiones viscerales presentes en los casos de electrocución. Algunos autores, sin
embargo exceptúan las lesiones del sistema nervioso central.
En los pulmones se encuentra habitualmente el cuadro inespecífico de la asfixia, sobre todo
congestión generalizada, equimosis subpleurales, edema pulmonar e incluso, en ocasiones,
hemorragias del tipo del infarto.
37
En el corazón se encuentra muy a menudo una dilatación de las cavidades cardiacas,
sobretodo de la derechas y más especialmente de la aurícula. Un hallazgo también frecuente
son las equimosis subpericárdicas y subendocárdicas. En el miocardio hay pequeñas fisuras
y pequeñas hemorragias, cuya significación e importancia no son bien conocidas.
HUNT ha descrito por radiografía oclusiones vasculares completas e incompletas,
sirviendo el resultado de la exploración radiológica para decidir el nivel de la amputación
en sobrevivientes con lesiones de necrosis en extremidades.
Mecanismo de muerte por electrocución
La muerte por electrocución puede ser instantánea o tardía después de un intervalo de
varias horas. Durante este intervalo el sujeto esta inconsciente, con una inhibición temporal
y aparente de las funciones vitales, constituyendo un cuadro de muerte aparente. Esta
pasará a ser real por la aparición de los fenómenos secundarios: .asfixia, edema cerebral y
pulmonar, lesiones de órganos internos, aspiración pulmonar del contenido gástrico
regurgitado, etc.
Si la muerte es inmediata, sus causas pueden atribuirse, en líneas generales a uno de los
siguientes mecanismos:
a) Inhibición de los centros bulbares
b) Asfixia
c) Alteraciones circulatorias primitivas
Problemas médico-legales de la electrocución
Diagnóstico de la muerte por electrocución
Ha de basarse en la presencia de la marca eléctrica como hallazgo positivo. Las lesiones
internas sólo tienen un carácter subsidiario, ya que, como se ha dicho, son inespecíficos.
Confirma el diagnostico el dato negativo de la ausencia de otras lesiones lo bastante graves
como para producir la muerte.
En todo caso de electrocución debe hacerse una minuciosa inspección del lugar donde se
produjo. Entre otros hallazgos explicara si la localización de la marca eléctrica coincide con
la altura y localización de un conductor de corriente eléctrica.
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La existencia de una descarga eléctrica no excluye que el sujeto haya podido fallecer por
una alguna violencia traumática de otra índole: precipitación de altura con las
correspondientes lesiones, asfixia, etc. La autopsia debe aclarar estos casos.
Diagnóstico de las lesiones eléctricas producidas por la tortura.
KARLMARK y cols. Han estudiado en el Bispebjerg Hospital las características de las
lesiones resultantes de la tortura mediante aplicación de electrodos y descargas eléctricas.
Estos trabajos experimentales se han realizado con cerdos anestesiados a los que se ha
aplicado la corriente eléctrica; posteriormente se han estudiado histoquímica e
histológicamente las lesiones desde el primero hasta los 126 días siguientes. Los resultados
han sido: lesiones inespecíficas en el ánodo, mientras que en las lesiones producidas por la
aplicación del cátodo aparecen eosinoflia, depósitos de sales de calcio, fibras de colágeno
sin birrefringencia a la luz polarizada y células dérmicas con citoplasma granular y núcleos
vesiculares.
Fulguración
Se llama fulguración a los efectos de la electricidad atmosférica. Cuando ésta descarga
sobre el hombre, da lugar a unas lesiones locales y generales, externas e internas, que a
menudo conducen a la muerte. Sin embargo, este mecanismo de muerte no es muy
frecuente si se compara con otros.
Lesiones externas
Son muy variadas. Para exponerlas seguimos la descripción de ROYO-VILLANOVA:
Grandes Traumatismos
Se deben a los efectos mecánicos del rayo., bien por su acción directa sobre el organismo o
bien al ser lanzada la víctima a cierta distancia. Consisten en grandes heridas contusas,
arrancamiento de miembros, fracturas, luxaciones, etc.
Herida y contusiones
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Se llamas lesiones electromecánicas. En unas ocasiones se observan heridas contusas con
sufusiones hemorrágicas alrededor, y quemaduras y chamuscamientos de los pelos que
pueden confundirse con heridas por arma de fuego. En otros casos pueden simular limpias
heridas incisas, punzantes, Inciso-punzantes o cortantes, y también adoptar la forma
anfractuosa de las heridas confusas. Son asimismo típicas las perforaciones varias de la
planta del pie. Este grupo de lesiones se localiza en los lugares de entrada y salida de la
descarga en el organismo.
Quemaduras
Pueden ser más o menos externas. En cuando a su grado, raramente son flictenas,
consistiendo por lo general en eritemas o escaras. La forma puede ser punteada o dispuesta
en bandas, círculos o surcos, más o menos profundos, con los trayectos más extraños que
escapan a toda descripción.
HIESTAND y COLICE han descrito quemaduras de entrada y salida a nivel de los ojos, y
en los sobrevivientes, cataratas, lesiones corneales por traumatismo intraocular y lesiones
timpánicas y de oído externo, lesiones éstas debidas a la intensidad luminosa de la descarga
y el ruido del trueno, respectivamente.
Estas quemaduras, al igual que las producidas por la electricidad industrial, son indoloras,
no hay señales de reacción loca, no se infectan y evolucionan favorablemente. Las más
profundas se encuentran en los sitios de entrada y salida de la corriente (cabeza, hombros,
cuello, talón, punta del pie, etc.).
Imágenes del rayo
Consisten en unas huellas de color rojo azulado, de forma alargada, a veces de varios
centímetros de anchura, con numerosas ramificaciones, que les hace asumir una figura
como de rama de árboles. Se suelen localizar en la proximidad de la línea media de la cara
anterior o posterior del tronco. Parece tratarse de dilataciones vasculares paralíticas en los
lugares correspondientes a los puntos de paso de la descarga.
Erupciones
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Se cita en casos de sobrevivencia la aparición de erupciones multiformes: erisipela,
urticaria, etc.
Alteraciones de los pelos
Las quemaduras pueden ser tan intensas que volatilicen los pelos. Están descritas formas de
depilación extravagantes, con desapariciones irregulares del vello.
Metalizaciones
Tienen lugar por la penetración cutánea de finas partículas de los metales que contactan con
la piel al fundirse por efecto del rayo. Los brazaletes, cruces, collares, gafas metálicas, etc.
Quedan como grabados en la piel. En un caso personal quedó totalmente fundida en una
sola pieza la cremallera del anorak que portaba la víctima.
Patogenia de la muerte por fulguración
Dos teorías alcanzan la mayor consistencia a este respecto los efectos mecánicos que
acompañan la descarga eléctrica y la acción específica de la corriente de alta tensión que
constituye el rayo.
Efectos mecánicos
Entre los efectos inespecíficos de índoles esencialmente mecánica que se pueden producir
en la fulguración y conducir a la muerte figuran los siguientes: lesiones materiales de los
centros nerviosos, desgarros viscerales con grave hemorragia interna consecutiva, lesiones
indirectas producidas por el lanzamiento a distancia de la víctima, caídas, precipitaciones
de altura, derrumbamientos con subsiguiente aplastamiento, incendios con la
correspondiente quemaduras, etc.
Hay un mecanismo, sin embargo, que tiene un carácter más específico. El rayo se produce
cuando el potencial almacenado en las nubes alcanza la suficiente tensión para vencer la
resistencia del air que se interpone entre aquellas y la tierra. Dicha tensión es tan elevada
que a su paso a través del aire libera una tremenda cantidad de energía en forma de calor,
que origina una expansión explosiva del aire. Ello equivale a los efectos de la onda de
41
presión de una explosión, con los correspondientes efectos mecánicos sobre las cavidades
orgánicas y su contenido visceral.
Efectos de la electricidad
Son superponibles a los que se han descrito a propósito de los accidentes por la electricidad
industrial, aunque la enorme intensidad de la electricidad atmosférica puede producir
efectos mucho más graves. Si predominan estos efectos, la muerte se produce por la
inhibición directa de los centros nerviosos, con parálisis respiratoria y asfixia. En otras
ocasiones predominan los efectos cardiacos, con fibrilación ventricular y síncope cardiaco,
Hay también casos en que se asocian ambos efectos.
Diagnóstico de la muerte por fulguración
Debe basarse en los siguientes elementos del juicio:
Examen del cadáver
En gran número de casos periciales la muerte ha tenido lugar en un paraje aislado y el
cadáver se descubre algún tiempo después. En líneas generales el diagnóstico, diferencial se
plantea entre una muerte natural y una violenta. La evidencia de las lesiones externas,
descritas demuestran pronto su naturaleza violenta, debiéndose entonces establecer si se
trata de una fulguración, una insolación, un accidente de tráfico, unas contusiones
complejas en relación con el ataque de animales salvajes, agresión por armas de fuego, etc.
El perito debe examinar cuidadosa y sucesivamente lo siguiente: vestidos, hábito externo y
hábito interno.
1. Examen de vestido. Resulta a veces muy demostrativo: los efectos explosivos debidos a
la expansión del aire provocan desgarros por estallido de la ropa por lo que la víctima
puede aparecer desnuda, total o parcialmente. Por otra parte, los vestidos pueden
presentar huellas de quemaduras, unas veces situadas en los puntos de entrada y salida
de la descarga, y otras a nivel de elementos metálicos, como botones, cremalleras o
hebillas, que pueden aparecer fundidos y deformados.
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2. Examen externo. En primer lugar, los fenómenos cadavéricos pueden resultar
influenciados por la fulguración. Así:
a) Rigidez cadavérica. Como en el caso de descargas por la electricidad industrial suele
ser precoz, produciéndose a veces un espasmo cadavérico generalizado.
KROMPECHER y BERGERUOX la han estudiado en unas ratas, observando que
tras la descarga la rigidez se hace completa alrededor de 1 hora después, mientras que
las ratas controles necesitan 5 horas; no obstante, su duración era más corta que en las
controles, Con todo, no hay leyes exactas sobre esta cuestión; todo depende del
mecanismo intrínseco de la muerte, que a veces nos resulta desconocido.
b) Putrefacción. Se ha dicho que estaba acelerada, pero hay autores que lo niegan. En
realidad, la causa de la muerte no influye en la marcha del proceso, por lo que en caso
de acelerarse se debe a factores ambientales, al encontrarse en general el cuerpo a la
intemperie.
Por su parte, las lesiones presentes en la superficie externa del cadáver suelen tener un
definitivo valor diagnóstico. Se buscará la imagen del rayo, quemaduras, metalizaciones,
etc. Sin embargo, hay veces en que las quemaduras e pueden distinguirse de las que
produciría la electricidad industrial, o incluso otros agentes térmicos.
3. Examen interno. El examen de las vísceras, exceptuadas las afectadas por lesiones
electromecánicas, no demuestra más que lesiones inespecíficas de congestión que
ayudan poco a un diagnóstico específico. Se debe hacer un estudio histológico del
cerebro, en el que se pueden encontrar lesiones de las descritas en la electrocución.
Inspección del lugar del suceso
A veces quedan en él huellas características de la energía térmica que ha liberado el rayo, al
neutralizarse en la tierra. Así, en terrenos arenosos se encuentran señales de vitrificación;
en suelos rocosos, surcos más o menos extensos, en los árboles, chamuscamientos,
desgajamiento de la ramas, etc. En los edificios hay señales evidentes del paso del rayo:
muros agujereados o destruidos, chimeneas demolidas, muebles destrozados, incendios, etc.
Se debe comprobar siempre si tuvo lugar o no una tormenta en el lugar donde se encontró
el cadáver, coincidiendo con la data de su muerte.
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Imantación
Un efecto característico del rayo, que en ocasiones ayuda al diagnóstico, es la imantación
de los objetos metálicos. Debe, por tanto, comprobarse si existe esta propiedad en estos
tipos de objetos hallados sobre el cadáver: navajas, alfileres, etc, mientras que se suele
producir la desimantación de objetos que estaban imantados (brújulas, imanes), lo que
también debe aprovecharse para el diagnóstico.
Secuelas de los accidentes eléctricos
Los accidentes eléctricos no siempre originan la muerte. Cuando el sujeto sobrevive,
pueden aparecer secuelas que revisten gran interés forense y que tienen las mismas
características, con independencia de que el origen haya sido la electricidad industrial o
atmosférica.
Sólo se conoce con precisión su clínica, ignorándose en muchas ocasiones su patogenia y
su anatomía patológica. Algunas observaciones indican un buen pronóstico para la mayoría
de las secuelas, aunque se inicien con aspecto de suma gravedad.
JELLINEX dividió las secuelas del accidente eléctrico en precoces y tardías; las primeras
comienzan inmediatamente después de la descarga y las segundas se retardan más o menos
tiempo.
Secuelas precoces
1. Cerebrales: pérdida de conciencia de forma comatosa, de duración variable. Al despertar
aparece un estado ebrioso junto a amnesia retrógrada.
2. Motoras. Pueden darse parálisis, hemiplejias, coreoatetosis, convulsiones tónicas y
clónicas más o menos generalizadas, disartrias, afasias y trastornos de la deglución. En 2
casos referidos por FENDY y cols. (1988), la lesión medular fue la consecuencia de un
traumatismo vertebral por la descarga de alto voltaje.
3. Sensitivas. Se han descrito neuritis acompañadas de grandes dolores y JELLINEK cita
un caso en el que hubo lesión medular con trastornos sensitivos y motores. Más
corrientes son las perturbaciones sensoriales (fotopsias, acoasmas) y cefaleas
persistentes.
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4. Vasomotoras. Consisten en cianosis, rubicundez o palidez, hipotermia local, además de
todas las extremidades inferiores o de una parte de ellas, aumento de la sudoración loca,
etc. En contraste con ello puede señalarse que has figuras arborescentes o imágenes del
rayo, propias de la fulguración, desaparecen en 1 o 2 días de forma espontánea si el
sujeto sobrevive a la descarga.
5. Circulatorias. Muchos electrocutados acusan una sensación de angustia, opresión o
dolor precordial Con frecuencia son debidos a crisis de angina de pecho, ya funcional,
ya orgánica. También se citan infartos de miocardio.
Son más frecuentes las alteraciones de la frecuencia y del ritmo del pulso: taquicardia
paroxística arritmia extrasistólica. Por último, se han descrito fenómenos e insuficiencia
cardiaca por miocardosis, rupturas valvulares, trastornos neurocirculatorios y
alteraciones de la circulación periférica.
6. Psíquicas. Los cuadros psiquiátricos se corresponden con síndrome maníaco,
depresivos, delirantes y confusionales, o con formas demenciales más graves.
Secuelas tardías
1. Neurológicas. Atrofias musculares, siringomielia, esclerosis en placas o síndrome
parkinsoniano pueden hacerse presentes, transcurridos varios días o semanas tras
recibir la descarga.
2. Psíquicos. Suelen ser, a menudo, de esencia puramente neuróticas, adoptando formas
históricas o de neurosis traumática o cuadros de angustia y ansiedad. Otras veces
aparecen en forma de cuadros delirantes o demenciales de mal pronóstico.
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RADIODERMITIS
Con este nombre se designan los efectos locales producidos por los rayos X y las sustancias
radiactivas.
Los rayos X o rayos Roentgen, consisten en un movimiento ondulatorio, o más
exactamente electromagnético, análogo en lo esencial a la luz a los rayos calóricos y a los
ultravioletas, de los que se distinguen por la longitud de onda y la frecuencia de vibración.
La longitud de onda de los rayos X (10 10) es mucho menor que en esas otras radiaciones
y por ello tienen un poder de penetración en los tejidos mucho mayor, Se dividen, según
este poder, en rayos duros de gran poder penetrante y ratos blandos de menor
penetrabilidad.
El radium y demás elementos radiactivos (torio, mesotorio, etc.) incluidos los isótopos
artificiales, son elementos inestables que constantemente están sufriendo un proceso de
descomposición, en el cual emiten tras radiaciones diversas: alfa, beta y gamma. Los rayos
alfa son partículas positivas (núcleos de helio, con dos cargas positivas de gran masa y
pequeña velocidad, cuyo poder de penetración es mínimo. Los rayos beta son electrones
libres, correspondientes cualitativamente a los rayos catódicos. Los rayos gamma, son
oscilaciones electromagnéticas análogas a los rayos X, pero de una longitud aún menor, son
los de mayor importancia médico-legal.
Las lesiones producidas por el rádium y demás elementos radiactivos no se diferencian
sustancialmente de las producidas por los rayos X lo que hace posible su estudio de forma
conjunta.
Legislación
El nuevo Código Penal en el Título XVII “De los delitos contra la seguridad colectiva”
incluye en la Sección 1 a la que titula “De los delitos relativos a la energía nuclear ya las
radiaciones ionizantes”, los siguientes artículos:
Art. 341. El que libere energía nuclear o elementos radiactivos que pongan en peligro la
salud de las personas o sus bienes, aunque no se produzca explosión, será sancionado con la
pena de prisión de quince a veinte años, e inhabilitado especial para empleo o cargo
público, profesión u oficio por tiempo de diez o veinte años.
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Art. 343. El que exponga a una o varias personas a radiaciones ionizantes que pongan en
peligro su vida, integridad, alud o bines será sancionado con la pena de prisión de seis a
doce años, e inhabilitación especial para empleo o cargo público, profesión u oficio por
tiempo de seis a diez años.
Art. 344. Los hechos previstos en los artículos anteriores serán sancionados con la pena
inferior en grado, en sus respectivos supuestos, cuando se hayan cometido por imprudencia
grave.
Art. 345. 1. El que se apodere de materiales nucleares o elementos radiactivos, aun sin
ánimo de lucro, será sancionado con la pena de prisión de uno a cinco años. La misma pena
se impondrá al que sin la debida autorización facilite, reciba, transporte o posea materiales
radiactivos o sustancias nucleares, trafique con ellos, retire o utilice sus desechos o haga
uso de isótopos radiactivas.
2. Si la sustracción se ejecutara empleando fuerza en las cosas, se impondrá la pena en su
mitad superior.
3. Si el hecho se cometiera con violencia o intimidación en las personas, el culpable será
castigado con la pena superior en un grado.
Quedan así tipificadas unas conductas en relación con el manejo de las sustancias
radiactivas, cuando pongan en peligro o grave peligro la vida, la salud o los bienes de las
personas. Ellas pueden clasificarse como:
1. Conductas dolosas consistentes en:
a) Liberar energía nuclear o elementos radiactivos.
b) Perturbar el funcionamiento de una instalación nuclear o radiactiva.
c) alterar el desarrollo de actividades en las que intervengan materiales o equipos
productores de radiaciones ionizantes.
d) Exponer a una o varias personas a radiaciones ionizantes.
2. Conductas imprudentes. Son las descritas anteriormente, cuando se cometen por
imprudencia grave, caso en que la pena se aplicará en el grado inferior al que
corresponda.
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En todos estos casos aparece la inhabilitación para empleo o cargo público, profesión u
oficios como pena complementaria a la privación de libertad, ya que son sustancias con las
que se entre en relación en determinadas profesiones y puestos de trabajo. Junto a esto se
tipifica el apoderarse de materiales nucleares o elementos radiactivos, así como al que sin
autorización facilite, reciba, transporte o posea materiales radiactivos o sustancias
nucleares, trafique con ellos, retire u utilice sus desechos o haga uso de isótopos
radiactivos.
Este último delito ha surgido en relación con el tráfico de esas sustancias generalmente con
fines lucrativos o en relación con la fabricación de armamento nuclear.
El riesgo laboral de estas sustancias está considerado en la Ley de enfermedades
Profesionales (Real Decreto 1.975/78 de 12 de Mayo) las actividades con riesgo son las
siguientes:
Todos los trabajos expuestos a la acción de los rayos X o de las sustancias radiactivas
naturales o artificiales o a cualquier fuente de emisión corpuscular y especialmente:
Trabajos de extracción y tratamiento de minerales radiactivos: fabricación de aparatos de
rayos X y de radiumterapia.
Fabricación de productos químicos y farmacéuticos radiactivos. Empleo de sustancias
radiactivas y rayos X en los laboratorios de investigación.
Fabricación y aplicación de productos luminosos con sustancias radiactivas en pintura de
esferas de relojería.
Trabajos industriales en que se utilicen rayos X y materiales radiactivos.
Medidas de espesor y de desgaste.
Trabajos en las consultas de radiodiagnóstico, de radio y radiumterapia y de aplicación de
isótopos radiactivos, en consultas, clínicas, sanatorios, residencias y hospitales.
Conservación de alimentos.
Reactores de investigación y producción de energía.
Instalación de producción y tratamiento de radioelementos.
Fábrica de enriquecimiento de combustibles.
Instalaciones de tratamiento y almacenamiento de residuos radiactivos.
Transporte de materias radiactivas.
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Según la legislación anterior, las quemaduras producidas por estas radiaciones son
encuadrables, en la práctica, en las siguientes situaciones:
1. Enfermedades profesionales provocadas por la acción continuadamente repetida, durante
meses y años, de pequeñas dosis la radiaciones que afecta sobre todo a los radiólogos y
técnicos de os gabinetes de radiología, así como a los ingenieros y operarios que
manejan el radium y sus compuestos. Suelen consistir en radiodermitis crónicas.
2. Accidentes originados durante la terapéutica por radiaciones cono resultado de impericia
o inobservancia de las normas a seguir en estos tratamientos; la consecuencia suele ser la
radiodermitis aguda. Estas lesiones suelen dar lugar a procesos por lesiones imprudentes
y a reclamaciones de daños y perjuicios.
3. Accidentes debidos a averías y fallos en el funcionamiento de las instalaciones nucleares
o a la manipulación de estas sustancias. A menudo son silenciados por las autoridades de
los países en que ocurren, aunque en algunos casos, por su magnitud tal cosa no es
posible como ocurrió en el gravísimo accidente ocurrido en la Central nuclear de
Chernobil en la que Unión Soviética. En estos accidentes predominan los resultados de
la irradiación masiva total del organismo, pasando a un segundo lugar las lesiones
locales Su importancia médico-legal es mínima, pasando a primer plano su
trascendencia social y económica.
4. Actuaciones intencionales con las que se pretendría causar daño a personas concretas o
catástrofes colectivas cuando con la acción se provoque en escape radiactivo.
5. El armamento nuclear aparece como amenaza para la humanidad, controlada, hasta
ahora, las la experiencias desastrosas de Hiroshima y Nagasaki.
Radiodermitis crónica
Las quemaduras resultantes de la irradiación prolongada a pequeñas dosis tienen un
principio insidioso y una evolución lenta y progresiva. Se localizan de modo preferente en
la mano, sobre todo la izquierda, y con menor frecuencia en el pecho y la cara. En las
manos el proceso es más acentuado en la cara dorsal, siendo el menos afectado el dedo
pulgar.
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La primera manifestación es una sequedad especial de la piel, debida a la atrofia de las
glándulas sudoríparas y sebáceas, con alopecia permanente. A continuación aparecen
manifestaciones distróficas de la piel y de las uñas., con tendencia a la hiperqueratosis.
Pueden aparecer después fisuras a nivel de los pliegues y surcos, que se transforman en
ulceraciones con pérdida de sustancias. Las uñas se hacen opacas, acanaladas, frágiles y
fisuradas, con tendencia a infecciones localizadas en el lecho ungueal, Suelen producirse
verrugas y pigmentaciones en manchas, más raramente telangiectasias.
La atrofia, siempre acusada, de la piel hace sutiles los dedos, mientras se anquilosan las
articulaciones.
El proceso evoluciona muy lentamente, durante años y en su curso se presentan remisiones
y agravaciones sucesivas.
Conduce muy a menudo a la degeneración cancerígena, más propiamente puede decirse que
las alteraciones distróficas provocadas por las radiaciones predisponen la piel a una
degeneración cancerígena que se pone en marcha cuando intervienen otras causas irritantes
y sobre todo los traumatismo. Este cáncer de los radiólogos tiene una acusada tendencia a
formar metástasis.
Radiodermitis aguda
Las lesiones accidentales, ocasionadas por impericia en la radioterapia, obedecen a una de
estas dos causas:
1. Aplicación de dosis muy elevadas de una sola vez, lo que sólo es posible si no se
dispone de adecuados aparatos de dosificación.
2. Repetición demasiado frecuente de dosis medias e incluso pequeñas
Las radiodermitis agudas aparecen siempre tras un periodo de latencia asintomático. En
ellas se distinguen cuatro grados:
Quemaduras de primer grado
El periodo de latencia suele ser de unas 3 semanas. Sobre la zona irradiada aparece picazón,
quemazón, o un eritema bien limitado en esa zona, seguida de una ligera descamación. Si la
zona afectada comprender pelos o cabellos se produce una alopecia temporal, se exacerban
50
las inflamaciones existentes de la zona pero se reabsorben los tejidos patológicos
(eccemas, psoriasis, lupus).
Las lesiones duran de 1 a 3 semanas y su única consecuencia es una pigmentación cutánea,
que desaparece poco a poco.
Quemaduras de segundo grado
Tras un periodo de latencia de 1 o 2 semanas, la piel se vuelve roja y adematosa, junto a
ciertas molestias locales: sensación de dolor y presión y a veces, dolor pungitivo. Algún
tiempo después parecen pigmentaciones, telangiectasias, descamación y atrofia cutánea.
Duran de 3 a 6 semanas y tienen como consecuencia temporal la pigmentación, la
descamación superficial y la alopecia. Terminan por la curación total sin secuelas.
Quemaduras de tercer grado
Son ya quemaduras graves con reacción vesiculosa y ampollosa, que originan trastornos
locales muy marcados. El periodo de latencia es de 1 semana. El cuadro comienza con un
fuerte eritema rojo azulado, acompañado de hinchazón y producción de vejigas o flictenas.
Hay caída de pelo y destrucción parcial de las papilas y de las glándulas sudoríparas y
sebáceas. La lesión suele ser muy dolorosa.
Dura de 6 a 12 semanas y deja frecuente pigmentación en manchas, sequedad de la piel que
parece decolorada y alopecia. Esta última es permanente.
En ocasiones, después de una aparente curación total, tras un nuevo periodo de latencia de
varios meses a 2 años se producen atrofia cutánea, telangiectasias y a veces, necrosis
secundarias de la cicatriz.
Quemaduras de cuarto grado
El periodo de latencia puede ser muy breve, de 2 a 8 días, pero también a veces muy largo,
de 5 a 8 años. El cuadro suele iniciarse por un eritema rojo azul, que pasa luego a
transformarse en vesículas y excoriación de grandes zonas de la piel. Se desarrollan
alteraciones vasculares permanente que original perturbaciones nutritivas muy notables. El
resultado es una úlcera profunda, dolorosa, tórpida, de bodes bien marcados y cubierta por
51
una escara grisácea o amarillenta. El proceso destructor alcanza la epidermis, dermis e
hipodermis.
Su duración es indeterminada y además de producir alopecia duradera, atrofia cutánea y
telangiectasias, da lugar cuando cicatriza, a graves deformidades que pueden originar
limitaciones funcionales. Tales quemaduras, por último, son capaces de degenerar en un
epitelioma o cuando menos originar: fisuras y úlceras persistentes.
Los cuadros clínicos con derecho a reparación por el Seguro en la Ley de Enfermedades
Profesionales son:
1. Cuadros agudos accidentales:
a) Muerte súbita.
b) Cuadros de astenia, fiebre, sinos cutáneos, agranulocitosis, anemia.
2. Cuadros crónicos:
a) Dermatitis atrófica ulcerosa o cancerosa.
b) Inflamaciones o ulceraciones de las mucosas.
c) Catarata.
d) Signos previos hematológicos, leucocitosis, leucopenia neutropenia con eosinofilia y
basofilia, anemia o trombopenia.
e) Agranulocitosis, hipoplasia medular crónica o mielosis aplásica.
f) Leucosis leucémica o aleucémica, especialmente linfoidea.
g) Cáncer de pulmón (si el empleado ha estado expuesto a inhalación de radón).
h) Necrosis ósea.
52
LESIONES POR ARMA BLANCA
Introducción
La literatura médico forense contempla en sus textos más clásicos, a partir del siglo
XIX, exhaustivas clasificaciones y descripciones de las lesiones causadas por armas
blancas.
En la práctica, este tipo de lesiones es frecuente causa de evaluaciones periciales que
deben realizarse tanto en sujetos vivos como en cadáveres, siendo estas últimas el
objeto del presente estudio.
Hace ahora ciento cincuenta años, Pedro Mata definía a las armas blancas en la tercera
edición de su Tratado de Medicina Legal y Cirugía como “todo cuerpo o instrumento
mecánico capaz de perforar, cortar, dislacerar o contundir”. Desde entonces, todos los
grandes tratadistas han aportado definiciones y descripciones hasta llegar a la más
reciente, dada por el Profesor Gisbert Calabuig, para quien las armas blancas son
“instrumentos lesivos manejados manualmente que atacan la superficie corporal por un filo, una
punta o ambos a la vez”.
Diferentes son las hipótesis que se barajan respecto al origen de la denominación de
Arma Blanca, y así, para López Gómez reciben este nombre por la brillantez de su
hoja, mientras Grandini abunda en este planteamiento al exponer que en otras
épocas a estos instrumentos se les cromaba y por la noche el destello lunar los hacía
brillar, contemplando como otra posibilidad etimológica el propio color blanco de un
diferente tipo de acero conocido antiguamente.
Descriptivamente puede decirse que son instrumentos de diferentes materiales y
formas, entre las que predominan las cilíndricas y las laminadas, con uno o más
bordes cortantes, y con un extremo terminado generalmente en punta mientras que
en el opuesto están dotados de un mango o empuñadura.
Clasificación De Las Armas Blancas
Las clasificaciones clásicas incluyen a las armas blancas en el grupo de las armas de
mano, dividiéndolas en armas blancas de corte, de punta, o de corte y punta, de tal
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modo que, como bien expone Raffo “El mecanismo de acción es el que nomina la lesión y
señala el arma utilizada”.
Las armas blancas pueden ser agrupadas, además de por su mecanismo de acción,
verdadero referente en el estudio médico forense que será abordado más adelante, de
otras diversas maneras:
• Típicas o atípicas: las primeras según hayan sido diseñadas con el propósito de cortar,
perforar, dislacerar, etc., como son los cuchillos, navajas, sables, hachas, y las atípicas que
surgen por el empleo como armas de ataque de instrumentos que no han sido creados
específicamente para ello, incluyéndose destornilladores, espátulas, hojas de afeitar,
tijeras y otros.
• Convencionales y no convencionales: En dependencia de si fueron
específicamente fabricadas para el combate cuerpo a cuerpo -sables, bayonetas, lanzas-
o no se crearon expresamente para este fin: cuchillos, navajas, hojas de afeitar.
Características De Las Lesiones Por Arma Blanca
La literatura clásica divide las lesiones por arma blanca según el mecanismo de acción
del instrumento que las produce, pudiendo clasificarse en base a este criterio como:
• Heridas simples: Se producen cuando el arma actúa por un único mecanismo, y
pueden ser:
— Heridas punzantes: Son el resultado de la acción de la punta del instrumento, y en
ellas la profundidad de la lesión es mayor que la longitud de la herida en superficie.
— Heridas incisas: Se producen como resultado del corte del instrumento lesivo por
uno o más filos, determinando una herida larga y de escasa profundidad en relación
con su longitud.
— Heridas dislacerantes: Debidas a la acción de agentes lesivos que distienden los
tejidos rasgándolos o dislacerándolos.
• Heridas complejas: Aparecen cuando el arma actúa por un mecanismo combinado:
— Inciso-punzantes: En ellas el arma penetra mediante un extremo puntiagudo que
perfora, al mismo tiempo que con su o sus filos secciona las paredes.
— Inciso-contusas: Se producen por la intervención de un arma dotada de un filo y de
una gran masa.
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— Perforo-dislacerantes: En las que el instrumento lesivo posee una punta que
ejerce un efecto de desgarro.
Históricamente Mata ya clasificaba las heridas por arma blanca en diferentes
categorías: producidas por arma perforante, por arma cortante, por arma
dislacerante, por arma contundente y heridas por armas que obran de dos o más
modos a la vez.
Sin embargo, Bonnet refiere que clásicamente se distinguen tres tipos: cortantes o
incisas, punzantes o perforantes y punzocortantes o perforocortantes,
considerándose ésta como las clasificación más práctica, a efectos descriptivos, de las
lesiones producidas por las armas blancas.
A. HERIDAS INCISAS O CORTANTES
Al objeto de comprender las principales características de estas heridas, conviene de
manera preliminar conocer la morfología de las armas que las producen, así como su
mecanismo de acción.
Tipo de arma:
Las armas cortantes son instrumentos formados por una hoja de sección triangular,
generalmente de escaso grosor, que puede o no terminar en una punta que de existir
no penetra; entre ellas encontramos cuchillos, bisturís, navajas de afeitar. En
ocasiones, determinados objetos pueden actuar accidentalmente de manera similar a
este tipo de agentes: láminas de metal delgadas, trozos de vidrio, e incluso, aunque
causen lesiones de escasa relevancia médico-legal, algunas hojas vegetales y láminas
de papel.
Mecanismo de acción:
Las armas incisas actúan mediante un filo que, bien por un mecanismo de presión o
por una presión asociada a deslizamiento, penetra en los tejidos dividiéndolos y
produciendo soluciones de continuidad, siendo el mencionado mecanismo combinado
de presión y deslizamiento responsable de unos efectos más acusados. Tekke
55
sintetiza este mecanismo, señalando que en estos casos las lesiones “Se producen al
aplicar un instrumento de borde afilado que secciona la piel, al deslizarse sobre ella
comprimiéndola”, de tal modo que se origina una sección rectilínea y uniforme de las
partes blandas.
Caracteres de las lesiones:
Una de las características que mejor define a este tipo de heridas es que son más largas
que profundas.
Royo Villanova, en el primer tomo de sus Lecciones de Medicina Legal describía cuatro
tipos diferentes de lesiones incisas: lineales, en colgajo, mutilantes o por rozadura.
1.- Lineales: son las que la terminología sajona denomina como “tajos”.
Se producen cuando el instrumento incide perpendicularmente produciendo una
solución de continuidad. Su morfología es característica, ya que por efecto de la
elasticidad de los tejidos los bordes de la herida se retraen adoptando la forma de un
óvalo alargado, cuyos extremos se hacen más superficiales al aproximarse a la salida,
hasta llegar a prolongarse en una excoriación superficial que recibe el nombre de
cola.
Bonnet distingue cinco características principales en este tipo de heridas:
— Longitud: Que predomina sobre la profundidad, y que es la expresión de la acción
deslizante de la hoja afilada sobre la superficie corporal.
— El perfil del corte: Al que Thoinot describió como un triángulo de base superficial y
vértice dirigido hacia la profundidad, cuyas paredes son generalmente lisas y
regulares.
— Bordes: Por lo general son nítidos, regulares y limpios. Se reúnen en los dos
extremos dando a la herida un aspecto fusiforme. En ocasiones, cuando la sección
afecta a un pliegue cutáneo -como es en las articulaciones de codo, rodilla, axila, o en
el cuello- estos bordes pueden adquirir un aspecto irregular.
— La retracción de los bordes: Se trata de una característica propia de las lesiones
producidas en vida, y que resulta a consecuencia de la elasticidad de las fibras de la
zona afectada, de tal forma que si el tejido en el que asienta la lesión es elástico, tenso
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y contráctil, al recibir la incisión los bordes de la herida se retraen de modo muy
marcado.
Royo Villanova enumera los tres condicionantes de los que depende la mayor o
menor separación de los bordes: la dirección de las fibras elásticas en la región
lesionada, la disposición anatómica de los tejidos y la posición de dicha zona afectada
en el momento de producirse la lesión. Así, puede generalizarse que la separación de
los bordes será tanto mayor cuanto más perpendicular sea la incisión respecto a la
dirección de las fibras de los tejidos, llegando a su máxima expresión cuando el corte
se produce con una dirección transversal. También cabe decir que la retracción en
determinadas zonas concretas es mínima, como sucede en el cráneo donde la dermis
asienta en la aponeurosis epicraneal y si ésta permanece íntegra la separación es
escasa, al igual que ocurre en la palma de la mano, en la que sólo si se afecta la
aponeurosis palmar se produce la separación de los bordes de la herida.
Respecto a la posición de la región afectada, resulta evidente que una herida
transversal en cuello presenta más separación cuando éste se encuentra en extensión
que hallándose flexionado.
— Extremos: El estudio de los extremos de una herida incisa resulta de gran
importancia médico legal, puesto que permite determinar con gran precisión algunas
de las cuestiones más trascendentales de la pericia. Cuando como ocurre en la
mayoría de los casos, el mecanismo predominante es el de presión/deslizamiento, los
ángulos de la herida se prolongan superficialmente en dos líneas denominadas
colas, que pueden ser de ataque o de salida, y que no siempre mantienen la misma
dirección que la lesión principal. La de ataque representa el comienzo de la incisión, y
debido a que generalmente está hecha con más fuerza resulta más corta y profunda,
mientras que la de salida dibuja el arma desplazándose sobre la superficie cutánea al
abandonar el cuerpo, siendo denominada por Simonin “cola de rata” y por otros
autores “cola terminal”. Si bien lo más frecuente es observar tan sólo una de ellas,
que será la terminal, en ocasiones aparecen colas en ambos extremos, de modo que,
como ya se ha expuesto, la de entrada es profunda y corta, comprometiendo todos
los planos, mientras que la de salida se va haciendo más superficial y el trazo es más
largo. Sin embargo, existe a este respecto una excepción de extraordinaria importancia
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en patología forense, que fue descrita por Canuto en 1928 al exponer un fenómeno que
denominó “inversión de la coleta”, que consiste en que en el degüello suicida la cola
larga es la de entrada, mientras que la de salida, producida por un despegamiento
del arma y no por deslizamiento, es corta y profunda. Así pues, vemos como el
estudio detallado de los extremos de la herida permite determinar la dirección del
arma en el contacto con el cuerpo de la víctima.
Además de estas cinco características descritas por Bonnet, en las heridas lineales
podemos observar otras más:
— El trayecto en superficie generalmente es rectilíneo o ligeramente incurvado,
aunque Thoinot precisa que también puede ser anguloso e incluso en zigzag. En
ocasiones este trayecto puede aparecer discontinuo, aparentando conformar dos o
más heridas distintas, como ocurre si la incisión afecta oblicuamente a un pliegue
cutáneo; éste es el caso de zonas flácidas de la piel o de determinadas localizaciones
como los párpados o el escroto, en los que si la herida es muy superficial puede
presentar interrupciones que se muestran como varias pequeñas heridas dispuestas
en una misma línea y separadas por zonas intactas.
— Las paredes son generalmente lisas y regulares, con una variable profundidad que
dibuja una sección triangular de vértice inferior.
— Esta profundidad es variable en dependencia del filo de la hoja, de la fuerza con
que se aplica sobre la superficie cutánea y de la resistencia de los tejidos afectados,
de manera que cuando el arma alcanza un plano óseo superficial, será éste el que
constituya el fondo de la herida. A este respecto, y en relación a diferentes
localizaciones, es inhabitual que cuando las heridas incisas se producen en tórax o en
abdomen penetren en la cavidad, pero si afectan a una articulación suelen
introducirse en su cápsula.
— Hemorragia: Mata incluye entre las características de este tipo de heridas las
hemorragias considerables y extensas, consecuentes a las secciones vasculares que se
producen, debiendo tenerse en cuenta a este respecto que las arterias junto a los
músculos constituyen los tejidos que mayor retractilidad presentan. Estas
extravasaciones hemáticas se producen generalmente hacia el exterior o hacia
grandes cavidades, como la pleural y la peritonea.
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2.- Heridas en colgajo: Se producen cuando el arma incisa ataca la superficie corporal
de manera oblicua, originando un tipo de lesión característica que Royo Villanova
denominó en “pico de flauta”, en la que uno de los bordes aparece a modo de lámina o
colgajo de sección triangular y con el borde libre fino. Esta lámina presenta una
amplitud y un grosor variables, según sea la longitud del arma, la profundidad con
la que penetra y la mayor o menor oblicuidad del ataque.
3.- Las heridas mutilantes aparecen cuando el arma actúa sobre regiones salientes del
cuerpo como nariz, orejas, pezón, etc., determinando una separación parcial o
completa de la región prominente afectada.
4.- Heridas por rozadura, también denominadas “rasantes” por Bonnet: Éstas, de
carácter leve, aparecen cuando el instrumento actúa de manera tangencial a la
superficie cutánea, desprendiendo únicamente la epidermis de forma parcial o total.
B. HERIDAS PUNZANTES O PERFORANTES
Tipo de arma:
Se trata de instrumentos cilindrocónicos alargados, con sección por lo general circular
o elíptica de diámetro variable, terminados en una punta que puede ser más o menos
aguda.
Clásicamente se dividen en naturales -espinas, aguijones y otras defensas de
animales- o artificiales -alfileres, agujas, clavos, flechas, etc.-.
Simonin las clasifica en razón de la morfología de su perfil, distinguiendo entre
aquellas que lo tienen redondeado -aguja, lezna, punzón, clavo…- y las que lo
presentan con aristas -espada, florete, tijera.
Mecanismo de acción:
Este tipo de armas punzantes o perforantes penetra en los tejidos a modo de cuña,
mediante la fuerza viva que se concentra en su punta, disociando y desplazando
lateralmente las fibras sin provocar una gran mortificación en las zonas lesionadas.
Como dice Pacheco “su punta aguda atraviesa la piel, divulsiona las fibras elásticas sin
seccionarlas y penetra en profundidad, dejando un orificio de entra- da de bordes romos”.
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Sin embargo, este mecanismo general de acción presentará particularidades
dependiendo del grosor del instrumento lesivo, de tal modo que si es muy fino, la
dislocación será tan pequeña que una vez retirada el arma, los tejidos, por su elasticidad,
volverán sobre sí mismos hasta la práctica desaparición del trayecto originado. Pero el
arma puede también presentar un diámetro mayor, en cuyo caso esa dislaceración se
convierte en un auténtico desgarro que, tras la extracción del arma, impide el retorno
completo del tejido a su estado previo, persistiendo una solución de continuidad que
hace que el trayecto a nivel superficial permanezca visible.
Características de las lesiones:
Di Maio incluye este tipo de lesiones entre las penetrantes, y diferencia en ellas una
herida cutánea visible a la que denomina componente externo y una herida interior
más profunda a la que llama componente interno.
El orificio de entrada se encuentra generalmente en la piel o en las mucosas, siendo
una de sus principales características la ausencia de proporción entre las dimensiones
de la herida y las del instrumento; tal como ya expresaba Mata hace ciento cincuenta
años “por regla general puede establecerse que las heridas hechas por un arma perforante no
presentan casi nunca exactamente la dimensión del cuerpo vulnerante que las ha producido.
Siempre son más pequeñas, por cuanto separadas las fibras del tejido, tienden a volver a su
estado por su elasticidad y se reducen al menos en el sentido transversal de su disposición, por lo
cual quedan oblongas, como lo hemos indicado poco hace. Por esto hay que suponer en tales
casos mayor diámetro del arma”.
El orificio de entrada puede presentar diferentes características en dependencia del
diámetro del arma empleada, y así, pueden observarse dos tipos de herida:
• Puntiforme: Aparecen cuando el instrumento lesivo es fino, originando un orificio
de entrada que puede presentarse totalmente disimulado y con un color rojizo, del
que parte una fina estría de igual color, que penetra pudiendo afectar a órganos
profundos.
• Ojal: Esta morfología se produce cuando el instrumento lesivo presenta un cierto
grosor, de tal modo que su diámetro sobrepasa el límite de elasticidad de los tejidos,
provocando una hendidura que semeja un ojal, con ángulos redondeados, nítidos e
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iguales, que jamás se prolongan en colas. En estas heridas deberán estudiarse
exhaustivamente:
— La morfología específica del orificio: Puede aportar datos que permiten aproximar
la forma del agente lesivo, observándose heridas cilindrocónicas, ojivales, triangulares,
rómbicas, o estrelladas en los casos en que el arma carece de punta.
— Las dimensiones: Que serán en todo caso, menores que el arma que las produce,
por supuesto para el sujeto vivo. En las serosas afectadas el orificio sí presenta
dimensiones similares a las del arma.
— El perímetro: Que se encuentra influenciado por la disposición de las fibras
elásticas de la región, según las Leyes de Filhos y Langer que a continuación se
exponen:
Leyes de Filhos (1833): “1ª Un instrumento redondeado y cónico, como un punzón, ocasiona
pequeñas heridas del todo análogas a las que resultarían de la acción de un estilete aplanado y
de dos filos. 2ª Estas heridas se dirigen siempre en el mismo sentido en una dirección
determinada del cuerpo, difiriendo de las producidas por un instrumento de dos filos en que
estas últimas pueden afectar toda suerte de direcciones”.
Ley de Langer (1861): “Cuando un instrumento punzante cilindrocónico lesiona un punto en
el cual convergen diversos sistemas de fibras de dirección divergente, la herida toma una forma
triangular o en forma de flecha”.
En base a estas Leyes, las lesiones punzantes mantienen en las diferentes regiones
anatómicas una dirección predeterminada, de tal modo que: en el cuello son
transversales en región anterior y de arriba hacia abajo y de detrás a delante en las
regiones laterales; en el tórax en su línea media son transversales, en las costillas
paralelas, en la axila verticales y en la espalda transversales con oblicuidad hacia
abajo; en abdomen transversales en la línea media y oblicuas hacia abajo tanto más
cuanto más lateral sea la región en la que asientan; y en extremidades su dirección es
paralela al eje del miembro.
— La fisionomía del borde del orificio, que puede presentar en la zona que lo rodea un
halo de contusión, denominado por los autores italianos “orla de excoriación”, que
aparece cuando el instrumento punzante presenta una extremidad roma -como sucede
61
con un destornillador- o un contorno rugoso -en el caso de las limas-, produciendo
una inversión de los bordes que se acompaña de una zona de enjugamiento
producida por el arrastre de polvo, tierra y óxido; en base a ello, Raffo asegura que en
ocasiones es posible la confusión entre este tipo de heridas y las que producen
proyectiles de arma de fuego de pequeño calibre. También, en aquellos casos en los
que el arma penetra en toda su longitud, puede aparecer una zona circundante
contusa rodeando al orificio, causada por el traumatismo del mango sobre la superficie
cutánea.
— Hemorragias: En este tipo de lesiones rara vez se asocian hemorragias externas,
siendo lo más común que se produzcan al interior. Sin embargo, cuando el territorio
afectado tiene vasos sanguíneos próximos a la superficie cutánea, estas extravasaciones
sanguíneas pueden producirse al exterior, como ocurre en lesiones penetrantes en axilas,
flexuras y cara anterior de brazos, ingle, hueco poplíteo y, por supuesto, el cuello.
Continuando con el estudio de las características de la lesión debe analizarse el
trayecto. Aparece en forma de una línea rojiza que resulta del derrame sanguíneo en
el interior del canal que atraviesa los tejidos lesionados. En él debe estudiarse la
dirección de la herida por planos, para comprobar como en cada uno de ellos es
diferente dependiendo de la que poseen sus elementos elásticos, encontrándose en
ocasiones cómo en dos túnicas consecutivas aparecen soluciones de continuidad que
forman entre sí un ángulo recto, tal como sucede en las heridas en el estómago: “en la
serosa, la hendidura tiene una dirección paralela a la de las curvaturas; en la muscular se
observa una dirección transversal, y en las mucosas una dirección un tanto oblicua”.
El orificio de salida no siempre existe en este tipo de lesiones, pero cuando está
presente tiene los bordes irregulares y evertidos, al perforarse la piel de dentro hacia
afuera, originando una especie de estallido con fisuras y roturas atípicas. El diámetro de
esta lesión suele ser menor que el del orificio de entrada, ya que cuando está presente
sólo alcanza a producirlo la punta del arma. Evidentemente la fisonomía del borde del
orificio difiere de la producida en la entrada del arma, careciendo entre otras
características de la denominada “orla de excoriación”.
En caso de que el arma no atraviese totalmente la región afectada, y en consecuencia
no aparezca orificio de salida, deberá estudiarse detenidamente el fondo de la lesión,
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puesto que en él pueden hallarse restos de suciedad e incluso fragmentos y astillas del
instrumento lesivo que pueden ayudar a identificarlo.
C. HERIDAS CORTO-PUNZANTES
Representan el tipo de heridas por arma blanca con mayor trascendencia desde una
perspectiva médico forense, al tratarse de las más frecuentes en casos de homicidio y
de suicidio.
Tipo de arma:
Se trata de instrumentos formados por una lámina dotada de una o más aristas afiladas
y cortantes que termina en punta, clasificándose según el número de filos en
monocortantes, bicortantes y pluricortantes, siendo algunos ejemplos las navajas,
cuchillos, puñales, etc.
Su mecanismo de acción es mixto, actuando por la punta y por el filo
simultáneamente, de tal modo que el predominio de uno u otro dependerá por una
parte de cómo el instrumento incida en la superficie del cuerpo y por otra de la agudeza
de sus bordes cortantes. Así, mediante la punta ejercen una acción de cuña disociando
las fibras, mientras que con el filo dividen los tejidos y los desplazan.
Características de las lesiones:
En estas lesiones destaca la mayor profundidad respecto de su longitud en superficie,
de tal manera que son heridas que penetran, pudiendo afectar a estructuras vitales
determinando con ello la muerte.
Al igual que las heridas punzantes, Di Maio -y también Knigth-, incluyen a estas
lesiones entre las penetrantes, llegando el primero a afirmar “el arma más utilizada para
producir una herida punzante o penetrante es un cuchillo”.
Deberán distinguirse en el estudio de este tipo de lesiones los siguientes elementos
constituyentes:
Orificio de entrada: Su morfología varía según el instrumento empleado y los
posibles movimientos del agresor o de la víctima una vez que el arma ha ingresado en
63
su organismo, de tal modo que Royo Villanova diferencia distintos tipos de orificio:
Producidos por una hoja sutil y bicortante, por una hoja no muy gruesa y
monocortante, por hoja monocortante gruesa con borde romo muy grueso, por hoja
pluricortante, por hoja de superficie irregular y corte o cortes desafilados, y por hoja
que cambia de dirección dentro de los tejidos.
• Si el instrumento es plano y bicortante, el componente externo adopta la forma de
una fisura parecida a la que produce un instrumento cortante, adquiriendo una
mayor profundidad, de forma que la dirección de la herida sigue la del eje
transversal del arma y es por tanto independiente de las fibras elásticas, lo que sirve
de elemento diferenciador respecto de las lesiones punzantes. En estas heridas
ambos extremos son agudos y en ellos puede no observarse ninguna cola si el arma
penetró y salió perpendicularmente, una si al entrar o al salir formó un ángulo
agudo -que será tanto más larga cuanto más agudo haya sido el ángulo formado-,
o dos, si formó un ángulo agudo tanto al entrar como al salir por extremos
opuestos.
• Si la hoja es no muy gruesa y monocortante, las heridas producidas se diferencian
de las anteriores en que presentan un extremo agudo, que puede prolongarse con
una cola, y el otro más romo, como redondeado. Cuando el arma incide de modo
perpendicular a la dirección de las fibras elásticas de la piel, la forma que adopta la
herida es oval, si bien en estos casos la aproximación de los bordes pondrá de
manifiesto la diferencia descrita entre los ángulos de ambos extremos.
• Si la hoja es gruesa y monocortante, el ojal producido tiene forma de hendidura
triangular alargada, distinguiéndose claramente entre un extremo agudo originado
por el filo y uno romo opuesto al anterior, debido al lomo del arma, que constituye
la base del triángulo descrito. En ocasiones la herida termina en una pequeña línea
que describe un ángulo con la principal, conformando dos hendiduras que se
corresponden con los ángulos del borde romo de la hoja, dando un aspecto que
Simonin describe como “punta de flecha”, y que verdaderamente se asemeja a
una “cola de pescado”.
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Fig. 1. Imagen en forma de pez producida por arma corto-punzante gruesa y con
un solo filo.
• Si la hoja es pluricortante, el orificio que produce tiene una morfología estrellada
con tantas puntas como bordes afilados posea el arma, siempre y cuando penetre de
forma perpendicular a la superficie cutánea ya que, de no ser así, puede ocurrir
que alguno de los filos no quede marcado. En otras ocasiones, en las que el arma
penetra varias veces en la misma zona, también estas características pueden verse
modificadas.
Pero además de la morfología del arma, que claramente va a definir la constitución
del orificio de entrada, las características de éste pueden variar debido a otra serie
de factores relacionados con partes del instrumento lesivo o con las condiciones en
las que se produce el ataque.
• Hoja de superficie irregular y corte o cortes desafilados: El instrumento
característico de este tipo es la lima, que produce una lesión con su borde cortante.
El ángulo de la herida no es muy agudo y no presenta cola, observándose en los
márgenes, que aparecen ligeramente equimóticos y tumefactos, numerosos y
pequeñísimos desgarros.
• Heridas con cambio de dirección dentro de los tejidos: Si el arma penetra con una
orientación y es retirada con otra distinta -bien debido a movimientos voluntarios
del agresor que imprime al arma una rotación sobre su eje, o a movimientos
voluntarios o involuntarios de la víctima- cruza en su salida el trayecto inicial,
dando lugar a una sección secundaria que deja en la piel una herida única de aspecto
anguloso y con grandes ramas, que asemeja a la resultante de dos cortes dados en
65
el mismo punto, y que los distintos autores asimilan a diferentes morfologías; así,
mientras Di Maio la describe con forma de “Y” o “L”, y Knigth como una “V” o
una figura irregular, Hinojal le atribuye una forma de “cola de golondrina”.
• Di Maio introduce un elemento importante en la morfología del componente
externo, al exponer que las armas con un solo filo pueden producir heridas cutáneas
en las que ambos extremos son romos o cuadrangulares. Esta característica puede
aparecer cuando el instrumento ha sido introducido hasta la empuñadura, debido a
que la mayoría de los cuchillos tienen una parte corta de la hoja inmediatamente
delante del guardamano, denominada talón, que carece de filo por ambos bordes.
• Las tijeras representan un tipo especial de instrumento corto-punzante, obrando
de dos modos diferentes según se encuentren cerradas o abiertas, en cuyo caso posee
dos extremos inciso-punzantes. Si la tijera penetra cerrada determina una única
herida que presenta generalmente una pequeña melladura en uno o ambos lados,
adoptando una forma característica en “Z” o en destello de rayo. Si está abierta, lo
más común es que sólo penetre una de las hojas dando lugar a una herida de aspecto
similar a la producida por un cuchillo, pero si penetran las dos ramas aparecen
dos lesiones a modo de fisura, separadas entre sí en dependencia de su abertura,
formando una “V” con colas en los bordes proximales de ambos ojales.
Trayecto: La principal característica del trayecto originado por este tipo de armas, es
que la lesión en los diferentes tejidos que atraviesa está orientada en todos ellos en la
misma dirección, a diferencia de lo ya descrito en las heridas perforantes en las que
depende de las fibras elásticas, que en este caso únicamente influyen en su dimensión.
Resulta de importancia conocer que las lesiones en órganos dotados de movilidad
pueden presentar un mayor tamaño que el arma, tal como sucede en pulmones o en
diafragma, con una característica morfológica añadida en corazón, en la que la herida
adopta una forma de acento circunflejo ya que al contraerse se hiere a sí mismo contra
el instrumento. Una última particularidad respecto al trayecto reside en la posibilidad
de que sea único o múltiple para un único orificio de entrada, en razón de que el arma
sea o no nuevamente introducida sin haberse extraído del todo.
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Este canal puede ser completo determinando la aparición de un orificio de salida, que
será estudiado a continuación, o bien quedar en fondo ciego.
Orificio de salida: Como acaba de exponerse no siempre existe, pero en caso de
aparecer presenta unas marcadas diferencias respecto al de entrada: en principio es de
menor tamaño, ya que las armas de este tipo suelen ser más finas en la punta, pero
además, su morfología es generalmente diferente debido a que en la mayoría de estos
instrumentos la punta suele ser bicortante y la base monocortante, de tal modo que el
orificio de salida presenta características de herida bicortante mientras que el de
entrada semejará las de una monocortante.
En ocasiones, pueden aparecer dos orificios de entrada y uno de salida en zonas del
cuerpo que resultan atravesadas por un arma que alcanza la región adyacente
penetrándola, como puede ocurrir en extremidad superior o en mama con
subsiguiente entrada en región contigua de tórax.
D. HERIDAS INCISO-CONTUSAS
Tipo de arma:
Se trata de armas dotadas de una hoja afilada y de un cierto peso que les proporciona
una mayor fuerza viva, como es el caso de hachas, azadas, sables, etc. En otras
ocasiones son instrumentos cortantes cuyo filo se encuentra parcialmente mellado.
Mecanismo de acción:
Estos instrumentos combinan la acción cortante por la existencia de un filo con el
mecanismo contundente derivado de su peso, de tal forma que cuanto mayor sea su
masa, tanto más predomina la acción de su fuerza viva sobre la cortante. Para Raffo,
existe un “predominio del peso sobre la perfección del filo”, en el que lo habitual es el
golpe dirigido de arriba hacia abajo y a la cabeza.
Características de las heridas:
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Se trata de lesiones lineales de perfil triangular, en las que la limpieza de los bordes
depende del filo de la hoja, y en las que no existe cola, ya que el arma al atacar los
tejidos profundiza sin resbalar sobre ellos. No obstante, y siendo éstas las
características generales, Font Riera describe un caso de homicidio con hacha, en el que
debido al gran filo que presentaba el agente lesivo se apreciaban nítidas colas en
algunas de sus heridas.
Las características principales que aparecen con carácter general en este tipo de
heridas son:
• Contusiones en los bordes, que no son muy marcadas puesto que la solución de
continuidad se produce siempre por diéresis tisular.
• Ángulos con ausencia de colas.
• Bordes poco netos con paredes irregulares, que no presentan puentes de tejidos
entre ellos.
• Profundidad que llega a interesar huesos -en los que provocan fisuras y fracturas
de aspecto irregular y astillado-, órganos vitales, e incluso pueden producir
amputaciones y separación de la cabeza.
• Fondo profundo formado por tejidos dislacerados.
• Predominio de la extensión en superficie.
E. HERIDAS DISLACERANTES
Pedro Mata, en su tercera edición del Tratado de Medicina y Cirugía Legal, incluye
entre las armas blancas los instrumentos dislacerantes, mencionando en este grupo
las garras, las uñas, y otros instrumentos con varias puntas.
Mecanismo de acción:
Estos agentes actúan distendiendo los tejidos hasta el extremo de superar su
elasticidad, rasgándolos o dislacerándolos.
Características de las lesiones:
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Estas lesiones pueden guardar una relación morfológica con el agente lesivo, de tal
modo que en las armas dotadas de varias puntas se reproducen lesiones que
presentan un paralelismo similar al de las distintas partes del instrumento. Otro
tanto puede decirse con respecto al diámetro de la lesión y al volumen de cada una de
las puntas dislacerantes.
Además, las lesiones se caracterizan por presentar desgarros y mutilaciones de
superficie irregular, con colgajos que presentan diferentes formas según el alcance de
los arrancamientos. Tan sólo si se afecta de modo exclusivo la superficie cutánea, la
herida dislacerante tendrá similitud con las lesiones contusas, diferenciándose de ellas
por la práctica inexistencia de equímosis.
F. LESIONES PUNZOCONTUSAS
Grandini también incluye entre las armas blancas a un grupo más de agentes lesivos a
los que denomina punzocontundentes.
Tipo de arma:
Se trata de instrumentos que tienen una punta roma y están dotados de una gran masa,
produciendo heridas más profundas que extensas. Entre ellas puede incluirse la chaira
y el pico.
Mecanismo de acción:
Actúan separando las fibras de la piel y de los tejidos, contundiendo las zonas
adyacentes y penetrando en profundidad, de tal modo que aparecen equímosis
alrededor de la herida.
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LESIONES POR ARMA DE FUEGO
HERIDAS POR ARMA DE FUEGO
Se conocen como heridas por arma de fuego aquellos efectos lesivos que producen sobre el
organismo los disparos realizados con armas cargadas de diversos tipos de pólvora u otros
explosivos. Para su análisis sistematizado estudiaremos, en este orden:
1. Las armas de fuego
2. Los elementos que integran los disparos
3. La morfología de las heridas por arma de fuego
4. Los problemas médico legales que se plantean en estas heridas.
ARMAS DE FUEGO
Reciben este nombre instrumentos de dimensiones y formas variadas destinados a lanzar
violentamente ciertos proyectiles, aprovechando la fuerza expansiva de los gases que se
desprenden al inflamarse de forma instantánea sustancias explosivas en un espacio
confinado. Conservan el nombre genérico de armas de fuego porque en los modelos
primitivos los disparos iban acompañados de la salida de una llamarada por la boca del
arma.
Las armas de fuego se componen de 3 partes esenciales:
1. La culata, destinada a asir y sujetar el arma
2. Mecanismos: de disparo, constituido por un percutor, que se acciona con un gatillo, y de
extracción, en su caso, para expulsar el casquillo de la munición una vez hecho el
disparo.
3. El cañón. Es un cilindro hueco, de mayor a menor longitud según el arma. Posee un
cuerpo y 2 orificios o bocas. La posterior es llamada boca de carga y está unida a la
cámara de disparo, desde donde pasa el proyectil al cañón en el momento de la
deflagración de la carga. El orificio anterior, libre, se llama también boca de fuego, por
ser por donde sale el proyectil al exterior en el momento de disparo. La superficie
interna del cañón, puede ser lisa, hoy en desuso, o estriada por unas crestas curvilíneas
que recorren toda su longitud en sentido helicoidal: estas estrías imprimen al proyectil
70
un movimiento de rotación que mantiene su trayectoria y le da una mayor fuerza de
penetración.
Clasificación de las armas de fuego
A efectos clasificatorios pueden seguirse varios criterios:
1. Según su alcance y en relación con la longitud del cañón:
a. Armas de fuego cortas. Son las que intervienen con mayor frecuencia en los asuntos
criminales. Entre ellas figuran: pistolas ordinarias, revólveres, pistolas automáticas,
pistolas ametralladoras.
b. Armas de fuego largas. Se utilizan para caza y con fines de guerra. Figuran entre
ellas: escopetas de caza, fusiles, carabinas, fusiles ametralladores, subfusiles y
metralletas.
2. Según la carga que disparan:
a. Armas de proyectiles múltiples.
b. Armas de proyectil único.
En el primer grupo se incluyen las escopetas de caza y algunas de guerra. Los
proyectiles que disparan estas armas se denominan según su naturaleza y forma:
metralla, postas o perdigones. Al segundo grupo, más numeroso pertenecen el resto de
las armas de fuego que en cada disparo lanzan un solo proyectil o bala.
Una importante innovación tecnológica en la concepción de las armas de fuego de uso
bélico ha conducido al desarrollo de un nuevo tipo de fusil de asalto usado por primera
vez en la guerra de Vietnam, que están dotados de proyectiles de pequeño calibre y alta
velocidad, capaces de producir efectos lesivos de suma gravedad que detienen al
enemigo de forma instantánea. Su perfeccionamiento en los años siguientes y su
fabricación en grandes series lo han generalizado y hoy son empleados no solo por los
ejércitos regulares, sino también por guerrilleros, terroristas y delincuentes en general.
Las características balísticas de estos proyectiles, cuya velocidad de progresión al salir
del arma se encuentra en los 1.000m/seg en contraste con la velocidad de los proyectiles
de revólver o pistola (200 a 300m/seg) o de los fusiles ordinario (600 a 700m/seg) dan
lugar a efectos lesivos de mayor gravedad y de una morfología distinta, por lo que
71
pueden inducir a errores en la resolución de los problemas fundamentales de las heridas
por proyectiles de arma de fuego, esto es la dirección y la distancia del disparo.
3. Según la constitución de las armas. Las armas de fuego que intervienen en las
peritaciones médico-legales pueden diferenciarse por su constitución en:
a. Armas típicas. Se engloban bajo esta denominación todas las armas comerciales
fabricadas en serie por las distintas marcas.
b. Armas atípicas. Son armas irregulares e improvisadas que resisten a toda descripción.
Unas veces se fabrican caseramente con tallos huecos o con llaves grandes: otras
veces se trata de viejos mecanismos, a menudo transformados o arreglados. Su carga
es muy irregular y, a menudo de efectos brutales. Tienen un gran valor diagnóstico
pues son casi exclusivas del suicido.
ELEMENTOS QUE INTEGRAN LOS DISPAROS
Los integrantes de las municiones de armas de fuego, que cambian de estructura o de
situación, contribuyendo a los efectos de los disparos, son: la pólvora, el taco y el proyectil.
Pólvora
La pólvora constituye la mezcla explosiva que comunica su fuerza de propulsión al
proyectil. Pero también puede obrar sobre el blanco por sus productos de combustión: gases
de explosión, llama, granos de pólvora no quemados y negro de humo.
Gases de explosión
Son conocidos sus efectos y acción violenta cuando existen en gran volumen. En las
heridas por arma de fuego no intervienen los gases de explosión cuando tienen plena
libertad de expansión. Es decir, no actúan más que en los disparos en que la boca del
cañón contacta con el blanco (disparos boca de jarro) o cuando el disparo se hace en una
cavidad cerrada (boca).
Los destrozos que producen los gases de explosión se hallan en razón directa de la carga
de pólvora, de la potencia del arma y de la dirección del tiro: al parecer, el único activo
es el tiro perpendicular al blanco.
La resistencia de la piel desempeña asimismo un papel considerable: si puede deprimirse
con entera libertad, se ennegrece, pero no se lesiona; si su depresión se halla limitada por
72
un plano óseo subyacente, sufre lesionas tan señaladas como los tejidos situados debajo;
si el plano esta inmediatamente subcutáneo, la piel se desgarra y revienta, quedando a
menudo trituradas las partes intermedias y fractura el hueso; si el plano óseo se halla
más lejano, la piel se hiende, dando un orificio en forma de ojal bastante regular, y las
partes blandas subyacentes a la piel quedan trituradas si el plano óseo está muy lejano, la
piel puede perforarse como por la acción de una bala y los músculos subyacentes son
asiento de considerables destrozos.
Por efecto de los gases de explosión de la pólvora se explican los destrozos que causan
los disparos en la boca (suicidio), saltando en pedazos las mejillas, el esqueleto de la
cara y el cráneo. La misma acción es la que hace estallar el cráneo en los tiros a muy
corta distancia en la cabeza y con fuertes cargas (fusil de guerra y escopeta de caza).
Llama
Un cono de llama, procedente de la deflagración de la pólvora, sale del cañón durante el
disparo. El alcance de este cono es escaso (igual a la longitud del cañón en los fusiles
antiguos y mucho menos en las armas modernas). Su acción se manifiesta, pies, sólo a
corta distancia, sobre todo en los revólveres. Las pistolas automáticas, con munición
cargada con pólvoras piroxiladas, apenas dejan salir llama por la boca de fuego.
La llama obra sobre la piel, los pelos, y los vestidos de un modo ligero, por lo común,
pero puede causar quemaduras extensas en vestidos de fibras sintéticas e incluso
incendiarlo. Hay ocasiones en que es difícil deslindar la acción de la llama respecto a la
del taco.
Granos de pólvora
Los granos de pólvora que no han llegado a arder salen del cañón formando un cono
también de escaso alcance que, por tanto, no obrará sino a corta distancia. Estos granos
se incrustan en la piel y se dibujan en ella, dando una figura cuya forma y dimensiones
corresponden exactamente a las de la base del citado cono en su intersección con el
plano del cuerpo que sufre el disparo.
Esta figura es circular y el diámetro, variable, en los disparos perpendiculares, siendo, en
cambio, semicircular oval en los tiros oblicuos. Los granos de pólvora se incrustan en el
plano de intersección cutáneo según el estado en que se hallaban, ya dispersos, ya en
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masa. Siempre es más discreta la incrustación, a paridad de distancia, con la pólvora
piroxilada que deja escapar menos granos de pólvora sin arder.
Negro de humo
En los disparos a boca de jarro o en quemarropa el humor produce un deposito,
separable por el lavado, cuyo color es el de la pólvora es decir, negro cuando se emplean
las pólvoras antiguas y gris verdoso con las piroxiladas.
Taco
La acción del taco, cuando existe, se ejerce solamente en los disparos a corta distancia;
siempre es mucho menos importante con las armas modernas perfeccionadas, donde el taco
es muy reducido, que con las armas antiguas cargadas por la boca, cuya carga exigía
grandes tacos. De las armas modernas casi únicamente las escopetas de caza llevan tacos en
su munición, en forma de arandelas o discos de cartón, parafina, etc., que separan los
distintos componentes el cartucho: un taco separa la pólvora de los perdigones y otro cierra
la boca del cartucho.
El taco obra doblemente: como proyectil y como cuerpo en ignición. Es raro observar su
acción como proyectil, si bien en estos casos adquiere gran importancia médico-legal, pues
la presencia de un taco puede proporcionar valioso indicios a la instrucción.
Con mayor frecuencia produce lesiones como cuerpo en ignición, encendido por la llama
del disparo. Su acción llega a prender fuego a los vestidos de la víctima y cuerpos
combustibles que rodean el blanco. En ciertos casos la acción del taco en ignición y la de la
llama se asocian hasta un punto muy difícil ya un imposible de diferenciar.
Proyectil
El proyectil, único o múltiple es el agente más importante de las heridas por disparos de
arma de fuego. Ya hemos indicado sus principales variedades. En cuanto a sus efectos,
constituyen el objeto de la descripción del siguiente apartado.
LOS ELEMENTOS DE PRUEBA
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En cualquier caso de lesiones causadas por uno o más proyectiles de arma de fuego quedan
evidencias o elementos de prueba que es preciso preservar adecuadamente para estudios
complementarios.
En la escena
En la escena primaria de los hechos pueden hallarse elementos de prueba susceptibles de
ser estudiados en los laboratorios y muchas veces ellos son remitidos junto con el cadáver y
el acta de inspección judicial. Con mayor frecuencia, tales elementos son proyectiles de
arma de fuego que han sido disparados, ya contra la victima a la que han lesionado de
manera transfixiante, o contra ella, sin que hayan hecho blanco en su objetivo, también
quedan en la escena vainillas y algunas veces, armas de fuego (ya se ha mencionado que en
todos aquellos sitios en donde no exista la infraestructura ni los mecanismos de seguridad
para garantizar la cadena de custodia sobre los elementos recuperados sea en la escena o en
el cadáver, tales elementos de prueba deben ser entregados a la autoridad de manera
inmediata.
En las prendas
Luego de la inspección general del cuerpo se procede a examinar las prendas antes y
después de retirarlas. En ellas se buscaran elementos extraños que es pertinente recoger,
como fibras o cabellos. Las prendas no deben lavarse ni escurrirse; se revisan en ellas la
talla, marca, características generales, desgarros, perforaciones por proyectiles de arma de
fuego u otras huellas de violencia. Estas prendas se deben dejar secar al aire, no al sol, y ser
estudiadas para calcular la distancia de los disparos cuando es la prenda más externa.
LOS MECANISMOS DE LESIÓN
Los proyectiles de arma de fuego producen lesiones en las victimas por la alta energía
cinética a la cual se desplazan al ser impelidos por los mecanismos de disparo. Al ingresar
en el cuerpo de la víctima inicialmente dejan una solución de continuidad denominada
orifico de entrada. En su transcurso en el interior del cuerpo de la víctima se genera la
disrupción de las relaciones anatómicas normales en un tune que tiene 2 componentes y que
en todos los caso de lesiones causadas en vida del sujeto, son de un fondo hemorrágico, en
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contraposición a las lesiones post mortem y en algunos a las peri mortem, en las cuales el
fondo de dicho túnel es anémico, es decir, pálido. En el examen interior de cualquier
cadáver con lesiones por proyectil de arma de fuego, el túnel que puede explorar el médico
o cualquier otro observador es la cavidad real que deja el proyectil en el discurrir dentro de
las estructuras anatómicas comprometidas. Durante su breve paso forman una cavidad
virtual.
Morfología de las Heridas por Arma de Fuego
Definiremos sucesivamente las heridas producidas por proyectil único (bala) y las causadas
por proyectiles múltiples (perdigones). De las primeras distinguiremos las heridas de bala
de las armas ordinarias y las heridas por proyectiles de alta velocidad.
Heridas de Bala
De manera esquemática hay que considerar en estas heridas un orificio o herida de entrada,
un trayecto y una herida de salida.
Herida de Entrada
Generalmente única por cada disparo, si bien puede ser múltiple, como cuando un proyectil
atraviesa el brazo antes de alcanzar el tronco, en caso de defensa, etc.
También pueden producirse varios orificios de entrada si la bala se fragmenta antes de
alcanzar el blanco, al chocar con un cuerpo duro. Hay que considerar aisladamente el
orificio de su contorno, llamado habitualmente tatuaje.
Orificio
De forma generalmente redondeada y oval. Es excepcional que sea totalmente circular pues
siempre hay una deformación conforme a la dirección de las fibras de la región. En las
heridas hechas a gran distancia, el orificio adopta la forma de un ojal o hendidura lineal.
Mientras en las heridas hechas a corta distancia la forma se presenta con un aspecto
desgarrado, como de estrella, debido a la acción de los gases, difundiéndose con violencia
bajo la piel.
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Las dimensiones ofrecen alguna variedad, dependiendo de la forma del proyectil, de la
distancia a la que se hizo el disparo y de la fuerza viva que aun empujaba la bala al llegar a
la piel. En el caso más común de los proyectiles cinlindriconicos, las dimensiones del
orificio son menores al calibre de la bala; pues al alcanzar la piel, la hunde y distiende,
perforándose en un vértice. Al readquirir el tegumento, el orificio se restringe. La diferencia
entre el diámetro del orificio y el calibre de la bala está relacionada a la elasticidad de la
piel del sitio herido.
En los disparos hechos a corta distancia el orificio es sumamente grande por efecto de los
explosivos, por tanto el diámetro de la herida suele ser del mismo tamaño que el calibre de
la bala o aún más grande debido al movimiento vibratorio del impacto, lo cual amplía sus
dimensiones.
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Tatuaje
Formaciones resultantes del disparo que se dibujan alrededor del orificio de entrada y
suministran importantes indicaciones diagnosticas médico-legales.
Tiene dos componentes: cintilla de contusión y taraceo (tatuaje propiamente dicho)
Cintilla de contusión o erosiva
Es muy estrecha, 1mm o poco más, desecada y apergaminada en el cadáver, de color más o
menos oscuro y a veces ennegrecida por la pólvora. Puede adaptar una forma circular que
rodea todo el orificio (disparos perpendiculares) o forma de semiluna (disparos oblicuos).
En su formación tiene varios mecanismos.
1. Contusión de la piel por la bala en el choque
2. Erosión que origina la piel al distenderse, antes de perforarse y que produce verdaderas
roturas de fibras cutáneas.
3. Frotación del proyectil sobre la piel deprimida.
4. Suciedad de la bala a su paso por el orificio.
La distancia entre los extremos de la cintilla corresponde al calibre real del proyectil.
Taraceo
Presente solamente en el radio de acción de los componentes del disparo, distintos al
proyectil, a su salida del cañón. Falta, en los disparos a larga distancia; en los disparos a
boca de jarro, por penetrar directamente bajo la piel. El tatuaje está constituido por la
conjunción de tres elementos.
1. Quemadura causada por la llama, que da lugar a una zona apergaminada, morena o
amarillenta y concéntrica al orificio, en la que se hallan quemados los pelos.
2. Incrustación de los granos de pólvora no quemados, más o menos separados entre si
según la distancia del disparo y que pueden haber penetrado solo hasta la epidermis, o
incluso llegar profundamente a la dermis. La distribución de los granos con relación al
orificio constituye un buen elemento de juicio, para determinar la dirección de los
disparos.
3. Depósito de negro de humo de la pólvora que enmascara o difumina el resto del tatuaje y
que puede hacerse desaparecer por el lavado suave con agua. Este tercer elemento del
tatuaje ocupa una extensión mayor que el resto de los otros componentes.
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En el tatuaje debemos distinguir una parte deleble, susceptible a desaparecer por el lavado,
constituida por el depósito de negro humo y los granos de pólvora situados sobre la
superficie de la piel o ligeramente incrustados en la epidermis. A su vez, el tatuaje indeleble
está formado por los granos de pólvora firmemente incrustados en la dermis.
Zona de esfumamiento, que ocupa la parte periférica del tatuaje y que está constituida solo
por el depósito de humo, compuesta por depósito de humor, granos incrustados en la
epidermis, granos incrustados en la dermis y la quemadura de la llama. Como consecuencia
del lavado desaparecería la zona de esfumamiento y se modificaría en su color y densidad,
pero sin desaparecer totalmente la zona de tatuaje propiamente dicho.
Heridas atípicas.
En algunas ocasiones, el orificio de entrada de las heridas por arma de fuego difiere
sensiblemente de la descripción anterior, dando lugar a heridas atípicas. Las principales
son:
1. Simples contusiones producidas por: Balas muertas, que no llegan a perforar la piel, se
producen también cuando el proyectil choca con obstáculos (medallas, c arteras, placas
metálicas, monedas u otros).
2. Erosiones o surcos producidos por balas que tocan tangencialmente el cuerpo.
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3. Heridas en fondo de saco, son proyectiles que penetraron muy poco y en su fondo puede
encontrase el proyectil o bien que se haya caído, dando lugar agrandes dudas
diagnósticas.
4. Heridas en Boca de Mina (Hofmann), se produce en los disparos hechos con el arma en
contacto con el cuerpo, los gases de la explosión penetran en la herida con la bala y
refluyen al encontrar un obstáculo óseo, originando un extenso estallido de la piel. La
herida aparece ennegrecida por el depósito de negro humo y granos de pólvora.
Heridas de Contacto
Signo de Puppe - Werkgartner.
Impresión de la boca de fuego sobre la piel, por recalentamiento de la misma.
Signo de Benassi.
Anillo de humo sobre la superficie externa del hueso, en la cabeza. Por depósito de
humo.
Signo de la Boca de Mina de Hofmann.
Desgarrado con bordes ennegrecidos por el humo, del orificio de entrada en disparos a la
frente.
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Trayecto
Corresponde al recorrido de la bala en los tejidos, este puede ser único o múltiple, si la bala
se fragmenta al cruzar por los tejidos. Por su dirección puede ser rectilíneo, es decir que
sigue la dirección del proyectil en el disparo o con desviación, producida por choque con
algún hueso lo cual origina en ocasiones direcciones sorprendentes e indescriptibles.
El diámetro del trayecto no suele ser uniforme, ya que este se ensancha debido a
deformaciones del proyectil y sobre todo por su acompañamiento y arrastre de esquirlas
óseas o cuerpos extraños. El interior del trayecto se llena de sangre, de modo que en el
cadáver el trayecto se reconoce por la línea sanguínea que marca el paso del proyectil,
conocida también como “hemorragia en T” y la infiltración del trayecto se complementa
por una hemorragia en sabana.
Si el proyectil no salió al exterior, se encontrara en el extremo del trayecto cerrado, en
algunas ocasiones el hallazgo del proyectil es extremadamente difícil, ya que puede ocupar
lugares inverosímiles cuyos mecanismos no llegan a explicarse bien, en algunos casos es
recomendable la utilización de los rayos X para su ubicación. En ocasiones es aconsejable
el pasar los coágulos sanguíneos encontrados en las cavidades por un tamiz, con el fin de
encontrar los proyectiles que a veces quedan englobados en ellos.
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Orificio de Salida
Es inconstante por definición, aunque muy frecuente, su forma y tamaño varían mucho,
dependiendo de los planos que atravesó la bala, sus bordes suelen ser vertidos,
sobresaliendo esferulillas de grasa del tejido celular subcutáneo, lo que no ocurre en un
orificio de entrada; si la bala ha sufrido deformaciones, el orificio de salida es mayor y más
irregular que el de entrada. Si el proyectil atravesó tejido óseo, las esquirlas desprendidas y
arrastradas salen con la bala, produciendo grandes e irregulares heridas con desgarro; en
términos generales puede decirse que el orificio de salida es de mayores dimensiones que
el de entrada, salvo en los disparos producidos en contacto o con proyectiles de alta
velocidad.
La ausencia de tatuaje no excluye necesariamente un orificio de entrada, ya que pude faltar
en los disparos a larga distancia y en los disparos próximos que radican en partes cubiertas
de vestidos en los que quedan retenidos sus elementos integrantes. Mayor interés se
concede a la cintilla contusito-erosivo exclusiva de los orificios de entrada, en los que no
faltaría nunca prácticamente.
Herida por Proyectil de Alta Velocidad
Las heridas producidas por disparos de arma de fuego con proyectiles de alta velocidad
tienen las siguientes características.
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1. Orificio de entrada. Suele ser de dimensiones normales con relación al calibre del
proyectil. Pero en ocasiones, este orificio asume una forma estrellada que recuerda la de
los disparos a boca de jarro con proyectiles ordinarios, ahora bien, al examinar con
atención el orificio, se observa que no tiene caracteres de tipo explosivos, ni efectos
secundarios propios de aquellos disparos quemadura, tatuaje dentro del orificio, etc.
2. Trayecto se caracteriza porque el conducto que lo constituye aparece rodeado de una
zona de necrosis o esfacelo. Por fuera de la cual se encuentra una infiltración
hemorrágica. El trayecto puede terminar en fondo de saco o dividirse en varios trayectos
secundarios de menores dimensiones, que son debidos a la fragmentación del proyectil.
En efecto este tiene tendencia a girar sobre su eje transversal, con lo que aumenta la
resistencia a su paso, así como a fragmentarse.
3. Orificio de salida cuando existe es de dimensiones bastante mayores que el orificio de
entrada, como consecuencia de la acción de los proyectiles secundarios óseos que
arrastra consigo la bala si en su trayecto ha chocado con alguna estructura ósea a la que
haya fracturado. Sin embargo, hay ocasiones en que las relaciones de los tamaños de
los orificios de entrada y salida pueden invertirse, sucede así cuando el orificio de
entrada es estrellado y el proyectil solo ha atravesado partes blandas. En estos casos
pueden producirse errores en la evaluación médico-legal de la dirección del disparo.
Estos efectos lesivos, propios de los proyectiles de alta velocidad, se deben al modo en
que ceden su elevada energía cinética al atravesar los tejidos. Al chocar el proyectil con el
blanco e iniciar su trayecto en el organismo, libera gran cantidad de energía en sentido
centrifugo a su eje de progresión, dando lugar a una aceleración radial de los tejidos
atravesados. Se forma a si una cavidad. La cavidad temporal. Cuyo diámetro es mayor que
el diámetro del trayecto definitivo. El moviendo centrifugo de alejamiento de los tejidos
persiste hasta que toda la energía cinética es transformada en energía elástica, momento en
que la cavidad temporal alcanza su expansión máxima. A partir de este máximo, la energía
elástica de transforma de nuevo en energía cinética y los tejidos son acelerados en sentido
centrípeto, colapsándose la cavidad temporal. De este modo se crea de nuevo una presión
positiva a nivel del trayecto y el proceso vuelve a repetirse. Es asi como se producen fases
sucesivas de expansión y colapso de la cavidad temporal pulsación de la cavidad, de
amplitud progresivamente decreciente a lo largo del trayecto.
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Heridas por Perdigones
Su característica consiste en que cada uno de los elementos de la carga dará lugar en la piel
a un orificio de entrada, como si hubiera actuado solo. La piel resultara perforada por toda
una serie de heridas de entrada, a veces dispersas en una superficie de mayor o menor
amplitud, y a veces tan próximas unas a otras que forman un solo orificio, de contorno
irregular y como desflecado.
A corta distancia los perdigones se encuentran reunidos formando bala, uniendo su efecto al
de los gases de la pólvora para causar trastornos enormes y absolutamente característicos:
atrición de las partes blandas, abertura de cráneo, etc.
A mayor distancia los perdigones se separan y actúa cada uno de ellos aisladamente.
PROBLEMAS MÉDICO-LEGALES EN LAS HERIDAS POR ARMA DE FUEGO
Obligación de denuncia
Desde el punto de vista médico, en general, existe obligación de denuncia cuando por razón
de la actuación profesional se tiene conocimiento de la producción de una lesión entendida
como el menoscabo de la integridad corporal o de la salud física o mental. Así lo señalan
diferentes artículos de la legislación de distintos países, esto es, “los que por razón de sus
cargos, profesiones u oficios tuvieren noticia de algún delito público, están obligados a
denunciarlo inmediatamente...” En la práctica, esta denuncia se efectúa mediante
notificación al Juzgado de Guardia a través del Parte Judicial de Lesiones, en el que se hará
constar la fecha y hora del reconocimiento, datos de identidad del lesionado, descripción
detallada de las lesiones observadas, acciones terapéuticas y pronóstico médico-legal.
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Determinación de responsabilidades penales
Asimismo le son de aplicación los artículos del Título III del Código Penal (en España) que
tratan sobre las Lesiones. Por esta razón se instruyen diligencias judiciales que conllevan la
participación del Médico Forense al objeto de realizar el seguimiento de la evolución de las
lesiones hasta su sanidad. En este sentido se generan los correspondientes documentos
médico-legales específicos y fundamentales para la instrucción (parte de esencia, parte de
estado y parte de sanidad).
En relación con el punto anterior, y en caso de resultado de muerte, también le son de
aplicación los artículos (en España de la LECr) que tratan sobre los siguientes extremos:
a) Diligencia de inspección ocular y de levantamiento del cadáver que se lleva a cabo en el
lugar de los hechos por la Comisión Judicial.
b) Práctica de autopsia judicial.
De todo lo anterior se deriva la intervención médico-forense que quedará detalladamente
documentada en el correspondiente Informe Médico Forense de autopsia con la estructura
clásica de los informes periciales, a saber: Introducción, Operaciones practicadas,
Resultados, Valoración-Discusión, y Conclusiones.
c) Finalmente, corresponde al médico forense, en base a todo ello, establecer las causas
médicas del fallecimiento para su correspondiente inscripción de defunción (Registro
Civil).
Normalmente, las cuestiones médico-legales que se suscitan pueden guardar relación con
alguno de los siguientes extremos:
1. Respecto de la víctima, tanto si existe supervivencia, como si se produce el
fallecimiento.
2. Respecto del victimario, al objeto de estudiar su implicación en los hechos, así como en
los supuestos de existencia de lesiones o de constatación de alteraciones mentales
(consumo de drogas, etc.).
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3. Respecto de balística identificativa, identificación de pólvoras, proyectiles, vainas,
armas, etc., que normalmente quedan bajo la responsabilidad de los grupos
especializados de Policía Científica.
Siguiendo una secuencia lógica y cronológica, los aspectos periciales médico-legales a los
que hay que dar respuesta son los siguientes:
Participación directa y activa en la Diligencia del Levantamiento del cadáver.
Esta intervención estará dirigida por el Juez de Instrucción.
Su objetivo es interpretar y proteger las evidencias siguiendo las normas generales de la
criminalística que son: Protección del lugar, Observación, Fijación, Recolección de
evidencias y Envío al laboratorio.
a. Armas, casquillos, proyectiles, impactos en el lugar de los hechos.
b. Relativas al cadáver, incluyendo la protección de las manos y las prendas de vestir.
Establecimiento de la data del fallecimiento siguiendo los criterios de los fenómenos
cadavéricos.
Datos de identificación de la víctima.
Cualquier otro aspecto que convenga recoger en el atestado policial, como pueden ser
las declaraciones de testigos, croquis, fotografías y video.
PRÁCTICA DE LA AUTOPSIA JUDICIAL
Siguiendo la rutina clásicamente establecida: examen externo, examen interno y estudios
complementarios.
Examen Externo
Estudio y protección de prendas de vestir. Sobre ellas encontraremos las evidencias del
paso de los proyectiles por lo que su estudio criminalístico resulta imprescindible.
En primer lugar se deberá comprobar si las roturas provocadas por el paso de los
proyectiles en los vestidos se corresponden de manera natural con la situación de las
heridas en la superficie corporal. Asimismo es necesario determinar la posible existencia
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del tatuaje (residuos del disparo) correspondiente a los disparos efectuados en rangos de
corta distancia.
En este punto cabe recordar el signo de la escarapela de Simonin, descrito como el
deshilachamiento y el “calco” de la prenda de vestir sobre la contigua más profunda o sobre
la piel.
Las prendas deberán ser retiradas ordenadamente evitando su corte. Como quiera que se
encuentren impregnadas de sangre, es necesario colgarlas y esperar a que se sequen
completamente antes de guardarlas o remitirlas para el estudio de los residuos del disparo.
Descripción individualizada de las heridas:
Descripción de la forma y tamaño. Cada herida será identificada con un número
correlativo que tendrá su propia descripción individualizada.
Ubicación topográfica. Se realiza conforme a los lugares anatómicos en los que se sitúan
con mediciones exactas. Asimismo se medirá la distancia al talón en un cálculo estimado
sobre la posición anatómica del cuerpo (altura sobre el suelo).
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Representación gráfica y fotográfica. De todos los pasos anteriormente señalados, se
obtendrán fotografías partiendo de lo general a lo particular. Cada herida será fotografiada
de forma perpendicular al plano de la piel y tendrá su correspondiente testigo métrico y
número de identificación. En este aspecto resulta conveniente, además, colocar una
estructura en forma de escuadra que nos permita tener la referencia de la línea media
corporal, zona cefálica y plano horizontal del cuerpo para la correcta orientación.
Asimismo, se realizarán dibujos detallados de la ubicación de las lesiones en esquemas que
representen la superficie corporal.
Distancia del disparo:
Para el estudio de la distancia es necesario distinguir entre el supuesto de un disparo simple
(un solo proyectil) o un disparo múltiple (varios proyectiles).
a) Supuestos de disparo de carga simple
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Aunque la cuestión no se puede resolver con toda exactitud, clásicamente los principales
autores en Medicina Forense han distinguido cuatro tipos de disparo en relación a la
distancia a la que se hubieran producido:
1. Disparo a boca de jarro: Es el que se realiza con la boca del arma en contacto con la
piel. Viene definido por la violencia de las lesiones y especialmente, por los estallidos
y arrancamientos cutáneos producidos por los gases que originan en conjunto la
herida en boca de mina, ennegrecida por la pólvora quemada. El diagnóstico debe
completarse con ciertas investigaciones auxiliares:
a. Demostración de carboxihemoglobina en la sangre de la herida, que habrá
reaccionado con el CO que se produce en la combustión de la pólvora.
b. Investigación del azufre, que aparece bajo la forma de sulfatos por una
transformación durante la explosión de la pólvora. Permite distinguir la pólvora
negra antigua, de las pólvoras piroxiladas (pólvoras sin humo) que no poseen
azufre.
c. Investigación de los nitratos de la pólvora. Se emplean como reactivos l abrucina y
la difenilamina, que en medio sulfúrico dan con los nitratos, respectivamente,
coloración roja o azul. En una cápsula de porcelana ligeramente humedecida se
ponen unas gotas de ácido sulfúrico concentrado y se añade un indicio de reactivo
en sustancia. Al líquido así preparado se deja caer partículas sólidas sospechosas
de ser pólvora o el producto del raspado de la herida. En caso positivo aparece la
coloración correspondiente. La reacción se puede llevar a cabo también con un
extracto de la herida.
d. Investigación de los nitritos procedentes de la degradación de la pólvora, tanto
antigua como moderna. El reactivo de Griess-Lunge Existen varias fórmulas para
prepararlo, pero una de las más simples es la siguiente: se disponen por separado
estas dos soluciones: solución A (ácido sulfanílico al 0,35% en ácido acético al
10%) y solución B (alfa-naftilamina al 0,15% disuelta por ebullición en un poco de
agua filtrada y adicionada hasta la concentración indicada con ácido acético al
10%).
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Las soluciones son inestables, por lo que hay que conservarlas al abrigo de la luz,
renovarlas cada semana y comprobarlas antes de su uso mediante ensayos en blanco.
Si la reacción se lleva a cabo sobre residuos sólidos, se impregnan con 2 o 3 gotas de
la solución A, se trituran y se añade un volumen igual de la solución B. Si se trata de
un líquido, se mezclan las soluciones A y B a partes iguales y se adicionan al
problema. En caso positivo aparece una coloración roja, que a veces se inicia con
cierta lentitud.
2. Disparo a quemarropa: Cuando la distancia está dentro del alcance de la llama, cuyos
efectos predominan. No suele superar los 30cm. Hasta 20cm con armas antiguas.
Hasta 10-15cm con revólver.
Junto con la existencia del collarete erosivo, hay una aureola de quemadura por la
llama. La piel queda apergaminada, de color oscuro o amarillento. Los pelos y
cabellos quemados parcialmente.
El tatuaje es denso y concentrado con granos de pólvora incrustados y partículas
metálicas, tanto dentro como fuera de la herida.
3. Disparo a corta distancia: Cuando la distancia está dentro del alcance de los
elementos del tatuaje sin evidencia de los efectos de la quemadura. La distancia a la
que llegan los restos de pólvora queda comprendida entre los 30cm y 70cm (no más
90
de un metro), circunstancia que es muy variable dependiendo del tipo de pólvora de
las armas de fuego empleadas. Ahumamiento hasta 35cm.
La herida presenta las características del anillo de Fisch pero sin quemadura y con
predominio de un repiqueteado hemorrágico disperso producido por los granos de
pólvora quemados o sin quemar que se incrustan en la piel por su propia energía
cinética. El tatuaje es indeleble.
4. Disparo a larga distancia: Cuando en plano del organismo queda fuera del alcance
de las partículas y residuos del disparo que forman el tatuaje.
El orificio presenta la cintilla erosivo-contusiva y hay ausencia absoluta de tatuaje
verdadero.
91
Examen Interno
Estudio de rayos X
Previamente a la apertura de las tres cavidades, es necesario realizar un estudio radiográfico
completo de aquellas regiones sobre las que se sitúan las heridas. Las radiografías,
obtenidas en norma antero-posterior y lateral, nos ayudarán a localizar los proyectiles con
toda precisión.
Asimismo son de gran utilidad para interpretar los trayectos antes de su disección, ya que
no resulta infrecuente que en los mismos se encuentren pequeños fragmentos metálicos que
podremos ver en la radiografías. De igual modo, en las lesiones craneales las radiografías
son muy demostrativas del primer punto de impacto sobre el hueso en donde dejan
pequeñas esquirlas metálicas que se ven como cuerpos radiopacos el perder el proyectil la
mayor cantidad de su energía cinética.
Las razones que la justifican son:
Para observar si el proyectil o cualquier parte de él se encuentra aún en el cuerpo.
Para ubicar la bala.
Para localizar pequeños fragmentos depositados en el cuerpo cuando el proyectil ya ha
salido.
92
Para identificar el tipo de munición o arma empleada, antes de la autopsia, o para
realizar tal identificación si no puede hacerse en ella.
Para documentar el recorrido del proyectil.
Estudio de los trayectos
La determinación previa de los orificios de entrada y sus posibles salidas, nos ayudará a
realizar la inspección de los trayectos que estaría encaminada a establecer las lesiones
anatomoclínicas existentes, su pronóstico y causas del fallecimiento. El estudio de las
trayectorias en el interior del organismo permite, finalmente, confirmar las relaciones entre
los orificios de entrada y los de salida.
Recogida de evidencias
En el supuesto de que existan proyectiles alojados o fragmentos de ellos, es imprescindible
su cuidadosa recogida y conservación para el correspondiente estudio de balística
identificativa.
ESTUDIOS COMPLEMENTARIOS
Los estudios complementarios se derivan de los resultados alcanzados en la marcha de la
investigación médico-legal aludida anteriormente.
Normalmente van encaminados a la investigación de algunos extremos de valor
criminalístico, tanto del lugar del hecho o escena del crimen, como del examen de la
víctima (estudios de histopatología en los tejidos orgánicos para determinar la vitalidad y
determinación analítica de los residuos del disparo), así como de sus prendas y vestidos,
sobre los que pueden encontrarse todos los efectos y elementos que integran el disparo.
Determinación de residuos del disparo
Consiste en el análisis de los compuestos químicos que podemos encontrar en los
elementos que integran el disparo, procedentes del proyectil, como de la pólvora y el
fulminante. Todos estos residuos podrán ser localizados en las prendas de vestir, heridas,
trayectos y manos de la víctima la víctima, por lucha y/o defensa en rangos de corta
distancia, o por el empleo de armas de fuego.
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Básicamente se han estudiado el plomo, los nitratos y nitritos. Para ello se han propuesto
distintas técnicas y procedimientos. En concreto, es de rutina la prueba de Walker
específica para la determinación de nitritos provenientes de la deflagración de la pólvora.
En cualquier caso, la prueba ha sido criticada ya que cabe la posibilidad de que nos
encontremos ante “falsos positivos” y “falsos negativos”.
Los falsos positivos se producen por contaminación accidental con sustancias nitrogenadas
procedentes de abonos que podemos encontrar en el campo y en jardinería. Los falsos
negativos se producirían si han transcurrido muchas horas hasta la recogida de la muestras
y el cuerpo ha permanecido a la intemperie con exposición a la lluvia, particularmente en el
análisis llevado a cabo en las zonas marginales a las heridas y prendas de vestir.
Teniendo en cuenta lo anteriormente señalado, en el momento actual es de elección el
análisis encaminado a la determinación de los compuestos del fulminante. Estos son el
plomo (Pb), el antimonio (Sb) y el bario (Ba) que se estudian por espectrofotometría de
absorción atómica.
Diagnóstico de vitalidad de las heridas:
Las heridas producidas por arma de fuego sobre el sujeto vivo presentan las siguientes
características:
Presencia de hemorragia.
Existencia de sangre coagulada.
Reacción tisular perilesional con retracción del tejidos, incluida la cintilla de contusión-
erosión del anillo de Fisch.
Formación de leucocitos
En relación con el trayecto, las lesiones producidas en vida se caracterizarían por una
hemorragia copiosa de todo el recorrido o cavidad permanente e infiltrante para la cavidad
temporal.
En los orificios de salida son frecuentes las manifestaciones de hematomas que se producen
por el efecto del empuje o de arrastre del proyectil hasta la piel tras haber lesionado todas
las partes blandas en el interior que quedan infiltradas.
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Asimismo cabe el estudio de la vitalidad sobre las pequeñas heridas que producen los
granos de pólvora al incrustarse en la superficie de la piel en los disparos a corta distancia.
Los casos de vitalidad se manifestarían por un color rojo vivo y sangrante.
Estudios criminalísticos de balística identificativa:
Principalmente encaminados a establecer la relación entre los proyectiles localizados y las
armas empleadas. Normalmente, esta investigación se lleva a cabo en los laboratorios de
policía científica de los distintos cuerpos y fuerzas de seguridad.
En este mismo punto cobra un papel importante la estimación forense respecto del calibre y
tipo de proyectil cuando éste no se localiza para su examen directo. En los supuestos en los
que se producen heridas perforantes, es decir con orificio de entrada y de salida, y por tanto
no quedan alojados, cabe establecer una aproximación con respecto del calibre si se
estudian las proporciones, formas y tamaños, de las pérdidas de sustancia en los huesos
planos.
Lo cierto es que en la producción del cono de atrición, el diámetro menor siempre se ajusta
al calibre, en forma y tamaño. Naturalmente que esta apreciación es válida solo para los
casos en los que el proyectil alcanza el nivel del hueso de forma perpendicular y sin haber
experimentado previas deformaciones o fragmentaciones.
En ningún caso se debe inferir el calibre del proyectil por la forma y tamaño de las heridas
en el plano de la piel si tenemos en cuenta el efecto elástico de la piel.
Cadena de custodia:
Finalmente, el médico forense deberá establecer las medidas oportunas para garantizar la
cadena de custodia de todas las evidencias obtenidas hasta la recepción de las mismas por
la autoridad judicial cuya responsabilidad se extiende hasta los exámenes que llamamos
complementarios en otros laboratorios forenses a los que se remiten (policiales, etc.)
En efecto, el envío al laboratorio y la llamada “cadena de custodia” de las evidencias es
cuestión esencial de la investigación forense que de no ser tenida en cuenta puede anular
todo el trabajo en la apreciación de la prueba.
95
LESIONES POR AGENTES QUÍMICOS
Se llaman cáusticos, aquellas sustancias, que puestas en contacto con los tejidos orgánicos,
reaccionan químicamente con ellos produciendo su desorganización más o menos profunda
que puede llegar incluso a su destrucción.
Las lesiones que producen se conocen habitualmente con el nombre de quemaduras
químicas.
Las sustancias causticas son consideradas desde la perspectiva médico-legal de la siguiente
maneras.
1. Como intoxicaciones cuando penetran por vía digestiva y producen quemaduras en las
mucosas esofágicas y gástricas.
2. Como lesiones propiamente dichas cuando nos referimos a las quemaduras producidas
al ponerse en contacto con cualquier estructura.
3. Como un delito contra la seguridad colectiva cuando se causa un estrago poniendo en
peligro la vida.
Legislación
Código penal
Art 348. Los que fabrican explosivos, diversas sustancias o materias que puedan causar
estragos, poniendo en concreto peligro la vida, la integridad física o la salud de las
personas, serán castigados con la pena de prisión de 6 meses a 2 años, multa de 6 a 12
meses, e inhabilitación especial para empleo o cargo público, profesión u oficio por tiempo
de 3 a 6 años.
Etiología
Son varios grupos:
Ácidos
Escaras secas, coagulación proteica.
Ac. Sulfúrico: escara blanquecina
Ac nítrico: escaras amarillas
Ac clorhídrico: escaras gris-violáceas
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Álcalis
Escaras blandas, translucidas y húmedas.
o Hidróxido
o sódico
o potásico
o cálcico
o amónico
Sales
Escaras blancas y secas
Nitrato acido de mercurio
Cloruro de zinc
Oxalato acido de potasio
Gases bélicos
Producen flictenas
NIperita
Lewisita
Con independencia de la sustancia de que se trate:
Accidentes
Niños: derrame sobre si un frasco dejado a su alcance
Adultos: por confusión, envasado de productos cáusticos, por desconocimiento.
Suicidios
Crímenes
Lesiones locales
Las quemaduras por cáusticos presentan características generales muy singulares.
Las lesiones son : uniformes, no presentan diferencias de intensidad
Es raro que las lesiones tengan forma regular
97
Puede producirse escaras en la boca y labios
Las lesiones oculares son muy frecuentes
Si las lesiones son extensas, ocasionan accidentes comparables a las quemaduras
térmicas: fenómenos de shock y síndrome humoral, urinario y vasculo-sanguíneo, que
pueden ocasionar la muerte.
Pronóstico
Las infecciones
Las cicatrices
Quemaduras oculares
Problemas medico legales
Dx de las escaras causticas y sus agentes
Macroscópicamente, tiene un aspecto típico en la mayoría de lesiones
Microscópicamente
*Álcalis: se colorean mal, fijación rígida del epitelio, dilatación vascular y linfáticos.
*Álcalis: se colorean fácilmente, contracción vascular, destrucción de eritrocitos.
Diagnostico químico
Determina el agente causal de la quemadura caustica.
Maceración en agua destilada de los tejidos, se filtra el líquido de maceración y se
comprueba su reacción con el tornasol
Comprobado así que se trata de un ácido o base, se utilizan reactivos para caracterizarlos:
Ácido sulfúrico con el cloruro básico al 10%
Ácido nítrico con la paradifenilamina
Ácido clorhídrico con el nitrato de plata
Sosa
Potasa
98
LESIONES POR AGENTES BIOLOGICIOS
CONCEPTO:
La lesión es definida por CUELLO CALON como sigue: desde el punto de vista legal, la
lesión puede definirse como el daño causado en la salud física o mental de una persona.
A sus ves GISBERT CALABUIC dice: desde un punto de vista médico hemos de entender
por lesión toda alteración anatómica y funcional ocasionada por agentes externos e interno.
Como agentes externos se consideran los de origen mecánico, físico, químico y biológico.
Todos ellos han ido estudiándose con anterioridad, a excepción de los últimos de los que
nos ocuparemos en este lugar.
La jurisprudencia ha venido considerando de forma unánime como lesión aquellos casos en
los que por una conducta dolorosa, o por una imprudencia punible, se ha dado lugar a que
los agentes animados, virus bacterias, parásitos, etc. Alcancen el organismo humano,
desarrollándose en el individuo procesos patológicos específicos.
Hasta 1928 estuvo tipificado en el código penal español el contagio venéreo intersexual. La
aparición del SIDA y algunas conductas específicas, como el uso de jeringuillas como
armas intimidatorias en atracos y robos, llevo en la reforma urgente del código penal de
1989 a tipificar, dentro del delito de lesiones…”la propagación maliciosa de una
enfermedad transmisible”…”indicándose que “según el grado de perversidad del
delincuente, la finalidad perseguida o el peligro de la enfermedad”… se podría imponer
penas mas graves. El texto del nuevo código procesal penal de 1995, incluyendo el hecho
de transmisión maliciosa de enfermedades transmisibles y, consecuentemente, del SIDA,
quedando tales hechos como delito de lesiones, con las circunstancias particulares que
concurran en el caso.
Legislación
Actualmente la transmisión dolorosa o punible de una enfermedad podría considerarse bajo
los siguientes artículos del vigente código penal:
Libro II. Delitos y sus penas.
Título III de las lesiones
Art. 147.
99
1. El que por cualquier medio o procedimiento causare a otro una lesión que menoscabe su
integridad corporal o salud física o mental será castigado como reo del delito de lesiones
con la pena de prisión de seis meses a tres años, siempre que la lesión requiera
objetivamente para su sanidad además de una primera asistencia facultativa, tratamiento
médico o quirúrgico. La simple vigilancia o seguimiento del curso de la lesión no se
considerara tratamiento médico.
2. No obstante, el hecho descrito en el apartado anterior será castigado con la pena de
arresto de siete a veinticuatro fines semana o multa de tres a doce meses, cuando sea de
menor gravedad, atendidos el medio empleado o el resultado producido.
Art. 148. Las lesiones previstas en el apartado 1 del artículo anterior podrán ser castigadas
con la pena de prisión de dos a cinco años, atendiendo al resultado causado o riesgo
producido.
1. Si en la agresión se hubiera utilizado armas, instrumentos, objetos, métodos o formas
concretamente peligrosos para la vida o salud física o psíquica del lesionado.
2. Si hubiera habido ensañamiento
3. Si la victima fuera menor de doce años o incapaz.
Art.149. el que causare, a otro, por cualquier medio o procedimiento, la pérdida o inutilidad
de un órgano o miembro principal, o de un sentido la impotencia, la esterilidad, una grave
deformidad o una grave enfermedad somática o psíquica será castigado con la pena de
prisión de tres a seis años.
Art. 150. El que causare a otro la pérdida o inutilidad de un órgano o miembro no principal,
o la deformidad será castigado con la pena de prisión de tres a seis años.
Art. 152.1 el que por imprudencia grave causare alguna de las lesiones previstas en los
artículos anteriores será castigado:
Con la pena de arresto de siete a veinticuatro fines de semana si se trata de las lesiones
del art. 147.1.
Con la pena de prisión de uno a tres años se tratare de las lesiones del artículo 149.
Con la pena de prisión de seis meses a dos años si se tratare de las lesiones del artículo
150.
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3. Cuando las lesiones fueran cometidas por imprudencia profesional, se impondrá a sí
mismo la pena de inhabilitación especial para el ejercicio de la profesión, oficio o cargo
por un periodo de uno a cuatro años.
Título XVII. De los delitos contra la seguridad colectivas
Capitulo I. de los delitos de riego catastrófico.
Art. 349. Los que en la manipulación, transporte o tenencia de organismos contravinieren
las normas o medidas de seguridad establecidas, poniendo en concreto peligro la vida, la
integridad física o la salud de las personas, o el medio ambiente, serán castigados con la
pena de prisión de seis meses a dos años, multa de seis a doce meses en inhabilitación
especial para el empleo o cargo público, profesión u oficio por tiempo de tres a seis años.
Capitulo III. De los delitos contra la Salud pública.
Art 365. Será castigado con la pena de prisión de dos a seis años el que envenenare o
adultere con sustancias infecciosas, u otras que puedan ser gravemente nocivas para la
salud, las aguas potables o l sustancias alimenticias destinadas al uso público o al consumo
de una colectividad de personas.
El delito de transmisión de enfermedad.
1. Según los anteriores artículos, pera que la transmisión de una enfermedad sea
constitutiva de delito, deben concurrir los siguientes requisitos:
2. El hecho. Está constituido por el contagio de una enfermedad que debe ser, por lo tanto,
transmisible a través de gérmenes, virus, parásitos, etc.
Las circunstancias. La transmisión podría realizarse:
a) Directamente: cuando la persona, por padecer la enfermedad, sea portadora e dichos
gérmenes patógenos produciendo el contagio de una forma dolosa o imprudente, o
porque disponga de ellos y los adicione a las aguas o los alimentos destinados a
consumo humano.
b) Indirectamente: a través de mecanismo diversos: cuando la persona disponga de
sustancias infecciosas y adultere con ellas las aguas potables o los alimentos
destinados al consumo; cuando la persona que manipula organismos ponga en peligro
la vida, la salud o la integridad física de otros al no guardar las normas de seguridad
obligadas, o cuando por imprudencia profesional se posibilite en el campo sanitario la
101
transmisión de la enfermedad a través de transfusiones de sangre o hemoderivados de
contagio, a través de animales o cualquier otro mecanismo.
La redacción de estos artículos legales no exige un dolo o intención expresa de causar daño,
por ello podrán aplicarse cuando se de los requisitos contenidos en ellos.
Desde un punto de vista práctico, la experiencia de los últimos años con la aparición del
SIDA, ligado a grupos de riesgo frecuentemente involucrados en delitos diversos
(drogadictos y atracos, delitos contra las personas y contra la propiedad, etc.) y otros casos
de gran resonancia social, lleva a sistematizar las siguientes situaciones, entre otras:
1. Individuos que padecen de una enfermedad infecciosa contagiosa, que se conoce su
diagnóstico y no sigue unas normas sanitarias para la prevención del contagio de la
enfermedad. Un caso muy típico seria el del ejercicio de la prostitución por una persona
que padezca una enfermedad venérea y no informe a las persona con la mantenga
relaciones sexuales, no tomando, además, ninguna medida de protección para evitar el
contagio.
Una observación relativamente frecuente, en la actualidad, son las lesiones constituidas
por condilomas acuminados padecidas por niñas, a menudo en situación familiar de
riesgo (padres separados, drogadictos, etc.), en las que la sospecha de abuso sexual no es
infundada y que coloca al médico que hace el diagnostico en la tesitura de denunciar
para proteger al menor.
2. El caso de drogadictos portadores de anticuerpos contra el VIH que tras inyectarse,
dejan la jeringuilla en lugares públicos, o de cualquier otro modo y manera en el que el
riego de pinchazo sea elevado. Así ocurre al sembrar la playa de jeringuillas, con la
aguja hacia arriba y casi ocultas en la arena.
3. El drogadicto portador de anticuerpos contra el VIH que utiliza la jeringuilla con la cual
se ha inyectado como un arma doblemente peligrosa: en efecto, es un arma púnzate, que
además, es portadora de virus capaces de originar una enfermedad de graves
consecuencias.
4. Las personas que por sufrir una enfermedad han requerido transfusión de sangre o la
administración de hemoderivados (hemofílicos, leucémicos, etc.), con el virus de la
hepatitis o el VIH. Debe también tenerse en cuenta la transmisión a través de donaciones
102
de órganos o semen, sobre los que no se hayan realizado las pruebas de detección
correspondientes.
5. La posible transmisión a través de objetos, sustancias o instrumental, en lugares públicos
como gabinetes de estomatología, salones de belleza etc.
6. La contaminación biológica a través de residuos biológicos hospitalarios y de
investigación, si no se respeta la normativa recogida y tratamiento de los mismos.
7. La posibilidad de ponerse en peligro la vida o la salud de las personas por no guardar las
normas de seguridad exigidas cuando se manejan organismos. El término de organismo
utilizado aquí por el código procesal hace referencia, en nuestra opinión, a organismos
vivos con capacidad para producir enfermedades.
Evidentemente en cada caso la consideración jurídica deberá acomodarse al hecho y a las
circunstancias concurrentes.
Junto a estos supuestos estaría el caso de las inoculaciones accidentales en personas que se
hace portadores de anticuerpos o contraen la enfermedad a través del ejercicio de su
profesión, que los obliga al contacto con los enfermos que lo padecen. Esta circunstancia
tendría la consideración de accidente laboral, cuando se demostrara que se trata de una
lesión que el trabajador ha sufrido por causa o a consecuencia del trabajo que ejecuta por
cuenta ajena.
Prueba médica del contagio
Las siguientes circunstancias deben demostrarse sin la más mínima duda. Recurriendo para
ello a las pruebas diagnósticas clínicas y de laboratorio, que sean precisas:
1. En el caso de que el contagio se produzca a partir de un individuo, debe probarse que
este padece la enfermedad o es portador del germen patógeno en cuestión.
2. En el caso del VIH, debe realizase la detección de anticuerpos de forma inmediata tras el
hecho origen del posible contagio (relación sexual, inoculación accidental, etc.). En esta
primera determinación el resultado deben ser negativos, ya que los anticuerpos tendrán
un tiempo variable en fabricarse por el organismo infectado. Con el resultado negativo
queda probado que en ese momento el sujeto no es seropositivo.
3. Periódicamente se repetirá el análisis por si en el curso d 1 a 6 meses surgiera la
positividad, que habría que poner en relación con el hecho denunciado. En todo caso
103
habría que excluir otras fuentes de contagio durante este periodo: ausencia de relaciones
sexuales con personas seropositivas o contaminación accidental, laboral o no.
Este es un tema que debe ser tratado siempre con el mayor respeto de la intimidad,
protegiéndose la confidencialidad en todos los casos, sin perjuicio de que se transmitan a la
administración de justicia, por las vías previstas en la legislación, las informaciones
necesarias para el correcto ejercicio de su función en su caso.
Se trata asimismo de enfermedades de declaración obligatoria a la jefatura provincial de
sanidad, con competencia en materia de prevención y control de dichas enfermedades. En
relación con el SIDA se han promulgado disposiciones a todas ellas la obligación de
garantizar la confidencialidad y la confianza en el secreto profesional por todos los que
tienen el acceso a estos datos.
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CONCLUSIONES
La etiología médico-legal más frecuenta en las quemaduras térmicas es la accidental,
muy pocas veces se dan casos homicidas o suicidas.
Se suelen quemar en un cadáver regiones como genitales externo, rostro, manos, etc.,
con el objetivo de hacerlos desaparecer o dificultar su identificación.
Los casos más frecuentes de lesiones por frío se producen por las bajas temperaturas en
épocas invernales o en zonas de suficiente altitud y también por sumersiones en agua
fría.
En las lesiones por frío: Constituyen grupos de riesgo los vagabundos mal nutridos, a
menudo alcohólicos y mal abrigados, que duermen a la intemperie en las frías noches
invernales.
Por causa de frío, los hallazgos de autopsia pueden dividirse en dos grupos: LESIONES
DE CONGELACION, LESIONES VERDADERAS DE LA MUERTE POR EL FRIO.
La fulguración producen lesiones por el paso de la corriente eléctrica a través del
organismo.
La fulguración es una de las causas de muerte más frecuente por fenómenos naturales,
principalmente en países tropicales y subtropicales.
La muerte puede ser instantánea si la corriente eléctrica pasa a través del corazón o del
cerebro; en caso contrario, el sujeto puede sufrir malestar, dificultad respiratoria,
opresión, pérdida de conocimiento y muerte.
La radiodermitis son las lesiones cutáneas producidas tras la exposición de la piel a los
rayos X.
Radiodermitis tiene un periodo de latencia de 6 a 12 días desde la exposición.
Puede estar relacionada a conductas dolosas o conductas imprudentes que pueden ser
castigadas.
Cuando se produce un orificio pequeño en la piel por arma blanca, puede simular una
herida por arma de fuego. Cuando un objeto entra en los tejidos atravesando la piel: el
orificio de entrada no permite presumir la forma del arma, según la zona de la piel, y
dependiendo de las líneas de elasticidad de la piel en esa zona, la herida adopta
diferentes formas. Por lo tanto, por la herida de la piel prácticamente nunca podemos
105
presumir la forma del arma.
En Medicina Legal, en cualquier herida hemos de determinar:
o El agente vulnerante.
o Forma de la herida. La herida figurada nos puede orientar al agente.
o Localización de la herida: si están en sitios accesibles podemos sospechar
autolesiones.
o Nº de lesiones: permite ver si hubo ensañamiento.
o Gravedad de las lesiones.
Los proyectiles de arma de fuego producen lesiones por la alta energía cinética a la cual
se desplazan al ser impelidos por los mecanismos del disparo siendo entonces de mayor
riesgo aquellas armas cuyos proyectiles son de alta velocidad.
Las heridas por proyectil de arma de fuego tienen un solo orificio de entrada que
comúnmente es más pequeño, casi siempre dejan tatuaje en la zona de impacto, aunque
su recorrido puede ser tortuoso y modificable.
Las heridas por perdigones actúan aisladamente dependiendo a la que haya sido
disparada el arma, podemos encontrar múltiples lesiones.
Existe obligación de denuncia cuando por razón de la actuación profesional se tiene
conocimiento de la producción de una lesión entendida como el menoscabo de la
integridad corporal o de la salud física o mental.
El contagio por agentes biológicos actualmente se encuentra regulado por la ley de cada
país, manteniendo penas para aquellos que a pesar de ser portadores de algún agente no
mantiene las medidas de seguridad adecuada, así como el control sanitario en aquellos
que son parte de la manipulación diaria de dichos organismo por causas laborales.
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BIBLIOGRAFÍA
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Baylli-Bailliere; 1857. pp. 536-49.
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