Seminario de Los Jueves. La Era Victoriana

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Seminario de los jueves Romanticismo inglés del siglo XIX y construcción del Imperio Victoriano: Thomas Carlyle (1795-1881) 1. ¿Espontaneismo o planificación en el desarrollo del Imperio Británico?: a. Sobre los modelos de legitimación del Imperialismo inglés La afirmación de Sir John Seeley de 1883 de que “los británicos conquistaron y habitaron la mitad de la tierra en un rapto de distracción”[1] parece contradecirse bastante con lo que nos dice Joseph Conrad sobre el imperialismo en Corazón de las tinieblas : “La conquista de la tierra, que en mayor medida significa la desposesión de aquellos que tienen una diferente complexion o narices levemente más chatas que las nuestras, no es algo bonito cuando uno se adentra en ello un poco. Lo que lo salva es solamente la idea – una idea que puede configurarse, que uno puede reverenciar, y ante la que puede ofrecer un sacrificio”.[2] Tiendo a inclinarme por las palabras de Conrad. Y pretendo rastrear el derrotero de esa idea que estuvo por detrás de la conquista británica de la tierra. Me concentraré, en primer lugar, en el cambio del modelo de justificación del imperialismo británico ocurrido durante el pasaje del siglo XVIII al XIX (1790-1830). En el siglo XIX, los británicos dejan de representar su Imperio como un producto accidental de aventuras marítimo-comerciales fundadas en un interés por la ampliación de mercados y comienzan a construir el British Raj. Se trata de un nuevo imperio “patriótico” o “político” que surge de sentimientos nacionalistas y conservadores en Inglaterra radicalmente opuestos al liberalismo de un Smith o mismo a un Bentham. Un nuevo imperio que se centra en la legitimación de la posesión de la tierra por parte de la Corona Británica, que privilegia la recaudación de impuestos sobre la tierra sobre la recaudación de impuestos sobre los bienes del comercio marítimo y que centraliza el gobierno del Imperio en el Estado quitándole los derechos de administración sobre Oriente a la Compañía de Indias. Uno cuyo punto cúlmine fue la coronación de la Reina Victoria como “Emperatriz de India”-- acontecimiento que podría verse como el intento más elaborado que presenció la era moderna de recrear el antiguo imperialismo romano (1858). Pues sí, en el siglo XIX, los ingleses abandonan la imagen de que su Imperio era bien diferente del español al estar básicamente modelado por el de la Liga Aquea. De acuerdo al modelo imperial de la Liga Aquea, los intereses marítimo-comerciales tenían precedencia sobre los intereses políticos. Recordemos que hasta el siglo XVIII, el imperio británico estuvo constituido por una comunidad de grupos con intereses bien distintos: había colonos en América que eran disidentes, corporaciones comerciales dirigidas por elites capitalistas y republicanas, especuladores, campesinos… y que todos ellos gozaron de cierta libertad económica y política frente a la

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Seminario de los jueves

Romanticismo ingls del siglo XIX y construccin del Imperio Victoriano: Thomas Carlyle (1795-1881)1. Espontaneismo o planificacin en el desarrollo del Imperio Britnico?: a. Sobre los modelos de legitimacin del Imperialismo inglsLa afirmacin de Sir John Seeley de 1883 de que los britnicos conquistaron y habitaron la mitad de la tierra en un rapto de distraccin[1] parece contradecirse bastante con lo que nos dice Joseph Conrad sobre el imperialismo en Corazn de las tinieblas:La conquista de la tierra, que en mayor medida significa la desposesin de aquellos que tienen una diferente complexion o narices levemente ms chatas que las nuestras, no es algo bonito cuando uno se adentra en ello un poco. Lo que lo salva es solamente la idea una idea que puede configurarse, que uno puede reverenciar, y ante la que puede ofrecer un sacrificio.[2]Tiendo a inclinarme por las palabras de Conrad. Y pretendo rastrear el derrotero de esa idea que estuvo por detrs de la conquista britnica de la tierra. Me concentrar, en primer lugar, en el cambio del modelo de justificacin del imperialismo britnico ocurrido durante el pasaje del siglo XVIII al XIX (1790-1830). En el siglo XIX, los britnicos dejan de representar su Imperio como un producto accidental de aventuras martimo-comerciales fundadas en un inters por la ampliacin de mercados y comienzan a construir el British Raj. Se trata de un nuevo imperio patritico o poltico que surge de sentimientos nacionalistas y conservadores en Inglaterra radicalmente opuestos al liberalismo de un Smith o mismo a un Bentham. Un nuevo imperio que se centra en la legitimacin de la posesin de la tierra por parte de la Corona Britnica, que privilegia la recaudacin de impuestos sobre la tierra sobre la recaudacin de impuestos sobre los bienes del comercio martimo y que centraliza el gobierno del Imperio en el Estado quitndole los derechos de administracin sobre Oriente a la Compaa de Indias. Uno cuyo punto clmine fue la coronacin de la Reina Victoria como Emperatriz de India-- acontecimiento que podra verse como el intento ms elaborado que presenci la era moderna de recrear el antiguo imperialismo romano (1858). Pues s, en el siglo XIX, los ingleses abandonan la imagen de que su Imperio era bien diferente del espaol al estar bsicamente modelado por el de la Liga Aquea. De acuerdo al modelo imperial de la Liga Aquea, los intereses martimo-comerciales tenan precedencia sobre los intereses polticos. Recordemos que hasta el siglo XVIII, el imperio britnico estuvo constituido por una comunidad de grupos con intereses bien distintos: haba colonos en Amrica que eran disidentes, corporaciones comerciales dirigidas por elites capitalistas y republicanas, especuladores, campesinos y que todos ellos gozaron de cierta libertad econmica y poltica frente a la metrpolis que se expresaba en iglesias separatistas y asambleas coloniales que se resistan a los impuestos sobre los bienes y otras restricciones comerciales que pretendan implementar los gobernantes que representaban a la Corona. Ese dbil control por parte de la metrpolis sobre las colonias tanto de Amrica como de Oriente fortaleci el desarrollo de un capitalismo colonial y local. En fin, todos estos elementos fomentaron la imagen britnica de que su imperio funcion. desde sus inicios, como un plateau para el ascenso hacia el liberalismo, que su imperio fue desde los inicios un Commonwealth figura poltica bien diferente de la de los imperios de las otras potencias europeas. Podramos decir que esta visin del imperio britnico fue la que le sirvi a Sir Seeley para despolitizar la aventura imperial britnica tal como lo manifest en esa clebre frase de 1883 que les mencion al principio del trabajo.Sin embargo, a partir de 1790, los britnicos comienzan a adoptar el modelo romano de imperio ese que antiguamente haba sido legtimamente heredado por la unin del Papado y la corona espaola y que justificaba el ius imperii, el derecho al gobierno de los territorios distantes, en una misin moral o religiosa transformadora de los habitantes nativos de las colonias. Cabe aclarar que este cambio ideolgico e institucional del imperialismo britnico se debi a un cambio de la escena poltica domstica: a la disidencia de los campesinos catlicos de Irlanda, al surgimiento del radicalismo de la clase trabajadora en Inglaterra y al ilimitado temor de los ingleses frente al republicanismo francs. En el siglo XIX, comienza a haber una fusin entre el Protestantismo, el comercio y la gloria nacional. Los colegios Haileybury y Fort William empiezan a entrenar a una nueva raza de funcionarios coloniales protestantes leales a la Corona que nada tenan que ver con los antiguos funcionarios de la Compaa. Su objetivo era educarlos en una atmsfera bien alejada de la habitual disipacin y corrupcin de la gente de India. A diferencia de la administracin de la Compaa, que tenda a establecer gobiernos compartidos con los Rajas y Pashas, el nuevo gobierno central rechaza la participacin criolla y la nativa en el gobierno colonial. El Imperio britnico del siglo XIX se vuelve aristocrtico, autocrtico y concentrado en valores agrarios. Alrededor de l, aparecen nuevas nociones de jerarquas raciales que fueron tomando cuerpo en instituciones y leyes. (Recordemos la novela Pasaje a la India de Forster, que creo representa muy bien este nuevo modelo de Imperio)b. El papel de los intelectuales en este proceso de construccin imperial El caso del juicio a Edward John Eyre, gobernador de Jamaica en 1862-5 es otro punto de inflexin en este derrotero de la idea imperial britnica hacia la exaltacin del poder por sobre las libertades locales y hacia la integracin cultural del imperio britnico bajo la rbrica de un patriotismo agrario que reunira y fortalecera la comunidad moral de grandes y pequeos terratenientes ingleses ms all de los confines de la poltica domstica. Tras la revuelta de los ex esclavos de las plantaciones de azcar de Jamaica, Eyre ordena una fuerte represin que culmina en la matanza de ms de 600 negros, otros 600 azotados y ms de mil hogares destruidos. Rpidamente, los grandes de la Era Victoriana se alinean en dos grupos. Curiosamente, al comit de investigacin liderado por John Stuart Mill que intentaba destituir a Eyre de sus funciones y juzgarlo por sus crmenes contra la Humanidad lo apoyaron fundamentalmente los escpticos hombres de ciencia: Charles Darwin, T. H. Huxley, Charles Lyell, Herbert Spencer entre otros; mientras que al comit de defensa de Eyre liderado por Thomas Carlyle quien vea a Eyre como a un heroico hombre de fuerza lo secundaron los hombres de letras: Charles Dickens, Alfred Tennyson, Charles Kingsley y John Ruskin entre otros. Cabra preguntarnos entonces qu pasa con el romanticismo y el imperio? Dada la curiosa agrupacin recientemente mencionada, me gustara pensar en lo que signific para este nuevo proyecto imperial este viraje de la conciencia que en palabras de Isaiah Berlin abandon los valores universales de la Ilustracin y la prdica del capitalismo y se vio afectada por el culto al talento, por esa precipitada invasion del emocionalismo, por ese repentino desorden y turbulencia que inund al mundo de Occidente:Una conciencia para la que no tena lugar el sentido comn, ni la moderacin, que crea en la necesidad de luchar por sus creencias incluso con el ltimo suspiro. Que crea en el valor del martirio como tal, sin importar cual fuera el fin de dicho martirio. Que consideraba a las minoras ms sagradas que a las mayoras, que tena al fracaso por algo ms noble que el xito, pues ste ltimo tena algo de imitativo y vulgar.[3]2. Dos teoras de la Historia en la base del pensamiento poltico ingls: a. Teora escocesa ilustrada versus concepcin heroica de Thomas CarlyleIntento analizar el modo en que Thomas Carlyle contribuy a este nuevo proyecto imperial. Para eso me ocupar de su concepcin romntica de la historia que defini como la esencia de innumerables biografas. En Sobre los hroes, el culto al hroe y lo heroico en la Historia nos dice lo siguiente:La Historia Universal es la historia de los Grandes Hombres que han trabajado all. Los lderes, los grandes, los modeladores, los configuradores, y en sentido amplio los creadores de todo aquello que la masa de los hombres consigui o intent hacer. El alma de toda la historia del mundo, puede considerarse con justicia, como la historia de los grandes.[4] Se trataba de una visin de la historia radicalmente diferente de la concepcin ilustrada elaborada por sus predecesores escoceses. La de Carlyle era una concepcin francamente opuesta a aquella teora de estadios del progreso de la sociedad hacia las instituciones polticas y comerciales representadas por Inglaterra. La teora ilustrada sobre la historia de un John Millar, de un James Mill e incluso aceptada por un John Stuart Mill, planteaba un juego entre las determinaciones de las leyes de la naturaleza humana y las determinaciones de la providencia para explicar el cambio de las instituciones de la sociedad. El historiador realizaba estudios comparativos de las diferentes culturas, elaboraba explicaciones conjeturales de perodos enteros de la historia, los jerarquizaba en funcin de la evolucin de la naturaleza humana planteando a la vez que las instituciones de la sociedad de cada poca reflejaban un balance y equilibrio determinado providencialmente y terminaba concluyendo que las instituciones presentes de las sociedades no-Europeas eran la imagen de las de sus ancestros.Esta era una visin de la historia que mucho le haba servido tanto al torismo como al liberalismo del siglo XVIII para fundamentar el ius imperii, el derecho al gobierno de territorios distantes en la superioridad de las instituciones europeas. Me animo a decir que la historia est en la base de la teora poltica inglesa, de ah la gran sensibilidad al conocimiento histrico que caracteriza incluso hoy a los ingleses. Ms an, con la excepcin del hedonismo radical de un Bentham, dira que la teora ilustrada escocesa sobre la historia est en la base del pensamiento poltico del siglo XVIII ingls. Tanto el torismo, el wighismo e incluso discpulos de Bentham como James Mill recurrieron a la teora de estadios del desarrollo de la sociedad planteada por los historiadores conjeturales escoceses para elaborar su teora poltica. Las diferencias entre sus teoras polticas y en consecuencia, entre sus polticas respecto de la administracin del imperiopues el Imperio les serva como una especie de laboratorio donde ponan a prueba sus posiciones divergentesla diferencia entre sus teoras polticas descansaba en el acento que le ponan a determinados aspectos de la teora ilustrada de la historia. El torismo, por ejemplo, destacaba el carcter providencial de la teora histrica escocesa, lo que le serva para plantear el balance natural de los poderes, el equilibrio que caracterizaba a las instituciones de cada poca y justificar as la ley en la precedencia, justificar as el common law la falta de necesidad de contar con un sistema de leyes escrito. En cuanto a la misin civilizadora destacaban el gradualismo por sobre el cambio histrico que pudiera ejercer la intervencin individual o institucional gracias a la imitacin, de ah que promovieran gobiernos duales y compartidos con los pashas y rajas de la zona, que respetaran las lealtades nativas a las propias instituciones y que promovieran los estudios orientalistas del sanscrito y el hinduismo. El liberalismo, en cambio, destacaba el carcter evolutivo de la naturaleza humana, la funcin de las leyes de la naturaleza humana en la historia, de ah que vincularan a la economa poltica inglesa al pleno desarrollo de las facultades humanas, que equipararan a las culturas no Europeas a estadios del desarrollo humano comparables a la niez y as, en cuanto a la misin civilizadora, destacaran que era posible acelerar la marcha hacia el progreso de dichas culturas gracias a la capacidad imitativa de los nativos y a la intervencin de agentes o instituciones extranjeras en su gobierno. Pero en la teora de la historia de Carlyle no caba hablar de Humanidad, y mucho menos de la funcin de las leyes de la naturaleza humana en la historia. El nos habla de caracteres individuales, de hroes: de Odn, de Mahoma, de Dante, de Shakespeare, de Lutero, de Cromwell y del culto al hroe. Los representa como una luz natural que brilla por el don del Cielo: una fuente de luz, de visin original, de hombra y de nobleza heroica bajo cuyo halo todas las almas consienten.[5] En lo que se asemejan es en que le han dado orden al caos: en que han penetrado en el misterio sagrado del universo, en ese misterio divino que abarca a todos los seres y que est a la base de toda apariencia o simulacro. [6]Pero para Carlyle tambin eran nicos. Mientras que Mahoma fue ese salvaje len del desierto rabe que habl claramente con voz de trueno y no mediante palabras sino mediante la accin,[7] mientras que fue esa ardiente masa de vida surgida de las mismas entraas de la naturaleza para encender al mundo[8]; Dante, el hombre italiano, vino a nuestro mundo para darle cuerpo musicalmente a la religion del Medioevo, para darle a la religin de la Europa Moderna su vida interior. Y Shakespeare encarn la vida exterior de esa misma Europa--su mundo gentil, su caballerosidad, su gracia, su ambicin, ese modo de pensar, de actuar y de ver al mundo que en ese entonces tenan los hombres. As como Dante le haba dado a Europa su fe y su alma, Shakespeare le haba dado su prctica y cuerpo. [9]Para Carlyle, la diferencia entre los hroes descansaba en el culto al hroe, en la condicin espiritual de la poca que los reciba. No obstante, cualquiera fuera la poca histrica, su condicin espiritual era siempre frgil. Y en esto se distingue francamente de la teora de estadios del desarrollo de la sociedad planteado por sus antecesores, en donde cada estadio alimentaba al siguiente. Carlyle nos dice que siempre es difcil saber lo que el hroe es, cmo explicarlo o cmo recibirlo.[10] No reconoca la posibilidad de identificar algn criterio que sirviera para explicar el acontecer histrico: ya fueran las leyes de la naturaleza humana o la determinacin de la Providencia--uno que le permitiera justificar el avance de la condicin espiritual del hombre y que lo llevara a colocar el culto al hroe de las diferentes pocas en una jerarqua.b. Lo contingente y lo necesario en la concepcin de la historiaSi bien por momentos pareca sugerir que el acontecer histrico sealaba una marcha hacia el progreso: El hroe como divinidad, el hroe como profeta, son producciones de pocas pasadas que no han de repetirse en la nueva. Presuponen cierta rudeza de concepcin, a la que el progreso del mero conocimiento cientfico les da fin.[11]En seguida se desmarcaba de esta visin al mantener que siempre en un tiempo diferente, en un lugar diferente, se ha desarrollado algn otro aspecto de nuestra naturaleza humana comn. La verdad presente es la suma de todas ellas, y ninguna de ellas refleja por si misma el desarrollo de la naturaleza humana logrado hasta el momento.[12] (mi nfasis)Para Carlyle la historia no enseaba nada, en oposicin a la tradicin escocesa. El campo histrico era visto literalmente como un caos, uno que no era siquiera concebido a la manera de Herderes decir, como un caos aparente que presumiblemente trabajara en direccin a la total integracin de sus innumerables componentes. La condicin espiritual de una poca no era simplemente heredera de la etapa anterior, ella estaba enmarcada en un caos carente de direccin:Todo acontecimiento particular es producto no de uno sino de todos los otros acontecimientos, previos o contemporneos, y a su turno se combinar con otros para darle lugar a uno nuevo: se trata de un caos del Ser siempre vivo, siempre en funcionamiento, que se configura en forma tras forma a partir de innumerables elementos[13]Carlyle ejemplifica esa carencia de direccin cuando nos dice en Sobre los Hroes lo siguiente:El catolicismo sublime del Dante, increble hoy en teora y aun peor, desfigurado por la duda incrdula y la prctica deshonesta, ha de ser roto por un Lutero, el feudalismo noble de Shakespeare por bello que pareciera y lo fuera alguna vez, debe finalizar con la Revolucin Francesa. Podra decirse que la acumulacin de ofensas ha explotado, que ha producido una erupcin volcnica; y que habr largos periodos turbulentos antes de que las cosas se vuelvan a asentar. [14] No importaba cual fuera la verdad, lo que importaba era la sinceridad con la que se crea en ella. No importaba si el catolicismo del Dante fuera o no verdadero, lo que importaba era que haba sido un gran movimiento, que haba tenido su tiempo y que ahora algo igualmente poderoso, convincente, sincero y conmovedor tomara su lugar. En definitiva, todo lo que poda darse en la historia era la creencia sincera, que se manifestaba bajo la forma de lealtad, sumisin y obediencia al hroe. El punto fijo que Carlyle llegaba a discernir en ese continuo naufragio de la Historia, en esa continua caida de la creencia sincera en simulacro y fetiche era la indestructibilidad del culto al hroe. Y esa indestructibilidad se fundaba en la relacin religiosa del hombre al mundola que no consista en el credo que el hombre pudiera profesar--sino en el hecho de que poda creer sinceramente, llegar a saber con certeza sobre sus relaciones vitales con el universo y por eso sobre su deber en l. Esto era lo primario en el hombre, lo que determinaba todo lo dems: la religin tal como lo es ahora y lo ser siempre, es el alma de la prctica, el hecho vital primario en la vida de los hombres.[15]Frente al modelo escocs ilustrado de la historia que se centraba en la marcha de la Humanidad y se esforzaba por encontrar el significado de la vida humana en algn lugar que estaba fuera de la vida misma: ya fuera en las leyes de la naturaleza humana o mismo en la providencia, Carlyle ofrece una concepcin esttica y moralmente comprometida de la historia. Carlyle nos plantea que la vida humana en sus encarnaciones individuales es el valor supremo. Como dijimos, Carlyle, no nos habla de la humanidad ni del desarrollo de la sociedad en la historia. Nos habla del hroe y de la masa indefinida de hombres. La historia era un proceso que representaba la lucha sin fin de la masa contra el hombre excepcional. Y la tarea del historiador consista en convertir las voces de los grandes hombres del pasado en advertencias o fuentes de inspiracin para los vivos. Tampoco caba hablar de providencia. Pretenda describir la variedad de los acontecimientos particulares ponindolos a todos en un mismo plano, reconstruyendo el pasado en su integridad y evitando la nocin de destino o providencia que sirviera como base o escena para evaluar la significatividad o no significatividad del hecho histrico. Su objetivo era destacar el compromiso de la accin individual y revocar el edicto del destino, de manera que el tiempo no ejerciera por varios siglos un dominio sobre nosotros. La tarea del historiador consista en internarse en ese caos del ser para determinar los momentos en que aparecieron ciertos individuos excepcionales que impusieron su voluntad sobre una masa recalcitrantemente indolente. As, la aparicin del hroe--y la aparicin del mismo Carlyle--representaba una victoria del libre albedro humano sobre la necesidad. 3. Historia o hroe? Derecho o poder?Esta posicin romntica sobre la agencia y el sentido de la historia puede servirnos para sacar algunas conclusiones sobre la contribucin que el romanticismo de Carlyle ejerci sobre la visin del derecho y el poder y en consecuencia, sobre la representacin inglesa de las culturas nativas y de su misin imperial. Basndome en la tesis de Edward Said[16] sobre el modo en que Europa fue configurando al Otro de modos propicios a sus propias necesidades intelectuales, polticas y culturales, es posible deslindar las dos formas en que los conservadores y los liberales ingleses concibieron el derecho y terminaron legitimando el imperialismo en la superioridad institucional europea y planeando una misin civilizadora que, sin embargo, asuma dos formas diferentes.En efecto, fueron pocos los pensadores ingleses que concibieron al derecho separadamente de la historia: es decir, como una construccin artificial que intentaba conciliar intereses individuales en pugna. Fueron pocos los pensadores polticos ingleses que concibieron que cualquier mundo comn, social o poltico deba surgir de una armonizacin entre intereses individuales en competencia a los que cada hombre llegaba por su propio entendimiento. Este es el caso de un Bentham, por ejemplo, que construia el derecho aplicando el principio de la mayor felicidad para el mayor nmero sobre los multiples intereses individuales.Gran parte del pensamiento poltico ingls del siglo XVIIItanto el de los conservadores como el de los liberalesconcibieron que las instituciones formaban parte integral de la vida social de los pueblos y que no podan ser separadas para su reforma del resto del material social histricamente condicionado. Para Hume, para Smith, y para Millar, la historia era esencial para la teora moral y poltica pues la conciencia moral, el juicio moral y las instituciones se formaban por un acomodamiento alcanzado gradualmente en determinado estadio del desarrollo de la sociedad. El pensamiento poltico ingls del siglo XVIII recurri fundamentalmente a la sociologa histrica escocesa para hablar de jurisprudenciapara hablar de derecho. Edmund Burke, por ejemplo, deca que la representatividad era el producto de la acumulacin de la experiencia histrica de la sociedad: tal vez el juicio justo por jurado sea el alma del gobierno, y todo el debate legislativo, administrativo y parlamentario se ha venido desarrollado para conseguir colocar a doce hombres imparciales en un estrado.[17]Recordemos que la teora histrica escocesa se centraba en el desarrollo de las instituciones de la sociedad y planteaba un juego entre las determinaciones de las leyes de la naturaleza humana y las de la providencia para explicar el cambio histrico. En suma, que describa los acontecimientos histricos como consecuencias no-intencionadas que, sin embargo, marcaban gradualmente la marcha hacia el progreso. Ahora bien, los liberales buscaban reformar las leyes e instituciones polticas de Inglaterra, por eso, se distanciaban de esta nocin providencial que planteaba la teora escocesa sobre el balance de las instituciones polticas de cada poca que tan bien fundaba el status quo de la poltica inglesa. Los liberales se concentraban en el aspecto de las historias conjeturales vinculado al cientismo, al carcter evolutivo de la naturaleza humana. El liberalismo progresista de los Mill, por ejemplo, suscribi al derecho histrico a gobernar los pueblos no-europeos descartando los hbitos, las creencias y lealtades nativas respecto a sus propias instituciones considerndolos simplemente como expresiones del despotismo oriental propio de su inmadurez sicolgica. As, promovi como misin civilizadora la anglizacin y asimilacin de los pueblos a la cultura inglesa mediante leyes y dspotas ingleses.[18]Pero para el torismo conservador, los hbitos, las creencias y las formas de lealtad que caracterizaban a cada cultura tenan un valor fundamental. La tesis del balance providencial de las instituciones existentes en cada poca le serva al torismo para justificar el status quo de la poltica inglesa. De ah que, en cuanto a la misin civilizadora, el torismo fuera sensible a las costumbres y lealtades polticas de las culturas nativas. Con respecto a India, promova el estudio del snscrito y del hinduismo entre los hindues y los agentes de la metrpolis y propona para la administracin del imperio un gobierno dual o compartido entre los padshas, los rajas y los ingleses. La misin civilizadora tal como la entendan los conservadores ingleses no supona esa asimilacin cultural tan defendida por el liberalismo. Pero qu conclusiones podemos sacar de la teora heroica de la historia de Carlyle respecto al derecho y a la misin imperial?Podramos decir que la valorizacin romntica de ese andar errante en lugares remotos como el Oriente, y en tiempos remotos, como el Medioevo, esa sensacin feliz de formar parte de una Iglesia, de una clase, de un partido, de una tradicin, de una jerarqua de caballeros y dependientes, de rangos eclesisticos, de una unidad mstica, de una regin, de una misma sangre le debe mucho al conservadurismo y orientalismo ingls del siglo XVIII. En particular, Carlyle comparta con los orientalistas del siglo XVIII la valorizacin, hasta cierto punto, de las culturas no-Europeas. Por lo pronto rechazaba esa ceguera del liberalismo respecto al conjunto de emociones y sistema de lealtades que caracterizaban a cada grupo. Pero a diferencia del liberalismo y mismo del torismo, para Carlyle no caba hablar de derecho imperial. Esa idea de la que nos hablaba Joseph Conrad, esa idea que est tras la expropiacin y conquista de la tierra no poda consistir en la justificacin histrica de la superioridad de Europa. Carlyle rechaza la tesis del progreso histrico, y por ende, el eurocentrismo, diciendo lo siguiente: Que nocin ms melanclica es aquella que ha de representar al hombre de todos los pases y de todos los tiempos excepto al de la propia como a alguien que se ha pasado la vida condenado al error, como a un pagano perdido: los escandinavos, los mahometanos. Slo nosotros hemos encontrado el verdadero y ltimo conocimiento. Todas las generaciones de los hombres estaban perdidas y equivocadas, slo esta pequea seccin de la generacin presente podra salvarse y estar en la verdad. Todos han marchado hacia adelante, todas las generaciones desde el comienzo del mundo. Como los soldados rusos cayeron en el pozo, y colmaron el pozo con cuerpos muertos, sobre los que hemos de marchar y tomarles el puesto. Se trata de una hiptesis increble!!![19]Frente a ese equilibrio de las instituciones polticas y sociales sostenido por la experiencia histrica en el que tanto crea el conservadurismo y el liberalismo ingls, Carlyle propone la desmesura. A la conviccin de Burke de que la representatividad poltica era el producto gradual de la marcha progresista de la historia, a su creencia en el balance o equilibrio providencial de las instituciones polticas existentes para cada poca, Carlyle opone el culto a la autoridad como elemento cohesionador de la sociedad:As como Burke deca que tal vez el juicio justo por jurado era el alma del gobierno, y que todo el debate legislativo, administrativo y parlamentario se haba desarrollado para colocar a doce hombres imparciales en un estrado, por una razn de mucho ms peso yo dira que encontrar al hombre capaz e investirlo de los smbolos de la capacidad, de la dignidad, del culto, de la realeza, de la caballerosidad, de forma que tenga de hecho lugar para guiar de acuerdo a su capacidad ejecutora, esa es la tarea, bien o mal lograda de todo proceso social en este mundo! [20]Para Carlyle, la lealtad es el aliento vital de toda sociedad, una efluencia del culto al hroe. La admiracin sometida por el verdaderamente grande. La sociedad se funda en el culto al hroe. Todas las dignidades del rango en la que descansa la asociacin humana son lo que podramos llamar una heroearqua.[21] Hay un remplazo del derecho por el poder. En Sobre la cuestin negra Carlyle llega a decir: Nunca pens que tuviera mucho valor la discusin acerca de los derechos de los negros, ni tampoco la de los derechos de cualquier hombre. La gran cuestin es el poder de los hombres [22]Y esto le trae consecuencias al proyecto imperial. Como no hay progreso providencial, como no hay historia que justifique el derecho, sino que hay heroicidad que instaura poder, el imperio podra legitimarse en el poder de algn hroe capaz de someter-- podra legitimarse en el poder y la visin de un Oliver Cromwell por ejemplo. Sin embargo, al no haber derecho que legitime su permanencia, el imperio podra tambin perderse en cualquier momento:Renunciarais a vuestro Imperio Indio o a vuestro Shakespeare, vosotros, ingleses? Preferirais no haber tenido nunca un Imperio Indio o no haber tenido nunca a un Shakespeare?El Imperio Indio se ir, en cualquier momento, algn da, pero este Shakespeare no se va, permanece entre nosotros para siempre, no podemos renunciar a nuestro Shakespeare.[23] En suma, Carlyle abandona la doctrina del derecho a la apropiacin y a la explotacin de la tierra que el pensamiento ingls tanto haba apoyado en la teora de los estadios de la sociedad humana. Segn esta doctrina del derecho natural, todos los hombres tenan el deber de preservar la humanidad y el derecho al uso de la naturaleza. Pero se les negaba a las culturas que pertenecan a estadios de desarrollo inferiores al comercial el derecho al uso exclusivo de la tierra, pues esto ltimos, eran incapaces de hacer de la naturaleza una fuente de prosperidad: al no cumplir con el deber universal de preservar la Humanidad perdan el derecho exclusivo al uso de la tierra. Pero Carlyle abandona la teora historicista del derecho. La reemplaza por la ley del ms fuerte. Con este instrumento llega a hacer una apologa de la esclavitud, llega a considerar a John Edward Eyre como a un heroico hombre de fuerza por sofocar la revuelta de los ex esclavos. Carlyle legitimaen palabras de Joseph Conrad-- la desposesin de aquellos que tienen una diferente complexin o narices levemente ms chatas del modo siguiente:Hasta el momento, han sido los Sajones Britnicos fundamentalmente, los que han cultivado la tierra con cierta hombra: y cuando aparezca una clase de cultivadores, ms fuerte, ms digna de poseer dicha tierra, ms capaz de producir frutos de ella,-- ellos, no lo dudis, por guerra u otras vicisitudes o negociaciones confusas, sern declarados, por Naturaleza y de hecho, como los ms dignos y se volvern propietariostal vez, tambin slo por un tiempo. Esa es la ley, as lo veo; ltima y suprema, para todas las tierras y para todos los pases bajo esta esfera celeste. [24]Silvina I. MarBuenos Aires, agosto 2007Bibliografa consultada:Bayly, C. A. Imperial Meridian. London: Longman, 1989.Berlin, Isaiah. Las races del romanticismo, Madrid: Taurus, 2000. Carlyle, Thomas. 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[1] Sir John Seeley, Expansion in England (London, 1883), p. 8 en Klaus E. Knorr, British Colonial Theories: 1570-1850 (Toronto: The University of Toronto Press, 1944), p. 250.[2] Joseph Conrad, Heart of Darkness (London: Penguin Books, 1995).[3] Isaiah Berlin, Las races del romanticismo, ed. Henry Hardy, trad. Silvina Mar, (Madrid: Taurus, 2000) p. 28.[4] Thomas Carlyle, On Heroes and Hero Worship and the Heroic in History, Hardpress.net, p. 2. De ahora en adelante On Heroes y nmero de pgina. [5] On Heroes, p. 2. [6] On Heroes, p. 47. [7] On Heroes, p. 65.[8] On Heroes, p. 27 .[9] On Heroes, p. 58.[10] On Heroes, p. 25.[11] On Heroes, p. 45 .[12] On Heroes, p.25.[13] Thomas Carlyle, On History en A Carlyle Reader (New York: Modern Library, 1969) p. 59-60 en Hayden White, Metahistory. The Historical Imagination in Nineteenth-Century Europe, (London: The John Hopkins University Press, 1973) p. 147.[14] On Heroes, p. 69[15] On Heroes, p. 3.[16] E. Said, Culture and Imperialism, (New York: Vintage Books, 1994)[17] On Heroes, 112.[18] En On Liberty John Stuart Mill nos dice lo siguiente: Tal vez sea innecesario destacar que esta doctrina sobre la libertad ha de aplicarse solamente a los seres humanos maduros. No hablamos de nios ni de jvenes. De aquellos que por su estado precisan de cuidados, que deben ser protegidos de sus propias acciones as como tambin de cualquier dao exterior. Por la misma razn, deberamos excluir de nuestras consideraciones a todos esas etapas atrasadas de la sociedad en los que cabe considerarse a la raza como en una no edad. La libertad como principio no tiene aplicacin en ningun estado de las cosas anterior al momento en que la humanidad se haya vuelto capaz de progresar mediante la discusin libre e igualitaria. [Mi traduccin] John Stuart Mill, On Liberty, p. 78.[19] On Heroes, p. 69 .[20] On Heroes, p. 112 .[21] On Heroes, p. 8 .[22] Thomas Carlyle and John Stuart Mill, The Nigger Question and The Negro Question, ed. Eugene August, Kessinger Publishing, www.kessinger.net. P. 26. De ahora en adelante, Nigger Question y nmero de pgina. [23] On Heroes, p. 65.[24] Nigger Question, p. 27.