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Sentimiento y reflexión en la filosofía de Kant Estudio histórico sobre el problema estético Manuel Sánchez Rodríguez

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Sentimiento y reflexión en la filosofía de KantEstudio histórico sobre el problema estético

Manuel Sánchez Rodríguez

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A Katrin Bauer, o al arte de ascender montañas con la fuerza de la alegría

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Índice general

Prólogo XI

Introducción XV

I La crítica del gusto en torno a la Dissertatio de 1770 1

1. Logica naturalis et logica artificialis 31.1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 31.2. Historia del problema . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71.3. Sano entendimiento, o la capacidad de enjuiciar in concreto . . . . . . . 111.4. La génesis de la problemática del enjuiciamiento . . . . . . . . . . . . . . 141.5. Enjuiciamiento y gusto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17

2. Leyes de la sensibilidad y formación del conocimiento sensible 232.1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 232.2. La fundamentación del conocimiento sensible en la Dissertatio . . . . 242.3. La objetividad sensible de la belleza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 292.4. La actividad coordinante de la sensibilidad . . . . . . . . . . . . . . . . . 322.5. «Conceptualidad sensible» y gusto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 382.6. La crítica de Kant a Baumgarten . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46

3. El significado analógico de lo bello 553.1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 553.2. Die Grenzen der Sinnlichkeit und der Vernunft . . . . . . . . . . . . . . . 563.3. Lo bello como análogo de la perfección moral . . . . . . . . . . . . . . . 613.4. Belleza y finalidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69

II La crítica de los ámbitos objetivos de la razón y eldesarrollo del proyecto estético 77

4. La fundamentación crítica de los ámbitos objetivos de la razón 794.1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79

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VIII Índice general

4.2. La pérdida de un fundamento para el proyecto estético . . . . . . . . . 814.2.1. La demarcación de la Lógica Trascendental . . . . . . . . . . . . 824.2.2. Estética Trascendental y crítica del gusto . . . . . . . . . . . . . 86

4.3. La autonomía de la imaginación en la segunda edición de la Crítica . 894.3.1. La edición de 1781 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 924.3.2. La edición de 1787 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98

4.4. Juicio trascendental e indeterminación del singular sensible . . . . . . 1104.5. El uso hipotético de la razón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 116

4.5.1. La razón como una fuerza básica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1164.5.2. El uso hipotético de la razón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 122

4.6. La no contradicción de la razón consigo misma . . . . . . . . . . . . . . 1274.6.1. El problema de la posibilidad de la libertad . . . . . . . . . . . . 1284.6.2. El primado de lo práctico en el sistema de la razón . . . . . . . 130

4.7. La determinación del ámbito de la libertad . . . . . . . . . . . . . . . . . 1324.7.1. El reconocimiento de la finitud en la moral del deber . . . . . 1334.7.2. El sentimiento moral . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 139

5. El proyecto estético en el periodo cercano a la primera Crítica 1455.1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1455.2. El juego de las facultades: perfección estética y gusto . . . . . . . . . . . 1465.3. Validez intersubjetiva y sensus communis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1525.4. El gusto y las condiciones subjetivas del Juicio sensible . . . . . . . . . 1575.5. Geist e imaginación productiva . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 163

5.5.1. La crítica kantiana al concepto de genio de Gerard . . . . . . . 1655.5.2. Geist como raíz común pero desconocida de las facultades de

conocer . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1715.5.3. La elaboración estética de la teoría del uso hipotético de la

razón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1765.6. Gusto y moral: la heteronomía de lo estético . . . . . . . . . . . . . . . . 180

III El significado sistemático de la crítica del gusto 189

6. La crítica del Juicio reflexionante en el sistema de la razón 1916.1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1916.2. La incorporación del proyecto estético al sistema crítico . . . . . . . . 192

6.2.1. El descubrimiento de la aprioridad del gusto . . . . . . . . . . . 1966.2.2. De una crítica del gusto a una crítica trascendental del Juicio 202

6.3. El problema de la sistemática de la razón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2096.4. La crítica del Juicio como fundamentación última de la razón . . . . . 2186.5. La crítica del gusto como crítica del Juicio en general . . . . . . . . . . . 230

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Índice general IX

7. La crítica del gusto como fundamentación última del sistema crítico 2437.1. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2437.2. La Analítica de lo bello . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 244

7.2.1. Autonomía y subjetividad de lo bello . . . . . . . . . . . . . . . . 2457.2.2. La universalidad y necesidad del juicio de gusto . . . . . . . . . 2477.2.3. Finalidad sin fin y contingencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 253

7.3. La deducción del juicio de gusto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2607.3.1. El argumento de la deducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2617.3.2. La pretensión de validez intersubjetiva del Juicio reflexionante 266

7.4. El Juicio estético-reflexionante en el sistema de la razón . . . . . . . . . 2737.4.1. Ideas estéticas y conocimiento . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2747.4.2. El concepto de lo suprasensible como principio del Juicio

reflexionante . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2777.4.3. La función sistemática del Juicio reflexionante como media-

ción entre el uso teórico y el uso práctico de la razón . . . . . 287

Bibliografía 297

Índices 311

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Prólogo

Este libro presenta la tesis doctoral que defendí a finales de 2007 en la Uni-versidad de Granada (España). Aunque se siguen sosteniendo aquí las mismasideas que en aquel primer trabajo, se trata de una versión más reducida, cuyosaspectos formales han sido revisados. En la presente publicación tampoco seha incluido el epílogo de este trabajo de doctorado, en el que se seleccionarony tradujeron los textos más importantes sobre estética de los Apuntes de Lec-ciones sobre Antropología. Una edición crítica de estos materiales se publicarápróximamente en la serie Claves de la Editorial Comares.1

El trabajo que ha conducido a este libro no hubiera sido posible sin elapoyo y la colaboración de personas que han permitido día a día, de las másdiferentes formas, mi dedicación a esta investigación. Éste es un proyecto quehe compartido con mis dos directores de tesis, el Prof. Juan Antonio Nicolásy la Prfa. María Jesús Vázquez, quienes no sólo me animaron a emprenderuna investigación histórica sobre la Crítica del Juicio, sino que han participa-do de forma activa en la definición, orientación y revisión de este trabajo. Lasuya ha sido una ayuda esencial ante la que deseo mostrar mi agradecimiento,no sólo por su activo compromiso profesional, sino también por la atenciónpersonal hacia mi trabajo y su desarrollo. Quisiera también expresar mi agra-decimiento a los miembros del Departamento de Filosofía I y Filosofía II dela Universidad de Granada, donde he tenido la suerte de conocer a perso-nas de la mayor valía personal y profesional, como el Prof. Juan José Aceroy la Prfa. María José Frapolli, así como los compañeros y amigos AntonioGaitán, Antonio Garzón, José Manuel Romero, Pepe Salvatierra y NeftalíVillanueva.

1Desde 2003 a 2009 he contado con el patrocinio de diversas instituticiones y proyectos: Programade Formación del Profesorado Universitario (Ministerio de Educación y Ciencia), Programa Nacional deRecursos Humanos de Investigación Científica (Ministerio de Ciencia e Innovación), Plan Propio de laUniversidad de Granada y Deutscher Akademischer Austauschdienst; así como los proyectos de investi-gación «Obras de Leibniz: Análisis crítico, selección y edición en castellano» (HUM2004 – 00767/FISO),«Leibniz en español» (HUM2007 – 60118/FISO) y «Crítica de la sensibilidad y cultura europea. Haciauna historia civil de los conceptos estético-literarios en el siglo XVIII» (SA057A06).

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XII Prólogo

También he tenido la gran oportunidad de desarrollar mi trabajo en cen-tros de investigación en Alemania. Agradezco al Prof. Reinhard Brandt su in-vitación al Institut für Philosophie de la Philipps-Universität Marburg, don-de permanecí el último trimestre de 2004. Desde agosto de 2005 a junio de2007 disfruté de una estancia de investigación en la Kant-Forschungsstelle dela Universität Trier, gracias a la invitación del Prof. Bernd Dörflinger, quienatendió en todo momento mis necesidades durante este periodo. Gracias asu seminario sobre las dos introducciones a la Crítica del Juicio, pude bene-ficiarme de un acceso analítico y minucioso a dos textos tan complejos de laobra de Kant. Mención especial merece en este lugar el Prof. Norbert Hins-ke, quien con su gran experiencia y vivo conocimiento me ha ofrecido desdeel principio su ayuda a través de sus consejos e indicaciones, poniendo a midisposición no sólo su valiosa biblioteca personal, sino también su tiempo ysu hospitalidad. La preparación final de esta publicación la he realizado enla Leibniz-Edition de Potsdam, de la Berlin-Brandenburgische Akademie derWissenschaften, donde he recibido los atentos consejos del Prof. WenchaoLi y el Prof. Stephan Waldhoff. Quisiera también agradecer aquí la colabora-ción y disponibilidad mostrada por el Prof. Juan Arana, el Prof. Jesús Conill,el Prof. Maximiliano Hernández, el Prof. Riccardo Pozzo y el Prof. FelipeMartínez Marzoa.

Durante este tiempo también he recibido el apoyo y el cariño de personasque, desde fuera del ámbito académico, han estado presentes igualmente eneste trabajo. Cabe mencionar aquí especialmente a Náyade Bermúdez, Ara-celi Gloria, Martin Leibrock, Patricia Pérez, Dimiter Dinev, Todor Dinev yCamila Valdés.

Quisiera mostrar además mi admiración por personas que han demostra-do con su quehacer diario que la sabiduría se hace de honestidad y sentidocomún, como mi abuela María Rocha y mi abuelo Miguel Sánchez. Tambiénhe tenido la suerte de tener unos padres que durante su vida han dedicadoa su familia todos sus esfuezos. Aunque mi padre, José, nos dejó hace unosaños, él nos sigue de cerca, de la mano de mi madre, Lina, a quien le deseode corazón tanta ilusión y energía para sí como la que ella ha empeñado ennosotros. También a mis hermanos, María Ángeles y José Mari, quisiera mos-trarles aquí mi agradecimiento y admiración, por haber estado siempre a lacabeza en momentos fáciles y difíciles. La redacción de este trabajo ha sidouna aventura que no emprendí en solitario, pues desde el principio tuve jun-to a mí a una compañera de camino, Katrin Bauer, a quien es verdad que leapasionan más las montañas de piedra que las de conceptos, pero que no porello renunció en ningún momento a guiarme y a alentarme, mostrando to-

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Prólogo XIII

dos los días con su vida y su cariño en qué consiste ese difícil arte de ascendermontañas con la fuerza de la alegría.

Potsdam, Alemania, 30 de septiembre de 2009

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Introducción

El lector que se adentre por primera vez en la Crítica del Juicio,2 publicadapor Immanuel Kant en 1790, se encontrará con una obra que puede provocardiferentes impresiones, en ocasiones opuestas entre sí. Por un lado, en ellaparece mostrarse un Kant diferente al de la primera y la segunda Crítica, nosólo por ocuparse de temas ajenos a los que suelen proponerse en la mayo-ría de los manuales para una caracterización de este filósofo, sino tambiénporque la tercera de las Críticas parte del reconocimiento de que aún quedapor resolver lo que las dos primeras parecían dar por resuelto. Desde luego, apartir de esta constatación el lector puede optar por no hacer aún más difícilsu comprensión de la filosofía de Kant, relativizando la importancia de talobra en el panorama general de los escritos de este pensador. Al fin y al cabo,así cabría pensar, la Crítica de la razón pura3 y la Crítica de la razón práctica4debían de poder ofrecer el punto de partida definitivo que sirviese de basepara tal comprensión, pues aquí Kant insiste en haber satisfecho plenamenteuna fundamentación de la validez de la razón en sus dos únicos ámbitos deobjetividad y aplicación, a saber, el conocimiento de la naturaleza y la deter-minación moral de la acción. De hecho, la Kritik der Urteilskraft no alcanzaa fundar un tercer ámbito de la razón, de modo que ni siquiera ocupa un lu-gar en el sistema doctrinal de la filosofía trascendental. No sería descabelladopensar que Kant, filósofo netamente racionalista e intelectualista, sólo pudie-ra ocuparse con el problema de lo bello de forma marginal en lo que respectaal verdadero núcleo de su sistema filosófico.

Sin embargo, la perplejidad provocada por esta obra también puede indi-carnos que habíamos partido de un punto de vista erróneo en nuestra valora-ción y comprensión del planteamiento filosófico del criticismo. En particu-lar, cuando Kant alude en la Kritik der Urteilskraft a la cuestión del sistema

2En adelante, “Kritik der Urteilskraft”. En este trabajo se traducirá “Urteilskraft” como “Juicio”, y“Urteil” como “juicio”, siguiendo la propuesta de Manuel García Morente en su edición al castellano deesta obra.

3En adelante, “Kritik der reinen Vernunft”.4En adelante, “Kritik der praktischen Vernunft”.

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XVI Introducción

de la razón, lo hace apuntando a aquellos puntos clave de la teoría criticistade la racionalidad que podían aparecer ya en las dos primeras Críticas comoproblemáticos. Es más, estos aspectos conforman el blanco de buena parte delas objeciones que se aducen contra el criticismo desde los debates contem-poráneos: el dualismo de la objetividad, la fundamentación del conocimientoteórico con abstracción de la génesis empírica de las leyes particulares de laciencia, la definición cientificista de la objetividad fáctica en la que debe ac-tuar el agente moral, o la fundamentación de la razón práctica meramenteen relación con un sujeto ideal, diferente al que debe actuar de forma efecti-va. Sin embargo, debe reconocerse que estos resultados no se correspondencon el programa inicial de una fundamentación crítica de la racionalidad hu-mana, planteada por Kant desde 1781. En particular, el criticismo pretendedesde el principio una comprensión sistemática y unificada de la razón huma-na, la cual permita dar cuenta de sus diferentes intereses y dimensiones desdeel reconocimiento de la finitud del individuo.

A mi juicio, una profundización en esta segunda visión de la Kritik derUrteilskraft no conlleva, ni una revisión de los fundamentos establecidos enlas dos primeras Críticas, ni una constatación de la desvinculación de estaobra con respecto a tales resultados iniciales. Más bien, la cuestión generalplanteada por Kant en la tercera Crítica tiene que ver con esta concepciónsistemática de la razón que es presupuesta, pero no fundada, en los desarro-llos particulares de la Kritik der reinen Vernunft y la Kritik der praktischenVernunft. Ello no significa que el desarrollo interno de estas obras pueda odeba ser leído desde la perspectiva de la última, sino que la línea argumentalpor la que presumiblemente el criticismo aporta una fundamentación de larazón sólo concluye en sentido estricto en 1790. De este modo, desde la pers-pectiva de la Kritik der Urteilskraft, los resultados de las dos primeras Críticasconstituyen diferentes momentos dentro de esta línea argumental y sólo ad-quieren sentido, en última instancia, en la medida en que este argumento llegaa su conclusión. Según Kant, la conclusión del estadio crítico de la filosofíase produce justamente a través de una crítica del Juicio estético. Los debatesde la filosofía contemporánea en torno a la teoría criticista de la racionalidadsuelen plantear sin más sus valoraciones u objeciones a partir de una lecturade alguno de estos momentos por separado, desvinculándolos de la articula-ción sistemática que era exigida por Kant como condición de posibilidad deuna comprensión última de la razón en cualquiera de sus dimensiones. Lainvestigación planteada en este trabajo no tiene por objeto una revisión detales debates; sino, más bien, la elucidación de esta función de la crítica de

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Introducción XVII

los juicios de gusto5 en dicha conclusión del sistema crítico, a partir de unestudio histórico-evolutivo sobre la génesis y el desarrollo de esta cuestión enla filosofía de Kant.6

Este enfoque sobre la Kritik der Urteilskraft supone un alejamiento conrespecto a las lecturas según las cuales en esta obra se ofrecería únicamenteuna fundamentación de los juicios estéticos en tanto que un tercer tipo dejuicios sintéticos a priori. Según este último punto de vista, el resultado prin-cipal de la obra sería la constatación de que tales juicios sólo presentan validezsubjetiva, de tal modo que su fundamentación no puede dar lugar a un ter-cer ámbito de la racionalidad. Ésta es a grandes rasgos la lectura defendidapor la escuela neokantiana desde Hermann Cohen7. En este caso, la terceraCrítica es presentada como una obra ajena al sistema de la filosofía trascen-dental. Con ello, se pasa por alto que en el Prólogo mismo de la Kritik derUrteilskraft la sistematización de la metafísica de las costumbres y de la me-tafísica de la naturaleza se ve condicionada por la necesidad de ofrecer unacrítica del Juicio. Si bien los principios subjetivos de esta facultad no formanparte del sistema de la metafísica, sí pertenecen de forma esencial al sistemacrítico, en tanto que encaminado a una fundamentación de la doctrina de larazón en cualquiera de sus ámbitos. Por tal motivo, la propia explicación deKant sobre el sentido de la obra debe llevarnos a tenerla en cuenta para unacomprensión sistemática de la fundamentación de la razón emprendida poréste desde 1781.

Los presupuestos fundamentales de la interpretación neokantiana seráncompartidos mucho más tarde por uno de los filósofos cuya obra más hainfluido en la recepción de la Kritik der Urteilskraft. En la polémica contrael idealismo trascendental planteada por Hans-Georg Gadamer en Wahrheitund Methode8, éste presupone que la actividad reflexionante del Juicio, que esfundada desde la crítica del gusto, no juega ningún papel en el conocimientoo la moral. De este modo, el análisis filosófico de los juicios estéticos de gus-

5No se atenderá aquí a la función sistemática de la crítica de los juicios estéticos sobre lo sublime,si bien se reconoce desde el principio que esta sección de la Kritik der Urteilskraft se integra dentro de lafunción sistemática que Kant le adscribe a los juicios estéticos en general. De cualquier modo, lo cierto esque, en su desarrollo intelectual, Kant se centra en el problema estético desde sus reflexiones en torno algusto y al sentimiento de lo bello.

6Sobre el debate contemporáneo en torno a una valoración de la modernidad en general y del cri-ticismo en particular, véase NICOLÁS MARÍN, Juan Antonio (2001): «Alternativas actuales a la crisisde la metafísica moderna», en J. A. Nicolás y Mª. J. Frapolli (ed.) (2001): Evaluando la modernidad. Ellegado cartesiano en el pensamiento actual, Granada, 79–105; NICOLÁS, Juan Antonio y SÁNCHEZ RO-DRÍGUEZ, Manuel (2005): «Criticismo y Trascendentalismo. Huellas Kantianas en la Filosofía Actual»,en Revista Portuguesa de Filosofía 61, 2005, 901–28.

7COHEN, Herrmann (1889): Kants Begründung der Ästhetik, Berlin.8GADAMER, Hans-Georg (1960): Wahrheit und Methode, Grundzüge einer philosophischen Hermeneu-

tik, en Gesammelte Werke, Tübingen 1986, vol. I.

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XVIII Introducción

to no desempeñaría ningún papel sistemático en el marco más amplio de lateoría criticista de la racionalidad.

Resulta notable que Gadamer expuso su lectura justamente en explícitaoposición frente al primer estudio que a principios del siglo XX había plan-teado la necesidad de una revisión general del neokantismo a partir de unainvestigación histórica sobre la estética kantiana, a saber, Kants Kritik derUrteilskraft, de Alfred Baeumler9. Éste reclamó enérgicamente la necesidadde considerar la filosofía de Kant más allá de su caracterización como unateoría del conocimiento. Según su interpretación, el significado esencial delconcepto de crítica es fundado plenamente en la Kritik der Urteilskraft, obradesde la cual debe plantearse además la comprensión histórica de la filosofíade Kant. Baeumler juzgaba la tercera Crítica como la culminación filosóficay sistemática de la Ilustración estética, que se había desarrollado en Alemaniadurante el siglo XVIII como respuesta epocal a una problemática fundamen-tal, a saber: el riesgo del irracionalismo, como posible consecuencia históricadel reconocimiento de la categoría de individuo. En el primer volumen de laobra lleva a cabo una profunda y detallada exposición de esta tradición y desus conceptos clave, así como un estudio introductorio sobre la génesis de laestética precrítica a la luz de dicho contexto histórico. Lamentablemente, elsegundo volumen de esta importante contribución a la investigación sobreKant no llegó a ser emprendido por el autor. Con todo, esta obra no sóloplantea la íntima relación de la Kritik der Urteilskraft con la Ilustración esté-tica alemana, sino que demuestra la utilidad de un estudio histórico para unacomprensión del significado sistemático de la crítica trascendental del gusto.

Ha sido principalmente en las últimas décadas cuando se ha defendido laimportancia de la Kritik der Urteilskraft para una comprensión del sistema dela filosofía trascendental y se ha intentado encontrar en este escrito un puntode partida para desentrañar el significado último de la teoría de la racionalidadque se desprende de este planteamiento filosófico.10 Sin embargo, opino que

9BAEUMLER, Alfred (1923): Das Irrationalitätsproblem in der Ästhetik und Logik des 18. Jahrhundertsbis zur Kritik der Urteilskraft, vol. I: Kants Kritik der Urteilskraft. Ihre Geschichte und Systematik, Tübin-gen 1967. GADAMER expresa su rechazo a este estudio en 1960: 47 n. 74.

10En 1972, BARTUSCHAT, Wolfgang (1972): Zum systematischen Ort von Kants Kritik der Urteils-kraft, Frankfurt am Main, se centra en el problema del emplazamiento sistemático de esta obra en rela-ción con el marco teórico que se desprende de la Kritik der reinen Vernunft y la Kritik der praktischenVernunft. Su estudio no tiene tanto por objeto una comprensión histórica de este significado sistemáticoen el marco del desarrollo intelectual de Kant; sino, más bien, una explicación de la tercera Crítica comoun intento de resolución de las aporías y los problemas que se desprenden de los dos primeros momentosde la obra crítica. Siguiendo la línea de este último, PETER, Joachim (1992): Das transzendentale Prinzipder Urteilskraft. Eine Untersuchung zur Funktion und Struktur der reflektierenden Urteilskraft bei Kant,Berlin y New York, se centra más tarde en una interpretación de la tercera Crítica desde un análisis de lafundamentación crítica del Juicio reflexionante. Según éste, tal fundamentación es desarrollada por Kantcon ocasión de su crítica de los juicios estéticos y de los juicios teleológicos. Por otro lado, también se ha

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Introducción XIX

una investigación sobre el significado sistemático de la crítica de los juiciosestéticos de gusto que parta exclusivamente de una lectura del texto de la ter-cera Crítica se topará inmediatamente con una dificultad fundamental. Puesen las dos introducciones redactadas por Kant se anuncia el emplazamientode una crítica del gusto en el sistema trascendental de la razón; sin embargo,en el mismo cuerpo de la obra no se explicita en absoluto de forma nítidao coherente en qué sentido su línea argumental en la fundamentación de lobello cumple la función sistemática que las introducciones le atribuían. Es elintérprete entonces el que tiene que decidir dónde se encuentran las clavesque permiten una reconstrucción de su propia interpretación de la filosofíade Kant. Es más, aunque esta línea argumental se desarrolla en las diferentessecciones de la primera parte de la obra, cada una de ellas presenta tal diver-gencia y desvinculación a nivel terminológico y sistemático que difícilmentepuede entenderse en qué sentido conforman una obra unitaria. Con ello, nome refiero sólo a la división de la Kritik der Urteilskraft en una crítica delJuicio estético y una crítica del Juicio teleológico, sino principalmente a launidad interna de la parte dedicada a la crítica trascendental del gusto, en laque, según Kant, se desarrolla una fundamentación del Juicio reflexionanteen general.

Esta problemática relativa a la unidad del texto de la Kritik der Urteilskraftfue puesta de manifiesto a partir del estudio histórico-evolutivo de GiorgioTonelli11. Su trabajo demuestra que la tercera Crítica fue redactada por Kanten diferentes etapas y que la posición del filósofo alemán sobre el significa-do sistemático de su obra se desarrolló y concretó paulatinamente duranteel proceso de redacción. Ello explica que sus aclaraciones sobre el significadosistemático de la crítica del gusto se encuentren principalmente en los textosmás tardíos de tal proceso de redacción, como la Dialéctica y las introduc-

insistido en una defensa del interés esencial de la crítica del juicio estético para una comprensión correctade la concepción del conocimiento teórico en la filosofía kantiana. En este sentido, GUYER, Paul (1979):Kant and the Claims of Taste, Cambridge 1997, así como GUYER, Paul (1993): Kant and the Experience ofFreedom. Essays on Aesthetics and Morality, Cambridge 1996, suponen un punto de partida para una com-prensión de la Kritik der Urteilskraft en el marco general del criticismo. También GINSBORG, Hannah(1990a): The Role of Taste in Kant’s Theory of Cognition, New York y London, ha insistido en la necesidadde atender a la teoría de la validez intersubjetiva que se desprende de esta obra para una correcta compren-sión de la concepción de la objetividad en la filosofía trascendental. WIELAND, Wolfgang (2001): Urteilund Gefühl. Kants Theorie der Urteilskraft, Göttingen, ha emprendido también un detallado y pormeno-rizado análisis de la fundamentación del gusto en tanto que fundamentación crítica de la génesis subjetivade los juicios de conocimiento, a partir de una lectura de las secciones dedicadas en esta obra a la Analíticay la Deducción de los juicios de gusto. En lo que respecta a la literatura en castellano, encontramos enLÓPEZ MOLINA, Antonio Miguel (1984): Razón pura y Juicio reflexionante en Kant, Madrid, el primertrabajo que plantea de forma específica la vinculación de la teoría del Juicio reflexionante con el marcogeneral de la teoría kantiana de la racionalidad.

11TONELLI, Giorgio (1954): «La formazione del testo della “Kritik der Urteilskraft”, en Revue Inter-nationale de Philosophie 8 (n.º 30), 1954, 423–48.

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XX Introducción

ciones. La constatación de Tonelli ofrece la razón principal por la que unalectura que parta meramente de un análisis interno del texto de la Kritik derUrteilskraft difícilmente podrá presentar el significado filosófico del proyec-to estético como algo que surge de la propia intención del filósofo de Kö-nigsberg y de las pretensiones sistemáticas que tiene a su base el criticismo.Dada la escasa claridad con la que las declaraciones del propio Kant corro-boran la reconstrucción sistemática del intérprete, su lectura de la obra noelude el riesgo de encontrarse con la objeción de que, con independencia dela reconstrucción que puedan soportar los textos, Kant no apreciaba aún elsignificado sistemático de su tarea al ocuparse con la redacción de las seccio-nes más tempranas, como la Analítica y la Deducción de los juicios de gusto.En principio, nada debería autorizarnos a leer tales secciones como una res-puesta al problema más amplio de la sistematización entre la razón teórica yla razón práctica, de ser cierto que en el momento de su redacción Kant nohabía apreciado aún el significado sistemático de la crítica del gusto. La apre-ciación de esta nueva dimensión de su proyecto estético aparece con claridaden la Dialéctica y en las introducciones a la obra; pero esto no debería auto-rizarnos a leer las secciones más tempranas desde su posición más madura,es decir, desde una perspectiva que no se encuentra aún desarrollada en lasmismas. Es más, si el descubrimiento de esta vinculación sistemática con res-pecto al problema más amplio de una conclusión del sistema crítico fuera undescubrimiento tardío en el desarrollo intelectual de Kant, nuestra recons-trucción de esta obra desde un punto de vista sistemático no tiene por quéllevarnos a considerar las dos primeras Críticas desde esta noción tardía desistema, pues éstas presentarían una concepción diferente de la problemáticade la fundamentación de la razón, que, en cualquier caso, habría sido revisadao reformulada por Kant desde la posición alcanzada en 1790.

Desde la consideración de esta problemática, el presente trabajo defiendela idea de que un estudio histórico-evolutivo sobre el desarrollo de la estéticaen el pensamiento de Kant debe poder ofrecer una base para interpretar laprimera parte de la Kritik der Urteilskraft como un proyecto unitario enmar-cado en los intereses sistemáticos de este pensador. El estudio se centra en dostareas fundamentales. En primer lugar, su objetivo es rastrear en el desarrollointelectual de Kant la evolución de la vinculación entre su proyecto estético ylas cuestiones que conformarán en la tercera Crítica la problemática generalde la fundamentación última de la razón. En segundo lugar, atiende especial-mente al significado filosófico de lo estético en relación con tales cuestiones,con el objeto de aclarar por qué Kant considerará en la Kritik der Urteilskraftque la crítica trascendental del gusto ofrece la conclusión del sistema críti-

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Introducción XXI

co y, con ello, aporta una solución en relación con la problemática señalada.Se parte así del reconocimiento de que sólo la tercera Crítica alcanza la ar-ticulación sistemática del proyecto estético en el contexto más amplio de lafundamentación crítica de la razón. Pero ello no significa que la vinculaciónde la crítica del gusto con dicha problemática general sea un resultado tardíoen el desarrollo intelectual de Kant. A este respecto, un estudio histórico so-bre el desarrollo del proyecto estético debe ofrecer una base para una lecturaunitaria de la crítica trascendental del gusto, si demuestra que el desarrollo delproyecto estético se ve motivado principalmente por las reflexiones de Kanten torno a una serie de cuestiones que finalmente serán afrontadas en un sen-tido sistemático en esta obra. Si ya desde 1770 Kant se ha servido de modotentativo de su proyecto estético para reflexionar sobre dichas cuestiones, en-tonces podemos interpretar las diferentes secciones de la tercera Crítica comoun proyecto unitario, en tanto que conformarían diferentes momentos de sudesarrollo intelectual que, a pesar de su divergencia en relación con el nivelde madurez de las soluciones alcanzadas, constituirían un proyecto intelec-tual destinado a afrontar una misma problemática filosófica.

Metodología. En particular, el presente estudio lleva a cabo un seguimientode estas cuestiones desde 1770 a 1790 en los materiales del Legado póstumo12

y de los Apuntes de Lecciones13, desde una historia evolutiva de la estéticade Kant en el marco de una historia de los problemas afrontados en la Kri-tik der Urteilskraft. A este respecto, la relativamente reciente publicación delas Lecciones de Antropología14 en la edición de la Akademie-Ausgabe abre laposibilidad de recurrir a textos decisivos para la comprensión del desarrollointelectual de Kant cuyo acceso seguro a los mismos no era posible hasta hacepoco.15

12En adelante, “Nachlass”.13En adelante, “Vorlesungsnachschriften”.14Vorlesungen über Anthropologie, ed. de R. Brandt y W. Stark (Berlin 1997), en AA XXV. 1 y XXV. 2.

Una compilación de algunos de los textos de estos apuntes de lecciones ha sido publicada en italiano enVERRI, Pietro y KANT, Immanuel: Sul piacere e sul dolore. Immanuel Kant discute Pietro Verri, ed. de P.Giordanetti, Milano 1998. En castellano, una sección de la Anthropologie-Mongrovius ha sido traducida alcastellano en KANT, Immanuel: Antropología práctica. (Según el manuscrito inédito de C. C. Mongrovius, fe-chado en 1785), ed. de R. Rodríguez Aramayo, Madrid 1990. Como resultado de la presente investigación,próximamente publicaré en la editorial Comares (Granada) KANT, Immanuel: Fragmentos sobre estética.Una selección crítica a partir de los Apuntes de Lecciones sobre Antropología.

15Una primera selección de textos procedentes de estas lecciones la encontramos en el trabajo clásicode SCHLAPP, Otto (1901): Kants Lehre vom Genie und die Entstehung der Kritik der Urteilskraft, Göttin-gen. Si bien TONELLI, Giorgio (1955): Kant, dall’estetica metafisica all’estetica psico-empirica. Studi sullagenesi del criticismo (1754–1771) e sulle sue fonti, Torino, llevó a cabo un análisis profundo y pormenoriza-do del problema crítico en relación con la estética, atendiendo especialmente al Nachlass desde un cuidadoestudio historiográfico de las Reflexiones [en adelante, Reflexionen], su obra se limitó al estudio del desa-

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XXII Introducción

El recurso a este tipo de materiales para una investigación histórica esde gran utilidad. El Nachlass constituye, en su amplitud y complejidad, unverdadero “taller de trabajo” de Kant, cuyo desciframiento nos acerca a losintereses y las preocupaciones que mueven el desarrollo intelectual de estepensador y explican la gestación de sus planteamientos filosóficos. Por otrolado, los textos de las Vorlesungsnachschriften ponen también de manifiesto laevolución del significado que adquieren los conceptos de estética, en íntimarelación con la exposición de las tesis de otros pensadores y su revisión porparte de Kant.

Sin embargo, esta utilidad corre el peligro de volverse contra el propiointérprete si no se parte de determinados criterios metodológicos que orien-ten el análisis de estos materiales y limiten el alcance que podamos atribuirlesdesde nuestra intepretación.16

rrollo intelectual de Kant hasta 1771. Un estudio del corpus de lógica y de antropología de este periodo nose encuentra aún en su investigación. BAEUMLER, por otro lado, prescindió intencionadamente de unaexposición histórico-evolutiva con respecto a esta problemática que atendiese a la diferente procedenciacronológica de los materiales utilizados [1923: 265 n. 1]. En relación con los Vorlesungsnachschriften, sólorecurre ocasionalmente a aquellos que habían sido supervisados por Kant para su publicación [1923: 264n. 1]: Logik-Jäsche (1800) y Anthropologie in pragmatischer Hinsicht (1798). El recurso a las Vorlesungenüber Anthropologie será aquí de especial relevancia para aclarar el significado histórico de la estética enel desarrollo del criticismo. La ordenación cronológica de las mismas para su edición en la Sección IVde la Akademie-Ausgabe ofrece a este trabajo una base más fiable que aquella de la que pudieron servir-se SCHLAPP 1901 y MENZER, Paul (1952): Kants Ästhetik in ihrer Entwicklung, Berlin. La revisión dela datación de estos textos realizada por BRANDT, Reinhard y STARK, Werner (1997): «Einleitung», aVorlesungen über Anthropologie, en AA XXV. 1 VII–CLI, así como BRANDT, Reinhard y STARK, Werner(1991): «Notiz zur Akademie-Ausgabe», en Kant-Studien 82, 1991, 514–15, permite situar a principios dela década de 1770 y, por lo tanto, bajo la influencia de la Dissertatio [De mundi sensibilis atque intelli-gibilis forma et principiis], una concepción de Kant sobre la estética que era considerada erróneamentecomo posterior a 1775; véase al respecto GIORDANETTI, Piero (1995a): «Nuovi documenti sulla gene-si dell’estetica kantiana. Il XXV volume della Akademie-Ausgabe», en Rivista di storia della filosofia 50,1995, 341–53. Estudios relativamente recientes sobre la génesis de la estética de Kant como el de ZAM-MITO, John H. (1992): The Genesis of Kant’s Critique of Judgment, Chicago y London; DUMOUCHEL,Daniel (1999): Kant et la genèse de la subjectivité esthétique. Esthétique et philosophie avant la critique de lafaculté de juger, Paris, así como PANKNIN-SCHAPPERT, Helke (2008): «Die Bedeutung des ästhetischenUrteils in den vorkritischen und kritischen Schriften Immanuel Kants», en KANT-GESELLSCHAFT (ed.)(2008): Recht und Frieden in der Philosophie Kants. Akten des X. Internationalen Kant-Kongresses, Berlin yNew York, 27–38, no se sirven aún de la edición crítica de las Vorlesungen über Anthropologie. Sí ha aten-dido a estos textos GUYER, Paul (2003): «Beauty, Freedom andMorality. Kant’s Lectures on Anthropologieand the Development of his Aesthetic Theory», en B. Jacobs y P. Kain (ed.) (2003): Essays in Kant’s An-thropology, Cambridge, 135–163, quien se centra en la evolución del concepto de juego de las facultadesdesde 1772–1773 hasta el surgimiento de la Kritik der Urteilskraft. También GIORDANETTI destaca ensu investigación la importancia de tales materiales para la comprensión de diversos aspectos de la estéti-ca kantiana, véase por ejemplo GIORDANETTI, Piero (1995b): «Das Verhältnis von Genie, Künstler undWissenschaftler in der Kantischen Philosophie», en Kant-Studien 86, 1995, 406–30; GIORDANETTI, Piero(2001a): Kant e la musica, Milano; GIORDANETTI, Piero (2001b): L’estetica fisiologica di Kant, Milano.

16Para una exposición detallada sobre los principales factores a tener en cuenta en el estudio de es-tos materiales y los principales criterios metodológicos de la historia evolutiva [Entwicklungsgeschichte],véase la exposición de VÁZQUEZ LOBEIRAS, María Jesús (1998): Die Logik und ihr Spiegelbild. Das Ver-hältnis von formaler und transzendentaler Logik in Kants philosophischer Entwicklung, Frankfurt amMain,etc.: 63–79. Los principales fundamentos metodológicos para una historia evolutiva han sido estableci-

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Introducción XXIII

En primer lugar, el Nachlass está compuesto por reflexiones o anotacio-nes de diferente índole y valor, así como por la correspondencia. Muchas delas Reflexionen [Reflexiones] no son más que anotaciones de las que Kant seservía como ayuda para sus clases. Otras constituyen bosquejos o esquemasque abren vías de pensamiento meramente tentativas o incluso fallidas. Porotro lado, las Vorlesungsnachschriften presentan adicionalmente otro tipo dedificultades. No se trata de textos manuscritos de Kant, sino de los apuntesque los jóvenes estudiantes que asistían a sus clases tomaban y reelaboraban,o corregían según apuntes de otros semestres. Por lo demás, el estudiante po-día no seguir correctamente el hilo de la exposición del profesor, de formaque en ocasiones estas transcripciones pueden no corresponderse de formafidedigna con las ideas expuestas efectivamente. Este último problema se veagravado por la objeción —la tesis de la doble vida— según la cual estos mate-riales no pueden ser usados para una interpretación del pensamiento de Kanten la medida en que en sus clases no exponía sus propias ideas, sino las tesiscontenidas en el manual del que se servía como guía docente. Ambos tiposde textos presentan además el problema de su datación, lo cual no permiterelacionarlos sin más con las tesis expuestas al nivel de la obra.

Frente a esto, en primer lugar es preciso tener en cuenta que la recons-trucción histórico-evolutiva planteada en esta investigación no debe partir delpresupuesto de que las ideas de Kant se desarrollan de forma lineal y progresi-va en dirección a una conclusión unitaria, que sería representada por la obraen cuestión. Aunque Kant puede relacionar de forma general sus Reflexionencon una problemática particular que mueve sus indagaciones, no debe descar-tarse la posibilidad de variaciones, retrocesos y correcciones. Sin embargo,esta circunstancia tiene también su interés positivo para la investigación plan-teada aquí. Pues en el desarrollo intelectual de Kant no sólo constataremos elabandono de líneas de pensamiento fallidas, sino también la recuperación de

dos y defendidos durante décadas por Norbert HINSKE; véase principalmente HINSKE, Norbert (1970):Kants Weg zur Transzendentalphilosophie. Der dreißigjährige Kant, Stuttgart; HINSKE, Norbert (1992):«Zwischen Aufklärung und Vernunftkritik. Die Philosophische Bedeutung des Kantschen Logikcorpus»,en N. Hinske (ed.) (1992): Kant und die Aufklärung, Hamburg 1992, 57–71; HINSKE, Norbert (1995):«Prolegomena zu einer Entwicklungsgeschichte des Kantschen Denkens. Erwiederung auf Lothar Krei-mendahl», en R. Theis y C. Weber (ed.) (1995): De Christian Wolff à Louis Lavelle. Métaphysique et historiede la philosophie: Recueil en hommage à Jean Ecole à l’occasion de son 75e anniversaire — Von Christian Wolffbis Louis Lavelle. Geschichte der Philosophie und Metaphysik: Festschrift für Jean École zum 75. Geburtstag,Hildesheim, etc., 102–21; HINSKE, Norbert (2004): «¿Qué es lo que significa la historia de las fuentes ycon qué fin se practica? Algunas observaciones de historia de las fuentes acerca de la antinomia kantianade la libertad», en Ágora 23, 2004, 15–27. Un estudio preliminar sobre la edición de las Vorlesungen überAnthropologie, en relación con su autenticidad, posible datación y utilidad para una interpretación de laestética de Kant, lo encontramos en MANGANARO, Paolo (1974–1975): «Estetica e antropologia nellelezioni kantiane. I Preliminari», en Studi di estetica 2, 1974–1975, 148–94.

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XXIV Introducción

posiciones inicialmente abandonadas, con el objeto de servirse de las mismasen un momento posterior y desde un marco diferente.17

En lo que respecta a las Reflexionen, no podemos partir de ningún otrocriterio general para su datación que el que ofrece el ingente trabajo desarro-llado por Erich Adickes.18 No obstante, el hecho de que en la mayoría de loscasos no sea posible despejar completamente las dudas sobre la datación debellevarnos a tener en cuenta algunos criterios. En primer lugar, debe evitar-se dar por válida una idea contenida en una Reflexion aislada. El desarrollofructífero de un pensamiento por parte de Kant debe dar lugar a un grupode Reflexionen relacionadas entre sí y pertenecientes a un mismo periodo,o este pensamiento debe inscribirse en una línea de Reflexionen vinculadasa nivel estructural y de contenido que se desarrollan diacrónicamente pro-fundizando en un aspecto relacionado con la obra. Pues las tesis halladas enlas Reflexionen sólo deben ser incorporadas a un estudio histórico-evolutivoen la medida en que muestran una vinculación con la obra del periodo encuestión. Ante esta exigencia, la presente investigación se encuentra con elproblema de que Kant no planteará una estética crítica hasta la Kritik derUrteilskraft. Hasta 1790, al nivel de la obra sólo pueden detectarse contadasindicaciones al respecto, las cuales expresan en su mayoría el rechazo del cri-ticismo respecto a la posibilidad de una crítica del gusto con valor crítico ysistemático. Sin embargo, sí es posible poner de manifiesto que, a pesar deeste silencio de Kant, sus indagaciones sobre los conceptos de estética presen-tes en los materiales indicados adquieren sentido en relación con problemasy cuestiones que se derivan de la obra crítica, los cuales serán recogidos y re-planteados en un sentido sistemático en la Kritik der Urteilskraft. La presenteinvestigación tiene por objeto rastrear esta vinculación entre las indagaciones

17Sobre el interés histórico de estos retrocesos, véase HINSKE 1970: 12; VÁZQUEZ LOBEIRAS 1998:65s.; MANGANARO 1974–1975: 170.

18Véase al respecto ADICKES, Erich (1911): Einleitung in die Abtheilung des handschriftlichen Nach-lasses, AA XIV XV–LIV, especialmente XXV–XLV. En la citación de las Reflexionen, designaremos el pe-riodo al que éstas corresponden según el sistema y la simbología propuestos por éste, con la siguienteexcepción: las anotaciones tachadas por Kant serán recogidas entre llaves. Salvo en el caso de la Disserta-tio, todos los textos citados han sido traducidos del original; a este respecto, las adiciones incorporadas a latraducción para facilitar la comprensión de los textos han sido introducidas entre corchetes. Por lo demás,en lo que respecta a la citación de los textos de Kant, la norma a seguir será la siguiente. Se empleará tantola edición de la Akademie-Ausgabe [KANT, Immanuel: Kant’s gesammelte Schriften, ed. de la KöniglichPreußischen Akademie der Wissenschaften und ihren Nachfolgern, Berlin y Leipzig, 1900ss.] como laedición de Weischedel [KANT, Immanuel: Werke in sechs Bänden, editado por W. Weischedel, ediciónrevisada por N. Hinske, Darmstadt 11960, 51983]. De indicarse las siglas “AA”, se estará refiriendo a laedición de la Akademie-Ausgabe. En ambos casos, se citará la abreviatura de la obra o del texto en cuestión,seguido en su caso de la datación, volumen, subvolumen, página y, ocasionalmente, número de línea. Enel caso de la Kritik der reinen Vernunft, se indicará además el número de página de la primera y de la se-gunda edición. El formato de citación es así el siguiente: “Dissertatio, AA II 398”; “Anthropologie-Collins,AA XXV. 1 187”; “R 1913, ψ? (υ-χ ?), AA XVI 15623–30”; “KrV, A 348/ B 406, II 345”; “KU, V 191”.

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Introducción XXV

de Kant sobre estética y los problemas que se derivan de la obra desde 1770 a1790.

En lo que respecta a las Vorlesungsnachschriften, al problema de la data-ción se le une el de la autoría de tales textos. Como se ha indicado, son elresultado de los apuntes de los estudiantes que asistían a las clases de Kant.Ello obliga a problematizar estos materiales, tanto en lo que respecta a su co-rrecta recepción por parte de quienes los tomaron en primer lugar, como asu transmisión ulterior, pues los apuntes experimentaban sucesivas reelabo-raciones en momentos posteriores a aquel en el que Kant había impartido lalección. Por otro lado, no son pocos los intérpretes que rechazan un empleode tales textos a partir de la tesis de que su misma naturaleza, en tanto que ex-posiciones magistrales de Kant sobre la base de un manual de otro pensador,nos obliga a concluir que las ideas expuestas en ellos no pueden ser consi-deradas en un sentido estricto como propias de Kant.19 Según esta posición,este pensador habría desarrollado dos discursos separados, a saber: el primeroy propiamente crítico, correspondiente a la obra, y el segundo, de tipo emi-nentemente académico, en el que se habría ajustado a las exigencias de unaexposición ceñida a un manual determinado.

Es innegable que en sus clases Kant exponía contenidos y planteamien-tos procedentes del manual docente. Sin embargo, ello no significa que noempleara sus lecciones como una ocasión para pensar y elaborar sus propiosplanteamientos e ideas, tal como él mismo reconoce con claridad en las An-merkungen zu der Erklärung wegen der Hippelschen Autorschaft20. Esto explicaque en las Vorlesungsnachschriften no sólo encontremos la exposición de lasideas contenidas en la Metaphysica de Baumgarten y en el Auszug de Meier —que eran losmanuales usados por Kant para sus lecciones de antropología y delógica respectivamente—, sino igualmente una toma de posición explícita del

19En relación con la evolución de la estética, JUCHEM, Hans-Georg (1970): Die Entwicklung desBegriffs des Schönen bei Kant, unter besonderer Berücksichtigung des Begriffs der verworrenen Erkenntnis,Bonn: 90, rechaza el empleo de las lecciones desde la idea de que en tales escritos Kant no sostenía supropia filosofía.

20El propio Kant explica del siguiente modo el sentido último dado a tales lecciones: «Mucho antes[. . . ], en mis lecciones sobre Lógica, Metafísica, Moral y Antropología, Física y Derecho, no sólo comen-taba al autor que escogía como guía, sino que lo sopesaba con criterio, intentaba ampliarlo y conducirlo aprincipios que a mí me resultaban mejores [. . . ]; de esta forma, mis lecciones crecieron en parte de formafragmentaria, en parte fueron mejorando; pero siempre con la vista puesta en un sistema que algún díasería posible como un todo existente por sí mismo [. . . ], de modo que los escritos que han aparecido mástarde (principalmente tras 1781) pueden parecer que le han dado a aquellas lecciones sólo su forma siste-mática y su completud» [AA XIII 538s.]. Frente a la tesis de la doble vida, encontramos una defensa de lapertinencia de los materiales de las Vorlesungsnachschriften para una comprensión unitaria de la filosofíade Kant en HINSKE 1992; así como STARK, Werner (1992): «Die Formen von Kants akademischer Leh-re», en Deutsche Zeitschrift für Philosophie 40, 1992, 543–62, y VÁZQUEZ LOBEIRAS, María Jesús (2000):«Estudio premilinar», a KANT, Immanuel: Lógica. Acompañada de una selección de Reflexiones del legadode Kant, ed. de Mª. J. Vázquez Lobeiras, Madrid 2000, 13–76: 25.

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XXVI Introducción

profesor con respecto a las tesis de éstos, la incorporación de correcciones,así como el recurso continuo a soluciones extraídas de la obra crítica. Ade-más, si en sus lecciones Kant se hubiera limitado a exponer un planteamientoajeno a su filosofía, no puede entenderse por qué a la evolución intelectual alnivel de la obra le acompaña en todo momento el desarrollo, la reelaboracióno la corrección al nivel de sus lecciones. Ciertamente, podremos comprobarque este pensador emplea en dichos textos un cuerpo conceptual no siemprecompatible con los resultados alcanzados en su propia filosofía; sin embargo,un estudio atento del empleo de estos conceptos pondrá de manifiesto quesu significado es definido y corregido desde las soluciones críticas planteadasen la obra. Es más, Kant se sirve del aparato conceptual y de los problemasheredados de la filosofía escolar para pensar soluciones propias y originales.Debido a esta circunstancia, las Vorlesungsnachschriften presenten además ungran interés para una comprensión de la relación de la filosofía trascendentalcon esta tradición intelectual.21

Sin embargo, ello no quiere decir que debamos abandonar toda precau-ción en el empleo de estos textos. Principalmente, es necesario partir de unahistoria de las fuentes desde la cual contrastar las tesis expuestas en las Vor-lesungsnachschriften con los planteamientos defendidos en los manuales deBaumgarten y de Meier. Igualmente, su análisis comparativo con respecto alas Nachlassreflexionen ofrece un criterio fundamental para asegurar que lasdeclaraciones que encontremos en las lecciones pertenecen a Kant, pues, co-mo ya se ha indicado, éste se servía en todo momento de anotaciones y es-quemas para guiar su exposición docente, las cuales se encuentran recogidasentre las Nachlassreflexionen.

A partir de esta breve aclaración metodológica, podemos concluir queel aprovechamiento fiable de tales materiales debe basarse siempre en unalectura comparada entre los diferentes tipos de fuentes, de tal modo que lareferencia a la obra sirve para determinar el criterio último y decisivo parauna reconstrucción histórico-evolutiva del pensamiento de Kant.22

Objetivos. Este estudio se construye sobre la idea de que la primera par-te de la Kritik der Urteilskraft no sólo lleva a cabo una fundamentación delos juicios estéticos, pues a través de esta misma fundamentación Kant ofreceuna respuesta en relación con la problemática de la sistematización últimade la razón. Por ello, un primer objetivo de este trabajo consiste en el estudiohistórico-evolutivo de las cuestiones que conformarán progresivamente el nú-

21Cf. MANGANARO 1974–1975: 160s.22Cf. VÁZQUEZ LOBEIRAS 1998: 75–79.

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Introducción XXVII

cleo de esta problemática. Ciertamente, una formulación unitaria y sistemá-tica a este respecto tendrá lugar por primera vez en la Kritik der Urteilskraft.Hasta este momento, Kant no proporciona una fundamentación crítica detales cuestiones y al nivel de la obra no se encuentra una posición definitivaal respecto. En particular, nos centraremos en tres problemas fundamentales,estrechamente ligados entre sí tanto en el desarrollo del criticismo como en laKritik der Urteilskraft: (i) la indeterminación del singular sensible en relacióncon la posibilidad de un sistema del conocimiento empírico; (ii) la imposibi-lidad de una fundamentación del Juicio en su especificidad desde principios oreglas de índole discursiva; (iii) la desvinculación entre sensibilidad y razón,tanto en el ámbito teórico como en el ámbito práctico.

Que tales cuestiones no sean planteadas en su relación sistemática hasta latercera Crítica no significa que no sea posible hallar las implicaciones mutuasentre las mismas en un periodo más temprano. Aunque estas cuestiones noserán afrontadas desde un punto de vista crítico hasta 1790, hemos de poderdetectarlas en el marco de la obra desde la Dissertatio a la Kritik der praktis-chen Vernunft, como problemas presupuestos en tales escritos, aun cuandono reciban una solución especifica por parte de Kant. Se demostrará que ta-les problemas acompañan al desarrollo de una fundamentación crítica de larazón desde 1770, la cual se construye principalmente desde la estricta demar-cación entre lo sensible y lo intelectual que es esencial a la filosofía kantiana.

En segundo lugar, se quiere mostrar la relación del proyecto estético queKant desarrollará al nivel del Nachlass y de las Vorlesungsnachschriften con ta-les problemas. Esta relación no debe ser planteada en un sentido sistemático,lo cual sólo es posible una vez que Kant haya encontrado una solución quele permita incorporar este proyecto al sistema crítico. Por un lado, es precisodetectar los conceptos que juegan un papel clave en este desarrollo. Por otrolado, las indagaciones de Kant sobre estética deben ser entendidas en relacióncon el marco filosófico defendido al nivel de la obra. A este respecto, es deespecial interés comprender las razones por las cuales éste detecta en un suproyecto estético un interés filosófico en relación con los problemas señala-dos, por lo cual se sirve de sus reflexiones sobre el sentimiento de lo bello, lacapacidad del gusto y la categoría del genio para desarrollar soluciones tenta-tivas al respecto, que no siempre serán compatibles con los límites estableci-dos por el criticismo. Por tal motivo, será pertinente atender a la variacionesque experimentan tales reflexiones en dos momentos fundamentales de sudesarrollo intelectual: la Dissertatio y la Kritik der reinen Vernunft. Sobre labase de este estudio histórico-evolutivo, el presente trabajo ilustra por quéKant llega a considerar en la Kritik der Urteilskraft que la crítica de los jui-

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XXVIII Introducción

cios estéticos de gusto ofrece la ratio cognoscendi de los principios del Juicioreflexionante en general y, de este modo, ofrece una respuesta con respecto alproblema general de la sistemática de la razón.

En tercer lugar, la presente investigación atiende también al origen his-tórico de este proyecto estético y a la influencia de otros planteamientos tra-dicionales de estética. Debe alcanzarse una comprensión de las reflexiones deKant en el marco del surgimiento de la estética en la Ilustración alemana y an-glosajona. Pero ello exige también hacer balance sobre el peso de cada una deestas tradiciones en la formación de este aspecto de la filosofía trascendental.

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I

La crítica del gusto en torno a la Dissertatio de 1770

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Capítulo 2

Leyes de la sensibilidad y formación del conocimientosensible

2.1 Introducción

Tras comprobar la atención que Kant presta a los conceptos y cuestio-nes de la tradición estética para reflexionar sobre el problema de la génesisdel conocimiento, cabe preguntarse en este momento si este interés adquiereimportancia también en el contexto del propio proyecto filosófico del criti-cismo. Como es sabido, la Dissertatio no contiene una teoría estética. Perotambién se ha constatado que la génesis de esta obra, especialmente en lo querespecta a la formación de su nueva teoría del conocimiento sensible, no pue-de ser entendida si no se atiende a la fuerte influencia ejercida por la estéticade Baumgarten.1

En este capítulo podremos comprobar que las digresiones en torno alconcepto de sano entendimiento no suponen una discusión con la tradiciónajena al propio proyecto filosófico del criticismo. Como se señaló al final delcapítulo anterior, la actividad por la que el entendimiento progresa hacia con-ceptos más generales a partir del caso in concreto presupone un nuevo conceptode distinción específicamente sensible. La defensa de una distinción de la sen-sibilidad diferente de la distinción intelectual marcará una base fundamentalpara la demarcación entre sensibilidad y entendimiento. Este concepto y lacomprensión del conocimiento que lo sustenta sí encuentran su marco teóri-co en la Dissertatio. Podremos comprobar que, con posterioridad a esta obra,Kant seguirá profundizando en el significado de su nueva teoría del cono-cimiento sensible con ocasión de sus reflexiones sobre el sentimiento de lobello y el enjuiciamiento crítico según el gusto. La estrecha relación entre losdos ámbitos, así como la constatación de que Kant recurrirá a su proyecto

1Véase especialmente TONELLI 1955.

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24 Leyes de la sensibilidad y formación del conocimiento sensible

estético para profundizar en cuestiones centrales planteadas en la Dissertatio,deben permitirnos reconocer el interés filosófico depositado por éste en susindagaciones sobre estética.

En el primer parágrafo [§ 2.2] de este capítulo se atenderá brevemente ala teoría del conocimiento sensible defendida en la Dissertatio. En particular,nos centraremos en una cuestión que permanece aún abierta en esta obra, asaber, cómo se relaciona el uso lógico del entendimiento con un conocimien-to sensible que, por definición, no es aún un conocimiento discursivo. Setrata de nuevo, como habíamos comprobado en relación con el concepto desano entendimiento, de una indeterminación de la lógica en lo que respectaa la génesis del conocimiento y la posibilidad de su desarrollo progresivo enun cuerpo de juicios cada vez más generales. En segundo lugar [§ 2.3], se de-fenderá que la nueva concepción de lo bello de Kant, expuesta en el Nachlassy las Vorlesungsnachschriften, se apoya de forma fundamental en los mismosprincipios que son presupuestos en general por el conocimiento sensible. Entercer lugar [§ 2.4], comprobaremos que estos materiales profundizan en elproblema de la Dissertatio que ha sido señalado recurriendo a conceptos cuyoorigen radica en la tradición estética. De hecho, en cuarto lugar, el § 2.5mues-tra que Kant defiende en este periodo que el enjuiciamiento crítico según elgusto sirve de base para el análisis de aquellas condiciones que hacen posibleuna conceptualidad sensible, que debe ser presupuesta en general por la ac-tividad lógica del entendimiento. Finalmente, en el § 2.6 se sostendrá que, apesar de la estrecha vinculación de esta concepción con Baumgarten y Meier,Kant tomará distancia explícitamente con respecto al estatuto epistemológi-co que tales autores atribuían a su proyecto estético, al defender que no esposible una teoría del gusto en tanto que cognitio sensitiva.

2.2 La fundamentación del conocimiento sensible en la Disserta-tio

En la disertación inaugural de 1770 la sensibilidad es situada por prime-ra vez en un ámbito autónomo y específicamente diferente frente al cono-cimiento intelectual, lo cual permite fundar el conocimiento sensible y evi-tar las contradicciones en la fundamentación de la metafísica. Según Kant, lafundamentación de la objetividad sólo es posible si se atiende a la doble gé-nesis subjetiva de nuestro conocimiento posible de la misma [Dissertatio, AAII 387]. De este modo, dado que entendimiento y sensibilidad son facultadesde conocer específicamente diferentes, la fundamentación del conocimientoexige también atender a principios diferentes. Pues un tratamiento del cono-

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2.2. La fundamentación del conocimiento sensible en la Dissertatio 25

cimiento sensible no debe centrarse en la sensibilidad por su relación gradualcon respecto a la distinción derivada de los principios intelectuales, lo cualconducía en la tradición a considerar este conocimiento como confuso y deun grado inferior:

Por lo dicho se ve que se declara mal lo sensible [diciendo que es] lo conocidoconfusamente, y lo intelectual [diciendo] que es aquello cuyo conocimiento esdistinto. Porque éstas son diferencias puramente lógicas y que no afectan a lodado, sujeto de toda comparación lógica. Puede por su parte ser lo sensible ensumo grado distinto, y lo intelectual en sumo grado confuso [AA II 394]2.

Así, si el método de la filosofía centra su atención en cómo se da el objetoa las facultades y en la suficiencia o insuficiencia de las mismas para conocerlo,se ha de diferenciar en sentido estricto entre sensibilidad y entendimiento,en tanto que la primera se caracteriza por la receptividad y el segundo porel pensamiento o la intelección [intelligentia] [AA II 392]. Por lo tanto, losobjetos no se dan a la sensibilidad humana tal como son en sí o, dicho deotra forma, tal como el entendimiento los piensa en abstracto; los objetossólo pueden ser conocidos en la sensibilidad tal como nos aparecen según «lanaturaleza particular del sujeto» [AA II 392]. De ahí que Kant se refiera alobjeto sensible como fenómeno, mientras que denomina noúmeno al objetotal como es pensado en sí por el entendimiento.

Pero si la receptividad de la sensibilidad tiene un origen subjetivo, nopor ello se basa el conocimiento sensible en la particularidad privada de cadaindividuo. Y es que los principios del conocimiento sensible hacen posiblediferenciar entre la materia y la forma de la intuición:

En la representación de los sentidos se da en primer lugar algo, que se puedellamar materia, esto es la sensación, y además algo que puede llamarse la formade lo sensible, que surge al coordinarse, según una cierta ley natural del alma,la variedad de datos que afectan al sentido [AA II 392].

Estos principios son las formas subjetivas de espacio y tiempo. Así, la sen-sibilidad no sólo dispone de un contenido material y por lo tanto privado,debido a la impresión del objeto que afecta a nuestros sentidos, sino tambiénla capacidad de ordenar y coordinar este material según leyes formales basadasen el espacio y en el tiempo. Según Kant, es esta forma subjetiva presupuestaen la sensibilidad la que ofrece un fundamento para la posibilidad de un cono-cimiento específicamente sensible [sensitivae] [AA II 393]: «El conocimiento,en cuanto sometido a las leyes de la sensibilidad es lo sensible» [AA II 392].3

2Los textos de la Dissertatio serán citados según la traducción de Ceñal Lorente en KANT, Immanuel(1770): Principios formales del mundo sensible y del inteligible, estudio preliminar y complementos de J.Gómez Caffarena, traducción de R. Ceñal Lorente, Madrid 1996.

3Si bien en Baumgarten no se encuentra aún esta fundamentación de las facultades inferiores desdeprincipios formales, es posible hallar en su filosofía el primer empleo sistemático del término “sensitiv”

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26 Leyes de la sensibilidad y formación del conocimiento sensible

Es preciso tener en cuenta que este conocimiento sensible no supone aúnun conocimiento discursivo sobre los objetos de la experiencia. Con esta de-finición Kant alude más bien a la constitución misma de los objetos sensibleso de los fenómenos en la sensibilidad a partir de leyes formales y subjetivas. Portanto, los principios de espacio y tiempo proporcionan la condición subjetiva«para que algo pueda ser objeto de nuestros sentidos» [AA II 396], de modoque, posteriormente, pueda ser conocido como un objeto de la experienciasensible.

En efecto, los objetos no hieren los sentidos por su forma o especie; y por lomismo, para que lo diverso del objeto, que afecta al sentido, se reúna y consti-tuya un todo de representación, es necesario un principio interno del espíritu,por virtud del cual aquella variedad de datos reciba una cierta forma o especie,según leyes estables e innatas [AA II 393, cursiva del autor].

La forma del objeto tiene su origen en la actividad subjetiva de la sensi-bilidad humana y es el resultado de una ley natural del alma por la cual lamultiplicidad de las sensaciones puede ser reunida y coordinada en un todo derepresentación, es decir, en un fenómeno posible.4

El conocimiento sensible sólo puede convertirse en discursivo por mediode la intervención del uso lógico del entendimiento [usus logicus]. Kant diferen-cia entre un uso real del entendimiento y un uso lógico. Mediante el primero,se dan a priori los conceptos puros e intelectuales sobre las cosas y sus rela-ciones. Mediante el segundo, el entendimiento subordina los conceptos entresí según sus relaciones lógicas, bajo el presupuesto del principio de contradic-ción. Debido a esto, el uso lógico del entendimiento es presupuesto en todos

dentro de la escuela wolffiana, así como su demarcación con respecto a lo meramente “sensual”. Lo sensi-ble sería la marca característica de las facultades inferiores frente a las facultades superiores. Con ello, seda un primer abandono de la definición de la sensibilidad, en tanto que conocimiento clarus et confusus,por su relación negativa con el entendimiento: «Repraesentationes per partem facultatis cognoscitivaeinferiorem comparatae sunt sensitivae» [BAUMGARTEN, Alexander Gottlieb (1735): Meditationes philo-sophicae de nonnullis ad poema pertinentibus di A. G. Baumgarten. Testo, indici, concordanze, ed. de A.Lamarra y P. Pimpinella, Roma 1993: § 3, 6]; así como: «Repraesentatio non distincta sensitiva vocatur»[BAUMGARTEN 1739: AA XV. 1 § 521, 9]. Sobre el origen y significado del concepto “sensitiv” en Baum-garten, véase BAEUMLER 1923: 196, 214s.; FRANKE, Ursula (1972): Kunst als Erkenntnis. Die Rolle derSinnlichkeit in der Ästhetik des Alexander Gottlieb Baumgarten, Wiesbaden: 39ss.; así como PIMPINELLA,Pietro (1996): «Sensus e sensatio in Wolff e Baumgarten», en BIANCHI, Massimo Luigi (ed.) (1996): Sensus– Sensatio. VIII Colloquio Internazionale del Lessico Intellettuale Europeo. Roma, 6–8 gennaio 1995, Roma,471–97. A este respecto, tanto Franke como Pimpinella insisten en la fuerte influencia en Baumgarten delpensamiento y el lenguaje de Leibniz o de los aspectos específicamente leibnicianos presentes en la filo-sofía de Wolff. Una explicación de Leibniz sobre el conocimiento claro y confuso podemos encontrarlaen LEIBNIZ, Gottfried Wilhelm (1684): Meditationes de cognitione, veritate et ideis, en Die PhilosophischeSchriften von Gottfried Wilhelm Leibniz, ed. de C. I. Gerhardt, Hildesheim yNew York 11875-1890, 1960-1961, IV 422–26. En lo que respecta a la influencia de la cognitio sensitiva de Baumgarten en el desarrollode la nueva teoría de la sensibilidad de Kant, véase BAEUMLER 1923: 121s., 263ss., así como HINSKE,Norbert (1996): «Kants Neue Theorie der Sinnlichkeit und ihre Sprachregelungen», en BIANCHI 1996,527–40: 538–40; y DUMOUCHEL 1999: 136.

4Cf. Dissertatio, AA II 400, 403, 405.

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2.2. La fundamentación del conocimiento sensible en la Dissertatio 27

los juicios y raciocinios de la ciencia. En tanto que se centra en la relaciónentre los conceptos «sea cual fuere su origen» [AA II 393], su actividad desubordinación adquiere sentido tanto en relación con los conceptos sensiblescomo con los conceptos puros de la metafísica.

Pero esta indiferencia del uso lógico del entendimiento en lo que respectaal origen de los conceptos también supone una indeterminación con respectoal problema de cómo surgen los conocimientos sensibles. Es decir, en relacióncon el conocimiento empírico según el uso lógico del entendimiento, la ló-gica parte de la condición de que le sean dados conocimientos por parte dela sensibilidad: «Dados, por consiguiente, los conocimientos sensibles, porel uso lógico del intelecto unos conocimientos sensibles son subordinadosa otros conocimientos sensibles como conceptos comunes, y los fenómenosson subordinados a las leyes más generales de los fenómenos» [AA II 393].Sin embargo, como se ha señalado, la actividad coordinante de la sensibili-dad no produce juicios ni conceptos generales, sino más bien el fenómenomismo que es conocido —intuido— como un objeto de la sensibilidad. Pero,si tales fenómenos han de ser pensados o determinados en un juicio empíri-co según el uso lógico del entendimiento, entonces éstos deben ser pensadossegún conceptos, de manera que puedan formar parte de un juicio.

Según Kant, «lo que antecede al uso lógico, se llama apariencia [apparen-tia]» [AA II 394], mientras que la experiencia es el conocimiento que resultade la comparación y reflexión de muchas apariencias por parte del entendi-miento. Por lo tanto, el paso del conocimiento sensible al conocimiento em-pírico es el resultado de la actividad lógica que el entendimiento ejerce sobreel conocimiento meramente sensible, es decir, sobre los fenómenos mismosque forma la sensibilidad.5 Aunque en la definición del uso lógico del enten-dimiento Kant afirma que éste tiene la función de subordinar los conceptosentre sí a partir de notas comunes y según el principio de contradicción [AAII 393], su exposición indica también que el entendimiento desarrolla las rela-ciones de subordinación y de comparación entre los conocimientos sensibles,sin que se explicite, no obstante, cómo pueden conformarse conceptos a partir delos meros fenómenos singulares.

Ahora bien, es difícil entender en qué sentido unos conocimientos sen-sibles pueden ser subordinados a otros conocimientos sensibles, o cómo unjuicio puede establecer relaciones entre fenómenos si no es por medio de larelación entre sus conceptos correspondientes. En tanto que el entendimien-

5Cf. DUMOUCHEL 1999: 138ss. De ahí que el desarrollo lógico del conocimiento sensible no supon-ga que este conocimiento deje de ser sensible para convertirse en intelectual, pues la marca del conoci-miento sensible viene dada por su origen en la receptividad y no por el grado de su desarrollo [Dissertatio,AA II 393].

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28 Leyes de la sensibilidad y formación del conocimiento sensible

to se basa en las relaciones lógicas entre los conocimientos sensibles, éste debepoder referirse a los fenómenos por medio de conceptos. Y es en este pun-to donde aparece el problema de la relación entre el conocimiento sensibley el uso lógico del entendimiento. Pues, en principio, la sensibilidad no for-ma conceptos, sino meramente los fenómenos mismos en su singularidad.6Aunque el uso lógico del entendimiento puede producir conceptos generalesa partir de conceptos particulares mediante la comparación o subordinaciónde notas comunes, ya sea en sentido inmediato —juicios— o mediato —ra-ciocinios—, es difícil entender en qué sentido puede formar un primer con-cepto a partir de algo que aún no es un concepto, sino un fenómeno que esconocido en un sentido no discursivo por nuestra sensibilidad. Comproba-mos así que la indiferencia del entendimiento en su uso lógico con respectoal origen de los conceptos que relaciona no sólo expresa que éstos pueden sertanto empíricos como puros, sino el hecho de que la lógica no problematizaen absoluto cómo se forman los conceptos particulares a partir de los fenó-menos. Por otro lado, la exposición que encontramos en la Dissertatio sobrela actividad coordinante de la sensibilidad según las leyes de espacio y tiempotampoco explica cómo es posible la formación de los conceptos particularesdesde la mera sensibilidad. Por lo tanto, el problema de la formación de losconceptos alude a una indeterminación por parte de la filosofía en lo que respec-ta al proceso cognoscitivo que proporciona la transición desde el conocimientomeramente sensible al conocimiento empírico y discursivo.

En los siguientes parágrafos de este capítulo se defenderá que la concep-ción del gusto que Kant expone en este periodo en las Nachlassreflexionen yen las Vorlesungsnachschriften presenta una estrecha relación con la teoría delconocimiento sensible fundada en la Dissertatio. Es en el marco de esta teoríadonde éste encuentra una base para la fundamentación de la validez del gus-to. A su vez, Kant se servirá de esta indagación de las condiciones formalesde la belleza para profundizar en el problema señalado de la formación delconocimiento sensible, en la medida en que tales condiciones formales sonlas mismas que posibilitan el conocimiento sensible en general.

6El problema de la constitución de la objetividad en general de los fenómenos a partir de la relaciónentre la forma de la sensibilidad y los conceptos puros del entendimiento no es problematizada aún porKant. La actividad coordinante de la sensibilidad posibilita la constitución de los objetos sensibles en tantoque fenómenos singulares, pero no es planteada por Kant en relación con la constitución de la objetividadde los fenómenos. A pesar de que éste admite que el fenómeno significa el objeto tal como nos aparece,la Dissertatio no problematiza aún en qué sentido podemos considerar en general tales fenómenos comoobjetos de la experiencia y no como meras representaciones subjetivas de nuestro sentido interno. Así,la reflexión de Kant deberá centrarse también en la relación entre el uso lógico y el uso real del entendi-miento, en tanto que sólo el último puede aportar un fundamento de objetividad, cf. SALA, Giovanni B.(1978): «Der “reale Verstandesgebrauch” in der Inauguraldissertation Kants von 1770», en Kant-Studien69, 1978, 1–16: 12.

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2.3. La objetividad sensible de la belleza 29

2.3 La objetividad sensible de la belleza

Kant encuentra en la teoría de las leyes subjetivas de la sensibilidad la basefilosófica para su definición y fundamentación de lo bello: «Las condicionesde la forma bella de los objetos son representaciones según relaciones de es-pacio y tiempo» [R 1791, κ–λ? (ν–ξ ?), AA XVI 116]. Será esta relación delo bello con las formas puras de la sensibilidad lo que, en este periodo, darálugar a una diferenciación entre lo agradable, lo bello y lo bueno. Lo agradablese basa en la materia de la sensación y, por lo tanto, es meramente privado,no puede reclamar validez universal y supone una desviación de la atenciónhacia el objeto. Lo bello, en cambio, al basarse en las leyes puras y universalesde la sensibilidad, ha de placer a cada cual. Lo bueno, finalmente, se basa enla razón o el entendimiento y, por lo tanto, en un concepto intelectual. Así,según la terminología empleada por Kant, lo agradable deleita [vergnügt], lobello place [gefällt] y lo bueno es aprobado [gebilligt] [Anthropologie-Parow,AA XXV. 1 37417–30]7.

De este modo, Kant funda la diferencia específica de lo bello a partir delmarco teórico que le ofrece la Dissertatio; por un lado, la separación entre lamateria y la forma de la intuición le permite fundar su diferencia con respectoa lo agradable, así como sostener la universalidad del primero frente al segun-do; por otro lado, la separación entre sensibilidad y entendimiento servirá debase para una demarcación entre lo bello y lo bueno. Por lo demás, caracte-riza la diferencia de lo bello con respecto a lo agradable y lo bueno desde eldesinterés o la falta de utilidad que presenta el primer sentimiento, por lo cualpuede ser definido como un «cierto agrado puro» [Anthropologie-Collins, AAXXV. 1 176]8. La autonomía que adopta la teoría de la belleza a partir de laDissertatio, así como su caracterización a partir del concepto de desinterés, an-ticipa la división entre lo agradable, lo bello y lo bueno que encontramos enel «PrimerMomento» de la «Analítica de lo bello» en la Kritik der Urteilskraft[KU, V 279–86].9

Sin embargo, a diferencia de esta última obra, en la concepción más tem-prana lo bello reclama validez objetiva. Esta objetividad de lo estético ha deser entendida en el contexto de la concepción del conocimiento sensible queencontramos en la Dissertatio. Se trata de la objetividad sensible que se basaen las condiciones subjetivas de la sensibilidad humana y con independencia

7Véase también Anthropologie-Collins, AA XXV. 1 1675–19, 1973–20; R 1796, κ–λ, AA XVI 118s.; R715, ν1? (λ? ρ1?), AA XV. 1 317.

8Véase también Anthropologie-Parow, AA XXV. 1 37419–30; R 624, κ3? (η2? ι2?), AA XV. 1 270.9Sobre el origen histórico del concepto de desinterés en la filosofía anglosajona, como rasgo defini-

torio de la autonomía de la estética, véase DUMOUCHEL 1999: 156–60.

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30 Leyes de la sensibilidad y formación del conocimiento sensible

de cualquier determinación del entendimiento. Esto explica que Kant puedareferirse simultáneamente a la subjetividad de este sentimiento. Tal como he-mos comprobado en el § 2.2, los principios formales en los que se basan losfenómenos son de carácter subjetivo y dependen de la naturaleza específicade la intuición humana. Pero es justamente este origen subjetivo de la sensi-bilidad lo que le ofrece en este momento al planteamiento kantiano una basepara defender la objetividad del conocimiento sensible. En relación con suorigen, el tiempo, por ejemplo, es subjetivo, de tal modo que no se lo puedeconfundir con algo «objetivo y real» [Dissertatio, AA II 400]. Se trata de una«intuición pura», que sirve de condición para poder representarnos el ordende las sensaciones en la forma objetiva de un fenómeno en la sensibilidad.Pero, a la vez que esta forma de la sensibilidad posibilita la objetividad sensi-ble, con ello se introduce una marca subjetiva en el conocimiento, en tantoque los objetos se dan a la sensibilidad tal como éstos nos aparecen según lasformas subjetivas de espacio y tiempo.

En conformidad con esta teoría, lo bello, frente a lo agradable, supera elámbito de lo privado, en tanto que basado en las leyes de la sensibilidad yno meramente en la materia de la sensación; pero, dado que estas leyes sonsubjetivas, sólo posee una objetividad «sensible» y, por lo tanto, debida a lanaturaleza específica del sujeto:

Los fundamentos de la satisfacción en el caso de lo que agrada [Vergnügenden]y de lo bello son subjetivos, mientras que los fundamentos de la satisfacciónde lo que sea bueno o malo son objetivos. El fundamento de lo que plazcaen el fenómeno también es en parte objetivo, pero sólo respecto a la sensibilidad[. . . ]. Así, pues, todo enjuiciamiento de los objetos respecto a la satisfacciónsegún leyes de la sensibilidad es también objetivo, y mi juicio sobre qué seabello, cuando acierto al llamarlo así, también debe valer para todos, puestoque lo agradable [Annehmlichkeit], por el contrario, no vale para todos [. . . ][Anthropologie-Parow, AA XXV. 1 389s.]10.

Comprobamos así que en este momento la cualidad del juicio de gustopresenta una diferencia fundamental con respecto a la Kritik der Urteilskraft.En esta última obra, el juicio de gusto es subjetivo y el sentimiento estético,ni se debe al objeto, ni se refiere al mismo, sino que expresa las condiciones

10Véase también Anthropologie-Collins, AA XXV. 11973–21. Los dos textos siguientes de Logik-Philippi,en los cuales se vuelve a señalar la universalidad de las leyes subjetivas de la sensibilidad, ponen de mani-fiesto la equivocidad con la que Kant emplea los términos “subjetivo” y “objetivo”: «El juicio no se dirigeal objeto cuando es de tal forma que sólo se dirige a uno o sólo vale para uno; pero debe dirigirse al objetocuando algo place a todos» [AA XXIV. 1 350]; «Nuestros juicios de gusto conciernen siempre al sujeto. Yes que en lo bello considerábamos la relación de la cosa con el sujeto. No tratamos lo que sea la cosa, sino có-mo aparece. En el caso del enjuiciamiento de lo bueno es totalmente distinto; en tal caso, consideramos laverdadera naturaleza del objeto, lo cual es una tarea del entendimiento» [AA XXIV. 1 358]. Véase ademásR 1780, η?, κ?, AA XVI 112.

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2.3. La objetividad sensible de la belleza 31

subjetivas que posibilitan en general su enjuiciamiento. Si lo consideramosmeramente por su referencia objetiva, el juicio estético es meramente singu-lar, por lo que Kant aclarará en la tercera Crítica que la validez del juicio degusto sólo puede ser abordada si es considerado en un sentido subjetivo.

Hemos comprobado que la Dissertatio establece una demarcación estric-ta entre el conocimiento sensible y el conocimiento intelectual. Ciertamente,esta demarcación servirá de base para el desarrollo del criticismo y el sistemade la razón que se deriva del mismo. Pero en la evolución que conduce ala Kritik der reinen Vernunft Kant defenderá, mediante el argumento de ladeducción trascendental, la posibilidad de una mediación entre la forma pu-ra del fenómeno y los conceptos puros del entendimiento. A partir de estavariación que encontraremos en la primera Crítica, la validez objetiva del co-nocimiento sensible ya no podrá ser considerada con independencia de lascondiciones determinantes del entendimiento puro o, empleando la termi-nología de la Dissertatio, del uso real del entendimiento. Como hemos com-probado en el parágrafo anterior, en la disertación de 1770 Kant se refiere,por el contrario, a un conocimiento estrictamente sensible, que no requierela intervención de las condiciones discursivas del entendimiento, ya sea ensu uso lógico o en su uso real. Se trata, pues, de la constitución misma delfenómeno como un todo de representación que aparece al sujeto. En tantoque las condiciones formales que posibilitan dicha constitución objetiva sonuniversales, este conocimiento sensible valdrá universalmente para todos losseres humanos. Esta concepción del conocimiento se basa, por lo tanto, en lasuposición de que todos los seres humanos comparten una misma naturalezasensible.

Ahora bien, estos mismos fundamentos son también los que posibilitanla universalidad objetiva del juicio de gusto, en tanto que juicio no discursi-vo que se dirige al modo como aparece el fenómeno a un sujeto sensible. Laautonomía y especificidad de lo estético exige la independencia de la formabella, no sólo con respecto a la materia de la sensación, sino también con res-pecto a la actividad discursiva del entendimiento. Esta exigencia se encuentrapresente tanto en el período de la Dissertatio como en la Kritik der Urteils-kraft. Pero la divergencia de ambas obras en lo que respecta a la teoría de laobjetividad sensible que presuponen respectivamente marcará también las di-vergencias en lo que respecta a su descripción de la cualidad de lo bello. Enla tercera Crítica, la independencia de la sensibilidad o la imaginación conrespecto a un concepto determinado del entendimiento supone justamente lapérdida del fundamento de la objetividad sensible, con lo que el juicio estéti-co no conserva más que el momento puramente subjetivo. En la Dissertatio,

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32 Leyes de la sensibilidad y formación del conocimiento sensible

el juicio estético tampoco trasciende el mero ámbito de la sensibilidad, peroKant piensa aún que ello es suficiente para asegurar su objetividad.11

A este respecto, la posibilidad del objeto bello es entendida en el mismosentido que la posibilidad del objeto sensible en general. Pero a partir de ellopuede apreciarse un problema fundamental, derivado de esta estrecha rela-ción entre lo estético y lo gnoseológico, pues Kant no señala qué es lo quenos ayuda a diferenciar entre los objetos bellos y los objetos que son intui-bles en general en la sensibilidad.12 De esta forma, su concepción no explicaen qué sentido todos los objetos intuibles como fenómenos no son a la vez obje-tos bellos, o viceversa. Podemos apreciar que esta concepción no presenta eldesarrollo y la estructuración suficientes, ni adquiere entidad por sí misma,principalmente frente a otras planteamientos que podemos encontrar en laIlustración estética anglosajona y alemana. Sin embargo, la teoría estética deKant en este periodo es de gran importancia, en la medida en que su vincu-lación con la concepción del conocimiento sensible ofrece una vía de accesopara profundizar justamente en esta última concepción que es expuesta enla Dissertatio, especialmente en lo relativo a la problemática señalada en elparágrafo anterior.

2.4 La formación de los conceptos según la actividad coordinantede la sensibilidad

La vinculación entre lo estético y lo gnoseológico en lo que respecta a susprincipios no sólo nos ayuda a entender que Kant defienda en este periodola objetividad de la belleza. En tanto que las condiciones de constitución delobjeto bello son las condiciones de constitución del fenómeno,13 un análisis

11Según la interpretación defendida por JUCHEM [1970: 40ss., 57ss., 86], en este periodo del desa-rrollo intelectual de Kant la belleza no reclama ningún tipo de validez ni relación con el conocimiento,tan sólo el momento meramente subjetivo del sentimiento estético. Esta interpretación se basa en últimainstancia en la ausencia notada por el autor del fundamento de la belleza que se desarrollará posterior-mente en el criticismo y dará lugar a la Kritik der Urteilskraft. Ni que decir tiene que esto es correcto yque a los ojos de Kant en 1790 la teoría de la belleza planteada en el periodo de la Dissertatio no tendríavalidez desde el sistema crítico. Pero esto no significa que en el momento de su filosofía en el que ahoranos ocupamos no defienda la validez objetiva de la belleza, tal como muestran los materiales aducidosaquí. La interpretación del autor también se basa en la opinión según la cual en la Dissertatio no existiríamás conocimiento que el intelectual. Igualmente, tampoco se tiene en cuenta la demarcación establecidapor Kant entre lo bello y lo agradable, lo cual se entiende fácilmente si se aprecia que el autor usa indis-tintamente los conceptos “Empfindung” y “Anschauung” [60] para defender su tesis sobre la ausencia devalidez objetiva en los juicios de gusto y la inexistencia de un conocimiento propiamente sensible en laDissertatio.

12Véase por ejemplo Logik-Philippi, AA XXIV. 1 349.13La obra de HERZ, Markus (1771): Betrachtungen aus der spekulativen Weltweisheit, ed. de E. Conrad

et alii, Hamburg 1990, es considerada como un importante referente para entender la recepción de laDissertatio a finales del siglo XVIII y principios del XIX. De hecho, tanto el autor como el propio Kant

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2.4. La actividad coordinante de la sensibilidad 33

de las reflexiones de Kant sobre el gusto y la belleza en las Vorlesungsnachsch-riften y en el Nachlass nos ayuda a profundizar en su teoría del conocimientosensible. En este parágrafo nos centraremos primeramente en la estrecha re-lación entre la justificación de la universalidad del gusto y el concepto de lasleyes de la sensibilidad, así como en el problema de la formación de los con-ceptos en el conocimiento sensible. En el siguiente parágrafo comprobaremosque Kant recurrirá a sus reflexiones sobre estética en su intento de ofrecer unacomprensión de esta cuestión.

Lo primero que hay que notar es que en su explicación sobre el gustoKant se refiere a una actividad específica de la sensibilidad que se basa en leyessubjetivas. Esta actividad es descrita, al igual que en la Dissertatio, como unaactividad subjetiva que coordina: «El placer sobre la forma del objeto que sólopuede ser obtenido [a través del sentimiento] se llama gusto, y el fundamentode la satisfacción es subjetivo según la materia y objetivo según el fundamentoformal, dado que el conocimiento {forma} de la forma no se puede obtenerpor el efecto del objeto sobre los sentidos, sino a partir de las leyes de laactividad del sujeto (en particular, del conocimiento inferior, que coordina)»[R 1789, κ–λ? (ν–ξ ?), AA XVI 115s.].

A partir de un análisis de las reflexiones sobre las leyes subjetivas de lasensibilidad en tanto que fundamentos de lo bello, podemos acercarnos a losaspectos de esta actividad de la sensibilidad según tales leyes:

Aquello que place en el objeto y que consideramos como una propiedad {elaplauso} del mismo ha de consistir en lo que vale para cada cual {por lo tanto}.Ahora bien, las leyes de la relación en el espacio y el tiempo valen para cadacual, independientemente de las sensaciones que se tenga. De ahí que en todofenómeno la forma sea universalmente válida; esta forma es conocida igualmen-te según leyes comunes de coordinación; por lo tanto, lo que es conforme conlas reglas de coordinación de espacio y tiempo place necesariamente a cada cualy es bello [R 672, κ–λ, AA XV. 1 298].

habían planeado en principio esta obra como una exposición más clara y accesible de las ideas contenidasen la disertación inaugural [véase por ejemplo Von Herz, 9. Jul. 1771, AA X 125s.]. Herz recurre a unaexposición sobre los principios de la belleza para ilustrar justamente el sentido de los conceptos de espacioy tiempo expuestos por Kant en la Dissertatio: «El objeto bello sensible se comporta con respecto a las leyesuniversales del gusto como [wie] el objeto sensible en general con aquellas condiciones [. . . ] del espacio ydel tiempo» [1771: 21]. Herz interpreta así que la relación entre los dos ámbitos es meramente analógica,en la medida en que el objeto bello y el objeto sensible se relacionan con sus respectivos principios delmismo modo. Sin embargo, esta exposición no se corresponde con las tesis defendidas por Kant, en lamedida en que este último considera que los principios formales de la sensibilidad que posibilitan laconstitución del objeto sensible son los principios que posibilitan la constitución del objeto bello, nointerpretando en absoluto esta relación en un sentido meramente analógico [cf. TONELLI 1955: 305s.].De hecho, dos años después de su publicación Kant manifestará con claridad el «poco acierto» de Herzal «expresar el sentido» de la Dissertatio con este escrito [cf. An Nicolai, 25. Okt. 1773, AA X 142]. Loseditores del escrito de Herz toman sin embargo este texto como una exposición fidedigna de las ideas deKant en este periodo, dada la multitud de paralelismos entre este escrito y los materiales del Nachlass y lasVorlesungsnachschriften [CONRAD, Elfriede et alii (1990): «Einleitung», a HERZ 1771, VII–XL: XXXVI].

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34 Leyes de la sensibilidad y formación del conocimiento sensible

A partir de la relación con las formas universales de la sensibilidad sefunda la validez universal del enjuiciamiento de gusto. Según Kant, puesto queel gusto se basa en la sensibilidad y en el objeto algo place universalmente, estauniversalidad ha de basarse en aquello que hay de universal en la sensibilidad.Se trata de la «unidad» y el «orden» en la coordinación de la variedad de lassensaciones, condiciones que se ponen de manifiesto en los objetos bellos yen las representaciones bellas de la sensación, de la reproducción de la formade los fenómenos y de los conocimientos sensibles en general [R 1793, κ–λ?(ν–ξ ?), AA XVI 117]. La actividad de las leyes de la sensibilidad consiste, porlo tanto, en la coordinación, a lo cual se hace referencia asimismo en la Disser-tatio. Se trata de una coordinación de notas del fenómeno al mismo nivel dela sensibilidad. A este respecto, es preciso tener en cuenta que el concepto decoordinación es desarrollado por Kant a partir del concepto baumgartiano declaridad extensiva.14 Aquello que define la distinción en el conocimiento delfenómeno como un todo de representación15 se basa en la ordenación y unidadsensible que se pone de manifiesto en el análisis de lo bello.

El conocimiento sensible, en tanto que coordinante, no necesita aún lasubordinación específica del conocimiento lógico del entendimiento. Mien-

14Cf. BAEUMLER 1923: 198ss., 318ss.; TONELLI 1955: 169ss., 203ss., 248ss., 279s.; JUCHEM 1970:53–60. La claritas extensiva define el conocimiento de los conceptos por las facultades inferiores, mientrasque la claritas intensiva su conocimiento por las facultades superiores [BAUMGARTEN 1739: §§ 531s., §563, §§ 634–37, AA XV. 1 12s., 20; 36s.]. La primera es caracterizada como claridad estética; la segunda,como claridad lógica. Mientras que la primera logra la claridad del conocimiento a través de la acumula-ción de multitud de notas, la segunda aporta claridad a través de su subordinación. En la claritas intensivala distinción en el concepto proviene de la relación de las notas contenidas en el mismo con un fundamen-to común al que pueden ser submidas, lo cual supone un abandono de lo específico que contienen estasnotas particulares. En la claritas extensiva las diferentes notas se coordinan entre sí de forma confusa, yel conocimiento del todo proviene de la conjunción de la multiplicidad misma contenida en la represen-tación, con lo cual no se produce un abandono de la especificidad de las notas singulares. El recurso a lacoordinación de las notas del concepto con independencia de las facultades superiores responde en Baum-garten a un intento por dar cuenta de la objetividad del singular sensible y su relación con el universal.Esta coordinación contribuiría a la formación del concepto a partir de una actividad de la facultad inferiorde conocer, que será caracterizada por Baumgarten como un analogon rationis. Las Nachlassreflexionen ylas Vorlesungsnachschriften ponen de manifiesto que Kant desarrolla el concepto de coordinación según laforma de la sensibilidad enlazando expresamente con este concepto de claridad extensiva que él encontra-ba en los manuales de los que se servía para sus lecciones [cf. Logik-Blomberg, AA XXIV. 1 126–29; R 2368,ζ ? κ2? λ o? ρ??, AA XVI 334s.; R 2407, γ ? η? κ–ξ ? τ?, AA XVI 350].

15R 2357, κ–ξ ? (ρ–ϕ?), AA XVI 331: «Grado de la distinción, mediante notas coordinadas o mediantenotas subordinadas*. La distinción suficiente en la coordinación es completudo [. . . ]/ *(El todo es igual,tomando en conjunto todas las partes que lo componen, por lo tanto también toda la distinción {total} de{toda} la representación (interna o externa) [. . . ])». R 1799, κ–ρ, AA XVI 119: «La sensibilidad perfectaes la belleza (s toda belleza consiste en la presentación [Darstellung]). Pero la sensibilidad consiste en laconcordancia con las leyes subjetivas encargadas de la realización [Ausführung] y la forma es la coordina-ción en el obiectis sensuum, [mientras] que la subordinación en el obiectis rationis./ La abstracción sirvea la perfección lógica, mientras que la asociación [sirve] a la [perfección] estética». Recuérdese que en laDissertatio se alude a la constitución del fenómeno sobre la base de este todo de representación de origensensible; véase en este trabajo § 2.2.

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2.4. La actividad coordinante de la sensibilidad 35

tras que la formación del fenómeno exige una síntesis de las notas sensiblesprocedentes de la sensación, la determinación racional o lógica se obtienepor el análisis de las notas por su relación con un concepto dado bajo el cualpueden ser pensadas: «La distinción por coordinación se produce per synthe-sin. La distinción por subordinación per analysin [. . . ]» [R 2357, κ–ξ ? (ρ–ϕ?)(η?), AA XVI 331]. Esta oposición entre coordinación y síntesis, de un lado,y subordinación y análisis, del otro, define además la oposición entre la per-fección estética de la sensibilidad y la perfección lógica del entendimiento. Estamisma oposición entre sensibilidad e intelecto es la que diferencia al gusto dela razón.

Por lo tanto, la forma del conocimiento es de un tipo completamente diferentecuando se representa la cosa según notas subordinadas que cuando ésta es re-presentada según notas coordinadas. La estética se ocupa de pintar [mahlen] lascosas y hacerlas distintas a través de notas coordinadas. La razón, en cambio,asciende desde una nota a otra, y deja en el camino muchas notas coordinadas;a través de ello, sin embargo, el conocimiento se hace seco [Logik-Blomberg,AA XXIV. 1 127]16.

La síntesis posibilita la constitución del todo de la representación o delobjeto sensible en el marco específico de la sensibilidad. Habíamos compro-bado que en la Dissertatio no se profundizaba en el problema de la transicióndesde el conocimiento sensible mismo, es decir, desde la apariencia del fenó-meno, a los conceptos que puedan ser relacionados y subordinados por el usológico del entendimiento. En la R 1799 Kant presenta con claridad este pro-blema: «No hay inferencia que valga desde lo particular a lo universal, y elconocimiento de lo particular {desde [aus d]} en lo universal se produce sinintuición» [κ–ρ, AA XVI 119]. La transición desde el fenómeno singular quese presenta a la sensibilidad a un concepto universal no puede ser a su vez elresultado de una inferencia o de un juicio, dado que el primer extremo a rela-cionar no tiene carácter discursivo.17 Por otro lado, cualquier conocimientoque surja del universal y se dirija al particular no dará cuenta de la especifi-cidad sensible del último, sino que atenderá a lo que este particular tiene decomún con otros.

Según Kant, para que sea posible la formación de un concepto, debe pro-ducirse primeramente una actividad coordinante y sintética en la sensibilidad,

16R 1783, η2? κ3?, AA XVI 113: «(g La oposición del gusto con la forma de la razón se debe a que lasynthesis se opone al analysis)./ El gusto correcto es aquel que concuerda con la perfección de la razón,incluso en la syntesi, como en los ejemplos, las analogías./ El sentimiento se opone la mayoría de las vecesa la forma de la razón. Poca sensación y mucho gusto».

17R 1730, κ–λ? (γ ? η?) ν–ξ ??, AA XVI 95: «El conocimiento del entendimiento se opone al conoci-miento sensible. 1. Según el origen. 2. Según la forma: la forma del entendimiento es discursiva, la [forma]sensible es intuitiva».

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36 Leyes de la sensibilidad y formación del conocimiento sensible

la cual dé lugar a una distinción en la sensibilidad que sirva de base para elconcepto. Pues la posibilidad de un juicio no sólo exige una unidad analítica,sino también una «unidad sintética» de naturaleza sensible que rija la posiblecoordinación de las diferentes partes en un todo [R 4273, µ? ν2? (ρ3? υ?), AAXVII 491].18 Así, esta síntesis no puede ser conocida por medio del análisislógico, sino que es el resultado de la actividad coordinante de la sensibilidadque debe preceder a la formación de todo juicio. Es esta actividad radicadaen la sensibilidad la que posibilita la relación de las notas sensibles con unatotalidad posible, y siempre incompleta [Logik-Blomberg, AA XXIV. 1 124,128s., 13217–21], sobre cuya base pueda conformarse el concepto mediante laadición progresiva de notas. La distinción sensible según la forma del espacioy del tiempo sirve de base así a la comparación entre las representaciones quehayan de preceder a la formación de un concepto:

[A]sí, me represento un doble desarrollo del conocimiento: 1. El desarrollo enla serie de las notas subordinadas y 2. el [desarrollo] en la serie de las notascoordinadas. Empezamos por las notas coordinadas de nuestra exposición y sudesarrollo se denomina propiamente completudo; es decir, la totalidad de unarepresentación posible de la cosa [Logik-Philippi, AA XXIV. 1 412, cursiva delautor]19.

Una nota analítica es el concepto parcial [theilbegriff ] de un concepto en tan-to que un todo efectivo [wirklichen]. Una nota sintética [. . . ]: en tanto que laparte de un concepto que constituye un todo posible {efectivo [wirkli]} que ha deformarse progresivamente a través de más partes. Los primeros son todos concep-tos de la razón; los segundos pueden ser conceptos de la experiencia [R 2289,κ–ν? (ξ ?) (η?) (γ ?) ϕ??, AA XVI 300s., cursiva del autor]20.

De tal modo, en relación con la cuestión de la formación de los conceptosde la experiencia y de la matemática, Kant aclara que ésta es una tarea intrín-seca a la sensibilidad, la cual se apoya en un nuevo concepto de distinción quees específico de este ámbito del conocimiento:

18Véase al respecto TONELLI 1955: 173s.19Véase también Logik-Blomberg, AA XXIV. 1 12416–26.20Véase también la Reflexion más tardía R 2290, υ?, (ρ3–σ2?) µ??, AA XVI 301: «Los conceptos par-

ciales de mi concepto efectivo (los cuales son pensados por mí en éste) son analíticos; los [conceptosparciales] de todo concepto posible son marcas sintéticas». Es interesante observar que el concepto de Jui-cio reflexionante será empleado en la Kritik der Urteilskraft para afrontar el mismo problema con el quese ocupan tales reflexiones, a saber, la formación de un universal para un particular dado a la sensibilidad[KU, V 251s.]. Según la Erste Einleitung, la actividad reflexionante del Juicio tiene por objeto reflexionar«sobre la representación dada [. . . ] en virtud de un concepto posible a partir de esta misma representación»[EE, V 188, cursiva del autor].

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2.4. La actividad coordinante de la sensibilidad 37

Es falso, tal como afirma el autor,21 que todo nuestro conocimiento sólo puedahacerse distinto por medio del análisis.Nuestro conocimiento puede hacerse distinto de dos formas:a) per synthesinB) per analysin[. . . ] Y es que, o bien creamos un concepto distinto, lo cual ocurre per syn-thesin; o bien hacemos que sea distinto un concepto que antes era confuso, locual ocurre per analysin.En el caso de la synthesi, producimos y creamos, por así decirlo, un concepto, elcual no existía en absoluto con anterioridad, es decir, totalmente nuevo tantoquoad materiam como quoad formam, y a la vez lo hacemos distinto [Logik-Blomberg, AA XXIV. 1 130]22.

Tal como ha mostrado Tonelli, la teoría del conocimiento sensible plan-teada por Kant en la Dissertatio se ve influenciada en su formación y evolu-ción hasta 1770 por los conceptos e intereses de la concepción baumgartianadel analogon rationis.23 Hemos comprobado el origen histórico del conceptode coordinación en esta tradición, el cual sirve de base para esta compren-sión de la síntesis sensible. Sin embargo, aunque Kant seguirá enlazando conla tradición con posterioridad a la Dissertatio, el desarrollo alcanzado en estaobra le permite igualmente una toma de posición frente a la misma.24 Pues enla sensibilidad existe una actividad original por la cual el conocimiento sen-sible es un conocimiento distinto en un sentido específicamente diferente alconocimiento lógico e intelectual. Mientras que el análisis lógico mediante lasubordinación de notas sólo puede aportar distinción a un concepto confusopreviamente dado, la síntesis sensible puede crear un concepto a través de laprogresiva adición y coordinación de notas, en tanto que la forma pura segúnel espacio y el tiempo funda la distinción en la sensibilidad. Esta distinción sen-sible es posible en la medida en que, no sólo en el conocimiento intelectual,

21El texto viene a colación de su explicación del § 139 del Auszug en las clases de lógica; en este lugarMeier sostiene que un conocimiento sólo puede ser hecho distinto por medio del análisis [1952b: § 139,AA XVI 340]. Para una definición en Meier de la distinción como un rasgo específico del conocimientointelectual y discursivo, véase 1952b: § 140, AA XVI 340.

22R 643, κ–λ, AA XV. 1 283: «En lo que respecta a la distinción, ésta puede coexistir perfectamentecon la intuición. Pues la distinción depende del discernimiento de lo múltiple en una representación total.En la medida en que estas secciones del conocimiento [Erkentnisstücke] son pensadas mediante concep-tos universales, la distinción será un efecto del entendimiento; pero si esto ocurre mediante [conceptos]singulares, entonces [la distinción] es una forma de la sensibilidad. La primera se da mediante subordi-nación; la segunda, mediante coordinación. En la música no se tienen conceptos sobre los tonos, perosí sensaciones, y su relación no se conoce en cifras, es decir, según reglas universales, pero es discernidade forma intuitiva [aber man unterscheidet sie doch Anschauend]». Véase también R 683, κ–λ, AA XV. 13045–18; R 2393, κ–λ, AA XVI 342; R 2397, κ–ξ ? (ρ? ϕ?) AA XVI 345; R 2396, κ3–ν2, AA XVI 344s.; R2392, η2?, κ3?, (µ?) ρ3??, AA XVI 341s.

23Cf. TONELLI 1955: 139, 149ss.; así como FRANKE, Ursula (1971): «Analogon rationis», en RITTER,Joachim et alii (1971ss.): Historisches Wörterbuch der Philosophie, Darmstadt, I 229–30.

24Nos centraremos en este punto en el § 2.6 de este trabajo.

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38 Leyes de la sensibilidad y formación del conocimiento sensible

sino también en el conocimiento sensible, se presupone una relación de laspartes con una totalidad formal.

2.5 «Conceptualidad sensible» y gusto

Hasta aquí nos hemos acercado a la estrecha relación que Kant estable-ce entre el juicio de gusto y las leyes de la sensibilidad. Generalmente estarelación suele interpretarse constatando que su teoría estética se sirve de ta-les leyes para fundamentar la objetividad de los juicios de gusto. Según estepunto de vista, las leyes de coordinación pertenecen propiamente al conoci-miento sensible y posibilitan la constitución del fenómeno. Sin embargo, enla Dissertatio Kant no profundiza en el significado de la actividad coordinan-te de la sensibilidad, ni en su relación con el uso lógico del entendimiento.Hemos comprobado que en los materiales del Nachlass manuscrito y de lasVorlesungsnachschriften en torno a 1770 sí se desarrolla el significado de estasleyes de la sensibilidad. Y este tratamiento muestra la estrecha relación entretales conceptos y la tradición estética con la que Kant se encontraba en con-tacto directo. Además, tras la Dissertatio, y una vez que él ha establecido losfundamentos que servirán de base a la autonomía del conocimiento sensible,seguirá ilustrando su nueva concepción de la sensibilidad mediante el recursoa los conceptos de estética. El sentido de tales reflexiones no puede ser inter-pretado meramente como el intento de fundar la crítica del gusto sirviéndosede su nueva teoría de la sensibilidad. Más bien, a la inversa, es a través de susreflexiones sobre el gusto como Kant profundiza en esta nueva teoría y su re-lación con la concepción del uso lógico del entendimiento. Y es que no sólocabe afirmar que el gusto también se basa en las leyes de coordinación, queservirían propiamente para el desarrollo del conocimiento sensible.25 En lostextos donde tales leyes son puestas en relación con la validez del gusto nosólo se está estableciendo la conexión entre esta capacidad y su fundamentode posibilidad, sino que se está exponiendo, justamente, en qué consiste la acti-

25Se ha señalado por ello el marcado intelectualismo y formalismo que caracteriza a la concepciónkantiana de lo bello en este periodo; véase al respecto BAEUMLER 1923: 277s., así como MENZER 1952:72ss. No obstante, cabe señalar que Kant no sólo contempla el significado gnoseológico del gusto, yaprecia igualmente el significado moral y social del sentimiento estético, en tanto que su universalidadse expresa a través del sentimiento de comunicabilidad basado en la concordancia con la sensibilidad delos otros: «Al intuir no siento nada, sólo comparo las cosas con mi sentimiento, sin dejar que se denimpresiones. Resumiendo, la belleza no efectúa nada sobre la facultad de la sensación —en tal caso, no soypasivo—, tan sólo recibo fenómenos y representaciones, y las comparo con la facultad de la sensación. Elmirar un objeto bello puede causar un agrado cuando se lo ve por primera vez, pero esto sólo se debe aque uno se alegra de poder contárselo a otros» [Anthropologie-Collins, AA XXV.1 178, véase también 179;así como Logik-Philippi, AA XXIV. 1 353s.]. Véase al respecto DUMOUCHEL 1999: 160–64. En el siguientecapítulo nos centraremos en la comunicabilidad del gusto y en su relación con la moral.

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2.5. «Conceptualidad sensible» y gusto 39

vidad coordinante que posibilita en general la distinción sensible o estética delconocimiento sensible. Lo que define la validez de un juicio de gusto consti-tuido, la actividad coordinante según las leyes subjetivas de la sensibilidad, esaquello que interviene en la constitución cognoscitiva del fenómeno a partirde las sensaciones. Ésta es la lectura complementaria del significado filosóficode la universalidad de esta facultad. Puesto que el juicio de gusto es sensibley place universalmente, ha de basarse en aquello que hay de universal en lasensibilidad, a saber, las leyes formales de la sensibilidad. Pero resulta que elfuncionamiento de estas leyes en orden a la formación del conocimiento sen-sible es desentrañado por Kant justamente a través de ese tipo particular dejuicios sensibles que son los juicios de gusto.26

Puesto que espacio y tiempo son las conditiones de posibilidad de los objetossegún leyes de la sensibilidad, del mismo modo, la concordancia del fenómenoo de la sensación en las relaciones de espacio y tiempo con la ley universal delsujeto por las que éste produce tales representaciones según la forma pertenecea aquello que concuerda necesariamente con toda sensibilidad, es decir, al gusto[R 702, ν1? (λ?) ρ1??, AA XV. 1 311].

El gusto representa así la concordancia de la forma sensible de lo dadocon la ley universal de la sensibilidad por la que esta forma es conocida comofenómeno. ¿En qué consiste, por tanto, esta concordancia con las leyes dela sensibilidad que posibilita la constitución del fenómeno? Anteriormentecomprobamos que el objeto bello se basa en un «orden» de las sensacionessegún las leyes de espacio y tiempo.

En todo lo que haya de surgir la aprobación según el gusto tiene que haber algoque facilite [erleichtert] el discernimiento de lo múltiple (contraste), algo quefomente la conceptualidad [Begreiflichkeit] (relaciones, proporciones), algo queposibilite la conjunción [Zusammennehmung] (unidad) y, finalmente, algo quefomente el discernimiento [Unterscheidung] de todo lo posible (precisión) [R625, κ3? (η2? ι2?), AA XV. 1 271]27.

Nuestra sensibilidad se encuentra en constante actividad [Aktivität] y preten-de permanecer en ésta. A partir de esta ley fundamental de la sensibilidad sesigue la ley fundamental del gusto: si un objeto de la sensibilidad ha de placer,entonces en este objeto ha de conjugarse una multiplicidad, de forma que sereciba materia con la que ocuparse: el ánimo se encuentra activo en relacióncon la forma de todo objeto [. . . ].

26Según OBERHAUSEN, Michael (1997): Das Neue Apriori. Kants Lehre von einer “ursprünglichenErwerbung” apriorischer Vorstellungen, Stuttgart y Bad Cannstatt: 149, Kant no aborda en absoluto elsignificado del concepto de las leyes de la sensibilidad que aparece en la Dissertatio. Con ello, sigue laopinión de VAIHINGER, Hans (1881–1892): Kommentar zu Kants Kritik der reinen Vernunft, ed. de R.Schmidt, Stuttgart, etc. 21922, 1970: II 89ss., así como de KREIMENDAHL, Lothar (1990): Kant. DerDurchbruch von 1769, Köln: 228.

27Véase también R 638, κ2, AA XV. 1 276.

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40 Leyes de la sensibilidad y formación del conocimiento sensible

Todo lo que impide esa actividad de la sensibilidad es molesto y desagradable.De ahí se deriva la siguiente regla: uno se esfuerza en producir multiplicidad,simetría, armonía, claridad y, en general, la aprehensión [Faßlichkeit], de for-ma que la sensibilidad pueda aprehender los objetos sin esfuerzo, discernir ysentir [empfinden] fácilmente las impresiones en el mismo. Por lo tanto, el gus-to fomenta multiplicidad, contraste, armonía, ligereza, claridad y un tránsitoconstante desde algo a su opuesto; los saltos confunden a la sensibilidad [Logik-Philippi, AA XXIV. 1 353].

Tal ordenación de las sensaciones que caracteriza la actividad de la sen-sibilidad «aligera» la formación del fenómeno según las formas de espacio ytiempo.28 Según Kant, esta actividad ejemplificada en el juicio de gusto y enel sentimiento estético que le acompaña sirve de condición para la conceptua-lidad sensible:

La igualdad entre las partes fomenta mi representación sensible, aligera la in-tuición, aumenta y favorece la vida de la actividad; de ahí que el todo me plazcay también que plazca a todos en virtud de esto, en tanto que tales reglas residenen todos. La variación en el tiempo se denomina juego — En la música, la partemás noble es el tacto o la determinación de la igualdad en el tiempo [. . . ]. Es-to aligera la conceptualidad sensible [sinnliche Begreiflichkeit] [Anthropologie-Collins, AA XXV. 1 181s.]29.

Según Kant, esta actividad subjetiva ayuda a poner en un «libre juego»las facultades de conocer, lo cual supone una vivificación de su actividad queposibilita que el conocimiento adquiera «fuerza» y desarrollo [Logik-Philippi,AA XXIV. 1 344]30. Con ello no se da aún una determinación efectiva del ob-jeto, pero sí se anticipa «cómo el sujeto conocería el objeto en la sensibilidad»[Logik-Blomberg, AA XXIV. 1 348]. Cuando en el tratamiento de las sensa-ciones por parte del sujeto éste encuentra orden, simetría o unidad, entoncestales relaciones sensibles sirven de base para la conceptualidad en el marcoespecífico de la sensibilidad, pues «[e]l orden es un medio para la concordan-cia de nuestros conocimientos con el objeto» [Logik-Blomberg, AA XXIV. 145]31. En el espacio, este orden constituye formas o figuras; en el tiempo,juego de las sensaciones.

Se trata de lo que podemos denominar la reflexión sensible para la orde-nación formal de las sensaciones según las formas de espacio y tiempo, comopaso previo que ha de preceder a la abstracción ejercida por el entendimientoen su uso lógico:

28Cf. Anthropologie-Parow, AA XXV. 1 378; R 639, κ1?, AA XV. 1 277–79; R 630, κ1, AA XV. 1 274; R643, AA XV. 1 283.

29Véase también al respecto Anthropologie-Parow, AA XXV. 1 37717–3795; R 630, κ1, AA XV. 1 274; R683, κ–λ, AA XV. 1 304.

30Véase también Logik-Blomberg, AA XXIV. 1 446–13.31Véase también Anthropologie-Collins, AA XXV. 1 17422–24.

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2.5. «Conceptualidad sensible» y gusto 41

Mediante abstracción no [se dan] conceptos, sino mediante reflexión [refle-xion]: o bien [se da] sólo la forma, cuando el concepto se encuentra dado {omediante reflexión}, y [entonces] se denomina [concepto] reflejo [reflectirter];o bien [se da] el concepto mismo, [y entonces se denomina] reflexionante [re-flectirender].La comparación y la abstracción no producen ningún concepto, sino sólo suforma lógica. [R 2865, κ3–µ? (ρ2?), AA XVI 552].32

En el parágrafo anterior comprobamos que la abstracción a partir delanálisis sólo puede aportar distinción a un concepto ya dado. Sólo la síntesissensible puede formar un concepto, que sería distinto desde un punto de vistasensible. Aunque ya en este periodo el uso del término “reflexión” es propiode las facultades superiores de conocer y de la distinción lógica,33 Kant alu-de en la R 2865 citada a una actividad que tiene por objeto la formación delconcepto en la misma sensibilidad. También hemos comprobado que el gus-to se relaciona con la «conceptualidad sensible» según las leyes formales dela sensibilidad. Podemos constatar que Kant pone en conexión el conceptode gusto con las «reglas de la reflexión» y las condiciones que posibilitan laatención en el conocimiento, si bien no aclara en qué consisten tales reglas:«El gusto en el fenómeno se basa en las relaciones de espacio y tiempo, queson comprensibles para cada cual, y en las reglas de la reflexión» [R 648, κ–λ,AA XV. 1 284].34

Se comprueba con ello la utilidad de la demarcación establecida por Kantentre lo agradable y lo bello para la teoría del Juicio. Al igual que en la Kritikder Urteilskraft, la belleza, en tanto que no se basa en las condiciones particu-lares del individuo cognoscente, expresa la autonomía que haya de facilitar enun sentido subjetivo la corrección del Juicio:35 «Ninguna persona es ya capazde reflexionar si su ánimo es movido o su sentimiento es afectado o estimu-

32Según Kant, el análisis tiene la función de reflexionar sobre un concepto ya dado, con el objetode analizarlo según su forma lógica. Sin embargo, la formación del concepto singular cuando éste aúnno se ha dado es una función de la síntesis sensible según la coordinación. Es interesante notar que endicho pasaje Kant denomina «reflexionante» [reflectierender] a esta función de formación de conceptos,en concordancia con la definición que encontramos en la tercera Crítica de la actividad del Juicio por laque formamos conceptos universales a partir del caso singular. Véase también al respecto R 2867, κ3–µ?ρ2? σ2?, AA XVI 552s.

33Véase por ejemplo Logik-Blomberg, AA XXIV. 1 13010–12; R 409, ξ ? π? ρ? σ? ϕ?, AA XV. 1 165s.34Desde finales de la década de 1770Kant profundizará en esta relación entre el gusto y las condiciones

de la reflexión que presupone en general el Juicio sensible. Véase al respecto en este trabajo § 5.3.35Kant no dispone aún, no obstante, de la teoría del Juicio que encontramos en la tercera Crítica. Éste

sí define el gusto como «Juicio sensible» [R 1748, β1, AA XVI 1004–6; Anthropologie-Parow, AA XXV. 1377s.], en estrecha relación con la teoría que encontramos en BAUMGARTEN 1739: § 607s., AA XV. 130. Sin embargo, debe notarse que en Kant, frente a Baumgarten, existe una nítida demarcación entre lascondiciones formales de la intuición que constituyen la posibilidad de este Juicio sensible, de un lado, yel material de la sensación, del otro: «El gusto es un juicio [Urtheil] sensible; pero no un Juicio de lossentidos y la sensación, sino de la intuición y la comparación que recibe placer a través de la intuición»[Anthropologie-Collins, AA XXV. 1 177].

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42 Leyes de la sensibilidad y formación del conocimiento sensible

lado. A partir de esto es evidente que la afección es contraria a la perfecciónlógica. Pues se ha de estar completamente sosegado cuando se quiere enjuiciar[beurtheilen] un objeto. Pero la perfección lógica puede servirse de la formabella para despertar atención» [Logik-Philippi, AA XXIV. 1 367]36.

Como acaba de indicarse, Kant se refiere sucintamente, ya en este perio-do, al juego entre las fuerzas de conocer.37 Ahora bien, el concepto de librejuego de las facultades, tal como se presenta en la Kritik der Urteilskraft, presu-pone una teoría del Juicio que hasta la Kritik der reinen Vernunft no comen-zará a desarrollarse de forma paulatina. En este momento, sin embargo, estateoría de la formación del conocimiento sensible, tal como la hemos expuestodesde los materiales del Nachlass manuscrito y las Vorlesungsnachschriften entorno a la Dissertatio, atañe a la posible complementariedad del conocimientosensible con el uso lógico del entendimiento, si bien Kant, de hecho, no proble-matiza aún la necesidad de fundar la posible relación de las representacionessensibles del ánimo con los conceptos puros del uso real del entendimiento.

De ahí que esta relación entre sensibilidad y entendimiento no pueda con-fundirse con la relación que se establecerá entre ambas facultades a partir dela Kritik der reinen Vernunft, dado que el uso lógico del entendimiento porsí sólo no asegura la validez objetiva de los fenómenos. Este problema habráde ser resuelto con posterioridad a la Dissertatio y los textos que he aducidopresentan un interés que apunta en otro sentido, a saber: el problema de la re-flexión sobre los fenómenos destinada a posibilitar la formación y el desarro-llo del conocimiento sensible desde la mera sensibilidad y según condicionessubjetivas:

Por lo tanto, algo concuerda con las leyes objetivas cuando en el conocimientopuede encontrarse verdad [Wahrheit], convicción [Uberzeugung] y distinción[Deutlichkeit], aun cuando éstas, a la vez, se obtengan difícilmente. En cambio,[algo concuerda] con nuestras [leyes] subjetivas cuando algo pone en un juegofácil [leicht] la actividad de nuestro entendimiento [. . . ] [Anthropologie-Parow,AA XXV. 1 380].

36Anthropologie-Parow, AA XXV 373s.: «El gusto se diferencia de la sensación en que ésta es un placersobre mi propio estado modificado, mientras que el gusto es un placer en la intuición que tenemos delobjeto [. . . ]. Una sensación demasiado grande impide el juicio [Urtheil] y la atención al objeto [. . . ]. Unplacer que sea tomado a partir de la intuición aumenta no poco nuestra felicidad y no es otra cosa que larelación de mi conocimiento con el objeto». Sobre la relación del sentimiento estético con la «reflexión»y la atención, en contraposición con el carácter privado del sentimiento de lo agradable, véase tambiénAnthropologie-Parow, AA XXV. 1 2739.

37Un estudio sobre el desarrollo del concepto de juego en las Vorlesungen über Anthropologie lo en-contramos en GUYER 2003.

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2.5. «Conceptualidad sensible» y gusto 43

Toda sensibilidad le prepara ya las cosas al entendimiento, de forma que laacción de éste recibe así una cierta ligereza [Leichtigkeit] [AA XXV. 1 383]38.

Una exposición de esta relación entre la sensibilidad y el entendimiento esdesarrollada por Kant principalmente sobre la base de su teoría de la relaciónentre las perfecciones estéticas y las perfecciones lógicas del conocimiento. Tal pa-reja de conceptos la encontraba él en su manual de lógica, el Auszug aus derVernunftlehre de Meier, quien define expresamente el ideal del conocimientoerudito como una mediación entre perfecciones estéticas y perfecciones lógi-cas. En este caso el concepto de perfección no alude a la unidad y ordenaciónde lo vario según un fin objetivo, sino a las características que debe detentarun conocimiento, no sólo para asegurar su verdad y su corrección, sino tam-bién la posibilidad de su aprendizaje, su comunicabilidad y su aplicación.39De ahí que en el conocimiento erudito también deban intervenir perfeccio-nes del conocimiento de tipo estético, que conciernen a su vivacidad, ligereza,etc. Pues bien, el marco sobre el que se plantea la relación entre la sensibili-dad y el uso lógico del entendimiento en el periodo de la Dissertatio se basaen esta relación entre las perfecciones estéticas y las perfecciones lógicas delconocimiento. En este contexto, Kant designa la concordancia o el acuerdoentre ambos tipos de perfección con el concepto de belleza esencial:

Y si la forma de la sensibilidad concuerda con la forma del entendimiento o conla perfección lógica, entonces estamos ante la belleza auténtica, la perfecciónestética esencial. En tal caso, no interviene ningún estímulo ni sentimiento enla contemplación [Betrachtung], ni materia, sólo la forma. Nos encontramosante la belleza esencial cuando la forma de la intuición concuerda con la for-ma del entendimiento, cuando aquélla facilita una expresión de la perfeccióndel entendimiento, cuando el fenómeno de la cosa facilita el concepto del entendi-miento. Un conocimiento sensible place allí donde encontramos multiplicidady unidad, cuando las representaciones se ordenan de tal forma que ninguna im-pide la otra, pero su mayor perfección se da allí donde el conocimiento sensiblese conforma con el entendimiento [Logik-Philippi, AA XXIV. 1 363, cursiva delautor].

En este momento de su evolución intelectual, Kant ya es consciente deuno de los problemas que aparecerá en la Kritik der Urteilskraft, pues si eldesarrollo del conocimiento sensible ha de ser posible en orden a la formación

38Véase también R 638, κ2, AA XV. 1 276. En este sentido, el entendimiento se entiende ya comodiscursivo, por la finitud debida a su necesaria relación con el material de la intuición; véase Logik-Philippi,AA XXIV. 1 355, 36314–26; R 643, κ–λ, AA XV. 1 283.

39Sobre la génesis del concepto de libre juego de las facultades a partir de la relación de Kant con estosconceptos, véase VÁZQUEZ LOBEIRAS, María Jesús (2005): «Comunicabilidad y gusto. Fragmentos deKant sobre estética», en H. P. Delfosse y R. Youseffi (ed.) (2005): “Wer ist weise? der gute Lehr von jedemannimmt”. Festschrift für Michael Albrecht zu seinem 65. Geburtstag, Nordhausen, 277–95. Nos centrare-mos en este par de conceptos y su influencia en la estética de Kant también en el § 5.2 de este trabajo.

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44 Leyes de la sensibilidad y formación del conocimiento sensible

de un sistema de conocimientos empíricos, entonces incluso el tratamiento delos fenómenos por la sensibilidad ha de poder pensarse en concordancia conlas pretensiones del entendimiento, que necesita encontrar en la variedad delas sensaciones el orden y la unidad que posibilite su abstracción progresi-va. Hemos comprobado el papel que juega la reflexión estética sobre lo belloen esta actividad. La actividad implicada en el gusto aligera la reflexión so-bre los fenómenos a partir de criterios como «contraste», «orden», «unidad»,«armonía», etc., de forma que ello ofrece una base para «la concordancia delfenómeno o la sensación en las relaciones de espacio y tiempo con la ley uni-versal por la que el sujeto produce tales representaciones según la forma» [R702]. Si la distinción sensible posibilita la constitución de un todo de repre-sentación según tales condiciones, entonces «el fenómeno de la cosa facilita elconcepto del entendimiento» [Logik-Philippi, AA XXIV. 1 363]. Por lo tanto,podemos afirmar que la abstracción lógica del entendimiento que haya de darlugar a la formación y al desarrollo discursivos del conocimiento empírico presu-pone la reflexión sensible que se pone de manifiesto de forma ejemplar en el juiciode gusto.40

En el § 2.2 de este trabajo se señaló que el uso lógico del entendimientono podía relacionar entre sí los fenómenos, pues éste sólo podría tratar pro-piamente con conceptos. Aunque la Dissertatio no aclara en qué sentido es

40Aunque éste centra también su estudio sobre la Dissertatio en los materiales del Nachlass y las Vor-lesungsnachschriften, VILLACAÑAS BERLANGA, José Luis (1980): La formación de la “Crítica de la razónpura”, Valencia, no atiende en absoluto a esta relación del entendimiento con las leyes de la sensibilidadtal como son explicitadas en la teoría estética de este periodo: «La solución kantiana, en líneas generales,es que únicamente organizando lo que percibimos en conceptos, alcanzamos precisión en el conocimien-to de las cualidades sensibles percibidas. La debilidad de esta posición en la Dissertatio está directamenteimplicada por la simplicidad con que Kant la desarrolla, no interrogando los ingredientes que definirán laposición del problema en la etapa crítica, reconocible sobre todo en la ausencia de participación de la Ima-ginación» [1980: 129]. Se trata de las «leyes del intelecto en su uso lógico», encargadas de la «formación deconceptos» [1980: 129]; «Kant no propone ninguna legalidad específica que posibilite su estructuración yorganización, sino que defiende que la apariencia (este contenido material de la sensación que sólo depen-de del sujeto individual) se convierte en conocimiento y experiencia sólo y exclusivamente por la legalidadlógica. El orden reglado en el tiempo de las representaciones empíricas no cuenta en la Dissertatio; Kant,es importante destacar este hecho, deja al arbitrio de las leyes lógicas la organización cualitativa de losfenómenos y, por lo tanto, la constitución de la Física y la Psicología empírica» [1980: 130]. Ciertamente,la solución propuesta por Kant en la Dissertatio no basta para una fundamentación de la validez objetivade la física o de la psicología empírica; esta obra no tematiza aún el problema de la constitución de laobjetividad. Pero esto no significa que la formación de los conceptos dependa meramente del «arbitrio delas leyes lógicas» o que las sensaciones individuales se conformen en fenómenos meramente por la legali-dad lógica con abstracción de la ordenación formal del tiempo, pues hemos comprobado que la actividadlógica del entendimiento presupone el desarrollo estético de la ordenación de las sensaciones. Siguien-do la terminología de la Dissertatio, la transición desde la apariencia a la experiencia, como dos estadiosdiferentes del conocimiento sensible, exige la intervención de una actividad sensible, cuya naturaleza esestudiada por Kant en el contexto de su proyecto estético. Su solución puede ser a todas luces insuficiente,en la medida en que éste aún no problematiza la cuestión de la validez objetiva de este conocimiento, peroes importante notar que en el periodo de la Dissertatio éste no presupone en absoluto que la legalidadlógica baste para resolver el problema de la formación del conocimiento empírico.

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2.5. «Conceptualidad sensible» y gusto 45

posible constituir conceptos a partir de los fenómenos, los cuales puedan serasí subordinados por el entendimiento, los materiales citados ponen de mani-fiesto que Kant detecta en la sensibilidad una capacidad orientada a la forma-ción de conceptos, es decir, una actividad que posibilita la «conceptualidadsensible». Ciertamente, no es factible profundizar en cómo sea posible estaactividad meramente a partir de criterios como unidad, precisión, orden, etc.La solución de Kant es bastante simple y no constituye una solución definiti-va a este respecto. Pero lo importante para el hilo argumentativo del presentetrabajo es constatar que en el periodo de la Dissertatio, en el momento degénesis del criticismo, se sirve ya de su concepción estética para reflexionarsobre un problema de tipo gnoseológico que se da al nivel de la obra y cuyotratamiento no será afrontado desde el criticismo hasta 1790.

Esta dimensión sistemática de la teoría estética de Kant con respecto aldesarrollo de su teoría del conocimiento se debe a que el sentimiento estéticoes interpretado por éste como la expresión subjetiva de un proceso cognoscitivoradicado en la sensibilidad, el cual sirve entonces de fundamento para dicho sen-timiento;41 por ello, de forma inversa, la naturaleza y la especificidad de este pro-ceso gnoseológico son accesibles y puestas de manifiesto a partir del análisis de lascondiciones de este sentimiento. La R 67242 muestra con claridad que la bellezaconsiste justamente en la expresión subjetiva del fundamento que posibilita

41R 653, κ–λ, AA XV. 1 289: «Aquello que place en el gusto no es realmente el aligeramiento de laspropias intuiciones de uno, sino principalmente lo universalmente válido en el fenómeno». Anthropologie-Parow, AA XXV. 1 376: «Lo que haya de placer en el gusto debe ser universal, el juicio que plazca en elgusto no debe ser privado, sino un juicio universal o un fundamento universal de la satisfacción». Es decir,con ello Kant defiende que lo que place en el gusto es el fundamento universal que sirve de base en generalal conocimiento sensible, y el sentimiento estético es entendido como la percepción del efecto de ese fun-damento gnoseológico sobre el ánimo: «Igualmente, en segundo lugar, en una buena música se exige, porun lado, el compás o una simetría del tiempo, así como también, por otro lado, una consonancia o unaproporción de tonos, cuando muchos tonos son conciliados. Esto es algo que place porque todo lo que au-menta nuestra disposición de ánimo produce ese efecto en nosotros, lo cual se puede afirmar ciertamentede un aligeramiento del intuir sensible cuando los seres humanos no pueden representarse de otra formauna gran multiplicidad» [Anthropologie-Parow, AA XXV. 1 378s.]. Véase también Anthropologie-Parow,AA XXV. 1 375: «el gusto es una representación de la cosa tal como ésta aparece, una satisfacción que sederiva de nuestra propia actividad, de la confrontación [de algo] y de [su] comparación».

42R 672, AA XV. 1 298: «Puesto que todo objeto de la sensibilidad tiene una relación con nuestro estado,también en lo que respecta a lo perteneciente al conocimiento y no a la sensación, a saber, en la comparaciónde lo vario y de la forma (pues esta misma comparación afecta a nuestro estado, en tanto que nos acarrea unesfuerzo o lo aligera, y vivifica o detiene la totalidad de la actividad de nuestro conocimiento), entonces, hayalgo en todo conocimiento que pertenece a la satisfacción, pero sólo en la medida en que [. . . ] el aplausono concierne al objeto; y la belleza no es algo que (g pueda) ser conocido, sino que sólo es percibido.Aquello que place en el objeto y que consideramos como una propiedad [aplauso] del mismo ha de consistirpor lo tanto en lo que vale para cada cual. Ahora bien, las leyes de relación en el espacio y el tiempo valen paracada cual, independientemente de las sensaciones que se tenga. De ahí que en todo fenómeno la forma seauniversalmente válida; esta forma es conocida igualmente según leyes comunes de coordinación; por lotanto, lo que es conforme con las reglas de coordinación de espacio y tiempo place necesariamente a cadacual y es bello» [cursiva del autor]. Véase también Logik-Philippi, AA XXIV. 1 353; Anthropologie-Collins,AA XXV. 1 181s.

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46 Leyes de la sensibilidad y formación del conocimiento sensible

el conocimiento sensible, en la medida en que este fundamento produce unaactividad en las facultades que es percibida por el sujeto. A pesar de la objeti-vidad sensible que éste le reconoce a la belleza, en este texto Kant niega queel sentimiento estético que le acompaña sea una propiedad que pueda ser co-nocida de forma sensible o confusa en el objeto; es decir, cuando declaramosalgo como bello no estamos conociendo algo en el objeto, pues lo que place enel gusto es la misma universalidad de esta actividad de naturaleza cognoscitivaque posibilita en general el conocimiento de un objeto en la sensibilidad por partedel sujeto. En este sentido, el análisis del gusto ofrece la ratio cognoscendi delas condiciones que le sirven de ratio essendi. En la tercera Crítica Kant tendráuna idea bien distinta de cuál sea esta ratio essendi, es decir, del fundamentoque hace posible la reflexión sobre los fenómenos. Con ello, el marco sobreel que se fundamenta la validez del gusto en este último periodo presupondráuna teoría de la objetividad y del conocimiento diferente a la que encontra-mos en la Dissertatio. Sin embargo, será una vez más su convencimiento deque el análisis crítico del juicio estético ofrece la ratio cognoscendi de talescondiciones lo que le llevará a defender el significado sistemático de la críticadel Juicio de gusto en la Kritik der Urteilskraft. En el siguiente parágrafo pro-fundizaremos en esta cuestión, al hilo de la crítica de Kant a la concepción dela estética baumgartiana en tanto que cognitio sensitiva.

2.6 La crítica de Kant a Baumgarten: la crítica del gusto no esuna ciencia de lo bello

En los parágrafos precedentes se ha señalado que Kant enlaza con Baum-garten y Meier en su interés por la claridad extensiva y la vivacidad del cono-cimiento sensible. El concepto de síntesis sensible que detectamos al principiode la década de 1770 presenta una patente relación con el concepto de clari-dad extensiva y su tratamiento desde la concepción baumgartiana del analo-gon rationis. A la vez, la caracterización de la sensibilidad como una facul-tad específica supone en la Dissertatio una superación del proyecto estéticode Baumgarten, en la medida en que la definición por este último del cono-cimiento de las facultades inferiores como sensible conducirá en Kant a unabandono definitivo del concepto de confusión para explicar la peculiaridadde la sensibilidad. El intento de Baumgarten por pensar en su especificidad elámbito de lo sensible llevará a una separación estricta entre lo sensible y lointelectual, a través de la fundamentación formal de un concepto de distin-ción sensible que, ciertamente, no es desarrollado aún por el primero. De ahíque encontremos en el Nachlass y en las Vorlesungsnachschriften posteriores a

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2.6. La crítica de Kant a Baumgarten 47

la disertación inaugural un distanciamiento explícito de Kant con respecto alanclaje de la cognitio sensitiva baumgartiana en la metafísica leibniciana.

Como ya se ha señalado, Kant funda esta distinción sensible [sinnlicheDeutlichkeit] en las leyes formales y universales de la sensibilidad:

Justamente por esto podamos tener A: una distinción sensible según leyes esté-ticas;y B: una distinción lógica según leyes lógicas [. . . ].1º. La distinción sensible según las leyes de la estética no es otra cosa que ladistinción de la intuición [Logik-Blomberg, AA XXIV. 1 130]43.

Esta demarcación entre la distinción estética o sensible y la distinciónlógica como específicamente diferentes es la que lleva a Kant hacia un enfren-tamiento con la posición proveniente de la tradición que era recogida en elmanual de Meier, por la cual el primero deja de considerar dicho conceptocomo un criterio de origen exclusivamente racional.

Los poetas y los oradores son distintos en sentido extenso [extensiue]. La mar-ca de lo sensible no es la indistinción o la confusión, tal como piensa el autor,Baumgarten y muchos otros. [Los poetas] no alcanzan su fin haciéndolo con-fuso, sino distinto; la distinción la necesitan tanto como el lógico, pero ésta esde otro tipo [. . . ] [Logik-Philippi, AA XXIV. 1 413s.]44.

En la sensibilidad se da una distinción específica, diferente de la distinciónlógica proveniente del intelecto. La distinción lógica se basa en la subordina-ción analítica de las notas del concepto; en cambio, en la sensibilidad se dauna síntesis de notas coordinadas según la forma de espacio y tiempo. Es estadistinción específicamente sensible la que debe perseguir el poeta.

También se ha comprobado que Kant halla igualmente en las leyes de lasensibilidad el fundamento para la crítica del gusto. En tanto que se derivande las relaciones según los principios formales de espacio y tiempo, el gustoencuentra en ellas el fundamento de su validez universal y objetiva. Ahorabien, la especificidad de lo estético frente al conocimiento del entendimientoimpide que esta universalidad pueda equipararse con la universalidad derivadade una regla o concepto determinados. En tanto que radicado en el marco delconocimiento meramente sensible, el enjuiciamiento de lo bello no puede ba-sarse en reglas lógicas o discursivas, del mismo modo que el sano entendimientono sustenta su enjuiciamiento crítico en preceptos. Esta tensión entre la validezuniversal que se reconoce en el enjuiciamiento estético y su independenciacon respecto al entendimiento es el núcleo de la futura exposición de la anti-nomia del gusto.

43Véase también R 643, AA XV. 1 2839–18; R 2357, κ–ξ ? (ρ–ϕ?) (η?), AA XVI 331.44Véase también al respecto Logik-Blomberg, AA XXIV. 1 12711–39.

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48 Leyes de la sensibilidad y formación del conocimiento sensible

Se produce un importante malentendido cuando se dice que el gusto es un cier-to juicio privado de una persona sobre aquello que le deleita o le place. Talpersona no tiene ni pizca de gusto. El gusto también tiene leyes universalmen-te válidas, ¿pero es posible conocerlas a priori in abstracto? No, solamente inconcreto; pues en realidad las leyes del gusto no son leyes del entendimiento,sino leyes universales de la sensibilidad [Logik-Blomberg, AA XXIV. 1 46].

Así, parece obvio que las leyes de la sensibilidad constituyen los funda-mentos del gusto, pero no cumplen la función de criterios de enjuiciamiento delos objetos bellos. Puede admitirse que, si algo place en la sensibilidad con unapretensión de universalidad, ello se debe a que tal placer se funda en las leyesuniversales de la sensibilidad, por lo cual Kant considera tal sentimiento co-mo una consecuencia de este fundamento implicado en la reflexión sensible.Pero la crítica del gusto no sirve para decidir a priori, a partir de estas leyes,qué placerá según esta pretensión de universalidad o cómo realizar un objetobello.45 Y es que tales leyes no son reglas de enjuiciamiento de lo bello, sinoque, todo lo contrario, son puestas de manifiesto a posteriori, a partir de lapropia experiencia estética del sujeto: «El gusto es [el] Juicio universalmenteválido en lo que respecta a lo que place según las leyes de la sensibilidad. Éstetiene una regla, pero no mediante conocimientos discursivos, sino medianteel intuitum» [R 764, π, AA XV. 1 333]46.

Tal como hemos comprobado al comienzo de este capítulo [§ 2.2], lanueva teoría de la sensibilidad de la Dissertatio admite la posibilidad de un co-nocimiento sensible independiente de, y anterior a, las condiciones discursivasdel entendimiento. Igualmente, el juicio de gusto no consiste en un enjuicia-miento a partir de reglas o principios determinados; más bien, se trata de unadeterminación subjetiva de la relación del objeto in concreto con respecto ami sensibilidad: «Criticar significa comparar un caso particular con todo elalcance de la sensibilidad» [Logik-Blomberg, AA XXIV. 1 359]. De esta forma,a partir de su relación con esta teoría de la sensibilidad, la concepción kan-tiana del gusto presenta la paradoja que es esencial al problema estético, en lamedida en que Kant defiende que el juicio de gusto consiste justamente en un

45Anthropologie-Collins, AA XXV. 1 194: «Lo que place es conforme con las reglas estéticas, pero [estono significa que] aquello que sea compuesto según reglas estéticas vaya a placer. Las reglas estéticas soncorrectas [recht] porque algo place cuando tal es el caso [wenn es so ist]. Pero si se da un caso bajo estaregla, pero que no sea conforme con el gusto y no plazca, entonces la regla será falsa [falsch]—si bien no elgusto. Las reglas estéticas no pueden ser demostradas a priori, sino a partir de ejemplos de la experiencia;por lo tanto, es muy dañino pensar —tal como ocurre, por desgracia, en las escuelas— que aprender laEstética consiste en poder recortar un molde según estas reglas».

46Anthropologie-Parow, AA XXV. 1 387: «¿Pero cuál es el tipo de aprendizaje [del gusto]? No es posibleproducir gusto alguno a partir de reglas, sino que el gusto se somete sólo a la intuición, es decir, al ejemploo al fenómeno mismo».

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2.6. La crítica de Kant a Baumgarten 49

enjuiciamiento no-discursivo del caso singular que se le presenta al sujeto en lasensibilidad.

También debe observarse que, sobre la base de la teoría de la sensibilidadexpuesta en la Dissertatio, la solución en relación con la antinomia del gustose diferencia radicalmente de la postura alcanzada en la tercera Crítica. Mien-tras que en esta última obra la validez del gusto no alude a una conformidadefectiva con el enjuiciamiento de los otros, sino a una pretensión de adhesiónuniversal, con independencia de si ésta se realiza efectivamente o no, en elperiodo en el que nos centramos en estos momentos Kant piensa que, si bienno podemos determinar a priori esta conformidad mediante el recurso a re-glas, mi juicio de gusto, si no es un juicio fallido, significa una conformidadefectiva con la sensibilidad de los otros, en la medida en que las leyes de lasensibilidad son universales y constitutivas de la naturaleza humana.47

Frente a Baumgarten, la constatación de que las leyes de la sensibilidadno adquieren sentido como fundamentos del gusto en tanto que criterios dis-cursivos de enjuiciamiento lleva a Kant a una separación entre la crítica delgusto y cualquier doctrina o ciencia que pretenda desempeñar una funciónprescriptiva con respecto al enjuiciamiento de lo bello. En su alusión al con-cepto de genio, con el objeto de ilustrar el concepto de crítica, aparece deforma manifiesta que su concepción sobre el estatus epistemológico del en-juiciamiento de gusto se ve marcada también por la influencia de la filosofíaanglosajona, en particular por la concepción del concepto de crítica y de ge-nio en esta tradición. En Logik-Jäsche introducirá una interesante oposiciónentre Baumgarten y Home en relación con la cuestión que nos ocupa:

Algunos, especialmente oradores y poetas, han intentado raciocinar sobre elgusto, pero nunca han emitido un juicio decisivo al respecto. El filósofo Baum-garten, en Frankfurt, planeó hacer una Estética en tanto que ciencia. Sin em-bargo, fue más acertado Home al denominar la Estética como crítica, pues éstano ofrece reglas a priori que determinen el juicio suficientemente, tal como enla lógica, sino que extrae sus reglas a posteriori y generaliza por comparaciónlas leyes empíricas según las cuales conocemos la imperfección o perfección(belleza) [Logik-Jäsche, AA IX 15].

Como ya se indicó en el capítulo anterior [§ 1.5], el concepto de críticano se usa aún según el significado específico que le atribuirá Kant a partir dela Kritik der reinen Vernunft. Se trata de la crítica estética, del enjuiciamientoy discernimiento respecto a los productos del arte y los objetos bellos, en

47Cf. Anthropologie-Parow, AA XXV. 1 3902, 37810–13; Anthropologie-Collins, AA XXV. 1 18118–20,18131–32; R 672, AA XV. 1 298; Logik-Blomberg, AA XXIV. 1 4525–29.

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relación con el propio estado del sujeto a través del caso concreto presentadoa la intuición.48

Esta exclusión del gusto del ámbito de la ciencia, a partir de la influenciade la filosofía anglosajona, tendrá importantes consecuencias en el desarrollode la estética kantiana. Por un lado, ello explica desde el principio la caracte-rización del gusto a partir de criterios como la sociabilidad y la comunicabi-lidad, rasgos que lo definen como un sensus communis. De hecho, su teoría delas leyes de la sensibilidad se basa en el reconocimiento de esta universalidadde la naturaleza sensible de los seres humanos, lo cual justamente asegura lavalidez universal del gusto.49

Puede entenderse desde este momento que la confrontación con el pro-yecto baumgartiano al que atendemos ahora tendrá consecuencias en relacióncon la posibilidad de una fundamentación filosófica del gusto, en tanto que taldistanciamiento supondrá que esta fundamentación deberá ser pensada desdecriterios diferentes a los del conocimiento, al menos según la caracterizaciónkantiana del conocimiento y de la ciencia a partir de la Dissertatio. Pues, si

48Véase Logik-Philippi, AA XXIV. 1 344: «Tenemos una fuerza natural de discernimiento [natürlicheUnterscheidungskraft] a través de la cual discernimos si algo es bello o no»; véase también R 1587, AAXVI 26. Anthropologie-Parow, AA XXV. 1 385: «La teoría del gusto no es ninguna doctrina, sino una crí-tica. La crítica es el discernimiento del valor en un sujeto ya dado, pues, de ser esta teoría una doctrina,entonces podría aprenderse a ser ingenioso [. . . ]». Anthropologie-Collins, AA XXV. 1 175s.: «No pode-mos ofrecer a priori una teoría del gusto, sino que tenemos que tener delante sus productos [. . . ]. Deahí que sólo pueda ofrecerse a priori una crítica del gusto, pero no una doctrina» [véase también AAXXV. 1 194; R 764, π, AA XV. 1 333; R 622, κ? (η? ι?), AA XV. 1 269]. La génesis del concepto de críticaen la Ilustración estética a partir del ámbito de las artes ha sido estudiado por TONELLI, Giorgio y VONBORMANN, Claus (1976): «Die Auffächerung des Begriffs Kritik», en RITTER et alii 1771ss., IV 1262–66;véase también TONELLI, Giorgio (1978): «“Critique” and Related Terms Prior to Kant. A Historical Sur-vey», en Kant-Studien 69, 1978, 119–48; así como TONELLI 1955: 138–40. Sobre la génesis del concepto decrítica en la filosofía de Kant, véase especialmente LEE, Yeop (1989): ‘Dogmatisch-Skeptisch’. Eine Vorun-tersuchung zu Kants Dreiergruppe ‘Dogmatisch, Skeptisch, Kritisch’, dargestellt am Leitfaden der begriffs- undentwicklungsgeschichtliche Methode, tesis doctoral, Universität Trier: Trier. Sobre la relación de la estéticade Kant en este periodo con la filosofía anglosajona, especialmente en lo que respecta al concepto de genio,véase MENZER, 1952: 83–89; así como ZAMMITO 1992: 28. En el § 5.5 de este trabajo nos centraremoscon más detenimiento en el concepto de genio.

49Anthropologie-Collins, AA XXV. 1 175s.: «los fundamentos de explicación del gusto se basan en lanaturaleza humana». Anthropologie-Collins, AA XXV. 1 179s.: «El gusto es el principium según el cual losseres humanos pueden disfrutar de un agrado universal social [gesellschafftlich] [. . . ]. Se adora y buscalo bello meramente para la sociedad [. . . ]. El gusto tiene reglas fijas, pues se basa en la humanidad; sinembargo, sólo puede ser alcanzado a través de la experiencia [. . . ]. El gusto es universal, pone de ma-nifiesto una cierta conformidad». En este contexto, DUMOUCHEL [1999: 152, 160–64] ha sostenido quemediante esta teoría Kant ofrece una fundamentación de la subjetividad sensible en tanto que subjetividaduniversal, más allá de las implicaciones empíricas y psicológicas presentes en momentos anteriores. Noobstante, cabe diferenciar esta concepción de la posición alcanzada por Kant tras la fundamentación dela razón práctica, tan influyente en el surgimiento de la tercera Crítica, según la cual se atiende a la uni-versalidad de la subjetividad como una universalidad ideal y posible. En el periodo al que atendemos eneste momento, en cambio, Kant sólo se refiere a una universalidad efectiva, constitutiva de la subjetividadhumana, en la medida en que el gusto muestra que todos los seres humanos concuerdan de hecho en loque respecta a las leyes que conforman su naturaleza sensible.

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2.6. La crítica de Kant a Baumgarten 51

los principios de una crítica del gusto han de reclamar en última instanciaautonomía con respecto al ámbito de lo intelectual, entonces el tipo de va-lidez implicada en el juicio no puede ser entendida según los principios delentendimiento y, por lo tanto, la crítica del gusto no puede constituirse comouna cognitio sensitiva, que dispondría de un cuerpo doctrinal determinado.50En este sentido, el surgimiento de la estética crítica en la Kritik der Urteils-kraft deberá ser interpretado como el resultado de una conciliación entre latradición alemana y las críticas a ésta que Kant le reconoce a la filosofía an-glosajona, de forma analógica al reconocimiento del “problema de Hume” enlo que respecta a la fundamentación del conocimiento.51 Según lo dicho an-teriormente, la renuncia a considerar la estética como una doctrina se debe alreconocimiento del carácter no prescriptivo de la crítica del gusto:

Baumgarten afirma que la belleza es una perfectio phänomenon, [es decir,] laperfección en el fenómeno. ¿Pero puede detectarse la belleza en los objetos yen los conocimientos a partir de esta explicación? [Logik-Blomberg, AA XXIV. 177].

¿Dónde se incluyen las ciencias bellas? ¿Pertenecen o no a la erudición?No existe en absoluto una ciencia de lo bello, porque no puede ofrecerse enabsoluto reglas primeras, que está claro que es lo que tiene que haber en unaciencia. La teoría del gusto no es ni teoría ni doctrina, sino tan sólo una crí-tica; criticar significa comparar un caso particular con todo el alcance de lasensibilidad. Las reglas de la crítica son más explicaciones phaenomenorum quepreceptos para los objetos reales [Logik-Philippi, AA XXIV. 1 359]52.

En las Vorlesungen über Anthropologie, no obstante, Kant describe las le-yes que rigen el gusto como principios a priori. En tanto que el juicio de gusto

50BAUMGARTEN comprenderá entre las utilidades de la estética la posibilidad de extraer preceptos oprincipios que puedan ser útiles a los artistas: «bona principia studiis omnibus mansuetioribus artibusqueliberalibus subministrare» [BAUMGARTEN, Alexander Gottlieb (1750–1758): Aesthetica, Hildesheim yNew York 1961, 21970: § 3, 2]. Sobre el rango epistemológico de la nueva disciplina, considera que losfundamentos de la psicología empírica expuestos en su Metaphysica aportan una base para considerar laestética como una ciencia. Baumgarten defenderá que esta nueva disciplina, en tanto que cognitio sensitiva,constituye un arte que no se opone a la ciencia en un sentido específicamente diferente [1750–1758: § 10,4]. Sobre el carácter «emendativo» de la estética de Baumgarten, véase HERNÁNDEZ MARCOS 2003:103s. n. 43.

51Cf. DUMOUCHEL 1999: 19.52Véase la anotación añadida a la R 1810: «(s No hay principio del gusto, (s (doctrina). Por lo tan-

to, tampoco una doctrina del gusto (crítica) para la imaginación)» [κ–λ, AA XVI 123]. Véase tambiénAnthropologie-Parow, AA XXV. 1 385; así como R 670, κ3–ν2, AA XV. 1 297, y Logik-Blomberg, AA XXIV. 1243–11. Volvemos a encontrar en este punto una divergencia entre las tesis de Kant y la exposición conteni-da en las Betrachtungen de HERZ de 1771. Según este último, los fundamentos del conocimiento sensibleno sólo sirven para asegurar la validez de los juicios de gusto, sino que funcionan además como crite-rios de enjuiciamiento o de producción de lo bello [1771: 46, 23]. Por este motivo, juzgo desacertadoel recurso al texto de HERZ para una comprensión del concepto de distinción sensible y su aplicaciónal enjuiciamiento estético en la filosofía de Kant de este periodo, tal como intenta DUMOUCHEL 1999:183–85.

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52 Leyes de la sensibilidad y formación del conocimiento sensible

ha de placer a cada cual, debe suponerse que existe a su base un fundamentouniversal. Llega a afirmar incluso que tales reglas pueden ser conocidas a prio-ri y con independencia de la experiencia [Anthropologie-Collins, AA XXV. 119730–31].53 Sin embargo, en la misma lección en la que se encuentra esta afir-mación defiende, en concordancia con la línea general mantenida en el restode los materiales del Nachlass y el corpus de lógica, que estas reglas sólo pue-den ser conocidas a posteriori a partir del enjuiciamiento in concreto: «[e]nrelación con el gusto real, tengo que juzgar a partir de la experiencia sobre loque place de forma universal; mientras que, respecto al gusto ideal, esto puedeocurrir a priori» [AA XXV. 1 179].

Con ello, Kant está aludiendo a dos sentidos de crítica. Por un lado, se tra-taría del propio enjuiciamiento que emite el gusto, cuya normatividad y co-rrección sólo se ponen de manifiesto a posteriori, en el acto de enjuiciamientomismo de los objetos bellos. En segundo lugar, y esto es lo más importante,Kant aprecia ya la posibilidad de un enjuiciamiento de las condiciones que rigenel gusto en tanto que facultad del ánimo humano. Ciertamente, la correcciónde estos juicios sólo puede comprobarse a posteriori, pero la filosofía puedereflexionar sobre la validez de las condiciones que rigen tal corrección y susignificado en el sistema del conocimiento. Si algo place de forma universal,según Kant, esto sólo puede deberse a que el gusto se basa en tal caso en unfundamento universal de la sensibilidad. Este fundamento, aun cuando sólo sepueda disponer de él en tanto que es puesto de manifiesto en el enjuiciamien-to efectivo, no tiene un origen empírico y puede ser objeto de investigaciónpor parte del conocimiento intelectual:54

Si se investiga el gusto según la indicación del entendimiento, entonces estejuicio no es privado y los seres humanos tienen reglas universales para el enjui-ciamiento del gusto [Anthropologie-Collins, AA XXV. 1 180]55.

En la medida en que tales reglas son formales y puras, Kant admite laposibilidad de un conocimiento racional que verse sobre las condiciones del

53La idea de que ya en este periodo es posible hallar el reconocimiento de principios a priori del gustopor parte de Kant ha sido defendida por GUYER 2003: 141.

54Este fundamento universalmente válido y a priori del conocimiento sensible en general y del gustoen particular es percibido por el sujeto a través de su sentido interno, a saber: a posteriori, razón porla cual PANKNIN-SCHAPPERT [2008: 31] niega que Kant reconozca la aprioridad de los principios delgusto. La autora interpreta la posición filosófica de este periodo a la luz de las Beobachtungen über dasGefühl des Schönen und Erhabenen, sin atender en absoluto a las variaciones que supone la Dissertatio enlo que respecta al reconocimiento de principios a priori de la sensibilidad. A este respecto, no sólo en elperiodo cercano a 1770, sino incluso en la Kritik der Urteilskraf, Kant defiende que el sujeto sólo accedea posteriori al fundamento del juicio de gusto, es decir, a través de su propia sensación particular, lo cualtampoco supone en este caso que este fundamento sea de origen empírico y no pueda ser interpretado porel filósofo como un principio a priori del Juicio; véase a este respecto KU, V 298.

55Véase también Anthropologie-Collins, AA XXV. 1 175: «El entendimiento tiene que mostrar las con-diciones según las cuales algo pueda placer según leyes de la sensibilidad».

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2.6. La crítica de Kant a Baumgarten 53

gusto: «La forma de la sensibilidad puede ser enjuiciada y analizada por larazón (espacio y tiempo), [pero] no la materia de la sensación. Por ello, elgusto tiene una relación formal con la razón» [R 759, ξ , AA XV. 1 331].

Es justamente esta circunstancia, por la cual el sentimiento estético esconsiderado como la expresión subjetiva de un fundamento objetivo del co-nocimiento sensible, la que explica que Kant detecte un interés filosófico enel análisis del gusto; pues en el enjuiciamiento in concreto sobre lo bello seponen de manifiesto tales condiciones universales del conocimiento sensible.Si Kant se interesa por la facultad de juzgar según el gusto, esto no se debemeramente a intereses estéticos, ni, desde luego, tampoco a que piense queello permite ofrecer un cuerpo doctrinal a partir del cual pueda mejorarse elenjuiciamiento. Más bien, el análisis del gusto proporciona, desde un análisis ra-cional, un acceso a su fundamento, a saber, la estructura universal que constituyela sensibilidad y el conocimiento sensible en el ser humano.

Esta doble consideración del concepto de crítica servirá de base al desa-rrollo de la crítica de los juicios estéticos en la Kritik der Urteilskraft. Pues, sibien en esta obra se entiende la crítica en un sentido trascendental, se sigueconsiderando que el acto de enjuiciamiento según el gusto, en tanto que arscritica, no puede estar sometido a reglas, sino que encuentra en cada caso sucriterio último en el sentimiento singular del sujeto [KU, V 379]. Uno de lospuntos principales que marca la posibilidad de la crítica trascendental del jui-cio estético en esta obra radica en que es posible una reflexión a priori sobrelos fundamentos de esta facultad: «[La crítica del gusto] es arte cuando mues-tra la regla solamente a partir de ejemplos; ésta es una ciencia cuando deducela posibilidad de tal enjuiciamiento a partir de la naturaleza de esta capacidad.Sólo y exclusivamente con esta última nos ocupamos aquí, en tanto que críti-ca trascendental» [KU, V 380, cursiva del autor]. Debe reconocerse que Kantno ha alcanzado aún su concepción de la crítica trascendental en el periodoque hemos tratado en este capítulo. Esta concepción la desarrollará a partirde la Kritik der reinen Vernunft y se aplicará por primera vez al caso particu-lar de los juicios estéticos en la Kritik der Urteilskraft. Pero es evidente que enel periodo cercano a la Dissertatio éste ya distingue entre una ars critica, entanto que crítica que emite el gusto o el arte de enjuiciamiento, de un lado, yel análisis de las condiciones que rigen esta facultad y que explican su lugarsistemático en el marco del conocimiento humano. Pues, tal como hemoscomprobado, en el periodo de la Dissertatio Kant está deduciendo «la posibi-lidad [del enjuiciamiento de gusto] a partir de la naturaleza de esta facultad»,a saber, la naturaleza universal de la sensibilidad humana. En ambos momen-tos de su desarrollo intelectual, este análisis parte del reconocimiento de que

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54 Leyes de la sensibilidad y formación del conocimiento sensible

el sentimiento estético constituye la expresión subjetiva de su fundamento.Lo que marcará una separación tajante entre los dos planteamientos será jus-tamente en qué consista este fundamento, cuál sea su lugar en el sistema de larazón y qué consecuencias pueda tener este análisis para la fundamentacióncrítica de la racionalidad humana.

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6.3. El problema de la sistemática de la razón 209

leitung, precisamente las secciones en las que puede detectarse la ampliaciónsistemática de la obra. De este modo, tanto al nivel de las Nachlassreflexio-nen como de la obra, puede constatarse que la emergencia del concepto de losuprasensible marca el viraje sistemático de la crítica del gusto.

De cualquier modo, en este bosquejo no consta aún ninguna explicaciónsobre el significado sistemático de la crítica del gusto, en conformidad con laexposición del § 59o con las introducciones; como tampoco referencia algunaa la segunda parte, dedicada a la crítica del Juicio teleológico. Esto nos indicaque dicho bosquejo o esquema, en el que aparece por primera vez el conceptode lo suprasensible, ha de coincidir con el momento en el que Kant comienzaa planear la ampliación de la crítica del Juicio, sin haberla llevado aún a cabo.

No disponemos de muchos más materiales que nos permitan profundi-zar en el proceso de formación de la Kritik der Urteilskraft. En especial, se haquerido atender aquí a aquellas variaciones que servirán de base al desarrollosistemático de la crítica del gusto en el marco más general de la Kritik der Ur-teilskraft. La reconstrucción propuesta ha mostrado una vinculación generalentre el problema estético y el problema del enjuiciamiento. Esta vincula-ción se ha mantenido desde el periodo cercano a la Dissertatio, es decir, conanterioridad incluso al desarrollo pleno del estadio crítico de la filosofía kan-tiana. Es más, tras 1781 Kant sigue sin disponer de una solución crítica que lepermita ofrecer una respuesta satisfactoria en relación con el problema esté-tico, lo cual no le impide seguir centrándose en el mismo. Por esta razón, lavinculación entre lo estético y la problemática general del enjuiciamiento, lacual comprende cuestiones que afectan al núcleo mismo de la sistemática dela razón, no debe considerarse un resultado tardío del desarrollo intelectualde Kant. El significado sistemático de la tercera Crítica difícilmente pueda sercomprendido si no se atiende al trasfondo histórico que marca el desarrollode este proyecto, en el cual se entrelazan tanto los intereses de la tradición co-mo las reflexiones del propio Kant en torno a cuestiones centrales del sistemacrítico de la razón. Por ello, no es esta vinculación de problemas e influenciasla que determina el surgimiento de la Kritik der Urteilskraft, sino aquellas va-riaciones y soluciones que le permiten a Kant incorporar tales reflexiones alsistema de la razón partiendo de los límites establecidos por la crítica.

6.3 El problema de la sistemática de la razón

La complejidad de la Kritik der Urteilskraft es reconocida por cualquieraque se adentre por primera vez en una lectura de esta obra. Si al preguntarnospor el objeto principal de la tercera y última Crítica decidimos atender a loque nos digan cualquiera de las dos introducciones escritas por Kant, pode-

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210 La crítica del Juicio reflexionante en el sistema de la razón

mos hallar la clara advertencia de que lo que nos espera no es meramente,ni una crítica del Juicio, ni una crítica de los juicios estéticos, sino tambiénun nuevo replanteamiento del problema de la sistemática de la razón y de as-pectos fundamentales del criticismo que hasta el momento podíamos haberconsiderado como definitivamente resueltos en las obras anteriores. Esto de-bería de significar ya desde el principio toda una contrariedad para quieneshabían interpretado el sistema crítico meramente a partir de las dos primerasCríticas. Pues, al menos así cabía pensar hasta entonces, Kant habría funda-do definitivamente la validez de los juicios de conocimiento en la Kritik derreinen Vernunft, así como la validez de los juicios morales en la Grundlegungy la Kritik der praktischen Vernunft. Sin embargo, en la tercera Crítica, es-pecialmente en sus introducciones, Kant nos advierte que la razón no puedepretender aún una legislación a priori sobre el ámbito de la naturaleza o elámbito de la libertad si previamente la crítica no ofrece una comprensión desu fundamento unitario. Con ello, el proyecto de fundamentación de la razónrepresentado conjuntamente por las dos primeras Críticas y la Grundlegungno puede interpretarse como concluido hasta que esta exigencia no sea satis-fecha.

Según la fundamentación crítica planteada en estas obras, la filosofía, «entanto que contiene los principios del conocimiento racional de las cosas»[KU, V 242], se divide en dos partes principales, teórica y práctica. Este cono-cimiento racional no se refiere a los objetos particulares, sino que versa sobrelos principios a priori que posibilitan la objetividad en general en cada unode estos ámbitos. Justamente por ello, el criticismo no puede identificar sinmás la objetividad con la naturaleza última de lo real. Pues cualquier intentode superación de este concepto de objetividad nos colocaría más allá de loslímites de toda inteligibilidad y, por lo tanto, de toda posible referencia o ac-ceso a una realidad última diferente a la que es determinada a través de losprincipios de la razón.

Este tratamiento de la objetividad desde el reconocimiento del origen sub-jetivo que posibilita su conocimiento constituye uno de los resultados princi-pales desarrollados por Kant desde la Dissertatio, lo cual permite consideraresta obra como punto de partida para el desarrollo ulterior del criticismo.Desde 1770, la cuestión del conocimiento de lo real será remitida a la exigen-cia de referir este conocimiento a la doble génesis subjetiva que lo posibilita,a saber: sensibilidad e intelecto —o razón. Obviamente, este primer plantea-miento sufrirá variaciones a partir de 1781, especialmente debido al rechazode que la razón pura pueda conocer en un sentido teórico. Sin embargo, elreconocimiento de que no es posible un conocimiento último de lo real si-

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6.3. El problema de la sistemática de la razón 211

gue dependiendo en la Kritik der Urteilskraft de la demarcación establecidaen 1770 entre lo sensible y lo intelectual, en la medida en que sólo el conoci-miento teórico depende de la receptividad de la sensibilidad.

Pero que estos dos ámbitos diferentes [. . . ] no constituyan uno solo se debe aque, si bien el concepto de la naturaleza representa sus objetos en la intuición,no lo hace como cosas en sí, sino como meros fenómenos; mientras que elconcepto de la libertad representa en su objeto una cosa en sí, pero no en laintuición, de modo que ninguno de los dos puede ofrecer un conocimientoteórico de su objeto (así como tampoco del sujeto que piensa) en tanto quecosa en sí, que sería lo suprasensible [V 246s.].

Con todo, Kant admite que la razón ha de presuponer una relación conlas cosas con independencia de la posibilidad o imposibilidad de conocerlas,en tanto que un campo [Feld] indeterminado que, en cualquier caso, puedeser pensado a través de ideas [V 245]. Esta consideración de lo real con in-dependencia de nuestra capacidad de conocerlo era tematizada en la Kritikder reinen Vernunft a partir del concepto de noúmeno. Se trataba de la Xdesconocida que debe ser presupuesta como substrato indeterminado de losfenómenos. En la tercera Crítica, Kant identifica esta noción de la realidad conel concepto de lo suprasensible: «Por lo tanto, existe un campo ilimitado perotambién inaccesible para toda nuestra facultad de conocer, a saber: el campode lo suprasensible» [V 247].

En segundo lugar, la parte de este campo indeterminado donde es posibleun conocimiento según conceptos es el terreno [Boden] al que éstos puedenaplicarse [V 245]. En este sentido, los conceptos empíricos del entendimientoencuentran su terreno de aplicación en los fenómenos de la experiencia. Aho-ra bien, los principios puros de la razón, es decir, los conceptos del entendi-miento y el concepto de la libertad, no conocen lo real de la misma formaque los conceptos de la ciencia. Pues los primeros no se refieren a los objetos,sino que, más bien, legislan a priori sobre lo real en la medida en que determi-nan las condiciones trascendentales por las que los objetos pueden dársenoscon sentido como pertenecientes a un determinado ámbito [Gebiet] de obje-tividad [V 246]. Se trataría entonces, en tercer lugar, de lo real en tanto quedeterminado a priori por la razón en su uso teórico o práctico. Los conceptosempíricos del entendimiento encuentran su terreno en los fenómenos de lanaturaleza, sobre los cuales pueden pretender un conocimiento a posteriori.Pues bien, la posibilidad de este conocimiento empírico presupone ya el darsede los objetos en tanto que fenómenos pertenecientes al ámbito de la natura-leza o de la experiencia posible. De tal forma, sólo por referencia al ámbitofundado por los conceptos puros del entendimiento tiene sentido hablar delterreno de la experiencia posible. Los principios puros de la razón teórica,

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212 La crítica del Juicio reflexionante en el sistema de la razón

por lo tanto, se aplican a la realidad sólo en tanto que legislan a priori sobrela posibilidad de un conocimiento objetivo de los objetos, a partir de lo cualesta realidad puede ser fundada como el ámbito objetivo de la experienciaposible.

Ello explica que el ámbito de la razón práctica sea diferente al ámbito dela naturaleza. Pues el concepto de la razón práctica no determina lo real en elmismo sentido que el concepto de la razón teórica. El concepto de la libertadno legisla a priori sobre lo que las cosas son en la naturaleza, sino sobre loque las cosas deben ser, por lo que su objeto es representado como la cosa ensí o lo suprasensible, idea que aporta sentido a la determinación práctica delagente moral.

Pero se ha indicado anteriormente que Kant definía también lo suprasen-sible como el campo indeterminado de lo real que subyace al terreno de laexperiencia, en tanto que origen desde el que los fenómenos se dan a la re-ceptividad de la sensibilidad. Pues bien, en esta coincidencia inicial entre elconcepto práctico de lo suprasensible —en tanto que ámbito de la libertad— yla definición del campo indeterminado de lo real como suprasensible —en tan-to que substrato del terreno de la experiencia— radica el verdadero núcleo de laproblemática que Kant planteará en la tercera Crítica. Por un lado, la razónteórica presupone un concepto de totalidad de la realidad en tanto que ori-gen de los fenómenos, el cual sin embargo no puede ser determinado en unsentido cognoscitivo, pues la crítica ha establecido la imposibilidad de unadeterminación teórica de la cosa con independencia de nuestro modo sensi-ble de conocerla. Por otro lado, a diferencia del entendimiento, la razón purapráctica sí determina en un sentido positivo este concepto de lo real en tantoque suprasensible, en la medida en que le aporta realidad práctica, dado quela libertad legisla a priori sobre lo real con independencia de las condicionesde la sensibilidad; es decir, con independencia, precisamente, de aquellas con-diciones que impiden una determinación de lo suprasensible en el uso teóricode la razón. No obstante, la coincidencia de ambos conceptos es meramentepresupuesta y no ha sido aún demostrada. Pues nada nos asegura que el subs-trato de lo real que es presupuesto en su indeterminación por la razón teóricapueda pensarse en conformidad con la normatividad que se desprende de la ideapráctica de lo suprasensible. Sin embargo, el criticismo está obligado a pensaren un sentido unitario el concepto de lo suprasensible.

En primer lugar, el concepto de lo suprasensible, en tanto que expresauna referencia a la totalidad de lo real que sirve de origen indeterminado delos fenómenos, oculta en su indeterminación la cuestión del orden último delo real y, con ello, de la posibilidad o imposibilidad de un conocimiento pro-

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6.3. El problema de la sistemática de la razón 213

gresivo y sistemático del terreno de la experiencia por parte del uso empírico delentendimiento. Pues el ámbito de la experiencia posible nos asegura las con-diciones generales de la objetividad de lo real y funda con ello la posibilidadde un terreno para el conocimiento empírico. Ahora bien, esta legislación apriori aportada por el entendimiento ofrece una condición necesaria, pero nosuficiente, para el conocimiento empírico efectivo, si éste ha de conformarprogresivamente un cuerpo sistemático de conocimientos. Pues esta últimaposibilidad depende de la constitución real y singular del fenómeno, de su va-riabilidad y multiplicidad, así como de la capacidad del sujeto para encontrarun orden en las relaciones que los fenómenos establecen entre sí. Según laKritik der reinen Vernunft, tales cuestiones no concernían a la Analítica Tras-cendental, que no se ocupaba del origen de los conceptos en la experiencia,pues cuál sea la estructura de la naturaleza es algo que sólo podemos conocera posteriori.26

Sin embargo, el criticismo sí debe demostrar la posibilidad de que tal sis-tema de la experiencia pueda al menos ser pensado con sentido por el sujeto.De lo contrario, el concepto de experiencia posible no podría tener en ab-soluto aplicación sobre lo real. Pues este concepto sólo puede suponer unadeterminación objetiva de la naturaleza en la medida en que el ámbito de laexperiencia pueda ser pensado, además, como un sistema de leyes empíricasposibles. De lo contrario, es importante constatarlo, los conceptos puros del en-tendimiento fundarían a priori la validez del ámbito teórico sin que, no obstan-te, tales principios pudieran concretarse, desarrollarse y, en definitiva, aplicarsesobre lo real.27 Esta cuestión concierne a cómo pueda el ser humano pensarla relación entre los fenómenos en su singularidad y la totalidad de la reali-dad que les subyace, es decir, la relación entre nuestro conocimiento de losfenómenos y el campo indeterminado de lo suprasensible. En este sentido, elconocimiento progresivo del terreno de la experiencia no sólo depende de suconstitución objetiva mediante los conceptos del entendimiento, sino tam-bién de una idea de totalidad designada mediante el concepto racional de losuprasensible, cuya determinación escapa por completo del alcance objetivode tales conceptos.

La indeterminación del concepto de lo suprasensible que subyace a la na-turaleza y que no podemos conocer en un sentido teórico también tiene im-portantes consecuencias en lo que respecta a la fundamentación última delámbito práctico. Kant aclara que, aunque la libertad legisla a priori sobre losuprasensible, determinándolo en un sentido racional y normativo como “de-

26Véase al respecto el § 4.4 en este trabajo.27Volveremos de nuevo sobre este punto.

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214 La crítica del Juicio reflexionante en el sistema de la razón

ber ser”, el desarrollo de esta legislación racional sólo podría tener lugar en elmismo terreno de la experiencia sensible donde encuentran aplicación los con-ceptos empíricos del entendimiento [V 246]. Las acciones morales y, con ello,el bien, sólo podrían realizarse en la experiencia sensible. Esta cuestión inde-terminada por el criticismo aludía en los escritos morales a la posibilidad deuna efectividad de la libertad en la naturaleza. Sin embargo, si la totalidad dela naturaleza que presupone el uso teórico de la razón en tanto que substratode los fenómenos no es conciliable, en algún sentido, con la normatividadpráctica mediante la cual el concepto de la libertad determina a su vez lo real,entonces el principio de la libertad se limitaría a definir en un sentido idealun ámbito normativo de objetividad que, sin embargo, no encontraría aplica-ción alguna en lo real, pues, reconoce Kant, el fin último «solamente puederealizarse en la naturaleza y en concordancia con sus leyes» [V 272]. De estemodo, la crítica está obligada a pensar la influencia de la legislación prácticasobre el terreno de la experiencia sensible del sujeto, de lo cual también sederiva la exigencia de pensar al menos la conformidad —y no meramente lano contradicción— entre ambos extremos.

[P]or lo tanto, éste [lo suprasensible] debe [soll] tener una influencia sobreaquél [lo sensible]; es decir, el concepto de la libertad debe [soll] realizar elfin que encomiendan sus leyes en el mundo sensible, y por consiguiente lanaturaleza debe [muß] ser pensada de tal modo que su legalidad concuerde, almenos según su forma, con la posibilidad de los fines que han de efectuarse enla misma según la libertad [V 247].

La imposibilidad de pensar la unidad en el concepto de lo suprasensible,que es presupuesto en sentidos diferentes por la razón teórica y la razón prác-tica, desembocaría de este modo en un problema relativo a la validez últimadel conocimiento de la razón en cualquiera de estos dos ámbitos. Pues en amboscasos la razón fundaría un ámbito correspondiente de objetividad sin que,no obstante, este concepto pudiera aplicarse y desarrollarse de forma efectivasobre lo real.

Frente a tal problemática, lo primero que hay que tener claro es que lasolución de Kant no puede suponer en ningún caso un abandono de la divisiónestricta entre lo sensible y lo racional que tiene en su base la demarcación entrerazón teórica y razón práctica. Ambas consideran lo real en sentidos diferen-tes, en tanto que se fundan en conceptos diferentes. Esta demarcación entredos conceptos de objetividad es un punto de partida fundamental del criticis-mo, que se sustenta sobre el reconocimiento de la finitud de la razón en loque respecta al conocimiento teórico. Tal principio ha de ser considerado co-mo constitutivo de la teoría crítica de la racionalidad y de la objetividad, porlo que la solución de Kant no puede suponer una transgresión de la demarca-

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6.3. El problema de la sistemática de la razón 215

ción establecida entre la legislación teórica y la legislación práctica de la razón,dado que su validez respectiva se funda en una consideración diferente de larelación con la sensibilidad y, por lo tanto, en una consideración diferente denuestro modo de conocer lo real: «Entendimiento y razón tienen, por lo tanto,dos legislaciones diferentes sobre uno y el mismo terreno de la experiencia,sin que uno pueda influir en el otro» [V 246]. Por lo tanto, la mediación entrerazón teórica y razón práctica que es exigida por la crítica no puede significaruna mediación a nivel objetivo entre sus diferentes legislaciones. A este res-pecto, según Kant, existe un «abismo insalvable» entre los dos ámbitos de laobjetividad [V 247].

Pero ello no significa que tal mediación no pueda ser planteada desde unpunto de vista diferente, desde un punto de vista que no suponga una pro-fundización en lo que respecta a la fundamentación objetiva de lo real. Ob-sérvese a este respecto que el problema de la indeterminación en relación conla aplicabilidad de los principios teóricos y prácticos coincide en una mismacuestión: la exigencia de pensar la totalidad del terreno de la naturaleza sen-sible en conformidad con la normatividad práctica. No se trata en absolutode una determinación del ámbito de la experiencia posible según el conceptode la libertad, sino de la posibilidad de pensar en un sentido subjetivo, y enconformidad con la legislación de la libertad, aquel aspecto del concepto deexperiencia que es presupuesto en el proceso efectivo de conocimiento a pe-sar de permanecer indeterminado por la legislación objetiva del entendimientopuro, a saber: la consideración de la experiencia como una totalidad ordena-da en virtud de nuestras pretensiones cognoscitivas de índole sistemática. Dehecho, la Kritik der reinen Vernunft admitía ya que la posibilidad de este sis-tema empírico de la experiencia no podía derivarse del concepto objetivo dela experiencia posible y tan sólo podía ser pensada por la razón en un sentidoregulativo. Y, a este respecto, pensar la totalidad del terreno de la experienciaen concordancia con la legislación práctica exige pensarla según la finalidad.28

Así, lejos de abordar el problema de la indeterminación del conocimien-to desde una profundización en la objetividad,29 el criticismo debe desviar su

28Debe recordarse aquí que la teoría del primado de la razón práctica, defendida por Kant en la Kritikder praktischen Vernunft, sostenía ya que las exigencias normativas que definían el interés especulativo dela razón teórica encontraban su fundamento último en la normatividad práctica; véase en este trabajo §4.6.2.

29Según DERRIDA, Jacques (1978): La verdad en pintura, Barcelona 2001: 91, 47ss., 61s., el intentosistemático que representa la Kritik der Urteilskraft pone especialmente de manifiesto el carácter ficcionalque caracteriza a la estética en general y al criticismo en particular. A través del recurso a la analogía, lacrítica habría pretendido representarse analógicamente a sí misma en su verdad, a falta de cualquier jus-tificación posible que permitiese salvar el enorme abismo que se instala entre la filosofía y lo real. Por lotanto, según el autor, en esta obra la crítica no sólo recurriría a la analogía como último recurso sistema-tizador, sino que actuaría y se comportaría ella misma en un sentido radicalmente analógico —ficcional,

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216 La crítica del Juicio reflexionante en el sistema de la razón

atención hacia el aspecto subjetivo de este problema: cómo sea posible parael sujeto reflexionar sobre el campo de lo suprasensible, en tanto que hori-zonte de sentido presupuesto en nuestra reflexión sobre el singular sensible ysu posible emplazamiento en un sistema —siempre incompleto— de conoci-mientos.

Además, mediante el recurso al principio subjetivo de la finalidad, la res-puesta a esta cuestión debe ofrecer simultáneamente una solución con res-pecto a la fundamentación última del ámbito teórico y del ámbito prácticorespectivamente. Por un lado, a través de este tratamiento teleológico de latotalidad de la naturaleza se pretende afrontar el problema de cómo pensarla concreción del concepto abstracto de experiencia posible en un sistemade leyes particulares. Pero, si este objetivo de la crítica es satisfecho, se estaríapensando a la vez la legalidad particular de la naturaleza de tal forma que pue-da esperarse con sentido la posible efectividad de las acciones morales en elterreno de la experiencia, porque de este modo la naturaleza sería pensada enun sentido subjetivo según la finalidad. Así, el problema de la mediación entrerazón teórica y razón práctica, entre lo sensible y lo intelectual, coincide en unsentido esencial con el problema de la fundamentación última de la racionalidadhumana.

De este modo, la fundamentación última de la aplicabilidad de la razónteórica y de la razón práctica se concretará en la Kritik der Urteilskraft en unanálisis de las condiciones de la reflexión o del «modo de pensar» del sujeto, ydesde este nivel meramente subjetivo sí es posible y necesaria una conciliaciónentre razón teórica y razón práctica:

Por lo tanto, debe existir, sin embargo, un fundamento de unidad entre lo su-prasensible que subyace a la naturaleza y lo que contiene de práctico el concep-

apariencial—, en tanto que propondría una solución última como si fuera posible, constatando con ello suabsoluta imposibilidad y el fracaso mismo del proyecto crítico. La interpretación de Derrida parte de lapresuposición de que, con la crítica de los juicios estéticos, Kant estaría pretendiendo de forma ficcionaluna mediación entre lo sensible y lo inteligible que se presentase como si fuera objetiva. De ser ésta supretensión, sería cierta la constatación de Derrida por la que se pone de manifiesto el deseo metafísicode la estética justamente en su carácter ficcional e ilusorio. Sin embargo, la solución de Kant no preten-de una mediación de tipo objetivo, ni de carácter estricto ni de carácter analógico o figurado, de modoque el intento de la Kritik der Urteilskraft pone de manifiesto justamente los límites de la metafísica tra-dicional. Sobre la interpretación derridiana de la Kritik der Urteilskraft, véase SÁNCHEZ RODRÍGUEZ,Manuel (2005): «El sentimiento estético en Kritik der Urteilskraft. La conciliación entre la finitud y eldeseo de trascendencia o la defensa de una razón no ingenua», en Episteme 25, 2005, 37–61. Encontramosen el escrito de habilitación de HORKHEIMER, Max (1925): Über Kants Kritik der Urteilskraft, als Binde-glied zwischen theoretischer und praktischer Philosophie, en Gesammelte Schriften, ed. de G. Schmid Noerr,Frankfurt am Main 1987, II 73–146, un análisis de la tercera Crítica que interpreta la función mediadoradel Juicio como un intento de mediación a nivel objetivo, ya sea en un sentido estricto o figurado. Segúnel autor, Kant no lograría salvar la separación entre los ámbitos objetivos de la razón a partir de su funda-mentación de los principios del Juicio. En este trabajo mantendremos, no obstante, que, desde la filosofíacrítica, ésta no puede ser la intención de Kant.

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6.3. El problema de la sistemática de la razón 217

to de la libertad, pues, si bien este fundamento no puede alcanzar un conoci-miento ni teórico ni práctico de lo suprasensible y, por lo tanto, no tiene unámbito propio, sí posibilita, sin embargo, el tránsito desde el modo de pensarsegún los principios de uno al modo de pensar según los principios del otro [V248].

Ahora bien, el términomedio que debe hacer posible la determinación denuestro modo de pensar en el ámbito teórico según el concepto de lo supra-sensible, tal como es pensado en un sentido práctico, tiene que ser dado desdeun nivel que, si bien no pertenece ni a la razón teórica ni a la razón práctica,sí debe ser compartido y presupuesto por ambas. Como veremos, se trata dela actividad reflexionante del Juicio.30 Será esta facultad la que haga posiblela mediación entre razón teórica y razón práctica, pues, según Kant, el Juiciologra la mediación desde el ámbito de la naturaleza al ámbito de la libertada través de la conciliación sistemática, al nivel subjetivo de las facultades, delentendimiento con la razón:

Pues bien, si el entendimiento ofrece a priori leyes de la naturaleza, mien-tras que la razón ofrece leyes de la razón, entonces puede esperarse, segúnla analogía, que el Juicio, que proporciona a estas dos facultades su mediación[Zusammenhang], aporte también a priori sus propios principios [. . . ] [EE, V179, cursiva del autor].31

30BARTUSCHAT rechaza el texto arriba citado para interpretar el tipo de solución propuesta porKant, por dos motivos principales [1972: 254]. En primer lugar, la naturaleza que sería pensada en con-cordancia con la razón práctica no podría ser la naturaleza que es fundada desde la filosofía teórica, puesesto supondría una confusión entre la legislación teórica y la legislación práctica, que es justamente lo quepretende evitar Kant. En segundo lugar, la mediación debería provenir de un tercero entre los elementosheterogéneos de la razón, diferente del concepto de la naturaleza y del concepto de la libertad, con lo cualesta mediación no podría basarse en las leyes de la razón práctica. Ante el primer argumento del autor,se ha sostenido aquí que la legalidad de la naturaleza que es pensada en concordancia con la posibilidadde los fines de la razón práctica no es es la legalidad pura y trascendental que constituye el ámbito de lanaturaleza según los principios del entendimiento puro; sino, justamente, lo que permanece indetermi-nado por esta legislación y no es recogido en el concepto de ámbito de la naturaleza, a saber: la legalidadempírica de los fenómenos y la posibilidad de su organización sistemática. Respecto al segundo argumen-to, es cierto que la mediación ha de provenir de un tercero, diferente de los dos extremos heterogéneosque tienen que ser conciliados. Como veremos, este tercero es el Juicio reflexionante, que presupone unconcepto que tiene su origen propiamente en la razón práctica, pero no lo emplea, ni lo determina, enun sentido objetivo, como sí ocurre en el ámbito práctico de la filosofía; en esto último radica justamenteel fundamento de la autonomía del tercer término que ha de aportar la mediación entre razón teórica yrazón práctica. LEHMANN, Gerhard (1939): Kants Nachlasswerk und die Kritik der Urteilskraft, Berlin:29, reconoce que el núcleo del problema de la sistemática en la tercera Crítica reside en la conciliación delproblema de la validez subjetiva con el problema de la totalidad. Su trabajo está destinado, no obstante,a rastrear los motivos por los que Kant volverá a plantear la problemática de la sistemática en el Opuspostumum.

31Véase también KU, V 251, 272.

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218 La crítica del Juicio reflexionante en el sistema de la razón

6.4 La crítica del Juicio como fundamentación última de la razón

La crítica del Juicio no puede ser considerada meramente como una ter-cera parte, a la que le seguiría la conclusión del estadio crítico de la filosofía.Pues ella es justamente la que posibilita y realiza esta conclusión a través dela mediación entre las facultades. Y es que la razón, en cualesquiera de susámbitos de conocimiento objetivo, sólo puede tener efectividad en tanto quefacultad de juzgar a priori según principios.

Una crítica de la razón pura, es decir, de nuestra facultad de juzgar según princi-pios a priori, sería incompleta si la [crítica] del Juicio, el cual pretende para síel estatus de facultad de conocer, no fuera tratada como una parte de la misma,aun cuando a sus principios no se les permitiese constituir una parte especialen el sistema de la filosofía, entre la parte teórica y la parte práctica [. . . ]. Pues,si ha de ser posible ofrecer alguna vez tal sistema bajo el nombre de “metafí-sica” (lo cual es posible llevar a cabo de forma totalmente completa y es de lamayor importancia para el uso de la razón en cualquier respecto), entonces lacrítica debe haber investigado el terreno de este edificio con tanta profundidadcomo alcancen los primeros fundamentos de la facultad de los principios inde-pendientes de la experiencia, de forma que este edificio no se hunda por algunaparte, lo que conllevaría inevitablemente el derrumbe del todo [KU, V 238s.,cursiva del autor].

La profundización de la crítica a la que alude el texto no puede esperardescubrir principios constitutivos que funden un nuevo ámbito de objetivi-dad. De este modo, mientras que la crítica del entendimiento y la crítica dela razón pura sirven de condición para la posibilitación objetiva de un cono-cimiento doctrinal, en tanto que metafísica de la naturaleza y metafísica delas costumbres respectivamente, no podemos esperar que esta tercera Críti-ca dé lugar a una doctrina del Juicio. Esta facultad pertenece meramente alsistema de la crítica, no al sistema doctrinal de la metafísica. Ahora bien, laapreciación de esta falta de principios constitutivos no debe llevarnos a sosla-yar su significado sistemático. Precisamente en tal limitación crítica radica elpotencial sistemático de este nuevo paso del pensamiento kantiano.

Aunque la crítica del Juicio no puede dar lugar a una doctrina propia,en un sentido que aún hemos de aclarar, ello no significa que Kant no hagadepender de esta tercera crítica la posibilidad última del sistema de la meta-física. Pues la indagación y el análisis de los principios a priori del Juicio, entanto que tarea crítica, también ha de estar destinada a la posibilitación delsistema doctrinal de la filosofía: «La crítica de las facultades de conocer en loque respecta a lo que éstas pueden aportar a priori no tiene propiamente unámbito en relación con los objetos, porque no es una doctrina; más bien tieneque investigar, ocupándose con nuestras facultades, si es posible una doctrina

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6.4. La crítica del Juicio como fundamentación última de la razón 219

a través de éstas» [V 248, cursiva del autor]. La Kritik der reinen Vernunftdefinía el conocimiento crítico de la filosofía trascendental como aquel queno se ocupa tanto con objetos, sino con nuestro modo de conocerlos, siem-pre y cuando éste sea a priori [KrV, B 25, II 63]. Ahora bien, en el caso dela crítica del Juicio el conocimiento trascendental no prestará atención a lascondiciones objetivas que definen este modo de conocer y constituyen así unámbito de objetividad, como sí era el caso en la Deducción Trascendental.Por el contrario, desempeñará una función crítica en la posibilitación del sis-tema doctrinal de la filosofía en la medida en que atenderá al aspecto subjetivode este modo de conocer, que, reconocerá Kant ahora, también se encuentrasometido a principios a priori.

De ahí que la crítica del Juicio no sea meramente la justificación de losprincipios a priori de una tercera facultad, sino que sea en sentido estricto elestadio último de la crítica de la razón en cualquiera de sus ámbitos, a saber,en tanto que la razón es «nuestra facultad de juzgar según principios a priori».Los principios a los que se refiere esta definición de la razón sólo pueden serlos conceptos constitutivos de los diferentes ámbitos del sistema de la metafí-sica;32 pero la cuestión de su posible aplicabilidad, es decir, de la posibilidadde un «uso de la razón» según los mismos, exige centrarse en la función tras-cendental del Juicio y de sus principios a priori de índole subjetiva. Si estosprincipios legislasen en un sentido objetivo, volvería a reproducirse con elloel mismo problema relativo a su aplicabilidad por parte del sujeto. Por lo tan-to, la crítica del Juicio sólo puede cumplir una función en la posibilitacióndel sistema doctrinal de la metafísica en la medida en que se centre en losprincipios que deben ser presupuestos por la razón en un sentido subjetivo,tanto en su ámbito teórico como en su ámbito práctico.

En el capítulo 4 de este trabajo se defendió que la Dialéctica Trascendentalno conseguía aportar una solución para este problema, al no mostrar cómola orientación regulativa de la razón era presupuesta en el proceso subjetivode conocimiento mediante el cual enjuiciamos sobre los objetos particulares.Con todo, la deducción de las ideas de la razón presentaba ya un punto devista que habrá de ser desarrollado en la tercera Crítica, a saber: la constata-

32Esta función del Juicio con respecto a la aplicación de los conceptos objetivos de la razón teórica yde la razón práctica es la que explica el siguiente texto de la Erste Einleitung: «Sin embargo, el Juicio es unafacultad tan particular —la cual no es en absoluto independiente— que no ofrece, ni conceptos, como elentendimiento, ni ideas, como la razón, sobre cualesquiera objetos, porque es una facultad para subsumir[algo] a conceptos que les son dados desde fuera» [V 179]. Esta indicación también la encontramos en elPrólogo a la obra, pues Kant afirma igualmente que el Juicio no posee principios propios pertenecientes alsistema doctrinal de la filosofía, sino que «ocasionalmente puede enlazar con cada uno [de los principios]de ambas [partes del sistema de la filosofía]» [KU, V 238], es decir, los principios de la razón teórica y dela razón práctica.

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ción de que la validez de tales ideas se refería al uso y organización de nuestrasfacultades para el conocimiento de los objetos. En la Kritik der Urteilskraft elproblema del Juicio y del significado sistemático de sus principios enlazarácon esta indicación relativa al uso subjetivo de nuestras facultades; pero eneste caso Kant sí dispone de una explicación sobre cómo el Juicio rige el pro-ceso de conocimiento según principios regulativos. Con ello, el objeto de lacrítica será pensar el uso regulativo de la razón y, en particular, su uso hipo-tético, no meramente como una exigencia de carácter normativo, de la que sehace depender la posibilidad de un conocimiento sistemático del terreno dela experiencia, sino como una exigencia que define la estructura, los principiosy el funcionamiento del Juicio.

Por tanto, si esta facultad cumple una función trascendental en el sentidoque se defiende en este trabajo, sus principios deben tener rango trascendentalsin ser a su vez de tipo constitutivo, y este significado trascendental debe jugaruna función en la posibilitación crítica de la parte doctrinal de la filosofía.Dicho de otra forma, ha de poder mostrarse que, sin la intervención de talesprincipios trascendentales meramente subjetivos, Kant no puede considerarcomo finalizada la fundamentación de los ámbitos de la razón ni, por lo tanto,admitir la posibilidad de un conocimiento filosófico de tipo doctrinal referidoa tales ámbitos.

Los principios del Juicio no versan sobre los objetos, sino que legislan apriori sobre las «condiciones de la reflexión» [EE, V 203]. Sólo en este sen-tido subjetivo y de significado eminentemente crítico33 puede justificarse lapretensión del Juicio en tanto que facultad —autónoma— de conocer. El prin-cipio del Juicio, por lo tanto, sólo puede justificar su función trascendentalen tanto que se da a sí mismo la ley para la reflexión sobre el uso de nuestrasfacultades, en un sentido que no determina los objetos, sino nuestro modode reflexionar sobre éstos en el empleo de nuestra razón. Kant se refiere aesta caracterización de la normatividad del Juicio según el concepto de heau-tonomía [EE, V 203; KU, V 259].34 Profundicemos en el significado de este

33Sobre la función crítica del Juicio reflexionante en la Kritik der Urteilskraft, véase NERHEIM, Hjör-dis (1991): Zur kritischen Funktion ästhetischer Rationalität in Kants Kritik der Urteilskraft, Frankfurt amMain, etc.

34La interpretación de PETER [1992: 53–61, 78–81] sostiene que la Erste Einleitung no expresa aún laautonomía del Juicio reflexionante, sólo a partir de lo cual podría fundarse el principio de la finalidad co-mo un principio radicado en la estructura del Juicio. En este sentido, enlaza con la línea de argumentaciónseguida ya por BARTUSCHAT [1972: 222–231]. Según PETER, la Erste Einleitung sigue dependiendo dela concepción de los juicios hipotéticos en la Kritik der reinen Vernunft, en tanto que el Juicio presuponeya una idea de sistema de la naturaleza que, propiamente, no se funda en su estructura de forma especí-fica, sino en la razón y en el concepto del ideal de la razón. Sólo la introducción definitiva daría cuentadel principio de la finalidad como un principio específico del Juicio, en la medida en que en este textose defiende que esta facultad se da a sí misma la ley para la reflexión sobre la naturaleza. Esto explicaría,

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6.4. La crítica del Juicio como fundamentación última de la razón 221

principio trascendental y subjetivo esencial al sistema crítico, así como en laargumentación encaminada a su justificación.

La crítica del Juicio sólo tiene sentido como una parte del sistema críticosi se aprecia la autonomía de esta facultad y de sus principios frente al entendi-miento y la razón. Pudimos comprobar35 que la teoría del Juicio trascendentalen la Kritik der reinen Vernunft no recogía la especificidad de esta facultad, enla medida en que su función determinante dependía esencialmente de los prin-cipios del entendimiento. En este sentido, esta teoría no significaba propia-mente una teoría del Juicio, sino un corolario de la Analítica de los conceptospuros del entendimiento. De ahí que en la Kritik der Urteilskraft Kant reco-nozca esta limitación del Juicio trascendental-determinante para constituirseen tanto que facultad autónoma, lo cual exigiría que su fundamentación de-mostrase que la validez de sus principios no se deduce de otra facultad [KU,V 239]. Pero el Juicio trascendental no dispone de una ley propia, dado queesta «ley le es indicada a priori» por el entendimiento [V 252]. Al encontrarsedeterminado absolutamente por el concepto de la experiencia posible, en estecaso el Juicio no necesita reflexionar sobre la relación entre los objetos y losconceptos puros del entendimiento; en la medida en que los consideremosen general objetos de la experiencia, éstos se encuentran ya determinados apriori por tales conceptos [EE, V 189; KU, V 256].

Sin embargo, a esta determinación de los objetos por su pertenencia alámbito de la experiencia posible le acompaña el reconocimiento de que el en-tendimiento no puede determinar a priori la posibilidad de un conocimientoefectivo de estos objetos en su singularidad. En relación con tal limitación,en el primer capítulo de este trabajo pudimos comprobar que, ya desde prin-

según el autor, que la Erste Einleitung, a diferencia de la introducción definitiva, no ofrezca una deducciónde este principio [1992: 65]. Frente a esta interpretación, en primer lugar, los textos mismos no permitensostener que el principio de la finalidad de la naturaleza le venga dado al Juicio a partir del marco de laDialéctica Trascendental, de forma que este principio pertenecería propiamente a la razón y el Juicio sólose serviría de él: «De tener lugar un principio o regla que surge del Juicio de forma original, entonces debe-ría ser un concepto de las cosas de la naturaleza en la medida en que se orientan según nuestro Juicio; [. . . ]dicho de otra forma, debería ser el concepto de la finalidad de la naturaleza en virtud de nuestra facultad»[EE, V 179s., primera cursiva del autor]. En el texto citado Kant afirma con claridad que el concepto de lafinalidad «surge del Juicio de forma original», una idea en la que se insiste en diferentes pasajes de la ErsteEinleitung [véase también V 181, 193] . Más adelante planteará el problema de la fundamentación críticade este principio y se preguntará por cuál sea el «origen que tenga esta idea y si se encuentra en una fuentea priori» [V 182]. La respuesta a esta cuestión no puede ser, como sostiene PETER, que el principio de lafinalidad tiene realmente su origen en la razón. Kant lo niega con claridad: «Aquí surge el concepto deuna finalidad de la naturaleza, a saber, como un principio propio del Juicio reflexionante, no de la razón»[V 193]; constatando también que «[n]i el entendimiento ni la razón pueden fundar a priori tal ley dela naturaleza» en relación con las máximas para investigarla a través de la experiencia, las cuales «no sonotra cosa que las mismas expresiones trascendentales del Juicio» [V 187]. De ahí que en la sección VIII [V203] de este texto Kant defienda la heautonomía del Juicio reflexionante, una caracterización que, segúnPETER, sólo se encuentra recogida en la introducción definitiva.

35Véase en este trabajo § 4.4.

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222 La crítica del Juicio reflexionante en el sistema de la razón

cipios de la década de 1770, Kant aprecia que no es posible fundar el enjui-ciamiento in concreto desde principios o reglas de carácter prescriptivo quepretendan decidir a priori acerca de la corrección objetiva de los juicios parti-culares. Y, ya en este periodo, su “perplejidad” con respecto a este problemale llevaba a atender al caso ejemplar del juicio de gusto. No obstante, sólo laKritik der Urteilskraft alcanza una solución crítica con respecto a esta proble-mática. En particular, la solución de Kant es desarrollada desde un punto departida radicalmente novedoso, aportado por la definición del Juicio en tantoque una facultad heautónoma.

Éste sigue partiendo del reconocimiento de que no es posible una deter-minación a priori de los objetos de la experiencia en lo que respecta a su es-pecificidad singular. En conformidad con esta limitación, si nuestros juiciosparticulares pretenden la verdad en lo que respecta a su contenido materialpor su relación con los objetos singulares, tales juicios sólo pueden confirmara posteriori su corrección. Por lo tanto, la adecuación entre el conocimientoy los objetos particulares sigue considerándose, al igual que en la teoría delJuicio trascendental de la Kritik der reinen Vernunft, como una cuestión con-tingente, que escapa al alcance de la legislación a priori de los principios purosdel entendimiento.

Sin embargo, el nuevo planteamiento de la tercera Crítica pretende con-ciliar este reconocimiento de la finitud de la razón con la defensa de que esposible una fundamentación de principios que rijan a priori sobre el enjuicia-miento. Y es que, según Kant, esta fundamentación no se dirige a asegurar laadecuación de los juicios a través de conceptos, en la medida en que tales prin-cipios no legislan en ningún sentido sobre cómo sean los objetos. Más bien, lafundamentación del Juicio atiende a las condiciones que deben presuponerseen el acto mismo de enjuiciamiento, con independencia de si el juicio resultan-te consigue corresponderse con los objetos o no. Por lo tanto, los principios delJuicio van dirigidos en un sentido reflexivo a la legalidad que rige sobre nues-tra capacidad subjetiva de enjuiciar. Dicho de otra forma, el Juicio sólo puedelegislar a priori en la medida en que se da a sí mismo la ley según un principiotrascendental: «este principio trascendental sólo puede dárselo el Juicio refle-xionante a sí mismo, sin tomarlo de otro lugar (pues de lo contrario sería unJuicio determinante)» [KU, V 252].

La delimitación de la función crítica del Juicio reflexionante se produ-ce sobre la base del reconocimiento de la finitud de la razón, que le impidesuperar de manera absoluta la indeterminación y contingencia del objeto sin-gular. Ello es algo que puede observarse en la definición misma de esta facul-

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6.4. La crítica del Juicio como fundamentación última de la razón 223

tad, en tanto que su función adquiere sentido justamente en relación con laindeterminación del singular sensible:

El Juicio en general es la facultad de pensar lo particular como contenido bajoel universal. Si el universal (la regla, el principio, la ley) se encuentra dado,entonces el Juicio que subsume a éste lo particular es determinante (tambiéncuando el Juicio, en tanto que Juicio trascendental, aporta la condición a priorisólo en conformidad con la cual puede subsumirse a aquel universal). Pero sisólo el particular se encuentra dado, para el que el Juicio debe [soll] buscar louniversal, entonces esta facultad es meramente reflexionante [V 251].

El Juicio determinante presenta dos aspectos diferentes. Si el universal queya se encuentra dado es un concepto empírico o una ley empírica, enton-ces se trata de lo que podemos denominar “Juicio empírico-determinante”;sin embargo, si este universal es un principio a priori del entendimientopuro, entonces se trata de lo que denominaremos el “Juicio trascendental-determinante”. Según el texto, el primero presupone al segundo, pues parapoder determinar cualquier representación según un concepto empírico yadado se debe presuponer siempre la determinación a priori que tiene su ori-gen en la legislación trascendental del entendimiento puro. En este sentido,provisionalmente podemos afirmar que todas las representaciones, con inde-pendencia de que sean determinadas o no en un sentido empírico, se encuen-tran ya bajo la determinación del entendimiento y, por lo tanto, forman partedel ámbito objetivo de la naturaleza o de la experiencia posible. Sin embargo,esta determinación pura del entendimiento, que comprehende la totalidad delos fenómenos qua objetos sensibles, es decir, el terreno de la experiencia, de-ja indeterminada justamente la especificidad singular del fenómeno más alláde su ser-objeto sensible [V 255s.]: «En relación con los conceptos universalesde la naturaleza bajo los cuales es posible por principio un concepto empí-rico (sin determinación empírica particular)» [EE, V 189, cursiva del autor].Los conceptos puros del entendimiento se aplican sobre los objetos a travésde la síntesis pura de la intuición y, por lo tanto, sobre lo que nuestro mo-do sensible de conocer tiene en general de formal y apriórico: «Ahora bien,los objetos del conocimiento empírico, aparte de aquella condición formal deltiempo, se encuentran determinados de múltiples modos» [V 186]. Sólo eneste sentido determina el Juicio trascendental-determinante al singular dado,es decir, en relación con lo que no es singular en el mismo; y es este aspectogenérico del objeto, que abstrae de toda diversidad, el que recoge el conceptode experiencia posible: «Pues la unidad de la naturaleza en el espacio y en eltiempo y la unidad de la experiencia posible para nosotros son una y la mismacosa» [V 186].

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224 La crítica del Juicio reflexionante en el sistema de la razón

En concordancia con el planteamiento de la primera Crítica, a la funda-mentación de la validez objetiva del conocimiento empírico le acompaña deforma esencial el reconocimiento de «los límites de nuestra facultad de cono-cer» [V 186] en relación con la determinación del singular. A este respecto,Kant insiste en la idea de que la cuestión relativa a la determinación singularde los fenómenos y de las relaciones que ellos establecen entre sí es absoluta-mente contingente para el entendimiento [EE, V 180, 190; KU, V 252, 256].

Según la definición del Juicio reflexionante, esta facultad tiene la funciónde buscar un universal para un particular dado a la sensibilidad, el cual se en-cuentra aún indeterminado por el conocimiento. Es evidente que este univer-sal no puede ser el concepto universal del Juicio trascendental-determinante,ni el concepto de la experiencia posible, pues Kant aclara que no es necesa-rio reflexionar sobre los objetos en este sentido, porque, en tanto que obje-tos de la experiencia, se encuentran ya determinados a priori por el Juiciotrascendental-determinante. Por lo tanto, el Juicio sólo debe reflexionar parala formación de conceptos empíricos.

Sin embargo, si esta facultad no pudiera formar juicios empíricos determi-nados a partir de la reflexión sobre los objetos singulares, de lo cual dependeun conocimiento progresivo y sistemático del terreno de la experiencia, en-tonces los principios puros del entendimiento tampoco podrían aplicarse enabsoluto. En este sentido, la posibilidad última del ámbito objetivo de la na-turaleza también depende de la legislación subjetiva que ha de aportar el Juicioreflexionante.

Según el sistema de la experiencia posible, los objetos deben estar some-tidos a priori, por ejemplo, a la ley de la causalidad. De este modo, el prin-cipio de la causalidad es un principio a través del cual un evento puede serconsiderado en general en tanto que una causa particular. Pero los eventosparticulares pueden acontecer en la naturaleza de múltiples maneras, «por loque pueden ser causas de formas infinitamente diversas» [KU, V 256]. El prin-cipio de la causalidad, si bien encuentra ya la fundamentación de su validezobjetiva en la deducción trascendental y la teoría del esquematismo, sólo pue-de aplicarse con sentido en la experiencia empírica en la medida en que puedapresuponerse orden y unidad en la multiplicidad de los fenómenos, es de-cir, una unidad sistemática en la que los fenómenos y eventos particulares seordenen en tanto que especificaciones de los conceptos universales del enten-dimiento [KU, V 252].36 Pues los fenómenos han de ser considerados, segúnKant, como especificaciones o «modificaciones de los conceptos universales

36EE, V 180 n.: «Ahora bien, estos conocimientos empíricos constituyen, según lo que tienen encomún de forma necesaria (a saber, aquellas leyes trascendentales de la naturaleza), una unidad analítica detoda la experiencia, pero no aquella unidad sintética de la experiencia en tanto que un sistema que también

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6.4. La crítica del Juicio como fundamentación última de la razón 225

trascendentales de la naturaleza» [KU, V 252; véase también EE, V 191]. Silas causas particulares aconteciesen en la naturaleza «de formas infinitamentediversas», es decir, si estas causas a su vez no estuvieran sujetas a leyes, enton-ces no podría hablarse en absoluto de causas de la naturaleza. La experienciasería entonces una serie caótica de fenómenos y relaciones inconexos, y lasleyes trascendentales del entendimiento no podrían especificarse en absolutoen un ámbito de objetividad.

Es este espacio, que permanece indeterminado por la facultad del enten-dimiento, pero que ha de ser fundado en sentido positivo debido a los pre-supuestos sistemáticos del concepto de experiencia,37 el que ocupará la tareacrítica que desempeña el Juicio, según el argumento de la deducción del con-cepto de la finalidad planteado en la introducción definitiva:

Puesto que, sin embargo, debe presuponerse y adoptarse necesariamente estaunidad [de la experiencia], dado que, de lo contrario, no tendría lugar ningu-na relación entre las leyes empíricas en un todo de la experiencia, de tal modoque, si bien las leyes universales de la naturaleza ofrecerían tal combinación enlas cosas según su especie como cosas de la naturaleza en general, no lo haríanen un sentido específico —en tanto que tales seres naturales particulares—, [en-tonces,] por lo tanto, el Juicio debe adoptar, como principio para su propiouso, que lo que es contingente para la intelección humana en las leyes parti-culares (empíricas) de la naturaleza contiene, no obstante, unidad legal en lacombinación de su multiplicidad en virtud de un experiencia en sí posible que,ciertamente, no podemos fundar pero sí pensar [. . . ]. Pues bien, este conceptotrascendental de una finalidad de la naturaleza no es, ni un concepto de la natu-raleza, ni un concepto de la libertad, porque no le atribuye nada a los objetos(de la naturaleza), sino que sólo presenta el único modo según el cual debemosproceder en la reflexión sobre los objetos de la naturaleza en virtud de una expe-

conecte bajo un principio las leyes empíricas en lo que tienen de diverso (y donde la multiplicidad de lasmismas puede llegar hasta el infinito)».

37EE, V 185s.: «Hemos visto en la Kritik der reinen Vernunft que la totalidad de la naturaleza, en tantoque conjunto de todos los objetos de la experiencia, constituye un sistema según leyes trascendentales, asaber, un sistema que el entendimiento mismo da a priori [. . . ]. Justamente por ello la experiencia debeconstituir [. . . ] un sistema de conocimientos empíricos posibles, de la misma forma que este sistema esposible en general considerado en un sentido objetivo. Pues esto es exigido por la unidad de la naturaleza[. . . ]./ Pero de esto no se sigue que la naturaleza, también en lo que respecta a las leyes empíricas, sea unsistema comprensible para la facultad humana de conocer, ni que sea posible para el ser humano poner enrelación sistemática y absoluta sus fenómenos en una experiencia, por lo tanto, esta misma naturaleza entanto que sistema. Pues la multiplicidad y disparidad de las leyes empíricas es tan grande que [. . . ] nuncanos sería posible unificar según el parentesco estas mismas leyes empíricas bajo un principio común, de serposible [. . . ] que la multiplicidad y disparidad de estas leyes [. . . ] se presente como infinitamente grande,no ofreciéndonos más que un agregado puramente caótico sin el más mínimo rastro de un sistema, auncuando debemos presuponer este sistema según leyes trascendentales» [cursiva del autor]. Según este texto, laprimera Crítica funda la validez objetiva de un sistema de la experiencia; pero esta misma idea de sistemaexige también, en tanto que presupuesto esencial, centrarse en el problema de su inteligibilidad por partedel ser humano. De este modo, la fundamentación última del ámbito objetivo de la experiencia exigeatender a las condiciones subjetivas que también han de legislar sobre nuestro modo sensible de conocer.

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226 La crítica del Juicio reflexionante en el sistema de la razón

riencia absolutamente conectada, es decir, un principio subjetivo (máxima) delJuicio [KU, V 256s., cursiva del autor].38

Este argumento se corresponde más bien con una exposición metafísicade la validez subjetiva del principio de la finalidad de la naturaleza.39 Por lotanto, con ello Kant establece meramente las bases sobre las que debe enten-derse el lugar específico de este principio en el sistema crítico, el cual ha deser fundado y desarrollado propiamente en el cuerpo de la obra.40

La naturaleza de este principio adquiere sentido justamente en la tensiónentre la contingencia objetiva y la necesidad subjetiva en el tratamiento de lanaturaleza en tanto que un sistema de leyes empíricas.41 Desde el punto devista objetivo que le corresponde al entendimiento, este sistema sólo puedeser considerado como contingente, en tanto que las leyes trascendentales nopueden legislar a priori sobre los objetos en lo que éstos tienen de singular ydiverso. Sin embargo, el mismo concepto de experiencia posible, tal como esfundado a partir de dichas leyes puras, presupone la necesidad de esta unidadde la naturaleza en su multiplicidad, pues, de lo contrario, no sería posibleuna especificación de las leyes trascendentales en los eventos y fenómenosparticulares de la experiencia, como tampoco, por consiguiente, la aplicabili-dad de estas leyes puras del entendimiento. Por lo tanto, esta exigencia de lacrítica, aunque debe ser presupuesta para la posibilitación de la parte doctrinaldel conocimiento teórico, no puede ser justificada desde el propio entendimiento.De este modo, la presuposición a priori de esta idea de sistema adquiere sen-

38Aunque tal argumento no es designado como “deducción” en la Erste Einleitung, este texto contieneen su sección IV la exposición de esta misma línea argumental que encontramos en la introducción defini-tiva. Tras constatar que el concepto de experiencia posible deja indeterminada la posibilidad de un sistemaempírico de la naturaleza, el cual sólo puede considerar como contingente, Kant extrae la conclusión deque esta idea sólo puede deberse a una «presuposición trascendental subjetivo-necesaria» y que «[e]sta pre-suposición es [. . . ] el principio trascendental del Juicio» [EE, V 186], el cual «no puede ser fundado apriori, ni por el entendimiento, ni por la razón», en tanto que se trata de una «presuposición del Juiciopara su propio uso», destinada a la sistematización de las leyes empíricas en un sistema de la naturaleza [V187]. No tiene fundamento, por lo tanto, el segundo argumento esgrimido por PETER para rechazar elinterés histórico de la Erste Einleitung para una comprensión de la fundamentación del Juicio en la Kritikder Urteilskraft [1992: 65].

39Nótese que Kant parte para su argumentación de la necesidad de que la investigación de la naturalezapresuponga máximas para la reflexión sobre los objetos, para fundar a continuación la validez de estasmáximas en el principio de la finalidad [EE, V 187; KU, V 255]. Tales máximas son la lex parsimoniae, lalex continui in natura, la ley de no multiplicar los principios sin necesidad y la ley de especificación de lanaturaleza.

40Cf. KALUZA, Björn (1971): Kants Kritik der Urteilskraft im Entwurf der beiden Einleitungen, tesisdoctoral, Basel: 101.

41KU, V 257: «Por lo tanto, puesto que la unidad legal es representada según una combinación de losobjetos (en este caso, de la naturaleza) en tanto que finalidad, pero ésta la conocemos a la vez como con-tingente en sí, aun cuando se corresponda con una intención necesaria (una necesidad) [einer notwendigenAbsicht (einem Bedürfnis)] del entendimiento, entonces el Juicio, que es reflexionante en lo que respectaa las cosas bajo leyes empíricas (aún por descubrir), debe pensar la naturaleza en relación con estas leyessegún un principio de finalidad para nuestra facultad de conocer». Véase también a este respecto EE, V 182.

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6.4. La crítica del Juicio como fundamentación última de la razón 227

tido justamente con independencia de cómo sea lo real; es más, su significadotrascendental radica en la misma necesidad subjetiva que se deriva de nuestrosintereses especulativos, una vez que se constata la limitación del conocimien-to objetivo. Por lo tanto, el principio de la finalidad consiste en una regla queesta facultad se da a sí misma para su propia actividad en la reflexión sobre elobjeto singular: «El principio propio del Juicio es por lo tanto: la naturalezaespecifica sus leyes universales en leyes empíricas en conformidad con la forma deun sistema lógico para nuestro Juicio» [EE, V 193]. Pues sin esta presuposiciónno podría pensarse con sentido la posibilidad de un conocimiento efectivodel terreno de la experiencia.42

Este concepto relativo a una totalidad de la naturaleza no supone, por lotanto, una profundización en la fundamentación objetiva de la experienciaque tiene su origen en la legislación pura del entendimiento, sino el replan-teamiento de esta problemática desde el reconocimiento de la validez mera-mente subjetiva del Juicio reflexionante. De este modo, la fundamentaciónde esta facultad y de sus principios como trascendentales es posible en tantoque esta facultad contiene las condiciones subjetivas que rigen en general sobrela reflexión en la investigación de la naturaleza. Sólo en dicho sentido cumpleesta parte de la crítica una función esencial en relación con la posibilitacióndel sistema doctrinal de la filosofía. En la Kritik der reinen Vernunft esta críti-ca se había centrado en aquellas condiciones a priori presupuestas en nuestromodo de conocer a partir de las cuales era posible una constitución objetiva delos objetos en general. En la Kritik der Urteilskraft, por otro lado, la críticase centrará en aquellas condiciones a priori presupuestas en nuestro modo dereflexionar sobre los objetos singulares, con la finalidad de orientar un en-juiciamiento de los mismos que, partiendo de su variabilidad y diferencia,43pueda referirlos a la idea subjetiva de un sistema lógico de conocimientos. Porlo tanto, si el principio del Juicio obtiene el rango de trascendental, como unprincipio específico de la crítica que, sin embargo, no constituye un ámbito

42EE, V 190: «Toda comparación de las representaciones empíricas para conocer leyes empíricas, y lasformas de las cosas naturales específicas —pero también concordantes en un sentido genérico con otras formasa partir de esta comparación—, presupone que la naturaleza ha observado también una cierta economíapara nuestro Juicio y una uniformidad comprensible para nosotros, y este presupuesto debe preceder atoda comparación, en tanto que principio del Juicio a priori». Según este principio, la naturaleza es con-siderada en un sentido intencional, en tanto que ésta se especifica a sí misma en virtud de las necesidades[Bedürfnis] especulativas del entendimiento [KU, V 257]. Esta concepción de la teleología de Kant reducela idea de un entendimiento divino, que crearía y conocería la naturaleza en conformidad con nuestrosintereses especulativos, a un principio subjetivo que tiene su origen en la necesidad de nuestra facultad desuponer orden y unidad en la naturaleza, según el presupuesto de la finitud del conocimiento [véase a esterespecto KU, V 252s.].

43EE V 191: «La forma lógica de un sistema consiste meramente en la división de conceptos univer-sales dados (aquellos que constituyen una naturaleza en general), en tanto que se piensa, según un ciertoprincipio, lo particular (aquí lo empírico), en su diferencia, en tanto que contenido bajo lo universal».

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228 La crítica del Juicio reflexionante en el sistema de la razón

propio de objetividad, esta caracterización ha de ser entendida en el marco crí-tico de la posibilitación última del sistema doctrinal, pues, siguiendo la mismadefinición del concepto de trascendental contenida en la sección dedicada ala fundamentación de la validez trascendental del principio de la finalidad,«[u]n principio trascendental es aquel a través del que se representa la condi-ción universal sólo bajo la cual las cosas pueden convertirse en objetos paranuestro conocimiento» [KU, V 254].

Como puede observarse, esta interpretación del significado sistemáticodel Juicio en el marco de la crítica se corresponde con la conclusión defendi-da en el parágrafo anterior. Allí se sostuvo que el Juicio cumplía una funciónsistemática en tanto que tematizaba en un sentido subjetivo el campo indeter-minado de lo suprasensible presupuesto ya entre las condiciones subjetivasque nos permiten hablar con sentido de un conocimiento del terreno de laexperiencia. El Juicio debía aportar una mediación entre el modo de pensarsobre lo suprasensible en el ámbito teórico y el modo como la razón prácticadefine este mismo concepto. Debe tenerse en cuenta que el Juicio consiguepensar la naturaleza en tanto que un sistema ordenado en virtud de nuestraspretensiones cognoscitivas en la medida en que considera la naturaleza segúnla finalidad, un concepto que encuentra su origen último en el ámbito prác-tico. De esta forma, la implicación del Juicio reflexionante en el proceso deconocimiento no sólo permite una fundamentación última de la racionalidaden el ámbito teórico, pues la fundamentación última del ámbito práctico depen-día también de la posibilidad de pensar la legalidad particular de la naturaleza,según su forma, en consonancia con la legalidad de la libertad.

Ahora bien, se defendió que el Juicio sólo podía aportar esta mediaciónen un sentido crítico en la medida en que constituía una facultad autónomaen el sistema de la razón, no sólo con respecto al entendimiento, sino tambiéncon respecto a la razón práctica. Pues bien, la diferencia específica con respec-to a este último ámbito radica una vez más en la validez subjetiva del Juicioreflexionante; de lo contrario, estaríamos ante un Juicio que puede legislar enun sentido objetivo según fines o, dicho de otra forma, ante una razón puraque puede conocer lo real a partir de ideas: «[El concepto de la finalidad] tam-bién se diferencia completamente de la finalidad práctica (del arte humano ode la moral), aunque ciertamente sea pensando según la analogía con ésta»[V 253]. La diferencia contenida en la analogía viene dada por el hecho deque el Juicio no legisla en absoluto sobre los objetos, como sí es el caso de larazón práctica [V 256]. Su identidad radica meramente en cómo entender lanormatividad que rige la actividad subjetiva de nuestras facultades, incluso deaquellas implicadas en el conocimiento teórico de la naturaleza.

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6.4. La crítica del Juicio como fundamentación última de la razón 229

Sin embargo, el argumento que hemos designado como “exposición me-tafísica” no supone todavía en un sentido estricto una deducción del principiosubjetivo de la finalidad en tanto que perteneciente al Juicio. El argumento de-muestra que, si hemos de suponer una unidad de la naturaleza a través deun principio, éste sólo puede reclamar validez subjetiva, en tanto que su ori-gen no puede radicar en el entendimiento. Pero el criticismo debe demostrarque este principio subjetivo y necesario se funda en la estructura que le esesencial al Juicio en tanto que una facultad de conocer radicada en el ánimo.Sólo a través de un análisis de la estructura subjetiva de las facultades de lanaturaleza humana puede demostrarse que el principio de la finalidad y de losuprasensible y, con ello, la mediación entre razón teórica y razón práctica,no se justifican meramente a partir de la necesidad [Bedürfnis] racional de su-poner este principio como posible, sino en tanto que se trata de un principionecesario que legisla efectivamente sobre nuestro modo sensible de conocer y, eneste sentido, es constitutivo de nuestra subjetividad.

La crítica, por lo tanto, necesita encontrar una vía para aislar en su especi-ficidad —separándolas y abstrayéndolas de las condiciones objetivas— las con-diciones universales y necesarias que rigen la mera estructura de la reflexión.Es éste el momento en el que la crítica del Juicio reflexionante debe conver-tirse en una crítica del gusto, en tanto que Juicio estético-reflexionante.44

44La reconstrucción histórico-evolutiva planteada en este trabajo pone de manifiesto que las indaga-ciones de Kant durante la década de 1770 y 1780 no prestan especial atención al concepto de lo sublime. Eltratamiento a este respecto en las Beobachtungen no es puesto aún en relación con el futuro problema de lademarcación entre lo sensible y lo intelectual que marca el desarrollo del criticismo desde 1770. Por otrolado, mientras que el concepto de la belleza y el problema del gusto son objeto de extensos desarrollosen el periodo de la Dissertatio, las referencias a lo sublime en este periodo son escasas y, en todo caso,sirven para establecer su diferencia con respecto a lo bello justamente por la exclusividad del último enlo concerniente a la posibilidad de pretender validez. Pues Kant pensaba que, mientras que lo bello podíapretender validez objetiva al basarse en las leyes formales y universales de la sensibilidad, lo sublime sebasaba meramente en el sentimiento privado y la agitación de las facultades [Anthropologie-Parow, AAXXV. 1 388–92]. Más adelante, definirá lo sublime como la capacidad de ser consciente de las fuerzas delánimo en la representación de un objeto [R 806, σ2? υ3-4? χ 3-4? (ρ3?) (ψ1?) ψ4??, AA XV. 1 358]. En elbosquejo de la R 1512, inmediatamente anterior al giro crítico que supone la R 988, éste apunta: «Sobrelo sublime. Relación con la moralidad» [R 1512, ψ1-2, XV 837]. Sin embargo, los materiales del Nachlass yde las Vorlesungsnachschriften no ofrecen una base sólida para profundizar en esta relación de lo sublimecon la moralidad. Tal relación se encuentra de hecho presente en las Beobachtungen, pero tendremos queesperar al momento mismo de redacción de la tercera Crítica para encontrar una incorporación de esteconcepto a los intereses sistemáticos de Kant. Lo sublime será incluido en las Reflexionen que podemosconsiderar como bosquejos para la redacción de su tercera Crítica [R 992, ψ3-4, AA XV. 1 436s.; R 993,ψ4, AA XV. 1 437–39]. Tales textos tampoco nos permiten posicionarnos con certeza sobre los motivosde esta incorporación de lo sublime al sistema crítico, pues la problematización de la validez del juicioestético es planteada todavía en estos textos con ocasión de los juicios de gusto.

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230 La crítica del Juicio reflexionante en el sistema de la razón

6.5 La crítica del gusto como crítica del Juicio en general

Esta concreción de la crítica del Juicio en una crítica de los juicios estéti-cos significa que la función sistemática que Kant le atribuye a la primera tarease cumple y desarrolla en el análisis y la fundamentación de las condicionespresupuestas en los juicios estéticos. A través de este análisis, y sólo a travésdel mismo, es posible acceder al principio subjetivo del Juicio reflexionanteen general,45 con cuya fundamentación se ofrece una conclusión del sistemacrítico. Será esta tesis principal la que guiará la última parte de nuestra lecturade las dos introducciones a esta obra y servirá de base para la interpretaciónde la crítica del gusto que se expondrá en el siguiente capítulo.

Ninguno de los dos textos presenta una fundamentación completa delprincipio subjetivo del Juicio. De hecho, Kant remite explícitamente a lasideas desarrolladas en el cuerpo de la obra como el lugar en el que tiene lugardicha fundamentación. Sin embargo, es preciso atender a estos textos comola base principal para entender la estructura argumentativa sobre la que sesustenta la deducción de los principios a priori del gusto.

En el parágrafo anterior se ha demostrado que, según Kant, la crítica delJuicio sólo puede lograr una vinculación entre el ámbito de la naturaleza yel ámbito de la libertad en un sentido meramente subjetivo. Esta mediaciónsubjetiva sólo puede cumplirse en tanto que se demuestre que tal vinculaciónse establece al nivel de las facultades —entendimiento y razón— a través delJuicio. De ahí que la función que desempeñe el criticismo a través de la críticadel Juicio deba consistir en una fundamentación de la relación sistemáticaentre estas facultades.

Al entendimiento, el Juicio y la razón, en tanto que facultades de conoceren general, les corresponden las facultades del ánimo de la facultad de conocer—en particular—, el sentimiento de placer y displacer, y la facultad de desearrespectivamente. Kant justifica que el sentimiento de placer constituye la fa-cultad del ánimo que se corresponde con el Juicio a partir de la constataciónde la dimensión meramente subjetiva implicada en ambos. Así, «si el Juiciotambién ha de determinar algo por sí mismo, esto no podría ser más queel sentimiento de placer; y viceversa, si el sentimiento de placer ha de tenertambién un principio a priori, éste sólo podrá encontrarse en el Juicio» [EE,V 185].

En relación con esta determinación del sentimiento, como facultad delánimo específica del Juicio, Kant diferencia, en primer lugar, entre el uso deltérmino “estético” en relación con este sentimiento de placer o displacer y

45Una tesis defendida por PETER 1992: passim, así como por WIELAND 2001: 185ss.

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6.5. La crítica del gusto como crítica del Juicio en general 231

el significado adquirido por este término en el marco de la Estética Trascen-dental. En el primer caso, no se refiere a la la forma de la sensibilidad en lamedida en que puede ser determinada por el entendimiento, sino a la rela-ción de la representación sensible con respecto al propio estado del sujeto. Elsentimiento estético no aporta nada al conocimiento del objeto, en tanto querefiere su representación al estado subjetivo del sujeto, y no a la facultad deconocer para su determinación por un concepto [V 199]. Por lo tanto, en unjuicio estético «no se da una determinación del objeto, sino del sujeto y de susentimiento» [V 200, véase también KU, V 263]. Y es que Kant sostiene queen la representación de un objeto intervienen tanto un componente objetivocomo un componente subjetivo. El aspecto subjetivo de esta representaciónque, sin embargo, no puede convertirse en un «componente del conocimien-to» es el placer o displacer [KU, V 263]. Ahora bien, la afirmación de que elsentimiento estético no aporta nada al conocimiento debe interpretarse en elsentido de que el sentimiento no constituye ningún componente objetivo enla determinación de la representación. Pues Kant aclara explícitamente queel sentimiento de placer, en tanto que componente subjetivo de la representa-ción, guarda una relación con el conocimiento.46

En el conocimiento de un objeto de los sentidos intervienen conjuntamente am-bas relaciones [es decir, la referencia al sujeto expresada en el sentimiento y ladeterminación objetiva del conocimiento] [V 263].

Pues existe siempre una gran diferencia entre las representaciones en tanto quepertenecen al conocimiento [. . . ]; o, igualmente, en tanto que son incluidas enla facultad de desear [. . . ]; o en lo que respecta a su relación meramente conel sujeto, dado que las representaciones en sí son un fundamento para man-tener su propia existencia en este sujeto y son tratadas por su relación con elsentimiento de placer, que no es, ni aporta en absoluto, un conocimiento de larepresentación, aun cuando es cierto que puede ser un presupuesto del conocimien-to en tanto que fundamento de determinación [EE, V 183, cursiva del autor]47.

Según la exposición de Kant, en el conocimiento de una representacióndel ánimo intervienen dos aspectos diferentes: por un lado, un fundamen-to de determinación objetivo de esta representación, por el cual puede serrelacionada en general con un objeto a través de la unidad sintética de la aper-cepción; por otro lado, un fundamento subjetivo de determinación de estarepresentación por su relación con el sujeto cognoscente, a partir del cual lapresencia de esta representación en el ánimo del sujeto es conservada y man-tenida, sin que ello suponga ninguna determinación objetiva adicional para

46Cf. HOGREBE, Wolfram (1984): «Erkenntnistheorie ohne Erkenntnis», en Zeitschrift für philoso-phische Forschung 38, 1984, 545–59.

47Cf. también KU, V 261.

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el conocimiento de la misma. Parece obvio que Kant sólo puede estar refi-riéndose al conocimiento en dos sentidos diferentes. En primer lugar, en unsentido restringido, se trataría de la determinación objetiva de la representa-ción según el fundamento a priori del entendimiento y, sobre este base, segúnun concepto particular. Por otro lado, en un sentido amplio, el conocimientode un objeto por parte del sujeto exige igualmente tener en cuenta un funda-mento de determinación subjetivo, que consistiría en una mera referencia ala subjetividad y en la relación entre el sujeto y la representación.

Ya hemos comprobado que, según Kant, si el Juicio puede legislar a prio-ri, esta determinación sólo puede tener consecuencias sobre el sentimientoy, viceversa, si este sentimiento debe reclamar algún principio como funda-mento, éste a su vez sólo puede deberse al Juicio. Será esta relación de mutuaimplicación entre el problema del Juicio y el problema del sentimiento esté-tico lo que marcará la compleja estructura de la tercera Crítica. A partir deesta relación sistemática Kant planteará la indagación de las condiciones delos juicios estéticos como la pieza clave de una crítica del Juicio en general.A este respecto, éste entiende, de un lado, que la crítica del principio trascen-dental del Juicio en general debe remitir a una crítica de los juicios estéticosy, del otro, que los juicios estéticos se basan a la vez en tales condicines delJuicio en general. De este modo, tal relación sistemática puede explicarse se-gún la siguiente formulación: el principio del Juicio reflexionante en generalserá considerado por Kant como la ratio essendi de los juicios estéticos y delsentimiento de placer expresado en ellos, mientras que, por otro lado, ésteencontrará en los juicios estéticos la ratio cognoscendi de este mismo princi-pio del Juicio reflexionante en general. La línea argumental que seguirá Kantdeberá ser entendida en este sentido.

Comprobemos cómo en las introducciones se encuentran indicacionessuficientes para apoyar esta interpretación. Nos centraremos principalmenteen la Erste Einleitung, que muestra con claridad los puntos principales de estehilo argumental, si bien se indicará el desarrollo paralelo de esta cuestión enla introducción definitiva.

Según Kant, si el Juicio reflexionante no legisla sobre un objeto determi-nado —pues la función de esta facultad adquiere sentido justamente en tantoque se carece aún de un concepto que determine la representación particu-lar—, sino más bien sobre una regla que rige la reflexión sobre un particular ysu relación en general con el entendimiento, entonces «se entiende fácilmen-te que en un juicio meramente reflexionante se trate [de] la imaginación y elentendimiento en la relación mutua en la que deben encontrarse en el Juicio

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6.5. La crítica del gusto como crítica del Juicio en general 233

en general [. . . ]» [EE, V 197s., cursiva del autor]48. El Juicio, en tanto quecapacidad de conocer, es también meramente subjetivo y basa su actividad enlos principios universales de la reflexión que deben legislar en un sentido nor-mativo sobre la conformidad entre la imaginación y el entendimiento para laformación de un conocimiento. Así, esta facultad radica propiamente en unaactividad específica del conocimiento que debe ser entendida esencialmentepor su carácter transitivo; se trata de la transitividad del proceso de enjuicia-miento por el que se reflexiona sobre los objetos en su singularidad, comopaso previo a una determinación de los mismos por parte del entendimiento.Por otro lado, en el Juicio en general deben intervenir tanto esta operatividadreflexionante como un fundamento objetivo de determinación que se derivadel entendimiento; es decir, un juicio empírico de conocimiento sólo es posi-ble a partir de la intervención conjunta de la actividad reflexionante y de la ac-tividad determinante del Juicio. Si bien la segunda actividad tiene su origen enla espontaneidad del entendimiento, la primera es justamente la que define laespecificidad de Juicio en tanto que facultad autónoma. Recordemos ademásque Kant ha afirmado que el conocimiento en general de una representaciónpresupone tanto un momento subjetivo como un momento objetivo. Por lotanto, la posibilidad de un juicio empírico no sólo se sustenta en un funda-mento objetivo-determinante —ya sea de origen empírico o trascendental—,sino también en un fundamento de tipo subjetivo-reflexionante que reside enel Juicio. Pues estas últimas condiciones legislan sobre la relación entre lasfacultades que debe ser presupuesta para que sea posible en general la forma-ción de un juicio determinado por parte del sujeto. Sin embargo, esto significaigualmente que un juicio empírico ya constituido, en tanto que supone, jus-tamente, la realización efectiva de la determinación que sigue a la reflexión,no contiene en su estructura ninguna marca que apunte a la actividad refle-xionante del Juicio, en tanto que la constitución y determinación del juicioempírico como tal significa justamente la finalización de este proceso refle-xivo y transitivo que lo ha posibilitado.49 En la Analítica de los conceptospuros del entendimiento, la crítica enlazaba con un análisis de los juicios deconocimiento en tanto que funciones de síntesis regidas ya por un conceptoen un sentido determinante. Pero este mismo análisis de los juicios ya consti-

48KU, V 264: «Si la mera aprehensión de la forma de un objeto de la intuición se relaciona con un pla-cer, sin que exista una relación del mismo con un concepto para un conocimiento determinado, entoncesla representación no es referida a través de ello al objeto, sino meramente al sujeto, y el placer no puedeser más que la conformidad del objeto con las facultades de conocer que están en juego en el Juicio refle-xionante y, en este sentido, expresan meramente una finalidad formal subjetiva del objeto [. . . ]. Éste seráun juicio estético sobre la finalidad del objeto, el cual no se basa en ningún concepto del que dispongamos,ni tampoco lo crea». Véase también V 265.

49Cf. WIELAND 2001: 143, 347; así cómo MARTÍNEZ MARZOA 1987: 60.

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tuidos, en la medida en que éstos presuponen ya la determinación objetiva delentendimiento, no puede ofrecer la vía para una crítica de la actividad refle-xionante del Juicio en su autonomía y especificidad. Kant necesita encontrarun acceso a la actividad y transitividad que define la mera reflexión, en suabstracción del resto de las facultades y, por lo tanto, con independencia de ladeterminación objetiva aportada por el concepto. De este modo, la crítica delJuicio sólo puede encontrar un objeto determinado para su investigación crí-tica en aquellos juicios sobre la representación singular que sean meramentereflexionantes, es decir, los juicios estéticos sobre lo bello y lo sublime. Pueséstos son los únicos juicios en los que, en la medida en que su legislación esmeramente subjetiva, al abstraer completamente de los conceptos del enten-dimiento y de la razón, se presenta en su especificidad y autonomía la meraestructura de la reflexión que es presupuesta en el proceso de conocimientoy permanece oculta en el Juicio en general.50 Pues en un «juicio estético dereflexión» la forma de una representación es puesta en relación con la «me-ra reflexión del entendimiento y de la imaginación entre sí para un fomentoconjunto de su ocupación», a partir de la cual la representación es percibidaen su conformidad a fin con respecto al Juicio [EE, V 198]. En este sentido, lafinalidad del Juicio es tratada en un sentido meramente subjetivo, en la medi-da en que en los juicios estéticos «ni se exige, ni tiene que producirse, ningúnconcepto determinado del objeto y el mismo juicio no es ningún juicio deconocimiento» [V 198].

Sobre la base de este aislamiento trascendental, la labor principal de lacrítica de los juicios de gusto sólo puede ser considerada como una concreciónde la crítica del Juicio en general en la medida en que se demuestre que existeuna relación de rango trascendental entre el sentimientomeramente subjetivoexpresado en tales juicios y la estructura de la reflexión entre las facultades deconocer implicadas en el Juicio en general.

50Según GADAMER [1960: 37, 44s.], en la Kritik der Urteilskraft Kant no sólo habría pretendido unademarcación tajante entre Juicio determinante y Juicio reflexionante, sino que habría restringido el ámbi-to del último al terreno de la experiencia estética, no apreciando así su importancia para el conocimientoy la moral. Gadamer parece suponer que la distinción entre Juicio determinante y Juicio reflexionante sedestina a fundar dos tipos diferentes de juicios [Urteil], y no dos actividades diversas del Juicio, las cualesse ven igualmente implicadas en la posibilitación de todo juicio efectivo. Wahrheit und Methode puede serconsiderada como la obra más influyente de las últimas décadas en la difusión del significado filosófico dela tercera Crítica de Kant. Lamentablemente, la Wirkungsgeschichte en la que Gadamer decide enmarcar laKritik der Urteilskraft sigue presentándonos esta obra desde la ya desgastada lectura neokantiana, segúnla cual el objetivo de Kant radicaría en fundamentar los juicios estéticos en tanto que un tercer tipo dejuicios sintéticos a priori, cuya validez sería en este caso meramente subjetiva. Sobre el significado de losconceptos “determinante” y “reflexionante” en tanto que dos actividades inherentes a la facultad de juzgar,véase MARTÍNEZ MARZOA 1987: 18s., quien defiende que la posibilidad de la actividad determinante delJuicio presupone la actividad reflexionante.

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6.5. La crítica del gusto como crítica del Juicio en general 235

Según Kant, un juicio de gusto no puede ser determinado a priori en unsentido objetivo. Es decir, en tanto que carece de toda referencia a un concep-to, no existe ningún criterio previo que pueda determinar a priori qué objetosserán considerados por el sujeto como bellos [KU, V 266]; pues ello supon-dría que los juicios estéticos no se diferencian en absoluto de los juicios de co-nocimiento y, más en particular, que debemos considerar la belleza como unapropiedad de los objetos. Este punto de vista con respecto al enjuiciamientodel gusto había sido alcanzado por Kant en la concepción desarrollada en elperiodo de la Dissertatio, lo cual marcaba desde el principio una separaciónde su planteamiento con respecto a la estética racionalista.51 Por tal motivo,en relación con el gusto no es posible ofrecer criterios universales y objetivosque rijan sobre el enjuiciamiento particular de los objetos en un sentido dis-cursivo. Obsérvese además que esta limitación es justamente la que marcabatambién la problemática de una fundamentación del enjuiciamiento empíri-co de los objetos desde la Dissertatio hasta la Kritik der Urteilskraft. Pues lacrítica rechazaba que fuera posible ofrecer reglas universales y suficientes quedeterminasen la corrección objetiva del enjuiciamiento in concreto. Con ello,se da una coincidencia entre la problemática de la fundamentación del Jui-cio reflexionante en general y la problemática de la fundamentación del casoejemplar de los juicios de gusto en particular.

Tanto en el caso general del enjuiciamiento como en el caso ejemplar deljuicio de gusto, el sujeto parece reclamar una pretensión de validez sin queésta pueda descansar, no obstante, en reglas discursivas de validez objetiva.Respecto al problema de la fundamentación del Juicio, tal como es expuestoen el Prólogo a la Kritik der Urteilskraft, Kant reconoce que este problema só-lo se da si presuponemos, erróneamente, que el Juicio pretende algún tipo devalidez objetiva. Según su caracterización desde el concepto de la heautono-mía, esta facultad se da a sí misma la ley para la reflexión sobre los objetos, porlo que su validez sólo puede ser entendida como subjetiva y reflexiva. Ahorabien, si el principio del Juicio sólo puede legislar sobre el sentimiento, y esteúltimo a su vez sólo puede basarse en el principio subjetivo de la reflexión,entonces la indagación crítica de Kant ha de centrarse en el juicio de gusto,en el que se expresa justamente esta interrelación entre Juicio y sentimiento.

En el hilo argumentativo delineado por la crítica, Kant reconoce que nopodemos determinar según principios la corrección objetiva del Juicio, co-mo tampoco podemos decidir a partir de argumentos qué representacionesprovocarán un placer. Ahora bien, ello no supone que no podamos inferir laposibilidad de un fundamento —no discursivo— del Juicio en general y del

51Véase en este trabajo el §§ 2.6 y 4.2.2.

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juicio de gusto en particular; pues, según Kant, si en el mero juicio de gusto —en tanto que experiencia estética— se da una pretensión de universalidad sin queésta se vea determinada por conceptos, entonces sólo podemos interpretar es-te sentimiento como la expresión o consecuencia en el ánimo de la actividadsubjetiva que subyace al Juicio reflexionante en general, a saber: la vivifica-ción del juego entre imaginación y entendimiento a través de un principio apriori [V 209]. En este sentido, el principio subjetivo del Juicio reflexionante«es básicamente uno y el mismo con el sentimiento de placer» [V 208], en lamedida en que este último sólo puede ser interpretado como el efecto de unfundamento del Juicio sobre la sensibilidad del sujeto.

Es esta estructura argumentativa la que podremos encontrar en seccionesclave de la Kritik der Urteilskraft, tales como los §§ 9, 10 y 12 o la Deducciónde los juicios de gusto. Con ello, Kant dispone de una base para la dilucida-ción y fundamentación de la pretensión de validez expresada en los juicios degusto. Sin embargo, esta estructura no es solamente la que permite dilucidarla relación de los juicios estéticos con su ratio essendi, sino que ofrece tam-bién la base por la que esta dilucidación crítica del gusto puede ser considera-da por el filósofo trascendental como ratio cognoscendi del principio subjetivodel Juicio reflexionante en general. Profundicemos por lo tanto en la línea deargumentación planteada en la Erste Einleitung.

Kant plantea en primer lugar la necesidad de distinguir entre los juiciosestéticos de reflexión y los «juicios estéticos de los sentidos» [V 201s.].52 Pues,en tanto que el juicio estético de reflexión se debe a una determinación subje-tiva sobre la sensibilidad, éste parece basarse, al igual que los juicios estéticosde los sentidos, en una mera sensación o percepción privada del estado deánimo del sujeto. Siguiendo esa línea de argumentación, Kant define un jui-cio estético en general como aquel en el que el fundamento de determinaciónse encuentra en la percepción. Sin embargo, a partir de esta formulación nopuede entenderse cómo un juicio estético pueda pretender validez intersubje-tiva, como es el caso de los juicios estéticos de reflexión. Por ello, Kant aclaraque lo que es percibido y sentido por el sujeto en este tipo de juicios no espropiamente una sensación singular; sino, más bien, la conformidad entre lasfacultades de conocer en el ánimo con ocasión de una representación, tal co-mo esta conformidad ha de ser presupuesta para un conocimiento en general.Y es que un sentimiento puede tener su origen en un principio a priori, pormás que tal sentimiento se exprese en la sensibilidad del sujeto. De este modo,un juicio estético, si bien sensible, no tiene por qué encontrar su fundamento

52Estos juicios coinciden con los juicios de percepción que eran tratados en los Prolegomena; Kant losilustra aquí a partir de ejemplos como «el vino es agradable» [EE, V 201].

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6.5. La crítica del gusto como crítica del Juicio en general 237

en un contenido sensible del ánimo, pues el sentimiento subjetivo tambiénpuede ser interpretado como la percepción subjetiva de las condiciones tras-cendentales de la reflexión. Por lo tanto, el sentimiento de placer debe serconsiderado como la consecuencia o el efecto en el ánimo de esta conformidadentre las facultades, la cual tiene rango trascendental, como condición de po-sibilidad subjetiva para el conocimiento en general. Es así como los juiciosestéticos, en tanto que se basan en principios a priori, pueden ser incluidos enel sistema crítico.

Pues, si la reflexión sobre una representación dada precede al sentimiento deplacer (como fundamento de determinación del juicio), entonces la finalidadsubjetiva es pensada en lugar de ser sentida en su efecto y, en este sentido, por lotanto, el juicio estético pertenece, a saber, según sus principios, a las facultadessuperiores de conocer, es decir, al Juicio, a cuyas condiciones subjetivas y, noobstante, también universales, es subsumido [V 202].

La misma referencia a la conciencia del fundamento del placer apareceigualmente en la introducción definitiva [KU, V 266]. A mi juicio, Kant nopuede estar sosteniendo que en el juicio de gusto la reflexión o la finalidadimplicada en el juego entre las facultades sea pensada, y posteriormente senti-da. Esta interpretación no podría conciliarse con su declaración según la cualel placer y el displacer «no desean ser dilucidados, dado que son sentidos» [V209]. En su aspecto fenomenológico, es decir, en la experiencia estética mis-ma del sujeto implicada en el enjuiciamiento, la conciencia o el pensamientosobre la reflexión no pueden preceder al sentimiento a la manera de un funda-mento de determinación, pues ello significaría que el juicio de gusto fuera enúltima instancia de naturaleza discursiva. Pero durante toda la obra Kant in-siste recurrentemente en la idea de que no podemos deducir el enjuiciamientosobre una representación a partir de un fundamento. Lo que sí es posible, noobstante, es emprender una comprensión de este fundamento a través del aná-lisis filósofico de este sentimiento, pues, en el caso de que el sentimiento se déen el ánimo, el placer sólo puede ser pensado —por el filósofo trascendental—como basado en las condiciones de la reflexión.53 Por lo tanto, la cita anteriorha de ser leída como la conclusión de un argumento trascendental relativo ala fundamentación del Juicio en general: En tanto que el juicio estético presen-ta una pretensión de validez subjetiva, sin basarse ni en un concepto, ni en las

53Véase al respecto SCHAPER, Eva (1979): Studies in Kant’s Aesthetics, Edimburg: 121ss. Según la auto-ra, la inconsistencia que se le atribuye frecuentemente a la Kritik der Urteilskraft se deriva de la confusiónentre dos niveles diferentes contenidos en la argumentación de Kant y no siempre claramente delimitadosen su exposición. Por un lado, se trata de la descripción del aspecto meramente fenomenológico y subjetivoque presenta el juicio de gusto, es decir, el nivel relativo a cómo se siente el sujeto en la experiencia estéticafrente a la representación; por otro lado, se trata del nivel conceptual planteado por el filósofo para expli-car esta fenomenología, quien puede dilucidar desde la crítica las condiciones trascendentales que rigen laposibilidad del sentimiento estético en el sistema de la razón.

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condiciones determinantes del Juicio, y esta pretensión no puede radicar en lasensación presupuesta en el mismo, debido a la universalidad que acompaña alsentimiento, este juicio sólo es posible en la medida en que este sentimiento esrealmente una consecuencia subjetiva de un fundamento trascendental y subje-tivo de la reflexión, que precede a todo enjuiciamiento en lo que respecta a suaspecto meramente reflexionante. Ello demuestra que en el Juicio reflexionanteen general se encuentra presente un principio subjetivo y a priori que precede alenjuiciamiento de los objetos singulares, a saber, el principio de la finalidad, quepuede ser pensado y explicitado por el filósofo trascendental como un principioque es presupuesto en el conocimiento de la naturaleza con anterioridad al en-juiciamiento particular de los objetos singulares. El desarrollo aclaratorio queKant lleva a cabo con respecto a la cita anterior pone de manifiesto que, eneste caso, la atención sobre el juicio estético se explica en la medida en queéste ofrece la ratio cognoscendi del principio del Juicio en general.

Debido a que la condición subjetiva de un juicio no puede admitir ningún con-cepto determinado sobre los fundamentos de determinación del mismo, esteconcepto sólo se puede dar en el sentimiento de placer [V 202, cursiva del autor].

[Un juicio estético] pretende también que su fundamento de determinacióndebe radicar, no sólo en el sentimiento de placer y displacer, sino a la vez en unaregla de las facultades superiores de conocer, en este caso en el Juicio, que portanto es legislador a priori en relación con la reflexión y demuestra autonomía;esta autonomía no es [. . . ] objetivamente válida [. . . ], sino meramente subje-tiva para el juicio a partir del sentimiento, que, si puede presentar una pretensiónde validez universal, demuestra su causa [en tanto que] fundada en principios apriori. [V 203, cursiva del autor].

Según Kant, el análisis crítico del juicio estético permite demostrar la cau-sa de su validez como un principio trascendental de una facultad superiory autónoma, a saber, el Juicio reflexionante. Como se ha indicado, la for-mulación de la problemática de una fundamentación del Juicio reflexionantecoincide con la formulación particular de esta problemática en relación conel caso ejemplar de los juicios estéticos. Recordemos que en el Prólogo a laobra Kant ofrecía una indicación importante con respecto a la perspectivaque había de adoptar una fundamentación del Juicio. Según éste, una funda-mentación del principio a priori de esta facultad no es posible si este principiopretende validez objetiva, pues ello conduciría el argumento de la fundamen-tación a un progreso ad infinitum. Por lo tanto, tal fundamentación sólo esposible en la medida en que se parte del reconocimiento de que esta facultadno legisla más que sobre la propia subjetividad del agente que reflexiona sobrelos objetos para su determinación. El principio de la finalidad, por lo tanto,en la medida en que constituye una mera condición subjetiva de los juicios,

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6.5. La crítica del gusto como crítica del Juicio en general 239

no puede ser dilucidado a partir de un concepto, pues este concepto sólo po-dría explicar una relación de la finalidad con los objetos, lo cual supondríaadmitir la posibilidad de un conocimiento racional de lo real. En tanto quela finalidad sólo legisla sobre el sujeto y sus capacidades, esta legislación sólopuede ser mostrada por la filosofía trascendental a partir de un análisis de lamera subjetividad. Es en el análisis del juicio estético, en tanto que meramen-te reflexionante y subjetivo, donde es posible plantear tal análisis de la merasubjetividad. En tanto que el sentimiento de placer sólo puede ser interpre-tado por el filósofo trascendental como la consecuencia en la subjetividad deuna relación final entre las facultades, la pregunta por la causa de este efectosubjetivo conduce a una demostración —y al conocimiento consciente— delfundamento mismo que lo provoca: el principio de la finalidad. Con ello, sedemuestra que este principio específico del Juicio legisla a priori y de formaautónoma —con anterioridad al sentimiento de placer y, por lo tanto, conanterioridad a todo enjuiciamiento particular del objeto singular en la merareflexión— sobre el acto transitivo de la reflexión. De este modo, a través delanálisis de esta función trascendental expresada en el juicio estético es posi-ble reconocer que el Juicio en general dispone de un principio a priori, porlo cual la filosofía trascendental debe incluir esta facultad en el sistema de larazón.

Por lo tanto, sólo en el gusto se pone de manifiesto [offenbart] —a saber, enrelación con los objetos de la naturaleza— el Juicio como una facultad quetiene un principio propio y, con ello, pretende de forma fundada un lugar enla crítica general de las facultades superiores de conocer [V 224].54

A partir de lo anterior podemos concluir que la propia dilucidación críticade la ratio essendi de los juicios estéticos ofrece a la crítica la ratio cognoscendidel principio de la finalidad del que se servirá el Juicio teleológico.55 A mi juicio,sólo a partir de esta estructura presupuesta en la tercera Crítica puede cumplir el

54KU, V 268s.: «En una crítica del Juicio, la parte que contiene el Juicio estético es la más importante,porque sólo [esta facultad] contiene el principio que el Juicio pone a la base de su reflexión sobre la naturalezade manera completamente a priori, a saber: que debe haber una finalidad formal de la naturaleza según susleyes particulares (empíricas) en virtud de nuestra facultad de conocer, sin la cual el entendimiento noencontraría nada en la naturaleza, pues de lo contrario no se podría ofrecer a priori ningún fundamento»[cursiva del autor].

55BARTUSCHAT [1972: 229s.] sostiene, por el contrario, que la línea de argumentación propuestaen la Erste Einleitung es autocontradictoria, en la medida en que Kant afirma, por un lado, que el Juicioestético adquiere primacía en la obra en tanto que sólo éste posee a priori el principio de la finalidad,mientras que, por otro lado, sostiene que «los juicios estéticos a priori no son posibles por sí mismos» [EE,V 210], sino en tanto que remiten al principio de la finalidad que hemos de suponer para un conocimientode la naturaleza. En efecto, un juicio estético, por sí solo, en tanto que un mero juicio de los sentidos, nopuede pretender validez. El argumento de Kant se construye sobre esta constatación, pues, dado que unmero juicio estético no puede pretender validez, su fundamento debe radicar en un principio a priori de lasfacultades superiores, en este caso el Juicio. Pero ello no significa que la fundamentación del Juicio estéticoremita a la fundamentación del principio de la finalidad, y que la fundamentación de este principio, a su

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240 La crítica del Juicio reflexionante en el sistema de la razón

análisis del juicio estético de gusto una función en el sistema crítico y, con ello, enla fundamentación última del sistema doctrinal de la filosofía. La crítica del Jui-cio encuentra en los juicios estéticos, en tanto que meramente reflexionantes,la posibilidad de acceder a la estructura y las condiciones que rigen la merareflexión implicada en la subjetividad. El principio subjetivo de la finalidad espuesto de manifiesto a través de esta crítica en tanto que un principio a prio-ri que legisla sobre la actividad reflexionante que posibilita el conocimientoen general. Con ello, como comprobaremos en el siguiente capítulo, la crí-tica consigue pensar en un sentido subjetivo el campo indeterminado de losuprasensible, que es presupuesto, pero no determinado, por el concepto delentendimiento, en conformidad con las pretensiones normativas de la razónpráctica y la exigencia crítica de pensar la posibilidad de una realización delbien en la naturaleza.

En este trabajo no nos centraremos en la segunda parte de la obra, sibien es cierto que en ella se encuentran aspectos importantes respecto al sig-nificado sistemático de la Kritik der Urteilskraft. En particular, nos interesadilucidar en qué sentido la crítica de los juicios de gusto ofrece una fundamen-tación del Juicio reflexionante en general. En tanto que el Juicio teleológicoes el Juicio reflexionante en general [KU, V 269s.], la crítica del juicio estéticode gusto tiene una primacía sistemática al nivel del conocimiento crítico, puesella ofrece «un principio propio en el Juicio, en la medida en que es reflexio-nante, bajo el cual se encuentra el juicio teleológico y a partir del cuál [ésteúltimo] debe determinar su validez y limitación» [EE, V 220]. Según Kant,sólo la crítica del juicio de gusto permite una elucidación del fundamento dedeterminación del Juicio en general [V 223]. De ahí que concluya que sólola crítica del gusto puede asegurar un acceso al principio de la finalidad enrelación con los objetos de la naturaleza, del cual se servirá el Juicio teleológico[V 224]. Esto es igualmente constatado por la introducción definitiva, dondese afirma que, frente al Juicio teleológico, la parte correspondiente a la críticade los juicios estéticos es la más esencial de la obra, en la medida en que sóloella ofrece el principio que el Juicio debe presuponer para su reflexión sobrela naturaleza [KU, V 268].

Esto no significa que la atención sobre la teleología en la segunda partede la obra no permita una mejor comprensión de la teoría de la racionalidadde Kant desde la Kritik der Urteilskraft. De hecho, es aquí donde se desarrollauna concepción de la legalidad formal de la naturaleza según la posibilidad delos fines de la libertad. Igualmente, Kant desarrollará su teoría de los postula-

vez, remita a una fundamentación del Juicio estético. La fundamentación del Juicio estético y del principiodel Juicio reflexionante, sobre el que se sustenta la teleología, se cumplen simultáneamente en una mismatarea: la crítica y el análisis sistemático de los juicios estéticos.

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6.5. La crítica del gusto como crítica del Juicio en general 241

dos de la razón sobre la base de esta concepción teleológica de la naturaleza.56Pero, en la medida que tales desarrollos se basan en la estructura y los prin-cipios del Juicio reflexionante, la fundamentación de esta facultad se encuen-tra en la crítica de los juicios estéticos. Por lo tanto, no interesa tanto aquíreconstruir este desarrollo de la teleología, sino más bien atender a la líneaargumental contenida en la primera parte de la obra, en la que Kant fundarálas condiciones subjetivas del Juicio reflexionante sobre la base de un análisisde los juicios estéticos.

En este trabajo tampoco nos centraremos en la función sistemática dela crítica de los juicios estéticos sobre lo sublime. Ciertamente, Kant sostie-ne con claridad que la crítica de este tipo de juicios posibilita un análisis denuestra facultad de juzgar en general [V 355] y, en este contexto, una pro-fundización en la comprensión de la naturaleza humana según el concepto delo suprasensible. Pero, según la exposición de las dos introducciones, la fun-ción crítica que Kant le atribuye a la crítica del Juicio estético-reflexionantees desarrollada principalmente a través de la crítica de los juicios de gusto.De hecho, la referencia a los juicios estéticos sobre lo sublime en estos tex-tos aparece con toda brevedad, una vez que Kant ha ilustrado el significadosistemático del Juicio reflexionante solamente a partir de su exposición sobrela crítica del juicio de gusto [EE, V 230; KU, V 266s.]. En la introducción ala Analítica de lo sublime vuelve a insistir en que sólo la belleza nos permiteuna ampliación de nuestra reflexión sobre la naturaleza, a partir de lo cual sefunda el concepto de una técnica de la naturaleza para el Juicio reflexionanteen general [KU, V 330s.], que servirá de base al desarrollo de la teleología.De ahí que Kant reconozca la primacía de la crítica del gusto frente a la crí-tica del juicio sobre lo sublime en lo que respecta a la fundamentación delJuicio reflexionante. En efecto, sólo los juicios de gusto presuponen en su ac-tividad un momento objetivo que sirve de ocasión para la reflexión, en tanto

56En este sentido, el concepto del fin de la naturaleza y de ser orgánico, tratado en la crítica de losjuicios teleológicos, es considerado por Kant como un complemento necesario de la fundamentación dela finalidad, pues este concepto «nos conduce necesariamente a la idea de la totalidad de la naturalezacomo un sistema según las reglas de los fines» [KU, V 491]. Sin embargo, éste también ha sostenido enla primera parte de la obra que «la belleza autónoma de la naturaleza nos descubre una técnica de lanaturaleza y la hace representable en tanto que un sistema según leyes, [. . . ] es decir, el sistema de unafinalidad respecto al uso del entendimiento en lo que respecta a los fenómenos, de tal modo que ésta nopertenece meramente a la naturaleza en su ciego mecanicismo, sino también, según la analogía, al arte» [V330s.]. Con todo, un estudio del significado sistemático de la tercera Crítica debe ser complementado conun análisis de la segunda parte de la obra, en tanto que desarrollo de las bases justificadas por Kant a travésde la crítica de los juicios de gusto. Lamentablemente, la extensión del presente trabajo no permite untratamiento de estas cuestiones. Sobre la importancia de la crítica del Juicio teleológico en el sistema de lafilosofía kantiana, véase GÓMEZ CAFFARENA (1992): «La Crítica del Juicio a sólo dos años de la Críticade la razón práctica», en ARAMAYO y VILAR 1992, 7–27; así como RIVERA DE ROSALES, Jacinto (1999):«Teleología y filosofía de la naturaleza en la “Crítica del Juicio” de Kant», en Laguna 6, 1999, 53–69.

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242 La crítica del Juicio reflexionante en el sistema de la razón

que tales juicios se basan en la reflexión sobre una representación que es dadaa la sensibilidad. Esta representación que sirve de ocasión al juicio de gustoes la que constituye el verdadero problema a resolver en la deducción de es-te tipo de juicios, un problema que no necesita ser abordado en la Analíticade lo sublime: «En relación con lo bello de la naturaleza debemos buscar unfundamento fuera de nosotros, mientras que en relación con lo sublime debebuscarse el fundamento en el modo de pensar» [KU, V 331]. Este fundamentono constituye el origen de la validez del gusto, pero sí el momento ocasionala partir del cual se ponen en funcionamiento las facultades de conocer. Entanto que el momento ocasional para el juicio sobre lo sublime no radica enalgo ajeno al sujeto, sino en la actividad de las facultades, Kant no necesitaplantear el problema sobre cómo sea posible que un juicio que reflexiona me-ramente sobre una representación pueda pretender validez: «De ahí que nues-tra exposición de los juicios sobre lo sublime de la naturaleza sea a la vez sudeducción» [V 372].57 Debido a esta diferencia, el planteamiento crítico delproblema estético, encaminado a ofrecer una comprensión de cómo el Juiciopueda pretender validez sin basarse, no obstante, en conocimientos a priori,tiene lugar principalmente con ocasión del análisis y la fundamentación delos juicios estéticos de gusto.

57Véase al respecto WIELAND 2001: 268s. n. 91.

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7.4. El Juicio estético-reflexionante en el sistema de la razón 287

terreno de la experiencia, pues a este respecto debemos recordar que Kantsostenía en la Kritik der praktischen Vernunft que la ley moral «determinanuestra voluntad para que considere la forma del mundo sensible como untodo de seres racionales» [KpV, IV 157, cursiva del autor].38

7.4.3 La función sistemática del Juicio reflexionante como mediaciónentre el uso teórico y el uso práctico de la razón

La idea trascendente de una totalidad de sujetos racionales que desde suautonomía podrían concordar o disentir con respecto a mi enjuiciamientoparticular sólo puede ser fundada en un sentido objetivo por el concepto dela libertad. Se trata del modo de pensar que define el reconocimiento de laautonomía de los otros sujetos como condición del reconocimiento de mipropia autonomía. De hecho, pudimos comprobar que en el desarrollo his-tórico del concepto de sensus communis influyen de forma determinante lasreflexiones de Kant sobre la moral, por lo cual llega a diferenciar nítidamentesu posición con respecto a la definición del sensus communis desde el con-cepto de simpatía, que no daría cuenta del origen racional de esta exigenciadel enjuiciamiento, en tanto que basada en una descripción sensible de estacapacidad de conocer.39

Pues bien, si apreciamos el significado sistemático de la Dialéctica del gus-to, en tanto que fundamentación del Juicio reflexionante en general, hemosde admitir que este modo de pensar de origen práctico debe ser presupuestotambién como un principio subjetivo del proceso de conocimiento. Así, en tan-to que la reflexión sobre la experiencia en su indeterminación encuentra unanorma ideal en la exigencia de pretender la posible adhesión de la humanidad,como totalidad inteligible de sujetos racionales, el Juicio está posibilitando el«tránsito desde el modo de pensar según principios del uno [del concepto delo suprasensible presupuesto por el entendimiento] al modo de pensar segúnlos principios del otro [concepto de lo suprasensible que el concepto de lalibertad determina en un sentido práctico]» [KU, V 248].

En el § 59, con el que se cierra la Crítica de los juicios estéticos de gus-to, Kant profundizará en el significado de la relación mediadora entre razónteórica y razón práctica. De este modo, se expondrá la función del gusto conrespecto al problema de la unidad sistemática entre ambas dimensiones de larazón, en la medida en que la fundamentación del gusto a través de la críticaproporciona una mediación entre dichos ámbitos y, con ello, la conclusióndel sistema crítico.

38A este respecto, véase en este trabajo § 4.7.1.39Véase en este trabajo § 5.6.

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288 La crítica del gusto como fundamentación última del sistema crítico

La argumentación de Kant desarrolla la concepción del simbolismo ex-puesta por primera vez en la teoría de las ideas estéticas. El § 59 partirá de laconstatación de que el modo de representación simbólico «es sólo un mododel intuitivo» [V 459], en la medida en que también designa un tipo de pre-sentación sensible de la intuición para un tratamiento subjetivo de la misma.En el caso de la intuición que sirve de base a la determinación objetiva de larepresentación, la sensibilidad debe subsumirla a un concepto determinadodel entendimiento por mediación de un esquema. Ésta era la tarea desempe-ñada por la imaginación en su función trascendental, la cual era fundada enla Deducción Trascendental de los conceptos puros del entendimiento y en lateoría del esquematismo por su función determinante en el proceso de enjui-ciamiento.40 Ahora bien, según Kant, ésta constituye una de las dos «tareas»del Juicio, a saber, su actividad determinante, a través de la cual puede fundar-se la objetividad en general de una representación sensible de la subjetividad.Sin embargo, el Juicio, en tanto que reflexionante, presenta otra actividadcomplementaria en el tratamiento de la representación, cuya tarea no tienevalor objetivo, al no basarse en un concepto determinado del entendimiento.En la Deducción se afirmaba ya que en el juicio de gusto, en tanto que me-ramente reflexionante, la «imaginación esquematiza sin concepto» [V 381].41En la teoría de las ideas estéticas se sostenía a su vez que la libertad de la ima-ginación con respecto al entendimiento no supone una independencia de estaactividad con respecto al proceso de enjuiciamiento. En el § 59 Kant profun-dizará en cómo debemos entender esta actividad de la imaginación produc-tiva. En dicho caso, aunque la imaginación no subsume una representacióna un concepto, sí subsume su propia actividad subjetiva a un concepto de larazón, el cual no supone, por lo tanto, una determinación del objeto. Pueseste concepto, propiamente, no puede ser adecuado en relación con ningúncontenido sensible de la imaginación, que sólo puede presentar representa-ciones sensibles. Sin embargo, esta facultad sí puede relacionar un atributo deeste concepto racional con el procedimiento por el cual reflexionamos sobre larepresentación sensible:

[Una sensibilización puede ser [. . . ] simbólica] cuando a un concepto, que só-lo puede ser pensado por la razón y al que no puede serle adecuada ningunaintuición sensible, se le atribuye una intuición con la que concuerda el proce-dimiento del Juicio en lo que respecta a aquello que observa en el esquematizar

40Véase en este trabajo §§ 4.3 y 4.441Sobre esta definición, véase LA ROCCA, Claudio (1997): «Schematizzare senza concetto. Immagi-

nazione ed esperienza estetica in Kant», en Rivista di Estetica 37, 1997, 3–20. El autor limita esta tarea dela imaginación en el proceso de enjuiciamiento al terreno del enjuiciamiento de gusto y de la experienciaestética que lo acompaña, al partir de la tesis de que la teoría del gusto no supone una aportación a lascondiciones subjetivas del Juicio en general.

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7.4. El Juicio estético-reflexionante en el sistema de la razón 289

[pero] de forma meramente analógica, es decir, sólo en lo que respecta a la reglade este procedimiento, no a la intuición misma y, por lo tanto, meramente a laforma de la reflexión y no al contenido [V 459, cursiva del autor].

Por mediación de una representación sensible que se presenta como atri-buto o símbolo de un concepto de la razón, la imaginación esquematiza sinun concepto determinado. Kant define esta esquematización como analógi-ca con respecto a la esquematización de los conceptos del entendimiento en lamedida en que, a través de esta mediación simbólica, lo que se subsume a larazón no es propiamente una representación, sino más bien el procedimien-to subjetivo del Juicio por el que reflexionamos sobre dicha representación.Por lo tanto, la relación mediata o simbólica de la razón con respecto al pro-cedimiento del enjuiciamiento sólo es subjetiva y alude al modo de repre-sentación por el cual reflexionamos sobre los contenidos dados a la recepti-vidad sensible. Sólo en este sentido mediato e incompleto es relacionada larepresentación sensible con algo que por principio no puede ser alcanzadocompletamente. En particular, la actividad del Juicio no puede suponer unadeterminación de la representación por el concepto racional, sino tan sóloque nuestra reflexión sobre la misma se produzca en sentido regulativo segúnel significado aportado por tal concepto racional. Así, la segunda «tarea» pre-supuesta en general en el enjuiciamiento consiste en relacionar la mera reglade la reflexión sobre aquella representación con un concepto racional com-pletamente distinto según su origen, frente al cual la representación es sóloun símbolo o atributo sensible [V 460].

Hasta aquí, Kant ha definido el significado de la actividad simbólica dela imaginación. A continuación, expondrá la tesis que intitula el § 59: «Puesbien, afirmo que lo bello es el símbolo del bien moral» [V 461].42 Según laexposición anterior, si lo bello es un símbolo para la imaginación, entoncesno guarda interés en el proceso de enjuiciamiento por suponer una deter-

42Kant ya defendía desde principios de la década de 1770 que lo bello presentaba autonomía frente a loagradable, así como universalidad sensible, motivo por el cual debíamos considerarlo como un análogo dela moralidad en la sensibilidad. Esto explicaba que le atribuyera un significado pragmático y pedagógico.Esta relación de tipo pragmático era detectada como una constante de su desarrollo intelectual hasta laKritik der praktischen Vernunft. Véase en este trabajo §§ 3.3, 4.7.1 y 5.6]. No obstante, en la tercera CríticaKant ya no se sirve de esta relación analógica entre la belleza y la moralidad por motivos pragmáticos,con el objeto de ilustrar los medios por los cuales puede facilitarse el aprendizaje y el desarrollo de lavirtud; pues la argumentación planteada en esta obra atenderá al significado filosófico y sistemático de estarelación, en la medida en que a través de un análisis crítico se pretende demostrar la posible conciliaciónentre la naturaleza sensible de la humanidad y la normatividad de la razón práctica. Sobre la concepción delo bello como símbolo del bien moral, véase también GUYER, Paul (1998): «The Symbols of Freedom inKant’s Aesthetics», en PARRET 1998, 338–55; KEMAL, Salim (1998): «The Practical Postulates of Freedomand Beauty as Symbol of Morality», en PARRET 1998, 356–73; ROVIELLO, Anne-Marie (1998): «Du Beaucomme Symbole du Bien», en PARRET 1998, 374–85; RECKI, Birgit (1998): «Das Schöne als Symbol derFreiheit», en PARRET 1998, 386–402; NUZZO 2005: 318–26.

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290 La crítica del gusto como fundamentación última del sistema crítico

minación conceptual, sino en tanto que es considerado como un atributo osímbolo que apunta parcialmente a un concepto de la razón, mediante lo cualla reflexión se ve vivificada según la orientación aportada por tal concepto. Yes que, hasta este momento, la crítica ha defendido que lo bello no se refierepropiamente a la representación, sino al proceso mismo de enjuiciamientoejercido por el sujeto sobre esta representación. Si lo bello es un símbolo delbien moral, ello quiero decir que éste no se adecua según su origen con el con-cepto suprasensible o inteligible, sino tan sólo que la reflexión que acompañaa su contemplación se ve vificada y fomentada por este concepto, el cual nopuede ser nunca alcanzado. De hecho, lo bello no adquiere significado en elsistema de la razón por poner de manifiesto una determinación sensible de losuprasensible, sino porque el sentimiento relacionado con su enjuiciamientosensible apunta idealmente a esta norma ideal de origen racional, con la quepor principio no puede encontrar adecuación. Así, es la relación simbólica ysubjetiva con el concepto de lo suprasensible de la moralidad la que define enun sentido estricto la pretensión de validez del gusto:

Pues bien, afirmo que lo bello es el símbolo del bien moral; y sólo a este res-pecto place lo bello con una pretensión de adhesión de cualquier otro (algo quees natural para cualquiera y que es presupuesto en cualquiera como un deber),porque el ánimo es consciente de un cierto ennoblecimiento y aumento sobrela mera receptividad de un placer mediante impresiones sensibles y valora tam-bién a los otros según una máxima de su Juicio. Se trata de lo inteligible, haciael que apunta [hinaussieht] el gusto y en el que concuerdan nuestras facultadessuperiores de conocer [V 461].

Según Kant, la relación simbólica de lo bello con el bien moral sirve defundamento para la conciliación entre la razón teórica y la razón práctica entorno a un principio unitario. Esta función del Juicio no puede ser puestade manifiesto en el enjuiciamiento empírico, sino únicamente en el enjuicia-miento de gusto. La continuación de la cita anterior es la siguiente:

En relación con los objetos de una satisfacción tan pura, el Juicio se da a símismo la ley, de la misma forma que hace la razón en relación con la facultad dedesear, y se ve referida [bezogen], tanto debido a esta posibilidad interna [de lointeligible] en el sujeto como debido a la posibilidad externa de una naturalezaque concuerda con esta posibilidad, a algo en el propio sujeto y fuera de él queno es ni naturaleza ni libertad, pero que se encuentra en conexión con estefundamento, a saber, lo suprasensible, en el que la facultad teórica se conciliacon la facultad práctica de una forma común y desconocida [V 461].

Es preciso tener en cuenta que el gusto guarda una relación analógica tantocon el uso teórico como con el uso práctico de la razón. Por un lado, el simbo-lismo de la imaginación en la reflexión sobre las representaciones es definidoen analogía con la teoría del esquematismo. Por otro lado, Kant concibe lo

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7.4. El Juicio estético-reflexionante en el sistema de la razón 291

bello como un símbolo del bien moral y de la legislación de «la razón enrelación con la facultad de desear». Si la relación analógica de lo bello tantocon el esquematismo del conocimiento como con la legislación práctica ha deaportar una mediación sistemática entre la razón teórica y la razón práctica,esta analogía debe presuponer a priori una unidad entre tales ámbitos sin sos-layar la diferencia específica de lo bello. El fundamento principal que permiteesta mediación al nivel subjetivo de las facultades es la constatación de quelos fundamentos del gusto puestos de manifiesto en las secciones de la Ana-lítica y de la Deducción constituyen propiamente las condiciones subjetivas delconocimiento en general.43

Por lo tanto, debemos preguntarnos en primer lugar por el sentido deesta relación analógica tanto con el conocimiento teórico como con la mo-ral. En ambos casos, la analogía debe contener tanto una identidad, sobre laque se sustente la función mediadora del Juicio estético-reflexionante, comouna diferencia, que expresa la especificidad del ámbito subjetivo del gusto enparticular y del Juicio en general con respecto a los ámbitos objetivos de larazón.

En primer lugar, Kant ha defendido que la actividad simbólica de la ima-ginación en el enjuiciamiento de las representaciones presenta una analogíaen relación con el esquematismo. La diferencia con el mismo radica en que talactividad productiva de la imaginación en el tratamiento de la representaciónno está dirigida a conocer un objeto; sino, más bien, a una determinación delmodo como el sujeto reflexiona sobre dicha representación, para desarrollarlay elaborarla según su forma sensible en vistas a un conocimiento en general.El juego libre de la imaginación no puede verse determinado por conceptosde ningún tipo y, en tal caso, el sentimiento estético no se refiere en abso-luto a la representación, sino al fundamento por el cual es determinada estaactividad de la imaginación. Hasta aquí en lo que respecta a la diferencia con-tenida en la analogía. Pues también debe existir un punto de conciliación delJuicio reflexionante con respecto a la facultad de conocer. De la misma formaque mediante el esquematismo se pone en relación una representación con unconcepto que determina —a priori o a posteriori— la objetividad particular dela misma, a través del enjuiciamiento reflexionamos sobre una representaciónsingular y su relación con nuestra subjetividad para referirla —idealmente—al principio subjetivo del conocimiento en general. Tanto en el esquematismo

43BARTUSCHAT [1972: 168] concluye que el § 59 no fundamenta la función mediadora del Juicioreflexionante. En su interpretación, sin embargo, no pone en relación este texto con las conclusionesque hemos extraído de la Deducción, en la que Kant defendía que los fundamentos de la pretensión devalidez del gusto deben ser interpretados desde la crítica trascendental como las condiciones del Juicioque posibilitan en general el conocimiento en un sentido subjetivo y sólo pueden ser descubiertas a travésde esta fundamentación crítica del gusto.

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292 La crítica del gusto como fundamentación última del sistema crítico

como en el modo simbólico de representación se trata de la relación entre elparticular y el universal. Pero, mientras que en el primer caso el particularse subsume completamente al universal, en el segundo caso el Juicio exigereflexionar sobre el particular según un concepto al que no puede ser subsu-mido por principio. Ésta es la función que define la actividad reflexionantedel Juicio. Y debemos admitir que esta facultad presenta una relación siste-mática con la facultad de conocer en la medida en que la crítica del gustodemuestra que las condiciones del sentimiento de lo bello sólo pueden serinterpretadas como las condiciones subjetivas que debemos presuponer parael conocimiento en general «en la experiencia más común». El Juicio, porlo tanto, no se relaciona en tal caso con las condiciones objetivas del enten-dimiento, sino con aquellas condiciones subjetivas que el uso teórico de larazón también debe presuponer para que tales condiciones objetivas puedanespecificarse en la indeterminación y variabilidad de la experiencia, debido ala finitud sensible del sujeto cognoscente.

En segundo lugar, Kant también sostiene que lo bello guarda una relaciónanalógica con el segundo ámbito de la razón, la moral. Pero el Juicio no le-gisla en absoluto en un sentido objetivo a partir de un concepto a priori dela razón, y en ello radica la diferencia con respecto a este segundo ámbito.De ser así, la legislación del Juicio ordenaría la concordancia con los otroscomo un mandato y debería presuponerse que esta conformidad intersubje-tiva se cumple de forma necesaria y efectiva, en un sentido objetivo-práctico.La libertad legisla sobre la voluntad en este último sentido, en tanto que laley prescribe de forma necesaria llevar a cabo una acción en el terreno de lanaturaleza según un deber ser. De tal modo, todo sujeto racional se encuen-tra sometido al mandato del deber moral, con independencia de su capacidadsensible para atender efectivamente esta determinación. La pretensión de va-lidez expresada en el gusto, en cambio, se basa en el concepto inteligible de lahumanidad como una máxima para el Juicio, a la que debe tender idealmenteel enjuiciamiento en su pretensión de sentido y de verdad.

Sin embargo, en lo que respecta a la identidad expresada en la analogía,la crítica define el concepto de lo suprasensible como la idea inteligible deuna totalidad de agentes racionales, a la que debemos referir nuestro juicioparticular para poder certificar la validez de este acto particular. Si bien endicho caso no es posible presuponer un cumplimiento efectivo u objetivo deesta legislación, como sí ocurre en el ámbito práctico, con ello comprobamosque el modo de pensar que es presupuesto en la reflexión coincide en su au-tonomía con el modo como la razón práctica piensa lo suprasensible. En lostextos citados anteriormente se hace alusión ya a la vinculación con el ám-

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7.4. El Juicio estético-reflexionante en el sistema de la razón 293

bito práctico que es puesta de manifiesto en el gusto, pues en éste se apreciaun «ennoblecimiento y aumento con respecto a la mera receptividad» y se«valora también a los otros según una máxima del Juicio», características am-bas que definen el gusto como un sensus communis. Al igual que en el ámbitomoral, lo bello «place sin un interés» privado y «de forma inmediata», de talmodo que la imaginación puede encontrar una satisfacción en su actividadcon independencia de la receptividad de la sensibilidad, en tanto que basadaen la universalidad subjetiva del enjuiciamiento [V 462s.].

A partir de esta relación del gusto con respecto a los ámbitos de la razón,Kant planteará el significado sistemático de esta facultad como mediadoraentre razón teórica y razón práctica, al fundar el aspecto subjetivo del cono-cimiento por su relación con el modo de pensar de la razón práctica: en lareflexión —modo de pensar— sobre las representaciones singulares para un cono-cimiento en general de los fenómenos en su indeterminación, las facultades deconocer presuponen y apuntan como condición subjetiva al concepto de lo supra-sensible —en nosotros y fuera de nosotros— según el modo de pensar de la moralsobre lo suprasensible, si bien a partir de la heautonomía del Juicio reflexionante,es decir, como un principio que la razón se da a sí misma para reflexionar sobrelas representaciones con independencia de cómo sean éstas.44

Es de este modo como el Juicio pone de manifiesto el tránsito desde elmodo de pensar sobre lo suprasensible por parte de la razón teórica al modode pensar sobre lo suprasensible según la razón práctica. Pues la conciliaciónentre ambas a través del concepto de lo suprasensible, tal como es presupuesto

44LYOTARD, Jean-François (1991): Die Analytik des Erhabenen. Kant-Lektionen. Kritik der Urteils-kraft, München 1994, atiende especialmente al recurso a la analogía en la tercera Crítica. En su análisisdel § 59 defiende que las diferencias entre lo bello y la moral que Kant establece en su definición de laanalogía marcarán justamente la ruptura del enlace que puede permitir la mediación entre la razón teó-rica y la razón práctica, tal como es planteado en la introducción [1991: 188]. A mi juicio, el recurso ala analogía no puede ser entendido como el intento de fundar un “como si” del conocimiento objetivoque sería definido en sentido negativo por su relación imperfecta con el ámbito moral. De ser así, cierta-mente, la diferencia contenida en la analogía impediría todo tránsito entre estos dos ámbitos. La relaciónanalógica entre razón teórica y razón práctica se deriva a su vez de la relación analógica del gusto con cadauno de estos ámbitos respectivamente. La argumentación de Kant va encaminada a conservar la diferen-cia en el significado que adopta respectivamente la validez objetiva en el ámbito teórico y en el ámbitopráctico, así como a esclarecer la coincidencia de éstos en lo que respecta al aspecto subjetivo que debenpresuponer. Con ello, Kant satisface el objetivo planteado en la introducción, donde la búsqueda de unasolución para el problema de la indeterminación de lo suprasensible y de la escisión entre los ámbitos dela razón conduce a la exigencia de encontrar un principio unitario en relación con el aspecto subjetivode la razón en su presuposición del concepto de lo suprasensible, una cuestión específicamente diferentede la fundamentación de la validez objetiva del conocimiento. Sobre la interpretación de Lyotard, véasetambién DÖRFLINGER, Bernd (2005): «Lyotards Kant-Lektionen zum Erhabenen», en J. Ferrari et alii(ed.) (2005): Kant et la France – Kant und Frankreich, Hildesheim, etc., 331–43.

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294 La crítica del gusto como fundamentación última del sistema crítico

por el Juicio, se produce al nivel meramente subjetivo del uso de nuestrasfacultades.45

Con ello, Kant ofrece de forma simultánea una respuesta para dos proble-mas del sistema crítico. Por un lado, se determina —si bien en un sentido nocognoscitivo— la relación entre la subjetividad sensible del sujeto, tal como essentida por el individuo, y la subjetividad suprasensible, tal como es pensadain abstracto por la razón. Pues en el acto de enjuiciamiento el sujeto sensiblesiente en su propio ánimo la posibilidad de la racionalidad intersubjetiva yla exigencia de juzgar en conformidad con la misma. Debe tenerse en cuen-ta que el lugar de conciliación a nivel subjetivo entre razón teórica y razónpráctica coincide con la desconocida raíz común que conforma la unidad en-tre las facultades y subyace a su organización según un fundamento racional.Se trata de la unidad de la razón, como «fuente común a priori» [V 376] dela subjetividad humana, una idea que, si bien no puede ser determinada enun sentido positivo, tiene un influjo sobre nuestra sensibilidad que puede serpercibido por el sujeto en el juicio de gusto, a saber: el sentimiento reflexivo delo bello. Sólo a partir de esta fundamentación de las facultades por su relacióncon un principio racional puede mostrarse la mediación entre razón teóricay razón práctica, en la medida en que el uso de nuestras facultades sensiblesno depende meramente de la receptividad de la sensibilidad, sino que presentauna causalidad autónoma a nivel subjetivo para la reflexión sobre las represen-taciones y para la consiguiente sistematización progresiva del conocimientosegún una idea incondicionada.

Ya se ha indicado que con la fundamentación de este aspecto subjetivo delJuicio se determina la posibilidad de una aplicación de los conceptos puros delentendimiento por mediación de su especificación en los conceptos empíricosy en las leyes particulares del terreno de la experiencia. Con ello, la crítica delJuicio estético-reflexionante ofrece el fundamento para la posibilidad de unareflexión teleológica sobre la naturaleza por parte del Juicio reflexionante.

En segundo lugar, la indeterminación de lo suprasensible por parte del co-nocimiento no sólo era un problema en el sistema crítico en lo que respecta ala aplicabilidad de los conceptos puros del entendimiento. En la introducciónKant también aclaraba que esta indeterminación se presentaba como un pro-blema para la aplicabilidad de la legislación de la libertad sobre el terreno de

45Debe recordarse en este punto que, en la deducción de las ideas trascendentales planteada en laprimera Crítica, Kant ya defendía que la orientación regulativa de tales conceptos debía ser entendidasegún su analogía con la actividad del esquematismo. En tal explicación, Kant también sostenía que estasideas se aplicaban a cómo hemos de representarnos en un sentido subjetivo el fenómeno por su relaciónindirecta con las ideas de la razón. Con todo, no ilustraba la posibilidad de este proceso en relacióncon la estructura del Juicio, como tampoco profundizaba en el origen práctico de este modo de pensarpresupuesto en el proceso de conocimiento. A este respecto, véase en este trabajo § 4.5.2.

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7.4. El Juicio estético-reflexionante en el sistema de la razón 295

la experiencia sensible. Pues la fundamentación del ámbito práctico no asegu-raba que la totalidad de la naturaleza sensible en su indeterminación pudieraconformarse con la legalidad cuya realización exige la razón práctica. En el §6.3 de este trabajo defendí que la solución a este problema debía derivarse dela fundamentación del aspecto subjetivo del conocimiento según el conceptode lo suprasensible. Pues la aplicabilidad de la ley moral exige «la naturalezadeb[a] [muß] ser pensada de tal modo que su legalidad concuerde, al me-nos según su forma, con la posibilidad de los fines que han de efectuarse en lamisma según la libertad» [V 247]. Por lo tanto, la fundamentación del aspectosubjetivo del conocimiento por su relación sistemática con respecto al modode enjuiciamiento propio de la facultad de desear no sólo funda la posibilidadde una ordenación sistemática de las leyes particulares, sino que posibilitapensar en un sentido subjetivo la organización de estas leyes en conformidadcon la legalidad que tiene su origen en la idea de la libertad.

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Index nominum

Aristóteles, 63, 149

Baumgarten, 3, 7–10, 20, 23, 25–26,34, 37, 41, 46–51, 62, 86–88,147, 149, 156, 161, 168, 170

Beck, 202–203

Chesterfield, 156

De la Garde, 203Derrida, 215

Eberhard, 169, 183

Frobesius, 8

Gadamer, 234, 275Gerard, 163, 165–171, 177Gottsched, 8, 19

Hamman, 163Heidegger, 90, 97, 102, 109, 175Herder, 163Herz, 32, 56, 60Home, 49, 86, 163Horkheimer, 216Hume, 154

Kiesewetter, 203

Lambert, 56Leibniz, 26, 165, 173Lyotard, 293

Meier, 3, 7–8, 10–12, 20, 43, 47, 147–148, 168

Newton, 180

Platner, 63

Reimarus, 121Reinhold, 193–196, 202

Shaftesbury, 154Sulzer, 169, 179

Tetens, 120, 173

Winckelmann, 9, 19Wolff, 3, 7, 11, 14, 18, 60, 62, 147, 170,

173

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Index rerum

a priori, 155, 161actividad docente, 11, 62, 147agradable, 29, 57, 182, 245agrado ideal, 150agudeza, 119alma, 174analogía, 67–69, 183–184, 215, 289,

291analogon rationis, 37, 161ánimo, véase facultadesantinomia

de la razón, 136del gusto, véase gusto

antropología, 62–69emplazamiento sistemático de la,

62significado pragmático de la, 62–

65análisis, 35–38, 46aprobación, 29arte

bellas artes, 149–150, 167, 178,206, 276

atención, 29autonomía, 287

belleza, 9, 57autonomía de la, 29, 41, 246autónoma, 70–73, 241como símbolo del bien moral,

289–293conocimiento sensible y, 32–33,

38–46del conocimiento, 147desinterés de la, 29

diferencia específica de la, 29, 41,57, 145, 245–247

distinción sensible y, 46–53esencial, 43, 150, 167, 178formalismo de la, 38, 159interés intelectual de la, 185–186juego libre de las facultades y,

151leyes de la sensibilidad y, 29, 32,

34, 38–39libre, 185objetividad de la, 29–32, 152, 157perfección y, 61, 70subjetividad de la, 30, 45, 159,

244universalidad de la, 34, 39, 45,

153, 155uso lógico del entendimiento y,

42–45bon sens, 8, 17, 19, 154bueno, 29, 57, 184, 245, 248

canon, 115ciencia

fundamentación de la, 112, 122genio y, 179método de la, 179natural, 62

claridad, 26extensiva, 34, 46

cognitio aesthetico-logica, 10, 147cognitio sensitiva, 20, 24, 26, 46–51,

86, 156common sense, 8

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Index rerum 313

comunicabilidad, 3, 43, 206, 264, 267,278

conceptoformación del, 27, 35–38, 44, 224

conceptualidad sensible, 40–41confusión, 7, 14, 26, 34conocimiento, 3

aplicabilidad del, 8, 213, 224–225, 294

aprendizaje del, 8discursivo, 26empírico, 26, 117, 211

sistema del, 111, 117–122, 204,213, 225, 282

en general, 151, 201, 236, 255,267

finitud del, 111génesis del, 3, 8, 17, 27–28, 35,

42–46, 82–86, 112intelectual, 57, 60mundano, 62–65perfección del, 43, 146–152principios objetivos del, 94, 109,

158, 162principios subjetivos del, 84, 86,

91, 94, 97, 105, 109, 152,158–159, 161–162, 200, 202,219, 228, 231, 233, 270, 271,292

progreso del, 112, 205, 213, 282sensible, 3, 23, 25–28, 82

uso lógico del entendimientoy, 35

sentimiento y, 231sistema del, 172, 178trascendental, 84, 101, 196, 218–

220, 228validez objetiva del, 31, 53, 57,

60, 81, 85, 87, 92, 109, 110,248, 268

validez subjetiva del, 58continuidad

ley de, 121coordinación, 34–38

claridad extensiva y, 34

críticaars critica, 115de la razón, 210, 218de la razón pura, 57, 60de lo bello, 8, 19, 49del gusto, véase gustodel Juicio, véase Juiciosano entendimiento y, 17–19sentido positivo de la, 79trascendental, 115

criticismodesarrollo del, 3–7, 15–17, 57–61,

177, 200

deducción trascendentalde la finalidad, 225de las categorías, 31, 57–58, 60,

83, 85, 89–110, 172de las ideas, 125, 219del juicio de gusto, véase gusto

deleite, 29desinterés, 245destreza, 63Dios, 118, 227discernimiento, 119distinción, 7, 14, 47

lógica, 47sensible, 21, 25, 35–39, 44, 46–53

emociones, 62, 64, 149entendimiento, 25

categorías del, 103, 108, 122común, 12–19, 154–155discursivo, 42, 97, 100, 107, 110divino, 118, 227empírico, 83puro, 83, 111sano, 4–8, 11–21, 47, 75, 115, 160

crítica y, 17distinción sensible y, 21gusto y, 17–21sensus communis y, 19verdad empírica y, 19

uso empírico del, 83

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314 Index rerum

uso lógico del, 26–28, 38, 42–45,60, 81–84

razón y, 117uso real del, 26, 31, 58, 82

Erste Einleitung, 203, 220especies, 119especificación

ley de, 121espontaneidad, 173, 181esprit, 168espíritu, véase Geistesquematismo, 104, 113, 224, 288, 291estética, 3, 7–10

autonomía de la, 29, 47, 184–187,191

desarrollo de la, 58, 60, 81, 85,90, 106, 109, 115, 145–146,153, 156, 179–180, 191–209

especial, 87estatuto epistemológico de la,

87, 156estética trascendental y, 58–60,

81fisiológica, 59física, 59lógica y, 157, 165moral y, 61práctica, 59psicología empírica y, 165significado gnoseológico de la,

29, 43, 269significado sistemático de la, 52,

81, 87, 156, 191, 193, 269teleología y, 69, 72, 202, 240teoría del conocimiento y, 45, 58trascendental, 58–60, 86–89

estética anglosajona, 49, 87estético, 107, 230experiencia, 10, 26–27, 60

objetividad de la, 100, 111posible, 111, 116, 211, 213, 223–

224sistema de la, 111, 117, 224terreno de la, 211, 215, 223

facultadde conocer, 195de desear, 195

facultadescausalidad interna de las, 181,

208, 255, 256, 264, 267del ánimo, 196–197, 217, 230desconocida raíz común de las,

175–176, 256, 283fuerza básica y, 119juego libre de las, 40, 42, 92,

106, 146–152, 158, 164–167,171–176, 201, 208, 232–234,236, 249, 253, 263, 267, 274

Geist y, 168unidad de las, 119vivificación de las, 255

fenómeno, 25–26, 58, 211multiplicidad del, 111, 213, 224noúmeno y, 128origen de los, 111

Filosofía anglosajona, 49, 63, 158desinterés, 29genio, 163sensus communis, 154

Filosofía leibniciano-wolffiana, 3, 6,8, 115, 147, 156, 157, 164–172, 174–179

Filosofía Trascendental, 57, 61fin, 214

conformidad a, 118, 184, 234finalidad, 69, 151, 184, 203, 216, 220,

226, 228de la naturaleza, 216deducción trascendental de la,

225, 237naturaleza y, 184sin fin, 164, 176, 185, 206, 253,

255, 267finitud, 42, 90, 97, 100–101, 108–111,

211–212conocimiento trascendental y,

101del conocimiento, 111, 224

fuerza básica, 118, 121, 171, 176

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Index rerum 315

Geist, 167–180ideas estéticas y, 177, 274juego libre de las facultades y,

169–176suprasensible y, 183, 206voluntad y, 180

genio, 49, 86, 92, 106, 163–180, 276bellas artes y, 178conocimiento y, 178–180facultades del, 166–171imaginación productiva y, 165–

171origen histórico del, 169significado sistemático del, 163–

165uso hipotético de la razón y,

171–180Geografía Física, 63gusto

analogon rationis y, 161antinomia del, 47, 277–279análisis filosófico del, 51, 237comunicabilidad y, 264condiciones de la reflexión y,

161, 204, 234, 262conocimiento en general y, 201conocimiento sensible y, 53, 85,

88crítica del, 17–19, 48–53, 56, 64,

203significado sistemático de la,

91, 184–187, 193, 202, 204,208, 229–242, 266–271, 285,291–295

crítica trascendental del, 52–53,200, 202, 208, 237, 266

deducción trascendental del,143, 198, 201, 205, 235–237,253, 259–265, 277, 284

desinterés y, 29, 245–247estatuto epistemológico del, 49estética trascendental y, 86–89fenomenología del, 237, 244,

248, 255finalidad sin fin y, 255

fundamentación del, 50, 82, 87,89, 143, 238

ideal, 52juego libre de las facultades y,

151, 232, 236, 263juicio de, 30, 39–41, 48–49, 51,

79, 153, 156, 161, 199, 203,207, 232, 237, 257, 262, 266,281

como juicio singular, 248–249contingencia del, 253, 255–

260, 267momentos del, 244representación del, 248–251,

257, 260Juicio reflexionante y, 159, 161,

193, 204–209, 230–242,261–273, 283

Juicio sensible y, 159Juicio y, 6, 17–20, 157, 161, 262leyes de la sensibilidad y, 29, 34,

38, 47, 51–52, 89, 145, 152,155, 199

moral y, 38, 61–69, 182–185,287–291

naturaleza humana y, 49–50necesidad del, 252, 260preceptos y, 47–51, 87, 155, 198,

235, 237pretensión de validez intersubje-

tiva del, 153, 155, 252, 265,268, 278–287

principios del, 64, 85, 88, 145,153–156, 195

principios subjetivos del, 152,200, 202

sano entendimiento y, 17–21sensus communis y, 50, 155, 161subjetividad del, 245–247suprasensible y, 207–209, 277universalidad del, 152, 155, 247–

252, 260uso lógico del entendimiento y,

42–45, 81

Page 122: Sentimiento y reflexión en la filosofía de Kant. Estudio histórico ...

316 Index rerum

validez del, 34, 39, 47–48, 85, 89,156, 164, 236

validez intersubjetiva del, 154,268

validez objetiva del, 29–32, 153validez subjetiva del, 153, 158–

159, 260géneros, 119

hermenéutica, 10, 275homogeneidad

ley de, 121

ideaestética, 91, 274–277, 281

Geist y, 274razón e, 275símbolo y, 275, 288

trascendental, 84, 116–117ilusión trascendental, 116Ilustración, 63, 147imaginación, 147

autonomía de la, 90, 201ideas estéticas de la, 177productiva, 89–109, 158–159,

161, 166, 249, 263, 274, 281,288

Geist e, 171trascendental, 89–109, 158, 249

imperativo categórico, 133inclinación, 64ingenio, 9–10, 166, 168

géneros e, 119natural, 7–12, 114, 147, 168

intuición, 25, 29–30, 41empírica, 83pura, 83, 106

invención, 169–171, 180inventiva, 169–171

juego, 40, 42, 148, 164de las facultades, véase facultadesde representaciones, 101

Juicio, 113, 203, 262autonomía del, 41, 228, 238

como capacidad natural, 6, 9, 13,15, 113–114

crítica del, 193, 202–203, 218determinante, 3, 18, 110–116,

160, 201, 203, 222, 224, 288estético, 203fundamentación del, 4–7, 13–17,

114, 198, 204, 235, 238genio y, 166gusto y, véase gustoheautonomía del, 4, 13, 220–226,

235, 290preceptos y, 12, 15, 113pretensión de validez intersubje-

tiva del, 278–287principios subjetivos del, 205,

222, 227, 230, 233reflexionante, 3–4, 13, 36, 41, 89,

115, 127, 157, 160, 186, 203,204, 223

autonomía del, 220–221, 263conocimiento y, 267, 270, 287,

292fundamentación del, 221gusto y, véase gustogénesis histórica del, 3–21, 41,

160–161, 202–209juicio estético y, 232pretensión de validez inter-

subjetiva del, 266–270principios subjetivos del, 262,

263significado sistemático del,

217–220, 227símbolo y, 289validez subjetiva del, 221

reflexión y, 220sano entendimiento y, 12sensible, 41, 159–162

gusto y, véase gustosentimiento y, 230, 234, 261, 262sistema de la razón y, 228, 238,

266, 277validez subjetiva del, 235

juicio

Page 123: Sentimiento y reflexión en la filosofía de Kant. Estudio histórico ...

Index rerum 317

cópula del, 110de conocimiento, 222de gusto, véase gustode percepción, 236estético, 231

de reflexión, 234, 236Juicio reflexionante y, 232,

240sobre lo sublime, 241teleológico, 241validez objetiva del, 110–115,

153

Kritik der Urteilskraftgénesis de la, 163, 191–209unidad de la, 192–193, 203–205

leymoral, 134, 137, 214, 254particular, 111, 213, 222–224

libertad, 133, 196, 199, 212, 254naturaleza y, 129, 137, 214posibilidad de la, 128–130, 133,

213, 228, 295razón teórica y, 127

libre albedrío, 181–182lógica

de la verdad, 113formal, 18, 82–86, 114insuficiencia de la, 14–17, 114–

115, 205logica artificialis et logica natura-

lis, 3, 6–11, 14–18, 84, 115trascendental, 18, 57, 82–86, 114

Metafísica, 10, 18, 24, 56–83aplicada, 60crítica de la, 173, 179, 285de la naturaleza, 60, 218de las costumbres, 60, 218especial, 60general, 60método y, 56–57ontología y, 60sistema de la, 218

modo de pensar, 216, 285, 293moral, 56–61

gusto y, 61–69, 182–185, 287–291motivación, 134

Mutterwitz, 7, 114, 168

naturaleza, 117, 196, 211finalidad y, 184humana, 63, 153–154, 182

suprasensible, 282libertad y, 214, 295totalidad de la, 227

noúmeno, 25, 211

objetividad, 28, 30, 44, 57–58, 85, 210,214

objetoen general, 201–202

ontología, 60, 74oratoria, 86, 148, 167organicismo, 177organismo, 169, 173, 241organon, 115

Pedagogía, 63perfección

belleza y, 61estética, 35, 43, 146–152lógica, 35, 43, 146–152

phaenomenologia generalis, 56, 60pietismo, 148placer, 29, 149, 173, 196poema, 149–150poesía

anacreóntica, 148poética, 9–10, 86, 148, 167principio

de conveniencia, 69, 122propedéutica, 56prudencia, 63psicologismo, 149, 152, 208psicología

empírica, 10, 18, 62–64, 165racional, 120, 172–173, 179

razón

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318 Index rerum

como facultad de juzgar, 218–219como fuerza básica, 118, 121,

171, 174crítica de la, véase críticadimensión subjetiva de la, 143,

219, 294fundamentación última de la,

213, 219, 293ideas regulativas de la, 116máxima de la, 121orientación regulativa de la, 84,

116, 205, 215, 220práctica, 212

finitud y, 134fundamentación de la, 61postulados de la, 137primado de la, 130–132validez objetiva de la, 248, 254,

268sana, 8sensibilidad y, 132, 204, 210sistema de la, 128, 131, 228, 291,

293unidad de la, 117–122, 174, 210,

283unidad de la razón teórica y

la razón práctica, 127, 130,184, 193, 210, 212–217, 228,281–285, 287–295

uso hipotético de la, 121, 122,171–172, 176–177

uso lógico del entendimiento y,117

ámbitos de la, 79, 210–211, 219reflexión, 40–42, 196, 203–204, 220,

267juicio estético de, 234máximas de la, 226principios subjetivos de la, 161

retórica, 10, 149

sabiduría, 63sensación, 25sensibilidad, 8, 56

actividad de la, 39

autonomía de la, 24, 37, 46formas de la, 25–26, 29, 41, 103,

106leyes de la, 32–34, 38razón y, 132, 175, 204, 210receptividad de la, 25, 159

sensus communis, 8, 17, 19, 75, 115,152–157, 160, 205, 271, 292

gusto y, véase gustoimperativo categórico y, 272verdad empírica y, 19, 161, 163,

271sentiment, 182sentimiento, 60–62

como expresión subjetiva de larazón, 143, 196–201, 205,236–237, 254

como sentimiento reflexivo, 201conocimiento y, 231de lo bello, 40, 45, 48, 152, 160,

184intuición y, 41

espiritual, 181–183Juicio y, 230, 234moral, 139–144, 181, 197–198,

201, 253vital, 182

simpatía, 182singular sensible, 34, 160, 204

indeterminación del, 83–86, 111,213, 221–223, 270

síntesis, 35de la aprehensión, 95, 107, 249del reconocimiento en un con-

cepto, 95figurativa, 98, 102–106intelectual, 88, 102, 110productiva, 89–109, 158, 201,

249reproductiva, 95, 101sensible, 35–38, 46–47, 93, 102,

105trascendental de la imaginación,

89–109sistema, 121

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Index rerum 319

crítico, 57, 79, 203, 210de la experiencia, 224de la razón, 56, 79, 210, 228del conocimiento, 117–122

sociabilidad, 38, 68–155Sturm und Drang, 163sublime, 208, 229, 234, 241

juicio sobre lo, 241sujeto

suprasensible, 282, 294unidad del, 136, 294

suprasensible, 202, 211–217, 228,277–287, 290

como naturaleza humana, 281–282

como substrato de los fenóme-nos, 212

Geist y, 183, 206génesis del concepto de, 205–209significado sistemático de lo, 290unidad de lo, 214

símbolo, 275, 288

teleología, 69, 118, 121, 195, 216, 227,240

estética y, 72, 202, 240totalidad, 112, 178, 212, 223–224técnica, 203

unidad sintética de la apercepción, 93,97, 103, 110, 201

verdad, 112criterio de, 5, 112, 162empírica, 5, 100, 112, 121, 271

sensus communis y, 19, 161–163, 271

trascendental, 112, 162, 272Verstand

gemeiner, 12gesunder, 8

vis raepresentativa, 173vivacidad, 43, 46, 147vivificación, 176, 181, 236, 255voluntad, 131, 254, 287

sensibilidad y, 134, 135

Yo, 93, 101