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    ANALES DEL

    MUSEO NACIONAL

    DE ANTROPOLOGAXVII/2015

    Separata

    Migracionesencadenadas y mareasneoliberales: Etnografacrtica de la migracinkichwa a travs delAtlntico

    Liliana Surez Navaz

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    Catlogo de publicaciones del Ministerio: www.mecd.gob.esCatlogo general de publicaciones oficiales: publicacionesoficiales.boe.es

    Edicin 2015

    Consejo de Redaccin:M. Dolores Adellac MorenoPatricia Alonso Pajuelo

    Julio Gonzlez AlcaldeJos Luis Mingote CaldernInmaculada Ruiz JimnezFernando Sez LaraBeln Soguero Mambrilla

    Coordinacin:Patricia Alonso Pajuelo

    Jos Luis Mingote Caldern

    MINISTERIO DE EDUCACIN, CULTURAY DEPORTE

    Edita: SECRETARA GENERAL TCNICA Subdireccin General

    de Documentacin y Publicaciones

    De los textos y las fotografas: sus autores

    NIPO (electrnico): 030-15-287-4 ISSN: 2340-3519

    NIPO (Impresin bajo demanda): 030-15-021-0 ISBN: 978-84-8181-634-1

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    Migraciones encadenadas y mareas

    neoliberales: Etnografa crtica de lamigracin kichwa a travs del AtlnticoLiliana Surez Navaz

    Universidad Autnoma Madrid

    [email protected]

    Resumen:El impacto de las polticas neoliberales en la movilidad humana ha sido planetario. Yprofundamente desestabilizador. Aqu quiero centrarme en las migraciones a travs del espacio

    Atlntico, y en el modo en que el neoliberalismo ha afectado nuestras concepciones de identi-dad colectiva y nuestros horizontes de soberana. Lo haremos a travs de la mirada etnogrfica,con un trabajo de investigacin de largo recorrido que iniciamos en el ao 2000 y que nos lleva acompaar los procesos de migrantes indgenas ecuatorianos en Espaa as como, despus delimpacto de la crisis, a travs de las dolorosas decisiones sobre el retorno o la permanencia enEuropa. A travs de esta etnografa podemos entender mejor a) cmo la movilidad humana entiempos neoliberales es intermitente y flexible, configurando lo que denominamos migracionesencadenadas; b) cmo el rgimen de incorporacin neoliberal abre y cierra esclusas gene-rando ciudadanas flexibles a la par que superfluas; c) cmo la creatividad y agencia humanas

    se muestran rebeldes, no obstante estos impactos, creando nuevas cartografas alternativas devecindad a travs de sus prcticas, y, finalmente, d) el modo en que estructuras poscoloniales ydesigualdades se reproducen en el espacio global a travs de un cierto multiculturalismo simb-lico compatible con el racismo y la violencia cotidiana de la vulneracin de derechos humanosfundamentales.

    Palabras clave:Migracin, Transnacionalismo, Kichwa, Jatun Pamba, Ecuador, Espaa.

    Abstract: The impact of neoliberal policies on human mobility has been planetary. And pro-foundly destabilizing. Here I want to focus on migration across the Atlantic space, and howneoliberalism has affected our conceptions of collective identity and our sovereignty horizons.

    We will do it through the ethnographic gaze, with a long term research that began in 2000 andthat led us to accompany the processes of indigenous Ecuadorian migrants in Spain and, afterthe impact of the crisis, through painful decisions about the return or permanence in Europe.Through this ethnography we can understand better a) how human mobility in neoliberal timesis intermittent and flexible, forming what we call chained migrations, b) how the neoliberalincorporation regime opens and closes locks generating flexible and at the same time superflu-ous citizenships, c) how creativity and human agency are shown rebels, however these impacts,creating new alternatives maps of neighborhood through their practices, and finally d) howpostcolonial structures and inequalities are reproduced in the global space through a certainsymbolic multiculturalism compatible with racism and daily violence of the violation of funda-mental human rights.

    Keywords: Migration, Transnationalism, Kichwa, Jatun Pamba, Ecuador, Spain.

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    1. Refronterizaciones de los espacios migratorios espaoles y mareasneoliberales1

    En la Encuesta de Poblacin Activa de 2011, Espaa haba llegado a tener el segundo porcentajems alto de poblacin extranjera de todos los pases europeos, solo despus de Alemania2. Losorprendente del caso espaol ha sido la rapidez del proceso: en poco menos de 25 aos, mi-llones de personas de frica, Latinoamrica y Asia haban deseado y conseguido establecerse enel pas. Tanto, que las Naciones Unidas distinguieron el proceso inmigratorio en Espaa comoel ms acelerado del mundo en los ltimos aos (United Nations, 2009). Lo que le distingue deotros procesos migratorios es, sin embargo, su corta vida y la forma dramtica en que Espaaproviene y vuelve a ser un pas emigrante, con un parntesis de intensa inmigracin.

    Por otra parte, los ecuatorianos con los que he trabajado estos ltimos aos han sufridosimilares procesos de inmigracin y emigraciones en su historia. Como en Espaa, la moderni-zacin se construy a travs del desplazamiento de millones de campesinos a las urbes, y demillones de trabajadores a los pases ms desarrollados. En ambos casos, lo que se prometa enla retrica modernizadora como fases de un gradual proceso de desarrollo se ha mostrado comofalso: en estos tiempos de cambios apresurados y crisis manufacturadas en el sistema financiero,el paisaje de la movilidad humana no est dictado por sencillas dicotomas entre los pases de-sarrollados y los no desarrollados.

    El impacto econmico de las polticas neoliberales y la gran crisis econmica en el sur deEuropa es el ejemplo perfecto de esta etapa esquizofrnica que las mareas neoliberales impri-men a nuestros espacios migratorios. Tras aos de inmenso esfuerzo por superar las restriccio-nes a la inmigracin en Espaa, una vez asentados, si bien frgilmente, parte de la poblacin

    ecuatoriana se plantea retornar aunque la situacin en Ecuador y en su lugar de origen no seaidnea. Los desahucios, las hipotecas, el paro y la falta de polticas pblicas han hecho muydifcil su permanencia. Paralelamente los propios espaoles, especialmente los jvenes, se venincapaces tambin de construir un proyecto sostenible. Como una irona del destino, hoy variospases latinoamericanos son los que importan mano de obra espaola. Estas idas y vueltas, estatrama densa de deseos, proyectos vitales y los intereses econmicos abren ante nuestros ojos unapasionante diario de viajes entrecruzados en el Atlntico.

    Estos aos han sido los de los sueos de la lechera, unos sueos que exigieron a los espa-oles olvidar su pasado emigrante y reposicionarse en el mapa global como pas desarrollado.Una vez Espaa firma la adhesin en la CEE (luego UE), el proyecto europeo exigi adems el

    refuerzo de las fronteras externas con mecanismos jurdicos y policiales, creando lo que se hadenominado la Europa fortaleza. Fui testigo de esta primera etapa en el sur de Espaa, con mitrabajo de campo etnogrfico entre andaluces, marroques y senegaleses en la primera mitad delos aos noventa. La refronterizacin del Mediterrneo que analic en mi etnografa se referano solo a las polticas migratorias y leyes de extranjera que criminalizaron e hicieron muy difcilla inmigracin en Espaa desde entonces. La refronterizacin provoc tambin un rotundo repo-sicionamiento de los andaluces y Espaa respecto a frica: como la lechera, aquel cntaro de eu-ropeidad pareca entonces el blsamo para superar siglos de decadencia crnica y eliminar porfin la idea europea de que frica comenzaba en los Pirineos (Surez Navaz, 2004). La ansiedad

    1 Agradezco aqu a las y los ecuatorianas/os con los que vengo trabajando desde que yo misma volv a Espaa a comienzos

    de este nuevo siglo. Dedico de forma especial este trabajo a Blanca Taciguano cuya valenta y amistad siguen inspirndomesiempre.

    2 En el Padrn de Habitantes del 1 de enero de 2011, que registra todos los residentes en territorio espaol independien-

    temente de su situacin administrativa, figuran inscritas 47021031 personas, de las que el 12,2 % son de nacionalidadextranjera.

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    europea respecto a la mezcla siempre imagin Espaa como territorio no puramente blanco,dada su genealoga medieval de convivencia con comunidades musulmanas y judas. El debateespaol entre Amrico Castro y Snchez Albornoz as lo atestigua. Por tanto, la refronterizacin

    del Mediterrneo exigi la contundente reactivacin de imaginarios culturalistas y racistas sobrelos africanos musulmanes que llegaban entonces y con los que estaba yo en esos das convivien-do. Espaa se convirti en una sociedad estratificada etnoracialmente, con invisibles fronterasentre nacionales e inmigrantes en barrios, viviendas, escuelas o lugares de trabajo. Marcadoresraciales, de clase, tnicos y de manera muy especial, los religiosos, se arraigaban en los imagi-narios de la conquista y de la reconquista en el Mediterrneo medieval, complementados por yreinscritos en discursos contemporneos vinculados al racismo colonial y al fundamentalismocultural (Stolke, 1995).

    A partir del siglo XXIlos inmigrantes latinoamericanos se convierten en los protagonistasdel proceso de lo que he denominado la refronterizacin del Atlntico(Surez Navaz, 2014).

    La rapidez y contundencia del asentamiento de la poblacin de Amrica Latina en Espaa notiene precedentes en ningn otro pas europeo. Ya a finales de 2003, la poblacin latinoameri-cana en Espaa representaba un 31,2 % de toda la inmigracin regularizada (y casi un 40 % siincluimos la poblacin no documentada, segn los datos del Instituto Nacional de Estadstica,INE). Aunque las crisis, corralitos y tragedias econmico-polticas se cuentan entre las razonesde la emigracin masiva de pases como Ecuador, Colombia, Bolivia, etc., la enorme presenciade latinoamericanos es tambin en parte consecuencia de las polticas del Estado espaol. Elanlisis de las campaas de regularizacin y de los programas anuales de contratacin en origen,son datos que muestran la preferencia del gobierno espaol de latinoamericanos en relacin alos africanos (Gil, 2006). Y el derecho de nacionalidad refuerza esta distincin, pues latinoame-ricanos y otros colectivos con especial vinculacin con Espaa (sefarditas entre otros) puedeniniciar su trmite de nacionalizacin con dos aos de residencia estable, frente a los diez que ne-cesitan otros inmigrantes, como los marroques que teniendo tambin una relacin especial conel pas se sienten agraviados. Los datos son evidentes: las tasas de nacionalizacin de los latinoa-mericanos han crecido exponencialmente desde hace diez aos con una tasa anual de 13 954 en2003 a 180 554 en 2013, y con casi un 80 % de las concesiones de todos los extranjeros3. Muchosdisfrutan de doble nacionalidad, en una tendencia que se ha confirmado empricamente comoestructural no solo en Espaa sino a nivel internacional. En este sentido, el espacio migratorioposcolonial, adems de servir a los evidentes intereses del empresariado transnacional de origenespaol, ha sido apropiado estratgicamente por los ciudadanos latinoamericanos que ms du-ramente haban sido impactados por la dcada perdida y por las medidas de ajuste estructuralque el sistema capitalista global les haba impuesto desde la dcada de los ochenta.

    Pero no nos engaemos. El rgimen migratorio y el manejo de las fronteras espaolas yeuropeas han producido un conglomerado de alteridad basado en la extranjera y la inmigra-cin, que homogeneiza procesos y trayectorias migratorias muy diversas bajo el estigma de lapobreza y la exclusin. Los inmigrantes no comunitarios se sitan en los estratos ms vulne-rables, con crnica inestabilidad jurdica y la estigmatizacin racista como no europeos. Como

    Anbal Quijano y otros autores del giro decolonial han mostrado, la colonialidad del poder sereproduce como mecanismo de estratificacin en la era neoliberal (Quijano, 1999; Grosfoguel etal., 2005). Es importante entender que, aunque la movilidad poblacional a travs del Atlnticodata del siglo XV, esta nueva inmigracin de latinoamericanos en Espaa cambia la direccin yla composicin de clase y etnoracial de la poblacin que histricamente ha circulado en esteespacio colonial establecido en el siglo XV. Hasta muy recientemente, solo las lites nacionales

    3 De 2003 a 2013 se han nacionalizado casi 800000 personas de Amrica Central y del Sur (no incluye Mxico, pero suinmigracin y por tanto su tasa de nacionalizacin es mnima. Concesiones de nacionalidad espaola por residencia, Ob-

    servatorio Permanente de la Inmigracin, 2014).

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    latinoamericanas utilizaban la movilidad transocenica en sus estrategias personales y familiaresde distincin e inversin estratgica. Las nuevas migraciones las lideran grupos que nunca sehaban trasladado a Europa: clases populares y campesinas, poblaciones indgenas o afrolati-

    noamericanas, entre otros. Latinoamrica, en toda su variedad etnoracial, nacional, regional ysocioeconmica accede a travs de estos canales de inmigracin econmica no cualificada aEuropa, asentndose inicialmente en Espaa4.

    A continuacin quiero presentar un estudio de caso etnogrfico de transmigrantes ki-chwas con quienes he venido trabajando desde 2002, y a quienes he acompaado en Ecuador

    y Espaa durante los ltimos aos. Son personas originarias de la parroquia de Caldern (Pi-chincha, Ecuador), que fueron pioneros en la inmigracin ecuatoriana en Madrid. Me centraren el modo en que sus experiencias en territorio europeo incorporan y redefinen su memoriahistrica sobre las fronteras comunitarias, socioespaciales, nacionales, y etnoraciales, y cmoestas son reproducidas en el espacio migratorio trasnacional. Destacar un fenmeno poco

    estudiado hasta ahora por razones epistemolgicas en las que no puedo detenerme aqu: lasmigraciones encadenadas o superposicin de procesos migratorios de distinta ndole y condi-cin en un mismo territorio. Quiero mostrar su complejidad y los elementos de aparente con-tradiccin con el caso de la comuna indgena de Jatun Pamba, donde a la ausencia de muchosemigrantes que tratan de establecerse en Espaa se suma la presencia de nuevos inmigrantesafroecuatorianos que se sitan en los mrgenes de la comunidad. A partir de este estudio decaso etnogrfico podemos plantearnos preguntas sobre las migraciones encadenadas y las ma-reas neoliberales con el caso de los nuevos emigrantes espaoles en Ecuador y otras partes delmundo, reflexionando sobre las transformaciones de la ciudadana en esta fase transnacionalde la movilidad humana.

    2. Exploracin etnohistrica: fronteras e identidades bisagras deresistencia

    Cuando en Espaa se realizan estudios sobre las poblaciones migrantes, a menudo se comete elerror de borrar su historia. El antroplogo Eric Wolf demostr en su obra magistral Europa y la

    gente sin historiacmo desde el sigloXIXlas ciencias sociales y las humanidades han colaboradosutil o abiertamente con la empresa colonial construyendo un otro atrapado en una diferenciacultural esencializada en vez de sujetos histricos que han sido parte de una humanidad [comoparte] de procesos mltiples interconectados (2005: 15). Privar de su historia a los colectivosmigrantes es pues algo ms que una decisin metodolgica: privarles de su historia les reduce

    colonialmente a su experiencia con inmigrantes en Espaa. Es por ello que mi primer esfuerzocon los ecuatorianos con los que trabaj en Madrid fue rastrear su historia en documentosmanuscritos archivados en parroquias y oficinas municipales en Ecuador, investigacioneshistricas en Ecuador, manuscritos e informes en Estados Unidos (especialmente para rastrearel impacto de la congregacin evangelista) y, por supuesto, las autobiografas que poco a pocorecopil en mi trabajo etnogrfico multisituado en Caldern, Pichincha y Madrid5.

    4 Aunque no hay estudios sistemticos sobre la extraccin de clase de los latinoamericanos en Espaa y Europa, algunos

    indicios claves como el nivel educativo nos indican que su composicin es muy heterognea y vara segn las nacionalida-

    des de origen. As, aunque su ocupacin en Espaa se inscriba mayoritariamente en el estrato socioeconmico ms bajo,

    encontramos presencia de las clases populares de clase media-baja, as como tambin de clase media, y media-alta. Estos

    ltimos, sobrecualificados para los trabajos en los que se demanda mano de obra, han luchado y luchan denodadamentepara salir de los nichos econmicos en los que la inmigracin estaba prevista.

    5 Nuestro trabajo de campo se ha centrado desde 2001 en Espaa y desde 2003 en Ecuador hasta el presente, con migran-

    tes y familias de la parroquia de Caldern (Pichincha) y en concreto en la comuna a la que me he referido en mis publica-

    ciones desde 2003 con el pseudnimo de su nombre en kichwa, Jatun Pamba.

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    En esta seccin mostrar el modo en que su identidad est marcada por una cartografaidentitaria de races coloniales que se refuerza en el contexto de modernizacin ecuatoriana,donde su condicin tnica se invisibiliza en pos de la retrica de progreso nacional, como en

    el resto de Amrica Latina. En la comunidad debemos detenernos en la retrica modernizadoraprotestante que construa a los indgenas como precivilizados a la par que agentes de transfor-macin de su entorno, a travs de la educacin. Y son estos estudiantes, nuestros futuros infor-mantes en Espaa y Ecuador, quienes sern lderes comunales con nueva movilidad socioespa-cial y con una identidad bisagra que est en la base de sus habitustransfronterizos.

    Se trata de una comuna tradicionalmente habitada por indgenas que est situada al no-roeste de Quito, a unos 2600 metros de altitud. Pertenece administrativamente a la parroquia deCaldern, su representacin poltica es el cabildo, agrupa a 17 barrios, cuya poblacin est dis-persa en varios pases hoy en da. Desde 2003 recopilamos unas 150 entrevistas, historias de vida

    y grupos de discusin, tanto en Madrid como en Caldern, que nos han ayudado a reconstruir la

    historia y las experiencias de los migrantes y sus familias. En Espaa adems realizamos trabajoetnogrfico de seguimiento de las asociaciones de inmigrantes ecuatorianas, que comenz en2002, centrndonos no solo en las diversas alianzas entre las asociaciones y su trabajo con lasociedad civil y las autoridades espaolas, sino tambin de manera ms especfica con aquellasiniciativas organizativas que surgen a partir del comn origen en la comuna de Jatun Pamba ylas vecinas comunidades indgenas de Caldern. En este contexto, y a travs de un proyectode investigacin participativa con estas asociaciones, se realiz una encuesta a 115 personas en2009 en Alcobendas (Madrid) que sistematizaba varios aspectos claves de su vivir transnacional.

    A travs de este trabajo de campo, adems de trabajos histricos sobre la zona, ilustrare-mos en esta seccin el proceso de incorporacin temprana de las comunidades indgenas deCaldern en el sistema capitalista de produccin, y el modo en que la articulacin entre lasestructuras de dominacin colonial y nacional han generado a su vez una reafirmacin de laidentidad comunitaria que contina siendo crucial en la migracin internacional.

    En la historia escrita por Jos Alberto Simbaa Comunidades indgenas de Caldern u-chanchic an (1995), basada en la informacin de los mayores y ms sabios de las comunidadesindgenas de Caldern, as como en las historias orales recogidas entre mis informantes, hayuna narrativa de origen consistente que refiere a un pasado indgena comn preincaico, el delpueblo kitu kara, conquistado primero por los incas y luego por los espaoles. Las narrativasenfatizan la alienacin de su territorio a travs del sistema de haciendas:

    As es como se formaron las grandes haciendas de la zona, esto es, a costilla de las co-

    munidades indgenas. De esta manera aparecen en Santa Anita, Oyacoto, Collas y Zbala,las propiedades de la familia de Alfonso Becerra; de igual modo la hacienda de El Car-men, de los Pazmio, y la hacienda de los Cabrera. Al perder estas tierras, los indgenastuvieron que quedarse dentro de las haciendas en calidad de huasipungueros ogaanes,a servicio de los patrones. A cambio de un pedazo de tierra, tenan que trabajar duro paralos patrones durante toda la semana (Simbaa, 1995: 189).

    La formacin de la parroquia de Caldern en 1897 provoc un fuerte levantamiento delas comunidades indgenas que, a pesar del encarcelamiento de sus dirigentes, dur hasta 1917

    y sigui hasta mediados de los setenta, segn nos relata Simbaa. Las comunidades indgenasde Caldern fueron marginadas por el nuevo centro parroquial y por las lites mestizas quetomaron el control y monopolizaron los nuevos recursos del Estado. La Ley de Organizacin yRgimen de las Comunas de 1937 estableci las nuevas comunas que, como Jatun Pamba, adqui-rieron una cierta gestin de sus bienes colectivos: Entre otras, la asignacin de tierras y aguas,el calendario y la rotacin de cultivos, la distribucin de cargos y la organizacin de faenas

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    colectivas: y la interaccin con otras instituciones externas, desde comunidades vecinas hastael mismo Estado en el que se insertan (Bretn, 1997: 74). En su revisin de la literatura sobreel impacto de la Ley de Comunas, lvarez establece que aunque en ningn caso parece que la

    medida impuesta por el gobierno nacional tuviera como intencin el reconocimiento de la terri-torialidad a las entidades tnicas, algunas comunas cristalizan como entidades sociopolticas decarcter estable, identificadas por su asociacin al territorio [] del cual se forma parte a travsde relaciones sociales fundamentalmente de parentesco que integra a sus miembros mediantecanales de cooperacin y ayudas mutuas. A la organizacin de las actividades econmicas se leaade su carcter de instancia poltica reguladora[]de la adscripcinde sus miembros(lvarez, 2002: 11, nfasis mo). Para territorios indgenas como Jatun Pamba, el reconocimientocomo comuna cre una instancia de resistencia y de redefinicin identitaria que todava hoy porhoy es relevante en las narrativas de los migrantes originarios de la comuna, tanto en Ecuadorcomo en Espaa.

    La nueva legislacin se enmarca en el proceso de modernizacin liberal, cuyo objetivo erafrenar la actividad poltica a la vez que incorporar a las comunidades indgenas a un nuevo sis-tema de gestin poltica y econmica controlado por las lites mestizas. Este proceso se afianzaen la dcada de los cuarenta con el abandono por parte de los antiguos hacendados de tierraspoco productivas y la expansin de la propiedad privada. Los indgenas de Caldern ponen enmarcha mltiples estrategias familiares de inversin en el territorio, con la ilusin por crear unespacio de autonoma econmica y territorial. No se trata solo de una estrategia econmica, sinoque se produce en un contexto cultural en el que, como afirma Simbaa (1995), predomina unafuerte vinculacin emocional con el territorio y con el trabajo de cultivo agrcola. Los comunerosme relataron el modo en que sus padres se endeudaron para conseguir un trozo de tierra queles venda el patrn, a menudo con engaos que dificultaron la demostracin de la propiedadde la tierra (B.C. entrevista verano 2005). Si bien el trabajo agrcola alimentaba los rituales yla organizacin comunitaria y familiar basada en la cultura kichwa de reciprocidad, en ningnmomento los comuneros adquieren la autonoma econmica deseada. La nueva posicin estruc-tural de estas comunas indgenas, dominadas polticamente por los mestizos en la parroquia deCaldern y con pocas posibilidades de reproduccin econmica a nivel comunitario, producennuevas estrategias de movilidad que funcionan como complemento estratgico al sistema deproduccin campesina minifundista.

    Frente a otros procesos de proletarizacin de los campesinos indgenas descritos en laliteratura (Carrasco y Lentz, 1985; Lentz, 1988), en Caldern la situacin est definida por laproximidad al centro urbano de Quito. Aunque lo urbano siempre se ha imaginado como laanttesis de lo indgena, hay testimonios histricos y antropolgicos que reflejan el trnsito de

    los indgenas de Caldern entre estos espacios desde el siglo XIX, como ha mostrado Prez:Jatun Pamba y Caldern eran pueblos indgenas con mucho contacto con la ciudad [en 1889].La poblacin indgena era entonces una presencia viva en Quito. A pesar de ello, el indio eraignorado y hasta despreciado por la sociedad (1995: 146). De forma similar, el estudio de King-man Garcs sobre la historia de Quito nos desvela que hace falta un estudio ms detenido quepermita ubicar los asentamientos indgenas en la zona de Quito y los cambios que se produjerona lo largo del siglo XIXy XX, as como las querellas mantenidas por los indios en defensa de suterritorio (2006: 136). Su estudio recoge la presencia de los indios en la ciudad y el hecho deque, pese a su presencia, los indios eran vistos como rurales [porque] la percepcin de lourbano dependa principalmente de la reproduccin de unas relaciones sociales de origen colo-nial. Desde el mismo momento de la Conquista, los indios de Quito fueron calificados comopoco civilizados (2006: 145).

    En los aos cuarenta, el modelo civilizador de las lites nacionales e internacionales quedespreciaba y minusvaloraba sistemticamente la condicin indgena est en su auge. En Jatun

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    Pamba se instala una comunidad menonita, la Misin Brethren, que compra una hacienda aban-donada en 1946, para establecerse entre las poblaciones kichwas. Los escritos de los misione-ros nos dan otra de las claves de la evolucin de la comuna. Segn relata el misionero Benton

    Rhoades en el documentoBrethren Mission in Ecuador6, escogen Jatun Pamba por tres razones:primero, no haba habido ninguna misin anterior, y por tanto para los diez mil indios Quechua[sic] hablantes que la habitaban el evangelio era nuevo; segundo, la sequa y erosin habanalejado a los terratenientes que se lo haban vendido a las familias indias, quienes se agarrabana ellas con desesperacin, pues era su nica esperanza de seguridad, y tercero, por la falta deescuelas e inters en la educacin de los indios de Caldern, quienes a pesar de vivir a doceo quince millas de Quito [] son negados cualquier tipo de servicio social o mdico, debido asu bajo status a los ojos del hombre blanco, que no le considera [al indio] totalmente como unser humano (Rhoades, n.d.: 22).

    La intervencin de los evangelistas de Brethren, como se les conoce en la comuna, fue

    fundamental para apuntalar un espacio de resistencia colectiva basado en el sentimiento demarginacin al que Jatun Pamba haba sido sometida. El primer y ms importante recurso fue laeducacin. En 1949 la primera escuela abre sus puertas en la comuna y se matriculan seis niosel primer ao, y poco a poco crece hasta transformar radicalmente el horizonte de los nios dela comuna, como recuerdan algunos de mis informantes que estn entre los primeros alumnosde los evangelistas. Varios de ellos se convirtieron en dirigentes reconocidos en la comuna, y anhoy recuerdan con emocin cmo su buen rendimiento escolar mereci la distincin sin prece-dentes de la visita del presidente de la Repblica (E.T. verano 2005). En el contexto de la parro-quia en el que las relaciones entre mestizos e indgenas seguan el patrn colonial de un sistemade castas poco permeable (Daz, 1978), los nuevos recursos educativos puestos en marcha por losevangelistas despertaron recelos: La escuela sufri ataques por parte de las autoridades religiosascatlicas y los pocos patronos que quedaban en la zona porque era una amenaza para el sis-tema de castas social y econmico (Rhoades, n.d.: 24). En breve, la comuna recibi financiacinpara otra escuela que iban a gestionar unas monjas catlicas, con el objetivo de contrarrestar loque se denominaba el avance protestante, creando divisiones dentro de la comuna y haciendoresurgir la hostilidad religiosa y divisin en la comunidad (Rhoades, n.d.: 24). Esta hostilidadreligiosa, sin embargo, no est apenas presente en las narrativas orales ni en las relaciones socia-les entre miembros de una u otra confesin. Lo que sealan mis fuentes de manera unnime escmo en ese momento repuntaron las luchas colectivas para defender los recursos comunales yluchar contra la marginalizacin en la parroquia y contra el avance del mbito metropolitano deQuito especialmente, el boicot a los transportes abusivos controlados por los mestizos de Calde-rn, las nuevas cooperativas que se pusieron en marcha, o las protestas exitosas para evitar queQuito estableciera un vertedero de basura en su territorio (el botadero).

    Estas luchas se desarrollan a la vez que se agudiza la vulnerabilidad econmica de laposicin que les haba sido asignada a estas familias indgenas y campesinas, la produccinde alimentos y animales en pequea escala, adems de servir como mano de obra barata. Elmisionero Rhoades nos describe vvidamente la situacin: Casi todos los hombres necesitabanempleo a tiempo parcial en Quito. Trabajaban como barrenderos, jardineros, o en el serviciodomstico, y pasaban la mayor parte de sus das y noches lejos de su familia. La problemticasocial y moral en la comunidad causada por esto es una cuestin muy seria (n.d.: 26). A pesarde que la condicin indgena es fundamental en el tipo de marginacin que sufre la comuni-dad y en sus luchas reivindicativas, tanto los evangelistas como las lites nacionales escogenminimizar este aspecto, imbuidos en la idea modernizadora de que el desarrollo de los indios

    6 Agradezco aqu a la Brethren Historical Library and Archives que respondi amablemente a mi solicitud de investigacin

    respecto a los materiales histricos que pudieran atesorar en relacin a esta misin, mandndomelos desde Illinois, sede

    principal de la Iglesia de Brethren.

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    exiga dejar atrs los rasgos de su condicin tnica. As lo recoge Kingman Garcs, que relatacmo en las fbricas y empresas quiteas la invisibilizacin tnica conforma un proletariado deorigen campesino marginalizado, que establece una divisin clasista, no tnica, de los sectores

    populares (2006: 315). Entre los proletarios, los indgenas de Caldern tenan el nivel salarialms bajo, segn Kingman, no ms de 30 sucres, y eran barrenderos, vendedores ambulantes,o como la mayora de los indios de haciendas, se ocupaban en el servicio o cuidado de losjardines y huertas de las casas seoriales (2006: 124). Las historias de vida y genogramas com-plejos que recopilamos en 2003 y 2004 en Jatun Pamba reflejan este fresco histrico a travs dehistorias familiares de los emigrantes, en las que una movilidad antecede y permite la existenciade otra, en este caso transnacional.

    Las comunidades indgenas de Caldern, por tanto, han desarrollado a travs de su expe-riencia una identidad compleja, donde la vinculacin territorial y reproduccin de las relacionesde parentesco se ha producido ms all, o mejor, a travs de mltiples cruces de fronteras entre

    lo rural y lo urbano, lo indgena y lo mestizo, las diferentes adscripciones religiosas, y las adscrip-ciones de clase como campesinos y obreros del rea metropolitana quitea. En el proceso domi-nante de modernizacin, lo indgena va ocultndose a los ojos de los no miembros de la familia yla comuna, a riesgo de parecer poco civilizado y/o moderno (Surez Navaz, 2007). Sin embargo,como han mostrado Nugent (1997) o Fine-Dare (2007), la transformacin de los comuneros enproletarios modernos, su incorporacin marginal al Estado, no les hace perder su identidad localque ha sabido adaptar el recurso identitario de la gestin territorial a las nuevas circunstanciasde desterritorializacin producidas por la movilidad. La comuna de Jatun Pamba, como otras co-munidades indgenas de Caldern, aporta historias de pueblos y culturas que Alb ha definidocomo bisagras, con una creatividad cultural fruto de sus posiciones mltiples. Como mantieneHernndez los pueblos indgenas que han tenido estas experiencias de movilidad histrica mani-fiestan unas identidades variables y contextuales, que se superponen a otras identidades, sean re-ligiosas o nacionales [] y bajo momentos histricos han enunciado una identidad definida comoindgena, y en otras ocasiones se han integrado sin distinguirse entre el campesinado (2012: 4).

    Son los contextos, como veremos a continuacin, los que hacen desarrollar una u otraidentidad, y en el caso de las migraciones transocenicas que tratamos a continuacin, entranen contacto directo con discursos globales sobre indigenismo, gobierno y autenticidad (Guss,2006: 3) que van a reformular su modo de pertenencia a la comuna y la comuna misma. Loscomuneros de Jatun Pamba, pues, como otros en Caldern, han adquirido un habitusidentitariodctil derivado de sus prcticas transfronterizasque se mostrar como central una vez ingresanen el espacio transnacional a travs del cruce de las fronteras en el Atlntico.

    3. Jatun Pamba en el espacio transnacional: reproduccin de lacomunidad moral en Madrid

    La emigracin internacional es un eslabn nuevo en las prcticas translocales de los comunerosde Caldern. El habitusde movilidad a travs del pas y en Quito en el comercio artesano, enel sector maderero, o como barrenderos, jardineros o en el servicio domstico, cre una dispo-sicin y unas redes que pronto auspiciaron la emigracin internacional. De hecho los kichwa deCaldern han sido pioneros de la inmigracin de ecuatorianos en Espaa, con la excepcin de loskichwa de Otavalo7. Mientras que la gran emigracin de ecuatorianos a Espaa es efecto directo

    7 Sobre la migracin transnacional de los kichwas otavalos, que son pioneros de la emigracin transnacional ecuatoriana en

    Europa, ha habido excelentes investigaciones que son una referencia inexcusable, como Kyle, 2000; Maldonado, 2004;

    Meish, 2002 y Torres, 2005.

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    de la crisis econmica en el Ecuador y del declive de Estados Unidos como lugar de destino, y sedispara a partir de 1998 (Gratton, 2005; Herrera, 2005), la emigracin desde la comuna de JatunPamba se inicia a principios de los aos ochenta y sus races estn relacionadas con la movilidad

    y las prcticas translocales como indgenas peri-urbanos marginados en el espacio metropolitano.

    El papel de los dirigentes originarios de Jatun Pamba en la formacin del tejido asociativoen Madrid es ilustrativo del modo en que las identidades indgenas contemporneas adquierenuna nueva relevancia en el mundo global. En las tierras indgenas de Caldern, como hemos

    visto, la lucha por el territorio y la identidad propia ha sido una constante que ha adquiridodiversas formas a lo largo de la historia. En este proceso, y en relacin a las variables econmi-co-polticas de carcter macro, se han reformulado sus identidades mltiples como indgenas,trabajadores marginados, comuneros. Su incorporacin al mercado laboral internacional en uncontexto poltico en el que prevalece la retrica multicultural y un horizonte poltico transna-cional sienta las bases, como mostramos en esta seccin, de una redefinicin de la identidad

    indgena transnacional.

    En esta nueva fase de movilidad, son las mujeres las pioneras, debido a los cambios delmercado laboral internacional y del impacto de este en las estructuras sociales en la comunidad(Sassen, 1996; Surez Navaz, 2005). En Jatun Pamba esta emigracin internacional comienza conEstrella, que trabajaba en el servicio domstico de una de las familias espaolas de la embajadaen Ecuador. El motivo de su emigracin no fue la falta de trabajo, sino su capacidad de movilidad

    y de toma de decisin. Su independencia econmica contrast con su dependencia de las normasimpuestas por sus padres respecto a su casamiento. El problema radic en que su pretendienteno perteneca a las familias de la comuna y el matrimonio fue considerado no conveniente y, ala postre, prohibido. Como otras mujeres migrantes, Estrella evoca siempre la importancia de lasrazones de gnero en su emigracin8. Estrella se estableci con xito en Madrid, creando unacadena migratoria especializada en la insercin de mujeres en el mercado laboral del servicio do-mstico en Madrid. La otra red migratoria pionera se inicia gracias al apoyo de las redes otavalasde uno de los dirigentes de la comuna, y su inters por desarrollar una cooperativa de artesanade mazapanes tradicional (Simbaa, 1995; historia oral EP 2002). Las cinco mujeres fundadorasde la cooperativa de artesana realizan el primero de los viajes a Espaa, vendiendo con muchoxito su mercadera all. No obstante, en este caso tampoco fue fcil para ellas adquirir protago-nismo en este trnsito transocenico, como nos relataba una de las cooperativistas en relacin asu esposo: l no me dejaba salir, hasta el ltimo da, me escondi el pasaporte, me encerr, mepeg, yo no s en ese tiempo pusimos 600 dlares para la mercadera, yo hice el prstamo parael pasaporte, yo dije bueno me voy y me voy (O.S., verano de 2005 en Ecuador).

    El proceso migratorio se va densificando y cientos de familias de Caldern y Jatun Pambalogran enviar una primera persona a travs de los mltiples contactos de parentesco, de pai-sanaje, o de trabajo que se reactivan en el proceso, como la literatura de redes migratorias hademostrado9. Los primeros aos son muy duros, los migrantes se someten a mltiples abusos porel alquiler de un cuarto, una cama para dormir, o en el trabajo, pero poco a poco se van estabi-

    8 Varios fueron los trabajos pioneros que documentan el modo en que el gnero estructura la migracin: Hondagneu-Sotelo,

    1994; Pessar, 1995; Sassen, 1996; Parreas, 2000 y 2005; Ehnrenreich & Flochschild 2002, y para el caso espaol y ecua-

    toriano ver Surez Navaz, 2005; Surez Navaz et al., 2006; Pedone, 2005 o Herrera, 2005.9 La literatura que comienza a profundizar en las redes migratorias deriva de la Escuela de Manchester y el anlisis de cam-

    pos de relaciones sociales que unan la ciudad y el campo, intentando superar la visin dicotmica entre la vida tradicional

    de origen y la vida moderna de destino, como Gluckman, Mitchell o Epstein (ver Mitchell, 1969, con trabajo pionero). Ya

    entonces se enfatiza la importancia del vnculo con la comunidad en los procesos migratorios, llegando a trabajos tan sofis-ticados como los de Lourdes Arizpe en relacin a las estrategias familiares y la migracin por relevos (1980) o Massey et al.

    (1987), o la revisin sobre capital social de Portes (1998); para el caso de Ecuador, Pedone (2005). Para una revisin sobre la

    literatura de redes sociales en procesos migratorios y una crtica sobre algunos peligros epistemolgicos de su uso desde

    la perspectiva transnacional, ver Surez Navaz (2008).

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    lizando. Los intereses de las deudas para financiar el viaje estaban entre el 12 y el 18 % mensual.La insercin en el sector de servicio domstico como internos en primer lugar permiti una fasede ahorro intensivo, refinanciando sus deudas a travs de nuevos prstamos a conocidos que

    queran emigrar. Como decan mis informantes, se trataba de cadenas de deudas que sirvieronpara capitalizar las cadenas migratorias y financiar el asentamiento. Pronto, cuando logran al-quilar un cuarto propio y tener un trabajo, muchos trajeron a sus esposas o esposos, a sus her-manos o cuados, poniendo en valor las ms diversas estrategias familiares que hicieran posibleel acceso al trabajo en Espaa y el cuidado de los nios en Ecuador (Surez Navaz et al., 2006).

    A pesar de la dureza del proceso, los miembros de las comunas indgenas de Caldern lo-graron establecer una inmigracin familiar, trayendo a sus hijos e incorporndolos en el sistemaeducativo espaol. El primer objetivo asociativo tiene un carcter comunitario: se trata de poderreunirse con los paisanos. Para ello fue crucial el desarrollo de mltiples estrategias de arraigo enEspaaque conllevan una redefinicin de su identidad como indgenas andinos e inmigrantes

    latinoamericanos a travs de la conquista del espacio pblico. Las iniciativas asociativas de los di-rigentes de la comuna de Jatun Pamba son mltiples, pero tienen en comn el hecho de que tratande ganar el reconocimiento de su presencia en el espacio pblico tanto frente a las autoridades yactores sociales espaoles como frente a los propios comuneros y a las autoridades ecuatorianas.En cierta medida es un proceso de visibilizacin y acceso al espacio pblico similar al realizado en

    Jatun Pamba con las luchas por el transporte pblico o en contra del botadero, aunque el contextoeconmico y poltico ahora cambia de signo, se transnacionaliza y se complejiza. El nuevo espaciopblico transnacional incorpora otros actores en la reconstruccin poltico-identitaria, que van aser relevantes en la redefinicin de la comuna como referente de resistencia colectiva.

    Las primeras asociaciones surgen en el contexto del uso de los parques pblicos madri-leos. Pronto estas reuniones adquieren mucha relevancia en Madrid, tanto por el nmero deinmigrantes que se renen, como por la reaccin de la poblacin espaola, con quejas y de-nuncias por el ruido y la suciedad que queda despus de las reuniones de inmigrantes. Fue laCONADEE (Coordinadora Nacional de Ecuatorianos en Espaa), desde comienzos de 2001, laprimera asociacin que intent regular este proceso. Uno de sus dirigentes, de origen indgena

    y casado con una jatun pambesa, que haba ejercido como dirigente en el cabildo de la comunay ahora en Espaa redefina su liderazgo poltico, nos relata el proceso:

    Nosotros somos de una comuna en el campo. Por eso nosotros estamos cercanos a lanaturaleza. Y ese mismo contacto lo estbamos buscando en Madrid. Pero que aparte deesto en verano es ms fuerte la necesidad de recurrir a los parques por el mismo hechode estar 10, 15, 18 personas en un piso era algo insoportable por la calor. Peor adems

    no podamos estar encerrados con los nios, y por eso tambin la necesidad de salir a losparques pblicos, para ser utilizados. Desde luego cuidando su entorno. Que eso ha ge-nerado tambin la venta ambulante de productos es tambin por la necesidad de saborear,por decir algo, la gastronoma del Ecuador. Que no era suficiente el ir a un restaurante,que en un restaurante igual ests entre cuatro paredes. Es ms econmico y ahorro detiempo el salir a un parque. Come algo, descansa, est al aire libre. Y no solo lo miramosdesde un punto de la gastronoma sino es un punto de reunin en el que se dan diferentescosas: bolsa de empleo, porque se encuentran los amigos, los primos, los familiares y sedicen mira yo necesito trabajo Que tambin se generaba el encuentro deportivo quetambin mal visto por la administracin el juego de voley. No le gust a la administracinque se hubieran puesto dos redes para jugar. Todo esto se les dijo a los primeros que nospreguntaron que por qu nos reunamos ah, cuando el espaol tena la costumbre de irsea unos bares tomarse unas cervezas e irse a su casa y que por qu nosotros estbamos enel parque. Entonces nosotros no entendamos por qu la administracin se sorprenda deque estemos dndole vida a los parques(G.I., dirigente CONADEE, Madrid 2002).

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    En la descripcin se evidencia la identidad indgena y comunitaria, la cuestin laboral yde clase, el deseo de crear espacios de socializacin y las iniciativas econmicas que genera elproceso. La polica y las autoridades municipales comienzan a monitorizar el proceso, exigiendo

    permisos para la venta de comida y bebida, y contratando un mediador en el parque. La Me-diacin Social Intercultural, impulsada por la universidad y otros agentes sociales, se convertadesde entonces en el instrumento bienintencionado de las estrategias de control municipal sobrelos recursos espaciales, con la intencin de poner a los inmigrantes en su sitio (Surez Navaz,2004):

    Lo que s hizo la administracin fue enviarnos mediadores sociales interculturales. Noshan enviado cinco. La primera persona trat de entablar un acercamiento entre la pobla-cin inmigrante ecuatoriana, el mediador y la administracin. Pero en seguida la admi-nistracin le dijo usted no est para eso, no nos dijeron, miren lo vamos a cambiar, sinoque lo cambiaron y nos enviaron otro mediador social, creo que L. E. Bueno, el pobre no

    poda hacer nada tampoco tena la capacidad, no porque l no quiera, lo quiero dejarmuy claro. Sino porque cuando intentaba el acercamiento, al intentar el acercamiento lecambian. Entonces no es mediacin sino que les han convertido, la administracin, enobservadores. Porque yo creo que se le debe dar el papel que tiene al mediador. Propiciarun acercamiento entre las partes. Tener la capacidad de que nos conozca, porque estamosentre ustedes Creo que no es pedir nada del otro mundo(G.I., dirigente CONADEE,Madrid 2002).

    El enfoque institucional sobre la inmigracin como un asunto de seguridad ciudadana ycontrol provoca que pronto las primeras asociaciones desarrollen alianzas estratgicas con secto-res de la sociedad espaola. Estas asociaciones comienzan a invitar estratgicamente a activistasespaoles a las celebraciones culturales que pronto comenzaron a aflorar en este espacio, conel inters de legitimar y visibilizar su presencia como colectivo. Como acadmicos involucradosen la formacin e intervencin en temas migratorios desde la Universidad Autnoma de Madrid,

    y yo personalmente como etngrafa temprana entre los ecuatorianos andinos, dos antroplogosfuimos invitados a ser priostes en las primeras celebraciones del Pase del Nio en 2002. Prontose invit tambin a los concejales municipales y, en general, a toda autoridad que se mostraramnimamente accesible. Esta estrategia se mostr exitosa en su capacidad de incorporar al tejidoasociativo los nuevos dirigentes y construir una esfera pblica multicultural a partir de la rituali-zacin en los parques, de las principales celebraciones religiosas y culturales del Ecuador serra-no y en particular de Caldern. Desde entonces estas celebraciones han seguido realizndose,

    ya de forma institucional, aunque continan activas iniciativas de tipo local y popular.

    La constante llegada de ms inmigrantes latinoamericanos y ecuatorianos en aquella etapahizo surgir la necesidad de distinguirse y de encontrar un espacio ms ntimo para las celebra-ciones comunitarias, cristalizando en los distintos barrios, fronteras de tipo nacional, regional ytnico:

    [Los de Jatun Pamba] son los iniciadores de las reuniones en el parque del... ms quenada porque ninguno de ellos tiene vivienda ms que la de sus patrones porque ellosson internos [i.e. trabajan en el servicio domstico de internos], ninguno trabaja en otracosa. Entonces los domingos, el da libre, lo nico que pueden es encontrarse en el pri-mer punto de reunin de los de la comuna... ya ah deciden buscar otro sitio: el Parquedel Oeste... la diferencia es que en el Parque del Oeste hay solo ecuatorianos y ms de lazona andina de Caldern y de Quito y sus alrededores en el Retiro tambin hay gentepero es una mezcla de peruanos, colombianos y ecuatorianos... en el Parque del Oestesolo ecuatorianos de los nuestros. La esencia es el querer compartir(E.P., dirigente grupode danza, Madrid 2002).

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    En este testimonio est clara la relacin que se establece entre territorio, frontera e identi-dad. El desplazamiento de los ecuatorianos serranos hacia el Parque del Oeste es iniciado preci-samente por gente de Jatun Pamba. Se trata, en palabras de uno de sus dirigentes, de preservar

    un espacio propio de las redes de parentesco y paisanaje de los indgenas de Caldern:

    Espaoles van pocos, es que nos tienen miedo [lo dice con irona]. Claro un poco creoque la situacin es natural Cuando empezaron a bajar los mestizos, que son ecuatoria-nos mismos, nos empezamos a sentir molestos. Era como que estaban invadiendo nuestraPachamama. No nos estaban invadiendo ni nada, pero como est tan inculcado eso de lapropiedad colectiva, pues eso se ve(E.P., Madrid 2002).

    Las referencias a la necesidad de preservar la Pachamama deben entenderse de forma me-tafrica, como smbolo de la pertenencia a una comunidad moral que precisa re-construir unespacio de socializacin comunitaria, cara dentro (Epstein, 1970; Martnez Casas y De la Pea,

    2004). As la conquista del espacio pblico se descentraliz progresivamente, creando nuevos es-pacios de socializacin de los inmigrantes originarios de Caldern desde donde renovar la red derelaciones sociales comunales desplazadas en Europa. Ms all de las celebraciones cara afuera,orientadas hacia el espacio pblico espaol, es crucial atender a otra dimensin, cara dentro decelebraciones diversas, especialmente eventos familiares, como bautizos, comuniones o fiestasreligiosas populares. En estas existe una regulacin ms estricta de los lmites de la comunidadmoral definida en trminos de parentesco filial y ritual, tnicos, comunales y regionales, segnhemos constatado etnogrficamente. Paralelamente, los dirigentes refuerzan su capacidad de or-ganizar eventos deportivos, religiosos y culturales de distinto signo, siguiendo una estrategia quecombina la articulacin estratgica con diversos actores sociales espaoles y ecuatorianos (autori-dades polticas, iglesia, ONG, universidad). De esta forma se inicia un proceso de arraigo multilocal

    y multidimensional, orientado, por una parte, al reconocimiento de su presencia por parte de losEstados involucrados, por las autoridades municipales y regionales que son claves en el acceso alespacio pblico, y por otra, hacia la reconstitucin de la comunidad en el espacio desterritoria-lizado que permita su reproduccin como comunidad moral vis visJatun Pamba en Ecuador.

    Uno de los ejemplos ms claros de este proceso fueron las celebraciones deportivas, orga-nizadas primero por APEM (Asociacin Pueblos del Ecuador en Madrid), liderado por jatun pam-beses, como hemos dicho, y posteriormente por mltiples asociaciones vinculadas a los barrios ymunicipios donde residen los inmigrantes. Los equipos de ftbol de sus comunidades de origen,como el Estudiantes de la Plata, en el caso de los jatun pambeses, se trasladan y organizan enEspaa. Los fines de semana, con los partidos entre los distintos equipos, se renen las familias,generando un lugar para el encuentro, la activacin de redes de informacin y la socializacin

    de sus miembros. En lugares como Alcobendas, un municipio del norte de Madrid donde residenmuchos inmigrantes originarios de Caldern, donde iniciamos trabajo de campo en la primaverade 2009, estas organizaciones deportivas han liderado el proceso de arraigo de la comunidadecuatoriana en el municipio. Este proceso ha exigido mltiples negociaciones con las autoridadesmunicipales, que han cedido espacios pblicos para las celebraciones deportivas y han orientadosus acciones hacia los nuevos vecinos con un indudable inters electoralista. En algunas de lascelebraciones deportivas ms importantes tambin se invitaba y asistan las autoridades del go-bierno ecuatoriano, especialmente desde que Rafael Correa activa su poltica transnacional hacialos emigrantes con la Secretara Nacional del Migrante (SENAMI), cuyos representantes en Espaarealizaron en este momento una labor sin precedentes con los migrantes10.

    10 Desde aqu agradezco la hospitalidad y la bienvenida que los y las dirigentes de las asociaciones de ecuatorianos y de la

    SENAMI en Madrid siempre me han prestado, extendindola generosamente a algunos de mis estudiantes que continua-

    ban estas lneas de investigacin.

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    4. Migraciones encadenadas en la comuna: los derechos de los ausentes

    El carcter comunitario del acceso al espacio pblico en la esfera transnacional se sostiene porlas densas redes familiares y de vecinazgo entre el origen y destino. No hay estudio sobre proce-sos migratorios que no haya constatado la importancia de los vnculos de parentesco y las redessociales comunitarias tanto en las estrategias de insercin y asentamiento en destino, como enla reproduccin comunitaria de su identidad y estructuras sociales en origen (Carrasco y Lentz,1985, para un estudio temprano de estas dinmicas en las migraciones internas en Ecuador, oGuss, 2006, para acercamientos ms recientes al mismo fenmeno). La perspectiva transnacio-nal ha mostrado cmo esto sigue sucediendo cuando son miles de kilmetros los que separanlos asentamientos comunitarios de origen y destino (ver Khagram y Levitt, 2008; Kivisto y Faist,2010, para revisiones recientes de la literatura). Esta perspectiva permiti cuestionar los modelosde asimilacin o pluralismo cultural enfatizando el modo en que los migrantes establecan es-trategias de acceso al espacio pblico que incluan las redes sociales con el pas y la comunidadde origen. Conceptos como espacio/campo social transnacional van ms all incluso, enten-diendo que es la articulacin de varias dimensiones territoriales la que configura las prcticasde los actores sociales (Faist, 2000; Levitt y Glick, 2004; Surez Navaz, 2008). En nuestro caso,la dimensin territorial de la comuna, aparece como una de las dimensiones relevantes de laconfiguracin de una nueva nocin de comunidad transnacional, que incorpora las experiencias,reivindicaciones y luchas llevadas a cabo por miembros a travs de las dimensiones territoriales,en el campo transnacional.

    En esta seccin apuntar algunas de las transformaciones que se han producido en el reade Caldern y en la comuna de Jatun Pamba como efecto de la emigracin, enfatizando aquellasque tienen que ver con las formas de pertenencia y titularidad de derechos en la comunidad moral

    transterritorial. Jatun Pamba muestra una mirada ambivalente sobre la migracin. Aunque se reco-noce como una estrategia de supervivencia exitosa a nivel individual y familiar, los costes de la emi-gracin eran tambin evidentes. En otros trabajos he analizado en profundidad aspectos negativos,como la nueva estratificacin social y la carga del cuidado de los dependientes en las mujeres quequedan en la comuna (Surez Navaz, 2005, 2007; ver tambin Parreas, 2005). Los procesos migra-torios transformaron totalmente la comuna. El dinero de los emigrantes se invirti en la construccinde enormes casas que simblicamente marcan en la comuna el xito econmico de las familias quetrabajan en Espaa. No hubo mucha inversin productiva, solo algn negocio familiar de comercioo restauracin, y apenas es reseable el impacto del tejido asociativo desarrollado en Espaa enorigen, aunque s ha habido esfuerzos colectivos de varias asociaciones ubicadas en Madrid paraunirse en un paraguas asociativo denominado Asociacin de Jatun Pambeses en Espaa y Europa.Nombraron sus representantes en la comuna y realizaron eventos en Espaa para conseguir dinero

    y reinvertirlo en la comuna. Hubo esfuerzo para incorporar al ayuntamiento y a los investigadorescomo yo, con algunas de las asociaciones, con un esfuerzo para generar un vnculo positivo entredesarrollo comunitario y movilidad poblacional (Srensen et al., 2002).

    Un aspecto especialmente importante en la transformacin de Caldern fue la llegada denumerosos inmigrantes, muchos de ellos afroecuatorianos11y tambin afrocolombianos. Esta

    11 Aunque histricamente hay registros de poblacin negra en Quito, que ha sido invisibilizada como poblacin urbana de

    manera similar a la indgena, solo recientemente se viene a reconocer que Pichincha es hoy en da la tercera provincia con

    poblacin negra del Ecuador, con un 13 % frente al 25 % de Esmeraldas o el 36 % de Guayas (ver Snchez, 2004). Segn el

    trabajo de este investigador, la inmigracin en Pichincha est vinculada a los procesos de industrializacin y urbanizacinde los aos setenta y forman un conjunto de unas 300 familias centradas sobre todo en Carapungo, originarias en su ma-

    yora del Valle de Chota-Mira. En Jatun Pamba la inmigracin de poblacin afro es ms reciente y se vincula directamente a

    la emigracin masiva de ecuatorianos a partir de los aos noventa. Aunque se han establecido afroecuatorianos del Valle

    del Chota-Mira llegados de Carapungo, tambin llegaron pobladores de la costa, como Esmeraldas.

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    inmigracin en Caldern se hizo cargo de los nuevos trabajos no cualificados producidos por lainyeccin financiera transnacional que surge a partir de las remesas, especialmente en la cons-truccin. Adems, como ha descrito Caicedo en su investigacin sobre los barrios negros de

    Quito y Cali (2005), los afroecuatorianos y afrocolombianos se concentran en reas residencialesms pobres y situadas en las afueras de los centros residenciales, como Carapungo o Jatun Pam-ba en Caldern. Hay zonas donde esta nueva inmigracin ocupa la vivienda social impulsadapor el Estado ecuatoriano en la zona, mientras que otros se ocupan como guardeses de las enor-mes viviendas nuevas construidas con el dinero de la emigracin europea. Estos barrios pasana representar en el imaginario serrano indgena espacios de peligro y contaminacin que soncuidadosamente separados del centro en las prcticas cotidianas (Caicedo, 2005). Tanto mesti-zos como indgenas los construyen como mundos de la negritud, superponiendo as un ordenracial/espacial heredero de la colonialidad (Cervone, 1999; Rahier, 1999). Como Aguirre, Carrin

    y Kingman han expresado en Quito Imaginado, El Quito de la negritud es un mundo aparte(Aguirre, Carrin y Kingman, 2005). As lo es en Jatun Pamba y como veremos es especialmente

    destacable su invisibilizacin desde la emigracin transcontinental en la que se reproduce unaimagen mtica de la comuna como territorio ancestral, que como tal se mantiene, aunque en lapobreza, en los das actuales.

    Con el concepto migraciones encadenadas me refiero a la caracterstica aparente suce-sin de procesos de emigracin/inmigracin en un determinado lugar, como el caso de la comu-na de Jatun Pamba o el proceso del que fui testigo en Andaluca, Espaa, tierra eminentementede emigrantes a partir de los aos cincuenta hasta los ochenta. Aunque una emigracin no es lacausa estructural de la nueva inmigracin, lo cierto es que la riqueza (desigual) producida porla llegada de remesas enviadas por los emigrantes, unida a su ausencia en el mercado de trabajolocal, genera la llegada de otros inmigrantes de un estatus ms bajo para satisfacer la demandalaboral generada por la actividad econmica de los emigrantes. Estos procesos de encadena-miento migratorio son, por supuesto, expresin del funcionamiento del capitalismo internacio-nal, de la articulacin entre migraciones internas y migraciones internacionales. En este caso, loque sucede en Jatun Pamba con los nuevos inmigrantes afros coincide con lo que ocurri en

    Andaluca: las migraciones encadenadas producen exclusin social y estigmatizacin de los re-cin llegados en los procesos de asentamiento social (ver Elias & Scotson, 1965, para un estudioclsico; ver Surez Navaz, 2004, para el caso espaol). Los esfuerzos colectivos por reproducir loque hemos denominado la comunidad moral en un espacio transnacional y desterritorializado,adems del impacto en el refuerzo de la identidad en situaciones de discriminacin, rechazo

    y racismo, como el sufrido por los emigrantes en Espaa, genera un efecto contraproducente,no necesario pero s comn: el atrincheramiento en espacios propios con el fortalecimiento delos lmites simblicos de la comunidad (y la exclusin de los recin llegados de los espacios

    sociales, residenciales y polticos).

    En Jatun Pamba, la poblacin mira de manera ambivalente la emigracin, que coincidecon sentimientos de pnico moral en relacin a los nuevos inmigrantes, y la extendida percep-cin de que la comuna, como tal, no mejora. Por el contrario, la idea es que la emigracin favo-rece a las familias de los emigrantes, pero es negativa para la unidad del grupo y la adhesin a

    valores compartidos. La tensin producida por los efectos negativos de la emigracin, por tanto,se proyecta sobre la nocin de comunidad moral, con un fuerte debate transnacional sobrecules son los lmites simblicos de la comunidad en el espacio transnacional. Como se ha mos-trado en la literatura, este efecto es, si cabe, ms fuerte en las comunidades periurbanas como

    Jatun Pamba, donde la metrpoli de Quito est extendindose da a da, debilitando, si cabe an

    ms, la capacidad de resistencia y organizacin de las instituciones comunales.Etnogrficamente encontramos en primer lugar la crtica fundamental sobre la nueva po-

    breza en la comuna y la falta de distribucin de la riqueza adquirida en Espaa y otros lugares

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    de emigracin. Esta cuestin se vincula directamente con el modo en que la emigracin debilitalas instituciones socioculturales comunales, como el principio de reciprocidad y la minga. Lasnormas locales del trabajo mancomunado o mingaexigen la presencia activa y la participacin

    con el trabajo personal en las llamadas colectivas a realizar cualquier tipo de proyecto de uncomunero y se rigen por un principio de reciprocidad. El sistema de alcantarillado, por ejemplo,se ha organizado barrialmente por los dirigentes locales a travs de mingas: cualquier comunerocon una casa recibe este apoyo y lo presta a otros segn la acometida va pasando por delantede cada una de las casas. Como ha sucedido en otros procesos migratorios anteriores, los queestn ausentes por su emigracin tienen que encontrar formas de participar para renovar loslazos de pertenencia e incorporarse como vecinos en estos trabajos comunales. Los familiaresde los emigrantes en principio son los que se hacen cargo de la participacin obligada, traba-jando por ellos. Pero la sangra de jvenes y adultos en edad activa ha sido enorme, con lo quemuchas veces quedan solo los padres mayores y sus nietos: El problema es que somos puros

    viejos, los hijos se fueron, no podemos cocinar ni trabajar en las mingas, as que mi hijo nos dice,

    paga y que vengan a hacerte el trabajo. Si no tienen familiares tienen que contratar la mano deobra que les sustituye, y esta nueva mano de obra que participa como asalariada en las mingasson los nuevos inmigrantes. Estos jornaleros, sin embargo, no son considerados miembros de lacomuna, a pesar de que residen all: Esos no son de aqu, solo vienen a trabajar, no son de lacomunidad, vienen se les paga y se van (ambas citas de una vecina de Jatun Pamba, madre deemigrante, verano 2005).

    Dos cuestiones se evidencian aqu. Primero, la ausencia de los transmigrantes unida a sucapital econmico produce una fuerte mercantilizacin de la minga, un proceso que impactadirectamente en los principios sociales que rigen la minga, reciprocidad y presencia fsica en eltrabajo mancomunado. Este aspecto era percibido negativamente por alguno de los lderes loca-les, que resenta la arrogancia de los comuneros capitalizados a travs de la emigracin. Y en se-gundo lugar, evidenciamos que los nuevos inmigrantes en la comuna son excluidos sin ambagesde los derechos comunitarios que da el trabajo en la minga. La organizacin de las acometidasdel alcantarillado no incluye como barrios los ncleos poblacionales de los nuevos inmigrantes,

    y su participacin en las mingas no genera derechos de reciprocidad con los comuneros, sonconcebidos como mano de obra temporal barata.

    Esta exclusin se basa en reglas consuetudinarias sobre la pertenencia que estn en crisiso al menos en un serio proceso de redefinicin. Ya lo vimos en el caso de Estrella. No la dejaroncasarse porque la persona que ella haba elegido no era natural de la comuna, sus ancestrosno podan trazarse dentro del territorio, pese a que prometa vincular su destino al mismo. Enaquel caso Estrella se rebel y se fue de la comuna. Quiso el destino que encontrara a su ama-

    do en Madrid por puro azar, y por fin pudiera comprometerse. El caso de los trabajadores queparticipan en la minga es similar, porque aunque formalmente podra generar reivindicacionesde derechos, substancialmente les son negados por no ser naturales de la comuna, no amplin-dose las estructuras locales de redistribucin tradicionales en el nuevo contexto de desigualdad,generado por los flujos migratorios y la modernizacin de la comuna.

    5. Arraigo, pertenencia y titularidad de derechos: redefiniendo los lmitesde la comuna desde la experiencia transnacional

    Como hemos visto en la primera seccin, la inmigracin en Espaa se ha caracterizado por unrasgo predominante: la irregularidad administrativa. Las fronteras aduaneras han sido extrema-damente porosas para los latinoamericanos que llegaron a Espaa durante la primera dcada deeste siglo. Esta tolerancia responda a las necesidades de mano de obra barata en los sectores

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    econmicos donde los inmigrantes se han venido integrando desde entonces hasta la crisis eco-nmica de 2009, que ha impactado de especial forma en estos sectores y en los inmigrantes12.El asentamiento acelerado y rotundo de los latinoamericanos en territorio espaol se ha reali-

    zado desde una inseguridad jurdica bsica, la de no tener autorizacin para trabajar y residir,ser un sin papeles. Aunque el Estado espaol durante estos aos ha puesto en marcha variosprocesos de regularizacin extraordinaria para reconocer legalmente a los que de factoresiden

    y trabajan en el pas, hasta muy recientemente el mercado informal segua demandando trabaja-dores a los que les resultaba muy difcil regularizar su situacin, creando una situacin crnicade inestabilidad y marginalidad social de los nuevos inmigrantes.

    Dada esta situacin de precariedad, la sociedad civil espaola ha generado una reivin-dicacin sostenida a travs del tiempo de la necesidad de integrar a los nuevos trabajadoresinmigrantes en igualdad de condiciones con los espaoles. Mltiples ONG, la iglesia y sus aso-ciaciones civiles, y otros actores sociales en menor medida, como los sindicatos, han estado muy

    presentes en la vida cotidiana de los inmigrantes y han sido claves en el apoyo de los procesosde regularizacin e insercin social. As pues, y a pesar del discurso dominante de prevencino incluso el ms minoritario de rechazo hacia la inmigracin, los ecuatorianos, como en generaltodos los inmigrantes y en particular los latinoamericanos, se integran en una sociedad civil muyactiva en la defensa de sus derechos de ciudadana. Incluso para los sin papeles, el acceso a laeducacin y la salud estn garantizados a travs del empadronamiento en el registro municipal13.En la administracin espaola, asimismo, ha sido caracterstico durante estos aos el desarrollode una retrica de integracin. Central en esta retrica, y coexistente con los mecanismos ju-rdicos excluyentes de los que hemos hablado, es la referencia a los inmigrantes como nuevosciudadanos, o nuevos vecinos en los mltiples Planes de Integracin que se han desarrolla-do en todos los niveles gubernamentales. As, a pesar de la presencia de prcticas restrictivas ydiscrecionales en el acceso al estatus de residentes, se ha impuesto un argumento contundentea favor de que sea la residencia (legal) en territorio espaol el criterio fundamental para elacceso a la ciudadana social, que sin embargo ha creado el fenmeno sociojurdico que he de-nominado el fetichismo de los papeles (Surez Navaz, 1999, 2004).

    Dado el peso de la irregularidad en las trayectorias de muchos de los inmigrantes, lograrel reconocimiento oficial al derecho a la residencia ha dependido de un concepto jurdicamenteindeterminado que ha venido a jugar un papel clave: arraigo. Se trata de demostrar documen-talmente la residencia continuada en territorio espaol de los ciudadanos extranjeros de formanormalizada, esto es, habiendo trabajado y habindose establecido residencialmente. Dada lainsercin irregular en el mercado laboral, y la dificultad para aportar documentacin que de-muestra el arraigo, los inmigrantes han echado mano de las alianzas estratgicas establecidas

    en su proceso de asentamiento: el contacto con las parroquias, con los empleadores, y con lasautoridades municipales y los tcnicos de los programas de integracin, han sido cruciales parademostrar el arraigo y acceder a esos tan deseados papeles.

    Es importante enfatizar el curso del aprendizaje de los procesos de ciudadana en el cam-po transnacional. Los inmigrantes han experimentado en sus propias trayectorias las consecuen-cias jurdicas de su asentamiento social y territorial, y desarrollan concepciones de derechos y

    12 Ver anlisis estadstico desde la perspectiva econmica, en , o el ltimo informe de Critas La situacin social de los inmigrantes

    acompaados por Critas (2011), desde el trabajo de intervencin social.13

    Desde el comienzo de la llegada de los inmigrantes este empadronamiento est garantizado legalmente, aunque algunosmunicipios se han resistido. En los ltimos aos, el impacto meditico de algunas de estas prcticas de exclusin adminis-

    trativa ha sido importante, pero varias instituciones del Estado, desde el defensor del Pueblo hasta el propio presidente del

    Gobierno manifestaron la obligatoriedad de empadronar a todos los inmigrantes por parte de los municipios y el derecho

    universal a la educacin y la sanidad que este reconocimiento implica.

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    deberes ms matizadas y reivindicativas. Un abogado especializado en temas emigratorios enEcuador lo expres claramente en un grupo de discusin realizado en Quito en 2005:

    [L]as percepciones que manejamos los ecuatorianos aqu y las percepciones que manejanlos ecuatorianos ya en Espaa y las que manejan los espaoles sobre lo jurdico [son di-ferentes...] yo creo que aqu no tenemos una percepcin de sentirnos sujetos de derecho,o sea inicial, a m, el otro es el que me reconoce el derecho, yo no reconozco como quelo tengo innato en m, sino que el otro me hace un favor, es una benevolencia del otro.Incluso nosotros en la facultad [de Derecho] nos dirigamos a las autoridades como si fue-ran a hacernos un favor... entonces la gente que va a Espaa... hay mucha gente que dicea pesar de que no tengo papeles, a pesar de que no tengo otras cosas, se sienten

    sujetos de derechos, a pesar de ser objeto de exclusin! (Grupo de discusin con abo-gados, Casa del Migrante, Quito, julio 2005, nfasis mo).

    Desde el punto de vista de este abogado, existe un claro contraste entre la concepcin dederechos que tienen en el contexto de origen y en destino. La experiencia de exclusin jurdicay la inclusin condicionada que configura el sistema migratorio espaol, les ha hecho transfor-mar substancialmente su percepcin de quin y en base a qu es legtimo reivindicar derechosde ciudadana. El nfasis de la sociedad civil que ms relacin tiene con estos inmigrantes enel criterio de residencia, es crucial en el proceso de transformacin de la nocin de derechos.

    Vinculado a ello existe una crtica de prcticas racistas, basadas en prejuicios sobre los otrosinternos:

    Mujer jatun pambesa residente en Madrid: [] Cuando sal de trabajar de interna... ya mequed embarazada y lo que pasa es que, bueno, poco a poco, es igual que aqu, te vasbuscando la vida, buscas un trabajo y siempre quieres mejorar, a veces te sale bien a veceste sale mal..., pero, lo malo, malo, es que s hay racismo, aunque la gente diga que no.

    Antroploga: En qu lo notas?

    Mujer:[] y te miran como si no tuvieras los mismos derechos yo lo he visto en eltrabajo, simplemente por no ser de Espaa, como que te hablan con ms autoridad, o sea,eso eso tal vez es lo malo lo bueno de all [se est refiriendo a Espaa] es que el tra-bajo te compensa, porque si yo aqu, me pongo a trabajar en una casa no vivo (Grupode discusin, Jatun Pamba, verano 2005).

    El acceso a los derechos de ciudadana a travs de la residencia y el discurso de igualdad

    ante la ley de todos los seres humanos que prevalece en la sociedad civil, se contraponen apa-rentemente a la definicin tnica de la pertenencia a la nacin. Sin embargo, esta concepcintnica de la pertenencia a la comunidad poltica, que suele incorporar una idea de sentimientopatritico vinculado a rasgos y smbolos culturales, no desaparece. La encontramos presente enla sociedad espaola y se vincula a la idea de que la antigedad en el territorio se traduce enciertos privilegios en el acceso a los derechos de ciudadana. Igualmente la encontramos en elnacionalismo ecuatoriano, que se reproduce con fuerza en el espacio migratorio transnacional,con programas subvencionados por el gobierno a travs de la SENAMI, pero tambin con larepresentacin simblica de la pertenencia a la nacin en todo tipo de actos deportivos, asocia-tivos o culturales (incluidos los ms especficamente indgenas). Son dos criterios de ciudadanaen tensin, por tanto, el de domos, regido por la ley del suelo o ius soli, y el demos, regido por

    la ley de la sangre o ius sanguini.Las migraciones encadenadas, como la que hemos descrito, son procesos sociales que

    exacerban la tensin entre los dos criterios de acceso a la ciudadana, segn hemos recordado

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    ocurri tambin en el caso andaluz. Los antiguos inmigrantes entienden racional y emocional-mente, a partir de sus experiencias de exclusin como trabajadores extranjeros en el norte deEuropa, que es preciso y justo reconocer la titularidad de derechos a partir de la residencia, el

    trabajo, la convivencia como inmigrantes en un lugar. Pero a la vez, la misma experiencia deexclusin y de discriminacin frente a los nativos produce una valoracin y romantizacin dela nacionalidad de origen, como la que determina la autntica pertenencia a la comunidadpoltica. En palabras de Kastoryano el pas de origen se convierte en una fuente de identidad yel pas de recepcin en una fuente de derecho [] el resultado es una confusin entre derechose identidad, cultura y poltica, estados y naciones (2002: 160). En el caso de los emigrantes an-daluces que establezco aqu como paralelo de lo que est pasando en Jatun Pamba, se producauna vinculacin entre territorio, identidad y mayor legitimidad en el acceso a los derechos. Sibien crean necesario el reconocimiento de derechos a los trabajadores extranjeros, y prevalecauna retrica antirracista que se basaba en sus anteriores experiencias como inmigrantes estigma-tizados en el norte de Europa, en la prctica poltica los nuevos inmigrantes no eran reconocidos

    como actores polticos.

    La nueva identidad de clase y tnica del migrante en Espaa y su lucha por el reconoci-miento y la titularidad de derechos en los ltimos aos est comenzando a tener un impactodirecto en la concepcin de ciudadana, tambin en la comuna de Jatun Pamba y en Ecuadoren general. Las migraciones encadenadas producen contradicciones manifiestas, dado que si-multneamente existen la reivindicacin de la pertenencia y titularidad de derechos en Espaapor trabajar y residir all, y la exclusin de factode nuevas poblaciones de inmigrantes internosafroecuatorianos, en el caso de la comuna, o colombianos o cubanos en el caso ms general deEcuador. Esta contradiccin se presenta muy claramente en el siguiente extracto de un grupo dediscusin con una familia transnacional que tiene a los dos paps mayores y alguno de los hijosen Jatun Pamba y muchos otros miembros en Espaa:

    Mujer joven emigrante en Madrid (familia poltica):Creo que hasta no s si me gusta...que haya gente desconocida aqu, porque nos hemos ido muchsimos, de mi familia, mis-mo estamos todos, padre, madre, mis hermanos estn all, mis sobrinos estn all aququeda la familia de mi padre, o de mi madre.

    Antroploga:Y cundo ustedes vuelven a Jatun Pamba, qu creen, qu ven que necesita-ra Llano Grande, qu ven que se podra hacer, mejorar, o a lo mejor no les falta nadao qu cosas piensan ustedes desde all?.

    Abuela y madre de siete emigrantes, que reside en Jatun Pamba: [] ya no hay quien

    vaya, un moreno, colombiano, peruano en algn momento ya me asusta a m.

    Antroploga: Le da miedo [se crea un silencio incmodo, la abuela sigue opinando].

    Abuela: Usted no puede andar de da sola, porque yo antes suba, yo antes tranquila baja-ba, tranquila suba... ahora me da miedo estar, porque y si encuentro gente desconocida?Hay ms gente de afuera.

    Antroploga: Claro, es el desconocimiento.

    Hermana mayor emigrante en Madrid: Yo lo que creo es que es inevitable, no? Todos

    los, toda la gente se va, a otros pases o a otros.Hermana mediana emigrante en Madrid: Es lo mismo que all dicen de nosotros, los es-paoles igual estn diciendo: No queremos que venga ms gente porque antes no se oa

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    mucho de ecuatorianos, pero ahora hay bandas juveniles de ecuatorianos, que y ahoraen la televisin salen o sea, que tantos ecuatorianos o un ecuatoriano ha violado auna chica, ha matado entonces igual est Espaa y los diferentes pases, diciendo: No

    queremos que nadie venga ms porque nos da miedo.

    Antroploga: Ya.

    Hermana mediana emigrante en Madrid: Porque dicen que es cuestin de igual nosdicen a todos los ecuatorianos, o los inmigrantes habr entre ellos, habremos, gentemala, gente claro, como en todos sitios, igual aqu [en Jatun Pamba], digo hay gentedesconocida, pero no toda la gente ser mala, no toda la gente viene a robar, sino que esun fenmeno nuevo que ha pasado, y que la gente tiene que acostumbrarse, tiene queasimilar, yo creo que a la gente mayor le cuesta ms, pero a la otra gente yo creo queel tiempo les va ayudar a conocer a esa persona nueva que est viniendo a integrarse.

    Este debate es un claro ejemplo del modo en que la experiencia propia de exclusin ra-cista y jurdico-poltica como inmigrantes sin papeles en Espaa genera una sensibilidad y unincmodo reconocimiento de que los nuevos inmigrantes residentes en la comuna estn siendoobjeto del mismo tipo de mecanismo discriminatorio. Esta transformacin de mentalidades pue-de o no traducirse en reivindicaciones de inclusin de los nuevos inmigrantes en Jatun Pamba,pero al menos existe la extensa creencia de que un inmigrante merece reconocimiento, comoproducto de su experiencia en Espaa. En este sentido es clave tambin la nueva poltica delgobierno ecuatoriano en relacin al reconocimiento de los derechos de los migrantes internacio-nales. La idea de Ciudadana Global se define en suPlan Nacional de Desarrollo Humano para

    las Migracionesen los siguientes trminos: Minga multisectorial que expresa la participacinsocial y un dilogo de saberes y esperanzas compartidos [] una construccin colectiva de pen-samiento donde se reconoce al migrante como actor de desarrollo y considera los principios dela justicia poltica, social, econmica y transnacional [] reconociendo la condicin de migrantes

    y el derecho a la movilidad como parte constitutiva de una nueva justicia transnacional que re-quiere el planeta(para un anlisis sobre la configuracin de una ciudadana transnacional, verSurez Navaz, 2010; Guarnizo, 1998; Baubock, 2003). Es an pronto para examinar el curso queadquieren las nuevas formas de estratificacin y segmentacin socioespacial coexistentes conestas nuevas retricas cosmopolitas, pero hoy por hoy la ciudadana de los migrantes internosdesplazados por las estructuras del mercado de trabajo global neoliberal no est en las priorida-des de la redefinicin comunitaria en el campo migratorio transnacional.

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