Serie Mundo Rural

18
BENJAMÍN FERNÁNDEZ VARELA es veterinario desde hace quince años. Ha desarrollado toda su vida profesional en el entorno rural asturiano y está especializado en lo que en la jerga denominan «animales grandes» —en el caso del Principado, ga- nado vacuno—. Benjamín ha enfocado estos últimos años de su actividad veteri- naria a las rutinas de la clínica diaria; tam- bién ha dedicado parte de su tiempo a los llamados programas —de prevención, de vacunación, etc.—, iniciativas impulsa- das desde la Administración a las que, cada vez más, se adhieren los ganaderos de la zona, ayudando así a un mayor con- trol de la calidad en el entorno rural. Sabe que la práctica veterinaria, en este con- texto, no tienta a las nuevas generaciones, pero no duda en afirmar que la rural «es una forma de vivir que hay que aprender a valorar». Rutina rural Un día normal en la vida de Benjamín comienza en la oficina, donde recoge los avisos que le indicarán la ruta del día. An- taño los ganaderos dejaban unas señales en el camino —llamadas banderas— para que el veterinario se acercara a sus explo- taciones; no obstante, y desde hace unas cuantas décadas, se cuenta con el teléfono como principal diario de avisos. Nuestro veterinario inicia su ruta entre las nueve y las diez de la mañana. Intenta realizar el trabajo de clínica antes de las tres; esto le permite dejar las tardes libres para las po- sibles cirugías o atender urgencias. Esta Un veterinario entre vacas asturianas 8 Profesiones nº123 enero-febrero 2010 Inauguramos esta nueva serie, titulada ‘Mundo Rural’, con el relato de Benjamín Fernández Varela, veterinario clínico residente en Salas (Principado de Asturias), apasionado de una pro- fesión que él considera esencialmente vocacional. Tanto este primer reportaje, como los si- guientes que irán componiendo esta serie, intentarán acercar algunas de las vertientes más desconocidas de los profesionales que trabajan en el entorno rural, un escenario desconocido y de enorme potencial. MUNDO RURAL: VETERINARIOS actividad es la que se conoce como «clíni- ca diaria» y consiste, fundamentalmente, en «la inseminación artificial, la revisión de los animales enfermos y en la cirugía posible de esos animales, en el caso de que la necesiten». Las rutas, cuenta Benjamín, «se esta- blecen por orden de prioridades de avi- sos» y se sigue una rutina de horarios «para que el ganadero sepa cuándo vas». La organización es importante: un vete- rinario no se puede permitir el lujo de lle- gar tarde. Puntualidad es sinónimo de confianza —no en vano, la media de ki- lómetros que un veterinario rural hace al día se acerca a los 200—. Benjamín se suele mover por los concejos de Salas, Valdés y Tineo, los tres conocidos por albergar importantes rutas de paso. Es en este cruce de caminos donde ha ejer- cido los últimos años y donde ha desa- rrollado la que, confiesa, es una de sus principales satisfacciones: la práctica preventiva. Sanidad preventiva «Asturias es un zona de mucha ganadería con explotaciones muy modernas. Las explotaciones pequeñas necesitan un tra- to especial porque no suelen adscribirse a las citas programadas y están más nece- sitados de pedagogía». O, lo que es lo Benjamín Fernández Varela, veterinario rural. ¡Nueva serie!

description

Los artículos y entrevistas que componen la serie "Mundo Rural" de la revista Profesiones.

Transcript of Serie Mundo Rural

BENJAMÍN FERNÁNDEZ VARELA es veterinariodesde hace quince años. Ha desarrolladotoda su vida profesional en el entornorural asturiano y está especializado enlo que en la jerga denominan «animalesgrandes» —en el caso del Principado, ga-nado vacuno—. Benjamín ha enfocadoestos últimos años de su actividad veteri-naria a las rutinas de la clínica diaria; tam-bién ha dedicado parte de su tiempo a losllamados programas —de prevención, devacunación, etc.—, iniciativas impulsa-das desde la Administración a las que,cada vez más, se adhieren los ganaderosde la zona, ayudando así a un mayor con-trol de la calidad en el entorno rural. Sabeque la práctica veterinaria, en este con-texto, no tienta a las nuevas generaciones,pero no duda en afirmar que la rural «esuna forma de vivir que hay que aprendera valorar».

Rutina ruralUn día normal en la vida de Benjamíncomienza en la oficina, donde recoge losavisos que le indicarán la ruta del día. An-taño los ganaderos dejaban unas señalesen el camino —llamadas banderas— paraque el veterinario se acercara a sus explo-taciones; no obstante, y desde hace unascuantas décadas, se cuenta con el teléfonocomo principal diario de avisos. Nuestroveterinario inicia su ruta entre las nueve ylas diez de la mañana. Intenta realizar eltrabajo de clínica antes de las tres; esto lepermite dejar las tardes libres para las po-sibles cirugías o atender urgencias. Esta

Un veterinario entre vacas asturianas

8 ■ Profesiones nº123 ■ enero-febrero 2010

Inauguramos esta nueva serie, titulada ‘Mundo Rural’, con el relato de Benjamín FernándezVarela, veterinario clínico residente en Salas (Principado de Asturias), apasionado de una pro-fesión que él considera esencialmente vocacional. Tanto este primer reportaje, como los si-guientes que irán componiendo esta serie, intentarán acercar algunas de las vertientes másdesconocidas de los profesionales que trabajan en el entorno rural, un escenario desconocidoy de enorme potencial.

MUNDO RURAL: VETERINARIOS

actividad es la que se conoce como «clíni-ca diaria» y consiste, fundamentalmente,en «la inseminación artificial, la revisiónde los animales enfermos y en la cirugíaposible de esos animales, en el caso deque la necesiten».

Las rutas, cuenta Benjamín, «se esta-blecen por orden de prioridades de avi-sos» y se sigue una rutina de horarios«para que el ganadero sepa cuándo vas».La organización es importante: un vete-rinario no se puede permitir el lujo de lle-gar tarde. Puntualidad es sinónimo deconfianza —no en vano, la media de ki-lómetros que un veterinario rural hace aldía se acerca a los 200—. Benjamín se

suele mover por los concejos de Salas,Valdés y Tineo, los tres conocidos poralbergar importantes rutas de paso. Esen este cruce de caminos donde ha ejer-cido los últimos años y donde ha desa-rrollado la que, confiesa, es una de susprincipales satisfacciones: la prácticapreventiva.

Sanidad preventiva«Asturias es un zona de mucha ganaderíacon explotaciones muy modernas. Lasexplotaciones pequeñas necesitan un tra-to especial porque no suelen adscribirse alas citas programadas y están más nece-sitados de pedagogía». O, lo que es lo

Benjamín Fernández Varela, veterinario rural.

¡Nueva serie!

Profesiones ■ 9nº123 ■ enero-febrero 2010

ACTUALIDAD

mismo, prácticas preventivas —análisisde sangre que puedan prever enfermeda-des, por ejemplo—. Dentro de este saconos encontramos los programas estanda-rizados, muy demandados por ganaderíasgrandes y tecnificadas, pero que tambiénayudan a que las más pequeñas accedana programas de inseminación o de con-trol de calidad de la leche —los dos másdemandados—. Estos programas puedenestar subvencionados o provenir de ini-ciativa privada, y suelen contar con elapoyo institucional.

El tamaño parecer ser importante en elentorno de las explotaciones ganaderas.También la distancia entre una y otra.¿Cómo garantizan los veterinarios susservicios? «No puedes dar una buena ca-lidad de servicio si estás solo», dice Ben-jamín. Ya sea por cuestión de tiempo opor tratarse de un sector muy especializa-do, «para poder sobrevivir la unión es ne-cesaria». Es por esto que los veterinariosse asocian, sobre todo en las zonas rura-les. «No hay nadie que lo controle todo; elnivel de tecnificación y especialización dela profesión es tan alto que necesitas estarmanejándolos prácticamente todos losdías para dar un buen servicio», por nohablar de los problemas derivados de lahiperdisponibilidad o los tiempos de des-canso, imposibles de tomar en el caso deque un veterinario decidiera ejercer porsu cuenta.

Formación continuadaLa actualización en la formación del ve-terinario es muy importante para el pro-fesional que ejerce en el medio rural, una

formación que puede no parecer muyortodoxa por centrarse, sobre todo, en laactividad del día a día. «En la rutina dia-ria somos generalistas porque tienes quesaber un poco de todo». La especializa-ción, en lo que a grandes animales se re-fiere, llega después de muchos años. Estose debe a que las universidades suelenorientar al profesional a pequeños anima-les, comenta Benjamín, y el déficit afectaa la oferta de la formación, construyén-dose esta en la experiencia de cada día.«Demostrar lo que sabes y adquirir habi-lidades a base de experiencia» son las dosprincipales motivaciones del veterinariobovino tras graduarse. Estas no excluyenla formación continuada —la AsociaciónNacional de Especialistas en MedicinaBovina de España (Anembe) ofrece estetipo de servicio en la zona— ni los con-gresos, que también son importantes a lahora de resolver dudas prácticas; sin em-bargo, «en formación, lo que más circulaes el boca a boca». El colegio profesional,por su parte, cubre al profesional en lo re-ferente a asesoría jurídica; también «ayu-da a poner en contacto al veterinario conotros profesionales del ramo», puntualizaBenjamín.

El papel de la mujer en la profesión esotro de los temas que generan ciertacontroversia. En el ámbito rural —y porser este un sector primario— «las com-pañeras tienen que demostrar más», es-pecialmente con el ganadero. Y es que,si hay una asignatura pendiente esa es lade la relación entre el veterinario y eldueño de la explotación. «Nosotros no te-nemos ninguna asignatura de psicología.

Vamos aprendiendo a base de ensayo-error», matiza. Sin embargo, no deja deechar en falta una cierta formación engestión de relaciones humanas «porque,por muy bueno que seas, si no te llevasbien con los clientes, no trabajas». Ase-gura que el respeto por el ganaderoes «fundamental» y que la reputaciónprofesional se consigue «con mucho tra-bajo, formación y extremando las pre-cauciones».

¿Entorno hostil?Los veterinarios rurales se enfrentan a larealidad de una economía menos holga-da que la de hace unos años —en estostiempos «un veterinario, para poder viviren Asturias, debe controlar entre 2.500y 3.000 vacas si quiere sacar su vidaadelante con normalidad», cuenta Ben-jamín—. El asturiano admite que la si-tuación es sensible. «Es cierto que cadavez más compañeros y compañeras noquieren trabajar en el medio rural. Seentiende que una clínica de pequeñosanimales pueda parecer más apetecible»,apunta, resignado. Aún así, este veterina-rio es un fiel defensor del campo y susbondades. Asegura que, aún siendo unárea en retroceso, todos los años lleganestudiantes desde Madrid. Y que, a pesarde que es en clínica —su área— dondemás bajas está habiendo, «un profesional,si es bueno, siempre va a tener trabajo».

Las explotaciones ganaderas en Astu-rias han crecido mucho. La tecnificaciónha traído garantías sanitarias y produc-ción en serie, pero ha afectado a la re-lación del ganadero con el animal y con elveterinario. Ahora «la relación es más la-boral. Antes era más humana», reflexio-na. El ganadero se conforma con un tra-to cordial, profesional, y eso ha afectadoen la imagen pública del profesional vete-rinario si la comparamos con la «aureola»que antaño compartía con otras institu-ciones rurales, como podían ser el médi-co o el cura de la región. ¿Qué le faltaríaa tu profesión?, le pregunto a Benjamín.«Respeto entre colegas», contesta, «y másnivel de profesionalización en el ganade-ro». No pide más. Es un veterinario clíni-co enamorado del trabajo preventivo,desde su punto de vista, «el futuro de laprofesión». ❚

Coordina: Elisa G. McCausland

nº124 ■ marzo-abril 201012 ■ Profesiones

MUNDO RURAL: PROFESORES

Pedagogía y estructura social,peticiones de un maestro rural gallegoFrancisco Javier Souto Lamas lleva toda la vida formando a chavales en Galicia. Ha enseña-do inglés a niños entre seis y quince años por gran parte de la geografía gallega. Ahora esdirector de un centro público integrado —donde se imparte desde Educación Infantil has-ta Secundaria— pero espera volver a la docencia a finales de año. Este maestro de escuelaconoce el escenario rural muy bien. Es un entorno que, para los profanos, puede evocar pazy lentitud, pero que para él es sinónimo de trabajo, mucho trabajo.

DE SU RUTINA dice que es «de todo menospredecible». El centro que dirige se ubicaen una capital de comarca, A Cañiza, decerca de 7.000 habitantes localizada en lamedia montaña, en la provincia de Ponte-vedra. Podría parecer que, al ser un cen-tro ubicado en un entorno poblado, losproblemas del entorno rural pudieran ser-le ajenos a los profesionales de esta escue-la. Nada más lejos de la realidad porqueen este centro también se escolariza aalumnos de sitios «muy distantes y muyvariados», como la sierra o las proximida-des del río Miño. Algunos de estos sonlugares «francamente aislados» donde elcontacto con la naturaleza no tiene nadade bucólico, sobre todo en invierno. Todoesto, que pudiera parecer obvio así plan-teado, le afecta a Francisco Javier de espe-cial manera debido a que su labor comodirector está muy relacionada con la logís-tica —transporte, comedor— del centro.«Muchas veces los equipos directivos deun colegio rural, además de dedicarse alas tareas educativas, tienen que dedicarlemucha atención a los servicios comple-mentarios», concreta. «Quizás en los cen-tros urbanos esto se note menos», pero enel campo marca la agenda de la semana.A esto se le añade que los padres, cuyostrabajos están relacionados con el sectorprimario, suelen condicionar los horariosdel profesorado, especialmente en Infantily Primaria. «En el entorno rural les es muy

difícil respetar las horas de atención a pa-dres y vienen en el momento que pue-den». Gajes del oficio.

El escenario todavía es determinanteA ojos de nuestro entrevistado, las dife-rencias entre los escenarios urbano y ru-ral no están tan acentuadas como haceaños, pero todavía son determinantes, enconcreto, en lo referente al concepto deformación que puedan tener las familiasde uno y otro entorno, además de lasfuentes culturales y de divertimento. «Elentorno urbano le da mucho más valora la formación. También hay más com-petitividad y más acceso a cines, biblio-tecas, y diferentes actividades extraesco-lares —deportivas, artísticas, culturales—.En el entorno rural todo esto es más difí-cil». A esto se le añade, según FranciscoJavier, que las familias no valoran tanto«el éxito educativo en sus hijos porquetienen otros intereses, otras prioridades».No obstante, desde hace unos quinceaños y gracias a Internet, la situación hasufrido un cambio exponencial. A mejor.

Y es que, antes de Internet estuvo la te-levisión, de la que Francisco Javier diceque resultó ser un «exceso» porque fueuna época —«y aún sigue pasando»— enla que incluso en los dormitorios podíaencontrarse un televisor. Sin embargo, laverdadera revolución parece haber llega-do de la mano del acceso a la Red en las

escuelas, que ha ampliado el abanico deopciones de muchos alumnos. «Conocenmás mundo, ven más posibilidades defuturo. Antes, la única profesión que seplanteaban fuera del entorno agrícola yganadero era enfermería o albañilería.Ahora, y debido también al hecho de quehay institutos con ciclos formativos, lasnuevas generaciones están más protegi-das e informadas».

¿Qué queda del maestro rural?Pero no solo los avances tecnológicos,también las mejoras en las carreterascomarcales han ayudado a que las difi-cultades se diluyan, lo que se ha tradu-cido en un mayor acercamiento de si-tios considerados, hasta el momento,aislados —aldeas de la sierra, pueblosde la costa— a las dinámicas socializa-doras promovidas por ayuntamientos ycentros escolares. Entonces, ¿qué que-da del maestro rural que puebla el ima-ginario colectivo? Nuestro entrevistadocuenta que poco. «La mayoría de losmaestros viven en ciudades cercanas.Son pocos los que viven en el entornoescolar». Pone como ejemplo su centro,localizado a medio camino entre Vigo yOrense. En él, de un claustro de sesen-ta y dos profesores, apenas cuatro vi-ven en el pueblo. Esta situación se da,según Francisco Javier, en gran partede las zonas rurales de Galicia, por lo

profesiones 124 (1-28)_2.qxd 25/3/10 13:47 Página 12

ACTUALIDAD

Profesiones ■ 13nº124 ■ marzo-abril 2010

Coordina: Elisa G. McCausland

que la mayoría de los profesores vivenen ciudades. A esto se le añade el accesoa las nuevas tecnologías y a los centros deformación que intentan fomentar la for-mación continua del profesorado, lo quegarantiza que apenas haya diferencia en-tre un profesor de ciudad y otro rural.«La visión bucólica ya no tiene razón deser, no es demasiado real», sentencia.

Sin embargo, existen excepciones. Fran-cisco Javier nos cuenta sobre su época deprofesor en una aldea de la sierra—Chandrexa de Queixa—. Recuerdade la experiencia su dificultad; esta radi-caba, principalmente, en los problemasde desplazamiento, agudizados en épo-ca de nieve por el hecho de hallarse enuna zona de población dispersa. Queacudieran a clase todos los alumnos eralo más parecido a un milagro —o unaheroicidad—. Casos más extremos de ais-lamiento —como el que comenta Fran-cisco Javier, en el que un niño pequeñohablaba de sí mismo en tercera perso-na— son, a día de hoy, rarezas caminode la extinción.

Organización escolar«En el pasado era todo mucho más difícilporque, a veces, el transporte no llegabaa pueblos muy aislados. En esos casosel colegio no funcionaba como centrode educación, sino como centro de rela-ción». Lo que nos lleva a preguntarnospor la evolución de la institución educa-tiva en este escenario tan especial. Tal ycomo nos precisa este profesor, «en el en-torno rural antiguamente había escuelasunitarias que constaban de un edificiocon una habitación muy grande donde sele daba clase a los niños». Eran los tiem-pos de la educación segregada por sexos,medida desterrada de la educación públi-ca en nuestros días. No obstante, «aúnexisten escuelas unitarias en zonas deter-minadas», recuerda, «pero no suele ser lonormal».

Fue a partir de la década de los seten-ta que comenzaron las agrupaciones es-colares, conocidas como Colegios Rura-les Agrupados (CRA), «agrupaciones deescuelas unitarias de una determinadazona que comparten la dirección, coor-dinan parte del profesorado y tambiéncoordinan el presupuesto con el objetivode mejorar la gestión de los recursos».

El problema, tanto de las escuelas uni-tarias como de las agrupaciones escolares,

según nuestro entrevistado, radica en sumantenimiento ante el creciente panora-ma de despoblación de las aldeas, lo quenos lleva a la última fórmula denomina-da grupo escolar — de Infantil y de Pri-maria— «que se caracterizaría por ser unedificio mucho más grande, del estilo decualquier colegio que puede encontrarseen un entorno urbano, con su número deaulas determinadas, su comedor, sus bi-bliotecas, sus zonas de recursos, y con unprofesorados fijo». «Este modelo, que sehizo para toda España, en Galicia se po-dría haber pensado de otra manera» de-bido, entre otras cuestiones, al elevadocoste del transporte escolar. Aún así, lasventajas —profesores especializados endeterminadas materias, actividades ex-traescolares— en comparación con loscentros unitarios siempre han compensa-do el gasto.

Formación y apoyo institucionalFrancisco Javier dirige lo que se conocecomo Centro Público Integrado (CPI)que, además de Educación Infantil y Pri-maria, también imparte Secundaria, unaespecie de grupo escolar, solo que másgrande. Aparte quedan los institutos —conEducación Secundaria y Bachillerato— ylos cursos de Formación Profesional (FP),localizados en núcleos más poblados. «Loscolegios han dejado de ser solo co-legios», comenta. «En nuestro centrostenemos ahora a las trabajadoras sociales,tanto del Concejo como del Centro deSalud, que trabajan con nosotros, los pro-fesores, de una manera coordinada».

Profesores, psicólogos y trabajadores so-ciales implicados en una causa común: elfuturo pedagógico de sus alumnos. Lepregunto qué echa de menos. Una ma-yor «plurifuncionalidad» de los centrosescolares, responde; «porque nosotros enel colegio detectamos problemas fami-liares graves que se escapan un poco anuestra labor como meros formadoresdel alumnado, pero no a nuestra laborciudadana». Es por esto que demandala inclusión, de manera institucional, deciertos servicios sociales en el entorno es-colar —como asistencia familiar, psicó-logos o trabajadores sociales-—. «Hacenfalta profesores», dice, y detecta alar-mantes deficiencias en la formación, so-bre todo en el apartado de motivacióndel profesorado. «A la formación conti-nua todavía le falta por desarrollarse ple-namente», un síntoma que tambiéndetecta en las familias para las que tam-bién sugiere cierta orientación —desde elayuntamiento, desde las escuelas— sobrecómo educar a sus hijos. Sabe que es undeseo un tanto utópico. Aún así, Francis-co Javier se permite soñar un poco y ad-mite no poder quejarse. De un tiempo aesta parte, la Administración se ha volca-do con las nuevas tecnologías en las es-cuelas pero ahora les toca a ellos, a losmaestros, enseñarles a los alumnos quéhacer con toda esa información. Pedago-gía y estructura social, no está mal comoreto. ❚

Francisco Javier Souto en un aula de Infantil del centro que dirige en A Cañiza (Pontevedra)

profesiones 124 (1-28)_2.qxd 25/3/10 13:47 Página 13

12 ■ Profesiones nº125 ■ mayo-junio 2010

MUNDO RURAL: TRABAJADORES SOCIALES

Cuando el entorno es el privilegioSalomé López es trabajadora social en La Rioja. Su relato de vida como profesional es opti-mista y entusiasta, algo difícil de encontrar en los tiempos que corren. Ejerce su profesión enuna zona muy particular, el Camero Viejo, una agrupación de once municipios de escasa po-blación —apenas setecientos habitantes en total— distribuidos de manera dispersa. Pero estatrabajadora social no se queja. Esta enamorada de su profesión. El medio escogido para lle-varla a cabo tiene la culpa porque, para ella, el entorno es el principal de los privilegios.

LA CRÓNICA LABORAL DE SALOMÉ comienza en Logroño, desdedonde parte, camino de la sierra, por carreteras secundariasque bordean barrancos y perfilan laderas; un escenario don-de lo bucólico y lo práctico se enfrentan. «Sé que dependo deesta carretera pero, por otro lado, no suele haber tráfico, porlo que voy muy tranquila a trabajar». Esta trabajadora socialconsume las primeras horas del día entre papeles. Dice de laburocracia que es el principal freno para realizar sus tareas.«Es un problema que yo acuso no solo en esta, sino en todaslas profesiones» y las nuevas tecnologías apenas logran res-tarle minutos a la tarea administrativa. Después del papeleose dedica a lo que verdaderamente le apasiona, tratar con lagente, ya sea en el despacho o yendo a los propios hogares.«Hago muchas visitas, principalmente, porque me gusta laprofesión que estudié, que es trabajo social, aunque ahoratenga que dedicarle más tiempo a la labor de despacho», co-menta Salomé.

Vinculada a la Administración local, siempre ha estadomuy ligada a lo social; cuando estudiaba, y al margen de ello,como voluntaria. Así fue como comenzó su trayectoria. Eli-gió ambas vías, la sanitaria y la social. Desde entonces, elcompromiso ha sido con los más desfavorecidos. De su vo-cación comenta que le gusta lo rural «porque trabajo muchomás a pie de calle», siendo la atención que se le puede pro-curar al ciudadano «más cercana y singular». Sobre el traba-jo explica que es sencillo en el sentido de que la gente es«muy accesible», por lo que «la relación es mucho más cerca-na y respetuosa debido, en parte, a que la gente de la sierraes muy austera y cuando piden las cosas es porque lo nece-sitan de verdad». Habla de la «polivalencia» de esa cercaníaque, «aparte de ayudar a realizar lo estrechamente ligado a miprofesión, permite que las personas no te consideren el ges-tor o profesional de turno y se sientan libres para demandarcualquier cosa».

Ley de DependenciaLa burocracia es el principal enemigo de Salomé, le restatiempo para llevar a cabo una atención de calidad. A pesar deello, y dado que el aumento del papeleo se lo debe a esta nue-va norma, está contenta con la Ley de Dependencia. Dice deella que, «una vez canalizada», cambiará la perspectiva de loque es la profesión del trabajador social. «Ha habido unatransición, desde la imagen que nos presentaba como servi-cio benéfico y de caridad, al actual reconocimiento como de-recho subjetivo; por eso se habla del cuarto pilar del Estadodel bienestar». Salomé se detiene en cómo el reconocimientode estos derechos conlleva que la ciudadanía pueda exigirloslegalmente, lo que automáticamente legitima a los profesio-nales que han de garantizar su cobertura, entre ellos, los tra-bajadores sociales.

La conciencia vecinal y la empatía gozan en esta comarca dela fuerza suficiente para que la inversión social no sea conside-rada un gasto, sino una inversión en bienestar. Un compromi-so por parte de la Administración Regional y Local que garan-tiza una estructura social sólida, aunque relativiza al recordarque «aún quedan carencias y demandas, como un centro de día

«La cooperación es vital y constante»,comenta Salomé, «sobre todo a nivelsociosanitario». Médicos, enfermeros,psicólogos y trabajadores sociales, mano a mano en la elaboración de campañas desalud y en la asistencia domiciliaria para,además de auxiliar y sostener, liberar a las familias de ciertas cargas que leshabían venido impuestas por tradición

profesiones 125 (1-28).qxd 7/6/10 11:20 Página 12

ACTUALIDAD

Profesiones ■ 13nº125 ■ mayo-junio 2010

para dependientes». Necesidades que son suplidas con el servi-cio de ayuda a domicilio, el servicio de teleasistencia, las pres-taciones económicas y las estrechas relaciones vecinales. En lohiperlocal parece estar la clave de la felicidad.

Todos a una«La cooperación es vital y constante», comenta Salomé, «sobretodo a nivel sociosanitario». Médicos, enfermeros y trabajado-res sociales, mano a mano en la elaboración de campañas de sa-lud y en la asistencia domiciliaria para, además de auxiliar ysostener, liberar a las familias de ciertas cargas que les han ve-nido impuestas por tradición. Porque «la familia es importan-tísima en el entorno rural», puntualiza. «Nosotros, dentrode un marco sociosanitario, trabajamos con ellos y con los cui-dadores de las personas dependientes», pero también interactú-an en otros ámbitos, como el pedagógico. En la zona del Ca-mero Viejo cuentan con un profesor que, junto al director delCRA1 y otros profesionales itinerantes, forman el equipo res-ponsable de la formación de los más jóvenes. Atención trans-versal, cooperación entre profesiones y compromiso social paragarantizar una educación de calidad.

Al preguntarle por la feminización de la profesión, Salomécontesta que «sensibilidad y vocación tenemos todos, pero entrabajo social, al menos en La Rioja, el género femenino si-gue siendo aplastante», lo que viene a reforzar una situaciónque también se da en el resto del país. Otra de las cuestionesrecurrentes al abordar la situación del profesional en el ám-bito rural es el de las nuevas tecnologías. «Todas las inter-venciones que realizamos están informatizadas», comenta. Espor eso que se mueve con su portátil como fiel escudero, unaherramienta que la mantiene conectada, siempre y cuandono falle la cobertura. «Yo, como profesional del trabajo so-cial, estoy sola». Se refiere a equipo humano in situ, pero enel caso de necesitar ayuda o asesoramiento, tiene a sus com-pañeros en el ayuntamiento y a cualquier colega de profesióna un clic de distancia; además de acudir una vez al mes a lasreuniones de coordinación de Zona Centro, organización te-rritorial de los Servicios Sociales, un punto de encuentro delos trabajadores sociales donde se exponen dificultades en laresolución de algunos casos, se comparte información sobrenuevos recursos y se encuentra el apoyo necesario para se-guir adelante con los casos.

¿Utopía?Pero, si hay algo que impacta del relato de Salomé es el op-timismo que desprende su visión del escenario rural. Para

ella, la mayor de las ventajas es el hecho de que haya pocoshabitantes porque «te permite conocerlos a todos mejor y de-tectar sus necesidades para poder dar, cuanto antes, con elrecurso adecuado». A esto hay que añadirle la autonomía dela que goza para programar actividades y campañas, junto alapoyo de la Administración Local y Regional. «Y sentirte re-compensada. Porque el refuerzo positivo que a mí me llegade las personas que están satisfechas con lo que yo les apor-to es muy importante». Entiende que es una privilegiada, porla calidad humana de la gente con la que trabaja y atiende, ypor las circunstancias que hacen que eso sea posible, muchasde ellas relacionadas con el entorno aislado en el que se en-cuentra, el perfecto caldo de cultivo, desde su punto de vis-ta, para la pervivencia de una serie de valores que Salomécree en peligro en otros escenarios. «Aquí los principios éti-cos están más arraigados», comenta. Y allí está ella, en la sie-rra riojana, para conservarlos. ❚

Coordina: Elisa G. McCausland

Salomé habla de la «polivalencia» de esacercanía que, «aparte de ayudar a realizar loestrechamente ligado a mi profesión, permiteque las personas no te consideren el gestor o profesional de turno y se sientan librespara demandar cualquier cosa»

1. Colegio Rural Agrupado.

profesiones 125 (1-28).qxd 7/6/10 11:20 Página 13

La verdad es que ya solotengo a mis pacientes. Ahora son como mi familia.Siempre intento hacer lo mejor para ellos. Y sí, a veces me entrometo. Perosiempre por su propio bien. Ser enfermera significa algo más quecambiar cuñas, ¿sabes? Esoes lo que siempre decía la abuela.

14 ■ Profesiones

MUNDO RURAL: ENFERMERÍA

Fotografías y viñetas de la enfermería rural

LEMIRE nació en un pequeño pueblo delCondado de Essex, en Canadá. Es el res-ponsable de la trilogía Essex County (As-tiberri) —Historias de la granja, Historiasde fantasmas y La enfermera rural—, unretrato intimista en tres episodios que ex-plora las relaciones de algunos de los ha-bitantes del pueblo, la crudeza del in-vierno en el campo y lo importante quepuede resultar la familia cuando la sole-dad y la culpa se instalan en la rutina.Como Doctor en Alaska, la serie de tele-visión de los noventa, pero con menoshumor. Y es que la vida en el campo, enocasiones, no coincide con los retratosde ficción representados. Muchos retra-tos de ellos han ayudado a construir unavisión idílica de un entorno rural másde consumo que de producción. Sonhistorias que, salvo excepciones, danla impresión de haber perdido la esen-cia por el camino.

Imagen y significado No es el caso de los cómics de Lemire—crudos, intensos—. Su historia de-dicada a un día en la vida de la enfermerarural Anne Quennevilles tiene ese espíri-tu propio de los reportajes periodísticosde Eugene Smith. Este reportero foto-gráfico de la Agencia Magnum se hizofamoso en la década de los cincuenta porponer la primera piedra de lo que, pos-teriormente, se acabaría tildando de

Jeff Lemire escribe y dibuja cómics. La nostalgia nutre de sentimiento sus historias, tiernasy desgarradoras. El campo es su escenario. Este funciona en su trabajo artístico como unpersonaje más. De sus pinceles, precisos y expresivos, nacen escenas familiares de una Amé-rica que nos puede resultar conocida a primera vista, pero que va adquiriendo personali-dad propia a cada página, a cada estación que pasa en las vidas de sus protagonistas.

importancia médica de esta figura yaprovechar el contexto social en el que sedesenvuelve para tratar el tema del racis-mo y de sus catastróficas consecuenciasen la comunidad negra» que habitabalas zonas rurales. Smith encuentra enla enfermera Callen «un raro ejemplarde abnegación profesional y humana,así como a una mujer con un gran senti-do común y nobleza de espíritu». Los re-tratos buscan reflejar cómo esta profe-sional cubre todas las exigencias de laregión, desde nacimientos, vacunas,

nº126 ■ julio-agosto 2010

«fotografía humanista». Dos fueron losreportajes que inauguraron la obsesiónpor el relato fotográfico y el compro-miso profesional en el joven EugeneSmith: Country Doctor (1948) y NurseMidwife (1951). Este último relataba enimágenes las experiencias de la enferme-ra Maude Callen en California del Sur.Tal y como escribió Enrica Viganó,comisaria de la exposición Más realque la realidad, realizada en el 2008 den-tro del marco de PHotoEspaña, la in-tención del fotógrafo era la de «mostrar la

enfermedades y medicaciones, sin olvidarel apoyo psicológico y la gestión de obrasbenéficas para poder sustentar su em-pleo. Este compromiso, reflejado en elretrato heroico que Smith hizo de Ca-llen, motivó una inesperada reacción so-cial; la respuesta que este reportaje dela revista Life provocó en la ciudadaníafue canalizada en la necesaria construc-ción de un hospital para la zona.

Un cuento sobre la abnegaciónAnne Quennevilles no es Maude Ca-llen, pero se parece mucho. Para ambasel compromiso con su comunidad esun contrato sagrado. Son las sustenta-doras, aquellas que, ante las carencias—estructurales, emocionales—, respon-den con comprensión y una sonrisa.Como el hilo con el que Anne zurce susrecuerdos cuando escucha la radio denoche, los trayectos por carretera de lasdos enfermeras acercan a los más ais-lados las historias que se escondendetrás de las enfermedades, detrás delas muertes y de los nacimientos. Laenfermera y su camioneta tejen unafrágil red de relaciones, parando encada casa olvidada y acudiendo a cadallamada de teléfono. Cuatro décadaslas separan, pero el paso del tiempoapenas ha afectado al arquetipo de esta

Profesiones ■ 15nº126 ■ julio-agosto 2010

ACTUALIDAD

Coordina: Elisa G. McCausland

Jeff Lemire comenzó su trilogía contando la historia deLester, un niño de diez años que, tras quedarse huérfano,se muda a vivir a la granja de su tío. El entorno y la rela-ción con su tío se vuelven tirantes. No obstante, será surelación con Jimmy Lebeuf, un exjugador de hockey due-ño de una gasolinera, la que lo transporte por mundosimaginarios y recordados ligados al deporte, los alieníge-nas y los superhéroes.

A este primer capítulo, titulado Historias de la granja, lesigue Historias de fantasmas. Lemire plantea, de nuevo, unconflicto centrado en una relación familiar, en este casoentre dos hermanos, amantes del hockey. Ambos compar-ten un secreto que afectará a su relación y que obligará auno de los dos a volver a Essex a pasar sus últimos díasen la granja de la familia, haciendo repaso de sus propiosfantasmas.

En este episodio aparece la enfermera Quennevilles, elprincipal hilo conductor del libro Historias de fantasmascon la tercera parte de la trilogía, La enfermera rural. Lospacientes habituales se convierten para Quennevilles ensu única familia. La pérdida y los remordimientos le danforma a estas relaciones, pero también la necesidad desentir que en el cuidado del otro se puede llegar a unacierta complicidad existencial.

Essex County, o la trilogía del campo

W. Eugene SmithSin título, 1951Center for CreativePhotography, W. Eugene SmithArchive© The Heirs of W. Eugene Smith

heroína-sanadora. Quizá la tecnología haacortado distancias entre vecinos y en-fermos, sin embargo la esencia asisten-cial de estas profesionales se mantiene.

El dibujo de Lemire acompaña estaidea de austeridad y abnegación que

desprende su protagonista. La tinta es-pesa esta realidad en blanco y negro quecoincide en tonalidad con las fotografíasde Eugene Smith. Como ocurre con mu-chos recuerdos, estos retratos explicadosen viñetas nos transportan a un tiempodistinto, donde la falta de medios se su-plía con mucho trabajo y empatía. Pero,a su vez, La enfermera rural es un relatocomprometido con su tiempo y con la la-bor profesional en un contexto tan com-plicado como es el mundo rural. Quen-nevilles cura cuerpos y socorre almas. Lavocación le viene de familia. Su abuela,que perteneció al clero, fue la emprende-dora. Decía aquello de que «ser enfer-mera significa algo más que cambiar cu-ñas». Su compromiso recuerda al de lasenfermeras de guerra retratadas en el cine,pero con una carga de realismo inaudita.Ya sea por el dibujo expresivo y laceran-te de Lemire o por el sentimiento y lacrudeza del relato, esta trilogía de Essexatrapa un pasado que es presente; y unsentimiento, el de la soledad de los espa-cios abiertos y los inviernos eternos. Vidarural al límite. Tierna y cruel. ❚

14 g Profesiones nº 127 g septiembre-octubre 2010

MUNDO RURAL: Ingenieros Agrónomos

Poniendo en valor los recursos del territorioFausto González Egido es ingeniero agrónomo por vocación. Gerente de la Asociación para el Desarrollo de la Alcarria y la Campiña (ADAC) y presidente de la sección de Guadalajara del Colegio de Ingenieros Agrónomos de Centro y Canarias, ha estado en contacto con el campo desde la infancia. Como ingeniero empezó su carrera vinculado al desarrollo rural; lo cambió por la empresa, pero esta no le convenció, razón por la cual volvió a la Alcarria. «Empecé llevando los pueblos de la sierra norte y me enganchó», comenta. Ahora se deja la piel en que la asociación para la que trabaja marque el paso con proyectos como el de-dicado a la recuperación del valle del río Ungría o el bautizado como Vida en la Estepa, iniciativa cuyo objetivo no es otro que poner en valor los recursos naturales del territorio.

Define al ingeniero agrónomo como «un todo terreno con gran canti-dad de competencias», y no es para me-nos. Fausto González sabe que hay un problema de asociación; que la gente relaciona su profesión con los grandes cultivos de cereales, pero está trabajan-do para que, de la misma manera que los edificios se asocian automáticamen-te a los arquitectos o los puentes a los ingenieros de caminos, cuando se hable de desarrollo rural lo primero que ven-ga a la mente sea el profesional de la ingeniería agrónoma. Y es que, no son pocas las actividades que desarrollan estos profesionales —dirección y ges-tión de explotaciones agrarias, estudios de cultivos, política y estructura agra-ria, evaluaciones de impacto ambien-tal, tratamiento de residuos, gestión de infraestructuras de abastecimiento y transporte hídrico, desarrollo de indus-trias agroalimentarias, energías reno-vables, etc.—, todas ellas bajo un lema poderoso: «Sin Agricultura Nada». Fausto González admite que todavía hay trabajo por hacer. Sabe que el inge-niero agrónomo tiene que acercarse a la sociedad y decirle que estos profesio-nales son «grandes responsables de su alimentación y de su ocio»; de la crea-

ción de infraestructuras que aseguran el desarrollo y la sostenibilidad de zonas rurales, así como importantes conser-vadores del medio ambiente.

Compromiso ruralFausto González habla del mundo ru-ral desde «la experiencia, la profesión y el corazón». Quiere hacer consciente a todo el mundo de que, a pesar de que solo un 15% de la población viva en el campo, el 85% que puebla las urbes de-pende del entorno rural más de lo que pudiera parecer: «Durante todos estos años, el mundo rural ha experimentado cambios importantes, en gran medida debido a los Fondos Estructurales. Con la Política Agraria Común (PAC) y con los fondos de desarrollo rural LEADER, se ha dibujado una estructura sobre la que actualmente se prevén profundos cambios que modificarán el equilibrio de los entornos funcionales del medio rural», explica. Le preocupa el futuro,

pero tiene fe en el potencial económico del campo. Espera que esa anunciada reestructuración del mundo rural y del sector agrario se haga realidad y, a su vez, no deja de trabajar para que se desa-rrollen otras actividades económicas, ya sean vinculadas a la actividad agraria o sin vínculo directo con ella. «El espacio rural tiene como punto fuerte ser un es-pacio de oportunidades», matiza. Por el momento ya cuentan con la Ley para el Desarrollo Sostenible del Medio Rural, un instrumento que, espera, marque un punto de inflexión en lo político.

Desarrollo hiperlocalEste ingeniero reparte su tiempo entre la asociación de la que es gerente y el colegio profesional al que representa. Su teléfono está abierto las veinticuatro horas a sus colegiados y en ADAC se vuelca en proyectos de desarrollo que aspiran a extrapolarse a toda la provincia de Guadalajara. El campo de acción de

Hay que acercarse a la sociedad y decirle que los ingenieros agrónomos son grandes responsables de su alimentación y de su ocio; de la creación de infraestructuras que aseguran el desarrollo y la sostenibilidad de zonas rurales, así como importantes conservadores del medio ambiente.

ACTUALIDAD

Profesiones g 15nº 127 g septiembre-octubre 2010

esta asociación comprende la Comarca de la Alcarria y la Campiña de Guadala-jara. En esta zona conviven la industria del Corredor del Henares y los espacios rurales de la Alcarria Alta en delicado equilibrio. Inclinar esta balanza del lado del desarrollo sostenible es uno de los principales objetivos de ADAC. Para que esto sea posible se han plan-teado proyectos hiperlocales tanto de incentivación del turismo rural como de protección de áreas en riesgo. Este es el caso, del proyecto dedicado a desarro-llar una figura de protección para la vega del río Ungría. Otro de los proyec-tos que esta asociación tiene en marcha es el relacionado con la «señalización activa» de la comarca. Fausto los llama «puntos de información interactivos», que no son otra cosa que pantallas tácti-les cuya función es ofrecer información de rutas o casas rurales en tiempo real. El propósito de todo este trabajo es el de aumentar tanto el valor económico como el social de unas zonas que son todo potencial.

Vida en la EstepaSiguiendo esta línea, Fausto González habla de Vida en la Estepa, otra de las iniciativas comarcales propuestas por ADAC para ordenar y gestionar los es-pacios naturales protegidos y así favore-cer la generación de nuevos empleos y el desarrollo de actividades sostenibles en el entorno. Las premisas son esperanza-doras: conservación, educación, coordi-nación y cooperación. «Lo más compli-

cado», comenta nuestro ingeniero, «es formar a los territorios y hacerles ver que tener un espacio protegido es una oportunidad y no un inconveniente». Otro de los retos a los que se enfrenta este ingeniero agrónomo está estrecha-mente relacionado con la construcción de sólidas redes para el desarrollo so-cioeconómico y medioambiental, como ocurre con Vida en la Estepa. Enmarca-da en la Red Natura 2000, una red eco-lógica europea de áreas de conservación de la biodiversidad impulsada desde el Ministerio de Medio Ambiente, esta iniciativa no solo busca «emprender, educar y gestionar», también impulsa la cooperación. Es otro de los escollos con los que han de lidiar los ingenieros. Pero a Fausto no le frena lo más mínimo; más bien ocurre todo lo contrario por-que, como él subraya, «si no existieran problemas que resolver, ni desafíos que conseguir, el entorno laboral sería abu-rrido y reducido». Él lo tiene claro, «lo más importante de todo es la capacidad que tiene una persona con la cualifica-ción de un ingeniero agrónomo de abor-dar, esbozar, comprender y, finalmente, resolver esos problemas».

Tras el cambio tecnológicoQue el ámbito rural se ha transformado gracias al cambio tecnológico es una realidad palpable. Este cambio, cons-tante mientras esté bien alimentado, su-pone «una oportunidad para desarrollar nuevas metodologías de trabajo más se-guras, eficientes y eficaces». A eso hay que sumarle la sólida formación cientí-fico-tecnológica de los ingenieros agró-nomos, la misma que les lleva a domi-nar «múltiples campos» que, tal y como asegura Fausto González, «los cualifica como elementos técnicos indispensa-bles para el desarrollo del mundo rural, el medio ambiente y las industrias re-lacionadas», una misión que, desde lo particular se proyecta a través de redes hacia lo general, vertebrando con sus infraestructuras el futuro de la ciudada-nía. Porque sin coordinación entre estos y otros profesionales para poder explo-tar el medio de manera sostenible no habrá mañana. «En las manos de todos está crear un espacio sostenible, inno-vador, con puesta en valor de los recur-sos locales», sentencia el ingeniero.

Que el ámbito rural se ha transformado gracias al cambio tecnológico es una realidad palpable. Este cambio, constante mientras esté bien alimentado, supone una oportunidad para desarrollar nuevas metodologías de trabajo más seguras, eficientes y eficaces.

Coordina: Elisa G. McCausland

14 g Profesiones nº 128 g noviembre-diciembre 2010

MUNDO RURAL: Farmacéuticos

Cercanía y confianza, los dos pilares fundamentales de la farmacia ruralMontserrat Iglesias Núñez es farmacéutica en el «último pueblo de Galicia». Lo llaman así porque linda con la frontera del Principado de Asturias. Su nombre oficial es Ribadeo, uno de los destinos turísticos más importantes de la provincia de Lugo, en Galicia. Aquí es donde reside y ejerce su profesión esta gallega de adopción que estudió la carrera en la Universidad Complutense de Madrid.

Cuenta que la vocación apuntaba a Medicina, pero Farmacia terminó siendo el destino definitivo. «Una vez dentro de la carrera me pareció tan completa y con tantas salidas que no pude marcharme», comenta. Luego vino la especialización. «La decisión de trabajar en oficina de farmacia la tomé haciendo las prácticas tuteladas, obligatorias para obtener el título». La experiencia fue tan completa y gratifi-cante que se decidió por esta rama de la profesión: «Esta fue, sin ninguna duda, mi mejor etapa profesional gracias a todos los que estaban en la farmacia donde hice dichas prácticas», recuerda.El destino, dice ella, es el que la ha lle-vado a ser propietaria de una farmacia en un lugar tan apartado de sus oríge-nes, un entorno para el que solo tiene buenas palabras: «Vivir en un medio rural tiene muchísimas ventajas; un pa-raíso natural que te permite ir andando al trabajo, sin metro ni coches». Si tu-viera que ponerle alguna pega esta sería la dificultad para el reciclaje formativo. Y es que, «cuando haces algo, además de trabajar, es mucho más enriquecedor que incluso cuando solo estudiabas la carrera». Le encantaría poder matricu-

larse en ‘Análisis clínicos’, pero tendría que desplazarse hasta Madrid. «Hago cursos puntuales, pero no es lo mis-mo», precisa Montserrat.Si nos centramos más en el día a día de nuestra farmacéutica, el escollo que en-contramos en lo que concierte al tema de la formación es que, tal y como co-menta, tiene que seleccionar mucho las actividades a las que dedica el tiempo: «Este no es un sitio en el que la gente sea partidaria de la medicina no con-vencional por lo que descarto, en gran medida, la homeopatía o la medicina natural». Tampoco han tenido mucho éxito sus iniciativas para formar pa-cientes. No obstante, está «encantada» con el sitio, sobre todo cuando lo que hace que todo merezca la pena es la im-portante función social del farmacéuti-co en este entorno.

Función social del farmacéutico«El farmacéutico rural es, en la mayoría de las ocasiones, la primera consulta de Atención Primaria que hace el pacien-te; este acude muchas veces a nosotros antes que al médico de familia. Actua-mos de filtro, dentro de nuestras posibi-lidades, algo que el paciente agradece

mucho». ¿Y la relación con los médicos del Centro de Salud? Se intuye una son-risa en Montserrat. «Yo aquí tengo muy buena relación con los médicos y eso es un autentico regalo porque muchas veces se puede trabajar conjuntamente para el beneficio del paciente».El experimento reciente de la rece-ta electrónica ha servido, dice, para acercar a médicos y farmacéuticos, «al menos, en Ribadeo». El medio rural tiene la gran ventaja del control inter-no, como dirían en sociología; es decir, todos los habitantes se conocen. «Las farmacias son siempre las mismas, los pacientes también; y hacer un segui-miento farmacoterapéutico es mucho mas fácil en este contexto, lo que es muy beneficioso para la salud publica», precisa Montserrat. «Tú en una ciudad puedes entrar en una farmacia y co-mentar una dolencia con el farmacéu-tico pero, a no ser que sea la misma a la que vas continuamente -porque sea al lado de tu trabajo o la del barrio don-de vives- el profesional de turno no te va a volver a ver. Aquí, sin embargo, cuando sabemos el problema médico del paciente, al entrar éste por la puerta ya preguntamos cómo sigue».

Farmacia ruralLa clientela fidelizada puede verse como una de las grandes ventajas de la farmacia rural, pero esta también entra-

«Nuestra profesión abarca muchos ámbitos; no somos solo comerciantes. Yo no vivo para vender, desempeño una labor social»

ACTUALIDAD

Profesiones g 15nº 128 g noviembre-diciembre 2010

ña riesgos que se hacen patentes en el día a día. Montserrat habla del esfuerzo que ha de realizar el profesional para que la confianza que los pacientes de-positan en ella no se debilite, un factor que en la farmacia de ciudad pasa más desapercibido. «Antes de llegar a Riba-deo estuve una temporada en Madrid y puedo asegurar que en un pueblo se trabaja a conciencia; no se te permite dormirte en los laureles y puedes per-der fácilmente un buen cliente por un descuido. En una ciudad la mayoría de los clientes son de paso, a no ser que sea una farmacia de barrio; en ese caso estaríamos hablando de una farmacia rural más», reflexiona.Montserrat se siente respaldada por su colegio profesional -el Colegio de Far-macéuticos de Lugo- del que dice «le faltan medios», cuestión que suplen con compromiso y atención en la medi-da de sus posibilidades.

Liberalización del sector A la pregunta de qué necesitaría para sentirse más respaldada por las insti-tuciones colegiales, responde que «tal vez se debiera informar más» a la po-

blación de la importancia de su labor. «Nuestra profesión abarca muchos ám-bitos; no somos solo comerciantes. Yo no vivo para vender, desempeño una labor social. Si un día me doy cuenta de que mi prioridad es hacer caja y no ha-cer bien mi trabajo sanitario, aun a cos-ta de perder ganancias, habrá llegado el momento de retirarme de esto, tenga la edad que tenga», responde contunden-te. También señala al Consejo General de Colegios de Farmacéuticos como encargado principal de, según ella, «recuperar todo el prestigio que se ha perdido y recuperar también la esencia de la profesión, sobre todo en el caso de las farmacias rurales, porque se ha dejado escapar mucho de lo bueno que teníamos».Montserrat se refiere a la amenaza de liberalización que, cual es-pada de Damocles, pende sobre las far-macias de este país. A esto se le añade la actual crisis económica y los últimos recortes que afectan, principalmente, a las boticas rurales. Ya lo anunció Car-men Peña en el pasado Congreso Na-cional Farmacéutico, la tercera parte de las farmacias españolas apenas son rentables. Y, por si fuera poco, los re-

sultados de la encuesta presentada por el profesor de Sociología de la Univer-sidad Complutense, José Luis García de la Cruz, informan de que la ciuda-danía no percibe a estos profesionales como agentes de referencia del sistema de salud, a pesar de los 2,5 millones de pacientes que se acercan a una farmacia española al día. Nuestra entrevistada es consciente de este desfase en la percepción global: «Cuando se habla del farmacéutico tenemos verdaderamente mala fama. Desde mi punto de vista, hay profesio-nales que viven económicamente mejor que nosotros y no se les desprecia tan-to. En el caso de las farmacias rurales nadie ve que muchas de ellas tienen turnos de guardia abusivos, por ejem-plo», por no hablar de la función de escuchantes, que también comenta. Un escenario privilegiado este en el que Montserrat trabaja, donde el profesio-nal es más consciente que nunca de su valor, pero también de lo sensible de su situación en estos tiempos de crisis.

Coordina: Elisa G. McCausland

14 g Profesiones nº 129 g enero-febrero 2011

MUNDO RURAL: Ingenieros Técnicos Forestales e Ingenieros de Montes

Bosques Modelo, desarrollo sostenible del entorno ruralPilar Valbuena es ingeniera técnica forestal e ingeniera de montes. Trabaja en Valladolid (Casti-lla y León) en un innovador enfoque de desarrollo rural conocido como Bosques Modelo. Con-tribuye al desarrollo en materia forestal a través de una asociación, la Red de Bosques Modelo Mediterránea, que persigue el uso sostenible de los bosques y los paisajes forestales. Es una ges-tora apasionada y absoluta defensora de esta innovadora manera de entender la explotación de los bosques. También ha colaborado para que, en el Año Internacional de los Bosques, el Foro Global de la Red Internacional de Bosques Modelo, que se celebrará en Burgos ya entrada la primavera, se convierta en cita ineludible de la gestión forestal en este 2011.

Oriunda de Palencia, Pilar Valbue-na —ingeniería técnica forestal e inge-niería de montes— trabaja desde hace tres años en Valladolid en la Red Me-diterránea de Bosques Modelo. Como dice en su tarjeta, un Bosque Modelo es «una asociación voluntaria de perso-nas que viven o se interesan para des-cubrir, defi nir, fomentar y garantizar su sostenibilidad; y que, al compartir su experiencia y conocimiento, contribu-yen a alcanzar objetivos ambientales a escala mundial». Sin embargo, ella pre-fi ere defi nirlo como «la unión de gente que vive en un territorio y que trabajan unidos por la sostenibilidad del mismo, tanto de un punto de vista medioam-biente, como económico y social». En el compromiso está la clave.El potencial de esta herramienta para el desarrollo rural ha dejado de ser teoría para revelarse como una de las alterna-tivas más sólidas para la sostenibilidad de entornos hiperlocales. «Nadie como las personas que habitan en el territorio conocen las necesidades y potenciali-

dades del mismo, y el Bosque Modelo les ayuda a trabar juntos en una plata-forma estable de colaboración dentro del territorio y con otros territorios por todo el mundo, intercambiando expe-riencias y conocimientos, y realizando proyectos en común».

Red Mediterránea de Bosques ModeloEn la Red Mediterránea, Valbuena ejer-ce de gestora forestal e idea, junto a los otros gestores, proyectos que resuelven problemas. «Ponemos en contacto a gente de la Red de Bosques Modelo y ofrecemos soluciones técnicas», con-creta. La clave está en las conexiones: «Cuantos más vínculos, mejor». Y si son internacionales, la perspectiva se amplía; «de hecho, al tener muchos puntos en común con las Reservas de la Biosfera, por ejemplo, es frecuente que existan iniciativas con organismos como la FAO, la ONU o el Programa de Desarrollo de Naciones Unidas (UNPD, en sus siglas en inglés)», co-

menta nuestra entrevistada.Desde que empezara, a principios del 2008, el proyecto se ha duplicado y cerca de diez bosques de la zona es-tán pendientes de ser declarados Bos-ques Modelo en los próximos meses. «Además, actualmente ya son catorce las regiones y países del entorno medi-terráneo que trabajan en iniciativas co-munes», precisa. La Red Mediterránea se articula en una Red Internacional de la que forman parte todos los Bosques Modelo. Aparte, existen seis redes re-gionales —Canadá, Iberoamérica, Me-diterráneo, África, Norte de Europa, Rusia y Asia—. Son redes de intercam-bio de conocimientos y experiencias, cuyo punto fuerte es «que estamos en constante búsqueda de soluciones a problemas y trabajamos juntos con este objetivo».

Work in progressDe su experiencia en estos tres años, Valbuena destaca los proyectos que tie-nen en desarrollo en países del Medi-terráneo, donde están empezando a ver resultados. Uno de esos proyectos es el de comercialización de productos fo-restales no leñosos. A través de coope-rativas y asociaciones se asesora a los habitantes de zonas rurales dedicadas a

El potencial de los Bosques Modelo para el desarrollo rural ha dejado de ser teoría para revelarse como una de las alternativas más sólidas para la sostenibilidad de entornos hiperlocales

ACTUALIDAD

Profesiones g 15nº 129 g enero-febrero 2011

este tipo de explotación y se les enseña cómo comercializar sus productos, ga-rantizando un desarrollo rural sosteni-ble «social y económico». Otro de los proyectos que se están llevando a cabo, específicamente en la zona del Magreb, es el centrado en evitar la despoblación de determinadas zonas rurales fomen-tando un turismo sostenible e hiperlo-cal; su objetivo principal es lograr que los beneficios obtenidos de la explota-ción de la zona se queden en el territo-rio, respetando el ecosistema. En esta línea, y emulando los éxitos al-canzados en la zona de Urbión (Castilla y León) con la explotación sostenible de setas, se están replicando en Túnez y Turquía iniciativas de desarrollo eco-nómico local, como las recogidas en Micodata (www.micodata.es). «Con la red articulada es muy fácil trabajar y organizar», comenta Valbuena. Estos sistemas de gestión ofrecen, a través de su web, servicios de estimación y pre-dicción de producciones al recolector y asesoramiento técnico para la orde-nación del recurso micológico forestal de la región. Un recurso útil y creativo, surgido desde el ámbito civil, para or-ganizar el territorio en beneficio de los habitantes de la zona. Y es que «este trabajo estimula un punto de vista crí-tico con aquello que te rodea», asegura Valbuena.

Nuevas tecnologías y foros de intercambioPero, si hay algo que marque el día a día de su profesión, eso es, sin duda, el uso de las nuevas tecnologías para mante-ner la red unida. «Al estar en comuni-cación con Bosques Modelo de todo el mundo es básica la comunicación a tra-vés de Internet y todas las herramientas que nos facilita: e-mail, página web, wikis, Skype, blogs, Twitter, Facebook, etc.». Reuniones por Skype con la Red Iberoamericana de Bosques Modelo, redes articuladas gracias a Facebook o la difusión de información y convo-catorias vía Twitter. Porque «una de nuestras máximas es la comunicación, tanto dentro de cada Bosque Modelo, como entre Bosques Modelo o hacia el exterior de la red; y, para ello, estas he-rramientas facilitan mucho el trabajo». En relación al futuro más cercano, Val-buena está preparando para el próximo

marzo la reunión global de Bosques Modelo, el Foro Global de la Red In-ternacional de Bosques Modelo, que tendrá lugar en Burgos y cuya orga-nización ha sido la principal tarea de nuestra entrevistada estos últimos me-ses. Esta «reunión de trabajo» toma el testigo del foro realizado hace tres años en Canadá. «La sensación que me quedó de aquella experiencia fue bue-na. Los compañeros lo llevaron todo muy preparado por lo que se tomaron decisiones», recuerda. «Se aprende mu-cho del contacto directo con la gente; surgen muchas ideas y, de ellas, nacen interesantes oportunidades de trabajo». Sobre otras oportunidades, las de de-

sarrollo sostenible de los Bosques Mo-delo, esta ingeniera destaca «todas» las posibles; porque «tienes a todas las entidades y personas responsables o preocupadas por la gestión de un territorio trabajando juntos. Desde la Administración pública hasta asocia-ciones de cualquier tipo, pasando por grupos ecologistas». Un compromiso civil estrechamente relacionado con el territorio y la gente que lo habita. Una vocación, la de esta ingeniera y gestora, eminentemente social.

Coordina: Elisa G. McCausland

Un Bosque Modelo es, según la ingeniera Pilar Valbuena, «la unión de gente que vive en un territorio y que trabajan unidos por la sostenibilidad del mismo, tanto de un punto de vista medioambiente, como económico y social»

14 g Profesiones nº 133 g septiembre-octubre 2011

MUNDO RURAL: Médicos

Entrevista a Josep Fumado, médico rural

Pregunta.- ¿Sigue siendo el geográfi-co el factor principal y definitorio de la profesión del médico rural? Respuesta.- Efectivamente, el factor geográfico y la densidad de población son los factores que mejor definen la profesión del médico rural. En mi caso ejerzo, desde hace 28 años, en el muni-cipio de Sant Jaume d´Enveja (Tarrago-na), en la desembocadura del río Ebro, con una población censada alrededor de 3.500 habitantes, repartidos en tres núcleos de población: Sant Jaume, con 3.000 habitantes; Els Muntells con 540; Balada con 40; la isla fluvial de Gracia, con dos familias permanentes; y la isla fluvial de Buda, con más variabilidad en función de las épocas de caza y pes-ca. A esta población hay que añadir la «ambulante» no censada que ocupa una urbanización en la playa, un camping, algunas colonias y masías; ello quiere decir que en Semana Santa y en vera-no la afluencia de gente se duplica como mínimo. La población trabaja en la agri-cultura —cultivo del arroz y hortalizas—, la construcción, la pesca y un poco en el sector turístico. Actualmente la cobertura sanitaria asistencial la desarrollamos dos médicos y dos enfermeras; de la cobertu-ra nocturna se ocupa otro equipo, com-puesto por un médico y una enfermera.

P.- ¿Existen diferencias sustanciales entre el profesional que ejerce en ciu-dad y el que ejerce en el entorno rural?R.- En la medicina rural hay que desta-car la cercanía con nuestros pacientes; la misma que una relación de confianza que, a su vez, crea cierta adherencia a los consejos médicos de todo tipo, como cuestiones de salud pública, cuidado personal, aspectos preventivos, cumpli-miento de los tratamientos, etc. En el medio rural, por lo general, los desplaza-mientos para visitas a domicilio son mu-cho más largos y, en ocasiones, encon-tramos grandes dificultades para llegar a los pacientes. Ocurre, sobre todo, en los pueblos de alta montaña, donde en invierno, con las nevadas, puede resultar dificultoso el acceso. En el medio urba-no, por lo general, no existe este tipo de dificultades, mientras que en el medio rural la diseminación de la población es un factor a tener en cuenta.

P.- ¿Cuáles han sido las experiencias que más le han definido en el transcur-so de su carrera como médico rural?R.- Hasta que me integré en el equipo básico de salud de Amposta, estuve ejerciendo catorce años, veinticuatro horas al día, con fines de semana alter-nativos. El aislamiento que comporta

el medio rural, en mi caso a 40 km del hospital de referencia, conlleva que seamos los primeros actores en inter-venir en los problemas de salud graves que suceden en la zona. En los prime-ros años, y recién licenciado, cuando iba a visitar a los pacientes a domicilio me permitía el «lujo» de sentarme en la cabecera del paciente, tomar un café y conversar; esto me permitió conocer en profundidad las inquietudes y pro-blemáticas de mis pacientes. Fue en-tonces cuando empecé a desarrollar la habilidad, tan importante en medicina, de saber escuchar.Tengo el privilegio de ejercer la medi-cina en el mismo pueblo donde nací; el mismo donde vive toda mi familia. Co-nozco el medio. La experiencia ha sido siempre especial en el sentido de que cuidé durante muchos años y acompañé en los últimos minutos de su vida, senta-do en su cabecera, a la mujer que ayudó a traerme a este mundo: la señora Pepe-ta. Ella era la encargada de los partos en el pueblo antes de que hubiera médico.Al tratar, en los primeros años, a toda una población dedicada a la agricultu-ra, me di cuenta de que mi vocación de médico de familia había sido acertada. Podía desarrollar una medicina poliva-lente —cirugía, traumatología, gineco-logía, psiquiatría— que era, y es, lo que más me gusta. Durante los diez primeros años viví solo en una pequeña casa del pueblo y cuando algún vecino tenía pro-blemas familiares, aquel era su refugio.

«El aislamiento que comporta el medio rural, conlleva que seamos los primeros actores en intervenir en los problemas de salud graves que suceden en la zona»

El factor social no puede pasarle desapercibido al médico rural. El contacto constante, no solo con el paciente, sino con su entorno, impide al profesional el aislamiento de una rea-lidad en la que interviene constantemente. Josep Fumado es médico rural en Tarragona. Con la ayuda de la tecnología, su labor se sofistica, aunque todavía detecta carencias. En esta entrevista nos cuenta cómo el entorno limita, pero también ofrece lecciones impaga-bles, lecciones de vida.

ACTUALIDAD

Profesiones g 15nº 133 g septiembre-octubre 2011

P.- ¿Qué herramientas del Sistema Nacional de Salud (SNS) diría que «empoderan» al médico rural? R.- Las nuevas tecnologías en el me-dio rural, como la Historia Clínica Electrónica (HCI), son herramien-tas fundamentales para la mejora de la Atención Primaria rural; Internet permite incrementar la Formación Médica Continuada (FMC), impen-sable hace unos años. Hay médicos en toda la geografía española —aún pocos— que se han formado en Eco-grafía Clínica, por ejemplo, y que uti-lizan esta técnica como exploración complementaria rutinaria, con lo que el médico rural sale muy reforzado por el alto grado de satisfacción de la población.

P.- ¿Redefinen las nuevas tecnolo-gías, de alguna manera, el rol del mé-dico rural? R.- Las nuevas tecnologías sitúan al médico rural en un lugar privilegiado; mejoran el acceso a la FMC y permi-ten aminorar la discriminación negati-va que ha sufrido durante tantos años el médico rural.

P.- ¿Qué carencias detecta en el SNS para aquellos que ejercen en entor-nos aislados? ¿Qué cambiaría o me-joraría?R.- Debería cambiarse el sentido de la discriminación que existe para el médico rural y volverla positiva. Y me explico. Actualmente, la carrera profesional de los médicos urbanos y rurales de atención primaria se mide con los mismos parámetros, tanto para la investigación como para la docen-cia. Mientras, el médico urbano tiene todas las facilidades que ofrece poder formarse en una ciudad, el médico ru-ral se encuentra con unas barreras que no le permiten competir en igualdad de condiciones, traduciéndose esta di-ferencia en una merma profesional y económica. También creo que se debe-ría facilitar la formación y el acceso a la ecografía en el medio rural, lo que mejoraría el nivel de resolución en este medio.

P.- ¿El médico rural como vertebra-dor social-hiperlocal?R.- Desde siempre el médico rural ha sido un vertebrador social-hiperlocal, más en municipios pequeños. El mé-dico, en su esencia, ha de considerar a todas las personas como iguales, por encima de raza, ideología, religión y estatus social; ahí radica la importancia de esta profesión.

P.- ¿Qué opinión tiene de relatos de ficción contemporáneos como «Doc-tor en Alaska» o «Doctor Mateo»?R.- Aunque no sigo las series y, en ge-neral, la televisión por falta de tiempo, lo poco que he visto, aunque ficción, dados los tiempos que vivimos de es-casez de médicos, no lo veo mal, en el sentido de generar ilusión en escolares hacia la medicina.

Coordina: Elisa G. McCausland

«Las nuevas tecnologías, como la Historia ClínicaElectrónica (HCI), son herramientas fundamentales para la mejora de la Atención Primaria rural»

14 g Profesiones nº 134 g noviembre-diciembre 2011

MUNDO RURAL: Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (Fademur)

Entrevista Teresa López, presidenta de Fademur

Pregunta: ¿Qué papel tienen las mujeres en el mundo rural y en qué medida viene marcado ese rol por la herencia cultural? Respuesta: Las mujeres tenemos un papel fundamental en el mundo ru-ral y el sector agrícola y ganadero en particular. Nosotras hemos sido du-rante años las que hemos mantenido el medio rural vivo, las que asenta-mos población en los pueblos y las encargadas en solitario del cuidado de mayores y menores. El problema fundamental ha sido la invisibilidad a la que nos hemos visto sometidas en la sociedad en general, heredan-do los papeles tradicionales de gé-nero que reproducen las relaciones de desigualdad y las limitaciones de acceso de las mujeres a todas las es-feras de la vida social y productiva en igualdad de condiciones.

P: ¿Es el mundo rural un espa-cio más complicado para que una mujer pueda ejercer su profesión? ¿Veis necesaria una labor de con-cienciación al respecto?R: Como he comentado, las mujeres siempre han trabajado en el campo y en las explotaciones familiares agrarias, pero nuestro medio rural adolece de tres grandes problemas: el envejecimiento, el despoblamien-to y la masculinización. Estos pro-blemas implican que las mujeres tienen más dificultades a la hora de acceder a un empleo, a la hora de conciliar, ya que no hay servi-

cios suficientes en el medio rural —guarderías, actividades extraes-colares, centros de mayores, ayuda a domicilio para dependientes—. Es fundamental para las mujeres que trabajan en el sector agrario que co-ticen a la Seguridad Social y aquí hay que hacer una labor de concien-ciación y de poner en valor tanto el trabajo desempeñado por las muje-res como la necesidad de “aparecer en los papeles” y tener derechos so-ciales individuales propios. En muchos casos, cuando solo se podía pagar una cotización en la ex-plotación familiar, ha sido el hom-bre el que figuraba a pesar de com-partir ambos la gestión diaria. Por desgracia muchas mujeres, después de una vida de trabajo, han visto como sus primeros ingresos son los de la pensión de viudedad; todo eso sin contar con que, en casos de di-vorcio, hay mujeres que se quedan sin nada.

P: Desde vuestro punto de vista, ¿sentís que las instituciones espa-ñolas son sensibles a la perspecti-va de género aplicada a los pro-blemas socio-económicos, ya no solo en el espacio rural, sino en lo que es la geografía nacional? R: Estos últimos años han sido en los que más hemos avanzado en cuanto a derechos y reconocimiento de las mujeres en el medio rural y en cuanto a normativas aprobadas para avanzar hacia la igualdad real

entre mujeres y hombres a todos los niveles. En estos años hemos vis-to como se aprobaba la Ley contra la Violencia de Género, la Ley de Igualdad, la Ley de Salud Sexual y Reproductiva. Otra ley fundamental para nosotras y por la que Fademur lleva años trabajando a nivel estatal y en todos los territorios, es la Ley de Titularidad Compartida de las Explotaciones Agrarias.

P: Eres la única española en el Comité de Organizaciones Agra-rias de la Unión Europea. Desde el punto de vista de vuestra ins-titución y teniendo en cuenta la perspectiva internacional, ¿qué podría mejorarse en el sector agrario? R: En el Comité de Agricultoras del COPA, celebrado la semana pasada, tuve la ocasión de exponer como ejemplo la Ley española de Titula-ridad Compartida ya que había des-pertado gran interés entre todos los países que participan de la Unión Europea y es un ejemplo a seguir en cuanto a reconocimiento del trabajo de las mujeres agricultoras y gana-deras. En cuanto a la nueva Políti-ca Agraria Común (PAC), el sector agrario necesita de todos los apo-yos y más en este momento con la PAC que nos espera en los próximos años. Por ese motivo, consideramos necesario que se trabaje la reforma de la PAC integrando la perspectiva de género y, en segundo lugar, que

El rol de la mujer y los derechos conseguidos -y por conseguir- de este sector de la población en el mundo rural son dos de los focos de interés de Fademur. Entrevistamos a su presiden-te, Teresa López, para saber un poco más de la situación social y laboral de las mujeres en el entorno rural español.

ACTUALIDAD

Profesiones g 15nº 134 g noviembre-diciembre 2011

las organizaciones de mujeres rura-les participemos en los foros de de-bate y decisión en torno a la nueva PAC.

P:¿Cuáles son las principales quejas que exponen las mujeres que tra-bajan en el medio rural? ¿Se dan grandes cambios dependiendo de la geografía o el sector?R: Nuestros años de experiencia de trabajo nos llevan a saber que los problemas de las mujeres, salvan-do algunas distancias territoriales, son los mismos en todas partes. La principal queja de las mujeres ha sido la invisibilización, la falta de servicios e infraestructuras en todos los niveles y su escasa presencia en la toma de decisiones. Aún hoy las mujeres rurales no están representa-das en las organizaciones profesio-nales agrarias, las comunidades de regantes, los grupos de acción, los consejos rectores de las cooperati-vas... Las mujeres debemos parti-cipar en todos los ámbitos para in-corporar nuestras necesidades en las agendas políticas.

P: La igualdad de género «plena y total» sigue siendo una cuenta pendiente. ¿Es responsabilidad de los poderes públicos que se esta-blezca un compromiso ético para que sea una realidad? ¿Cuáles son las peticiones concretas de Fade-mur en relación a esta cuestión?R: Por supuesto que a pesar de lo que hemos avanzado todavía queda mucho por hacer y es responsabili-dad de todas las administraciones poner todos los medios a su alcance para seguir trabajando para conse-guir la igualdad real. En cuanto a la Ley de Titularidad Compartida de las Explotaciones Agrarias, que en-trará en vigor el próximo 6 de ene-ro, es imprescindible que se pongan en marcha las medidas de fomento de esta figura que, entre otras, son bonificaciones de la cuota de la Se-guridad Social y otras ayudas e in-centivos para su registro. También es fundamental que las Comunida-des Autónomas agilicen la puesta en marcha de estos registros y primen a las explotaciones en titularidad compartida.

P: Con el cambio de Gobierno ¿Qué balance hacéis desde vuestra institución de las políticas aplicadas y qué le pedi-ríais al Gobierno entrante? R: Respecto al sistema de ayudas, desde Fademur esperamos que la crisis económi-ca no suponga un obstáculo para su pues-ta en marcha y, de esta forma, evitar que, nuevamente, el sector agrario en general y las mujeres del sector agrario en particular se vean de nuevo afectadas. Fademur quie-re seguir avanzando en el reconocimiento del trabajo de las mujeres ya que en mu-chas empresas familiares ocurre como en el sector agrario, las mujeres cónyuges del empresario trabajan pero no son beneficia-rias de los derechos como trabajadoras. En este sentido, desde nuestra organización planteamos extender esta figura al resto de negocios familiares, estudiando las singu-laridades de cada sector —especialmente se produce en hostelería— y adaptando esta figura a dichas especificidades. Por lo tanto, pedimos al nuevo ejecutivo que no se den pasos atrás en los avances conse-guidos hacia la equidad de género y sobre todo que la igualdad y los derechos de las mujeres no sean moneda de cambio en los tiempos de crisis.

Coordina: Elisa G. McCausland