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Contribuciones Persona Nº 4, 2001 Universidad de Lima Facultad de Psicología

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Contribuciones

Persona Nº 4, 2001Universidad de LimaFacultad de Psicología

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Un siglo de psiquiatría alemana

La centuria de la psiquiatría alemana entre 1899 y 1999 se caracterizó porcontrastes creativos y catastróficos. En este período esos contrastes y las tensionesentre ellos se pueden personalizar en los nombres de Kraepelin y de Freud. Duranteesos cien años se produjo el despliegue de las ideas y muchas otras teorías ymétodos acerca de esta ciencia. Y, también en ese tiempo apareció la psiquiatríanazi. En términos históricos, no sólo la exterminación de innumerables pacientesconstituyó un desastre. La expulsión, el deterioro intelectual y la muerte de muchospsiquiatras, así como los daños causados por la guerra dejaron también dramáticasconsecuencias. Como resultado paradójico, la psiquiatría alemana –en base altrabajo de los psiquiatras emigrados– alcanzó reconocimiento mundial

Psiquiatría alemana / emigración

A century of German psychiatry

The century of German psychiatry between 1899 and 1999 was shaped by creativeand catastrophic contrasts. These constrasts and the tensions between them can bepersonalised by the names of Kraepelin and Freud. During this century there wasthe unfolding of ideas and many other creative theories and methods of thisscience in manyfold ways. And also in this time appeared the Nazi psychiatry. Inhistorical perspective not only the murdering of countless psychiatric patients wasa disaster. Expulsion, intellectual exhaustion, death of many psychiatrists and wardamages too had catastrophic consequences. As a paradox result, Germanpsychiatry –based on the work of the emigrated psychiatrists– got worldacknowledgement.

German psychiatry / emigration

Uwe Henrik Peters

Universidad de ColoniaColonia, Alemania Federal

Persona 4, 2001, 11-52

Traducción del alemán por Ramón León

Dirección del autor: [email protected]

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Cuando Kraepelin publicó en 1918 sufrecuentemente citado Hundert JahrePsychiatrie-Ein Beitrag zur Geschichtemenschlicher Gesittung, el motivo loconstituyó la apertura del DeutscherForschungsanstalt für Psychiatrie (Ins-tituto Alemán de Psiquiatría) (Kraepe-lin, 1918), creado por él, el primero ensu género en el mundo y modelo paramuchas instituciones de su naturaleza.

El motivo para el presente trabajo seencuentra en la obra de Kraepelin, perotambién en la de Freud. Ambas son lascumbres de la psiquiatría alemana que,una centuria después, al iniciarse el si-glo XXI, no es en modo alguno sólohistoria.

Los dos, Kraepelin y Freud, nacieronen el mismo año: 1856. Pero, ademásdel año de nacimiento y del de la apari-ción de sus principales trabajos, uno yotro tienen mucho más en común quelo que ellos mismos habrían aceptado.

Kraepelin introdujo en 1899 el con-cepto de dementia praecox, que se en-cuentra por vez primera en una confe-rencia publicada (Kraepelin, 1899b):

... entre la multiplicidad de formas deenfermedad se ha identificado en eltranscurso de los años un gran grupo decasos, cuya manifestación suele consti-tuir un estado muy particular de debili-dad intelectual.

Más minuciosa es la descripción en lasexta edición de su Lehrbuch (Compen-dio de psiquiatría) (Kraepelin, 1899a),aparecido en 1899. Si bien este libro fuetraducido al inglés recién en 1990, el

concepto kraepeliniano se difundió encorto tiempo por todo el mundo bajo ladenominación –más rica en fantasía ymás manejable– de esquizofrenia, queEugen Bleuler acuñó en 1908 (Bleuler,1908).

La sistematización de Kraepelin pusopunto final a una discusión entre lospsiquiatras alemanes que venía desde80 años atrás (Schifferdecker & Peters,1995). Tan pronto como los primerospacientes fueron internados en institu-ciones especialmente diseñadas paraalojarlos –la expresión Irrenhaus, utili-zada por primera vez en 1807, se gene-ralizó con rapidez– y ser tratados pormédicos que se especializaban en ellos–consecuentemente llamados Irrenärz-te–, se dio inicio a los esfuerzos siste-matizadores. Heinroth (1818) introdujoen 1818 el término paranoia para de-signar aquello que en la terminologíakraepeliniana sería dementia praecox,pero diferenció como subforma de laparanoia a la eknoia que, después, conKraepelin, conservaría el nombre deparanoia. La discusión posterior llevóa una confusión cada vez mayor, quefinalmente cesó con el trabajo de Krae-pelin, que, durante un siglo, no fuecuestionado.

La interpretación de los sueños(Freud, 1900), su obra capital, apareciótambién en 1899. La editorial Deuti-cke, de Leipzig, colocó 1900 en la por-tada como el año de publicación, sólocon el fin de promover su venta. Vanointento, pues la primera edición perma-

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necería casi sin vender y, por ello, hoyes una rareza bibliográfica. Pero en unadimensión temporal de más largo alien-to, el libro tuvo una influencia mayor,ya que fue traducido a más de 20 idio-mas y constituyó la base para la difu-sión de la psicoterapia. Antes de él, lapsicoterapia fuera de Alemania apenashabía existido.

Freud, sin embargo, se apoyó en unatradición de casi 200 años. El primertexto de psicoterapia apareció 150 añosantes (Bolten, 1751). Incluso, en 1814vio la luz un libro con el mismo títuloque el que varias décadas despuésFreud daría a su obra: Die Traumdeu-tung (Laun, 1814).

En su significado a nivel mundial, ellibro de Freud ha sido superado sólopor otra obra psiquiátrica en idiomaalemán. Nos estamos refiriendo a EinPsycholog erlebt das Konzentrations-lager, aparecida por primera vez en1946 (Frankl, 1946), y traducido asi-mismo a más de 20 idiomas. Los millo-nes que conforman sus numerosas edi-ciones son ya incontables. Un éxitoglobal de esa naturaleza es sólo compa-rable con el del DSM III/IV (desde1980), pero, como se sabe, estamosaquí ante un libro que no tiene un autordeterminado.

La influencia de Kraepelin y de Freudes la verdadera causa de la importanciade la psiquiatría alemana, que se inicióa partir de ellos. No hay tratado de psi-quiatría en el cual no se trate de mododetenido la esquizofrenia, que, resulta

claro, se trata de un constructo, peroque está fuera de discusión y vale comouna realidad. Igualmente, no hay librode psicoterapia en idioma alguno, inde-pendientemente de su orientación teó-rica, que no trate con cierto detalle laobra de Freud, quien fuera del mundode habla germana es considerado comoel creador de la psicoterapia (si bien enrealidad no lo fue).

Los dos fundaron aproximadamente apartir de 1899 grandes escuelas, que di-fundieron sus enseñanzas por el mundoy se preocuparon por mantener la orto-doxia. Todavía después de 100 añosambas libran combates con los mismosargumentos. Kraepelin y Freud se vie-ron a sí mismos como científicos natu-rales, aunque la tarea desplegada a lolargo de su vida consistió en investigaralgo no tangible ni mensurable: el psi-quismo humano. Ambos se interesaronpor la historia de su disciplina, perosólo para encontrar en ella argumentospara sus polémicas y antecedentes desus propios planteamientos.

Los dos fueron conscientes de su im-portancia y en modo alguno se puededecir que fueran modestos. Kraepelin,que emplea las dos terceras partes deHundert Jahre Psychiatrie (Kraepelin,1918) para denostar a los menos simpá-ticos de sus predecesores, concluye:

Como primer fruto del nuevo desarrollo[o sea, el que él promovía], se evidencióel triunfo de la observación de cortecientífico-natural sobre la consideraciónfilosófica y moralizante [o sea, la de suspredecesores].

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Freud, por su parte, solía evitar lacuestión referida al significado de supersona, pero destacaba el de su obra.

Ninguno se expresó en detalle acercadel otro, pero aprovecharon más de unaocasión para emitir juicios poco positi-vos sobre su antagonista. Kraepelin(1921) escribe sobre Freud:

No podemos entrar en una exposiciónde los severos reparos que hablan encontra de esa teoría [la psicoanalítica],presentada de modo adecuado pero fun-damentada de modo carencial. Se pue-de, sin embargo, decir con seguridadque los éxitos terapéuticos del psicoaná-lisis en modo alguno superan los quepuedan alcanzar otros procedimientossugestivos. Debo aquí, inclusive, en ba-se a una amplia experiencia, afirmar quela interrogación larga, intrusiva, del en-fermo sobre sus vivencias más secretasy el frecuente énfasis excesivo en las re-laciones sexuales junto con los consejosvinculados a ellas, pueden traer las peo-res consecuencias.

Freud sobre Kraepelin: “No será difí-cil a un crítico como Lipps, descubrirla total insuficiencia de esta fórmula”[la de Kraepelin sobre el chiste] (Freud1952-1968). O, en otro lugar: “... el tér-mino dementia praecox [ha sido] espe-cialmente mal elegido” (Freud, 1952-1968).

Las descalificaciones de mayor en-vergadura fueron dejadas a sus colabo-radores y discípulos. Isserlin sobreFreud:

El método psicoanalítico de Freud (...)no tiene justificación desde el ángulocientífico y no es aceptable en sus pre-tensiones. Todas las afirmaciones basa-das en él (...) deben ser consideradas co-

mo no demostradas y en parte indemos-trables (Isserlin, 1910).

Se trata de “un retroceso a un planode concepción precientífica” y una“consideración mitológica de los fenó-menos psíquicos” (Isserlin, 1910).

Los freudianos odiaban a Kraepelin,pero lo consideraban inatacable, y porese motivo se expresaron acerca de él,sobre todo en sus cartas. Jung lo califi-caba como “bonzo alemán”. Acerca deuna conferencia de Kraepelin escribeque “fue interminablemente estéril,monótona y anticuada”, llegando inclu-so a la devaluación personal, cuandoescribe que “tiene una apariencia in-creíblemente proletaria” (Jung a Freud,8.5.1911) (McGuire & Sauerlaender,1974).

Kraepelin y Freud tenían una forma-ción humanística, con profundos cono-cimientos del griego y el latín; leían,además, la literatura inglesa, francesa,italiana y española en el idioma origi-nal. En ese sentido eran superiores asus colegas europeos y norteamerica-nos, ya que sólo algunos de ellos po-dían leer alemán. Ambos se veían a símismos como científicos naturales, pe-ro al parecer no se interesaban por la fi-losofía de ese enfoque. Sin embargo,experimentaron en su vida personal yprofesional un decisivo impulso prove-niente de filósofos que habían estable-cido las bases de la psicología de cortecientífico-natural. Kraepelin a travésde Wundt (1873-1874), Freud porFranz Brentano (1874), cuyos trabajos

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aquí recordados aparecieron en elmismo año de 1874, cuando ambos te-nían 18 años y eran especialmente in-fluenciables en el plano intelectual.

Kraepelin obtuvo su Habilitation1 enbase a los trabajos que llevó a cabo enel laboratorio de Wundt. Freud tuvo elpropósito de doctorarse en filosofía ba-jo la dirección de Brentano, como sa-bemos por sus cartas juveniles a Sil-berstein (Boelich, 1989).

Las semejanzas entre ambos se ex-tienden incluso al plano de lo privado.El hermano de Kraepelin, Karl Kraepe-lin, director del Museo de Historia Na-tural en Hamburgo, fue un botánico yzoólogo mundialmente conocido. Ensus memorias escribe acerca de él:

La influencia más fuerte durante toda mijuventud fue ejercida por mi hermanoKarl, ocho años mayor, con su marcadadisposición hacia las ciencias naturales,que me entusiasmó desde muy tempranopor el cultivo de la botánica y despuéspor la zoología, la doctrina del desarro-llo y la química (Kraepelin, 1983).

En 1894, Emil Kraepelin viajó porbarco junto con su hermano Karl rum-bo a las Islas Canarias. Freud, por su

parte, visitó varias veces Hamburgo ysu esposa había nacido en el puerto aorillas del Elba. La más conocida fotode él fue hecha por su yerno Halber-stadt, también de esa ciudad.

Sin embargo, los contrastes han sidomás destacados que las semejanzas,cuando Kraepelin propone su dementiapraecox, era ya la figura más destacadade la psiquiatría alemana. La proposi-ción de ese concepto representa el pun-to culminante de su creatividad. Conposterioridad, sólo explicó y amplió suteoría. Por el contrario, cuando apareceLa interpretación de los sueños, Freudtenía sólo cierta nombradía como neu-rólogo (Bolzinger, 1999). Su creativi-dad empieza recién con ese trabajo.

La obra completa de Freud ha sidotraducida al inglés, francés, italiano yespañol y, parcialmente, a otros idio-mas. Sobre todo, la traducción a la lin-gua franca de la ciencia contemporá-nea, el inglés, ha posibilitado el accesoa ella por parte de todos los interesados.En contraste, la obra de Kraepelin per-manece hasta hoy por completo en ale-mán. Incluso la sexta edición de suLehrbuch está disponible recién desde1950, por completo, y en una aceptableversión en inglés. Sorprende, por ello,que la recepción de su obra haya sidoposible, a pesar de las traduccionesequivocadas o que llevaban a confu-sión.

Pero no se trata tanto del texto deKraepelin. ¿Cuántos de los psiquiatrasde hoy han leído las 594 páginas im-

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Un siglo de psiquiatría alemana

1 La Habilitation es la acreditación formal de la ca-

pacidad para desarrollar una carrera académica.

Para ello, es necesario una Habilitationsschrift, osea una tesis posdoctoral, que represente un apor-

te significativo a la ciencia. Además, una confe-

rencia ante la Facultad de la cual se aspira a for-

mar parte. En los concursos para ocupar una cáte-

dra, la Habilitation es uno de los requisitos cen-

trales (N. del T.).

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presas de su descripción de la dementiapraecox? (Kraepelin, 1909-1915). Suclara sistematización es lo esencial ypermanente. La influencia de Freud de-pende, por el contrario, de su texto, desu estilo y de su lenguaje, y sin ellossólo quedaría su Interpretación de lossueños. Este libro es leído incluso co-mo una fuente secundaria para unaeducación en el clasicismo alemán,pues Freud, de un modo casi normal,hizo permanentes referencias a la lite-ratura alemana: Goethe, por ejemplo(Peters, 1986).

Kraepelin quería crear un sistemadiagnóstico de las psicosis, tal como selas suele ver en las instituciones psi-quiátricas. Las neurosis, tal como sontratadas en la práctica asistencial, le in-teresaban sólo de modo tangencial.Aparecen en sus libros, en efecto, peroen una forma a la cual nunca le conce-dió una atención especial. Es evidenteque no las conocía a fondo. Freud, porsu parte, no pretendía crear una siste-matización de trastornos psiquiátricosen las instituciones, sino una nuevadoctrina del hombre; esto es, una medi-cina antropológica que tuviera comopunto de partida la vivencia de losneuróticos. En ese sentido, se hallabaen la rica tradición de la psiquiatría no-institucional de un siglo atrás: la deWezel (1784-1785), Platner (1772-1773), Schulze (1816), Heinroth(1822), Ennemoser (1828), y otros. Laspsicosis le interesaron marginalmente,únicamente cuando servían para refor-

zar su teoría. Sus conocimientos y so-bre todo sus experiencias en ese terre-no fueron escasos, como lo ha demos-trado Hirschmüller (1991).

Dado que los dos investigaron y pu-blicaron incansablemente, legando unaobra de igual magnitud, sería interesan-te verificar –algo que todavía no se hahecho– cuánto de la configuración desu doctrina se debe a sus contraposicio-nes. El contraste entre la psiquiatría deorientación kraepeliniana y la de orien-tación freudiana se ha mantenido a lolargo de todo el siglo, e incluso se haagudizado más al final de él. Entre unay otra se encuentran, sin embargo, mu-chos otros enfoques.

EL AÑO DE QUIEBRE DE LA

PSIQUIATRÍA ALEMANA: 1933

Alrededor de la mitad del siglo XX seproducen dos derrumbes, los más pro-fundos que una psiquiatría pueda expe-rimentar.

De un lado, 600 psiquiatras fueronexpulsados del país, entre ellos muchosde los más creativos. La expulsión notuvo nada que ver con sus ideas, puesalcanzó tanto a los de orientación krae-peliniana como a los de la freudiana. Sibien ellos difundieron la psiquiatríaalemana hasta en el último rincón de laTierra e influyeron o hasta modificaronde modo decisivo la psiquiatría inglesay norteamericana, su influencia no esreconocible como aquello que en ver-dad fue: una parte de la psiquiatría ale-mana. Es así que el destino inmerecido

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que les deparó el nacionalsocialismocontinúa ejerciendo su influencia hastahoy.

El otro derrumbe, más profundo aún,fue el holocausto de enfermos mentalesy aquéllos declarados como tales. Fue-ron asesinadas 200 mil o 300 mil per-sonas en nombre de una psiquiatría me-jor y un mejor futuro para ella. Este he-cho es hasta hoy una herida sangranteen la psiquiatría alemana. Existe unaamplia literatura en inglés y en alemánque describe la organización, el proce-dimiento y las ejecuciones con horro-rosos detalles. A modo de ejemplo,sean mencionados el punto de inicio yel final de esa bibliografía. El primerpsiquiatra que informó acerca de losucedido fue Gerhard Schmidt; lo hizopor radio el 20 de noviembre de 1945.Su libro, terminado en 1946, hallórecién en 1965 una casa editorial(Schmidt, 1965). El punto final provi-sional lo constituye un estudio cuida-doso del historiador Henry Friedlander,sobreviviente del holocausto, que pre-senta la matanza de enfermos mentalescomo inicio y campo de experimenta-ción para el holocausto de judíos yotras víctimas del nazismo(Friedlander, 1995).

Pero eso es sólo una parte. La otra esque la psiquiatría alemana, durante laprimera mitad del siglo XX (y todavíadespués de ella), experimentó una va-riedad y una creatividad como ningunaotra psiquiatría en el mundo ha conoci-do. Ni la francesa, que en su capacidad

creadora es la más cercana a la alema-na y que, asimismo, durante la guerrasufrió una crisis, puede compararse conella. Por eso, comencemos una vez máspor el inicio del siglo.

LA PSIQUIATRÍA A INICIOS DEL

SIGLO XX

La psiquiatría y la neurología consti-tuían en ese entonces, de acuerdo conel modelo prusiano y a diferencia deFrancia e Inglaterra, una sola especiali-dad académica. Pero habían excepcio-nes. Desde 1898 Nonne ejercía una cá-tedra de neurología en Hamburgo.Además, había una neurología bastanteautónoma como parte de la medicinainterna. Adolf Strümpell sería un ejem-plo de eso: él dirigió desde 1900 la Clí-nica Médica de Erlangen.

Desde 1891 se editó también la Deut-sche Zeitschrift für Nervenheilkunde.En muchos casos los neurólogos prac-ticaron una “psiquiatría pequeña” (klei-ne Psychiatrie), término que designabaa la psiquiatría cumplida fuera de losmuros hospitalarios. De hecho, a finesdel siglo XIX, la psiquiatría y la neuro-logía estaban claramente separadas enel terreno académico; pero, en la prác-tica médica el psiquiatra-neurólogocontinuaba existiendo.

Alrededor del inicio del siglo apare-cen otras ideas, al lado de las nuevas,en materia de esquizofrenia y de psico-terapia; asimismo fructíferas, pero cu-ya principal influencia se hizo evidentesólo mucho tiempo después. En la ma-

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yoría de los casos se trataba de ideasque se extendieron a casi todos los do-minios de la ciencia. Eso fue lo sucedi-do con la de estructura, que expondre-mos brevemente.

LA IDEA DE ESTRUCTURA

Una idea que prácticamente tuvo éxi-to sólo para la psiquiatría alemana fuela de la estructura, que se remonta aGoethe y Herder inclusive; pero, querecién con el inicio del siglo se convier-te en decisiva en la ciencia (Peters,1980).

Es la idea de que la totalidad es másque la suma de las partes, y que en latotalidad lo individual es determinadopor su lugar en ella. La melodía y lostonos singulares en ella (los cuales sinembargo pierden su sentido sin la me-lodía) fueron la metáfora habitual. Unametáfora todavía más expresiva fue eledificio en el cual a cada parte aisladale correspondía una determinada fun-ción y significado, según su ubicaciónen el todo.

La idea alcanzó con la Einleitung indie Geisteswissenschaften, de Dilthey(1883), y su continuación, Der Aufbauder geschichtlichen Welt in den Geistes-wisssenschaftenb (Dilthey 1957-1960),el rango de una teoría que enriqueció alas ciencias. Tanto la investigación de latotalidad como de lo particular fue esti-mulada. Palabras como Aufbau, Struk-tur, Gestalt, Gefüge, System, das Gan-ze, mehrdimensional, en el título de unapublicación ofrecen una indicación difí-

cil de confundir. En el diagnóstico plu-ridimensional de Kretschmer el cuadrode la enfermedad debe ser entendido“en sus frecuentemente variados com-ponentes constitucionales, en sus meca-nismos psicológicos reactivos, en susfactores orgánico-cerebrales” (Kretsch-mer 1919). En Aufbau der Psychose,Birnbaum, en 1919, y, con más deteni-miento, en 1923 (Birnbaum, 1919 y1923), compara factores patogenéticosy patoplásticos. En “Die Schichtungdes emotionalen Lebens und der Auf-bau der Depressionszustände”, de KurtSchneider (Schneider, 1920), se en-cuentra lo mismo, así como en su “Auf-bau der koerperlich begruendbaren Psy-chosen” (Schneider, 1947).

También la influencia posterior fuesignificativa, tanto en la emigración co-mo en Alemania. Kurt Goldstein escri-bió durante su exilio en Holanda suAufbau des Organismus (Goldstein,1934), que en la traducción americana(Goldstein, 1939) sentó las bases de suprestigio como psicólogo de la Gestalte hizo posible su vida académica. Lud-wig von Bertalanffy el cual, a pesar desus libros sobre Aufbau und Entwick-lung des Organismus (von Bertalanffy,1932) y Das Gefüge des Lebens (vonBertalanffy, 1937), hoy está casi olvida-do en Alemania, fue el gran estimuladorde la psiquiatría americana de los añossesenta, lo que le valió ser nombradosocio honorario de la American Psy-chiatric Association. Karl Menningerelaboró en su trabajo The vital balance

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(Menninger, 1963) algunas de las ideasesenciales de Bertalanffy; y SilvanoArieti dedicó a su memoria su signifi-cativo libro sobre la creatividad (Arie-ti, 1976).

El libro sobre la teoría general de lossistemas (von Bertalanffy, 1968), elmás conocido de von Bertalanffy y tra-ducido a numerosos idiomas, ejerce alfinal del siglo influencia sobre la tera-pia sistémica, el grupo de Palo Alto ysu representante alemán contemporá-neo, Paul Watzlawick, y en numerosasformas en la psiquiatría germana, perono en su corriente principal. Incluso enla Segunda Guerra Mundial y despuésde ella surgieron en Alemania la psico-patología estructural de Petrilowitsch(1958), el analisis gestáltico de KlausConrad (1947) y la dinámica estructu-ral de Werner Janzarik (1968), comovariantes del pensamiento estructural.

De otro lado, también la escuela feno-menológica de Heidelberg tiene susraíces en la idea de estructura. En sucaso, se trata de lo singular que des-pués debe ser ordenado en la totalidad.En lo posible, el fenómeno psicológicoindividual debe ser descrito cuidadosa-mente en sus partes más pequeñas, demodo tal que no pueda ser confundidocon ningún otro. Son conocidos losgrandes éxitos de este enfoque, sobretodo para el diagnóstico de la esquizo-frenia. También Kurt Schneider, quiendespués sería el culminador de esta co-rriente, no se cansará de destacar el sig-nificado de lo individual para la totali-

dad. Así escribe en el capítulo “Zyklo-thymie und Schizophrenie” de la Psi-copatología clínica:

Si analizamos una función, debe quedarclaro que ella no es parte alguna que sepueda sumar, ningún elemento que sepueda tomar aisladamente sin dañar latotalidad, ninguna parte que pueda ais-larse sin considerar sus relaciones(Schneider, 1939).

Los resultados de la idea de estructu-ra fueron llevados a los Estados Unidospor los psiquiatras y psicólogos emi-grados, y ejercieron una influenciamientras ellos vivieron. Sólo bajo ladenominación holismo y en vincula-ción con el nombre de Smuts, vuelve aser conjurada la doctrina de la totalidad(Smuts, 1926). Por cierto, el Smuts delque estamos hablando fue nada menosque el primer ministro de Sudáfrica.

De vez en cuando se argumenta quelos criterios diagnósticos introducidospor el Grupo de Saint-Louis (Woodruffet al., 1974), después asumidos por elDSM-III son una continuación de la fe-nomenología clásica, ya que algunosde los fenómenos de la esquizofreniadescritos por Kurt Schneider demostra-ron ser útiles. En verdad, también estoscriterios diagnósticos son indicadores,pero en su caso no hay una descripciónmuy precisa de ellos. Más bien, suelenser reconocidos como criterios diag-nósticos sólo aquéllos que en principioson verificables o falseables y que, portanto, tienen sentido para los propósi-tos del DSM-III. Recién en la discusióndel DSM-IV (American Psychiatric

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Association, 1994) se expresó con fre-cuencia en los Estados Unidos el deseode elaborar criterios diagnósticos a tra-vés de una descripción precisa. Sor-prendentemente, no hay ni siquiera al-go así como un diccionario de los cercade mil criterios diagnósticos.

LA QUIEBRA DE LA PSIQUIATRÍA

ALEMANA EN LOS AÑOS DEL

NACIONALSOCIALISMO

No siempre se tiene una clara con-ciencia de la magnitud de aquello queaquí llamamos la quiebra de la psiquia-tría alemana en los años del nacionalso-cialismo. Se ha hecho referencia –conjusticia– a las matanzas. Pero referirsesólo a eso ofrecería una imagen incom-pleta: lo sucedido fue mucho más de-vastador. Algunas corrientes desapare-cieron, otras continuaron existiendo porun tiempo, pero al final nada era comoal comienzo. Haremos una perspectivatransversal a través de ideas, corrientesy regiones a fin de ofrecer una ciertaimagen de lo ocurrido.

En la víspera del inicio del nazismo,la psiquiatría alemana se encontraba enuno de sus mejores momentos. Había,ciertamente, una psiquiatría de orienta-ción racista, pero apenas tenía algunainfluencia. Muchos psiquiatras creati-vos trabajaban unos al lado de otros, oen permanente oposición (lo que esti-mulaba la creatividad) y en muchos si-tios. Como primer hecho ocurrió laemigración de 600 de ellos. Despuésvino el asesinato de enfermos psiquiá-

tricos y de aquéllos que fueron declara-dos como tales. A pesar de esto conti-nuó existiendo una gran cantidad deteorías.

LA PSIQUIATRÍA CLÁSICA

Es verdad que la psiquiatría clásica,como teoría de las enfermedades men-tales continuó existiendo; pero fuera deAlemania se prestó poca atención alhecho de que existían diferentes énfa-sis. Kraepelin –de acuerdo con una me-táfora de Kurt Schneider– había colo-cado los pilares de una doctrina de laenfermedad que ganó reconocimientogeneral.

Esto se refiere, sin embargo, sólo a lapsiquiatría general, la demencia prae-cox y la enfermedad maniaco-depresi-va. Sus descripciones fueron cada vezmás amplias. El importante primer vo-lumen de la octava edición del Lehr-buch, que contiene la psiquiatría gene-ral (y, por ejemplo, la descripción de laZerfahrenheit, confusión)2, no ha sido

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2 El término Zerfahrenheit suele ser traducido co-

mo confusión, aunque esa traducción no es la co-

rrecta. En inglés se le traduce como incoherence,

que tampoco es la traducción más apropiada.

De acuerdo con una comunicación personal del

autor (25.4.2001), en la psiquiatría alemana desde

Kraepelin Inkohärenz y Zerfahrenheit son dos fe-

nómenos tan distintos, que con la ayuda de ellos

se suele diferenciar entre la esquizofrenia y cua-

dros parecidos a ella. Inkohärenz significa que

falta el vínculo entre dos partes de un texto, de

modo tal que una idea es interrumpida y seguida

por otra, diferente. La continuidad y la relación

entre ambas están ausentes. Zerfahrenheit, por su

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traducido a idioma alguno. La psiquia-tría de Kraepelin se quedó en el puntoen el cual se encontraba al momento desu muerte, en 1926, pero permanecióen la Alemania nazi fuera de toda duda,incuestionable. Kraepelin contaba connumerosos discípulos y nos dejó el pri-mer instituto psiquiátrico del mundo, y,sin embargo, no tuvo en realidad un su-cesor. Johannes Lange, que en 1930asumió la cátedra de psiquiatría de Bres-lau, dio a la luz la novena edición delLehrbuch (Kraepelin & Lange, 1927),que no alcanzó resonancia alguna. Ade-más, a través de una serie de publicacio-nes, Lange se involucró con las leyes dela esterilización (e.i. Lange, 1934), delas cuales se hablará más adelante.

Junto a él estaba el libro sobre la es-quizofrenia que publicó Eugen Bleuler(1911), al comienzo de los años del na-zismo, una obra estándar. Se trataba deun libro mucho mejor escrito que el deKraepelin y que empleaba ideas que és-te evitó. El término de esquizofreniasurgió de la idea romántica de una per-sonalidad dividida en dos (Peters,1991), y da hasta hoy motivo para su di-fusión y propagación. A eso se agrególa teoría de la asociación, las concep-ciones psicoanalíticas y una agrupacióny ponderación de los síntomas, todo locual estaba ausente en Kraepelin.

Desde 1911 se constituyó en Heidel-berg, bajo la dirección de Karl Jaspersy Karl Wilmanns, otro centro de la psi-quiatría clásica. Uno de sus trabajosmás importantes, la Allgemeine Psy-chopathologie, de Jaspers, publicadopor primera vez en 1913 (Jaspers,1913), alcanzó en 1923 su tercera edi-ción (Jaspers, 1923). Cuando en 1937los nazis le prohibieron el ejercicio dela profesión, por estar casado con unajudía, Jaspers empleó su tiempo de mo-do creativo dedicándose de nuevo a lapsicopatología, después de que en losaños previos había publicado libros fi-losóficos. Escribió, por ello, la cuarta yúltima edición, ampliamente corregida,de su Psychopathologie, terminándolaen 1942, pero que pudo ser publicadarecién en 1946 (Jaspers, 1946). Desdeesa época ha permanecido inmodifica-da y ha sido traducida a varios idiomas,entre ellos el inglés y el castellano (Jas-pers, 1951; 1963).

El libro editado por Karl Wilmannscon el título de Die Schizophrenie(Wilmanns, 1932) apareció justo antesdel inicio del régimen nazi. No pudoejercer influencia alguna, y no fue tra-ducido porque la Escuela de Heidel-berg fue destruida por el régimen hitle-riano. Wilmanns sufrió detención pro-visional, al haber calificado de histéri-co a Hitler, y perdió además su cargoporque su esposa era tres cuartos judía(Lidz & Wiedemann, 1989).

La Escuela de Heidelberg criticó tan-to a Kraepelin como a Bleuler. Su fuer-

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Un siglo de psiquiatría alemana

parte, es la ruptura, irreversible, de un vínculo, de

una totalidad, como lo que sucede –para utilizar un

ejemplo gráfico– cuando en un sismo se produce

una fisura en la superficie de la tierra (N. del T.).

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za principal radicó en la elaboración delos fenómenos psicopatológicos. Delos colaboradores del volumen editadopor Wilmanns varios emigraron: W.Mayer-Gross a Inglaterra; Gabriel Stei-ner y Alfred Strauss a los Estados Uni-dos. Pero también otros investigadoresde la psicopatología, que en sus traba-jos trataron sobre todo el tema de la es-quizofrenia y que adhirieron a la escue-la fenomenológica, partieron a la emi-gración (Peters, 1988). Si bien ellos co-mo tales no fueron perseguidos y sushallazgos fueron reconocidos aun en laépoca del nazismo, esa corriente quedóen verdad paralizada. Kurt Schneider,que permaneció en la Alemania nazi ysuele ser considerado hoy dentro de laescuela fenomenológica clásica, asu-mió recién en 1946 la cátedra de Hei-delberg, aunque como representante dela tradición clásica. Tenía para enton-ces 59 años y lo más significativo de suobra había sido ya publicado. Sin em-bargo, nunca perteneció a esa escuela.

LA ESCUELA DE BERLÍN

Otra deficiencia del Lehrbuch deKraepelin fue que los trastornos psíqui-cos, en la medida en que eran reconoci-dos como consecuencia de enfermeda-des corporales, no eran tratados en unaforma que pudiera ser aceptada de ma-nera general. Su presentación llenó elsegundo volumen de la octava edición,que probablemente por eso nunca fuetraducido. Karl Bonhoeffer, por el con-trario, desde 1908 estableció una teoría

de tipos de reacción exógena aguda(Bonhoeffer 1908), ampliamente acep-tada. Sostenía en esencia que a la varie-dad de las noxas y enfermedades posi-bles que podían tener en general tras-tornos psicológicos como consecuen-cia, sólo se contrapone una pequeñacantidad de cuadros patológicos.

Cada uno de esos pocos cuadros pato-lógicos puede, por ello, ser provocadoa través de muchas causas (la ley de lainespecificidad). Debemos anotar, sinembargo, que la doctrina de Bonhoef-fer nunca fue expuesta en la forma deun libro.

Bonhoeffer fue hasta 1938 el jefe in-discutido de la gran escuela psiquiátri-ca en Berlín. De sus discípulos, PaulJossmann, Lothar Kalinoswky, FranzJosef Kallmann y Erwin Straus emigra-ron a América del Norte; Erich Stern-berg partió hacia Rusia. Al alcanzar laedad de retiro, en 1938, Bonhoeffer fuecesado. Lo sucedió el psiquiatra naziMax de Crinis, austriaco.

Bonhoeffer tuvo la desdicha de per-der a dos de sus hijos (Dietrich yKlaus) y dos de sus yernos (Hans vonDohnanyi y Rüdiger Schleicher), asícomo a su primo Paul von Hasse a ma-nos de los nazis, que los ejecutaron porsu participación en la resistencia contraHitler (Leibholz-Bonhoeffer, 1971). Enespecial, Dietrich Bonhoeffer se con-virtió en Alemania en el símbolo de laresistencia (Bonhoeffer, 1987). Paraalimentar a sus nietos, Bonhoeffer vol-vió a trabajar como psiquiatra. De Cri-

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nis se suicidó el 1 de mayo de 1945, undía antes de la capitulación de Berlín.

PSICOANÁLISIS

Para entender el psicoanálisis no esnecesario ser psiquiatra. Por esta razónson muchos los historiadores que sehan dedicado a estudiarlo (e.g. Maetze,1976; Oberndorf, 1953; Fine, 1979;Gay, 1988; Jaccard, 1982; Barrande &Barrande, 1975; Armando, 1989; Pára-mo-Ortega, 1992). No queremos com-petir con ellos, razón por la cual hare-mos sólo una breve referencia.

Desde fines de los años veinte, el psi-coanálisis gozaba de una amplia difu-sión. En Berlín existía, desde 1922, uninstituto psicoanalítico de mayor anti-güedad que su similar de Viena, la ciu-dad en la que nació esta doctrina. EnFrankfurt existió otro desde 1929. Du-rante los primeros años del gobierno deHitler aparecieron todavía importantese influyentes trabajos psicoanalíticos enalemán, sobre todo porque el régimennacionalsocialista se impuso en Austriarecién en 1938. Se trata de obras queinfluyeron en la orientación del psico-análisis hasta fines de los años cincuen-ta, sobre todo el libro de Anna Freud, Elyo y los mecanismos de defensa (Freud,1936), que apareció en 1935, así comoel libro de Heinz Hartmann, Ich psycho-logie und Anpassungsproblem (Hart-mann, 1975), dado a la publicidad en1939.

Entre 1933 y 1938, sin embargo, elpsicoanálisis fue prácticamente elimi-

nado; algunos restos quedaron en el asíllamado Instituto Goering en Berlín(véase más abajo). Freud mismo emi-gró a Inglaterra, donde sería testigo delinicio de la Segunda Guerra Mundialantes de morir (Schur, 1973). En Aus-tria sólo unos pocos psicoanalistas nopartieron a la emigración (Richard Ne-palleck, August Aichhorn), pero losemigrados influyeron en la psiquiatríaamericana, una influencia que ha dis-minuido con el paso del tiempo (Peters,1992b).

PSICOTERAPIA

Sólo una parte de los orígenes de lapsicoterapia se encuentra en el eruditolibro de Ellenberger (1970). Tras laaparición del psicoanálisis la psicotera-pia no-psicoanalítica se vio recluida enlas sombras de la historia. Los historia-dores del psicoanálisis la vieron sólocomo una estación en el camino queconducía a Freud. Sin embargo, en losaños veinte la psicoterapia general te-nía mucha fuerza y en número e in-fluencia fue, incluso, mayor que el psi-coanálisis. Desde 1926 se celebraroncongresos anuales, organizados porWladimir Eliasberg, que también editósus actas, de las cuales la primera apa-reció en 1927 (Eliasberg, 1927) y la úl-tima en 1931 (Kretschmer & Cimbal,1931). En la emigración, Eliasberg re-sumió sus experiencias sobre el parti-cular (Eliasberg, 1936).

La sociedad Allgemeine AerztlicheGesellschaft für Psychotherapie se fun-

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dó en 1928 y desde el inicio tuvo supropia revista. Siempre estuvo abierta atodas las corrientes; incluso algunospsicoanalistas formaron parte de ella.La lista de sus directivos nos da unaimagen de su amplitud: Robert Som-mer, Ernst Simmel, Johannes HeinrichSchultz, Wladimir Eliasberg, KurtGoldstein, Arthur Kronfeld, Ernst Kret-schmer, todos ellos prestigiados psi-coterapeutas de diferentes corrientes.Pero también Hans Prinzhorn, CarlGustav Jung, Paul Schilder, Erich Sterny Alfred Adler fueron sus miembros.

El Congreso Anual de 1933 debía ce-lebrarse en Viena entre el 6 y el 9 deabril. Conferencias de Charlotte Bühler,Anna Freud, Heinz Hartmann, entreotros, figuraban en el programa. En basea las preinscripciones se esperaba variosmiles de asistentes. Debido a que losnazis se inmiscuyeron, Ernst Kret-schmer, el presidente, suspendió el con-greso el 27 de marzo de 1933, y renun-ció al cargo de manera demostrativa eldía en el cual éste debía comenzar.

Sin embargo, Jung se declaró dispues-to a asumir la presidencia, algo acercade lo cual se ha escrito mucho. Pero estono fue suficiente para los nazis, así quese fundó una nueva sociedad con orien-tación nacionalsocialista, cuyo presi-dente, Matthias Goering, era primo deHerman Goering. Los miembros de estaagrupación, así lo demandaba Goering,debían convertir el libro Mein Kampf enla base de la psicoterapia. En 1935,1938 y 1940 la sociedad organizó con-

gresos. En 1936 Goering fundó el Deut-sche Institut für Psychologische For-schung und Psychotherapie, más cono-cido como Instituto Goering, sobre elcual existe un amplio estudio (Cocks,1985). Ahí dieron charlas Jung y KarenHorney hasta el comienzo de la Segun-da Guerra Mundial, mientras llevaban acabo giras de conferencias. En 1945Goering murió en Berlín. No se conocenlas circunstancias de su muerte.

LA PSIQUIATRÍA NAZI

Sorprende que hasta ahora no hayacirculado el término de psiquiatría na-zi, como es difícil imaginar que algoasí existiera. En realidad existía desdecomienzos de siglo como una rama dela psiquiatría totalmente carente de sig-nificado. Recién el inicio del régimennacionalsocialista ayudó a su predomi-nio. Las concepciones básicas de unapsiquiatría nazi se pueden resumir de lamanera siguiente: todos los trastornospsíquicos son de alguna manera heredi-tarios. Esto significa que no es necesa-rio influir en el destino del paciente através de procedimientos terapéuticos;mucho menos a través de procesos lar-gos. Más bien, lo que hay que hacer eslimpiar los genes de la raza. A comien-zos de siglo se desarrollaron estas ideascomo eco de la eugenesia.

El programa, que en mirada retros-pectiva permite reconocer el criterio deselección para el holocausto, fue for-mulado ya en los albores del siglo XXpor Ernst Rüdin (1903-1904). Se debía

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llevar a cabo un trabajo de limpieza ra-cial, para retirar la “grey putrefacta”del “cuerpo social”, preservando al má-ximo la distancia con los miembros deotras razas, a fin de evitar mezclas des-favorables. En especial, los judíos fue-ron vistos como una raza extraña. Esteproceso de limpieza debía incluir la se-paración de los débiles, los enfermos,los flojos y los elementos malos o defi-citarios de la raza en un procedimientode “retirar la mala hierba”.

El conjunto de personas a separar esdescrito de modo más preciso como“delincuentes” y “enfermos mentales”,así como aquellas variantes que vivenen libertad, con enfermedades heredita-rias, complejos deficitarios o con otrasdebilidades que pueden afectar a ladescendencia. Rüdin asumía en la mis-ma publicación que también el disfrutemoderado del alcohol tenía consecuen-cias negativas para los descendientes.Para la superación de los –no clara-mente definidos– delincuentes se reco-mendaba la pena de muerte y, si no, al-guna forma de restricción.

Rüdin creía haber demostrado el ca-rácter hereditario de la dementia prae-cox (Rüdin, 1916), y es así citado hastahoy. Entre 1925 y 1928 fue profesor depsiquiatría en Basilea; volvió, sin em-bargo, a Munich y asumió en 1931 ladirección del actual Max-Planck Insti-tut en esa ciudad. La política racial delos nazis significó la realización de al-gunos de sus más preciados objetivos.En 1933 Rüdin fue nombrado profesor

de psiquiatría en Munich. En el mismoaño junto con su colega y posterior-mente teniente general de la SS ArthurGütt (que no era psiquiatra), fue el co-mentarista principal del Gesetz zur Ver-hütung erbkranken Nachwuses (Ley deProtección de la Descendencia con En-fermedades Hereditarias) y escribió to-da la parte psiquiátrica (Gutt et al.,1934).

De la esterilización forzada al holo-causto había sólo un paso. La muerte(planeada, al menos, desde 1935) delos enfermos psiquiátricos fue sin em-bargo postergada hasta el momento enel cual comenzara la guerra. El decretodel 1 de setiembre de 1939 de Hitler,preparado por los médicos, estaba for-mulado de modo tal que aun numero-sos psiquiatras en muchos países lo ha-brían aceptado: se trataba de señalarque “a pacientes incurables, después deuna valoración crítica del estado de suenfermedad, les fuera permitida unamuerte eutanásica“, lo que antes supo-nía el expreso pedido de ellos. De laconducción práctica de estos asesinatosse encargaron otros psiquiatras, algu-nos de ellos con prestigio, como porejemplo Carl Schneider, el sucesor (en-tre 1933 y 1945) de Wilmanns en Hei-delberg. Colaboradores fueron Fried-rich Panse, Kurt Pohlisch, FriedrichMauz, Werner Villinger y BertholdKihn.

La psiquiatría clásica nunca concediómayor importancia a esa posición ra-cista. Pero hay que decir que la psi-

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quiatría nazi no se diferenció de modoradical de la clásica. Común a ambasfue la suposición de que las psicosisendógenas tenían una naturaleza somá-tica, sobre todo de corte hereditario.Común a ambas fue, asimismo, el nihi-lismo terapéutico que provenía de laidea de la imposibilidad de la curación.

LOS QUE DEJARON HACER

Un genocidio como el del holocaustoa pacientes psiquiátricos, en realidad,sólo pudo ser conducido por relativa-mente pocas personas. Pero no habríapodido producirse sin la colaboraciónpasiva de muchos. Se entiende que losnazis emprendieran una acción crimi-nal de esa índole, pero no se puede en-tender cómo es que psiquiatras intacha-bles permitieran que eso ocurriera sinprotestar o que dejaran que los pacien-tes a su cargo fueron transportados ha-cia la muerte. Incluso Gottfried Ewald,que no pudo ser ganado para una parti-cipación activa en estos asesinatos, yque es presentado como un modelo deresistencia entre los profesores alema-nes de psiquiatría, tuvo conocimientode lo que sucedía y permitió que dostercios de sus pacientes fueran evacua-dos rumbo a la muerte.

Sin embargo, es completamenteequivocado suponer que toda la psi-quiatría alemana estuvo comprometidacon los asesinatos. Por eso es necesarioreferirse a la siguiente generación.

PSIQUIATRAS SEPARADOS DE SUS

PUESTOS

Aparte de los psiquiatras obligados aemigrar, hubo un numeroso grupo depsiquiatras separados de la universidado de otros puestos, pero que siguió vi-viendo en Alemania y que incluso con-tinuó trabajando. Entre ellos estabaKarl Wilmanns, ya mencionado, enHeidelberg, que pudo volver a ver a sushijos emigrados antes de morir enagosto de 1945 en Wiesbaden. TambiénHans Walter Gruhle, uno de los másproductivos miembros del grupo deHeidelberg, que era la conciencia críti-ca de la escuela fenomenológica y queen 1934 debió retirarse de la vida aca-démica, después de que los nazis impi-dieran su nombramiento como profesoren la Universidad de Bonn.

Gruhle pudo retornar recién en 1946 ala vida académica en esa universidad,pero para entonces tenía ya 66 años y suetapa de mayor productividad habíaconcluido. Sin embargo, al igual queJaspers, cercano a él, empleó los añosde la emigración interna en escribir suprincipal obra Verstehende Psychologie(Gruhle, 1948). También Stertz, Kolle,Christiani (vease más abajo, en Kiel) yotros, pertenecieron a ese grupo.

PSIQUIATRAS PERSEGUIDOS

Varios psiquiatras perdieron la vida enel proceso de persecución nazi. Se co-noce por lo general sólo el caso de JohnKarl Friedrich Rittmeister, que fue eje-

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cutado. Pero Abraham Adolf Deutsch,Margarethe Hilferding, Alfred Meisl,Nikola Sugar y Ludwig Pick murieronen el campo de concentración deTheresienstadt; Karl Landauer murió deinanición en Bergen-Belsen. AlfredBass fue trasladado al ghetto de Lódz ymurió allí o en algún campo de concen-tración. Salomea Kempner murió pro-bablemente en el ghetto de Varsovia.Todos fueron psicoterapeutas.

Algunos psiquiatras fueron miembrosde grupos de resistencia. A ellos perte-neció Edith Jacobson, una discípula deBonhoeffer, que formó parte del gruposocialista de resistencia Neu beginnen,también llamado Org. Miembros deOrg fueron también en parte sus pacien-tes. Después de trasladarse al extran-jero, E. Jacobson volvió en 1935 comomiembro de ese grupo de resistencia aAlemania, y fue detenida poco despuéscon otros miembros de éste. A través dealgunos integrantes de la organizaciónque no habían sido detenidos, se logrósu libertad por motivos de salud, y, asi-mismo, que huyera al extranjero, esta-bleciéndose en Nueva York. Allí se vol-vería muy conocida como psicoanalis-ta, sobre todo por su libro sobre la de-presión (Jacobson, 1971), aparte de ha-ber informado sobre sus propias expe-riencias como perseguida (Jacobson,1949). También otros psiquiatras (co-mo, por ejemplo, Thea Bry junto con suesposo Gerhard Bry, que emigraron alos Estados Unidos) trabajaron paraNeu beginnen.

Un grupo de psiquiatras logró sobrevi-vir a los campos de concentración. Enprimer lugar, debemos mencionar unavez más a Frankl, sobreviviente deAuschwitz y Dachau. Sus experienciasse encuentran plasmadas en el ya men-cionado Ein Psycholog erlebt das Kon-zentrationslager (Frankl, 1946). La lo-goterapia, la doctrina terapéutica de sucreación, se enraíza en esas experien-cias. Otro ejemplo es el de AdalbertKral, que pudo sobrevivir a Theresien-stadt (véase más abajo, en el rubroPraga).

No puede obviarse, de otro lado, aaquellos psiquiatras que optaron poresta especialidad después de la perse-cución y cuyos motivos para su elec-ción profesional guardan relación consus vivencias como perseguidos. Ellosinfluyeron de modo decisivo en la psi-quiatría alemana de la posguerra. JanGross, por ejemplo, sobreviviente deAuschwitz asumió después, como su-cesor de Bürger-Prinz, la cátedra depsiquiatría en Hamburgo. RudolfDegkwitz perteneció a la Weisse Rose3

y cayó en manos de la Gestapo. Su pa-dre, que tenía el mismo nombre, y erael titular de la cátedra de pediatría en la

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Un siglo de psiquiatría alemana

3 Weisse Rose (La Rosa Blanca) fue la denomina-

ción que asumió un grupo secreto de estudiantes,

sobre todo en Munich, entre 1942 y 1943. Este

grupo repartió de modo clandestino volantes con-

tra el régimen nazi, y reclamó una renovación

moral de Alemania. Los más importantes de sus

miembros fueron descubiertos y capturados. El

Tribunal Popular, bajo la presidencia de Freisler,

los condenó a muerte (N. del T.).

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Universidad de Hamburgo, fue conde-nado por el Tribunal Popular en 1944pero logró sobrevivir. También WandaPoltawska debe ser mencionada; ellapasó cuatro años en el campo de con-centración de Ravensbrück y dirigiódespués la Comisión Papal sobre temasde la familia. En Holanda y Alemania,durante su niñez, Mark Richartz vivióuna azarosa existencia llena de penosaspersecuciones y, posteriormente, fueprofesor de psiquiatría clínica en laijksuniversität, en Limburg, Maas-tricht.

Además de los grandes centros, huboen otras universidades alemanas cáte-dras e institutos de investigación conuna significación que no siempre fuesólo local. Pasaremos revista a algunas.

En Breslau, hoy Wroclaw, en Po-lonia, sobre todo debido al gran neuró-logo Ottfried Foerster, la Universidadde Breslau había ganado significación.Johannes Lange, mencionado discípulode Kraepelin, estuvo desde 1930 enella, y murió de modo sorpresivo en1938, cuando ya a través de trabajossobre la esterilización había echadosombras sobre su nombre (Lange,1934). Su sucesor Werner Villinger, en-tre 1933 y 1939 fue el médico jefe delos Sanatorios de Bodelschwingh, enBethel, Bielefeld4, practicando ahí una

particularmente efectiva campaña deesterilización en los pacientes a su car-go. Pronto perteneció al comité de ex-pertos en la selección de pacientes a sereliminados. También después de laguerra, Villinger jugó un rol importan-te –cuando su participación en los añosdel nazismo aún no era conocida– co-mo profesor de psiquiatría en la Uni-versidad de Marburg, y nada más y na-da menos que como presidente de laSociedad Alemana de Psiquiatría yNeurología.

En Danzig (hoy Gdansk, en Polonia),de 1920 a 1939 capital del Estado librede Danzig, Franz Kauffmann asumióen 1934 la recién creada cátedra de psi-quiatría. Cuando el ejército ruso avan-zó en 1945 y buena parte de la po-blación emprendió la huida, él –comomuchos otros prestigiosos médicos deesa ciudad y de Koenigsberg– perma-neció con sus pacientes. La última noti-cia sobre él es que murió en junio de1945, con sólo 56 años de edad, y quefue enterrado junto a su clínica.

En Frankfurt el titular de la cátedra depsiquiatría fue el muy prestigiado KarlKleist, entre 1920 y 1950. Como el dis-cípulo más significativo de Carl Wer-nicke, Kleist era el indiscutible líder deuna escuela de psiquiatría plenamenteindependiente. Partiendo siempre de la

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Peters

abandonadas, niños con problemas psicológicos,

enfermos psiquiátricos, y personas de edad. De

acuerdo con su función, corresponde a un institu-

to alemán para epilépticos, tal como existen en Es-

tados Unidos, Suiza y otros países (N. del T.).

4 Se trata de un hospital psiquiátrico fundado por el

párroco Friedrich v. Bodelschwingh (1831-1910),

particularmente conocido por el tratamiento de

epilépticos, pero que atiende también a personas

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patología cerebral y de sus consecuen-cias neurológicas y psíquicas, su másdistinguido mérito fue la descripciónpsicopatológica de numerosas formasde psicosis. Al igual que Wernicke,Kleist estaba en las antípodas de Krae-pelin. A esta escuela se le debe en esen-cia la elaboración de lo que hoy se lla-ma la psicosis esquizoafectiva, presen-tada en numerosas publicaciones. Esadirección continúa, hasta hoy, a travésde la Sociedad Internacional Wernicke-Kleist-Leonhard.

En Goettingen, la antigua ciudad uni-versitaria, Gottfried Ewald, a quien yanos hemos referido, asumió en 1934 lacátedra de psiquiatría. Todavía en 1944pudo publicar un texto de psiquiatríaampliamente difundido después de laguerra (Ewald, 1944). Del libro yaimpreso, pero aún sin empastar, seretiró el amplio capítulo sobre las leyesde esterilización. No se ha sabido nadaacerca de su contenido.

En Jena enseñaba en 1938 en la cáte-dra de psiquiatría Hans Berger, quiendesde 1897 pasó toda su vida académi-ca en esa ciudad, y en medio de un rela-tivo aislamiento desarrolló el electro-encefalograma. Sólo después comenzóa publicar. Cuando en 1929 apareció elprimer trabajo (Berger, 1929), Bergertenía ya 56 años. Sus trabajos posterio-res sobre el particular aparecieron enlos años del nacionalsocialismo, lo cualconstituyó un grave impedimento parasu difusión internacional. Pero psiquia-tras emigrados llevaron ese método a

los Estados Unidos, donde sólo el Ins-tituto de Psiquiatría de Nueva York tu-vo la posibilidad de desarrollar investi-gación con él. Causó alegría a los psi-quiatras locales el que los neurólogossolicitaran su ayuda para aplicarlo.

En 1938 el psiquiatra nazi BertholdKihn se convirtió en el sucesor de Ber-ger (quien falleció en 1941). Kihn in-tentó fundamentar de modo científico lapsiquiatría nazi (Kihn ,1932), y preparóen 1940 semanalmente algunos cientosde dictámenes que en la práctica signi-ficaban la pena de muerte.

En Kiel, donde la Universidad deSchleswig Holstein tenía ya en sus añosde pertenencia al reino danés fama ytradición, Georg Stertz fue profesor depsiquiatría desde 1926, y ganó prestigiocomo investigador del diencéfalo. Enconocidos trabajos describió el síndro-me diencefálico que lleva su nombre(Stertz, 1933). El síntoma principal esuna marcada carencia de estímulo es-pontáneo y, como consecuencia de esto,una aparente debilidad de la memoria yde la inteligencia, que Stertz denominódemencia diencefálica.

Stertz estaba casado con la hija deAlois Alzheimer, Gertrude, cuya madrehabía sido judía. Los nazis le pidieronque se separara de ella. Cuando él se ne-gó, fue retirado de su cargo en 1937.También sus conocidos discípulos KurtKolle y Edmund Christiani fueron sepa-rados de la actividad académica. La se-paración de Kolle ocurrió en 1934, debi-do a la presión de los nazis, que le atri-

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buyeron expresiones marxistas. Chris-tiani debió irse porque se negó a tomarposición en contra de Stertz.

Recién en 1947, cuando Stertz asu-mió la cátedra en Munich, pudo conti-nuar su trabajo docente. Su sucesor enKiel fue Hans Gerhard Creutzfeldt, eldescubridor de la enfermedad deCreutzfeldt-Jakobson. Creutzfeldt fuevarias veces detenido porque en susclases tuvo expresiones que desagrada-ron a los nazis. Kolle, por su parte,abrió en Frankfurt una práctica privaday escribió un texto muy popular, quealcanzó seis ediciones (Kolle, 1939).

En Colonia Gustav von Aschaffen-burg, un prestigiado psiquiatra concen-trado en aspectos forenses, tuvo quedejar su cátedra en 1934. A pesar de serjudío, en algunos puntos de vista no es-taba muy lejos de los nazis. Esto puedeexplicar la curiosa circunstancia de queen 1939, ya iniciada la guerra, obtuvie-ra el permiso oficial para aceptar unainvitación como profesor investigadoren la Universidad de Washington, yque su sueldo le fuera pagado ahí hasta1942. Su sucesor en Colonia fue el tris-temente célebre De Crinis, quien per-maneció hasta 1938 para después asu-mir, en Berlín, la cátedra dejada porBonhoeffer.

Entre los más importantes discípulosde Aschaffenburg en Colonia se encon-traba Eduardo Krapf, que en 1933, in-mediatamente después de su Habilita-tion, emigró a Buenos Aires y en 1956asumió la dirección de la importante

Sección de Salud Mental de la Organi-zación Mundial de la Salud, en Ginebra,accediendo con ello a una influyente po-sición internacional. Kurt Schneider,que durante 20 años fue colaborador devon Aschafenburg en la Clínica de Co-lonia, fue a Munich en 1931.

En Marburgo, la cátedra de psiquia-tría estuvo en posesión de Ernst Krets-chmer entre 1926 y 1946. Su libroKoerperbau und Charakter, aparecidopor primera vez en 1921 (Kretschmer,1921), fascinó a varias generaciones depsiquiatras y, en 40 años, ha tenido na-da menos que 24 ediciones.

Koerperbau und Charakter ha sidotraducido a muchos idiomas, y ha ser-vido de modelo para otras doctrinasconstitucionales, como por ejemplo lade Sheldon en los Estados Unidos. Elpermanente éxito editorial de esta obratiene que ver con el hecho de que Kret-schmer tenía la capacidad de ofrecerdescripciones muy precisas de la per-sonalidad.

En 1946, con 58 años, Kretschmeraceptó la cátedra en Tubinga. ComoKleist, él tampoco había participado di-recta o indirectamente en la eutanasia y,por lo tanto, mantuvo intacto su eleva-do prestigio científico. Desde su prime-ra monografía sobre los delirios sen-sitivos, con una orientación psicodi-námica (Kretschmer, 1918), trató de es-tablecer un puente al psicoanálisis,frente al cual en manera alguna teníauna actitud acrítica (Kretschmer, 1973).

Kretschmer fue uno de los grandesmaestros de la generación de psiquia-

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tras alemanes de la posguerra. Uno desus más destacados discípulos en Mar-burgo fue W. Th. Winkler, quien duran-te los años de la guerra, libre del servi-cio militar, pudo tratar pacientes esqui-zofrénicos con técnicas psicoterapéuti-cas y psicoanalíticas.

En Praga, la más antigua universidadalemana (desde 1348), la Universidadde Praga, tenía desde 1886 una cátedrade psiquiatría, ocupada consecutiva-mente por Arnold Pick (el de la enfer-medad de Pick), Otto Poetzl, y, desde1929, Eduard Gamper. Este último fueconocido por sus estudios sobre un ca-so de rinencefalia, más conocido comoRinencefalia de Gamper (Gamper,1926), y murió con su esposa en 1938en un trágico accidente de tránsito. Sumás importante discípulo, con quienpublicó muchos trabajos, entre 1932 y1938, fue Adalbert (Vojtech) Kral.

Poco después de fallecido Gamper,Kral debió dejar su carrera académicapor presión de los nazis, y fue llevadoa Theresienstadt en 1942. Logró sobre-vivir; sin embargo, tuvo que permane-cer allí hasta el 8 de agosto de 1945,presionado por el nuevo comandanteruso, ya que tras la liberación se desatóuna epidemia de encefalitis epidémica,que describiría después (Kral, 1947).Finalmente alcanzó la libertad, y quisovolver a la universidad. Pero ésta, entretanto, había sido cerrada por el gobier-no checo. En 1948 emigró a Canadá. Elsucesor de Gamper en 1939 fue KurtAlbrecht, un destacado discípulo de

Bonhoeffer. Al fin de la guerra, en ma-yo de 1945, Albrecht fue asesinado enPraga.

En Tubinga, Robert Gaupp dirigía lacátedra de psiquiatría, desde 1906, pa-sando al retiro en 1936 por razones deedad. Conocido sobre todo por su des-cripción del asesino Ernst Wagner (se-rial killer, visto como el más puro pro-totipo de la paranoia, largamente dis-cutida en la psiquiatría alemana, quesegún un posterior trabajo de Janzarik,1949-1950, fue denominada paranoiade Gaupp) (Gaupp, 1914), Gaupp pu-blicó –después de varias décadas deobservación– un detenido trabajo sobreeste criminal (Gaupp, 1938).

A través de la especial circunstanciade que en 1932, en Francia, JacquesLacan tomara los trabajos de Gauppcomo punto de partida en su diserta-ción y en el desarrollo de su teoría (La-can, 1932), el interés en ese país porWagner y Gaupp ha sido muy grande, atal grado que el más completo estudioen torno a ellos está en francés (Vin-dras, 1996), y los trabajos de amboshan sido traducidos a ese idioma.

El enfoque de Lacan fue conocidotempranamente en Alemania a travésde la clara presentación de HermannLang (1973). La mayoría de sus escri-tos es accesible también en alemán, eincluso hay una minuciosa biografía(Roudinesco, 1993), pero su influenciaen la psicoterapia alemana es muchomenor que la que ha alcanzado en lafrancesa.

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El sucesor de Gaupp fue HermannHoffmann, un investigador genéticosin significación alguna, que en 1934ganó imagen por un escrito en homena-je a Hitler (Hoffmann, 1934). Su suce-sor fue Ernst Kretschmer, que volvió adar a la cátedra un gran prestigio.

La cátedra de psiquiatría de Würz-burg fue especialmente puesta al servi-cio de la psiquiatría nazi. MartinReichardt, que la regentó desde 1925,pasó a la situación de retiro en 1939por razones de edad. Reichardt era co-nocido sobre todo por un trabajo están-dar sobre informes acerca de acciden-tes (Reichardt, 1916) y un texto de psi-quiatría traducido a varios idiomas(Reichardt, 1918). Su sucesor fue suasistente Werner Heyde, que en 1934ingresó a la SS, llegando a ser capitánde las Fuerzas de Asalto (SS-Haupt-sturmführer) y asesor de la Gestapo.

Sólo por sus pocas y nada importantespublicaciones, Heyde jamás hubierapodido acceder a la cátedra de psiquia-tría. En realidad, lo consiguió exclusi-vamente debido a sus actividades parala SS y la Gestapo y a sus cercanas vin-culaciones personales con Theodor Ei-cke, surgidas en circunstancias extra-académicas. En marzo de 1933, trasconflictos con el Gauleiter Bürckel, Ei-cke fue internado en la Clínica Psiquiá-trica Universitaria de Würzburg, peropudo liberarse rápidamente gracias a uninforme de Heyde, para acceder alpuesto de comandante del campo deconcentración de Dachau y, en 1934, a

la función de inspector de todos loscampos de concentración y de los SS-Totenkopfverbände (escuadrones de ex-terminación de la SS)5.

Heyde se especializó en eutanasia, yentre 1939 y 1942 desempeñó la direc-ción de la tenebrosa sección T4 en laoficina central del Führer (Kanzlei desFührers), la organización central delgenocidio. También dirigió el comandomóvil de médicos de los campos deconcentración. Después de la guerra,fue tomado prisionero, pero logró huir,siendo condenado a muerte en ausen-cia. Bajo el nombre de Sawade trabajóen varias actividades y, por último, du-rante nueve años como un respetadoasesor en materia psiquiátrica, sin serreconocido. Pero, su identidad fue fi-nalmente desenmascarada en 1959 porHans Gerhard Creutzfeldt, y fue toma-do prisionero. En 1961 Heyde se suici-dó en la cárcel.

El sucesor de Heyde como director dela gasificación de los enfermos fuePaul Nitsche, un cercano colaboradorde Kraepelin en Heidelberg y Munich.Rüdin y Roemer publicaron una lauda-tio sobre él (Rüdin & Roemer, 1936).Desde 1942 trabajó en la así llamadaacción eutanasia. Por ese motivo, ter-

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5 Se trataba de unidades armadas y encuarteladas de

la SS, que desde 1933 asumieron la vigilancia de

los campos de concentración. Llevaban una cala-

vera en el cuello derecho del uniforme y en la

gorra. El servicio en ellas era voluntario y suponía,

por lo general, una permanencia de cuatro años,

que después aumentaron a doce (N. del T.).

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minada la guerra, fue condenado amuerte en Dresde y ejecutado. No sehan conocido mayores detalles.

PSIQUIATRAS ALEMANES EMIGRADOS

Es en realidad una paradoja que el re-conocimiento global y difusión de lapsiquiatría alemana se produjera reciénen los años cincuenta, tras la finaliza-ción de la Segunda Guerra Mundial.Ese reconocimiento no fue advertidopor los propios psiquiatras alemanes,que por lo general no prestaban muchaimportancia a los acontecimientos his-tóricos. Una de las causas de esto hayque buscarla en la circunstancia de queya no consideraban como parte de lapsiquiatría alemana a aquéllos que ha-bían emigrado, vistos de modo genéri-co como no alemanes.

Pero esto significaría culminar el tra-bajo de expulsión iniciado por los na-zis. En cambio, casi todos los psiquia-tras alemanes emigrados se siguieronconsiderando alemanes y vinculados ala cultura y lengua alemanas, si bien–debido a comprensibles motivos– conafectos muy ambivalentes. Una razónadicional es que los psiquiatras alema-nes no consideraban la psicoterapiapsicoanalítica ni el psicoanálisis comoparte de la psiquiatría alemana. Tam-bién esto es una rareza alemana, que nose repite en ningún otro país. El térmi-no psiquiatría acuñado por Heinroth enAlemania (1818) significó original-mente nada menos que psicoterapia.

La persecución se produjo sobre todopor motivos racistas, algunas vecestambién por razones políticas y no to-mó en cuenta, por ello, la orientacióndoctrinal de los perseguidos. Todas lascorrientes teóricas de la psiquiatría fue-ron afectadas. El éxito que los psicoa-nalistas tendrían en el exilio fue impre-sionante, porque la emigración ocurrióen un período en el cual en los EstadosUnidos existía una alta demanda de es-pecialistas bien entrenados en psicoa-nálisis. En Inglaterra se estableció, so-bre todo en Londres, en torno a Sig-mund Freud y Melanie Klein, un consi-derable grupo de ellos, que desempeña-ron un rol importante en la siguientegeneración.

La necesidad de emigrantes alemanesexistía en Inglaterra, sobre todo en elplano académico. La Maudsley Clinicfue el centro; fue una institución puestaen funcionamiento en 1923, y para1932 no tenía más de ocho médicos.Recién en 1936 se fundó en Londres laprimera cátedra de psiquiatría, que ocu-pó Edward Mapother, a la sazón direc-tor del Hospital Maudsley. Sir AubreyLewis fue nombrado director médico(no comparable con el cargo de médicojefe) de Maudsley. Mapother y Lewis seorientaron según el modelo de la psi-quiatría académica alemana (Peters,1996), y en la medida en que les fueposible recibieron favorablemente a lospsiquiatras alemanes. La primera gene-ración de psiquiatras ingleses fue, pues,educada por inmigrantes alemanes.

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En América Latina, los psiquiatrasque llegaron a esta inmensa región notenían mayores vínculos entre sí. Poreso es difícil tener una panorámica. Elya mencionado Eduardo Krapf, así co-mo Marie Langer (1991), son excelen-tes ejemplos. Esta última desempeñóun importante rol en el progreso delpsicoanálisis en Argentina.

También en Turquía, en los países deÁfrica del Norte, en la India, Sudáfricay Asia podemos encontrar algunosemigrantes.

Se trata, a no dudarlo, de una corrien-te migratoria sin paralelo en la historiade la psiquiatría, y que es difícil de re-construir porque no hubo mayores con-tactos entre los inmigrantes, como tam-poco es fácil saber cuán grande fue lainfluencia proveniente de ellos. Perotodos, ni bien establecidos en sus nue-vos destinos, se refirieron a los marcosculturales alemanes y en sus publica-ciones mencionaron la bibliografía ale-mana.

En algunos casos hubo una confron-tación tan activa con la cultura germa-na que, como resultado de ella, surgie-ron trabajos de gran magnitud. Unejemplo es el monumental estudio deEissler sobre Goethe (Eissler, 1963);otro, el impresionante libro de Eriksonsobre Lutero (Erikson, 1958).

Los emigrantes continuaron leyendoliteratura alemana e informaron acercade ella. Un ejemplo son los libros deBellak sobre la literatura de la esquizo-frenia (Bellak, 1948; 1979; Bellak &

Benedict, 1958; Bellak & Loeb, 1969).En América, en 1954, el hace poco fa-llecido Heinz Lehmann, de Berlín, pusoen movimiento la era de los psicofár-macos, después de haber leído sobreello en revistas europeas (francesas yalemanas) y realizado algunas aplica-ciones (Lehmann & Hanrahan, 1954).Reader´s Digest lo presentó en 1978como healer of the mind (Waller, 1978).

También debemos referirnos a la obrade Freud, que citaba constantemente laliteratura alemana, por lo cual se lepuede considerar como uno de los difu-sores de dicha cultura. Durante algúntiempo, en películas norteamericanas,aparecía el infaltable psiquiatra ale-mán, con lo cual se asociaba tácitamen-te la psiquiatría con la cultura alemana.

En los Estados Unidos la reacción encontra de la influencia del pensamientoalemán en psiquiatría se inició con crí-ticas al psicoanálisis, y comenzó con ellibro de Masson sobre la teoría de la se-ducción (Masson, 1984), propagado al-go así como el Watergate del psicoaná-lisis. En efecto, el libro inició el fin delpredominio del psicoanálisis en Améri-ca y abrió una vía para la nueva psi-quiatría biológica.

En Inglaterra la tendencia fue másbien en contra de la psiquiatría clasica,y se llamó por ello antipsiquiatría. Estemovimiento surgió en 1958 con el librode Laing, The divided self (Laing,1959), con lo cual se pensaba natural-mente en la esquizofrenia, y tuvo suinicio en las presentaciones de Kraepe-

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lin (Peters, 1977). Tuvo una enormepublicidad, pero desapareció sin mayo-res consecuencias para la psiquiatríainglesa.

LA DOCTRINA DE LA ESQUIZOFRENIA

La teoría kraepeliniana de la demen-tia praecox era ya conocida en los Es-tados Unidos al comienzo de la emigra-ción, pero vista a través de unos ojoscríticos: los de Adolf Meyer, quien ladio a conocer. Meyer fue durante seissemanas, en 1896 (en un viaje por Eu-ropa), huésped de Kraepelin en Heidel-berg. Durante este tiempo apareció laquinta edición del Lehrbuch del psi-quiatra alemán, que presentaba su mo-delo de la enfermedad. Meyer comentóese trabajo de modo entusiasta y almismo tiempo crítico; pero sobre todode manera detallada (Meyer, 1896), yenriqueció la doctrina de Kraepelin conuna teoría culturalista-psicodinámica,lo que condujo a una sustantiva amplia-ción del diagnóstico.

La escuela fenomenológica de Heidel-berg tuvo poca difusión en los EstadosUnidos y debido a su trasfondo filo-sófico, fue apenas comprendida. Su in-fluencia no fue muy grande, a pesar deque algunos de sus representantes emi-graron a América. Como ejemplos de-bemos mencionar a Elmar von Doma-rus, hoy olvidado, y a Frieda Fromm-Reichmann. En su conocido libro In-terpretation of schizophrenia, Arieti(1955) se basó en el llamado principiode von Domarus.

Von Domarus fue entre 1928 y 1932becario Rockefeller en la Universidadde Yale, pero había publicado antes unaserie de trabajos sobre trastornos delpensamiento en la esquizofrenia (Do-marus 1923; 1924; 1925; 1927), que nofueron continuados en los Estados Uni-dos. En 1939, Kasanin lo invitó a unareflexiva discusión publicada muchotiempo después sobre lenguaje y pen-samiento en la esquizofrenia (Kasanin,1964), en la que además participaronHarry Stack Sullivan, Kurt Goldstein,Norman Cameron, John D. Benjamin,S.J. Beck y Andras Angyal, los cualesdespués tendrían una gran influenciaen la psiquiatría americana. En esa reu-nión, von Domarus presentó, de modobreve, su teoría de identifixión paraló-gica, la base del trabajo de Arieti.

La teoría del pensamiento paleológi-co de von Domarus de la esquizofreniafue reemplazada por la teoría del doblevínculo de Bateson (Bateson, 1958;Bateson et al., 1956), que tuvo muchadifusión. Un rol significativo tuvo enese contexto Frieda Fromm-Reich-mann, entre 1955 y 1956 fellow delInstitute for Advanced Study in Be-havioral Sciences, en Palo Alto, Cali-fornia. De 1924 a 1933, el año de suemigración, Fromm-Reichmann orga-nizó un sanatorio según las normas ju-días y condujo una práctica psicoanalí-tica. Ocasionalmente dictó tambiénconferencias en la clínica psiquiátricade Heidelberg. Después de una estan-cia de un año en Palestina, se encontró

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en 1935 –en esa época todavía como laesposa de Fromm– en los Estados Uni-dos y fue a Chestnut Lodge, estable-ciendo una estrecha relación profesio-nal con Sullivan, considerado despuéscomo el gran psiquiatra americano(Perry, 1982). De ella proviene el tér-mino de madre esquizofrenógena,usado y aprovechado tendenciosamen-te por la antipsiquiatría (Fromm-Reich-mann, 1948).

Importantes representantes de una in-terpretación de la esquizofrenia de cor-te psicodinámico y al mismo tiempoclásico, fueron los hermanos Otto Kant(1927) y Friedrich Kant (1924), recha-zados en Alemania tanto por fenome-nólogos de Heidelberg (porque no eranfenomenólogos puros) como por psico-analistas (porque no eran psicoanalis-tas). Sin embargo, todos conocían sustrabajos y hacían citas de ellos perma-nentemente. En la emigración america-na ambos continuaron sus investigacio-nes sobre la esquizofrenia (Kant 1937,1940) pero fueron poco entendidos,hasta que se perdieron en el olvido tan-to en Alemania como en América.

Otro investigador, tanto psicodinámi-ca como clásicamente orientado y muyestimado en Alemania, fue ArthurKronfeld, que en 1935 emigró a laUnión Soviética, tras recibir una ofertaventajosa del Instituto de Investigacio-nes Neuropsiquiátricas Ganushkin, enMoscú. Las cartas que remitiera a Sui-za y que, entretanto han sido dadas aconocer, hablan de su gran entusiasmo

sobre sus nuevas posibilidades de in-vestigación. Kronfeld se suicidó juntocon su esposa en 1941 en Moscú, alacercarse las tropas alemanas.

Si bien Kronfeld continuó publicandoen la Unión Soviética (Kronfeld, 1938)y no fue perseguido allí, no ejerció in-fluencia alguna en el desarrollo poste-rior de la teoría soviética de la esquizo-frenia en torno a Sneshnewski, con suesquizofrenia latente (Sneshewski,1977), que se dejó utilizar tan fácil-mente en el plano político. Eso mismocabe para el discípulo de Bonhoeffer,Erich Sternberg, que en 1937 emigró ala Unión Soviética y que publicó mu-cho junto con Kronfeld. Sternberg pa-saría muchos años en el Gulag de Sta-lin. Publicó, posteriormente, bajo laprotección de la escuela de Sneshnews-ki en Moscú (Peters, 1981).

Willy Mayer-Gross pertenece a las fi-las de los más destacados investigado-res de la esquizofrenia de Heidelberg.Sus cinco capítulos, aparecidos en1932, en el libro de Wilmanns sobre es-quizofrenia (Wilmanns, 1932), llenanmás de la mitad de esa obra. En la emi-gración a Inglaterra, Mayer-Gross nopudo continuar sus estudios sobre estaentidad psicopatológica. Recién en eltexto aparecido en 1954 (Mayer-Grosset al., 1954) empleó sus conocimientosy trabajos previos. Si bien ese libro fuemuy influyente por más de una década,llama la atención que en el trabajo con-memorativo de los 150 años de la so-ciedad inglesa de psiquiatría (Berríos

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& Freeman, 1991), ni el libro ni elnombre de Meyer-Gross hayan sidomencionados en absoluto.

En vinculación con esto debe men-cionarse también a Friedrich Karl Red-lich, más conocido por su nombre deemigrado Frederick C. Redlich. Red-lich fue el más importante fundador dela teoría de los estratos sociales de laesquizofrenia (Hollingshead & Red-lich, 1958) y representante de una psi-coterapia de la esquizofrenia (Redlich& Brody, 1952), presentando la teoríaalemana de la esquizofrenia en su tex-to. Si bien ese libro (Redlich & Freed-man, 1970) tuvo por un tiempo influen-cia en los Estados Unidos e incluso latraducción alemana alcanzó dos edicio-nes, lo cierto es que permaneció sinmayor efecto en Alemania.

Desarrollos semejantes pueden reco-nocerse en el ejemplo de la difusiónglobal de las terapias de schock, que seprodujeron inmediatamente antes de laépoca nazi y, en parte, después de ella(Peters, 1992), como también en el sur-gimiento y difusión de la terapia gestál-tica (Peters, 1988b).

LA ALEMANIA DE LA POSGUERRA

Inmediatamente después de la guerra,los numerosos problemas de Alemaniaexigían solución inmediata. A las pér-didas humanas por la emigración y lapersecución, por las acciones de gue-rra, huida masiva y bombardeos, asesi-natos, suicidios y expulsiones, se agre-garon los daños materiales resultantes

de la destrucción de instituciones y bi-bliotecas, la división del país, y pormucho tiempo, la total falta de infor-mación sobre los desarrollos de la psi-quiatría fuera de Alemania. Además,habían quedado muy pocos profesorescalificados y actualizados. En psicoa-nálisis y en psicoterapia casi no habíanadie que estuviera al día. Aun despuésde varios años de acabada la guerra só-lo muy pocos psiquiatras pudieron via-jar fuera de Alemania a fin de observarel estado de su especialidad.

Cuatro años después de la finalizaciónde la guerra, probablemente fueronWerner Wagner y Walter von Baeyer losprimeros psiquiatras que tuvieron laposibilidad de llevar a cabo una gira. En1949 formaron parte de un grupo deviaje de médicos, organizado y financia-do por el gobierno de ocupación de losEstados Unidos en Alemania.

El asunto era tan importante que vonBaeyer informó de esto a la prensa(von Baeyer, 1950). Sorprendido, in-formó que en los Estados Unidos “lapsiquiatría –casi sin exageración algu-na– es la reina entre las disciplinas mé-dicas, la disciplina central en algunamedida”. Desde el Mental Health Actde 1946, la especialidad psiquiátricadisponía de una gran cantidad de me-dios de investigación y estaba en elpunto central de una prensa muy activay altamente positiva. Baeyer señalabaque el pensamiento freudiano domina-ba la especialidad, pero observó que enla vanguardia del interés terapéutico

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estaba la lobotomía prefrontal. Por elcontrario, agregaba, el diagnóstico psi-copatológico-conceptual de las psico-sis no juega rol alguno, diferenciándo-se apenas entre neurosis y psicosis. To-do esto en contraposición a lo que ocu-rría en Alemania.

Von Baeyer destacó, asimismo, la granayuda que recibieron de Erwin Straus,en Lexington, y de Lothar Kalinowsky,en Nueva York. Estos dos emigrantes sepreocuparon hasta el final de su vida enrestablecer los vínculos rotos con lospsiquiatras alemanes.

Por último, von Baeyer informó que“solamente en el dominio de la psiquia-tría infantil se ha encontrado una nuevaentidad psicopatológica”: el autismo in-fantil. En realidad, la publicación deKanner (Kanner, 1943) había aparecidoseis años atrás. Se produjo un encuentropersonal entre Kanner y von Baeyer,pero este último no sabía (o no se diocuenta) que Kanner era alemán (vonBaeyer, comunicación personal). En1924, Kanner emigró voluntariamente alos Estados Unidos, a la edad de 30años, y ayudó a muchos emigrantes.

Sin embargo, en Alemania, se desa-rrolló durante largo tiempo como pri-mera y única corriente la psiquiatríaantropológica, que partió de ErwinStraus, cuya obra capital, Vom Sinn derSinne (Straus, 1935), había aparecidoen realidad en Berlín antes de la emi-gración y de la guerra, de modo que nose trataba de ideas del todo nuevas.

En el plano filosófico, la psiquiatríaantropológica se remonta a Edmund

Husserl y Henri Bergson. La filosofíade ellos fue ampliada por Martin Hei-degger, Eugen Minkowski y MauriceMerleau-Ponty. Entre los psiquiatrasantropológicos debemos contar a Lud-wig Binswanger, Victor V. Gebsattel,Jürg Zutt, Hubertus Tellenbach, WalterBräutigam (parcialmente), Caspar Ku-lenkampff, Ernst Jokl, Roland Kuhn,Erling Eng y Wolfgang Blankenburg.Debido a que todo lo esencial ha sidoresumido en algunos textos, las ideascentrales de esta corriente son aún hoyaccesibles. En la introducción a uno deesos libros, Straus y Zutt (1963) formu-laron algo así como una definición deun programa:

... aquello que el psicótico hace y sobrelo cual informa, no es (desde la corrien-te antropológica) considerado como un‘signo’, como un ‘síntoma’ de un de-terminado trastorno psicológico, delcual resulta un llamado diagnóstico conla posibilidad de una predicción, sinocomo fenómeno antropológico.

Straus tenía una posición profesionalsumamente modesta en Lexington, pe-ro no estaba vinculada a obligación al-guna (algo frecuente en los EstadosUnidos, mas ya no en Alemania). Estole permitió continuar sus reflexiones yorganizar cinco conferencias en Lex-ington, también con participantes ale-manes (Straus, 1964; 1974). Esta co-rriente, que fuera de Alemania dio enllamarse fenomenología (lo cual habríasido un término incomprensible paralos propios alemanes), enfrentó en Es-tados Unidos total incomprensión. No

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se integró a la filosofía del pragmatis-mo que imperaba en ese país, y tampo-co en las categorías de pensamientopsicoanalítico. Por el contrario, en Ale-mania; Francia (Waldenfels, 1983); In-glaterra (Koning & Jenner, 1982); y,después en América Latina (Doerr,1995), el eco fue permanente y muygrande.

Si bien aún hoy en Alemania hay unapsiquiatría antropológica, como líneade pensamiento se dividió de modoabrupto en dos corrientes: la psiquiatríasocial y la farmacopsiquiatría. El casomás llamativo es el de Caspar Kulen-kampff, todavía en 1955 representantede la psiquiatría antropológica (Kulen-kampff, 1955). Kulenkampff se dedicólargo tiempo completamente a la psi-quiatría social y fue presidente y voce-ro de la comisión implementada en1971 por el Parlamento alemán para laevaluación de la psiquiatría. El informepresentado en 1975 reveló grandes ca-rencias en las instituciones psiquiátri-cas y en los centros de tratamiento am-bulatorio, sobre todo en lo concernien-te a la atención psicoterapéutica.

En las siguientes décadas, las reco-mendaciones formuladas determinaronuna profunda reforma de la atenciónambulatoria y estacionaria, pudiendodecirse que lo logrado es ejemplar. Encuanto a la historia de las ideas, sin em-bargo, no se trataba de nada nuevo, sinode la virtualización de los ideales deatención del siglo pasado en sus inicios.La “acción enfermo psicológico” conti-

núa los esfuerzos hasta hoy. La supera-ción de los déficit existentes fue posiblegracias al hecho de que Alemania Occi-dental era ya en los años cincuenta lapotencia económica de Europa.

El desarrollo o, mejor, el descubri-miento de la farmacopsiquiatría, de-pendió igualmente y en varios aspectosde la corriente antropológica. No se de-be olvidar que la posibilidad de tran-quilizar con psicofármacos a los pa-cientes agitados tuvo un efecto positi-vo no sólo entre los psiquiatras, sinotambién en el público en general y enlas autoridades, que experimentaronmenos angustia ante el enfermo men-tal. Gracias a esto tomaron fuerza lospuntos de vista sociopsiquiátricos. Hoyse reconoce que el trato diferente conlos pacientes, el abordar sus problemascon otra actitud, y la mayor aceptaciónpor parte de la sociedad, disminuyenlos peligros latentes.

Fue un psiquiatra antropológico, Ro-land Kuhn, el que descubrió el efectode los primeros dos antidepresivos(Kuhn, 1957). Él mismo explica(Kuhn, 1970; 1996) que esto le fue po-sible precisamente porque, debido a suorientación antropológica, observaba asus pacientes de un modo diferente acomo suele hacerse.

Poco antes, en Francia, Delay y Deni-ker habían descubierto el efecto neuro-léptico de una sustancia que en sí eraya conocida, la clorpromazina (Delay& Deniker, 1952). El descubrimientode los ansiolíticos se produjo de un mo-

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do menos dramático, pero ocurrió porla misma época. Desde 1955 el mepro-bamato estuvo en el mercado farmaco-lógico. En 1958 Paul Janssen recono-ció el efecto neuroléptico de una sus-tancia completamente diferente, el ha-loperidol (Niemegeers, 1988), que des-pués fue probado clínicamente por Di-vry, Bobon y Collard (Divry et al.,1958).

Con esto, en tres áreas principales detrastornos psicológicos, se pudo dispo-ner, en corto tiempo, de medicamentosefectivos, algo que hasta entonces nohabía ocurrido. Si bien después de1954 se acumuló rápidamente literatu-ra sobre el tema (Heinrich, 1994), no sedebe creer que esto recibió siempreaplausos y fue reconocido en su realsignificado. Por el contrario, hubo mu-cho desconocimiento e incomprensión.Tanto Roland Kuhn como Paul Janssenhan informado que fueron invitadospor reconocidos psiquiatras a conver-saciones, en las cuales se les informóque se trataba de medicamentos abso-lutamente ineficaces. En los EstadosUnidos se produjeron, en un momentoculminante del psicoanálisis, los pri-meros informes sobre las posibilidadesde tratamiento y, por ello, enfrentaronla ignorancia y el rechazo. Ya se ha ha-blado del rol mediador de Heinz Leh-mann (Lehmann & Hanrahan, 1954)para su difusión en el continente ame-ricano desde 1954. Incluso, alguna co-nocida firma farmacéutica en Alemaniacon importante proyección internacio-

nal, y que después ha tenido un signifi-cativo papel en el mercado psicofarma-cológico, no pudo reconocer en los pri-meros años la importancia que teníaese grupo de medicamentos.

El efecto profiláctico de las sales delitio en las depresiones endógenas ha-bía sido ya descubierto en el siglo ante-rior (Lange, 1886; Felber, 1987), perofue olvidado. El redescubrimiento dellitio dependió de su efecto en estadosmaniacos, y se debe al australiano JohnCade (1949). Si bien este descubri-miento fue hecho en 1949 (esto es, an-tes del inicio de la era de los psicofár-macos), se difundió sólo después deque Schou, en Dinamarca, en investi-gaciones sistemáticas confirmara elefecto profiláctico en las depresiones(Schou et al., 1954). A los autores da-neses les eran desconocidos los traba-jos previos de sus compatriotas.

Los nuevos medicamentos conduje-ron, a su vez, a nuevos métodos de co-laboración científica. Heinrich (1994)ha descrito cómo Bente, Engelmeier,Hippius, Schmitt y él mismo –todosasistentes en diferentes clínicas univer-sitarias– se integraron en el “grupo delos cinco”, e intentaron investigar lamisma sustancia en sus efectos clínicoscon los mismos procedimientos. Era al-go que no había ocurrido antes. La ex-presión estudios de multicentros fueacuñada recién después. Ya la primerapublicación (Bente et al., 1960) conte-nía, sin embargo, el proyecto de un sis-tema de documentación común. De es-

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to resultó el sistema de AMDP (Ar-beitsgemeinschaft für Methodik undDokumentation in der Psychiatrie;Hang & Stieglitz, 1997)6, en un largoproceso de desarrollo, que llevó a caboun cambio en los puntos de interéscientíficos. En Alemania, en todo caso,se empleó la sistemática clínica y ladoctrina de los signos (tal como Krae-pelin y la psiquiatría clínica las habíanestablecido) sólo como una base. Esosdebieron ser simplificados y ser deter-minados en un grupo en forma de vota-ción democrática. Por su parte, los pro-cesos bioquímicos de la metaboliza-ción y las explicaciones para ello con-dujeron a nuevas teorías de las psicosisendógenas, que al final han dejado deser llamadas así.

Los efectos de los nuevos medica-mentos no pudieron ser referidos a las

conocidas unidades de enfermedad, si-no que se orientaron pronto a los llama-dos síntomas-objetivo, término acuña-do por Fritz Adolf Freyhan en Wash-ington (Freyhan, 1957), otro emigrantede Berlín que tomó contacto motu pro-prio con el grupo de los cinco. Dadoque al comienzo de esta época predo-minaba una atmósfera de gran entu-siasmo, al reconocer un sustantivo pro-greso en el futuro, no se observó quetales teorías tenían por lo menos unaantigüedad de 20 años. En principio, nose trataba de sustancias nuevas, sino eldescubrimiento de su efecto en trastor-nos psicológicos de diferente naturale-za. Para la clorpromazina, el primerneuroléptico, ya en 1913 se habían ex-tendido derechos de patente (Rempen,1988) y las sales de litio eran conocidasdesde hacía más de 100 años.

Dado que se trataba de métodos yteorías para el posterior desarrollo de lafarmacopsiquiatría, no resultó de ellodiscusión alguna de fondo sobre enfer-medades psicológicas. Pero lo que na-die había previsto fue la fuerte influen-cia que la investigación –con los nue-vos medicamentos– llegaría a ejerceren la práctica y en la teoría de la psi-quiatría. No pensamos acá tanto en elpsiquiatra individual, cuanto en el in-menso mercado. Puesto que no son lospacientes los que deciden qué psicofár-macos van a usar, sino los psiquiatras,la propaganda se concentra en un mer-cado más bien reducido. Por eso difí-cilmente encontramos alguna revista

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Un siglo de psiquiatría alemana

6 La Arbeitsgemeinschaft für Methodik und Do-kumentation in der Psychiatrie (AMDP) es una

asociación de psiquiatras alemanes, austriacos

y suizos, que ha preparado un sistema de do-

cumentación y clasificación semejante al DSM,

que se denomina AMDP-System. El objetivo es

una unificación internacional del diagnóstico y de

la investigación. El sistema de documentación

ofrece definiciones sencillas para una serie de co-

nocidos conceptos psiquiátricos y da, además, in-

dicaciones para su documentación, de modo tal

que puedan ser objeto de elaboraciones posterio-

res en otros sistemas de tratamiento de datos. Los

alrededor de 100 indicadores psicopatológicos

provienen sobre todo del dominio de las psicosis

endógenas. Un manual con instrucciones apare-

ció en varias ediciones debidamente revisadas

(5a. edición, 1995) y ha sido traducido a numero-

sos idiomas (N. del T.).

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especializada, evento científico u orga-nización que sean independientes delapoyo de la industria. Incluso, sin nin-guna participación directa, la preferen-cia por uno u otro producto determinala canalización de la información, cuyaunilateralidad es difícil de evitar.

Tampoco puede evitarse a la largaque el pensamiento psiquiátrico se veainfluido por el proceso de desarrollodel mercado psicofarmacológico. Na-die podía prever cuán grande podía seresto. Comenzó con el grupo de Saint-Louis (J.B. Feighner, E. Robins, S.B.Guze, R.A. Woodruff, G. Winokur, R.Muñoz) que elabora desde 1972 crite-rios de trastornos psicológicos. Estegrupo no tiene contacto alguno con elsistema de AMDP, cuyo significado haquedado limitado a los países de hablaalemana. La base filosófica provienemás bien del positivismo lógico(Schwartz & Wiggins, 1986), del filó-sofo Carl Gustav Hempel (1934,1965), por los nazis. Al final, se tratade obtener datos de los pacientes, o so-bre ellos, que puedan trabajarse esta-dísticamente de modo tal que se com-paren grupos independientemente decada investigador.

No se trata por tanto de una fina dife-renciación fenomenológica de los sig-nos, ni de las características de la enfer-medad y tampoco de los síntomas. Másbien, todo lo que se ha conseguido enlos siglos pasados carece de sentido.Además, hay que señalar que la psi-quiatría americana –hoy la líder en la

especialidad– no ha tomado noticia de ladoctrina de los signos de la psiquiatríafrancesa y alemana. Eso es precisamen-te lo que le falta, así como una sistemá-tica de los trastornos psicológicos. Estohace el desarrollo posterior histórica-mente explicable. Pero no hay una baselógica que sirva para evaluar los siste-mas de criterios ganados a través delempleo de psicofármacos para toda lapsiquiatría. Esto ocurre con el DSM IIIy su sucesor (American Psychiatric As-sociation, 1994). Con algunas reservas,el DSM ha sido asumido por el ICD 9 y10 (WHO, 1991). Esto era en el futuroobligado de la psiquiatría alemana, algoque nunca había ocurrido.

No se trata aquí de hacer una crítica.Los editores alemanes del DSM III-IVno son en modo alguno acríticos, y hanvisto los problemas que atañen a la psi-quiatría alemana. Pero no se percibeuna actitud de análisis sistemático y deenjuiciamiento conceptual. Esto inclu-so ha sucedido en los Estados Unidos,como, por ejemplo, en el caso de Kirky Kutchins (1992). También enFrancia, Pull et al. (1986) han estable-cido que los psiquiatras franceses, apesar de la introducción de las nuevaslistas de criterios, siguen pensando enlas categorías tradicionales y las mez-clan. El libro de Kirk y Kutchins setituló Aimez-vouz le DSM? (1998).

Alemania estuvo dividida, pero se haestablecido que en la República Demo-crática Alemana, más conocida comoAlemania Oriental, no hubo desarrollo

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de una psiquiatría propia. Más bien, seprosiguieron viejas tradiciones, y se de-sarrollaron algunos avances en materiade psiquiatría social, aunque con esca-sos medios. Después de largas investi-gaciones se ha establecido que tampocoha habido aprovechamiento político dela psiquiatría, como lo demuestra SonjaSuss (1998).

CONCLUSIÓN

Si es que hay leyes en la historia, laperspectiva del futuro de la psiquiatríaalemana en modo alguno es negativa.Exactamente, hace 200 años aparecióuna serie de libros psiquiátricos de gransignificado, entre otros Organ derSeele, de Soemmering (1796); en 1798,el primer trabajo de la psicosomática,de Langermann (1797); y, en ese mis-mo año, la introducción de una nuevapsicoterapia, de Roeschlaub (1798), asícomo la Anthropologie, de Kant(1798), su más importante trabajo psi-quiátrico.

Si hay la posibilidad de establecer re-gularidades en el proceso histórico, po-dría proponerse una regularidad de 100años en la psiquiatría alemana, y el tra-bajo decisivo de la próxima centuriadebería haber sido publicado por estosaños. Las limitaciones nuestras nos im-pedirían haberlo reconocido.

Las nuevas corrientes de la psiquia-tría alemana, tal como ellas han surgi-do en su historia, se han constituido so-bre la base de la reflexión filosófica.En Francia, aun durante los años de la

ocupación nazi y en los de la posgue-rra, se desarrolló la psiquiatría comple-tamente nueva del lacanismo, a partirde la reinterpretación de las bases filo-sóficas.

Cuán grande fue la fuerza de la irrup-ción nazi, cuando se la ve en la pers-pectiva histórica de hoy, se revela en elhecho de que los fundamentos de lapsiquiatría actual provienen de modoinmodificado del logicismo de la épocaprevia al nazismo, aunque sobre eso nose haya reflexionado.

Frente a esto, la siguiente expresiónde Bolten, formulada nada menos queen 1751, tiene un sorprendente aire demodernidad:

Mich deucht, ein Arzneigelehrter, dersich der Praxis ergiebt, und keineMethaphysik gelernt hat, sey nichtsweiter, als eine lebendige Apothecke(me parece que un médico que se dedi-ca a la práctica y que no conoce la me-tafísica [como base filosófica. N. delT.], no es otra cosa que una farmacia vi-viente).

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