SHANGHAI Arquitectura y balanza de pagos

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50 LA VANGUARDIA DOMINGO, 16 MAYO 2010 M ies van der Ro- he definió la ar- quitectura co- mo “la volun- tad de la época concebida en términos espacia- les”. Antes esa voluntad tenía que ver con el capitalismo, pero también con lo social y lo ideoló- gico. Ahora, la voluntad dominan- te en un mundo globalizado es la de ser competitivo y ganar dine- ro. Así sucede de Nueva York a Berlín, pasando por Shanghai. Y quizás en esta última ciudad, ca- pital financiera china y escenario de una vertiginosa transforma- ción económica y urbana, más que en ninguna otra. Una valoración de la arquitec- tura construida en la Expo de Shanghai por cada uno de los cer- ca de 200 países participantes de- be realizarse con arreglo a este es- píritu de los tiempos. Los suceso- res de Palladio, Gaudí o Le Cor- busier no han sido llamados por sus gobiernos para que construye- ran apacibles villas, templos ma- jestuosos o máquinas de habitar. Lo que se les ha pedido han sido pabellones capaces de funcionar como un anuncio, de transmitir una imagen nacional atractiva y de ganar el favor de los chinos. Y, por supuesto, de sintonizar con el lema de la expo, Better City, Better Life (Mejor ciudad, mejor vida), bien comprensible con un 50% de la población mundial resi- diendo ya en las ciudades (un 70% en el 2050); y urgente en una ciudad como Shanghai cuyos 20 millones de habitantes viven en desigualdad bajo una nube de polución. Lo cual no debe ocultar el objetivo final de los países que han impulsado esta floración de pabellones a orillas del río Huan- gpu: mejorar su balanza de pagos comercial con el gigante asiático, recurriendo a estrategias de ima- gen y a arquitecturas que le ena- moren. Sigue un análisis del fru- to de estos desvelos. El más rompedor. El Reino Unido ha sido el país más rompedor a la hora de concebir su pabellón. Lo confió a Thomas Heatherwick, un 3D designer. Su aspecto (desa- rrollado a partir de un proyecto suyo anterior) es el de un gran eri- zo de mar cuyas puntas hubieran sido recortadas para llevarlas des- de la esfera hacia el cubo. Pero ha sido bautizado como La cate- dral de las semillas, porque cada una de las 60.000 varillas trans- parentes de 6,5 metros de longi- tud que integran su pelaje contie- ne semillas y un led que contribu- ye a su iluminación. Su interior es mínimo, aproximadamente de unos 70 metros cuadrados, y está vacío. Antes de acceder a él se nos recuerda que Gran Bretaña ha sido pionera en la construc- ción de parques urbanos. Y a su salida se nos presenta una colec- ción de plantas. Mensaje uno: la vegetación es esencial para la vi- da y Gran Bretaña sabe cómo lo- grar ciudades verdes. Mensaje dos: quizás seamos un país de imagen tradicional, pero somos capaces de las mayores innova- ciones. Mensaje tres (que se me ocurre mientras contemplo el pa- bellón, de noche, sobre la expla- nada fractal que lo rodea, provis- ta de musgosa y silenciosa mo- queta, metáfora del envoltorio, ya deshecho, de este regalo de los ingleses a China): esta obra qui- zás sea un exceso conceptual, más escultórico que arquitectóni- co, pero refulge como una joya. “Se trataba, simplemente, de que el edificio fuera su contenido y de que el contenido fuera el edifi- cio”, aclara Heatherwick, duran- te un party en el pabellón. Dicho de otro modo, se ha recorrido un largo camino desde que Londres construyó para su Expo de 1851 el Crystal Palace, probablemente el edificio ferial más celebrado de todos los tiempos, con el per- miso de la Torre Eiffel y el Ato- mium. El más auténtico. Shanghai es céle- bre, además de por el Bund, la Concesión Francesa y la torre Perla de Oriente (con resonan- cias de cuando el comunismo es- taba en la carrera espacial), por su bazares de falsificaciones, re- bosantes de relojes, bolsos, ropa de marca y otros bienes piratea- dos. Dinamarca responde a esta realidad con un pabellón de BIG y 2+1 basado en la autenticidad: un edificio con cuerpo cilíndrico, blanco, esencial, formado por una doble rampa de caracol para peatones y ciclistas montados en auténticas bicicletas danesas que evolucionan alrededor de un es- tanque interior, presidido por la auténtica sirenita de Copenha- gue, desplazada a China para la ocasión. Como el británico, sal- vando las distancias, este tam- bién es un edificio para ser ex- puesto, más que para exponer. Los más paseables. La idea de pa- seo, de cómo favorecer la circula- ción en edificios a los que con fre- cuencia se accede tras horas guar- dando cola, ha sido trabajada con mimo (y resultados dispares) por los diseñadores de los pabellones de Finlandia y Holanda. El arqui- tecto finés, JKMM, se inclinó por un volumen con forma de ta- za, revestido de escamas cerámi- cas. Nada más entrar en él, uno se siente dentro de la torre de re- frigeración de una central nu- clear. El lento ascenso por una rampa verde acentúa la idea de descontextualización, rota al ac- ceder al amplio nivel expositivo superior, perfectamente organi- zado. En resumen, un paseo con los tempos muy bien orquesta- dos, una arquitectura que supera claramente las propuestas de otros países nórdicos como Sue- cia y Noruega... Holanda, por su parte, propone el pabellón más chiflado: una volumetría frag- mentada, con numerosas casitas colgadas de un sinuoso viaducto, que recuerda una suave montaña rusa. De lejos –y en especial de noche, por su iluminación de par- que de atracciones y su música de pianola– es repelente. Pero de día uno agradece el paseo eleva- do, las vistas, la brisa que corre y el sentido del humor holandés. El más sorprendente. El pabellón de Suiza apuesta también por el paseo, y reserva un gran efecto SEPPE VAN GRIEKEN / GETTY FENG LI / GETTY FENG LI / GETTY CHINA FOTO PRESS LLÀTZER MOIX España. La piel de mimbre caracteriza la obra de Bene- detta Tagliabue Enviado especial Una visita a la Expo 2010 Shanghai Arabia Saudí. Una gran bañera con cine en su interior y palmeras en la azotea: la propuesta saudí en Shanghai Arquitectura y balanza de pagos Dos centenares de países compiten con sus pabellones para mejorar su imagen y sus relaciones comerciales con el gigante chino China. Detalle de la corona que rema- ta el pabellón del país anfitrión Emiratos Árabes Unidos. Lord Foster se ha inspirado en las dunas del desier- to para proyectar la sede de los Emiratos Cultura SHANGHAI

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Dos centenares de países compiten con sus pabellones para mejorar su imagen y sus relaciones comerciales con el gigante chino

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50 LAVANGUARDIA DOMINGO, 16 MAYO 2010

M ies van der Ro-he definió la ar-quitectura co-mo “la volun-tad de la época

concebida en términos espacia-les”. Antes esa voluntad teníaque ver con el capitalismo, perotambién con lo social y lo ideoló-gico. Ahora, la voluntad dominan-te en un mundo globalizado es lade ser competitivo y ganar dine-ro. Así sucede de Nueva York aBerlín, pasando por Shanghai. Yquizás en esta última ciudad, ca-pital financiera china y escenariode una vertiginosa transforma-ción económica y urbana, másque en ninguna otra.Una valoración de la arquitec-

tura construida en la Expo deShanghai por cada uno de los cer-ca de 200 países participantes de-be realizarse con arreglo a este es-píritu de los tiempos. Los suceso-res de Palladio, Gaudí o Le Cor-busier no han sido llamados porsus gobiernos para que construye-ran apacibles villas, templos ma-jestuosos o máquinas de habitar.Lo que se les ha pedido han sidopabellones capaces de funcionarcomo un anuncio, de transmitiruna imagen nacional atractiva yde ganar el favor de los chinos. Y,por supuesto, de sintonizar conel lema de la expo, Better City,Better Life (Mejor ciudad, mejorvida), bien comprensible con un

50%de la poblaciónmundial resi-diendo ya en las ciudades (un70% en el 2050); y urgente enuna ciudad como Shanghai cuyos20 millones de habitantes vivenen desigualdad bajo una nube depolución. Lo cual no debe ocultarel objetivo final de los países quehan impulsado esta floración depabellones a orillas del río Huan-gpu: mejorar su balanza de pagoscomercial con el gigante asiático,recurriendo a estrategias de ima-gen y a arquitecturas que le ena-moren. Sigue un análisis del fru-to de estos desvelos.

El más rompedor. El Reino Unidoha sido el país más rompedor a lahora de concebir su pabellón. Loconfió a Thomas Heatherwick,un 3D designer. Su aspecto (desa-rrollado a partir de un proyectosuyo anterior) es el de un gran eri-zo de mar cuyas puntas hubieransido recortadas para llevarlas des-de la esfera hacia el cubo. Peroha sido bautizado como La cate-dral de las semillas, porque cadauna de las 60.000 varillas trans-parentes de 6,5 metros de longi-tud que integran su pelaje contie-

ne semillas y un led que contribu-ye a su iluminación. Su interiores mínimo, aproximadamente deunos 70 metros cuadrados, y estávacío. Antes de acceder a él senos recuerda que Gran Bretañaha sido pionera en la construc-ción de parques urbanos. Y a susalida se nos presenta una colec-ción de plantas. Mensaje uno: lavegetación es esencial para la vi-da y Gran Bretaña sabe cómo lo-grar ciudades verdes. Mensajedos: quizás seamos un país deimagen tradicional, pero somoscapaces de las mayores innova-

ciones. Mensaje tres (que se meocurremientras contemplo el pa-bellón, de noche, sobre la expla-nada fractal que lo rodea, provis-ta de musgosa y silenciosa mo-queta, metáfora del envoltorio,ya deshecho, de este regalo de losingleses a China): esta obra qui-zás sea un exceso conceptual,más escultórico que arquitectóni-co, pero refulge como una joya.“Se trataba, simplemente, de queel edificio fuera su contenido yde que el contenido fuera el edifi-cio”, aclara Heatherwick, duran-te un party en el pabellón. Dicho

de otro modo, se ha recorrido unlargo camino desde que Londresconstruyó para su Expo de 1851el Crystal Palace, probablementeel edificio ferial más celebradode todos los tiempos, con el per-miso de la Torre Eiffel y el Ato-mium.

El más auténtico. Shanghai es céle-bre, además de por el Bund, laConcesión Francesa y la torrePerla de Oriente (con resonan-cias de cuando el comunismo es-taba en la carrera espacial), porsu bazares de falsificaciones, re-

bosantes de relojes, bolsos, ropade marca y otros bienes piratea-dos. Dinamarca responde a estarealidad con un pabellón de BIGy 2+1 basado en la autenticidad:un edificio con cuerpo cilíndrico,blanco, esencial, formado poruna doble rampa de caracol parapeatones y ciclistas montados enauténticas bicicletas danesas queevolucionan alrededor de un es-tanque interior, presidido por laauténtica sirenita de Copenha-gue, desplazada a China para laocasión. Como el británico, sal-vando las distancias, este tam-bién es un edificio para ser ex-puesto, más que para exponer.

Los más paseables. La idea de pa-seo, de cómo favorecer la circula-ción en edificios a los que con fre-cuencia se accede tras horas guar-dando cola, ha sido trabajada conmimo (y resultados dispares) porlos diseñadores de los pabellonesde Finlandia yHolanda. El arqui-tecto finés, JKMM, se inclinópor un volumen con forma de ta-za, revestido de escamas cerámi-cas. Nada más entrar en él, unose siente dentro de la torre de re-frigeración de una central nu-clear. El lento ascenso por unarampa verde acentúa la idea dedescontextualización, rota al ac-ceder al amplio nivel expositivosuperior, perfectamente organi-zado. En resumen, un paseo conlos tempos muy bien orquesta-dos, una arquitectura que superaclaramente las propuestas deotros países nórdicos como Sue-cia y Noruega... Holanda, por su

parte, propone el pabellón máschiflado: una volumetría frag-mentada, con numerosas casitascolgadas de un sinuoso viaducto,que recuerda una suavemontañarusa. De lejos –y en especial denoche, por su iluminación de par-que de atracciones y su músicade pianola– es repelente. Pero dedía uno agradece el paseo eleva-do, las vistas, la brisa que corre yel sentido del humor holandés.

El más sorprendente. El pabellónde Suiza apuesta también por elpaseo, y reserva un gran efecto

SEPPE VAN GRIEKEN / GETTY FENG LI / GETTY

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CHINA FOTO PRESS

LLÀTZER MOIX

España. La piel demimbre caracterizala obra de Bene-detta Tagliabue

Enviado especial

Una visita a la Expo 2010

Shanghai

Arabia Saudí. Unagran bañera concine en su interior ypalmeras en laazotea: la propuestasaudí en Shanghai

Arquitecturaybalanzadepagos

Dos centenares de países compiten con suspabellones paramejorar su imagen y susrelaciones comerciales con el gigante chino

China. Detalle dela corona que rema-ta el pabellón delpaís anfitrión

Emiratos ÁrabesUnidos. Lord Fosterse ha inspirado enlas dunas del desier-to para proyectar lasede de los Emiratos

Cultura

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DOMINGO, 16 MAYO 2010 C U L T U R A LAVANGUARDIA 51

Joseph Paxton construyópara la exposición de1851 en Londres elCrystal Palace

sorpresa. Su exterior carece de in-terés: dos torres de hormigón en-lazadas con rampas y recubiertascon una red. Pero cuando, traslas acaloradas colas de rigor, unoingresa en la primera torre se to-pa con un hechizante audiovi-sual de losAlpes y una potente re-frigeración. Y cuando accede,por su base, a la segunda, descu-bre en su interior un telesilla queasciende en espiral, entre luju-riantes verdores, rematados en lacima de las torres por prados dehierba, florecillas silvestres ymú-sica compuesta para cencerros.

En Suiza ya tenemos todo el ver-dor que podemos desear y, ade-más, estamos frescos: ese sería elmensaje para los turistas chinosque, quizás, algún día viajarán.

Los más artesanos. La artesanía,del mimbre o del papel, tiene unrol distintivo en los pabellonesde España y Polonia. La obra deBenedetta Tagliabue para Espa-ña es –si descontamos el ciclópeopabellón chino y la joya británi-ca– la más espectacular de la Ex-po, y una de las más visitadas. Loes gracias a su planta ondulante,

símbolo del supuesto dinamismohispano, y su alzado revestido depaneles de mimbre, sostenidospor una compleja y nomenos her-mosa estructura tubular calcula-da por JulioMartínezCalzón. Po-drá opinarse que roza la extrava-gancia, pero en todo caso estaobra constituye una valiente y sa-tisfactoria apuesta por la arqui-tectura de autor, algo infrecuen-te entre lamayoría de países asis-tentes a la Expo. Aunque sí, tam-bién, de Polonia. MarcinMostafayNatalia Paszkowska handiseña-do un pabellón que visto desde el

cielo parece un par de ataúdes,pero desde cualquier otro ánguloes muy bello. Evoca dos volúme-nes de papel troquelado. Este re-curso exterior se reproduce conmucha gracia y versatilidad en elinterior, donde se ve potenciadopor los juegos de luces y sombrasen paredes y suelos, y por las pro-yecciones audiovisuales.

Los que disimulan más. Lo másmanido, a la hora de proyectarun pabellón, es optar por la plan-ta rectangular y el cuerpode para-lelepípedo, por el gran hangar.Los países pobres recurren a estafórmula, a veces agrupados en pa-bellones colectivos. Otros paísestratan de disimular el gran cajón,en ocasiones recurriendo a unacelosía envolvente. Es el caso deFrancia. O de Turquía. JacquesFerrier ha diseñado para el paísvecino uno de estos pabellones,con bella celosía exterior, refres-cante plaza central conmucha ve-getación y difusores de agua, yun recorrido muy holgado y có-modo. Turquía se ha inspiradoen antiquísimos asentamientosciudadanos, lo que quizás no seael mejor ejemplo para el futuro.Eso sí, con celosía exterior. Tam-bién usa este recurso, con acentofrondoso, el pabellón de Brasil.

Los más fractales. Otro truco paraanimar las fachadas planas esma-quillarlas como si fueran superfi-cies fractales. El pabellón de Ca-nadá, que encierra una ampliaplaza interior, lo hace yuxtapo-niendo planos hechos con listo-

nes de madera. El de Portugal,más sencillo, emplea planchas decorcho que persiguen el mismofin: dar más personalidad y dina-mismo al edificio.

Losmás sinuosos.Claro que lame-jor manera de romper la recta nopasa por las, más omenos discre-tas, protuberancias fractales, si-no por la planta de línea sinuosa,tipo, pongamos por caso, la vasijaSavoy de Aalto. Eso es lo que ha-ce el pabellón de Australia, conun imponente revestimiento oxi-dado. Y, conmayor finura y ambi-

ción arquitectónica, el de Chile,donde la estructura metálica secombina con cristales industria-les, chapa ondulada, madera pordesbastar y otros materiales reci-clables en un ejercicio compositi-vo bastante afortunado, creandoagradables recorridos y espacios.Salvando las distancias, la apues-ta chilena por una arquitectura vi-va, de materiales humildes, re-cuerda la de Patxi Mangado parael pabellón español en la Expo deZaragoza de 2008. Y es todo locontrario de la alemana: un rami-llete de cuerpos trapezoidales, an-gulosos, que evocan, con menosgracia, los espectaculares showro-om de la industria germana delautomóvil.

Los más ricos. El pabellón de Ara-bia Saudí pasa por ser elmás carode la Expo de Shanghai: se hablade más de 160 millones de euros.También es uno de losmás visita-dos. Y no por sus formas, que sonlas de un oasis delirante: una es-pecie de inmensa bañera sosteni-da por escuálidas patas metáli-cas, con un palmeral en su cotasuperior. Sino por su pantalla desuperficie récord –1.600 metroscuadrados, casi todo el interiorde la bañera– sobre la que el visi-tante navega por un tapis roulantperimetral, realmente impacta-do, e incluso mareado, por el vai-vén que ocasiona este embraveci-domar de imágenes.Dada su pro-liferación en tantos pabellones,cuesta imaginar cómo eran lasExpo antes de los audiovisuales,que por cierto dominan también

los tres espacios del pabellón delos Emiratos Árabes Unidos(EAU), el primero y el tercerocon formato de auditorio y el se-gundo con aspecto de discoteca.Ahora bien, el tronío de los EAUno sólo se expresa en imágenes:también con su arquitectura. Lafirma uno de los grandes, LordFoster, que se ha inspirado direc-tamente en dos dunas del desier-to para dar forma a este edificioescultórico de colores cobrizos,hecho de acero y cristal, que una

La muestra de 1889 dejó enherencia a París la torrelevantada por Gustave Eiffel

Cada época tiene susvigencias. Bruselasreflejó las suyas con elAtomium

MUHAMMED MEHEISEN / AP ALICIA FERNÁNDEZ

SEPPE VAN GRIEKEN / GETTY

LA ARQUITECTURADE LAS EXPOS: LOSHITOS HISTÓRICOS

Bruselas, 1958París, 1889

Polonia. Superficies que seme-jan papel troquelado definen ydan luces y sombras al pabellónpresentado por Polonia

Dinamarca. La apuesta por laautenticidad sustenta el pabellóndanés, esencial, blanco y aptopara peatones y ciclistas

Londres, 1851

Reino Unido. Unpabellón exitoso, másconceptual y escultóricoque arquitectónico

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Sabiduríachina

vez acabe la Expo será desmontado yreconstruido en Abu Dabi.

El más contradictorio. Japón presentaun pabellón de piel innovadora. Sumembrana de etfe2, que regula la inso-lación exterior y la temperatura inte-rior, le emparenta con una hipotéticaversión redondeada del Water Cubeque construyó la firma PTW para losJuegosOlímpicos de Pekín. En el inte-rior, en cambio, elmontaje nos devuel-ve al Japón más tradicional.

Los más tradicionales. Ahora bien, lapalma de la tradición se la llevan paí-ses comoMarruecos, Tailandia,Mala-sia o Nepal, que recurren sin comple-jos a su arquitectura vernácula, comosi el tiempo no pasara. OVietnam, quepresenta una especie de iglesia debambú. O Pakistán y Qatar, que hanido a la reunión fraternal que es todaExpo con pabellones que semejan for-talezas inexpugnables. Algo parecido

hahechoRusia, pero condiseño actua-lizado que, dicen, evoca un vestido.

Los menos tradicionales.México ha in-novado soterrando su pabellón bajouna pradera en pendiente, sombreadapor parasoles metálicos que recuer-dan los de las gasolineras de Repsol.Corea del Sur presenta una gran mo-le, compuesta con las letras del alfabe-to ROK, pintadas a la manera coloris-ta de la primera colección Memphis.

Los menos afortunados. Son muchos yvan desde lo fallido –elmonumentalis-mo del pabellón italiano, siquiera ate-nuado por un atrio de cristal en unaesquina; la gélida propuesta irlandesa,una minimalista y desangelada u decristal sobre un prado verde, con con-tenidos sosos; la decepcionante apor-tación estadounidense, cuya arquitec-tura, de la que cabe esperarmás, recu-rre a formas corporativas y sobados re-ferentes aguileños– hasta lo anacróni-co –el pabellón esférico de Rumanía,trasunto de Naranjito, mascota feísta

del Mundial de Fútbol de España en1982– o lo delirante –la deforme casaoxidada y los rígidos jardines deLuxemburgo, tildados de pesadilla deun Tim Burton pasado de drogas–.

Lomás imponente. Sin duda, lomás im-ponente son las propuestas del paísanfitrión, empezando por la intermi-nable sucesión de marquesinas para-boloides que divide la Expo, siguien-dopor el ExpoCulture Center –unpa-lacio de convenciones con pinta deplatillo volante y 18.000 asientos–, yterminando por el pabellón nacionalde China. El país anfitrión ha aprove-chado la Expo para construir el pabe-llón más alto (casi 70 metros), grande(ocupa una parcela de 16.000 metroscuadrados) e imponente. Lo distinguesu corona, tradicional recurso arqui-tectónico oriental en forma de cesta otocado, integrado por una intersec-ción de enormes vigas, con volumende pirámide invertida. Dicha coronaestá pintada en cuatro tonos distintos–aunque todos rojos–, lo que, al decirde las autoridades chinas, prueba la di-versidad del país y su armonía. A lospies de este pabellón, como pequeñascasetas de perro junto al gran chalet,se levantan los de Hong-Kong y Ma-cao: anodino el primero y grotesco,con forma de conejo, el segundo.c

E l bar-restaurante Sir Elly's, en loalto del hotel Península, es un lu-gar perfecto para ver caer la no-che sobre Shanghai. Las copas

son cicateras, pero su atmósfera Art Decó–cómodabarra,mullidos butacones– remi-te a los días en que Gran Bretaña impera-ba en el Bund. Sus ventanales ofrecen ade-más vistas de vértigo sobre Pudong, alotro lado del río Huangpu. Hace veinteaños, el distrito de Pudong no era nada.Ahora es un bosque de rascacielos, presidi-do por el Shanghai World Financial Cen-ter (492 metros de altura). Sus fachadas,iluminadas con colores vivos o coloniza-das por la publicidad, expresan el poderíode Shanghai, urbe capitalista enun país co-munista y gran paradoja con 20 millonesde habitantes, desde ricos negociantes has-ta campesinos que barren la calle con ladesesperanza grabada en el rostro.Elmilagro económico deChina tiene va-

rias patas, y una es la capacidad de sacrifi-cio. En el pabellón de este país, que es elmás grande y alto de la Expo 2010 Shang-hai, inspirado –dicen– en la sabiduría chi-na, se proyecta un aleccionador audiovi-sual. Nos presenta, con aires de realismosocialista, a infatigables obreros constru-yendo obra pública bajo la lluvia; o compi-tiendo sonrientes para ver quien trasladamás deprisa, a la carrera, un saco de 50kilos. Es el estajanovismo proletario abra-zando la cultura X-treme. Luego, en la se-cuencia final, brilla una idealizada Shang-hai del futuro, donde el verdor ha releva-do a la polución y donde, a diferencia deahora, hay tantos compradores como ven-dedores. Otra paradoja: crecimiento des-controlado y fractura social con final feliz.Todo parece posible en una ciudad dondela venerada sede del primer congreso delPartido Comunista chino, celebrado en

1921 por Mao y sus camaradas de primerahora, forma ya parte del centro de ocio deXintiandi, en el que turistas y ricos localesderrochan sus yuanes.¿Qué anima a los chinos de base a seguir

disciplinadamente la senda del sacrificio?¿Su solidaridad comunista? ¿Su esperanzade que algún día dejarán de empuñar laescoba para sostener un Dry Martini enSir Elly's? ¿Ese reputado equilibrio asiáti-co entre el ying y el yang?En el penúltimo tramo del pabellón de

Francia en la Expo 2010 Shanghai, tras uncristal blindado, se exhiben seis joyas delMusée d'Orsay, comoEl Angelus deMilleto El balcón de Manet. La masa de visitan-tes chinos pasa ante ellas sin detenerse. Pe-ro, a continuación, un stand de Louis Vuit-ton, la firma de productos de lujo, capturasu atención. La masa se para y amontonaante este tableau vivant comercial que nospropone viajar a un París poético, audiovi-sual y tirando a cursi. En su epicentro, unachina de carne y hueso, pero como reciénsalida de un cuento de hadas, evolucionasuavemente. Cada tanto se saca de laman-ga un producto Louis Vuitton y lo exhibeante la masa boquiabierta: ante un gentíosujeto a régimen comunista, indiferente alarte y hechizado por el lujo. ¿Es esto loque queda de la sabiduría china?

Galerías de Barcelona Inauguraciones recientes

The Walk to Paradise Garden (1954)EUGENE SMITH

JUAN BUFILLBarcelona

La exposición Lugares reúne paisajesfotográficos de distintas épocas, natu-ralezas y estilos. Aunque no es unapropuesta conceptualmente fuerte, lacalidad de las fotos seleccionadas lahace muy recomendable. Encontra-mos, por ejemplo, una discreta y pe-queña maravilla de Plossu: elpaisaje con dos pequeñas olasgemelas rompiendo, una bre-ve espuma doble en elmar sua-ve de la Isleta delMoro (Alme-ría). También se nos muestraotro fragmento de posible pa-raíso en esa foto de EugeneSmith donde no se sabe si loedénico es el lugar natural o laedad y el modo de ser de losdos niños que lo exploran. Laselección es variada. Incluyedos buenos trípticos. Un escor-zo arquitectónico de MarianoZuzunaga (luego copiado porpublicistas piratas) dibuja unaletra te mayúscula medianteun cruce de calles. El otro esuna secuencia narrativa de Is-rael Ariño: una ola que se rom-pe y una desaparición.KowasaGallery. Mallorca, 235. Hastael 3 de junio.

Patricia Dauder. En Tahití, unlugar que –sin pensar en losmosquitos y otras cosas– mu-chos asociamos con algo pare-cido a un paraíso terrenal, existió unrey terrorista que coleccionaba los crá-neos de sus enemigos asesinados y de-coraba con ellos las paredes de su ho-gar, choza o palacio. Tal personaje noedénico acabó por inspirar el nombrede una clase de ola, mítica y temidapor los modernos surfistas: Teahupoo,que en tahitiano significa pared de ca-

laveras. Y Teahupoo es el título de laexposición que presenta Patricia Dau-der en ProjecteSD.Si esa ola es un mito, un ideal bello

y siniestro (cito a Eugenio Trías), lamuestra se presenta como una difusareflexión sobre la distancia entreideal y realidad, entre arte y vida. In-cluye lo mismo filmaciones de wind-surfistas volando en imágenes de tex-

tura granulada y luz quemada queacuarelas donde el trazo geométricose desborda con intención expresiva odibujos con estructura minimalista yregiones ricas en matices irregulares.ProjecteSD. Pje. Mercader, 8. Hasta el28 de mayo.

Ramon Herreros. Al tiempo que pre-

senta una importante muestra enMa-drid, este pintor barcelonés nos sor-prende con una exposiciónmonográfi-ca en torno al gato, el felinomás cerca-no, titulada …pero, ¿en qué sueñan?.Por ella descubrimos que, como Ma-ría Zambrano y otra gente partidariadel misterio y de cierta clase de sole-dad, Herreros es un gatero (algún díaalguien escribirá un ensayo sobre la

peculiar psicología del gate-ro). No constituye la partemás ambiciosa de su progra-ma artístico y es un parénte-sis, un momento Gato como elperiodo Vaca que tuvoMagrit-te. De momento, cabe consta-tar que el carácter egipcio dela obra de Herreros se mani-fiesta incluso en la elección desu animal. Galería René Me-tras. Consell de Cent, 331. Has-ta el 30 mayo.

Salvador Juanpere. Exponeuna serie de esculturas cuyoénfasis en lo conceptual noopera en detrimento de su ex-presividad material. El temaprincipal de estas reflexionesen forma de piezas escultóri-cas es la propia escultura. Blo-ques de mármol con escritu-ras tipográficas imposibles enlos tiempos deBernini, una in-vasión numerológica en la quelos caracoles de bronce ejer-cen de cifras pegadas a trozosde mármol, un grupo de pea-

nas de madera que nombran escultu-ras ausentes…La cosa va por ahí. Talvez la obra más ambiciosa es el grupoescultórico Cajas metafísicas, alabas-tros con aperturas en homenaje aOtei-za y a las formas anónimas y azarosas.Mejorarían mostradas a contraluz. LaGaleria. Consell de Cent, 279. Hasta el22 mayo.c

En la postal de Shanghaihay comunismo,indiferencia al artey hechizo ante el lujo

China exhibe supoderío conel pabellónmás alto y grande

LlàtzerMoix

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Kowasareúnepaisajes fotográficosdedistintasépocasyespeciesPatricia Dauder evoca una ola mítica y la distancia entre arte y vida