«Si fueren destruidos los fundamentos, ¿qué ha de hacer el justo?» Salmos 11:3.

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Cómo fueron puestos los fundamentos

«…la Biblia es un sistema de verdades reveladas dadas con tanta claridad y sencillez, que el que anduviere en el camino trazado por ellas, por insensato que fuere, no tiene por qué extraviarse. Eslabón tras eslabón de la cadena de la verdad…» Conflicto de los Siglos, págs. 320-321.

«Si fueren destruidos los fundamentos, ¿qué ha de hacer el justo?»

Salmos 11:3.

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• Dios fue dando luz a nuestros pioneros que investigaban con sinceridad y oración la Palabra de Dios.

• Veamos cómo fueron recibiendo las verdades que nos hacen un pueblo singular.

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Se comprende la diferencia entre la ley de Dios y la ley de Moisés • Artículo de Crosier En 1846 apareció en Day-Star un resumen en forma de artículo de varios autores, en 1845 apareció en «Day Dawn» el artículo «The Law of Moses».

Se redescubre la verdad del Sábado • Documento acerca del sábado de Bates 1846 - Folleto de 48 páginas, The Seventh Day Sabbath a Perpetual Sign(El séptimo día, sábado, señal perpetua).

Se clarifican verdades sobre los acontecimientos del fin• To the Little Remnant Scattered Abroad“ (1846)1. Visión: Peregrinaje del pueblo adventista2. Visión: Informe de los acontecimientos en relación al

«Midnight Cry», Grito de Medianoche.3. Visión: Tiempo de tribulación «Angustia de Jacob».

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Verdades sobre la Salud

Otoño 1848: Tabaco...Febrero 1854: Limpieza, Orden...Junio 1863: Reforma pro salud

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Organización

1851 – 1855• Diáconos y

Ancianos• Disciplina de

Iglesia

1.Carencia de un cuerpo doctrinal unido.

2.Puerta abierta a errores y fanatismos.

3.La iglesia no podía tener propiedades.

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1857

1859

• Primer paso en el pago de los pastoresDecisión del 6 de Noviembre 1857 en Battle Creek, sesión de la Conferencia General.

• Comité de finanzas.

• J.N. Andrews«Benevolencia Sistemática».

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Organización y Nombre

1853 1860• Elección del nombre

ASD (1853, D. Hewitt).• Derecho de Propiedad

Conferencia General en Battle Creek, 28 Sept. - 1 Oct. 1860: Base de la organización.

Adventistas del Séptimo Día

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Primeras Impresiones1849• Primera edición de «La Verdad Presente».

1861• «Advent Review

Publishing Association»• 1861 «Seventh-day

Adventist Publishing Association».

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LOS PIONEROS ADVENTISTAS Y LA GUERRA

La primera vez que el pueblo adventista como cuerpo organizado tuvo que hacer frente al asunto de la guerra y su relación con ella, fue al estallar la Guerra Civil en los Estados Unidos. Al comenzar la guerra en 1861 el problema era insignificante pues el ejército se componía estrictamente de voluntarios. Sin embargo, al proseguir el conflicto con sus terribles pérdidas de vidas humanas, el gobierno estableció un sistema de reclutamiento obligatorio.

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LOS PIONEROS ADVENTISTAS Y LA GUERRA

En el ansia que llegara a ser obligatorio, los pioneros se presentaron opiniones personales a acerca de este tema. El hermano James White publicó el artículo «La nación», en el cual reflexionaba acerca de la posibilidad de participación en la guerra asumiendo la responsabilidad de la misma, el propio gobierno. Sin embargo Dios puso fin a la discusión al revelar su voluntad especifica al respecto a su mensajera, Elena G. de White:

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«Me fue mostrado que el pueblo de Dios, que es su especial tesoro, no puede ocuparse en esta guerra, porque se opone a cada principio de su fe. En el ejército no pueden obedecer la verdad y al mismo tiempo obedecer los mandatos de sus oficiales. Habría una continua violación de la conciencia.

Los hombres del mundo son gobernados por los principios del mundo y no pueden apreciar otros principios. La política mundana y la opinión pública comprenden el principio de acción que les gobierna y que les hace aparentar que hacen bien; pero el pueblo de Dios no puede ser gobernado por estos principios. Las palabras y mandatos de Dios escritos en el alma, son espíritu y son vida, y contienen poder para subyugar y producir obediencia».

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«Los diez preceptos de Jehová son un fundamento de toda justicia y de toda buena ley. Los que aman los mandamientos de Dios acatarán las buenas leyes del país; pero si los mandatos de los gobernantes son tales que son contrarios a las leyes de Dios, la única pregunta que contestar es: ¿Obedeceremos a Dios, o al hombre?» –Estudios de los Testimonios, págs. 436, 437; cf. Testimonios para la Iglesia, tomo 1, pág. 322.

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«El Señor obró en forma maravillosa a favor de su pueblo, porque cuando fue promulgado el reclutamiento el 3 de marzo de 1863, se hacía una provisión por medio de la cual cualquiera, pagando 300 dólares, podía ser “eximido de responsabilidad durante el reclutamiento.”

Esta provisión permaneció vigente hasta el 4 de julio de 1864 cuando el privilegio de pagar 300 dólares y ser exceptuado de servir fue restringido.»

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«Sin embargo, el 24 de febrero de 1864 había sido promulgada una nueva ley de reclutamiento en la cual se ofrecía servicio alternativo, previamente abierto, solamente a aquellos que tuvieran principios religiosos contra el porte de armas.

Tales personas, al ser reclutadas, podían ser consideradas no combatientes y se les asignaría “al servicio en los hospitales, o al cuidado de los libertos, o pagarán la suma de trescientos dólares».

– Acta del Congreso, 24 de febrero de 1864.

Servicio Alternado

1. Servicio en hospitales.

2. Cuidado de los libertos.

3. Pago de 300 dólares.

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Durante el intervalo que hubo entre el 24 de febrero y el 4 de julio de 1864, los adventistas ni siquiera solicitaron el servicio alternativo, sino continuaron pagando de acuerdo con la provisión original los 300 dólares hasta que no fue más posible. Solamente entonces, al introducir la restricción, fue cuando ellos hicieron una declaración abierta al gobierno.

El Comité Ejecutivo de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, compuesto por John Byington, J.N. Loughborough y George Amadon, envió una «Declaración de Principios» al gobernador de Michigan el 2 de agosto de 1864, en la cual expresaban lo siguiente:

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«La comunidad de cristianos bajo el nombre de Adventistas del Séptimo Día, tomando la Biblia como su regla de fe y práctica, son unánimes en sus opiniones de que sus enseñanzas están en contradicción con el espíritu y la práctica de la guerra; de ahí que siempre se han opuesto por razones de conciencia al porte de armas. Si existe alguna parte de la Biblia que nosotros como pueblo podamos señalar como nuestro credo más que cualquier otra, es la ley de los Diez Mandamientos la cual consideramos como la suprema ley, y de la cual cada precepto tomamos en su significado más claro y literal. El cuarto de estos mandamientos exige el cese de trabajo en el séptimo día de la semana, el sexto prohíbe quitar la vida,

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ninguno de los cuales, según nuestro punto de vista, se podría observar haciendo el servicio militar. Nuestra práctica ha sido consecuente de manera uniforme con estos principios. Por lo tanto, nuestro pueblo no se ha sentido en libertad para alistarse en el servicio. En ninguna de nuestras publicaciones de la iglesia hemos defendido o animado la práctica de portar armas; y cuando hemos sido sorteados para el servicio militar, en lugar de violar nuestros principios, hemo preferido pagar y ayudarnos unos a otros en el pago de los 300 dólares, dinero de exención. Y mientras esa provisión permaneció de aplicación universal, no consideramos necesario hacer una expresión pública de nuestros sentimientos sobre este particular...»

-Seventh-day Adventists in Time of War, pág. 58.

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Con una declaración de lealtad al gobierno, solicitaban ser reconocidos como no combatientes, término que en aquellos días abarcaba a los objetantes totales por razones de conciencia. En seguida, el gobernador de Michigan respondió así:

Respuesta del Gobernador

«Estoy satisfecho de que la anterior declaración de principios y práctica de los Adventistas del Séptimo Día sea correcta, y que están intitulados a todas las exenciones aseguradas por la ley para aquellos que por razones de conciencia se oponen al porte de armas, o a comprometerse en la guerra» –Seventh-day Adventists and Civil Government, pág. 10.

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Esta declaración de principios, juntamente con la aprobación del gobernador de Michigan, y documentos similares de otros estados, fue presentada el 30 de agosto de 1864 al gobierno en Washington por J. N. Andrews. Finalmente, el 1 de septiembre de 1864, el Mariscal en Jefe General Theo. McMurtrie dio la siguiente respuesta:

Solicitud al gobierno de Washington

«Los miembros de denominaciones religiosas que han salido sorteados para el servicio militar, y que establezcan ante la Junta de Conscripción el hecho de que por razones de conciencia se oponen al porte de armas, y que sus reglas y principios de fe así se los prohiben, y cuya conducta haya sido consecuente con su profesión, serán asignados a cumplir sus deberes en los hospitales, o a cuidar los libertos, o serán exceptuados pagando 300 dólares a tales personas que la Secretaría de Guerra designe» –Review and Herald, 13 de septiembre de 1864.

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¿Cuál de estas tres provisiones ofrecidas fue preferida por los adventistas? Es evidente que la práctica general hasta el fin de la Guerra Civil fue el pago de los 300 dólares, por la siguiente declaración de Jaime White, unos dos meses y medio antes de terminar la guerra:

Se continuó con la opción de pagar los 300 dólares

«Se dice que el próximo reclutamiento tomará aproximadamente uno de cada tres hombres hábiles sujetos al servicio militar. Y se supone que esta misma proporción de adventistas saldrá sorteada; es decir, uno de cada tres. En este caso si cada uno pagara a la tesorería 100 dólares, lo mismo sería suficiente para pagar los 300 dólares, por todos los que salgan sorteados en el próximo reclutamiento» –Review and Herald, 24 de enero de 1865.

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La práctica del pueblo adventista durante la Guerra Civil fue equivalente a la objeción total por razones de conciencia de nuestros días. El servicio no combatiente, como se entiende hoy, que consiste en entrar en los ejércitos para trabajar en los hospitales, realizar el servicio de cadetes médicos o hacer cualquier otra clase de labor detrás de las líneas para apoyar los esfuerzos bélicos, no fue alentado y ni siquiera insinuado en el tiempo de la Guerra Civil como compatible con nuestra fe.

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Poco después de finalizada la guerra, los delegados reunidos como Asociación General en mayo de 1865, elaboraron la siguiente resolución, la cual fue publicada en la Review & Herald del 23 de mayo de 1865:

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«Se resolvió que reconocemos al gobierno civil como ordenado por Dios para mantener el orden, la justicia y la paz en el país, de modo que el pueblo de Dios pueda conducir una vida tranquila y pacífica, con toda bondad y honestidad. “En armonía con ello reconocemos que sea justo rendir tributo, impuestos, honor y reverencia a las autoridades civiles, como está prescripto en el Nuevo Testamento. Mientras damos de este modo con gusto al César las cosas que las Escrituras muestran que son suyas, nos sentimos obligados a rechazar cada participación en actos de guerra y de derramamiento de sangre, porque son inconsistentes con los deberes que nos han sido prescriptos por nuestro divino Maestro hacia nuestros enemigos y hacia todo el género humano.»

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Decisión posterior de la Asamblea de Delegados a la Asociación General de 1867 Review & Herald del 28 de mayo de 1867

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Según el juicio de esta conferencia, portar armas o participar en la guerra, es una directa violación de las enseñanzas de nuestro Salvador al igual que del espíritu y de la letra de la Ley de Dios. Sin embargo, consideramos nuestro deber el rendir respeto a los gobernantes civiles y obediencia a todas aquellas leyes que no estén en conflicto con la Palabra de Dios. En la puesta en práctica de estos principios pagaremos los impuestos, aduanas, respeto, etc.

Resolución

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Así la posición de no violencia se aceptaba también en Europa, como lo indica la siguiente declaración que apareció en la revista adventista “Herold Der Wahrheit” (Heraldo de la Verdad), del 6 de Agosto de 1906:

“... Así pues los adventistas aborrecen el derramamiento de sangre humana como un pecado de muerte, y por esta razón solamente nos negaríamos a obedecer si se nos ordenara como soldados disparar sobre otros.”

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LA ADVERTENCIA DESATENDIDA

Cuando en 1914 el archiduque Francisco Fernando de Austria fue derribado por una bala asesina, Europa estalló como un verdadero barril de pólvora. De la noche a la mañana los ejércitos se pusieron en marcha y luego se trabaron en mortal lucha midiendo su fortaleza militar.

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LA ADVERTENCIA DESATENDIDALa sede de la División Europea de los Adventistas del Séptimo Día en Hamburgo, Alemania, se halló de frente a un dilema, con un camino que no tenía salida. Las convicciones religiosas de aquellos que por razones de conciencia se oponían al servicio militar tuvieron que hacer frente al problema de la conscripción militarNo habían provisiones de ninguna clase para los cristianos observadores de los mandamientos de Dios, y el servicio en la guerra muy ciertamente comprometía la santa ley de Dios, especialmente el sexto y el cuarto mandamientos, puesto que el salvar vidas y la observancia del sábado son incompatibles con el servicio de un soldado en combate.

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CEDIENDOPero para nuestro pesar, ¿qué sucedió? A medida que aumentaba la presión por parte del gobierno, existía la amenaza de que todas las instituciones adventistas serían clausuradas, a menos que los hermanos dirigentes tomaran su posición con el gobierno. Bajo semejante presión, el 6 de agosto de 1914 dirigieron una declaración al Ministerio de Guerra en Berlín, la cual en la primera parte decía lo siguiente:

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6 de Agosto de 1914

«Muy Ilustrísimo Señor General y Ministro de Guerra:

«Puesto que nuestra posición con respecto a nuestro deber hacia el gobierno, y también hacia el servicio militar, y especialmente por negarnos a servir en tiempos de paz en los días sábados, es considerada como fanatismo, me tomo la libertad por lo tanto de presentar a su Excelencia los principios de los Adventistas del Séptimo Día de Alemania, especialmente ahora en la situación actual de guerra.

«A la vez que insistimos en los principios fundamentales de las Santas Escrituras, y nos esforzamos por cumplir los preceptos del cristianismo, observando el día de descanso (sábado) que Dios estableció en el principio, absteniéndonos de hacer cualquier trabajo durante ese día, en este tiempo de tensión, reconocemos nuestro deber de defender la patria, y en estas circunstancias portaremos armas también en los días sábados. En este punto nos apoyamos en el pasaje de las Escrituras que se encuentra en 1 Pedro 2:13-17...»

(Firmado) “H. F. Schuberth, Presidente”(Cursiva suplida)

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Circular del secretario de la División Europea, G. Dail

«Como saludo el Salmo 23En este tiempo serio y difícil para Europa os queremos hacer un pedido:1. Como seguidores de Cristo debiéramos mostrarnos en estos días por medio de la fuerza de Dios como personas fieles, y obedientes y sumisos a nuestro país. 1 Pedro 2: 13, 14, 17.

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Circular del secretario de la División Europea, G. Dail

2. Hasta donde estemos en el ejército o tengamos que entrar en el ejército, debemos cumplir alegres y con el corazón nuestros deberes militares, de modo que nuestros superiores encuentren en nosotros soldados fieles, valientes, que estén dispuestos a dar su vida por su hogar, su gobernante y su patria. Nuestro destino está en las manos de Dios.

Si toca ir a lucha y muerte, recordemos que nuestra vida está escondida con Cristo en Dios, Colosenses 3:3. Los reclutados tampoco deben desconocer que en tiempo de guerra cada persona debe cumplir cabalmente sus obligaciones. En Josué 6 vemos que los hijos de Dios hicieron uso de las armas de guerra y también hicieron servicio de guerra en Sábado...»

Firma G. Dail

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QUEDA UN REMANENTE

«Pero la verdadera fe no había de extinguirse. Dios ha conservado siempre un remanente para que le sirva» –Patriarcas y Profetas, pág. 117.

Estas palabras también se cumplieron en la primera guerra mundial durante la gran apostasía. El periódico Dresdner Neueste Nachrichten (Últimas Noticias de Dresden) del 12 de abril de 1918, publicó la siguiente declaración hecha por un ministro adventista:

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UN REMANENTE CONSERVADO“Al comienzo de la guerra nuestra iglesia se dividió en dos partidos. Mientras que el noventa y ocho por ciento de nuestros miembros, basados en la Biblia, tomaron la posición de que era su deber de conciencia defender la patria con las armas, y también en los días sábados, posición unánime de los dirigentes que fue comunicada inmediatamente al Departamento de Guerra, sin embargo, el dos ciento no se sometió a esta unánime resolución y por lo tanto tuvieron que ser excluidos por causa de su conducta anticristiana ...”

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SOLAMENTE UN DOS POR CIENTO

Un erudito adventista describe en el libro llamado Brown Exposes Ballenger, págs. 29, 30 (Southern Publishing Assn.) decribe la perspectiva adventista de los fieles, pues encontramos la siguiente referencia al 2% excluido.

«Ese movimiento [de los que fueron excluidos, ins.] tal como es hoy y lo ha sido desde que apareció, es la protesta real de un gran número de Adventistas del Séptimo Día, no contra las enseñanzas de la iglesia, sino contra la acción arbitraria de este mismo hombre, Conradi, y unos cuantos más que estaban asociados con él en la dirección de la iglesia en Europa: acción que ejecutó sin el consejo, el consentimiento, o aun el conocimiento de la Asociación General. La salida de esta gente no fue por apar-tarse de un montón de errores crasos y de una jerarquía dominante, sino de la dirección de Conradi que los había entre-gado, sin su voz o consentimiento, al ca-ñón y a la bayoneta del campo de batalla»

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Aunque la cita anterior presenta ciertas verdades, contiene un punto que no concuerda con los hechos, al afirmar que Conradi no pidió el consejo de la Asociación General antes de tomar su decisión. Conradi solicitó consejos en 1913, antes que la guerra estallara. Refiriéndose al consejo que recibió en 1913, escribió más tarde: «Después de haber recibido instrucciones de la autoridad superior, nosotros en Europa obtuvimos permiso para decidir sobre este asunto [del servicio militar, ins.] por nosotros mismos» –Zionswächter, No. 18, págs. 737, 738 (1914).

PERMISO PARA DECIDIR

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La Review and Herald del 27 de agosto de 1914 también comentó:

“En cuanto a lo que nuestros hermanos europeos debieran hacer bajo estas circunstancias difíciles, sólo ellos mismos en oración a Dios podrán decidir.”

Comentario de 1914

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Esto por un lado colocó la responsabilidad completamente sobre ellos. Entonces, una vez que la guerra estalló ¿la Asociación General no sabía nada acerca de la apostasía que estaba ocurriendo en Europa? En realidad sabía, porque la Review and Herald del 8 de junio de 1930 publicó lo siguiente:

L. R. Conradi

W. A. Spicer

Informe de 1915

«En 1915 L. R. Conradi, a pesar de muchos peligros y dificultades, vino [a Norteamérica, ins.] para asistir al Concilio Otoñal celebrado en Loma Linda. En el invierno de 1917, W. A. Spicer, secretario de la Asociación General, pasó varios meses en Europa.»

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Estamos más que seguros que los oficiales responsables de la Asociación General sabían todo acerca de la apostasía consumada en Europa, porque ellos recibieron tanto la circular del 2 de agosto como la declaración enviada algunos días más tarde al ministro de la guerra y cartas de varios hermanos.

Responsabilidad de la Asociación General ¿Sabía de la situación en Europa?

Si Conradi durante la reunión del Comité no dio un informe exhaustivo, el pastor Spicer lo hizo porque fue enviado allá por tener una visión clara de lo que estaba pasando. Por lo tanto, estando al corriente de la situación en Europa y, no corrigiéndola por medio de la autoridad que le fue dada, la Asociación General misma se hizo culpable por negarse totalmente a cumplir con su deber y apoyando así la apostasía. El siguiente testimonio aclara este punto:

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«Somos tan responsables por los males que podríamos haber refrenado en otros, por medio de la reprensión, de la amonestación, y del ejercicio de la autoridad paterna o pastoral, como si nosotros mismos fuésemos culpables de los actos» Testimonios, tomo 4, pág. 516; ver Patriarcas y Profetas, pág. 625.

Responsabilidad de la Asociación General ¿Sabía de la situación en Europa?

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En vez de actuar en armonía con la ley de Dios, cedieron a los mandamientos de los hombres. Pero, ¿qué aconteció a los hermanos que permanecieron fieles a la verdad? Aquí está la respuesta procedente de una periódico de la ciudad de Dresden, Alemania:

«...Sin embargo, el dos por ciento no se sometió a esta unánime resolución y por lo tanto tuvieron que ser excluidos por causa de su conducta anticristiana» –Dresdener Neueste Nachrichten, 12 de abril de 1918.

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Reacciones de los FielesSábado, 1 de agosto de 1914• En el folleto «Llamado al Despertamien to Para la Última

Iglesia», el anciano consagrado A. Stobbe presenta claramente el proceder en los primeros días de agosto de 1914 y posteriores: «El sábado 1 de agosto se tomó una resolución unánime en muchos lugares de no ir con Babilonia».

• Es muy significativo comprobar que la reacción de la membresía adventista ante la comunicación de la entrada en la guerra de Alemania y la movilización militar fue contundente y de rechazo a la colaboración, o la participación en la guerra como «ir con Babilonia» –A. Stobbe, Weckruf für die letzte Gemeinde; W. Egerter, El Camino de los Adventistas (2006), pág. 218.

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Reacciones de los Fieles

Domingo, 2 de agosto de 1914

“Pero cuando en el transcurso de la primera semana de guerra vino el escrito de Hamburgo, las iglesias fueron confundidas, la santa ley de Dios pisoteada y la verdad presente puesta bajo el almud”…

Circular de G. Dail, secretario de la División Europea, llamando a la participación en el servicio militar y la violación del sábado. Esta provocó gran confusión y discusión entre los miembros.

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Reacciones de los FielesDomingo, 2 de agosto de 1914

«Se produjo una división entre los seguidores adventistas después de desencadenarse la guerra. La mayoría deseaba invalidar las enseñanzas fundamentales durante la guerra. La otra parte, sin embargo, deseaba la santificación del sábado aún durante estos tiempos difíciles. Estas diferencias de opinión llevaron, finalmente, a la exclusión de la iglesia de los seguidores de la antigua fe. Especialmente la posición tomada acerca del servicio militar y en general fue la que causó la división».

W. Egerter, El Camino de los Adventistas (2006), pág. 218 de “Llamado al despertamien to para la última iglesia” (Mayo 1915), A. Stobbe; Koelnische Zeitung, 21 de septiembre de 1915.

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Reacciones de los Fieles

Las declaraciones mencionadas permiten constatar, sin lugar a dudas, que las posiciones fueron encontradas provocando la exclusión de aquellos que decidieron permanecer fieles a Dios y su ley en todo tiempo y circunstancias.

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Reacciones de los FielesSábado, 8 de agosto de 1914

«El próximo sábado, la iglesia se reunió como siempre. El hno. Staubert impartió la Palabra.… De nuevo usó la misma Biblia que el sábado anterior. Pero en esta ocasión mencionó textos que nos indicaban ser obedientes al gobierno, pues no hay gobierno si no es ordenado por Dios; que debemos sujetarnos a las autoridades; y que no debemos resistirnos, pues de lo contrario estaríamos resistiéndonos al orden de Dios; que tenemos el derecho legítimo a participar en el ejército, puesto que Alemania estaba peleando una guerra defensiva, etc. «Por un momento, los miembros permanecieron sentados mudos y atónitos. Pero, entonces, se levantó una tormenta de protestas –‘¡No! ¡No! Es un error; es una apostasía de la fe. ¡No podemos ir a la guerra!’»–O. Kamer, Rise and Progress of the Reform Movement, págs. 5-9

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Reacciones de los FielesSábado, 8 de agosto de 1914En una circular titulada La Situación Europea, C. H. Watson, presidente de la Asociación General de la Iglesia Adventista (1930-1936) declaró: «En Alemania y otros países se contó con una minoría de nuestros creyentes que rechazó seguir la dirección de Conradi y otros en la participación como combatientes en la guerra. Éstos fueron sometidos a gran sufrimiento por parte de sus gobiernos a causa de su posición. En Alemania, aquellos que tomaron su posición contra la impía acción de Conradi y los comprometidos en la Guerra fueron tratados con gran dureza por Conradi y sus asociados. La resistencia de la minoría al servicio militar amenazaba comprometer a toda la corporación adventista ante los ojos del gobierno alemán; y para evitarlo, Conradi excluyó la minoría de la iglesia. Así que la minoría no combatiente fue forzada a salir de la iglesia en ese país y esta separación continuó durante los años de guerra».http://theadventistforum.yourlivecommunity.com/l-r-conradi-and-his-rejection-of-the-sop_topic2909.html

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Reacciones de los FielesSábado, 22 de agosto de 1914

«El pastor Barr, presidente de la Asociación de la región de Hannover, después de realizar el sermón, anuncia la exclusión del hermano Richter, la hermana Riechers, la hermana Schwarting, la hermana Richter, el hermano y la hermana Hollmann entre otros...»–O. Kamer, Rise and Progress of the Reform Movement, pág. 8.

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EXCLUSIONES DE LA IGLESIA

• Disolución de la iglesia de Kray. • Cerca de cuarenta miembros no fueron recibidos más. • Allanamiento de domicilio por la policía. Arrestos. • En Essen es interrogado el hermano Portzig por denuncia

del pastor Gassmann. • Exclusiones en Bremen, Neunstad.

Mayo de 1915

Agosto de 1915Primera Conferencia de los reformadores en Wermelskirchen.–W. Egerter, El camino de los Adventistas, anexo (edición 2007).

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“Como tenemos la convicción de nuestro Salvador de vivir en paz con todos, hacemos la propuesta de convocar a una Conferencia General donde ambos partidos puedan exponer sus puntos de vista. Pedimos amablemente a todas las iglesias y pastores de los Adventistas del Séptimo Día que apoyen esta propuesta en tan importante asunto de fe y en un tiempo tan serio y que asistan a una reunión tal donde se tratará del bienestar y de la aflicción de la iglesia de Cristo. Si los jefes y pastores no quieren aceptar esta propuesta, si no se nos quiere dar y asegurar libertad de conciencia en asuntos de fe, entonces queremos vivir conforme a los principios de la Sagrada Escritura sin temer las consecuencias y falsas acusaciones. Nuestra oración ha de ser: ‘Señor danos jefes como Moisés que tuvo por más estima padecer persecución y penurias con el pueblo de Dios que estar de parte de Egipto’.Si se nos quiere arrastrar ante las autoridades, llevar a las Escuelas Sabáticas para retractarnos o ser excluidos, si se nos amenaza también con privarnos del colportaje, decimos como Lutero: ‘Aquí estamos, no podemos de otra manera. Dios nos ayude. Amén.’En nombre de los Adventistas del Séptimo Día, protestantes contra los dogmas humanos mencionados, Wilhelm Richter, director de la iglesia de Bremen”. –W. Egerter, El Camino de los Adventistas, pág. 228

LLAMAMIENTOCARTA A W. RICHTER, BREMENOctubre/noviembre Arresto del hermano HossfeldEl escrito de protesta de Wilhelm Richter, directorde la Iglesia Adventista de Bremen, dice lo siguiente:

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Estatutos de la Unión Alemana, Diciembre 23, 1919

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Estatutos de la Unión Alemana, Diciembre 23, 1919

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Estatutos de la Unión Alemana, Diciembre 23, 1919

Considerando, únicamente estas declaraciones entre muchas otras, es importante constatar el rechazo institucional y el repudio eclesiástico que se dio, lo cual abocó la declaración constatable en documentos legales como los estatutos de la Unión Alemana de la Sociedad Misionera del 23 de diciembre de 1919. En esta se reconfirma el registro jurídico de la misma, indicando que sus miembros, siendo excluidos de la Sociedad Internacional de Tratados, a la que pertenecían anteriormente, desde el año 1914 se han ido agregando en grupos e iglesias y llegaron a constituirse como Unión Alemana en año 1919.

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CONCLUSIÓNLa breve y selectiva mención de datos, declaraciones y documentación acerca de las evidencias históricas de la existencia de la Sociedad Misionera Internacional de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, Movimiento de Reforma, en armonía con la toma de posición en defensa de los Diez Mandamientos y las verdades fundamentales de las Sagradas Escrituras y el Espíritu de Profecía nos insta a unir nuestras voces a la cita bíblica en Isaías 43:9.«Congréguense todas las naciones, júntense todos los pueblos: ¿Quién de ellos hay que nos dé noticia de esto, y nos haga oír las cosas primeras? Presenten sus testigos, y justifíquense. Oigan, y digan: ‘Es verdad’» Amén.

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«Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria» 2 Cor. 4:17. «Hemos sido llamados a ser los depositarios de la Ley de Dios, y como pueblo profesamos [tener] mayor luz y vivir a la altura de una norma más elevada que cualquier otro pueblo de la tierra; por lo tanto debemos mostrar mayor perfección de carácter y una más profunda devoción, que exalte las verdades sagradas y eternas. El más solemne mensaje ha sido confiado a los que han recibido la luz de la verdad; y nuestra luz debiera brillar proyectándose en rayos claros que iluminen el sendero de los que están en las tinieblas, de tal manera que glorifiquemos diariamente a Dios en nuestras vidas»

Alza tus ojos, 18 de febrero, pág. 161.

EL VALOR DE UN ALMA

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• Necesitamos orar y velar• Fortalecernos en la Palabra cada día• Comunicar estas verdades a otros• Perseverar hasta el fin

«No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús»Filipenses 2:12.

«Todo lo puedo en Cristo que me fortalece» Filipenses 4:13.

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