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Si tuviéramos que cifrar en un hombre todo el proceso de la literaturaargentina(ynadanosobliga,porcierto,a tanextravagantereducción),esehombre sería indiscutiblemente Lugones. Fue poeta, narrador, crítico,historiador, lexicógrafo,oradory,sinmayor fortuna,helenistay traductordeHomero.

(…)Yzur es el primer cuento de nuestra serie, que inaugura en nuestroidioma el género de la ficción científica. La lluvia de fuego imagina de unmodovívidoypreciso loquepudohaberacontecidoen lasciudadesde lallanura; también La estatua de sal es de origen bíblico, pero Lugonesenriquece la fábula que todos conocemos con un insólito misterio. EsevidentequeelrelatoLoscaballosdeAbderaprocededelsonetoFuitedesCentauresdeHeredia;peronoesmenosevidentequesuperaasumodelo.LugonesenUnfenómenoinexplicablerelatadeunmodollanoypausadounhechoinaudito;enFrancescaseatreveacompetirconelcantoVdelInfiernoyelhallazgodeesaaventuraestáeneltonoíntimo.AbuelaJulietaesunodelosmásdelicadoscuentosdeamor;unadelasmejorespáginasdeLugones.

JorgeLuisBorges

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LeopoldoLugones

LaestatuadesalLaBibliotecadeBabel-19

ePubr1.1orhi25.11.14

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Títulooriginal:LaestatuadesalLeopoldoLugones,1906

Editordigital:orhiCorreccióndeerratas:AstennuePubbaser1.2

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Prólogo

Situviéramosquecifrarenunhombretodoelprocesodelaliteraturaargentina(ynada nos obliga, por cierto, a tan extravagante reducción) ese hombre seríaindiscutiblementeLugones.Ensuobraestánnuestrosayeres,yelhoyy, talvez,elmañana.Nuestro pasado está en El imperio jesuítico, en El payador y en la Historia deSarmiento;eltiempoquefuesuyo,eldelModernismo,enLasmontañasdeloroyenLos crepúsculos del jardín.El Lunario sentimental, que data de 1909, prefigura ysuperatodoloquehicimosdespués.LaobradeMartínezEstradayladeGüiraldessoninconcebiblessinél.Taleselladopositivo.Elreversofuesutendenciaaencararel ejercicio de la literatura como un juego verbal, como un juego con todas laspalabrasdeldiccionario.Quinceañosantesque la sectaultraístaquiso reducir lapoesía,tandiversaytanmisteriosa,aunasolafigura,lametáfora.Enrigor,bastaun solo verso sin metáfora (la bocea mi baciò tutto tremante) para invalidar esedogma.CuatropoetascardinaleshuboparaLugones.En1897,ajuzgarporelpoemainicialdeLasmontañasdeloro,esospoetaseranHomero,Dante,HugoyWaltWhitman;en1909,enelprólogodeLunariosentimental,borraríaelnombredeWhitmanporqueésteprescindiódelarimaqueLugonesjuzgabaesencialparaelversomoderno.Essignificativoquenoincluyeningúnnombreespañol.LaheterogéneayvastalabordeLeopoldoLugonesnohasidoaúnbienestudiada.Todasuobrafuepensadadesdeelfrancésodesdeelcastellanodeldiccionario,salvolosRomancesdelríoseco(1938)que son de una sencillez casi anónima. Fue poeta, narrador, crítico, historiador,lexicógrafo, orador y, sin mayor fortuna, helenista y traductor de Homero. Legustaba«descubrir»yalentaralospoetasjóvenes.Nadiepuededisimular la felicidad; enLugones, pesea suorgullo y su reserva, ladesolacióneraevidente.Cuando,harácuarentaaños,mecomunicaronporteléfonoquesehabíasuicidado,sentípenaperonoasombro,porqueentendíquetodasuvida,poblada de abjuraciones y renunciamientos, había sido un demorado suicidio.«Dueñoelhombredesuvidaloestambiéndesumuerte»,dijoenunasentenciaqueSénecanohabríadesdeñado.Lugonesnacióen1874,enlaprovinciamediterráneadeCórdobaysediomuerteenunadelasislasdelarchipiélagodelTigre,unospocoskilómetrosalnortedeBuenosAires, en 1938.Dejó inconcluso unDiccionario del castellano usual, cuyo primervolumennoagotalaletraAyqueabundaenpalabrasinfrecuentes.EnelensayoEltamañodelespacioestudiólasteoríasdeEinstein.Fuetambiénmaestroyperiodista,proveníadeunafamiliadetradiciónmilitar.Sumiopíaleimpidió,parabiendelasletras,sersoldado,perosiempreseimpusounadisciplinaética.Lehanreprochadosusveleidadespolíticas,peroseranarquistahaciamilochocientosnoventaytantos,partidariode losaliadosen1914y fascistapor losaños treintacorrespondea las

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diversassinceridadesdeunhombreaquienleinteresaunmismoproblemayqueda,alolargodeltiempo,consolucionescontradictorias.Lotratémuypoco,mitimidezcontribuyóaello.Guardolaimagendeunhombresolitarioysoberbio,quetendíaanegarloqueledecíanybuscabarazonesingeniosasparajustificarsusnegaciones.Sindesmereceralprosista,sulabormáximafuelapoesía;porlamemoriadetodoslosargentinosandanversossuyos,quesuelenrepetirseamediavoz,sinrecordaraveces el nombre del autor: «El cerro azul estaba fragante de romero / y en losprofundoscampossilbabalaperdiz».Enestaspáginasnoslimitaremosalexamendealgunosdesuscuentosfantásticos,quedatande1906yqueprofetizanysuperanloquedenominamosficcióncientífica.EsevidentequesufrióelinflujodeEdgarAllanPoeydeWells,peroesostextosestabanalalcancedetodosysóloLugonesescribióYzur.Yzureselprimercuentodenuestraserie.Poraquellosaños laprosaeravisualydecorativa; Lugones, al atribuir el relato a un hombre de ciencia, escribe condeliberadasequedadnoexentadecontenidapasión.Yzur,que inauguraennuestroidiomaelgénerodelaficcióncientífica,debepartedesueficaciaalhechodequenosabremos nunca si el fin corresponde a una realidad o a un alucinado deseo delnarradorquehaidoenloqueciéndoseconsumono.Lalluviadefuegoimaginadeunmodovividoyprecisoloquepudohaberacontecidoenlasciudadesdelallanura;tal vez no deje de ser interesante observar que los hebreos de Lugones sonmanifiestamenteepicúreosgriegos.TambiénLaestatuade salesdeorigenbíblico,peroLugones enriquece la fábula que todos conocemos comoun insólitomisterio.UnalecturaeranomenosintensaparaLugonesquecualquierotraexperiencia.EsevidentequeelrelatoLoscaballosdeAbderaprocededelsonetoFuitedesCentauresdeHeredia;peronoesmenosevidentequesuperaasumodelo.Bástenosrecordareltorpe verso: «L’horreur gigantesque de l’ombre herculéene», con la frase final denuestroescritor.Elprincipioesmeramenteagradable,luegovatransformándoseenalgo atroz y de lo atroz pasa a lamaravillamitológica.Un poco a lamanera deWells,LugonesenUnfenómeno inexplicable,cuyo títulodeliberadamenteprosaicocorresponde al opaco narrador, relata de un modo llano y pausado un hechoinaudito.LugoneseneladmirablesonetoAlmaventurosahabía tratadoyael temadedospersonasquesequieren,no lo sabenybruscamente lodescubrenalmismotiempo.EnFrancescaseatreveacompetirconelcantoVdelInfiernoyelhallazgodeesa aventura está en el tono íntimo. Abuela Julieta es uno de los más delicadoscuentos de amor. La tristeza del tiempo irreparable, la presencia de la luna, larecatada emoción que los buenosmodales ocultan, hacen de esta obra una de lasmejorespáginasdeLugones.Ignorado siempre enEuropa por haber nacido en este país que entonces quedabamuylejos,cumploconunapromesaquetácitamentemehice,alrevelarsuobraenItalia,naciónqueélquisotanto.

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Yzur

Compréelmonoenelrematedeuncircoquehabíaquebrado.Laprimeravezquesemeocurriótentarlaexperienciaacuyorelatoestándedicadasestaslíneasfueunatarde,leyendonosédóndequelosnaturalesdeJavaatribuíanlafaltade lenguajearticuladoen losmonosa laabstención,noa la incapacidad.«Nohablan,decían,paraquenoloshagantrabajar.»Semejanteidea,nadaprofundaalprincipio,acabóporpreocuparmehastaconvertirseenestepostuladoantropológico:Losmonos fueron hombres que por una u otra razón dejaron de hablar. El hechoprodujolaatrofiadesusórganosdefonaciónydeloscentroscerebralesdellenguaje;debilitócasihastasuprimirlalarelaciónentreunosyotros,elidiomadelaespecieenelgritoinarticulado,yelhumanoprimitivodescendióaseranimal.Claroestáquesi llegaraademostrarseestoquedaríanexplicadasdesdeluegotodaslasanomalíasquehacendelmonounsertansingular;peroellonotendríasinounademostraciónposible:volverelmonoallenguaje.Entretantohabíacorridoelmundoconelmío,vinculándolocadavezmáspormediodeperipeciasyaventuras.EnEuropallamólaatención,y,dehaberloquerido,llegoadarle la celebridad de unCónsul; peromi seriedad de hombre de negociosmal seaveníacontalespayasadas.Trabajado por mi idea fija del lenguaje de los monos, agoté toda la bibliografíaconcerniente al problema, sin ningún resultado apreciable. Sabía únicamente, conentera seguridad,quenohayninguna razón científica paraque elmononohable.Estollevabacincoañosdemeditaciones.Yzur (nombre cuyo origen nunca pude descubrir, pues lo ignoraba igualmente suanteriorpatrón),Yzureraciertamenteunanimalnotable.Laeducacióndelcirco,bienque reducida casi enteramente al mimetismo, había desarrollado mucho susfacultades; y esto era lo queme incitabamás a ensayar sobre élmi en aparienciadisparatadateoría.Por otra parte, sábese que el chimpancé (Yzur lo era) es entre losmonos elmejorprovistodecerebroyunodelosmásdóciles,locualaumentabamisprobabilidades.Cadavezqueloveíaavanzarendospies,conlasmanosalaespaldaparaconservarel equilibrio, y su aspecto de marinero borracho, la convicción de su humanidaddetenidasevigorizabaenmí.No hay a la verdad razón alguna para que elmono no articule absolutamente. Sulenguajenatural,esdecir,elconjuntodegritosconquesecomunicaasussemejantes,es asazvariado; su laringe,pormásdistintaque resultede lahumana,nunca lo estantocomoladelloro,quehabla,sinembargo;yencuantoasucerebro,fueradequelacomparaciónconeldeesteúltimoanimaldesvanecetodaduda,bastarecordarqueeldelidiotaestambiénrudimentario,apesardelocualhaycretinosquepronuncianalgunaspalabras.PorloquehacealacircunvolucióndeBroca,depende,esclaro,del

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desarrollototaldelcerebro;fueradequenoestáprobadoqueellasea fatalmenteelsitiodelocalizacióndellenguaje.Sieselcasodelocalizaciónmejorestablecidoenanatomía,loshechoscontradictoriossondesdeluegoincontestables.Felizmente, los monos tienen, entre sus muchas malas condiciones, el gusto poraprender, como lo demuestra su tendencia imitativa; lamemoria feliz, la reflexiónque llegahastaunaprofunda facultaddedisimulo,y laatencióncomparativamentemás desarrollada que en el niño. Es, pues, un sujeto pedagógico de los másfavorables.El mío era joven además, y es sabido que la juventud constituye la época másintelectualdelmono,parecidoenestoalnegro.Ladificultadestribabasolamenteenelmétodoqueemplearíaparacomunicarlelapalabra.Conocíatodaslasinfructuosastentativasdemisantecesores;yestádemásdecirque,ante la competencia de algunos de ellos y la nulidad de todos sus esfuerzos, mispropósitos fallaron más de una vez; cuando el tanto pensar sobre aquel tema fuellevándomeaestaconclusión:Loprimeroconsisteendesarrollarelaparatodefonacióndelmono.Así es, en efecto, como se procede con los sordomudos antes de llevarlos a laarticulación; y no bien hube reflexionado sobre esto, cuando las analogías entre elsordomudoyelmonoseagolparonenmiespíritu.Primero de todo, su extraordinaria movilidad mímica que compensa al lenguajearticulado, demostrando que no por dejar de hablar se deja de pensar, así hayadisminucióndeestafacultadporlaparalizacióndeaquélla.Después,otroscaracteresmás peculiares por sermás específicos: la diligencia en el trabajo, la fidelidad, elcoraje,aumentadoshasta lacertidumbreporestasdoscondicionescuyacomunidades verdaderamente reveladora: la facilidad para los ejercicios de equilibrio y laresistenciaalmareo.Decidí,entonces,empezarmiobraconunaverdaderagimnasiadeloslabiosydelalengua demimono, tratándolo en esto como a un sordomudo. En lo restante,mefavoreceríaeloídoparaestablecercomunicacionesdirectasdepalabra,sinnecesidadde apelar al tacto. El lector verá que en esta parte prejuzgaba con demasiadooptimismo.Felizmente, el chimpancé es de todos los grandes monos el que tiene labios másmovibles;yenelcasoparticular,habiendopadecidoYzurdeanginas,sabíaabrirlabocaparaqueselaexaminaran.Laprimerainspecciónconfirmóenpartemissospechas.Lalenguapermanecíaenelfondo de su boca, como una masa inerte, sin otros movimientos que los de ladeglución.Lagimnasiaprodujoluegosuefecto,puesalosdosmesesyasabíasacarlalenguaparaburlar.Éstafuelaprimerarelaciónqueconocióentreelmovimientodesulenguayunaidea;unarelaciónperfectamenteacordeconsunaturaleza,porotraparte.Los labios dieron más trabajo, pues hasta hubo que estirárselos con pinzas; pero

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apreciaba—quizápormiexpresión—la importanciadeaquella tareaanómalay laacometía con viveza. Mientras yo practicaba los movimientos labiales que debíaimitar, permanecía sentado, rascándose la grupa con su brazo vuelto hacia atrás yguiñandoenunaconcentracióndubitativa,oalisándoselaspatillascontodoelairedeunhombrequearmonizasusideaspormediodeademanesrítmicos.Alfinaprendióamoverloslabios.Peroelejerciciodellenguajeesunartedifícil,comolopruebanloslargosbalbuceosdelniño,quelo llevan,paralelamenteconsudesarrollo intelectual,a laadquisicióndel hábito. Está demostrado, en efecto, que el centro propio de las inervacionesvocalessehallaasociadoconeldelapalabraenformatal,queeldesarrollonormaldeambosdependede suejercicioarmónico;yestoya lohabíapresentidoen1785Heinicke,elinventordelmétodooralparalaenseñanzadelossordomudos,comounaconsecuenciafilosófica.Hablabadeuna«concatenacióndinámicadelasideas»,frasecuyaprofundaclaridadhonraríaamásdeunpsicólogocontemporáneo.Yzurseencontraba,respectoallenguaje,enlamismasituacióndelniñoqueantesdehablarentiendeyamuchaspalabras;peroeramuchomásaptoparaasociarlosjuiciosquedebíaposeersobrelascosas,porsumayorexperienciadelavida.Estos juicios, que no debían ser sólo de impresión, sino también inquisitivos ydisquisitivos, a juzgar por el carácter diferencial que asumían, lo cual supone unraciocinio abstracto, le daban un grado superior de inteligenciamuy favorable porciertoamipropósito.Simisteoríasparecendemasiadoaudaces,bastaconreflexionarqueelsilogismo,osea,elargumentológicofundamental,noesextrañoalamentedemuchosanimales.Comoqueelsilogismoesoriginariamenteunacomparaciónentredossensaciones.Sino, ¿por qué los animales que conocen al hombre huyen de él, y no aquellos quenuncaloconocieron…?Comencé,entonces,laeducaciónfonéticadeYzur.Tratábasedeenseñarleprimerolapalabramecánica,parallevarloprogresivamentealapalabrasensata.Poseyendoelmonolavoz,esdecir,llevandoestodeventajaalsordomudo,conmásciertas articulaciones rudimentarias, tratábase de enseñarle las modificaciones deaquélla, que constituyen los fonemas y su articulación, llamada por los maestrosestáticaodinámica,segúnqueserefieraalasvocalesoalasconsonantes.Dadalaglotoneríadelmono,ysiguiendoenestounmétodoempleadoporHeinickeconlossordomudos,decidíasociarcadavocalconunagolosina:aconpapa;econleche;iconvino;oconcoco;uconazúcar,haciendodemodoquelavocalestuviesecontenida en el nombrede la golosina, ora condominioúnicoy repetido comoenpapa,coco,leche,orareuniendolosdosacentos,tónicoyprosódico,esdecir,comosonidofundamental:vino,azúcar.Todoanduvobienmientrassetratódelasvocales,osea,lossonidosqueseformanconlabocaabierta.Yzurlosaprendióenquincedías.Laufueloquemáslecostó

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pronunciar.Las consonantes diéronme un trabajo endemoniado; y a poco hube de comprenderquenuncallegaríaapronunciaraquellasencuyaformaciónentranlosdientesy lasencías.Suslargoscolmillosleestorbabanenteramente.Elvocabularioquedabareducido,entonces,alascincovocales;lab,lak,lam,lag,lafylac,esdecir,todasaquellasconsonantesencuyaformaciónnointervienensinoelpaladarylalengua.Aunparaestonomebastóeloído.Hubederecurriraltactocomoconunsordomudo,apoyandosumanoenmipechoyluegoenelsuyoparaquesintieralasvibracionesdelsonido.Y pasaron tres años sin conseguir que formara palabra alguna. Tendía a dar a lascosas,comonombrepropio,eldelaletracuyosonidopredominabaenellas.Estoeratodo.Enel circohabíaaprendidoa ladrar, como losperros, suscompañerosde tareas;ycuando me veía desesperar ante las vanas tentativas para arrancarle la palabra,ladrabafuertementecomodándometodoloquesabía.Pronunciabaaisladamentelasvocales y consonantes, pero podía asociarlas. Cuando más, acertaba con unarepeticiónvertiginosadepesydeemes.Pordespacioquefuera,sehabíaoperadoungrancambioensucarácter.Teníamenosmovilidad en las facciones, la mirada más profunda, y adoptaba posturasmeditabundas. Había adquirido, por ejemplo, la costumbre de contemplar lasestrellas. Su sensibilidad se desarrollaba igualmente; íbasele notando una granfacilidaddelágrimas.Lasleccionescontinuabanconinquebrantabletesón,aunquesinmayoréxito.Aquellohabía llegado a convertirse en una obsesión dolorosa, y poco a poco sentíameinclinadoaemplearlafuerza.Micarácteribaagriándoseconelfracaso,hastaasumiruna sorda animosidad contraYzur.Éste se intelectualizabamás, en el fondo de sumutismorebelde,yempezabaaconvencermedequenuncalosacaríadeallí,cuandosupedegolpequenohablabaporquenoquería.Elcocinero,horrorizado,vinoadecirmeunanochequehabíasorprendidoalmono«hablandoverdaderaspalabras».Estaba,segúnsunarración,acurrucadojuntoaunahigueradelahuerta;peroelterrorleimpedíarecordarloesencialdeesto,esdecir,laspalabras. Sólo creía retener dos: cama y pipa. Casi le doy de puntapiés por suimbecilidad.Nonecesitodecirquepasélanocheposeídodeunagranemoción;Yloqueentresañosnohabíacometido,elerrorquetodoloechóaperder,provinodelenervamientodeaqueldesvelo,tantocomodemiexcesivacuriosidad.Envez de dejar que elmono llegara naturalmente a lamanifestación del lenguaje,llamélealdíasiguienteyprocuréimponérselaporobediencia.Noconseguísinolaspesylasemesconquemeteníaharto,lasguiñadashipócritasy—Diosmeperdone—unaciertavislumbredeironíaenlaazogadaubicuidaddesus

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muecas.Meencolericé,ysinconsideraciónalgunaledideazotes.Loúnicoquelogréfuesullantoyunsilencioabsolutoqueexcluíahastalosgemidos.A los tresdíascayóenfermo,enunaespeciedesombríademenciacomplicadaconsíntomasdemeningitis.Sanguijuelas,afusionesfrías,purgantes,revulsivoscutáneos,alcoholaturo de briona, bromuro: toda la terapéutica del espantoso mal le fueaplicada. Luché con desesperado brío, a impulsos de un remordimiento y de untemor.Aquélporcreeralabestiaunavíctimademicrueldad;ésteporlasuertedelsecretoquequizásellevabaalatumba.Mejoró al cabo demucho tiempo, quedando, no obstante, tan débil, que no podíamoversedelacama.Laproximidaddelamuertehabíaloennoblecidoyhumanizado.Sus ojos, llenos de gratitud, no se separaban de mí, siguiéndome por toda lahabitacióncomodosbolasgiratorias,aunqueestuviesedetrásdeél;sumanobuscabalas mías en una intimidad de convalecencia. En mi gran soledad, iba adquiriendorápidamentelaimportanciadeunapersona.El demonio del análisis, que no es sino una forma del espíritu de perversidad,impulsábame, sinembargo,a renovarmisexperiencias.En realidad,elmonohabíahablado.Aquellonopodíaquedarasí.Comencémuy despacio, pidiéndole las letras que sabía pronunciar. ¡Nada! Dejélosolo durante horas, espiándolo por un agujerillo del tabique. ¡Nada! Habléle conoraciones breves, procurando tocar su fidelidad o su glotonería. ¡Nada! Cuandoaquéllaseranpatéticas,losojosselehinchabandellanto.Cuandoledecíaunafrasehabitual,comoel«yosoytuamo»conqueempezabatodasmis lecciones,oel«túeresmimono»conquecompletabamianteriorafirmación,parallevarasuespíritulacertidumbre de una verdad total, él asentía cerrando los párpados; no producía unsonido,nisiquierallegabaamoverloslabios.Habíavueltoa lagesticulacióncomoúnicomediodecomunicarseconmigo;yestedetalle,unidoasusanalogíasconlossordomudos,redoblabamisprecauciones,puesnadieignoralagranpredisposicióndeestosúltimosalasenfermedadesmentales.Pormomentosdeseabaquesevolvieraloco,aversieldeliriorompíaalfinsusilencio.Su convalecencia seguía estacionaria. La misma flacura, la misma tristeza. Eraevidentequeestabaenfermode inteligenciaydedolor.Suunidadorgánicahabíaseroto al impulso de una cerebración anormal, y díamás, díamenos, aquél era casoperdido.Mas,apesardelamansedumbrequeelprogresodelaenfermedadaumentabaenél,su silencio, aquel desesperante silencio provocado por mi exasperación, no cedía.Desde un oscuro fondo de tradición petrificada en instinto, la raza imponía sumilenario mutismo al animal, fortaleciéndose de voluntad atávica en las raícesmismasdesuser.Losantiguoshombresdelaselva,queforzóalsilencio,esdecir,alsuicidiointelectual,quiénsabequébárbarainjusticia,manteníansusecretoformadopormisteriosdebosqueyabismosdeprehistoria,enaquelladecisiónyainconsciente,

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peroformidableconlainmensidaddesutiempo.Infortuniosdelantropoideretrasadoenlaevolucióncuyadelanteratomabaelhumanoconundespotismode sombríabarbarie,habían, sinduda,destronadoa lasgrandesfamilias cuadrumanas del dominio arbóreo de sus primitivos edenes, raleando susfilas, cautivando sus hembras para organizar la esclavitud desde el propio vientrematerno,hasta infundirasu impotenciadevencidaselactodedignidadmortalquelasllevabaaromperconelenemigoelvínculosuperiortambién,peroinfaustodelapalabra,refugiándosecomosalvaciónsupremaenlanochedelaanimalidad.Yquéhorrores,quéestupendasseviciasnohabríancometido losvencedorescon lasemibestiaentrancedeevolución,paraqueésta,despuésdehabergustadoelencantointelectual que es el fruto paradisíaco de las biblias, se resignara a aquellaclaudicación de su estirpe en la degradante igualdad de los inferiores; a aquelretroceso que cristalizaba por siempre su inteligencia en los gestos de unautomatismo de acróbata; a aquella gran cobardía de la vida que encorvaríaeternamente, como en distintivo bestial, sus espaldas de dominado, imprimiéndoleesemelancólicoazoramientoquepermaneceenelfondodesucaricatura.Heaquíloquealbordemismodeléxitohabíadespertadomimalhumorenelfondodellimboatávico.Atravésdelmillóndeaños,lapalabra,consuconjuro,removíalaantigua alma simiana; pero contra esa tentación que iba a violar las tinieblas de laanimalidad protectora, la memoria ancestral, difundida en la especie bajo uninstintivohorror,oponíatambiénedadsobreedadcomounamuralla.Yzurentróenagoníasinperderelconocimiento.Unadulceagoníaaojoscerrados,conrespiracióndébil,pulsovago,quietudabsoluta,quesólointerrumpíaparavolverdecuandoencuandohaciamí,consudesgarradoraexpresióndeeternidad,sucaradeviejomulatotriste.Ylaúltimatarde,latardedesumuerte,fuecuandoocurriólacosaextraordinariaquemehadecididoaemprenderestanarración.Habíamedormitadoasucabecera,vencidoporelcalory laquietuddelcrepúsculoqueempezaba,cuandosentídeprontoquemeasíanporlamuñeca.Despertésobresaltado.Elmono,conlosojosmuyabiertos,semoríadefinitivamenteaquellavez,ysuexpresióneratanhumana,quemeinfundióhorror;perosumano,susojos,meatraíancontantaelocuenciahaciaél,quehubedeinclinarmeinmediatoa su rostro; y entonces, con su último suspiro, el último suspiro que coronaba ydesvanecía a la vez mi esperanza, brotaron —estoy seguro— brotaron en unmurmullo(¿cómoexplicareltonodeunavozquehapermanecidosinhablardiezmilsiglos?)estaspalabrascuyahumanidadreconciliabalasespecies:—AMO,AGUA,AMO,MIAMO…

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Lalluviadefuego

EvocacióndeundesencarnadodeGomorra.yharévuestrocielocomohierroyvuestratierracomobronce.(Levítico,XXVI,19)

Recuerdoqueeraundíadesolhermoso, llenodelhormigueopopularen lascallesatronadasdevehículos.Undíaasazcálidoydetersuraperfecta.Desde mi terraza dominaba una vasta confusión de techos, vergeles salteados, untrozodebahíapunzadodemástiles,larectagrisdeunaavenida…Aesode lasoncecayeron lasprimeraschispas.Unaaquí,otraallá—partículasdecobresemejantesalasmorcellasdeunpabilo;partículasdecobreincandescentequedaban en el suelo con un ruidecito de arena. El cielo seguía de igual limpidez; elrumorurbanonodecrecía.Únicamentelospájarosdemipajareracesarondecantar.Casualmente lo había advertido, mirando hacia el horizonte en un momento deabstracción. Primero creí en una ilusión óptica formada por mi miopía. Tuve queesperar largo rato para ver caer otra chispa, pues la luz solar anegábalas bastante;peroelcobreardíadetalmodo,quesedestacabanlomismo.Unarapidísimavírguladefuego,yelgolpecitoenlatierra.Así,alargosintervalos.Debo confesar que al comprobarlo experimenté unvago terror.Exploré el cielo enuna ansiosa ojeada. Persistía la limpidez. ¿De dónde venía aquel extraño granizo?¿Aquelcobre?¿Eracobre…?Acababadecaerunachispaenmiterraza,apocospasos.Extendílamano;era,anocaberduda,ungránulodecobrequetardómuchoenenfriarse.Porfortunalabrisaselevantaba,inclinandoaquellalluviasingularhaciaelladoopuestodemiterraza.Laschispaseranharto ralas,además.Podíacreersepormomentosqueaquellohabíayacesado.Nocesaba.Unoqueotro,esosí,perocaíansiemprelostemiblesgránulos.En fin, aquello no había de impedirme almorzar, pues era el mediodía. Bajé alcomedoratravesandoel jardín,nosinciertomiedodelaschispas.Verdadesqueeltoldo,corridoparaevitarelsol,meresguardaba……¿Meresguardaba?Alcélosojos;perountoldotienetantosporos,quenadapudedescubrir.En el comedor me esperaba un almuerzo admirable; pues mi afortunado celibatosabíados cosas sobre todo: leery comer.Excepto labiblioteca, el comedor eramiorgullo.Ahítodemujeresyunpocogotoso, enpuntoaviciosamablesnadapodíaesperar ya sino de la gula. Comía solo, mientras un esclavo me leía narracionesgeográficas. Nunca había podido comprender las comidas en compañía; y si lasmujeresmehastiaban,comohedicho,yacomprenderéisqueaborrecíaaloshombres.¡Diez años me separaban de mi última orgía! Desde entonces, entregado a misjardines,amispeces,amispájaros,faltábametiempoparasalir.Algunavez,enlastardesmuycalurosas,unpaseoa laorilladel lago.Megustabaverlo,escamadode

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lunaalanochecer,peroestoeratodoypasabamesessinfrecuentarlo.Lavastaciudad libertinaeraparamíundesiertodondese refugiabanmisplaceres.Escasos amigos; breves visitas; largas horas de mesa; lecturas; mis peces; mispájaros;unaqueotranochetalcualorquestadeflautistas,ydosotresataquesdegotaporaño…Tenía el honor de ser consultado para los banquetes, y por ahí figuraban, no sinelogio,dosotressalsasdemiinvención.Estomedabaderecho—lodigosinorgullo— a un busto municipal, con tanta razón como a la compatriota que acababa deinventarunnuevobeso.Entre tanto,mi esclavo leía. Leía narraciones demar y de nieve, que comentabanadmirablemente,enlayaentradasiesta,elgenerosofrescordelasánforas.Lalluviadefuegohabíacesadoquizá,pueslaservidumbrenodabamuestrasdenotarla.Depronto,elesclavoqueatravesabaeljardínconunnuevoplatonopudoreprimirungrito.Llegó,noobstante,alamesa;peroacusandoconsulividezundolorhorrible.Tenía en su desnuda espalda un agujerillo, en cuyo fondo sentíase chirriar aún lachispavorazquelohabíaabierto.Ahogámoslaenaceite,yfueenviadoallechosinquepudieracontenersusayes.Bruscamente acabó mí apetito; y aunque seguí probando los platos para nodesmoralizaralaservidumbre,aquéllaseapresuróacomprenderme.Elincidentemehabíadesconcertado.Promediaba la siesta cuando subí nuevamente a la terraza. El suelo estaba yasembradodegránulosdecobre;masnoparecíaquelalluviaaumentara.Comenzabaa tranquilizarme, cuando una nueva inquietud me sobrecogió. El silencio eraabsoluto.Eltráficoestabaparalizadoacausadelfenómeno,sinduda.Niunrumorenlaciudad.Sólo,decuandoencuando,unvagomurmullodevientosobrelosárboles.Eratambiénalarmantelaactituddelospájaros.Habíanseapelotonadoenunrincóncasiunossobreotros.Medieroncompasiónydecidíabrirleslapuerta.Noquisieronsalir;antesserecogieronmásacongojadosaún.Entoncescomenzóaintimidarmelaideadeuncataclismo.Sinsergrandemierudicióncientífica,sabíaquenadiemencionójamásesas lluviasdecobreincandescente.¡Lluviasdecobre!Enelairenohayminasdecobre.Luegoaquella limpidez del cielo no dejaba conjeturar la procedencia.Y lo alarmante delfenómeno era esto. Las chispas venían de todas partes y de ninguna. Era lainmensidaddesmenuzándoseinvisiblementeenfuego.Caíadelfirmamentoelterriblecobre;Peroelfirmamentopermanecíaimpasibleensuazul.Ganábamepocoapocounaextrañacongoja;pero,cosarara:hastaentoncesnohabíapensadoenhuir.Estaideasemezclócondesagradablesinterrogaciones.¡Huir!¿Ymimesa,mislibros,mispájaros,mispecesqueacababanprecisamentedeestrenarunvivero,misjardinesyaennoblecidosdeantigüedad,miscincuentaañosdeplacidez,enladichadelpresente,eneldescuidodelmañana…?¿Huir…?Ypenséconhorrorenmisposesiones (quenoconocía)delotro ladodel

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desierto, consuscamellerosviviendoen tiendasde lananegray tomandopor todoalimentolechecuajada,trigotostado,mielagria…Quedabaunafugaporel lago,cortafugadespuésdetodo,sienel lagocomoeneldesierto,segúneralógico,llovíacobretambién;puesnoviniendoaquellodeningúnfocovisible,debíadesergeneral.Noobstanteelvagoterrorquemealarmaba,decíametodoesoclaramente,lodiscutíaconmigomismo,unpocoenervadoalaverdadporel letargodigestivodemisiestaconsuetudinaria.Ydespuésdetodo,algomedecíaqueelfenómenonoibaapasardeallí.Sinembargo,nadaseperdíaconhacerarmarelcarro.Enesemomentollenóelaireunavastavibracióndecampanas.Ycasijuntoconellaadvertíunacosa:yano llovíacobre.El repiqueeraunaaccióndegracias, coreadacasiactocontinuoporelmurmullohabitualdelaciudad.Éstadespertabadesufugazatonía,doblementegárrula.Enalgunosbarrioshastaquemabanpetardos.Acodadoalparapetodelaterraza,mirabaconundesconocidobienestarsolidariolaanimaciónvespertinaqueeratodoamorylujo.Elcieloseguíapurísimo.Muchachosafanosos recogían en escudillas la granalla de cobre, que los caldereros habíanempezadoacomprar.Eratodocuantoquedabadelagrandeamenazaceleste.Másnumerosaquenunca, lagentedeplacer coloría las calles;yaun recuerdoquesonreívagamenteaunequívocomancebo,cuyatúnicarecogidahastalascaderasenun salto de bocacalle dejó ver sus piernas glabras, jaqueladas de cintas. Lascortesanas,conelsenodesnudosegúnlanuevamoda,yapuntaladoendeslumbrantecoselete, paseaban su indolencia sudando perfumes.Un viejo lenón, erguido en sucarro, manejaba como si fuese una vela una hoja de estaño, que con apropiadaspinturas anunciaba amores monstruosos de fieras: ayuntamientos de lagartos concisnes; unmono y una foca; una doncella cubierta por la delirante pedrería de unpavoreal.Bellocartel,afemía;ygarantidalaautenticidaddelaspiezas.Animalesamaestrados por no sé qué hechicería bárbara, y desequilibrados con opio y conasafétida.Seguidoportresjóvenesenmascaradospasóunnegroamabilísimo,quedibujabaenlospatiosconpolvosdecoloresderramadosalritmodeunadanza,escenassecretas.Tambiéndepilabaaloropimenteysabíadorarlasuñas.Unpersonajefofo,cuyacondicióndeeunucoseadivinabaensumorbidez,pregonabaal son de crótalos de bronce, cobertores de un tejido singular que producía elinsomnio y el deseo. Cobertores cuya abolición habían pedido los ciudadanoshonrados.Puesmiciudadsabíagozar,sabíavivir.Al anochecer recibí dos visitas que cenaron conmigo. Un condiscípulo jovial,matemático cuya vida desarreglada era el escándalo de la ciencia, y un agricultorenriquecido. La gente sentía necesidad de visitarse después de aquellas chispas decobre.Devisitarseydebeber,puesambosseretiraroncompletamenteborrachos.Yohiceunarápidasalida.Laciudad,caprichosamenteiluminada,habíaaprovechadolacoyuntura para decretarse una noche de fiesta. En algunas cornisas alumbraban

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perfumando lámparas de incienso. Desde sus balcones, las jóvenes burguesas,excesivamente ataviadas, sedivertían enproyectardeun soplo a lasnaricesde lostranseúntes distraídos tripas pintarrajeadas y crepitantes de cascabeles. En cadaesquina se bailaba. De balcón a balcón cambiábanse flores y gatitos de dulce. Elcéspeddelosparquespalpitabadeparejas…Regresé temprano y rendido. Nunca me acogí al lecho con más grata pesadez desueño.Despertébañadoensudor,losojosturbios,lagargantareseca.Habíaafueraunrumorde lluvia. Buscando algo,me apoyé en la pared, y pormi cuerpo corrió como unlatigazoelescalofríodelmiedo.Laparedestabacalienteyconmovidaporunasordavibración.Casinonecesitéabrirlaventanaparadarmecuentadeloqueocurría.Lalluviadecobrehabíavuelto,peroestaveznutridaycompacta.Uncaliginosovahosofocabalaciudad;unolorentrefosfatadoyurinosoapestabaelaire.Porfortuna,micasaestabarodeadadegaleríasyaquellalluvianoalcanzabalaspuertas.Abrílaquedabaaljardín.Losárbolesestabannegros,yasinfollaje;elpiso,cubiertodehojascarbonizadas.Elaire,rayadodevírgulasdefuego,eradeunaparalizaciónmortal; ypor entre aquéllas sedivisaba el firmamento, siempre impasible, siempreceleste.Llamé, llamé en vano. Penetré hasta los aposentos famularios. La servidumbre sehabía ido. Envueltas las piernas en un cobertor de biso, acorazándome espaldas ycabezaconunabañerademetalquemeaplastabahorriblemente,pudellegarhastalascaballerizas.Loscaballoshabíandesaparecidotambién.Yconuna tranquilidadquehacíahonoramisnervios,medicuentadequeestabaperdido.Afortunadamente,elcomedorseencontraballenodeprovisiones;susótano,atestadode vinos. Bajé a él. Conservaba todavía su frescura; hasta su fondo no llegaba lavibracióndelapesadalluvia,elecodesugravecrepitación.Bebíunabotella,yluegoextrajede la alacena secreta el pomodevino envenenado.Todos losque teníamosbodegaposeíamosuno,aunqueno lousáramosni tuviéramosconvidadoscargosos.Eraunlicorclaroeinsípido,deefectosinstantáneos.Reanimadoporelvino,examinémisituación.Eraasazsencilla.Nopudiendohuir,lamuertemeesperaba;peroconelvenenoaquel,lamuertemepertenecía.Ydecidívereso todo loposible,puesera,anodudarlo,unespectáculosingular. ¡Una lluviadecobreincandescente!¡Laciudadenllamas!Valíalapena.Subíalaterraza,peronopudepasardelapuertaquedabaaccesoaella.Veíadesdeallá lo bastante, sin embargo. Veía y escuchaba. La soledad era absoluta. Lacrepitación no se interrumpía sino por uno que otro ululato de perro, o explosiónanormal. El ambiente estaba rojo; y a su través, troncos, chimeneas, casas,blanqueaban con una lividez tristísima. Los pocos árboles que conservaban follajeretorcíanse, negros, de un negro de estaño. La luz había decrecido un poco, noobstante la persistencia de la limpidez celeste. El horizonte estaba, esto sí,muchomáscerca,ycomoahogadoenceniza.Sobreellagoflotabaundensovapor,quealgo

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corregíalaextraordinariasequedaddelaire.Percibíaseclaramentelacombustiblelluvia,entrazosdecobrequevibrabancomoelcordajeinnumerabledeunarpa,ydecuandoencuandomezclábanseconellaligerasflámulas.Humaredasnegrasanunciabanincendiosaquíyallá.Mispájaroscomenzabanamorirdesedyhubedebajarhastaelaljibeparallevarlesagua. El sótano comunicaba con aquel depósito, vasta cisterna que podía resistirmucho al fuego celeste; mas por los conductos que del techo y de los patiosdesembocabanalláhabíasedeslizadoalgúncobre,yelaguateníaungustoparticular,entre natrón y orina, con tendencia a salarse. Bastóme levantar las trampillas demosaicoquecerrabanaquellasvías,paracortaramiaguatodacomunicaciónconelexterior.Esatardeytodalanochefuehorrendoelespectáculodelaciudad.Quemadaensusdomicilios, la gente huía despavorida, para arderse en las calles, en la campiñadesolada;ylapoblaciónagonizóbárbaramente,conayesyclamoresdeunaamplitud,de un horror, de una variedad estupendos. Nada hay tan sublime como la vozhumana.Elderrumbedelosedificios,lacombustióndetantasmercancíasyefectosdiversos, y más que todo la quemazón de tantos cuerpos acabaron por agregar alcataclismo el tormento de su hedor infernal. Al declinar el sol, el aire estaba casinegrodehumoypolvaredas.Lasflámulasquedanzabanporlamañanaentreelcobrepluvial eran ahora llamaradas siniestras. Empezó a soplar un viento ardentísimo,denso, como alquitrán caliente. Parecía que se estuviese en un inmenso hornosombrío.Cielo,tierra,aire:todoacababa.Nohabíamásquetinieblasyfuego.¡Ah,elhorrordeaquellastinieblasquetodoelfuego,elenormefuegodelaciudadardidanoalcanzabaadominar;yaquellafetidezdepingajos,deazufre,degrasacadavéricaenel aire seco que hacía escupir sangre; y aquellos clamores que no sé cómo noacababannunca,aquellosclamoresquecubríanelrumordelincendio,másvastoqueunhuracán,aquellosclamoresenqueaullaban,gemían,bramaban todas lasbestiasconuninefablepavordeeternidad…!Micasaempezabaaarder.Bajé a la cisterna, sin haber perdido hasta entonces mi presencia de ánimo, peroenteramente erizado con todo aquel horror; y al verme de pronto en esa oscuridadamiga,alamparodelafrescura,anteelsilenciodelaguasubterránea,meacometiódepronto unmiedo que no sentía—estoy seguro— desde cuarenta años atrásmiedoinfantildeunapresenciaenemigaydifusaymeechéallorar,allorarcomounloco,allorardemiedo,alláenunrincónsinruboralguno.Nofuesinomuy tarde,cuandoalescucharelderrumbedeun techo,semeocurrióapuntalarlapuertadelsótano.Híceloasíconsupropiaescalerayalgunosbarrotesdelaestantería,devolviéndomeaquelladefensaalgunatranquilidad;noporquehubieradesalvarme,sinoporlabenéficainfluenciadelaacción.Cayendoacadainstanteenmodorras que entrecortaban funestas pesadillas, pasé las horas. Continuamente oíaderrumbesallácerca.Habíaencendidodoslámparasquetrajeconmigo,paradarme

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valor,pueslacisternaeraasazlóbrega.Hastalleguéacomer,bienquesinapetito,losrestosdeunpastel.Encambio,bebímuchaagua.Derepentemislámparasempezaronaamortiguarse,yjuntoconesoelterror,elterrorparalizanteestavez,measaltó.Habíagastado, sinprevenirlo, todami luz,puesnotenía sino aquellas lámparas. No advertí, al descender esa tarde, traerlas todasconmigo.Las luces decrecieron y se apagaron. Entonces advertí que la cisterna empezaba allenarseconelhedordelincendio.Noquedabaotroremedioquesalir;yluego,todo,todoerapreferibleamorirasfixiadocomounaalimañaensucueva.A duras penas conseguí alzar la tapa del sótano que los escombros del comedorcubrían…… Por segunda vez había cesado la lluvia infernal. Pero la ciudad ya no existía.Techos,puertas,grancantidaddemuros,todaslastorresyacíanenruinas.Elsilencioera colosal, un verdadero silencio de catástrofe. Cinco o seis grandes humaredasempinaban aún sus penachos; y bajo el cielo que no se había enturbiado ni unmomento, un cielo cuya crudeza azul certificaba indiferencias eternas, la pobreciudad, mi pobre ciudad, muerta, muerta para siempre, hedía como un verdaderocadáver.La singularidad de la situación, lo enorme del fenómeno, y sin duda también elregocijo de haberme salvado, único entre todos, cohibíanmi dolor reemplazándoloporunacuriosidadsombría.Elarcodemizaguánhabíaquedadoenpie,yasiéndomedelasadarajaspudellegarhastasucima.No quedaba un solo resto combustible y aquello se parecía mucho a un escorialvolcánico.Atrechos,enlosparajesquelacenizanocubría,brillabaconunbermejorde fuegoelmetal llovido.Haciael ladodeldesierto resplandecíahastaperdersedevista un arenal de cobre. En las montañas, a la otra margen del lago, las aguasevaporadas de éste condensábanse en una tormenta. Eran ellas las que habíanmantenidorespirableelaireduranteelcataclismo.Elsolbrillabainmenso,yaquellasoledadempezabaaagobiarmeconunahondadesolación,cuandohaciael ladodelpuerto percibí un bulto que vagaba entre las ruinas. Era un hombre, y habíamepercibidociertamente,puessedirigíaamí.Nohicimosademánalgunodeextrañezacuandollegó,ytrepandoporelarcovinoasentarse conmigo. Tratábase de un piloto, salvado como yo en una bodega, peroapuñaleandoasupropietario.Acababadeagotárseleelaguayporellosalía.Asegurado a este respecto, empecé a interrogarlo. Todos los barcos ardieron, losmuelles, los depósitos; y el lago habíase vuelto amargo. Aunque advertí quehablábamosenvozbaja,nomeatreví—ignoroporqué—alevantarlamía.Ofrecílemibodega,dondequedabanaúndosdocenasde jamones,algunosquesos,todoelvino…De repente notamos una polvareda hacia el lado del desierto.La polvareda de unacarrera.Algunapartidaqueenviaban,quizá,ensocorro,loscompatriotasdeAdamao

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deSeboim.Pronto hubimos de sustituir esta esperanza por un espectáculo tan desolador comopeligroso.Erauntropeldeleones,lasfierassobrevivientesdeldesierto,queacudíanalaciudadcomoaunoasis,furiososdesed,enloquecidosdecataclismo.Lasedynoelhambrelosenfurecía,puespasaronjuntoanosotrossinadvertirnos.Yenquéestadovenían.Nadacomoellosrevelabatanlúgubrementelacatástrofe.Peladoscomogatossarnosos,reducidaaescasoschicharroneslacrin,secoslosijares,enunadesproporcióndecómicosamediovestirconlafieracabezota,elraboagudoycrispadocomoeldeunarataquehuye,lasgarraspustulosas,chorreandosangre—todoaquellodecíaalasclarassustresdíasdehorrorbajoelazoteceleste,alazardelasinsegurascavernasquenohabíanconseguidoampararlos.Rondaban los surtidores secosconundesvaríohumanoensusojos,ybruscamentereemprendían su carrera en busca de otro depósito, agotado también; hasta quesentándose por último en torno del postrero, con el calcinado hocico en alto, lamirada vagorosa de desolación y de eternidad, quejándose al cielo, estoy seguro,pusiéronsearugir.Ah…nada,nielcataclismoconsushorrores,nielclamordelaciudadmoribundaeratanhorrorosocomoesellantodefierasobrelasruinas.Aquellosrugidosteníanunaevidenciadepalabra.Llorabanquiénsabequédoloresdeinconcienciaydedesiertoaalguna divinidad oscura. El alma sucinta de la bestia agregaba a sus terrores demuerteelpavorde lo incomprensible.Si todoestaba lomismo,elsolcotidiano.Elcieloeterno,eldesierto familiar, ¿porquéseardíanyporquénohabíaagua…?Ycareciendodetodaideaderelaciónconlosfenómenos,suhorroreraciego,esdecir,más espantoso. El trasporte de su dolor elevábalos a cierta vaga noción deprovenencia,anteaquelcielodedondehabíaestadocayendolalluviainfernal;ysusrugidos preguntaban ciertamente algo a la cosa tremenda que causaba su padecer.Ah… esos rugidos, lo único de grandioso que conservaban aún aquellas fierasdisminuidas: cuál comentaban el horrendo secreto de la catástrofe; cómointerpretabanensudolor irremediable laeternasoledad,eleternosilencio laeternased…Aquello no debía durarmucho. Elmetal candente empezó a llover de nuevo,máscompacto,máspesadoquenunca.Ennuestrosúbitodescensoalcanzamosaverquelasfierassedesbandabanbuscandoabrigobajolosescombros.Llegamosalabodega,nosinquenosalcanzaranalgunaschispas;ycomprendiendoqueaquelnuevochaparrónibaaconsumarlaruina,medispuseaconcluir.Mientrasmi compañero abusaba de la bodega—por primera y última vez, a buenseguro—decidíaprovecharelaguadelacisternaenmibañofúnebre;ydespuésdebuscarinútilmenteuntrozodejabón,descendíaellaporlaescalinataqueservíaparaefectuarsulimpieza.

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Llevaba conmigo el pomo de veneno, que me causaba un gran bienestar, apenasturbadoporlacuriosidaddelamuerte.Elaguafrescaylaoscuridadmedevolvieronalasvoluptuosidadesdemiexistenciadericoqueacababadeconcluir.Hundidohastaelcuello,elregocijodelalimpiezayunadulceimpresióndedomesticidadacabarondeserenarme.Oíaafueraelhuracándefuego.Comenzabanotravezacaerescombros.Delabodegano llegaba un solo rumor. Percibí en eso un reflejo de llamas que entraban por lapuertadelsótano,elcaracterísticotufourinoso…Llevéelpomoamislabios,y…

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Laestatuadesal

HeaquícómorefirióelperegrinolaverdaderahistoriadelmonjeSosistrato:—Quien no ha pasado alguna vez por el monasterio de San Sabas, diga que noconoce la desolación. Imaginaos un antiquísimo edificio situado sobre el Jordán,cuyasaguassaturadasdearenaamarillentasedeslizanyacasiagotadashaciaelMarMuertoporentrebosquecillosdeterebintosymanzanosdeSodoma.Entodaaquellacomarcanohaymásqueunapalmeracuyacopasobrepasalosmurosdelmonasterio.Unasoledadinfinita,sóloturbadadetardeentardeporelpasodealgunosnómadasquetrasladansusrebaños;unsilenciocolosalqueparecebajardelasmontañas,cuyaeminencia amuralla el horizonte. Cuando sopla el viento del desierto, llueve arenaimpalpable;cuandoelvientoesdellago,todaslasplantasquedancubiertasdesal.Elocasoylaauroraconfúndenseenunamismatristeza.Sóloaquellosquedebenexpiargrandescrímenesarrostransemejantessoledades.Enelconventosepuedeoírmisaycomulgar. Los monjes, que no son ya más que cinco, y todos por lo menossexagenarios,ofrecenalperegrinounamodestacolacióndedátilesfritos,uvas,aguadel río y algunas veces vino de palmera. Jamás salen del monasterio, aunque lastribus vecinas los respetan porque son buenos médicos. Cuando muere alguno, losepultan en las cuevas que hay debajo, a la orilla del río, entre las rocas. En esascuevasanidanahoraparejasdepalomasazules,amigasdelconvento;antes,haceyamuchos años, habitaron en ellas los primeros anacoretas, uno de los cuales fue elmonjeSosistrato,cuyahistoriaheprometidocontaros.AyúdemeNuestraSeñoradelCarmeloyvosotrosescuchadconatención.Loquevaisaoírmelorefiriópalabraporpalabra el hermanoPorfirio, que ahora está sepultado enunade las cuevasdeSanSabas,dondeacabósusantavidaalosochentaañosenlavirtudylapenitencia.Dioslohayaacogidoensugracia.Amén.Sosistratoeraunmonjearmenio,quehabíaresueltopasarsuvidaenlasoledadconvarios jóvenescompañerossuyosdevidamundana,reciénconvertidosa lareligióndel crucificado. Pertenecía, pues, a la fuerte raza de los estilitas.Después de largovagar por el desierto, encontraron un día las cavernas de que os he hablado y seinstalaron en ellas. El agua del Jordán, los frutos de una pequeña hortaliza quecultivabanencomún,bastabanparallenarsusnecesidades.Pasabanlosdíasorandoymeditando.Deaquellasgrutas,surgíancolumnasdeplegarias,queconteníanconsuesfuerzolavacilantebóvedadeloscielospróximaadesplomarsesobrelospecadosdelmundo.Elsacrificiodeaquellosdesterrados,queofrecíandiariamentelamaceracióndesuscarnesylapenadesusayunosalajustairadeDios,paraaplacarla,evitaronmuchaspestes,guerrasyterremotos.Estonolosabenlosimpíosqueríenconligerezadelaspenitenciasdeloscenobitas.Y,sinembargo,lossacrificiosyoracionesdelosjustossonlasclavesdeltechodeluniverso.Alcabodetreintaañosdeausteridadysilencio,Sosistratoysuscompañeroshabían

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alcanzadolasantidad.Eldemonio,vencido,aullabadeimpotenciabajoelpiedelossantos monjes. Éstos fueron acabando sus vidas uno tras otro, hasta que al finSosistrato se quedó solo. Estaba muy viejo, muy pequeñito. Se había vuelto casitransparente. Oraba arrodillado quince horas diarias, y tenía revelaciones. Dospalomasamigastraíanlecadatardealgunosgranosdegranadayselosdabanacomerconelpico.Nadamásquedeesovivía;encambio,olíabiencomounjazmineroporlatarde.Cadaaño,elviernesdoloroso,encontrabaaldespertar,enlacabeceradesulecho de ramas, una copa de oro llena de vino y un pan, con cuyas especiescomulgabaabsorbiéndoseenéxtasis inefables.Jamásse leocurriópensardedóndevendríaaquello,puesbiensabíaqueelSeñorJesúspuedehacerlo.Yaguardandoconunciónperfectaeldíade suascensióna labienaventuranza, continuaba soportandosusaños.Desdehacíamásdecincuenta,ningúncaminantehabíapasadoporallí.Pero una mañana, mientras el monje rezaba con sus palomas, éstas, asustadas depronto,echaronavolarabandonándolo.Unperegrinoacababadellegaralaentradadelacaverna.Sosistrato,despuésdesaludarloconsantaspalabras,loinvitóareposarindicándole un cántaro de agua fresca. El desconocido bebió con ansia, como siestuvieseanonadadodefatiga;ydespuésdeconsumirunpuñadodefrutassecasqueextrajodesualforja,oróencompañíadelmonje.Trascurrieronsietedías.ElcaminanterefiriósuperegrinacióndesdeCesareahastalasorillas del Mar Muerto, terminando la narración con una historia que preocupó aSosistrato.—Hevistoloscadáveresdelasciudadesmalditas—dijounanochesuhuésped—;hemiradohumear elmar comouna hornalla, y he contemplado lleno de espanto a lamujerdesal,lacastigadaesposadeLot.Lamujerestáviva,hermanomío,yyolaheescuchadogemirylahevistosudaralsoldelmediodía.—Cosa parecida cuenta Juvencus en su tratado De Sodoma —dijo en voz bajaSosistrato.—Sí, conozco el pasaje —añadió el peregrino—. Algo más definitivo hay en éltodavía; y de ello resulta que la esposa deLot ha seguido siendo fisiológicamentemujer.Yohepensadoqueseríaobradecaridadlibertarladesucondena…—EslajusticiadeDios—exclamóelsolitario.—¿No vino Cristo a redimir también con su sacrificio los pecados del antiguomundo? —replicó suavemente el viajero, que parecía docto en letras sagradas—.¿AcasoelbautismonolavaigualmenteelpecadocontralaLeyqueelpecadocontraelEvangelio…?Despuésdeestaspalabras,ambosentregáronsealsueño.Fueaquellalaúltimanocheque pasaron juntos. Al siguiente día el desconocido partió, llevando consigo labendicióndeSosistrato;ynonecesitodecirosque,apesardesusbuenasapariencias,aquelfingidoperegrinoeraSatanásenpersona.Elproyectodelmalignofuesutil.Unapreocupacióntenazasaltódesdeaquellanocheelespíritudelsanto.¡Bautizarlaestatuadesal,libertardesusuplicioaquelespíritu

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encadenado!Lacaridadloexigía,larazónargumentaba.Enestaluchatrascurrieronmeses,hastaqueporfinelmonjetuvounavisión.Unángelseleaparecióensueñosyleordenóejecutarelacto.Sosistratooróyayunótresdías,yenlamañanadelcuarto,apoyándoseensubordónde acacia, tomó, costeando el Jordán, la senda delMarMuerto.La jornada no eralarga, pero sus piernas cansadas apenas podían sostenerlo.Asímarchódurante dosdías.Las fielespalomascontinuabanalimentándolocomodeordinario,y él rezabamucho,profundamente,puesaquellaresoluciónafligíaloenextremo.Porfin,cuandosuspiesibanafaltarle,lasmontañasseabrieronyellagoapareció.Losesqueletosdelasciudadesdestruidasibanpocoapocodesvaneciéndose.Algunaspiedras quemadas era todo lo que restaba ya: trozos de arcos, hileras de adobescarcomidosporlasalycimentadosenbetún…Elmonjereparóapenasensemejantesrestos,queprocuróevitara findequesuspiesnosemanchasena sucontacto.Derepente,todosuviejocuerpotembló.Acababadeadvertirhaciaelsur,fuerayadelosescombros, en un recodo de lasmontañas desde el cual apenas se los percibía, lasiluetadelaestatua.Bajo su manto petrificado, que el tiempo había roído, era larga y fina como unfantasma.Elsolbrillabaconlímpidaincandescencia,calcinandolasrocas,haciendoespejearlacapasalobrequecubríalashojasdelosterebintos.Aquellosarbustos,bajolareverberaciónmeridiana,parecíandeplata.Enelcielonohabíaunasolanube.Lasaguasamargasdormíanen sucaracterística inmovilidad.Cuandoelviento soplaba,podíaescucharseenellas,decíanlosperegrinos,cómoselamentabanlosespectrosdelasciudades.Sosistratoseaproximóalaestatua.Elviajerohabíadichoverdad.Unahumedadtibiacubría su rostro. Aquellos ojos blancos, aquellos labios blancos, estabancompletamenteinmóvilesbajolainvasióndelapiedraenelsueñodesussiglos.Niunindiciodevidasalíadeaquellaroca.Elsollaquemabacontenacidadimplacable,siempre igual desde hacía miles de años; y sin embargo, ¡esa efigie estaba viva,puestoquesudaba!Semejantesueñoresumíaelmisteriodelosespantosbíblicos.Lacólera de Jehová había pasado sobre aquel ser, espantosa amalgama de carne y depeñasco.¿Noeratemeridadelintentodeturbaresesueño?¿Nocaeríaelpecadodelamujermaldita sobre el insensato que procuraba redimirla?Despertar elmisterio esunalocuracriminal,talvezunatentacióndelinfierno.Sosistrato,llenodecongoja,searrodillóaorarenlasombradeunbosquecillo…Cómoseverificóelacto,nooslovoyadecir.Sabedúnicamenteque,cuandoelaguasacramental cayó sobre la estatua, la sal se disolvió lentamente, y a los ojos delsolitarioaparecióunamujer,viejacomolaeternidad,envueltaenandrajosterribles,deunalividezdeceniza,flacaytemblorosa,llenadesiglos.Elmonje,quehabíavistoaldemoniosinmiedo,sintióelpavordeaquellaaparición.Eraelpuebloréproboloqueselevantabaenella.¡Esosojosvieronlacombustióndelosazufresllovidosporlacóleradivinasobrelaignominiadelasciudades;esosandrajosestabantejidoscon

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elpelodeloscamellosdeLot;esospieshollaronlascenizasdelincendiodelEterno!Ylaespantosamujerlehablóconsuvozantigua.Yano recordaba nada. Sólo una vaga visión del incendio, una sensación tenebrosadespertada a la vista de aquel mar. Su alma estaba vestida de confusión. Habíadormido mucho, un sueño negro como el sepulcro. Sufría sin saber por qué, enaquella sumersión de pesadilla. Ese monje acababa de salvarla. Lo sentía. Era loúnico claro en su visión reciente. Y el mar… el incendio… la catástrofe… lasciudadesardidas…Todoaquellosedesvanecíaenunaclaravisióndemuerte.Ibaamorir.Estabasalvada,pues.¡Yeraelmonjequienlahabíasalvado!Sosistrato temblaba, formidable. Una llama roja incendiaba sus pupilas. El pasadoacababadedesvanecerseenél,comosielvientodefuegohubierabarridosualma.Ysóloesteconvencimientoocupabasuconciencia:¡lamujerdeLotestabaallí!Elsoldescendíahacialasmontañas.Púrpurasdeincendiomanchabanelhorizonte.Losdíastrágicos revivían en aquel aparato de llamaradas. Era como una resurrección delcastigo, reflejándose por segunda vez sobre las aguas del lago amargo. Sosistratoacababaderetrocederenlossiglos.Recordaba.Habíasidoactorenlacatástrofe.Yesamujer…¡esamujerleeraconocida!Entoncesunansiaespantosalequemólascarnes.Sulenguahabló,dirigiéndosealaespectralresucitada:—Mujer,respóndemeunasolapalabra.—Habla…Pregunta…—¿Responderás?—Sí;habla.¡Mehassalvado!Losojosdel anacoretabrillaron, como si en ellos se concentrase el resplandorqueincendiabalasmontañas.—Mujer,dimequévistecuandoturostrosevolvióparamirar.Unavozanudadadeangustialerespondió:—Oh,no…PorElohim,¡noquierassaberlo!—¡Dimequéviste!—No…no…¡Seríaelabismo!—Yoquieroelabismo.—Eslamuerte…—¡Dimequéviste!—¡Nopuedo…noquiero!—Yotehesalvado.—No…no…Elsolacababadeponerse.—¡Habla!La mujer se aproximó. Su voz parecía cubierta de polvo; se apagaba, secrepusculizaba,agonizando.—¡Porlascenizasdetuspadres…!

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—¡Habla!Entoncesaquelespectroaproximósubocaaloídodelcenobitaydijounapalabra.YSosistrato, fulminado, anonadado, sin arrojar un grito, cayó muerto. Roguemos aDiosporsualma.

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LoscaballosdeAbdera

Abdera, la ciudadTracia delEgeo, que actualmente esBalastra y que no debe serconfundidaconsutocayabética,eracélebreporsuscaballos.DescollarenTraciaporsuscaballosnoerapoco;yelladescollabahastaserúnica.Los habitantes todos tenían a gala la educaciónde tan noble animal; y esta pasióncultivada a porfía durante largos años había producido efectos maravillosos. Loscaballos de Abdera gozaban de fama excepcional, y todas las poblaciones tracias,desde los cicones hasta los bisaltos, eran tributarios en esto de los bistones,pobladoresdelamencionadaciudad.Debeañadirsequesemejanteindustria,uniendoelprovechoalasatisfacción,ocupabadesdeelreyhastaelúltimociudadano.Estascircunstanciashabíancontribuidotambiénaintimarlasrelacionesentreelbrutoysusdueños,muchomásde loqueerayeshabitualparael restode lasnaciones,llegandoaconsiderarselascaballerizascomounensanchedelhogar,yextremándoselasnaturalesexageraciones,detodapasión,hastaadmitircaballosenlamesa.Eran verdaderamente notables corceles, pero bestias al fin. Otros dormían encobertores de biso; algunos pesebres tenían frescos sencillos, pues no pocosveterinarios sostenían el gusto artístico de la raza caballar, y el cementerio equinoostentabaentrepompasburguesas,ciertamenterecargadas,dosotresobrasmaestras.El templo más hermoso de la ciudad estaba consagrado a Arión, el caballo queNeptunohizo salir de la tierra conungolpede su tridente; y creoque lamodaderematar lasproasencabezasdecaballo tenga igualprovenencia; siendoseguro, entodo caso, que los bajos relieves hípicos fueron el ornamentomás común de todaaquellaarquitectura.Elmonarcaeraquiensemostrabamásdecididoporloscorceles,llegando hasta tolerar a los suyos verdaderos crímenes que los volvieronsingularmente bravíos; de tal modo que los nombres de Podargos y de Lampónfigurabanenfábulassombrías;puesesdelcasodecirqueloscaballosteníannombrescomopersonas.Tan amaestrados estaban aquellos animales, que las bridas eran innecesarias;conservándolas únicamente como adornos, muy apreciados desde luego por losmismos caballos. La palabra era el medio usual de comunicación con ellos; yobservándose que la libertad favorecía el desarrollo de sus buenas condiciones,dejábanlostodoeltiemponorequeridoporlaalbardaoelarnés,enlibertaddecruzara sus anchas las magníficas praderas formadas en el suburbio, a la orilla delKossínites,parasurecreoyalimentación.Asondetrompalosconvocabancuandoeramenester,yasíparaeltrabajocomoparael pienso eran exactísimos. Rayaba en lo increíble su habilidad para toda clase dejuegos de circo y hasta de salón, su bravura en los combates, su discreción en lasceremonias solemnes. Así, el hipódromo deAbdera tanto como sus compañías devolatines; su caballería acorazada de bronce y sus sepelios habían alcanzado talrenombre,quedetodaspartesacudíagenteaadmirarlos:méritocompartidoporigual

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entredomadoresycorceles.Aquella educación persistente, aquel forzado despliegue de condiciones, y paradecirlo todo en una palabra, aquella humanización de la raza equina, ibanengendrandounfenómenoque losbistonesfestejabancomootraglorianacional: lainteligencia de los caballos comenzaba a desarrollarse pareja con su conciencia,produciendocasosanormalesquedabanpábuloalcomentariogeneral.Unayeguahabíaexigidoespejosensupesebre,arrancándolosconlosdientesdelapropia alcoba patronal y destruyendo a coces los de tres paineles cuando no lehicieronelgusto.Concedidoelcapricho,dabamuestrasdecoqueteríaperfectamentevisible.Balios,elmásbellopotrodelacomarca,unblancoeleganteysentimentalqueteníados campañas militares y manifestaba regocijo ante el recitado de hexámetrosheroicos,acababademorirdeamorporunadama.Eralamujerdeungeneral,dueñodelenamoradobruto,yporciertonoocultabaelsuceso.Hastasecreíaquehalagabasuvanidad,siendoestomuynaturalporotraparteenlaecuestremetrópoli.Señalábase igualmente casos de infanticidio, que aumentando en forma alarmante,fuenecesariocorregirconlapresenciadeviejasmulasadoptivas;ungustocrecienteporelpescadoyporelcáñamocuyasplantacionessaqueabanlosanimales;yvariasrebeliones aisladasquehubode corregirse, siendo insuficiente el látigo, pormediodel hierro candente. Esto último fue en aumento, pues el instinto de rebeliónprogresabaapesardetodo.Los bistones,más encantados cada vez con sus caballos, no paraban tintes en eso.Otros hechos más significativos produjéronse de allí a poco. Dos o tres atalajeshabían hecho causa común contra un carretero que azotaba su yegua rebelde. Loscaballosresistíansecadavezmásalengancheyalyugo,detalmodoqueempezóapreferirse el asno.Había animalesquenoaceptabandeterminadoapero;mas comopertenecíana losricos,sediferíaasurebelióncomentándolamimosamentea títulodecapricho.Undíaloscaballosnovinieronalsondelatrompa,yfuemenesterconstreñirlosporlafuerza;perolossubsiguientes,nosereprodujolarebelión.Alfinéstaocurrióciertavezquelamareacubriólaplayadepescadomuertocomosolía suceder. Los caballos se hartaron de eso, y se los vio regresar al camposuburbanoconlentitudsombría.Medianocheeracuandoestallóelsingularconflicto.Deprontoun trueno sordoypersistente conmovióel ámbitode la ciudad.Eraquetodosloscaballossehabíanpuestoenmovimientoalavezparaasaltarla;peroestosesupo luego, inadvertido al principio en la sombra de la noche y la sorpresa de loinesperado.Como laspraderasdepastoreoquedabanentre lasmurallas,nadapudocontener laagresión;yañadidoaestoelconocimientominuciosoquelosanimalesteníandelosdomicilios,ambascosasacrecentaronlacatástrofe.

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Nochememorable entre todas, sus horrores sólo aparecieron cuando el día vino aponerlosenevidencia,multiplicándolosaun.Laspuertasreventadasacocesyacíanporelsuelo,dandopasoaferocesmanadasquese sucedían casi sin interrupción. Había corrido sangre, pues no pocos vecinoscayeron aplastados bajo el casco y los dientes de la banda en cuyas filas causaronestragostambiénlasarmashumanas.Conmovidade tropeles, laciudadoscurecíasecon lapolvaredaqueengendraban;yunextrañotumultoformadoporgritosdecóleraodedolor,relinchosvariadoscomopalabras a los cualesmezclábase uno que otro doloroso rebuzno, y estampidos decocessobrelaspuertasatacadas,uníasuespantoalpavorvisibledelacatástrofe.Unaespeciedeterremotoincesantehacíavibrarelsueloconeltrotedelamasarebelde,exaltadoaratoscomoenráfagahuracanadaporfrenéticostropelessindirecciónysinobjeto; pues habiendo saqueado todos los plantíos de cáñamo y hasta algunasbodegas que codiciaban aquellos corceles pervertidos por los refinamientos de lamesa,gruposdeanimalesebriosacelerabanlaobradedestrucción.Yporelladodelmareraimposiblehuir.Loscaballos,conociendolamisióndelasnaves,cerrabanelaccesodelpuerto.Sólo la fortaleza permanecía incólume y empezábase a organizar en ella laresistencia.Por loprontocubríasededardosa todocaballoquecruzabaporallá;ycuandocaíacerca,eraarrastradoalinteriorcomovitualla.Entre losvecinosrefugiadoscirculabanlosmásextrañosrumores.Elprimerataqueno fue sino un saqueo. Derribadas las puertas, las manadas introducíanse en lashabitaciones,atentassóloalascolgadurassuntuosasconqueintentabanrevestirse,alasjoyasyobjetosbrillantes.Laoposiciónasusdesigniosfueloquesuscitósufuria.Otros hablaban de monstruosos amores, de mujeres asaltadas y aplastadas en suspropios lechos con ímpetu bestial; y hasta se señalaba una noble doncella quesollozandonarrabaentredoscrisissupercance:eldespertarenlaalcobaalamedialuz de la lámpara, rozados sus labios por la innoble jeta de un potro negro querespingaba de placer el belfo enseñando su dentadura asquerosa; su grito de pavoranteaquellabestiaconvertidaenfiera,conelresplandorhumanoymalévolodesusojos incendiados de lubricidad; el mar de sangre con que la inundara al caeratravesadoporlaespadadeunservidor…Mencionábanse varios asesinatos en que las yeguas se habían divertido con sañafemenil, despachurrando a mordiscos las víctimas. Los asnos habían sidoexterminados, y las mulas subleváronse también, pero con torpeza inconsciente,destruyendopordestruir,yparticularmenteencarnizadascontralosperros.El tronar de las carreras locas seguía estremeciendo la ciudad, y el fragor de losderrumbesibaaumentando.Eraurgenteorganizarunasalida,pormásqueelnúmeroy la fuerza de los asaltantes la hiciera singularmente peligrosa, si no se queríaabandonarlaciudadalamásinsensatadestrucción.Loshombresempezaronaarmarse;mas,pasadoelprimermomentodelicencia,los

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caballoshabíansedecididoaatacartambién.Un brusco silencio precedió al asalto. Desde la fortaleza distinguían el terribleejército que se congregaba, no sin trabajo, en el hipódromo. Aquello tardó variashoras,puescuandotodoparecíadispuesto,súbitoscorcovosyagudísimosrelinchoscuyacausaeraimposiblediscernir,desordenabanprofundamentelasfilas.Elsoldeclinabaya,cuandoseprodujolaprimeracarga.Nofue,sisepermitelafrase,másqueunademostración,pueslosanimaleslimitáronseapasarcorriendofrentealafortaleza.Encambio,quedaronacribilladosporlassaetasdelosdefensores.Desdeelmásremotoextremodelaciudadlanzáronseotravez,ysuchoquecontralasdefensas fue formidable.La fortaleza retumbóenterabajoaquella tempestadde loscascos, y sus recias murallas dóricas quedaron, a decir verdad, profundamentetrabajadas.Sobrevinounrechazo,alcualsucediómuyluegounnuevoataque.Losquedemolíanerancaballosymulosherradosquecaíanadocenas;perosusfilascerrábanseconencarnizamientofurioso,sinquelamasaparecieradisminuir.Lopeorera que algunos habían conseguido vestir sus bardas de combate en cuyamalla deaceroseembotabanlosdardos.Otrosllevabanjironesdetelavistosa,otroscollares;ypuerilesensumismofuror,ensayabaninesperadosretozos.Desde las murallas los conocían. ¡Dinos, Aethon, Ameteo, Xanthos! Y ellossaludaban, relinchaban gozosamente, enarcaban la cola, cargando en seguida confogosos respingos.Uno,un jefe ciertamente, irguióse sobre suscorvejones, caminóasíuntrechomanoteandogallardamentealairecomosidanzaraunmarcialbalisteo,contorneandoel cuellocon serpentinaelegancia,hastaqueundardo se le clavóenmediodelpecho…Entretanto,elataqueibatriunfando.Lasmurallasempezabanaceder.Súbitamenteunaalarmaparalizóalasbestias.Unassobreotras,apoyándoseenancasy lomos, alargaron sus cuellos hacia la alameda que bordeaba la margen delKossínites;ylosdefensoresvolviéndosehacialamismadirección,contemplaronuntremendoespectáculo.Dominandolaarboledanegra,espantosasobreelcielodelatarde,unacolosalcabezade león miraba hacia la ciudad. Era una de esas fieras antediluvianas cuyosejemplares,cadavezmásraros,devastabandetiempoentiempolosmontesRódopes.Mas nunca se había visto nada tanmonstruoso, pues aquella cabeza dominaba losmás altos árboles, mezclando a las hojas teñidas de crepúsculo las greñas de sumelena.Brillaban claramente sus enormes colmillos, percibíanse sus ojos fruncidos ante laluz, llegaba en el hálitode la brisa suolor bravío. Inmóvil entre la palpitacióndelfollaje,herrumbradaporelsolcasihastadorarsesugigantescacrin,alzábaseanteelhorizonte como uno de esos bloques en que el pelasgo, contemporáneo de lasmontañas,esculpiósusbárbarasdivinidades.Yderepenteempezóaandar,lentocomoelocéano.Oíaseelrumordelafrondaque

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su pecho apartaba, su aliento de fragua que iba sin duda a estremecer la ciudadcambiándoseenrugido.A pesar de su fuerza prodigiosa y de su número, los caballos sublevados noresistieron semejante aproximación. Un solo ímpetu los arrastró por la playa, endireccióna laMacedonia, levantandounverdaderohuracándearenaydeespuma,puesnopocosdisparábanseatravésdelasolas.En la fortaleza reinaba el pánico. ¿Qué podrían contra semejante enemigo? ¿Quégoznedebronceresistiríaasusmandíbulas?¿Quémuroasusgarras…?Comenzaban ya a preferir el pasado riesgo (al fin era una lucha contra bestiascivilizadas) sin aliento ni para enflechar sus arcos, cuando elmonstruo salió de laalameda.No fue un rugido lo que brotó de sus fauces, sino un grito de guerra humano: elbélico «¡alalé!» de los combates, al que respondieron con regocijo triunfal los«hoyohei»ylos«hoyotohó»delafortaleza.¡Gloriosoprodigio!Bajolacabezadelfelino,irradiabaluzsuperiorelrostrodeunnumen;ymezcladossoberbiamenteconlaflavapiel,resaltabansupechomarmóreo,susbrazosdeencina,susmuslosestupendos.Yungrito,unsologritodelibertad,dereconocimiento,deorgullo,llenólatarde:—¡Hércules,esHérculesquellega!

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Unfenómenoinexplicable

Hacedeestoonceaños.ViajabaporlaregiónagrícolaquesedividenlasprovinciasdeCórdobaySantaFe,provistodelasrecomendacionesindispensablesparaescapara las horribles posadas de aquellas colonias en formación.Mi estómago, derrotadopor los invariables salpicones con hinojo y las fatales nueces del postre, exigíafundamentalesrefacciones.Miúltimaperegrinacióndebíaefectuarsebajolospeoresauspicios. Nadie sabía indicarme un albergue en la población hacia donde iba adirigirme.Sinembargo,lascircunstanciasapremiaban,cuandoeljuezdepaz,quemeprofesabaciertasimpatía,vinoenmiauxilio.—Conozcoallá—medijo—unseñoringlésviudoysolo.Poseeunacasa,lomejor,de lacolonia,yvarios terrenosdenoescasovalor.Algunosserviciosquemicargome puso en situación de prestarle serán buen pretexto para la recomendación queusteddesea,yquesieseficazleproporcionaraexcelentehospedaje.Digosieseficaz,puesmihombre,noobstantesuscualidades,sueletenersulunaenciertasocasiones,siendo,además,extraordinariamentereservado.Nadiehapodidopenetrarensucasamás allá del dormitorio donde instala a sus huéspedesmuy escasos por otra parte.Todoestoquieredecirquevaustedencondicionesnadaventajosas,peroescuantopuedosuministrarle.Eléxitoespuramentecasual.Contodo,siustedquiereunacartaderecomendación…Acepté y emprendí acto continuo mi viaje, llegando al punto de destino horasdespués.Nadateníadeatrayenteellugar.Laestaciónconsutechodetejascoloradas;suandéncrujientedecarbonilla;susemáforoaladerecha,supozoalaizquierda.Enladoblevía del frente, media docena de vagones que aguardaban la cosecha. Más allá elgalpón, bloqueado por bolsas de trigo.A raíz del terraplén, la pampa con su coloramarillentocomounpañuelodeyerbas;casitassin revoquediseminadasa lo lejos,cadaunaconsuparvaalcostado;sobreelhorizonte,el festóndehumodel trenenmarcha,yunsilenciodepacíficaenormidadentonandoelcolorruraldelpaisaje.Aquelloeravulgarmentesimétricocomotodaslasfundacionesrecientes.Notábanserayasdemensuraenesafisonomíadepraderaotoñal.Algunoscolonosllegabanalaestafeta en busca de cartas. Pregunté a uno por la casa consabida, obteniendoinmediatamentelasseñas.Notéenelmododereferirseamihuéspedqueseloteníaporhombreconsiderable.Novivíalejosdelaestación.Unasdiezcuadrasmásallá,haciaeloeste,alextremodeuncaminopolvorosoqueconlatardetomabacoloracioneslilas,distinguílacasacon su parapeto y su cornisa, de cierta gallardía exótica entre las viviendascircundantes;su jardínalfrente;elpatio interiorrodeadoporunaparedtras lacualsobresalíanramasdeduraznero.Elconjuntoeraagradableyfresco;perotodoparecíadeshabitado.Enelsilenciodelatarde,allásobrelacampiñadesierta,aquellacasita,noobstantesuaspectodechaletindustrioso;teníaunaespeciedetristedulzura,algo

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desepulcronuevoenelemplazamientodeunantiguocementerio.Cuando llegué a la verja noté que en el jardín había rosas, rosas de otoño cuyoperfume aliviaba como una caridad la fatigosa exhalación de las trillas. Entre lasplantas que casi podía tocar con la mano crecía libremente la hierba; y una palacubiertadeóxidoyacíacontralapared,consucaboenteramenteliadoporunaguíadeenredadera.Empujélapuertadereja,atraveséeljardín,ynosinciertaimpresiónvagadetemorfui a golpear la puerta interna. Pasaronminutos. El viento se puso a silbar en unarendija,agravandolasoledad.Aunsegundollamado,sentípasos;ypocodespuéslapuerta se abría con un ruido de madera reseca. El dueño de casa apareciósaludándome.Presenté mi carta.Mientras leía, pude observarlo a mis anchas. Cabeza elevada ycalva;rostroafeitadodeclergyman;labiosgenerosos,narizaustera.Debíadeseruntantomístico.Susprotuberanciassuperciliaresequilibrabanconunarectaexpresiónde tendencias impulsivas el desdén imperioso de su mentón. Definido por susinclinaciones profesionales, aquel hombre podía ser lo mismo un militar que unmisionero.Hubieradeseadomirarsusmanosparacompletarmiimpresión,massólopodíaverlasporeldorso.Enteradode lacarta,meinvitóapasar,y todoelrestodemipermanencia,hasta lahora de comer, quedó ocupado pormis arreglos personales. En lamesa fue dondeempecéanotaralgoextraño.Mientrascomíamos,advertíquenoobstantesuperfectacortesía,algopreocupabaamiinterlocutor.Sumiradainvariablementedirigida,haciaunángulodelahabitaciónmanifestabaciertaangustia;perocomosu sombradabaprecisamenteenesepunto,mismiradasfurtivasnadapudierondescubrir.Porlodemás,bienpodíanoseraquellosinounadistracciónhabitual.Laconversaciónseguíaentonobastanteanimado,sinembargo.Tratábasedelcóleraque por entonces azotaba los pueblos cercanos. Mi huésped era homeópata y nodisimulaba su satisfacción por haber encontrado en mí uno del gremio. A estepropósito, cierta frase del diálogo hizo variar su tendencia. La acción de las dosisreducidasacababadesugerirmeunargumentoquemeapresuréaexponer.—La influencia que sobre el péndulo de Rutter —dije concluyendo una frase—ejerce laproximidadde cualquier sustancianodependede la cantidad.Unglóbulohomeopáticodeterminaoscilacionesigualesalasqueproduciríaunadosisquinientasomilvecesmayor.Advertíalmomentoqueacababadeinteresarconmiobservación.Eldueñodecasamemirabaahora.—Sin embargo —respondió—, Reichenbach ha contestado negativamente esaprueba.SupongoquehaleídoustedaReichenbach.—Loheleído,sí;heatendidosuscríticas,heensayado,ymiaparato,confirmandoaRutter,mehademostradoqueelerrorprocedíadelsabioalemán,nodel inglés.La

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causade semejante error es sencillísima, tantoqueme sorprende cómonodio conellaelilustredescubridordelaparafinaydelacreosota.Aquí,sonrisademihuésped:pruebaterminantedequenosentendíamos.—¿UsóustedelprimitivopéndulodeRutter,oelperfeccionadoporeldoctorLeger?—Elsegundo—respondí.—Es mejor. ¿Y cuál sería, según sus investigaciones, la causa del error deReichenbach?—Ésta:lossensitivosconqueoperabainfluíansobreelaparato,sugestionándoseporla cantidad del cuerpo estudiado. Si la oscilación provocada por un escrúpulo demagnesia,supongamos,alcanzabaunaamplituddecuatrolíneas,lasideascorrientessobre la relación entre causa y efecto exigían que la oscilación aumentara enproporciónconlacantidad:diezgramos,porejemplo.Lossensitivosdelbaróneranindividuos nada versados por lo común en especulaciones científicas; y quienespractican experiencias así saben cuán poderosamente influyen sobre tales personaslasideastenidasporverdaderas,sobretodosisonlógicas.Aquí esta pues, la causa del error. El péndulo no obedece a la cantidad, sino a lanaturaleza del cuerpo estudiado solamente; pero cuando el sensitivo cree que lacantidadmayor influye, aumenta el efecto, pues toda creencia es una volición.Unpéndulo,anteelcualelsujetooperasinconocerlasvariacionesdecantidad,confirmaaRutter.Desaparecidalaalucinación…—Oh, ya tenemos aquí la alucinación —dijo mi interlocutor con manifiestodesagrado.—Nosoydelosqueexplicantodoporlaalucinación,alomenosconfundiéndolaconlasubjetividad,comofrecuentementeocurre.Laalucinaciónesparamíunafuerza,másqueunestadodeánimo,yasíconsiderada,seexplicapormediodeellabuenaporcióndefenómenos.Creoqueesladoctrinajusta.—Desgraciadamenteesfalsa.Mireusted,yoconocíaHome,elmédium,enLondres,allá por 1872. Seguí luego con vivo interés las experiencias de Crookes, bajo uncriterioradicalmentematerialista;perolaevidenciasemeimpusoconmotivodelosfenómenosdel 74.La alucinaciónnobasta para explicarlo todo.Créameusted, lasaparicionessonautónomas…—Permítameunapequeñadigresión—interrumpí,encontrandoenaquellosrecuerdosuna oportunidad para comprobar mis deducciones sobre el personaje—: quierohacerle una pregunta, que no exige desde luego contestación, si es indiscreta. ¿Hasidoustedmilitar…?—Pocotiempo;lleguéasubtenientedelejércitodelaIndia.—Porcierto,laIndiaseríaparausteduncampodecuriososestudios.—No;laguerracerrabaelcaminodelTibet,adondehubiesequeridollegarfui;hastaCawnpore, nada más. Por motivos de salud, regresé muy luego a Inglaterra; deInglaterrapaséaChileen1879,yporúltimoaestepaísen1888.—¿EnfermóustedenlaIndia?

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—Sí—respondiócontristezaelantiguomilitar,clavandonuevamentesusojosenelrincóndelaposento.—¿Elcólera…?—insistí.Apoyóél lacabezaenlamanoizquierda,miróporsobremí,vagamente.Supulgarcomenzóamoverseentrelosraloscabellosdelanuca.Comprendíqueibaahacermeuna confidencia de la cual eran prólogo aquellos ademanes, y esperé. Afuerachirriabaungrilloenlaoscuridad.—Fue algo peor todavía —comenzó mi huésped—. Fue el misterio. Pronto harácuarenta añosynadie lo ha sabidohasta ahora. ¿Paraquédecirlo?No lo hubieranentendido,creyéndomelocoporlomenos.Nosoyuntriste;soyundesesperado.Mimujerfallecióhaceochoaños,ignorandoelmalquemedevoraba,yafortunadamenteno he tenido hijos. Encuentro en usted por primera vez un hombre capaz decomprenderme.Meinclinéagradecido.—¡Es tan hermosa la ciencia, la ciencia libre, sin capilla y sin academia! Y noobstante,estáusted todavíaen losumbrales.LosfluidosódicosdeReichenbachnosonmásqueelprólogo.Elcasoquevaustedaconocerlerevelaráhastadóndepuedellegarse.El narrador se conmovía. Mezclaba frases inglesas a su castellano un tantogramatical. Los incisos adquirían una tendencia imperiosa, una plenitud rítmicaextrañaenaquelacentoextranjero.—En febrerode1858—continuó—fuecuandoperdí todamialegría.Habráustedoídohablarde losyoghis,esossingularesmendigoscuyavidasecomparteentreelespionaje y la taumaturgia. Los viajeros han popularizado sus hazañas, que seríainútilrepetir.Pero¿sabeenquéconsistelabasedesuspoderes?—Creo que en la facultad de producir cuando quieren el autosonambulismo,volviéndosedetalmodoinsensibles,videntes…—Esexacto.Puesbien,yovioperaralosyoghisencondicionesqueimposibilitabantodasuperchería.Lleguéhastafotografiar lasescenas,ylaplacareprodujotodo,talcualyolohabíavisto.Laalucinaciónresultaba,así;imposible,pueslosingredientesquímicos no se alucinan… Entonces quise desarrollar idénticos poderes. He sidosiempreaudaz,yluegonoestabaentoncesensituacióndeapreciarlasconsecuencias.Puse,pues,manosalaobra.—¿Porcuálmétodo?Sinresponderme,continuó:—Losresultadosfueronsorprendentes.Enpocotiempolleguéadormir.Alcabodedosañosproducíalatraslaciónconsciente.Peroaquellasprácticasmehabíanllevadoalcolmodelainquietud.Mesentíaespantosamentedesamparado,yconlaseguridadde una cosa adversa mezclada a mi vida como un veneno. Al mismo tiempo,devorábamelacuriosidad.Estabaenlapendienteyyanopodíadetenerme.Porunacontinua tensióndevoluntad, conseguía salvar las aparienciasanteelmundo.Más,

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poco a poco, el poder despertado en mí se volvía más rebelde…Una distracciónprolongada ocasionaba el desdoblamiento. Sentíami personalidad fuera demí,micuerpo venía a ser algo así como una afirmación del no yo, diré expresandoconcretamente aquel estado. Como las impresiones se avivaban, produciéndomeangustiosa lucidez,resolvíunanochevermidoble.Verquéera loquesalíademí,siendoyomismo,duranteelsueñoextático.—¿Ypudoconseguirlo?—Fueuna tarde, casi de noche ya.El desprendimiento se produjo con la facilidadacostumbrada. Cuando recobré la conciencia, ante mí, en un rincón del aposento,había una forma. Y esa forma era un mono, un horrible animal que me mirabafijamente.Desdeentoncesnoseapartademí.Loveoconstantemente.Soysupresa.A donde quiera él va, voy conmigo, con él. Está siempre ahí. Me miraconstantemente, pero no se le acerca jamás, no se mueve jamás, no me muevojamás…Subrayo los pronombres trocados en la última frase, tal como la oí. Una sinceraaflicciónmeembargaba.Aquelhombrepadecía,enefecto,unasugestiónatroz.—Cálmese usted —le dije aparentando confianza—. La reintegración no esimposible.—¡Oh,sí!—respondióconamargura—.Estoyaesviejo.Figúrese,usted,heperdidoelconceptode launidad.Séquedosydossoncuatro,por recuerdo;peroyano losiento.Elmás sencillo problemade aritmética carece de sentido paramí, puesmefaltalaconviccióndelacantidad.Ytodavíasufrocosasmásraras.Cuandometomouna mano con la otra, por ejemplo, siento que aquélla es distinta, como sipertenecieraaotrapersonaquenosoyyo.Avecesveolascosasdobles,porquecadaojoprocedesinrelaciónconelotro…Era, a no dudarlo, un caso curioso de locura, que no excluía el más perfectoraciocinio.—Pero,enfin,¿esemono…?—preguntéparaagotarelasunto.—Es negro como mi propia sombra, y melancólico al modo de un hombre. Ladescripciónesexacta,porqueloestoyviendoahoramismo.Suestaturaesmediana,sucaracomotodaslascarasdemono.Perosiento,noobstante,quesepareceamí.Habloconenterodominiodemímismo.¡Eseanimalsepareceamí!Aquelhombre,enefecto,estabasereno;ysinembargo,laideadeunacarasimiescaformaba tanviolentocontrasteconsu rostrodeaventajadoángulo facial, sucráneoelevadoysunarizrecta,quelaincredulidadseimponíaporestacircunstancia,másaunqueporloabsurdodelaalucinación.El notó perfectamente mi estado; púsose de pie como adoptando una resolucióndefinitiva:—Voya caminar por este cuarto, paraqueusted lovea.Observemi sombra, se loruego.Levantó la luz de la lámpara, hizo rodar lamesa hasta un extremo del comedor y

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comenzó a pasearse. Entonces, la más grande de las sorpresas me embargó. ¡Lasombradeaquelsujetonosemovía!Proyectadasobreelrincón,delacinturaarriba,y con la parte inferior sobre el piso de madera clara, parecía una membrana,alargándose y acortándose según la mayor o menor proximidad de su dueño. Nopodía yo notar desplazamiento alguno bajo las incidencias de luz en que a cadamomentoseencontrabaelhombre.Alarmadoalsuponermevíctimadetamañalocura,resolvídesimpresionarmeyversihacíaalgoparecidoconmihuésped,pormediodeunexperimentodecisivo.Pedílequemedejaraobtenersusiluetapasandounlápizsobreelperfildelasombra.Concedidoelpermiso,fijéunpapelconcuatromigasdepanmojadohastaconseguirlamásperfectaadherenciaposiblealapared,ydemaneraquelasombradelrostroquedaseenelcentromismodelahoja.Quería,comoseve,probarporlaidentidaddelperfilentrelacaraysusombra(estosaltabaalavista,peroelalucinadososteníalocontrario)elorigendedichasombra,conintencióndeexplicarluegosuinmovilidadasegurándomeunabaseexacta.Mentiría si dijera que mis dedos no temblaron un poco al posarse en la manchasombría,queporlodemásdiseñabaperfectamenteelperfildemiinterlocutor;peroafirmo con entera certeza que el pulso nome falló en el trazado.Hice la línea sinlevantarlamano,conunlápizHardmuthazul,ynodespeguélahoja,concluidoquelohube,hastanohallarmeconvencido,porunaescrupulosaobservación,dequemitrazocoincidíaperfectamenteconelperfildelasombra,yésteconeldelacaradelalucinado.Mi huésped seguía la experiencia con inmenso interés. Cuandome aproximé a lamesa,vi temblar susmanosdeemocióncontenida.El corazónmepalpitaba, comopresintiendouninfaustodesenlace.—Nomireusted—dije.—¡Miraré!—me respondió con un acento tan imperioso, que a pesarmío puse elpapelantelaluz.Ambospalidecimosdeunamanerahorrible.Allí,antenuestrosojos,larayadelápiztrazabaunafrentedeprimida,unanarizchata,unhocicobestial.¡Elmono!¡Lacosamaldita!Yconstequeyonosédibujar.

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Francesca

ConocíloenForli,adondehabíaidoparavisitarelfamososalónmunicipaldecoradoporRafael.Era un estudiante italiano, perfecto en su género. La conversación sobrevino apropósitodeundatosobrehorariosdeferrocarrilquelediparatrasladarmeaRimini,laestacióninmediata;puesenmiprogramadejovenviajero,entraba,naturalmente,unavisitaalapatriadeFrancesca.Con la más exquisita cortesía, pero también con una franqueza encomiable, medeclaróqueerapobreymeofrecióenventaundocumento—delcualnuncahabíaquerido desprenderse— un pergamino del sigloXIII, en el cual pretendía darse laverdadera historia del célebre episodio. Ni por miseria ni por interés, habríasedesprendidojamásdelcódice;perocreíatenerconmigodeberes«deconfraternidad»,y además le era simpático.Mi fervor por la antigua heroína, que él compartía conmayorfuegociertamente,entrabatambiénpormuchoenlatransacción.Adquirí el palimpsesto sin gran entusiasmo, poco dado como soy a lasinvestigacioneshistóricas;mas,apenaslotuveenmipoder,cambiédetalmodoasurespecto, que la hora escasa concedida en mi itinerario para salvar los cuarentakilómetros medianeros entre Forli y Rimini, se transformó en una semana entera.QuierodecirquepermanecísietedíasenForli.La lectura del documento habría sido en extremo difícil sin la ayuda demi amigofortuito;peroésteselosabíadememoria,casicomounatradicióndefamilia,puespertenecíaalasuyadesderemotaantigüedad.Cuanta duda pudo caberme sobre la autenticidad de aquel pergamino, quedódesvanecidaantesuminuciosainspección.Estofueloquemetomómástiempo.El documento está en latín, caligrafiado con esas bellas y fuertes góticas tancaracterísticasdelsigloXIII,yque,noobstanteunavanzadodeterioro,sonbastantelegiblesgraciasalacabalindividualizacióndecadaletraenelencadenamientodelosrenglones, y a la anchura de los espacios intermedios entre éstos. Hasta se hallalegalizado por un signum tabellionis, ciertamente muy complicado con sus nuevelazadas,ypertenecientealnotarioBalzarinodeCervis.Sudataesel12dejuniode1292.Sidescifrarlasletrasnoeradeltodofácil,lalecturadeltextoresultabapesadísima,por las innumerables abreviaturas y signos convencionales que habrían hechoindispensable la colaboración de un paleógrafo, a no encontrarse allí su antiguodueño como una clave tradicional; pero esas mismas abreviaturas y signos eranpreciosos,porotraparte,comopruebasdeautenticidad.Habíaentreellosdatosconcluyentes.Laoatravesadaporunalíneaoblicuaquebajadederechaaizquierda,significandocum,signopeculiardelosúltimosañosdelsigloXIII,alcomienzodelcual,asícomoenlosanterioresyenlossucesivos,tuvootras

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formas;el2,coronadoporunabamaneradeexponentealgebraico(2b)significandoduabus,yagregandoconsupresenciaundatomás,puestoquelascifrasarábigasnose generalizaron en Europa hasta el siglo XIII; el 7, representado por una A sintravesaño, como para marcar dicha transición; la palabra corpus abreviada en suprimerasílabaycoronadaporun9(cor9)yelvocablofratibusabreviadoenftbzconunaasuperpuestaalafyunaialat;améndediversossignosqueomito.Noquieroolvidar, sin embargo, las iniciales de la heroína, aquella F y aquella R tancaracterísticas tambiénensuparecidocon lasPPmanuscritasdenuestracaligrafía,salvoeltravesañoquelascorta.Existen,además,enlamargendeltexto,amaneradeapostilla,dosescudos:unoenformadeanchaalmendra,característicotambiéndelsigloXIII,yelotroromboidal,esdecir,blasóndedama,salvoexcepcionesrarísimascomolasdealgunosVisconti;pero los Visconti eran lombardos, y en la época de mi documento, reciénconquistaban la soberanía milanesa. Además, los blasones en cuestión, se hallanacolados, lo que indica unión conyugal. Desgraciadamente, su campo no conservasinopartículasinformesdelaspiezasycoloresheráldicos.Loquediceeldocumentoesimposibledetraducirsindesventajaparaellector,puessu rudo latín perjudica desde luego el interés, con su retórica curial; sin contar lasequedad del concepto. Haré, en consecuencia, una traducción tan libre como meplazca, poniendo el original a disposición de los escrupulosos, con cuyo fin lo hedepositadoennuestraBibliotecaNacionaldondepuedeversealashorasdepráctica.Comienzaenestostérminos,que,comoseverá,contradicenalDante,aBoccaccioyalfalsoBoccaccio,quienescoincidenenafirmarlaconsumacióndeladulterio:«Jamáshubootra relaciónqueunaexaltadaamistad entrePaoloyFrancesca.Aunsus manos estuvieron exentas de culpa; y sus labios no tuvieron otra que la deestremecerseypalidecerenladulceangustiadelapasióninconfesa.»Elautordicehabertenidoestaconfidenciadelmaridomismo,cuyoamigoafirmaquefue.Francesca tenía dieciséis años (la historia es conocida) cuando la desposaron conGiovanni Malatesta, como certificación de la paz concluida entre los Polentas deRavenaylosMalatestadeRimini.Elesposo,contrahechoyfeo,envióasuhermanoPaoloparaquesecasaraporpodersuyo, no atreviéndose a presentarse en persona ante la joven, en previsión de undesengañofatalydelrechazoconsiguiente.HallábaseFrancescaenunaventanadelpalaciosolariego,cuandoentróalpatiodehonor la cabalgata nupcial; y una dama de su séquito, equivocada también, osobornada quizá por el futuro esposo, señalole a Paolo como al que iba a ser suefectivodueño.Deesteerrorprovinolatragedia.Paoloerabelloyjoven;cultoenletras,tantocomovalerosocaballero;cortéshastaelrendimiento y alegre hasta la jovialidad; todo lo contrario de su hermano, cuya

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sombría astucia rayaba en crueldad, y cuyadesgracia físicahabíadado en el torvopesimismoqueespatrimoniodeloscontrahechoscontalento.La joven se desposó, así engañada; y conducida que fue al castillo conyugal, elesposoverdaderopasóconellalaprimeranochesindejarsever,pueshabíaentradoalaalcobaenlaobscuridad.Creíaque,consumadoelmatrimonio,laaltivezdeladamaseríalamejorcustodiadesusderechosdeesposo,ynoseequivocabaenello,porcierto;peroelactodemuestraconclaridad,asílaviolenciadesuspasiones,comoelfríocálculoqueensatisfacerlasponía.El desengaño del despertar fue horrible, como es fácil colegir, para la jovendesposada;ytantocomoengendródesprecioyodiohaciaeltiranoqueasíabusaradesubuenafevirginal,acrecióhastaelamorlasimpatíaqueporelotrohabíaempezadoanacer.Cuántaycuánatrozdiferencia,enefecto,entrelacuriosaansiedaddelbrevenoviazgo, satisfecha hasta el deleite con la presentación del falso prometido; elregocijadoorgullodeldesposorio,bajo lapompa religiosay el esplendormundanoqueparejamenterealzabanlagallardíadelcaballero;yaqueldespertarenlosbrazosdel monstruo, cuya primer mirada de esposo aumentó ya con el ultraje de unadesconfianzaelcruelimperiodesufatalidad.Uno, era todo recuerdos de dicha entrevista, de satisfacción juvenil, de bellezainmoladaenternuras;elotro,sólotiraníadedeberantipático,engañoinnoble,fealdadcobarde.Noteníamásqueunrasgodegrandeza,yeraelmiedoqueinspiraba;miedoqueentraíllaconeldeber,custodiabansuhonracomodosmastines.Francesca empezaba así a encontrar, en el fracaso de la dicha legítima, la dulzuraprohibidadelinfierno.En su torva primavera, que la rebelión de los cortos años no dejaba cubrirse connievesde resignación,Paoloerael rayode solque recordaba,único, losmarchitospimpollos.Alejado primero como un peligro, su discreción había vencido las desconfianzas,hasta sustituir con una fraternidad melancólica las repulsiones del mal fingidodesdén.Francescaensumisantropíaquelainclinabaalasoledad,despuésdetodograndeenelcastillo,noestabaagustosinoconél;perosóloseveíanalaluzdelsol,entácitoconveniodenoencontrarseporlanoche.Giovanni,ocupadoenestudiostácticosque—Diosnoslibre—llenabansushorasamedias con lamagia, nada advertía al parecer; pero los jorobados son tan celososcomo perversos; y él, sabiendo que los jóvenes se amaban, divertíase en verlospadecer. Aquel peligroso juego atraíalo como una emoción a la vez lancinante ydeliciosa,pormásqueelfinestuvieseprevistocomounaobradesupuñal.Suhorrendobesocruzabaaveces,sugiriendotentaciones,porentreaquellatorturadeladignidadydelamor,comounrefinamientodelinfierno;yesollevabadiezaños,

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esaperversidad,fortaleciéndosedetiempoydesombra,comoelvino.Mientrassecontuviesen, sentíasevengadopor la torturadesucontinencia;encasocontrario, era la muerte fatal, aquella muerte caina que el canto V del poetarememora, adjetivándola con el nombre del círculo infernal mencionado por elXXXII,comoparamejorexpresarsuamarguraúnicaenloanómalodelepíteto.Asíhabíanpasadodiezaños.Ultra heroísmos y deberes, el amor hizo al fin su obra. La misma sencillez derelacionesentreesposaycuñadocreóunaintimidadauncrecidaporlafrecuenciadeverse.Paoloseingeniabadetodosmodosparahaceraaquellajuventudmásllevaderasu clausura en castillo tan lóbrego; y su exquisita cortesía, tanto como su graveternura, derretían hasta las heces el corazón de aquella mujer, en quien losrefinamientos todavía bizantinos de su ciudad natal habían profundizadosensibilidades.Noalcanzabaaperderenlarudapruebasugustoporlassederíassuntuosas,porlasjoyasyelmarfil;yesdecreerqueensudulcemolicieentraranopocoelespíritudeaquel legendario malvasía, que consolaba la decadencia de los Andrónicos, suscontemporáneos, inmortalizando la ruda pequeñez de la helénica Monemnbasía.MagiasdeBizancio,queelvientoconducíaatravésdelAdriáticofamiliar:filtrosdeBizanciodiluidosensusangreantigua;pompasdeBizancio,aúncoetáneasenellujoy en el arte, predisponíanla ciertamente al amor; a aquel amormás deseado en loextremodesucrueldad.Paoloeradiestroencomponerenigmas,queelgustodelaépocahabíaelevadoaunpuestosuperiordeliteratura,empleándoloshastaenlacorrespondenciasecretayenlas divisas del blasón. Su única falta consistía en usar, para los que componía aFrancesca,elúnicodobletemadesuhermosuraydelamor.Los primeros pasos fueron tímidos, disimulando la intención en la vaguedad. Elpergaminorecuerdaunodeaquellosjuegos,cuyasoluciónconsistenteenunapalabraquetuviesesentido,rectaoinversamenteleída,dabalasoluciónenlegnaangel.Citaigualmenteuno,alquellama«lacruzdeamor»,asídispuesto:

ECATENEMEAAMOREFURIEIMENE

O este otro, en palabras angulares, que pueden ser leídas lomismo de izquierda aderecha,quedearribaaabajo,yenelcualseprecisamáselbalbuceodelamor:

AMAI

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MIMEAMORIERI

Oesteúltimo,delmismocarácter,yqueeldocumentollamaunenigmaenV:

ANIMEAMAROCUORE

Perovengamosalatragedia.Habían llegado para Francesca los veintiséis años, la segunda primavera del amor,grave y ardorosa como un estío. Su decenio de padecer clamaba por una hora dedicha; y que es como el adiós amigo a la aturdida adolescencia: habíanla asaltadomiedosdemorir singustarunavez siquiera el ósculo redentorde toda suvida taninjustamentenegra.Aquel otoñohabíalos fraternizadomás, en largas lecturas que eranvidas de santossangrientasdeheroísmosy singularizadasporgeografíasmonstruosas;peroundía,aciagodía,elmalvadocuyosdiezañosdegoceinfernalexigíanporfineldesenlacedelasangre,pusoalalcancedesuspenaslagalantecoleccióndelNovellino.¿Cuántas veces leyeron aquellas cien narraciones halladas por ahí, al azar, en unaalacena?Quizápocas,desdequetantollegóaturbarlosladeLanzarotedelLago.Fue en el balcónque abría sobre el poniente la alcobade la castellana, duranteuncrepúsculo cuya divina tenuidad rosa empezaba a espolvorear, como una tibiaescarcha,lavislumbredelaluna.Desdeaquelpiso,queeraelsegundo,sedominabatodo el paisaje condensado como un borrón de tinta bajo la luz lunar. Las densascortinasobligábanlosaunirsemuchoparaaprovecharelescasovanoabiertosobreelcielo. Juntos en el diván, el libro unía sus rodillas y aproximaba sus rostros hastaproducir ese rozamientode cabellos cuyavaguedadeléctrica inicia el vértigode latentación. Sus pies casi se tocaban, compartiendo el escabel. Sobre la inmensachimenea,unalicorerabizantinaqueacababaderegalarlosconeldeliciosolicordeZara, despedía en la sombra de la habitación el florido aroma de las guindas deDalmacia.Yanoleían;yasípasaronmuchashoras,conlasmanostanheladassobreellibro,quepoco a poco se les fue congelando toda la carne. Sólo allá adentro, con grandesgolpessordos,loscorazonesseguíanviviendoenunasombríaintensidaddecrimen.Ytantashoraspasaron,quelalunaacabóporbañarlosconsuluz.Galeotofueellibro…—diceelpoeta—.¡Oh,no,Diosmío!Fueelastro.Miráronseentonces;y loquehabíaensusojosnoeradelicia, sinodolor.Algo tandistantedelbeso,queenellocabíalaeternidad.Elalmadelajovenasomábaseasus

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ojosdeshechaen llanto,comounablancanubequesevuelve lluviaal frescode latarde.¡Yaquellosojos,oh,aquellosojosnegroscomodosgolondrinasdelaPasión,quésacrificiodeternuraabismabanenelheroísmodesusilencio!¡Ay!,vosotroslosque sólo en la dicha habéis amado, envidiad la tortura de esos amantes que, en elcrepúsculolloradoporlasesquilas,gozaban,padeciendodeamor,todalapoesíadelas tardes amorosas, difundida en penas de navegantes, de ausentes y desentimentalesperegrinos,comoenelcantoVIIIdelPurgatorio:

Eragiàl’orachevolgeildisioAinavicantie’ntenerisceilcoreLodic’handettoaidolciamiciaddio;Echelonovoperegrind’amorePunge,s’e’odesquilladilontanoChepaiailgiornopiangerchesimore.

Pálidos hasta la muerte, la luna aguzaba todavía su palidez con una desoladoraconviccióndeeternidad;ycuandoel llantodesbordóengotasvivas—loúnicoquevivía en ellos— sobre sus manos, comprendieron que las palabras, los besos, laposesiónmisma,erannadacomoafirmacióndeamor,anteladichadehaberlloradojuntos.Lalunaseguíasuobra,suobradeblancurayredención,másalládeldeberydelavida…Una sombra emergió de la trasalcoba, manchó fugazmente el pavimento de lozasblancasynegras,seescabullóporlapuertecillaquedabaaccesoalpiso,yporélalatorre.Eraelenanodelcastillo.Malatesta se hallaba en la torre por no sé qué consulta de astrología; pero todo loabandonó,descendiendolaescalerainteriorhastalaplantadondeestabalaalcobadelacastellana;aundebiócorrerparallegaratiempo,pueseralapiezamásdistantedelatorre.El éxtasis duraba aún; pero los ojos, secos ahora, brillaban como astros decondenacióncon toda laponzoñanarcóticade la luna.Aquellapalidezdesencajadateníaelhieloinconmovibledelafatalidad;yunapurezaabsolutacomolamuertelosaislabaenlaexcepcióndelavida.Materialmente,nohabíanpecado,puesnia tocarse llegaron,niahablarsesiquiera;pero el esposo vio en sus ojos el adulterio con tan vertiginosa claridad, con talconsentimientoderebeliónydedelito,quelespartióelcorazónsinvacilarunápice.Yelpergaminolehallarazón,afemía.

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AbuelaJulieta

Cada vez más hundido en su misantropía, Emilio no conservaba ya más que unaamistad: la de su tía la señoraOlivia, vieja solterona como él, aunque veinte añosmayor. Emilio tenía ya cincuenta años, lo cual quiere decir que la señora Oliviafrisabaenlossetenta.Ricosambos,yunpocotímidos,noeranéstaslasdosúnicascondicionesquelosasemejaban.Parecíansetambiénporsusgustosaristocráticos,porsuamoraloslibrosdebuenaliteraturaydeviajes,porsuconceptodespreciativodelmundo, que era casi egoísta, por su melancolía, mutuamente oculta, sin que sesupiesebienlarazón,enlatrivialidadchispeantedelasconversaciones.Losmartesylos jueves eran días de ajedrez en casa de la señora Olivia, y Emilio concurríaasiduamente,desdehacíadiezaños,aesatertuliafamiliarquenuncatuvopartícipesnivariantes.No era extraño que el sobrino comiese con la tía los domingos; y por ésta y lasanteriores causas desarrollose entre ellos una dulce amistad, ligeramente velada deirónicatristeza,quenoexcluíaelrespetountantoceremoniosoenél;nilaafabilidadun poco regañona en ella. Ambos hacían sin esfuerzo su papel de parientes en elgradoyconlosmodosqueacadacualcorrespondían.Aunquehabíanse referido todocuanto leserademutuo interés,conservaban,comogentesbieneducadas,elsecretodesutristeza.Porlodemás,yasesabequetodoslossolteronessonunpocotristes;yestoeraloquesedecíantambiénparasusadentrosEmilioylaseñoraOlivia,cuandopensabanconelinterésquesepresume,ellaenlamisantropíadeél,élenlamelancolíadeella.Los matrimonios de almas, mucho más frecuentes de lo que se cree, no estánconsumadosmientrasel secretodeamarguraquehayencadaunode losconsortesespirituales,yqueescomoquiendiceelpudordelatristeza,noserindealencantoconfidencialde las intimidades.LaseñoraOliviaysusobrinoencontrábanseenuncasoanálogo.Si aquella tristeza que se conocían, pero cuyo verdadero fundamento ignoraban,hubiéraselesrevelado,habríancomprobadoconasombroqueyanoteníannadaquedecirse.Reservábanla,sinembargo,poreseegoísmodelaamarguraqueeselrasgocaracterísticodelossuperiores,ytambiénporquelesproporcionabaciertainquietud,preciosa ante la perfecta amenaza de hastío que estaba en el fondo de sus díassolitarios.Unpocodemisterioimpidelaconfianza,escollobrutaldelasrelacionesenque no hay amor. Así, por más que se tratara de dos viejos, la señora Olivia erasiempretía,yEmilioseconservabaperpetuamentesobrino.Cuarenta años atrás—recordaba la señoraOlivia—aquelmuchacho sombríamenteprecoz,cuyodesbocadotalento,unidoasordasmelancolías,hizotemermásdeunavez por su existencia; aquel hombrecito, huraño ya como ahora, era su amigo.Notenía esos risueños abandonos de los niños en las rodillas del ser predilecto; peromirabaconunosojos tan tristes, su frenteera tanaltaydespejada,que loqueríay

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estimaba al mismo tiempo. No se dio cuenta de los veinte años que le llevaba;considerolosuamigo,empezandoacomprenderaquelladiferenciasólocuandolovioregresardeAlemania, terminadaya su carrera, hecho todoun señor ingeniero, quevinoasaludarla,muyrespetuoso,muyamable,perodemasiadosobrinoparaqueellanoasumierainmediatamentesusdeberesdetía.Lasrelacionesestrecháronsedespués,peroyadeotromodo.Ella,ensuindependenciaorgullosadesolteronarica,acogióamablemente al joven cuyamisantropía le pareció interesante; y cuando tres añosdespués,éstesequedóhuérfano,encontróenlacasadelaviejadama,apesardelasetiquetasyloscumplimientos,elcalordehogar,nomuyvivo,quelefaltaba.Porunacuerdoinconfesoaunquenomenosevidente,fueroncambiandoconlosañossuspasatiempos.Despuésdelasconversaciones,lamúsica;despuésdelamúsica,elajedrez.Yde talmodo estaban compenetrados sus pensamientos y sus gustos, quecuando una noche de sus cuarenta años, Emilio encontró en el saloncito íntimo eltablero del juego junto al cerrado piano, sin notar al parecer aquella clausura delinstrumentoqueindicabaelfindetodaunaépoca,hizosusreverenciasdecostumbreyjugódurantedoshorascomosinohubierahechootracosatodalavida.NisiquierapreguntóalaseñoraOliviacómosabíaqueaéllegustabaelajedrez.Verdadesqueellahabríaseencontradollenadeperplejidadanteesapregunta.La diferencia de edades había concluido por desaparecer para aquellos dos seres.Ambosteníanblancaslascabezas,yestolesbastaba.Talvezlamismadiferenciadelo sexos ya no existía en ellos; sino como un razón de cortesía. La señora Oliviaconservábase fresca, pues estaba cubierta por una doble nieve: la virginidad y lavejez.Aunsonreíamuybien;yparacolmodegraciaapostatabadelosanteojos.Supalabraerafluidaysucuerpodelgado.Lavidanolaaplastabaconsupesodeañosredondamentevividos;alcontrario,laabandonaba,estovolvíalatranslúcidayligera.Nopodíadecirse,enrealidad,quefuesevieja;apenasadvertíansesuscanas.Emilio,sí,estabaviejo;masnoparecíaunabuelo.Carecíadeesaplácidamajestaddelos ancianos satisfactoriamente reproducidos. Era un viejo caballero que podía sernovio aún.Sus cabellos blancos, su barba blanca, su talante unpoco estirado,masllenodevaronilelegancia,sustrajesirreprochables,susguantes,constituíanunidealdecorrección.Llevandounniñodemano,hubiéranlo tomadoporun frescoviudo;pretendiendounaseñoritadeveinticincoaños,habrían tenidoquealabar suamablecordura.Su tía y él eran dos mármoles perfectamente aseados. Por dentro, eran dosingenuidades que disimulaban con bien llevada altivez candores tardíos. Ladelicadezade laancianaencubríaunestupor infantil; la frialdaddel sobrinovelabaunadesconfianzadeadolescente.Además,hablabanentérminosliterarios,hacíanfrasescomolaspersonasilustradasycortasdegenioquenohangozadolasintimidadesdelamor,esegranvalorizadordesimplicidades.Tambiéneranrománticos.Precisamente, hacía tresmeses queEmilio regaló a su tía un ruiseñor importado a

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muchocostodePraga,por loscuidadosdel famosopajareroGotliebWaneck,yenunalegítimajauladeGuidoFindeis,deViena.Dosnochesantes,elpájarocantó,yéstafuelanoticiaconquelaseñoraOliviahabíasorprendidoasusobrinounmartesporlanoche,mientrasocupabansuscasillaslaspiezas del ajedrez. Emilio, galante como siempre, traía para el pájaro un alimentoespecial: la composición de M. Duquesne, de l’Eure; pues, en punto a crianza,preferíalosmétodosfranceses.Aquelruiseñorfueuntemadequeseasieronansiosamente,cansadosyaporunañodepláticasinasunto.Ydelruiseñor…¡aShakespeare!—EnVerona—decíalaseñoraOlivia—aprendí,precisamente,apreferirlaalondra;comoque,alfinmujer,habíadequedarmeconlacentineladeRomeo.Profésanleallíunapredilecciónsingular,llamándola,familiarmente,laCappellata.—Pero este ruiseñor —afirmó Emilio— no es de los veroneses. Es la clásicaFilomela,ruiseñoralemán,elúnicopájaroquecompone,variandoincesantementesucanto; mientras aquellos recitan estrofas hechas. Un verdadero compatriota deBeethoven.¿Cuántotiempohablaron?…Lalunaprimaveralquehabíaestadomirándolosdesdeelpatio,veíalosahoradesdelacalle.YEmiliocontabaunacosatristeysuavecomolafloressecasdeunpasadogalardón.¿Recordabaellacuandolatifoidealopostróencama,siendomuyniñoaún,dedoceañoscreía?Ellafuesuenfermera—¡sedesvelótantoporél!…Mirabatodavíasusojeras,suscabellosdesgarbadosporelinsomnioen ondas flavas de fragante opulencia. Él sabía por los dichos de los otros, de losgrandes,queerabella,aunquenosedababiencuentadeloqueveníaaserunamujerhermosa.Perolaqueríamucho,esosí,comounahermanaquefuesealmismotiempounaprincesa.Suandararmonioso,sucintura,llenábanloanteelladeturbadorespeto.Poníaseorgullosodeacompañarla;yporesto,siemprequeibaasulado,estabatanserio.Durantesusdeliriosfebriles, fue laúnicapersonaquenovieradeformadaencontorsionesespeluznantes;ycuandovinolaconvalecencia,unasiesta—llevabaellaunvestidoacuadritosblancosynegros—elniño, repentinamentevirilizadopor laenfermedad,comprendióqueelamordesutíaleocupabaelcorazónconlaobscuraangustiadeunmiedo.Fueuna religión loque sintió entoncespor elladurantedosaños de silencio, siempre contenidos por su pantalón corto y su boina de alumno,ridículosparaelamor…Después, el colegio, los viajes, el regreso —¡y siempre esa extraña pasiónposeyéndoleelalma!Sehizomisántropo…¡ycómono!Esterilizósuvida,gastóelperfumedeeseamordeniñoconcentradoporlaedad,inútilmente,comoungranodeinciensoquemadoalazarenelbraserodeunachalequeradormida…Mas¿paraquéleestabaéldiciendotodoeso?…Elsilenciodelsaloncitosevolvióangustioso.Conlamanoapoyadaenlamejilla,latía y el sobrino, separados apenas por el tablero donde las piezas inmóvileseternizaban abortados problemas, parecían dormir.Allá en el alma del hombre, en

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unaobscuridadespantosamenteuniforme,derrumbábansegrandesmontañasdehielo.YlaseñoraOliviameditabatambién.Sí, fue talcomoél lodecía.Ellaestabaenlatrágicacrisismentaldelosveintinueveaños.Aquelchiquillolainteresaba;peroelladescubrióprimeroqueeseinteréseraunamordescabellado,imposible,unatentaciónquizá. Una noche deliraba mucho el pobrecito; los médicos presagiaban cosassiniestrasconsuscarasgraves.Llorábaseen lacasa, sinocultarloya.Entoncessusdesvelosdetía,sussobresaltosdevulgarternura,reventaronenpedazossudesabridacorteza. Loca sin saber lo que hacía, corrió a la pieza contigua, y allá,desarraigándoseleelcorazónensollozos,secomióabesos,locamente,elretratodelenfermo. Fue un relámpago, pero de aquel deslumbramiento no volvió jamás. ¡Yhacía cuarenta años de eso, Dios mío! Cuarenta años de amarlo en secretoconsagrándole su virginidad, como él le había consagrado también su alma. ¡Quédelicada altivez surgía de ese doble sacrificio, qué dicha no haberse muertodesconociéndolo!Pocoapoco,unnebulosodesvaríoganó la concienciade la anciana.Los años, lascanas,elinflujodelasconveniencias,fuerondesvaneciéndose.Yanohabíasinodosalmas, resumiendoenunasolaactualidaddeamor,el ayeryelmañana.Y laniña,intactabajoladulcenievedesuvejezincompleta,sedesahogóenunbalbuceo:—Emilio…yotambién…Él tuvo un estremecimiento casi imperceptible, que hizo palpitar, sin abrirlos, suspárpados entornados. Allá dentro, en la negrura remota, las montañas de hielocontinuaban derrumbándose. Y pasó otra hora de silencio. Emilio… Olivia…suspiraban los rumores indecisosde lanoche.La luna iluminabaaquellamigajadetragediaenlaimpasibilidaddelosastroseternos.Inmediatoaellos,sobreelpiano,unviejoShakespeareperpetuabaenmenudasletraslaspalabrascelestesdeldramainmortal.Enlablancuraluminosadelanoche,muylejos, muy lejos, diseñábanse inalcanzables Veronas. Y como para completar lailusión dolorosa que envolvía las dos viejas almas en un recuerdo de amoresirremediablementeperdidos,elruiseñor,depronto,sepusoacantar.Espectral comoun resucitado,Emilio abandonóbruscamente su silla.Yya de pie,estremecidosporalgoqueeraunaespeciedeinefablehorror,laseñoraOliviayélsecontemplaron.Debíadesermuy tarde,y talveznofuesecorrectopermanecermástiempojuntos…Era la primera vez que se les antojaba aquello. No advertían, siquiera, que fueseridículo, pues dominábalos la emoción de su paraíso comprendido. Mas la luna,propiciaporlocomúnaloshechizos,rompióestavezelencanto.Unodesusrayosdio sobre la cabeza de la anciana, y en los labios del hombre sonrió, entonces, lamuerte.¡Blancos!¡Sí,estabanblancos,comolossuyos,esoscabelloscuyaopulenciafragante recordaba aún a través de tanto tiempo! Era Shakespeare el que tenía laculpa.¡Quiénlocreyera!¡Tomaraloseriounamorquerepresentabaelformidabletotaldecientoveinteaños!

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El ruiseñor cantaba… Cantaba, sin duda, los lloros cristalinos de su ausencia, lasendechasarmoniosasdesuviudez.Una viva trisadura de cristal mordía lentamente los dos viejos corazones. De pie,frenteafrente,nosabíanquédecirsenicómoescaparalprestigioquelosembargaba.Y fue ella la que tuvo valor por fin, la que asumió heroicamente esa situación detragediaabsurda(porque,despuésdetodo,nosabíaquelalunaleestabadandoenlacabeza).ComoEmiliohicieraunmovimientopararetirarse:—Quédate;yatienenbastanteconloscuarentaañosdevidaqueleshemosdado.Esprobablequeeldestinoestuvieraincluidoeneseplural.BajoelbigotedeEmilioseestiróunasonrisaescuálidacomouncadáver.Ellenguajeliterario se le vino a la boca, y con unamelancólica ironía que aceptaba todos losfracasosdeldestino,hizounaparáfrasisdeShakespeare:—No,mipobretía,elrocíonocturnohacedañoalosviejos.Elruiseñorhacantadoya,yelruiseñoreslaalondradelamedianoche…

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LEOPOLDOLUGONES (Villa deMaría del Río Seco,Argentina, 1874 - BuenosAires,1938).

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