Diccionario Político y Social Del Siglo Xix Español (Conceptos)
Siglo xix español
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UD 4 – El siglo XIX en España: Guerra, revolución y Estado liberal
UD 4:
GUERRA, REVOLUCIÓN y ESTADO
LIBERAL EN ESPAÑA1. INTRODUCCIÓN
El siglo XIX en España es una época muy convulsa. En este período se suceden los siguientes hechos:
reinado de Carlos IV, Estado satélite de Francia, Guerra de la Independencia y promulgación de nuestra primera
Constitución; regreso del absolutismo más conservador y posterior levantamiento contra él, pérdida de los dominios
coloniales en América; instauración de un Estado liberal, que pasará por todas sus versiones: la moderada, la
progresista y la democrática.
2. EL REINADO DE CARLOS IV (1788-1808)
Carlos IV, heredero de Carlos III, subió al trono en 1788, justo cuando se iniciaba la Revolución francesa, en
el país vecino. Este hecho marcó definitivamente todo su reinado.
En un principio la reacción del rey Carlos IV y de su valido, el conde de Floridablanca, fue la de enviar tropas
a Francia para someter la Revolución, ayudar a su primo Luis y cerrar las fronteras para evitar la entrada de la
propaganda revolucionaria.
Sin embargo, las derrotas españolas llevaron al nuevo valido, Godoy, a la firma de diversos
tratados de paz y de amistad con Francia y contra Inglaterra. Por estos tratados España
iniciará una serie de batallas al lado de Francia como la batalla de Trafalgar en 1805, por la
que España sufrió una humillante derrota frente a los británicos. De nuevo, en 1807, Napoleón
y Godoy vuelven a firmar un nuevo acuerdo: el Tratado de Fontinebleau, que permitía a las
tropas francesas cruzar España por tierra para someter a Portugal, aliado de Gran Bretaña. A
cambio España recibiría una parte de Portugal por esta ayuda.
Tras la firma del tratado, los españoles no tardaron en darse cuenta de que los franceses
estaban tomando las principales plazas españolas del norte, como Pamplona.
La ocupación militar del norte y el rumor de que los reyes y Godoy tenían planeado huir a Sevilla en dirección
a las Américas provocaron el Motín de Aranjuez en 1808, alentado por el príncipe heredero Fernando quien
pretendía provocar la abdicación de su padre. Este motín provocó la dimisión de Godoy y la llamada de Napoleón a
padre e hijo a reunirse en Bayona (Francia) a fin de solucionar los desórdenes internos entre ellos.
El encuentro se saldó con abdicaciones de Bayona (forzadas por Napoleón) tanto por parte del padre como
del hijo, y la entronización de José Bonaparte (hermano de Napoleón) como rey de España. De esta manera,
España pasó a convertirse en un Estado satélite de Francia.
3. LA GUERRA DE INDEPENDENCIA (1808-1814)
3.1. EL DESARROLLO DE LA GUERRA:
El reinado de José Bonaparte (José I) fue bien recibido por parte de algunos intelectuales españoles,
apodados afrancesados, ya que trató de introducir en España alguna de las mejoras que había llevado a cabo
Napoleón en Francia. Sin embargo, las fuerzas más conservadoras y el pueblo español en sí no tardaron en mostrar
su rechazo a la invasión. Este rechazo se materializó en el levantamiento del 2 de mayo de 1808 en Madrid.
A raíz de esta sublevación se sucedieron los levantamientos populares por todo el país, como rechazo al
poder político impuesto por Francia. Los levantados se organizaron en juntas provinciales, locales y centrales que
UD 4 – El siglo XIX en España: Guerra, revolución y Estado liberal
asumieron el poder poder político y organizaron la defensa del país, derrotando a los franceses en la batalla de
Bailén (19 de julio de 1808).
La respuesta de Napoleón no se hizo esperar:
él, en persona, al frente de su ejército, entró en España
ocupando casi toda la Península, a excepción de
Cádiz. A ello se opusieron los españoles desarrollando
la guerra de guerrillas. La guerra de guerrillas
consistió en atacar al ejército francés mediante
pequeños grupos irregulares armados que gracias a su
conocimiento del terreno y los ataques rápidos y
sorpresivos, infringieron graves daños al ejército
francés. Evitaban el cuerpo a cuerpo porque sabían de
la superioridad de las tropas francesas.
En 1812, la guerra dio un giro inesperado cuando Napoleón tuvo que trasladar sus tropas urgentemente a
Rusia, para su campaña en el este europeo. Este hecho fue aprovechado por los españoles que firmaron una alianza
con Inglaterra para derrotar a los franceses. Estas victorias fueron rápidas, destacando las batallas de Arapiles, San
Marcial y Vitoria. Finalmente, en diciembre de 1813 Napoleón firmó el Tratado de Valençay por el cual le devolvía el
trono de España a Fernando VII.
3.2. LAS CORTES DE CÁDIZ Y LA CONSTITUCIÓN DE 1812.
Durante la contienda la Junta Central de Sevilla, en ausencia del rey, asumió la legitimidad política de
España. De esta forma entre 1808 y 1814 se dio en España un doble gobierno: uno asentado en Madrid, dirigido por
José I Bonaparte y apoyado por intelectuales liberales afrancesados, y el que acabamos de nombrar en Sevilla,
formado por un grupo de hombres intelectuales de muy diversa procedencia, desde miembro del clero a nobles del
Antiguo Régimen y liberales.
En 1810 la Junta Central tuvo que moverse a Cádiz (único lugar a salvo de Napoleón) y se convocaron
elecciones constituyentes para elegir a los representantes del pueblo y formar unas cortes en Cádiz, para que dieran
legitimidad al Gobierno mientras perdurase la ocupación francesa.
Pero su labor no quedó ahí, sino que estas Cortes, influidas
por los ideales liberales, decidieron elaborar la primera
Constitución española, apodada la Pepa por el día en que se
promulgó: el 19 de marzo de 1812. En ella quedaban recogidos
principios fundamentales del liberalismo político como la
soberanía nacional, la división de poderes (monarquía
constitucional), abolición de los estamentos, la abolición de la
Inquisición, la libertad de prensa, se estableció el sufragio
universal masculino y la igualdad ante la ley. Esta actuación
revolucionaria supuso el primer intento de establecer en España
una nueva forma e Estado: el liberal. La Pepa fue transcendental
para terminar con el entramado social y económico del
Antiguo Régimen.
UD 4 – El siglo XIX en España: Guerra, revolución y Estado liberal
4. EL REINADO DE FERNANDO VII: ABSOLUTISMO Y REVOLUCIÓN
5. EL REINADO DE ISABEL II
5.1. LAS REGENCIAS (1833-1843)
EL PROBLEMA SUCESORIO
En 1830, Fernando VII estaba enfermo y su mujer, María Cristina de Borbón, embarazada de pocos meses.
Por este motivo, y como no se sabía el sexo de la criatura, Fernando VII promulgó la Pragmática Sanción, que
anulaba la Ley Sálica que impedía reinar en España a las mujeres. Más tarde nació su hija, Isabel, la futura reina,
pero don Carlos María Isidro, hermano del rey (y candidato al reino si la Ley Sálica continuara vigente), y sus
partidarios se negaron a reconocer a la niña como princesa heredera. La muerte del rey en 1833 dejaba abierto el
conflicto sucesorio, y también un conflicto ideológico entre dos mentalidades: la absolutista y la liberal.
LA REGENCIA DE MARÍA CRISTINA (1833-1840)
En 1833 murió Fernando VII, dejando el trono a su única hija Isabel, de apenas dos años de edad. Ante la
minoría de edad de la reina, actuó como regente su madre María Cristina de Borbón.
Al principio, María Cristina, intentó mantener intacto todo el poder absoluto frente al liberalismo, pero al
necesitar la ayuda de los liberales frente a su cuñado Carlos María Isidro (apoyado por el bando de los absolutistas),
tuvo que ceder y abrirse poco a poco a la política liberal. Por ese motivo, en 1834 promulgó el Estatuto Real en el
que otorgó tímidos derechos a los liberales.
En 1837 se firmó la Constitución de 1837, de espíritu liberal y que desmanteló completamente la estructura
socio-económica del Antiguo Régimen con la supresión definitiva de los señoríos y del diezmo. Además se iniciaron
las primeras desamortizaciones (venta de las propiedades de la iglesia para pagar la deuda del Estado): la de
Mendizábal. Esta constitución era más conservadora que la de 1812 y el voto quedó muy restringido.
Esta regencia se vio muy alterada por distintos acontecimientos: principalmente la guerra carlista, una guerra
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(1814-1820)
(1820-1823)
(1823-1833)
LA VUELTA DEL ABSOLUTISMO
En 1814 regresó a España el “deseado” Fernando VII como rey. Pero nada más llegar abolió todos los esfuerzos liberales y avances sociales alcanzados en Cádiz, reinstauró el absolutismo y con el apoyo del clero y el ejército persiguió a los liberales que habían luchado por liberar al país de los franceses y encarceló a cualquiera que fuese sospechoso de tener ideas contrarias al absolutismo monárquico.
LA REVOLUCIÓN Y EL TRIENIO LIBERAL
En 1820, tras algunas sublevaciones puntuales de sectores liberales del ejército, que fueron reprimidas, estalla la revolución: el general Riego se subleva y proclama de nuevo la Constitución de 1812. Ante el apoyo que recibió de muchas ciudades, Fernando VII se vio obligado a jurar la Constitución. A partir de aquí se inicia el período de tres años, conocido como el Trienio Liberal (1820-1823), y que terminó cuando Fernando VII recibió la ayuda de la Santa Alianza, quien le envió un ejército organizado llamado los Cien Mil Hijos de San Luis.
LA DÉCADA OMINOSA
Desde 1823 y hasta su muerte en 1833 Fernando VII vuelve a instaurar el absolutismo más conservador. Por este motivo esta década es conocida como la Década Ominosa, es decir, abominable. Algunos de los hechos subrayables son: la anulación de la Constitución, la reinstauración de la Inquisición y la persecución de los liberales.
UD 4 – El siglo XIX en España: Guerra, revolución y Estado liberal
civil que enfrentó a los liberales y a los absolutistas. Además, tuvo mucha oposición debido a la vida privada (e
indecorosa) de la regente María Cristina de Borbón, unida sentimentalmente a un soldado de la guardia real del
que tuvo numerosos hijos y con el que expolió una parte del tesoro de la Corona.
LA GUERRA CARLISTA
Esta guerra se precipitó en 1833 cuando Fernando VII falleció dejando a su única hija, Isabel, como
descendiente. En esta contienda se distinguen dos bandos: don Carlos apoyado por los partidarios del absolutismo
(nobleza, clero, algunos campesinos) y la reina Isabel apoyada por los liberales (gran parte del ejército, la burguesía
y clases populares urbanas). La primera guerra carlista se desarrolló entre 1833 y 1839.
El carlismo luchó en defensa de la monarquía absoluta, del catolicismo y de los privilegios forales. Su
ideología queda resumida en el lema “Dios, patria y rey”. Los carlistas, bajo la dirección del general Zumalacárregui,
tomaron la iniciativa, protagonizando expediciones que llegaron hasta las puertas de Madrid.
En el año 1839 el general Espartero (del bando liberal) firmó el Convenio de Vergara que ponía fin a la
guerra carlista y que reafirmó a la reina Isabel en su trono. No obstante, el carlismo reaparecerá constantemente en la
vida política española.
LA REGENCIA DE ESPARTERO (1841-1843)
El final de la guerra carlista animó a los moderados a volver al poder y frenar las reformas. Esto originó
nuevas insurrecciones ciudadanas que, finalmente, obligaron a María Cristina a renunciar a la regencia. La regencia
fue asumida por Espartero, progresista y artífice de la derrota carlista. No obstante, la regencia de Espartero estuvo
marcada por numerosos conflictos políticos con moderados, a la división del progresismo y a levantamientos
radicales. Espartero reaccionó ante estos últimos de forma violenta, como ocurrió en 1842 en Barcelona, que fue
bombardeada desde Montjuic.
Para combatir la deriva dictatorial de Espartero se formó una especie de coalición nacional entre progresistas,
moderados y liberales radicales, que protagonizó la sublevación de 1843 en Torrejón de Ardoz. Esta coalición
expulsó al exilio a Espartero y adelantó la mayoría de edad de la reina Isabel, que juró su cargo en 1843 como Isabel
II.
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5.2. EL REINADO DE ISABEL II
El reinado de Isabel II(1843-1868) produjo la consolidación definitiva del régimen liberal bajo la
hegemonía política del liberalismo moderado.
PRINCIPIOS IDEOLÓGICOS DE LOS PRIMEROS PARTIDOS POLÍTICOS EN ESPAÑA
MODERADO PROGRESISTA DEMÓCRATA
IDEOLOGÍA LIBERALISMO REFORMISTA
PRINCIPIOS POLÍTICOS
Soberanía nacional Soberanía nacional
Sufragio censitario Sufragio censitario Sufragio universal
Estado centralizado Descentralización
Confesionalidad religiosa
BASES SOCIALES
PRINCIPALES LÍDERES Narváez (militar) Espartero, Prim (militares) Orense, Rivero (civiles)
ETAPAS DE GOBIERNO 1835-1837; 1854-1856 Ninguna hasta 1868
CONSTITUCIÓN 1845 1837
LIBERALISMO DOCTRINARIO
LIBERALISMO DEMOCRÁTICO
Soberanía compartida (Rey y Cortes)
Estado centralizado. Autonomía municipal
Confesionalidad y tolerancia religiosa
Estado aconfesional. Libertad de cultos.
BURGUESÍA TERRATENIENTE, ANTIGUA NOBLEZA, MILITARES.
BURGUESÍA DE NEGOCIOS, COMERCIANTES Y ARTESANOS, MILITARES.
ARTESANOS, PEQUEÑOS COMERCIANTES, OBREROS E INTELECTUALES.
1837-1840; 1845-1854; 1856-1858; 1863-1868
Entre 1858 y 1863 formó gobierno la Unión Liberal (partido compuesto por políticos moderados y progresistas), presidido por el general O'Donnell
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DÉCADA MODERADA (1844-1854)
Durante 10 años los moderados estuvieron al poder, encabezados por Narváez y Bravo Murillo.El Estado se reguló gracias a la Constitución de 1845, que establecía la soberanía compartida entre el rey y las Cortes y un sufragio muy restringido (tan solo un 0,8% de la población tenía derecho al votoEspaña firmó un Concordato con la Iglesia, por la que se reconocía como un Estado confesional, además estos gobiernos se apoyaron en el ejército y se limitó la libertad de prensa.
BIENIO PROGRESISTA (1854-1856)
Los últimos años de la Década moderada se caracterizaron por el autoritarismo de los gobiernos, que dejaron de convocar a las Cortes.En 1854 se produjo el pronunciamiento de Vicálvaro, protagonizado por O'Donnell y que puso fin a la década moderada.Durante estos dos años la reina tuvo que ceder el gobierno a Espartero, apoyado por O'Donnell, quien inició una serie de reformas dirigidas a realizar una nueva constitución (la de 1856 o la Non Nata, porque no llegó a publicarse) que también apoyaba el sufragio censitario, pero no tan restringido como el de 1845 y una soberanía nacional, que residía en las Cortes, representantes del pueblo.
LA UNIÓN LIBERAL Y LA AGONÍA DEL MODERANTISMO (1856-1868)
En 1856 se rompió el binomio O'Donnell – Espartero, quedando el primero como jefe de gobierno. En esta ocasión O'Donnell pretende crear un partido centrista, que una los intereses entre moderados y progresistas, por lo que crea la Unión Liberal.Entre 1856 y 1868 se van a alternar en el poder la Unión Liberal de O'Donnell y el partido moderado de Narváez. Entre 1866 y 1868 la monarquía entró en un profunda crisis y por ello en 1866 progresistas, demócratas y republicanos firmaron el Pacto de Ostende, donde acordaron la expulsión de los Borbones y la democratización de la vida política.El 18 de septiembre de 1868, la flota al mando de Topete se sublevó en Cádiz, iniciando la revolución “gloriosa”, que consiguió que la reina huyese a Francia después de 25 años de reinado.
UD 4 – El siglo XIX en España: Guerra, revolución y Estado liberal
6. EL SEXENIO DEMOCRÁTICO
El reinado de Isabel II provocó numerosos descontentos, ya que la monarquía se había alineado de
parte de los sectores más moderados y reaccionarios e impedía que entrasen nuevas vías de democratización,
tolerancia y secularización religiosa. A esto se sumó la crisis agraria y financiera de 1866 que provocó grandes
desigualdades sociales y una creciente conflictividad social.
Todos estos motivos confluyeron en la alianza entre progresistas, demócratas y republicanos, denominada
como Pacto de Ostende, y que giraba en torno a dos principios: el rechazo a la dinastía borbónica y la convocatoria
de nuevas Cortes Constituyentes mediante sufragio universal masculino.
Dos años después, en 1868, se produjo un levantamiento militar, encabezado por los generales Serrano,
Prim y Topete y que es conocido como la revolución Gloriosa. Esta revolución mandó al exilio a Isabel II e impuso en
España un Gobierno provisional que instauró en España las libertades básicas (asociación, expresión, enseñanza),
expulsó a los jesuitas y proclamó la libertad de cultos. Este gobierno se decantó por un gobierno monárquico y se
lanzó a la búsqueda de un nuevo rey para España. Además, convocó elecciones constituyentes mediante sufragio
universal masculino que aprobaron la Constitución de 1869: España era una monarquía constitucional, con
soberanía nacional, sufragio universal, con declaración de derechos individuales y libertades del ciudadano y
descentralizada.
Este periodo comprende dos fases:
6.1. La monarquía democrática de Amadeo I (1870-1873)
En la Constitución de 1869 se aprueba que en España exista una monarquía, pero no borbónica. El elegido
para ser el nuevo rey de España fue el candidato que apoyaba Prim: Amadeo I de Saboya. Sin embargo, este rey
tuvo que enfrentarse a muchos problemas nada más llegar a España y sin Prim (que había sido asesinado): por un
lado a los moderados, que pretendían la vuelta de Isabel II al trono; por otro lado, los carlistas que pretendían
restaurar a Carlos VII (hijo de Carlos Mª Isidro) en el trono e iniciaron una nueva guerra en 1872. Finalmente, los
republicanos abogaban por la abolición de la monarquía en España. A esto, se suma una revuelta en Cuba. Por todo
ello, tras tres años en Madrid, Amadeo I decidió abdicar y renunció al trono.
6.2 La primera República (febrero 1873-diciembre de 1874)
Tras la abdicación de Amadeo I se proclamó la República que duró muy poco tiempo debido al escaso apoyo
social que tenía y a la división interna dentro del grupo entre federalistas (descentralización administrativa) y
unitarios (Estado centralizado). Este periodo pasó por tres etapas:
1. República federal: se elaboró la Constitución de 1873, pero el régimen se tuvo que enfrentar a
monárquicos y a las guerras de Cuba y carlistas. Además, también se enfrentaron a una creciente
conflictividad obrera y a la aparición del movimiento cantonalista (ciudades como Cartagena,
Valencia o Salamanca se proclamaron como cantones independientes).
2. República unitaria: el régimen se orientó entonces hacia posiciones más conservadoras hasta que
en 1874 sufrió un golpe de Estado dirigido por el general Pavía que disolvió las Cortes e instauró
una dictadura.
3. Dictadura republicana: el gobierno del general Serrano intentó mantener la República con un
carácter conservador, pero en diciembre de 1874 el general Martínez Campos protagonizó un
pronunciamiento en Sagunto y proclamó como rey de España a Alfonso XII.
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7. LA RESTAURACIÓN
En 1875 se inicia una nueva etapa de la historia de España: la Restauración (1874-1931). Así se
denomina al periodo iniciado con la vuelta de los Borbones a España. La Restauración se vio facilitada por la
abdicación de Isabel II en su hijo Alfonso, quien desde el exilio, aconsejado por Cánovas del Castillo, firmó el
Manifiesto Sandhurst, en el que el futuro rey expresaba al pueblo español su fe en la monarquía liberal y sus deseos
de conciliación y de paz. La Restauración tendrá diversas fases:
7.1. EL REINADO DE ALFONSO XII (1875-1885)
En 1874 Alfonso XII fue proclamado rey de España y se inició el régimen de la Restauración,
basado en el sistema ideado por Cánovas del Castillo (sistema canovista): turnismo en el
poder entre dos partidos políticos, conservadores (liderado por Cánovas -alta burguesía, clases
medias tradicionales y aristocracia) y liberales (liderados por Sagasta – clases medias
progresistas-). En este sistema el rey o el Gobierno decide a quién le toca gobernar. A
continuación, dicho partido formaba Gobierno y convocaba elecciones, pero éstas se
manipulaban para que saliera vencedor el partido convocante (caciquismo). Se trataba, por
tanto, de una ficción parlamentaria, en la que la corrupción y el desentendimiento de los
verdaderos deseos de la población manifestados en el voto provocarían su crisis.
En 1876 se aprobó la Constitución de 1876, con soberanía compartida entre el rey y las Cortes, volvía a la
confesionalidad del Estado, pero dejaba “intactos” los derechos y libertades individuales de la Constitución de 1869.
7.2. LA REGENCIA DE MARÍA CRISTINA DE ABSBURGO (1885-1902)
En 1885 Alfonso XII muere de tuberculosis. A los pocos meses su mujer, la reina María Cristina, dio a luz al
que sería Alfonso XIII. Ella estará al frente de la monarquía hasta que su hijo cumpla la mayoría de edad, y será ella
la que deba de enfrentarse a los graves problemas políticos que empiezan a surgir como los nacionalismos
periféricos, las críticas ante las elecciones amañadas, los conflictos sociales que empiezan a surgir con el desarrollo
del movimiento obrero y sobre todo, tuvo que enfrentarse al problema colonial de Cuba.
EL DESASTRE DEL 98: Desde mediados de siglo, las élites cubanas y portorriqueña, influidas por la independencia
del resto de colonias, empezaron a pedir una mayor intervención en la política local, cosa rechazada por las autoridades
españolas. Este hecho provocó un movimiento independentista, que fue especialmente importante cuando los
norteamericanos decidieron apoyarlos, ya que Estados Unidos buscaba expandir su influencia por el Caribe. En 1898,
explotó el Maine, un acorazado estadounidense que estaba en el puerto de La Habana. Este hecho fue el detonante que
provocó la entrada de Estados Unidos en la guerra de parte de los cubanos. En muy poco tiempo, la derrota española fue
evidente y España se vio obligada a firmar la paz con Cuba (Tratado de París), reconociendo la pérdida de sus últimos
territorios coloniales: Cuba, Puerto Rico, Filipinas y las islas del Pacífico.
Aparte del elevado número de vidas humanas y los enormes gastos que supuso este conflicto, el llamado Desastre del 98
tuvo las siguientes consecuencias:
– Total desprestigio de la clase política de la Restauración.
– Reestructuración de la política económica española: ya no había colonias.
– Conmoción de la población: creció un sentimiento de crisis y decadencia de la nación, especialmente entre los
intelectuales, que dará lugar al movimiento regeneracionista.
UD 4 – El siglo XIX en España: Guerra, revolución y Estado liberal
LOS NACIONALISMOS PERIFÉRICOS: Durante este periodo surgieron numerosos movimientos nacionalistas
en algunas regiones periféricas como:
• Cataluña: Inicialmente este nacionalismo tan solo tuvo un carácter cultural y lingüístico. A finales
del siglo XIX alcanzó un componente político con la Unió Catalanista de Enric Prat de la Riba y la
Lliga Regionalista.
• País Vasco: la abolición de los fueros tras la derrota del carlismo dio origen al nacimiento del
Partido Nacionalista Vasco (PNV) fundado por Sabino Arana.
• Galicia: En esta época el galleguismo fue fundamentalmente un movimiento cultural.
7.3. EL REINADO DE ALFONSO XIII: CRISIS DEL ESTADO LIBERAL EN ESPAÑA
Después del Desastre del 98, la monarquía trató de revitalizar el sistema de la Restauración, pero al no poder
conseguirlo, el régimen entró en una continua y prolongada crisis. Esa continua y prolongada crisis va a ser la
principal característica del reinado de Alfonso XIII (1902-1931). En sus inicios de su gobierno intentó dar continuidad
al sistema del turnismo de los dos partidos (conservador y liberal), pero estos dos partidos no lograron dar solución a
las dificultades que vivía el país, y esto trajo consigo la sucesión de una serie de acontecimientos que agravaron aún
más la inestabilidad política:
1909: Semana Trágica de Barcelona, motivada por la guerra con Marruecos. El gobierno decide enviar tropas al norte de
Marruecos (Rif) para defender los intereses mineros de las empresas españolas y se producen revueltas violentas por
toda la ciudad que terminaron con cientos de bajas y con una dura represión.
Crisis de 1917 fue la que condujo al final del turnismo pacífico de partidos. La medida del Gobierno del conservador
Eduardo Dato de suspender las Cortes y las garantías constitucionales, junto a las graves tensiones sociales, provocó el
estallido de revueltas entre distintos sectores: los militares, que reclaman mejoras profesionales y económicas, los
diputados y senadores que pedían un cambio de Gobierno y los sindicatos (UGT y la CNT) convocaron una huelga
general para reclamar mejoras salariales y laborales, cambios en el Gobierno y tierras para los jornaleros. Esta huelga fue
duramente reprimida.
1921: El desastre de Annual en Marruecos agravó aún más el descontento social. Un ataque del jefe guerrillero del Rif
provocó enormes pérdidas humanas y materiales, y demostró la imposibilidad de controlar el territorio. Además, ese
mismo año fue asesinado Eduardo Dato, agravándose aún más el clima de crisis en España.
Aprovechando el descontento social, el general Miguel Primo de Rivera dio un golpe de Estado en el
año 1923 e instauró una dictadura con el beneplácito del rey. Su mandato puede dividirse en dos etapas:
• Directorio militar: (1923-1925). Desarrolló una serie de medidas como la persecución del nacionalismo y la
represión del movimiento obrero. Consiguió solucionar el problema de la guerra de Marruecos tras el
desembarco de Alhucemas (1925).
• Directorio civil: (1925-1930). Impulsó diversas iniciativas económicas como la construcción de
infraestructuras o la creación de confederaciones hidrográficas. Sin embargo, la falta de libertades provocó una
creciente oposición a su régimen por lo que en 1930 abandonó el poder.
Tras la dimisión del general Primo de Rivera, Alfonso XIII intentó restablecer el régimen constitucional
previo a la dictadura, pero se encontró con una amplia oposición, especialmente entre nacionalistas, republicanos y
socialistas. Estos grupos habían firmado en 1930 el Pacto de San Sebastián por el que se comprometían a colaborar
con el fin de derrocar a la monarquía. Al mismo tiempo, intelectuales como Ortega y Gasset iniciaron una campaña
en contra del rey, mientras que los militares comenzaron una serie de sublevaciones militares como las de Jaca
(Huesca) y Cuatro Vientos (Madrid). Finalmente, el 12 abril de 1931 se celebraron las elecciones municipales que
dieron la mayoría absoluta a los republicanos en las principales ciudades: el 14 de abril Alfonso XIII abdicó y fue
proclamada la Segunda República.
UD 4 – El siglo XIX en España: Guerra, revolución y Estado liberal
8. LA ECONOMÍA Y LA SOCIEDAD DEL SIGLO XIX
8.1. EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN
Durante el siglo XIX, la población española experimentó un proceso de transición demográfica que produjo
un notable crecimiento demográfico. Este proceso se debió a la distinta evolución de la mortalidad y la natalidad:
• La mortalidad se redujo gracias a las mejoras higiénicas y sanitarias, si bien siguió siendo muy
elevada.
• La natalidad disminuyó en menor medida y se mantuvo alta durante todo el siglo XIX.
La combinación entre una natalidad alta y una mortalidad en retroceso permite diferenciar dos etapas en la
evolución demográfica del siglo XIX:
1ª. Crecimiento lento hasta 1870, dado que la mortalidad se mantenía muy elevada.
2ª. Crecimiento acelerado en las últimas décadas del siglo por la reducción de las tasas de mortalidad.
Sin embargo, el aumento demográfico fue desigual, ya que se concentró sobre todo en las regiones
periféricas e industriales, tal y como se observa en el siguiente mapa:
Durante el siglo XIX se intensificó el proceso
migratorio hacia el exterior, especialmente hacia
América. Muchos españoles optaron por “hacer
las Américas” en busca de mejores condiciones
de vida.
Por regiones, los emigrantes procedían de
Galicia, Canarias, Asturias y Cantabria, mientras
que los principales países de acogida fueron:
Cuba, Argentina, México, Brasil y Uruguay.
A lo largo del siglo XIX se inició en España el
éxodo rural, una corriente migratoria desde las
zonas rurales hacia las urbanas. Estas
migraciones se centraron en los principales focos
de industrialización como Madrid o Barcelona.
El éxodo rural significó un importante crecimiento de las ciudades, que provocó que España duplicase su
población urbana. No obstante, a finales del siglo XIX la población española continuaba siendo eminentemente
rural.
8.2. LA SITUACIÓN DEL CAMPO: LAS DESAMORTIZACIONES
El bajo desarrollo agrícola fue uno de los problemas de la economía española, puesto que apenas se
realizaron innovaciones técnicas en los campos. A esto se unió la deficiencia de los transportes y el fuerte contraste
en la distribución de la tierra, ya que encontramos zonas minifundistas (norte de España) y latifundistas (en
Andalucía, Extremadura y submeseta sur).
Pese al retraso del mundo agrícola, el sector experimentó algunos cambios a lo largo del siglo XIX:
• Abolición del régimen señorial
• Desamortizaciones. Procesos de expropiación y de subasta de tierras. La reforma agraria liberal
consistió en una serie de leyes para convertir la propiedad de manos muertas (que no se podía
vender) en propiedad privada. Con las desamortizaciones se pusieron en venta las tierras de la
Iglesia (Ley de Mendizábal, 1836) y la de los bienes de Propios de los ayuntamientos (Ley de Madoz,
1855) en subasta pública.
UD 4 – El siglo XIX en España: Guerra, revolución y Estado liberal
En el siglo XIX, a pesar del éxodo rural y las migraciones, la población española continuará siendo
principalmente rural y con una ocupación en las tareas agrícolas que rondan el 60% de la mano de obra.
8.3. LA INDUSTRIALIZACIÓN
La industrialización en España fue más lenta e incompleta que en otros países europeos, y solo alcanzó
cierta relevancia a partir de 1870. Este retraso se debió a distintas causas:
1. Escaso crecimiento demográfico
2. Falta de inversiones, debido a la debilidad de la burguesía
3. Inestabilidad política derivada de la Guerra de la Independencia y de los conflictos entre
liberales y absolutistas.
Así pues, la industrialización fue en un principio bastante débil y localizada. Los primeros focos industriales
se situaron en la provincia de Málaga gracias a los altos hornos; sin embargo, esta zona entrará pronto en declive. El
testigo lo recogió entonces Cataluña, que era la región más industrializada de España gracias al desarrollo de una
importante industria textil algodonera.
Durante esta primera etapa también se desarrolló el ferrocarril, aunque de forma insuficiente debido a la
compleja orografía y a la falta de inversiones. De hecho, a mediados de siglo tan solo contábamos con dos líneas
férreas: Mataró-Barcelona y Madrid-Aranjuez.
El despegue industrial vendrá a partir de 1870 de la mano de diversos sectores como la minería, favorecida
por la Ley de Bases sobre Minas. Este sector fue especialmente productivo en Asturias (carbón), Vizcaya (hierro) y en
el sur peninsular Huelva (cobre), Jaén (plomo) o Ciudad Real (mercurio). Sin embargo, la falta de inversiones hizo que
la explotación se llevase a cabo con capital extranjero, sobre todo británico y francés.
La siderurgia se reactivó a partir de 1860 en Asturias, aunque alcanzó su mayor grado de desarrollo en el
País Vasco. El ferrocarril se impulsó gracias a la Ley de Ferrocarriles (1855) y la Ley de Sociedades de Crédito (1856)
que facilitaban la inversión en la construcción ferroviaria. En España, la red ferroviaria es un trazado radial con
centro en Madrid y que deja desconectados puntos periféricos. Además, debemos subrayar que nuestro ancho de
vía es diferente al europeo.
8.4. EL MOVIMIENTO OBRERO EN ESPAÑA
Las condiciones laborales de los obreros industriales y de los trabajadores agrícolas eran duras, con largas
jornadas laborales, bajos salarios y ausencia de derechos. Por ello, poco a poco se organizó un movimiento en
defensa de sus intereses.
Los inicios del movimiento obrero tuvieron un carácter ludita, es decir, de rechazo a las máquinas. Sin
embargo, en la década de 1840 aparecieron las primeras asociaciones y sindicatos como la Sociedad de Tejedores de
Barcelona, pero las autoridades públicas se apresuraron a prohibirlos. Durante el bienio progresista (1854-1856) el
movimiento obrero incrementó sus fuerzas y continuó atacando a las máquinas. Será en el Sexenio democrático
cuando se reconozca el derecho a la asociación y se fundó la Federación Española de la Asociación Internacional
de Trabajadores, que volvió a ser ilegalizada en 1872.
El anarquismo en España fue introducido por el italiano Fanelli. Su estrategia de “acción directa” les llevó a
cometer atentados como el del Teatro del Liceo de Barcelona, el del Parlamento o el asesinato de Cánovas del
Castillo. Esta estrategia provocó una dura represión y un giro hacia posiciones más moderadas, lo que le llevó a la
creación de sindicatos como la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) en el año 1910.
El marxismo se difundió durante el sexenio democrático gracias a la labor de Pablo Iglesias, que en 1879
fundó el PSOE. En 1888 se fundó el sindicato socialista UGT (Unión General de Trabajadores). Los socialistas se
UD 4 – El siglo XIX en España: Guerra, revolución y Estado liberal
inclinaron por participar en las elecciones, siendo Pablo Iglesias el primer diputado socialista de España en
1810.
8.5. LA CULTURA Y EL ARTE EN LA ESPAÑA DEL SIGLO XIX
Durante el siglo XIX, España fue un país atrasado en los planos cultural y científico. La educación era un
privilegio por lo que las tasas de analfabetismo eran muy altas. En el año 1857, la Ley Moyano reorganizó todo el
sistema educativo y unificó la enseñanza en todo el territorio nacional. Además, la difusión de valores obreros y
democráticos hizo surgir numerosas instituciones que promovieron la educación de las clases populares.
En las últimas décadas del siglo se produjo una cierta renovación intelectual, vinculada con la difusión del
krausismo, corriente cultural que inspiró la creación de la Institución de Libre Enseñanza, fundada por Giner de
los Ríos.
La renovación también fue promovida por el regeneracionismo, cuyo principal representante fue Joaquín
Costa. Por las mismas fechas, la Generación del 98 (Machado, Unamuno, Baroja, etc) denunció los males del país y
reivindicó su modernización y europeización.
En cuanto a las artes debemos destacar los siguientes campos:
• LITERATURA: La corriente dominante hasta 1850 fue el Romanticismo, gracias a autores como José de Espronceda,
Rosalía de Castro, Gustavo Adolfo Bécquer o Mariano de Larra. Posteriormente se difundió el Realismo, que permitió un
gran desarrollo de la novela, con autores como Galdós o Leopoldo Alas Clarín.
• PINTURA: el siglo XIX se abrió con uno de los grandes genios del arte español: Goya. Tras su muerte, la pintura
predominante será el Romanticismo histórico y costumbrista de autores como Federico Madrazo. Posteriormente se
impuso el naturalismo de Antonio Gisbert, Rosales o Mariano Fortuny, que derivó hasta corrientes impresionistas como
Sorolla.
• ARQUITECTURA: surgió una línea historicista con obras que recreaban estilos antiguos (neoclásico, neogótico o
neomudéjar). La industrialización favoreció la aparición de la arquitectura del hierro en estaciones de ferrocarril,
puentes, fábricas, etc. Además, a finales del XIX irrumpió en España el modernismo cuyo principal representante será
Antonio Gaudí, autor de obras como la Sagrada Familia, la Casa Milá o el Parque Güell