SIGNIFICADO ESTROFAS HIMNO NACIONAL.doc

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SIGNIFICADO ESTROFAS HIMNO NACIONAL. En sus acordes vibra el alma nacional. Apenas se oye hace estremecer los nervios y palpitar los pechos. Una simple estrofa puede forzar a las multitudes con más ímpetu que la estrepitosa voz de millares de capitanes. “Escuchada en tierra extranjera, logra que la sangre afluya al corazón y la emoción encienda las mejillas, al par que una lágrima de nostalgia asoma a los ojos. Nos envuelve en manto de armonía las aspiraciones, los ensueños, los dolores y las esperanzas del patriota; y nos habla desde las tumbas de los héroes y de las mártires y nos levanta al cielo en una tromba de emociones” (1). Coro ¡OH gloria inmarcesible! ¡OH jubilo inmortal! ¡En surco de dolores El bien germina ya! Es un grito de entusiasmo. El esplendor o magnificencia que no se puede marchitar. El júbilo popular que no desfallece. La viva alegría que nunca muere. Que fueron tantos los sufrimientos y tan imperecederos, que resaltan como surcos en el barbecho del dolor y en ellos germina el bien. ( I ) Ceso la horrible noche; La libertad sublime Derrama las auroras De su invencible luz, La humanidad entera, Que entre cadenas gime, Comprende las palabras Del que murió en la cruz. * * * 1

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SIGNIFICADO ESTROFAS HIMNO NACIONAL

SIGNIFICADO ESTROFAS HIMNO NACIONAL.

En sus acordes vibra el alma nacional. Apenas se oye hace estremecer los nervios y palpitar los pechos. Una simple estrofa puede forzar a las multitudes con ms mpetu que la estrepitosa voz de millares de capitanes. Escuchada en tierra extranjera, logra que la sangre afluya al corazn y la emocin encienda las mejillas, al par que una lgrima de nostalgia asoma a los ojos. Nos envuelve en manto de armona las aspiraciones, los ensueos, los dolores y las esperanzas del patriota; y nos habla desde las tumbas de los hroes y de las mrtires y nos levanta al cielo en una tromba de emociones (1). CoroOH gloria inmarcesible!

OH jubilo inmortal!

En surco de dolores

El bien germina ya!

Es un grito de entusiasmo. El esplendor o magnificencia que no se puede marchitar. El jbilo popular que no desfallece. La viva alegra que nunca muere. Que fueron tantos los sufrimientos y tan imperecederos, que resaltan como surcos en el barbecho del dolor y en ellos germina el bien.

( I )Ceso la horrible noche;

La libertad sublime

Derrama las auroras

De su invencible luz,

La humanidad entera,

Que entre cadenas gime,

Comprende las palabras

Del que muri en la cruz.* * *Esta primera estrofa de nuestra cancin nacional se puede interpretar as: se acabo esa oscuridad, que hubo durante el gobierno espaol en materia de derechos, y debida, no a la clase dominante espaola, sino a los abusos de los subalternos. La negra esclavitud de la ignorancia fue reemplazada por la libertad, que bien entendida derrama auroras de inexplicable luz. La humanidad americana que lloraba ante la opresin y la esclavitud, entiende las palabras de justicia y concordia de Jesucristo.Tambin puede referirse a aquellos siglos en que la humanidad entera esperaba an al advenimiento de las libertades polticas que, basadas en la religin catlica, son base de la civilizacin moderna.________________

(1) Antonio Gmez Restrepo.Durante el gobierno espaol, los mestizos carecan de derechos y s tenan deberes inmensos que cumplir por el delito de haber nacido en Amrica. Se haca odiosa distincin entre Criollos o americanos, y realistas o Chapetones. Realistas significaba que eran partidarios del rey o de la autoridad real, y Chapetones, recin llegados: por la chapetonada o indisposicin orgnica que sufran los espaoles cuando venan al altiplano y a cuyo clima no estaban acostumbrados. Criollos o americanos, por haber nacido en Amrica y no ser partidarios de la autoridad real y descender de padres europeos.Estaban excluidos de los puestos pblicos, tanto en el gobierno civil como en el militar y en el eclesistico. Su situacin era inferior y sus quejas nunca se les oan. La dignidad humana que todos debemos respetar y hacer valer, la anulaban los chapetones con altivez y desprecio. De modo que aquella vida era para los americanos como una noche tenebrosa, horrible, oscura igual a la ignorancia, puesto que a nuestros padres les era vedado, no slo procurarse alguna educacin, sino introducir y leer obras que trataban y enseaban a conocer nuestros derechos. Jesucristo predic con su divina doctrina y estableci la igualdad entre los hombres, para que tuviramos en cuenta nuestro ltimo y eterno fin. La verdadera libertad fue la que vino a sellar Jesucristo con su sangre en el Calvario cuando la libertad traspasa los lmites que seala la justicia, entonces degenera en libertinaje, y su ejercicio viene a constituir un abuso contra el derecho de los dems(1).Por esa libertad se inicio la revolucin de los comuneros. Ella fue la que inspiro a Camilo Torres el clebre memorial de agravios e incito a Nario a publicar los Derechos del Hombre.Nuestros padres, viendo esa esclavitud, rompieron las cadenas de la sumisin y nos dieron la libertad, sin esquivar para ello ni su sangre; y con sus ideales de progreso y engrandecimiento, aparecieron las auroras que deban iluminar las horribles noches coloniales(2).

Sin embargo, misioneros espaoles trajeron la religin cuando las heridas que abrieron en nuestras carnes los conquistadores reclamaban el suave cendal de la cristiana misericordia. De sus labios aprendimos nuestra lengua y en buen castellano estn escritas nuestras protestas y maldiciones. La raza espaola, atrevida y noble, es la que circula en nuestras venas; el valor con que la vencimos, es su valor; la nobleza que nos ufana, es su nobleza Es la madre, que, su sangre de ella bebiesen (3).__________________

(1) Cartilla patritica: Camilo Villegas Gonzles.

(2) Cartilla patritica: Camilo Villegas Gonzles.

(3) Una lengua y una raza: Alfonso Robledo.

(II)

Independencia grita

El mundo americano;

Se baa en sangre de hroes

La tierra de coln.

Pero este gran principio;

el rey no es soberano

Resuena y los que sufren

Bendicen su pasin.

* * *Queremos ser independientes! Es el grito de todos los americanos y por este motivo corrieron torrentes de sangre que baaron todo el continente descubierto por Coln. Pero nuestros hroes no se arredraron; acometieron la empresa con valor y decisin, y el grito de Fernando VII no es soberano, se oy por toda Amrica, con gran coraje y bendiciendo la pasin y el sufrimiento que los impela al sacrificio, lo aceptaron gozosos.En 1.810, casi todos los pases americanos dieron el grito de independencia, aunque ya lo haban hecho en el Socorro en forma aislada los Comuneros con Juan Francisco Berbeo a la cabeza y que despus volvieron por los derechos conculcados, lderes salidos del pueblo, como Jos Antonio Galn, el atrevido Lorenzo Alcantuz, Isidro Molina y Manuel Ortiz, quienes deberan sacrificar sus vidas en aras de un ideal que ya no buscaba simplemente la protesta por los impuestos, sino que, en un momento glorioso, concibieron la idea inmensa de buscar para los criollos, para los indgenas y para los esclavo, la suprema liberacin. Gobernarnos nosotros como ahora, sin la tutela de Espaa, y convertir as nuestra querida tierra en Nacin soberana e Independiente.Esto fue lo que pretendieron los comuneros en el socorro, y Jos Gabriel Condorcanqui, en el Per, quien empez por llamarse Tpac Amaru, lo que no slo era ya un desafo, sino un programa, pues Tpac Amaru fue el Inca ajusticiado por el virrey Toledo, y el smbolo de una reivindicacin prehispnica en tierra peruana.

(III)

Del Orinoco al cauce

Se colma de despojos;

De sangre y llanto un ro

Se mira all correr.

En brbula no saben,

Las almas ni los ojos,

Si admiracin o espanto

Sentir o padecer.

* * *Fueron tantas las victimas por sus ideas de independencia y tan dura la lucha contra los espaoles, que el ro Orinoco, que es uno de los ms caudalosos de Amrica y en donde desembocan algunos de los que riegan el territorio en donde ms se batall, se ti de sangre, de despojos humanos y de lgrimas, significando con esto la multitud de vctimas , ya en el cadalso, en las batallas, en el destierro y en la miseria, que por la persecucin de los sicarios del gobierno espaol hubo durante los aos de la epopeya americana. Una honda impresin tuvo que causar la muerte de figuras como Francisco Jos de Caldas, Camilo Torres, Custodio Garca Rovira, Manuel Rodrguez Torices, Antonio Baraya, Antonio Villavicencio, Jos Mara Cabal, Liborio Meja y la plyade de mrtires, contando nios como Julin Francisco Olaya, quien fue fusilado en La Mesa, hasta octogenarios y aun los mismos eclesisticos que vinieron a sufrir la persecucin que levant patbulos por todas partes y sembr por doquiera el miedo y el terror. En la batalla del Brbula, el 30 de septiembre de 1813, no se saba si admiracin o espanto sentir o padecer. Admiracin por el herosmo que Atanasio Girardot all despleg, o espanto por lo furioso del combate con tropas inmensamente superiores en calidad y equipajes y por el sinnmero de muertos en el campo de combate.Girardot, que ense a las gentes de todos los tiempos cmo hacan los titanes para escalar el Olimpo, haba nacido en Medelln, hijo de don Lus Girardot, el primer extranjero que ofreci sus servicios a los revolucionarios del 20 de julio y por lo cual dijo algn poeta:

Es Girardot, por el aireQue all en Francia respir,

Un compendio de Ruso (sic)

Y volter o sea VoltaireLo asesinaron para robarle en Los Llanos, en donde serva a las tropas patriotas, casi al tiempo con Manuel Serviez.

Atanasio Girardot haba sido soldado realista y el 20 de julio adopt las ideas patriotas. Estuvo con Baraya y Cabal en el combate de Bajo Palac y luego fue de los que envi Nario con el Coronel Jos Flix Rivas, cuyo comando estuvo al mando del capitn Jos Mara Ortega y Nario, como auxilio a bolvar para la reconquista de Venezuela en marzo de 1813, y que slo volvieron siete, que fueron Generales de la Gran Colombia, pereciendo los dems en actos de mximo herosmo (1).Su padre, al saber la infausta noticia comunicada por el presidente Camilo Torres, le contestaba su nota en estos trminos: Mi hijo querido, cuya edad no alcanzaba a los veintitrs aos! ojal tuviera otro capaz de tomar las armas, que al momento volara a vengar la muerte de su hermano; pero siendo muy pequeo el ltimo varn que queda, ir personalmente bajo las rdenes de General de la Unin, si vuestra excelencia as lo dispone y admite mi sincero ofrecimiento, recibiendo en este caso el Congreso bajo su amparo y proteccin, aun que nada necesitan, a mi mujer y a mis hijos.Bolvar apreciaba en lo que vala este joven hroe y entre los honores que le decret dispuso que su corazn fuera colocado en una urna de oro y depositado en la Catedral de Caracas.

El poeta Jos Fernndez Madrid le dedic este epitafio:

Girardot aqu se halla sepultado,

Vivi para su patria un solo instante.

Vivi para su gloria demasiado,

y siempre vencedor, muri triunfante.

Sigue el heroico ejemplo que te ha dado

Mientras haya tiranos, caminante,

Pero si libre Amrica reposa,

Detente y riega en lgrimas su losa.Todos los hijos de don Lus Girardot murieron al servicio de la Patria Que mejor ejemplo de patriotismo y abnegacin!________

(1) Historia Patria: Jos Mara Quijano.(IV)

A orillas del caribeHambriento un pueblo lucha,

Horrores prefiriendo

A prfida salud.

Oh, s, de Cartagena

La abnegacin es mucha, y escombros de la muerte

Desprecia su virtud.* * *

En las orillas del mar caribe est situada Cartagena, llamada Ciudad Heroica que fue la tercera ciudad fundada en nuestro territorio, por don Pedro de Heredia.

El 20 de agosto de 1815 se present al frente de la ciudad el Pacificador Pablo Morillo, con cincuenta y seis buques y ocho mil quinientos hombres. Aunque rodeada de murallas mandadas a construir para defenderse de los ataques de los ingleses y piratas, por el rey Felipe II, estaba desapercibida a causa de las discordias, que todo lo anulan, entre los patriotas. Pero cuando se dieron cuenta del peligro, empezaron con toda actividad a alistarse par la defensa. El gobierno dict un Decreto para que se presentasen a llevar las armas todos los varones de diecisis a cincuenta aos, con lo cual se improvis un ejrcito de tres mil seiscientos hombres que fueron los que defendieron la ciudad durante ciento ocho mortales das, durante los cuales la situacin era tan lastimosa que los caballos, mulas y perros eran el alimento favorito; las ratas eran bocado de regalo y la peste y las enfermedades llenaron de vctimas los hospitales y las calles.Se oan voces de reniego, lamentos y desesperacin, pero ninguna que pidiera la rendicin ante los espaoles; pues era tanto el terror que inspiraban stos, que se suicidaban antes que caer prisioneros, como pas con el capitn Sanarrusia quien, cuando traa unos vveres de la costa de Sotavento, fue descubierto, y prefiri tomar aquella determinacin.Nada arredraba a los denodados combatientes. Siempre firmes defendiendo el puesto que el honor les sealaba por conseguir la independencia de la Patria.

Era tal la mortalidad, por el hambre y el fuego enemigo, que en el solo Castillo de San Felipe, defendido al principio por quinientos hombres, a fines de octubre slo quedaban treinta y siete soldados y como premio a su herosmo el gobierno enviaba, como comida exquisita, cueros secos.

Seis mil personas haban muerto en el sitio de Cartagena, y ya agotados todos los recursos y extenuados por el hambre, las enfermedades y la fatiga, resolvieron los pocos sobrevivientes abandonarla, confiando su suerte a las olas del mar y a la mala fe de los corsarios, que fueron sus segundos verdugos.Al entrar los espaoles a la ciudad no encontraron sino ruinas y desolacin por todas partes y a pesar de eso cometieron toda clase de atrocidades. Fusilaron a Jos Mara Toledo, Manuel del Castillo, Manuel de Anguiano, Martn Amador, Pantalen Germn Ribn, Santiago Stuart, Jos Mara Portocarrero, Miguel Das Granados y Antonio Jos de Ayos, conocidos por la historia con el nombre de los nueve Mrtires de Cartagena.

Entre los defensores de la ciudad se encontraban los futuros prohombres de la Independencia, Antonio Jos de Sucre, Carlos Soublette y Lino de Pombo.

(V)De Boyac en los campos

El genio de la gloria

Con cada espiga un hroe

Invicto corono.

Soldados sin coraza

Ganaron la victoria;

Su varonil aliento

De escudo les sirvi.

* * *

En el puente de Boyac se decidi la libertad de Colombia y all cada soldado se convirti en un hroe por su valor en la lucha, animados por el ejemplo y la gloria del Libertador.

Soldados totalmente desnudos y algunos con vestidos de mujeres, ignorantes, pero s de un gran fervor patrio y de libertad, hambreados y llenos de miseria, fueron los que ganaron esta clebre hazaa en que slo el valor y el amor ferviente por su patria les sirvi de armas, pues estaban rudimentariamente equipados en comparacin con el ejercito espaol.

En la aldea de setenta, en los Llanos de Apure, Bolvar concibi con sus bravos oficiales el plan de campaa que deba de libertar al virreinato de la Nueva Granada.Nunca, para desarrollar dichos planes, haba que luchar con mayores dificultades, previstas todas por el libertador .los llanos por esa poca estaban inundados y las lluvias eran continuas, convirtiendo los simples caos de verano en ros navegables los caballos y los soldados caminaron durante muchos das con el agua a la cintura.Slo el coraje se sus corazones los impulsaba y animaba; porque slo la libertad engendra hroes y suprime los obstculos que se oponen a su marcha.

Este ejrcito orgulloso de su miseria y comandado por Bolvar, galopa resuelto por la inundada pampa y cruza, apenas escoltado por un grupo de bravos, con el agua a la cincha de los caballos, la inmensa charca que toca el horizonte; devora veloz leguas y leguas de anegadas praderas y atraviesa caos desbordados y pantanos profundos y calurosas pampas; aparentando seguir un rumbo dado, lo tuerce de sbito y confunde hasta sus propios compaeros no iniciados en el audaz propsito. Se apresura a dar la cima a su intento antes de que se trasluzca el fin de su aventura.

A su espalda deja a Venezuela sin refrenar el mpetu que lo lleva adelante. Las llanuras de Casanare lo ven pasar cual un meteoro. Se interna hacia el sur y gana el montuoso de la empinada cordillera. Slo en Tame detiene su caballo para esperar las tropas que le siguen y all organizar la expedicin que ha de invadir el suelo granadino.

En casanare, que es la nica provincia del Virreinato de Santa Fe que se mantiene en armas contra el poder dominador de Espaa, siguiendo instrucciones de Bolvar, Santander ha organizado mil doscientos infantes y seiscientos jinetes y reunido numerosas provisiones. En Tame se encuentran Bolvar y Santander; comunica a su experto teniente su plan de campaa que se propone realizar y espera la llegada de las tropas Venezolanas, que no tardan en reunirse, en Pore a las fuerzas levantadas en Casanare.All reorganiza su ejrcito formando dos divisiones con un total de dos mil quinientos combatientes, que coloca al mando de Santander, de Anzotegui, y de oficiales y subalternos de ellos como Fortoul; Cancino, Arredondo, Guerra, Pars, Cruz Carrillo, Ambrosio Plaza, Rook, Mujica, Infante, Rondn, Mellao y otros bravos de merecida fama.

El 13 de junio abandona a Pore. Deja a su espalda la llanura y principia la trabajosa ascensin de la montaa. A la cabeza va Santander con la divisin a su mando, Bolvar con Soublette y el Estado Mayor, lo sigue; Anzotegui con la divisin a sus rdenes, forma la retaguardia.

En las escarpadas gargantas de la sierra se sienten como entre lbregas prisiones, la espesura de las nieblas y lo iluminado del espacio que abarcan sus miradas, unido a aquella especie de gigantesca lima que todo cuanto roza lo destruye van dejando, junto con los jirones de su msero equipo, la huella ensangrentada de su paso y el resto de energa que los sostiene.Setenta y cinco das dur el avance patriota; muchos soldados murieron de fro en el Pramo de Pisba; otros enfermaron por la crudeza del invierno y todos tuvieron que probar su valenta delante de la naturaleza, antes que hacerlo contra los enemigos de la libertad. El resultado de su herosmo fue la independencia de nuestra patria.

En un momento de desaliento y vacilacin en que Bolvar propone regresar y desistir de su empresa, el coronel de su ejrcito, Fray Ignacio Mario, tiene no s qu de proftico que hace de la divisin de este dominicano una verdadera inspiracin, cuyo alcance, la historia no ha sabido comprender. Es preciso que os haga presente, que lo propuesto es una quimera irrealizable; los godos estn, es verdad, haciendo pesar ms su tirana sobre nuestra hermana la Capitana General de Venezuela, que sobre nuestra amada Nueva Granada ir a libertar a Venezuela con nuestro pequeo ejrcito sera ir a sacrificar intilmente las vidas de nuestros valientes Atended, seor, la voz de un patriota, que no ambiciona ttulos no honores, si la Providencia me concede la vida despus del triunfo, esta ser mi nica recompensa; yo volver a mi claustro y dejar las charreteras, por que me sern intiles. Acceded, seor, os lo suplico, os lo ruego; lo pido por esta corona que me consagra ministro de Dios.Llegados a Soacha, los habitantes de aquellas comarcas acudieron a atender al ejrcito. El presbtero Olegario Albarracn trae la siguiente narracin con la cual se demuestra el estado de pobreza del ejrcito libertador y la generosa hospitalidad que le brindaron los sochanos.El patriota Cura Toms Forero y el Alcalde Jos Ignacio Sarmiento, resolvieron convocar a todo el pueblo para una gran fiesta que se celebrara el domingo 4 de julio. Cuando todos los vecinos estaban en el templo, con soldados de la divisin de Santander pusieron guardias en todas las puertas, y obligaron a los concurrentes que dejara cada uno lo que no le sirviera para no salir totalmente desnudos. A los hombres se les quit el sombrero, la ruana, la camisa, y a los que tenan buenos calzoncillos, los pantalones. A las mujeres, los sombreros, las ruanas, o las camisas y las alpargatas. Es de saber que las campesinas usaban ruana en lugar de mantilla (1). Es fama que en el pantano de Vargas y Boyac pelearon soldados patriotas con camisa de mujer.Tuvieron algunos encuentros los patriotas con los realistas. En Paya, Bonza y Gmeza corri la sangre republicana, pero esos bravos combates con destacamentos realistas fueron apenas antecedentes de las batallas del Pantano de Vargas y Boyac.

PANTANO DE VARGAS Y BOYACA.

En el pantano de Vargas se verific el ms violento de los combates de 1819 y que influy moralmente en la victoria del puente de Boyac. El 20 de julio de 1819, a las doce del da se enfrentaron dos mil quinientos soldados patriotas a tres mil veteranos espaoles. Desde esta hora hasta despus de las seis de la tarde el estruendo de la fusilera y el agitar de las lanzas y bayonetas, llenaron el heroico escenario.

Entro la noche sin que el combate tuviese fin. Horas enteras cruzaron sus lanzas y el fuego y el fuego de sus fusiles, la victoria favoreca unas veces a los patriotas, sin decidirse completamente; pero de pronto les volva la espalda y los haca experimentar la mayor angustia. Hubo un momento en que el mismo Libertador pens que el desastre era irremediable, pero entonces se le present el valiente guerrero Juan Jos Rondn, y le dijo:

__General, ni yo ni mis jinetes hemos peleado.El Libertador le contest con prontitud.

___Coronel, salve usted la Patria.!

Aquel hroe inmortal, agitando la lanza como para llamar atencin, grit:

___ Camaradas! Los que sean valientes, sganme, porque en este momento triunfamos!Con los Ojos fijos, Bolvar vio con asombro y estupefaccin que aquellos quince sublimes hroes iban devorando la distancia que los separaba de los realistas y por una de aquellas sbitas inspiraciones del genio, en un instante entreg el anteojo a uno de sus ayudantes, orden al corneta tocar a la carga, con seal a todos los cuerpos, y que no cesara un instante el cumplimiento de esta orden, y juntando el ejemplo a la palabra, baj velozmente el cerrito y agitando el sombrero grita:

__ Mjica, Infante, Carvajal: Pronto! Porque este el instante de triunfar o morir! (1).

_______________

(1) lbum de Boyac: Cay Leonidas Peuela.

El coronel Barreiro resolvi, al ver ese ataque inesperado, ordenar la retirada de sus tropas en vista de que la oscuridad se haca ms densa y la lluvia arreciaba por instantes y el valor indomable de los patriotas los acosaba.

Preguntado un Oficial espaol, el coronel Juan Toir, a qu se debi el revs de Pantano de Vargas, ste contest: Estbamos convencidos de que los soldados de Bolvar eran unos indios empelotados que no seran capaces de hacernos frente. Pero nos hemos encontrado con soldados bien disciplinados, caballera terrible, y sobre todo, oficiales que pelean como demonios.Diversos hechos se registraron desde aquel combate, hasta el que se desarroll en el Puente de Boyac, el 7 de agosto de 1819.

La batalla de Boyac fue de corta duracin. A las dos de la tarde empez el combate y a las cuatro ya estaba terminado con la desbandada absoluta de los realistas y la victoria ms completa para los patriotas. All qued por el suelo el podero del orgulloso ejrcito espaol y hasta su mismo jefe, el coronel Jos Mara Barreiro, fue hecho prisionero por el ordenanza de Bolvar, el soldado boyacense Pedro Pascasio Martnez, quien no cedi ante la oferta de valiosas onzas de oro que le hizo el jefe realista por el precio de su libertad.

Boyac fue la batalla decisiva en la reconquista de la Amrica India. Fue el bautismo de sangre que deba libertar a Amrica. El preludio, estmulo y pedestal para libertar a Venezuela en Carabobo, al Ecuador en Pichincha, y al Per y Bolivia en Junn y Ayacucho.

(VI)Bolvar cruza el AndeQue riegan dos ocanos;

Espadas cual centellas

Fulguran en Junn.

Centauros indomables

Descienden a los llanos, y empieza a presentirse

De la epopeya el fin.

* * *

Bolvar atraves la cordillera de los Andes, yendo con su ejrcito vencedor desde el Atlntico hasta el Pacfico y despus de ganar las batallas de Juanamb, Bombon y Pichincha, con las cuales qued libre el sur de Colombia, gan la batalla de Junn en que no se oy un solo disparo sino el choque de las espadas y lanzas, y en pocos minutos se decidi la victoria.

Estos denodados soldados, cual centauros indomables, descienden a la llanura, de Ayacucho, efectan movimientos que llenan de orgullo al ms hbil estratega, siendo todo esto un preludio que haca presentir el fin del dominio espaol en Amrica y el de la epopeya guerrera que ocup los anales del Nuevo Mundo durante catorce aos.

(VII)La trompa victoriosa

En Ayacucho truena;

Y en cada triunfo crece

Su formidable son.

En su expansivo empuje

La libertad se estrena,

Del cielo americano

Haciendo un pabelln.

* * *

El clarn de la victoria final se oye en Ayacucho. Con cada triunfo, Boyac, Carabobo, Pichincha, Junn y Ayacucho, se aumenta su inmenso sonido. A su voz unida a la del hroe de Ayacucho: Soldados! Armas a discrecin! Paso de vencedores!. Se estrena la libertad del mundo americano. El azul del cielo, el humo de los fusiles, el color de la llanura y la sangre de los combatientes, forman un conjunto que simboliza el pabelln.Con el triunfo de Junn se desconcertaron las tropas espaolas y el virrey del Per, Laserna, unido con Valds, abrieron operaciones contra los patriotas quienes tuvieron que emprender una serie de movimientos que enaltecen tanto a Sucre, como llenan de gloria al ejrcito patriota.

Cansados los ejrcitos con una campaa tan ruda, y tan difcil resolvieron terminarla por medio de una batalla decisiva, que fue la dada en Ayacucho el 9 de diciembre de 1824.

Antes de romperse los fuegos, se puso Sucre al frente de sus filas y les dirigi estas expresivas palabras: Soldados: de los esfuerzos de hoy depende la suerte de la Amrica del Sur! Que un nuevo da de gloria corone vuestra admirable constancia.A las once menos cinco minutos empez la batalla con un coraje y encarnizamiento poco vistos. En lo ms fragoso del combate, Crdoba, enarbolando en la punta de su espada su sombrero Jipijapa, electriz sus tropas con la frase vibrante que hizo crepitar los Andes.Esta desconocida voz de mando reanim una vez ms a los soldados que con un valor homrico, en pocos momentos destrozaron el poderoso ejrcito espaol.

La nueva de tan excelsa victoria lleg cual rayo a todos los mbitos de Amrica y llen de gozo a todos los corazones de los patriotas.

(VIII)La virgen sus cabellos

Arranca en agona

Y de su amor viuda,

Los cuelga del ciprs.

Lamenta su esperanza

Que cubre losa fra,

Pero glorioso orgullo

Circunda su alba tez.

* * *

Esta estrofa est dedicada a la parte ms noble de la sociedad y a la que ms se interes en la libertad, pues era motivo de orgullo para as ser ciudadanos de una nacin independiente y no esclavos al servicio de una nacin extranjera. Muchas fueron las damas que tuvieron que lamentar su viudez por haber muerto sus prometidos en la guerra sin haber alcanzado los goces del Himeneo, inclinando sus frentes en los altares, coronadas por virgen azahar; pero a ellas les quedaba el consuelo y el orgullo de ir a regar con lgrimas y adornar con siemprevivas los despojos de sus hroes.Custodio Garca Rovira se casa con doa Emita Piedrahita al empezar la batalla del Plata, en donde cae prisionero. Policarpa Salavarrieta, Antonia Santos, Mercedes Abrego y Reyes, Rosa Zrate de Pea, Leonarda Carreo, Fidela Ramos, Mara del Trnsito Vargas, Ascensin Ortega, Magdalena Ortega de Nario, la esposa del Precursor, sacrificaron silenciosamente su felicidad para facilitar el triunfo de los hroes que amaban, y muchas otras ignoradas heronas que prefirieron mendigar antes que aceptar el favor de los enemigos de la Patria, son estrellas que tachonan el cielo de Colombia y lo iluminan con vivos resplandores. Imitaron a las mujeres judas y griegas quienes segn lo ensean el Salmista y la Eneida, acostumbraban a arrancarse los cabellos y colgarlos de los cipreses en seal de dolor por la muerte de sus hroes y prometidos.(IX)

La patria as se forma

Termpilas brotando;

Constelacin y cclopes

Su noche ilumin.

La flor estremecida

Mortal el viento hallando.

Debajo los laureles

Seguridad busc.

* * *La patria se forma a base de sacrificios heroicos como en las Termpilas, en donde el griego Lenidas con trescientos espartanos defendi ese desfiladero que tena que atravesar el numeroso ejrcito de Jerjes.

Un soldado volvi y le dijo a Leonidas: __Seor, son tantos los soldados que sus flechas toldarn el sol.

--- Mejor--- contest Leonidas----; pelearemos a la sombra.

All pelearon hasta que todos perecieron con excepcin de uno, que volvi a Esparta y a quien la madre entreg a las autoridades y pidi la pena de muerte por no haber sabido cumplir con sus deberes.

Todos los das aciagos de la patria fueron soportados con la fe en la victoria final e iluminados con una constelacin formada por el herosmo de nuestros soldados. Apenas fuimos independientes nacieron los dos partidos polticos, y empez esa guerra cruda y sangrienta que tantos das de luto, miserias y atraso han trado a la Repblica.La flor estremecida de que habla el poeta es un smbolo de la libertad, la cual hallando mortales los vientos anrquicos que corran, causados en su mayor parte por el bando de los civiles, tuvo que refugiarse debajo de los laureles, es decir, buscar el apoyo de los militares que eran los nicos capaces de contener el torrente de anarqua desbordante. De aqu que en el peridico El Mochuelo de octubre de 1877escriba algn improvisado poeta:

En Colombia que es la tierra De las cosas singulares,

Hacen la guerra civiles

Y dan la paz los militares.

(X)

Mas no es completa gloria

Vencer en la batalla,

Que al brazo que combate

Lo anima la verdad.

La independencia sola

El gran clamor no acalla;

Si el sol alumbra a todos,

Justicia es libertad.* * *

No todas las batallas que se ganan significan grandeza. Los saldados van a ellas, algunas veces animados por la verdad, pero otras, obligados o engaados. En todo caso la fuerza del msculo no debe sobreponerse a la fuerza moral de las ideas.No bast haber alcanzado con miles de sacrificios la Independencia, par calmar tantas aspiraciones, muchas de ellas personales y contrarias a la patria. Se cometieron algunas injusticias de parte de los dos nacientes partidos polticos, pues La humanidad se toca por una parte con los ngeles y por otra linda con las fieras, y hubo venganzas aun con aquellos decanos de los prceres de la Independencia. De ah que la libertad y la justicia, los deberes y los derechos, sean correlativos.Tal vez en esta estrofa el poeta se refiere a la siguiente ancdota, que trae Julio Vives Guerra en su anecdotario de El Tiempo El preclaro Crdoba, vencedor de Pichincha, Ayacucho y cien combates ms, habiendo sabido en Cuzco que las autoridades de Colombia lo juzgaban por un hecho criminoso, pidi permiso al Libertador para venir a presentarse ante los tribunales de su patria; pues l comprenda que la Independencia no era slo para vencer y ser libre, sino que la libertad encarnaba la justicia, sin la cual nada significaba aqulla. Por eso le escriba a un amigo, que vea aquel acto con satisfaccin, pues comprenda que los trabajos y los esfuerzos del ejrcito no eran perdidos.

Entre los jueces que deban sentenciar a Crdoba, estaba su paisano el doctor Jos Flix de Restrepo y mientras los dems absolvieron a Crdoba, el doctor Restrepo, le conden. Spolo Crdoba, y despus de comida se fue a la casa del doctor Restrepo y lo invit a dar un paseo. Aunque Restrepo sinti miedo, le acept la invitacin.Crdoba de todo le hablo a su juez, menos de la sentencia. Cuando se separaron, se despidi as: Dios guarde al magistrado para la ley. A lo cual le contest el severo juzgador: Y Dios guarde al hroe para la Patria.

(XI)

Del hombre los derechos

Nario predicando,

El alma de la lucha

Proftico enseo.

Ricaurte en San Mateo,

En tomos volando,

Deber antes que vida

Con llamas escribi.

* * *

Los Derechos del Hombre fueron traducidos por Antonio Nario en 1794. El capitn Ramrez, de la guardia del virrey, le dio prestada La Historia de la Asamblea Constituyente de Francia y Nario tradujo e imprimi en una imprenta de su propiedad, que manejaba don Antonio Espinosa, los famosos Derechos del Hombre proclamados en Francia. Esto sucedi a principios de 1794, y el 20 de agosto del mismo ao se present el espaol don Francisco Carrasco denunciando este hecho al Virrey. La audiencia tuvo conocimiento e inici el sumario. Siguise la causa que condeno a Nario a presidio y extraamiento del pas; lo mismo que al abogado doctor Jos Antonio Ricaurte, que haba dado su firma para el escrito de defensa, y al impresor de don Antonio Espinosa. Nario se fug en el puerto de Cdiz e intent, aunque en vano, cerca de Tollien y de Pitt, obtener para la revolucin americana ayuda de Francia e Inglaterra. Desesperado y viendo que era difcil la Independencia de su patria con la ayuda extranjera, determin venir a probar fortuna en su seno par ver si con sus propias fuerzas poda el virreinato adquirir su Independencia. Entr por Venezuela y Ccuta y lleg a Santaf cuando ya gobernaba el reino don Pedro de Mendinueta, a quien se entreg por conducto del Arzobispo seor Martnez Compaon, quien obtuvo la garanta de la vida en cambio de la entrega de la persona. Mendinueta le recibi declaracin y le dio la libertad, retirndose a su quinta de Fucha en donde se entreg a exploraciones agrcolas completamente desconocidas entre nosotros.Estaba en su retiro, cuando el nuevo Virrey Amar y Borbn lo hizo poner preso otra vez y lo mand a Cartagena en compaa del Oidor Miamo.

Se fug en el Banco, pero al llegar a Santa Marta fue denunciado, Cogido de nuevo, fue remitido a Bocachica. All permaneci hasta que la revolucin del 20 de julio lo puso en libertad y se retir a su quinta de Fucha, desde donde publicaba la Bagatela, publicacin peridica que sostena l solo contra las ideas de federacin. EL CONGRESODE Cundinamarca Nombr a Nario de Presidente, en reemplazo de Jorge Tadeo Lozano. Comenzaron entonces a formarse los dos bandos polticos que desangraron y arruinaron la nacin hasta entregarla exnime a los pacificadores. Despus de que los federalistas, al mando de Antonio Baraya, Santander y Girardot, le inflingieron una derrota en Ventaquemada, se dio un nuevo combate en Santaf en el cual quedaron triunfantes los centralistas.ltimamente, y a consecuencia de que los espaoles haban invadido la Repblica, se determin que Nario marchara al sur. Gan la batalla del Alto Palac; derrot al brigadier Smano en Calibo; forz el inexpugnable paso del Juanamb; dio el combate de los Ejidos de Pasto y por traicin del coronel Ignacio Rodrguez, quien clav la artillera y orden la retirada, cay prisionero de Aymerich. Llevado a Quito, Lima, y encadenado en un navo de vela, pasando por el Cabo de Hornos, fue encerrado en la Carraca de Cdiz, en Espaa, donde permaneci cuatro aos, hasta el 23 de marzo de 1820 en que lo puso en libertad el movimiento encabezado por Riego y Quiroga, sacando de la crcel un proyecto de constitucin para la Patria.No pudiendo atacar con las armas a Morillo que entonces devastaba a Colombia, lo atac con la pluma desde la Isla Len con el seudnimo de Enrique Sotomayor, lo cual caus una verdadera revolucin en el campamento del omnipotente caudillo, quien se vio obligado a sincerarse y algunos aos despus a publicar sus memorias, destinadas en su mayor parte a defenderse de los ataques de Nario.La revolucin que lo haba puesto en libertad perdi terreno y Nario, que era perseguido, huy a Gibraltar y de all pas a Londres en donde se ocup en preparar opinin para el reconocimiento de las nuevas Repblicas. De Londres pas a Pars con la mira de consultar su proyecto de constitucin con los estadistas de Francia. El barn de Humboldt le trabaj la parte geogrfica para la divisin de los nuevos estados y el conde de Tracy y otros polticos le examinaron y aprobaron su proyecto.Con una copiosa librera, mquinas de agricultura y de amonedar, sali de Francia encaminndose a su patria. Al llegar a Ccuta se encontr con los diputados que haban de formar aquel memorable Congreso, que an no se haba reunido, que lo nombr vicepresidente de Colombia, y despus de la renuncia de este cargo, senador para 1822.Restablecido de una enfermedad que lo tuvo reducido al lecho, se prepar a concurrir al Senado. Sus enemigos gratuitos, Diego Fernando Gmez y Vicente Azurero, le tacharon de deudor fallido a las rentas pblicas, traidor en Pasto en 1814 y expatriado voluntario. Su defensa fue admirable y nos dej una pieza modelo de elocuencia. El Congreso lo absolvi de toda culpa y hasta sus mismos acusadores votaron a su favor. Despus de este hecho, que lo llen de amargura y de gloria, tuvo Nario un a polmica con el general Santander. Luego fue nombrado Comandante y General en Jefe, posicin que no pudo desempear por largo tiempo porque se agravaron mucho sus padecimientos habituales, originados en su larga prisin de Cdiz. Pidi licencia par irse a temperar a la Villa de Leiva, en donde mur el 9 de diciembre de 1823. Sus ltimas palabras estn fielmente interpretadas en el siguiente soneto:

Enemigo mortal de los tiranos

Perd familia, patria y cuanto haba;

Naci la libertad, por quien arda

Y ahogarme quiso con sus propias manos.

Fuera el pueblo o el rey mis soberanos,

Hallbame exaltado o preso del da;

A mi inocencia siempre provena

Grillos la Espaa, grillos mis hermanos.

Am a la patria, promov su gloria,

Y a pesar de la envidia calumniosa

Mi eterno afecto lo dir la historia.

Pruebas le dejo de constancia honrosa;

A mis hijos y deudos mi memoria

Y mis cenizas bajo de esta losa (1).

El alma de la lucha, fueron las nociones del derecho y la dignidad humanas que Nario inculc en el corazn de sus compatriotas y que despertaron a la vida civil e Independiente a esa plyade de guerreros indomables que no cejaron es su temeraria empresa.

El sacrificio de Ricaurte envolvindose en la humareda del campo de San Mateo en que en tomos vol al cielo, para ir a robarle a los dioses el secreto de la inmortalidad, es de los ms sublimes y heroicos que registra nuestra historia. El cumplimiento del deber est primero que la vida, y Ricaurte escribi esto con llamas y busc como tumba en su sacrificio el infinito, pues encontr pequeo el espacio para su grandeza.

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(1) Historia de la Literatura de la Nueva Granada: Jos Mara Vergara.PAGE 8