Símbolos Nacionales, Provinciales, Municipales e ... · Para evitar esta innecesaria ofensa, la...

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Docente / es: Lic. Marcela Argumedo de Erice Tec. Mariana Lucero de Noguera Año lectivo: 2013 Símbolos Nacionales, Provinciales, Municipales e Institucionales. LOGÍSTICA SIMBÓLICA. 1) CEREMONIAL DE LA BANDERA: a) NORMAS PROTOCOLARES INTERNACIONALES PARA LA DISPOSICION DE BANDERAS EN CUALQUIER TIPO DE ACTO, REUNIÓN O CEREMONIA. En primer lugar, hemos de dejar absolutamente en claro que la bandera no es un elemento ornamental; y por lo tanto, no debe ser considerada como un ingrediente más de la decoración de un salón, palco o estrado. Por el contrario, una bandera es el más elevado de los símbolos nacionales y representación permanente y emotiva de las luchas y regocijos que forjaron una nacionalidad. En consecuencia, el sitio de honor por antonomasia de una bandera nacional es el centro métrico de la pared principal del salón, palco, balcón o estrado en el que se ubican las autoridades que presiden un acto, recepción, reunión o ceremonia. Sin embargo, puede ocurrir que dichas autoridades al presidir de pie, al correr sus asientos para levantarse, o al pasar sus asistentes por necesidad de algún urgente recado, oculten, molesten o tiren la bandera.

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Docente / es:

Lic. Marcela Argumedo de Erice Tec. Mariana Lucero de Noguera

Año lectivo: 2013

Símbolos Nacionales, Provinciales, Municipales e Institucionales.

LOGÍSTICA SIMBÓLICA.

1) CEREMONIAL DE LA BANDERA: a) NORMAS PROTOCOLARES INTERNACIONALES PARA LA

DISPOSICION DE BANDERAS EN CUALQUIER TIPO DE ACTO, REUNIÓN O CEREMONIA.

En primer lugar, hemos de dejar absolutamente en claro que la bandera no es un elemento ornamental; y por lo tanto, no debe ser considerada como un ingrediente más de la decoración de un salón, palco

o estrado.

Por el contrario, una bandera es el más elevado de los símbolos nacionales y representación permanente y emotiva de las luchas y regocijos que forjaron una nacionalidad.

En consecuencia, el sitio de honor por antonomasia de una bandera

nacional es el centro métrico de la pared principal del salón, palco, balcón o estrado en el que se ubican las autoridades que presiden un acto, recepción, reunión o ceremonia.

Sin embargo, puede ocurrir que dichas autoridades al presidir de pie, al correr sus asientos para levantarse, o al pasar sus asistentes por

necesidad de algún urgente recado, oculten, molesten o tiren la bandera.

Para evitar esta innecesaria ofensa, la práctica internacional ha establecido que el lugar de honor de la bandera será el situado a la derecha del escritorio, palco o estrado presidencial del acto (v. figura 1).

Cuando las autoridades son muchas, la Bandera Nacional debe ser ubicada en el rincón derecho del salón, estrado o palco (v. figura 2).

Antes de continuar, debemos volver a recordar aquí una vez más

que, cuando hablamos de “derecha” seguimos haciéndolo de la llamada “derecha ceremonial”; es decir, que la bandera situada “a la derecha”,

queda a la izquierda de los ojos del espectador del acto. Cuando en un acto deben disponerse dos banderas, la extranjera,

municipal, provincial, empresaria o institucional, deberá situarse a la

izquierda de la nacional, o en el rincón izquierdo del salón, palco o estrado presidencial del acto, recepción o ceremonia (v. figura 3).

Cuando en un acto deben disponerse tres o más banderas en número impar, la Nacional habrá de ubicarse en el centro, y las restantes

en orden alfabético de derecha a izquierda, según la inicial del nombre de los países significados por ellas. Para el ordenamiento alfabético de las

banderas, deben tomarse los nombres de los países extranjeros escritos en el idioma del país del anfitrión (v. figura 4).

Cuando deba disponerse una cantidad par de banderas nacionales, a la derecha del centro métrico deberá ubicarse la del país anfitrión, a la

izquierda de ésta la primera que comience la relación alfabética, y por último, de derecha a izquierda de ambas las banderas restantes por orden alfabético (v. figura 5).

Cuando un conjunto de banderas (sea éste par o impar) no pueda

ser dispuesto a partir del centro métrico por falta de espacio en el estrado, las banderas habrán de ser colocadas de la siguiente forma: la Nacional en

el extremo derecho del salón, es decir, en el rincón derecho de la pared principal. Las restantes banderas (sean pares o impares) deber colocarse a partir de la Nacional, por orden alfabético y alineadas hacia el centro

métrico (v. figura 6).

Para el caso de tener que ubicar protocolarmente banderas nacionales, el funcionario de Ceremonial debe tener en cuenta que la bandera nacional del país anfitrión debe ser colocada a la misma altura de

las restantes que la acompañen, por cuanto su ceremonial se encuentra subordinado a la Regla de la Igualdad Jurídica de los Estados, consagrada por el Derecho Internacional Público. Es decir, que la precedencia de la

bandera anfitriona queda marcada por su ubicación preferente y no por el mayor largo de su paño, la mejor calidad de su tela o bordados, o por la

mayor altura de su mástil.

Cuando la Bandera Nacional deba colocarse junto a dos o más provinciales formando un conjunto impar, deberá tenerse en cuenta que la

Nacional deberá ser ubicada en posición central y las provinciales a su derecha e izquierda, en forma alternativa y por orden alfabético de los nombres de las provincias significadas (v. figura 7).

Cuando el conjunto en este caso sea par, la Bandera Nacional debe ir ubicada a la derecha del centro métrico, y las provinciales a partir de su

izquierda, por Reglas de Derecha y Proximidad, y de acuerdo al orden alfabético de los nombres de las provincias significadas (v. figura 8).

Cuando la Bandera Nacional y las provinciales no pueden ser

ubicadas desde el centro métrico, deberán ser llevadas hacia el rincón derecho del salón. En el rincón se colocará la Bandera Nacional, y a su

izquierda, por orden alfabético y hacia el centro métrico, habrán de ser ubicadas las provinciales (v. figura 9).

En cuanto a la altura de los mástiles en el caso de ubicar banderas provinciales junto a la Nacional, debemos tener en cuenta que el mástil de esta última puede ser ligeramente más alto que el de las restantes.

Asimismo, cuando las banderas se disponen en peanas triples (u olímpicas), la Bandera Nacional se ubica naturalmente en el escalón más alto de la misma (v. figura 10).

Cuando en un acto deba colocarse la Bandera Nacional junto a una

provincial y otra municipal, institucional, empresaria, etc., el dispositivo deberá arreglarse de la siguiente forma: la Nacional será ubicada en el centro, la provincial a la derecha, y la restante a la izquierda (v. figuras 11

y 12).

Sobre el tema de la colocación de la Bandera Nacional junto a las provinciales, institucionales o de cualquier otro tipo de entidad de

jerarquía menor, habremos de hacer la siguiente salvedad: En aquellos casos en que deba enarbolarse la Bandera Nacional con un conjunto de las otras banderas, bastará con que una sola provincia, institución, empresa,

etc., no tenga bandera para que no se pongan las de aquéllas que sí la tienen. Debemos recordar que no todas nuestras provincias tienen bandera. Sería pues un acto de gran descortesía en una reunión de

gobernadores colocar junto a la Bandera Nacional las banderas de algunas provincias y dejar en evidencia a las provincias que aún no las poseen.

No quisiéramos finalizar el tema del Ceremonial de las Banderas sin hacer mención al embanderamiento de fachadas.

El funcionario de Ceremonial debe tener en cuenta aquí también, como ya lo hemos dichos, que la Bandera Nacional no es un elemento

decorativo. En consecuencia, habrá de disponer una sola Bandera Nacional por

fachada, es decir, una sola bandera argentina con sol. Su ubicación correcta es a la derecha de la puerta de acceso o en el centro del balcón principal central del edificio (v. figuras 13 y 14).

Las demás banderas que se coloquen en la fachada de la repartición, institución o empresa deberán ser de las llamadas “banderas de ornato”,

es decir, banderas que representan los colores nacionales y no llevan sol. De esta manera, se dispone una sola Bandera Nacional como impone la regla, pero también se ornamenta “con los colores nacionales”, sin

malograr la contextura simbólica de la enseña nacional.

Si las banderas a colocarse deben ser dos, la Nacional local se ubica a la derecha y la restante a su izquierda (v. figura 15).

Cuando la entrada principal del edificio o la entrada al auditorio o

salón del acto o reunión no están centrada, es decir que es lateral, las banderas deben disponerse tal como lo muestra la figura 16. Como puede

verse, la Bandera Nacional se coloca al costado de la puerta y las restantes por orden alfabético a partir de aquélla.

En el automóvil oficial del Jefe del Estado se coloca un pequeño mástil metálico situado sobre el guardabarros delantero derecho del vehículo (v. figura 17). En el caso argentino, las medidas de dicha bandera

son 35 centímetros de alto por 45 centímetros de ancho, pero en el lugar del sol lleva el Escudo Nacional bordado en hilos de oro.

b) NORMAS PROTOCOLARES NACIONALES PARA EL IZAMIENTO Y ARRIO DE LA BANDERA NACIONAL.

A falta de una normativa nacional expresa, la aplicación de las

normas protocolares de izamiento y arrío de la bandera de izar, debe

llevarse a cabo por interpretación analógica de los lineamientos establecidos en su momento por los Reglamentos Ceremoniales del Ejército y del Ministerio de Cultura y Educación.

De acuerdo a la interpretación analógica de tales normativas particulares, habremos de tener en cuenta que en todo acto protocolar deben respetarse las siguientes normas protocolares de izamiento y arrío

de la Bandera Nacional.

1) La Bandera nacional debe ser objeto de los máximos honores y

del mayor respeto en todos los actos en los que deba enarbolársela.

2) Al paso de la Bandera Nacional, los asistentes deben abandonar

toda tarea u ocupación, y rendirle con dicha muestra de atención

el condigno respeto que nuestra Bandera merece.

3) En todos los actos, recepciones y ceremonias, la Bandera

Nacional debe ser conducida, izada y arriada por los abanderados.

4) Cuando una repartición, institución o empresa tiene dos mástiles,

uno en la fachada y otro en un patio interno, las ceremonias de

izamiento y arrío deben hacerse en ambos mástiles en forma simultánea.

5) Cuando por razones climáticas los asistentes no puedan estar en

el mismo lugar físico en que sea izada la Bandera, deberán

ponerse de pie donde se encuentren y dirigir –en lo posible- su mirada con orientación hacia donde se halle el mástil.

6) Para designar a los abanderados y a aquéllos que deben arriar, izar o escoltar a la Bandera Nacional, deben tener en cuenta las

cualidades intelectuales y personales de tales personas; y –tal como lo establece el Ceremonial Educativo- el esfuerzo que aquéllas hayan hecho para mantener las condiciones

sobresalientes alcanzadas.

7) Los abanderados, los escoltas y quienes hayan sido designados para conducir, escoltar, izar o arriar la Bandera Nacional no pueden renunciar a este honor por razones de carácter religioso o

de cualquier otro tipo. Sin embargo, desde hace ya varios años se encuentra admitida la objeción de conciencia por vía jurisprudencial.

8) Siempre que ello fuera posible, el Ceremonial Educativo dispone

que las ceremonias de izamiento y arrío deben llevarse a cabo en presencia de todo el personal del establecimiento. Lo ideal, en el ámbito extra-escolar, es que el izamiento y arrío de la Bandera

Nacional se realice en una hora fija predeterminada para que todos los que quieran presenciar dichos actos puedan hacerlo sabiendo a qué hora exactamente se llevan a cabo todos los días.

9) En el ámbito escolar, ha sido prescrito que en el izamiento y arrío de la Bandera Nacional se alternen el canto con la recitación. El Ministerio de Cultura y Educación ha establecido que de ser

posible, todos los días se entonen “Aurora” o el “Saludo a la Bandera” al momento del izamiento y arrío; y de no ser posible, que al menos un día a la semana se destine a la entonación de

alguna de las dos canciones. En el ámbito castrense argentino, ha sido establecido que el izamiento y arrío de la Bandera Nacional

se lleve a cabo al toque reglamentario de corneta o tambor, o mientras la banda ejecuta una marcha. En todos los casos, la guardia debe hacer el saludo sin armas. En caso de procederse al

izamiento o arrío con formación de tropas, éstas deben hacer el saludo de armas, de frente al mástil. Por analogía, debemos entender que en el ámbito extra-castrense, donde los agentes y

empleados no se avienen –por su edad- a honrar a la Bandera con recitado escolar alguno; o bien no tienen práctica como en otros

países de llevarse la mano derecha sobre el corazón como homenaje civil a los símbolos nacionales; los agentes públicos y empleados privados deben asistir –si lo hacen- a la ceremonia de

izamiento y arrío de la Bandera Nacional de pie y en la posición corporal que se llama “de firmes”, es decir, con los pies juntos y

los brazos rectos, a los costados del cuerpo. 10) El Ceremonial Educativo prescribe que el canto o recitación del

alumnado no puede sustituirse por grabaciones. Por analogía, cuando en cualquier ceremonia sea dispuesto el izamiento o arrío con participación de los asistentes, deberán ser estos últimos

quienes de viva voz entonen o reciten la canción u oración preestablecida.

11) En cuanto al horario de izamiento y arrío debe tenerse en

cuenta que el Ceremonial Educativo argentino ha dispuesto que

la Bandera Nacional sea izada al iniciarse el período matutino de clases, y que sea arriada al terminar el turno vespertino. El

castrense por su parte, dispone que la Bandera Nacional sea izada a la salida del sol y arriada al atardecer. En consecuencia, y por analogía, la Bandera Nacional en el ámbito extra-escolar y

extra-castrense debe ser izada por la mañana a la hora en que comienza el primer turno laboral y debe ser arriada al atardecer o cuando finaliza el último turno vespertino. En definitiva, la

Bandera Nacional no debe permanecer izada jamás durante la noche; ni aún en mástiles dispuestos bajo techo, por ejemplo, en

un salón de sesiones, en los que a veces se iza la Bandera Nacional al comenzar un debate o reunión vespertina o nocturna. En este caso, debemos tener en cuenta que la Bandera Nacional

no puede ser utilizada como una especie de banderín automovilístico de largada, o como la banderola que al llegar al tope del mástil autoriza el comienzo de una carrera de galgos. La

Bandera debe ser izada al amanecer y arriada al anochecer, tal es

el homenaje que se le debe. Destaquemos aquí que un particular, funcionario o cuerpo de funcionarios jamás recibe el homenaje de los símbolos, sino que son estos últimos los objetos del mayor

homenaje. 12) Asimismo, debe tenerse en cuenta que la Bandera Nacional

debe ser izada y arriada aún en días de lluvia, feriados y de fin de semana. En efecto, el Ceremonial Castrense dispone de manera

expresa que las ceremonias de izamiento y arrío sean llevados a cabo aún en días lluviosos. Por analogía, igual actitud debe adoptarse en cualquier otro ámbito en el que debe ondear la

Bandera Nacional durante las horas del día. Esta aclaración se hace por cuanto no ha faltado quien, interpretando al pie de la letra la norma que hablaba de “salida” y “caída” del sol, al

amanecer del día lluvioso o nublado no ordenaba el izamiento de la Bandera Nacional. Del mismo modo, el Ceremonial Educativo

argentino ha dispuesto el izamiento y arrío en días domingos, feriados y de vacaciones. Establece que en esos días, el izamiento de la Bandera Nacional debe llevarse a cabo a las 8 horas y el

arrío a las 18 horas. El Ceremonial Educativo argentino también ha dispuesto que en tales días, el izamiento y arrío sean llevados

a cabo, rotativamente, por el personal de conducción, por el personal docente, por el personal administrativo, por el personal de maestranza y por los alumnos de grados o cursos superiores.

Por analogía, debe entenderse que lo mismo debe operar en las reparticiones públicas, donde la Bandera Nacional puede ser izada y arriada en horarios fijos preestablecidos, por el personal

permanente de maestranza o seguridad del edificio.

13) En los actos, recepciones y ceremonias que se realicen en días

de asueto administrativo deben aplicarse por analogía las normas

del Ceremonial Educativo que resultan sumamente claras y de sencilla aplicación. En efecto, el Ceremonial Educativo argentino

prescribe lo siguiente: “Actos escolares con suspensión de clases: Cuando el acto comience con el horario de la iniciación de la actividad escolar: se efectuará el izamiento en la forma indicada para los días hábiles.- Cuando el acto comience después de ese horario: El izamiento de la bandera del frente del edificio se efectuará en la forma indicada para los domingos y días feriados. La del mástil al iniciarse el acto escolar. La bandera será llevada al pie del mástil por un alumno y dos escoltas y atada en la driza. Después de la entrada de la bandera de ceremonia se procederá a su izamiento. En ambos casos, se arriará la bandera del mástil a la terminación del acto y la del frente del edificio a las dieciocho.” En consecuencia, en las reparticiones públicas y otras instituciones puede adoptarse cómodamente el mismo dispositivo

protocolar, haciendo los honores correspondientes a la bandera

de izar del patio de honor y dejando enarbolada la bandera de la fachada hasta el anochecer.

14) En ningún caso la bandera que va a izarse (o que ha sido arriada) debe tocar el suelo. Esta es una norma consagrada en ambas normativas protocolares. El Ceremonial Educativo

argentino establece que la bandera debe ser conducida hasta su izamiento por el abanderado, quien debe llevarla sobre sus brazos

extendidos. De igual modo, luego de ser arriada, la bandera debe ser recogida por el alumno sobre sus brazos extendidos y llevada de esta forma por el mismo hasta el lugar en que sea guardada.

De la misma manera puede llevarse a cabo el transporte de la bandera de izar en el ámbito extra-escolar.

15) El Ceremonial del Ejército argentino establece que el momento de inicio de las ceremonias de izamiento y arrío de la Bandera

Nacional debe hacerse saber a todo el personal, y en todas las instalaciones del comando, instituto, unidad u organismo en cuyo mástil se lleva a cabo dicha ceremonia. Ello se hace para que todo

el personal militar, al escuchar el toque, haga un saludo a la bandera hacia la dirección desde la que proviene la señal sonora.

Si bien tal homenaje resulta excesivo en el ámbito civil, lo cierto es que todo el personal de una repartición pública o de la institución o empresa debe conocer la hora exacta de izamiento y

arrío de la bandera con el objeto de que, o bien pueda participar de la ceremonia, o bien guardar el condigno respeto y el debido decoro que merece la solemnidad del izamiento y arrío de nuestra

Bandera.

16) Respecto del izamiento y arrío de la Bandera Nacional en días de duelo nacional, deben tenerse en cuenta las consideraciones siguientes, emanadas del Ceremonial Castrense: 16.a.) Cuando la

Bandera Nacional deba ser izada a media asta, al izarla debe llevársela hasta el tope del mástil, dejarla un instante en dicho

tope, y luego bajarla hasta el lugar correspondiente a la posición de luto. – 16.b.) Al arriarla debe procederse de la misma forma, es decir, llevarla primero hasta el tope y luego iniciar desde allí el

arrío.- 16.c.) Debe tenerse en cuenta que los días 25 de mayo, 20 de junio y 9 de julio la Bandera Nacional debe izarse siempre a tope de mástil, ya que ninguna muerte, por más ilustre que sea el

personaje fallecido, puede provocar que la Patria no sea homenajeada en su día como es debido. Cuando un día patrio cae

dentro de un período de duelo nacional, la media asta debe ser interrumpida dicho día, y continuada el día siguiente hasta completar la cantidad de días de duelo prescrita por el Poder

Ejecutivo Nacional. c) NORMAS PROTOCOLARES NACIONALES PARA LA ENTRADA Y

SALIDA DE LA BANDERA NACIONAL DE CEREMONIA.

También en este caso deben aplicarse por analogía las mismas

normas protocolares emanadas del Reglamento de Ceremonial que en su

oportunidad emitió el Ministerio de Cultura y Educación de la República Argentina.

1) La Bandera Nacional de Ceremonia debe ser conducida por un abanderado y dos escoltas.

2) A la entrada de la Bandera Nacional de Ceremonia todos los

asistentes deben ponerse de pie y saludarla con un aplauso.

3) El abanderado debe transportar la Bandera Nacional de

Ceremonia apoyada en su hombro derecho, haciendo con su

mano derecha tanto el asta como la parte inferior del paño.

4) Cuando el abanderado debe colocar la bandera en la cuja, debe sostenerla también con su mano derecha.

5) Cuando el abanderado debe colocar la bandera en el suelo, deberá tener en cuenta que el regatón del asta se encuentre del

lado externo derecho de su pie derecho. Debemos hacer notar aquí que el abanderado debe llevar la bandera siempre a su derecha, en cumplimiento de aquella norma internacional que

establece que la Bandera Nacional no cede su derecha jamás. Tengamos en cuenta que si no lo hace con otra bandera de igual jerarquía y contextura simbólica, menos aún puede hacerlo

respecto del abanderado. En consecuencia, debemos tener en cuenta que el tahalí de los abanderados se dispone cruzado sobre

el pecho, desde el hombro izquierdo hasta la cadera derecha.

6) Cuando el acto protocolar se realizara en un salón alejado del

mástil de izamiento, debe destacarse un auxiliar encargado de avisar el momento exacto del comienzo del izamiento, para que la

Bandera Nacional de Ceremonia sea llevada a la cuja y para que los asistentes se pongan de pie.

7) Durante la ceremonia, el abanderado y sus escoltas deben ser colocados a la derecha del estrado, palco o pared presidencial del acto.

8) El abanderado y los escoltas deben formar entre sí un triángulo

equilátero.

9) Cuando se entonan himnos, tanto el Nacional como extranjeros,

la Bandera Nacional de Ceremonia debe ser colocada en la cuja.

10) Cuando se entonen otros himnos no nacionales (de próceres, por ejemplo) o cuando se canten marchas patrióticas, el abanderado debe apoyar la bandera en el piso.

11) Cuando deban efectuarse desfiles ante la Bandera de

Ceremonia, ésta debe ser colocada en la cuja, y los desfilantes

deben realizar su marcha dando su derecha y dirigiendo su mirada a aquélla.

12) Al finalizar la ceremonia la Bandera debe retirarse antes que lo

hagan las autoridades presidenciales del acto.

13) Al retirarse la Bandera Nacional de Ceremonia, debe ser

despedida por los asistentes de pie y saludada por éstos con un

aplauso.

14) El arrío de la bandera del mástil del patio o del frente del edificio, debe llevarse a cabo una vez retirada la Bandera Nacional de Ceremonia.

15) Los escoltas no deben tocar la bandera, ya que tal como lo

prescribe el Ceremonial Educativo argentino, el abanderado es el único responsable de la conducción y movimientos de la bandera. Los escoltas se colocan para asistir al abanderado en aquellos

casos de extrema necesidad (una indisposición física, por ejemplo).

16) Tal como lo prescribe el Ceremonial Educativo, los abanderados y escoltas no pueden ser reemplazados por otros

alumnos para la recepción de premios o distinciones, lecturas de trabajos o intervención alguna. Por analogía, esta norma debe aplicarse a cualquier acto protocolar. En efecto, sea cual fuese el

motivo o el ámbito del acto, no hay mayor honor, ni premio, distinción o intervención que pueda compararse con el hecho de

haber sido elegido para conducir y atender a la Bandera Nacional.

17) Cuando a un acto concurren abanderados de otras

reparticiones o instituciones, estos últimos deben hallarse ya en el salón de actos cuando haga su ingreso la Bandera Nacional de Ceremonia de la repartición anfitriona. Al finalizar el acto, deben

retirarse todas las banderas presentes, haciéndolo en primer término la anfitriona, escoltada por los demás abanderados

presentes, de acuerdo a su orden protocolar correspondiente. Para finalizar diremos que, cuando entra la Bandera de Ceremonia de la repartición anfitriona, los abanderados invitados

deben llevar su bandera a la cuja.

2) CEREMONIAL DE LOS ESCUDOS.

Las reglas internacionales que rigen la disposición protocolar de los escudos, son similares a las establecidas para las banderas.

El escudo, como la bandera nacional de un país, tampoco es un elemento decorativo. En consecuencia, habrá de disponerse siempre un solo Escudo Nacional por salón, palco, estrado o fachada.

La única diferencia que debe señalarse en este tema, es que el

Escudo Nacional no puede ser desplazado jamás del centro métrico; y que sólo se corre hacia la derecha cuando debe compartir dicha posición con las armas de algún país extranjero o con otro escudo con el que deba ser

ubicado (v. figura 18).

Es decir que, al igual que la bandera, el Escudo Nacional no cede jamás la derecha del centro métrico.

Asimismo, debemos advertir que los escudos no pueden ser llevados

hacia la derecha de la pared presidencial del salón. Esto es así por dos

razones.

La primera, es que como ya dijimos, el Escudo Nacional jamás debe abandonar su posición central.

Y la segunda, es que al colgarse siempre sobre elevados, los escudos no pueden recibir jamás la ofensa de la espalda de las autoridades presidenciales del acto o reunión. En consecuencia, su traslado de la

posición central carece de todo sentido.

Cuando debe disponerse una cantidad impar de escudos, se procede de la misma forma que se lo hace con las banderas, es decir, el Escudo Nacional se ubica en el centro y los restantes a diestra y siniestra por

reglas de Derecha y Proximidad, y de acuerdo a la ordenación alfabética del nombre de los países, provincias, municipios o instituciones que representan (v. figura 19).

Debemos tener en cuenta también aquí que cuando el Escudo

Nacional debe ser dispuesto junto a los de otros países extranjeros, estos últimos no pueden ser colocados por debajo de aquél, por respeto a la

regla de la Igualdad Jurídica de los Estados. En este caso, debe alinearse a todos los escudos teniendo en cuenta el último punto del jefe –o en su defecto del timbre- de cada uno de ellos (v. figura 20).

Ahora bien, cuando el Escudo Nacional debe ser dispuesto junto a

otros escudos de entidades políticas inferiores a la Nación, estos últimos pueden ser dispuestos un palmo más abajo que el Nacional. No obstante,

debe tenerse en cuenta que: 1) El conjunto resulte armónico; y 2) Que todos los escudos menores sean dispuestos en un mismo nivel, siguiendo un único nivel de alineación (v. figura 21).

3) ELEMENTOS DE VEXILOLOGIA APLICADA A LA GESTION PROTOCOLAR.

a) NOCION.

La Vexilología es la Disciplina que trata acerca del estudio técnico de

las banderas y demás símbolos representativos en tela. El vocablo “Vexilología” es un neologismo. Se halla formado por dos

palabras sumamente antiguas, aunque de orígenes bien diferentes: “vexillum” y “logos”. Fue creado en 1957 por el Dr. Whitney Smith,

fundador y director ejecutivo del Flag Research Center de los Estados Unidos de América.

“Vexillum”, proviene del latín y es un diminutivo de “velum” (vela, velo, tela, toldo o cortina). Significa estandarte, guión, bandera o insignia. “Logos”, proviene del griego, y significa “estudio”.

b) ORIGENES DE LA BANDERA.

El origen de las banderas es sumamente incierto. Se dice que las primeras fueron enarboladas en la milenaria China en el siglo XII a.J.C. y que muchos pueblos de la antigüedad hicieron uso de ellas para dar las

órdenes de ataque en batallas y desembarcos.

Sin embargo, el primer tipo de estandarte históricamente documentado fue el usado por las milicias romanas: el “Vexillum”.

En la Roma clásica, el “vexillum” era un estandarte cuadrilongo de color rojo, que se colocaba en la tienda del general y que era utilizado por éste para dar la orden de batalla. Pendía de una barra dispuesta en cruz

respecto del mástil portante, y sobre su anverso se bordaban los símbolos de la “legión” (legio) o cohorte (cohors) correspondiente. Con relación al

mástil portante, diremos que solía rematar de dos maneras diferentes: a) En lanza –que era lo común-, y b) En elemento o animal simbólicos.

Los elementos más utilizados eran: la mano –generalmente diestra- y la corona de laureles; mientras que el animal escogido era –casi siempre-

el águila jupiteriana. Luego de la proclamación de Octavio como Cesar Augusto en el año

27, y sobre todo tras su muerte, acaecida en el 43, el uso del vexillum se extendió a la dignidad imperial, precediendo la marcha del emperador o simbolizando su presencia.

Ello se debió al hecho de que la figura del “emperador” fue tomada

de la organización militar romana; siendo “imperator” (o sea “el que manda”) el título que se concedía a los generales en jefe de las legiones victoriosas.

Luego de la deposición de Rómulo Augústulo por Odoacro en 476, el

vexillum como significante de la presencia regia en palacios, campamentos

castrenses y ceremonias, fue adoptado en casi todos los nuevos estados bárbaros.

Hacia el siglo VII, los árabes adoptaron –aunque con alguna diferencia de forma y tamaño- el vexillum de los occidentales con idéntico significado, pero imprimiendo en él los símbolos propios de su cultura y su

religión. Los símbolos más comunes de la vexilografía islámica de entonces eran: 1) la media luna en creciente, y 2) las espadas de Alí, yerno y sucesor

del Profeta Mahoma. Durante la Edad Media, el estandarte fue dejando de ser una

prerrogativa real y su utilización como divisa se extendió paulatinamente a la nobleza feudal.

En efecto, cada señor tenía su propio estandarte, en el que –por lo general- mandaba estampar las figuras y colores de su escudo de armas.

Uno de los testimonios originales más antiguos de dicha

circunstancia es –sin dudas- el célebre tapiz policromo que hoy se

conserva en la ciudad de Bayeux, en Francia. Esta maravilla artística, a la vez que invalorable fuente de investigación histórica, mide 70 metros de

largo por 50 centímetros de ancho, y relata gráficamente un episodio capital de los anales europeos; tal, el de la conquista de Inglaterra por el Duque Guillermo de Normandía.

La obra en estudio, llamada indistintamente “Tapicería de Bayeux” o

“de la Reina Mathilde” (esposa de Guillermo), muestra escenas de la

decisiva batalla de Hastings (14.10.1066), como así también, de los aprestamientos previos de las tropas normandas.

Conforme avanza el observador en el desarrollo de la pieza, aparecen

varios estandartes dispuestos al tope de las lanzas que esgrimen guerreros

de uno y otro bando.

Dichos estandartes son en grados sumos originales y variados, tanto por su forma como por los símbolos heráldicos que llevan estampados.

Por lo general, se trata de gallardetes y gallardetones, destacándose muy especialmente dos de ellos: a) un dragón y b) un estandarte normando, desflecado en el extremo de su vuelo, y lleva impresa la figura

de un ave.

Hacia fines del siglo XI, el estandarte había sido ya adoptado por la casi totalidad de los reinos y señoríos europeos, aunque su utilidad no era otra aún que la de indicar la dignidad regia o feudal de sus moradas (tanto

habituales como castrenses) y para ordenar el avance de las tropas en la batalla.

No fue sino hasta después de las primeras Cruzadas que el estandarte comenzó a adquirir un significado semejante al de la bandera individual para convertirse en un emblema representativo genérico.

En efecto, los estandartes que hasta entonces no habían sido usados

más que en torneos y luchas menores entre señores feudales vecinos a

causa de su ambición y su frívola belicosidad, sirvieron en Tierra Santa para orientar al cruzado durante la batalla; y luego de esta última, para

facilitar su reencuentro con los camaradas de su misma pertenencia étnica.

De vuelta a casa, aquellos lienzos sucios y deshilachados que otrora fueran símbolo de la frivolidad y del pillaje de los señores feudales, comenzaron a ser considerados como prenda de afinidad grupal.

El estandarte, pues, iba dejando de ser un emblema puramente

nobiliario para simbolizar a la totalidad de los hombres que habían luchado alrededor del noble.

He aquí una sutil pero clara diferencia, que encierra toda una nueva concepción en materia de representación de la pertenencia y la

procedencia, menos personalista y más colectiva. Tanto fue así, que muchos de los emblemas que se hallaban

estampados en las insignias de los cruzados fueron adoptados por éstos para blasonar sus ciudades.

Según se cree, la primera ciudad europea que toma un emblema cruzado para sus armas comunales fue la de Génova. A mediados del siglo

XII, los genoveses comenzaron a señalar los edificios de utilidad pública y los navíos de sus mercaderes con escudos y estandartes que llevaban impresa sobre campo de plata (blanco) la cruz en gules (rojo) de San Jorge.

Desde entonces, cada ciudad fue adoptando sus propias armas y

estampando con ellas las banderas que precedían sus ejércitos y empavesaban sus buques.

Con el transcurso de los siglos, fueron apareciendo los estados nacionales, y con ellos, se produjo la multiplicación y complejización de los dibujos vexilográficos.

d) RAMAS DE LA VEXILOLOGIA.

Como en la Heráldica, también en la Vexilología reconocemos

subdivisiones interdisciplinarias:

c.a.) VEXILOLOGIA GENERAL. Es el estudio técnico de la bandera y

demás símbolos representativos en tela; y en ellos, sus elementos

principales y auxiliares.

c.b.) VEXILOLOGIAS ESPECIALES: c.b.1.) VEXILOLOGIA NACIONAL. Es el estudio técnico comparado

de las banderas de los estados soberanos. c.b.2.) VEXILOLOGIA COMUNAL (también la llamamos Municipal o

Cantonal).Es para nosotros el tipo especial de Vexilología cuyo objeto

consiste en estudiar las banderas y demás símbolos representativos en tal de las Comunas, Municipios, Provincias y Cantones.

c.b.3.) VEXILOLOGIA INSTITUCIONAL. Es para nosotros el estudio técnico de las banderas y demás símbolos representativos en tela de instituciones científicas o académicas y otras corporaciones tanto de

carácter público como privado, militar o religioso. c.b.4.) VEXILOLOGIA PERSONAL O DINASTICA. Es para nosotros el

estudio de las banderas y estandartes propios de los monarcas y de las

Casas Reinantes (en ejercicio o en exilio). c.b.5.) VEXILOLOGIA FUNCIONAL. Llamamos así al estudio de las

banderas y estandartes de los magistrados y funcionarios estatales. c.b.6.) VEXILOLOGIA CASTRENSE. Por último, decimos que la

Vexilología Castrense es el estudio técnico de las banderas y estandartes

utilizados por las fuerzas armadas y de seguridad.

e) VEXILOLOGIA GENERAL.

d.a.) ELEMENTOS PRINCIPALES.

d.a.1.) LA FORMA: La forma de una bandera o de cualquier otro símbolo representativo en tala puede ser de seis diferentes tipos, a saber: rectangular, cuadrada, gallardete, gallardetón, corneta y grímpola.

d.a.2.) EL ANVERSO Y EL REVERSO: Por regla general, el anverso y

el reverso de una bandera son idénticos; y salvo que la normativa de creación de aquélla disponga lo contrario, siempre habremos de interpretar el diseño vexilográfico en tal sentido.

La excepción más conocida a esta regla vexilológica se verifica en la

bandera de la República del Paraguay, cuyos anverso y reverso son diferentes. En efecto, en el centro de la faja blanca de ambas caras de dicha bandera se inscribe una circunferencia de doble borde, rojo el

exterior y azul el interior, con la leyenda “República del Paraguay”; pero la del anverso, contiene las armas nacionales paraguayas (o sea, la estrella de Mayo rodeada por una rama de palma y otra de olivo atadas al pie por

una cinta con los colores patrios), mientras que la del reverso, inscribe el sello del Tesoro (o sea, un león de oro en posición sedente, tras el cual puede observarse una pica con el gorro frigio en gules y la leyenda “Paz y

Justicia”.

Por último, hemos de hacer notar en este punto que, cuando una bandera se halla confeccionada en lienzo translúcido y en ella deben inscribirse escudos o emblemas propios de su diseño vexilográfico, debe

recurrirse a la costura de la bandera en doble tela, evitándose así que al trasluz los símbolos queden orientados en el sentido contrario al correcto.

d.a.3.) LAS PROPORCIONES: En Vexilología, se llama proporción de la bandera a la relación existente entre su alto y su largo. Las proporciones

más comunes son 2:1 y 1,6:1. d.a.4.) PARTES INTERIORES: Dichas partes son: el alto del mástil, el

alto del vuelo, el largo superior, el largo inferior, la faja o banda, el paño o tala y el cantón.

d.b.) ELEMENTOS AUXILIARES: d.b.1.) EL ASTA: Las partes del asta son: el regatón, el

guardamanos, palo del asta, moharra (cubo, medialuna, cuchilla), corbata

y driza.

- ASTA: Deriva de la palabra latina “hasta” que significa “lanza”. Consiste en un palo generalmente terminado en una punta

metálica o pica llamada “moharra”, y en el cual se iza o sujeta una bandera por la driza. Cuando en un asta debe disponerse una bandera de izar, a este palo se lo denomina “mástil”.

- - MOHARRA: Deriva de la palabra árabe (al-muharrah: que

significa “aguzado”). Consiste en la punta metálica del asta o

lanza. Sus partes son: la cuchilla, la medialuna y el cubo. -

- GUARDAMANOS: En las banderas de ceremonia se observa una protuberancia de constitución anatómica que, como su nombre lo indica, facilita al abanderado la portación del asta, reduciendo al

mínimo la posibilidad de su deslizamiento. - - REGATON: Es el dedal metálico con que remata y se protege el

extremo inferior del asta en las banderas de ceremonia. -

- CORBATA: Deriva de la palabra francesa “cravatte”. Consiste en una banda de tela que remata en flecos de oro o plata en el alto de su vuelo, y en la que se inscribe alguna leyenda alusiva a un

hecho memorable o glorioso referente al regimiento o corporación que desea honrarse.

- - DRIZA: Cuerda mediante el cual se iza o sujeta la bandera al

mástil.

d.b.2.) EL TAHALI Y LA CUJA: - EL TAHALI: Antiguamente, era la tira de cuero o lienzo que se

colocaba desde el hombro derecho hasta la cadera izquierda del

caballero y en cuyo extremo se sujetaba la espada. Para la Vexilología, es la banda que se dispone desde el hombro izquierdo hasta la cadera derecha del abanderado y en cuyo extremo se

encuentra la cuya. El tahalí por lo general es del mismo color de la bandera y se dispone de manera inversa a la tradicional, por cuanto la bandera nacional no cede su derecha jamás.

- - LA CUJA: Suerte de dedal o pequeño cubilete de cuero o paño

muy grueso con que remata el tahalí de los abanderados, y en el

que se inserta el regatón del asta.