simón bolivar

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Bueno, mi barrio se llama como el libertador, ubicado en la localidad 12, barrios unidos, en el, he pasado la mayoría de los años de mi vida, sin decir que he vivido ahí desde que nací, en el he conocido diversidad de gente y me han contado cosas muy interesantes respecto a sus vidas. Simón Bolívar

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Bueno, mi barrio se llama

como el libertador, ubicado en

la localidad 12, barrios

unidos, en el, he pasado la

mayoría de los años de mi

vida, sin decir que he vivido

ahí desde que nací, en el he

conocido diversidad de gente

y me han contado cosas muy

interesantes respecto a sus

vidas.

Simón Bolívar

Como en la vida hay de todo, pues mi barrio no es

la excepción, encontramos gente muy creída y

estirada que viven en los conjuntos de metrópolis

y se creen algunos más que los demás , también

hay gente como yo, sencillos pero otros que se

creen estrato 10 y no miran en donde están

pisando, y una zona que es un poco fea de la cual

voy a hablar un poco, pues este sitio no trae nada

bueno, no hay mucho que contar, solo cosas

destructivas y para que perder el tiempo en ello.

Cuando era muy pequeña me la pasaba en la

calle jugando con un montón de amigos, entre

ellos mi prima, que vive a dos casas de la mía y

con mi mejor amigo con el que pase momentos

inolvidables, como por ejemplo; con él aprendí

que era tener las rodillas raspadas, reírme hasta

que me doliera el estomago, quedarme hasta

tarde jugando con él porque no me quería

entrar a mi casa y aguantarme los regaños de

mi mamá.

Esa malicia de reírse de las desgracias de los demás, porque nosotros de niños éramos muy malos y no nos importaba lo que pensaran de nosotros, el caso era divertirnos y pasarla bien.

Mi colegio queda ahí en

el barrio, en este conocí

muchas personas

maravillosas, con las

cuales se aprenden más

cosas acerca de la vida

como sus experiencias

contadas o propias, y

momentos vividos que

desarrollaron un

carácter de personalidad

y el ser aceptado

socialmente

De cada persona se

aprende algo nuevo y con

ellos aprendí que es tener

una verdadera amistad,

porque amigos hay en

cantidades a la vuelta de

la esquina, pero

verdaderos muy pocos, de

esos que se cuentan con

los dedos de la mano.

No me apeno de decir donde vivió, ni mucho menos

de donde vengo, todos somos iguales ante los ojos de

Dios y no tengo por que creerme más o menos que

las personas que me rodean, ante todo la humildad y

los principios inculcados en casa, eso vale mas que la

marca de pantalón que uses o las cosas materiales

que tengas.