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    Estos crditos pertenecen a la edicin impresa de la obra

    Coordinacin del monogrfico: Glicerio Snchez Recio

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    Direccin: Glicerio Snchez Recio

    Secretara: Francisco Sevillano Calero

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    Depsito legal: A-293-2002ISSN: 1579-3311

    Edita: Departamento de Humanidades Contemporneasrea de Historia ContemporneaFacultad de Filosofa y LetrasUniversidad de AlicanteApartado Postal 9903080 Alicante

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    Glicerio Snchez RecioUniversidad de Alicante

    EL SINDICATO VERTICAL COMOINSTRUMENTO POLTICO Y ECONMICO

    DEL RGIMEN FRANQUISTA

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    ndice

    Portada

    Crditos

    EL SINDICATO VERTICAL COMO INSTRUMENTOPOLTICO Y ECONMICO DEL RGIMENFRANQUISTA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5

    1. Antecedentes y precisiones conceptuales . . . . . . . 5

    2. Ideologa, organizacin y etapas del sindicatovertical . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9

    a) La ideologa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9

    b) La organizacin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11

    c) Las etapas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13

    3. El sindicato vertical y el mercado de trabajo . . . . . 18

    4. Valoracin de la prctica sindical . . . . . . . . . . . . . . 23

    5. Conclusin: el franquismo como red deintereses . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28

    Notas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30

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    El sindicato vertical como instrumento poltico y econmicodel rgimen franquista

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    El sindicato vertical como instrumento polticoy econmico del rgimen franquista

    Glicerio Snchez RecioUniversidad de Alicante

    1. Antecedentes y precisiones conceptuales

    Aparte de otras formulaciones del rgimen franquista(nota 1), interesa referirse aqu al concepto de dicta-durapara definirlo, entendiendo por tal la concentra-

    cin de los poderes del Estado en una sola persona (el ge-neral Franco) o en un grupo reducido. Esto constituye por smismo una situacin de excepcin(nota 2) respecto a la tra-

    yectoria poltica espaola desde los aos treinta del sigloXIX, a pesar de la floracin de regmenes de dictadura quese implantaron en Europa en los aos veinte y treinta del si-glo XX. Un rgimen de estas caractersticas, superadas cier-tas circunstancias, debera desaparecer para volver a la nor-malidad constitucional; en cambio, la dictadura franquista na-

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    ci con una declarada intencin de perdurar, a semejanza deotros regmenes afines, como el fascista italiano y el nazialemn. Esto explica la contundencia utilizada por el fran-quismo para eliminar a sus enemigos, tanto durante la gue-rra civil como en los aos que siguieron a la victoria(nota 3),y la necesidad de crear las instituciones y buscar los apoyos

    institucionales y sociales por los que pudiera alcanzar el ob-jetivo prioritario de sobrevivir.

    Las instituciones principales fueron el partido nicoy el sin-dicato vertical. Evidentemente no fueron slo estas dos lasinstituciones creadas por el franquismo, pero nos centrare-

    mos en ellas por su relacin mutua y por la funcin instru-mental que ejercieron en la implantacin y consolidacin delrgimen franquista:

    a) El partido nico, FET y de las JONS, fue el instrumentocreado por el franquismo para ejercer el poder poltico y es-taba ideado a semejanza de los partidos fascistas, con los

    que se ejerca el poder en Italia y Alemania por sus respec-tivos regmenes. FET y de las JONS se infiltr en todos losorganismos del Estado de manera que ste se convirti enuna especie de doble gigantesco del partido nico. Sin em-bargo, ha de tenerse en cuenta que dentro del partido nicose mantuvo una cierta heterogeneidad entre los diversos

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    grupos que intervinieron en su fundacin y que nunca llega desaparecer(nota 4). El partido nico, adems, choc per-manentemente con el poder y la autonoma que el franquis-mo concedi al ejrcito y a la iglesia. As pues, FET y de las

    JONS goz de un gran poder e influencia pero hubo parce-las de la administracin y de la vida pblica en las que no

    pudo penetrar.

    b) El sindicato nico y vertical fue el instrumento parejo del

    partido nico para ejercer la funcin que se le ha atribuidoms arriba. A travs del sindicato nico, de afiliacin gene-

    ralizada y obligatoria para obreros y empresarios, el rgimen

    franquista trataba de integrar (encuadrar, controlar y repri-mir) al mundo del trabajo y de la empresa. La Organizacin

    Sindical mantena unos lazos muy estrechos con el partidonico: reciba de ste sus jefes, se hallaba representada jun-

    to aqul en muchas de las organizaciones e instituciones delEstado y ambos tenan encomendada la funcin de difundir

    y defender la ideologa y la obra del Estado nacionalsindica-lista(nota 5). Pero este concepto rompe con la idea tradicio-nal de sindicatocomo asociacin y organizacin de trabaja-dores o de un determinado colectivo de profesionales, que

    parte de un principio, cumple dos funciones y utiliza un do-ble procedimiento para alcanzar sus fines. El principio es la

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    libertad de asociacin, es decir, el trabajador o profesionalopta libremente por las ideas que asume y por la organiza-cin en la que se afilia entre todas las que existen de acuer-do con la legalidad establecida; las funciones que ejerce elsindicato son las de representaciny reivindicacin, o lo quees lo mismo, el sindicato representa a sus afiliados en todas

    las actividades orgnicas que le corresponden (laborales,administrativas, sociales y polticas), y el sindicato cumple,asimismo, en nombre de sus afiliados la funcin de reivindi-car los aspectos relativos al salario, las condiciones de tra-bajo y todo lo relacionado con la actividad laboral que des-arrollan en las empresas, con los que no estn de acuerdo o

    hayan de actualizarse peridicamente; y, por ltimo, los pro-cedimientos seguidos para lograr sus objetivos son la nego-ciacin y la presin sobre la otra parte que se concreta ge-neralmente en medidas relacionadas con la actividad laboraly que entorpecen la normalidad productiva (nota 6). Sin em-bargo, el rgimen franquista subvierte completamente el sig-

    nificado clsico e histrico del sindicato porque niega la li-bertad de asociacin y el pluralismo ideolgico, imponiendola obligacin de afiliarse al sindicato nico; elimina prctica-mente la funcin representativa ya que el sindicato nico esun instrumento del Estadopara integrar a los trabajadoresen el rgimen y no para ejercer la democracia en las empre-

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    sas segn la concepcin clsica; no reconoce a los trabaja-dores como colectivo el derecho de reivindicacin hasta

    1958, dictando el Estado entre tanto, a travs del Ministerio

    de Trabajo, el nivel de los salarios, las condiciones y el hora-

    rio del trabajo; e impide, en consecuencia, la utilizacin de

    los procedimientos para hacer efectiva la reivindicacin.

    2. Ideologa, organizacin y etapas del sindicatovertical

    Despus de lo dicho se puede tratar de estos aspectos y de-

    jar al descubierto la naturaleza, funciones y trayectoria del

    sindicato vertical.

    a) La ideologa

    La ideologa del sindicato vertical se halla expuesta clara-

    mente en las leyes fundacionales, en las que aparece como

    una pieza importante -clave- de la construccin del rgimenfranquista, junto con el partido nico. Al partido se le reser-

    vaban las funciones polticas y administrativas del rgimen y

    al sindicato, las laborales, las sociales y las econmicas. As

    pues, el sindicato vertical era mucho ms que un comple-

    mento del partido nico.

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    La primera de las leyes es el Fuero del trabajo, de marzo de1938, en la que se definan los principios de la poltica social,

    econmica y laboral del rgimen -el Nuevo Estado- En ella

    aparece definido el sindicato como complemento del Estado

    para aplicar una poltica de carcter totalitario; se establece

    que el sindicato ha de ser nico y vertical y a travs de steel Estado elaborar y controlar la poltica econmica (apar-

    tado XIII). La segunda ley es la de Unidad sindical, de enero

    de 1940. En sta se desarrollaban los principios que se ha-

    ban enunciado anteriormente en el Fuero del trabajo: la uni-

    cidad del sindicato vertical implicaba la desaparicin de losque existan anteriormente y de la integracin en l de aque-

    llos que haban sido consentidos por las leyes despus de

    julio de 1936. La tercera es la ley de Bases de la

    Organizacin sindical, de diciembre de 1940, en la que se

    define la estructura organizativa del sindicato en sus tres ni-

    veles: territorial, sectorial y el de obras sindicales (nota 7),

    que se subyugaban e imbricaban entre s; en esta ley, ade-

    ms, se estableca la relacin orgnica entre el sindicato y

    FET y de las JONS, ya que al primero se le impondran sus

    mandos entre los militantes del segundo(nota 8).

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    b) La organizacin

    Tal como se percibe en el organigrama del sindicato vertical,

    ste se ajusta a una estructura piramidal en la que se inte-

    gran los distintos niveles territoriales: locales, provinciales y

    estatal, que ocupa el vrtice e interviene en los dems, y ca-

    da uno de ellos configura, asimismo, una pirmide sindical.Siguiendo la lnea de los vrtices se forma la cadena de

    mando, que desde los escalones ms altos -Delegado

    Nacional y Secretario General- desciende a los niveles infe-

    riores mediante la designacin directa de los jefes de las

    secciones y de los delegados provinciales y locales (nota 9).

    La cadena de mando estaba formada casi exclusivamentepor militantes del partido nico. La pirmide sindical consti-

    tua por s misma una estructura de poder pero sta adquira

    an mayor fuerza poltica a travs del Ministro de Trabajo o

    del Ministro Secretario General del Movimiento por depender

    orgnicamente de uno u otro ministerio. La Organizacin

    Sindical, adems, estaba representada en muchas institu-ciones del Estado: consejos municipales, diputaciones pro-

    vinciales, cortes del Estado, etc. Por todo esto, el sindicato

    vertical constitua una pieza fundamental -instrumento polti-

    co- de la configuracin y consolidacin del rgimen franquis-

    ta.

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    Pero a travs del organigrama del sindicato vertical y si-guiendo la cadena de mando en ambos sentidos, el descen-dente y el ascendente, el Estado cumpla otra de las funcio-nes que haba asumido en el rgimen franquista, el intensointervencionismo econmico. En el programa de FalangeEspaola, aceptado despus ntegramente por FET y de las

    JONS, se defina a Espaa en lo econmico como un sindi-cato gigantesco de productores (punto 9); en el Fuero delTrabajo se haba definido al sindicato vertical como un ins-trumento al servicio del Estado, a travs del cual realizar,principalmente su poltica econmica; y, por ltimo, la ley deUnidad sindical haba definido la doble funcin, es decir, que

    la Organizacin Sindical deba hacer llegar al Estado las as-piraciones y necesidades que en el orden econmico seansentidas por los elementos productores de la Nacin y, asi-mismo, ha de ser vehculo por el que lleguen hasta stos lasdirectrices econmicas de aqul (art. 1). Este intervencio-nismo del Estado y el medio utilizado para aplicarlo supon-

    an previamente un determinado tipo de sociedad, del cualhabran desaparecido los enfrentamientos y los antagonis-mos sociales, en definitiva la lucha de clases. El principio re-gulador de la sociedad sera el de la armonaentre las cla-ses -trabajadores y empresarios- y el de la organizacin so-cial y econmica el corporativismo, establecindose asimis-

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    mo, como puede verse en el organigrama, un encadena-miento de corporaciones sometidas y puestas al servicio delEstado(nota 10). Esto se hallaba tambin includo en el pro-grama de F.E., en cuyo punto 9 puede leerse tambin:...Organizaremos corporativamente a la sociedad espaolamediante un sistema de sindicatos verticales por ramas de

    produccin, al servicio de la integridad econmica nacional(nota 11).

    c) Las etapas

    Me referir a la trayectoria seguida por el sindicato vertical

    de una forma muy general y dibujando slo a grandes trazossu evolucin. En primer lugar, conviene tener en cuenta queaquella trayectoria fue similar a la del propio rgimen fran-quista, como pieza fundamental que era de ste: el sindica-to, como el rgimen, pas por un proceso lento de institucio-nalizacin hasta llegar, cada uno de ellos, a una ley general

    en 1971 y 1966 respectivamente, y los pasos ms importan-tes de esa evolucin se dieron arrastrados por la coyuntura.De esta forma resultan muy significativas, aparte de las yaconocidas, las fechas de 1941, en que se produjo un cambiode orientacin del sindicato vertical(nota 12); 1958, en quese pas de la relacin laboral individualizada a la aplicacin

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    del convenio colectivo; y la de 1966, en que la OrganizacinSindical se rebel contra ella misma, al anular por decreto elresultado de las elecciones sindicales para intentar eliminarel efecto producido por la contradiccin interna que haba

    creado una ligera ampliacin de la representatividad sindical(nota 13). Al final del proceso, en los ltimos aos del fran-

    quismo, tanto el rgimen como el sindicato fueron incapacesde contener los movimientos y organizaciones antisistemaque se haban generado en su interior (nota 14).

    Despus de estas consideraciones generales, distinguir s-

    lo dos etapas en la trayectoria del sindicato vertical, utilizan-

    do como separacin la promulgacin de la ley de convenioscolectivos, de abril de 1958. As pues, la primera etapa abar-

    c desde el comienzo del rgimen franquista y del sindicatovertical hasta la fecha anteriormente citada: Durante ella se

    promulgaron las leyes fundacionales, se puso en marcha laorganizacin sindical y se complet sta con la publicacin

    de otras leyes como las de elecciones sindicales, de 1944 yde 1950, el establecimiento de los enlaces sindicalesy los

    jurados de empresa, entre 1943 y 1953, y la creacin de laMagistratura de Trabajo, de mayo de 1938, organismo de

    gran importancia en la actividad sindical porque era el nicoal que podan acudir los obreros de forma individual para

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    ejercer el derecho de reivindicacin (nota 15). Pero esta pri-mera etapa del sindicato vertical y del rgimen franquistamerece alguna consideracin ms amplia: Estos aos, el pri-mer venteniodel franquismo, como los han calificado algu-nos historiadores (nota 16), son conocidos generalmente co-mo el primer franquismo, y durante ellos el rgimen y el sin-

    dicato muestran sus caractersticas de forma ms homog-nea, utilizan trminos y adoptan actitudes de tipo fascista,ejercen una dura represin, el ejrcito y la iglesia son las ins-tituciones ms influyentes en la sociedad y el intervencionis-mo econmico del Estado alcanza sus niveles ms altos conla poltica econmica autrquica durante la segunda guerra

    mundial y los aos del aislamiento internacional (nota 17).As pues, la funcin instrumental ejercida por el sindicatovertical se orientaba a reforzar la unidad interior -nacional- ya reprimir cualquier tipo de disidencia, que se interpretabacomo enemiga del rgimen y de la patria. Sin embargo, estetipo de sindicalismo chocaba con las convicciones y las ex-

    periencias de los trabajadores espaoles en la poca ante-rior; por lo que el rgimen de dictadura y el sindicato verticalfueron considerados como estructuras opresoras que erapreciso destruir. Pero, dadas las circunstancias histricas,los trabajadores tuvieron pocas posibilidades de manifestarsu oposicin; la mayora de las iniciativas se tomaron de for-

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    ma individual o por grupos muy reducidos y hubo que espe-rar a mediados de los aos cincuenta para que aparecieranncleos organizados ms importantes (huelgas de 1956 y1957) (nota 18). El final de esta primera etapa coincide con

    una importante crisis econmica que supuso el fracaso defi-nitivo de la poltica autrquica, hizo cambiar las bases del

    mercado de trabajo, y en este mismo contexto se dieron al-gunas muestras de un leve cambio poltico (nota 19).

    La segunda etapa comienza en 1958 y se extiende hasta1975, el final del rgimen franquista y, por lo tanto, del sindi-

    cato vertical. La ley de convenios colectivos llevaba consigo

    una importante virtualidad: la actuacin colectiva para esta-blecer las bases de la contratacin y, en consecuencia, de la

    reivindicacin; es decir, que necesariamente deba ampliar-se la representacin de los sindicados, tarea muy compleja,

    dados los estrechos mrgenes que otorgaba el rgimen.Institucionalmente el rgimen cre el congreso sindical

    (1961) y los consejos de empresarios y de trabajadores(1964), a los que se les daban las funciones de carcter re-presentativo (nota 20). Al no existir el pluralismo sindical losgrupos contrarios a la Organizacin Sindical actan dentro

    de ella a travs de las comisiones de obrerosen las empre-sas de manera que adoptan una organizacin semejante y

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    paralela a la del sindicato vertical, y en ellas se formaron losprimeros ncleos de los sindicatos Comisiones Obreras(CC.OO.)entre 1962 y 1964 y Unin Sindical Obrera(USO).El primer e importante xito de CC.OO. se produjo en laselecciones sindicales de 1966, que fueron recurridas por laOrganizacin Sindical y anuladas por sentencia del Tribunal

    Supremo en 1967, que consider a CC.OO. organizacinclandestina y afn al Partido Comunista (nota 21). A pesar deesto, el rgimen franquista continu el proceso de institucio-nalizacin sindical; de ah la promulgacin de la ley sindicaly el reconocimiento del derecho de reunin sindical, en1971, y la publicacin de las primeras normas sobre asocia-

    ciones, agrupaciones, uniones, colegios y consejosprofesio-nales y sindicales, en 1972 (nota 22). Sin embargo, stas di-fcilmente podan cumplir su funcin con el monolitismo ide-olgico y organizativo que se mantena. Por lo tanto, estosfueron aos en los que se di una fuerte conflictividad labo-ral, con huelgas muy numerosas y con gran participacin en

    sectores econmicos tan importantes como la minera astu-riana, la industria pesada y la construccin, particularmenteen los aos de 1966 y 1967(nota 23). En los ltimos aosdel franquismo ni la estructura caduca de la OrganizacinSindical ni la poltica del rgimen podan contener el activomovimiento democratizador y reivindicativo que se estaba

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    dando. Esto ayuda a entender la rpida aniquilacin de lasestructuras del rgimen una vez muerto el dictador.

    3. El sindicato vertical y el mercado de trabajo

    En las leyes fundacionales, particularmente en el fuero del

    trabajo, se marcaba la pauta sobre la intervencin del sindi-cato vertical en el mercado de trabajo: el sindicato deba co-nocer los problemas de la produccin y proponer sus solu-ciones, subordinndolas al inters general, e intervendra enla reglamentacin, vigilancia y cumplimiento de las condicio-nes de trabajo a travs de las organizaciones especializadas

    (Base XIII); asimismo, haba marcado el nivel del que no de-beran descender los salarios, el que permitiera vivir con dig-nidad al obrero y a su familia (Base III). Pero, aunque al sin-dicato vertical le correspondi un importante papel en elmercado de trabajo, fue el Ministerio de Trabajo el que ejer-ci la funcin principal: A la Organizacin Sindical le perte-

    necan las Oficinas de colocaciny el control de la cartillaprofesional(1940), que deban tener todos los obreros y enel que se recoga el curriculum profesional de cada uno deellos; pero el Ministerio de Trabajo dictaba todas las medidasrelativas a la actividad laboral: estableca especialidades, ca-tegoras, salarios, horarios, condiciones de trabajo, descan-

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    so, vacaciones, sanciones, etc. (ley de reglamentaciones detrabajo, de octubre de 1942), y reforzaba la dependencia deltrabajador respecto al empresario, jefe de empresa (ley decontrato de trabajo, de enero de 1944) (nota 24). As pues, atravs de esta legislacin, el Estado marcaba la pauta al em-presario en el proceso de contratacin laboral e impeda a

    los trabajadores asociarse entre s para hacer valer sus de-rechos; de la misma forma la reivindicacin slo poda efec-tuarse ante la Magistratura de Trabajo, es decir, ante elEstado, demanera individualizada, como ya se ha indicado(nota 25). Este organismo judicial llev a cabo una importan-te e intensa actividad entre 1940 y 1958. Jos Babiano ha

    analizado estas actuaciones judiciales destacando aspectostan significativos como los referidos a los despidos, a los sa-larios y horas extra, a los accidentes laborales y a las sen-tencias favorables a los obreros (nota 26). Desde 1946 losasuntos resueltos anualmente por la Magistratura de Trabajose hallan entre los 50.000 y 60.000, superando slo esta l-

    tima cifra en 1953. De estas actuaciones correspondieron adespidos y salarios un porcentaje que fluctu cada ao en-tre el 40 y el 30 por ciento en el grupo primero y entre el 45y el 30 por ciento en el segundo, dndose una cierta ten-dencia a disminuir. Por ltimo, la sentencias favorables a losobreros de movieron a lo largo de toda la serie entre el 15 y

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    el 20 por ciento cada ao. Pero adems, la normativa laboralfranquista aseguraba al trabajador una notable estabilidaden el puesto de trabajo, a no ser que se incurriera en un ex-pediente disciplinario por cualquiera de los muchos motivos

    establecidos en las leyes y reglamentos, o en un expedientede depuracin de tipo poltico. En 1956, en la coyuntura de

    crisis y de conflictividad obrera aludida ms arriba, el Estadohubo de intervenir de forma extraordinaria y elevar los suel-dos dos veces en aquel ao (nota 27). Esta situacin expre-

    saba de manera palpable el agotamiento de la normativa la-boral; y de ah el cambio que se impuso con la promulgacin

    de la ley de convenios colectivos, de abril de 1958.

    La ley de 1958 debe considerarse desde tres perspectivas

    distintas: la poltica, como reflejo del declive en el que se ha-llaban las posiciones falangistas en el diluido marco del

    Movimiento Nacional; la econmica, relacionada con elabandono de la poltica econmica de la autarqua, las pri-

    meras tentativas de la liberalizacin y la bsqueda de unaproductividad de las empreas ms alta; y la laboral-sindical,porque en la nueva coyuntura era necesario dar mayor par-ticipacin a los obreros, establecer contacto directo con los

    empresarios y tener en cuenta el factor de la productividaden las negociaciones de los contratos laborales; pero todo

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    esto deba realizarse en el estrecho marco establecido porlas leyes sindicales del rgimen; de ah los conflictos que segeneraran en torno a los convenios laborales.Tambin el r-gimen haba previsto el aumento de la conflictividad poltica

    y laboral, por lo que los delitos relacionados con ella, de-pendiendo de su categora, seran competencia del tribunal

    de Orden Pblico(1963) o del de rebelin, sabotaje y terro-rismo (1960). En estas circunstancias era muy arriesgadopara los obreros ejercer la funcin de representantes sindi-

    cales, a pesar de las garantas legales que se otorgaron alos cargos electos (septiembre de 1962 y mayo de 1966)

    (nota 28); pero todos estos decretos partan de la sutil dife-

    rencia entre los conflictos -huelgas, no reconocidas hastamayo de 1975- laborales y econmicos y los de motivacin

    poltica, siendo muy fcil clasificarlos en el segundo tipo ylanzar contra los responsables y dirigentes todas las sancio-

    nes previstas por las leyes (nota 29).

    La aplicacin de la ley de convenios colectivos no suponaque el Ministerio de Trabajo no interviniera en estos proce-sos; a ste le corresponda velar por la correccin formal dela negociacin e intervenir cuando se paralizaba la negocia-

    cin y no se poda concluir por desacuerdo insuperable delos empresarios y los trabajadores; en este ltimo caso, la in-

    El sindicato vertical como instrumento poltico y econmicodel rgimen franquista

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    tervencin se realizaba no por la va del arbitrajesino por eldictado de un decreto (norma) de obligado cumplimiento,con lo que el Ministerio de Trabajo se converta en el garan-te de la aplicacin de la legislacin laboral. As pues, erancaptulos de los convenios colectivos todos los correspon-dientes a las condiciones de trabajo, los que establecen la si-

    tuacin de los trabajadores en la empresa y los que definenlos servicios sociales que reciben el trabajador y su familiapor pertenecer o haber pertenecido a la empresa. Los con-venios se revisaban y actualizaban peridicamente, depen-diendo de lo acordado con antelacin, de la coyuntura de laempresa o de la coyuntura econmica general, pero no to-

    dos los trabajadores estaban sometidos a convenio. Segnla legislacin, slo las grandes empresas podan establecerconvenios por s solas, las dems estaban reguladas porconvenios de sindicato o sector y su obligatoriedad se ex-tenda a toda la localidad o la provincia. Las intervencionesdirectas del Ministerio de Trabajo, mediante decreto, fueron

    numerosas, pudindose calcular que las empresas afecta-das, entre las obligadas a convenio, se situaron en torno al10% entre 1964 y 1972, lo que repercuti sobre los trabaja-dores entre el 20 y el 25 por ciento en los aos de 1964 a1968 y en proporcionesnotablemente ms bajas en los aossiguientes (nota 30).

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    La aplicacin de la legislacin laboral, aparte de las huelgas,produjo tambin un abundante nmero de conflictos judicia-les por la amplia casustica en que se vieron envueltos lostrabajadores y que se resolvan en las Magistraturas deTrabajo, el Tribunal Central de Trabajo y el Tribunal Supremo,cuya documentacin constituye una fuente muy importante

    para el estudio de estas cuestiones.

    4. Valoracin de la prctica sindical

    Lo expuesto hasta aqu sobre el sindicato vertical lo he he-cho siguiendo de cerca los textos oficiales del franquismo y

    las consideraciones crticas apuntadas han tenido tambincomo referencia la Organizacin Sindical definida por losmismos textos; pero lo que pretendo en este apartado esanalizar la trayectoria del sindicato vertical no como institu-cin sino como organismo que funcion de acuerdo y al mar-gen de la normativa y que cumpli o no alcanz los objetivos

    que le haban sido asignados. Esto mismo poda plantearsecomo la verificacin de la hiptesis enunciada en el ttulo:instrumento poltico y econmico del rgimen franquista. Lahiptesis, como se ha visto, se ajusta al contenido de los tex-tos oficiales, pero puede demostrarse a travs de la prcti-ca sindical?

    El sindicato vertical como instrumento poltico y econmicodel rgimen franquista

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    En torno a la prctica sindical los historiadores se han pro-nunciado ya de distintas maneras o desde perspectivas dife-

    rentes:

    a) M Encarna Nicols y Rosario Snchez han hablado de la

    institucionalizacin de una antinomia (nota 31). Estas his-

    toriadoras no definen con precisin los lmites de la antino-mia -oposicin de contrarios sin solucin alguna de media-

    cin entre ellos-, por lo que deben especificarse los posibles

    trminos de dicha antinomia: stos pueden ser el rgimen

    franquista y el sindicato, con lo que el sindicato estara inca-

    pacitado de entrada para cumplir el objetivo que se le haba

    marcado, lo que explicara la intervencin de organismos ex-

    traos, como se ha visto; podran ser tambin el sindicato y

    los trabajadores, es decir, que el primero, dadas sus carac-

    tersticas, fuera incapaz de contener y encauzar la actividad

    reivindicativa y la conflictividad laboral de los segundos; por

    ltimo, podran ser los empresarios y los trabajadores, cuyaoposicin de intereses les incapacitara para estar juntos ar-

    mnicamente en la misma organizacin sindical. Estos tres

    significados, aunque distintos, son complementarios y, a lo

    largo de su trabajo, estas historiadoras hacen suficientes re-

    ferencias a cada uno de ellos.

    Glicerio Snchez Recio

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    b) Jos Babiano, analizando la trayectoria histrica de laOrganizacin Sindical, rebaja asimismo el nivel de cumpli-

    miento de los objetivos que le haban sido asignados: bajo

    nivel de afiliacin, no alcanzaba el 50% en 1949; poca efec-

    tividad de la Oficinas de Colocacin y existencia de un am-

    plio mercado de trabajo fuera de su control; las sentenciasde los tribunales fueron muchas veces favorables a los tra-

    bajadores; los jurados de empresa actuaron con ms fideli-

    dad a la empresa que al sindicato; los obreros afectados por

    los convenios colectivos, a pesar del gran nmero, estuvie-

    ron entre el 34,4% de 1965 y el 56% de 1969; y por ltimo,

    los empresarios estuvieron en el sindicato vertical en una si-tuacin privilegiada respecto a los obreros. Ante este anli-

    sis de la trayectoria histrica del sindicato vertical, el mismo

    historiador concluye que la fuerza del sindicato vertical deri-

    vaba del propio rgimen franquista y slo por ste se man-

    tuvieron las instituciones (nota 32). Segn este planteamien-to, el sindicato vertical sera apenas un organismo poltico

    con competencias reducidas en la poltica laboral y del que

    habra que buscar las razones de su existencia en otros in-

    tereses del rgimen relacionados con la reproduccin de su

    burocracia.

    El sindicato vertical como instrumento poltico y econmicodel rgimen franquista

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    c) Carme Molinero, Pere Yss y Roque Moreno insisten en la

    funcin preponderante que ejercieron los empresarios dentro

    del sindicato vertical, particularmente despus de 1941, a

    partir del cese de G. Salvador Merino como Delegado

    Nacional y de la domesticacin sindical que se impuso

    (nota 33). El control del sindicato fue un factor muy importan-

    te no tanto para influir sobre la poltica econmica del gobier-

    no como para obtener otros beneficios: econmicos, labora-

    les y sociales para sus empresas en los aos de la autarqua

    y, despus, en los de la contratacin colectiva; y polticos, ya

    que los servicios prestados al sindicato vertical se convirtie-

    ron en muchos casos en el principio de importantes carreras

    polticas dentro del rgimen. C. Molinero y P.Yss citan textos

    muy significativos en los que los empresarios, desde institu-

    ciones reconocidas por la Organizacin Sindical, criticaban

    con dureza la creacin de los jurados de empresa conside-

    rndolos peligrosos para el futuro de las empresas.

    d) Por ltimo, Abdn Mateos introduce otro elemento para

    completar el anlisis de la trayectoria histrica del sindicato

    vertical. El rgimen franquista intent que la Organizacin

    Sindical, lo mismo que otras instituciones, estuviera homolo-

    gada internacionalmente y, por lo tanto, reconocida por la

    Organizacin Internacional del Trabajo (OIT). Sin embargo,

    Glicerio Snchez Recio

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    el sindicato franquista, a pesar de ser admitido en la OIT en1956, una vez que Espaa fue reconocida como miembro de

    la ONU, encontr en la organizacin un ambiente muy hostil

    por la falta de pluralismo sindical y por su estructura antide-

    mocrtica; lo que no impeda que la OIT valorara positiva-

    mente las mejoras que la OSE reconoca a los obreros res-

    pecto a los salarios, las condiciones de trabajo, la represen-

    tacin en las empresas, la seguridad social, etc.(nota 34).

    A partir de los planteamientos anteriores puede afirmarse,

    primero, que el sindicato vertical fue un instrumento poltico

    y econmico del rgimen franquista, que fue este rgimen el

    que le di la fuerza y resolvi los problemas que se le plan-

    tearon a lo largo de su trayectoria, cuando los elementos

    irreconciliables de la antinomia se activaban; pero que, al

    mismo tiempo, lo utiliz para controlar y encuadrar a los

    obreros y compensar a los empresarios y patronos por los

    apoyos que le prestaban. As pues, el franquismo no eran s-lo las instituciones: los dirigentes franquistas y configurado-

    res del rgimen tenan objetivos prioritarios y deudas de ori-

    gen, de ideologa y de grupos o clase social que deban sa-

    tisfacer. Esto ltimo contribuye a explicar el protagonismo

    que ejercieron los empresarios en el sindicato vertical.

    El sindicato vertical como instrumento poltico y econmicodel rgimen franquista

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    5. Conclusin: el franquismo como red de intereses

    No pretendo con este enunciado entrar en la polmica sobre

    la naturaleza del franquismo sino aportar un elemento que

    puede ayudar a comprender la larga existencia del rgimen.

    El franquismo fue un rgimen de dictadura e, incluso, de dic-

    tadura fascistizada, por utilizar el trmino de I. Saz(nota 35); y como tal rgimen, se apoyaba en el poder su-

    premo del general Franco y del reducido grupo de personas

    que se hallaba en torno a l. Sin embargo, para asegurar el

    poder poltico se necesitaban apoyos sociales-complicidad

    de la sociedad o, al menos, de una parte destacada de ella-

    . Los historiadores han hablado sobre todo del consensocony hacia aquel rgimen, siguiendo el modelo de los italianos;

    pero el trmino consenso tiene un componente semntico de

    poltica liberal y democrtica que no cuadra con la imposi-

    cin y la trayectoria seguida por el franquismo. Los regme-

    nes de dictadura, incluso los deseados, a medio y largo pla-

    zo, se vuelven en contra de aqullos que les ayudaron en su

    origen, y el nico procedimiento de hacer tolerable la impo-

    sicin poltica es otorgar otras prestaciones de tipo social,

    econmico y cultural. El encauzamiento de estas prestacio-

    nes se realiz a travs de las instituciones y entre stas la

    Organizacin Sindical ocup, con casi toda seguridad, el pri-

    Glicerio Snchez Recio

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    mer puesto, aunque no hay que olvidar otras como las del

    gobierno municipal y provincial. Desde las instituciones en-

    tregadas a personas que representaban los intereses de de-

    terminados grupos se crearon las redes en las que confluan

    empresarios, polticos, burcratas e idelogos que configu-

    raron el mejor aval social del rgimen franquista (nota 36).

    Esto ayuda a entender, asimismo, que en las huelgas fuera

    difcil distinguir entre lo econmico, lo social y lo poltico, y

    que los dirigentes obreros cuando exigan mejoras econmi-

    cas y derechos sociales pedan al mismo tiempo el recono-

    cimiento de derechos polticos, porque el problema ltimo no

    era el conflicto laboral o las condiciones de un convenio co-

    lectivo sino el rgimen poltico que defenda aquel sistema

    econmico y social.

    El sindicato vertical como instrumento poltico y econmicodel rgimen franquista

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    1. Estas formulaciones originaron un amplio debate historiogrfico,del que pueden verse referencias en PREZ LEDESMA, M., Una dicta-dura por la gracia de Dios, Historia Social, n 20 (1994), pp. 173-193; y SNCHEZ RECIO, G., Lneas de investigacin y debate historio-grfico, Ayer, n 33 (1999): El primer franquismo, 1936-1959, pp. 17-40.

    2. Este concepto ha sido utilizado por la historiografa marxista en uncontexto diferente. Ver al respecto, POULANTZAS, N., Fascismo y dicta-dura. La III Internacional frente al fascismo, Siglo XXI, Madrid, 1970,pp. 369-370.

    3. Esta cuestin ha sido muy estudiada y debatida por los historiado-res. ltimamente se ha pretendido efectuar trabajos de sistematiza-

    cin y sntesis de los resultados obtenidos en CENARRO, A., Muerte ysubordinacin en la Espaa franquista: el imperio de la violencia co-mo base del Nuevo Estado, Historia Social, n 30 (1998), pp. 5-22;y JULI, S. (coord.), Vctimas de la guerra civil, Temas de Hoy, Madrid,1999.

    4. En el Decreto de unificacin, de 19 de abril de 1937, se hace men-

    cin de F.E. y de la C.T. como organizaciones que se integran en unasola entidad, aunque conservando sus propios elementos, serviciosy smbolos. Ver Fundamentos del Nuevo Estado, Vicesecretara deEducacin Popular, Madrid, 1943, pp. 20-21; CHUECA, R., El fascis-mo en los comienzos del rgimen de Franco. Un estudio sobre FET-

    JONS, CIS, Madrid, 1983, pp. 155-168; y SNCHEZ RECIO, G., Los cua-dros polticos intermedios del rgimen franquista, 1936-1959.

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    Diversidad de origen e identidad de intereses, Instituto de CulturaJuan Gil-Albert, Alicante, 1996, pp. 27-31.

    5. La organizacin, funciones y relacin del sindicato vertical con FETy de las JONS se halla expuesta en las leyes fundacionales del rgi-men franquista: Fuero del Trabajo (1938) y Ley de Bases de laOrganizacin Sindical (1940). Verlas en Fundamentos del Nuevo

    Estado, pp. 173-182 y 185-193.

    6. El convenio colectivo y la huelga, como expresin mxima del des-acuerdo entre la patronal y los trabajadores, son los casos ms re-presentativos de estos procedimientos. Ver Sindicatos, en BOBBIO,N. y MATTEUCCI, N., Diccionario de poltica, Siglo XXI, Madrid, 1982,pp. 1503-1506.

    7. Atravs de los programas de las obras sindicales el Estado fran-quista dispona de un cauce para ejercer el paternalismo con los gru-pos sociales menos favorecidos y un medio efectivo para difundir laideologa y organizar el tiempo de ocio. Ver al respecto las obras deSNCHEZ LPEZ, R. y NICOLS MARN, E., Sindicalismo vertical fran-quista: la institucionalizacin de una antinomia (1939-1977), en RUIZ,D. (dir.), Historia de Comisiones Obreras (1958-1988), Siglo XXI,Madrid, 1993, pp. 13-17; y BABIANO, J., Un aparato fundamental pa-ra el control de la mano de obra? (Reconsideraciones sobre el sindi-cato vertical franquista), Historia Social, n 30, pp. 33-38.

    8. De esta forma el sindicato vertical se converta en un instrumentodel partido nico para completar su actuacin y, al mismo tiempo, enun campo reservado del sector falangista dentro del reparto de com-

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    (1939-1952). Escasez de recursos y acumulacin de beneficios,Instituto de Cultura Juan Gil-Albert, Alicante, 1995, p. 79.

    13. Ver al respecto MOLINERO, C. e YSS, P., Productores disciplinados

    y minoras subversivas. Clase obrera y conflictividad laboral en la

    Espaa franquista, Siglo XXI, Madrid, 1998, pp. 26 ss.

    14. Para un estudio ms detallado de la trayectoria seguida por el sin-dicato vertical, ver la obra citada de Carme Molinero e Pere Yss, ylas de MINGO BLASCO, J. A., La resistencia individual en el trabajo:

    Madrid 1940-1975, en SOTO, A. (dir.), Clase obrera, conflicto laboraly representacin sindical (Evolucin sociolaboral de Madrid, 1939-

    1991), Ediciones GSP, Madrid, 1994, pp. 123-163; y de SOTO

    CARMONA, A., Huelgas en el franquismo: Causas laborales-conse-

    cuencias polticas, Historia Social, n 30, pp. 39-61.

    15. La creacin de los enlaces sindicales y los jurados de empresasupona el inicio de la representacin en el mundo laboral; de ah las

    restricciones que se impusieron a su funcin y ejercicio: los enlacesno constituan ningn poder sindical y eran considerados meros

    mensajeros o recaderosde los trabajadores y los sindicatos, y los ju-

    rados de empresa estaban slo autorizados en las grandes empresas(mil trabajadores en 1953 y cincuenta en 1971). Ver LUDEVID, M.,

    Cuarenta aos de sindicato vertical. Aproximacin a la Organizacin

    Sindical Espaola, Laia, Barcelona, 1976, pp. 26-32.

    16. Utilizado por Carme Molinero y Pere Yss (op. cit., p. 12), que pro-cede de la historiografa italiana sobre el fascismo.

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    17. Estos aspectos del rgimen franquista han sido tratados amplia-mente en Ayer, n 33 (El Primer Franquismo, 1936-1959). Sin embar-go el concepto de primer franquismo, aplicndolo a las dos primerasdcadas del rgimen, est siendo sometido a revisin y hay historia-dores que piensan que los cambios adoptados significaron una nota-ble alteracin de sus caractersticas. Ver SOTO CARMONA, A.,Historiadores y primer franquismo, Revista de Occidente, n 223

    (1999), pp. 103-122.

    18. SOTO CARMONA, A., Huelgas en el franquismo..., pp 51-52. Verasimismo, MOLINERO, C. e YSS, P., Productores disciplinados..., pp.40-43; y GARCA PIEIRO, R., Los mineros asturianos bajo el franquis-mo (1937-1962), Fundacin 1 de mayo, Madrid, 1990, pp. 341-343.

    19. El fracaso de la poltica autrquica condujo a la crisis econmicade 1956 y se sald con las medidas preestabilizadoras y el plan deestabilizacin entre 1957 1959 (Ver al respecto MOLINERO, C. e YSS,P., Economa y sociedad durante el franquismo, en MORENOFONSERET, R. y SEVILLANO CALERO, F. (eds.), El franquismo. Visiones ybalances, Universidad de Alicante, 1999, pp. 80-83). Al mismo tiem-po, desaparecieron de la formulacin de los Principios del MovimientoNacionallos trminos de significado totalitario.

    20. Ajuicio de Manuel Ludevid (op. cit., p. 40), con estos rganos co-legiados se intentaba dar una apariencia de autonoma a los obrerosy a los patronos dentro de la representacin sindical; pero la realidadfue que estos consejossiempre estuvieron sometidos a la cadena demandosindical.

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    21. La sentencia ilegalizaba formalmente a las comisiones obreraspor ser una organizacin filial del PCE tendente a la violenta des-

    truccin de la actual estructura del Estado espaol (MOLINERO, C. e

    YSS, P., Productores disciplinados..., pp. 154-155). Jos Babiano y J.

    Antonio Mingo moderan el pretendido xito de CC.OO. en las elec-

    ciones sindicales de 1966 en Madrid, reducindolo a una ampliacin

    de los recursos organizativos (ver de estos autores: De la comisin

    de enlaces y jurados del metal a la unin sindical de Madrid: las co-

    misiones obreras madrileas durante el franquismo, en RUIZ, D. (dir.),

    Historia de Comisiones Obreras..., pp. 200-201. De hecho la senten-

    cia del Tribunal Supremo, de 16 de febrero de 1967, procede de la

    desestimacin del recurso de casacinpresentado ante dicho tribu-

    nal por cinco encausados por un delito de asociacin ilcita de la

    Comisin Obrera de Vizcaya, y que haban sido condenados por elTribunal de Orden Publico.

    22. LUDEVID, M., op. cit., pp. 49-51. Segn el autor, la aprobacin de la

    ley sindical fue una ocasin perdida y califica a su contenido como

    una sistematizacin de la normativa sindical dispersa que haba si-

    do promulgada en los ltimos aos. No hay nada realmente nuevo en

    ella. Con las otras medidas se regulaban derechos reconocidos enla ley sindical, pero con la regulacin se desarrollaban tambin las

    restricciones de su ejercicio.

    23. Ver al respecto BENITO DEL POZO, C., La clase obrera asturiana du-

    rante el franquismo, Siglo XXI, Madrid, 1993, pp. 376-404; y los cap-

    tulos dedicados a la historia de CC.OO. en Catalua, Euskadi y

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    Madrid, en RUIZ, D. (dir.), Historia de Comisiones Obreras..., pp. 69-140 y 191-214.

    24. La Organizacin Sindical, por lo tanto, quedaba reducida a un or-ganismo institucional de escasa incidencia en el campo laboral, endonde el Ministerio de Trabajo ejerca amplias competencias. LaOrganizacin Sindical, ms bien, completaba las funciones enco-

    mendadas al Ministerio de Trabajo.25. Apartir de esta situacin sociolaboral, Jos Babiano para expli-car la poltica laboral del franquismo ha elaborado los conceptos detaylorismoy paternalismo del Estado, entendiendo por tales un mo-do de gestin global de la fuerza de trabajo. Este planteamiento abreuna va de anlisis sobre la poltica laboral para poner, segn sus pa-labras, al sindicato vertical en su sitio, como se ver ms adelante.Ver BABIANO MORA, J., Paternalismo industrial y disciplina fabril enEspaa (1938-1958), CES, Madrid, 1998, pp. 9-16.

    26. BABIANO MORA, J., Paternalismo industrial y disciplina fabril..., pp.51-56. Las condiciones laborales y de vida de los trabajadores du-rante la primera etapa del franquismo pueden verse en RUIZ, D., Dela supervivencia a la negociacin. Actitudes obreras en las primeras

    dcadas de la dictadura (1939-1958), en RUIZ, D. (dir.), Historia deComisiones Obreras..., pp. 47-68.

    27. MOLINERO, C. e YSS, P., Productores disciplinados..., p. 40.

    28. En la primera fecha se regulaba que la empresa tramitara un ex-pediente antes de despedir a los representantes sindicales(MOLINERO, C. e YSS, P., Productores disciplinados..., p. 73) y en la

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    segunda, al menos formalmente, se estableca un rgimen de garan-tas al ejercicio de la funcin de representante sindical (LUDEVID, M.,op. cit., pp. 41-42).

    29. Ver al respecto el artculo citado de SOTO CARMONA, A., Huelgasen el franquismo....

    30. SNCHEZ, R. y NICOLS, M E., Sindicalismo vertical franquista: La

    institucionalizacin de una antinomia (1939-1975), en RUIZ, D. (dir.),Historia de Comisiones Obreras..., p. 41.

    31. Ibdem, pp. 1-46.

    32. BABIANO, J., Un aparato fundamental para el control de la manode obra? (Reconsideraciones sobre el sindicato vertical franquista),Historia Social, n 30 (1998), pp. 23-38; y Paternalismo industrial y

    disciplina fabril..., pp. 56-69.

    33. MOLINERO, C. e YSS, P., Els industrials catalans durant el fran-quisme, Eumo, Vic, 1991, pp. 70-73; y MORENO FONSERET, R., La au-tarqua en Alicante..., pp. 79-91.

    34. MATEOS, A., La denuncia del sindicato vertical. Las relaciones en-tre Espaa y la Organizacin Internacional del Trabajo (1939-1969),

    CES, Madrid, 1997.

    35. Ver al respecto lo expuesto en la nota 1.

    36. El concepto de franquismo como red de intereses lo he des-arrollado ms ampliamente en el Seminario Poltica y empresa enEspaa, 1936-1957, celebrado en la Universidad de Alicante, del 22al 24 de noviembre de 2000.

    El sindicato vertical como instrumento poltico y econmicodel rgimen franquista