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El enfermo crítico 4. Cardiovascular 13. Síndrome coronario agudo y sus complicaciones 1 - 31 SINDROME CORONARIO AGUDO Y SUS COMPLICACIONES 1. SCA 1.1. Consideraciones iniciales Las enfermedades cardiovasculares son en la actualidad la principal causa de muerte en los países industrializados. Entre ellas la enfermedad arterial coronaria (EAC) es la más prevalente. Las manifestaciones de la EAC incluyen la isquemia silente, la angina estable, la angina inestable, el infarto de miocardio, la insuficiencia cardíaca y la muerte súbita. El Síndrome Coronario agudo (SCA) es una de las formas de presentación más frecuentes de la EAC, constituyendo una situación de amenaza vital. Esta amenaza precisa una estratificación de riesgo inmediata que lleve a una respuesta terapéutica precoz mediante una estrategia farmacológica y técnicas de revascularización coronaria combinadas. El síntoma que desencadena la cascada diagnóstico-terapéutica suele ser el dolor torácico, pero la clasificación de los pacientes se basa en el electrocardiograma (ECG) en el momento del diagnóstico ya que es el determinante principal del tratamiento a aplicar. Distinguimos así dos grupos de pacientes: Pacientes con dolor torácico agudo y elevación persistente (>20 min.) del segmento ST. Esta entidad se denomina SCA con elevación del segmento ST (SCACEST) y generalmente se debe a una oclusión coronaria total aguda. La mayoría de estos pacientes desarrollarán un Infarto Agudo de Miocardio (IAM) con elevación del segmento ST (IAMCEST). El objetivo terapéutico es una reperfusión rápida, completa y sostenida mediante angioplastia primaria o tratamiento fibrinolítico. Paciente con SCA sin elevación persistente del segmento ST (SCASEST). El ECG puede mostrar alteraciones persistentes o evolutivas cuando el paciente es asistido: depresión del segmento ST, inversión de las ondas T, ondas T aplanadas, pseudonormalización de las ondas T o ausencia de cambios. Se trata de un grupo muy heterogéneo de pacientes en los que la estrategia inicial es aliviar la isquemia y los síntomas, monitorizar el ECG y realizar determinaciones

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El enfermo crítico

4. Cardiovascular

13. Síndrome coronario agudo y sus complicaciones 1 - 31

SINDROME CORONARIO AGUDO Y

SUS COMPLICACIONES

1. SCA

1.1. Consideraciones iniciales

Las enfermedades cardiovasculares son en la actualidad la principal causa de

muerte en los países industrializados. Entre ellas la enfermedad arterial

coronaria (EAC) es la más prevalente.

Las manifestaciones de la EAC incluyen la isquemia silente, la angina estable,

la angina inestable, el infarto de miocardio, la insuficiencia cardíaca y la

muerte súbita.

El Síndrome Coronario agudo (SCA) es una de las formas de presentación

más frecuentes de la EAC, constituyendo una situación de amenaza vital. Esta

amenaza precisa una estratificación de riesgo inmediata que lleve a una

respuesta terapéutica precoz mediante una estrategia farmacológica y

técnicas de revascularización coronaria combinadas. El síntoma que

desencadena la cascada diagnóstico-terapéutica suele ser el dolor torácico,

pero la clasificación de los pacientes se basa en el electrocardiograma (ECG)

en el momento del diagnóstico ya que es el determinante principal del

tratamiento a aplicar.

Distinguimos así dos grupos de pacientes:

Pacientes con dolor torácico agudo y elevación persistente (>20 min.)

del segmento ST. Esta entidad se denomina SCA con elevación del

segmento ST (SCACEST) y generalmente se debe a una oclusión

coronaria total aguda. La mayoría de estos pacientes desarrollarán un

Infarto Agudo de Miocardio (IAM) con elevación del segmento ST

(IAMCEST). El objetivo terapéutico es una reperfusión rápida, completa

y sostenida mediante angioplastia primaria o tratamiento fibrinolítico.

Paciente con SCA sin elevación persistente del segmento ST

(SCASEST). El ECG puede mostrar alteraciones persistentes o

evolutivas cuando el paciente es asistido: depresión del segmento ST,

inversión de las ondas T, ondas T aplanadas, pseudonormalización de

las ondas T o ausencia de cambios. Se trata de un grupo muy

heterogéneo de pacientes en los que la estrategia inicial es aliviar la

isquemia y los síntomas, monitorizar el ECG y realizar determinaciones

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seriadas de los marcadores de necrosis miocárdica (troponinas) para

después de confirmado el origen coronario del cuadro y estratificado

su riesgo orientar al paciente bien hacia un manejo conservador

farmacológico bien hacia un tratamiento revascularizador. En

pacientes de riesgo elevado deberá desarrollarse una estrategia

invasiva precoz con angiografía coronaria y revascularización en las

primeras 24 horas. El diagnóstico final se concretará según el

resultado obtenido a partir de la determinación de las troponinas: IAM

sin elevación del segmento ST (IAMSEST) o angina inestable.

En nuestro medio se ha observado durante la pasada década una reducción

progresiva de la incidencia de IAM, proporcionalmente mayor para el

IAMCEST, lo que hace del SCASEST la forma actual más frecuente de

presentación clínica del SCA. Del mismo modo, se ha observado una

reducción en la mortalidad a corto y largo plazo del IAM, fundamentalmente

gracias a las terapias de reperfusión, mayor accesibilidad a la angioplastia

primaria, desarrollo de terapia antitrombótica y prevención secundaria.

No obstante, la mortalidad durante la fase hospitalaria del IAMCEST se sitúa

en torno al 7% frente al 3-5% del IAMSEST en los sistemas médicos más

avanzados. Sin embargo, la mortalidad a 6 meses es semejante (12-13%)

para ambas formas de presentación y de hecho, la mortalidad a los 4 años

en el grupo IAMSEST duplica a la del grupo IAMCEST reflejando que los

pacientes que lo padecen son de edad más avanzada y con mayor prevalencia

de comorbilidad, especialmente diabetes e insuficiencia renal crónica.

Como elemento paradójico, llama la atención en este mismo periodo la

ausencia de una reducción significativa de la mortalidad prehospitalaria,

principalmente por muerte súbita en el contexto del SCA, indicando que nos

hallamos ante una parte de la asistencia médica y formación sanitaria de la

población que requiere de un mayor esfuerzo.

1.2. Fisiopatología

La aterosclerosis es una enfermedad fibroproliferativa, inmunoinflamatoria y

multifocal crónica de las arterias medianas y grandes en la que conviven un

proceso crónico de estrechamiento luminal progresivo y potencialmente

estabilizable e incluso reversible con otro proceso de complicación aguda que

puede ocasionar una rápida oclusión coronaria parcial o completa. La mayoría

de las lesiones coronarias, sintomáticas o no, contienen evidencias de ambas,

indicando que solo una pequeña parte de las lesiones complicadas son causa

de un SCA. La base de la transformación aguda de un lesión coronaria es

habitualmente la fisuración o rotura de la llamada placa “vulnerable”, una

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lesión ateroesclerótica fibroateromatosa con un núcleo lipídico necrótico

generalmente amplio y/o cubierto por una fina cápsula que la separa de la

luz vascular, una cápsula donde los fenómenos inflamatorios son intensos,

haciéndola vulnerable frente a los cambios en la reología vascular y el tono

vasomotor. Una vez fisurada o rota la placa y expuestos sus componentes

protrombogénicos al torrente sanguíneo, la cascada de coagulación se activa

localmente y lleva a la oclusión parcial o total de la luz por una combinación

de plaquetas, fibrina y eritrocitos.

Factores como la hipercolesterolemia, el tabaquismo y el aumento de la

concentración de fibrinógeno contribuyen a la inestabilidad de las placas,

hecho que tiene importantes implicaciones terapéuticas ya que estos

pacientes deberán recibir además de tratamiento antitombótico y

revascularización un tratamiento sistémico basado en medidas higiénico-

dietéticas y el uso de fármacos específicos como las estatinas a dosis elevadas

de por vida.

En el caso del IAMCEST, la rotura de la placa origina un trombo rico en fibrina

y completamente oclusivo en un vaso que no recibe circulación colateral. En

el SCASEST la fisuración de la placa origina un trombo rico en plaquetas que

puede ocluir la luz de forma parcial o total pero de modo intermitente, al

tiempo que fragmentos de ese trombo plaquetario pueden microembolizar el

lecho arteriolocapilar. En ocasiones, la oclusión coronaria en el SCASEST es

total y persistente, siendo la circulación colateral responsable de que no se

desarrolle un SCACEST en ese paciente.

Esporádicamente el SCA pueden tener una etiología no aterosclerótica. Esto

incluye situaciones como, por ejemplo, cambios del tono coronario que

pueden afectar el flujo sanguíneo miocárdico y hacer que éste sea

insuficiente: el prototipo de la obstrucción coronaria dinámica como causa de

SCA es la angina variante de Prinzmetal donde el vasoespasmo determina un

abrupta reducción del flujo, habitualmente en puntos donde preexisten placas

coronarias ateroscleróticas con endotelio disfuncionante. En otros casos el

SCA es precipitado por mecanismo extracardíacos que causan un aumento

crítico en el consumo miocárdico de oxígeno por encima del umbral de

suministro, lo que facilitaría la aparición de un episodio de SCA con o sin

estenosis coronaria preexistente (fiebre, taquicardia extrema, tirotoxicosis,

aumento agudo de la postcarga ventricular por emergencia hipertensiva,

etc.). Finalmente existen otros posibles mecanismos como las arteritis no

ateroscleróticas, el traumatismo torácico, la disección coronaria espontánea,

la tromboembolia, las anomalías congénitas, la adicción a la cocaína y las

complicaciones del cateterismo.

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1.3. Diagnóstico del síndrome coronario agudo

Las herramientas fundamentales para diagnosticar un SCA son la anamnesis,

la exploración física, el ECG y los marcadores de daño miocárdico.

1.3.1. Anamnesis y exploración

Es importante saber que basándose en los síntomas no se puede establecer

una diferenciación entre SCACEST y SCASEST.

La presentación típica de los SCA es la presión retroesternal o pesadez que

irradia hacia el brazo izquierdo, el cuello o la mandíbula que puede ser

intermitente o persistente y que puede acompañarse o no de cortejo

vegetativo. Sin embargo no son infrecuentes las presentaciones atípicas

como dolor epigástrico, dolor torácico transfixivo, disnea creciente o síncope.

Estas presentaciones “atípicas” son más frecuentes en menores de 40 años o

mayores de 75, mujeres y en pacientes con diabetes, insuficiencia renal

crónica o demencia. Finalmente es posible la total ausencia de dolor o

síntomas sugestivos que pueden llevar al no diagnóstico del mismo.

En presencia de síntomas “atípicos” la evaluación de la probabilidad de

existencia de EAC subyacente es una herramienta de utilidad a la hora de

enfocar el diagnóstico. Sexo masculino, edad madura o avanzada,

antecedentes familiares en edad precoz, antecedentes personales de EAC,

acúmulo de factores de riesgo coronario (en especial la diabetes) o

insuficiencia renal crónica deben mantener alto nuestro nivel de sospecha de

encontrarnos ante un SCA. El alivio o no de los síntomas con nitritos es poco

fiable tanto para confirmar como para excluir el diagnóstico de SCA.

La exploración física no muestra datos específicos y su utilidad radica

esencialmente en hallazgos que se relacionan con el pronóstico y la necesidad

de una rápida intervención médica (taquicardia, hipotensión o insuficiencia

cardiaca). Otros datos de exploración o de analítica convencionales tienen

importancia para identificar la presencia de precipitantes o exacerbadores del

cuadro clínico: tal es el caso de la fiebre, anemia, descompensación diabética,

infección o trastornos endocrinometabólicos.

En cualquier caso una anamnesis y exploración concisas, pero adecuadas,

son de máxima utilidad para orientar hacia un diagnóstico distinto del SCA en

pacientes tanto con dolor torácico como con otras presentaciones, valiendo

como ejemplo el neumotórax, la disección de aorta, el tromboembolismo

pulmonar o un abdomen agudo.

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1.3.2. Electrocardiograma

El ECG de reposo de 12 derivaciones es la prueba complementaria de mayor

valor en el SCA. El personal sanitario debe hacer un esfuerzo máximo para

que sea realizado en los primeros diez minutos tras el Primer Contacto

Médico (PCM) con el paciente y debe interpretarlo inmediatamente un médico

cualificado (C:I, NE:B).

Los cambios dinámicos durante un episodio isquémico agudo pueden requerir

la realización de ECG seriados cada 15-30 minutos, especialmente si el ECG

inicial no es diagnóstico. La recurrencia de síntomas tras un intervalo

asintomático es indicación para repetir el ECG.

Las alteraciones del ECG permiten potencialmente establecer el tiempo de

evolución del evento, la arteria responsable, estimar la cantidad de miocardio

en riesgo y el pronóstico del paciente, todo lo que resulta esencial para la

determinar la estrategia terapéutica a seguir con el mismo.

En el SCACEST valoraremos la elevación del segmento ST en el punto J para

establecer el diagnóstico. Debemos recordar que los valores de corte

establecidos son los identificados como aquellos que aúnan máxima

sensibilidad y especificidad diagnóstica. Esto significa que si el umbral de

elevación no se alcanza, pero la sospecha de SCASEST es sólida, debe

promoverse la realización de pruebas diagnósticas adicionales como un

ecocardiograma o incluso una coronariografía para descartar o confirmar el

diagnóstico y revascularizar al paciente si fuera necesario.

En términos generales consideraremos diagnóstica una elevación nueva del

segmento ST en el punto J en al menos dos derivaciones contiguas igual o

mayor de 1 mm (0.1 mV) en todas las derivaciones salvo en V2-V3 donde se

aplicará un punto de corte de 2 mm (0.2 mV) en hombres menores de 40

años y de 1.5 mm (0.15 mV) en mujeres menores de 40 años.

Hay que destacar que un ECG completamente normal no excluye la

posibilidad de SCACEST en el territorio de la arteria circunfleja (el llamado

infarto posterior). Por ello es conveniente completar el ECG convencional con

la realización de las derivaciones V7-V9 aplicando un punto de corte de 0.5

mm (0.05 mV), salvo en menores de 40 años en los que se aplicará un punto

de corte de 1 mm. También es sospechoso de SCACEST de arteria circunfleja

la depresión igual o mayor de 1 mm aislada en V1-V3, especialmente si la

onda T terminal es positiva.

De igual manera es aconsejable la realización de las precordiales Derechas

(vR3 y vR4) ante la elevación del ST en la cara inferior diafragmática (II, III

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y aVF), dada la frecuente asociación de ambas caras dependientes de la

coronaria derecha, y las características especiales terapéuticas.

El diagnóstico diferencial ECG del SCACEST incluye múltiples patologías como

el embolismo pulmonar, hiperpotasemia, miopericarditis, preexcitación,

hipertrofia ventricular izquierda y el bloqueo completo de rama izquierda o

situaciones anodinas como la “repolarización precoz”, el patrón masculino

juvenil o la variante de la normalidad observada con mayor frecuencia en

varones de raza negra. Debe recordarse que en ningún caso el ECG debe

valorarse fuera del contexto clínico y que las decisiones terapéuticas deben

ser tomadas en concordancia con el mismo. En este sentido se recomienda la

lectura del artículo de Wang K et al (N Engl J Med 2003; 349: 2128-2135).

Una pista muy útil para el diagnóstico de SCACEST en paciente con criterios

límite y QRS estrecho es la búsqueda de cambios electrocardiográficos

recíprocos: el descenso del ST igual o superior a 0.5 mm en las derivaciones

opuestas en 180º (ej. elevación del ST en DII, DIII y aVF con descenso

recíproco del ST en DI y aVL).

Una preocupación tradicional es el diagnóstico de SCACEST en pacientes con

bloqueo completo de rama izquierda (BCRI). En este sentido, las guías de

práctica clínica nos hablan de un BCRI de nueva aparición, lo que suele ser

imposible de determinar. De manera práctica debemos recordar que el 90%

de los pacientes con sospecha de SCA y BCRI, nuevo o antiguo, no sufren un

SCACEST. El ECG carece de la sensibilidad necesaria para su diagnóstico

(20%) y el único hallazgo específico (80%) en la elevación del segmento ST

en las derivaciones donde existe onda R. La aplicación de los criterios de

Sgarbossa et al. (N Engl J Med 1996) puede ser de alguna ayuda, pero la

indicación de una reperfusión emergente suele tener que realizarse asociando

el ECG a los biomarcadores (preferiblemente “point-of-care”), valoración de

la estabilidad hemodinámica del paciente y ecocardiografía. En ausencia de

estas herramientas es preferible considerar que nos hallamos ante un

SCACEST, optando por la realización de una angiografía coronaria urgente

siempre que sea posible. Idénticos criterios diagnósticos pueden aplicarse a

los pacientes con ritmo de marcapaso.

En el SCASEST las alteraciones características son la depresión del segmento

ST (igual o mayor de 0.5 mm), la elevación transitoria del segmento ST

(menos de 20 minutos de duración) y los cambios de la onda T (inversión

igual o mayor de 1 mm) en al menos dos derivaciones contiguas. La magnitud

de la depresión del segmento ST combinada con el número de derivaciones

afectadas es un indicador del alcance y extensión de la isquemia miocárdica

y se correlaciona con el pronóstico a plazo del pacientes. Algo semejante

ocurre con las alteraciones de la onda T, aunque el pronóstico es mejor que

el aquellos pacientes con descenso del segmento ST.

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Dos tercios de los episodios isquémicos en pacientes con SCASEST son

clínicamente silentes. Es por esto que el uso de monitorización continua del

ECG es recomendable si es técnicamente posible. Caso contrario es

conveniente realizar ECGs seriados a las 3,6 9 y 24 horas del ingreso para

valorar la evolución de la isquemia y realizar un ECG previo al alta para

futuras comparaciones. Este hecho es aún de mayor importancia que en el

SCACEST por la naturaleza dinámica de la isquemia que hace que un ECG

normal no excluya su diagnóstico. La comparación con un ECG previo es

especialmente útil cuando los cambios no son concluyentes o existen

trastornos basales del ECG como la hipertrofia ventricular izquierda.

1.3.3. Marcadores bioquímicos de necrosis miocárdica

Su determinación no debe retrasar en ningún caso la decisión terapéutica en

el caso del SCACEST o en pacientes con SCASEST e inestabilidad

hemodinámica y/o eléctrica.

Existen varios biomarcadores (mioglobina, CK, CK-MB, troponinas) con

diferentes características y cinética en la sangre. El que más precozmente se

eleva es la mioglobina (de 1 a 4 horas) aunque también es el menos

específico, seguido de la troponina (4 a 6 horas) que es el marcador más

específico y el que más tiempo persiste elevado (5 a 7 días); finalmente los

que mejor se correlacionan con el tamaño del IAM son la CK y la CK-MB.

La troponina (I, T o ultrasensible -US-) es el biomarcador de elección para el

diagnóstico. Al tiempo es un excelente marcador del resultado clínico a corto

plazo (30 días) y a largo plazo (más de 1 año) con relación a reinfarto y

muerte. Este riesgo es un predictor independiente que se suma a otros

factores predictivos como los cambios en el ECG en reposo o los silentes en

la monitorización continua y los marcadores de la actividad inflamatoria.

Para demostrar o excluir el daño miocárdico se deben tomar muestras de

sangre repetidas: al ingreso, a las 4-6 horas del inicio de los síntomas y

posteriormente cada 6-12 horas durante las primeras 24 horas para valorar

la evolución de la curva enzimática. Sólo se puede omitir una segunda

muestra cuando el último episodio de dolor torácico tuvo lugar más de 12

horas antes de la determinación inicial de troponinas. Este patrón de

actuación tiene notable importancia ya que las troponinas son un marcador

de daño miocárdico, no de infarto de miocardio. Muchas enfermedades no

coronarias pueden ocasionar elevación de las mismas (Thygessen K et al,

JACC 2012;60) de modo que la elevación de la troponina “per se” no es

indicador de infarto, sino que debe combinarse con elementos clínicos,

electrocardiográficos y una curva típica de elevación y descenso de la misma

en el plasma.

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MARCADOR INICIO

ELEVACIÓN

INTERVALO

PICO

DURACIÓN VENTAJAS DESVENTAJA

S

COMENTARIO

S

MIOGLOBINA 1-4h 6-7h 24h Sensibilidad

alta. Detección

precoz del IAM.

Si negativa

descarga IAM

Muy baja

especificidad si

daño de

músculo

estriado

Uso fácil en

diagnostico

precoz del IAM

CK-MB 3-12h 24h. 48-72 Amplia

experiencia.

Barata.

Detección de

reinfartos.

Baja

especificidad di

daño de

músculo

estriado. Baja

sensibilidad

para IAM

precoz (<6h) y

si daño

miocárdico

pequeño

Muy extendido

en la práctica

clínica

CK-MB

isoformas

2-6h 12-16h 18-24h Detección

precoz del IAM

Especificidad

similar a CK-MB

Poco extendido

TROPONINAS 3-12h T:12-48h

I: 24 h

T: 5-14 días

I:5-10 días

Mayor

especificidad y

sensibilidad que

CK-MB. Útil

para elección

del tratamiento

Baja

sensibilidad en

fase muy

precoz del IAM

(<6h). baja

sensibilidad

para reinfartos

pequeños

Determinacione

s seriadas muy

útiles en el

diagnóstico y

pronostico del

SCASEST

1.3.4. Otros marcadores bioquímicos

Son marcadores que reflejan distintos aspectos fisiopatológicos del SCA tales

como el la inflamación (PCR) o la activación neurohormonal por disfunción

ventricular (ProBNP). Aportan información pronóstica independiente a largo

plazo, pero carecen de interés en el manejo precoz del paciente. Igualmente

la hiperglicemia y la leucocitosis al ingreso son marcadores de un peor

pronóstico.

1.3.5. Ecocardiografía y otras técnicas de imagen

En la fase aguda del síndrome coronario no tienen utilidad práctica salvo en

los casos de duda diagnóstica (ej. pacientes con un ECG marcadamente

alterado por hipertrofia ventricular izquierda), donde la identificación de

segmentos hipocinéticos-acinéticos puede inclinar la balanza hacia una

conducta diagnostico-terapéutica más agresiva encaminada a la reperfusión

coronaria precoz. Por lo demás, aporta datos de interés en el pronóstico a

largo plazo como la fracción de eyección o permite identificar la presencia de

otra patología cardíaca concomitante.

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1.3.6. Angiografía coronaria

La evaluación angiográfíca coronaria precoz sigue siendo el “patrón oro” que

permite afirmar/descartar la presencia de enfermedad coronaria significativa,

el número de vasos enfermos, su patrón de afectación y especialmente

identificar la lesión “culpable” del SCA abriendo el camino a la reperfusión

mecánica si se precisa, habitualmente mediante intervención percutánea (IP)

en el SCACEST y con IP o cirugía de bypass coronario en el SCASEST, aunque

también en este contexto la IP en un solo procedimiento o de forma

escalonada es la opción de revascularización actualmente más frecuente.

Otros tipos de imagen cardíaca como el TAC o la RM-C no son de utilidad en

la fase inicial del SCA. El TAC cardíaco no tiene la insuficiente precisión

diagnóstica, especialmente en presencia de calcio coronario, y ocasiona un

retraso en la acción terapéutica. La RNM en el es útil para cuantificar la

extensión del daño miocárdico, valorar la viabilidad de segmentos acinéticos

o excluir una miocarditis una vez descartado el SCA como diagnóstico.

2. SCASEST. Consideraciones particulares

2.1. Presentación clínica

La presentación clínica de los SCASEST incluye una gran variedad de

síntomas. Tradicionalmente se han distinguido varias presentaciones clínicas:

Dolor anginoso prolongado (>20 min) en reposo. La más frecuente:

80%

Angina grave de nueva aparición (clase III-IV de la clasificación de

la Canadian Cardiovascular Society - CCS-)

Desestabilización reciente de una angina previamente estable

alcanzando al menos clase funcional III

Angina post IAM

El carácter muchas veces dinámico de las alteraciones del ECG y el nada

despreciable porcentaje de pacientes que muestran un ECG normal hace

necesario tener siempre presente la necesidad del diagnóstico diferencial con

un amplio grupo de patologías que pueden mimetizar el SCASEST.

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Algunas causas de diagnóstico diferencial del SCASEST

CARDÍACAS PULMONARES HEMÁTICAS VASCULARES GASTRO-

INTESTINALES ORTOPÉDICAS

Miocarditis Embolia pulmonar

Anemia falciforme

Disección aortica

Espasmo esofágico

Discopatía cervical

Pericarditis Infarto pulmonar

Coartación aortica

Ulcera péptica Fractura costal

Miocarditis Neumonía Aneurisma aortico

Esofagitis Daño o inflamación muscular

Miocardiopatía

Pleuritis Enfermedad cerebrovascular

Pancreatitis Costocondritis

Valvulopatía Neumotórax Apical “ballooning”

2.2. Estimación del riesgo

El SCASEST es un síndrome coronario proclive a las recurrencias isquémicas

que pueden llevar al infarto y la muerte. El manejo, que incluye el tratamiento

antiisquémico, antitrombótico y revascularizador se dirige a reducir dichas

complicaciones y mejorar el pronóstico. El momento y la intensidad de la

intervención debe adaptarse al riesgo individual del paciente considerando

también el riesgo hemorrágico de dichas intervenciones cuidadosamente. El

riesgo debe ser valorado al ingreso y posteriormente de forma contínua hasta

el momento del alta adaptando las estrategia terapéutica siempre que sea

preciso.

Al margen de comorbilidades como la diabetes, los episodios repetitivos de

angina, la taquicardia, la hipotensión, las arritmias ventriculares y la

insuficiencia cardíaca son marcadores de mal pronóstico a corto plazo.

Como ya se ha dicho, el descenso del ST, su intensidad y la afectación de

múltiples derivaciones es un marcador de mal pronóstico. La elevación de la

troponina, por mínima que sea es también un indicador independiente de mal

pronóstico.

Tradicionalmente se ha buscado desarrollar sistemas de puntuación que

permitan hacer objetivo y cuantificable el riesgo del paciente con SCASEST

adaptando de forma consecuente su tratamiento. Entre estos famosos

“scores” tenemos el GRACE, TIMI, FRISC o PURSUIT. Los más utilizados son

el GRACE y el TIMI:

GRACE (Global Registry of Acute Coronary Events): tiene el mayor

poder discriminativo del pronóstico tanto al ingreso como al alta, pero su cálculo requiere herramientas informáticas que no la hacen útil la

cabecera del paciente.

TIMI: es menos precisa ya que no incluye variables hemodinámicas (frecuencia cardíaca, presión arterial sistólica o clase Killip), pero utiliza

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sólo 6 variables clínicas que pueden ser determinadas a la cabecera

del paciente para la estratificación de riesgo y orientación terapéutica. Es conveniente adaptar la acción terapéutica al riesgo hemorrágico del

paciente que puede ser estimado mediante otros “scores” específicos como el CRUSADE o el HORIZONS.

2.3. Recomendaciones para diagnostico-estratificacion de riesgo

El diagnóstico y la estratificación del riesgo a corto plazo deben basarse en la

combinación de la historia clínica, síntomas, exploración, ECG y

biomarcadores aunque es conveniente su valoración objetiva (así como la del

riesgo hemorrágico) mediante “scores” específicos;

Los pacientes con SCASEST confirmado deben ser ingresados preferiblemente

en unidades específicas de cuidados intermedios o coronarios;

Se debe obtener un ECG de 12 derivaciones en los primeros 10 minutos

después del primer contacto médico y el ECG debe ser interpretado

inmediatamente por un médico experto. El ECG debe repetirse en caso de

recurrencia de los síntomas, así como a las 6 , 24 horas y antes del alta

hospitalaria;

Deben realizarse un ECG con derivaciones adicionales (V3-V4R para

ventrículo derecho y V7-V9 para la arteria circunfleja) cuando el ECG no sea

concluyente;

Debe hacerse una extracción rápida de sangre para la determinación de

troponinas. El resultado debe estar disponible en 60 minutos. Debe repetirse

después de 6-9 horas tras el ingreso si el resultado de la primera prueba es

negativo, aunque puede tener que ser repetido a las 12-24 horas si el

diagnóstico siguiera sin ser concluyente;

En Departamentos de Urgencia con test de troponinas ultrasensibles puede

realizarse un protocolo rápido (0-3 horas) para descartar SCASEST.

Es recomendable la realización de un ecocardiograma dentro de las primeras

horas para valorar la fracción de eyección, descartar complicaciones

asociadas y poder ayudar en el diagnóstico diferencial si es necesario;

La realización de una coronariografía está indicada en situaciones adecuadas

para identificar la lesión “culpable” y establecer la necesidad de

revascularización. La angiografía con TAC multidetector puede ser una

alternativa cuando la probabilidad pre-test de EAC significativa sea baja y el

ECG y los biomarcadores no sean concluyentes;

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En pacientes sin recurrencia del dolor, ECG normal y troponinas negativas y

“score” de riesgo bajo se recomienda una prueba de estrés no invasiva para

la valoración de isquemia inducible antes del alta e indicación de angiografía

coronaria si se requiriera.

2.4. Tratamiento farmacológico

1. Farmacos antiisquémicos: reduce el consumo miocardico de

oxígeno y/o producen vasodilatación coronaria con aumento del

aporte:

Betabloqueantes: Inhiben de forma competitiva los efectos

miocárdicos de las catecolaminas circulantes, reduciendo el

consumo miocárdico de oxígeno a través de la reducción de la

frecuencia cardíaca, la presión arterial y la contractilidad. Su uso

redujo el riesgo de mortalidad hospitalaria en un 31% tras ajuste

para riesgo en el Registro CRUSADE, por lo que estaría siempre

indicado su uso salvo contraindicación. El objetivo terapéutico es

una frecuencia cardiaca diana está entre 50-60 lats/min.

Nitratos: Su uso se fundamenta en la experiencia clínica y

consideraciones fisiopatológicas. Su efecto venodilatador reduce

la precarga ventricular izquierda y con ello el consumo de

oxígeno. Producen además dilatación de las arterias coronarias

normales y de las ateroscleróticas y aumentan el flujo colateral.

En pacientes hospitalizados con síntomas repetitivos o

prolongados, especialmente con descenso del ST en el ECG

deben administrarse por vía intravenosa para el alivio de la

isquemia y el dolor. Un inconveniente es el desarrollo de

taquifilaxia en relación con las dosis altas y su uso prolongado,

por lo que siempre que sea posible debe buscarse la transición

hacia su administración oral con pauta excéntrica, dejando un

intervalo libre diario. Nunca deben administrarse en paciente

tomadores de sildenafilo o derivados por elevado riesgo de

hipotensión severa/shock por potenciación de efectos los

vasodilatadores entre ambos;

Bloqueadores de los canales del calcio: Todos son

vasodilatadores, pero presentan diferentes efectos sobre el

grado de vasodilatación, conducción auriculoventricular y

frecuencia cardiaca según la familia a la que pertenecen. Las

dihidropiridinas como el amlodipino tienen mayor potencia

vasodilatadora, mientras que las benzotiacepinas (diltiazem) y

las fenialquilaminas (verapamil) tiene mayor efecto sobre la

El enfermo crítico

4. Cardiovascular

13. Síndrome coronario agudo y sus complicaciones 13 - 31

frecuencia cardíaca y el inotropismo. Verapamil y diltiazem son

una alternativa a los betabloqueantes si estos están

contraindicados (ej. EPOC severo), mientras que las

dihidropiridinas solo pueden usarse como complemento del

betabloqueo aunque su efecto real sobre los síntomas y el

pronóstico no es claro. Los calcioantagonistas son, por el

contrario, los fármacos de elección en la angina vasoespástica.

2. Anticoagulantes: Inhiben la generación y/o activación de la trombina

y reducen los episodios relacionados con la formación de trombos. Hay

evidencia de que es efectiva junto con la inhibición plaquetaria y que

la combinación de las dos es más efectiva que cualquiera de ellas por

separado. Producen aumento en el riesgo de hemorragias, sobre todo

si existen factores de riesgo. Los usados son:

- Inhibidores indirectos de la trombina: heparina no

fraccionada (HNF) intravenosa y heparinas de bajo peso

molecular (HBPM) subcutáneas (enoxaparina);

- Inhibidores del factor Xa: heparinas de bajo peso molecular

subcutáneas y fondaparinux

- Inhibidores directos de la trombina: bivalirudina

intravenosa

La anticoagulación se debe seleccionar según el riesgo del paciente,

la necesidad de estrategia invasiva precoz y el antiagregante

plaquetario con el que se combine.

Normas generales para el uso de anticoagulantes:

a. La anticoagulación está indicada en todos los pacientes en

asociación al tratamiento antiagregante;

b. El anticoagulante debe ser elegido de acuerdo con el riesgo

isquémico y hemorrágico del paciente y el perfil eficacia-

seguridad del agente elegido;

c. El fondaparinux (2.5 mg/24 h SC) tiene el mejor perfil riesgo-

beneficio de los anticoagulantes;

d. Si se utiliza fondaparinux, en caso de realizarse IP se

administrará un bolo de 85 UI/Kg de heparina no fraccionada

(60 UI/Kg si se utiliza concomitante un bloqueante de los

receptores plaquetarios IIB/IIIa - anti GP IIb/IIIa- ) por el

riesgo de trombosis de los catéteres en caso del uso aislado de

fondaparinux;

El enfermo crítico

4. Cardiovascular

13. Síndrome coronario agudo y sus complicaciones 14 - 31

e. La enoxaparina debe utilizarse a dosis de 1mg/Kg/12 h SC. Es

el anticoagulante habitualmente más usado en nuestro medio,

aunque debería ser restringido a los pacientes de bajo riesgo

hemorrágico dado el mejor perfil beneficio-riesgo del

fondaparinux;

f. Si el agente elegido es la heparina no fraccionada se dosificará

para obtener un TTPa de 50-70 segundos

g. La bivalirudina con uso provisional de GP IIb/IIIa es una

alternativa al uso de heparina no fraccionada junto con GP

IIb/IIIa en pacientes en los que se plantee una estrategia

invasiva urgente o precoz, especialmente si el riesgo

hemorrágico es elevado;

h. En una estrategia puramente conservadora la anticoagulación

debería mantenerse hasta el alta hospitalaria;

i. Discontinuar el tratamiento anticoagulante es obligatorio tras un

IP salvo que se halle indicado por otro motivo;

j. Se desaconseja de forma rigurosa el cambio entre estrategias

anticoagulantes (ej. paso de heparina no fraccionada a

enoxaparina) ya que no aporta beneficio terapéutico y aumenta

el riesgo hemorrágico.

3. Antiplaquetarios: Deben administrarse de forma inmediata al inicio

de la clínica y ser mantenidos posteriormente de forma crónica.

a. El ácido acetilsalicílico (AAS) debe ser administrado en todos

los casos salvo contraindicación; dosis inicial de 150-300 mg y

una dosis de 75-150 mg/día de mantenimiento a largo plazo;

b. Debe administrarse un inhibidor P2Y12 junto con AAS tan

pronto como sea posible y mantenerlo durante 12 meses salvo

contraindicación o excesivo riesgo de sangrado:

- En pacientes de riesgo isquémico moderado-alto (ej.

troponina elevada) y riesgo hemorrágico bajo el agente

elegido será ticagrelor, fármaco activo con inicio de acción

a los 30 minutos y que produce bloqueo reversible de los

receptores P2Y12. Si el paciente ha sido pretratado con

clopidogrel se deberá realizar “switching” a ticagrelor en

cuanto sea posible;

- El uso de prasugrel, un profármaco con inicio de acción a

los 30 minutos y que bloquea de modo irreversible los

El enfermo crítico

4. Cardiovascular

13. Síndrome coronario agudo y sus complicaciones 15 - 31

receptores P2Y12 puede contemplarse como alternativa a

ticagrelor sólo cuando se conozca la anatomía coronaria y

se vaya a proceder a IP. El uso generalizado a todos los

pacientes asociado a AAS desde el ingreso se ha asociado

recientemente a un exceso de eventos hemorrágicos

mayores sin beneficio alguno sobre la mortalidad o tasa de

infarto;

- En pacientes de mayor riesgo hemorrágico moderado o alto

con independencia del riesgo isquémico se utilizará

clopidogrel con una dosis de carga de 300-600 mg y una

dosis de mantenimiento de 75 mg/día

En pacientes tratados con doble antiagregación se indicará el

tratamiento con un inhibidor de la bomba de protones

(preferiblemente distinto del omeprazol) en aquellos con

antecedente de ulcus péptico o hemorragia digestiva. Su uso se

considera apropiado también en pacientes que acumulen factores

de riesgo para sangrado digestivo como los sujetos mayores de 65

años, los tratados con anticoagulantes orales, con corticoides o los

que requieren tratamiento ocasional o periódico con AINEs. En este

sentido debemos recordar que la asociación con AINEs debe ser

evitada siempre que se pueda y en caso de usar AINEs no

selectivos evitando los inhibidores selectivos de la COX-2

(“coxibs”).

Con independencia de que el paciente haya sido revascularizado

con implante de stents y con independencia del tipo de estos se

desaconseja discontinuar de forma completa o prolongada el

tratamiento con inhibidores de P2Y12 durante los primeros 12

meses. En caso de ser requerida su supresión (ej. necesidad de

cirugía ocular) el clopidogrel y el ticagrelor deben ser retirados 5

días antes y el prasugrel 7 días. Si el motivo es la cirugía cardíaca,

se recomienda su reintroducción también lo antes posible cuando

sea clínicamente seguro.

c. El tercer grupo de fármacos antiplaquetarios está constituido

por los anti GP IIb/IIIa, que actúan sobre las plaquetas

activadas impidiendo su agregación mediante puentes de

fibrinógeno y que también bloquean el receptor plaquetario

para el factor von Willebrand que determina su adhesión al

endotelio. En la actualidad disponemos de tres fármacos

intravenosos (abciximab, tirofibán y eptifibatida) de uso

exclusivo hospitalario cuya utilización se reserva para pacientes

El enfermo crítico

4. Cardiovascular

13. Síndrome coronario agudo y sus complicaciones 16 - 31

de riesgo hemorrágico no elevado cuando se ha optado por una

estrategia de tratamiento invasiva y persisten los signos

isquémicos a pesar de la doble antiagregación y

anticoagulación. No están indicados en ningún caso si se opta

por una estrategia de manejo conservadora.

5. ESTRATEGIA TERAPÉUTICA Y REVASCULARIZACIÓN

Globalmente, la revascularización en el SCASEST alivia los síntomas,

acorta la estancia hospitalaria y mejora el pronóstico. La indicación de

revascularización, el momento y el tipo (ya sea IP o cirugía de bypass

coronario -CBC-) depende de múltiples factores entre los que se hallan el

estado general del paciente, indicadores de riesgo, comorbilidad y

finalmente la severidad y extensión de la enfermedad coronaria

evidenciada en la angiografía.

Dado que los pacientes con SCASEST son un grupo muy heterogéneo en

términos de riesgo y pronóstico, la estratificación de riesgo es crítica para

determinar que pacientes se beneficiarán más de un tratamiento

conservador, cuales deben ser sometido a angiografía de forma electiva

antes del alta y cuales deben ser remitidos angiografía y revascularización

precoz por su alto perfil de riesgo.

A pesar de la heterogeneidad también presente en los estudios realizados

en el SCASEST existe evidencia científica suficiente para considerar

indicación primaria de angiografía la presencia de cambios silentes o

sintomáticos del segmento ST y la onda T, así como la elevación de

troponina con una curva enzimática típica. También de forma secundaria

son tributarios de angiografía los pacientes con marcadores de riesgo de

mal pronóstico como diabetes mellitus, insuficiencia renal crónica, fracción

de eyección ventricular izquierda inferior al 40%, angina postinfarto

precoz, IP reciente o CBC previo y un “score” TIMI o GRACE intermedio o

alto.

Los pacientes con SCASEST y angina refractaria a pesar de tratamiento

intensivo, insuficiencia cardíaca severa, inestabilidad hemodinámica o

arritmias ventriculares malignas deben ser sometidos a una estrategia

invasiva precoz dentro de las primeras horas de presentación del cuadro.

En pacientes de riesgo alto (GRACE score >140) la angiografía realizada

dentro de las primeras 48 horas y especialmente dentro de las primeras

24 horas reduce de forma significativa la incidencia de infarto, muerte y

accidente cerebrovascular.

El enfermo crítico

4. Cardiovascular

13. Síndrome coronario agudo y sus complicaciones 17 - 31

En pacientes con un score GRACE 140 y un factor de riesgo mayor la

angiografía debe realizarse preferentemente dentro de las primeras 72

horas. En el resto de casos con indicación de angiografía (ej. pacientes con

perfil de bajo riesgo, pero con isquemia inducible precoz o extensa en test

de provocación) ésta se realizará en cualquier caso antes del alta

hospitalaria.

Respecto a la estrategia de revascularización no existen estudios

específicos que comparen IP y CBC en el contexto del SCASEST. En primer

lugar debemos considerar que un 50% de los pacientes presentará

enfermedad multivaso, un 30% enfermedad de un vaso y un 15% no

mostrará lesiones significativas o incluso ninguna lesión angiográfica.

En pacientes estabilizados el planteamiento será semejante al de la EAC

con angina estable. En la enfermedad de un vaso la opción es clara por el

IP. En la enfermedad multivaso cada caso debe ser considerado

individualmente por el equipo asistencial del corazón o “heart team” para

decidir una estrategia puramente invasiva (IP), quirúrgica (CBC) o híbrida

(IP + CBC) utilizando “scores” de severidad y complejidad de la EAC como

el SYNTAX. Cuando la situación del paciente requiere una angioplastia “ad

hoc” de la lesión culpable por su inestabilidad, el resto del proceso

revascularizador será reevaluado posteriormente para optar por finalizarlo

mediante IP (hecho habitual) o una estrategia híbrida diferida (+CBC).

En cualquier caso debemos tener presente que no más de un 10% de los

pacientes con SCASEST son revascularizados mediante CBC antes del alta,

esencialmente paciente con enfermedad de tronco izquierdo o enfermedad

de tres vasos con compromiso severo de la descendente anterior proximal.

Estos pacientes se hallaran habitualmente tratados con doble

antiagregación, lo que representa una contraindicación relativa para la

cirugía, pero no precisa de medidas preoperatorias específicas. Si se decide

operar antes del periodo de lavado de las inhibidores P2Y12 se debe optar

preferir por cirugía sin bomba, minimizar el circuito de bypass

cardiopulmonar, usar técnicas de salvado de hematíes y transfusiones de

plaquetas para reducir el riesgo de sangrado y sus consecuencias.

En referencia específica al IP se preferirá en términos generales el uso de

stents liberadores de fármacos antiproliferativos (Drug Eluting Stents -

DES). Dado que el uso de DES se asocia a la necesidad de mantener el

tratamiento antiagregante doble durante 12 meses, en pacientes de alto

riesgo hemorrágico o que precisen de anticoagulación oral crónica asociada

puede ser preferible el uso de stents convencionales no liberadores (Bare

Metal Stents - BMS) que precisan de un periodo de doble antiagregación

limitado a dos meses o bien utilizar solo angioplastia con balón.

El enfermo crítico

4. Cardiovascular

13. Síndrome coronario agudo y sus complicaciones 18 - 31

3. SCACEST. Consideraciones particulares

3.1. Estrategia general del tratamiento agudo

Como ya se ha referido (ver arriba), el tratamiento del SCACEST gira en torno

a lograr una reperfusión coronaria precoz y completa. En esta estrategia

participan el IP y la fibrinolisis (FB) intravenosa. En las comunidades donde

existe un programa regionalizado de asistencia al SCACEST (Código Infarto)

el papel central es ocupado por el IP que puede aplicarse en el 75% de los

pacientes como forma ideal e inicial de tratamiento siempre que la demora

en su inicio no exceda ciertos límites que luego serán discutidos.

Por ello es preciso definir varios términos que se utilizan habitualmente al

establecer la estrategia terapéutica individualizada del SCASEST:

Primer Contacto Médico (PCM): es el momento en que el paciente

toma contacto con un dispositivo asistencial (extrahospitalario u

hospitalario) con capacidad para realizar un ECG y establecer el

diagnóstico de SCACEST activando el Código Infarto

Retraso del paciente (RP): Es el retraso entre el inicio de los

síntomas y el PCM

IP primario (IPp): tratamiento del SCACEST en su presentación

aguda mediante IP habitualmente con implante de stent y sin

tratamiento fibrinolítico previo o concomitante.

Retraso del sistema (RS): Retraso entre el PCM y la administración

del fibrinolítico( RSf ) o el paso de la guía en la arteria responsable del

infarto (ARI) en caso de IPp ( RSIPp )

IP de rescate (IPr): es el IP que se realiza sobre la ARI

o Si ésta sigue ocluida a los 60-90 minutos de la administración

de la FB (no reperfusión), siendo el criterio usado para indicar

un IPr la persistencia de una elevación del ST >50% de la inicial

en la derivación ECG que presentaba la máxima elevación, aun

en ausencia de dolor torácico;

o En caso de reoclusión de la ARI tras FB efectiva con desarrollo

de un reinfarto

IP de rutina (IPdr): La realización de una angiografía coronaria

precoz está indicada de forma rutinaria tanto en los pacientes

reperfundidos de forma efectiva mediante FB (idealmente entre 3 y 24

horas desde la misma) como en aquellos que no fueron tratados con

El enfermo crítico

4. Cardiovascular

13. Síndrome coronario agudo y sus complicaciones 19 - 31

IPp o TB inicialmente bien sea por un diagnóstico tardío bien sea por

un RP habitualmente superior a 12 horas. En todos estos pacientes

está indicada la angiografía como parte de su estratificación de riesgo

seguida de IPdr si está indicado.

En el SCACEST, a diferencia del SCASEST, la estratificación de riesgo no

precisa ser realizada en el momento de la asistencia inicial pues ésta se ciñe

a lograr la reperfusión en el contexto de presentación clínica (insuficiencia

cardíaca, shock, arritmias ventriculares, etc). La reperfusión se realizará

mediante IP siempre que sea posible, pero la elección entre IPp y FB debe

adaptarse a las circunstancias de presentación clínica y condicionantes

geográficos como parte una estrategia que elige el mejor método de

reperfusión de forma individualizada para cada paciente.

Así pues, el objetivo inicial del tratamiento del SCACEST es salvar de la

necrosis la mayor cantidad posible de músculo cardíaco y evitar la muerte

súbita arrítmica. El segundo objetivo tras la reperfusión será evitar el

reinfarto a corto plazo. A medio/largo el objetivo es lograr la revascularización

miocárdica completa, preservar la función ventricular y reducir la mortalidad.

Es necesario por tanto identificar a los pacientes de alto riesgo candidatos a

una estrategia invasiva junto a un manejo agresivo de su perfil de riesgo

metabólico (prevención secundaria). Como hemos visto, la estratificación de

riesgo se realizará en la gran mayoría de casos conociendo ya la anatomía

coronaria y con la lesión “culpable” tratada y estabilizada mediante IP pues

habrán sido sometidos a IPp, IPr o IPdr.

En cualquier caso la estratificación deberá ser precoz, identificando a los

sujetos de alto riesgo. Para ello pueden usarse “scores” como el TIMI para

IAMEST que utiliza parámetros clínicos obtenidos antes de la reperfusión

junto con indicadores clínicos obtenidos durante la fase aguda como son la

edad avanzada, frecuencia cardiaca elevada, presión sistólica baja, clase

Killip > I, localización anterior del infarto, infarto previo o creatinina

plasmática elevada al ingreso. A ellos añadiremos la fracción de eyección

ventricular izquierda reducida en reposo como un poderoso indicador

pronóstico a medio y largo plazo.

En este sentido, si a pesar de conocer anatomía coronaria y la función

ventricular del paciente existen dudas sobre la existencia de isquemia

inducible en algún territorio deberá realizarse un ecocardiograma de esfuerzo

a las 4-6 semanas e indicar sobre el resultado la necesidad de

revascularización complementaria.

Finalmente pero no menos importante, es determinar la existencia de

viabilidad miocárdica. La presencia de miocardio no contráctil tras la fase

El enfermo crítico

4. Cardiovascular

13. Síndrome coronario agudo y sus complicaciones 20 - 31

aguda del IAMCEST puede deberse a necrosis, aturdimiento, hibernación o

una combinación de estos.

Evidentemente la necrosis no puede ser revertida y evolucionará hacia la

cicatrización fibrosa con adelgazamiento del territorio infartado a lo largo de

varios meses. El aturdimiento es resultado de la isquemia aguda en el

territorio de la ARI y puede persistir hasta dos semanas una vez abierta la

arteria mediante IP, pero se resolverá espontáneamente. Si persiste la

isquemia en el territorio de la ARI por obstrucción severa no resuelta, el

miocardio se hiberna quedando acinético. En este contexto, la

revascularización de la ARI resulta de especial interés si el territorio es

recuperable para la contracción, pero carece de interés e incluso representa

la exposición del paciente al riesgo de una revascularización innecesaria en

caso de que no exista miocardio viable. La distinción entre territorio

necrosado o hibernado requiere de técnicas de imagen como el eco de stress

con dobutamina o la resonancia magnética.

3.2. Tratamiento inicial

El dolor debe ser tratado de manera inmediata y eficaz ya que se asocia a

activación simpática que favorece las arritmias ventriculares malignas y

produce taquicardia y vasoconstricción periférica que aumentarán la carga

de trabajo del corazón. Los analgésicos más usados son los opiáceos

intravenosos como la morfina (que permite el tratamiento simultáneo de la

ansiedad) en dosis repetidas, vigilando la aparición de efectos secundarios

como vómitos, bradicardia, hipotensión y depresión respiratoria. La

hipotensión y la bradicardia suelen responder a la atropina IV, mientras que

la depresión respiratoria requiere la administración de naloxona IV. Solo

ocasionalmente puede requerirse la asociación de benzodiazepinas para el

control de la ansiedad.

La administración sistemática de oxígeno no es necesaria. Debe monitorizarse

la saturación arterial de oxígeno y administrarlo con gafas o mascarilla en

caso de hipoxemia (saturación arterial < 95%). Si no se dispone de

pulsioximetría deberá administrarse en pacientes con disnea o insuficiencia

cardíaca.

Deben evitar las inyecciones intramusculares de cualquier fármaco.

Se recomienda no administrarse AINEs por su efecto protrombótico

(relacionado con reinfarto) y el aumento del riesgo de rotura cardiaca por

su efecto antiinflamatorio que se opone al proceso de fribrosis y cicatrización

del área necrosada.

La glucemia debe controlarse en la fase aguda de la asistencia para mantener

cifras entre 90 y 200 mg/dl.

El enfermo crítico

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13. Síndrome coronario agudo y sus complicaciones 21 - 31

3.3. Indicación de reperfusión y selección de la estrategia

El tratamiento de reperfusión está indicado en todo paciente con presentación

clínica de SCACEST dentro de las 12 primeras horas del inicio de los síntomas

y con elevación del ST persistente o BRIHH nuevo o presumiblemente nuevo.

Existe acuerdo general de indicar reperfusión en pacientes con más de 12

horas de evolución si persiste el dolor, los cambios ECG han sido intermitentes

o existe duda sobre el momento exacto del inicio del cuadro de infarto

propiamente dicho (la presentación pudo no ser típica o puede resultar difícil

diferenciar la angina preinfarto del infarto en sí mismo). De igual manera

existe acuerdo de que en los pacientes con un SCACEST de más de 12 horas

de evolución y ausencia de los datos citados no está indicada la reperfusión

e incluso puede resultar perjudicial al paciente.

El IPp es el tratamiento de elección en la mayoría de los casos, dado que se

ha demostrado su superioridad sobre la FB siempre que se realice por un

equipo experimentado y con una demora controlada:

- Cuando el RP es inferior a 2 horas, se indicará IPp cuando el RSIPp

sea ≤ 90 min. (idealmente ≤ 60 min), especialmente en pacientes

jóvenes con un infarto extenso. Si el RSIPp es > 90 min. se preferirá

FB administrada con un RSf ≤ 30 min. salvo contraindicación;

- Cuando el RP se sitúe entre las 6 y las 12 horas, se indicará IPp

cuando el RSIPp sea ≤ 120 min. (idealmente ≤ 90 min.). En pacientes

que acuden de forma directa a urgencias de un hospital con capacidad

de IPp el RSIPp deberá ser ≤ 60 min. Caso contrario se preferirá FB

salvo contraindicación con RSf ≤ 30 min.

Cuando el RP se sitúe entre la 12 y 24 horas y exista indicación

de reperfusión (ver arriba) se preferirá en todos los casos IPp,

aplicando el mismo criterio de lograr un RSIPp ≤ 120 min;

- Cuando el paciente se presenta en insuficiencia cardíaca

aguda o shock se preferirá siempre IPp salvo que el infarto sea

extenso, su presentación precoz y el RSIPp sea excesivo (requiere por

tanto individualización del caso);

- Cuando el RP sea superior a 24 horas en pacientes estables sin

signos de isquemia activa, se procederá con un protocolo de IPdr

siempre que la arteria no se halle ocluida y exista sospecha fundada

o evidencia de viabilidad en el territorio afectado

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3.4. Tratamiento fibrinolitico

Su beneficio está bien estudiado y su administración debe hacerse con un RSf

≤ 30 min., lo que desde un punto de vista logístico implica con frecuencia su

administración extrahospitalaria por el 061 o en el área de urgencias del

hospital. Esto conlleva facilitar su administración, por lo que hoy en día se

prefieren los fibrinolíticos de administración en un solo bolo con el TNK.

El tratamiento FB conlleva la administración de:

a. Doble antiagregación con AAS oral o IV y dosis de carga de 300

mg de clopidogrel;

b. Anticoagulación parenteral hasta el IP si se lleva cabo o hasta 8

días postIAM:

- HBPM (enoxaparina) IV seguida de pauta subcutánea –ver pautas

específicas-

- HNF en bolo IV y posteriormente perfusión continua ajustada a

peso y TTPa

- Fondaparinux SC. En pacientes tratados con estreptocinasa

Contraindicaciones al tratamiento FB: La balanza de la reperfusión se

inclinará definitivamente hacia el Ipp en caso de que el paciente presente una

contraindicación absoluta para FB o la suma de dos o más contraindicaciones

relativas, salvo que resulten en sí mismas contraindicación para IP, caso en

el cual el paciente pasará a Unidad Coronaria para su monitorización y

tratamiento conservador.

La FB se asocia a un pequeño exceso de hemorragias cerebrales dentro de

las primeras 24 horas. El riesgo aumenta en pacientes de edad avanzada,

bajo peso, sexo femenino, antecedente de enfermedad cerebrovascular e

hipertensión arterial sistólica o diastólica no controlada. La presencia de dos

o más de estos factores debe favorecer la realización de Ipp sobre FB.

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ABSOLUTAS RELATIVAS ACV hemorrágico o de origen

desconocido en cualquier momento

Ataque isquémico transitorio en los 6

meses precedentes

ACV isquémico en los 6 meses

precedentes

Tratamiento anticoagulante oral

Traumatismo o neoplasia del SNC Embarazo o primera semana posterior

al parto

Traumatismo/cirugía/daño encefálico

reciente importante (durante las 3

semanas precedentes)

Hipertensión refractaria (TAS>180

mmHg o TAD>110 mmHg)

Sangrado gastrointestinal durante el

último mes

Enfermedad hepática avanzada

Alteración hemoráagica conocida Endocarditis infecciosa

Disección aórtica Ulcera péptica activa

Punciones no compresibles (como

biopsia hepática, punción lumbar)

Resucitación traumática o prolongada

Dosis de fibrinolÍticos

Estreptocinasa

1,5MU durante 30-60

min iv

Contraindicacion:

Estreptocinasa o anistreplasa previas

Alteplasa (t-PA) Bolo iv de 15 mg.

0,75 mg/kg durante 30 min seguido de 0,5 mg/kg iv durante 60 minutos. La dosis total no

excederá 100 mg Reteplasa (rPA) Bolo iv de 10 U+10 U administrados con 30 min

de diferencia

Tecneteplasa (TNK-tpa)

Bolo iv: 30 mg si<60 kg 35 mg si 60-70 kg

40 mg si 70-80 kg 45 mg si 80-90 kg 50 mg si >90 kg

En la actualidad la combinación terapéutica más estudiada y con

mayor evidencia científica incluye TNK, enoxaparina, AAS y clopidogrel.

Tras el tratamiento FB se monitorizará la desaparición de los síntomas y

especialmente la resolución de la elevación del segmento ST > 50% a los 60

min (reperfusión):

1. Si se produce reperfusión se indicará angiografía con vistas a Ipdr

idealmente entre 3 y 24 horas después;

2. Si no se produce reperfusión se indicará Ipr procurando que la

demora no supere los 120 min. ;

El enfermo crítico

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13. Síndrome coronario agudo y sus complicaciones 24 - 31

3. En caso de angina recurrente o reinfarto precoz tras FB efectiva se

indicará Ipr urgente dado que la readministración de FB tiene baja

eficacia y puede multiplicar el riesgo hemorrágico;

4. En caso de insuficiencia cardíaca aguda o shock tras FB se indicará

angiografía emergente con vistas a revascularización.

3.5. Intervencionismo percutáneo primario

El IPp debe ser realizado por un cardiólogo intervencionista experimentado.

La vía de acceso preferida será la arteria radial siempre que sea técnicamente

posible, pues se asocia a una reducción muy significativa de complicaciones

hemorrágicas frente el uso del acceso femoral.

Tras identificar la ARI y lesión “culpable” se realizará el tratamiento

percutáneo de la misma con implante de stent coronario siempre que sea

factible. Si el paciente tiene riesgo hemorrágico bajo se preferirá el uso de

DES; caso contrario se utilizarán BMS o en último caso se recurrirá a la

angioplastia sólo con balón.

Antes del implante del stent se realizará aspiración de trombo intracoronario

mediante microcatéteres cuando exista sospecha o evidencia de trombo en

un intento de reducir la incidencia de embolización de ramas distales de la

ARI. En casos aislados con evidencia de trombo masivo o trombo que no

puede ser extraído mediante los microcatéteres de aspiración pueden usarse

dispositivos de protección distal (“cestas” autoexpandibles atrapan el

trombo desalojado proximalmente para luego ser extraído de la ARI).

En el IPp se tratará exclusivamente la lesión “culpable” y lesiones en la ARI

que puedan afectar al flujo coronario intrastent favoreciendo su trombosis. El

resto de lesiones se dejará para revascularización programada en un segundo

tiempo ya que no existe evidencia de un beneficio de su tratamiento durante

el IPp. Excepción a este planteamiento es el paciente que muestra isquemia

persistente a pesar del tratamiento del la lesión “culpable” o que presenta

shock cardiogénico: en este paciente se tratarán mediante IP todas las

lesiones obstructivas significativas en el mismo procedimiento.

El IPp requiere la adecuada preparación del paciente para el mismo,

con un tratamiento antiplaquetario adecuado que debe iniciarse en el

mismo momento de indicación de IPp activando el Código Infarto.

Junto a la administración de AAS oral o IV debe administrarse un inhibidor

P2Y12:

- en pacientes que no esté recibiendo otro inhibidor P2Y12 el agente de

elección es prasugrel (dosis de carga de 60 mg) siempre que el riesgo

El enfermo crítico

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13. Síndrome coronario agudo y sus complicaciones 25 - 31

hemorrágico sea bajo y el paciente sea mayor de menor de 75 años,

su peso corporal sea superior a 60 Kg y no tenga antecedentes de ACV

o AIT;

- ticagrelor (dosis de carga 180 mg) es una alternativa al uso de

prasugrel en los pacientes antes citados siempre que el riesgo

hemorrágico sea bajo;

- clopidogrel (dosis de carga de 600 mg) el riesgo hemorrágico sea alto

o prasugrel y ticagrelor no se hallen disponibles o estén contraindicados

Durante el IPp el paciente debe mantenerse adecuadamente

anticoagulado: preferiblemente mediante bivalirudina o HNF titulados

mediante ACT (“activated clotting time”), un sistema “point-of-care”

disponible en la propia sala de hemodinámica que permite medir los niveles

de anticogulación ajustado la dosificación de estos fármacos. El uso de

anti GP IIb/IIIa durante el IPp se contempla en caso de trombo masivo

intracoronario, complicación coronaria tromboembólica o fenómeno de “flujo

lento” (arteria coronaria epicárdica abierta, pero sin flujo o con flujo lento,

debido a la obstrucción del lecho arteriolocapilar entre otras causas posibles

por microagregados plaquetarios). No se recomienda el uso de enoxaparina

como alternativa a HNF o bivalirudina y se considera contraindicado el uso de

fondaparinux como anticoagualante ya que se asocia a un exceso de

trombosis de los catéteres.

En caso de IPp en el contexto de shock cardogénico el uso de balón de

contrapulsación iniciado en la sala de hemodinámica o en la unidad coronaria

puede ser requerido como soporte vital durante el procedieinto asociado a

inotropos y drogas presoras.

3.6. Cirugía de bypass coronario en el IAMCEST

El número de pacientes que requieren CBC en la fase aguda es muy limitado,

pero puede ser indicada en los siguientes casos:

- anatomía coronaria desfavorable para IPp siempre que la ARI esté

permeable ya que existe tiempo suficiente para la preparación de un

quirófano;

- shock cardiogénico con enfermedad multivaso y ARI permeable

desfavorable en conjunto para IPp;

- como tratamiento acompañante de la cirugía de las complicaciones

mecánicas del infarto

El enfermo crítico

4. Cardiovascular

13. Síndrome coronario agudo y sus complicaciones 26 - 31

No está clara la utilidad de CBC cuando fracasa el IPp, cuando la ARI está

ocluida y la anatomía no es favorable para IPp o en caso de síntomas

refractarios tras el tratamiento de la lesión “culpable” ya que el riesgo de la

cirugía es máximo en estos casos y el tiempo de preparación de quirófano es

excesivamente largo.

En cualquier caso, el hemodinamista debe valorar el conjunto de la anatomía

coronaria en el momento del IPp. Si se prevé la necesidad de una

revascularización híbrida que no pueda ser diferida en el tiempo, la lesión

culpable será tratada preferiblemente con BMS. Así se acorta el tiempo de

doble antiagregación necesario y se evita la necesidad de suspensión precoz

del inhibidor P2Y12 para proceder a la CBC: hecho que se asocia

frecuentemente a infarto y muerte por trombosis subaguda del stent.

3.7. Complicaciones del IAMCEST

La insuficiencia cardiaca (IC) suele producirse por daño miocárdico, tanto

depresión de la función contráctil como alteración de llenado diastólico del

ventrículo izquierdo, pero también puede ser consecuencia de arritmias o

complicaciones mecánicas.

Clínicamente se manifiesta por disnea, estertores pulmonares, taquicardia y

tercer ruido auscultatorio.

El grado de IC se clasifica según la clasificación de Killip que tiene valor

pronóstico:

- Clase I: sin estertores ni tercer ruido

- Clase II: congestión pulmonar con estertores en más del 50% de los

campos pulmonares o tercer ruido.

- Clase III: edema pulmonar con estertores en más del 50% de los

campos pulmonares.

- Clase IV: shock cardiogénico.

Se deben tomar medidas generales: monitorización del paciente para

prevenir el riesgo de arritmias y la búsqueda de alteraciones de los electrolitos

y otras entidades concomitantes, como disfunción valvular o enfermedad

pulmonar. La ecocardiografía debe ser realizada para valorar el alcance del

daño miocárdico y otras posibles complicaciones, como la regurgitación mitral

y la comunicación interventricular.

El enfermo crítico

4. Cardiovascular

13. Síndrome coronario agudo y sus complicaciones 27 - 31

La insufiencia cardáiaca leve-moderada (Killip II) se manejará con

administración de oxígeno mediante mascarilla o gafas nasales,

monitorizando la saturación de oxígeno. Suele responder al tratamiento con

nitratos y diuréticos IV como la furosemida. Se iniciará la administración de

IECA o un ARA II durante las primeras 24 h en ausencia de hipotensión,

hipovolemia o insuficiencia renal.

En la insuficiencia cardíaca grave (Killip III) está indicada la administración

de oxígeno puediendo ser necesaria la aplicación de ventilación mecánica no

invasiva o incluso intubación endotraqueal con apoyo ventilatorio. El

tratamiento farmacológico se basa igualmente en el uso de nitratos,

fuorsemia e IECA/ARA II. En caso de hipotensión el uso de está indicado el

uso de inotropos. Si no hay respuesta al tratamiento debe considerarse la

monitorización hemodinamica invasiva para dirigirlo.

El shock cardiogénico (Killip IV): es un estado de hipoperfusión

caracterizado por una presión sistólica <90 mmHg y una presión de llenado

(presión de enclavamiento) >20 mmHg o un índice cardiaco <1,8 l/min/m2

causado por una pérdida importante de tejido miocárdico viable. También se

considera shock cuando se requiere el uso de agentes inotrópicos y/o la

utilización de un balón de contrapulsación intraaórtico (BCIAo) para mantener

una presión sistólica >90 mmHg y un índice cardiaco >1,8 l/min/m2.

Se establecerá el diagnóstico de shock cardiogénico una vez descartadas

otras causas de hipotensión (ver más abajo los estados circulatorios del

infarto)

Aunque normalmente se asocia a un daño extenso de la función contráctil del

ventrículo izquierdo, pero también puede ocurrir en otras circunstancias como

el infarto de ventrículo derecho. Es por esto que la valoración del estado

circulatorio del paciente, la monitorización invasiva y el ecocardiograma

pueden ser requeridos para identificar su causa y dirigir su tratamiento,

intentando alcanzar una presión de llenado de al menos 15 mmHg, con un

índice cardiaco >2 l/min/m2. Esto suele requerir el uso de balón de

contrapulsación u otros dispositivos de asistencia ventricular, inotropos y

drogas presoras para estabilizar al paciente o servir como terapia puente

hacia la intervención mecánica (IP, CBC, cirugía de complicaciones

mecánicas) o en último extremo hacia el transplante cardíaco.

El enfermo crítico

4. Cardiovascular

13. Síndrome coronario agudo y sus complicaciones 28 - 31

Estados hemodinámicos del infarto

Normal

Presión arterial, frecuencia cardiaca y

respiratoria normales y buena

circulación periférica

Estado hiperdinámico Taquicardia, ruidos cardiacos fuertes,

buena circulación periférica.

Hipotensión

Bradicardia

Infarto del ventrículo derecho

Hipovolemia

Hipotensión “caliente”, bradicardia,

venodilatación, presión yugular normal,

perfusión tisular disminuida

Presión yugular elevada, mala perfusión

tisular o shock, bradicardia, hipotensión

Venoconstricción, presión yugular baja,

mala perfusión tisular. Responde a

infusión de fluidos

Fallo de bomba

Congestión pulmonar

Edema pulmonar

Taquicardia, taquipnea, estertores

basales

Taquicardia, taquipnea, estertores en el

50% de los campos pulmonares

Shock cardiogénico Signos clínicos de mala perfusión tisular

(oliguria, estado de conciencia

disminuido), hipotensión, presión de

pulso baja, taquicardia, edema

pulmonar

Las complicaciones mecánicas incluyen:

-Rotura aguda de pared libre: provoca colapso cardiovascular con

disociación electromecánica. Suele tener un desenlace mortal en

pocos minutos y no responde a resucitación cardiopulmonar. En raras

ocasiones hay tiempo para intervenir al paciente.

-Rotura subaguda de pared libre: en el 25% de los casos la rotura

es subaguda por lo que la clínica puede simular el reinfarto por la

recurrencia del dolor y nuevas elevaciones del segmento ST. Más

frecuentemente se presenta como deterioro hemodinámico súbito con

hipotensión transitoria o persistente debido a taponamiento cardiaco.

La confirmación diagnóstica es mediante ecocardiografía y el hallazgo

típico es una masa densa en el saco pericárdico formada por trombos.

Debe considerarse inmediatamente la indicación de cirugía.

El enfermo crítico

4. Cardiovascular

13. Síndrome coronario agudo y sus complicaciones 29 - 31

-Rotura septal interventricular: se debe sospechar por un deterioro

clínico grave y súbito, y auscultación de un soplo sistólico rudo

irradiado hacia precordio derecho. La ecocardiografía-doppler revela la

localización de la rotura y el tamaño de la misma con el shunt

izquierda-derecha. El tratamiento con vasodilatadores puede producir

algo de mejoría si no hay shock cardiogénico pero lo mas efectivo

es la colocación de BCIAo mientras se prepara la cirugía. La cirugía

precoz es la única posibilidad de superviviencia incluso cuando no se

detecta inicialmente inestabilidad hemodinámica.

-Regurgitación mitral: es frecuente y suele presentarse a los 2-7

días. Se puede producir por tres mecanismos:

- dilatación anular de la válvula mitral debido a dilatación del VI.

- disfunción del músculo papilar, generalmente en el infarto

inferior.

- rotura del cuerpo o los extremos del músculo papilar.

En la exploración el soplo suele ser de baja intensidad, la radiografía torácica

muestra congestión pulmonar. La ecocardiografía-doppler es la técnica más

adecuada para valorar su causa y severidad.

Las arritmias y alteraciones de conducción son una complicsción

frecuente de la fase aguda del IAMCEST. De hecho, la primera manifestación

de la isquemia puede ser una arritmia protencialmente mortal como

taquicardia ventricular sostenida (TVS), fibrilación ventricular (FV) y bloqueo

auriculoventricular (AV) que deben ser tratadas inmediatamente. La TVS o la

FV mantenidas están presentes en el 20% de los pacientes con IAMCEST.

En fase aguda la FV y la TVS suelen ser manifestaciones del substrato

primario del infarto, pero pueden ver potenciadas por isquemia continuada,

insuficiencia cardiaca o factores endógenos, como alteraciones en la cifra de

potasio, magnesio, hipoxia o alteraciones en el equilibrio acido-base que

requieren medidas correctivas.

La necesidad del tratamiento para la arritmia y su urgencia dependen

fundamentalmente de las consecuencias hemodinámicas de la alteración del

ritmo cardiaco.

La incidencia de FV durante las primeras 48 h puede reducirse con el

tratamiento de reperfusión y los betabloqueantes. Al ser manifestación del

substrato del infarto, la FV precoz se asocia a un aumento de la mortalidad

intrahospitalaria, pero no a largo plazo. El uso de antiarrítmicos profilácticos

no está indicado, especialmente la lidocaína ya que aunque puede reducir la

El enfermo crítico

4. Cardiovascular

13. Síndrome coronario agudo y sus complicaciones 30 - 31

incidencia de FV se asocia a un aumento de la mortalidad, probablemente

debido a bradicardia y asistolia.

Durante la fase inicial son frecuentes los latidos ventriculares ectópicos

pero su valor como predictores de FV es cuestionable y no requieren

tratamiento específico. La presencia de TV no mantenida (<30 seg) o de

ritmo idioventricular acelerado no es predictor fiable de FV por lo tanto

no requieren tratamiento específico.

La TVS con el deterioro hemodinámico requiere al igual que la FV tratamiento

de supresión de acuerdo con las guías de práctica clínica sobre resucitación

cardiopulmonar. Resucitado el paciente, el tratamiento se basa en el uso de

amiodarona IV bloqueador beta.

En cuanto a las arritmias auriculares, la fibrilación auricular complica un

10-20% de los IAMCEST con mayor prevalencia en pacientes de edad

avanzada y entre aquellos con mayor daño del ventricular e insuficiencia

cardiaca. Su presencia aumenta las tasas de ACV y por tanto las cifras de

mortalidad intrahospitalaria, requiriendo anticoagulación prolongada si no se

consigue su reversión farmacólogica o mediante cardioversión sincronizada.

La bradicardia sinusal aparece en el 9-25% de los IAMCEST en la primera

hora, especialmente en el infarto inferior. Puede deberse al uso de opiáceos.

Si hay deterioro hemodinámico debe tratarse mediante atropina y/o inserción

de un marcapaso endocavitario transitorio.

El bloqueo auriculoventricular (BAV) ocurre en el 7% de los casos y

aumenta la mortalidad intrahospitalaria y a largo plazo. Está en relación con

la extensión del daño miocárdico. El BAV de primer grado no requiere

tratamiento y si es causado por un infarto inferior suele ser transitorio. Si el

BAV es de mayor grado o hay deterioro hemodinámico puede estar justificada

la colocación de un marcapasos temporal, evitando los acceso no

comprimibles (subclavia), especialmente en el contexto de finrinolisis.

3.8. Manejo de tipos específicos de IAMCEST

Infarto de ventrículo derecho La detección del infarto del ventrículo

derecho es importante ya que aunque se manifieste como shock cardiogénico

su tratamiento es diferente al debido a disfunción del ventrículo izquierdo.

Puede sospecharse con la triada hipotensión, campos pulmonares limpios y

presión venosa yugular elevada. La elevación del segmento ST en la

derivación V4R también es diagnostica.

El enfermo crítico

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Es importante mantener la precarga ventricular derecha, evitar el uso

vasodilatadores como opiáceos, nitratos, diuréticos e IECAs. Suele responder

bien a la carga de fluidos.

Puede complicarse con fibrilación auricular que debe corregirse lo antes

posible, ya que en este contexto la contribución auricular al llenado

ventricular derecho es importante. En caso de bloqueo cardiaco está indicada

la implantación de marcapasos transitorio.

Infarto en pacientes diabéticos: hasta el 20% de los pacientes con infarto

son diabéticos. Pueden presentar síntomas atípicos y es frecuente la

insuficiencia cardiaca. Su mortalidad es el doble que los pacientes no

diabéticos.

Si está indicado debe recibir tratamiento fibrinolítico incluso en caso de

retinopatía. Además el tratamiento con estatinas, bloqueadores beta e IECA

es igualmente efectivo y seguro en el paciente diabético que en el no

diabético.

Las elevadas concentraciones de glucosa al ingreso se asocian claramente

con un aumento de las tasas de mortalidad. Se ha demostrado que un estricto

control glucémico mediante infusión de insulina reduce la mortalidad a largo

plazo respecto al tratamiento oral estándar.

Pacientes con disfunción renal: la tasa de mortalidad a los 2 años en

pacientes con IAMCEST y enfermedad renal avanzada es mucho más elevada

que en la población general. Esto puede deberse a mayor presencia de

factores de riesgo vascular y además a que los tratamiento de reperfusión

aguda son menos usados por temor a las complicaciones hemorragias e

insuficiencia renal inducida por contraste.

Aunque las recomendaciones de tratamiento en estos pacientes son las

mismas que para los pacientes sin disfunción renal, debe considerarse el

riesgo de deterioro de la función renal al administrar contraste durante la ICP

primaria y usar fármacos como IECA, ARA II y diuréticos. También debe

ajustarse la dosis de antiagregantes y anticoagulantes según la función renal.