Síntesis 10 Moral

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MORAL TEMA 31 1.- Introducción. 2.- La moral, como exigencia antropológica, basada sobre la razón. La originalidad del ser humano: la libertad. La estructura del ser humano: urgencia de una configuración. Moral como estilo de vida. La búsqueda de un sentido: el proyecto ético. Función psicológica y estructurante. Una libertad reivindicada. 3.- Se armoniza y complementa con la dimensión religiosa del creyente... Dimensión ética de la fe. Doble punto de partida: fe y razón. La moral católica como camino intermedio y complementario. Dimensión racional de la fe y la revelación. La estructura básica del ethos cristiano. TEMA 32 1.- Introducción: la sexualidad en el proyecto ético. 2.- La sexualidad humana como lenguaje de amor, orientado también a la procreación Significado de la sexualidad humana. El amor como base para la moral. 3.- Exigencias fundamentales a nivel personal, interpersonal y comunitario. Exigencias a nivel personal Nivel interpersonal Nivel comunitario TEMA 33 1.- Introducción 2.- Fundamentación humana del respeto a la vida Ética de los valores Ética humanista Ética formal 3.- Fundamentación bíblica del respeto a la vida 4.- Desarrollo histórico en relación al valor de la vida La tradición preconstantiniana La paz constantiniana Doctrina tradicional cristiana sobre el valor de la vida humana 5.- Reflexiones finales TEMA 34. 1.- Introducción 2.- El capitalismo Rasgos descriptivos del capitalismo Génesis del capitalismo La razón antropológica del capitalismo Valoración ética del capitalismo La postura del magisterio ante el liberalismo y capitalismo. 2.- El colectivismo economico Rasgos descriptivos del socialismo Origen del socialismo como sistema económico La razón antropológica del marxismo Valoración ética del socialismo. 1

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MORAL

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MORALTEMA 31

1.- Introduccin.

2.- La moral, como exigencia antropolgica, basada sobre la razn.

La originalidad del ser humano: la libertad.

La estructura del ser humano: urgencia de una configuracin.

Moral como estilo de vida.

La bsqueda de un sentido: el proyecto tico.

Funcin psicolgica y estructurante.

Una libertad reivindicada.

3.- Se armoniza y complementa con la dimensin religiosa del creyente...

Dimensin tica de la fe.

Doble punto de partida: fe y razn.

La moral catlica como camino intermedio y complementario.

Dimensin racional de la fe y la revelacin.

La estructura bsica del ethos cristiano.

TEMA 32

1.- Introduccin: la sexualidad en el proyecto tico.

2.- La sexualidad humana como lenguaje de amor, orientado tambin a la procreacin

Significado de la sexualidad humana.

El amor como base para la moral.

3.- Exigencias fundamentales a nivel personal, interpersonal y comunitario.

Exigencias a nivel personal

Nivel interpersonal

Nivel comunitario

TEMA 33

1.- Introduccin

2.- Fundamentacin humana del respeto a la vida

tica de los valores

tica humanista

tica formal

3.- Fundamentacin bblica del respeto a la vida4.- Desarrollo histrico en relacin al valor de la vida

La tradicin preconstantiniana

La paz constantiniana

Doctrina tradicional cristiana sobre el valor de la vida humana

5.- Reflexiones finales

TEMA 34.

1.- Introduccin

2.- El capitalismo

Rasgos descriptivos del capitalismo

Gnesis del capitalismo

La razn antropolgica del capitalismo

Valoracin tica del capitalismo

La postura del magisterio ante el liberalismo y capitalismo.

2.- El colectivismo economico

Rasgos descriptivos del socialismo

Origen del socialismo como sistema econmico

La razn antropolgica del marxismo

Valoracin tica del socialismo.

Doctrina social de la iglesia y el socialismo

3.- Situacin actual

4.- Principales elementos para un juicio tico cristiano segn la DSI

TEMA 35

1.- Aproximacin a la definicin de trabajo.

2.- Deber y derecho al trabajo

En cuanto a la dignidad del trabajo

En cuanto al deber de trabajar.

El derecho al trabajo.

Aportacin de la Doctrina Social de la Iglesia.

3.- El desarrollo de los pueblos.

Desarrollo y Progreso.

Hacia un autntico desarrollo

Reflexin sobre el progreso desde Gaudium et Spes

TEMA 36

1.- Derechos humanos

IntroduccinHistoria y realidad actual de los derechos humanos

La Tradicin cristiana y los derechos humanos

2.- Democracia

Valoracin general de las organizaciones de la comunidad poltica

El rgimen democrtico participativo

Principios fundamentales de un orden democrtico

Los cristianos y la construccin de la democracia

3.- tica y poltica

Relacin entre tica y poltica

Fundamentos ticos para el juicio y para la accin poltica

El Magisterio socio-poltico de la DSI

Algunos principios ticos para la prctica de la poltica

Tema 31

LA MORAL COMO EXIGENCIA ANTROPOLGICA, BASADA SOBRE LA RAZN, SE ARMONIZA Y COMPLEMENTA CON LA DIMENSIN RELIGIOSA DEL CREYENTE.

0. Introduccin.

El trmino moral deriva de la palabra latina mos (costumbre) y mores (costumbres). En la tica romana y griega se entiende en el sentido de filosofa moral. En el lenguaje actual, moral designa unas veces la doctrina, otras la actitud moral o un tipo de moral concreta.

El trmino teologa moral es de la era moderna y especifica la enseanza acerca del comportamiento moral del cristiano a la luz de la fe.

Definicin de moral: es la autodeterminacin libre en la que el hombre responde a la exigencia del bien absoluto que l escucha en la conciencia. Si l se decide a obedecer a la exigencia de obrar el bien y evitar el mal, acta moralmente bien; si se decanta por llevar la contraria a esta exigencia, entonces acta moralmente mal.

1. La moral, como exigencia antropolgica, basada sobre la razn.

Dios ha creado al hombre racional, confirindole la dignidad de una persona dotada de iniciativa y del dominio de sus actos. (CEC 1730)

Podemos cumplir la exigencia de la moral como llamamiento a hacer el bien y a evitar el mal?

En la conducta moral no se trata de realizaciones de orden natural o tnico, sino de un obrar que dimana de la libertad y en el que nosotros nos determinamos a aquello que queremos ser. Sin la libertad para decidirnos no es posible cumplir la exigencia moral, slo poseyendo la libertad puede el hombre dar su respuesta al llamamiento incondicional al bien.

La conducta moral dimana de la libertad. Muchos han opinado que el hombre carece de libertad para decidir responsablemente. Segn estos, el hombre no puede desarrollarse en una orientacin bsica personal hacia la meta de una vida exitosa y determinar de modo responsable, desde esa opcin bsica, su hacer y su evitar.

La doctrina de la Iglesia siempre ha sido la misma: el hombre s es libre para tomar decisiones responsables y morales hacia el bien o hacia el mal.

1.2. La originalidad del ser humano: la libertad.

Los seres irracionales siguen ciegamente el impulso de sus instintos. Lo que nos distingue de ellos es que los humanos tenemos libertad. La libertad es el poder, radicado en la razn y en la voluntad, de obrar o no obrar. La libertad es en el hombre una fuerza de crecimiento y de maduracin en la verdad y la bondad (CEC 1731)

El hombre nace en la ms absoluta indigencia, sin una programacin. Estas carencias se compensan con la existencia de la libertad. Con ella, el hombre est capacitado para adaptarse al medi que le rodea. Puede modelar y configurar la realidad y est llamado a conseguir, con su trabajo y responsabilidad, la tarea que no le han facilitado las estructuras naturales. Al ser libre puede autodeterminarse en el plano moral.

Porque la dignidad del hombre incluye su libre autodeterminacin (autonoma); el hombre quiere y debe modelar l mismo su vida personal y social, bajo su propia responsabilidad. (GS 17) Somos responsables de nosotros mismos y de los dems. Esta capacidad no coarta sino que libera para contraer un compromiso responsable. La libertad no debe ser individualista, egosta o arbitraria, sino basada en el respeto y amor al prjimo, en su dignidad y en sus derechos.

1.3. La estructura del ser humano: urgencia de una configuracin.

El ser humano ha de modelar sus pulsiones y rehacer su vida como una tarea. Nace sin estar hecho, y su evolucin y progreso debe conseguirse a travs de un aprendizaje. Necesitamos de una orientacin para canalizar las fuerzas anrquicas e instintivas. Para realizarnos estamos irremisiblemente condenados a ser ticos, a tener un proyecto tico que nos modele la vida.

1.4. Moral como estilo de vida.

Hacemos una distincin entre ethos y pahtos.

El pathos sera todo aquello dado por la naturaleza al margen de nuestra decisin o voluntad. Seria la manera instintiva de ser.

El ethos es el esfuerzo activo y dinmico que no se deja vencer por el pathos recibido.

Tiene un doble significado:

a) el carcter, el modo de ser, el estilo que cada persona le quiere dar a su existencia,

b) los hechos particulares y concretos con los que se lleva a cabo semejante proyecto.

La funcin primaria de la tica no se centra en las acciones concretas, sino en dar una orientacin estable, encontrar el camino que lleva hacia una meta, crear un estilo y una manera de vivir coherente con un proyecto.

La tica consistira entonces en darle a nuestro pathos (ese mundo pasivo y desorganizado que nos ofrece la naturaleza) el estilo y la configuracin querida por nosotros, mediante nuestros actos y formas concretas de actuar.

1.5. La bsqueda de un sentido: el proyecto tico.

El ser humano experimenta la capacidad de autodirigirse, tiene conciencia de que, por encima de todo, l puede orientar su vida, y en ese momento se pregunta por la meta hacia la que desea dirigirse.

La primera cuestin del hombre que se acerca con asombro a la vida es preguntarse por el sentido que encierra. El hombre siente el peso de su responsabilidad y necesita saber el destino hacia el que dirigir su esfuerzo

La libertad del hombre es real pero contingente. Es libertad de una criatura que se ha de acoger como un germen y hacer madurar con responsabilidad, El Creador llama al hombre al verdadero bien y al alcanzarlo consigue su felicidad.

La libertad no es una espontaneidad vieja ni un comportamiento anrquico para actuar en cada momento segn guste o en funcin de las apetencias instintivas.

Su papel consiste en buscarle a la vida una orientacin bsica, en darle un destino, un proyecto de futuro que va a determinar un comportamiento concreto, de acuerdo con la meta que cada uno se haya trazado.

La tarea de la tica es descubrir y realizar este proyecto humano que plenificar al hombre.

1.6. Funcin psicolgica y estructurante.

La persona no puede vivir en un estado permanente de indecisin, necesita un eje bsico y unificador, necesita encontrar un proyecto para su vida.

Cuando el hombre toma una determinada orientacin se produce una reestructuracin de toda la personalidad que busca ser coherente con ella. Ese reajuste interior armoniza e integra las pequeas y mltiples decisiones de la vida dentro de un proyecto global. Le proyecto tico, vvido en lo cotidiano, hace vivir con gozo interno y con ese dinamismo de que vale la pena nuestra existencia.

1.7. Una libertad reivindicada.

As se vive muchas veces la libertad humana y esto ha llevado al hombre a realizar un principio general: "no hagas a nadie lo que no quieres que te hagan a ti". No se puede pretender hallar la identidad y la autorrealizacin a costa de los otros. En la medida en que el hombre hace ms el bien, se va haciendo tambin ms libre.

Tambin experimentamos la libertad como libertad reclamada dado que nos vemos condicionados por la limitacin del sufrimiento, la enfermedad y la muerte. Pero tambin esos momentos se pueden vivir desde la opcin tica bsica.

La experiencia del fracaso, de pecado, de error, de culpa y de perdn nos hacen ver que nuestra libertad puede errar y que continuamente estamos necesitados de perdn y conversin.

RESUMIENDO: el hombre posee la libertad de decisin como libertad reclamada, y as es responsable de su obrar y de sus omisiones. Percibe en su conciencia la exigencia incondicional de hacer el bien y de evitar el mal. En el camino tico descubre una serie de valores irrenunciables: el respeto a la dignidad de la persona, la igualdad, la Justicia, el amor. la corresponsabilidad y el respeto de la creacin. El hombre determina qu quiere ser y cmo quiere realizarlo. Esta opcin bsica fluye en su conducta personal donde cabe la posibilidad del error. La meta a alcanzar es su realizacin personal.

2. Se armoniza y complementa con la dimensin religiosa del creyente...

El sentido ltimo de la libertad y la moralidad lo encontramos los creyentes en Dios.

2.1. Dimensin tica de la fe.

En la fe cristiana concebimos la experiencia primigenja de la responsabilidad moral bsicamente como responsabilidad del hombre ante Dios. Slo mediante la auto-comunicacin de Dios puede el hombre tornar conciencia plena y segura de lo que es moralmente bueno.

El hombre creyente se pregunta cual debe ser su comportamiento como cristiano, qu ha de hacer para heredar la vida eterna.

La revelacin divina expresa una conducta concreta, el AT y el NT nos muestran un sentido determinado ante la vida y una serie de consecuencias prcticas que se derivan de l. La moral de Israel proviene de la voluntad de Yahv.

Existe en la revelacin una clara correspondencia entre el xodo y el Declogo; la tica bblica conlleva una interconexin entre libertad y exigencia, entre liberacin y confirmacin, entre evangelio y ley, entre don y tarea.

En el NT el centro es el Reino de Dios. Este implica un doble compromiso: reconocer que Dios es la nica realidad absoluta y desde esto dar a la vida una orientacin diferente. El compromiso de Jess para liberar a los hombres de todas las injusticias y esclavitudes son criterios que han de orientar la conducta de sus seguidores.

2.2. Doble punto de partida: fe y razn.

La moral es una necesidad que brota de nuestras estructuras antropolgicas y un compromiso que tambin nace de la fe.

tica humana: el hombre experimenta la llamada imperativa del bien y sabe que por este camino llegar a realizarse. La asctica ser el camino para llegar a la meta.

tica religiosa: el punto de partida es diferente; nace de la fe y la actitud es pasiva, vigilante. Interesa descubrir la voluntad de Dios para realizarla. Las actitudes fundamentales son la adoracin y la docilidad amorosa. El conocimiento de bien nos viene de lo alto.

2.3. La moral catlica como camino intermedio y complementario.

En la moral catlica se da una compenetracin entre lo racional y lo religioso.

Cuando los valores ticos son vividos hasta el fondo, la llamada de un bien concreto puede abrir hacia una dimensin trascendente, en la que Dios se vislumbra, al mismo tiempo, como valor supremo y como el bien definitivo y ltimo del hombre.

Los imperativos ticos son tambin llamadas del Seor y en l se encuentra su explicacin ltima. Una experiencia religiosa sin moral sera slo misticismo inautntico. La Iglesia se ha valido de la revelacin y de la razn por medio de la ley natural.

2.4. Dimensin racional de la fe y la revelacin.

Nuestra fe y su moral se basan en la Palabra de Dios y son razonables. En la elaboracin de los cdigos ticos de la Biblia se percibe cmo influyen directamente los cdigos ticos de los pueblos vecinos y de la cultura profana. El hombre, en su autonoma y libertad, va descubriendo evolutivamente cules son los mandamientos de Dios en confrontacin con las culturas profanas.

Por lo tanto, no tenemos unos mandamientos derivados directamente de la boca de Dios sino provenientes tambin de la escucha de la razn iluminada por Dios. As lo podemos ver en la elaboracin sapiencial de mandamientos y de normas de la sabidura popular que se hacen palabra de Dios. San Pablo acta del mismo modo al copiar las listas de vicios y virtudes de contexto pagano y cristianizarlas.

2.5. La estructura bsica del ethos cristiano.

El punto de partida del ethos cristiano es la revelacin de Dios como salvacin del hombre. Dios mismo ha mostrado al hombre la direccin de su comportamiento moral y ha descubierto el sentido de su afn. La Biblia ocupa un lugar destacado en este tema. Lo primero es la revelacin del amor salvador de Dios: este amor exige amor y capacita para darlo. El ethos se extiende entre la donacin de la salvacin y la promesa de salvacin definitiva. La iniciativa graciosa de Dios y el esfuerzo humano hecho posible y sustentado por ella constituyen una unidad indisoluble hasta que Dios al final, a pesar de todos los fracasos humanos, consume la implantacin de su reino. Quintaesencia de la tica cristiana es el mandamiento del amor, que funde en simbiosis indivisible el amor a Dios y el amor al prjimo. Lo decisivo de la tica cristiana guarda relacin a Cristo: l es la medida y el patrn de la conducta tica. El seguimiento de Jess es el resumen del ethos cristiano que debe ser vivido desde el mensaje de gracia y de amor de Dios que ha llegado a su plenitud en la persona de Cristo.

TEMA 32:

LA SEXUALIDAD HUMANA COMO LENGUAJE DE AMOR, ORIENTADO TAMBIN A LA PROCREACIN, REQUIERE DETERMINADAS EXIGENCIAS FUNDAMENTALES

A NIVEL PERSONAL, INTERPERSONAL Y COMUNITARIO.

INTRODUCCIN: LA SEXUALIDAD EN EL PROYECTO TICO.

Cada hombre tiene un proyecto de vida que quiere completar y una tica o camino que le lleva a la meta. La sexualidad humana debe ser integrada dentro de ese plan de vida y orientada por un proyecto tico que le d sentido y haga posible la plenificacin del ser humano.

En este tema nos vamos a preguntar qu es y para qu sirve la sexualidad. Se trata de encontrar ahora el significado y destino de la sexualidad, en coherencia con el proyecto tico y deducir aquellos valores ticos fundamentales que humaniza la conducta sexual.

Segn el Catecismo de la Iglesia, la sexualidad afecta a todo el hombre y concierne particularmente a la afectividad, a la capacidad de amar y procrear, a la aptitud para establecer vnculos de comunin con otro.

Como se trata de un mbito de la persona de gran riqueza simblica y emotiva, es importante la integracin de las diferentes dimensiones de la sexualidad, para que pueda vivirse dentro de su proyecto de vida.

1.- LA SEXUALIDAD HUMANA COMO LENGUAJE DE AMOR, ORIENTADO TAMBIN A LA PROCREACIN

La sexualidad abraza todos los aspectos de la persona humana, en la unidad de su cuerpo y de su alma. Concierne particularmente a la afectividad, a la capacidad de amar y de procrear y, de manera ms general, a la aptitud para establecer vnculos de comunin con otro. (CEC 2332)

La sexualidad est ordenada al amor conyugal del hombre y de la mujer. En el matrimonio, la intimidad corporal de los esposos viene a ser un signo y una garanta de comunin espiritual. Entre bautizados, los vnculos del matrimonio estn santificados por el sacramento. La sexualidad, mediante la cual el hombre y la mujer se dan el uno al otro con los actos propios y exclusivos de los esposos, no es algo puramente biolgico, sino que afecta al ncleo ntimo de la persona humana en cuanto tal. Ella se realiza de modo verdaderamente humano solamente cuando es parte integral del amor con el que el hombre y la mujer se comprometen totalmente entre s hasta la muerte" (CEC 2361)

.

Por la unin de los esposos se realiza el doble fin del matrimonio: el bien de los esposos y la transmisin de la vida. No se pueden separar estas dos significaciones o valores del matrimonio sin alterar la vida espiritual de los cnyuges ni comprometer los bienes del matrimonio y el porvenir de la familia. As, el amor conyugal del hombre y de la mujer queda situado bajo la doble exigencia de la fidelidad y la fecundidad. (CEC 2363)

1.1.- Significado de la sexualidad humana.

La sexualidad no es una propiedad secundaria de la vida humana. Estamos marcados sexualmente en toda nuestra unidad fsico-psquica. La sexualidad abarca al hombre en su totalidad. La corporalidad aparece bajo la doble manifestacin complementaria de hombre y mujer, cada uno con sus diferencias sexuales y con una personalidad distinta que da lugar a la masculinidad y feminidad.

El cuerpo humano es la nica va a travs de la cual el espritu puede revelarse. Por eso se convierte en epifana, manifestacin, mensaje..., hace posible la relacin personal, la sostiene, la condiciona..., el cuerpo es la ventana por donde el espritu asoma al exterior.

La sexualidad adquiere as un contenido mucho ms extenso que cuando queda reducido a lo exclusivamente genital. El hecho de ser sexuados convierte nuestra comunicacin en un encuentro sexual. Estamos llamados a este encuentro que nos complementa. Hombre y mujer se complementan mutuamente para llegarse a conocer plenamente mediante una sintona que se despierta y explicita en ese deseo mutuo por el que se sienten atrados. A travs de la sexualidad, el hombre y la mujer alcanzan una comunin ms honda y vinculante. (DS 4312)

Reducir la sexualidad slo a su dimensin procreadora es una mirada pobre porque la entrega corporal llega a ser un vnculo de cercana y amor personal, una dimensin unitiva, un encuentro de amor. Y en este encuentro de amor es donde tiene cabida la procreacin. (DS 4702)

Esto lo viven todos los humanos en continua evolucin y necesita de un aprendizaje que haga posible alcanzar la meta propuesta: que la sexualidad sea el lenguaje que simboliza y figura un cario que necesita encarnarse.

La sexualidad slo se practica de manera verdaderamente humana como un componente del amor mediante la cual el hombre y la mujer se ligan totalmente entre s hasta la muerte. La total entrega fsica debe ser signo y fruto de la total entrega personal (DS 4701). Su nico lugar es el matrimonio (DS 4582. 4703)

1.2.- El amor como base para la moral.

La moral actual opta por colocar al hombre en el centro de su relacin sexual vivida en un contexto de amor. El eje de toda la tica tiene que ser el amor. Aunque la palabra amor es hoy en da ambigua y no poco adulterada.

Este amor se concretiza cuando el hombre se entrega a su semejante por lo que ste es y no por lo que posee, manifiesta o pueda proporcionarle. Conlleva un conocimiento profundo para ir descubriendo el misterio de su interior.

Este proceso hace del T el centro de gravedad de la existencia. Igualmente, se manifiesta en la donacin total y plena de la interioridad personal hacia el T, que capacita para relacionarse con los otros en el respeto que todo ser humano merece.

El amor supone una estabilidad y permanencia por encima de mutaciones superficiales y se concreta en la fidelidad conyugal.

2.- EXIGENCIAS FUNDAMENTALES A NIVEL PERSONAL, INTERPERSONAL Y COMUNITARIO.

La sexualidad es una accin llena de simbolismo que manifiesta una actitud amorosa de encuentro y comunin. Pero encierra al mismo tiempo un carcter utilitario por la compensacin y el placer que reporta. La ambigedad puede hacer de la sexualidad la mera bsqueda de placer. A continuacin veremos cmo deben encarnarse las exigencias de ese amor en los diferentes niveles de la personalidad con los que el sexo se encuentra vinculado.

2.1. Exigencias a nivel personal: integracin de la libido, a lo largo de un proceso evolutivo, para que la pulsin sexual se modele de acuerdo con el proyecto tico.

Puesto que las fuerzas y comportamientos sexuales del hombre no deben estar nicamente fijados por los instintos, el hombre y la mujer han de dar forma racional a esas fuerzas y conductas.

En la sexualidad hay dicha y realizacin, pero tambin existe el poder de la concupiscencia, el egosmo destructor, el acoso de la mujer por el hombre y del hombre por la mujer, la explotacin humillante y el abuso sexual.

Integracin de la libido.

Humanizar la libido es una de las vas para la configuracin de la sexualidad de una forma digna. Cualquier normativa de buscar la defensa de la pureza y la verdad del cario. La integracin de la libido no es posible sin un esfuerzo asctico y educativo, que lleve a reconciliarse con esa realidad, a integrar las tendencias anrquicas, para que no se convierta en algo incontrolable como una fuerza catica que se impone a la propia voluntad. (CEC 2337)

Convendra dejar clara la distincin entre instinto y pulsin. Los animales tienen instintos a los que hay que responder (sed, hambre, cansancio), pero en la evolucin del animal al hombre los instintos dieron paso a las pulsiones; stas tienen la capacidad de ser reorientadas hacia otro objetivo, por eso no constituyen una necesidad a la que hay que responder irrenunciablemente.

Dinamismo de la evolucin sexual.

Vivir la sexualidad supone un aprendizaje y una maduracin. La libido al llegar la adolescencia se dispara.

Para una vivencia plena de la sexualidad es necesaria cierta normativa para que las pulsiones sean encauzadas desde una perspectiva egosta a otra de donacin. Ms que hablar de educacin sexual se debera hablar de educacin afectiva integral que busque el desarrollo de personas que sepan vivir maduramente la afectividad, la generosidad y el amor. La meta es conseguir un individuo que viva el sexo oblativo y amoroso, de una forma madura.

2.2. Nivel interpersonal: para que la sexualidad se viva con un erotismo sano, sin caer en la pornografa, y la genitalidad site el placer en un contexto de dilogo y comunin que acepta el lmite de la alteridad.

El concepto de relacin es intrnseco a la sexualidad. La necesidad de relacin se expresa en la multiplicidad de las formas activas y pasivas del amor, en las cuales hay siempre un YO que se abre a un T.

Los elementos biolgicos e instintivos que estn presentes en la bsqueda sexual deben integrarse dentro de la corriente afectiva y amorosa. Ahora vamos a clarificar los lmites entre pornografa y erotismo.

El eros (amor) es el dinamismo que nos hace trascender lo material y visible para elevamos hasta el Bien Supremo, incluye el atractivo pero sin quedar reducido a l porque ahonda tambin el ansia de un Bien Superior.

El simbolismo ertico del cuerpo.

Si el cuerpo es mediador de todo encuentro, se convierte en el gran signo ertico del deseo amoroso. Sugiere, atrae, estimula hacia la comunin, donde entra tambin el placer, la sexualidad y hasta la misma genitalidad, pero revela y manifiesta, por su carcter de mediador, la existencia de algo que colma la nostalgia de plenitud; el erotismo es portador de un mensaje humano que invita a la comunin personal.

El autntico erotismo busca impedir la vulgaridad, el aburrimiento, la rutina, la mera instintividad, creando una atmsfera de misterio, encanto, respeto, bsqueda y admiracin porque desea el encuentro con el otro, la apertura hacia la comunin.

La pornografa: una degradacin del erotismo.

El peligro de este dilogo amoroso es que se convierta en un monlogo de bsqueda de placer donde la persona se convierte en un mero objeto que satisface el encuentro interesado. Desde el momento en que el erotismo no contina su itinerario hasta la comunin personal y se estanca en lo biolgico e instintivo, el cuerpo queda rebajado para convertirse en estmulo pornogrfico. Todo se centra en lo fsico, en el placer egosta. Lo que est enfermo es el corazn humano y debe ser sanado. (CEC 2351 y 2354)

Significado verdadero del pudor: el respeto a la intimidad. (CEC 2522)

Para dar una configuracin humana a la sexualidad hay que respetar la esfera ntima sexual en uno mismo y en los otros. Slo el hombre conoce la vergenza y el pudor. Su finalidad es la de respetarse a uno mismo y a los dems. Para configurar de modo correcto la sexualidad hay que tener un conocimiento del bien y de mal y un espritu vigilante. El hombre debe cuidarse de no reprimir su sexualidad o de dejarse llevar por ella. Debe desarrollarla en su vida como corresponde a las respectivas fases de la evolucin.

La educacin del pudor tiene la finalidad de mantener el clima ntimo y necesario para que el sexo no pierda su misterio y su candor. Impdica ser toda forma de vivir la sexualidad que, acentuando el sexo por el sexo, disminuya el valor de la persona.

La reflexin bblica nos hace concebir la sexualidad como regalo y don del amor de Dios. El AT tiene una visin antropolgica unitaria que no rechaza lo corporal ni lo sexual. Jess confirm la fe de su pueblo de que Dios haba creado los dos sexos para el amor. La Iglesia debe mantener esta verdad a lo largo de los siglos, buscando siempre la bondad de la sexualidad. La tica sexual ser el esfuerzo por vivir la sexualidad en un proceso de maduracin oblativa que no viole el misterio de la dignidad de la persona.

2.3. Nivel comunitario: para que la sociedad regule la existencia del vnculo conyugal y las manifestaciones que puedan atentar, en este campo, contra la moral pblica.

La sociedad tiene la obligacin de regular con una tica de mnimos para que sean el matrimonio y la familia defendidas de todo aquello que dae el pudor, el escndalo, la perversin, el proselitismo, la exhibicin o propaganda de lo sexual desde otros criterios que no sean el amor y la entrega oblativa.

Podemos estar asistiendo a un proceso en el que la sexualidad est siendo vista slo desde su dimensin de juego ertico y donde la nica educacin que se recibe es la referente a tcnicas sexuales placenteras o a la prevencin de enfermedades venreas o de embarazos no deseados. Esto reduce sensiblemente el gran contenido del sexo.

Tema 33.

FUNDAMENTACIN HUMANA Y RELIGIOSA DEL RESPETO A LA VIDA, LIMITACIONES QUE HISTRICAMENTE SE HAN DADO A ESTE VALOR Y DISCUSIONES ACTUALES EN LA APLICACIN DE ESTOS PRESUPUESTOS.

Introduccin

Los avances en el campo de la tecnologa, y ms en concreto dentro de la medicina, han sido espectaculares en estas ltimas dcadas. De esta forma, el hombre tiene hoy en sus manos un poder impresionante para intervenir en todos los procesos de la vida, desde su misma gestacin en el laboratorio hasta el prolongamiento artificial de su existencia.

La misma cultura ha provocado un cambio de mentalidad para el anlisis de todos estos problemas, subrayando ciertos aspectos que a lo mejor no se tenan tan en cuenta con anterioridad.

Hoy son muchos los que piensan, apoyados en una imagen de la moral demasiado caricaturizada, que la reflexin tica no cabe en un mundo cientfico, democrtico y pluralista como el nuestro: es un lastre excesivamente pesado que constituye un obstculo para el progreso o una alienacin ajena a las exigencias cientficas.

Sin embargo, no conviene olvidar que la dimensin tica es imprescindible en la actividad humana. Cualquier decisin, si no es vaca de sentido, se toma a partir de unos presupuestos y finalidades determinadas, que la adjetivan inevitablemente como moral. El hombre necesita ciertos criterios que estructuren y den coherencia a su conducta.

El respeto a la vida aparece como uno de los principios ms fundamentales y evidentes en todas las ideologas y culturas, pues sin ella no es posible ningn tipo de relacin humana, y resultan intiles todas las dems exigencias y obligaciones.

A pesar de la evidencia comn que encierra este principio, como uno de los universales ticos presentes en la conciencia de la humanidad, los hombres siempre han intentado buscarle una justificacin racional.

1. Fundamentacin humana

En el campo de la tica existen diferentes intentos de fundamentacin:

tica de los valores: fundamentalmente est basada en el consenso sobre determinadas realidades que se consideran dignas de respeto o de proteccin. Tiene sus dificultades aunque es la que ms se favorece. El problema es que renuncia a una metafsica que sustente la opcin moral, y pone la fuerza en la capacidad de convencimiento o de aunar voluntades. Se presta fcilmente a una confusin entre moral y costumbres. La tentacin de convertir la moral en mera sociologa (sociologismo) resulta inevitable la mayora de las veces. En una sociedad democrtica, con un claro talante antimetafsico resulta inevitable intentar mostrar este planteamiento tico tambin desde una perspectiva de tica de los valores.

tica humanista: brota de una concepcin del ser humano como valor absoluto, como persona. Persona entendida no como individuo aislado sino como individuo en relacin (es personalista). Su dificultad fundamental se encuentra para una fundamentacin fuera del mbito religioso, sobre todo en el mbito de los lmites de la vida humana donde las cualidades que suelen usarse para justificar el concepto persona (libertad, inteligencia, capacidad de comunicacin, etc.)

ticas formales: la tica formal pretende configurar una actitud tica radical sin fijar contenidos. El ejemplo ms evidente es la existencia autntica de los existencialistas que, considerndose el nico modo digno de ser un hombre, no recibe en ellos un contenido expreso de comportamiento.2. Fundamentacin bblica

La reflexin cristiana se ha basado siempre en un punto de referencia fundamental, el mensaje contenido en la Biblia, que se ha ido decantando en una tradicin de veinte siglos.

El mensaje revelado de la Biblia no es primariamente moral; se sita en primer plano, en el nivel de la experiencia de fe y de la relacin del hombre con un Dios que ha salido a su encuentro en la historia. La Biblia no es, de ninguna forma, un cdigo o recetario moral, en el que se contengan respuestas exactas y ntidas ante los dilemas e interrogantes ticos del hombre. Pero, la experiencia religiosa lleva necesariamente al plano del quehacer tico.

a) Antiguo testamento

El mensaje veterotestamentario sobre la vida humana est marcado por luces y sombras. No resulta fcil decir qu es lo que predomina. Son varios los autores que subrayan que el conjunto del Antiguo Testamento supera a los sistemas ticos de los pueblos vecinos. Pero, tambin hay que afirmar que, en otros contextos culturales, han existido pueblos menos violentos.

El mensaje veterotestamentario es inseparable de un contexto cultural concreto y de sus condicionamientos. Israel vive en un entorno geogrfico donde la violencia es muy intensa. Esta realidad marca con fuerza el mensaje bblico. Las prcticas blicas israelitas deben enmarcarse en un contexto donde eran normales muchas prcticas que hoy nos parecen crueles. Pero, al mismo tiempo, es necesaria una actitud de cautela en la utilizacin de los textos bblicos para responder a los problemas de nuestros das: no se puede justificar hoy la guerra basndose en las mltiples narraciones blicas contenidas en la Biblia. En la misma lnea deben revitalizarse, ciertas afirmaciones bblicas que se usan en relacin con la vida humana.

Existe en el Antiguo Testamento un indiscutible progreso, tanto en comparacin con otros pueblos, como, sobre todo, en el mismo interior del mensaje veterotestamentario Qu queda finalmente del mensaje del Antiguo Testamento? Hay un avance positivo, que llevara a la culminacin en el Nuevo Testamento. Se podra resumir en:

Existe un creciente respeto hacia la vida del hombre.

Se va progresivamente presentando a un Dios menos guerrero, menos violento y a describirse ms cercano, ms misericordioso...

En el conjunto del A. T. Hay una actitud de defensa del dbil, del desamparado, del explotado, del oprimido.

Existe una tendencia a desacralizar la violencia.

Concepcin de que Dios es el nico que puede disponer de la vida del hombre.

b) Nuevo testamento

La sociedad juda en la poca intertestamentariaJess convivi con una intensa efervescencia sociopoltica. Existan fuertes tendencias de liberacin, dentro de un pluralismo religioso y poltico sobre la forma de cmo entenderla. En la poca de Jess esos movimientos haban cristalizado en cinco grupos:

Los esenios: que vivan alejados de la sociedad, desentendindose de la poltica. Slo algunos participarn en la guerra contra Roma.

Los saduceos: que seguan la lnea contemporizadora y colaboracionista.

Los fariseos: que eran sordamente hostiles, con una resistencia pasiva, pero sin oponerse al pago de impuestos al poder romano.

Los zelotas: el ala radical de los fariseos, partidarios exaltados de una resistencia activa contra Roma.

Los jasidim o piadosos: donde se situaba en comn del pueblo, no demasiado preocupado por la poltica.

Los zelotas son los que tienen un mayor inters en relacin con nuestro tema. Su nombre significa ardiente, ferviente. Actuaban en pequeos grupos, como verdaderos comandos, y se guarecan en el desierto (sicarios). Las sublevaciones zelotas eran frecuentes, tanto por su mentalidad teocrtica, como por su oposicin al despotismo y crueldad de los gobernadores y soldados.

Fue Jess un revolucionario?

Jess, ciertamente, vivi en una coordenada histrica marcada por la violencia y la oposicin al poder romano. Los datos aportados por los autores a favor o en contra de esta tesis son los siguientes:

El nombre de algunos discpulos, sobre todo el de Simn el Zelota (Lc 6,15), que haba sido miembro de ese grupo revolucionario y se qued con ese apodo. El segundo nombre es el de Iscariote, que puede referirse al sicarius. Tambin se ha especulado con el apelativo de Pedro Barjona, que significa en acdico hijo del terror y, por tanto, terrorista. La conclusin es que slo Simn pudo pertenecer en el pasado al movimiento zelota, aunque en el evangelio no presenta ningn rasgo de ese apstol que indique su pasado violento.

Algunas frases de Jess: en cualquier caso, son muy pocas y la mayora de las afirmaciones de Jess van en la direccin contraria. No he venido a traer la paz, sino la espada... (Mt 10,34). Ahora bien, Jess realiza una predicacin social (Mt 5 sermn del monte), aunque no la lucha de clases y sus motivaciones no son tico-sociales, sino religiosas. Por otra parte, Jess no trata solamente con los pobres, sino que tambin se relaciona con los ricos (Lc 19 Zaqueo).

Finalmente, se citan dos gestos de Jess, la entrada en Jerusaln (Mc 11, 1-11) y la expulsin de los mercaderes del templo (Mc 11, 15-19), que podra interpretarse desde actitudes violentas. Por ello, no puede darse a este gesto de Jess un carcter poltico o zelota.

Ensea el Evangelio la violencia?

Es posible tericamente que, aunque Jess no fuese violento, ni zelota, sin embargo sus afirmaciones incitasen a la violencia. Hay que hacer referencia a ciertas frases de Jess que pueden significar una incitacin a la violencia: El Reino de Dios sufre violencia y gente violenta lo arrebata (Mt 11,12). Sin embargo, la violencia que se menciona no parece referirse al empleo de la fuerza fsica, sino al entusiasmo que surge ante el anuncio del Reino.

Jess habla de hechos, de las tensiones que acompaan al Reino de Dios, en que se mezcla tambin la situacin de la primera comunidad. De ninguna forma puede admitirse que su interpretacin sea la de que slo los violentos entrarn en el Reino. Habra que aadir: He venido a traer fuego a la tierra (Lc 12,49). La voz fuego debe entenderse metafricamente. No se trata de una accin violenta contra alguien, sino de la exigencia de dinamismo humano para tomar una decisin ante el Evangelio.

La no-violencia en el EvangelioNo hay ninguna palabra o gesto de Jess, que pueda interpretarse claramente como favorable a la violencia. Y, por el contrario, existen muchas enseanzas de Jess a favor de la no-violencia (Mt 5; Lc 6,31; Mt 5, 39)

c) Conclusin

El mensaje de la Biblia incluye unos contenidos de fe que exigen determinadas lneas de orientacin tica. McCormick califica a estos contenidos como narraciones que reflejan las claves de perspectiva tica desde las que el cristiano tiene que configurar su quehacer moral. No son recetas, pero s son principios sobre los que se basan las intuiciones correctas:

Dios es el autor y el conservador de la vida; el hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios. La vida es un don; posee el gran valor que Dios (autor y fin) le ha conferido.

El hombre es un peregrino sobre la tierra (no es morada permanente).

Dios se ha relacionado con el hombre de muchas maneras, pero su suprema y definitiva manifestacin es su Hijo Jesucristo.

Los hombres han sido transformados en nuevas criaturas, en una comunidad de transformados, por la vida, muerte y resurreccin de Jess.

El ltimo significado de la vida consiste en desarrollar la nueva vida.

El Espritu se ha dado al cristiano para inspirarle y guiarle en este camino.

El ltimo destino del hombre es la venida del Reino: el retorno de Cristo glorificado para redimir definitivamente el mundo.

Cristo ha vencido al pecado y a la muerte; el cristiano debe poner en l su esperanza y tomarle como su ley y modelo.

La Nueva Alianza ha sido confiada al Pueblo de Dios, dirigido por sus Pastores.

El Nuevo Pueblo debe hacer continuamente presente a su Seor, en su muerte y resurreccin, a travs de la celebracin de la Eucarista.

La manifestacin concreta de esta nueva vida en Cristo es el amor mutuo, que se manifiesta en actos concretos de justicia, de gratitud y de caridad.

3. Desarrollo histrico

a) La tradicin preconstantiniana

El desarrollo de la tradicin de la Iglesia en relacin con el valor de la vida humana comienza a articularse en el interior del mundo grecorromano. En esta postura hostil a la primera comunidad creyente, va desarrollndose una primera postura ante la vida humana, que se mantendr hasta la Paz Constantiniana.

Los primeros escritores cristianos dan por supuesta la condena del homicidio, que aparece siempre citado en los catlogos de pecados graves. Para esta condena se toma como punto de partida el Declogo. Tertuliano lo califica como imperdonable, junto con la idolatra y la apostasa (Tertuliano, De oratione,13).

La pena de muerte se haba convertido en una institucin sospechosa. Atengoras (Apologa pro christianis, 35) reconoce que la pena de muerte puede ser justa, pero los cristianos no pueden asistir a una ejecucin. Tertuliano prohbe a los funcionarios cristianos pronunciar sentencias de muerte, ni participar en tales funciones penales. Orgenes (In Genesis Homila I,17) dice que no es lcito a los cristianos pronunciar ni ejecutar la pena de muerte.

El suicidio: condenado por Justiniano, que afirma que Dios ha puesto a los hombres en este mundo, y que ellos no deben abandonarlo por su propia cuenta (Justino, Apologia II,4). Clemente de Alejandra lo condena como pecado grave (Clemente de Alejandra, Stromata IV,28,3).

b) La paz constantiniana

Con el Edicto de Constantino se produce un cambio muy notable de mentalidad. Sin embargo, en cuestiones morales, siguen vigentes las posiciones preconstantinianas.

La nueva situacin se refleja tambin en las actitudes ante las religiones paganas. Los cristianos destruyen los santuarios paganos sin respetar a los que asistan a ellos. Se dificulta el culto pagano y se induce a entrar en el cristianismo. Los no cristianos llegarn a no tener derechos dentro del Imperio. Los herejes estarn tambin incapacitados para desempear cargos pblicos. El Emperador aparece como el Vicario de Cristo, y los enemigos de la Iglesia lo sern tambin del Emperador. Todo esto llevar al Sacro Imperio Romano Germnico.

Se justificar el recurso a la violencia en el mbito de lo religioso, que se reflejar en las excomuniones, anatemas, cruzadas, guerras contra las herejas, En este contexto se da un cambio de mentalidad respecto de la pena de muerte. Comenzar a ser justificada desde San Agustn, y se aplicar contra los herejes.

Se vuelve a una comprensin de la guerra similar a la existente en el A. T. Esto llevar a las Cruzadas, a la Reconquista de Espaa, en las rdenes Militares, en las guerras contra los ctaros y los albigenses, El Decreto de Graciano (1160) legitima la guerra y la persecucin contra los no cristianos y los herejes.

c) Doctrina tradicional cristiana sobre el valor de la vida humana

En la elaboracin posterior de la doctrina cristiana surgirn dos tradiciones: la escolstica y la tomista. Para Escoto el no matars significa la prohibicin absoluta de toda occisin voluntaria del ser humano, aunque sea malhechor, y slo puede legitimarse por una dispensa formal de Dios. Para Santo Toms y el tomismo, el no matars se traducir por no matars al inocente. Lo nico que Dios prohbe es el homicidio injusto de un hombre, que es compatible con la aceptacin de la pena de muerte. Ser la tradicin tomista la que dominar la reflexin cristiana sobre el respeto a la vida humana.

La moral catlica ha defendido con fuerza el valor de la vida humana y ha condenado siempre el homicidio y el suicidio basndose en tres razones clsicas:

La vida es un bien personal.- el homicidio / suicidio va en contra de la caridad y en contra de la naturaleza del ser humano.

La vida es un bien de la comunidad.- atentar contra la vida lesiona la justicia. Se califica de injuria contra la humanidad. (Sin embargo, tambin desde aqu Santo Toms argumentar a favor de la pena de muerte).

La vida es un don recibido de Dios.- atentar contra la vida es usurpar un derecho que slo a Dios pertenece. Dios es el nico seor de la vida humana y el hombre es slo administrador.

La moral cristiana clsica enumer tres excepciones al principio general de la inviolabilidad humana: la legtima defensa, la pena de muerte y la guerra justa. La moral casustica permitir algunas ms:

El aborto indirecto (como consecuencia del principio de doble efecto, es decir que la voluntad no permite el efecto malo, sino que lo tolera.)

El suicidio indirecto y la eutanasia indirecta, en virtud del mismo principio.

La legtima defensa, en donde se incluye la muerte del agresor.

La pena de muerte.

La muerte del tirano. Se ponen reparos si se trata del que se ha establecido legalmente, pero no si se trata del que pretende comenzar a gobernar.

Marciano Vidal (tica fundamental pp.25-29) dice que el principio general de la inviolabilidad de la vida humana y sus excepciones se sintetizan en torno a cuatro binomios significativos o principios de la moral casustica:

1.- La condicin de inocente o culpable.- el inocente no debe morir en ningn caso pero el culpable puede ser ejecutado en lejtima defensa

2.- La autoridad pblica o privada.- a la primera se le da la posibilidad de disponer de la vida humana. nicamente se admite justificacin del homicidio por la autoridad privada en el caso de la legtima defensa.

3.- La accin indirecta o directa.- basada en el principio de doble efecto. Se admiten el suicidio, el aborto y la eutanasia en el caso de acciones indirectas.

4.- La inspiracin divina o humana.- el concepto de inspiracin divina fue introducido por San Agustn para dar una justificacin a ciertos casos de homicidio o suicidio admitidos por la Biblia (Abraham, Jeft, Sansn,) o a los casos de mrtires cristianos.

Las excepciones de la moral clsica se resumen en (Alfonso Mara de Liborio, Teologa Moralis, t. I, liber tertius, caput I):

- No quitarse la vida, a no ser por inspiracin divina o de forma indirecta.

- No matar a un inocente, a no ser indirectamente o por permiso divino.

- No matar al agresor, a no ser en defensa propia y con moderacin (que lo mate, pero que no le saque los ojos para hacerse un llavero) (no ensaarse)

- No matar al enemigo, a no ser en caso de guerra.

- No matar al tirano, a no ser que se trate del tyrannus usurpationis, es decir, sin estar investido de la legtima autoridad.

4. Reflexiones finales

Qu es lo especfico de la biotica cristiana y de la moral catlica en el tema de la vida humana?

En el campo catlico sigue vigente la posicin que considera que lo especfico de la moral cristiana no consiste en que sta presente normas o valores nuevos distintos de los de una tica humana. La especialidad del quehacer tico cristiano no estriba en normas nuevas, sino en la intencionalidad que orienta y fundamenta el comportamiento moral. La constelacin de valores religiosos cristianos es la que marca el fundamento y el porqu del actuar de acuerdo con la propia fe. Esta fe no sustituye a la razn, sino que la ilumina.

La moral catlica no puede ser fundamentalista, basada en textos bblicos tomados literalmente, o en valores religiosos esotricos, inaccesibles para el que no participa de esa fe; debe utilizar las herramientas del discurso racional tico.

Sin embargo, las exigencias ticas humanas estn profundamente condicionadas culturalmente y nunca se dan en estado puro. Los juicios morales particulares estn afectados por el contexto cultural, que puede ensombrecer la percepcin de los autnticos valores ticos. Nuestras decisiones ticas no se basan, slo ni principalmente, en normas, cdigos, regulaciones y filosofas ticas, sino en razones que subyacen a esa superficie. Nuestra forma de percibir los valores humanos bsicos y de relacionarnos con ellos est configurada por nuestra cultura y nuestra forma de ver el mundo. Esta forma de percibir el mundo puede distorsionar los valores humanos bsicos y afectar consecuentemente a nuestras opciones ticas.

En este punto es donde se puede inscribir el significado de la biotica cristiana. La fe cristiana ilumina al creyente para hacerle sensible a valores, los apoya y les proporciona un contexto para saber leerlos en las circunstancias concretas de la vida; sirve para subrayar los verdaderos valores humanos contra todos los intentos culturales de distorsionarlos.

Estos valores genuinamente evanglicos son respetables desde ticas no-creyentes. Permiten un dilogo no slo interdisciplinar, siempre necesario en los temas de biotica, sino tambin entre las distintas cosmovisiones y concepciones de la vida (Gafo, J. Fundamentacin de la biotica. 119-132):

- El valor y la intrnseca dignidad de todo ser humano. El ser humano es un valor bsico, de tal forma que nunca puede ser utilizado como mero medio, sino como un fin en s mismo.

- La vida humana constituye un valor fundamental, del que no se puede disponer arbitrariamente. Sin embargo, para el creyente en Jess, la vida no es un valor supremo y absoluto. Nadie tiene amor ms grande que el que da la vida por sus amigos(Jn 15,13). El que pierda su vida por m, la encontrar(Lc 17,33). - La tica de Jess es una tica en la que la libertad constituye un valor bsico. Nuestra vocacin es la libertad (Gal 5, 13). - La tica evanglica est basada en el amor. Tiene una marcada predileccin por el pobre, el dbil, el marginado,

- El mensaje de Jess insiste en la esencial solidaridad humana. No es una tica individualista. Las relaciones con los otros son el test de la autenticidad de la fe.

- La tica cristiana supone una superacin de la espiral de la violencia; no se vence al mal con el mal, sino con el bien.

Pero en el pasado se han dado ciertas razones cristianas, que se utilizaron para fundamentar ciertas actitudes poco sensibles al valor de la vida humana. En este contexto es importante subrayar los siguientes puntos:

De las tres excepciones clsicas al principio general de la inviolabilidad de la vida humana, hoy estn seriamente cuestionadas las de la guerra y la pena de muerte. Sigue en pie la excepcin de la legtima defensa.

La moral catlica debe aprender a hablar menos del valor sagrado o absoluto de la vida humana. Para el Evangelio, la vida humana no es un absoluto y los valores humanos tienen relevancia en s mismos, sin que sea necesario sacralizarlos. La vida no es un valor supremo y absoluto.

La frmula Dios es el nico seor de la vida humana y el hombre es su mero administrador debe ser revisada tambin, ya que se puede reflejar una concepcin en la que se subraya insuficientemente la autonoma del ser humano y hasta una imagen poco generosa de Dios. En la poca actual esta afirmacin puede ser difcilmente asumible. Tambin habra que matizar esa inspiracin divina que justificaba las acciones de ciertos personajes del A.T. o de algunos mrtires.

Tampoco debe absolutizarse el concepto de cantidad de vida. Hay que encontrar un equilibrio entre el binomio cantidad / calidad de vida.

El principio del doble efecto tiene sus limitaciones: el conflicto de valores o de bienes que entran en contraposicin en toda una serie de circunstancias.

TEMA 34.

LOS SISTEMAS SOCIOECONMICOS EN EL PENSAMIENTO SOCIAL DE LA IGLESIA. PRINCIPALES SISTEMAS, EVOLUCIN HISTRICA, POSICIN DE LA IGLESIA. LA SITUACIN ACTUAL. INTENTO DE SNTESIS: PRINCIPALES ELEMENTOS PARA UN JUICIO TICO CRISTIANO.

INTRODUCCIN

La enseanza social de la Iglesia contiene un cuerpo de doctrina que se articula a medida que la Iglesia interpreta los acontecimientos a lo largo de la historia, a la luz del conjunto de la palabra revelada por Cristo Jess y con la asistencia del Espritu Santo.(CEC2422).

La doctrina social de la Iglesia propone principios de reflexin, extrae criterios de juicio, da orientaciones para la accin (CEC2423)

El Magisterio social de la Iglesia acude habitualemnte a las primeras palabras que dirige Dios al hombre y, concretamente, al texto de Gn 1, 28 llenad la tierra y dominadla, como fundamento del sentido moral de la actividad econmica.

Dios cre el mundo, que es bueno (Gn 1,31), para el hombre, con el propsito de que ste lo habitase, dominase mediante su trabajo y se beneficiara de sus frutos, aplicando su inteligencia y su esfuerzo para valorizar la naturaleza, perfeccionarla y ponerla a su servicio (CEC 2402).

As pues, el principio fundamental de la tica cristiana y de toda la DSI es la dignidad eminente de la persona humana, que se funda en la creacin del hombre a imagen de Dios, en la llamada a participar de la misma vida divina y en su respuesta a esa vocacin (GS 35). - GS 63: el hombre es el autor, el centro, y el fin de toda la vida econmica social. La actividad humana, as como procede del hombre, as tambin se ordena al hombre (GS 35).

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Qu entendemos por sistema econmico: aquel conjunto de sujetos, acciones y pensamiento econmicos que cooperan entre s para resolver los problemas econmicos de la produccin y del consumo o aquellas relaciones estructurales, tcnicas e institucionales que configuran la organizacin econmica de una sociedad. Se trata, por tanto, de un determinado estilo de organizacin de la economa, que implica sujetos, acciones y pensamiento.

Todo sistema econmico se compone de tres elementos:

Espritu: conjunto de motivaciones predominantes en la actividad econmica.

Forma: Conjunto de factores socio-jurdicos que encuadran y orientan institucionalmente la actividad econmica.

Sustancia: tcnica o conjunto de procedimientos mediante los cuales se obtienen y se transforman los bienes econmicos

En un primer momento la organizacin econmica en la historia ha variado. Desde una economa familiar se ha pasado por el sistema gremial a la forma colectivista y capitalista de la economa. Ya en poca moderna nace el sistema mercantilista, el capitalista y el colectivista, y hoy se habla de economas mixtas, de capitalismo social y de socialismos democrticos.

Veamos los dos sistemas ms destacados:

I.- EL CAPITALISMO

1. Rasgos descriptivos del capitalismo:

- El espritu del capitalismo se caracteriza por el afn de lucro, que busca la obtencin del mximo beneficio posible, pretende el mximo de libertad propia y el mximo de limitacin de la libertad ajena, por ello potencia el individualismo, est obsesionado por la racionalidad econmica y valora todas las cosas en clave de rendimiento y de costes.

- Desde el punto de vista de la forma , las notas principales son: la propiedad privada de los bienes de consumo y de produccin, libertad de contratacin, el trabajo como mercanca, la relevancia central del empresario y la accin intervencionista de un Estado que favorece la libertad de los ciudadanos.

- La sustancia o modo de actuacin se distingue por su carcter tcnico, cientfico, propiedad privada de los medios de produccin, la libre herencia de los mismos, el mercado sin intervenciones pblicas. En este horizonte tcnico, domina el maquinismo y la constante superacin de la persona.

2. Gnesis del capitalismo: El sistema productivo del Medievo estaba caracterizado por una sociedad agrcola y una organizacin artesanal. La ilustracin servir de fundamento al sistema de liberalismo, que desde el punto de vista econmico, tiene dos puntos: la riqueza y el mercado. Las ciudades (burgos) se convierte en centros de desarrollo econmico. Desde el plano poltico conduce al estado liberal, opuesto a la intervencin del Estado en la vida econmica.

A).- DESARROLLO DEL CAPITALISMO.

La familia deja de ser la unidad bsica de produccin y aparece la fbrica. Los cambios econmicos son lentos pero con la introduccin de la tcnica en la produccin, la tecnologa se convierte en el motor de la economa moderna. La lucha contra la clase obrera, que empieza a organizarse, es dura y sus lderes son perseguidos. El capitalismo del S. XIX fue un capitalismo salvaje.

El capitalismo se manifiesta de la siguiente manera:

a).- En lo econmico, el capitalismo da primaca al mercado y a la necesidad de que en ste funciones con libertad la propiedad privada, la iniciativa privada y econmica, el intercambio de bienes.

b).- En lo poltico: nace una estructura democrtica que permita la libertad de iniciativa reduciendo al mnimo la accin del Estado: Dejar hacer.

c).- Filosficamente: Presupone un racionalismo de tipo desta para el que no son necesarios principios que puedan influir en la marcha de la economa. Se prev un automatismo de las cosas y por tanto la irrelevancia de la tica.

B).- LOS OLIGOPOLIOS Y MONOPOLIOS.

A finales del s. XIX surge los oligopolios y monopolios que cubriendo los mercados nacionales se expande a nivel mundial produciendo el imperialismo.

A lo largo de la segunda mitad del S. XIX, los pases capitalistas inician una poltica de expansin imperialista (Ej. Inglaterra) que condujo, por una parte, al pillaje de los pases del Tercer Mundo, y por otra, a las guerras mundiales del S. XX.

El Estado liberal- burgus comienza a desmoronarse, la libre competencia elimina gran parte de las PYMES (pequea y mediana empresa) y se concentra en pocas manos el poder econmico, social y poltico. Y la realidad pone en evidencia que no son las leyes naturales de la oferta y la demanda las que dominan el mercado, sino los monopolios.

Al producirse la Gran Depresin del ao 1929 (paro generalizado, bajo empleo) se desmorona los dogmas que constituyeron el fundamento del Estado liberal, pues el mercado no restablece espontneamente el equilibrio, que la mano invisible de Adam Smith es una falacia. Es cuando Keynes establece una relacin entre ahorro, inversin, consumo y pleno empleo. Es el Estado, ajeno a la vida econmica, quien se convierte en un instrumento de regulacin econmica.

C).- TRNSITO AL NEOCAPITALISMO:

El neocapitalismo, aun siendo heredero del capitalismo, es una estructura socio-econmica nueva. El capitalismo explota pero el neocapitalismo domina. Una dominacin que desbordando la produccin se ha extendido al consumo y a la informacin.

La sociedad neocapitalista unifica a todos sus miembros en insolidarios consumidores, porque ms que producirse para el consumo se consume para la produccin.

D.- NEOCAPITALISMO TECNOLGICO

Con el nacimiento de la perestroika primero, y la cada del imperio socialista despus, as como el nacimiento de un nuevo capitalismo de rasgos internacionales, se ha abierto un nuevo debate sobre el nuevo concepto de capitalismo, sus diferentes formas y el correlato poltico que le acompaa:

- tensin del capitalismo duro oriental y el occidental;

- la democracia econmica. El capitalismo democrtico.

Los tres elementos fundamentales en la estructura del capitalismo que introducen nuevas formas de vida democrtica son: la expansin como desarrollo econmico continuado por cada grupo humano; la tarea comn: asociacin voluntaria para la actividad lucrativa; y la interdependencia y tica de cooperacin. El capitalismo democrtico es producto de un nuevo tipo de individuo, el individuo comunitario.

3. La razn antropolgica del capitalismo

Hay una relacin ntima entre economa y poltica, economa y hombre. As, el capitalismo no puede ser entendido sin el trasfondo de la ideologa liberal y burguesa.

Qu tipo de hombre promueve esta sociedad?

El sistema premia el espritu de iniciativa e individualismo. Incentiva la racionalidad tecnolgica y la eficacia productiva y fortalece al hombre consumista.

4.- Valoracin tica del capitalismo

Elementos positivos

- Aportacin irremplazable de la organizacin del trabajo y del progreso industrial a la obra del desarrollo (PP 26)

- Aporta bienestar a las masas incidiendo en el plano cuantitativo (y tambin en cierta medida cualitativo, pues mejora la calidad de vida) de la vida y en el nivel cultural.

- ha sido factor clave para la gnesis de la revolucin industrial

Elementos negativos

El hombre es considerado como un instrumento de produccin, mientras l debera ser tratado como sujeto eficiente y su verdadero artfice y creador. Injusta distribucin del inters producido, el salario es considerado como un coste en la produccin y el trabajo es considerado como un factor de produccin en competencia con el capital. El carcter del desarrollo econmico guiado solamente por el mecanismo de la competencia. Por ello se ve obligado a buscar la intervencin del Estado en situaciones de crisis al ser la competencia el nico factor de desarrollo.

5.- La postura del Magisterio ante el liberalismo y capitalismo.

Len XIII (1981):Rerum novarum: Esclavitud del capitalismo liberal que impone al obrero (n 1).

Po XI Quadragesimo anno (1931): Habla del derecho de la propiedad, el salario justo y la relacin entre capital y trabajo (n 99-100). Este sistema es vicioso cuando el capital abusa de los obreros, cuando no tiene en cuenta la dignidad humana ni el carcter social de la economa, ni el bien comn (n 101). Dictadura econmica, segregacin de la acumulacin de poder y recursos, y espritu individualista. Ofrece remedios en el n 110.

Pablo VI Populorum progresio n 26: Sera injusto que se atribuyera a la industrializacin misma los males que son debidos al nefasto sistema que la acompaa.

Juan Pablo II: Laborem exercens (1981): En ella se encuentran los criterios clave para el discernimiento moral de los sistemas econmicos: primaca del hombre sobre las cosas; prioridad del trabajo sobre el capital, la no separacin entre trabajo y capital (LE 11; 13,5); Rechaza el capitalismo rgido que debe ser sometido a revisin bajo el aspecto de los derechos del hombre en conexin con su trabajo (n 14.4 y 6). En Sollicitudo rei socialis: Incapacidad para la solidaridad. En la Centesimus annus: La propiedad privada es un derecho fundamental de toda persona subordina al criterio del destino universal de los bienes (n 30-32), la empresa es unidad de produccin pero tambin comunidad de hombres (n 33-35), Los beneficios de una empresa no es el nico ndice que manifiesta la situacin de la empresa (CA 35). II.- EL COLECTIVISMO ECONOMICO

1. Rasgos descriptivos del socialismo

El capitalismo de Estado es considerado como una fase de transicin hacia el socialismo, en la cual el Estado se aduea del capital para romper las estructuras del capitalismo tradicional en un marco poltico de dictadura del proletariado. En este sistema slo es libre y transmisible la propiedad de los bienes de consumo o de uso corriente.

- El Espritu: Deseo de contrarrestar y remediar las fluctuaciones econmicas, peculiares del capitalismo, as como las diferencias sociales y econmicas que dicho sistema provoca. Intenta establecer un nivel estable de actuacin para poder as satisfacer los deseos de los individuos.

- La forma: Se caracteriza por la propiedad colectivista de los medios de produccin. Respecto a los bienes de consumo se admite la parcial o total propiedad privada.

- La tcnica se encuentra no menos desarrollada que en el rgimen capitalista.

2. Origen del socialismo como sistema econmico

En un primer momento los socialistas utpicos protestan y rechazan por razones ticas el mundo social creado por la industrializacin. Pero siempre tuvieron en sus labios la tica y el Estado en sus corazones, donde se favorecen los valores de igualdad, totalidad y justicia.

El socialismo utpico

El socialismo utpico, en general, hace una crtica dura de la sociedad burguesa especialmente por las condiciones duras por las que pasa el obrero industrial y el egosmo de las clases dirigentes.

Distinguimos varios tipos de socialismos: como el socialismo ingls de Robert Owen. Aqu nace una actitud en lucha en contra del egosmo creando aldeas cooperativistas, comunidades colectivas y de amistad. Se orienta hacia la conquista de una igualdad total cercana al anarquismo social y econmico. El socialismo tecnocrtico de Saint-Simon. Pero el ms importante de este grupo es Proudhon (1819-1885). En su criterio, la familia es la nica institucin que debe subsistir. Supo conciliar la justicia con la libertad de las personas. Defiende que el trabajador tiene derecho al producto ntegro de su trabajo, habla de cooperativas de crdito basadas en la reciprocidad. Aboga por la supresin de la propiedad y del dinero, los dos males del capitalismo. Ataca fuertemente al Estado y al comunismo porque pretende la conquista del poder.

El socialismo como ideologa poltica

Teniendo como fondo el pensamiento de Marx destacamos las caractersticas siguientes:

- El pensamiento marxiano es una doctrina econmica cuya parte ms desarrollada es la Crtica del capitalismo y de la poltica econmica que la justifica.

- Apertura al futuro de la historia. La superacin inevitable del capitalismo consistir en la abolicin de las relaciones de produccin.

- Toma del poder por parte del proletariado, dictadura regida por la clase obrera, que a travs de la socializacin de los medios de produccin prepara un mundo sin clases y sin Estado y, al final, el pleno desarrollo de toda la capacidad humana en un mundo en el que el trabajo habr perdido el carcter penoso y alienante.

- Lenin aade una concepcin nica de la lucha de clases donde sobresale una tica basada en el principio del fin justifica los medios.

La perestroika se caracteriz, despus de la constatacin del fracaso del leninismo, por la instrumentalizacin de la tica de los medios por encima de los fines y desde el fracaso del sueo de Marx. Se desarroll a travs de una apertura en las formas econmicas al intervencionismo econmico frente a las fuerzas econmicas internacionales.

El socialismo como sistema econmico

El marxismo est fundado sobre la organizacin colectiva de toda la actividad econmica. El desarrollo econmico no est dejado a la iniciativa privada de cada emprendedor, ni al incentivo del provecho, ni a la lgica seleccin del mercado, sino a la direccin centralizada del poder poltico. El promotor nico es el Estado. La actividad econmica obedece a una planificacin que debera ser racional y responder a unos objetivos sociales.

El socialismo despus del marxismo

Despus del cambio realizado en Oriente con el evento de la cada del muro (1989), surge el llamado socialismo posmarxista. Al abogar, en primer lugar, por una utopa racional lo hace confundindola con una estrategia utilizando los medios para conseguir unos fines determinados. Ser preciso en un socialismo abierto que sirva para contribuir desde la esfera del Estado a la transformacin solidaria y real de la sociedad, con eficacia a corto y medio plazo, sin demagogia. El socialismo posmoderno afirma, sin embargo -aqu est su contradiccin dialctica-, que la utopa es por su naturaleza irreal y, por ello, se hace compatible con diversos programas de accin. Estamos ante un socialismo fundado en una razn subjetiva y dbil, controlada por el vaivn del tiempo y expuesta a las fuerzas exteriores a la persona humana.

El socialismo posmarxista sigue siendo racionalista y materialista en su sentido utilitarista. Nos encontramos, por una parte, ante un racionalismo crtico que rechaza toda dimensin trascendente del hombre, y, por otra, ante un materialismo que se propone como ltimo objetivo moral la felicidad de los individuos y obliga a contrastar los grandes ideales de la libertad y de la igualdad en trminos de situaciones materiales de los individuos.

Desde estas cuatro perspectivas, este socialismo rechaza al cristianismo como irracional por ser trascendente y por fundamentalista al reducir la razn poltica a la razn tica.

3. La razn antropolgica del marxismo

Para comprender al hombre marxista, es necesario conocer la reduccin antropolgica de Feuerbach Lo que el hombre imagina como Dios no es sino la representacin que hace el individuo humano de su especie. Marx acepta la dialctica hegeliana del Espritu convirtindola en dialctica de la materia. As pues no existe ms que la materia en evolucin constante, cuya manifestacin suprema es el celebro humano. Este segrega conciencia espiritual que no pasa de ser materia evolucionada en grado sumo. Marx desarrolla un humanismo cuyo primado es la autoliberacin y autognesis del hombre.

Tres puntos:

El hombre es un ser que trabaja: El hombre construye su ser actuando sobre su entorno natural.

El hombre ser social: En el trato con los hombres es como el hombre ejerce verdaderamente su libertad personal y puede desarrollarla en plenitud. El marxismo concibe la esencia humana como el conjunto de las relaciones sociales.

El hombre es ser histrico: Los hombres no construyen su historia libremente, sino a impulsos de un movimiento dialctico interno que les obliga a actuar en condiciones impuestas y en modo alguno elegidas por ellos. Estn sometidos a un ritmo que, por su misma ndole, debe continuar indefinidamente por encima de los individuos concretos.

4.- Valoracin tica del socialismo.

Elementos positivos:

Industrializacin de la economa; Difusin de la cultura;Sanidad y alfabetizacin de los pueblos; Progreso social meritorio; Presentar un frente alternativo al capitalismo.

Elementos negativos de la sociedad socialista: el carcter totalitario.

- El carcter irresponsable de las decisiones burocrticas de la cspide, el dirigismo y la total planificacin de la actividad econmica La concentracin econmica origina un Estado capitalista con poder excesivo en lo econmico y en lo social y con una burocratizacin agobiante.

- Absolutismo ideolgico y cultural que hacen de la sociedad socialista un mundo rigurosamente unidimensional.

- El partidismo, la partitocracia del poder, excluye toda verdadera forma de democracia y de participacin popular. Su matriz es materialista y totalitaria. Su intencionalidad es la de construir un proyecto alternativo a la injusticia y al inhumanismo del sistema capitalista de produccin. De esta manera se eliminan los mbitos de libertad necesarios para la humanizacin de los individuos.

- Considera a todo hombre como un simple elemento y una molcula del organismo social, de manera que el bien del individuo se subordina al funcionamiento del mecanismo econmico-social (CA 13)

5. Doctrina Social de la Iglesia y el socialismo

1 Perodo de condena: desde Po IX a Po XI En este tiempo el socialismo se identifica con el comunismo, sistema considerado irreconciliable con la propiedad privada, con la autoridad pblica y antirreligioso.

2 Perodo de convivencia: con Po XI y Po XII. Se distingue el socialismo del comunismo y se admite un socialismo moderado y educador.

3 Perodo de dilogo: desde Juan XXIII. l, sin negar la accin subsidiaria del Estado, defiende el valor de la iniciativa privada.

4 Perodo de insercin social: con Juan Pablo II. El distingue entre teora y tejido-de-vida-socio-econmica. Laborem exercens resalta los contravalores de los planteamientos pragmticos del colectivismo como contrarios a la conciencia cristiana (LE 14): anula la iniciativa privada e individual, elimina el campo de ejercicio de la libertad donde los grupos y las personas viven en estrecho humanismo, y desemboca en un capitalismo intervencionista universal fomentando la burocracia. Se denuncia las restricciones a los derecho humanos, sobretodo la libertad religiosa y la libre iniciativaeconmica (SRS 15b,15e,42e) El colectivismo incrementa la alienacin (CA 41) y su fracaso hunde sus races en la violacin de los derechos humanos de la capacidad de iniciativa, de la libertad y de la propiedad en el sector econmico (CA 24).

III.- SITUACIN ACTUAL:

El capitalismo y el colectivismo en cuanto sistemas econmicos concretos no realizan las exigencias ticas imprescindibles ni la estructura econmica justa (SRS 20-24).Las dos concepciones se rechazan por su economicismo, es decir, por su afan de ganancia y la sed de poder (SRS 21 b):

a).- Por lo que respecta al colectivismo parece no haber duda hoy sobre su injusticia estructural. Por ineficaz y por inhumano el colectivismo no es sistema econmico adecuado para organizar la economa de un pas y de la comunidad internacional. El marxismo acaba afirmando as que slo en una sociedad de tipo colectivista podra erradicarse la alienacin. Ahora bien, la experiencia histrica de los pases socialistas ha demostrado tristemente que el colectivismo no acaba con la alienacin, sino que ms bien la incrementa, al aadirle la penuria de las cosas necesarias y la ineficacia econmica (CA).

Entre los contravalores que residen en la estructura colectivista destacan los siguientes:

- La total planificacin de las necesidades econmicas ofende frontalmente el respeto a la "individualidad" del hombre;

- La colectivizacin plena de los medios de produccin elimina "mbitos de libertad", necesarios para la humanizacin de individuos y de grupos.

- La concentracin econmica origina un Estado "capitalista", con un poder excesivo en lo econmico y en lo social y con una burocratizacin agobiante.

b) En relacin con el capitalismo persisten las crticas que el magisterio eclesistico ha proyectado sobre l desde Len XllI hasta Juan Pablo II. Creemos que esa valoracin crtica no ha cambiado a partir de la encclica "Centesimus annus":

- Acepta, valida y justifica la estructura econmica que denomina "economa libre", "economa de mercado", "economa de empresa" (n. 52);

- Pero esta justificacin no supone la aceptacin del sistema econmico capitalista, ya que los factores econmicos asumidos pueden realizarse de forma justa, segn pide la encclica y he sealado ms arriba, o pueden adquirir una configuracin con- creta injusta al no respetar las orientaciones ticas que la misma encclica postula.

Creemos que el sistema econmico capitalista realiza la "economa libre" sin respetar las orientaciones ticas marcadas a eso estructura econmica: el destino universal de los bienes, el orden jurdico justo, la necesaria planificacin social y la correspondiente suplencia del Estado, la empresa como comunidad de personas, la funcin social del beneficio individual.

La encclica (CA) afirma que "se puede hablar justamente de lucha contra un sistema econmico, entendido como mtodo que asegura el predominio absoluto del capital, la posesin de los medios de produccin y la tierra, respecto a la libre subjetividad del trabajo del hombre" (n. 35, 2). Esa justa lucha contra el modelo econmico injusto (capitalismo "rgido" o "salvaje") ha de tener como objetivo la implantacin de otro modelo alternativo justo Cul? La encclica descarta "como modelo alternativo, el sistema socialista" y coloca el modelo de "una sociedad basada en el trabajo libre, en la empresa y en la participacin" (n. 35, 2). Y aade: "Esta sociedad tampoco se opone al mercado, sino que exige que ste sea controlado oportunamente por las fuerzas sociales y por el Estado, de manera que se garantice la satisfaccin de las exigencias fundamentales de toda la sociedad" (n. 35, 2).

IV.- PRINCIPALES ELEMENTOS PARA UN JUICIO TICO CRISTIANO SEGN LA DSI

El punto de arranque: la dignidad de la persona humana: El principio fundamental de la tica cristiana y de toda la DSI es la dignidad de la persona humana, que se funda en la creacin del hombre a imagen de Dios, en la llamada a participar de la misma vida divina y en su respuesta a esa vocacin.

Ahora bien, la persona tiene dos dimensiones, privada y social que se interrelacionan:

1).- Los principios basados en la dimensin individual de la persona:

a) El derecho a la libre iniciativa, la excesiva intervencin del Estado ha mostrado ser perniciosa para el progreso, para la libertad y para el desarrollo personal.

b) El principio de subsidiariedad, en virtud del cual ni el Estado ni sociedad alguna deberan jams sustituir la iniciativa y la responsabilidad de los grupos sociales intermedios (LC 73).

c) El derecho de propiedad privada, cuyo fundamento es el mismo que el de la libre iniciativa, como seala Juan Pablo II en CA 43: El hombre se realiza a s mismo por medio de su inteligencia y su libertad y, obrando as, asume como objeto e instrumento las cosas del mundo, a la vez que se apropia de ellas. En este modo de actuar se encuentra el fundamento del derecho a la iniciativa y a la propiedad individual.

2).- Los principios basados en la dimensin social de la persona:

a) La funcin social de la propiedad, fundada en el derecho de todos los hombres a usar de los bienes que Dios les ha legado.

b) El bien comn, que, en el plano de las instituciones y nor- mas, se manifiesta en un orden institucional y jurdico, nacional e internacional, como una de las tareas de la autoridad civil o Estado.

c) La solidaridad, opuesta tanto a las formas de individualismo social o poltico, en contra del ensamiento econmico ms desarrollado hoy en da, como a las diversas formas de colectivismo.d) La opcin preferencial por los pobres: la Iglesia reconoce la preferencia con que Dios mira a los desvalidos, al tiempo que asume el compromiso de la pobreza evanglica para s y para sus miembros.

Juan Pablo II (CA): Primaca del hombre sobre las cosas; prioridad del trabajo sobre el capital; inseparabilidad entre capital y trabajo.

Tema 35

EL TRABAJO Y EL DESARROLLO DE LOS PUEBLOS. EL TRABAJO COMO ACTIVIDAD DE LA PERSONA: DERECHOS INHERENTES; POSIBILIDADES Y EXIGENCIAS; APORTACIONES DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA. DESARROLLO DE LOS PUEBLOS, DESARROLLO ECONMICO Y DESARROLLO HUMANO: APORTACIONES DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA.

1.- Aproximacin a la definicin de Trabajo.

Entendemos por trabajo: La actividad humana, corporal o espiritual, ordenada a proveer las necesidades de la vida del trabajador (personal y familiar) y a procurar a la sociedad los bienes y servicios que le son necesarios y tiles.

Deducimos que: el trabajo es el medio ms humano para adquirir bienes (MM 107), y el medio universal de procurarse el sustento decoroso (RN 6). Es una actividad propia del hombre, por tanto humana en sus dimensiones integrales, cuerpo y espritu, con unos fines personales en su doble dimensin: individual y social. Pero a su vez tiene un peligro: con el trabajo puede sufrir menoscabo la dignidad de la persona humana (MM 21), si queda sta instrumentalizada.

I2.- Deber y derecho al trabajo

2. 1. En cuanto a la dignidad del trabajo.

Debemos afirmar que este no es un fin en s mismo sino un medio instrumental para realizar algo superior. En el plano natural, enriquece el mundo exterior al considerarse como una colaboracin del hombre a la obra creadora de Dios (Gn 1, 28 ss). Pero adems en el plano sobrenatural al colaborar con la obra creadora de Dios, es una preparacin del Reino (GS 39).

2. 2. En cuanto al deber de trabajar.

Ya que el trabajo es el medio para conseguir bienes de subsistencia y es medio indispensable para conseguir bienes para la sociedad. El trabajo es la contribucin que todos deben prestar para humanizar el mundo y contribuir a la realizacin del ser humano.

La sociedad, como consecuencia, tiene el deber de asegurar a todos con el trabajo y con una adecuada utilizacin de los bienes econmicos la posibilidad de conseguir su propia perfeccin y de contribuir a la humanizacin del mundo. El deber moral de trabajar brota de varias fuentes:

El trabajo es el nico medio honesto para la mayora de las personas hbiles de sustentar la vida (MM 107).

El perfeccionamiento personal: El hombre y la mujer tienen el deber de trabajar para conseguir la perfeccin natural y sobrenatural a la que han sido llamados.

Es un deber social: La persona humana vive en la sociedad y de la sociedad. El pleno desarrollo de su personalidad, el bienestar, la vida digna, slo pueden conseguirse gracias al trabajo de los dems. (QA 53).

Es un precepto positivo: En al Sagrada Escritura aparece explcitamente el precepto de trabajar. (Prov 6, 6; Dt 28, 12; 2 Tes 3, 12).

Todos los hombres tienen derecho y deber de trabajar y encontrar trabajo conforme a su vocacin (GS 35; LE 4). Consecuencia: el individuo que carece del mismo tiene el derecho a reclamar una adecuacin remunerada en forma de salario laboral, social.

2. 3. El derecho al trabajo. Cmo hay que entender el derecho al trabajo?

Una primera interpretacin concibe este derecho como el reconocimiento a cada miembro de la sociedad de un verdadero derecho a un puesto de trabajo que debe hacer efectivo el Estado. Juan Pablo II afirma: El Estado no podra asegurar directamente el derecho a un puesto de trabajo de todos los ciudadanos sin estructurar rgidamente toda la vida econmica y sofocar la libre iniciativa de los individuos (CA 48).

Una segunda interpretacin subraya la reivindicacin de unos intereses que deben ser conseguidos por el trabajo desarrollando un empleo pero que en su defecto deben ser asegurados por un subsidio.

Una tercera interpretacin pone el acento en el derecho a la subsistencia, en los momentos en que el trabajo productivo y asalariado va siendo un bien escaso e insuficiente. Problema: no soluciona el derecho a vivir del propio trabajo.

En definitiva tenemos el derecho y el deber de contribuir a la humanizacin del trabajo y de su entorno; ya que el trabajo puede ser un factor de libertad, pero tambin de alineacin, es necesario valorar el primado de la persona y partiendo de esta premisa valorar las estructuras, vistas siempre al servicio del hombre.

2.4.- Aportacin de la Doctrina Social de la Iglesia.

a) Rerum novarum: El trabajo es considerado como ttulo de propiedad inherente a la naturaleza humana. Len XIII proclama la dignidad del trabajador y sus derechos. El trabajo es necesario, no una mera mercanca que pueda comprarse o venderse. Es personal y tiene una dimensin social por su ntima relacin con la familia y con el bien comn.

Len XIII pide un salario justo con perspectiva familiar, el desarrollo de una legislacin protectora de los derechos de los trabajadores, de unirse e asociaciones propias, la limitacin de la jornada laboral. En definitiva: en ella es reconocida y proclamada la dignidad del hombre trabajador.

b) Quadragesimo anno de Po XI: El Papa describe el trabajo como ttulo de propiedad en su relacin al capital, a la vez que describe la dignidad del trabajo (QA 83). El Papa se preocupa porque de las fbricas salgan la materia inerte ennoblecida pero el los hombres se corrompan.

Fija los criterios para un salario justo: no puede ser inferior a lo que el obrero necesita para sustentarse (QA 32). Adems de la conveniencia de suavizar el contrato de trabajo, el derecho a la propiedad y de la restauracin del orden social.

c) Mater et Magistra de Juan XXIII: Insiste en el deber y el derecho al trabajo (MM 44). Aporta nuevas precisiones sobre la remuneracin del trabajo, ya que se decanta claramente por el sueldo familiar (MM 71) y sobre los derechos de que son acreedores los obreros en relacin a la autofinanciacin. Tambin el derecho de los obreros a participar en la vida activa de la empresa, insistiendo en que esta debe se una verdadera comunidad humana (MM 84ss), marca que las riquezas en bienes exteriores son por su naturaleza instrumentos y no fines.

d) Gaudium el spes (GS 33- 35. 67- 68): Promulga una visin nueva del trabajo y sus condiciones, as como del necesario descanso como elemento superador de la vida econmica. Define que el trabajo es un derecho y un deber y que la sociedad tiene la obligacin de ayudar a los ciudadanos para que logren encontrar la oportunidad de un trabajo suficiente.

e) Populorum Progresio de Pablo VI: con un concepto amplio de trabajo, pone de relieve su grandeza y sus diversas funciones. Su mayor novedad est en subrayar la ambivalencia del trabajo: ms cientfico y organizado, tiene el peligro de deshumanizar a quin lo realiza, convertido en siervo suyo, por que el trabajo no es humano sino permanece inteligente y libre.

f) Laborem exercens de Juan Pablo II: El trabajo es una dimensin fundamental de la persona que lo coloca en la lnea del plan original (LE 4). El hombre tiene el derecho al trabajo (LE 16), por lo que el estado tiene la obligacin de crear puestos de trabajo (LE 17- 18). El trabajador tiene unos derechos entre los que se encuentra la remuneracin y el salario familiar (LE 19). Es importante la distincin que seala el pontfice: Trabajo objetivo (dominio progresivo de la tierra) y el trabajo subjetivo (realizarse como persona en esa tarea), dando mayor importancia el subjetivo (LE 5- 6).

g) Centesimus annus de Juan Pablo II: Es mediante el trabajo como el hombre, usando la inteligencia y libertad, logra dominar la tierra y hacer de ella su digna morada (CA 31), Mediante su trabajo, el hombre se compromete no slo a favor suyo, sino tambin a favor de los dems y con los dems: cada uno colabora en el trabajo y en el bien de los otros (CA 43).

Resumen de la Doctrina social de la Iglesia: Primaca del hombre sobre el trabajo, de la persona sobre las cosas, del trabajo sobre el capital, del destino universal de los bienes sobre el derecho a apropirselos, del ser sobre el tener. (RN 32; QA 69- 70; MM 106- 107; LE 6. 13; CA 32).

3.- El desarrollo de los pueblos.

Conviene que nos situemos en una concepcin humanista del desarrollo. Esta concepcin se encuentra en las aportaciones de Gaudium el spes (GS 64) y Populorum progressio (PP 20). La finalidad fundamental de esta produccin no es mero incremento de los productos, ni le beneficio, ni el poder, sino el servicio del hombre, del hombre integral, teniendo en cuenta sus necesidades materiales y sus exigencias intelectuales, morales, espirituales y religiosas (GS 64)

Sollicitudo rei socialis insiste con un mismo inters en un momento histrico de crisis radical y universal, cuando el hombre vive la tensin entre el deseo de cultivar un desarrollo humano pleno y la realidad de unas estructuras de pecado destructoras de este deseo (SRS 35).

3. 1. Desarrollo y Progreso.

Pablo VI afirmaba que el desarrollo no puede reducirse al simple crecimiento econmico. Para ser autntico desarrollo debe ser integral (PP 14). Adems en contra de la cultura del desarrollismo, las encclicas PP y SRS nos inducen a constatar que el desarrollo no es un proceso rectilneo, casi automtico y por s ilimitado (SRS 27), ya que podramos caer un grave peligro: el de abandonar zonas y regiones de la tierra ya que ellas nunca podran optar por un desarrollo ilimitado.

Esto nos plantea el problema de los lmites del desarrollo; debemos afirmar que los bienes naturales son limitados, que existen lmites polticos, lmites econmicos, la existencia de un cuarto mundo. Pero son ms graves los lmites existentes en las actitudes del hombre convertidos en pecados estructurales, tendencia que se manifiesta en reducir al hombre a instrumento o factor productivo y consumista. (GS 3, 4, 19, 57, 63).

Para caminar hacia el verdadero desarrollo, el hombre moderno tendr que aprender del pasado y situarse dentro del mundo y de la naturaleza no frente a ellos.

El carcter moral del desarrollo no puede prescindir tampoco del respeto por los seres que constituyen la naturaleza visible... Conviene tener en cuenta la naturaleza de cada ser y su mutua conexin en un sistema ordenado, que es precisamente el cosmos (SRS 34).

3. 2. Hacia un autntico desarrollo.

Puede constatarse en la sociedad moderna, quebrada por las desigualdades, el hombre no se convierte en el verdadero protagonista de su vida, esto se agrava hasta lmites de vergenza en los pases del tercer mundo, es por que el hombre debe ser siempre el protagonista de su propio desarrollo. (SRS 38).

Es el hombre el que est comprometido en esta tarea. Comprometido en su dimensin individual, colectiva, cultural y espiritual o religiosa. Los efectos de la sumisin al solo consumo o del ser al tener aliena al hombre, de tal modo que acaba aniquilndole. La consecuencia prctica es que son relativamente pocos los que poseen mucho y muchos los que no poseen casi nada (SRS 28). sin embargo el tener cobra sentido cuando est al servicio de la maduracin y del enriquecimiento del ser y a la realizacin de la vocacin humana.

El verdadero desarrollo ha de responder a la unidad de los tres niveles: econmico, poltico y de los valores, asimismo el verdadero desarrollo se mide por el parmetro interior. Aunque los bienes materiales son necesarios, ellos mismos han de estar en situacin de ser respuesta a la vocacin del hombre en Cristo (LG 21). El desarrollo pone como centro al hombre, imagen de Dios, por ello el desarrollo no est tanto en el uso indiscriminado de los bienes cuanto en la subordinacin de la posesin, uso y dominio de los bienes a esa vocacin humana (SRS 29).

Por todo ello se puede afirmar que el autntico desarrollo ha ser integral, plasmado en el respeto y promocin de los derechos humanos, personales y sociales, econmicos y polticos, el que tiene en cuenta las exigencias morales, culturales y espirituales.

3.3.- Reflexin sobre el progreso desde Gaudium et spes

El progreso humano es un gran bien del hombre, pero no queda exento de ambigedad (GS 37), as la negacin de Dios aparece muchas veces la negacin de Dios aparece en muchas ocasiones como exigencia del progreso cientfico.

El progreso puede ofrecer la materia para la promocin humana, pero no siempre no llevarla acabo, adems todo lo que los hombres hacen para conseguir una mayor justicia vale ms que el progreso tcnico (GS 35). El progreso adems contribuye a la multiplicacin de las relaciones entr