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S.M. 3 OFFICES Número 115 1 de Mayo 2006 De: José Francisco Javier Anso, SM A: Los religiosos de la Compañía de María (Marianistas) Tema: Algunas reflexiones sobre San José en nuestra vida y misión. “¡VAYAN A JOSÉ!” Queridos hermanos, En estos diez años que he pasado en la Administración General, y que ahora están próximos a terminar, he escrito seis “3 Oficios”. Ahora, con este séptimo y último mensaje, quiero despedirme de todos Ustedes (1). Y quiero hacerlo, antes que nada, agradeciendo la fraternidad con la que me han recibido en sus comunidades cuando he ido a visitarles. Gracias no solo por su hospitalidad sino, sobre todo, por su ejemplo. El recuerdo de tantos y tantos religiosos marianistas que, en todo el mundo, colaboran con María en la misión de seguir haciendo presente a Jesús y al Reino en nuestros días, me acompañará siempre. Y también el de otras muchas personas, miembros de la Familia Marianista en ocasiones, que trabajan junto con Ustedes en una misma misión. ¿Qué darles a cambio de todo lo que he recibido de Ustedes? Además de mi amistad, allí donde me manden mis Superiores, les quiero hacer un buen regalo. Un magnífico regalo. Quiero regalarles un consejo, que es una invitación, un deseo, y un desafío: “¡Vayan a José!”. En estos años he ido descubriendo poco a poco, en los caminos de la oración y en los caminos del mundo, a José, el Esposo de María; al que en la tierra hizo de padre de Jesús; al Santo Patrono de la Iglesia (2) y de la Compañía de María (3). No quiero, y, sobre todo, no puedo (¡ojalá fuera capaz de hacerlo!), escribir un ensayo sobre San José. Mi regalo a Ustedes será algo sencillo: algo que no hay que explicar mucho; algo que se da con el corazón. Yo les ofrezco, simplemente, algo de lo que he ido descubriendo de José. ¡Por si les ayuda! MARIANISTI - AMMINISTRAZIONE GENERALE - Via Latina, 22 - 00179 Roma - Italia Kenya

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S.M. 3 OFFICES

Número 115 1 de Mayo 2006 De: José Francisco Javier Anso, SM A: Los religiosos de la Compañía de María (Marianistas) Tema: Algunas reflexiones sobre San José en nuestra vida y misión.

“¡VAYAN A JOSÉ!”

Queridos hermanos, En estos diez años que he pasado en la Administración General, y que ahora están próximos a terminar, he escrito seis “3 Oficios”. Ahora, con este séptimo y último mensaje, quiero despedirme de todos Ustedes (1). Y quiero hacerlo, antes que nada, agradeciendo la fraternidad con la que me han recibido en sus comunidades cuando he ido a visitarles. Gracias no solo por su hospitalidad sino, sobre todo, por su ejemplo. El recuerdo de tantos y tantos religiosos marianistas que, en todo el mundo, colaboran con María en la misión de seguir haciendo presente a Jesús y al Reino en nuestros días, me acompañará siempre. Y también el de otras muchas personas, miembros de la Familia Marianista en ocasiones, que trabajan junto con Ustedes en una misma misión. ¿Qué darles a cambio de todo lo que he recibido de Ustedes? Además de mi amistad, allí donde me manden mis Superiores, les quiero hacer un buen regalo. Un magnífico regalo. Quiero regalarles un consejo, que es una invitación, un deseo, y un desafío: “¡Vayan a José!”. En estos años he ido descubriendo poco a poco, en los caminos de la oración y en los caminos del mundo, a José, el Esposo de María; al que en la tierra hizo de padre de Jesús; al Santo Patrono de la Iglesia (2) y de la Compañía de María (3). No quiero, y, sobre todo, no puedo (¡ojalá fuera capaz de hacerlo!), escribir un ensayo sobre San José. Mi regalo a Ustedes será algo sencillo: algo que no hay que explicar mucho; algo que se da con el corazón. Yo les ofrezco, simplemente, algo de lo que he ido descubriendo de José. ¡Por si les ayuda!

MARIANISTI - AMMINISTRAZIONE GENERALE - Via Latina, 22 - 00179 Roma - Italia

Kenya

SM 3 OFFICES no. 115: “¡ VAYAN A JOSÉ!” p. 2 1.- SAN JOSÉ, HOY. Hace un año, encontré a José en East Saint Louis, USA. Fue con ocasión de la visita que el Consejo General hizo a la Provincia de los Estados Unidos. Una tarde me llevaron a la comunidad marianista de East St. Louis. Recuerdo con mucho agrado el buen momento que pasé con los religiosos de esa comunidad, y la admiración que me produjo el testimonio de su presencia en un medio que se había empobrecido muy rápida y muy profundamente. Un barrio, además, que tenía fama de peligroso y que todo el que podía lo abandonaba cuanto antes. Los marianistas, sin embargo, siguen allí. Y no están solos.

Al momento de la cena llegaron algunos invitados; personas que, como los religiosos marianistas, trabajaban también al servicio de los habitantes de la zona. Entre aquellos invitados recuerdo a uno. Se llamaba José. Me contaron lo que hacía. No recuerdo todo lo que me dijeron, pero sí, por ejemplo, que llevaba años consiguiendo comida y todo tipo de servicios sociales para miles de personas... Ese José, y todos los que hacen como él - sean cuales sean sus nombres-, no se cruzan de brazos ante los problemas que hay a su alrededor. Se ponen en marcha, se organizan, se preocupan, se ocupan, y... tratan de encontrar soluciones a los problemas, o, al menos, si no pueden solucionarlos del todo, tratan de hacerlos más llevaderos.

He encontrado algunos marianistas como ese José, que no se cansan nunca de mirar a su alrededor y descubrir dónde hay un dolor que socorrer. Es como si sus ojos fueran especiales, distintos. Donde los demás vemos y pasamos de largo, Ellos ven y se quedan...Y se comprometen. Recuerdo también otra cosa que vi en East St. Louis: una cárcel. Los religiosos que me la señalaron desde el coche me dijeron que con anterioridad había sido un Colegio Marianista. Esto me afectó, y me hizo pensar. Recordé las palabras de Víctor Hugo, a mediados del siglo XIX. “Cuando se abre una escuela, se cierra una cárcel”. En muchas de nuestras sociedades no se apuesta por la gente, por la gente joven en particular. Y se reducen los presupuestos para educación. Y se cierran escuelas. Y se abren cárceles. Leía hace unas semanas algo semejante en una revista española. En una entrevista a un director de un Colegio, éste comentaba que había menos dinero para educación y decía: “Lo que no nos gastemos ahora en maestros nos lo gastaremos mañana en policías” (4) Donde muchos sólo vemos problemas, hay quienes – menos, por desgracia – son capaces de ver caminos de solución. Y se unen con otros para recorrerlos. He encontrado algunos marianistas así: religiosos que nos dicen siempre – desde su propio compromiso personal - que hay que ir más allá, que hay que hacer esto o lo otro...¡Admirables marianistas, cuánto me gustaría tener vuestra pasión por la humanidad! ¡Ojalá que entre nosotros haya siempre un fraterno diálogo entre quienes tienen la responsabilidad de gestionar los compromisos existentes, y aquellos que nos invitan a seguir dando pasos adelante! Es cierto que, muchas veces parece que “ya no podemos más”, pero...tenemos que “tratar siempre de poder más”. Porque nos guste o no, la realidad está siempre ahí recordándonos que “No tienen vino”. Y esta carencia es la que debe adelantar nuestra hora - ¡es ahora cuando hay que actuar, no dejarlo para más tarde! -, y señalar nuestras prioridades. (5)

SM 3 OFFICES no. 115: “¡ VAYAN A JOSÉ!” p. 3 Gracias, José, el de East St. Louis, y gracias a los marianistas que nos ayudan desde su responsabilidad de administrar el presente. Y gracias a los que nos ayudan a dar todavía más pasos adelante. ¿Qué sería del HOY sin ustedes? 2.- SAN JOSÉ, MAÑANA En Cuaresma hemos leído la historia de otro José, el que fuera vendido como esclavo por sus hermanos. Una historia preciosa y con final feliz. Como conocemos bien el relato, solo subrayaré dos ideas.

• José soñaba. “Ahí viene el soñador”. Y sus sueños molestaban y, por lo tanto, él molestaba: “¡Vamos a matarlo ...a ver en qué quedan sus sueños!” ( Gn 37,19s)

• José, como Intendente del Faraón, supo cómo

organizar el futuro. Cuando se acabaron los alimentos, gracias a la previsión de José el pueblo de Egipto no pasó hambre. Y gracias a la generosidad de José, el pueblo de Israel y otros pueblos, tampoco.

Permitan que comente estas dos ideas:

* Hoy también molestan los soñadores. Pero hoy, como ayer, y mañana, necesitamos soñadores. Necesitamos sueños, y personas que los sueñen, y que nos los cuenten, y que nos hagan ver lo que la rutina de todos los días nos impide descubrir.

Sueños de místicos y profetas, que invitan a despertar. Sueños sencillos, a veces, pero siempre desafiantes: “ La más esencial tarea de la humanidad es la tarea de humanizarse. Humanizar la humanidad, es la tarea de todos”, dirá el obispo Casaldáliga. * Y necesitamos personas que sepan almacenar lo que vamos a necesitar para mañana. Para el hambre del mañana. Pensando en el futuro de la Compañía de María, en los religiosos marianistas dentro de 20, 50, 100 años... ¿qué les estamos dejando en nuestros almacenes? ¿Qué van a encontrar en ellos?¿Qué memorias, qué espiritualidad, qué afán misionero, qué experiencias de familia, qué gozos y qué dolores, qué prioridades en nuestra vida y misión? ¿Qué historia y qué herencia les vamos a dejar?

¿Recuerdan lo que se decía de algunas tribus indias en América del Norte? Se decía que antes de tomar una decisión que iba a ser importante para la tribu, se convocaban ante el fuego a miembros de siete generaciones del grupo... las presentes, y las que vivirían años más tarde, y las que vivirían muchos años más tarde todavía... Se escuchaba a todas, porque a todas ellas les afectaría la decisión que ahora se tomara. ¿Lo hacemos nosotros así? ¿Pensamos en el futuro cuando pensamos en el presente? Yo creo que en muchos casos sí que lo hacemos. He visto reflexionar con mucha seriedad a Consejos y Capítulos en muchas Unidades, tratando de ver cómo organizar las cosas del mejor modo posible para asegurar el futuro de nuestro carisma. ¡Gracias por ese trabajo, y gracias por permitir que, junto a la planificación, tenga también un lugar la novedad y la sorpresa que aporta el sueño!

Ecuador

SM 3 OFFICES no. 115: “¡ VAYAN A JOSÉ!” p. 4 Gracias, José, el de Egipto, por soñar, y por saber organizar tus sueños, y por saber compartirlos. Sigue presente entre nosotros. Y gracias también a ustedes, marianistas soñadores: sigan soñando. ¿Qué sería del MAÑANA sin ustedes? 3.- SAN JOSÉ, SIEMPRE. Y tras pasar por East St. Louis y por Egipto, llegamos a ti, “ un hombre llamado José, de la tribu de David”(Lc 1,26); a José “el justo” (Mt 1,19), el “Redemptoris Custos” (el “Custodio del Redentor”) Pero, antes de seguir adelante, quiero hacer una aclaración. Como es costumbre en nuestros escritos, he compartido el borrador de este texto con los miembros del Consejo General y con otras personas. Sus comentarios - que agradezco mucho - han enriquecido en gran medida este texto que ahora llega a Ustedes. Voy a referirme a dos de esos comentarios. * Alguien me ha preguntado, directamente. “¿Qué pretendes al escribir este 3 Oficios? ¿Que aumente la devoción piadosa a San José?” Y añadió, “No olvides que San José ocupa un lugar marginal en la Teología” Yo sé que, efectivamente, San José ocupa un lugar marginal en la Teología; pero también es verdad que parece que se está produciendo un creciente interés por el papel de San José en la Historia de la Salvación... al menos eso escuchaba yo recientemente, respecto a algunas Universidades Pontificias de Roma. Si escribo este texto, no es para rodear a San José de velas, flores o cantos. Si quiero escribir algo sobre San José es para intentar comprender algo más sobre la misión a la que Él fue llamado, y así poder comprender algo mejor la nuestra. Reflexionar sobre San José es un medio para comprender mejor al Padre, y cómo Él pide nuestra colaboración – la de María y José, la mía y la suya – para seguir haciendo presente en el mundo, a Jesús y a la Buena Noticia. Me gustaría ayudar a que San José fuese más conocido como colaborador activo en la Historia de la Salvación, y, siguiendo su ejemplo, pedir su ayuda para que los marianistas cumplamos mejor con nuestra misión como Él lo hizo. * Alguien, muy oportunamente, me ha recordado que los relatos del Evangelio de la Infancia hay que leerlos teniendo en cuenta su género literario, el “midrash”, y que, por lo tanto, no pretenden reproducir hechos realmente sucedidos sino que, apoyándose en la tradición bíblica, transmiten unos mensajes, unas enseñanzas. Yo voy a hacer referencias a textos del Evangelio de la Infancia, y soy muy consciente de que están escritos en esa perspectiva. Son textos que, aún no siendo una crónica histórica, nos hablan de Jesús, y de cómo fue enviado por el Padre, naciendo de María, por obra del Espíritu, para nuestra salvación. Sabemos cómo el interés de los autores de los Evangelios era Jesús - su vida, muerte y resurrección -, y el anuncio del Reinado del Padre. Es lógico, por ello, que todas las demás personas que vivieran con

India

SM 3 OFFICES no. 115: “¡ VAYAN A JOSÉ!” p. 5 Jesús ocupen un lugar secundario en los relatos del Nuevo Testamento, y que cuando aparezcan, lo hagan en referencia a Él. Eso es lo que sucede contigo, José: sabemos poco de ti, es verdad; pero si nos ponemos a pensar, veremos que sabemos mucho más de lo que, a primera vista, podríamos suponer. Creemos, por ejemplo, que el Padre para salvarnos, quiso contar con María y contigo. En Mt.1,16, aparecen por vez primera sus nombres en el Evangelio:” Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Mesías”. Ambos nombres aparecen a la vez, y unidos...Así lo había dispuesto el Padre: en la Encarnación del Hijo, María tendría un lugar único; y tú, otro. A los dos os

mandó el Padre su Ángel para invitarles a ser sus colaboradores. Y los dos respondieron con un “SÍ”, total y para siempre (6). Y sabemos que, a partir de entonces toda tu vida va a estar en función de Jesús (7) y que por medio de ti, Jesús va a recibir un nombre y la pertenencia a la Casa de David. No sabemos mucho de ti. Sabemos algo más de María. Pero sabemos también que, a partir de un momento en su existencia, lo que ella vivió lo

vivió a tu lado; y tú, al suyo. ¿Sabes que he escuchado decir que tú fuiste el primero en hacer alianza con María?(8). José, deja que te diga que yo no te veo ni viejo ni dubitativo, como te pintan los iconos. Yo te veo feliz y enamorado, lleno de ilusión y de amor por María (que fue madre y virgen, pero no soltera), y por Jesús, el fruto bendito de su vientre. Y te veo haciendo posible que ese misterio de amor que fue la Encarnación pudiera salir bien, y no fracasar. Y te veo meditando en tu corazón lo que pasaba, y compartiéndolo con María. Y te veo, José, empezando una nueva vida, en la incertidumbre, caminando siempre en la noche de la fe (9) ¿Pensaba en ti San Francisco de Asís cuando decía aquello de que hay que predicar siempre y si hace falta...también con palabras?. ¿Tus palabras? Estamos seguros, al menos, de que pronunciaste una ... Cuando, como a Zacarías, te preguntarían qué nombre había que poner al Niño, tú, cumpliendo con tu función de padre, dirías:“Jesús”, es decir, “Dios salva”. San José, precursor del Precursor, anunciaste al mundo, treinta años antes que el Bautista, quién era tu Hijo, y cuál iba a ser su misión: “salvar a su pueblo de sus pecados” (Mt1.21). No nos han llegado otras palabras tuyas, aunque es seguro que las dirías (10). Pero, en todo caso la predicación de tu vida sí que ha llegado a nosotros. Como ya te he dicho, sabemos mucho de ti. Lo que sabemos de María, nos habla de su Esposo. Lo que sabemos de Jesús, tu Hijo, y de su crecer y aprender como hombre, nos habla también de ti, su padre, el maestro del Maestro (11). Y te veo, con María, educando a vuestro Hijo. Y cuando Jesús cumplió 12 años, ayudándole a comprender -¡Ustedes, que muchas veces no entendían casi nada de lo que estaba pasando! – que para ocuparse de las cosas del Padre, Jesús debía estar en la casa del padre...es decir, no en el templo sino en la vida, en la vida cotidiana de la casa de Nazaret...(Lc 2,49ss). Y al educar así a Jesús, Tú y María nos estaban educando también a nosotros. No sabemos nada acerca de tu muerte, pero yo quisiera creer que vivirías lo suficiente para dejar tu huella en Jesús, y que éste, en muchas cosas, se parecería a Ti. Por desgracia, muchos padres no saben educar a sus hijos, ni estar cerca de ellos en las distintas etapas de su vida. Yo estoy seguro de que tú sí supiste estar cerca de Jesús, y que Él aprendería de ti, lecciones que no olvidaría en toda su vida...Cuando Jesús, por ejemplo, anteponía siempre el bien de la persona al cumplimiento de la Ley, tal vez se inspiraba en ti, que en circunstancias muy difíciles, decidiste no repudiar a María; o en tu

SM 3 OFFICES no. 115: “¡ VAYAN A JOSÉ!” p. 6 modo de ser, cuando alababa al Padre por haber revelado la Buena Noticia no a los sabios y prudentes, sino a los sencillos (Mt 11,25) (12); o cuando proclamaba felices a los limpios de corazón ( Mt.5,8). Con la ayuda de mi imaginación, te veo, José, hasta donde no es frecuente verte. ¿Recuerdas que en mi despacho tengo un icono - pintado por un marianista al que me costó mucho convencerle de que lo hiciera - en el que se te ve, junto con María y San Juan...al pie de la Cruz? Es verdad que apareces pintado de blanco – porque habrías muerto antes, con toda probabilidad -, pero allí estaba tu espíritu, cerca de tu mujer, cerca de la Mujer, sosteniéndola, acompañándola, compartiendo con Ella, como habías estado siempre...(13). Y, como Ella, tú también al pie de la Cruz, con Jesús, fruto bendito no de tus entrañas, pero sí fruto bendito de tu amor; con Jesús, con el centro de tu vida...(14). ¿Suena esto a loca fantasía?¡Tal vez sí, y tal vez...porque los religiosos marianistas no tenemos la experiencia del matrimonio; de haber compartido, él y ella, toda una vida juntos...!¡Estoy seguro de que a los laicos marianistas esta imagen de José, misteriosamente presente al pie de la Cruz acompañando y sosteniendo a su Hijo y a su Esposa, les agrada y no les parece tan extraña! Y te veo, José, presente en la Iglesia. En una Iglesia que, todo hay que decirlo, ha tardado demasiado en ir descubriéndote. ¡Si hasta 1962, en tiempos de Juan XXIII, tu nombre no fue incluido en el Canon Romano de la Misa! (15). ¡Gracias a Dios porque pareciera que, finalmente, se va comprendiendo cada vez mejor tu papel en la Historia de la Salvación. ¡Gracias, Juan Pablo II, por el precioso texto que es la Exhortación Apostólica “Redemptoris Custos”! (16) Y te veo, José, entre los marianistas, como nuestro Padre y Patrono. Y me digo que no podría ser de otra forma en una Congregación nacida de quien dijo: “Somos los Hijos de María sin duda, y eso constituye nuestra gloria y nuestro consuelo; pero somos también los Hijos adoptivos de San José, y eso no es pequeño motivo de la confianza que tenemos en él”(17) San José, “ministro de la salvación”(18), quiero pedirte por la Compañía de María y por el resto de la Familia Marianista. Los marianistas, como María y como tú mismo, queremos poner toda nuestra vida al servicio de tu Hijo, y de su misión: el anuncio de la Buena Noticia del Reinado de Dios. Y no siempre sabemos cómo hacerlo. Y no siempre ponemos toda la carne en el asador. Y somos pocos... Ruega, por nosotros, al Dueño de la mies, y pídele que envíe más obreras y obreros. San José, nuestro Padre (19), ayúdanos. No solo en la hora de nuestra muerte –¡que también!-, sino en la hora de nuestra vida, la de todos los días. Ayuda a que la Familia Marianista comprenda mejor cuál es su camino, y a que lo recorra. Ayúdanos a acoger sin miedo, como lo hiciste tú, a María en nuestra vida. José, varón casto, obediente a la voluntad del Padre, y que con tu trabajo procurabas una vida sencilla a los tuyos, ayúdanos a los religiosos marianistas a vivir nuestra vocación en fidelidad y apertura al Espíritu, y unidos siempre, como tú, a María. Maestro de oración, ¡ayúdanos a rezar! (20) Maestro del trabajo, ayúdanos a comprender el valor de nuestro trabajo como servicio a los demás, y como medio de ganarnos el pan nuestro de cada día, como lo hiciste tú. Intendente del Padre, ayuda a quienes de entre nosotros administran nuestros bienes, y ayúdanos a todos a ser conscientes de la repercusión de nuestro estilo de vida en un mundo en el que hay que ser más sobrios para que lo que hay, alcance para todos.

Matthieu Balana, SM, Togo

SM 3 OFFICES no. 115: “¡ VAYAN A JOSÉ!” p. 7 José, muchas veces me he preguntado cómo podrías vivir sabiendo que tenías en tu casa a alguien muy especial “le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados” ( Mt 1,21), es decir, sabiendo que había llegado la plenitud de los tiempos en que se iba a cumplir la Promesa hecha

a Abraham...mientras que en el día a día, parecía que no pasaba nada. En torno a ti seguía el sufrimiento, la injusticia, la guerra, el desprecio del débil por el fuerte...Imagino que más de una vez, María y tú repetirían la vieja pregunta al Ángel y se dirían: “¿Cómo será eso? ¿Cómo será esa salvación... si parece que no está pasando nada nuevo..?”. Quisiera saber cómo respondían la pregunta, porque esa inquietud es también la nuestra. Hoy, veinte siglos después de la llegada de la Buena Noticia al mundo, hay demasiada “mala noticia” a nuestro alrededor. Ayúdanos, José, a descubrir - como María y tú tuvieron que hacerlo - las semillas de vida, y la vida misma ya presente en medio de nosotros; y ayúdanos a tener la fuerza y la constancia que tuvieron para seguir renovando su “¡SÍ” al Padre, en su Hijo, todos esos días anónimos y rutinarios de Nazaret...donde a primera vista no pasaba nada y, sin embargo, estaba pasando todo (21).

Ayúdanos, también José a tener hermosos planes en los que el amor, la amistad, el silencio y la alegría tengan su sitio; ayúdanos a soñar y a seguir nuestros sueños; ayúdanos a cambiar nuestros planes cuando Dios nos lo pida; ayúdanos a caminar por caminos que nunca hubiésemos imaginado; a gozar con el recién nacido (y con toda vida), a protegerlo de todo mal, a buscarlo con angustia cuando lo perdamos en medio de los caminos y las caravanas...Ayúdanos a amar con ternura, con sacrificio, con esperanza...Ayúdanos a saber cómo acompañar una vida que empieza; a saber cómo retirarnos poco a poco para que ella crezca. Ayúdanos a estar, sin que se nos note, porque nosotros no debemos ser nunca el centro... Ayúdanos a amar, sin querer poseer... Ayuda, José, a nuestras comunidades, que en tu familia tienen su modelo. Ayuda a nuestros Superiores: que te tengan siempre cercano como guía y protector. Ayuda a nuestro Superior General para que desarrolle su servicio “bajo la guía maternal de María, y siguiendo el modelo de San José” (R.V.II,7.45). Ayuda y acompaña a todos los que tienen la responsabilidad del gobierno o de la formación, tú que supiste organizar tu casa y acompañar a Jesús en las distintas etapas de su crecimiento. Ayúdanos a ser educadores, como Tú lo fuiste de Jesús, tratando a nuestros alumnos con amor, respeto y confianza. Y ayúdanos a saber crecer en edad sin perder por ello la ilusión por la vida y por la misión... porque los jóvenes marianistas necesitan de la sabiduría y la experiencia de religiosos que han entregado sus vidas a Jesús en la Compañía de María. Y ayuda a los religiosos jóvenes, para que, con entusiasmo, descubran nuevos horizontes para el carisma marianista, y sepan invitarnos a todos a recorrer esos caminos de futuro. Ayuda, José, a la Iglesia, que también toma en tu familia su inspiración (22). Que haya en Ella la unidad en el amor y en respeto que existía entre Ustedes. Tu propio nombre, José, significa “ el que reúne”...¿Aprendió Jesús de ti, su pasión por la unidad: “Te pido que todos sean uno, Padre” (Jn 17,21)? Que en la Iglesia unida, todas las diferencias dialoguen y se concierten armónicamente para mejor anunciar el Evangelio. Que los laicos, como María y tú mismo, ocupen el papel que les corresponde en la vida y misión de la Iglesia. Que los pastores estén siempre cercanos a los fieles, y caminen con ellos en el respeto, la confianza, el diálogo, y el servicio. San José, que la mujer encuentre en la Iglesia el ambiente que existía en la casa de Nazaret, donde María y tú asumían conjuntamente la responsabilidad de cuidar a Jesús, y de prepararle para cuando“llegase su hora”. Y tú, José, que has pasado tan desapercibido durante muchos siglos, ayuda a la Iglesia y a la Vida Religiosa en estos momentos en que están perdiendo significatividad social, para que, a pesar de ello, sepan seguir siendo fieles a su misión de hacer presente el amor del Padre en el mundo.

Peru

SM 3 OFFICES no. 115: “¡ VAYAN A JOSÉ!” p. 8 Defensor de la vida, José, te veo siempre atento a proteger a Jesús y a su madre, porque Herodes buscaba al niño para matarlo. ¡También hoy muchos herodes amenazan la vida de muchos niños, y de muchas madres, y de muchos ancianos, y de jóvenes, y de hombres y mujeres de toda edad! Ayuda, José, a quienes sueñan que otro mundo es posible, y luchan para que este mundo se parezca más al Reino que Jesús nos anunció en nombre del Padre. ¡Y ayuda a la Familia Marianista para que no estemos lejos de esas luchas por un mundo más justo (RV 5,19 y 20)! (23) San José, padre de familia, ayuda a todas las familias, especialmente cuando lo estén pasando peor. Ayuda a los hogares rotos, a las mujeres abandonadas, a los hijos de padres separados. Ayuda a los refugiados, a los que tienen que emigrar, a los que ven en peligro la vida de sus seres queridos, a los que viven en un país ocupado o en medio de la violencia... Patrono de los trabajadores(24), ayuda, José, a los que trabajan y a quienes no tienen trabajo. Y a quienes tienen que trabajar en condiciones injustas – en particular, las mujeres -, sin que se respeten sus derechos, y sin que se tengan en cuenta su edad, salud, necesidades familiares. Cuando pienso en ti y en Jesús, y les veo en el taller de Nazaret trabajando juntos en la carpintería, no puedo menos de pensar en los millones de niños y niñas que son explotados laboralmente en todo el mundo.¡Qué situación más lejana la una de la otra! En Nazaret había amor; en miles de talleres clandestinos, explotación y muerte... Por eso te pido, San José, que ayudes a todos los que están tratando de terminar con la explotación laboral infantil, y que ayudes a la Familia Marianista a estar presente en esa lucha por la justicia. ¡Que seamos consumidores y propagadores de las tiendas del Comercio Justo, en cuyos productos no ha habido explotación laboral! Recuerdo una vez, José, que en un Colegio – creo que fue en el Perú – me regalaron una gorra con el nombre y el escudo del Centro. Y recuerdo que les felicité cuando ví que en la etiqueta ponía “Hecho en Perú”, y no “Made in China”. San José, ¿podemos proclamarte “Protector de la Infancia Explotada” y “Patrón del Comercio Justo”? Yo creo que sí, y así te invoco. Ayuda, San José, a todos los que están pasando por lo que Tú y los tuyos tuvieron que pasar. Y ayúdanos a los marianistas a estar cerca de ellos: como el José de East St. Louis – que busca alimento para varios miles -; o como el José de Egipto – que sabía soñar y organizar sus sueños -, y que tienen en común contigo, además de su nombre, su capacidad de ofrecer su vida por el bien de los demás, y de responder siempre a la voluntad de Dios, por misteriosos que sean sus caminos. Nada más, San José. No te olvides de nosotros. Aunque nosotros, en el día a día, parezca que nos olvidamos de ti. (Por cierto, José, habrás visto que firmo este “3 Oficios” con mi nombre completo, José Francisco Javier... ¡te lo debía!). Termino ya. ¡Adios, queridos Hermanos, hasta siempre! Y acepten mi consejo: “¡Vayan a José!”. Postdata: El 21 de Julio del año 2001, cuando acepté oficialmente ante el Capítulo General mi servicio, por otros cinco años, como Asistente General de Asuntos Temporales, puse bajo tu amparo, San José, la responsabilidad que de nuevo asumía. Entonces te dije: “San José, te encomiendo este trabajo que ahora comienzo. Quiero hacerlo como tú hiciste el tuyo, y asociado contigo”¡Gracias, San José, porque aunque no he seguido siempre tu ejemplo, siempre he sabido que me has acompañado!

Cuba

SM 3 OFFICES no. 115: “¡ VAYAN A JOSÉ!” p. 9

NOTAS

(1) Por si a alguno le sirve, recuerdo cuáles han sido esos “3 Oficios “ precedentes. Y, al mismo tiempo, me remito a lo que he dicho en ellos, así no tengo que repetirlo ahora:

n. 75 “Con los Pobres de la Tierra...” 1.12.1997 n. 82 “Al Servicio de la Persona Humana y de sus Derechos” 1.12.1998 n. 92 “Hacia el Sur: Caminos de Justicia y Fraternidad” 28.11.1999 n. 99 “Rema Más Adentro” 31.12.2000 / 6.1.2001 n. 106 “Da Pacem Domine in Diebus Nostris” Enero 2003 n. 111 “Dadles Vosotros de Comer” 1.1.2005

(2) “En tiempos difíciles para la Iglesia, Pío IX, queriendo ponerla bajo la especial protección del santo patriarca José, lo declaró ‘Patrono de la Iglesia Católica’”. “.Exhortación Apostólica Redemptoris Custos, del Sumo Pontífice Juan Pablo II sobre la figura y la misión de San José en la Vida de Cristo y de la Iglesia, 15 de Agosto de 1989. n.28 – Cfr. Sacr. Rituum Congr. Decr. Quemadmodum Deus (8 de diciembre de 1870): L.c.p.283 (3) “ Prestamos también una atención especial a las fiestas de San José y de San Juan Evangelista, patronos de la Compañía...” Regla de Vida, 4.10

(4)“ Maestros o policías”. María de la Valgona. Vida Nueva n. 2507, 8-2-2006.

(5) “ Lo más importante, ahora mismo, para las religiosas y los religiosos no es ya resolver los muchos problemas que plantea el futuro de la vida religiosa. Eso, como es lógico, nos tiene que

preocupar. Pero no es ni lo más importante, ni lo más urgente. Lo que de verdad nos tiene que apremiar, en este momento, es el sufrimiento de tantos millones de seres humanos que se debaten entre la vida y la muerte, precisamente por la espantosa organización del sistema establecido” José María Castillo. El futuro de la vida religiosa. Trotta, Madrid 2003, p.205 (6) “Existe una profunda analogía entre la ‘anunciación’ del texto de Mateo y la del texto de Lucas. El mensajero divino introduce a José en el misterio de la maternidad de María...”Despertado José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer” (Mt 1,24). Él la tomó en todo el misterio de su maternidad; la tomó junto con el Hijo que llegaría al mundo por obra del Espíritu Santo,

demostrando de tal modo una disponibilidad de voluntad, semejante a la de María, en orden a lo que Dios le pedía por medio de su mensajero”. R.C. n. 3 (7)“María es la humilde sierva del Señor, preparada desde la eternidad para la misión de ser Madre de Dios; José es aquel que Dios ha elegido para ser ‘el coordinador del nacimiento del Señor’, aquél que tiene el encargo de proveer a la inserción ‘ordenada’ del Hijo de Dios en el mundo, en el respecto de las disposiciones divinas y de las leyes humanas. Toda la vida, tanto ‘privada’ como ‘escondida’ de Jesús ha sido confiada a su custodia”.R.C. 8; Orígenes , Hom. XIII in Lucam, 7: S.Ch. 87, pp 214 s.

Corea¡Padre!

Italia

SM 3 OFFICES no. 115: “¡ VAYAN A JOSÉ!” p. 10 (8) Entre otros marianistas se lo he escuchado a José María Arnaiz. Y también a François Rossier que, por cierto, ha escrito un texto sobre San José, a partir de la Genealogía de Jesús, que puede servir muy bien para unos retiros anuales.

(9) Pienso que se pueden aplicar muy bien a San José estas palabras del Papa Bendicto XVI. “ La existencia humana es un camino de fe y, como tal, transcurre más en la penumbra que a plena luz, con momentos de oscuridad e, incluso, de tinieblas...También la Virgen María, aun siendo entre todas las criaturas la más cercana a Dios, caminó día a día en una peregrinación de la fe (cf. Lumen Gentium, 58), conservando y meditando constantemente en su corazón las palabras que Dios le dirigía, ya sea a través de las Sagradas Escrituras o bien mediante los acontecimientos de la vida de su Hijo, en los que reconocía y acogía la misteriosa voz del Señor” (Angelus. 12-3-2006)

(10) Pensando en la escena de la Visitación (Lc.1, 39-56) - y repito que no olvido el género literario en que ese texto está escrito - a mí no me cuesta nada creer que José no dejase ir sola a María por esos caminos y en su estado, y que la acompañara. Siguiendo con esa “piadosa” reflexión, me pregunto si allí todos dijeron algo (Isabel, María, Zacarías un poco más tarde, y hasta San Juanito dando patadas en el vientre de su madre), todos, menos José y Jesús...Pase el silencio de Jesús, que ya hablará cuando llegue el momento, pero ¿seguro que José no dijo nada? ¿Seguro que no compartió su experiencia, al menos con Zacarías, mientras Isabel y María hacían lo propio con las suyas?

Yo he rezado alguna vez, y les invito a hacerlo, tratando de imaginar el “Magnificat” de José, la oración en la que Él haría una lectura de cómo el Padre se había hecho presente en su vida, llenándola de amor, de misericordia, de llamada... cambiándola para siempre. (11) ”El hijo de María es también hijo de José en virtud del vínculo matrimonial que les une:’A raíz de aquel matrimonio fiel ambos merecieron ser llamados padres de Cristo; no sólo aquella madre, sino también aquel padre, del mismo modo que era esposo de su madre. Ambos por medio de la mente, no de la carne”. R.C. 7. San Agustín, De nuptiis et concupiscentia, I, 11,43:PL 44, 421.

(12) “San José es el modelo de los humildes, que el cristianismo eleva a grandes destinos; San José es la prueba de que para ser buenos y auténticos seguidores de Cristo no se necesitan ‘grandes cosas’, sino que se requieren solamente las virtudes comunes, humanas, sencillas, pero verdaderas y auténticas” RC 24. Pablo VI, Alocución 19 de marzo de 1969.

(13) “José es el primero en participar de la fe de la madre de Dios, y que, haciéndolo así, sostiene a su esposa en la fe de la divina anunciación. El es asimismo el que ha sido puesto en primer lugar por Dios en la vía de la ‘peregrinación de la fe’ a través de la cual, María, sobre todo en el Calvario y en Pentecostés, precedió de forma eminente y singular” R.C. 5.

(14)“La vía propia de José, su peregrinación de la fe, se concluirá antes, es decir, antes de que María se detenga ante la cruz en el Gólgota y antes de que Ella, una vez vuelto Cristo al Padre, se encuentre en el Cenáculo de Pentecostés el día de la manifestación de la Iglesia al mundo, nacida mediante el poder del Espíritu de verdad. Sin embargo, la vía de la fe de José sigue la misma

México

SM 3 OFFICES no. 115: “¡ VAYAN A JOSÉ!” p. 11 dirección, queda totalmente determinada por el mismo misterio de que él junto con María se había convertido en el primer depositario...”.R.C. 6.

(15) S. Congr. De los Ritos, Decr. Novis hisce temporibus (13 de Noviembre de 1962): AAS 54

(1962), p.873.

André Doze, autor de un interesante estudio sobre San José, cuenta la siguiente anécdota: “ Al comienzo del Concilio Vaticano II un obispo yugoslavo, movido por el Espíritu del Señor, se levantó y en el Aula Conciliar dijo que en la enseñanza de la Iglesia se hablaba muy poco de San José. Su comentario provocó una gran carcajada. ¿Para escuchar ese tipo de intervenciones se reúne a todos los obispos del mundo? Como la risa de Sara, en la tienda de Abraham, esas risas también entraron en la historia...Al día siguiente, martes 13 de noviembre 1962, el Cardenal Cicognani, hablando en nombre del Papa, anunció que el Santo Padre había decidido incluir a San José en el Canon de la Misa Romana, que no había sufrido ninguna modificación desde hacía siglos, y que esa decisión entraría en vigor a partir del próximo 8 de Diciembre.

Tocar el venerable canon, que procedía del Papa Pío V a fines del siglo XVI, fue un gesto audaz. Pero de ese modo, Juan XXIII expresaba algo muy querido por él: que había puesto el Concilio en manos de su querido San José, el 19 de marzo 1961, durante un hermoso discurso en el que evocaba a sus predecesores a partir de Pío IX. Había querido, además, que el altar de San José, en la Basílica de San Pedro, fuera embellecido de un modo especial, para que se convirtiese en un centro de atracción para los cristianos” (Documentation Catholique, 1961 p.417). André Doze, Joseph, ombre du Père. 1989 Edition des Beatitudes-Société des Oeuvres Communautaires. Edición italiana: Giuseppe, Una Paternitá Discreta. Edizioni Piemme Spa, 1998, p. 15.

(16) De todos modos, es verdad José que sigues siendo un gran desconocido entre los cristianos. José. El olvidado de la Navidad, titulaba el diario La Croix el suplemento que te dedicaba en el número 37021, de 25-26 Diciembre 2004. ¿Y qué sucede en otras tradiciones religiosas? En el judaísmo el José que importa es el hijo de Jacob, el José de Egipto. El Youssef del Islam es, igualmente, el hijo de Jacob y no el padre de Jesús, ignorado por el Corán. “Los protestantes no dan ningún espacio a José – manifiesta el pastor Michel Leplay -. Ni en la catequesis, ni en la liturgia, ni en la devoción. Tan sólo algunos autores se han interesado en él desde la teología: Karl Barth, André Dumas, Frances Quère...” “José ocupa un puesto reducido en la Iglesia ortodoxa, afirma el P. Michel Evdokimov. Figura en el icono de la Natividad, pero separado de María. Su fiesta es el Domingo después de Navidad, pero no creo que muchos ortodoxos tengan a José por patrono” (La Croix, id.p.3).

¡Hasta tu nombre es cada vez menos frecuente!. “A principios del s. XX en Francia, aproximadamente 200 niños de cada 10.000 nacidos llevaban el nombre de José; 100 cuando la Segunda Guerra Mundial; en la actualidad, solo una decena” (La Croix, ibidem. p. 3).

¡Como ves, los que queremos que seas más conocido tenemos mucho trabajo por hacer!

(17) Lettres de M. Chaminade, 674, 19 mars 1833. A M. Lalanne. (18) ”San José ha sido llamado por Dios para servir directamente a la persona y a la misión de Jesús mediante el ejercicio de su paternidad; de este modo él coopera en la plenitud de los

Icono Melquita S. XVIII

SM 3 OFFICES no. 115: “¡ VAYAN A JOSÉ!” p. 12 tiempos en el gran misterio de la redención y es verdaderamente ‘ministro de la salvación’ “ R.C.8. San Juan Crisóstomo, In Matth.Hom.V,3: PG 57,57-58.

(19) “Rezaba también, mis queridos Hijos, de un modo especial por nuestra hermosa Compañía. No sé qué sentimiento de felicidad y de confianza experimentaba en encomendarla insistentemente a San José. Es vuestra familia, le decía con toda la efusión de mi corazón. María es la Madre; en ella y por ella nos habéis adoptado

por Hijos vuestros.¡ Ojalá que gracias a vuestros cuidados, María se manifieste cada vez más como nuestra Madre! Y Vos, gran Santo, socorrednos en todas nuestras necesidades con solicitud paterna... Sí, mis queridos Hijos, nuestra suerte está en las manos de José...¡José ha querido aceptarnos como Hijos suyos, y nos permite que le llamemos nuestro Padre! Oremos, entonces, a San José con todo fervor y confianza... Tengamos hacia él una devoción totalmente filial, y que su bendito nombre esté siempre en nuestros corazones y en nuestros labios, con los de Jesús y María”. Lettres de M. Chaminade, 1253 – 21 marzo 1841. Circular a toda la Compañía. (20) Como dice Santa Teresa de Jesús:“ Quien no hallare maestro que le enseñara oración, tome este glorioso Santo por maestro y no errará en el camino” Libro de la Vida, 6,8.

(21) “Hombre de lo extraordinario...José es sobre todo el hombre de lo ordinario, de la vida monótona en que, al

parecer, no pasa nada”. José María Salaverri, SM. Magnificat n. 28, Marzo 2006, p. 289.

(22) “ Desde los primeros siglos, los Padres de la Iglesia, inspirándose en el Evangelio, han subrayado que San José, al igual que cuidó amorosamente de María y se dedicó con gozoso empeño a la educación de Jesucristo, también custodia y protege su cuerpo místico, la Iglesia, de la que la Virgen Santa es figura y modelo” R.C. 1

(23)” Del caos actual, me dices, puede surgir un mundo nuevo. Claro, el Todopoderoso puede sacar un mundo nuevo de este caos. El deseo más ardiente de mi corazón es que la Compañía de María contribuya a esa regeneración” Lettres de M.Chaminade 593 – 3 Junio 1831. Al P. Lalanne.

(24)¡Qué alegría me llevé cuando me enteré que los trabajadores católicos del Tirol Austríaco, que te tienen por Patrono, han elegido al Beato Santiago Gapp, junto a ti, como su segundo Patrono!

Oración a San José José, a quien el Padre confió su Hijo y la Virgen Madre, continúa siendo para nosotros un signo del amor del Padre en la Familia Marianista, y en toda la Iglesia. Que tu amor y tu fe ayuden a nuestras comunidades a estar cada vez más cerca de María, nuestra Madre, y de Cristo, fuente de la unidad. Enséñanos a trabajar, como hiciste con Jesús, para que podamos colaborar en la venida del Reino. Ayúdanos a tener un profundo respeto por la creación, y a descubrir en ella la presencia del Padre. Comparte con nosotros tu amor por María y por su Familia, y ayúdanos a testimoniar ese amor en nuestras vidas. Amén.