Sobre el acto de leer 2014, Octubre 26, Papel Literario, Texto de Anibal

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sobre la interpretacion, una propuesta filosofica.

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  • 7Director Nelson Rivera

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    siete das

    Investigacin, Coordinacin Editorial Luca Jimnez Diseo y diagramacin Secretaria de Redaccin El Nacional Correo electrnico [email protected] / @papeliterario

    domiNgo 26 de octubRe de 2014 el nacional

    AnbAl RodRguez SilvA

    Debo al Circuito gui-las del Zulia mi pri-mer acercamiento al mundo urbano y,

    a su vez, a la actividad del pensar. El circuito estaba integrado por dos estrellas de la radio zuliana: Arturo Celestino lvarez El Pre-mier y Don Luis Verde. El Premier tena por nombre homnimo el del ms des-tacado doctor de la Iglesia zuliana, Arturo Celestino lvarez (1870-1940). Luis Verde estuvo vinculado a la vida universitaria desde la reapertura de la Universi-dad del Zulia en el ao 1948; fue el primer Director de De-porte e historiador del bis-bol en la regin. El inicio del equipo guilas del Zulia estuvo ligado a la voz de es-tos dos hombres de radio. La voz recia de El Premier y la serena voz de Luis Verde, dieron identidad durante los aos fundacionales de la divi-sa, y crearon un vnculo co-lectivo entre el equipo y sus fanticos. Constituan una suerte de comunidad: po-sean un territorio (el estadio Luis Aparicio El Grande), compartan un idioma (el zu-liano que se habla dentro de estadio), se identificaban con unos smbolos (el guila), y los unan unos valores (la so-lidaridad y el amor por una comunidad que los integra-ba, la zuliana).

    Luis Verde hablaba pausa-do, como quien ve trascurrir una partida de ajedrez. An-te las jugadas de avance del equipo zuliano o del equi-po visitante, don Luis haca un ejercicio de prospectiva. Enumeraba una serie de ac-ciones que el mnager iba, o, en su defecto, deba tomar para asegurar la victoria en el juego. El ejercicio de pros-pectiva de un comentarista de bisbol es doble: no solo debe anticipar las jugadas del equipo al bate, sino tam-bin las mltiples posibilida-des de juego del equipo que se encuentra en el campo.

    Pegado a la radio, cuyas on-das viajaban ms de 500 ki-lmetros hasta mi casa, un da descubr el gran secreto del bisbol a travs de las sa-bias palabras de Luis Verde. Nuestro sabio intentaba ex-plicar una jugada de squeeze play, una jugada suicida. Tobby Harrah, prospecto de los Rangers de Texas, que ha-

    En el bisbol, las decisiones operan siempre con otra lgica. Lo ms parecido a una jugada de bisbol es lo que los modernos llamamos juicio esttico

    ba venido al bisbol del Ca-ribe a terminar de foguear-se en shortstop, a aprender del bisbol alegre y caribeo, iniciaba con xito el robo del home. Cuando el ccher de-volvi la pelota al montcu-lo, Tobby Harrah inici una huida hacia el home que pa-raliz las gradas y acall a los narradores y comentarista en lo ms alto de la tribuna. Como quien est en un cr-culo socrtico, don Luis Ver-de nos explicaba, a quienes estbamos a kilmetros de distancia, la importancia de la jugada.

    Para el comentarista, es-ta jugada se sala de lo que l llamaba el librito. Tarde, muy tarde, descubr que el tal librito no tena existencia fsica. Aunque el bisbol po-see un importante nmero de reglas que en ms de cien aos se han ido acumulando, las decisiones en el campo de juego no estn establecidas por ningunas reglas o leyes. Las decisiones ms impor-

    tantes en el bisbol se toman aqu y ahora.

    Un heideggeriano nos dira que se trata de un aconteci-miento, de una decisin que la toma una consciencia for-mada en la tradicin, en una sabidura acumulada por aos en la prctica del juego llamado bisbol. En el bis-bol, las decisiones operan siempre con otra lgica. Lo ms parecido a una jugada de bisbol es lo que los mo-dernos llamamos juicio est-tico. Para decirlo en palabras del viejo Kant, se trata del li-bre juego entre imaginacin y entendimiento.

    Eso oper en la jugada sui-cida que yo pude ver a travs de la voz de Luis Verde a 500 kilmetros de Maracaibo. Se trata de un acontecer, del li-bre juego entre imaginacin y entendimiento. Esta mis-ma experiencia ocurre en m cada vez que estoy frente a un texto literario. Leer no es otra cosa que intentar robar-se el home.

    el anzuelo en la memoria >>

    Juan Sucre

    ARcHiVo eL NAcioNAL

    ARthuR SchopenhAueR

    Si el discurso trata de un con-cepto general que no tiene ningn nombre propio sino que, mediante un tropo, debe ser designado a travs de una comparacin, debemos elegir la comparacin de tal modo que favorezca a nuestra afir-macin. As, por ejemplo, en Espaa los nombres median-te los que se designa a ambos partidos polticos, serviles y liberales, sin duda han sido elegidos por los ltimos.

    El nombre protestante ha si-do elegido por estos, y tambin el nombre de evanglicos: el de hereje por los catlicos.

    Esto se aplica a los nombres de las cosas incluso cuan-do son ms apropiados: por ejemplo, si el adversario ha propuesto un cambio cual-quiera, denomneselo inno-vacin, pues esta palabra es odiosa. Al revs cuando es uno mismo el proponente. En el primer caso, mencine-se como antnimo el orden establecido, en el segundo arcasmo. Lo que alguien enteramente carente de in-tencionalidad y partido de-nominara culto o doctri-na pblica de la fe, alguien

    Estratagema 12que quiere hablar a su favor lo denominara piedad, devocin y un adversario beatera, supersticin. En el fondo, se trata de una sutil petitio principii: uno expresa de antemano en la palabra aquello que preten-de demostrar, y despus pro-cede a partir de esa denomi-nacin mediante un simple juicio analtico. Lo que uno denomina hacerse cargo de su persona, poner en cus-todia, su adversario lo lla-ma encarcelar.

    Un orador muchas veces de-lata ya de entrada su inten-cin mediante los nombres que da a las cosas. Uno dice los sacerdotes, el otro la clerigalla. De entre todas las estratagemas, esta es la ms frecuentemente utilizada, de forma instintiva. Fervor re-ligioso = fanatismo; desliz o galantera = adulterio; equ-vocos = indecencias; desajus-te = bancarrota; mediante influencias y relaciones = mediante sobornos y nepo-tismo; sincero agradeci-miento = buen pago. *Tomado de El arte de tener razn. Traducido por Jess Albors Rey. Alianza Editorial, Espaa, 2002.

    nelSon RiveRA

    En la sociedad sin utopas, el intelectual es espejo de esa impotencia: habla Enzo Tra-verso (1957) a Astrid Pikiel-ny, del diario La Nacin, Ar-gentina. Historiador de las ideas, de la violencia a lo lar-go del siglo XX, del papel de los judos en las vanguardias artsticas e intelectuales en el mismo siglo XX. Genovs, autor de una docena de libros fundamentales.

    En la entrevista, Traver-so retoma una idea apenas

    enunciada en La historia des-garrada. Ensayo sobre Aus-chwitz y los intelectuales: los intelectuales ya no son lo que fueron, hasta hace muy poco tiempo: el siglo XX. En lugar del sujeto crtico y autnomo que tomaba posicin sobre los asuntos de la sociedad, ha aparecido el experto medi-tico, consagrado a la tarea de reforzar al establecimiento: especialista sin obra que le permita sostener sus argu-mentos, construido por los micrfonos, ajeno a los deba-tes esenciales de la sociedad.

    Los extremos de la des-igualdad claman por la re-aparicin de voces que cues-tionen y analicen el estado del mundo, y proyecten un pensamiento hacia el futu-ro. Estamos viviendo la refeudalizacin del plane-ta. Esto amenaza la liber-tad, la democracia y la no-cin misma de ciudadana. La defensa del principio de igualdad me parece una cau-sa central.

    Producir ideas y conoci-mientos y, desde esa plata-forma, tomar posiciones en

    el espacio pblico: tal el in-telectual de hoy, segn Tra-verso: alguien que mira los problemas de la sociedad y entienda que los mismos es-tn inscritos en el mundo global. Que se resista a lo que representan las industrias culturales: la reificacin del mercado y el capitalismo ex-tremo. Plegarse a los modos de los medios de comunica-cin tiene algo escandaloso: equivale a una rendicin. O a una renuncia cuyo resul-tado es el menoscabo, la des-truccin del pensamiento.

    Habla Traversoluz de mesa >>

    Robarseelhome

    Recuerdo los viajes que haca con los amigos del colegio. Nunca faltaba una guitarra para tocar nuestros temas favoritos. Fue gracias a esos viajes que conoc el verdadero talento de mis compaeros de Los Mesoneros.

    Cada vez que me subo a una tarima, y cada vez que logra-mos algo grande, recuerdo esos momentos en los que empezamos.

    Vuelve la Serie 50 Imprescindibles. Hoy: entrevista a Jess Sanoja Hernndez, publicada el 18 de enero de 1998.

    Rafael Oso Cabrices escribe Desde otro planeta (8/10)

    Dossier: Juan bonilla y su novela sobre Vladimir maiakovski.