Sobre El Capítulo III De

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Sobre el Capítulo III de “Peronismo y Socialismo” Como bien señala el título del presente capítulo, la temática aquí gira en torno a la clase media, el ejército y la universidad, tomados ellos como componentes relevantes de la sociedad argentina en el desarrollo histórico de su pasado reciente, su presente inmediato y como determinantes de las perspectivas del futuro de la nación; o, dicho de otro modo, se trata de analizar cuál fue el rol histórico de estos componentes hasta el día de hoy y qué se precisa para orientarlos definitivamente en favor de la causa nacional. Veamos esto más de cerca. La clase media: Hernández Arregui presenta a la clase media como análoga a la pequeñoburguesía, esto es, como una clase social que tiene una posición económica relativamente superior a la de la clase obrera, pero que, sin perjuicio de ello, no se encuentra aún en los estratos consolidados de la burguesía (u oligarquía, si empleamos el lenguaje del autor) y que, a la vez, tiende hacia su proletarización, es decir, a descender en la escala social hasta no tener más propiedad que la de su fuerza de trabajo, siendo así obligada a ofrecer dicha fuerza en el mercado para sobrevivir; sufre una pauperización paulatina de sus condiciones de vida. Pero esa contradicción de carácter económico (contradicción digo, por encontrarse sometida a un vaivén continuo entre una clase social y otra) tiene su correlato en el plano ideológico. La clase media, en tanto tal, fue la base social de los gobiernos sucesivos al derrocamiento de Perón. Este hecho histórico da cuenta de cómo dicha clase cree actuar en función de sus intereses pero termina perjudicándose a sí misma. Y es que el auge de la prosperidad de la clase media tuvo lugar justamente en el transcurso de los gobiernos peronistas, pero ésta se negó a encausarse con el movimiento obrero y adoptó, más bien, una “actitud crítica –que en la práctica es un rechazo- hacia la figura de Perón” (esto último, en palabras del autor). Esta postura tendrá como consecuencia última una crisis ideológica, basada en el deterioro de su situación económica provocado por los gobiernos posteriores al ’55. Pero a su vez esta crisis ideológica devino en un abrazo (tardío) a la causa nacional, anti-imperialista, aunque aún con vacilaciones. Los sectores de vanguardia de la clase media son los exponentes más ilustrativos de estas contradicciones de las que hablamos. Y es que, a pesar de reconocer en el peronismo un movimiento de masas de carácter progresista, en definitiva ellos no se supeditan a la conducción de Perón, sino que, según Hernández Arregui, pretenden substituir al

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Un pequeño resumen de un capítulo de un libro que no me gustó, al punto de que ni siquiera recuerdo el título. Just want to download.

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Sobre el Captulo III de Peronismo y SocialismoComo bien seala el ttulo del presente captulo, la temtica aqu gira en torno a la clase media, el ejrcito y la universidad, tomados ellos como componentes relevantes de la sociedad argentina en el desarrollo histrico de su pasado reciente, su presente inmediato y como determinantes de las perspectivas del futuro de la nacin; o, dicho de otro modo, se trata de analizar cul fue el rol histrico de estos componentes hasta el da de hoy y qu se precisa para orientarlos definitivamente en favor de la causa nacional. Veamos esto ms de cerca.La clase media: Hernndez Arregui presenta a la clase media como anloga a la pequeoburguesa, esto es, como una clase social que tiene una posicin econmica relativamente superior a la de la clase obrera, pero que, sin perjuicio de ello, no se encuentra an en los estratos consolidados de la burguesa (u oligarqua, si empleamos el lenguaje del autor) y que, a la vez, tiende hacia su proletarizacin, es decir, a descender en la escala social hasta no tener ms propiedad que la de su fuerza de trabajo, siendo as obligada a ofrecer dicha fuerza en el mercado para sobrevivir; sufre una pauperizacin paulatina de sus condiciones de vida. Pero esa contradiccin de carcter econmico (contradiccin digo, por encontrarse sometida a un vaivn continuo entre una clase social y otra) tiene su correlato en el plano ideolgico. La clase media, en tanto tal, fue la base social de los gobiernos sucesivos al derrocamiento de Pern. Este hecho histrico da cuenta de cmo dicha clase cree actuar en funcin de sus intereses pero termina perjudicndose a s misma. Y es que el auge de la prosperidad de la clase media tuvo lugar justamente en el transcurso de los gobiernos peronistas, pero sta se neg a encausarse con el movimiento obrero y adopt, ms bien, una actitud crtica que en la prctica es un rechazo- hacia la figura de Pern (esto ltimo, en palabras del autor). Esta postura tendr como consecuencia ltima una crisis ideolgica, basada en el deterioro de su situacin econmica provocado por los gobiernos posteriores al 55. Pero a su vez esta crisis ideolgica devino en un abrazo (tardo) a la causa nacional, anti-imperialista, aunque an con vacilaciones.Los sectores de vanguardia de la clase media son los exponentes ms ilustrativos de estas contradicciones de las que hablamos. Y es que, a pesar de reconocer en el peronismo un movimiento de masas de carcter progresista, en definitiva ellos no se supeditan a la conduccin de Pern, sino que, segn Hernndez Arregui, pretenden substituir al mismo y ser quienes guen a la clase obrera. Esto sucede a causa de su tendencia a percibir con mayor aprecio todo lo ajeno a su pas, lo forneo. No reconocen lo nacional como algo valioso sino que ponderan mucho ms a figuras extranjeras como las de Mao-Tse-Tung, Fidel o El Che. Esta actitud deja al desnudo que, sin perjuicio de su tendencia izquierdista, la clase media an no ha llegado a comprender del todo la cuestin anti-colonial (es decir, la afirmacin de la patria, del estado nacional, como independiente de los estados imperialistas -mediante la liberacin nacional- con el fin de posibilitar el despliegue de las potencialidades propias del pas desde una perspectiva autctona y para beneficio de la sociedad en su conjunto), todo lo contrario, pretende conducir a la clase obrera extrapolando y aplicando abstracciones forjadas en los centros de poder y dominio de la burguesa, Europa y Norteamrica, cuando en realidad esta vanguardia debe su propia existencia y su incipiente conciencia a la formacin, crecimiento y consolidacin de la clase obrera, habiendo sido todo esto justamente fruto de un proceso estrictamente nacional: el peronismo.Ahora bien, este rechazo a Pern, para el autor, es el equivalente a un rechazo a la clase obrera en s misma. Tanto Pern como la clase obrera representaran la misma cosa, y a pesar de existir otras figuras revolucionarias destacables, en Argentina, esa figura, ese smbolo, se encuentra encarnado en Pern y las masas obreras as lo entienden, ir en contra de eso significa colocarse en un camino sin salida. La superacin de estas contradicciones radica, entonces, en una subordinacin al mando de Pern, y por ende, al mandato de las masas.Para demostrar este ltimo punto, el autor del texto plantea la tesis de que todas las reformas logradas en los gobiernos de Pern fueron una especie de allanamiento del camino para el trnsito hacia una experiencia revolucionaria, socialista. Dichas reformas tienen an ms mrito si se considera el contexto histrico en el que se dieron. En ltima instancia, tienen un carcter socialista (o ms bien socializante).Otra cuestin a destacar dentro de este marco es que, adems del bienestar obrero en general, tambin se gener en los sucesivos procesos peronistas un elemento clave para la ulterior emancipacin revolucionaria: la conciencia de clase. Esta conciencia es un presupuesto esencial para una revolucin socialista y, en Argentina, no puede ser pensada sin hacer referencia al peronismo; puesto en trminos lgicos (y tambin cronolgicos), en nuestro pas no es posible pensar en el socialismo sin su necesario precursor, el peronismo o hegelianamente dicho: el peronismo es un momento necesario del socialismo-.Todo lo dicho tiene como corolario lo siguiente: es la emancipacin econmica la condicin de posibilidad por excelencia para la soberana poltica, y ella no puede ser realizada sino desde una perspectiva nacional. Es por ello que la clase media, para efectivamente contribuir a la causa socialista, debe subordinarse a las masas, al movimiento obrero y aceptar su direccin y directivas. Slo los gobiernos peronistas posibilitaron esa emancipacin (con la nacionalizacin de los medios de produccin estratgicos, el desendeudamiento, la inversin en educacin y fomento de la industria y la tcnica nacional, etc.), y la clase media tuvo (o tiene) que entender ello a partir del desmantelamiento de todas las reformas peronistas y la reinstauracin del sometimiento a las fuerzas imperialistas, con todas las consecuencias perniciosas que ello tuvo para la sociedad argentina y la causa socialista.El ejrcito: Al analizar el ejrcito la cuestin se torna compleja, dado que dentro de l conviven contradicciones que impiden ejercer un criterio uniforme o dogmtico al respecto. Histricamente ha cumplido un papel reaccionario en muchas ocasiones, lo cual justificara su rechazo, pero a la vez tambin ha sido un abanderado de la causa anti-colonial, clave para la emancipacin.Un sntoma de ello es el temor que tienen los pases imperialistas hacia los ejrcitos que no responden a ellos, en especial en Latinoamrica, a tal punto que el imperialismo tiene mayor preocupacin por los ejrcitos nacionalistas que por las izquierdas o el comunismo; esto es, el imperio comprende que la causa nacional es el primer paso para la emancipacin definitiva, y por ello le tiene aversin. Esto implica que el ejrcito circunstancialmente y bajo la direccin correcta puede representar efectivamente los intereses de la clase trabajadora y contribuir en los procesos de liberacin nacional.Un prrafo aparte merecen las guerras de liberacin nacional. stas indiscutiblemente son justas, por las causas que las motivan, y se encuentran en las antpodas de las guerras de opresin o conquista. Su fundamento y sostn se encuentra en el odio patritico hacia las naciones opresoras y en la necesidad de los pueblos oprimidos de deshacerse de los lazos que los someten al imperialismo. Al tener ideales slidos estos ejrcitos terminan siendo a la larga ms fuertes que los imperialistas, porque sus soldados (en gran parte de la clase obrera) luchan no slo para sobrevivir a la guerra, sino tambin por su libertad.Sin embargo, los ejrcitos nativos, dada su cercana con la oligarqua se ven permeados por los intereses de sta, atrados por los lujos y privilegios que genera su relacin con ella, muchas veces termina tomando un camino opuesto a los intereses nacionales de la poblacin. En ltima instancia, esta traicin a su patria se explica por las expectativas de llegar a ser ellos mismos parte de la oligarqua.Como dijimos anteriormente, el ejrcito es heterogneo, esto significa que en su interior pueden surgir posiciones contrapuestas en relacin a la cuestin colonial y nacional, esta disputa ser definida tanto por la dinmica interna del propio ejrcito como por las relaciones de fuerzas entre las distintas clases en el pas, dividindose entre quienes apoyan la causa nacional y quienes se ponen del lado del colonialismo.El ejrcito tiende a adoptar un desarrollismo nacionalista, se interesa por el progreso econmico de la nacin, en especial en lo referido a la industria. Por ello se puede decir que busca la grandeza de su pas, pero el problema es que el camino que toma para conseguirlo es el de la dependencia econmica de los pases imperialistas, lo cual, contradictoriamente, en vez de impulsar el desarrollo lo frena, o en todo caso lo orienta a favor de las naciones extranjeras. Aqu radica entonces la confusin del ejrcito en su nacionalismo, lo que acaba ponindolo en contradiccin con los intereses nacionales que en principio buscaba proteger. Sin embargo, cuando lo pone en marcha, ese desarrollo genera a su vez ms contradicciones, dado que, naturalmente, el crecimiento de la industria da nacimiento a una clase obrera fuerte. Esta nueva fortaleza de clase la sita en una posicin ms favorable en lo que respecta a la lucha contra el colonialismo. Podra decirse que el ejrcito como institucin es, en esencia, vacilante, porque puede responder tanto a la clase obrera como al imperialismo; en ltima instancia, lo que determina eso es la correlacin de fuerzas tanto en el plano externo como interno del ejrcito.Tenemos que destacar, por otro lado (y aunque sea de manera escueta) el papel que cumple la iglesia en su relacin con el ejrcito, dado que ste, al menos formalmente, es catlico.La iglesia (catlica), a priori, ha defendido y defiende los intereses de clase capitalistas, podra decirse que est en su naturaleza. Sin embargo, si algo queda claro hasta este punto del anlisis es que las contradicciones en las relaciones sociales de un determinado modo de produccin se repiten anlogamente dentro de sus instituciones. Lo cual deja como resultado que dentro de la misma iglesia existan tendencias encontradas, provocadas por la crisis ideolgica que se genera en el seno clerical, estando orientadas unas hacia el conservadurismo tradicional de la iglesia y otras a un acercamiento a la clase obrera (en distintos grados, claro est). Esta crisis tiene su manifestacin ms clara en la adopcin de un pluralismo eclesistico, donde se aceptan varias posturas de diversos tenores para aplacar la lucha interna y evitar la divisin.La adopcin de esta postura ha tenido diferentes efectos en las filas del ejrcito, que ha llevado a la iglesia a ser discursivamente divagante pero firme representante de los intereses de clases de la oligarqua; conservadurismo, democracia o reaccin pueden ser posturas aceptadas en su interior en la medida que sirvan para la consecucin de sus fines. A fin de cuentas, el papel de la iglesia, dada su cercana con el ejrcito y su complicidad con la oligarqua, es el de encaminar a las fuerzas armadas siempre en direccin a la proteccin de las clases opresoras.De todo lo dicho surge que el ejrcito sufre una crisis en su interior por su falta de comprensin sobre la causa nacional y su subordinacin a estados unidos. En ese panorama se le presentan dos alternativas excluyentes: estar en contra o favor del pueblo (estar con Pern o en contra de l). Promover una va democrtica quitando de la escena al peronismo slo postergara el problema, proponer una dictadura slo generara subversin. Entonces, la nica alternativa viable para que el ejrcito subsista en cuanto tal es aliarse a Pern para defender los intereses nacionales y encausarse hacia el socialismo.La universidad: En la Universidad tambin se da el proceso de nacionalizacin de la clase media del que se habl ms arriba. Pero este proceso a su vez es un proceso tardo, que slo ocurre a causa de los golpes a la estabilidad econmica que otrora en tiempos de Pern se haba logrado; la experiencia que la clase media tuvo de los gobiernos posteriores a los peronistas fue la que desarroll en ella las ideas nacionalistas, anti-colonialistas.Esto se ve reflejado claramente en la universidad misma, donde el estudiantado lucha contra la opresin imperialista (concretada en designaciones de profesores y directores liberales, reduccin de presupuesto u orientacin del mismo a intereses forneos). El efecto de la arremetida imperialista contra las reformas peronistas y la recolonizacin del pas fue la toma de conciencia por parte de los integrantes ms jvenes de la clase media. Toma de conciencia que devino en entender la liberacin nacional como horizonte propio.Esto no significa, que no existan matices o diferencias entre la institucin universitaria como tal, es decir, toda su estructura, y el estudiantado. De hecho ambos conviven en constante tensin, justamente porque la universidad ha sido siempre vocera del imperialismo y ha tenido una poltica orientada a favorecer los intereses capitalistas. Esto lo ha hecho especialmente fomentando la hegemona ideolgica de los pases coloniales, sometiendo as el pensamiento nacional al yugo europeo y norteamericano. Pero, no obstante, la realidad material de la clase media, el deterioro de sus condiciones de vida, le ha permitido superar ese obstculo ideolgico y entender la cuestin nacional como primordial, dando as un paso adelante respecto a sus generaciones precedentes.La penetracin imperialista, en resumen, quebr econmica y mentalmente a la clase media, puso en tela de juicio los valores culturales en que la nueva generacin haba sido educada dice Hernndez Arregui en referencia a esto. Si tomamos como referencia la reforma del 18 podemos notar que si bien sta supuso un avance en relacin a los lineamentos tradicionales universitarios, la realidad es que an se encontraba atravesada por ideales inconsistentes con la liberacin nacional. Lo contrario sucede en la poca del 66, cuando ya la clase media ve cmo esos ideales no son suyos y por lo tanto no los favorecen, as, vuelcan su mirada hacia el peronismo, dndose el reencuentro obrero estudiantil.La apariencia de neutralidad que la universidad quiere generar no es ms que un intento de colocar un velo por encima de lo que es la realidad: la apoliticidad es necesariamente tambin una postura poltica. Y esta postura est orientada a favorecer el imperialismo. En este sentido, los intelectuales cumplen una funcin fundamental para esos fines, manifestndose en ellos tambin esa apariencia de apoliticidad, de neutralidad, de supuesta objetividad, que los coloca alejados, ajenos, a los problemas cotidianos de la sociedad sometida al dominio colonial. Esta actitud no implica ms que una legitimacin a dicho dominio; como premio a este comportamiento el imperialismo ofrece reconocimiento y prestigio acadmico que slo sirve para alimentar su ego y no para cumplir la tarea de todo cientista: solucionar los problemas sociales.

An as, los valores que se ensean dentro de la universidad son valores no coincidentes con la realidad argentina, lo que genera un quiebre entre los credos ideolgicos y las realidades vividas (y esto deviene, generalmente, en la admiracin por lo ajeno y el reniegue de lo propio, expresando las muchas de las veces en la fuga de intelectos; los talentos nacionales trabajan por y para los pases extranjeros).Otra de las expresiones de esta dependencia es que las investigaciones realizadas por los cientficos y tcnicos (tanto sociales como los especializados en ciencias duras) son organizadas y dirigidas por las universidades extranjeras, y sus datos son procesados por ellas, y no aqu en el pas. Esto significa que el imperialismo tiene un mayor y ms vasto conocimiento de las potencialidades econmicas de nuestro pas.Naturalmente todas estas contradicciones quedan al desnudo en cuanto el colonialismo penetra ms violentamente en el pas, la pauperizacin de las condiciones econmicas y la farsante ideologa imperialista tienen como resultado el despertar del estudiantado en su conciencia nacional y el inicio de una lucha por la propia liberacin. El problema principal de la universidad es, entonces, su exclusividad, no est abierta a los ms capaces sino a los que mejores condiciones econmicas tienen para afrontar el gasto. La nica forma de solucionar esto es extirpar la pretensin de autonoma universitaria e impulsar desde el Estado una gran reforma de orientacin nacional y en convergencia con el movimiento obrero y la causa socialista.