Sobre El Caso Campagnoli

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Corrupción y Transparencia • Informe 2014 73

Caso 2

El triste “Caso Campagnoli”. Historia de un fracaso, una vergüenza y una tragedia

Gustavo Maurino

Durante 2014 en el ámbito del Ministerio Público Fiscal (en adelan-te MPF)1 se llevó a cabo el proceso de destitución que debía determinar si procedía la remoción del Fiscal José María Campagnoli de su cargo.

Como es sabido, el Fiscal fue acusado por el MPF de graves irregu-laridades y abusos funcionales en el curso de su investigación de posibles delitos que involucraba al empresario Lázaro Báez –quien tiene vínculos económicos con la familia de la Presidente de la Nación–, así como de com-portamiento inadecuado e irrespetuoso hacia la Procuradora General de la Nación.2

Todo el trámite del proceso de destitución estuvo signado por una serie de denuncias cruzadas de irregularidades, campañas mediáticas, iniciativas sociales en apoyo y en contra del Fiscal acusado, denuncias y pedidos de remoción en contra de los miembros del Jurado que debía re-solver el caso, escándalos diversos en el trámite del proceso, que conclu-yó –en octubre de 2014– por el vencimiento del plazo máximo para su

1. El MPF es el órgano encargado de promover la actuación de la justicia en defensa de la legalidad y los intereses generales de la Nación. Está presidido por la Procuradora General de la Nación, e integrado por todos los fiscales que actúan ante el Poder Judicial de la Nación, llevando adelante la investigación de delitos y la acusación de los presuntos responsables. 2. Para mayor información sobre el Caso, la acusación del MPF y la defensa del Fiscal, puede consultarse el sitio web creado específicamente por la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ, 2014).

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sustanciación, sin que el Jurado llegara a dictar una resolución expresa sobre las acusaciones que se habían realizado.

El malogrado proceso, caso ocupó intensamente la atención de los medios de comunicación y la opinión pública, y el ejercicio de recuerdo sobre su desarrollo implica un inevitable desplazamiento hacia la indigna-ción, el temor, el desasosiego.

Es difícil, si no imposible, encontrar en esta historia algo que no sea una pérdida institucional.

1. El Fracaso

Empecemos por lo más obvio. Cada uno de nosotros tendrá su idea sobre cómo reconstruir la historia del “Caso Campagnoli”. Aquí las dos na-rrativas en tensión:

a) Es la historia de un fiscal políticamente motivado que abusó de su autoridad para perseguir al gobierno, y luego consiguió impunidad gracias a una red conspirativa de apoyo político mediático (la tesis de las autoridades del MPF).

b) Es la historia de un fiscal que por investigar al gobierno resul-tó acosado y perseguido por las autoridades del MPF, tanto institucional como mediáticamente; y que consiguió resistir la abusiva presión gracias a una defensa técnica extraordina-riamente efectiva y competente, y un amplio apoyo de la co-munidad jurídica y la opinión pública (la tesis del Fiscal acu-sado, que fue generalmente aceptada en la opinión pública).

Cualquiera de las dos narrativas en tensión podría ser verdadera –o falsa–. También podría ocurrir que ambas lo fueran –verdaderas o falsas–.

Por cierto, que cualquiera de ellas fuera verdadera –y más aún si las dos lo fueran– implicaría que algo de inusitada gravedad institucional ha ocurrido.

Y así encontramos el estrepitoso fracaso en toda esta zaga: el siste-ma institucional argentino no nos ha entregado ni siquiera una definición institucional sobre la verdad o falsedad de las narrativas en tensión. Las

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instituciones no han logrado siquiera decirnos a cuál de estas narrativas deberíamos dar más crédito.

El “Caso Campagnoli” nos enfrenta con un sistema institucional in-competente para construir y discernir narrativas veraces y falaces, inhábil para determinar si algo de gravedad pública ha ocurrido o no, impotente para asignar legitimidades.

Cualquiera puede decir cualquier cosa sobre el “Caso Campagnoli”. No hay siquiera una verdad institucional a la cual aferrarnos y sobre la cual construir (adhesión o crítica). Un fracaso total.

2. La Vergüenza

Sin siquiera una verdad para discutir, sin un resultado concreto que analizar, podemos entonces evaluar la calidad del proceso, del juego que se construyó y terminó en ese fracaso.

Tal vez allí puedan encontrarse circunstancias que lo expliquen.Empecemos entonces por las formas, los aspectos institucionales,

de este proceso. Aquí aparece la vergüenza, una indisimulable vergüenza.Comparemos cómo debe ser un proceso de enjuiciamiento equita-

tivo y justo con lo que se nos ha ofrecido en el caso que nos ocupa. En un proceso equitativo y justo de remoción:

a) El acusado debe permanecer en funciones durante el trámite del juicio;

b) tribunal de enjuiciamiento debería ser idóneo, independiente e imparcial;

c) Las audiencias del juicio deberían ser irrestrictamente abier-tas y públicas;

d) La decisión debería ser rápida, clara y fundamentada.

Nada de eso ocurrió en este caso. Al contrario; ocurrió todo lo opuesto:

a) El Fiscal Campagnoli fue suspendido y privado de funciones durante más de siete meses;

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b) Prácticamente la totalidad de los miembros del Jurado de Enjuiciamiento tenía posiciones predeterminadas, definidas por compromisos corporativos, y la única integrante que no las tenía recibió una presión brutal que terminó en su aleja-miento. La designación de su reemplazo fue objeto de grose-ros intentos de manipulación reglamentaria;

c) No se permitió el libre ingreso de público a las sesiones del juicio;

d) El proceso de remoción se extinguió sin que siquiera se toma-ra una decisión sobre el fondo de la acusación, incluso cuando todo el juicio se había sustanciado y sólo quedaba el dictado de la sentencia.

Pero la vergüenza también ocurrió fuera del proceso formal. La his-toria de este caso ha estado signada por el despliegue de una descomunal energía mediática y política apoyada por autoridades del MPF, tendiente a desprestigiar personalmente al Fiscal y bloquear o debilitar las redes de legitimidad que intentaba activar en su defensa.

El sólo hecho de que desde el MPF se haya consentido una estrategia comunicacional de semejante dimensión es inadmisible. Y lo es –en igual medida– tanto si la acusación era fundada como si no lo estaba, si el Fiscal acusado también desarrollaba una estrategia defensiva mediática como si no lo hubiera hecho. El MPF decidió dar una batalla mediática para influir en el resultado posible del caso, y eso resulta una estrategia de manipula-ción inadmisible para el acusador público.

3. La Tragedia

La confianza en la equidad procedimental de las instituciones es un bien público extremadamente importante. Aceptamos que alguien gane y otro pierda en una elección, en una licitación, en un concurso, un juicio; incluso cuando somos nosotros quienes perdemos, en la medida que exista equidad procedimental en dicha actividad. Aceptamos incluso una deci-sión que nos disgusta y nos parece equivocada si consideramos que fue tomada en un contexto de equidad procedimental.

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La pésima gestión del proceso de enjuiciamiento del Fiscal Campagnoli ha dañado seriamente la confianza que deberíamos tener en la equidad procedimental del Ministerio Público Fiscal. Y eso es una tragedia.

El MPF es uno de los órganos constitucionalmente encargados de promover la actuación de la justicia en defensa de la legalidad (Art. 120 de la CN). El valor fundamental que sustenta su legitimidad es la legalidad en sus procedimientos de actuación.

Todo desplazamiento hacia la arbitrariedad, el favoritismo, la perse-cución, la manipulación en las políticas institucionales del MPF implica la autodestrucción de su fuente de legitimidad.

El celo en el cumplimiento y realización de las garantías de equidad procedimental debe ser el bien más preciado en la identidad del MPF. Si no podemos confiar en eso, si sentimos que estamos a merced de sus capri-chos, no podemos sino temer lo peor de su actuación.

Desgraciadamente, el “Caso Campagnoli” ha consumido una parte del crédito institucional del MPF. Y hasta el día de la fecha,3 el MPF no ha siquiera proporcionado una explicación pública sobre lo ocurrido, ni ha pedido disculpas por el fracaso en la resolución del proceso de enjuicia-miento más trascendente de la última década.

Como sabemos, hace unos años, una investigación penal que podía involucrar al Vicepresidente terminó con la forzada renuncia del entonces Procurador General –Esteban Righi– y el apartamiento del Juez –Daniel Rafecas– y el Fiscal –Carlos Rívolo–.

En el caso que nos ocupa, una investigación penal que podía invo-lucrar a la familia de la Presidente terminó con el apartamiento del Fiscal Campagnoli y su sometimiento a un proceso de destitución irregularmente conducido y finalizado.

Necesitamos un MPF con capacidad para producir verdad institu-cional, con imparcialidad y a través de procedimientos equitativos y con-fiables. El caso que comentamos arroja una sombra de dudas sobre esa capacidad.

Por eso la indignación, el temor, el desasosiego. Debemos evitar la tragedia de temer a nuestras instituciones. Resulta vital que el crédito de

3. Noviembre 2014.

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legitimidad que necesitamos depositar en el MPF sea recuperado con un desarrollo ejemplar de cualquier otro proceso semejante que se lleve ade-lante. Aprendamos, para bien, del triste caso del Fiscal Campagnoli.

Bibliografía

Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ): “El Caso Campagnoli Sintetizado – Herramientas para el Debate Público”, Buenos Aires, ACIJ, 2014, http://acij.org.ar/fiscal-campagnoli/