SOBRE EL MÉTODO DE LA ECONOMÍA AUSTRÍACA

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    Revista Libertas 12 (Mayo 1990)Instituto Universitario ESEADE

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    SOBRE EL MTODO DE LA ECONOMA AUSTRACA*

    Israel M. Kirzner

    Una de las reas en que no parece haber discrepancia alguna entre los economistasaustracos es la de la metodologa. Sin embargo, tratar de demostrar que en ella existendiferencias de opinin entre los pensadores individuales. Podemos arrojar alguna luzsobre estas diferencias si centramos la atencin en dos lneas precisas de pensamiento,referidas a la cuestin del mtodo, que estn presentes en los escritos de los economistasaustracos. Separando estas lneas de pensamiento y enfocando sucesivamente cada unade ellas, podremos descubrir y definir perspectivas diferentes sobre el mtodoeconmico, y comprender quiz ms claramente de qu modo estas diferentesperspectivas provienen de esa condicin nica del mtodo que comparten todos loseconomistas austracos.

    El perfil general de la posicin austraca sobre la metodologa es bien conocido. Loseconomistas austracos son subjetivistas: hacen hincapi en la intencionalidad de laaccin humana; no estn de acuerdo con las estructuras que privilegian el equilibrio yexcluyen los procesos de mercado: desconfan profundamente de las tentativas de aplicarprocedimientos de medicin a la economa; se muestran escpticos ante las "pruebas"empricas de los teoremas econmicos y, en consecuencia, abrigan serias reservas acercade la validez e importancia de buena parte de los trabajos empricos que llevan a cabohoy en da los economistas profesionales. stas son las caractersticas generales de laposicin austraca, bien conocida por todos; no obstante, es posible distinguir, dentro deesta perspectiva general, dos lneas de argumentacin independientes. Sobre este debatedeseo centrar mi atencin.

    Dos tareas de las explicaciones econmicas

    Para los fines del presente ensayo, creo que ser til citar las opiniones de dos eminenteseconomistas austracos, Friedrich A. Hayek y Ludwig M. Lachmann, respecto de lo quesupuestamente debe lograr la economa como disciplina. En Counter-revolution ofScience, Hayek sostena que la funcin de la ciencia social y, por ende, la de la economa,es explicar de qu modo la accin humana consciente e intencionada puede generarconsecuencias no intencionadas a travs de la interaccin social.1 Aqu se hace hincapien las consecuencias no intencionadas de las decisiones humanas individuales. Explicar

    fenmenos que son consecuencias no intencionadas de la toma de decisiones est fueradel campo de las ciencias sociales en general y de la economa en particular. En su aportea los ensayos en homenaje (Festschrift) a Akerman, Alexander Gerschenkron citaba laposicin de Hayek, y creo que demostr su agudeza al centrar la atencin en lo que

    * Traducido con autorizacin del autor de Edwin G. Dolan (comp.), The Foundations of Modern AustrianEconomics, Kansas City, Sheed & Ward, Inc.1 Friedrich A. Hayek, The Counter-revolution of Science: Studies on the Abuse of Reason, Glencoe, Ill., Free Press,1955, p. 39.

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    constituye, desde el punto de vista de Hayek, la tarea fundamental de la explicacineconmica.2 Comparemos la posicin de Hayek con la de Lachmann. Este ltimo seocup extensamente del propsito de las explicaciones econmicas en Roads toFreedom3 escrito como contribucin a los ensayos en homenaje a Friedrich von Hayek.

    Sin embargo, citar aqu un pasaje de un enunciado ms reciente de su posicin, queapareci en su estudio crtico sobre la obra de John R. Hicks Capital and Time:

    La economa tiene dos tareas. Primero, tornar inteligible el mundo que nosrodea en funcin de la accin humana y de la prosecucin de los planes.Segundo, investigar las consecuencias no intencionadas de dicha accin. Laeconoma ricardiana asignaba mayor importancia a la segunda tarea; la"revolucin subjetiva" de la dcada de 1870 haca hincapi en la urgencia dela primera tarea, y la escuela austraca ha alimentado siempre esta tradicin.4

    Por lo tanto, se asignan aqu dos tareas a la economa. Adems de la subrayada porHayek -la deteccin de las consecuencias no intencionadas de la accin-, se plantea lanecesidad de tornar inteligible el mundo que nos rodea en funcin de la accin humana.

    Vale la pena recordar que las dos tareas identificadas por Lachmann aparecen tambinen los escritos de Carl Menger. En la tercera parte de su libro sobre la metodologa,publicado en 1884, Menger sealaba que las acciones tienen, indudablemente,consecuencias no intencionadas, y pona bien en claro, como lo deca Hayek, que laeconoma es la ciencia capaz de explicar cmo se generan en el mercado consecuenciasno intencionadas.5 Pero Menger admita tambin la otra tarea enfatizada por Lachmann.En una carta dirigida a Lon Walras, que T. W. Hutchison cita en varios de sus escritos,6Menger sostena que el economista no busca simplemente las relacionesintercuantitativas; sino la esencia de los fenmenos econmicos: "La esencia del valor, laesencia de la renta de la tierra, la esencia de las utilidades de los empresarios, la esenciade la divisin del trabajo".7 Esto es lo que quera decir Kauder cuando afirmaba que para

    2 Alexander Gerschenkron, "Reflection on Ideology as a Methodological and Historical Problem", en Money,Growth, and Methodology, Hugo Hegeland (comp.), Lund C. W. K. Gleerup, 1961, p. 180.3 Ludwig M. Lachmann, "Methodological Individualism and the Market Economy", enRoads to Freedom: Essaysin Honour of Friedrich A. von Hayek, Erich Streissler y otros (comps.), Londres, Routledge & Kegan Paul, 1969,pp. 93-104.4 Ludwig M. Lachmann, "Sir John Hicks as a neo-Austrian", South African Journal of Economics 41 (septiembre de

    1973): 204.5 Carl Menger, Problems of Economics and Sociology, Francis J. Nock (trad.), L. Schneider (comp.), Urbana,Universidad de Illinois, 1963. El titulo de la edicin alemana de 1884 de este trabajo esUntersuchungen ber die

    Methode der Socialwissenschaften und der Politischen Oekonomieinsbesondere, y por lo tanto a veces se lomenciona titulndoloInvestigations into Method, que indica ms correctamente el carcter de su contenido.6 T. W. Hutchison, A Review of Economic Doctrines, 1870-1929, Oxford, Clarendon Press, 1954, p. 148; dem,"Some Themes fromInvestigation into Method", en Carl Menger and tire the School of Economics, J. R. Hicks yWilhelm Weber (comps.), Oxford, Clarendon Press, 1974, p. 17.7 Esta carta fue escrita en 1884; vase una referencia a ella en W. Jaff, "Unpublished Papers and Letters of LonWalras",Journal of Political Economy 43 (abril de 1935): 187-207; vase tambin Lon Walras, Correspondence of

    Lon Walras and Related Papers, W. Jaffe (comp.), 2 vols., Amsterdam, North-Holland Publishing Co., 1965, pp.2-3.

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    Menger, la economa se ocupa de las esencias sociales,8 y lo que Hutchison denominaba"esencialismo metodolgico"9

    Dos principios austracos fundamentales

    He afirmado que en los escritos de los economistas austracos es posible identificar doslneas claras de pensamiento referentes al significado y el propsito de las explicacioneseconmicas. Quisiera distinguir ahora dos ideas o proposiciones distintas que a menudono son diferenciadas adecuadamente, y a las cuales no se les da la misma importancia.Primero, que la accin humana es intencionada, y, segundo, que la indeterminacin y laimprevisibilidad son inherentes a las preferencias humanas, las expectativas humanas yel conocimiento humano. Ahora bien, estas dos proposiciones son, en realidad,completamente diferentes porque una no engloba a la otra en ningn sentido lgico oepistemolgico. Que la accin humana es intencionada constituye una proposicin en s

    misma, y que el conocimiento humano y las expectativas humanas son en gran medidaimprevisibles es otra proposicin muy distinta. Tampoco resulta igualmente obvia laverdad de estas dos proposiciones. La intencionalidad de la accin humana es algo a loque llegamos por va de la introspeccin. En este sentido, es "obviamente" verdadera. Encambio, no podemos llegar por la va introspectiva a la proposicin de que laspreferencias de los seres humanos son inherentemente imprevisibles, es decir, nopodemos descubrir pautas coherentes en sus preferencias ni postular la existencia depautas coherentes en sus conocimientos y expectativas. La veracidad que atribuimos aesta segunda proposicin depende de que al observar a nuestros semejantes -cosa quehacemos de hecho- descubramos que sus acciones y expectativas acerca de las futurascondiciones del mundo son imprevisibles.

    A mi juicio, el diferente grado de importancia que los economistas austracos asignan aestas proposiciones fundamentales determina, en gran medida, sus distintas actitudesrespecto del propsito de las explicaciones econmicas. El reconocimiento de laintencionalidad es fundamental, por supuesto, para nuestra concepcin de la economadefinida como la lgica de la eleccin. Podemos valernos de nuestra lgica para simularlas acciones de otros seres humanos slo porque compartimos la lgica de que lospropsitos de stos los llevan a actuar en defensa de sus propios intereses. Elreconocimiento de la intencionalidad es esencial para nuestra concepcin positiva de laeconoma definida como la lgica de la eleccin y para la tarea de estudiar lasconsecuencias de la accin intencionada. Pero si consideramos esos aspectos del enfoque

    austraco que se utilizan, no para derivar leyes econmicas, sino para criticar otras reasdel pensamiento econmico contemporneo, adquiere mayor importancia, entonces, elsegundo de estos principios esenciales. Nuestra insatisfaccin con el trabajo emprico ynuestra desconfianza con respecto a las mediciones se basan en la conviccin de que las

    8 Emil Kauder,A History of Marginal Utility Theory, Princeton, Princeton University Press, 1965, p. 97.9 T. W. Hutchison, "Some Themes...", p. 18; Hutchison explicaba que la fuente de esta expresin se encuentra enKarl Popper, The Poverty of Historicism, New York, Harper & Row, 1961, pp. 22-38.

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    observaciones empricas de las elecciones humanas del pasado no revelarn la existenciade regularidades o de pautas coherentes que puedan ser extrapoladas con seguridad enfuncin de los datos disponibles, con el fin de enunciar teoremas cientficos deaplicabilidad universal.

    Significacin de la intencionalidad

    Trataremos de comprender ahora el papel que desempean estos principios bsicos de laeconoma austraca en las discusiones de Lachmann y Hayek sobre lo que constituye laesencia de las explicaciones econmicas. En 1938 T. W. Hutchison public TheSignificance and Basic Postulates of Economic Theory. 10 El libro fue objeto de una ferozcrtica al estilo austraco por parte de Frank H. Knight, quien no simpatizaba con laescuela austraca acerca de muchas otras cuestiones, tales como la teora del capital. Enese artculo, Knight expresaba algunas brillantes ideas respecto de la relacin de la

    economa con el estudio de la accin humana. Haca notar que "todo el tema de laconducta -los intereses y las motivaciones- constituye un rea de la realidad que difieredel mundo exterior". Adems del mundo exterior, del cual se ocupan, con conocimientode causa, las ciencias naturales, existe una esfera de la realidad diferente, una esfera nomenos real que el mundo exterior, pero que sin embargo difiere de ste. Es la de laconducta humana, que Knight identificaba como el rea de los intereses, las motivacionesy los propsitos humanos.

    El primer hecho que debemos registrar es que esta rea de la realidad existe o"est all". Este hecho no puede ser demostrado, o discutido, o sometido a prueba.Si alguien negara que los hombres tienen intereses o que "nosotros" poseemos unconsiderable caudal de conocimientos vlidos acerca de ellos, la economa y todossus trabajos seran simplemente, para esa persona, lo que el mundo del color espara el ciego. Pero habra, no obstante, otra diferencia: un ciego puede tener, sinembargo, una inteligencia normal y estar en su sano juicio. 11

    Tenemos aqu, sin duda, el primero de los principios bsicos de la teora austraca, a

    saber, que existe un rea de la realidad constituida por los intereses, motivaciones ypropsitos humanos, y que si bien los propsitos no se pueden ver o tocar, estn sinembargo "all".

    Cuando Lachmann peda a los economistas que hicieran el mundo inteligible para

    nosotros en funcin de las decisiones y los propsitos humanos, entiendo que querasignificar lo siguiente: Es tarea de la ciencia describir y explicar la realidad Si larealidad consta de algo ms que el mundo exterior, una ciencia que se limite a estudiar yexplicar los hechos del mundo exterior es simplemente incomplet., No explica todo lo quehay all. El enfoque austraco insiste en que hay algo ms, fuera de los hechos del mundo

    10 T. W. Hutchison, The Significance and Basic Postulates of Economic Theory, Londres, Macmillan & Co., 1938.11 Frank H. Knight, " What is Truth in Economics", en On the History and Method of Economics, Frank H. Knight(comp.), Chicago, University of Chicago Press, 1956, p. 160.

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    exterior y de las relaciones que pueden postularse entre esos meros hechos. Qu es esealgo ms? Es el rea de la realidad sealada por Knight: la esfera de los propsitos. Y aunsi fusemos capaces de explicar los hechos del mundo exterior en funcin de hechossimilares, sin tener en cuenta los propsitos humanos subyacentes en esos hechos, aun en

    este caso, no habramos explicado todo lo que hay que explicar, ni habramos expuestotodo lo que hay que exponer. Habramos dejado de hacer inteligible el mundo entrminos de la accin humana, esto es, en funcin de los propsitos humanos. Por lotanto, incluso si el segundo principio austraco (a saber, que no hay constantes en elcomportamiento humano) fuera falso, incluso si no pudiramos postular la existencia decadenas coherentes de causa y efecto que dependen nicamente de fenmenosobservables en la realidad externa, habramos dejado de cumplir con nuestro debercientfico. Hay un rea de la realidad que es la de los propsitos. Est all, y si no laponemos de manifiesto en forma expresa, habremos fracasado en la tarea de tornarinteligible el mundo que nos rodea en funcin de la accin humana.

    Consideremos un sencillo ejemplo. Supongamos que un habitante del planeta Marterealiza un trabajo de investigacin para su doctorado y despus de enfocar su telescopioen un lugar particular de la Tierra, descubre cierta regularidad. Observa una serie de cajasdispuestas en hilera. Descubre, adems, que todos los das, a las 7.30, una caja mvil,ms pequea, pasa delante de la hilera de cajas, llega a una parada, y despus dedetenerse un momento, contina su desplazamiento. El investigador marciano descubrealgo ms: de una de esas cajas emerge un cuerpo todas las maanas, y cuando la cajamvil llega a la parada diaria, el cuerpo es absorbido y desaparece dentro de la cajamvil. Al descubrir esta regularidad, el investigador postula una ley definida, la ley de lascajas y los cuerpos mviles. Sin embargo, a medida que prosigue con la investigacin,observa que a veces la caja mvil se aleja antes de que el cuerpo alcance a penetrar enella y lo deja atrs, mientras que otras veces el cuerpo se mueve con extraordinariarapidez y llega a la parada de la caja mvil justo a tiempo para ser literalmente tragadopor ella antes de que la caja reanude la marcha. Ahora bien, el investigador marcianopuede predecir cundo alcanzar el cuerpo a la caja y cundo no podr hacerlo. Puedeexplicar incluso los movimientos del cuerpo y de la caja sin referirse al hecho de quealguien est tratando de alcanzar el mnibus porque quiere llegar puntualmente a sutrabajo. Pero si lo hace, no nos habr dicho todo lo que debemos saber acerca de estasituacin. Una teora de los cuerpos y cajas mviles que no preste atencin al factor delos propsitos, nos brindar una pintura trunca del mundo real. sta es, desde el punto devista austraco, la esencia de la economa. La economa debe tornar inteligible el mundo

    en funcin de las motivaciones humanas. Esto entraa algo ms que mover cajas omodificar cantidades econmicas. Es sta la tarea sobre la cual quera Lachmann llamarnuestra atencin cuando insista en que debemos hacer inteligible el mundo en funcin delos motivos humanos.

    En un memorable pasaje de Counter-revolution, Hayek explicaba que los objetos tilespara los seres humanos no son hechos objetivos.

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    En realidad, casi todos los objetos de la accin humana o social no son "hechosobjetivos", en el estrecho sentido especfico en que es utilizado este trmino en lasciencias [naturales] [...] no se los puede definir en trminos fsicos [...].Consideremos el concepto de "herramienta", o de "instrumento", o de cualquier

    utensilio particular, como por ejemplo un martillo o un barmetro. Como es fcilcomprender, no podemos interpretar que estos conceptos se refieren a "hechosobjetivos", es decir, a cosas, independientemente de lo que la gente piensa acercade ellas.12

    Profundizando esta lnea de pensamiento, Hayek afirmaba (en una nota al pie de pginarelacionada con la obra de Ludwig von Mises) que cada importante avance logrado por lateora econmica en el siglo precedente haba sido el resultado de la aplicacin coherentedel subjetivismo.13

    La advertencia de Lachmann a los economistas es similar a la de Hayek. Segn ste,

    cuando nos ocupamos de artefactos -de herramientas e instrumentos u otros productos deltrabajo humano-, no agotamos la descripcin de aquello que estamos describiendo si noslimitamos obstinadamente a detallar sus propiedades fsicas. No habremos descripto unmartillo hasta que no hayamos puesto de manifiesto su funcin. De modo anlogo,Lachmann sostiene que cuando nos ocupamos de cuestiones ms generales, deinstituciones y de regularidades en los asuntos econmicos, no habremos completadonuestra tarea si no llamamos la atencin sobre los propsitos, motivos e interesessubyacentes en esos fenmenos. Un martillo es algo ms que un mango de madera conuna cabeza de metal; un precio es algo ms que un nmero; el consumo de leche es algoms que cierta cantidad de litros, y su relacin con el precio, algo ms que una simplerelacin funcional. Todo un mundo de intereses y motivos est "all", es real, y nuestraresponsabilidad como cientficos es ponerlo bien en claro.

    Los crticos de la metodologa austraca suelen argumentar que puesto que lapraxeologa se ocupa de los inobservables, es inherentemente incapaz de decirnos algocientfico sobre los observables. La ms reciente (y quiz la ms clara y conciliadora)exposicin de este argumento fue la de James Buchanan en su aporte a los ensayos enhomenaje a Hayek,14 cuando hizo hincapi en la distincin entre 1) la lgica de laeleccin (lo que llamaba la ciencia abstracta del comportamiento econmico), y 2) laciencia que permite prever el comportamiento humano. Buchanan sostena que siconsideramos a la economa como la lgica de la eleccin, no nos podr conducir, enprincipio, a hiptesis refutables, porque no se ha especificado ningn orden particular de

    preferencias, y en esa medida, no podr decirnos nada acerca del mundo real.En respuesta a Buchanan, nuestro ensayo nos indica que la verdad es, precisamente,

    todo lo contrario. No slo podemos decir algo sobre el mundo real: tambin somoscapaces de decir bastante sobre una vasta e importante rea de la experiencia humana

    12 Hayek, The Counter revolution, pp. 26-27.13 Ibd, pp. 24, 31, 209-210.14 James M. Buchanan, "Is Economics the Science of Choice?" enRoads to Freedom: Essays in Honor of Friedrich

    A. von Hayek, Erich Streissler y otros (comps)1. Londres, Routledge & Kegan Paul, 1969, pp. 47-65: vase tambinJames M. Buchanan. Cost and Choice, Chicago, Markham Publishing Co., 1970.

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    acerca de la cual callan necesariamente otras disciplinas: el rea de los propsitos. Espreciso exponer y volver a exponer, enfatizar y volver a enfatizar esta rea una y otravez!

    El mundo real es algo ms que el mundo exterior: el mundo real incluye toda una gama

    de cuestiones que estn ms all del alcance de los instrumentos de medicin de loseconomistas. La ciencia de la economa debe ser capaz de abarcar esta rea.Si seguimos esta lnea de pensamiento de la metodologa austraca, creo que ser til

    contrastar el nfasis de los austracos en la intencionalidad con la hiptesis deracionalidad empleada a menudo por los economistas. Muchos economistas no austracosinvocan esta hiptesis como si se disculparan, pues parecen considerarla algo as como unmal necesario. Se valen de ella para obtener resultados tericos, y la justificanfundndose en que estos resultados parecen ajustarse a los hechos del mundo real aunquela hiptesis no sea de fiar desde el punto de vista filosfico. As, por ejemplo, GaryBecker parece ansioso por demostrar que ciertos teoremas fundamentales de la economa

    no necesitan recurrir a la hiptesis de la racionalidad, ese molesto adminculo quesobrecarga el equipaje.15 Para los economistas austracos, por lo contrario, el concepto deintencionalidad no es slo una herramienta til para obtener resultados, sino un elementoesencial de la realidad econmica que no podemos pasar por alto. Hacer referencia a lasmotivaciones y los planes humanos es una parte esencial de la tarea cientfica deleconomista.

    Imprevisibilidad del conocimiento: un dilema

    Consideremos ahora el segundo principio bsico de la metodologa austraca, esto es, quela imprevisibilidad y la indeterminacin son inherentes a las preferencias, expectativas yconocimientos humanos. Hemos dicho ya que la veracidad de esta proposicin no resultatan introspectivamente obvia como la idea de la intencionalidad humana. Estamosrealmente tan seguros de que las necesidades humanas, el orden de sus preferencias y laforma en que sufren modificaciones son inherentemente imprevisibles? En realidad,quisiera sugerir que afirmar esto crea una suerte de dilema para el economista austraco.

    En uno de sus ensayos, Hayek trataba precisamente esta cuestin. En un pasaje de eseensayo analizaba el concepto de equilibrio y se preguntaba si en el mundo econmicoexista o no una tendencia hacia el equilibrio. stas son sus palabras:

    Evidentemente, si queremos afirmar que, en ciertas condiciones, las personas se

    aproximarn a ese estado de equilibrio, debemos explicar a travs de qu procesoadquirirn el conocimiento necesario. Toda suposicin acerca de la adquisicin deconocimientos en el curso de este proceso tendr tambin, por supuesto, uncarcter hipottico. Pero esto no quiere decir que se justifiquen por igual todas esaspresunciones. Tenemos que habrnoslas aqu con presunciones referentes a lacausalidad, de modo que nuestra suposicin slo debe ser considerada como

    15 Gary S. Becker, "Irrational Behavior and Economic Theory",Journal of Political Economy 70 (febrero de 1962):1-13.

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    posible [...] pero tambin debemos admitir la probabilidad de que sea verdadera[...] y debe ser posible, al menos en principio, demostrar que lo es en casosparticulares. El punto significativo que queremos subrayar aqu es que estashiptesis o presunciones aparentemente subsidiarias son las que la gente aprende

    precisamente gracias a la experiencia, adquiriendo as el conocimiento necesario,que constituye el contenido emprico de nuestras proposiciones acerca de lo quesucede en el mundo real.16

    Hayek afirmaba, por lo tanto, que al postular una tendencia hacia el equilibrio tenemosque recurrir, indefectiblemente, a una proposicin emprica particular. Por otra parte, laproposicin emprica en cuestin parecera contradecir la idea de la imprevisibilidad eindeterminacin inherentes a las preferencias humanas y al conocimiento humano. Sisomos capaces de decir algo acerca del proceso de equilibrio, especialmente si hemos dedecir algo sobre el camino por el cual las decisiones humanas generan consecuencias no

    intencionadas, tendremos que atenernos a la proposicin emprica particular de que loshombres aprenden de la experiencia del mercado de una manera sistemtica. Esto esincompatible con el segundo principio fundamental de la economa austraca segn elcual la indeterminacin es inherente a la forma en que cambia el conocimiento humano.

    El argumento de Hayek es claro y directo. En el estado de desequilibrio, elconocimiento del hombre es imperfecto: algunas personas cometen errores. En lasituacin de equilibrio, nadie comete errores. Por lo tanto, un movimiento que pasa deldesequilibrio al equilibrio permitir que los hombres aprendan gradualmente a evitarerrores, de modo que sus acciones se vuelvan cada vez ms coordinadas. De dndeproviene nuestra confianza en que este tipo de aprendizaje tiene lugar realmente? Hayekaseveraba con suma claridad que sta es una hiptesis emprica. Si rechazamos estahiptesis, rechazamos la base para considerar el proceso del mercado como unmecanismo equilibrador, esto es, rechazamos la pretensin de que la economa puededecirnos algo definido acerca de las consecuencias no intencionadas de las accioneshumanas sobre el mercado. Sin embargo, todava podemos hacer inteligible el mundo: enotras palabras, podemos explicar que lo que sucede, sucede porque los seres humanospersiguen sus propsitos, Podemos afirmar que la interaccin de sus decisiones generaciertos cambios en el conocimiento, pero ya no podremos decir en qu direccionesparticulares se modifica ste, ni podremos postular ya un proceso determinado hacia elequilibrio. No podremos, para expresarlo sucintamente, ir ms all de la primera tareapostulada por Lachmann con el fin de proseguir el programa propuesto por Hayek. No

    obstante, si nos ceimos a la tarea enormemente importante de hacer inteligible el mundoen funcin de los propsitos humanos, no necesitaremos aceptar la proposicin empricade Hayek acerca de la coordinacin de los planes y la progresiva eliminacin de loserrores. Pero si hemos de explicar las consecuencias no intencionadas de la accinhumana, esto es, si hemos de afirmar que existe la tendencia a la eliminacin de las

    16Friedrich A. Hayek, "Economics and Knowledge", enIndividualism and Economic Order, Londres, Routledge &

    Kegan Paul, 1952, p. 46.

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    utilidades empresariales, o que los precios se mueven en una direccin antes que en otra,debemos ser capaces de decir algo respecto de la manera en que las expectativas humanasy los conocimientos humanos sufren modificaciones, Si aceptamos esta hiptesisemprica particular, habremos debilitado sin duda, quizs en forma irreparable, el

    segundo principio bsico subyacente en la metodologa austraca.Conclusin

    Hemos identificado dos requisitos de las explicaciones econmicas que los economistasaustracos consideran importantes. Tambin identificamos dos principios bsicos queparecen fundamentales para la metodologa austraca. Hemos visto, sin embargo, quemientras uno de estos principios bsicos, el de la intencionalidad humana, basta parasustentar uno de esos dos requisitos (el de hacer inteligible el mundo en funcin de laaccin humana), el segundo principio, que afirma la imprevisibilidad del conocimientohumano, es incompatible con la exigencia de que las explicaciones econmicas

    investiguen las consecuencias no intencionadas de la accin humana. Al parecer, el futuroprogreso de la escuela austraca en la aplicacin de sus principios metodolgicosfundamentales exige alguna decisin respecto de la medida en que el segundo principio,el de la imprevisibilidad de los propsitos y conocimientos humanos, puede sostenersecomo una proposicin de carcter general.